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GvORGY LuKAcs nació en Budapest el 13

do abril de 1885, en el seno de una familia


perteneciente a la gran burguesía húngara.
En 1906 se doctoró en ciencias políticas en
Kolozsvár. y continuó sus estudios en Ber­
lín y Heidelberg, donde estableció un con­
tacto estrecho, entre otros, con Georg Sim­
mel, Max Weber y Ernst Bloch. Ante el
impacto de la Primera Guerra Mundial, in­
gresó, en 1919, en el Partido Comunista
Húngaro, que se encontraba entonces en
formación. En ese mismo año, se incorpo­
ró al Comité Central del Partido. Una vez
derrocado el gobierno de Béla Kun ­en el
que se había desempeñado como comisa­
rio del pueblo en educación y como comi­
sario político de la Quinta División Roja­,
Lukács vivió en Austria y Alemania. Desde
1933, emigró a Moscú, donde se refugió
del nazismo en ascenso, y desarrolló inves­
tigaciones en materia de estética y de teo­
ría y crítica literarias. En 1944 ocupó, por
primera vez en su vida, una cátedra, como
profesor de Historia de la cultura y de Esté­
tica en la Universidad de Budapest. A raíz
de los ataques recibidos por parte del stali­
nismo, se apartó, en 1951, de la actividad
política; pero en 1956 apoyó el gobierno
revolucionario de lmre Nagy y volvió a in­
gresar al Comité Central. Cuando dicho go­
bierno fue derrocado, Lukács fue deporta­
do a Rumania; al regresar, en 1957, volvió
a ocuparse de sus investigaciones estéti­
cas y filosóficas, aunque sin dejar de for­
mular significativas propuestas para lacre­
ación de un socialismo democrático y para
la reconstrucción del marxismo. Murió en
Budapest, el 11 de junio de 1971.
Lukács fue el más importante e influ­
yente filósofo marxista del siglo XX. Entre
sus obras más conocidas se encuentran
Historia y consciencia de clase (1923) ­Ia
obra fundacional del llamado "marxismo
occidental"­, El joven Hegel (1948), Goet­
he y su época (1950), Balzac y el realismo
francés (1952), La novela histórica (1955),
Contribuciones para una historia de la esté­
tica (1953) y los grandes tratados de vejez:
La peculiaridad de Jo estético (1963) y Para
una ontología del ser social (1984­1986).
Cabe indicar, asimismo, que también algu­
nos de sus escritos premarxistas mantie­
nen una considerable vigencia; ante todo,
la recopilación de ensayos El alma y las for­
mas (1911) y la Teoría de la novela (1916).
Gyorgy Lukács

Ontología del ser social:


El trabajo

Edición al cuidado de
Antonino lnfranca y Miguel Vedda
Índice

Introducción 9

© 2004 Ediciones Herramienta


Béla Fogarasi, Marxismo y lágica 31
Rivadavia 3772 1 º B (Cl204AAP) Buenos Aires, Argentina
Tel. 4982-4146
Correo electrónico: revista@herramienta.com.ar
Lo fundamentos ontológicos del pensamiento
www.herramienta.com.ar
de la acción humanos............................................................... 35

Diseño de tapa: Mario a. de Mendoza


Diseño interior: Gráfica del Parque
( )ntología del ser social: El trabajo..................................... 55
Coordinación de edición: Ignacio Vázquez

Printed in Argentina
Impreso en la Argentina en el mes de septiembre de 2004 punt s sobre Ética 189

Todos los derechos reservados


l urlirc ompleto de la Ontología del ser social...................... 205
Hecho el depósito que marca la Ley 11. 723
ISBN 987-21194-3-0

Lukács, Gyórgy
Ontología del ser social : el trabajo. - l ª ed. -
Buenos Aires : Herramienta, 2004.
208 p. ; 23xl5 cm.

Traducción de: Miguel Vedda

ISBN 987-21194-3-0

l. Filosofía. l. Título.
CDD 100
Introducción

Es un hecho conocido y documentado que, a lo largo de toda su


obra de vejez, Lukács ha ido concibiendo -con claridad y convic-
ción crecientes- el proyecto de construir un verdadero sistema fi-
losófico; idea que tomó forma aun más definida cuando, con vis-
tas a otorgar una sistematización categórica a sus reflexiones
poéticas y de crítica literaria, se dedicó a la composición de la Es­
tético), Nos encontramos a comienzos de los años
cincuenta,
uando en la Hungría estalinista Lukács se vio implicado en la así
llamada Lukács­vita [debate Lukács]. Con una pronta y
diplomá-
li a autocrítica, Lukács obtiene el permiso para retirarse de la vi-
da política y de la enseñanza universitaria, con vistas a
replegarse
a la vida privada y dedicarse a la composición de la Estética. Inte-
11111np su trabajo para tomar parte en la preparación y ejecución
de• la r ·volución de 1956. Retoma el trabajo luego del retomo de
l.1 deporta ión en Rumania, en la primavera de 1957; hacia fines
de• 1!)(>0, 1 primer tomo de la obra ya está terminado. Es en este
, 11111(' lo qu , el 25 de noviembre de 1960, le escribe a su editor
11l.•111.í11, 'rank Benseler, una carta en la que dice tener en
vista,
, 011111 rom >Vd la edición de obras completas, un volumen
que
1111111.1 dt· 1 •1 r orno título Die Stelle der Ethik im System der mensch­
/1, 11111 1lhti11iliiten [El lugar de la ética en el sistema de las activida-
I h111na11a. 1, añade que no se trataría menos que de "la obra

l l,11 11111' 1111,·1 IH'<·s,·nit· la d di atoria de la Estéüca a Gertrud


Bortstieber, la mu-
1 1 11 1 11k • ,, r11 la que se ha · r f rencia a la intención de escribir una fütéti­
,,. 111 • 111plh1, q111· hahiia d<· 0111 pr nd r otros dos volúmenes, una him.
y

9
Ontología del ser social: El trabajo Introducción

sobre ética en la estoy trabajando'". Pero, mientras se disponía a una �uerte de introducción al proyectado sistema filosófico, que
escribir la Ética, siente la ne�esidad de definir el sujeto que hubie- habna comprendido la Ontología -la segunda obra del sistema
ra debido asumir un comportamiento ético, y de ese modo nace que llega a completar- y, por último, la Etica. En este sentido su
la determinación de componer, como paso previo a la Ética, una abordaje puede ser caracterizado como clásico. '
Ontología del ser social. La primera noticia acerca de la intención El sistema filosófico aristotélico ha sido considerado el mo-
de escribir esta obra la encontramos en una carta a Benseler, es- delo de cualquier otro sistema filosófico; tal como hoy lo conoce-
crita el 19 de septiembre de 1964: mos, es _el fruto del trabajo de sistematización emprendido por
Andromco de Rodas, y resulta difícil reconstruir exactamente la
[ ... ] me encuentro en medio del trabajo con la Ética. Pero ha cr�nología en que fueron compuestas las obras individuales
ocurrido que la primera parte de la Étir.a será mucho más abar- que
lo mtegran. De todos modos, la organización que le ha concedi-
cativa de lo que me había imaginado. Se convertirá, muy vero-
símilmente, en un libro, desde varias perspectivas, indepen-
?º Andronico muestra cierta racionalidad. La primera obra es el I
diente, de al menos 300 páginas. Cuando esté concluido, instrumento [ó�yavov] mismo del pensamiento -la Lógfra­; si-
tendremos que decidir si el libro ha de aparecer como obra in- guen lu_ego _las diversas cienc!as teóricas (Física y Metafísica), y lue-
dependiente, por ejemplo, en la edición de obras completas, o go las cien nas del hombre (Etica, Política, Retórica y Poética). Si Lu-
provisoriamente como un tomo suelto. El título del trabajo es k�cs_ n? escribí? una Lógica, es porque se había
apoyado en la
Sobre la ontologia del ser socialé , dialectica rnarxrana que, por su parte, ofrece una inversión mate-
rialista de la lógica hegeliana. Tal vez podría, incluso, sostenerse
En una carta dirigida también a Benseler, del 22 de enero de que cumple una función tal el estudio sobre El joven Hegel, justa-
1965, Lukács dice haber cambiado el proyecto original y encon- mente la obra que representa la instancia de clarificación sobre
trarse trabajando en una Ontología; añade: "Antes de concluirla, el uso metod�lógico de las dialécticas hegeliana y marxiana por
no puedo ocuparme de una verdadera Ética". Lukács trabajó in- parte de Lukacs. El hecho de que este comience escribiendo la
cansablemente en la redacción del manuscrito entre 1964 y 1968. Estétic� re_rres�nta casi una inversión del sistema
aristotélico; pe-
El 27 de mayo de 1968, le escribe a Benseler: "Entretanto, he ter-
minado el último capítulo de la Ontología. Ahora viene el dictado
d
ro es sigm�cat1vo que filósofo húngaro pase a trabajar luego en
la Ontologia del ser social. La Ontología podría ser considerada en
y, después, la revisión de todo el manuscrito. Espero terminar to- s_í, una suerte de metafísica; ya Nicolas Tertulian ha
puesto d� re-
do. el asunto en el verano, o en otoño. ¡Por fin!"4. Sin embargo, lieve este aspecto esencial de la obra: "Lukács intentaba valorar
quedaba aun por delante un largo período de revisiones -inte- tanto la tradición de la Metafísica de Aristóteles como la de la ló­
rrumpido, a menudo, por otras preocupaciones difícilmente sos- gica �e Heg�l par� erigir su propia ontología. Su obra, por tanto,
layables-. Cabe indicar que la preocupación por los problemas quena ser simultaneamente una 'metafísica' y una 'crítica de la
éticos ya se pone de manifiesto en la Estética, en la que se traza razón histórica"'5. El trabajo de construcción del sistema lukácsia-
una diferenciación entre el hombre entero de la cotidianidad no h�bría :�ntinuado, d_espués de la Ontología, con la ética y la fi-
[der ganze Mensch] y el hombre enteramente considerado [der losofia pohtica. De esta ultima ofrece Lukács un anticipo, el estu-
Mensch 'ganz']. La Estética puede ser on id erada, pues, como

5. Te�tulian, N., "�eleol�gía y causalidad en la Ontología de Lukács". En: Lukács,


2. Cit. en "Na hwort". En: Pmwgo111mrt / lttr 011toloJ.¡iP des gesellschafllichen Seins. In Gy?rgy / Tertulian, �teolas, Ontolq,ría riel ser social. Trad. de Félix Hoyo y César
Verbindung mit clem Luks s-Ar hiv 811d;ip ·st h .rausgegeben von Frank Bense- Peon._ �hapmgo: l!rnv. Autónoma de Chapingo, s/f., pp. 45-67; aquí, p. 46.
ler. 2.Halbband. Darm ·1:1dl y N uwi ·d: l.11 h1 .rhand, 1986, pp. 731-753; aquí, Tamb1e� Ferenc Tókei reconoce el carácter a la vez clásico renovador
y de la
p. 731. ontología marxista de Lukács; cf. "L'ontologie de l'étre sociale. Notes sur
3. Cit. en ibíd. I'oeuvre posthume de Gyórgy Lukács (1885-1971) ". En: La Pensée206
4. Cit. en ibíd., p. 7' 6. to 1979), pp. 29-37. (jul.-agos-

10 11
Ontología del ser social: El trabajo Introducción

dio Demokratisierung heute und morgen6 [Democratización hoy y ta economía implica, en el fondo, violentar el pensamiento a ue
dasl teorí�fid�l pasado son, en efecto, violentadas si se s¿siay;
mañana], un pequeño libro en el que polemiza con el Comité el
uro sacn
. 1c10 que
. . el es tu dito requiere
· y se .
mcurre, como diría
Central del Partido Obrero Socialista Húngaro, que había decidi- G
do que las tropas húngaras participaran de la ocupación de Che- rarnscr, en lona�ismos. Newton parangonaba a los pensadores
coslovaquia en agosto de 1968. del pasado con gigantes sobre cuyos hombros se encaraman los
Esta aproximación clásica puede parecer un escándalo, pero nuevos pensadores -que son enanos-. A pesar de su reducida es-
solo a los ojos de aquel que pretende escamotear alguna evidencia, tatura, el pensador nuevo puede ver un poco más allá ue el i-
y que advierte que está sosteniéndose aquello que él querría negar
r:;te del pasado, aunque sería bueno que no olvide qu: es la !1-
por completo. No hay nada de perturbador en la aproximación a ?el predecesor la que permite que pasara desapercibido el
propio enanismo.
clásica de un filósofo que ha fundado en un cierto "clasicismo" su
[�abe in�icar �ue el carácter metafísico de la
propia concepción filosófica. En Gelebtes Denken [Pensamiento vivi- soci Ontología del ser
do], Lukács señala, a propósito de sus primeros encuentros con da a mo�1v�do innumerables críticas, en general fundadas en
l
Bloch: e esconoc1m1ento de la obra9. Aun más drásticas han sido las

Bloch tuvo sobre mí una influencia poderosa, ya que, a través 8. Gramsci alude con el término (ins irado en I
de su ejemplo, me convenció de que es posible filosofar a la por Gramsci- Achille Loria) a los p bi e pensador --<luramente criticado
manera tradicional. Hasta entonces, me había perdido entre el dad de un grupo de intelectuales italianos rzarros que caracterizan la mentali-
tu crítico sistemático el desdén 11a�os �l'.e se destacan por la falta de espíri-
neokantismo de mi época, y ahora encontraba en Bloch el fe- ' en e ejercicio de la actividad · tíf e
d e centralización cultural la debilid d _ . . . cien 1 rea, I a falta
nómeno de que alguien filosofaba como si toda la filosofía ac- tividad cientíñco-culnnat 'cr el "A � � d tlc: 1
y ba fragilídad en el campo de la ac-
tual no existiera, el-fenómeno de que era posible filosofar co- . · pen ice so re 'L · · •
ti e l'organzzzacione della cultura [L . 1 onanismo en Glz iraelleuua­
molo habían hecho Aristóteles o HegeJ7. c · •• os mte ectua1 es y la orga · -- d I
,l. Hagamos una simple consideració rnza�ion e a cultura].
ión filosófica en boga: el primet¡e�::ªoc:tmrr�nde;¡ el me�odo de investiga-
La filosofía clásica es ante todo una filosofía sistemática. El 1969 en húngaro ("Az ember ? ogico ': Lukacs, publicado en
gond o lk o dáas es cselekves ontológia· 1 ·•
hecho de que el marxismo, en cuanto heredero de la filosofía clá- pu 1J 1 . en Magyar Fzlówfiai Szemle 13 ( 1969) 7 31 - • a a��.ta1 ;
sica, pueda haber asumido, con Lukács, un carácter sistemático, fundamentos ontológicos del . 'PP· 742), es la conferencia Los
pensamiento y de la acción h " . .
1·11 t"I pr sente volumen· en 1971 . umanos , me 1 uida
no es sino la natural consecuencia de una concepción del marxis- t 1 e• 1., obra: concretamente los e
• aparecieron en alemán los ·
primeros capítulos
-
mo que se remonta a sus propios fundadores. Solo quienes inter- , ap1ít u I os so b re Hegel Marx y el t b · di
, 1 ti�< orno libros de bolsillo por la edit . 1 L h , . ra ªJº• e ita-
pretan el marxismo de manera arbitraria -es decir, sin un méto- ll'fll .cl d la Ontolo,ría es la trad . � onlah _ uc terhand. La primera edición in-
" uccion a ungaro de 1976 E ·
do o un sistema categorial riguroso y científico- puede 'JHll!"<t' la traducción italiana de la . · n ese mismo año
1 ·• !'d < 1 n original en primera parte, y en 1981 la de la segunda.
entenderlo como un sistema de pensamiento unilateralmente ' lengua al emana, aparece en dos vol'
11 1w11lv.1111 'nt en
1984y 1986 Al mLaukg:n(dBe umenes e diItad os,
nuevo, sin antecedentes y, por ende, arbitrario. Tales pensadores 11.m tk '"' libr 'cte Conuersauo . . r t?do esto, C. Bedeschi, sobre la
,,,., • nz con aes ari: De D
se muestran particularmente capaces para desarrollar síntesis teó- e l'·lt ti lk(II ad a la Ontulo,ría nos 1, 40 ', . o�ato, 1968) , en que el
° upera
( e 1 1 ,i/,r11/111i1111, " l.ttkiu:s. 2ª ed. Bari: Laterza pagmas , liquida en d os pagmas
as - ·
ricas, es decir, para ahorrar categorías y conceptos, arribando a 1 97
1 1011 111 111 run oll tti que e T ' 9, PP· 78-80) una obra de
conclusiones precipitadas, salteando pasajes fundamentales, le- I 1 I 111H•1 ,. 1111,, llll·lafTsi a ' decimonónica n ra nwrxzsmo e no (Bari: Laterza 1979
tardía" . ' . _ ' P· 82) •
yendo a medias a los filósofos, y eligiendo en el pensamiento de 1111 1111, 11 1.111 supcrfl ial orres ond ' y tenemos la •�pres1on de que
estos lo que se adecua a las propias elucubraciones. Designamos ,lo l,1 11lt1 ,, C dw t1·11 ·r n uenta. . e_ un no ,menos superficial conocimiento
' asumsmo, e efecto que tuvo en Al . 1
a este tipo de trabajo teórico economía de pensamiento; se ahorra 11 , '"' " 11 t r•I <'11 'ucntro de A nes Heller
VaiJ,
ernarua a
1, 1 1, 1111,' l lrll1·, M rkus . hy Habermas en Frankfurt am Main
aquí la ardua tarea de pensar o de repensar -trabajo aun más ar- • ' • � '• "A u fzerc nungen fúr Gen L ká
1 111111" 1 1, I• 11 l)a111H-1111urn ( ed.) G . l ká . ossen u aes zur
duo- aquell? que los clásicos, por su parte, habían ya cavilado. Es- f 111 t o 11tll11, l'IH(J J)I> 209-2:. . ),eoErg ,tt aes ­/enseits der l'ulemiken. Frank-
1 • · · :> • n esa ocasion Heller H b
1 1 1 111 '" l¡mlc• de· la Ontología, y el filósofo aÍemá expus� � a er-
11111 111, 1111111 1111 1,q¡.ttlvo Jln vi ., d .. , n respondío con un
7. Gelebtes Denken. A ulubiugm/ihie ún lJialog. Red.: István Eórsi. Fran kfurt a/M: Su h r- . • is a 1 a opos1c1on de Heller al proyecto de
ka m p, 1980, p. 59.

12 13
Ontología del ser social: El trabajo ·
Introducción

crmcas provenientes de los ambientes filosóficos del marxismo


tad intelectual. Hasta el día de hoy, no existe una edición com-
ortodoxo y dogmático!c, para los que resultaba inaceptable la
pleta de la obra en inglés y en francés, y recién ahora el lector de
idea de que se escribiera una ontología marxista. Para colmo de
Iei:igua espaúola, gracias a este anticipo, puede tener una idea
males, se trata de una obra de alrededor de 1.500 páginas, escri- pnmera y parcial de la obra.
ta con un estilo redundante y prolijo. Por otra parte, los discípu-
los de Lukács se pusieron de acuerdo para boicotearla, reivindi- A las críticas de los discípulos pertenecientes a la así llama-
da, "Escuela de Budapest", Lukács respondió con otro volumen
cando, en cambio, Historia y conciencia de clase, obra sin duda
importante, pero que acrecienta incluso su importancia cuando mas bre:7e, los Prolegomena zur Ontologie des gesellschaftlichen Seins
[Prolegomenos a una ontología del ser social]; pero la revisión
se la considera un presupuesto imprescindible para la Ontología,
?el .texto fue interrumpida por s1:1 muerte, que tuvo Jugar el 4 de
como veremos luego. Sobre la base de este juicio negativo, los
ambientes intelectuales de izquierda, que se habían formado le- Jumo de 1971. 1?� la proyectada Etica solo han quedado los
apun-
tes de P_:eparac1on para la obra, que fueron publicados en 1994
yendo al joven Lukács, desdeñaron el tratado de vejez. Los pr.o-
pios alumnos aprovecharon elementos de la Ontología, aunque con el titulo de Vers�che zu einer Ethik [Tentativas para una Ética;
de estos apuntes editamos aquí algunos pasajes temáticamente
sin destacar la influencia 11. Puede resultar paradoja! que los dog-
emparentados con el concepto de trabajo. También ofrecemos la
máticos se hayan puesto de acuerdo con los defensores de Histo­
onfere�cia "Los fundamentos ontológicos de la acción
ria y conciencia de clase, pero la paradoja es solo aparente; ambas y del
pensa,m1ento humanos" -que ofrece un sintético panorama de la
corrientes del marxismo se encontraban, después de todo, dema-
obra '1:1tegra-, y la reseña del libro de Béla Fogarasi, en la
siado habituadas a la economía y violencia del pensamiento. A esto se que
por pnmera vez Lukács aborda temas que luego se desarrollarán
añade la crisis del marxismo y el colapso del socialismo real, que,
en el gran tratado de vejez. De tal manera, el lector dispondrá de
en lugar de librar a los intelectuales de las rémoras de enfrenta-
miento con un régimen antidemocrático, los ha liberado de las un panorama más amplio sobre el desarrollo de las ideas ontoló-·
¡.¡i .as de Lukács.
rémoras de afinidad con el pensamiento democrático y la líber-

la obra, nacen las primeras sospechas acerca de cómo habrán sido expuestos 11
los temas principales de la Ontologia. Pero el juicio de Habermas despierta cier-
ta perplejidad, en la medida en que un filósofo de su prestigio se muestra dis-
puesto a desechar una obra monumental a partir de una sim_pl_e exposición �rí-
, ' d pr yecto de una ontología se delinea en Lukács durante la
tica. Gracias a juicios de este género, la obra no ha recibido -la merecida d,•1 ,Ida de l �60, el interés hacia una concepción marxista fun-
l.11111·11�
atención. A propósito de la génesis y recepción de la Ontología, cf. Benseler, F., r 1 -es deci�: sustentada en una lectura más profunda de
"Zur Ontologie von Georg Lukács". En: Bermbach, U. y Trautmann, G. (eds.}, 11
1 li-110111 no� sociales, más directamente orientada a la
Georg Lukács. Kultur ­ Politik ­ Ontologie. Opladen: Westdeutscher Verlag, 1987, búsque-
1111 cl1· <':11 ·gonas y principios fundantes- había
pp. 253-262; también Jung, W., Georg Lukács. Stuttgart: Metzl�r, 1989, pp. 1-18. aparecido en Lu-
10. Véanse las críticas en el campo del socialismo real, en particular de Bayer y • • •• <'11 la década de l �30, cuando tuvo en Moscú la
oportu-
Klopkine, que han tachado, respectivamente, de "anacrónica" e "idealista" a la II tl,1d 'k 1 • r los Manuscritos económico­filosóficos de 1844 de Marx
Ontologia (cf. W. Beyer, "Marxistische Ontologie - eine idealistiche Moden- 11111
1111•1 on publicados por primera vez en 1932. Podemos ha�
schópfung". En Deutsche Zeitschríft fiir Philosophie 11, XVII (1969), pp. 1310-1331;
las críticas de Klopkine son reportadas por F. Tókei, op. cit., p. 35). En Hungría
11 '· 11' P:' 'lo d esta experiencia lukácsiana, de una auténtica
-país en el que podía esperarse quizás alguna defensa de oficio de la Ontología­ 111111 11.1 tcín . ·n el camino hacia Damasco", como la
que había
han surgido algunas tímidas defensas de la obra, particularmente en el seno del 1111,, • fido a, aulo en Pablo: hasta ese momento, Lukács no
Archivo Lukács.
ha-
•t l vudid la profundidad teórica de la filosofía marxia-
J l. Cabe recordar que la Sociología de la vida cotidiana de Agnes Heller Loma nurn -
rosos temas y contenidos de la Ontología (existe traducción castellana de J.J'. h 1 , t' en ontraba frente a frente con una verdadera on­
Yvars y Enrie Pérez Nadal; Barcelona. Península, 19 4). /1U, ita, con una metafísica de la realidad histórica unida
I el«· la • onomía política; esta última se hallaba fun-
14
15
Ontología del ser social: El trabajo Introducción

dada en la definición de algunos principios ontológicos funda, Marx, por otra parte, se oponía a toda tentativa de fijar a la "so-
mentales que Marx había empleado metodológicamente como ciedad" como una abstracción contrapuesta al individuo: el indivi-
puntos de referencia para una crítica de lo existente. La concep- duo mismo es la esencia social; en el ser humano concreto y actuan-
ción lukácsiana del marxismo fue profundamente transforma- te, existe una interrelación dialéctica viva entre el ser genérico
da. De hecho, sobre la base de este encuentro con los textos del [Gattungssein] y la conciencia genérica [Gattungsbewu13tsein], de tal
joven Marx se explican algunos de los principios estructurantes modo que el hombre "confirma como conciencia genérica su vida so­
de la estética de Lukács; así, por ejemplo, las consideraciones cial real, y repite solo su ser real en el pensamiento, así como, a la in-
-minuciosamente desarrolladas en La peculiaridad de lo estético­ versa, el ser genérico se confirma en la conciencia genérica y, en su
acerca de la capacidad del arte para alzarse por encima de lo universalidad, como ser pensante es para sí"I3. Agnes Heller ha se-
contingente y transitorio. Es cierto que estas consideraciones ñalado hasta cuál punto el concepto de Gattungswesen le había per-
reanudan lazos con el pensamiento desarrollado en la estética mitido a Lukács someter a crítica la mitologización de la conciencia
de juventud; ante todo, en Zur Theorie der Literaturgeschichte [Pa- de clase proletaria desarrollada en Historia y conciencia de clase.
ra una teoría de la historia de la literatura] (1910) y en la sec-
ción "Die Subjekt-Objekt Beziehung in der Ásthetik" [L� rela- A menudo Lukács nos señaló a nosotros, sus discípulos, cuán
ción sujeto-objeto en la estética] de la Heidelberger Asthetik crucial había sido para él la lectura de los Manuscritos de París:
el descubrimiento del concepto de género humano y el papel
[Estética de Heidelberg] (1916-1918; publ. en 1974); pero exis- central que desempeña en Marx la 'esencia genérica' [Gat-
te, en la obra de vejez, una importante diferencia, en la medida tungswesen] le causaron un gran impacto intelectual. La 'cla-
en que, gracias a la apropiación de la filosofía del joven Marx, se' no podía ocupar el lugar del 'género' -de ese modo había
Lukács consigue superar las vaguedades y oscilaciones de su llegado a concebir la posición de Marx- y precisamente esa
pensamiento juvenil. El concepto clave es, en este punto, el de sustitución era la marca específica de Historia y conciencia de
esencia genérica [Gattungswesen]; concepto que encontramos re- clase 14.
currentemente en textos como Zurjudenfrage [A propósito de la -�
cuestión judía] ( 1843) o en los Manuscritos. Marx había señala- En carta a Benseler del 26 de febrero de 1962, el propio Lu-
do que, entre los principales .perjuicios ocasionados por el tra- k;í s señala, a propósito de los intensos debates generados en tor-
bajo alienado, se encuentran los de arrebatarle al hombre su vi- 110 a Historia y conciencia de clase durante la década de 1920, que la

da genérica y reducir su vida a un mero juego de egoísmos; pero lectura de los Manuscritos de Marx lo detuvo cuando se proponía
también en el plano gnoseológico puede decirse, al decir de Ko- , ,·alizar una exhaustiva defensa de las posiciones sostenidas en su
lakowski, que, para Marx, olurn n de ensayos: "Entendí de inmediato que, como Hegel, ha-
111:i n nfundido cosificación y objetividad, por lo cual este comple-

¡n <k pr blemas no quedó resuelto, sino aun más enmarañado en


[ ... ] la función cognoscitiva de la praxis no se circunscribe al 11ii lihr "15. No debe parecer casual que Lukács interpretara a la
hecho de que la praxis exitosa confirma la correspondencia en-
tre nuestro saber y el estado de cosas fáctico, sino que también
estriba en que dicha praxis determina -como meta- el ámbito 1 1 M,11 , 1 , Manuscritos econórnico­filosóficos de 1844. Precedido por Engels, F., Esbo­
de los intereses humanos; también se trata de que [ ... ]es verda- 11 /111111. una critica de la economía política. Introd. de Miguel Vedda. Trad. y notas

dero aquello en lo que el hombre se confirma a sí mismo como d1 F1•111a11cla Aren, Silvina Rotemberg y Miguel Vedda. Bs. As.: Colihue, 2004,
'ser genérico' 12•
,. 1 1 :, .
1 1 1 111111 �· l.atcr Philosophy". En: Heller, Agnes (ed.), Lukács Reualued. Oxford: Ba-
�11 111.11 kw1·ll, 19 3, pp. 177-190; aquí, p. 177.
1 1 111 1 fwt'( llN<·I zur Oruologie zwischen Georg Lukács und Frank.Benseler". En:
l l 111111·111111111, Rüdiger: Jung, Werner (eds.), Objektive Moglichkeit. Beitriige zu
12. Kolak wski, Leszek, Die Hauf1lstramungen des Marxismus. Entstehung­Entwicklung­ 1 ,,,,, l 11/11111' "%nr Onlologie des gesellschaftlichen. Seins". Frank Benseler zum 65. Ge­
1.irr(nll. 3 vv. München, Zürich: Piper, 1981, 1, p. 161. /1111/1/11¡.:. < )pladc·n: W std utscher Verlag, 1995, pp. 67-104; aquí, p. 93.

16 17
01,tulu 1, 11t 1 11 ot.l tli 11 trabajo
Introducción

111, de 111 1 11111 1·p111. dt' l(í'nericidad [GattungsmaBigkeit] y esencia


,, 11r11111 l,1 el le·, c'II( la que media entre el ideal marxiano de praxis crito el estudio sobre El joven Hegel, pero este libro -uno de los
11.111 f111111.ulo1 a y la mera reivindicación de ciertos objetivos inme- puntos más altos de la producción filosófica lukácsiana- no se
cl .110. propiciada por la socialdemocracia; Tertulian ha señalado adecuaba a la versión estalinista acerca del autor de la Fenomeno­
q11 ·, uando Lukács objeta logía del Espíritu, y solo pudo aparecer en 1948, y en Suiza 17. En
1941, Lukács fue arrestado durante un mes por la policía estali-
[ ... ] ver, en la inmanencia de las reivindicaciones prácticas y de nista, que confiscó un libro sobre Goethe y la dialéctica, queja-
corto alcance del proletariado, objetivos que apuntan a la con-
más fue recuperado. En 1945, Lukács regresó a Hungría, y pudo
dición humana en su universalidad; o, cuando rehúsa disociar
el programa de pequeñas reformas del objetivo final, que es el iniciar un trabajo regular de investigación filosófica; al período
salto del reino de la necesidad al de la libertad, busca [ ... ] ha- que en ese momento se abre pertenecen, según hemos dicho, los
cer visible la conciencia genérica de la humanidad en tanto textos comprendidos en este volumen.
realidad constitutiva del movimiento proletariotv. El cambio de perspectiva adoptado en la década de 1930
marca, pues, los siguientes cuarenta años de la producción inte-
La insistencia sobre el concepto de esencia genérica permi- lectual del filósofo, y representa un cambio aun más profundo
te, pues, evitar tanto el conformismo socialdemócrata cuanto la que el pasaje al marxismo realizado a fines de 1918. Refutamos,
falaz mitologización del proletariado propiciada por el marxismo pues, la idea de que, en la evolución intelectual de Lukács, se ha-
soviético. Respecto de esto último, cabe recordar que Marx con- an presentado soluciones bruscas de continuidad, y este viraje
cebía la revolución, no como el mero proceso de liberación de la asumido en 1930 es, sin duda, el más significativo, ante todo por-
clase obrera sojuzgada por el capitalismo, sino como un modo de qu condujo a Lukács a un intento de refundación del marxismo:
concluir la prehistoria de la humanidad, y abrir el camino para 1111 .nto que ha quedado en estado fragmentario, en parte, gracias
que -una vez abolidas las clases- los seres humanos realicen ple- ., las distracciones inducidas por los miembros de la "Escuela d
namente su genericidad. ud pest". De no ser por la acción de estos, quizás Lukács hubie-
La situación política no le permitió al filósofo húngaro ex- 1 • podido dejar una ética más definida de la que se
reconstruye a
presar públicamente, en lo inmediato, su renovada visión del p,11lir de los apuntes que nos han llegado.
marxismo. Comenzaba el período más feroz del estalinismo, y Lu-
kács debió refugiarse en la Unión Soviética, en vista de que pesa-
ba sobre él la condena de extradición en Hungría -donde lo es- m
peraba una pena de muerte, a raíz de su participación en la
República de los Consejos de 1919-. Austria y Alemania le habían I m· r o de la filosofía posterior a "riraje ontológico", Lukács
ofrecido, en primera instancia, asilo político, y ahora solo parecía · 1 trabajo "como fenómeno originario [Urphanomen],
representar una alternativa, a sus ojos, la Unión Soviética. La to- modelo del ser social"!s; y cabe destacar que el término
ma del poder por parte de Hitler llevó a Lukács a buscar refugio mm,m procede de la teoría científica goetheana. Goethe
en Moscú, donde inició una amistad intelectual con Mijail Lifs- n habló de un fenómeno puro [reines Phánomen] o de un
111111,·1111 /11 incipa! [Haupterscheinung]; el término alude, en la
chitz, y se entregó a estudios de teoría y crítica literaria y a la com-
posición de los estudios preliminares para la vasta investigación 11111 1 dc 1 1\ 1·1 itor alemán, a la esencia perceptible en los propios fe­
sobre el irracionalismo que más tarde habría de aparecer expues- • 111 11111 1 .. , planta y el animal originarios, la metamorfosis, el

ta en El asalto a la razón. A fines de la década de 1930 estaba ya es-


fu �lu 1h11 álllr la primera mitad de la década de 1930, el libro -según de-
II rl l.uk rs- estaba concluido ya en el otoño de 1937; en 1942 pudo
16. Tertulian, N., Georges Lukács. Etapes de sa pensée esthétiqu« Trad. del rumano de !IIIIRllllrl 1 11111 Ir l. do toral en Moscú, pero solo consiguió publicarlo en
F rnand Bloch. Paris: Le Sycomore, 1980, p. 257. ,. ti h

18
19
Ontología del ser social: El trabajo Introducción

magnetismo, la polaridad y la progresión, pero también el amor confusión terminológica; pero esta confusión es solo aparente
y la productividad creadora, la voluntad ética, etc., son presenta- por cuanto, más allá de la diversidad de los términos empleados,
dos como Urphanomene físicos o éticos. Pero el fenómeno origina- emerge aquí con nitidez la intención de interpretar el trabajo co-
rio no es un concepto meramente ideal; no está detrás de los fe- mo principio originario del desarrollo humano. Lukács entiende
nómenos, sino que se encuentra inmediatamente en las cosas que, mediante el trabajo, un ser orgánico ha puesto en movi-
miento un proceso que lo llevará a convertirse en hombre. El ser
singulares [rebus singularibus]; no se revela a través de la especu-
lación abstracta, sino mediante la observación entregada al obje- orgánico, por su parte, había emergido del ser inorgánico, pero
to. Esta consideración atenta del objeto, orientada a descubrir el la complejidad del ser orgánico presenta un nivel mayor respec-
fenómeno originario, está acompañada, según Goethe, de sorpre­ to de la forma de ser precedente -es decir, el ser inorgánico--. La
sa, en concordancia con el eauµá.sav platónico y aristotélico. Se- relación se presenta entre ser social y ser orgánico: el primero es
ría lícito sostener que el interés goetheano hacia el mundo obje- 11n "complejo de complejos" que presenta un nivel de intrinca-
tivo, a fin de reconocer en él las posibilidades susceptibles de ( ión mayor que el que revela el ser orgánico.
desarrollo por parte del sujeto, representa una de las bases, no so- En vista de que el trabajo es el "caso modelo" a partir del
1 ual se constituyen algunos complejos, como el lenguaje o el va-
lo para la teoría del realismo desarrollada en La peculiaridad de lo
estético, sino también para La concepción del trabajo presente en l<�)·, podemos definir, pues, al trabajo como "factor dominante"
la Ontología; pero habría que agregar que esta influencia se había l Uh ·rgreifendes Moment]. Del trabajo surgen el lenguaje como
dado ya en Hegel, quien también había incorporado a su propio 111·,·(·sidad de comunicación entre los seres humanos que partici-
pensamiento filosófico las propuestas goetheanast''. p,111, a su vez, del proceso productivo, o =en los orígenes- de la
Pero, en la Ontología, Lukács también designa indirectamen- p,111 ida de caza. Del trabajo nace, asimismo, el valor, desde el mo-
te al trabajo con el término de "forma originaria" [Urformjw. En 1111·11to n que se le presentan al hombre alternativas entre objetos
la Estética, se lo había definido ya como "forma básica" [Grund- epi<' p11 den resultar útiles, en cuanto se los transforma en instru-
formj-! y, en los Prolegómenos a una ontología del ser social, será pre- 1111•111os d · trabajo. El carácter alternativo de la propia actividad
sentado como "fundamento" [Fundament] y "caso modelo" [Mo- 111,1114., al hombre a elegir, pero la selección puede operarse solo
delfal1]22. Aquí nos encontraríamos, al parecer, ante una 11,rntlo ·I ser humano está en condiciones de tener en claro qué
111 q11c I resulta útil. La alternativa enfrenta al hombre con la
1111 1 t.ul d la propia elección y con la libertad de sus actos; aun-
19. La relación entre Goethe y Hegel fue estudiada por Karl Lówith en el estudio
"Goethes Anschauung der Urphiinomene und Hegels Begreifen des Absolu-
1 11 e• 1 icrto que de una elección libre puede derivarse una tra-
ten", incluido en el libro clásico Von Hegel zu Nietzsche (existe traducción alcas- e 11,, por ejemplo, la adopción de un alimento que pone en
tellano: De Hegel a Nietzsche. La quiebra revolucionaria riel [umsamiento del s. XIX. • • l.1 salud hurnana-. En un primer momento, el hombre in-
Trad. de Emilio Estiú. Buenos Aires: Sudamericana, 1968). 1111.1 1 on 1 ambiente circundante sobre la base de la adecua-
20. Cf. infra, p. 60.
21. "[ ... ] las formas básicas [Grundformen] de la vicia humana específica, el traba-
• de• 1· le ambiente para la reproducción de la propia vida. El
jo y el lenguaje, tienen esencialmente en muchos aspectos el carácter de obje- 111 11•1 uno la necesidad dentro de la cual está actuando, y el
tivaciones" (Estética l. La peculiaridad de lo estético. 4 vv, Trad. de Manuel Sacris- et• 1 lihH· d us elecciones crece paralelamente a su capaci-
tán. Barcelona: Grijalbo, 1982, 1, 39). I r la utilidad de sus gestos y de los objetos que lo
22. "Si dirigimos ante tocio nuestra atención al aspecto objetivo de este complejo en
el ser social, se revela que el trabajo (lo consideramos aquí como fundamento y
caso modelo de las posiciones teleológicas en general), en sus repercusiones o consideraciones podemos inferir que los va-
bre la naturaleza, está obligado a reconocer sus conexiones, las fuerzas puestas lle II ti<·11 .n un origen íntimamente vinculado con el sur-
en movimiento, etc.; pero solo está en condiciones de reconocerlas y aprovc· 1111 de•I hombre mismo. En una primera instanciavdichos
charlas, sin poder modificarlas" (Prinzif1ienfragen einer heuie moglid1 gffwordn11·11
¡1111 de·n <'11 ontrarse limitados por el egoísmo individual,
Ontologie. En: Prolegornena / Zur Ontologie des ge.1elt1chrifllit:hen Seins. l. Halbbancl
II t11·11<kn a transformarse en patrimonio común del
Hrsg. v. Frank Benseler. Darrnstadt y Neuwied: Luchterhand, 1984, p. 165).

20 21
r 1, Ontología del ser social: El trabajo Introducción

género, ya que contribuyen a la reproducción de la vida huma- tanto la falsa ontología consiste en la transformación idealista y
na. Así, el respeto por los valores éticos, junto con la capacidad jerarquizante de estas categorías y estructuras. El caso más emble-
de comunicación ( es decir, la posesión de un lenguaje común mático de tal inversión idealista se encuentra en la propia catego-
con los demás hombres), son el fundamento de la continua re- ría de "teleología" contenida en la Ciencia de la lágica hegeliana.
producción de la pertenencia a la genericidad humana por par- Lukács tiene también presente la profundización que Marx reali-
\!
te de un ser humano individual. El hombre que reproduce la za en el conocido pasaje de El capital en que se compara la abeja
propia vida reproduce el género humano, y el trabajo es el ins- con el maestro de obrasv', atribuyendo al segundo la capacidad
trumento principal de esta actividad. El trabajo colectivo, o la es- de poner teleológicamente el fin del propio trabajo.
pecialización del trabajo, aumentan aun más la posibilidad de La teleología, para Hegel, se divide en tres momentos: lapo-
reproducir la propia vida, y sitúan la reproducción del género sición del fin subjetivo, la investigación de los medios para reali-
humano a niveles cada vez más altos. De tal modo, el ser huma- zar tal fin, y el fin realizado, con la consiguiente preservación del
no individual siente pertenecer a un género cada vez más am- medio empleado. La teleología presupone un concepto: "La rela-
plio, a un complejo cada vez más complejo; se reconoce como ción de finalidad, por lo tanto, es más que un juicio, es el silogis­
miembro del género humano en la medida en que la propia ex- 1110 del concepto libre independiente, que, por medio de la obje-
periencia se convierte en patrimonio común, y la experien_cia _d� tividad, concluye con sí mismo'v-. El concepto se presenta como
los otros, en patrimonio propio. Nace, de esta manera, el indivi- 1 cnlización del fin, en cuanto unidad del ser objetivo con el fin
duo que es un in­dividuum, es decir, un ser cuya naturaleza se ha- i, leal. El único modo de vincular un fin con la objetividad es el
lla compuesta de elementos indisociables, que representan su uu-dio para realizar tal fin; el medio del trabajo, por su parte,
propia singularidad y su pertenencia al género humano. En la e 11111pl la misma función que el medio de un silogismo formal,
práctica, todo ser humano es una comunidad, ya que se encuen- ,!(- .ir: es a la vez objeto inmediato y relación extrínseca hacia
tra en una relación de vinculación recíproca ( Gemeinschaft, que ·I e· Ir .mo del fin; este último concede una determinación exte-
en alemán también significa comunidad) consigo mismo, con 1 111 ,,1 m dio, que deja de ser un medio mecánico para convertir-
los otros y con el género. Esta es la concepción más innovadora • e·11 i11s1 rurn nto25. El aspecto teleológico del trabajo es, pues, el
que la Ontología de Lukács presenta, y vemos aquí nacer al indi- 1111111·1110 n que la subjetividad se objetiviza, o donde lo racional
viduo en sentido estricto en el trabajo, como ser que pertenece •11c•I 1· real.
a un género; se trata de una nueva concepción de la subjetivi- l ,111,.,ícs r · noce la profundidad del análisis hegeliano, y re-
dad, que se encuentra originada a partir del trabajo y en el traba- , 11 ele· e·stt· d oncepto de "astucia de la razón" [List der Ver-
11 jo. Todos los valores éticos que distinguen la singularidad, la co- 1111 I, e le· a('11Crdo con su acepción originaria, expresada en la
munidad y la genericidad, pueden manifestarse en el momento 111,1 ,/,· lo l .1ígirn,26. Para Hegel, en efecto, la astucia de la razón
en que el trabajo se convierte en principio originario del ser hu- I I e ,, clt.llc·c1i amente el surgimiento de lo nuevo a partir de
1 mano. 1 , 11111 1•11111· dos ntes naturales: medio y objeto a transfor-
1,
El trabajo es, pues, forma originaria de la praxis. Toda acti- 111'1 t ralHü . Al retomar el marco categorial de la dia-
vidad humana imita o reproduce, bajo formas variadas, el acto la- l ,111.1, l .uká s pone de relieve el interés en el instru-
1 boral originario. La estructura que provee el modelo es la de la
teleología, que Lukács toma de Hegel y de Nikolai Hartmann. En
el capítulo sobre Hegel contenido en la primera parte de la On­
tología, Lukács sostiene que en Hegel se encuentran una falsa y
una verdadera ontología: la verdadera consiste en el reconoci-
miento de categorías y estructuras de la vida cotidiana de los
hombres, y la interpretación de ellas en una clave histórica; n

22 3
Ontología del ser social: El trabajo Introducción

mento de trabajos", considerado como medio de dominio sobre tu, puede obedecer a dos razones: la primera es histórica: en
la naturaleza, a través del cual el proceso teleológico puede ser 1938, cuando termina de escribir El joven Hegel, el viejo Hegel era
considerado como la traducción del concepto a la realidad. ·He- considerado, por la crítica estalinista, un apologista de la reac-
gel realizó una interpretación tal destacando no solo el carácter ción prusiana y, por ende, era imposible reivindicarlo. La segun-
de medio que posee el instrumento, sino también el hecho de da es más compleja: un análisis atento del texto hegeliano mues-
que él representa la persistencia del trabajo a través del tiempo, tra que la versión que Hegel ha dado de la teleología es
en buena medida gracias a la conservación del instrumento de ontológica en la Ciencia de la Lógica, mientras que es fenomeno-
trabajo una vez terminada la actividad laboral. Hegel reconoce lógica en la Fenomenología del Espíritu; y Lukács había abordado el
en el instrumento una validez superior a la del fin, ya que el ins- aspecto fenomenológico del concepto de trabajo en Historia y
trumento puede servir para diversas singularidades. La recupera- conciencia de clase, mientras que en la Ontología analiza el princi-
ción de esta teleología hegeliana le permite a Lukács expresar los I io originario del trabajo, lo que requería una lectura atenta del
nudos conceptuales en torno a los cuales se ha formado la con- andamiaje lógico-científico de la Ciencia de la Lógica, más que el
cepción marxiana del desarrollo de la historia, como consecuen- histórico-fenomenológico de la Fenomenología del Espíritu. Así es
cia de la relación del trabajo con la propiedad objetiva de los me- qu , en Historia y conciencia de clase, el trabajo se vinculaba con la
dios de producción. [rn ma fenoménica de la mercancía, con el trabajo asalariado y
Marx señaló, con un impulso revolucionario y una centrali- ,1lkn do, el cual constituye, a su vez, una forma cosificada y ena-
dad práctico-teórica inéditos en aquel momento, lo que se encon- 1c•11ada de la praxis. En la Ontología, el trabajo es, en cambio, el
traba contenido in nuce en la filosofía de Hegel. La tentativa lu- p1111 ipio fundamental del individuo y de su subjetividad, es <le-
kácsiana de trazar una continuidad entre los dos filósofos c u, d •I hombre que hace historia y reproduce en su conciencia
alemanes emerge, respecto de la dialéctica del trabajo, con ma- c·11 la praxis de su vida cotidiana la propia humanidad. La jus-
yor nitidez aun que en otras cuestiones. Ya en El joven Hegel, Lu- i I e ,IC ión que aquí realizamos permite colocar las dos grandes
kács había mostrado la importancia que reviste el instrumento ya uh1.1 marxistas de Lukács en una relación de continuidad, y no
en las obras tempranas de Hegel: I oposid 'n, en contra de lo propuesto por los miembros de la
1
11 e 11t'l.1 <I Budapest".
El análisis concreto de la dialéctica del trabajo humano supe-
ra en Hegel la contraposición antinómica de causalidad y te-
leología, es decir, muestra cuál es el lugar concreto que ocupa IV
la consciente y humana posición de fines en el seno de la total
conexión causal, sin romper esta conexión, sin rebasarla, sin 1 1 11 p1w, t > n el trabajo es para Marx, como para Lukács, el
apelar a ningún principio trascendente ni perder tampoco 1 1 11111 c·11 qu lo ideal se convierte en elemento fundamental
[ ... ] las determinaciones específicas de la posición de fines en 1 1 , lle I.HI so ial y material, por cuanto determina la serie cau-
el trabajo28.
1, l,1 d,·t¡•rminaciones del ser. Es este el momento en que
I e 111111,1 1•1 la l r ideal y lo sitúa en el seno de su propia pers-
El hecho de que Lukács haya atendido también a la produc- 11i.1tc•1 .il]: ta. El papel de la teleología se ve acrecentado
ción hegeliana juvenil, en particular a la Fenomenología del Espíri­ 1 1 e hn 11!- esta, a través del trabajo y su función de princi-
I e 111.1 1•1 el ·m nto fundante de la sociabilidad; por con-
, l,1 w•111·sls d la sociedad se encuentra también en el
27. En los Prokgomena, Lukács designa como "episodio genial" [geniale Episode) la 1111, il1·I hombr . alocándose en esta línea de continui-
concepción hegeliana de la teleología del trabajo (Prinzi/Jienfragen, p. 25).
28. El joven Hegel y los /1roblema.1 de la sociedad capitalista. Trad. de Manuel Sacristán. c lc 111·�1'1 a Marx, Lukács recorre todas las etapas del
Barcelona: Grijalbo, 1985, p. 342. 11111 111.11 1,11\0 a ·r a de la dialéctica del trabajo y descu-

24 25
Ontologla del ser social: El trabajo Introducción

br n la dynamis [potencia] aristotélica, tal como lo había hecho cia, en el mundo ideal. La superación indica la exactitud del refle-
·l propio Marx, el instrumento para la emergencia de una nueva jo de un ob)�t_? en la mente humana: exactitud necesaria para pa-
objetividad. Aristóteles reviste un papel importante en la cons- sar a la posicion del fin y a la producción de los objetos, de modo
trucción teórica de la Ontología, y cabe decir que la lectura que que estos sean propiedades espirituales del ser social. El reflejo se
Lukács ofrece del filósofo griego resulta plenamente "moderna". funda sobre la categoría de posibilidadvs, en cuanto es posible
También de Aristóteles toma Lukács la teoría de la mímesis crear una realidad y hacer que esta interactúe con la realidad na-
y del reflejo. El momento ideal se presenta, pues, también en la tural, transformándola en una nueva objetividad. Se genera, pues,
teoría del reflejo, que ha suscitado las críticas más fuertes en los un tercer momento respecto del sujeto y el objeto, el cual nace de
¡I ambientes filosóficos. Ya en la Estética, Lukács había tratado la la mediación, según se indica en la conferencia sobre "Los funda-
cuestión, sosteniendo que el reflejo es la re-producción en la mentos ontológicos del pensamiento y de la acción humanos". Lu-
mente humana de los objetos externos; reproducción que es de- kács con�ibe el �eflejo dentro de la conciencia como el primer pa-
sarrollada según la específica capacidad de la mente humana y, so para_dife_renc1ar al hombre del animal; en efecto, con el reflejo,
por ende, no según la naturaleza de los objetos. Con particular la onciencia cumple un papel primario en la fijación del fin a rea-
insistencia ha destacado Lukács que, en arte y literatura, el refle- lizar, mie_ntras que en los animales la conciencia es mero epifenó-
jo significa, ante todo, que los hechos representados son mímesis, ""?": _Tiene lugar, pues, un proceso dialéctico que, puesto en
es decir: una imitación en la que quedan suspendidas la función movrrruento por el reflejo del objeto natural en la conciencia, crea
1111:i adena causal que se concreta en una nueva objetivación, de-
práctica y la necesidad de reproducir un original externo; en la
Estética se señala que el comportamiento estético surge cuando el 11·1 mina la adquisición de otra propiedad del ser social, y repre-

interés está puesto en la imagen reflejada en cuanto tal, y no en 1·111:1 1 nuevo elemento que se ha formado en la conciencia co-

la fidelidad de dicha imagen a un original externo; para aducir 11111 <I ·rivación del acto de reflejo. Aquí podemos captar el

un ejemplo considerado por el propio Lukács: la danza solo lle- • 11.,c ter dialéctico de la concepción lukácsiana de la conciencia.
gó a convertirse en un arte auténtico -es decir: en un arte autó-
nomo- cuando los hombres, distanciándose de las necesidades
inmediatas de la vida cotidiana, dejaron de practicarla con fines V
mágico-religiosos y comenzaron a experimentar un interés inme-
diato en el reflejo mismo, es decir: en el propio acto de bailar. Aquí, 1 .• 1 Untologia del ser social es una obra que no solo renueva la
la conexión inmediato-concreta entre el elemento reflejado y la 1l1t 11111 rlc la gran filosofía clásica, sino que también permite
realidad externa queda suspendida, y el producto artístico se 1 11tl1•1 los intereses filosóficos a ramas de la ciencia que se ha-
constituye como una objetividad propia. 1 111.111h·11ido sustancialmente marginales en la reflexión filo-
En la praxis laboral y en la ciencia -que están estrechamen-
te vinculadas entre sí-, lo que el hombre hace es comprender los
• 11111 l,11110 a , cñalar aquello que Lukács ha vinculado con la categoría de
objetos de acuerdo con sus propios fines y valores; es decir, sustan-
• 11,11111.111 il1• d,· l tisuma y conciencia de clase, cuando atribuye al proletariado
cialmente de acuerdo con el valor de utilidad que un objeto pue- 1 • 11111 11 11, 11 de las posible, que aún no ha alcanzado su maduración y ex-
de tener al menos para la actividad laboral. Por lo tanto, el propio 1• 11 pi, 11., l'or rr lado, la posibilidad es una categoría del entendimien-
Lukács establece la relación casi indisociable entre reflejo y posi- 1• ltlt dt h,1111, y el principio de razón suficiente de Leibniz no es sino la
ción teleológica, aunque sin dejar de señalar que se trata de dos 1¡, 1111111 111 I,; p sibilidad como categoría lógica. Lukács reconoce en Kant
111111" 11111 tld rar:í I r de necesidad (Prolegomena, p. 146) y, por ende, te-
elementos heterogéneos. El reflejo, en el acto de reproducir en la 1 1 111 • lit 11111 qw· la posibilidad, junto con la necesidad y la existencia,
conciencia el "ser en sí" de los objetos naturales, realiza una supe- 1111 1 1 l{I t1p11 d,· la 111 dalidad, es posible deducir que un reducido ca-
ración de la distancia entre sujeto y objeto; superación que, en es- l •I l t llt • t � ll11d d,:ja rná · espacio para la categoría de posibilidad en la
1 1 ti, 1111.1 11111tl.1liclad obj tal.
1 1

te estadio del proceso de trabajo, solo está presente en la concien-

26 27
Ontología del ser social: El trabajo Introducción

sófica contemporánea. Pensemos en la paleoantropología: aquí de Lukács, miembro del comité directivo de la Internationale-
no es posible profundizar adecuadamente las reflexiones de Lu- Geo�g-Lukács-Gesellschaft y coeditor del Lukács-:Jahrbuch-, la
kács sobre el proceso de hominización, baste con afirmar que la gentil autorización para traducir y editar estos textos lukácsianos.
especulación lukácsiana sobre el pasaje del ser orgánico al social
nace de la investigación paleoantropológica. Hay que tener en Antonino Infranca*
cuenta que la Ontología es una obra de la década de 1960, cuan- Miguel Vedda**
do aún no se habían elaborado las teorías que hoy consideramos
más avanzadas sobre la hominización y, por ende, Lukács consi-
deraba al trabajo -en sustancia, la praxis- como único principio
-o, en todo caso, dominante- en el pasaje del animal al hombre.
Hoy la situación de las investigación se ha alterado en forma re-
lativa, y el trabajo (o la capacidad de manipular el ambiente, co-
mo dirían los paleoantropólogos) no es considerado ya como
único factor decisivo, ya que se han añadido la posición erecta
-es decir, la estructura del esqueleto humano-, la fertilidad pe-
riódica de las mujeres, el tamaño de la caja craneana, el tamaño
reducido de los molares -con la consecuente mayor dimensión
del cerebro humano-, el uso de las manos y la visión anterior, y,
last but not least, el patrimonio genético del ser humano. Según
nuestro parecer, ninguno de estos factores es el dominante, sino
que todo el complejo de factores -y otros que no tomamos en
consideración por razones de espacio- han determinado el len-
to proceso de la hominización humana. El trabajo es, sin embar-
go, un factor fundamental de síntesis entre todos estos elemen-
tos restantes, ya que sigue siendo un patrimonio exclusivo de la
humanidad. Ningún otro animal, en sentido estricto, trabaja; 1111111111, lufranca nació en Trapani, Italia, en 1957. Se doctoró en filosofía en
aunque pueda emplear instrumentos, aunque consiga mejorar- l 1 • ,11 l1•111l:1 _I lt'.mgara_de Ciencias con una tesis sobre el concepto de trabajo en
los según un fin puesto, no los conserva para ulteriores actos de l 111 ·••, H1·.1li1. uivesugacrones en el instituto Lukács, de Budapest. En 1989, re-
111,1,, • 1 1111·111io Lukács. Es autor de Giouanni Gentiie e la cultura siálip.na (Roma,
trabajo. Solo el hombre conserva los instrumentos de trabajo y 11 IIIJ /1111111011• (R ma, 1998) y El otro occidente (Bs.As.: Herramienta, 2000). Ha
los perfecciona. Ningún otro filósofo, antes que Lukács, había 11111 ,,¡., • 111 1.- publicado artículos sobre Lukács, Bloch, Cramsci, Kerényi, Cro-
colocado tan fuertemente el énfasis sobre el trabajo como prin- l 11, Id, J J 1 1, h:1 iradu ido al italiano los ensayos de Dussel sobre Marx. Es, en

cipio de hominización; y más que cualquier otro pensador -in- l tl11,1111111111111 Mif.(u ·I Vedda, compilador de la antología de textos de Lukács
"'" ¡,,¡/1/1111 ,, 111,os escritos sobre poliiico yjzlosofia (Bs.As.: Herramienta, 2003).
cluyendo al teólogo y filósofo Teilhard de Chardin-, Lukács se
1

apoyó en las investigaciones de la paleoantropología a fin de ela- 11 1 t dd 1 11111 lti 1•11 1\s. A5. en 1968. Trabaja como profesor adjunto de Lite-
borar conceptos fundamentales de su reflexión teórica. También 1 1, 111 111 ' (!> i" 11., U 1\A). Es miembro de la fnlemntionale­Georg­Lu.ká,:1­Ge.selli­
en este sentido puede decirse que, si Lukács es un enano, ha sa 111 1'111,1 , 11111,111í11tlos di lado cursos sobre Lukács, Bloch, Ernst Fischer,
bido apoyarse sobre espaldas de gigantes. • 111111, 1 11 11lu 1· 1c•111a� d gcrmanística. Ha editado varios volúmenes, in-
I h t 1111 11 • 11 1111.ilirn :1ri611; mtre ellos: Antología de la novela corta alemana.
1¡l ,1 ( 11 I\�: ( :olil1111·, 200 l; Karl Marx/Friedrich Engels, Escritos so­
Querríamos testimoniar nuestro agradecimiento al Prof. 1)1 (11 ( ,11l li1H', !.!00:1); t.a teoria del drama en Alemania (1730­1850)
Frank Benseler -responsable de la edición alemana de las WPrllf' '(1(11)

28 2
Béla Fogarasi,
Marxismo y togice:

En una de sus observaciones acerca de El Capital de Marx, Lenin


señala que, si bien Marx no escribió una lógica en sentido esco-
lar, sí escribió la Lógica del capital y esto no fue en absoluto apro-
vechado por las generaciones posteriores. En conexión con ello,
Lenin destaca el vínculo de la lógica marxiana con la hegeliana y
sostiene rotundamente que el que no haya estudiado estos víncu-
los, tampoco podrá comprender auténticamente la obra princi-
pal de Marx.
Esta observación de Lenin apunta claramente a la nueva fa-
e de la evolución del marxismo. El reformismo cuestionó que el
marxismo fuera a la vez una visión del mundo. Según los refor-
mistas, por un lado la dialéctica ha sido superada en el plano
científico y, por el otro, el marxismo no ofrece ninguna orienta-
ción filosófica. Quien tenga un interés filosófico, se dirigirá, se-
gún el reformismo, a la filosofía burguesa y complementará a Marx
on Kant, Machi, etc.
La participación y la obra teórica de Lenin no significan un
punto de viraje solamente en el terreno de la política práctica, si-
no también en todas las cuestiones relacionadas con la visión del
mundo. Lenin devolvió el marxismo al lugar que le correspondía

* "Béla Fogarasi, Marxismus und Logik" (1945). En: Fogarasi, Béla, Parallele und Di­
vergenz. Ausgewiihlte Schrifte»: Budapest, 1988, pp. 249-251. Trad. deJimena Amo-
dio.
l. Ernst Mach (1838-1916): físico y filósofo austríaco. En el campo de la epistemo-
logía, se ocupó de atacar toda especulación metafísica. Sus escritos ejercieron
influencia sobre Einstein, y establecieron los fundamentos para el. positivismo
lógico. Lenin criticó a Mach y a sus seguidores en Materialismo y empiriocriticismo
(1908, publ. en 1909). (Todas las notas, excepto indicación contraria, pertene-
cen a los editores.)

31
Ontología del ser social: El trabajo Béla Fogarasi, Marxismo y lógica

en cuanto visión del mundo, demostró que la visión del mundo un Jenómeno social, una parte de la realidad sociohumana. La ciencia
materialista, a pesar de toda la crítica y la simplificación burgue- del pensamiento, la lógica, también lo es.
sas, ha mantenido su validez científica, y nadie que niegue el ma- En su libro, Fogarasi desarrolla el análisis filosófico de las ca-
terialismo puede ser considerado un verdadero marxista. Lenin tegorías económicas con la intención de proporcionar, en una se-
demostró nuevamente que la condición para el conocimiento gunda parte todavía por escribir, la estructura de la propia lógica,
científico de la naturaleza y de la sociedad es la aplicación conse- la fundamentación social y económica de la propia lógica. Foga-
cuente y correcta del método dialéctico. rasi plantea incluso la pregunta sobre si no hubiera sido más co-
Pero Lenin y Stalin no se limitaron, naturalmente, a reesta- rrecto comenzar la exposición con la reforma de la lógica y apli-
blecer en la conciencia del movimiento obrero la teoría marxiana car luego la nueva lógica a las ciencias sociales. A esta pregunta
depurada de falsificaciones, el materialismo dialéctico. Pudieron responde -acertadamente, según nuestro parecer- en forma ne-
también devolver la vitalidad al marxismo después de décadas de gativa: "Pero precisamente para poder ocuparnos de las relacio-
olvido, mutilación y negación, justamente porque ellos, al igual nes económicas y sociales de la lógica, necesitamos una economía
que Marx y Engels, partieron siempre de la realidad misma. Pero que esté ya dialécticamente fundada e interpretada. De ahí que
como tanto la evolución de la sociedad como la de las ciencias na- el camino de la investigación solo pueda seguir el orden que he-
turales nos aportan fenómenos fundamentalmente nuevos, la re- mos elegido". Podremos emitir un juicio definitivo sobre la signi-
constitución no adulterada del marxismo solo será posible a tra- ficación científica de las investigaciones de Fogarasi cuando este
vés de una continuación orgánica del mismo. haya expuesto toda la estructura. El libro que reseñamos ofrece
Esta gran acción teórica de Lenin y Stalin coloca a los mar- la fundamentación de acuerdo con el programa del autor.
xistas de la fase leninista frente a importantes tareas. La nueva te- Fogarasi también cumplió su programa. Su libro expone en
sis fundamental de Lenin y de Stalin es que hay trabajar en todos forma detallada toda la estructura lógica de El Capital, siguiendo
los ámbitos de la ciencia, hay que mostrar en los detalles concre- las huellas de Marx y Lenin; muestra cómo se legitiman las estruc-
tos del trabajo de investigación, de qué manera los métodos del turas decisivas de la lógica dialéctica dentro de la estructura de la
materialismo dialéctico revelan su validez para cada ámbito de la obra. Muestra qué problemas filosóficos yacen ocultos detrás de
vida. Para este nuevo estudio de la realidad, es de una enorme los conceptos económicos individuales, sobre todo detrás de la de-
ayuda la gran cantidad de material nuevo, publicado en las últi- finición marxiana del trabajo. Es un mérito especial de las exposi-
mas décadas, de nuestros maestros: nos referimos a las obras de ciones de Fogarasi el hecho de que ellas desarrollen aquel descu-
Marx y Engels que hasta ahora existen solo como manuscritos, a brimiento trascendental para la comprensión de la ideología
los apuntes de Lenin sobre la Lógica hegeliana, etc. capitalista: el problema económico del fetichismo de la mercancía.
Un importante mérito de Béla Fogarasi es haber comenzado También cuenta entre los logros metodológicos del libro la correc-
este trabajo en el ámbito de la lógica, en uri ámbito en el que los ta descripción marxista de la relación entre economía y sociología.
marxistas también han trabajado hasta ahora poco a escala mun- Pero, dentro de la lógica dialéctica, los ámbitos individuales
dial. El contenido del nuevo libro de Fogarasi es una exposición no se encuentran separados entre sí por una muralla china. Fo-
concreta, científica de la alusión leninista a la lógica del capital. garasi tiene en vista, para la segunda parte del libro, una exposi-
El resultado: no solo la profundización filosófica de la eco- ión detallada de las cuestiones lógicas en sentido estricto; el aná-
nomía, sino que también el reconocimiento de que la profundi- lisis filosófico de los conceptos económicos lleva ya aquí a que se
zación ·económica, la fundamentación económica y sociológica realice la aclaración de algunas cuestiones importantes. En el
de la filosofía ingresaron en el orden del día de la lógica. La uti- marco de esta breve reseña solo es posible señalar que. aquí son
lización de la lógica dialéctica en la realidad económica de la so- abordadas cuestiones tan decisivas como la contradictoriedad, la
iedad es tan provechosa también para la propia lógica, porque determinación del concepto y su relación con la realidad, la abs-
la lógica "llega a sí misma" en la realidad social. El pensamiento es tracción, ley y tendencia, etc.
32 33
Ontología del ser social: El trabajo

Si todavía agregamos que el camarada Fogarasi ofrece una


crítica breve pero decidida de la manera en que el reformismo
Los fundamentos ontológicos
deformó la dialéctica, y también una crítica de la sociología del del pensamiento
conocimiento de Mannheim, que hoy muchos confunden con el
marxismo, entonces tenemos una cierta noción de la riqueza de
y de la acción humanos*
contenidos que posee el libro. El valor de este para los lectores
húngaros se intensifica aun más por el hecho de que el camara-
da Fogarasi aporta un amplio material de citas extraídas de obras
de Marx y Lenin recientemente publicadas, pero desconocidas pa­
ra el lector húngaro.
Fogarasi logró escribir su libro con claridad, a pesar de difi-
cultades que planteaba el contenido. Lo único que podemos ob- 1
jetar es que no exponga con suficiente exhaustividad algunas
cuestiones importantes, y que se contente con alusiones, de mo- La dificultad para iluminar en una conferencia, en cierto modo,
do que el lector no experimentado en la disciplina no perciba a al menos los principios más generales de este complejo de cues-
menudo cuán decisiva es la cuestión que se está tratando. tiones, es doble. Por un lado, había que abarcar críticamente el
estado actual del problema; por otro, había que elucidar la cons-
titución fundamental de una nueva ontología, al menos en su es-
tructura básica. A fin de poder dominar, en alguna medida, cuan-
do menos la segunda cuestión -que es la objetivamente decisiva-,
debemos renunciar a una exposición, incluso una muy resumida,
de la primera. Todos saben que, en las últimas décadas, profun-
dizando radicalmente viejas tendencias epistemológicas, el neo-
positivismo -con su básico rechazo de todo planteo ontológico
como acientífico- poseyó una hegemonía absoluta. Y, sin duda,
no solo en la vida estrictamente filosófica, sino también en el
mundo de la praxis. Si se analizaran seriamente los motivos con-
ductores de orden teórico que rigen el actual desarrollo de las es-
feras política, militar y económica, se vería que dichos motivos
-consciente o inconscientemente- se encuentran determinados
por métodos de pensamiento neopositivistas. Esto ha garantizado

• "Die ontologischen Grundlagen des menschlichen Denkens und Handelns".


En: Dannemann, Rüdiger; Jung, Werner (eds.), Objektive Moglú:hkeit. Beitrdg« zu
Ceorg l.ukács' "Zur Ontologie des gesellscha(tlú:hen Seins". Frank Benseler zum 65. Ce­
burlslrtg. Opladen: Westdeutscher Verlag, 1995. pp. 31-47. Trad. de Miguel Ved-
da. Publicada por primera vez en ad lectores 8. Neuwied y Berlín: Luchterhand,
1969, pp. 148-164. Lukács había escrito la conferencia con vistas a presentarla
en el XIV Congreso Internacional de Filosofia que tuvo lugar entre el 2 y el
9/9/ 1968 en Viena; pero finalmente no la presentó. Aquí aparecen sintetizadas
las ideas centrales de la Ontologírt.

34 35
Ontología del ser social: El trabajo Los fundamentos ontológicos del pensamiento y de la acción humanos

la ca i ilimitada omnipotencia de dichos métodos; una vez que la ciones de la existencia". En la medida en que la posición radical
confrontación con la realidad haya conducido a una crisis abier- de Marx -posición que con igual radicalismo se aparta del anti-
ta, esto ocasionará grandes transformaciones, desde el plano de guo materialismo- fue interpretada múltiples veces de acuerdo
la vida político-económica, hasta la reflexión filosófica en el sen- con el viejo espíritu, surgió la falsa impresión de que Marx subes-
tido más amplio de la expresión. Como nos encontramos en el timaba la importancia de la conciencia por comparación con el
comienzo de este proceso, puede bastar con esta indicación. ser material. Más adelante se explicará concretamente la falsedad
Nuestra conferencia no se ocupará, pues, de las tentativas de esta concepción. Lo que aquí importa es señalar que Marx
ontológicas de las últimas décadas. Nos circunscribimos a la me- concebía la conciencia como un producto tardío de la evolución
ra explicación de que las consideramos sumamente problemáti- ontológica material. Si esto se interpreta en el sentido del Dios
cas, y nos remitimos solo a la evolución última de un tan célebre creador de la religión, o a la manera de un idealismo platónico,
iniciador de esta orientación como Sartre, a fin de aludir, cuando puede producirse, sin duda, una apariencia tal. Para una filosofía
menos, a la problemática y a su orientación. evolutiva de orientación materialista, por el contrario, el produc-
Esta orientación se muestra en relación con el marxismo. to tardío no tiene que ser nunca un elemento de escasa impor-
Sabemos muy bien que este último, en las historias de la filosofía, tancia ontológica. El hecho de que la conciencia reproduzca la
rara vez ha sido considerado como una ontología. Esta conferen- r alidad y, sobre esa base, haga posible la elaboración modifica-
cia se propone, en cambio, la tarea de señalar lo que fue filosófi- dora de esta, implica, desde la perspectiva del ser, un poder con-
camente decisivo en la actividad de Marx: trazar el esbozo de una -reto, y no una debilidad, como sucedería si se la juzgara a partir
ontología materialista histórica, superando, tanto teórica como el • aspectos exageradamente irreales.
prácticamente, el idealismo lógico-ontológico de Hegel. El papel
preparatorio de Hegel consiste en que este concibió, a su mane- 11
ra, la ontología como una historia que -en oposición con la on-
tología religiosa- desarrollaba una historia evolutiva necesaria qui solo podemos ocuparnos de la ontología del ser social. Pe-
desde "abajo", desde lo más simple, hasta "arriba", hasta las más • o 110 podemos captar su peculiaridad si no tomamos conoci-
complejas objetivaciones de la cultura humana. Es natural que, 111i(·n to de que un ser social solo puede surgir y seguir desarro-
en ella, el acento estuviera puesto en el ser social y sus productos, ll.md e sobre la base de un ser orgánico y este último, a su vez,
así como es igualmente característico de Hegel que el hombre olo a partir del ser inorgánico. La ciencia comienza ya a descu-
aparezca, en él, como un creador de sí mismo. l II ir las formas preparatorias de transición de un modo del ser a
La ontología marxiana excluye de la hegeliana todos los ele- t ,t, o. Además, ya han sido expuestas las categorías más importan-

mentos lógico-deductivos y los histórico-evolutivamente teleológi- te• , en principio, de las formas del ser más complejas, en contra-
cos. Con esta "puesta sobre los pies" de carácter materialista, tam- 1'º irión on las más simples: la reproducción de la vida, por opo-
bién la síntesis de lo simple debe desaparecer de la serie de 11 1011 a la mera modificación; adaptación activa, orientada a
factores motores del proceso. En Marx, el punto de partida no es 11,111. lormar conscientemente el ambiente, por oposición a la
el átomo, como en los viejos materialistas, ni el ser abstracto, co- ul.1pt.1ri6n meramente pasiva. También se ha hecho claro que la
mo en Hegel. Todo lo existente debe poseer siempre carácter ob- 1111111.1 d •I s r más simple, aun cuando pueda producir muchas

jetivo, debe ser siempre la parte más motora y móvil de un com- e .1tq,:oi ías transicionales, se encuentra separada por un salto de
plejo concreto. Esto tiene dos consecuencias fundamentales. l,1 ,111t1·111i ·a nstitución de la forma del ser más compleja; esta
Primero, el entero ser es un proceso histórico; segundo, las cate- e ,IIKo < ualitativamente nuevo, cuya génesis no puede ser simple-
gorías no son declaraciones sobre algo existente o en devenir, ni 1111"11tc• "!kclu ida" de la forma más simple.

principios de formación (ideales) de la materia, sino formas mo- 1111 saltos m jante sucede la ampliación de la nueva for-

toras y móviles de la materia misma: "formas del ser, determina- 111 1 dc•I 1·1. l•'.n la m dida en que se constituye allí de modo con-

� ""' ''°�º 36
37
Ontología del ser social: El trabajo Los fundamentos ontológicos del pensamiento y de la acción humanos

tinu algo .ual itativarn nte nuevo, este algo nuevo, en muchos no de la reproducción biológica: el producto es, dice Marx, un
casos, no pare e ser más que una modificación de las maneras resultado que al comienzo del proceso estaba presente "ya en la
de reac ión del ser, que está en proceso de fundamentación en mente del obrero" 1, es decir, de un modo ideal.
nuevas categorías efectivas, en aquellas calegorías que verdade- Parece, quizás, llamativo que justamente en la delimitación
r��ente revelan lo nuevo en el ser nuevamente constituido. materialista entre el ser de la naturaleza orgánica y el ser social,
P�ensese en cómo la luz, que actúa sobre las plantas de manera se atribuya a la conciencia un papel tan decisivo. Pero no hay que
aun p�ramente físico-química (por cierto que desencadenando olvidar que los complejos de problemas que aquí se presentan
ya aqm, con ello, efectos vitales específicos), en la vista de los ani- (su tipo más elevado es el de libertad y necesidad) solo pueden
males más desarrollados desarrolla formas de reacción frente al recibir un sentido auténtico -precisamente, de modo ontológi-
ambi_e_nte específicamente biológicas. Así, el proceso de repro- co- gracias a una participación activa de la conciencia. En tanto
ducción asume, en la naturaleza orgánica, formas cada vez más la conciencia no llega a constituirse en una fuerza efectiva del ser,
adecuadas a su esencia genuina; se convierte de manera cada vez esta oposición no puede presentarse en absoluto. Por el contra-
más decisiva en un ser sui generis, si bien el hecho de basarse en rio, siempre que se asigna objetivamente un papel semejante a la
los fundam�ntos originarios del ser nunca puede ser superado. conciencia, se atribuye a esta la resolución de esas oposiciones.
Ya que aqu_1 no podemos esbozar siquiera este complejo de pro- Es posible designar, y con buenas razones, al hombre que
blemas, se�_alemo� �ue la evolución ascendente del proceso de trabaja, al animal que, a través del trabajo, ha .llegado a convertir-
repr oducción org�rnco, e_I devenir biológico cada vez más puro se en hombre, un ser capaz de dar respuesta. Pues no queda du-
y expreso "" sentido _estncto, t�mbién conforma, con ayuda de da de que cada actividad laboral surge como solución orientada a
las p�rce�c1ones sensibles, un tipo de conciencia, un importan- dar respuesta a aquella necesidad que la desencadenó. Pero si se
te epifenomeno, como un órgano superior de su funcionamien- quisiera desatender la esencia de la cuestión, se daría por supues-
to efectivo. ta, aquí, una relación inmediata. El hombre, por el contrario, se
Un_ �ivel d_et�rminado de evolución de los procesos de re- convierte en un ser capaz de dar respuesta precisamente porque
prod�cc10n orgarucos es imprescindible para que pueda surgir el -paralelamente a la evolución social, de un modo creciente- ge-
trabajo como un fundamento dinámico-constructivo de una nue- neraliza como preguntas sus necesidades, las posibilidades de sa-
va clase de_ ser. También aquí debemos dejar de lado los innume- tisfacer estas; y, en su respuesta a la necesidad que las ha desenca-
rables �d1mentos de trabajo existentes -los cuales representan denado, fundamenta y enriquece su actividad a través de tales
solo -�d1mentos-, también aquellos callejones sin salida en que mediaciones, a menudo profusamente ramificadas. Así, no solo la
surgio, no solo una clase de trabajo, sino también su necesaria respuesta, sino también la pregunta son, inmediatamente, un
consecue�c_ia evolutiva, la _división del trabajo (abejas, etc.), por- producto de la conciencia que dirige la actividad. Pero con ello la
q_�e es�a �lt�ma, en la medida en que se fija como una diferencia- acción de responder no deja de ser, desde la perspectiva del ser,
cion b10log�ca _d� los ejemplares del género, no puede convertir- lo primario en este movido complejo. La necesidad material, en
se en un prmcipio de la evolución ulterior en dirección a un ser cuanto motor del proceso de reproducción individual y social, es
d_e una nueva �l�se, sin� que se atiene a una estabilidad despro- la que realmente pone en movimiento el complejo de trabajo, y
vista de evolución; precisamente, a un callejón sin salida en la todas las mediaciones, de acuerdo con el ser, están presentes solo
evolución. , para satisfacer dicha necesidad. Ciertamente, con ayuda de esla-
La esenci� d:! trabajo consiste, justamente, en la capacidad bones intermedios, que transforman de modo ininterrumpido
de reb�sar la fijación del ser viviente en la relación biológica con tanto la naturaleza que rodea a la sociedad como a los hombres
su ambiente. El momento esencialmente distintivo no está dado
p_or I� perfección_ de los productos, sino por el papel de la con- 1. Cfr. /\'/ Caf1ilal. Critica de la economía politica. Trad. de Wenceslao Roces. México:
3 .
ciencia, que precisamente aquí cesa de ser un mero epifenóme- FCE, 1999 , l, pp. 130-131.

38 39
Ontología del ser social: El trabajo Los fundamentos ontológicos del pensamiento y de la acción humanos

que actúan en esta, sus relaciones, etc. Tales eslabones tornan Toda praxis social, si consideramos el trabajo como sumo-
p�ácticamente activas, en la naturaleza, fuerzas, relaciones, pro- delo, reúne dentro de sí esta contradicción. Por un lado, es una
piedades, etc., que, de otro modo, no hubiesen podido desenca- decisión entre alternativas, pues todo hombre, cada vez que hace
denar tales efectos; y el hombre, a través de la liberación y el do- algo, debe continuamente decidirse por realizar la acción o por
minio de esas propias fuerzas, produce una evolución ascendente abstenerse de hacerla. Toda acción social emana, pues, de una
de sus capacidades. decisión entre alternativas sobre posiciones teleológicas futuras.
Con el trabajo, está dada, pues, ontológicamente la posibili- La necesidad social puede imponerse solo en la presión -a menu-
dad de la evolución ascendente de esas capacidades, como tam- do anónima- para que los individuos realicen su decisión entre
bién la posibilidad de que el hombre las ejercite; ya por el traba- alternativas de acuerdo con una orientación determinada. Marx
jo, pero ante todo a causa de la metamorfosis de la adaptación designa esta situación adecuadamente, al decir que los hombres
meramente reactiva, pasiva del proceso de reproducción al am- se ven impulsados a actuar de un modo determinado "bajo
biente. A través de la modificación consciente y activa de dicha amenaza de ruina" ..Pero los hombres deben realizar sus acciones,
adaptación, el trabajo se convierte, no solo en un hecho en el que en última instancia, aun cuando a menudo actúan en contra de
cobra expresión la nueva peculiaridad del ser social, sino tam- sus propias convicciones.
bién -precisamente, de manera ontológica- en modelo de la for- A partir de esta situación ineludible del hombre que vive
ma del ser enteramente nueva. en sociedad, pueden deducirse todos los problemas reales -na-
Cuanto más precisamente contemplamos el funcionamien- turalmente, incluyendo los más complicados en las situaciones
to del trabajo, tanto más evidente se torna este carácter. El traba- más complicadas- del complejo que solemos designar como
jo consta de posiciones teleológicas, que ponen en movimiento tiempo libre. Sin rebasar el ámbito del trabajo en sentido estric-
sus respectivas series causales. Esta determinación simplemente to, podemos remitirnos a las categorías. de valor y deber. La na-
constatativa elimina prejuicios ontológicos milenarios. En contra- turaleza no conoce ni la una ni la otra. Las transformaciones del
posición con la causalidad, que representa la ley espontánea en ser-así [Sosein] en el ser-diferente [Anderssein] dentro de la na-
la que reciben su expresión universal todos los movimientos de turaleza inorgánica no tienen, obviamente, nada que ver con el
formas íntegras del ser, la teleología es una forma de posición valor. En la naturaleza orgánica, donde el proceso de reproduc-
--continuamente llevada a cabo por una conciencia- que, condu- ción, de acuerdo con el ser, implica una adaptación al ambien-
ciendo los movimientos en determinadas direcciones, solo puede te, puede hablarse ya de su éxito o fracaso, pero esa contraposi-
activar series causales. Cuando, pues, en sistemas filosóficos ante- ción no rebasa -justamente, de acuerdo con el ser- los límites
riores la posición teleológica no era reconocida como una espe- del mero ser-diferente. Algo totalmente distinto ocurre con el
cificidad del ser social de esta índole, debía idearse, por un lado, trabajo. El conocimiento diferencia, en general, muy claramen-
un sujeto trascendente, por otro, una conformación especial de te el ser-en-sí objetivamente existente de los objetos, del mera-
las estructuras teleológicamente efectivas, a fin de poder atribuir mente pensado ser-para-nosotros que aquellos alcanzan en el
a la naturaleza y la sociedad tendencias evolutivas de carácter te- proceso del conocimiento. Ahora bien, en el trabajo, el ser-para-
leológico. La duplicidad de este estado de cosas ( que, por un la- nosotros del producto del trabajo alcanza su peculiaridad obje-
do, en una sociedad que se ha vuelto realmente social, sin duda tiva realmente existente; precisamente, aquella por la cual el
la mayoría de aquellas actividades cuya totalidad mueve el todo, producto, cuando es postulado y realizado adecuadamente, pue-
es de naturaleza teleológica; pero que, por otro, su existencia de cumplir sus funciones sociales. De ese modo, se vuelve valio-
concreta consta de estructuras causales -no importa si permane- ·o ( en el caso del fracaso: desprovisto de valor, dotado de un va-
cen aisladas o se encuentran reunidas- que nunca pueden en- lor escaso). La verdadera objetivación del ser-para-nosotros es el
contrarse en una relación de carácter teleológico) es aquí el pun- a to por el cual los valores pueden concretamente constituirse.
to de vista decisivo. El hecho de que dichos valores asuman formas más espirituales

40 41
Ontología del ser social: El trabajo Los fundamentos ontológicos del pensamiento y de la acción humanos

en niveles superiores de socialización, no impugna la significa- cando ámbitos cada vez más variados y amplios-, alcanza niveles
¡I ción fundamental de esta génesis ontológica. cada vez más altos, en lo extensivo y en lo intensivo. Pero, como
Algo similar ocurre con el deber ser [Sollen]. Este contiene este proceso de perfeccionamiento no puede superar el hecho
una forma de comportamiento humana determinada por posi- básico, la incognoscibilidad de circunstancias enteras, este modo
ciones de fin [Zielsetzungen] de orden social (y no solo inclina- de ser del trabajo despierta también -paralelamente con su creci-
ciones meramente naturales o espontáneamente humanas). Aho- miento- la vivencia de una realidad ti-ascendente, cuyas descono-
ra bien: corresponde a la esencia del trabajo que, en él, cada cidas fuerzas el hombre intenta aplicar en su beneficio. No es es-
movimiento que ejecutan los seres humanos deba encontrarse di- te el lugar de ocuparse de las diversas formas de la praxis mágica,
rigido por fines determinados de antemano. Cada movimiento se de la fe religiosa, etc., que proceden de esta situación. Pero no es
encuentra, pues, subordinado a un deber ser. Tampoco aquí se posible dejar de mencionarlas, aun cuando, obviamente, solo
modifica nada decisivo, de acuerdo con el ser, cuando esta estruc- ·onstituyen una fuente de estas formas ideológicas. En especial,
tura dinámica es trasladada a ámbitos de actividad puramente es- porque el trabajo no solo es el modelo objetivamente ontológico
pirituales. Se muestran, por el contrario, con total claridad los es- rl · toda actividad humana, sino que, en los casos aquí menciona-
labones del ser que conducen de los modos de comportamiento dos, también es el prototipo directo para la creación divina de la
iniciales a los posteriores, más espirituales, al revés de lo que ocu- realidad, para toda configuración producida teleológicamente
rre con los métodos epistemológico-lógicos, en que el camino por un creador omnisciente.
que lleva de las formas más altas a las iniciales se torna invisible, El trabajo es una posición consciente; presupone, pues, un
e incluso estas aparecen como antítesis desde el punto de vista de ub .r concreto -aunque no perfectamente concreto- acerca de
aquellas. dl'tnminados fines y medios. En vista de que, tal como se ha mos-
Si, desde el sujeto que pone, arrojamos ahora una mirada 11.1<10, la evolución, el perfeccionamiento, cuenta entre sus rasgos
sobre el proceso de trabajo global, se ve, de inmediato, que el su- n11tológicos esenciales, se constituye en la medida en que llama a
jeto realiza conscientemente la posición teleológica, pero nunca l.1 ida onfiguraciones sociales de un orden más alto. La más im-
de modo tal que se encuentre en condiciones de dominar todas pni t:tnt de estas diferenciaciones es, quizás, la creciente autono-
las condiciones de su propia actividad, para no hablar de todas las 11111.,riún de los trabajos preparatorios; la separación -siempre re-
consecuencias. Obviamente, esto no impide que los hombres ac- l.111 a- d ·l conocimiento de fin y medio en el propio trabajo
túen. Pero existen innumerables situaciones en que, bajo amena- 1 11111 , <·to. La matemática, la geometría, la física, la química, etc.,
za de ruina, el hombre debe realizar forzosamente la acción, a pe- ltu-11111, < ri inariamente, partes, factores de este proceso prepa-
sar que sabe que está en condiciones de dominar tan solo una 1 1101 io del trabajo. Paulatinamente, se desarrollaron hasta con-
pequeña parte de las circunstancias. También en el propio traba- 11111 1· ('ll ampos de conocimiento independientes, sin perder
jo sabe el hombre, a menudo, que solo puede conquistar un pe- 1 1111 1.11111·nt sa función originaria. Cuanto más universales y au-
queño círculo de sus circunstancias, pero que, sin embargo, está t 1111, 1111.1 se volvieron esas ciencias, tanto más universal y autóno-
en condiciones de realizar el trabajo de algún modo -pues la ne- 11111 1 10111(> también el trabajo; cuanto más se ampliaron, inten-
cesidad apremia y el trabajo también tiene en vista la satisfacción 1111 .1111111 l'I ·., aquellas, tanto mayor se tornó el influjo de los
de aquella-. 11111111 1111Í1·111os así surgidos sobre la posición de fines y sobre los
Esta situación ineludible tiene dos importantes consecuen- 111 d111 di· 1 caliza ión del trabajo.
cias. Primero, la dialéctica intrínseca del perfeccionamiento 1111.1 dilv1-cn .ia ión semejante es ya una forma relativamen-
constante del trabajo, en la medida en que, en el curso de su rea- 11111, d1 .111 <,lh1 la de la división del trabajo. Esta forma es, sin
lización, como consecuencia de la observación de sus resultados, 11111 11111, l,1 < 011s · .u n ia más elemental de la evolución del pro-
etc., el ámbito de las determinaciones que se han vuelto recono- 1' 1 11 il 1,q1, 1111 :11ll .s de que hubiera alcanzado el pleno desa-
cibles crece continuamente y, por ende, el trabajo mismo -abar- 1111111 11111 11 1vn por j .mplo, en el período recolector- aparece
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Ontología del ser social: El trabajo Los fundamentos ontológicos del pensamiento y de la acción humanos

ya esta manifestación consecutiva, por ejemplo, en la caza. Lo d · mitos, es algo que constituye, en palabras de Fontane, un cam-
que, para nosotros, es digno de mención desde una perspectiva po vasto. No podría, pues, ser tratado en una conferencia. Solo
ontológica, es la emergencia de una nueva forma de posición te- podemos referirnos al hecho de que los conocimientos de las po-
leológica: aquí, no es un fragmento de naturaleza el que ha de siciones teleológicas que influyen sobre el metabolismo con la na-
ser elaborado de acuerdo con las posiciones de fin humanas, si- l uraleza, que han surgido con el fin de fundar tales posiciones,
no que un hombre (o varios) ha de disponerse a realizar posicio- han de ser más fáciles de sustituir que aquellos que están orienta-
nes teleológicas de un modo predeterminado. Puesto que un tra- dos a influir sobre hombres y grupos humanos. Aquí es mucho
bajo determinado, por diferenciada que sea la división del más íntima la relación entre fin y fundamentación epistemológi-
trabajo <''le lo define, solo puede tener un fin principal unitario, ca. Esta determinación, sin embargo, no debe de ningún modo
deben encontrarse los medios para garantizar esa unicidad de la .onducir a una exageración epistemológica en dirección a la uni-
posición de fin en la preparación y ejecución del trabajo. Por formidad o a la diferencia absoluta. Se encuentran presentes, al
ello, esas nuevas posiciones teleológicas deben entrar en funcio- mi mo tiempo, coincidencias y diferencias ontológicas que solo
nes conjuntamente con la división del trabajo y persisten tam- pt reden encontrar su resolución en una dialéctica sociohistórica
bién como un medio ineludible en toda tarea que requiera la di- concreta.
visión del trabajo. A partir de la más alta diferenciación social, a Aquí podría aludirse simplemente al fundamento socioon-
partir de la constitución de clases sociales con intereses antagóni- tológico. Todo acontecimiento social procede de posiciones te-
cos, este tipo de posiciones teleológicas se convierte en el funda- lcológicas individuales, pero posee un carácter puramente cau-
mento espiritual-estructural de aquello que el marxismo designa sa l. La génesis teleológica tiene, de acuerdo con su naturaleza,
como ideología. En los conflictos que plantean las contradiccio- importantes consecuencias para todos los procesos sociales. Por
nes propias de las producciones más desarrolladas, la ideología 1111 lado, pueden producirse objetos, con todas sus consecuencias,

genera las formas en que los hombres toman conciencia de esos qu · la naturaleza no podría haber producido por sí misma; pién-
conflictos y los resuelven. ('S<: por ejemplo, a fin de demostrar también este hecho en un
Tales conflictos atraviesan de modo cada vez más intenso la nHadio primitivo, en la rueda. Por otro, toda sociedad se desarro-
íntegra vida social. Se extienden desde las contraposiciones priva- lla d tal modo que la necesidad deja de actuar de un modo me-
das en el trabajo individual y en la vida cotidiana -contraposicio- 1 .111i .o-espontáneo; se intensifica su modo de manifestación típi-

nes que se resuelven de un modo inmediatamente privado- has- I o: s ·gún el caso, es posible exhortar, apremiar, constreñir a los

ta aquellos importantes complejos de problemas que la hombres para que realicen determinadas decisiones teleológicas,
humanidad, hasta hoy, se ha empeñado en resolver en sus gran- n disuadirlos de que las realicen.
des transformaciones sociales. El tipo estructural más básico El proceso total de la sociedad es un proceso causal que po-
muestra, sin embargo, en todos los casos rasgos esencialmente co- 1•1• sus propias leyes, pero no una orientación objetiva a fines. In-

munes: así como, para el trabajo mismo, el saber concreto sobre e 111 o ·n aquellos casos en que los hombres o los grupos huma-
los procesos naturales en cuestión era inevitable, a fin de realizar 110 consiguen realizar sus posiciones finales, los resultados, por
con éxito el intercambio material entre la sociedad y la naturale- 111 1·11 .ral, aportan algo totalmente diferente de lo deseado.
za, así también resulta, aquí, imprescindible un cierto saber-acer- l'w11st·:, · n que la evolución de las fuerzas productivas en la an-
ca de la constitución de los hombres, de sus relaciones mutuas ti ,wdad destruyó los fundamentos de la sociedad; que esa mis-
personales y sociales, a fin de conducirlos a realizar las posiciones 111, rvolu ·ión, en un estadio determinado del capitalismo, produ-

teleológicas deseadas. Cómo surgieron luego modos de compor- 111 111, is onómicas periódicamente recurrentes, etc.) Esta
tamiento racionalizados, e incluso ciencias, a partirde tales cono- ili 1 1 c•pan ia interna entre las posiciones teleológicas y sus conse-
cimientos basados en las necesidades vitales, ·que en un comien- 1 111 111 ias ausales se intensifica con el crecimiento de las socieda-
zo asumen las formas de costumbre, tradición, hábito, e inclusa' c lt , 1 011 la intensificación de la participación social y humana en

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Ontología del ser social: El trabajo Los fundamentos ontológicos del pensamiento y de la acción humanos

esas sociedades. Naturalmente, también esto debe ser entendido do xplícitamente a la base ontológica fundamental -la causali-
en su contradictoriedad concreta. Algunos grandes aconteci- dad, puesta en marcha a través de decisiones alternativas de cará�-
mientos económicos (piénsese, por ejemplo, en la crisis de 1929) u-r ontológico-. La consecuencia de esto es que nuestros conocí-
pueden manifestarse bajo la apariencia de una catástrofe natural mi ntos positivos sobre la necesidad deben tener, esencialmente,
inevitable. La historia muestra, sin embargo, que precisamente 11n arácter post festum. Se hacen visibles, naturalmente, tenden-
en las grandes conmociones -piénsese en las grandes revolucio- das generales; pero estas se desarrollan, en concreto, de manera
nes- fue muy significativo el papel de aquello que Lenin acostum- tan asimétrica, que, a lo sumo, solo podemos obtener un saber a
braba denominar el factor subjetivo. La diversidad de las posicio- poster iori sobre su conform�ción con:reta: s?lo �os mo�os de
nes finales y de sus consecuencias se manifiesta, por cierto, como r ·alización de las configuractones sociales mas diferenciadas y
predominio fáctico de los elementos y tendencias materiales en ·omplejas muestran, en la mayoría de los casos, con claridad en
el proceso de reproducción de la sociedad. Esto no significa, em- qu � dirección avanza realmente la dirección evolutiva de un pe-
pero, que ese predominio puede desarrollarse siempre de modo ríodo de transición. Tales tendencias pueden, pues, ser compren-
forzoso, sin tolerar resistencia alguna. El factor subjetivo, origina- didas solo a posteriori; del mismo modo, las interpretaciones, es-
do en la reacción humana a semejantes tendencias de movimien- íucrzos, previsiones, ele. de índole social que, entretanto, se han
tos, sigue siendo en múltiples ámbitos, permanentemente, un constituido, y que no son en absoluto indiferentes del todo para
factor a veces influyente; a veces, incluso, decisivo. ,·I desarrollo de las tendencias, reciben solo a posteriori su con-
firmación o impugnación. . .
111 En la evolución económica precedente podemos percibir
tres líneas evolutivas tales que, por cierto, se han desarrollado, os-
Hemos intentado mostrar cómo, en el ser social, las categorías u-nsiblemente, de un modo a menudo muy asimétrico, pero in-
decisivas y sus contextos están dados ya en el trabajo. El espacio dq>cndientemente de la voluntad y el saber subyacentes a las po-
de esta conferencia no permite desarrollar el progresivo ascenso • iciones teleológicas.
desde el trabajo hasta la totalidad de la sociedad, aunque solo sea En primer lugar, continuamente tiende a reducirse el tiem-
a modo de esbozo. (No podemos, p.ej., abordar transiciones tan po de trabajo socialmente necesario para la reproducción de l�s
importantes como la del valor de cambio al valor de uso, y de es- hombres. Hoy ya nadie objetará este hecho como una tendencia
te al dinero; etc.) Los asistentes deben permitirme, pues -a fin de �<'11 ·ral. .,
mostrar al menos a modo de esbozo la importancia de la ontolo- En segundo lugar, este mismo proceso de reproducción ha
gía hasta aquí bosquejada para la sociedad en su conjunto, su evo- ulo obrando un carácter cada vez más intensamente social.
lución, sus perspectivas-, que pase simplemente por alto ámbitos ( :11ando Marx habla de un creciente "retroceso de los límites na-
intermedios sumamente importantes en cuanto al contenido, a 1111 alcs", se refiere, por un lado, a que la dependencia de la vida
fin de explicar al menos un poco más claramente la estructura humana (y, por ende, social) de los procesos naturales no puede
más general de este inicio genético de la sociedad y la historia, ch·. aparecer enteramente; por otro, a que la participación cuan-
con su propia evolución. uuulva y cualitativa de lo meramente natural, tanto en la produc-
Lo que ante todo importa es ver en qué consiste aquella ne- 1011 orno en los productos, se reduce constantemente; a que to-
cesidad económica que los amigos y enemigos de Marx acostum- do. los momentos decisivos de la reproducción humana
bran alabar o despreciar, con tan poca comprensión, en una vi- pih1s se en factores tan naturales como la alimentación o la se-
sión general de la obra marxiana. Ya de entrada es preciso 11,1lidad- incorporan cada vez más momentos sociales y son
subrayar el hecho obvio de que no se trata de un proceso natural- 11 msformados continua y esencialmente por estos.
mente necesario, aun cuando el propio Marx a veces emplea ta- En tercer lugar, la evolución económica crea, igualmente,
les expresiones en polémica con el idealismo. Nos hemos referí- u-l,u iones cuantitativas y cualitativas cada vez más decisivas entre
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Ontología del ser social: El trabajo Los fundamentos ontológicos del pensamiento y de la acción humanos

las 'sociedades individuales, originariamente muy pequeñas, inde- C'Xist n, por un lado, el individuo humano aislado y, por otro, un
pendientes, a partir de las cuales el género humano se constituyó � �n ro mudo, que solo liga de modo natural a los múltiples indi-
inicialmente de un modo objetivamente concreto. La hegemonía viduos. La tarea de una ontología materialista que se ha vuelto
económica del mercado mundial, que hoy se realiza con intensi- histórica es, en cambio, descubrir la génesis, el crecimiento, las
dad creciente, muestra ya una humanidad unificada -al menos, contradicciones dentro de la evolución unitaria; mostrar que el
en términos económicos generales-. Se realiza concretamente en hombre, como productor y, al mismo tiempo, como producto de
un mundo en que dicha integración plantea, para la vida de los la sociedad, realiza en el ser-hombre algo superior que el simple
hombres y los pueblos, los conflictos más difíciles y agudizados. h cho de ser un ejemplar meramente aislado de un género abs-
(La cuestión de los negros en los Estados Unidos.) I ra to; que el género, en este nivel del ser, el del ser socialmente
Se trata, en todos estos casos, de tendencias decisivamente desarrollado, ya no es una mera generalización cuyos exponentes
importantes en la transformación superficial y profunda del ser s , mantienen subordinados "en forma muda". Antes bien, dichos
social, a través de las cuales este asume su forma auténtica. De r-xporterrtes se elevan hasta alcai:izar una v�z ca?a vez �ás clara-
acuerdo con dicha forma, el hombre pasó del ser natural a la per- mente articulada; se elevan al nivel de la smtesis, propia del ser
sonalidad humana; de un género animal relativamente desarro- social, entre los sujetos convertidos en individualidades y el géne-
llado, al género humano, a la humanidad. Todo esto es producto ro humano que, en ellos, se ha vuelto autoconsciente.
de series causales que se constituyen en el complejo de la socie-
dad. El proceso mismo no tiene fin alguno. Su evolución ascen- IV
dente contiene, por ello, la efectivización de contradicciones ca-
da vez más desarrolladas, cada vez más fundamentales. El En uanto teórico de este ser y devenir, Marx extrae todas las con-
progreso es, sin duda, una síntesis de actividades humanas, pero s<: uencias de la evolución histórica. Constata que los hombres se
no su realización plena en el sentido de alguna clase de teleolo- han hecho tales a través del trabajo, pero que la historia prece-
gía: por ello vuelven a ser destruidas por esta evolución, una y ,1 mte es solo una prehistoria de la humanidad. La verdadera h�s-
otra vez, realizaciones hermosas, pero económicamente limita- roria solo puede comenzar con el comunismo, como el estadio
das; por eso continuamente se manifiesta el progreso económico , upcrior del socialismo. El comunismo no es, pues, ei:i Marx �1?'ª
objetivo bajo la forma de nuevos conflictos sociales. Así es que .uuicípación utópico-intelectual de un estado de plemtud ficticio
surgen, a partir de la comunidad originaria de los hombres, las todavía por alcanzar, sino, por el contrario, el verdadero comien-
antinomias aparentemente insolubles de las contraposiciones de ,o del desarrollo de aquellas facultades auténticamente humanas
clase; por ello también las peores formas de la inhumanidad son que la evolución precedente ha generado, reproducido,.desarr<:>-
producto de un progreso tal. Así es que, en sus comienzos, la es- llaclo contradictoriamente como importantes avances del devenir
clavitud representa un progreso frente al canibalismo; así es que, humano. Todo esto es acción del propio hombre, resultado de su
hoy, la generalización de la alienación de los hombres es un sín- p1 opia actividad. ·
toma de que la evolución económica comienza a revolucionar la "Los hombres hacen su propia historia -dice Marx-, pero
relación del hombre con el trabajo. 110 la hacen a su libre arbitrio, bajo circunstancias elegidas por
La individualidad es ya una categoría natural del ser, y tam- c•llos mismos'". Esto significa lo mismo que formulamos anterior-
bién lo es el género. Estos dos polos del ser orgánico solo pueden 111c·11t ·: que el hombre es un ser capaz de dar respuesta. Aquí se
alcanzar simultáneamente su autoelevación a la personalidad hu- lrn mula la unidad esencial al ser social -indisolublemente contra-
mana y el género humano en el ser social en el proceso por el dlc toria- de libertad y necesidad, que ya en el trabajo actuaba co-
cual la sociedad adquiere un carácter cada vez más social. El ma-
terialismo anterior a Marx no consiguió siquiera plantear la cues- /•,'/ dirrioclu: Brumario de Luis Bonaparte. En: Trabajo asalariado y wf1itaL Trad.: Edi-
tión. Para Feuerbach, según el comentario crítico de Marx, solo I io11 · I rogreso. Barcelona: Planeta-De Agostini, 1985, pp. 135-225; aquí, p. 135.

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Ontología del ser social: El trabajo Los fundamentos ontológicos del pensamiento y de la acción humanos

mo unidad indisolublemente contradictoria de las decisiones al- .11 punto más alto de desarrollo. Hoy, la evolución cada vez más in-
ternativas de orden teleológico y las presuposiciones y conse- u-nsarncntc diferenciadora de las capacidades parece actuar verda-
cuencias de orden ineludiblemente causal-forzoso. Una unidad dr-ramcnte como un obstáculo para el devenir de la personalidad,
que continuamente vuelve a reproducirse en todos los niveles so- e omo un vehículo de la alienación de la personalidad humana.
cialmente personales de la actividad humana, bajo formas siem- Ya en el trabajo más primitivo, la genericidad del hombre
pre nuevas, cada vez más desarrolladas y mediadas. rlt:ja de ser muda. Pero alcanza, por de pronto e inmediatamen-
Por eso habla Marx, acerca del período inicial de la auténti- te, 1 mero estadio de un ser en sí [Ansichsein]: el de la concien-
ca historia humana, como de un "reino de la libertad", que, sin cia activa sobre el respectivo contexto social, el cual se halla fun-
embargo, "solo puede florecer tomando como base aquel reino dado en lo económico. Por grandes que hayan sido los progresos
de la necesidad"3 (de la reproducción económico-social de la hu- d , la socialización, por vasta que haya sido la ampliación de su
manidad, de las tendencias de evolución objetivas a las que he- horizonte, la conciencia general del género humano no ha reba-
mos aludido anteriormente). sado aún esa particularidad de la circunstancia dada en cada ca-
Precisamente esta vinculación del reino de la libertad con su �º para el hombre y el género.
base social-material, con el reino económico de la necesidad Sin embargo, tampoco desapareció jamás completamente
muestra la libertad del género humano como producto de su cid orden del día de la historia la genericidad más alta. Marx des-
propia actividad. La libertad, e incluso su necesidad, no son algo cribe el reino de la libertad como un "despliegue de las fuerzas
dado naturalmente, ni un regalo concedido desde "lo alto"; tam- humanas que se considera como fin en sí"4; que, por lo tanto, se
poco un componente -de origen misterioso- de la esencia huma- 1·11 uentra lo bastante cargada de contenido -tanto en lo que res-
na. Es el producto de la propia actividad humana, que, sin duda, pe ta al hombre aislado como a la sociedad- para valer como fin
siempre arriba concretamente a resultados diversos de los desea- 1·11 sí mismo. Resulta, por de pronto, claro que una genericidad
dos, pero en sus consecuencias reales amplía -objetivamente- en 1.11 presupone una altura hasta ahora no alcanzada en absoluto
forma continua el campo de las posibilidades de la libertad. Y, cid reino de la necesidad. Solo cuando el trabajo sea dominado
por cierto, inmediatamente en el proceso de la evolución econó- I c·almente de modo pleno por la humanidad; solo cuando en el
mica, en la medida en que, por un lado, incrementa el número, trabajo resida ya, pues, la posibilidad de ser "no solo medio para
el alcance, etc. de las decisiones alternativas humanas; por otro, la vida" sino la "primera necesidad vital"; solo cuando la humani-
perfecciona igualmente las capacidades de los hombres a través dad haya superado enteramente el carácter forzoso de la autorre-
de la intensificación de las tareas que les son planteadas a estos producción, se encontrará desbrozado el camino para la activi-
por su propia actividad. Todo esto reside aún, naturalmente, den- dad humana como fin en sí mismo.
tro del "reino de la necesidad". Desbrozar significa procurar las condiciones materiales ne-
La evolución del proceso de trabajo, del campo de actividad, c csarias; significa un campo de posibilidades para la libre activi-
también posee, sin embargo, otras consecuencias, más indirectas: 1lacl autónoma. Ambas cosas son productos de la actividad huma-
ante todo, la constitución y desarrollo de la personalidad humana. na. Pero en tanto la primera es producto de una evolución
Esta última tiene, como base ineludible, las progresos de las capaci- ,u·c saria, la segunda es resultado del uso adecuado, acorde con
dades, pero no es de modo alguno su continuación simple y unili- l., dignidad humana, de lo necesariamente originado. La propia
neal. Incluso, en la evolución precedente a menudo existe entre libertad no puede ser meramente un producto necesario de una
ellas una relación predominante de oposición. Dicha relación es di- e· olución forzosa, incluso si todos los presupuestos de su desarro-
ferente en las diversas etapas de la evolución, pero se intensifica con llo solo deben a esa evolución las posibilidades de su existencia.

3. El Capital; III, 759.

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Ontología del ser social: El trabajo Los fundamentos ontológicos del pensamiento y de la acción humanos

Por ello no se trata aquí de una utopía. Pues, en primer lu- hombr . A través de la disposición para emprender un avance in-
gar, enteras posibilidades concretas de su realización han sido u-rior en las crisis de las posibilidades normalmente alcanzadas
producidas por un proceso necesario. No en vano se colocó un cid género, tales hombres ayudan, a partir de la realización ma-
énfasis tan grande sobre el factor de libertad en las decisiones al- t erial de las posibilidades de una genericidad para sí, a lograr
ternativas ya del trabajo más primitivo. El hombre debe alcanzar I ealmente esta genericidad.
su libertad a través de la propia acción. Pero solo puede hacerlo La mayor parte de las ideologías estuvieron y están al servi-
porque cada una de sus actividades contiene ya un factores de li- do de la preservación y desarrollo de la genericidad en sí. Por ello
bertad como componente necesario. • c.· orientan continuamente a lo concreto y actual, se encuentran
Se trata, sin embargo, de muchas más cosas. Si este factor no provistas de formas deliberadamente diversas de la lucha actual.
se presentara ininterrumpidamente en el transcurso de toda la Solo la gran filosofía y el gran arte (así como los modos de proce-
historia humana, si no se conservara en esta una continuidad in- d ·r ejemplares de hombres que actúan individualmente) actúan
cesante, aquel factor no podría, naturalmente, desempeñar, in- en esta dirección; son preservados sin compulsión en la memoria
cl_uso �n un _gran cambio, el papel de factor subjetivo. La contra- el la humanidad, se acumulan como condiciones de una disposi-
dictoria des_igualdad de la evolución misma ha tenido siempre ción: la de preparar a los hombres internamente para un reino de
consecuencras tales. Ya el carácter puramente causal de las conse- la libertad. Se trata aquí, ante todo, de una negación social y hu-
cuen�ias de las posiciones teleológicas hace que cada progreso mana de aquellas tendencias que ponen en peligro esta homini-
emerJa como umdad en la contradictoriedad de progreso y retro- ,a ión del hombre. El joven Marx, p.ej., ha reconocido un peligro
ceso. Con las ideologías, este hecho no solo es elevado a la con- e· ·ntral semejante en la primacía de la categoría de "tener". No es
ciencia (a menudo, a una falsa conciencia) y se convierte en obje- o ioso que la lucha de liberación humana culmine, en Marx, en
to de lucha, de acuerdo con los contradictorios intereses sociales la perspectiva según la cual los sentidos humanos han de conver-
respectivos, sino que es relacionado una y otra vez con las socie- I irse en teóricos. Asimismo, no es, por cierto, ninguna casualidad
�ades, como totalidades vivas, y con los hombres, como persona- que.junto a los grandes filósofos, Shakespeare y los trágicos grie-
hdad�s en b1:1sca de su camino verdadero. En importantes mani- K<> hayan desempeñado un papel tan grande en la formación es-
�estac10nes aisladas vuelve a cobrar expresión, una y otra vez, la piritual de Marx y en el modo en que este ha conducido su vida.
imagen -hasta aquí, siempre fragmentaria- de un mundo de las (Tampoco la valoración de la "Appassionata" por parte de Lenin
actividades humanas que merece existir como fin en sí mismo. Es c·s un episodio ocasional.) En ellos se demuestra el hecho de que
incluso, ll�r_nativo 9ue l_a mayoría de las transformaciones prácti� los clásicos del marxismo, en oposición a sus epígonos -que se
cas que hicieron h1st_ona en su momento desaparezcan sin dejar orientaron a una manipulación cientificista-, nunca perdieron de
huellas de la �emana �e la humanidad, mientras que estos gér- vista el reino de la libertad. Por cierto que supieron valorar, con
menes necesanamente meficaces desde una perspectiva práctica igual claridad, el papel ineludiblemente fundante del reino de la
y condenados, a menudo, a una trágica ruina, se conservan, con necesidad.
frecuencia, como algo vivo e inextinguible en el recuerdo de la Hoy, en ocasión de una tentativa de renovación de la onto-
humanidad. logía marxiana, es preciso afirmar ambas cosas: la prioridad de lo
La conciencia de la mejor parte de la humanidad, que, en el material en la esencia, en la constitución del ser social; pero tam-
proceso del auténtico devenir humano, está en condiciones de hi in, al mismo tiempo, la comprensión de que una concepción
avanzar un paso más que la mayoría de sus contemporáneos, con- materialista de la realidad no tiene nada en común con la capitu-
cede una perduración tal a sus manifestaciones, al margen de to- la ión, usual en estos tiempos, ante las particularidades objetivas
da su pro�lematicidad práctica. Cobra expresión, en esa parte de y ubjetivas.
la humamdad, una unión de personalidad y sociedad que, preci-
samente, apunta a esta genericidad plenamente desarrollada del

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Ontología del ser social:
El trabajo'

Si se desea exponer ontológicamente las categorías específicas


d ·I ser social -su surgimiento a partir de las formas del ser ante-
• iorcs, de qué manera las categorías se vinculan con las formas,
cómo aquellas se basan en estas y se diferencian de estas-, enton-
res la tentativa debe comenzar con el análisis del trabajo. Por
ti .rto que no hay que olvidar que cada estadio del ser -tanto en
ruante al todo como en cuanto al detalle- constituye un comple-
jo; es decir, que también sus categorías más centrales y decisivas

l
pueden ser concebidas solo dentro y a partir de la estructura glo-
hal del nivel del ser respectivo. Y ya la más superficial mirada al
cr social muestra la indisoluble articulación entre sus categorías
dt· .isivas, tales como las de trabajo, lenguaje, cooperación y divi-
. ión del trabajo; muestra nuevas relaciones de la conciencia con,
la realidad y, por lo tanto, consigo misma, etc. Nin na cate oría
p11 ·de ser com rendida uadamente si se la considera en for-
II ia aislada; piénsese, por ejemplo, en la fetichización de la técni-
1 ,l q�ha sido "descubierta" por el positivismo, que influyó hon-
rl.uncnte en ciertos marxistas (Bujarin), y que todavía hoy
1ks mpeña un papel nada menor, y por cierto que no solo entre
los iegos apologistas de la universalidad de la manipulación
hoy tan influyente-, sino también entre sus antagonistas dogmá-
1kos, quienes se basan en una ética abstracta.
Para resolver la cuestión, es preciso, pues, retomar el méto-
do marxiano de los dos caminos (ya analizado por nosotros), des-

"Die Arbeit". En: Prolegomena / Zur Ontologie des g�sellH;haftlit:hen Seins. In Verbin-
d1111g mil dem Lukács-Archiv Budapest herausgegeben von Frank Benseler.
• .l lalbband. Darmstadt y Neuwied: Luchterhand, 1986, pp. 7-116. Trad. de Mi-
guel Ycdda.

55

L. t.... -t - rl.-c.� Y' 1!­­J


Ontología del ser social: El trabajo Ontología del ser social: El trabajo

componer el nuevo complejo del ser, en primer lugar, en forma está excluido de antemano un retroceso experimental a lastran-
analítico-abstractiva, a fin de poder retomar (o avanzar) -basán- siciones de la organicidad predominante en la socialización. El
donos en ':1n fundamento obtenido por este medio- al complejo hic et nunc social de un estadio de transición semejante no pue-
del ser social como un complejo no solo dado y, por ende, mera- de ser reconstruido en forma experimental, precisamente por la
mente representado, sino también concebido en su totalidad penetrante irreversibilidad del carácter histórico del ser social.
real. Para esto, las tendencias de desarrollo de los diversos modos No podemos obtener, pues, un conocimiento inmediato y preci-
del ser, que también ya hemos investigado, nos proporcionan una so de esta transformación del ser orgánico en social. El máximo
ayuda metodológica innegable. La ciencia actual comienza a ras- asequible es un conocimiento post festum2; una aplicación del
tr�a_r concretame�te la génesis de lo orgánico a partir de lo inor- método marxiano, según el cual la anatomía del hombre es la cla-
gamco, en la medida en que muestra que, bajo determinadas cir- ve para la anatomía del mono'' y según el cual, por lo tanto, el es-
cunsta�cias ( atmósfer�, presión atmosférica, etc.), pueden surgir tadio más primitivo puede ser reconstruido -intelectualmente- a
determmados complejos sumamente primitivos en los cuales se partir del superior, a partir de su orientación evolutiva, de sus t�n-
hayan contenidos ya en germen los rasgos fundamentales de lo dencias evolutivas. La máxima aproximación pueden proporoo-
orgánico. Estos ya no pueden existir, por cierto, bajo las condicio- nárnosla, por ejemplo, las excavaciones, que iluminan diversas
nes concretas del presente, solo pueden ser revelados a través de etapas de transición en los planos anatómico-fisiológico y social
su producción experimental. Y la teoría de la evolución de los or- (herramientas, etc.). El salto sigue siendo, no obstante, un salto,
ga�ismos nos muestra de qué manera paulatina y muy contradic- y solo puede ser esclarecido conceptualmente, en última instan-
tona, con cu_ántos callejones sin salida, alcanzaron la supremacía, cia, a través del ya mencionado experimento intelectual. .
en los organismos, las categorías de reproducción específicamen- Hay que tener siempre en claro que se trata de una trans�-
te orgánicas. Es, por ejemplo, muy característico que las plantas ción -ontologicamente necesaria- a manera de salto desde un m-
consu�an su entera reproducción -de acuerdo con las reglas; las vel del ser a otro cualitativamente distinto. La esperanza que la
excepciones carecen, aquí, de importancia- sobre la base de un primera generación de darwinistas tenía en encontrar el "mis-
metabolismo con la naturaleza inorgánica. Solo a partir del reino sing link"4 entre el mono y el hombre, tenía que resultar vana ya
animal es posible que este metabolismo se realice -pura o, al me- porque los rasgos biológicos solo pueden explicar los estadios de
nos, principalmente- en el ámbito orgánico; es posible que, una transición, pero nunca el salto mismo. Ya hemos señalado que la
vez más, según las reglas, incluso las materias necesariamente descripción -en sí, muy precisa- de las diferencias psicof�si�as
inorgánicas sean trabajadas por primera vez a través de una me- entre hombre y animal, debe pasar por alto el hecho ontológico
d!ació!1 �emejante. El camino de la evolución es el de la suprema- del salto (y del proceso real en que este se realiza) hasta tanto no
cia maxima de las categorías específicas de una esfera vital sobre pueda explicar el surgimiento de estas propiedades del homb�e
aquellas que obtienen su existencia y efectividad, de manera ine- a partir de su ser social. Tampoco pueden esclarecer la esencia
ludible, a partir de la esfera inferior. de estos nuevos contextos los experimentos psicológicos con ani-
, Para el ser �oc!�l, ese papel lo desempeña lo orgánico (y, a males muy desarrollados, ante todo con monos. En tales experi-
�raves, d� la mediación de este, también, desde luego, el mundo mentos, se olvida fácilmente la artificialidad de las condiciones
morgamco). Ya hemos expuesto, en otros contextos, una orienta- de vida bajo las cuales se encuentran tales animales. En primer
ción evolutiva semejante en lo social -aquello que Marx ha desig- lugar, la inseguridad natural de la existencia de estos (búsqueda
nado "retroceso de los límites naturales'". Por cierto que, aquí,

2. A oste · ci- 'f> r+


e >
f.e ­t v�
l. Así, p.ej., en fü capital I, V, 14, Marx señala, a propósito de las determinaciones 3. Cf. Contribución a la cndcr; de [11 economía fJOlítiai. 4ª edición. Trad. de Carlos Mar-
naturales: "Esta frontera natural retrocede a medida que gana terreno la indus- tínez y Florea! Mazía. Bs.As.: Estudio, 1975, p. 218.
tria" (fü Cllfnlf,l, 1, 433). 4. El eslabón perdido.

56 57
Ontología del ser social: El trabajo Ontología del ser social: El trabajo

vJ-:..s,i..t"'\ ... \-\ ... -,e� �� c.· e;..\. 4 .... 5.,..-, e..
'l. (1C.\ w
de alimento, peligros) queda anulada; en segundo lugar, los ani- onsiguiente, la vida humana'". En una consideración tal de la gé-
males no trabajan con herramientas creadas por ellos mismos, si- n sis, no hay que escandalizarse ante la expresión "valor de uso"
no producidas y reunidas por el experimentador, etc. Pero la orno un término ya excesivamente económico. Antes de que el va-
esencia del trabajo humano se basa, en primer lugar, en que ella lor ele uso haya entrado en una relación de reflexión con el valor
surge en medio de la lucha por la existencia; en segundo lugar, d cambio -lo cual solo puede ocurrir en un estadio ya relativa-
en que todas sus etapas son productos de su actividad autónoma mente mucho más elevado-, el valor de uso no designa más que un
\ [Selbsttatigkeit]. Ciertas semejanzas, a menudo fuertemente so- producto de trabajo que el hombre está en condiciones de aplicar
brevaluadas, deberían ser consideradas, pues, de manera muy provechosamente en la reproducción de su existencia. En el traba-
crítica. El único factor verdaderamente instructivo consiste en el jo se hallan contenidas in nucev todas las determinaciones que, tal
hecho de que se hace visible la gran elasticidad en el comporta- como veremos, constituyen la esencia de lo nuevo dentro del ser
miento de los animales superiores; un caso límite especial, cuali- social. El trabajo puede ser considerado, pues, como fenómeno
tativamente aun más desarrollado, debe ser aquella modalidad originario [Urphánomen], como modelo del ser social; el esclare-
en que tuvo lugar en la realidad el salto hacia el trabajo; las mo- cimiento de estas determinaciones proporciona ya, por lo tanto,
dalidades hoy existentes evidentemente se encuentran, desde esa una imagen tan clara acerca de sus rasgos esenciales, que parece
perspectiva, en un estadio mucho más bajo; a partir de ellas no metodológicamente ventajoso comenzar con su análisis.
es posible construir ningún puente hacia el trabajo genuino. Pero, respecto de esto, hay ue tener siem re en claro ue,
Puesto que aquí se trata del complejo concreto de la sociali- con la consideración que a uí realizamos del traba'o como ele-
zación como forma del ser, puede presentarse legítimamente la mento a1s a o, se consuma una abstracción; la socialización, la
pregunta de por qué, de todo este complejo, destacamos precisa- primera I ra a·o, el len a·e etc sin duda del
mente al trabajo, y le atribuimos una posición tan privilegiada en trabajo, pero no en una sucesión tem oral uramente determi-
el proceso y en lo que respecta al salto de la génesis. La respuesta, na e, sino simultáneamente, de acuerdo con la esencia. Es, pues,
considerada ontológicamente, es más simple de lo que parece ser una abs racción sui eneris la que aqm realizamos; en el plano
a primera vista: porque todas las demás categorías de esta forma metodológico, es de carácter similar a �que las abstracci� que
del ser ya poseen, de acuerdo con su esencia, un carácter puramen- hemos tratado detalladamente en el análisis de la estructura espe-
te social. Sus propiedades, sus modos de influencia, solo se desarro- ulativa de El capital de Marx. Su primera resolución tiene lugar
llan dentro del ser social ya constituido; por primitiva que sea su ya en el segundo capítulo, en la investigación del proceso de re-
forma de aparición, esta presupone el salto como un hecho ya con- producción del ser social. De ahí que, tal como sucede en Marx,
sumado. Solo el trabajo posee, de acuerdo con su esencia ontoló- ta forma de abstracción no signifique ue se hacen desaparec�r
gica, un carácter expresamente transicional: es, según su esencia, pro emas e este tipo -por cierto, de manera rovisoria- sino
una interrelación entre el hombre (sociedad) y la naturaleza y, por tan solo que ellos aparecen a uí, en cierta medida, solo al mar-
cierto, tanto con la inorgánica (herramienta, materia prima, obje- gen, en e onzonte, y su indagación a ro iada, concreta y total
to de trabajo, etc.) como con la orgánica, que, sin duda, en deter- que a reservada para los estadios más desarrolla os e la consi-
minados puntos; puede figurar igualmente en la sucesión recién <l�ón. Esos problemas solo se ex onen rov1soriamente a la
indicada, pero ante todo caracteriza en el propio hombre que tra- luz del día en la: medida en ue se relacionan inmedia nce
baja la transición desde el ser meramente biológico al social. Con .on e trabajo -concebido en forma abstractiva-, en la medida en
razón dice Marx, pues: "Como creador de valores de uso, es decir <1u son derivaciones ontológicas de este. •
como trabajo útil, el trabajo es, por tanto, condición de vida del
hombre, y condición independiente de todas las formas de socie-
n. Marx, Das Kapüal; I, 5ª ed. Harnburgo, 1903, p. 9; MEW 23, p. 57 [El Ca/Jila4 I,
dad, una necesidad perenne y natural sin la que no se concebiría p. 10)
el intercambio orgánico entre el hombre y la naturaleza ni, por (i. En germen.

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J.e,,rCvo...�0 "\� o v¡� l;; c..c.._J d 1w
Ontología del ser social: El trabajo
Ontología del ser social: El trabajo

1. El trabajo como posición teleoló ica a continuidad normal de la evolución es lo


ue constitu e la esencia del salto, no e surgrrmento temporal-
Es un �to de Engels haber colocado al trabajo en el centro de mente súbito o paulatino de la nueva forma del ser. Hay que
la hominización del hombre. Engels también investí a las condi- mencionar que aquí Engels, con razón, deduce inmediatameIJ-
ciones bio ó icas e nuevo papel del trabajo en este salto del ani- te la socialización y el lengua· e a artir del trabajo. Estas cuestio-
mal al hombre. Las encuentra en la diferenciación que alcanza ya nes solo po ran ser tratadas luego, de acuerdo con nuestro pro-
en los monos la función vital de la mano:
grama. Aquí solo aludiremos al factor por el que las así llamadas
sociedades animales (y también la "división del trabajo" en ge-
La mano sirve, preferentemente, para arrancar y agarrar el ali- neral dentro del reino animal) son diferenciaciones biológica-
mento, función para la cual ya los mamíferos inferiores se sir-
ven de las atas delanteras. Algunos monos construyen, con el mente fijadas, tal como se puede observar de la mejor manera
recurso de su mano, nidos en los árboles e, incluso, como el en el "Estado de las abejas". Es decir, señalaremos que, por en-
chimpancé, techos entre las ramas para guarecerse de la lluvia. de, al margen de cómo pueda haberse constituido, una organi-
Con ella empuñan el garrote para defenderse contra los ene- zación semejante, a no osee una osibilidad de evolución in-
migos o bombardean a estos con frutos y piedras 7. an artir de sí misma; no es más ue una forma
articular de ada tación de un animal a su entorno; y tanto me-
Engels señala, sin embargo, con la misma decisión, que a nos cuanto más erfectamente funcione la "división del tra6a·o
pesar de tales preparativos, aquí existe un salto que ya no se de- así constituida cuanto más firmemente se halle afirmada en lo
sarrolla dentro de la esfera de lo or ánico, sino ue si nifica un iológico. La división del traba· o en la sociedad humanarocIU-
rebasamiento de rinci io cualitativo ontoló ico. En este sen- cida por el trabajo crea, en cambio, segun veremos, sus propias
tido dice Engels, sobre la mano de los monos y del hombre: "El cond1oones de re roducción; , or cierto, de tal manera ue fá
número y la disposición general de los huesos y los músculos son reproducción sim le de lo existente en cada caso conforma so-
sobre poco más o menos los mismos en una y otra; pero la ma- o e caso límite de la tí ica re roducción am liada. Esto no ex-
no del salva·e más rudimentario puede eºecutar ciento e- cluye, naturalmente, la aparición de callejones sin salida en la
raciones que a la mano e u e está vedado imitar. Nin- evolución; sus causas, no obstante, se encuentran siem re deter- �
guna mano e simio ha producido jamás ni la más tosca minadas or la estructu tiva, y no por la
herramienta'v. Engels destaca con ello el proceso extremada- constitució
mente prolongado en que esa transición se consuma, lo cual na- Marx dice, acerca de la esencia del trabajo que ya se ha vuel-
da cambia en cuanto a su arácter de salto. Al abordar realista y to adecuado:
correctamente problemas ontoló icos, ha ue tener siemwe
en vista que cada salto significa una transformación cualitativa y Aquí, partimos del supuesto del trabajo plasmado ya bajo una
estructura en e ser, en la cual el estado inicial contiene dentro forma en la que pertenece exclusivamente al hombre. Una ara-
::::...'.::!:...:'.!.!!-��·-,-.,.,d:ermma condiciones osibilidades de la ña ejecuta operaciones que semejan a las manipulaciones del
�osterior Y. más elevada ero estas no ueden ser desarrolladas tejedor, y la construcción de los panales de las abejas podría
a partir de aquellas se 'n una continuidad sim le y rectilínea. avergonzar, por su perfección, a más de un maestro de obras.
Pero, hay algo en que el peor maestro de obras aventaja, des-
de luego, a la mejor abeja, y es el hecho de que, antes de eje:_
7. Engels, Hrrrn Dül1rings UT11wiilzung der Wi.uenschafl ­ Dialeklik der Natur (MEGA cutar la construcción, la royecta en su cerebro. Al final del
Sonderausgabe). Moscú, Leningrado, 1935, p. 694; MEW, 20, p. 445 [Anti­Dült­ trabajo, brota un resultado que antes de comenzar el proceso
ring­ Dialéctica de la naturaleza. Trad. de Wenceslao Roces. México: FCE, 1986, existía ya en la mente del obrero; es decir, un resultado que·tenía
pp 412-413]. ya existencia ideal. El obrero no se limita a hacer cambiar de
8. Ibíd. [Ibíd., p. 413]. forma la materia que le brinda la naturaleza, sino que, al mis-
60 61
e)'( 5b­� -Ot"\I°tJ L;°t)( C.c,
- .) \

Ontología del ser social: El trabajo Ontología del ser social: El trabajo

k-s y Hegel- (o, en un sentido más amplio, pero acertado, a la pra-


upa ey las modalidades de su act is humana en general), sino que es elevado al rango de categ?-
riamente que supeditar su voluntad", ría osmológica universal; de esa manera surge, en la ent�ra his-
roria de la filosofía, una continua relación de c�mpeten�1a, una
De esta manera, queda formulada la categoría ontológica
01 isi ión irresoluble entre causalidad y t�l�olog1a._ E� sabido que
central del trabaºo: a través ajo se realiza una os1oon te- d arrebatador carácter finalista de lo orgamco fascinó a tal punto
leo ogica entro del ser material en cuanto sur imiento de una ,1 ri uóteles -en cuyo pensamiento ejerció una influ��cia durade-
nueva o �etiv1 a . Así es que el trabajo s�vieri:e, Rºr un lado, M I a , profunda la ocupación con la biología y la med1o�a- que en
en modelo de toda raxis social en la medida en ue en esta -aun e sil sistema se le asigna a la teleología objetiva de la realidad un pa-
cuan o a través de mediaciones muy diversificadas- se realizan d
pd d cisivo. Es igualmente sabido que Hegel, _qu_e ha repres�nta-
siempre osiciones teleoló icas, en última instancia de orden \
do aun más concreta y dialécticamente que Aristóteles el caract:r
aterial. Naturalmente que -según veremos luego- este carácter c. u-lcológico del trabajo, ha convertido, por su par_t�,, a la teleología
modélico del trab�jo para la acción humana dentro de la socie- e de la historia y, por ende, de toda su visión del mundo.
1,11 motor
dad, no debe ser exagerado en forma esquemática; precisamente, 11 ·mos aludido ya a algunos de estos problemas en el capítulos�
la consideración de las diferencias sumamente importantes mues- o
tra la afinidad esencialmente ontológica, pues precisamente en ., tul' Hegel.) Y así es que esta contraposición atraviesa to_da la his-
1111 ia del pensamiento y de las religione�, desde l?s �om1enzos de
estas diferencias se revela que el trabajo puede servir de modelo e l., filosofía hasta la armonía preestablecida de Leibniz.
JO para la comprensión de las otras posiciones teleológicas sociales, J i aludimos aquí a las religiones, esto se en�uentra ��dado
ya que el trabaJO, de acuerdo con su ser, es la orma orí inaria 1,11 la onstitución de la teleología como categona ontológica ob-
[Urform] de estas osiciones. El mero hecho de que el trabajo es 1i·1iva. Mientras la causalidad es un pri��ipio del movimient� au-
la realizac·, sición teleológica, es una vivencia elemen- lrnlOtnO basado en sí mismo, que también preserva este caracter
tal en la vida cotidiana de todos los hom res, por lo cual también 11 0 cuando una serie causal tiene su punto de partida en un ac-
este hecho se ha convertido en com onente im rescindible de to- I n de la conciencia, la teleología es, de acuerdo con su esenci�,
o pensamiento, desde las conversaciones cotidianas hasta la eco- 1111,1 <'éll goría puesta:
todo proceso teleológico implica la posi-
nomía y la filosofía. El problema que aquí surge no es, pues, un 1 11111 1(, un fin y, con ello, una conciencia que pone fines. En con-
pro y contra del carácter teleoló ico del traba.o; el roblema au- 1 1 ut-n ia, poner no significa, en este contexto, un mero elevar-a-
téntico consiste, antes bien, en someter a una consideración on- 111111 icn ia, como en otras categorías -ante todo, en la de
toló ica ver a eramente crítica la eneralización casi ilimitada 1 ,111 ulirlad+, sino que la conciencia inicia, a través del ac�o_de po-
o de estos hec os e ementales -nuevamente: desde la vida cotidia- li 11111, 11n proceso real, precisamente el proceso teleologJCo., L�
na hasta el mito, la reli ión }'. la filosofía-. 1111 u ¡011 Li ne, pues, aquí un carácter inevitableme�te �ntolo?i-
No es, ues, en absoluto sor resivo ue andes ensadores 1 11 1 .. 1 con epción teleológica de la naturaleza y la historia no sig-
fuertemente orie al; ocia Dasein] social, como Aris- 111114 ,1, pu s. meramente que ambos poseen una finalid�d, que se
tóteles y Hegel, hayan concebido de la manera más clara el carác- i..,11.111 ori ntados a un fin, sino también que su existencia, sumo-
ter teleológico del trabajo, y que sus análisis estructurales solo ne- 111111,1110 -ranio como proceso total como en el plano del deta-
cesi en tle a nos aditamentos de correcciones ara nad ll• dl'IH'll l ner un autor consciente. La necesidad que da vida a
decisivas a fin de reservar todavía ho su validez. El verdadero 1 111 1 unrcp ¡ nes del mundo, no solo en el caso de los filisteos
prob ema ontológico procede de que el modo de posición teleo- 1111111 ,. d · 1 • diceas del siglo XVIII, sino también en pensadores
lógico no permanece circunscripto al trabajo -incluso en Aristóte- 1 111 11·.ili. tas profundos como Aristóteles y Hegel, es ele�ental y
pt lniill umcutc humana: la necesidad de conceder _sentid� a la
1 1 1 c 111 iu, l\ la mar ha del mundo, aun -y esto, en pnmera linea-
9. Das Kapitnl, l, p. 140; MEW, 23, p. 193 [El Capitnl, I, pp. 130-131).

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.,­"fC\bC:.10 (O"(Vl(l fo(M Mod-il


Ontología del ser social: El trabajo Ontología del ser social: El trabajo

en los sucesos de la vida individual. Incluso una vez que la evolu- Esta escisión puede observarse claramente en Kant. Con su
ción de las ciencias destruyó aquella ontología religiosa en que el el t rminación de la vida orgánica como "finalidad sin fin", Kant
principio teleológico podía solazarse cósmicamente sin inhibicio- ha descrito de manera genial la esencia ontológica de la esfera or-
nes, esta necesidad primitiva y elemental sigue viviendo en el gánica del ser. Demuele a través de una crítica acertada la tel_eo-
pensamiento y el sentimiento de la vida cotidiana. Al hablar de logía superficial de las teodiceas de sus predecesores, que advier-
esto, no pensamos solo, por ejemplo, en el ateo Niels Lyhne!'', ten la realización de una teleología trascendente en el mero
quien,junto al lecho de muerte de su hijo agonizante, intentó in- hecho de que una cosa propicie otra. Con ello, abre el camino
fluir mediante una plegaria en el curso teleológico dirigido por para un conocimiento adecuado de esa esfera del ser en que apa-
Dios; esta posición cuenta entre las fuerzas motoras psíquicamen- rece como posible que, a partir de encadenamientos necesarios
te fundamentales de la vida cotidiana en general. N. Hartmann meramente causales (y, por ello, al mismo tiempo contingentes),
formula esta situación muy correctamente en su análisis del pen- surjan estructuras del ser en cuyo movimiento interno (adapta-
samiento teleológico: ión, reproducción del individuo y del género) cobran vigencia
legalidades de las que justificadamente podemos decir que po-
Pues existe la tendencia a preguntar, en cada oportunidad seen un carácter objetivamente finalista para los complejos en
'con qué finalidad' debía ocurrir precisamente así. '¿Con qué
uestión. Kant, sin embargo, se cierra él mismo el camino para
finalidad debía ocurrirme esto?'. O: '¿Con qué finalidad tengo
que sufrir de esta manera?', '¿Con qué finalidad tenía que mo- avanzar desde estas constataciones al auténtico problema. Lo ha-
rir tan joven?'. En cada suceso que nos 'afecta' de algún mo- ·c de manera inmediatamente metodológica por el hecho de
do, es corriente preguntar así, aun cuando se trata solo de una que, tal como suele ocurrir en él, intenta resolver epistemológi-
expresión de perplejidad y desamparo. Se presupone tácita- ·amente problemas ontológicos. Y puesto que su teoría sobre el
mente que debería ser bueno para algo; se busca concebir en onocimiento objetivamente válido está orientada exclusivamen-
ello un sentido, una justificación. Como si estuviera determi- t a la matemática y la física, debe arribar a la conclusión de que
nado que todo lo que ocurre deba tener un sentido U.
su propia percepción genial no puede tener ninguna consecuen-
ia cognoscitiva para la ciencia de lo orgánico. Así es que dice, en
Y también muestra que, lingüísticamente, y en la superficie
una formulación que se ha hecho célebre:
expresiva del pensamiento, el con qué finalidad se puede transfor-
mar a menudo en un por qué, sin desplazar, de algún modo, a un Y es esto, por cierto, tan seguro que se puede con audacia de-
segundo plano el interés final dominante de acuerdo con la esen- cir que es absurdo para los hombres tan solo el concebir o es-
cia. Puede entenderse fácilmente que, con el profundo arraigo perar el caso de que pueda levantarse una vez algún otro New-
de tales pensamientos y sentimientos en la vida cotidiana, muy ra- ton que haga concebible aun solo la producción de una brizna
ra vez tenga lugar una ruptura radical con la soberanía de la te- de hierba según leyes de la naturaleza no ordenadas por una
intención [ ... ] 12.
leología en la naturaleza, la vida, etc.; esta necesidad religiosa que
permanece tan obstinadamente activa en la cotidianidad, influye
La índole problemática de esta declaración se revela no so-
también en forma espontáneamente intensa sobre otros ámbitos
lo ·n el hecho de que fuera refutada menos de un siglo más tar-
que el de la propia vida inmediatamente personal.
cl • por la ciencia de la evolución, ya en su primera formulación
por parte de Darwin. Engels, después de su lectura de Darwin, le
10. Protagonista de la novela homónima, publicada en 1880, del escritor danés
Jens Peter Jacobsen (1847-1885). En el capítulo de Teoría de la nouela dedica-
do al análisis del romanticismo de la desilusión (el segundo de la segunda parte), l' . Kant, Kritik der Urteilskrajt § 75; KW, 8, pp. 513 y ss. [ Critica del juicio: En: Prolegr'>·
Lukács analiza la obra de Jacobsen, y la pone en relación con el Oblamou de menos a toda metafísica del f1orvenir / Obseruacumes sobre el sentimiento de lo bello y lo
Gontscharov. suhlime Critica del juiáo. Estudio introd. y análisis de las obras por Francisco La-
«

11. Hartmann, N., Teleologi.w:hes Denken. Berlín, 1951, p. 13. rroyo. 6' ed. México: Porrúa, 1997, p. 340).

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Ontología del ser social: El trabajo
Ontología del ser social: El trabajo

Como en toda verdadera cuestión de la ontología, también


e�cri?e a Marx: "La teleología, desde una perspectiva, aún no ha-
bía sido destruida; pero eso ocurrió ahora". Y Marx, aun cuando aquí la respuesta correcta posee, en su inmediatez, un carácter
,tparentemente trivial; siempre actúa como unrsuerte de huevo
tiene sus resei:va�' resp_ecto del método de Darwin, constata que la d · Colón. Pero basta con considerar con más Pfecisión las deter-
obra de Darwm cont1en: el �undamento de nuestra concepción minaciones que se hallan contenidas en la resolución marxiana de
en lo que respecta a la historia natural'Tt.
la L leología del trabajo, para ver que hay en ellas una poderosa
. Una consecuencia ulterior y más importante de la tentativa t II rza, la cual posee decisivas consecuencias de largo alcance y ca-
kant.Ja�a para _f�rmular y responder preguntas ontológicas en for-
pa es de deshacer grupos de problemas erróneos. A partir de la
ma :p1ste":1olo_g1Ca, �s �ue el problema ontológico queda, en últi- toma de posición asumida por Marx frente a Darwin, resulta cla-
ma mstancia, sin decidir, y el pensamiento se paraliza ante un lími-
1 o aquello que, por cierto, es obvio para todo conocedor de su
te "críticamente" determinado de su ámbito de influencia, sin
pt'nsamiento, a saber: que Marx niega la existencia de toda teleo-
poder responder a la pregunta en forma afirmativa o negativa, den-
logía fuera del trabajo (de la praxis humana). El conocimiento de
tr_a del mar�? del� objetividad. De ese modo, precisamente a tra- l., 1 leología del trabajo en Marx va más allá de las tentativas de so-
ves de la �ntlca epistemológica, queda abierta una puerta para las lución emprendidas por predecesores tan grandes como Aristóte-
especulaciones trascendentes, para un último reconocimiento de ll·s o Hegel, ya por el hecho de que, para Marx, el trabajo no es
la posibilidad de soluciones teleológicas, aun cuando estas no sean 1111a de las múltiples formas de aparición de la teleología en gene-
admitidas por Kant para el ámbito de la ciencia. Pensamos ante to-
1.,I, ino el único punto en que puede demostrarse ontológica-
do en la concepción -que luego ha sido decisivamente importante uunte una posición teleológica en cuanto factor real de la reali-
para Schelling- del "intellectus archetypus", que los hombres sin cl.,cl material. Este conocimiento acertado de la realidad esclarece
dud� no poseemos, pero cuya existencia, según Kant, "tampoco
1111tológicamente toda una serie de cuestiones. En primer lugar, el
contiene contradicción alguna"!", y que estaría en condiciones de r-h-mento característico real y decisivo de la teleología -el hecho
r�solver estas cues�ones. El problema de la causalidad y la teleolo- ,11' que ella solo puede adquirir realidad en cuanto posición- reci-
gia aparece, pues, igualmente baio la forma de la cosa en sí incog- lw 1111 fundamento simple, evidente, real: no es preciso repetir la
noscible para nosotros. Por mucho que haya rechazado Kant las il1•1<·rminación marxiana para comprender que todo trabajo sería
demandas de la teología, esta negación se limita a "nuestro" cono-
1111posible si no lo precediera una posición tal, a fin de determinar
cimiento'. pu�s también la teología se presenta con la exigencia de 11 proceso en todas sus etapas. Por cierto que esa modalidad del
ser una crencia, y permanece, por ende, sometida a la autoridad de ti ,111,\jO la han captado ya claramente Aristóteles y Hegel; pero, en
l� crítica epistemológica, en la medida en que quiere ser una cien- l,1 medida en que, sin embargo, intentaron concebir el mundo or-
cia. La cuestión se limita tan solo a que, en el conocimiento de la . nico, el curso de la historia, de manera igualmente teleológica,
naturaleza, las formas de explicación causal y teleológica se exclu- 111 u-ron que fingir allí, por todas parte, un sujeto para la posición
yen mutuamente, y cuando Kant investiga la praxis humana, su 111"1 ,·saria (el Espíritu Universal en Hegel), con lo cual la realidad
atención se dirige exclusivamente a su forma más elevada, más su-
11111.1 que transformarse forzosamente en un mito. Cuando Marx,
til, la más deri:a�a �ocialmente; es decir, a la moral pura, que por ild1111itando exacta y estrictamente el ámbito de la teleología, cir-
e�lo no nace d1�}ect.Jcan:1ente, en él, a partir de las actividades d�Ja • 11 1 e esta a tra ªJº a la prax1 ocia!), eliminándola de todos
vida (de la soc1�d-�d), smo que se encuentra en esencial e insupe- 111 1111 os modos del ser, no hace que la teleología pierda impor-
rable contraposicron con esas actividades. También aquí queda sin 11111 1,1; por el contrario, ella aumenta, ya que es preciso entender
responder, pues, el problema verdaderamente ontológico.
1¡111 ,·I niv I del ser más alto conocido por nosotros -el ser social-
11111 11.-ga a constituirse como un nivel específico gracias ·al efecto
13. Engels a Marx, alrededor del 12/12/1859; y Marx a Engels, 19/12/1860. En: 1, .,1 q11<' in él ejerce lo teleológico; solo gracias a dicho efecto se
MEGA m. 2, pp. 447 y 533; MEW 29, p. 524, y 30, p. 131.
14. Krüik tler Urteilskrai: § 77; KW, 8, pp. 522 y ss. [ Critica deljuicio, p. 346].
,.1 11 lo so ial por encima del nivel en que se basa su existencia -el
67
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Ontología del ser social: El trabajo Ontologia del ser soci 1: ll tr b I

de la vida orgánica- y se convierte en un nuevo modo de ser inde- bien, cuando N. Hartmann disocia el primer componente en dos
pendiente. Solo podemos hablar racionalmente sobre el ser social actos -la posición del fin y la investigación de los medios-, con-
si concebimos que su génesis, su diferenciación respecto de su ba- cretiza, en forma correcta e instructiva, la revolucionaria idea de
se, su autonomización, se basa en el trabajo, es decir, en la realiza- Aristóteles, pero, en lo inmediato, no introduce ninguna modifi-
ción continua de posiciones teleológicas. cación decisiva en la esencia ontológica de esa ideal 6. Pues dicha
Este primer factor posee, sin embargo, consecuencias filosó- esencia consiste en que un proyecto intelectual se convierte en
ficas de muy largo alcance. Es sabido, a partir de la historia de la realización material; en que la postulación pensada de un fin
filosofía, qué combates intelectuales fueron llevados a cabo entre transforma la realidad material, introduce en la realidad algo ma-
causalidad y teleología, como fundamentos categoriales de la rea- terial que representa, frente a la naturaleza, algo cualitativa y ra-
lidad y de los movimientos de esta. Toda filosofía de orientación dicalmente nuevo. Esto lo muestra muy plásticamente el ejemplo
teológica debía declarar la superioridad de la teleología por sobre aristotélico acerca de la construcción de una casa. La casa es algo
la causalidad, a fin de armonizar intelectualmente a su Dios con tan materialmente existente como la piedra, la madera, etc. Sin
el cosmos, con el mundo del hombre; incluso cuando Dios solo embargo, en la posición teleológica surge una objetividad total-
da cuerda al reloj del universo y, con ello, pone en marcha el sis- mente diversa de los elementos. A partir del mero ser en sí de la
tema de la causalidad, resultan inevitables una jerarquía semejan- piedra o la madera no es posible "deducir" una casa por medio
te de creador y criatura y, con ello, la prioridad de la posición te- de una continuación inmanente de las propiedades de aquellas,
leológica. Por otro lado, todo materialismo premarxista, que de las legalidades y fuerzas que en ellas actúan. Es necesario, pa-
negaba la constitución trascendente del mundo, también cuestio- ra ello, el poder del pensamiento y la voluntad humanos, que or-
naba la posibilidad de una teleología realmente efectiva. Hemos denan material y fácticamente esas propiedades en un contexto,
visto que también Kant -por cierto que con su terminología de por principio, totalmente nuevo. En esa medida, Aristóteles fue
orientación epistemológica- tiene que hablar sobre la mutua in- I primero en reconocer ontológicamente el modo de ser de esa
compatibilidad entre causalidad y teleología. Si, en cambio, como objetividad que no puede ser imaginada a partir de la "lógica" de
ocurre en Marx, la teleología es reconocida como una categoría la naturaleza. (Ya aquí se hace visible que todas las formas idealis-
que solo ejerce una influencia real en el trabajo, de ello se dedu- tas o religiosas de la teleología natural, de la naturaleza como
ce ineludiblemente una coexistencia concreta, real y necesaria de reación de Dios, son proyecciones metafísicas de este modelo
causalidad y teleología; siguen siendo, por cierto, antítesis, pero real. En la historia de creación del Antiguo Testamento, este mo-
solo dentro de un proceso real unitario, cuyo movimiento se fun- d lo es tan claramente visible que Dios no solo examina siempre
da en la interacción de esas antítesis; un proceso que, a fin de pro- lo ejecutado -tal como lo hace el sujeto humano del trabajo-, si-
ducir esa interacción en cuanto realidad, debe transformar la cau- no que también, una vez más a semejanza del hombre que traba-
salidad -sin alterar en lo demás la esencia de esta- en una ja, se da un descanso una vez realizado el trabajo. En otros mitos
causalidad igualmente puesta [por el sujeto]. s bre la creación, incluso cuando han recibido ya inmediatamen-
Para ver esto con total claridad, es posible traer también a 1 • una forma filosófica, es posible reconocer con igual facilidad
colación los análisis del trabajo realizados por Aristóteles y Hegel. ·I modelo de trabajo terrenal y humano; piénsese una vez más en
Aristóteles diferencia en el trabajo dos componentes: pensar el reloj del mundo, al que Dios le ha dado cuerda.)
(vónotc) y producir (notnotq). A través del primero, es puesto el A pesar de todo esto, no hay que subestimar el valor de la di-
fin, y son investigados los medios para su realización; a través del f renciación establecida por Hartmann. La separación entre los
segundo, el fin de ese modo puesto llega a ser realizadots. Ahora
amsó. Con unas notas prologales de Emiliano M. Aguilera. 9" ed. Barcelona:
15. Aristóteles, Metr.1fihysik, libro Z, capítulo 7. Berlín, 1960, pp. 163 y s. [Metafi.sim. Iberia, 1984, libro VII, cap. VII, pp. 167-170].
Versión establecida y anotada por Rosario Blanquez Augier y Juan F. Torres I O. '/i,/110/.ogis1:he.1 Denken, pp. 68 y s.

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Ontología del ser social: El trabajo Ontología del ser social: El trabajo

dos act�s -es decir, entre la posición del fin y la investigación de querían hacer; el obrar ciego de la naturaleza es convertido en
los m_ed10s- es �e suma importancia para entender el proceso de un obrar orientado a un fin, es colocado en contraposición con
t�abaJO, en particular su significación en la
ontología del ser so- la propia naturaleza[ ... ]", y el hombre "deja que la naturaleza se
cial, Y precisamente aquí se muestra la vinculación indisoluble limpie a sí misma, contempla serenamente y se limita a regir el to-
entre las dos categorías en sí contrapuestas y que, consideradas do con un leve esfuerzo [ ... )"17. Es llamativo que el concepto de
�bstr�cta��nte, se excluyen entre sí: causalidad y teleología. La astucia de la razón, que luego habría de ser tan importante en la
mvest1gac10n de los modios para la realización del fin puesto de- filosofía de la historia de Hegel, aparezca aquí acaso por primera
be contener un conocimiento objetivo acerca de la creación de vez. Hegel ve acertadamente la dualidad de este proceso: que,
aquellas objetividades y procesos cuya puesta en marcha está en por un lado, la posición teleológica aprovecha "meramente" la
c?_ndiciones de �ealizar el fin puesto. Posición del fin e propia actividad de la naturaleza; por otro, que la transformación
investiga-
cion de los medios no pueden producir nada nuevo en la medi- de esa actividad coloca a esta en contraposición consigo misma.
da en que la realidad natural, en cuanto tal, debe seguir siendo Esa actividad natural se transforma, pues, en una actividad pues-
aquello_ que es en �í, �n sistema de complejos cuya I a, sin ninguna transformación de sus fundamentos en términos
legalidad se
p�rpetua en plena md_1ferencia hacia todos los esfuerzos y pensa- ontológico-naturales. De esa manera, Hegel ha descrito un aspec-
mientos humanos. La mvestigación tiene, en ello, una doble fun- I ontológicamente decisivo del papel de la causalidad natural en
�ión: por un lado, revela lo que se halla presente en sí en los ob- el proceso de trabajo: sin encontrarse sometido a una transforma-
jetos en cuestión, independientemente de toda conciencia; por .ión intrínseca, surge, a partir de los objetos naturales, a partir de
o��o, descubre e� �os objet�s nuevas combinaciones, nuevas posi- las fuerzas naturales, algo totalmente distinto; el hombre que tra-
bd1�a�es de función, ª. traves de cuya puesta en movimiento baja puede introducir las propiedades de la naturaleza, las leyes
pue-
de umc�mente s:r realizado el fin teleológicamente puesto. En el d su movimiento, en combinaciones perfectamente nuevas, con-
s�� en s_1 de la p1:dra no se encuentra contenida ninguna inten- cederles funciones y formas de acción perfectamente nuevas. En
non, e mcluso nmgún indicio de que pueda ser usada como cu- vista de que esto, sin embargo, solo puede consumarse dentro de
chillo o como hacha; pero solo puede admitir esa función como la índole ontológicamente insuperable de las leyes naturales, la
herram!enta si sus propiedades objetivamente presentes, existen- única transformación de las categorías naturales solo puede con-
tes en sr, son capaces de una combinación tal que la haga posible. sistir en que estas -en un sentido ontológico- sean puestas; su ser-
Es�o y� P1:1�de v�rse de manera claramente
ontológica en el nivel pu stas es la mediación de su subordinación bajo la posición on-
mas pnrruuvo. �1 el hombre de los orígenes recoge una piedra pa- I ológica determinante, a través de la cual, al mismo tiempo, a
ra usarla, por ejemplo, como hacha, tiene que reconocer correc- partir de un enlazamiento de causalidad y teleología, surge un
tamente esta conexión entre las propiedades de la piedra -origi- ol�j to, un proceso, etc. unitariamente homogéneo.
nadas a menudo de manera casual- y su respectiva utilizabilidad Naturaleza y trabajo, medio y fin producen, pues, de esa
concreta. Solo de esa manera habrá podido consumar el acto manera, algo en sí homogéneo: el proceso de trabajo y, al final,
cognoscitivo analizado por Aristóteles y Hartmann; cuanto más d producto del trabajo. La superación de los elementos hetero-
evolucionado se torna el trabajo, tanto más claramente se mues- 1,\(n os mediante el carácter unitario, la homogeneidad de lapo-
tra este estado de cosas. Hegel, que, como sabemos, a través de la irión, tiene, sin embargo, sus límites claramente determinados.
amplia_ción del concepto de teleología ha producido muchas No hablamos en absoluto de la ya mencionada obviedad de que
confusiones, ha reconocido ya muy tempranamente este modo l., homogeneización presupone el conocimiento adecuado de
de ser del trabajo. En sus lecciones de Jena de 1805-1806, se lee 1.,� con xiones causales no homogéneas presentes en la realidad.
que "se aplican la propia actividad de la naturaleza, la elasticidad , ·¡ estas son pasadas por alto en el proceso de investigación, no
del resorte de un reloj, el agua, el viento, con el fin de hacer, en
su existencia sensible, algo totalmente distinto de lo que ellos 17 l l¡•g('I, ,.f.W.,JenensPr Herd/1/iilo.w/1/Lie. Leipzig, 1931, 11, pp. 198-199.

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Ontolowr d I er social: El trabajo Ontología del ser social: El trabajo

111u·,k11 ,·11 absoluto s r puestas -en un sentido ontológico-; con- tá llamada a satisfacer una necesidad tal, en tanto la índole natu-
1i1111,111 .u tuanclo a su manera natural, y la posición teleológica se ral de los sustratos de los medios que la realizan conduce la pra-
< :111c da en la m .dida en que, como posición que no ha de reali- xis hacia un ámbito y una actividad constituidos de otra manera-
z:11 se s v reducida a un hecho de conciencia necesariamente crea una heterogeneidad de principio entre fin y medios. Su su-
impotente frente a la naturaleza. Aquí puede captarse de mane- peración a través de la homogeneización en la posición encierra,
ra palpable la diferencia entre la posición en un sentido ontoló- como acabamos de ver, una problemática importante, que de-
gico y en un sentido epistemológico. Una posición que erra el muestra que la simple subordinación de los medios bajo el fin no
objeto sigue siendo epistemológicamente una posición, aun es tan simple como parece serlo inmediatamente a primera vista.
cuando haya que expresar el juicio de valor acerca del carácter No hay que perder de vista, en efecto, el simple hecho de que la
erróneo o, eventualmente, incompleto de dicha posición. Pero realizabilidad o el fracaso de la posición del fin depende absolu-
esta constatación, a fin de no convertirse en mentira a raíz de la tamente de hasta cuál punto se ha conseguido, a través de la in-
exageración, necesita, sin embargo, una limitación dialéctica. vestigación de los medios, transformar la causalidad natural en
Puesto que cada objeto natural, cada proceso natural representa una causalidad puesta -hablando en términos ontológicos-. La
una infinitud intensiva de propiedades, relaciones recíprocas posición del fin se origina en una necesidad sociohumana; pero,
con el entorno, etc., lo que acabamos de exponer se relaciona a fin de que arribe a una posición auténtica del fin, la investiga-
solo con aquellos factores de la infinitud intensiva que son im- ción de los medios (es decir, el conocimiento de la naturaleza)
portantes positiva o negativamente para la posición teleológica. debe haber alcanzado un determinado nivel, acorde con esos me-
Si el trabajo requiriese aunque más no sea de un conocimiento dios; si dicho nivel no se ha alcanzado aún, la posición del fin
aproximativo de esa infinitud intensiva en cuanto tal, nunca hu- queda como un proyecto meramente utópico, una especie de
biera podido surgir en niveles primitivos de la observación de la sueño, como, por ejemplo, lo ha sido el vuelo desde Ícaro a Leo-
naturaleza (para no hablar de un conocimiento en un sentido nardo, y durante mucho tiempo después de este. El punto, pues,
consciente). Este estado de cosas no solo es notable porque en en que el trabajo se relaciona, desde el punto de vista de la onto-
él se halla contenida la posibilidad objetiva de una ilimitada evo- logía del ser social, con el surgimiento del pensamiento científi-
lución ascendente del trabajo, sino también porque de ello co y la evolución de este, es precisamente aquel ámbito que fue
emerge claramente que una posición correcta -una posición denominado investigación de los medios. Hemos aludido ya al
que concibe los factores causales necesarios para el fin en cues- principio de lo nuevo, que se encuentra aun en la más primitiva
tión tan adecuadamente como es concretamente necesario para teleología del trabajo. Ahora podemos añadir que la producción
la posición concreta del fin- puede ser realizada exitosamente ininterrumpida de lo nuevo, a través de lo cual aparece en el tra-
aun en aquellos casos en que las representaciones generales so- bajo, podría decirse, la categoría regional-f de lo social, su prime-
bre objetos, conexiones, procesos, etc. de la naturaleza, no son ra elevación clara por encima de toda mera condición natural, es-
todavía plenamente adecuados en cuanto conocimientos de la tá contenida en este modo de surgimiento y evolución. Esto tiene
naturaleza en su totalidad. Esta dialéctica entre la estricta correc- como consecuencia que, en cada proceso de trabajo concreto e
ción en el ámbito más reducido de la posición teleológica y un individual, el fin domina y regula los medios. Pero cuando los
posible error, incluso muy amplio, en la comprensión de la na- procesos de trabajo son tratados en su continuidad y evolución
turaleza en su pleno ser en sí, tiene una significación de vasto al- históricas dentro de los complejos reales del ser social, surge una
cance, de la que luego nos ocuparemos detalladamente. cierta inversión de esta relación jerárquica, seguramente no abso-
La homogeneización antes constatada entre fin y medio de- luta y total, pero sumamente importante para la evolución de la
be ser aun limitada y, de esa manera, concretizada dialécticamen-
te desde otra perspectiva. Ya la doble socialización de la posición 18. C1,J1ieükalf.gorie. En el manuscrito también podría leerse "categoría de nacimien-
del fin -que se origina en una necesidad social y que, a la vez, es- to" [Geburtskategorie] (n. del editor alemán).

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Ontología del ser social: El trabajo Ontología del ser social: El trabajo

soricclad la humanidad. En vista de que la investigación de la sino que también ejerce, a su vez, un cierto influjo sobre esta. Cla-
11aturnl '.Z.a, in ludible para el trabajo, está concentrada ante todo ro que en esta interacción, según hemos visto, la producción
en la hboración de los medios, estos son los principales porta- (aquí: el medio en la posición teleológica) es el factor dominan-
dor .s de la garantía social de que los resultados de los procesos te, pero la contraposición hegeliana, a raíz de sus confrontacio-
de trabajo han de ser fijados, de que habrá tanto una continuidad nes demasiado bruscas, pasa por alto parte de su real significa-
como, especialmente, un perfeccionamiento en la experiencia la- ción social. En segundo lugar, se destaca en el medio,
boral. Por ello, ese conocimiento adecuado en que se apoyan los nuevamente, con razón, el factor del predominio "sobre la natu-
medios (herramientas, etc.), a menudo es más importante para el raleza externa", con la limitación dialéctica, igualmente correcta,
propio ser social que la correspondiente satisfacción de la necesi- de que el hombre, aun cuando pone el fin, permanece sometido
dad (posición del fin). Ya Hegel ha reconocido correctamente a ella. Aquí es preciso concretizar la exposición de Hegel, en la
esa conexión. A propósito de ella escribe, en la Lágica: medida en que este sometimiento se relaciona inmediatamente,
sin duda, con la naturaleza -el hombre, tal como hemos mostra-
Pero el medio es el término medio extrínseco del silogismo que
do, solo puede poner realmente aquellos fines cuyos medios de
es la realización del fin; por consiguiente la racionalidad se
manifiesta en él como lo que se conserva en este otro extrínseco, realización domina de hecho-, mientras que se trata realmente,
y se conserva precisamente por vía de esta exterioridad. Por lo en última instancia, de una evolución social, del complejo que
tanto el medio es algo superior a los fines finitos de la finalidad Marx designa como metabolismo del hombre, de la sociedad,
extrínseca; el arado es más noble de lo que son directamente los con la naturaleza; aquí, es indiscutible que el factor socialw debe
servicios que se preparan por su intermedio y que representan ser el dominante. De esa manera queda subrayada, de seguro, la
los fines. El instrumento de trabajo se conserva, mientras los ser- primacía del medio aun más intensamente que en el propio He-
vicios inmediatos perecen y quedan olvidados. En sus utensi-
gel. Como consecuencia <le este estado de cosas, en tercer lugar,
lios el hombre posee su poder sobre la naturaleza exterior,
el medio, la herramienta, es la clave más importante para cono-
aunque se halle sometido más bien a esta para sus fines 19.
cer aquellas etapas de la evolución humana sobre las cuales no
Por cierto que hemos mencionado ya este desarrollo de poseemos otros documentos. Detrás de este problema epistemo-
ideas en el capítulo sobre Hegel; su repetición no nos parece su- lógico se oculta, como siempre, un problema ontológico. A par-
perflua en vista de que en él se expresan claramente algunos fac- tir de las herramientas -que las excavaciones a menudo revelan
tores muy importantes de esta conexión. En primer lugar, Hegel como casi los únicos documentos de un período totalmente fene-
subraya -en líneas generales con razón- la mayor duración de los cido-, podemos aprender mucho más sobre la vida concreta de
medios en comparación con los fines inmediatos. Claro que esta los hombres que las manejaban, de lo que inmediatamente pare-
antítesis no se presenta, en la realidad, tan crasamente como en ce haber en ellas. La razón para ello reside en que la herramien-
la exposición de Hegel. Pues los "servicios inmediatos perecen", ta, a partir de un análisis más correcto, no solo puede revelar la
sin duda, y son olvidados, pero la satisfacción de la necesidad, propia historia evolutiva, sino que abre perspectivas amplias so-
considerada en la sociedad como un todo, tiene también dura- bre los modos de vida, e incluso la visión del mundo, etc., de
ción y continuidad. Si recordamos la interrelación entre produc- quienes las usaban. Aún tendremos que ocuparnos con tales pro-
ción y consumo expuesta en el capítulo sobre Marx, resulta visi- blemas en lo sucesivo; solo nos remitirnos ahora a la cuestión so-
ble que el consumo no solo recibe y reproduce la producción, cial, sumamente general, del retroceso de los límites naturales
que Gordon Childe describe con precisión en el análisis de la al-
farería, a la que designa como revolución neolítica. Ante todo
19. Hegel, J,ogik, lll, 2.3.C. Werlw, V, p. 220; HWA 6, p. 453 [(;inu:ia ele la Lógim.
Trad. de Augusta y Rodolfo Mondolfo. Prólogo de R. Mondolfo. 6ª ed. Bs. As.:
Ediciones Solar, 1993, JI, p. 461]. 20. El manuscrito contiene aquí la especificación "a menudo" [ vielfach] (n. del
editor alemán).
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Ontología del ser social: El trabajo
Ontología del ser social: El trabajo

muestra el punto central, la diferencia de principios entre el secuencias de muy vasto alcance que poseen las conexiones que
proc��o de trabajo "" la alfarería y el que tiene lugar en la pro-
urgen de esta manera. Aquí solo es posible aludir provisoriamen-
ducción de herramientas de piedra o hueso. Cuando el hombre
explica, ' te a que todo conocimiento y aplicación de conexiones causales
-por lo tanto, toda posición de una causalidad pura- figura, sin
duda, siempre en el trabajo como medio para un único fin, pero
[ ... ] producía una herramienta de piedra o hueso, estaba siem-
pre condicionado por la forma y el tamaño del material orizi- objetivamente posee la propiedad de ser aplicado a un fin distin-
nario; solo podía extraer piezas de él. La alfarería no se ve li- to, incluso a uno que inmediatamente es por completo heterogé-
mitada por restricciones de este tipo. Puede formar su terrón neo. Aunque esto, a través de mucho tiempo, se haya hecho cons-
de arcil.la exactamente como desea tenerlo; puede aúadirle ciente de manera puramente práctica, sin embargo, en cada
partes sm temer que la consistencia de la estructura se resien- aplicación exitosa a un ámbito nuevo, se consuman de hecho abs-
ta por ello'".
tracciones correctas que, en su estructura intrínseca, ya contie-
nen importantes rasgos del pensamiento científico. Ya la historia
. Así.se ha aclarado, a propósito de un punto importante, la precedente de las ciencias -aun cuando rara vez plantea de ma-
diferencia entre dos épocas y, sin duda, se ha mostrado la direc- nera totalmente consciente este problema- muestra en cuántos
ción en que el hombre se libera de la sujeción al material natural casos surgieron legalidades sumamente abstractas, universales a
empleado originariamente y concede a sus objetos de uso preci- partir de la investigación de las necesidades prácticas, de la mejor
samente aquella conformación que corresponde a las necesida- manera de satisfacer estas; es decir: a partir de la indagación de
des sociales humanas. Childe también ve que este proceso de re- los mejores medios en el trabajo. Pero aun al margen de esto, la
troces� d� los lími t�s naturales. es paulatino. La· nueva forma ya historia muestra muchos ejemplos de que las conquistas del tra-
no. esta s_uJ.eta a t�av�s del 1:?atena� dado, pero ha surgido a partir bajo, llevadas a un nivel de abstracción más elevado -y señalemos
de con�ic10nes simtl�re�: De ahl que las vasijas más tempranas precisamente que tales generalizaciones surgen necesariamente
sean ev1?ent�mente 1m.1taciones de recipientes ya conocidos y en el proceso de trabajo- pueden llegar a convertirse en funda-
que habían s.•.do producidos a partir de otras materias: a partir de mentos de una consideración de la naturaleza ya puramente cien-
calabazas, veJtga�'. p1e�es y pellejos; a partir de cestas de mimbre y tífica. Una tal génesis de la geometría es, por ejemplo, universal-
de pasto entreteJtdo, mcluso a partir de cráneos humanos"22. mente conocida. No es este el lugar para abordar detalladamente
En �uarto lugar, hay que destacar aun que la investigación este complejo de cuestiones; podría bastar con remitir a un caso
d.e, los objetos y �rocesos en la naturaleza, que precede a la interesante que aduce Berna} -apoyándose en investigaciones es-
posi-
cion de la causahdad en la creación de los medios, consiste -aun pecializadas de Needham- sobre la astronomía de la China anti-
cuando durante mucho tiempo no sea reconocida consciente- gua. Dice que solo después del descubrimiento de la rueda, ha si-
mente- en actos _cognoscitivos reales, y por ello contiene, objeti- do posible imitar con precisión las órbitas del cielo alrededor de
v��ente, el c?m1en�?· la génesis de la ciencia. También aquí es los polos. Parece que la astronomía china ha partido de esa idea
vahda la consideración de Marx: "No lo saben, pero lo hacen"23. de rotación. Hasta entonces, el mundo celeste había sido tratado
Solo más tarde podremos ocuparnos, en este capítulo, de las con- a semejanza del nuestro-+. A partir de la tendencia intrínseca a la
investigación del medio en la preparación y realización del proce-
so de trabajo, surge, pues, el pensamiento científicamente orien-
21. Childe, G., Man Malles Himself. Londres, 1937, p. 105. Ed. alemana: ner Men¡di
scha[fl sidi selbst. Dresden, s/a, p. 97.
tado, y emergen luego las diferentes ciencias naturales. Aquí no
22. Ibíd. se trata, naturalmente, de una génesis única de un .nuevo ámbito
23. Sie tuissert das nicht, aber sie tun es: la expresión -que Lukács emplea como epí-
grafe de La f1ew.lirtrirlad de lo estético­ procede del conocido capítulo del libro I
del Ca/nial sobre el fetichismo de la mercancía. 24. Bernal,J.D., Saenre in History. London, 1957, p. 84. Ed. alemana: Die Wissenschafl
in tler Geschidue. Darmstadt, 1961, p. 97.

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Ontología del ser social: El trabajo Ontología del ser social: El trabajo

de actividad a partir del anterior, sino que esta génesis se repite, conciencia (en apariencia) puramente espirituales'. que se hal�an
de la realidad material,
por cierto que bajo formas extremadamente variadas, a través de (en apariencia) totalmente desligadas
toda la historia de las ciencias hasta el día de hoy. Las representa- con el mundo del ser meramente material. No d�b� sorpr��der
ciones ideales que están en la base de las hipótesis cósmicas, físi- desvalorice el terreno de la autentica. actividad·-
que, con e 110 , Se ¡
cas, etc., están codeterminadas -generalmente, de manera incons- del hombre -el metabolismo con la naturaleza-, en la cua s<: on
este domina cr_ecientemente a traves de
ciente- por las representaciones ontológicas de la cotidianidad gina el hombre, pero que
correspondiente; representaciones que, a su vez, se hallan íntima- ·
su praxis - ante todo , mediante el trabaio-;
:i
no
, .
debe sorprender
, . .

mente relacionadas con las experiencias, los métodos, los resulta- la actividad humana conc bida como la_unica autentica, c�1-
que
dos de trabajo actuales en cada oportunidad. Varias alteraciones del cielo como algo ya listo y sea representa-
ga ontológicamente
importantes en las ciencias tienen su raíz en visiones del mundo da como "suprahistórica", "atemporal", como mundo del deber
habla�emos so-
propias de la vida cotidiana ( del trabajo) que han surgido paula- ser [Sallen) en contraposición con el s�r. (Pronto
tinamente, pero que en un determinado nivel se manifestaron co- bre la real génesis del deber ser a partir d�, la teleología del tra-
de esa concepción con los result�dos
mo radical, cualitativamente nuevas. El estado actualmente domi- bajo.) Las contradicciones
nante (en que son ya ciencias diferenciadas y considerablemente ontológicos de la ciencia de la modernidad, son tan ?stensibles
ser discutidos detalladamente. Intentese, por
que no tienen que
�!
organizadas las que procuran el trabajo preparatorio para la in-
estado �e yecto [Gewor-
dustria) hace que muchos no perciban esta situación, pero no al- ejemplo, armonizar ontológicament�
tera esencialmente su evidencia en el plano ontológico; sería in- fenheit] del existencialismo con la visión del ongen d�l hombre
cluso interesante considerar de manera más detallada, en la ciencia. La realización, por �l cont�ano, pr�d1:1-
propuesta por
términos de una crítica ontológica, las influencias de este meca- ce tanto la vinculación genética cuanto la diferencia y antítesis
nismo preparatorio sobre la ciencia. ontológicamente esenciales: la actividad del ser natural ho��re
Ya la descripción precedente del trabajo, aunque incomple- sobre la base del ser inor�ánico y el orgamco
permite que surja,
ta, muestra que, en comparación con las anteriores formas del ser emanado de aquellas, un nivel del ser part1cular�ente nuev�,
de lo inorgánico y lo orgánico, ha surgido con el trabajo una ca- más complejo y más complicado, es decir, el ser social. (No modi-
tegoría cualitativamente nueva dentro de la ontología del ser so- fica esencialmente en nada esta situación general el hecho de
ya en la an�igü�?ad hayan
cial. Una novedad tal es la realización de la posición teleológica que algunos importantes pensadores
reahzac10n_ de algo
como un producto adecuado, pensado y deseado. En la naturale- reflejado la peculiaridad de la praxis y de la
za hay solo realidades y un cambio ininterrumpido de sus respec- nuevo consumada dentro de ella, ni que hayan reconocido pers-
tivas formas concretas, un continuo ser-diferente [Anderssein]. picazmente algunas de sus determinaciones.)
Precisamente la teoría marxiana del trabajo como única forma La realización como categoría de la nueva forma del ser
muestra, al mismo tiempo, una consecuencia importa�te: � con-
existente de un ser teleológicamente producido funda, de esa a
manera, por primera vez la peculiaridad del ser social. Pues si las ciencia del hombre cesa, con el trabajo, de ser �n �pifenomen�
diversas teorías idealistas o religiosas sobre un dominio universal en el sentido ontológico. Sin duda que la conciencia de los ani-
de la teleología fueran correctas, esta diferencia, pensada hasta el males, principalmente de los más evolucion_ados, pare?e ser �n�
final, no existiría en absoluto. Cada piedra, cada mosca sería, facticidad innegable, pero es un factor parcial -de carácter �eb�l
de reproducción, el cual se halla bioló-
pues, una realización del "trabajo" de Dios, del espíritu universal, y auxiliar- de su proceso
etc. como las realizaciones arriba descritas en las posiciones teleo- fundado y se desarrolla de acuerdo c�� las leyes?� la
gicamente
lógicas de los hombres. Con ello, debería desvanecerse, conse- ,
bi10 1 ogia. ,y sin duda , no solo en la reproducc1on ñíogeneuca.
. , -d
cuentemente, la diferencia ontológica decisiva entre sociedad y donde es palmariamente ostensible que la repr�duc�ion, e
naturaleza. Si las filosofías idealistas, sin embargo, buscan estable- acuerdo con leyes que todavía no hemos reconoodo oentific�-
cer un dualismo, contrastan preferentemente las funciones de la mente, y que solo debemos tener en cuenta como hechos ontoló-

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Ontología del ser social: El trabajo
Ontología del ser social: El trabajo
, ico, al o más que un epifenóm�-
m!terialismo dialéctico se di-
gicos- se desarrolla sin intervención alguna de la conciencia; si- puede ser, en el plano ontológ l
no. Mediante esta constataoon, e como realidad
no también en el proceso de la reproducción ontogenética. Co- . . ta Pues este so l o re conoce
menzamos a comprender esto último en cuanto comenzamos a
ferencia del mecamos . l r d d Marx establece la separa-
objetiva a la naturaleza en _su_ ega i � �iejo en sus conocidas "Te-
concebir la conciencia animal como producto de la diferencia- . , ntre el nuevo matenahsmo y e
cion e
ción biológica, de la creciente complejidad de los organismos.
sis sobre Feuerbach":
Las interrelaciones entre los organismos primitivos y su entorno
se desarrollan en forma preponderante sobre la base de las leyes d I materialismo precedente (in-
La falla fundamental de to o ed n que solo capta la cosa, la
biofísicas y bioquímicas. Cuanto más elevada y compleja es la con- cluyendo el de Feuerba�h) r�s1 e e del objeto o de la conternpla­
formación de un organismo animal, tanto más necesita de órga- realidad, lo sensible, bajo la orma . como práctica; no de
· 'd d humana sensana,l
nos más refinados y diferenciados a fin de mantenerse en interre- ción, no como actun a h lado activo fuese desarrollado
. · De a I que e
í \

lación con su entorno, a fin de poder reproducirse. No es este el un modo sub�euvo. · · , al materialismo ' por
ontrapos1c10n
de un modo abstracto, en c la actividad real,
lugar para exponer esta evolución, incluso a manera de esbozo (y . 1 l naturalmente, no conoce .
el idealismo, e cua • a obietos sens1b 1 es,
el autor no se considera, por lo demás, competente para hacer- . t tal F euerbac h aspira " ·
sensonal, en cuan o . . conce tuales pero no cono-
lo); solo cabe señalar que la evolución paulatina de la conciencia realmente distintos de los .ºbJetos o u! actividad objetiva25.
animal también se encuentra comprendida dentro del marco de be la actividad humana misma com
la reproducción biológica, desde los modos de reacción biofísicos
laramente que la realidad del pen-
y bioquímicos hasta el nivel más elevado alcanzado hasta ahora, y más adelante expresa e_ , . de la conciencia, solo
pasando por los estímulos y reacciones transmitidos por los ner- , epifenomernco
samiento, el caracter ya no "La disputa en tor-
vios. Muestra, por cierto, una creciente elasticidad en las reaccio- demostrarse en l a pr axis·· ,
Puede encontrarse. y r d d del pensamien . to aislado de la prac-
-
nes ante el entorno y sus eventuales transformaciones; esto se no a la realidad o irrea i ª "26 El hecho de que:
muestra muy claramente en determinados animales domésticos, bl uramente esco láas t.ico . .
tica- es un pro erna P aba· o como forma originana de la
o en experimentos con monos. Pero no hay que olvidar aquello aquí hayamos presentad� al tr �e con el espíritu de estas cons-
que ya ha sido señalado: que aquí, por un lado, se produce un praxis, se correspon�e P enaEmen 1 ha visto décadas más tarde,
ambiente de seguridad con el que normalmente nunca cuentan tataciones d e M arx,· incluso ngeds · · de' la hominizaoon · ' de1
los animales; por otro, que aquí la iniciativa, la conducción, la b · 1 motor ec1s1vo
justamente en e l tra ªJº e esta afirmación nuestra no es, hasta
provisión de las "herramientas", etc., siempre parte del hombre, hombre. Naturalmente que . cierto, una
y nunca de los propios animales. La conciencia animal en la na- , e una dec l aracio'n·, aunque ' por .
ahora, mucho mas qu l . , correcta ya contiene e me1 u-
turaleza nunca va más allá de un mejor servicio para la existencia declaración cuya mera forro� ac�o:es decisivas del complejo ob-
biológica y la reproducción; por lo tanto, es -considerada ontoló- so esclarece muchas determmaood d solo puede revelarse y de-
gicamente- un epifenómeno del ser orgánico. . nte esta ver a ..
jetivo. Pero, º.bviame ' tal en la medida en que se explicita
Solo en el trabajo, en la posición del fin y de sus medios, mostrar su validez en cuanto ibl Ya el mero hecho de que al
consigue la conciencia, a través de un acto conducido por ella de la manera más completa posi e. li aciones (productos de la
misma, mediante la posición teleológica, ir más allá de la mera mundo de la realidad ing:es)en rea if�rmas de objetividad nue-
adaptación al ambiente -en la que se incluyen también aquellas . el trabajo como
praxis humana en . . d la naturaleza, pero que,
actividades de los animales que transforman la naturaleza objeti- vas, imposibles de deducir a partir e
vamente, de manera involuntaria-, y consumar en la propia natu-
raleza cambios que para ella resultan imposibles e incluso impen- ------------�-:--:-- . T d de Wenceslao Roces. Bs.
h" O' La ideologw alemana. ra . . º 1
sables. En la medida, pues, en que la realización se convierte en 25. "Tesis sobre Feuer b ac , e.. 85 665-670; aquí, p. 665, Tesis n .
As.: Ediciones Pueblos Unidos, 19 , PP·
un principio de la naturaleza transformador, innovador, la con-
ciencia (que ha aportado el impulso y la orientación para ello) 26. Ibíd., p. 666, Tesis nº 2.
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80
Ontología del ser social: El trabajo Ontología del ser social: El trabajo

precisamente en cuanto tales, constituyen realidades tanto como el hombre. Reaccionan con mayor seguridad frente a aquello que
los productos de la naturaleza, muestra ya en este nivel inicial la les resulta provechoso o peligroso dentro de su espacio vital. He
verdad de nuestra afirmación. leído, por ejemplo, acerca de una variedad determinada de gan-
. En este capítulo y en el siguiente habrá aún mucho que de- sos salvajes asiáticos que no solo reconocían desde lejos a las aves
crr �erc� de l�s formas de aparición y expresión concretas de la
a de presa en general, sino que también diferenciaban de manera
conciencia, asr _co�� acerca de las formas de ser concretas precisa sus diversas variedades, y reaccionaban en forma diferen-
que
asume su consntucró», que ya no es más epifenoménica Ah te ante las diferentes variedades. Pero de esto no se deduce que
1 ibl .
so o es pos, e aI u d ir al problema fundamental -por el momen-
ora
esos gansos diferenciaran esas variedades también conceptual-
to, de_ manera sumamente abstracta- Se trata aquí de la mente, tal como lo hace el hombre. Es sumamente dudoso que,
insepa-
rable mter�ependencia entre dos actos que son en sí mutuamen- bajo circunstancias totalmente diversas -por ejemplo, si, a modo
te he�erogeneos, pero_ que, �n "' nueva vinculación ontológica, de experimento, se les hubiera mostrado esas aves de presa en la
constituyen el complejo autenucamente existente del trabajo cercanía y en estado de reposo-, hubieran podido identificarlas
y
c?mo �eremos, forman el fundamento ontológico de la praxis so� con la imagen alejada y con el peligro amenazante. Si se quiere
cial, e mcluso del ser social en general. Los dos actos aplicar las categorías de la conciencia humana al mundo animal
heterogé-
n_eos a l�s que aquí no� referimos son: por un lado, el reflejo pre- -lo cual no puede ocurrir sin arbitrariedad-, puede decirse que
ciso posible · ·-
. de la realidad en cuestión-, por el otro , 1 a poste1on, los animales más evolucionados pueden formar, en el mejor de
con esto �nculad�, d_e aquellas cadenas causales que, como sabe- los casos, representaciones acerca de los factores más importan-
";º�' son 1mpr�scmd1bles para la realización de la posición teleo- tes de su entorno, pero no conceptos sobre ellos. Por cierto que
lógica. Esta pnmer� desc�i�ción del fenómeno mostrará que las hay que emplear el término "representación" con la necesaria re-
d_os formas de consideración de la realidad, heterogéneas entre serva, pues cuando un mundo conceptual se encuentra ya confor-
s�,- conforman -cada una por su lado y en su inevitable vincula- mado, este actúa retroactivamente sobre la intuición [Ans-
c�on- el fundamento de la peculiaridad ontológica del ser social. chauung] y la representación. Originariamente, también este
S� emprendem?s nuestro análisis con el reflejo, se revela de inme- cambio se desarrolla bajo la influencia del trabajo. A propósito de
d�ato una precisa separación entre objetos que existen indepen- esto, Gehlen señala, muy acertadamente, que en el hombre tiene
d1entem�nte del sujeto, y sujetos que pueden
reflejar aquellos, lugar una cierta división del trabajo de los sentidos en la contem-
por rnedio de actos de la conciencia, con una aproximación más plación; que el hombre está en condiciones de percibir de mane-
? menos adecu�da, y que pueden convertirlos en una posesión ra puramente visual propiedades de las cosas que, como ser bio-
mtelectual p�op1a. Esta separación entre sujeto y objeto que se ha lógico, solo puede captar a través del tacto.
:11elto consciente, es un producto necesario del proceso de traba- En ulteriores contextos tendremos aún muchas cosas com-
JO Y, a_l mismo tiempo, el fundamento de la forma de existencia plementarias que decir acerca de las otras consecuencias de esta
espe�ífic�mente humana. Si el sujeto, en cuanto dirección evolutiva del hombre a través del trabajo. Aquí, con vis-
separado en la
conc1enc1a del mundo �bjetivo, no fuera capaz de contemplar es- tas a elaborar la nueva estructura fundamental que surge por me-
te mundo, �e reproducirlo en su ser en sí, aquella posición de un dio del trabajo, tenemos que limitarnos a indicar que, en el refle-
fin que esta en la base aun del trabajo más primitivo, no podría jo de la realidad, como condición para el fin y los medios del
haberse gestado. Naturalmente que también los animales se en- trabajo, se consuma una separación, una disociación del hombre
cuentran en una relación con el entorno; relación que se vuelve respecto de su entorno, un distanciamiento que se manifiesta cla-
cada vez más compleja, y finalmente se encuentra mediada por ramente en la contraposición entre sujeto y objeto. En el reflejo
u�a suerte de conciencia. Pero como esta se mantiene en el ám- de la realidad, la reproducción se separa de la realidad reprodu-
bito de lo b�o!�gico, no puede producirse en ellos una separación cida, se cristaliza en una "realidad" propia dentro de la concien-
y contrapos1c10n entre sujeto y objeto como la que tiene lugar en cia. Hemos puesto entre comillas la palabra realidad, ya que en la
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Ontología del ser social: El trabajo
Ontología del ser social: El trabajo

conciencia la realidad es meramente reproducida; surge una nue-


va forma de objetividad, pero no una realidad; y -precisamente, mente, por e I trab aj.0_ · En mi libro La peculiaridad
. de lo estético,
. al
en términos ontológicos- lo reproducido no puede ser analizar el pensamiento cotidiano, me he refendo, a esa _onenta-
semejante,
y aun menos idéntico a aquello que reproduce. Al contrario. On- ción concretamente teleológica del reflejo. Podna de�'.�ed ��
a\ejo
uí hay que buscar, una vez más, la fuente_ de la fecun 1
tológicamente, el ser social se divide en dos factores
heterogé- .ª . e_
neos, que no solo se contraponen entre sí en cuanto de su continua tendencia a descubrir cosas nuevas, _m1en
heterogé-
neos desde el punto de vista del ser, sino que son en verdad �;as q�e la objetivación recién descrita actúa como correct1v? en
antitéticos: el ser y su reflejo en la conciencia. una direcció� opuesta. El resultado es, pu<:s, como_ ?curre siern-
Esta dualidad es un hecho fundamental del ser social. Los re con los complejos, un resultado de la mteraccion entre ele-
niveles del ser anteriores son, en comparación con este, �entos contrapuestos. Pero con esto aún n_o hemos dad� el paso
rígida-
mente unitarios. La ininterrumpida e ineludible remisión al ser decisivo para entender la relación ontológica e�tre reflejo y rea-
que establece el reflejo; los efectos que este tiene sobre aquel lidad. El reflejo ocupa en esto una posición p�rt1cularmente con-
ya
en el trabajo, pero de manera aun más patente en mediaciones tradictoria: por un lado, es el estricto contrano de tod_o ser �por
más amplias ( que solo más tarde pueden ser expuestas); la deter- el hecho de ser reflejo, no es un ser-: por otro, y al �1s�o tiern-
Vehículo para la constitución de la nueva objetividad en
minación que el objeto ejerce sobre su reflejo, etc.; todo esto no po, e s el . ,
puede superar plenamente esta dualidad fundamental. Con esta el ser social, para la reproducción de este en_ un mve.l.igua l o �as
dualidad, el hombre rebasa el reino animal. Cuando Pavlov des- alto A través de ello, la conciencia que refleja la reahd�d a�q1:1ie-
cribe el segundo sistema de señales, que solo es propio del hom- re u.n cierto carácter de posibilidad. Según se recordara'. Anst?te-
bre, constata acertadamente que solo este sistema puede apartar- les opina que un arquitecto, aun cuando no construye, s1�� �ien-
se de la realidad y reproducirla de manera errónea. Esto solo es do no obstante un arquitecto de acuerdo con la posibilidad
posible porque el reflejo se orienta hacia el objeto entero (búva.µtc;), mientras que Hartmann alude al deso�upa�o, en
-obje-
to que es independiente de la conciencia y que siempre es inten- quien· esta posiibilidad
i revela su carácter realmente .inexistente, .
sivamente infinito-, busca captarlo en su ser en sí y, precisamen- en vista de que aquel no está en condiciones de trabajar. �l eje1:1-
te a causa de la distancia impuesta por el propio plo de Hartmann es muy instructivo, ya que n_iue.stra como el,
reflejo y
necesaria para ese fin, puede equivocarse. Esto no solo se refiere, iado por representaciones unilaterales y restringidas, pasa por
obviamente, a los estadios iniciales del reflejo. También una vez �o el problema que aquí realmente se presenta. E�, en efecto,
que han surgido construcciones auxiliares para la captación de la · d d ble que durante una profunda crisis económica, muchos
in u a , .
realidad a través del reflejo que poseen un carácter más trabajadores no tienen ninguna posibilidad fáacti�a d.e o btene r
comple-
jo y que se encuentran homogéneamente cerradas en sí, como la trabajo; pero es igualmente incuestionab_l� -y �qm :�side la pro-
matemática, la geometría, la lógica, etc., sigue manteniéndose in- funda intuición de verdad en la conc�p.c10n anstotehca de la dy-
tacta esa posibilidad de error como consecuencia del distancia- namis- que el trabajador está en condiciones de retomar su ant.e-
miento; ciertas posibilidades primitivas de error son, sin duda, re- rior trabajo en todo momento, en cuanto se produzca un ca�bio
lativamente eliminadas, pero aparecen en su lugar posibilidades favorable en la coyuntura. Ahora bien, ¿cómo ha de dete�mmar-
más complejas, ocasionadas precisamente por sistemas de media- se, desde el punto de vista de una on�ología del ser social, esta
ción que establecen una mayor distancia. Por otra parte, de ese constitución del trabajador, si no es diciendo que este, co�o c?n-
distanciamiento y objetivación se deriva el hecho de que las re- secuencia de su educación, de su trayectoria, de �us ex�enencias,
producciones nunca pueden ser copias cuasi fotográficas, mecá- etc., también en su condición de desocupado sigue siend� -<le
nicamente fieles de la realidad. Están determinadas siempre acuerdo con su dynamis- un trabajador? Como c ns cuen.cia de
por � �
las posiciones de fines, es decir, para hablar en términos genéti- esto no se produce, como teme Hartmann, una existe.ncia f��-
cos, por la reproducción social de la vida -es decir, originaria- tasmal de la posibilidad", pues el desocupad? (con esta i�posibi-
lidad real de encontrar trabajo) es un trabajador tan existente y
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Ontología del ser social: El trabajo Ontología del ser social: El trabajo

po1t•11cial orno en el caso de la realización de su empeño en en- tos no tiene relación alguna con el he�ho de que estemos en con-
'ontrar trabajo. Solo se trata de entender que Aristóteles, en su diciones de medir esa conternporaneidad.)
va to y profundo, universal y polifacético empeño en Nuestra formulación ha respondido a est� problema on_to ló
compren- �
der filosóficamente la realidad en su conjunto, percibe fenóme- gico diciendo que el reflejo, considerado precisamente en terrru
nos frente a los cuales Hartmann, como consecuencia de su ad- nos ontológicos, no es en sí un ser y, por ende, tampoco una
hesión a prejuicios lógico-epistemológicos, y a pesar de su "existencia fantasma l" , en vis . ta de que simplemente no
.. , . . es un ser.
acertada comprensión de determinados problemas, se encuentra y sin embargo, el reflejo es sin duda la cond1�10n d ecisiva para la
desamparado. El hecho de que, en Aristóteles, esta categoría de ' . causa 1 es, y d e s·eguro precisamente en un -
posición de senes . . sen
posibilidad a menudo genere confusiones, a raíz de las opiniones tido ontoló ico, y no epistemológico. La ��rado}a o�t? 1 og1ca que ,
erróneas del filósofo sobre el carácter teleológico de la realidad . , e intenta ahora aclarar la concepoon aristotélica de lady-
no social y de la sociedad como un todo, no altera esencialmen- ast s�rg . lidad dialéctica. Aristóteles reconoce corree-

�':ª;�
narrus en su raciona 1 .
te la cuestión, siempre que se sepa diferenciar lo ontológicamen- tamente la constitución ontológica de la posición teo_og 1, �ca
te real de las meras proyecciones en formas del ser que no se en- do establece un vínculo indisoluble entre la esencia e IC
cuentran conformadas teleológicamente. Por cierto que podría osición la concepc10n . , de d ynam1s.· E n er.fecto ' define la poten-
decirse que las capacidades para el trabajo adquiridas P. y · ) "la facultad de llevar algo a buen fin o de
siguen oa ( dynamis como . · · · ·
siendo propiedades del trabajador desocupado, tal como otras cumplirlo libremente"; poco después concretiza esta d e fimicr ón .
propiedades de cualquier ser que, por ejemplo, en la naturaleza
inorgánica a menudo no tienen ningún efecto durante largos ·- este principio,
En virtud de · efecu· ��ment�, es el poder, para un
.
pe- aciente de sufrir una modificación; asi, tan pronto _decn�?s
ríodos de tiempo, y sin embargo siguen siendo propiedades del
p
que , .
el paciente .
tiene e 1 p oder de recibir una modificación
ser en cuestión. Ya nos hemos referido repetidamente a la inte- .
cual uiera sirio únicamente en el sentido de lo meJor. p oten-
rrelación entre propiedad y posibilidad. Esto alcanzaría quizás cia se dice también de la facultad de llevar algo a buen fin o de
para refutar a Hartmann, pero no para comprender la peculiari- cum lirio libremente; pues algunas veces decimos d� los que
dad específica de la posibilidad que aquí se manifiesta, y a la - . p
umcamente an d a n o hablan ' pero que no lo hacen bien o no
que
se refiere la concepción aristotélica de la dynamis. Es interesante lo hacen libremente, que no tienen el poder de habl ar o an-
encontrar el punto de contacto precisamente en el propio Hart- dar?".
mann. Este, al analizar el ser biológico, señala, tal como hemos
constatado, que la capacidad de adaptación de un organismo de- Aristóteles ve claramente todas las paradojas ontol�?icas die
pende de su labilidad [Labilitát] -tal como designa Hartmann es- . . , . sen- ala que "el acto es anterior en la relación de a
esta situacion; ,,
ta propiedad-. El hecho de que Hartmann, al tratar esta cuestión, sustancia, en el pleno sentido fundamental , Y, d estaca mu deci-

no toque el problema de la posibilidad, no tiene relevancia. Na- sivamente el problema de modalidad que aqm se presenta.
turalmente que podría designarse también esta característica de . potencia . es ..a1 mismo tiempo potencia de contradicto-
los organismos como propiedad de estos, y, con ello, dar también Toda . , ·
rios· lo que no tiene potencia de ser en un SUJ�to no po ddraJa_
aquí por despachado el problema de la posibilidad. Pero con ello más' ertenecerle, pero todo lo que es pot�noa no pue e ac-
eludiríamos el núcleo de nuestra cuestión actual. Aquí no se tra- tuali�arse. Por lo tanto, lo que tiene potencia de ser, puede ser
ta de decir que esa labilidad es algo que, provisoriamente, no y no ser. Lo mismo es, pues, po_tencia de ser y de �� ser, y es
puede ser conocido de antemano, sino que solo puede ser cons- posible que lo que tiene potencia de no ser, no sea .
tatado post festum; pues preguntar si algo -en sentido ontológi-
co- puede ser conocido, es indiferente respecto de la pregunta
sobre si se trata, desde esa perspectiva, de algo existente. '(La rea- ----------- _ _1 _1 --=-
2 -=-
1 2=--
2 s
[Metajfom, libro V, cap. XII, p. 122].
lidad ontológica de la contemporaneidad de dos acontecimien- 27. Metaf,hysih, libro D, capitu o , pp. t-d l'b
28. lbíd., libro Q, capítulo 8, pp. 217 y s. [ 1 i ., I ro IX , c ap . VIII , p. 229].

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Ontología del ser social: El trabajo
Ontología del ser social: El trabajo

. �os perderíamos en el laberinto de una infructuosa escolás- baio más rimitivos. Cuando el hombre primitivo elige, de entre
uca sr ahora exigiéramos a Aristóteles que "deduzca"
. . con una 1 o--
1mplaca una masa de piedras, una que le parece apropiada para sus fines,
g1ca �le la "necesidad" �e I_a :º�stelación tan bien
repre- y abandona las restantes, es claro que �quí se presenta un� elec-
sentada P?_r el. �sto es por pnncipn, imposible, tratándose de ción, una alternativa. Y, sin duda, precisamente en el sentido de
una c�est1on eminente y puramente ontológica. Determinadas
que la piedra, como un objeto en sí existente de la naturaleza
confus1on�s � en consecuencia, aparentes deducciones se
cen �n Ar1stoteles cada vez que quiere extender más allá de la
produ- inorgánica, de ninguna manera fue formad� ?:
antemano a fin
de convertirse en instrumento para esa pos1cwn. Naturalmente
praxis hu�ana aquello que ha reconocido aquí tan acertadamen-
que el pasto no crece para ser devorado por el ganado vacuno, y
t�. El fenome_n� d�l trabajo, en su singularidad en cuanto
catego- este no lo hace para proveer alimento a los animal�s rapaces.' En
na central, dmamICo-compleja, de un nuevo nivel del ser, se en-
ambos casos reside, sin embargo, desde la perspectiva del animal
cuentra ante nuestros ojos bajo una forma claramente analizable
que devora, una vinculación biológica a un tip? de a�im:�to que
tal como lo estaba ya ante los ojos de Aristóteles; Jo que import�
determina su comportamiento con una necesidad biológica. De
es reve_l�r. esta estructura dinámica en cuanto complejo, a través
ahí que la conciencia animal que allí se manifiesta se encuentre
del �nahs1s ?ntoló��º. pertinente, para hacer comprensible, determinada de manera unívoca: es un e ifenómeno, nunca una
por
medio de �ICho anahs1�, al menos el camino abstracto-categorial a ternauva. La piedra elegida como instrumento es elegida, sin
que cor�duJo hasta aqui -en consonancia con el modelo marxia-
embar o, a través de un actQ._de-conciencia que ya no posee ca-J
no, segun el cual la anatomía del hombre proporciona la clave
rácter bioló �Es preciso reconocer determinadas propiedades
para la anat?�ía del mono-. Parece sumamente verosímil
que de la piedra -a través de la observación la ex eriencia; .es decir,
pueda constlt�lf una b�se para e�to la labilidad en el ser
biológi- a través del reflejo y su elaboración acorde con la conc1enc1a- !...
co de los animales mas evolucionados -descrita también q°ue la tornan a ro iada o ina ro iada para la fin lidad plan.
por � �
H�rtmann de acuerdo con su importancia-. La evolución de los
da. El acto que, visto desde afuera, es sumamente simple y uruta-
�nimales domésticos, que mantienen un contacto constante e ín-
�la elección de una piedra-, es, de cuerdo con su est�tura
timo con el hombre, muestra las grandes posibilidades que resi-
interna, sumamente com le· o está eno.de contradicciones Se
den en esa_ I�bilidad. Pero hay que sostener, al mismo
tiempo, trata, pues, de dos alternativas relacionadas entre sí de m�nera
que esa labilidad solo constituye un fundamento universal
para eterogenea. En primer lugar: la piedra, ¿ha sido correcta o m.co-
ello; que la forma más evolucionada de esta aparición puede con-
rrectamente ele ida 12ara el fin uesto? Se ndo: el _!in, ¿ha sido
formar el fundamento del auténtico ser-hombre a través de un
puesto correcta o incorrectamente?; es decir: una piedra, ¿es un
salto que c�mi�n�a. en la actividad, orientada a poner fines, del
instrumento auténticamente ªRropiado 12ara el fin puesto�uede
hombre mas pnm1t1vo, que aún se encuentra en transición desde _¡:¿
fácilmente verse ue ambas alternativas solo ueden surgir de un r=:
la animalidad. El salto, entonces, solo puede ser enten · ost .si ma d, -efleies de-la rc;,.a ida por ende a artir de un siste-
festum, aun cuando importantes avances,7om� esa nueva forma
�;; de.;ct - �;{�existentes} qu funciona dinámica e y
de posibil�dad que aparece en el concepto de dynamis en Aristó-
que ha sido dinámicamente elaborado Pero puede verse con
teles, arrojen abundante luz sobre el camino a estudiar.
igua facilidad que en un comienzo, cuand� los resultados del �e-
La transición desde el refle'o como una forma articular del
fle 'o no existente se cristalizan en una rax1s estructurada en ter-
no ser hasta el ser activo roductivo de la osición de conexio-
minos de alternativa, a artir de a uello ue existe solo de man�
n_e� causales, ofrece una f�rma desarrollada de la dynamis aristo-
�a natural, uede sur ir al. o existente en el mar o del ser §QCial
teh�a. , ue odemos definir como el carácter alternativo de toda
-digamos, un cuchillo o un hacha-, es decir, surge una forma de
A pos1cwn e proces tr aj Este carácter emer e ri-
mera vez en la osición del fin del trabajo. Es posible constatar su , . --
· objetividad de ese ser existente total y radicalmente nueva. Pues
,
la piedra, en su ex1stenc1a y ser-as1 natura no tiene na a ue Ve_!:.
carácter del mejor modo en la cont . · ' d os actos de a-
con e cuc illo o con el hacha.
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O
Ontología del ser social: El trabajo
Ontología del ser social: El trabajo -
Esta peculiaridad de la alternativa a arece aun más lástica-
O difíciles, las que ueden consumarse en un solo acto o las �u_e
ment� en un nivel más evolucionado, cuando la piedra no solo es
necesitan de una serie de actos-: o la falla cometida uede estr..Q;
�scog1da y usa a como instrumento de trabajo, sino que es some-
P.ear to o e tra a o. Las alternativas dentr? del _proces� de traba-_
tida a un roceso de elaboración 1!._ fin de convertirla en un me-
jo no son, ues, similares, no os�en la mIS�.ª J�rq.!:!..§.. Lo que
_- or '!!!:.S!.Lo d�aba'o. Aquí, cuando el trabajo es realizado en u�
ha dicho ingeniosamente Churchill a proposito de los c_asos mu-
sentido aun más estricto, la alternativa revela aun más claramen-
cho más complejos de la praxis social, a saber: que a traves de una
te su verdadera esencia: no es un acto único de decisión, sino u�
resolución se puede ingresar en un "período de consecu�ncia�",
�roceso, una cad.ena temporal ininterrumpida de alternati';s
aparece como característica de la estructura de tod� p_rax1s social
Rr�. Si se reflexiona, aunque más no sea someramen-
ya en el trabajo más primitivo. Esta estructur� ontolog1ca del pro-
te, sobre el roc�so de un trabajo cualquiera -por primitivo que
c�so de trabajo como una cadena de alternativas, no debe ?_uedar
sea este-, es preciso ver que nunca pue e tratarse meramente e
la rea 1zac101 reran;,,...,.,-;r,e;' · oscurecida por el hecho de que, en el curso de la evoluo?n, se-.
"7,u�n;-,rei:a,n"'p:-:-u:-,e""s=-. .,..-.:a:-c-"c C'-.-e_n_a_c_a_u__
s ,a ,_e_n_a_
naturalez:::"� a :s,:-� guramente ya en niveles de la evolución relativame�1te baJOS, _ las

o
e r-::e:-;: ""a-;::r :'o�:-::
.r -a rr:::-:e '.p=-=-o
s -::n-:t7__n_e
á _a-men te", en conformidad

a
áfternativas individuales dentro del roceso de traba o se convier-
s

con su propia necesidad natural intrínseca, del tipo "si ... enton-
ten, a traves de e· ercicio la costumbre, en reflejos condiciona-
ces ... ". En el trabajo, en · o hemos visto, no solo se
dos, y pueden ser consumados, por ende, de acuerdo con a c;>n-
pone teleológicamente el fin, sino que también la cadena causal
ciencia, pero "inconscientemente". Sin poder abordar aqm la
t.i que ese fin realiza_ debe tran�formarse en una causalidad
puesta. constitución y la función de los reflejos condicionados -estos se
��ues tanto el medio de traba o como el objeto de trabajo son, en
muestran en niveles más com leios, tanto en el trabajo mismo co-
si, cosas naturales sometidas a la causalidad natura , que so o en
mo en todos los ámbitos de la raxis social, or eºem lo como
la osición teleoló ica solo a través de esta, alcanzan, en el ro-
contradicciones de la rutina, etc.- hay que constatar tan solo que
ceso de trabajo la osibilidad de ser uestos en términos ro ios
todo reflejo condicionado ha sido, ori inariamente, o�jeto. ��e R
)l pel ser soc_ial, aun_ ue sin de.ar de ser obºetos naturales. De ahí
que se repita contmuamente, en -=ec:._,d=e,.__....._."---"'
una ecisión entre alternativas, y sin duda tanto en la evolución
l ..,,...,-t'"��-��.-cai� deTa. humanidad como en cada individuo, el cual puede confor-
"') jo, esta alternativa: cada
� ·��..,,..,�a'..!.:..� �.=..�-e mar esos refleios condicionados solo a través del aprendizaje la
J' tal ar, raspar, etc., deb�_e s_e_r_._ .:.__;;_.=...........,
eJercitac1on º c.,-y, n-e de este roceso se encuen-
un reflejo correcto de debe estar orientado correc-
tran, precisamente las cadenas de alternativas. . .
tamente a la osición del fin, tiene que ser realizado manual e -
a nativa, ue también es un acto de la conciencia, es
te e manera correcta, etc. Si no es este el caso, a cada instante la
también la categoría mediadora con cuya ayuda el re e¡o _de la at
causalidad puesta cesará de ser efectiva, y la piedra tendrá que
realidad se convierte en vehículo de la posición de algo existen-
convertirse nuevamente en un ser natural simple, sometido a cau-
�n esto hay que subrayar que este algo existente es siempre:
salidades naturales, que ya nada tiene ue ver con el medio de
en el trabajo, algo natural, esta constitución natural suya nunca
trabajo o con el obºeto de trabajo. La alternativa se extiende,
puede ser superada por completo. Por sustanciales que sean_ los
pues, a a a ternativa entre una actividad correcta o malo rada a
efectos transformadores de la posición teleológica de causalida-
() fin de dar vida a categorías que solo en el proceso de tr�ba'o 'se -
convierten en formas de la realidad. des en el proceso de trabajo, los límites naturales solo pueden re-
troceder, pero nunca desaparecer completamente; esto s� rela-
Naturalmente que las fallas p:.ueden oseer una con o
ciona tanto con el reactor atómico como con el hacha de piedra.
ción dotada de muy diversas gradaciones; es decir, pueden ser co-
Pues, para mencionar solo una de las posibilidades .que aquí se
rre idas ore or.Io s si ientes, lo cual introduce
presentan, las causalidades naturales se encuentran, sin du�a, so-
nuevas alternativas en la cadena de resolución descrita -aquí se
metidas a las causalidades puestas de acuerdo con el trabajo, pe-
intercalan también, de diversas maneras, las correcciones fáciles
ro, en vista de que cada objeto natural comprende dentro de sí,
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Ontología del ser social: El trabajo Ontología del ser social: El trabajo

como _posibilidades, una infinitud extensiva de propiedades, las les modelos, aun cuando el proceso de creación del modelo sue-
caus�hdades naturales nunca dejan de actuar completamente. le tener un importante fundamento material (oficinasw, instala-
En v1s�a-�e que su_efectividad es completamente heterogénea de ciones, etc.), el modelo sigue siendo -en el sentido de Aristóte-
la posicion _teleologica, esta debe desarrollar, en muchos casos, les- una posibilidad, que solo puede hacerse realidad a través de
�onsecuenc1as que se contraponen con la posición teleológica e la decisión, basada en alternativas, de ejecutarla, y a través de la
mc�uso, a menudo, la destruyen ( corrosión del hierro, etc.). Es- ejecución misma; lo mismo ocurre en la decisión que el hombre
to t1�ne como �onsecuencia que la alternativa también tiene que primitivo toma de elegir esta o aqueila piedra para usarla como
segm'.·_en funciones un� :�z consumado el proceso de trabajo en cuña o como hacha. Incluso, el carácter alternativo de la decisión
de realizar la posición teleológica, contiene todavía más compli-
cuesuon, co�o. supervisión, control, reparación, etc.; ocasiona
que ta!es posiciones preventivas tengan que multiplicar ininte- caciones que no hacen más que subrayar aun más intensamente
r��mp1dament� _las alternativas en la posición del fin y su realiza- su importancia en cuanto salto de la posibilidad a la realidad.
cion. �a evoluc1?� del trabajo contribuye, por ende, a basar cada Piénsese que, para el hombre primitivo, solo la utilizabilidad in-
vez �as en decisiones alternativas el carácter alternativo de la mediata ha conformado el objeto de la alternativa, mientras que,
praxis humana, del comportamiento del hombre frente a su en- en la evolución de la socialización de la producción -es decir, de
torno Y � él mismo. La superación de la animalidad a través del la economía-, las alternativas cobran una forma cada vez más di-
salto �acta la �o_minización en el trabajo, la superación del carác- versificada y diferenciada. Ya la evolución de la técnica tiene co-
ter ep1f�no1:1emco de la determinación meramente biológica de mo consecuencia que el plan del modelo tenga que ser el resul-
la co�c1en�1a al��nza, pue�, a través de la evolución del trabajo, tado de una cadena de alternativas, pero un grado tan elevado de
una �ntensificac10n sostenida, una tendencia a la universalidad evolución de la técnica (la cimentación de esta a partir de una se-
dominante. También aquí se muestra que las nuevas formas del rie de ciencias), no puede ser el único motivo de decisión para
ser sol�, a t�avés de �u paulatino desarrollo, pueden llegar a ser las alternativas. Pues la excelencia técnica así elaborada no conci-
dete�mmac10nes universales auténticamente dominantes de su de sin más con la excelencia económica. Economía y técnica son,
propia esfera. En el salto de transición, y aún mucho tiempo des- sin duda, inseparablemente coexistentes en la evolución del tra-
pués_ de él, las nuevas formas �e en uentran en constante compe- bajo, establecen relaciones ininterrumpidas entre sí; pero eso no

t�nc1a con las formas del ser inferiores a partir de las cuales sur- anula la heterogeneidad de ambas, la cual, como hemos visto, se
?1eron y que -inevitablemente- conforman su base material, muestra en la contradictoria dialéctica de fin y medio; incluso, a
1�cluso una vez que el proceso de transformación alcanzó ya un menudo se intensifica su contradictoriedad. Este carácter hetero-
mvel muy elevado. géneo, cuyos complejos factores no podemos abordar aquí, tiene
Solo mirando retrospectivamente a partir de este punto como consecuencia que el trabajo, con vistas a su realización ca-
puede ser valorada en cuanto nueva forma de posibilidad, en to- da vez más elevada y más socializada, haya tenido que procurarse
�º. �u alcance, la dynamis descubierta por Aristóteles. Pues la po- a la ciencia como órgano auxiliar; pero tiene también como con-
sicion que funda tanto el fin como el medio de su realización en- secuencia que la interrelación entre ambos solo pueda realizarse
cierra cada vez más intensamente, en el curso de la evolución siempre en una relación desigual.
un_a f��ma fijada de manera peculiar; forma que puede genera; Si consideramos ahora ontológicamente un proyecto tal,
la ilusión de que es ya en sí algo socialmente existente. Pensemos resulta claramente visible que este encierra los rasgos esenciales
en una fábrica moderna. El modelo (la posición teleológica) es de la posibilidad aristotélica, de la potencia: "[ ... ] lo que tiene
elaborado, discutido, calculado, etc. por un grupo a menudo potencia de ser, puede ser y no ser". Marx dice, precisamente en
muy grande antes de que pueda llegar a ser realizado a través de el sentido de Aristóteles, que el instrumento de trabajo, en el
la pro�ucción misma. Aun cuando, de esa manera, la existencia
material de muchos hombres está basada en la elaboración de ta- 29. En el manuscrito, aparato [Apparat] (n. del editor alemán).

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Ontología del ser social: El trabajo
Ontología del ser social: El trabajo

transcurso del proceso de trabajo, "de mera posibilidad, deviene


realidad"30. Un proyecto complejo y planeado sobre la base de determinación se halla fundada, pues, en la individualidad de la
realización planeada. Su racionalidad nunca puede ser, por _en-
reflejos correctos que es rechazado, sigue siendo algo no existen-
de, absoluta, sino que -como siempre ocurre con las tentativas
te, aun cuando encierre en sí la posibilidad de convertirse en
existente. Seguimos afirmando, pues, que solo la alternativa de para realizar alguna cosa- es la racionalidad concreta de una co-
nexión "si ... entonces ... ". El hecho de que dentro de un _marco
aquel hombre (o de aquel grupo de hombres) que está llamado
tal se hallen presenten vinculaciones nec�sarias de este tipo, es
a poner en marcha el proceso de realización material a través del
lo que hace que la alternativa se torne P?�ible: pres':1pone -den-
trabajo, puede conseguir esa transformación de la potencia en
tro de este complejo concreto- la sucesion necesana de los pa-
ser. Esto muestra, no solo el límite superior de esta especie de
sos individuales. Podría, por cierto, objetarse: puesto que alter-
posibilidad de tornarse real, sino también el límite inferior, que
nativa y predeterminación se excluyen lógic��ente, aq':1ella
determina cuándo y en qué medida puede convertirse en una
debe tener precisamente un fundamento ontológico en la liber-
posibilidad en este sentido un reflejo de la realidad acorde con
tad de la decisión. Esto es correcto en cierto grado, pero solo en
la conciencia y orientado a la realización. Este límite de la posi­
cierto grado. Para entender auténticamente esto, hay q_ue tener
bilidad no puede remontarse al nivel intelectual, a la exactitud,
en vista que la alternativa, vista desde todas las perspectivas, solo
a la originalidad, etc. de la racionalidad inmediata. Los factores
intelectuales del proyecto de una posición de fin en el trabajo, puede ser concreta: la decisión de un hombre concreto ( � �e un
desempeñan, naturalmente, en última instancia, un papel im- grupo concretos de hombres) acerca de las me�o_r�s condiciones
de realización concretas con que cuenta la posioon concreta de
portante en la decisión de la alternativa; pero significaría una fe-
un fin. De esto se deduce que toda alternativa (incluso toda ca-
tichización de la racionalidad económica ver en esto solo el mo-
dena de alternativas) nunca se relaciona, en el trabajo, con la
tor para el salto de la posibilidad a la realidad en el ámbito del
realidad en general; es una elección concreta entre ca�inos, cu-
trabajo. Una racionalidad tal es un mito, tanto como lo es la su-
posición de que las alternativas por nosotros descritas se realizan yo fin (en última instancia, la satisfa�ción_ de una necesida?) no
fue producido por el sujeto que de�ide, smo por el ser soci�I en
en un nivel de libertad abstractamente pura. En ambos casos,
el que ese sujeto vive y actúa. El SUJeto sol� puede_ c?�verttr en
hay que sostener que las alternativas orientadas al trabajo siem-
pre encauzan hacia una decisión bajo circunstancias concretas; objeto de su posición de fin, de su alternativa: posibilidades d_e-
terminadas a partir de y a través de ese complejo del ser que exis-
nuevamente, no importa si se trata de la fabricación de un hacha
te independientemente de él. Y es igualmente rev�lador que el
de piedra o del modelo de un auto, del que luego se producirán
ámbito de juego de la decisión fuera traza�o precis�mente por
cien mil ejemplares. Esto tiene como consecuencia, en primer
este complejo del ser; el hecho de que aqm la amplitud, la lon-
lugar, que la racionalidad se apoya en la necesidad concreta que
aquel producto individual tiene que satisfacer. Los componentes gitud, la profundidad, etc., cumplan un pap�l importante en la
exactitud del reflejo de la realidad, es ostensible; pero no afecta
que determinan esa satisfacción de necesidades y, por ende, tam-
en nada la circunstancia de que también la posición de series
bién las representaciones acerca de ella, determinan por ende la
causales dentro de la posición teleológica -inmediata o medi�ta-
estructura del proyecto, la elección y agrupación de los puntos
mente- está determinada, en última instancia, por el ser social.
de vista,junto con la tentativa para reflejar correctamente las re-
Obviamente, persiste el hecho de que la decisión concreta de
laciones de causalidad para la realización; en última instancia, la
realizar una posición teleológica no puede dedu�i�se plenamente,
con una necesidad forzosa'", a partir de sus condiciones preceden-
30. Marx, Grundrisse der Kritik der f1olitisdum Ouonomie. Moscú, 1939-1941 (Berlín, tes. Por otra parte, hay que constatar que si no se considera el acto
1953), p. 208; MEW, 42, p. 222 [fü.emento.sfundamentale.s fmra la crítica de la econo­ de posición teleológica individual, sino la totalidad de estos ac.tos
mia fJOlítim (Grundrisse¡ 1857­1858. Trad. de José Aricó, Miguel Murmis, Pedro
Scaron et al. 3 vv, México: Siglo XXI, 1989, I, 241].
31. En el manuscrito: de antemano [im voraus] (n. del editor alemán).
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Ontología del ser social: El trabajo
Ontología del ser social: El trabajo

y sus interrelaciones entre sí dentro de una sociedad, ineludible-


mente se llega a verificar en ellos semejanzas, convergencias, ti- que ya surgen en la posición socioeconómica del valor de cambio
pos, etc. de carácter tendencia!. La proporción de esas tendencias y en las interrelaciones entre este y el :alor de uso. Desde luego�
convergentes o divergentes dentro de esta totalidad muestra la difícilmente resulte posible retener siempre ?e
mane�a cons_e
realidad del ámbito de juego concreto de las posiciones cuente este nivel de abstracción, en el sentido marxiano, sm
teleológi-
cas -ámbito al que acabamos de aludir-. El proceso social real, del aportar, en los análisis individuales, hechos que ya pr�suponen
que emergen tanto la posición del fin como el hallazgo y la circunstancias más concretas, condicionadas por la sociedad res-
apli- A sí cuando hablábamos hace poco acerca de la hetero-
cación de los medios, determina el ámbito de juego concretamen- pec t.tva. � ' , .
te delimitado para las preguntas y respuestas posibles, para las al- eneidad entre la excelencia técnica y la econormca, amp rramos
ternativas que pueden ser realmente realizadas. Dentro de la fa perspectiva solo a fin de indicar con un ejemplo concr�_to -por
totalidad respectiva, los componentes determinantes así decirlo, como si se tratara de un horizonte- la com�l�J�dad de
aparecen
perfilados más concreta y firmemente que en los actos de posición los factores que actúan en la transformación �e la posibilidad en
considerados individualmente. Con ello, sin embargo, solo hemos rea lid . . . en el sen-
I a d . Pero ahora se trata del trabajo exclusivamente ,
expuesto un aspecto de la alternativa. La descripción de un ámbi- tido más estricto de la palabra, en su forma ongmana, como ,or-
to de juego, aun cuando se encuentre claramente perfilada, no gano del metabolismo entre hombre y naturaleza; pues solo :is., es
puede eliminar el hecho de que, en el acto de la alternativa, se ha- posible mostrar aquellas categorías que, de ��ner� ontologi�a-
lla contenido un momento de decisión, de elección, y que el "lu- mente necesaria, se derivan de esa forma ongmana; c�tegonas
gar" y el órgano de esa decisión lo constituye la conciencia huma- que, por ende, hacen del trabajo un _mo�elo para la praxis huma-
na; precisamente esta función ontológicamente real rescata la na en general. Será tarea de investigaciones_ fut�ras -e� �a�or
decisión del carácter de epifenómeno que poseen las formas de medida, en la Ética­ mostrar aquellas complicaciones, h_m1tac10-
conciencia animal, las cuales se encuentran condicionadas de ma- nes, etc., que emergen del suelo de �na sociedad concebida cada
nera plenamente biológica. vez más intensamente en su totalidad desarrollada. , .
En un sentido determinado, podría hablarse aquí, pues, del Entendido de esta manera, el trabajo muestra, ontológica-
núcleo ontológico de la libertad, que ha cumplido un mente, dos caras: por un lado, resulta esclarecedor, en esta ?ene-
papel tan
importante -y sigue cumpliéndolo aun hoy- en las disputas filo- ralidad, que una praxis solo sea �osible como consecu�n_c_ia de
sóficas acerca del hombre y la sociedad. El modo de ser de una una posición teleológica de un sujeto, pe�o. que una pos1c1on tal
tal génesis ontológica de la libertad, que aparece por primera vez implique conocer y poner en cuanto posic10nes los proceso� re-
en la realidad en la alternativa dentro del proceso de gidos por la causalidad natural. Por otro lado, se trata aqm de
trabajo, de-
be, sin embargo, ser concretizada más claramente, de modo una relación recíproca entre hombre y nat�r��eza, y en fo;ma ta1:
que
no se produzcan interpretaciones equivocadas. En efecto, si con- preponderante que, en el análisis de la p�s1c1on, uno esta auton-
cebimos al trabajo, en su modo de ser originario -en cuanto
pro-
zado a tomar en consideración las categonas que nacen ?e
esa re-
ductor de valores de uso-, como una forma "eterna" del metabo- lación. Veremos de inmediato que, aun cuando estud1_a�os las
lismo entre hombre (sociedad) y naturaleza, es decir, como una modificaciones que el trabajo provoca.en el _sujeto, perc1b1�os la
forma que siempre se mantiene por encima de la variación de las particularidad de esta relación =particularidad que domma el
formaciones sociales, es claro que la intención que determina el modo de ser de las nuevas categorías-, de modo que las otras
carácter de la alternativa se orienta hacia la transformación de transformaciones extremadamente importantes que " produce,n
objetos naturales, aun cuando es desencadenada por necesidades en el sujeto, son ya productos de estadios más evolucionados, �as
sociales. En las consideraciones anteriores, nos empeñamos en elevados desde el punto de vista social, que d�b:n t�ner, por cier-
retener este modo de ser originario del trabajo, y en reservar to como condición ontológica, su forma ongmana en el mero
pa- tr�bajo.
ra ulteriores análisis sus formas más evolucionadas y Hemos visto que la catego_rí�. decisivame�te nueva qu�
complejas, la transformación de la posibilidad en realidad, es preci-
genera
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Ontología del ser social: El trabajo
Ontología del ser social: El trabajo

samente la alternativa. Ahora bien, ¿cuál es su contenido ontoló-


sición teleológica. Las alternativas concretas del trab�jo en la de-
gico esencial? En una primera formulación, suena quizás
algo terminación del fin y en la realización siempre contienen, pues,
sorprendente que _expongamos a la luz, como factor
preponde- en última instancia, ante todo una elección entre lo correcto y lo
r�n_te de la �lternat1va, su carácter predominantemente epistemo-
incorrecto. Esto constituye su esencia ontológica, su poder p�ra
log1co. Obviamente, el _primer impulso para la posición
teleológi- transformar en cada caso la dynamis aristotélica en una realiza-
ca es la voluntad de satisfacer una necesidad. Pero este es aún un
ción concreta. Este carácter cognoscitivo primario de las alter�a-
rasgo que comparten la vida animal y la humana. La separación
tivas ontológicas es, pues, una facticidad irr�vocable, e_s �rec1sa-
d_e, los c�mmos se produce solo cuando entre necesidad y satisfac-
mente el ser-precisamente-así [Geradesosem] ontológico del
cion se inserta el trabajo, la posición teleológica. Ya en este esta-
trabajo; puede, entonces, ser conocido ontológicame�t� al_ �ar-
do d� cosas en que se halla contenido el primer impulso para el
trabajo, s� expre�a. claramente su constitución predominante- gen de las formas de conciencia b�j� las cuales se reah�o ongina-
riamente y siguió realizándose qmzas durante.mucho ti_e�po.
m_ente ep1stemolog1ca, pues es indudable que tiene lugar un
Esta transformación del sujeto que trabaja -la autentica ho-
tn�nfo del co?1P_?�tamiento consciente sobre la mera esponta-
minización del hombre- es la consecuencia necesaria, de acuer-
ne�dad �� l� b10Io?1came�te instintivo cuando entre necesidad
y do con el ser, de este objetivo ser-precisamente-así del trabajo. En
sat1sfacc10n �nmed1ata se inserta, como mediación, el
trabajo. su definición del trabajo, cuyo texto hemos citado ya detal_lada-
Aun mas claramente se muestra esta situación cuando la me-
mente, Marx habla también acerca de la influencia determinan-
diación se realiza, en el trabajo, a través de una cadena de alter-
te que el trabajo tiene sobre el sujeto humano. Muest:a que el
nativas. El trabajador debe buscar necesariamente un éxito en su
hombre, al influir sobre la naturaleza, al transformarla, transfo�-
ª�;ividad. Pero solo puede alcanzarlo cuando, tanto en la
posi- ma su propia naturaleza, desarrollando las potencias que_ do�m'.-
cion del fin como en la elección de sus medios, se orienta conti-
tan en él y sometiendo el juego de sus fuerza_s a su propia d�so-
nua�ente en direcci�n a captar de acuerdo con su objetivo ser
en si todo lo que se vmcula con el trabajo, y a relacionarse con plina"32. Esto significa, ante todo -y ya se hablo de esto �l �nahzar
el trabajo desde un punto de vista objetivo-, u� dominio de la
ello -con el fin y con sus medios- de acuerdo con su ser en sí. En
conciencia sobre lo instintivo, que posee un caracter meramente
ell? �o so�o se encuentra contenida la intención hacia un
reflejo biológico. Considerado desde el �unto. �e �ista del sujeto, esto
obJet1vo, sino también el empeño en descartar todo lo meramen-
tiene como consecuencia una contmuacion siempre renovada d�
te �ns_tintivo, emotivo, etc., que podría perturbar la comprensión
este dominio; y, por cierto, una continuación que, en cada movi-
obJet1�a. Con ello se produce, precisamente, la prioridad de lo
miento individual del trabajo, se presenta como un nuevo proble-
consciente sobre lo instintivo, de lo cognoscitivo sobre Jo mera-
ma como una nueva alternativa, y que en cada oportunidad, pa-
n:iente emocional. Naturalmente que con ello no se pretende de-
ra �u·e el trabajo tenga éxito, debe termina� en_ u�a victoria �e la
cir que el t:abajo incipiente del hombre primitivo se haya desa-
rrollado bajo las formas de una conciencia como la actual. Las comprensión correcta sobre lo meramente instintivo. �ues así co-
mo el ser natural de la piedra es plenamente heterogeneo de su
formas de conciencia son, seguramente, tan diversas respecto de
uso como cuchillo o hacha, y solo puede sufrir esa transforma-
las actuales, que ni siquiera estamos en condiciones de recons-
ción como resultado de la posición, por parte del hombre, de ca-
truirlas. Sin embargo, tal como ya se ha mostrado, una de las con-
dicione� objetivas del trabajo, de acuerdo con el denas causales conocidas correctamente, así también ocurre en
ser, es que solo
un reflejo correcto de la realidad, tal como esta existe en sí inde- el propio hombre con aquell�s ��vi�ien�os: etc., que originaria-
mente poseían un carácter biológico-instintivo. El_ hombre de�e
pendientemente de la conciencia, puede consumar la realización
imaginar esos movimientos exclusi�amente con vistas al trabajo
de causa�i��des naturales indiferentes y heterogéneas respecto
en cuestión, realizarlos en una continua lucha contra lo que hay
de la posrcion del fin; puede consumar la transformación de di-
chas causalidades en causalidades puestas y subordinadas a la
po- 32. Kaf1ital 1, p. 140; MEW, 23, p. 192 [El Capital, 1, p. 130].
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Ontología del ser social: El trabajo
Ontología del ser social: El trabajo
ca�sales reproducidas en cadenas cau-
formación de las cade�as . , d todas estas posiciones en el pr�
en él de meramente instintivo, contra sí mismo. También aquí se sales puestas, de la reahzaoon de t da una serie de posiciones di-
muestra la dynamis aristotélica (Marx usa el término potencia, ele- ceso de trabajo. Se trata, pues, ,e .º establece el sujeto. El
gido también por el historiador de la lógica Prantl en cuanto ex- , t , · co y practico, que
versas, de caracter eon . . como actos de
presión categorial de esa transición. Aquello que aquí designa , d llas si se intenta conc ebirlas
factor comuna to as e inmediata, instintivamente
Marx como potencia es, en última instancia, eso mismo que N. . en todos'l os casos lo
un sujeto, es que . que cad a
Hartmann denomina labilidad en el ser biológico de los animales · 1 onsecuenoa d e 1 d"1stanciamiento
comprens1b e como c o, al me-
más evolucionados, es decir, una gran elasticidad en la adapta- .. , . mente compren d e, es reemplazado .
necesaria . . dejarse
ción, incluso, cuando es preciso, a circunstancias profundamente
Posioon . d ctos de la conoenoa. No hay que
nos, domma o por ª. . d en cada trabajo ejecutado, la
diferentes. Este fue, seguramente, el fundamento biológico de la confundir por la apane�?ª e que, o oseen un carácter direc-
transformación de un animal evolucionado en hombre. Podemos 'a de los actos individuales ya n P u­ • • " de "no.
observar esto en animales muy evolucionados en cautiverio, como
mayori . ue ha en ellos de ínsunuvo '
tamente consoente. Lo q y ., movimientos surgi-
también en los domésticos. Solo que este comportamiento elásti- . ,, b n la transformac10n de
co, esta actualización de potencias, también aquí sigue siendo de
carácter puramente biológico, en la medida en que las exigencias
consc1ent� , se asa e
dos cons�1entemente en
estos actos
;1:
s
flei os condicionados fijos. Desde esta
s�
diferencian, ante todo, de las ma-
. en
le son dirigidas al animal desde afuera -por el hombre- y apare-
p erspectiva, . · · de los amma1 es mas evolucionados, '
nifestaciones mstmuvas . . ser
cen como un nuevo entorno, en el sentido más amplio de la pala- , o-consciente es al go que siempre puede .
que este caracter ya-n de trabajo acu-
bra, de modo que la conciencia también aquí debe seguir siendo d Una vez que l as experiencias
anulado, revoca o. reern-
un epifenómeno. El trabajo, en cambio, significa, tal como hemos fi · do otras nuevas experiencias pueden
muladas las h an iJa , . almente ñjados y revocables. La
destacado, un salto dentro de esta evolución. La adaptación no plazarlos por actos nu�vos: � t abajo posee, pues, una doble
l

avanza tan solo, pues, de lo instintivo a lo consciente, sino que se acumulación de experiencias . ,e rd 1 s movimientos habituales,
desarrolla como una "adaptación" a circunstancias que no han si- ·, onservaoon e O
línea de supresio� y c ñiados como reflejos con-
do creadas por la naturaleza, sino que, antes bien, han sido elegi- ncluso cuan d o es tán :.1
los cua1 es, pues, i
• • ,
en la posioon
das y procuradas por el sujeto. · n en to d os 1 os cas os , el origen .
dicionados, enoerr� ' . determina el fin y el medio, que
Precisamente por ello, la "adaptación", en el hombre que que establece una distanc � a, ��e
trabaja, no es estable y estática como en los demás seres vivos, supervisa y corrige la _reahza�10n. mo otra importante conse-
que, en general, acostumbran reaccionar de igual manera frente Este distanoam1ento tiene,bco e trabaia se ve obligado a
a un entorno diferente, y no es una adaptación conducida desde . 1 h h de que el hom re qu :.1 •
cuenoa, e ec o _¡: tos. Puede cansarse, pero st 1 a
afuera, como la de los animales domésticos. El factor de lo autó- .
dominar consc1en e . t mente sus =ec . . . , trab a-
nomamente creado no modifica solo el entorno mismo, y no so- b . pone un peIJUlClO, continuara
interrupción del tra ªJº su . el temor en el cur-
lo modifica a este en un sentido material, sino también en los . mplo ser d ominado por
jando; puede, por eJe ' donará su lugar y emprende_rá la lu-
efectos retroactivos de orden material que este produce sobre los so de la caza, pero no aban Ii rosos etc. (Senalemos
hombres; así, por ejemplo, como consecuencia del trabajo, el cha con animales fuertes y pe igmos �n trabaio productor
mar -que al comienzo significó un límite para el movimiento- se , e ahora presupone :i .
1
nuevamente aqm qu nte esta fue la forma originaria de
convierte en un medio de vinculación cada vez más intenso. Pe- de valores de uso -segurame ,' leias sociedades de clases
ro, además y, naturalmente, ocasionando semejantes cambios de . S l las mucho mas comp :.i
otros motivos, d e-

trabaJO-- o o en . to or1ginario "
función-, esta conformación estructural del trabajo actúa tam- t omportam1en .
interponen en es e c . lo el sabotaje del trabajo
bién retroactivamente sobre el sujeto que trabaja. Si se quiere en- rivados del ser social, como _por eJem pb se mantiene
tender correctamente las transformaciones en el sujeto que aquí . . d lo consoente so re lo instintivo
Pero el dom1mo e . . , bá . ca ) Es evidente sin. más que
se producen, hay que partir de la situación objetiva ya descrita, en también aquí como orientaoon ast .
la cual el sujeto es el iniciador de la posición del fin, de la trans- 101
100
Ontología del ser social: El trabajo
Ontología del ser social: El trabajo

con ello se incorporan a la vida h


resultan absolutamente d . . umana formas de conducta que 2. El trabajo como modelo de la praxis social
ec1s1vas para el t- ·
del ser humano Es . au ent1co ser-hombre
. universa 1 mente sabíd
hombre por encima de s . . 1 o que el domino del Nuestras últimas exposiciones han mostrado que problemas que,
. us mstmtos afecto t
principal de toda educació 1 ' s, e c., es el problema en un nivel desarrollado de la evolución humana, adquieren una
hasta las formas más elevad nasmd o rl a '- �esde el hábito y la tradición forma muy generalizada, desmaterializada, sutil y abstracta, y que
1 -
ve es mas elevados solo
e a etrca, Los probl
ernas d e los ru-
.
pue d en ser tratados . 1 luego constituyen, por ello, los temas principales de la filosofía,
tarde y, en términos verdaderam t d , natma mente, más se hallan contenidos in nuceé+, en sus determinaciones más uni-
·
misma; pero es decisivame t . en e a ecuados ' sol o en l a etrca - ·
. · n e importante pa l , versales, pero más decisivas, ya en el proceso de trabajo. Por eso
ser social que esos proble ra a ontolog1a del creemos tener razones para ver en el trabajo el modelo de toda
' mas aparezcan ya l · ,
mental, y sin duda baio la e en e tra b ªJº mas ele- praxis social, de todo comportamiento social activo. En vista de
. :, i.orma totalmente di ti · .
ruo consciente de los ­e is m uva del dorni- que, en lo que sigue, tenemos el propósito de representar este ti-
arectos, etc El hornb h id
do a menudo como un a . 1 . re a sr o caracteriza-
es, asimismo correcto mrr;t que fabrica herramientas33. Esto
po del trabajo en sus relaciones con categorías de índole suma-

el uso de he,rramient�ts:º ay iue


ción ineludible del traba· pon_e orzosamente, como una condí-
agregar que la fabricación y
mente compleja y derivada, debemos concretizar aun más nues-
tra ya expresada reserva con relación al carácter de aquella clase
yo exitoso el autod · · d de trabajo que tomábamos como base. Decíamos: solo se trata, de
que aquí hemos descrito Ta bi - , ornrruo el hombre manera provisoria, del trabajo en cuanto productor de objetos
descrito, de la elevación d {:1
Respeect
1 i�n este es "" factor del salto ya útiles, de valores de uso. Las nuevas funciones que el trabajo cum-
meramente animal. odm ,re por encima de la existencia
o e a aparente · ·- ple en el transcurso de la formación de una producción social en
menos similares en animale d - . apancwn de fenó- sentido estricto (problemas del valor de cambio) no se hallan
.- s omest1cos -por eiern ¡ ¡ .
vencwn de los perros de caza- h . :, p o, a mter- aún contenidas en nuestra representación del modelo, y solo en-
tales hábitos solo pued ' . ay que repetn- una vez más que cuentran una auténtica exposición en el capítulo próximo.
en surgir a parti d I
hombres, como imposiciones del hom�� e co�tac�o c_on los Pero aun más importante es, sin embargo, señalar ahora
que el hombre realiza el autod
· .,
. .
orrunro so b re St mism
ª!e anírnal, mientras aquello que diferencia al trabajo en este sentido de las formas
con d rcron necesaria para la . - o, como una más evolucionadas de la praxis social. El trabajo en este sentido
rea 1·izacron de los fi .
puesto en el trabaio Tarnbi - d d mes que se ha im- originario y restringido, contiene un proceso entre la actividad
:, · ien es e esta per ·
se que el trabaio es el vehí l spect1va puede decir- humana y la naturaleza: sus actos están orientados a la transfor-
en cuanto homb :, 1cu o para la auto creac1on · - d el hombre
E
re. ste en cuanto bi J' · mación de objetos naturales en valores de uso. En las formas pos-
de la evolución natural' C ser ro ogico, es un producto teriores, más evolucionadas de la praxis social, aparece además,
· on su autorreal · ·-
mente, también en él mism . . izacron, que, natural- en primer plano, el efecto sobre otros hombres, cuyo objeto es en
límites naturales pero n o pu e
l dde s1gmficar un retroceso de los
, unca a esa .. - última instancia -por cierto que solo en última instancia- una
ción de esos límites el homb . panc1on, 1 a plena supera- mediación para la producción de valores de uso. También aquí
mismo fundado: el ser social. re mgresa en un ser nuevo y por él las posiciones teleológicas, y las series causales puestas, que han
sido desencadenadas por tales posiciones, son el fundamento on-
tológico-estructural. El contenido esencial de la posición teleoló-
gica es, sin embargo, a partir de ahora -dicho en términos muy
33. Cf. en El C:aJ,ital, 1 J). 132· "El . ., generales, muy abstractos- la tentativa para conseguir que un
' · uso Y 1 a fabncac1on d .
que en germen se presenten . e me d'ros de trabajo aun-
proceso de trabajo es'm:í'ir:amente
ya en ciertas especie
, s
·
anima 1 es,
'
caracterizan el
hombre (o un grupo de hombres) realice, por su parte, posicio-
'tu.
t. mano, razon por la .
h b 1• .t'
om re como "a toobrUlking ani­nw[' 0
I F
cua rankhn define al nes teleológicas concretas. Este problema aparece en cuanto el
mentos". ' sea como un animal que fabrica instru-
34. lncipientemente, en germen.
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Ontología del ser social: El trabajo
Ontología del ser social: El trabajo

tra?:Yº se ha _vuelto ya a tal punto social, que se basa en la


coope- bajo, incluso cuando se presentan mediaciones amplias, múlti-
ractori de vanos h�mbres; esta vez al margen de que el problema
del valor de cambio haya aparecido ya, o de que la cooperación ples y complejas. . ., , . .
Ya hemos visto que la posIC1on teleológica consc1ente�ente
solo se encuentra orientada a los valores de uso. De ahí
que esta ejecutada produce un distanciamiento en e� _reflej_o de la_ realidad;
�egun�a forma de posición teleológica, en la cual el fin puesto es
mm�d1atament� u� _fin puesto por otros que con este distanciamiento nace la relac1�n su�etO-O?jeto �n el
hombres, ya aparezca en sentido estricto del término. Ambas cosas implican simultánea-
un nivel muy primruvo.
mente el surgimiento de una captación conceptual de _los f�nóme-
Pensemos en la caza durante el paleolítico. El tamaño la
fuerza, �a peligrosidad de los animales que hay que cazar, h;ce nos reales y su expresión adecuada a través del len�aje. S1 q�ere-
necesana la cooperación de un grupo de hombres. Pero si la coo- mos entender correctamente la génesis de tales interrelaciones
�e��ción ha d� funcionar exitosamente, debe tener lugar una di- complejas y enrevesadas tanto en el su�gimiento mismo como en
su evolución ulterior, tenemos que partir del hecho de que, en to-
visron de funciones entre los participantes individuales (batido-
res y cazadores). Las posiciones teleológicas que aquí tienen dos los casos en que se trata de auténticas transformacio�es d�l
ser la estructura total del complejo en cuestión es algo pnmano
�u�ar rea_Imente, poseen, pues, desde el punto de vista del traba-
frente a sus elementos. Estos solo pueden ser concebidos a partir
jO i1:�_ed1ato, u? �arácter secundario; deben ir precedidas de una
P_�s1c1on teleologICa que determine el carácter, el papel, la fun- de su interacción dentro del complejo del ser respectivo, mientras
c1�n, etc. de las po�iciones individuales, ahora concretas y reales, que sería un esfuerzo vano pretend�r reconstruir intelectual�en-
te el propio complejo del ser a partir de sus elementos. Se arriba-
on�ntadas a un objeto natural. El objeto de esta posición secun-
dana no es, pues, ya algo puramente natural, sino la conciencia ría de esa manera, a problemas aparentes, como en el espantoso
eje,mplo escolástico en que se
de un grupo humano; la posición del fin ya no tiene por fin trans- pregunta si la gallina ex�stió -onto-
f?r�ar un objeto natural, sino la ejecución de una posición teleo- lógicamente- antes que el huevo. Esta pregunta podna ho� con-
cebirse casi como un mero chiste; pero habría que reflexionar
log1�a q�e, por cierto, ya está orientada a objetos naturales; los
medios, igualmente, ya no son inmediatamente intervenciones acerca de que la pregunta sobre si la palabra ha surgi�o a partir
s?bre objetos naturales, sino que quieren provocar tales interven- del concepto o viceversa, no se encuentra para nada mas cerca de
ciones en otros hombres. la realidad, es decir, no es más racional. Pues palabra y concepto,
, T�le� posiciones teleológicas secundarias se encuentran lenguaje y pensamiento conceptual, confo�man elementos inter-
ya dependientes del complejo: tanto el ser social como aquello� solo
mas pro_xim� a la praxis social de niveles más evolucionados
que pueden ser concebidos de acuerdo con s� verdadera esenc'.a, en
el trabajo mismo, tal como aquí lo concebimos. Un análisis ex-
haustivo solo puede tener lugar más adelante. Pero la diferencia el contexto de un análisis ontológico de dicho ser, por medio del
conocimiento de las funciones reales que ellos cumplen dentro de
misma �eberí� �er indicada ya aquí. En parte, porque ya la prime-
ra considerac1on de este nivel social más elevado del este complejo. Naturalmente que, en todo sistema tal de interre-
trabajo laciones dentro de un complejo del ser, hay -tal como ocurre en
muestra que este, en el sentido en que lo hemos tratado hasta
toda interrelación- un factor dominante. Este carácter surge en
ahora, _c�nstituye el fundamento ineludible y real de dicho nivel,
una relación puramente ontológica, independientemente de toda
el fin ultimo de una cade�a in�ermedia de posiciones
teleológi- jerarquía de valor: en tales interrelaciones, o bien los momentos
cas eventualm�nte muy diversificadas, en parte, porque
igual- individuales pueden condicionarse recíprocamente -como en el
mente ya la pnmera consideración de estas conexiones muestra
que el trabajo originario necesariamente tiene que desarrollar caso ya citado de palabra y concepto, donde ninguno de l_o� dos
f�r�as. más complejas a partir de sí mismo, a partir de la peculiar puede estar presente sin el otro-, o bien _s':1:ge un cond1C10.�a-
dialéctica de su constitución. Y esta doble conexión indica una si- miento tal que un factor constituye la condición pa_ra la gestac1�n
multánea identidad y no identidad en los diversos niveles del tra- del otro, y esta relación es irreversible. Así se rela�10na el trab_ajO
con los otros factores del complejo llamado ser social. Una deriva-
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Ontología del ser social: El trabajo Ontología del ser social: El trabajo

ción gen�tica d_el le��aje o _del pensamiento conceptual a partir de las categorías originarias de un nivel del ser tiene lugar siem-
del trabajo e� sm mas 1mpos1ble, ya que la consumación del pro- pre a través de su creciente diferenciación y, con ello, a través de
ceso de trab�JO le prese_nta al_ s�jet? que lo ejecuta exigencias que su creciente autonomización -por cierto, siempre meramente re-
solo pueden ser cumplidas simultáneam-m¿ a través de la trans- lativa- dentro de los complejos de un modo de ser.
formación de las capacidades y posibilidades psicofísicas en cuan- En el ser social, esto puede verse de la manera más nítida en
to al l�nguaje Y al pensamiento conceptual presentes hasta entona las formas de reflejo de la realidad. El hecho de que solo -en el
ces; mientras que estas disposiciones no podrían ser concebidas, contexto del trabajo concreto respectivo- un reflejo objetivamen-
por un lado, ontológicamente en sí mismas sin las exigencias labo- te correcto de las relaciones causales que resultan pertinentes pa-
rales precedentes, ni, por otro, en cuanto condiciones que ra el fin del trabajo puede realizar la transformación absoluta-
origi-
nan el proces? de trabajo. Es evidente por naturaleza que, una vez mente necesaria de las relaciones causales en relaciones puestas,
que las_ necesidades �el trabajo han impulsado el surgimiento del no actúa meramente en dirección a una constante revisión y per-
lenguaje y el pensamiento conceptual, la evolución de estos tiene feccionamiento de los actos de reflejo, sino también en dirección
que mostrar una interrelación ininterrumpida, indisoluble, y el a su generalización. En la medida en que las experiencias de un
hecho de que el trabajo también constituye de ahí en más el fac- trabajo concreto son utilizadas en otro, surge paulatinamente su
tor dominante, no anula la permanencia de tales interrelaciones -relativa- independización, es decir, la fijación generalizadora de
sino que las refuerza e intensifica. De esto se sigue necesariamen� determinadas observaciones que de ahora en más ya no están re-
�e _que dentro de un complejo tal, debe tener lugar una influencia lacionadas exclusiva y directamente con una única actividad; an-
mmterrumpida del trabajo sobre el lenguaje y el pensamiento tes bien, alcanzan una cierta generalización como observación de
conceptual, y viceversa.
procesos naturales. En tales generalizaciones, surgen los gérme-
Solo una concepción tal de la génesis ontológica como un nes de las futuras ciencias, cuyos comienzos, como los de la geo-
complejo concretamente estructurado, puede aclarar también el metría y la aritmética, se pierden en un remoto pasado. Sin tener
hecho_ de q�e esa génesis es un salto (del ser
orgánico al social) una conciencia clara al respecto, ya muy incipientes generaliza-
y, al mismo tiempo, un proceso prolongado que duró milenios. El ciones contienen principios decisivos de las ciencias posteriores,
salto s� manifi�sta en cuanto la nueva constitución del propio ser auténticamente autónomas; así, el principio de la desantropo-
se realiza efect1vam�nte en actos sumamente primitivos, singula- morfización, de la contemplación abstractiva de determinaciones
res. Pe_ro es necesaria una evolución sumamente prolongada, la que se encuentran vinculadas indisolublemente con las reaccio-
mayona de _las veces contradictoria e irregular, hasta que las nue- nes humanas frente al entorno (y también frente al propio hom-
vas categonas del ser crezcan a tal punto, extensiva e intensiva- bre). Esos principios se hallan contenidos ya implícitamente en
mente, que el nuevo nivel del ser pueda constituirse como algo las más primitivas concepciones acerca de la aritmética y la geo-
ya formado y basado en sí mismo.
metría. Por cierto que al margen de que los hombres que se los
Tal como hemos visto, el rasgo esencial de tales evoluciones representan y emplean hayan concebido su auténtica esencia. La
cons_iste en que las categorías específicamente peculiares del nue-
tenaz vinculación de tales conceptos con representaciones mági-
v? nivel del ser: alcanzan en los nuevos complejos una suprema- cas y míticas, que se remonta muy atrás en el tiempo histórico,
c�a cada vez mas poderosa sobre los niveles más bajos, que, por muestra cómo, en la conciencia de los hombres, pueden mezclar-
cierto, en el plano material, tienen que seguir fundando su exis- se ininterrumpidamente -y generando formas de praxis cada vez
�encia,- �í ocu_rre co�, la rela,ción entre la naturaleza orgánica y la más elevadas- una preparación y una ejecución intelectualmente
morgarnca, asi tamb1en,aqm con la relación entre el nivel de ser correctas con falsas representaciones acerca de lo no existente
social y los dos niveles del ser de la naturaleza35. Este despliegue consideradas como algo verdadero y como fundamento último.
Esto muestra que la conciencia acerca de las tareas, acerca del
35. Es decir, la naturaleza inorgánica y la orgánica.
mundo, acerca del sujeto mismo, se origina en la reproducción
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Ontología del ser social: El trabajo
Ontología del ser social: El trabajo

de l� propia exis_tencia (r, c?n esta, en la del ser del género) co-
1:1º mstrumen_to 1mpres:md1ble para tal reproducción; se amplía, hombre solo podía relacionarse de manera contemplativa con es-
sm duda, y_se_ md�pend1�a cada vez más, pero sigue siendo igual- te fin último; la autocomprensión acerca de los propios proble-
�ente en ul�1ma ms�an_oa, de manera ineludible -aunque a tra- mas vitales de los hombres, tanto en un sentido inmediato como
v�� de amplias mediaciories-, un instrumento de esa reproduc- en un sentido muy sutilmente mediado, parece ser comprensible
cion del propio hombre. solo a partir de una actitud tal ante la realidad. Sin duda que el
Sobre el proble1:1� �e la falsa conciencia que aquí hemos carácter puesto teleológicamente de la praxis humana fue reco-
tocado, y sobre la posibilidad de su relativa corrección a menu- nocido relativamente temprano. Pero en vista de que las activida-
�o muy fructífera, solo puede hablarse apropiadament� en ulte- des concretas aquí originadas derivaron, sin embargo, en una to-
riores contextos. Estas consideraciones nos conducían solo a la talidad de naturaleza y sociedad concebida teleológicamente, se
relación p�radójica en que la conciencia del hombre -generada mantuvo esta supremacía filosófica, ética, religiosa, etc., de la
�n. el trabajo, para el trabajo, por el trabajo- interviene en la ac- comprensión contemplativa de la teleología cósmica. No es este
tividad de autorre�roducción humana. Podríamos expresarlo el lugar para esbozar, aunque más no sea, las luchas intelectuales
de es.ta manera: la mdependencia del reflejo del mundo exter- generadas por una tal visión del mundo. Señalemos brevemente
n? e mterno en l� c�nciencia humana, es un presupuesto inelu- que la elevada posición jerárquica que ocupa la contemplación,
d1bl� pa�a el surg�m1ento y la evolución ascendente del trabajo. se conserva, la mayoría de las veces, incluso en aquellas filosofías
La ciencia: l_a teona _c�mo_aquella forma autornáticay autónoma que emprendieron ya en la cosmología la lucha contra el domi-
de_ las posiciones ongmanamente teleológico-causales en el tra- nio de la teleología. La razón parece, a primera vista, paradójica:
bajo, nunca puede eliminar totalmente esta vinculación en últi- la plena desacralización del mundo externo al hombre se consu-
ma instancia con su origen, ni siquiera en el nivel más elevado ma más lentamente que la liberación respecto de sus conforma-
de su evolución. Nuestras consideraciones ulteriores mostrarán ciones teleológico-teodiceicas. A esto se añade que la pasión inte-
que la ciencia no pudo perder esta vinculación con la satisfac- lectual, orientada a desenmascarar la teleología objetiva dotada
ción de necesidades de la humanidad, por complejas y diversifi- de un sujeto ideado en términos religiosos, a menudo conduce a
cadas q\le se ��yan tornado las mediaciones que la unen con di- una plena eliminación de la teleología, lo cual dificulta una con-
cha satisfacción. En esta relación doble de vinculación y cepción concreta de la praxis ( del trabajo). Solo en la filosofía clá-
aut��omía se refleja también un importante problema que la re- sica alemana comienza la praxis a ser valorada de acuerdo con su
flexión humana, la conciencia y la autoconciencia de la humani- importancia. Marx dice, en la primera tesis sobre Feuerbach -ya
dad, se han visto obligadas a plantear y responder una y otra vez citada por nosotros-, criticando el viejo materialismo: "De ahí que
a lo largo de la historia: el problema de la teoría y la praxis. A el lado activo fuese desarrollado de un modo abstracto, en contra-
�n de enco�trar el punto de partida correcto para este comple- posición al materialismo, por el idealismo [ ... "]36. Esta contrapo-
Jº de cuestiones, debemos retornar nuevamente al problema sición, que ya aquí, con el adjetivo "abstracto", también com-
que tan a menudo hemos tocado hasta ahora: el de la teleología prende una crítica al idealismo, se concretiza en el reparo de
y la causalidad. que el idealismo "naturalmente, no conoce la actividad real, sen-
. En tanto el proceso real del ser en la naturaleza y en la his- sorial, en cuanto tal"37. Sabemos que la crítica de Marx a la Feno­
to_na fue concebid? t�leológicamente, con lo cual solo pudo asig- menología del Espíritu de Hegel que aparece desarrollada en los
narsele a la causalidad el papel de órgano ejecutor del "fin últi- Manuscritos económico­filosóficos, se concentra precisamente en
mo", la teoría, la contemplación tuvo que ser concebida como la torno a este mérito y a esta limitación del idealismo alemán, an-
forma más elevada de la conducta humana. Pues en la medida en te· todo el de Hegel.
que el carácter teleológico de la realidad era considerado el fun-
damento inconmovible de la esencia de la realidad objetiva, el 36. "Tesis sobre Feuerbach", loe. cit.
37. lbíd.
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Ontología del ser social: El trabajo Ontología del ser social: El trabajo

Con ello queda claramente delineada la posición de Marx trario, puede actuar tanto cuando ha sido puesta como cuando
tanto frente al viejo materialismo como frente al idealismo: la so- no lo ha sido. El análisis correcto exige, pues, no solo una distin-
luci�n del problema de la teoría y la praxis exige remontarse a la ción correcta entre esos dos modos de ser, sino también que la
praxis en su modo de aparición real y material, en el que se reve- determinación del ser-puesto se encuentre libre de toda ambi-
lan y pueden verse clara e inequívocamente sus determinaciones güedad filosófica. En filosofías muy influyentes, por ejemplo
ontológicas fundamentales. Lo ontológicamente decisivo en ello -baste con señalar la de Hegel-, se desdibuja y desaparece, por
es la relación e.itre teleología y causalidad. Lo que tiene de inno- ello, la diferencia entre las posiciones de la causalidad meramen-
vador para la evolución del pensamiento humano de la cosmovi- te epistemológicas y las materialmente reales, ontológicas. Si, ba-
sión humana el planteo a partir del cual el trabajoes colocado en sándonos en anteriores análisis, ponemos el énfasis en que solo
el centro.de esta disputa, no se limita a que expulsa críticamente una causalidad puesta material-ontológicamente puede aparecer
d�I despliegue del ser en su totalidad toda proyección de teleolo- en aquella coexistencia con la teleología -la cual siempre es pues-
g1a, Y a que el trabajo (la praxis social) es entendido como el úni- ta- que hemos descrito, con ello no hemos reducido de ningún
co complejo ?el. ser en que a la posición teleológica se Je asigna modo la importancia de la posición meramente epistemológica
un papel autent1camente real y transformador de la realidad· si- de la causalidad -la posición específicamente epistemológica o
no que �demás, sobre esta misma base -pero generalizando e�ta, lógica es una abstracción ulterior de esta y, por ende, no la abor-
y a traves de una generalización tal que rebasa la mera constata- damos aquí-. Al contrario. Nuestras exposiciones anteriores han
ción de un estado de hecho ontológicamente fundamental- de- mostrado claramente que la posición ontológica de series causa-
termina l.a única relación correcta entre teleología y causalidad. les concretas presupone su conocimiento y, por ende, que hayan
Lo esencial en esta relación lo hemos expuesto ya en el análisis sido puestas epistemológicamente. No deberíamos perder de vis-
de la estructura dinámica del trabajo: teleología y causalidad no ta que, a través de esa posición, solo puede ser alcanzada una po-
son -en contraste con lo que ha tenido lugar hasta ahora con to- sibilidad, en el sentido de la dynamis aristotélica; ni que la trans-
do análisis epistemológico o lógico- principios mutuamente ex- formación de lo potencial en realización es un acto particular
cluye�tes en el despliegue de los procesos, en la existencia y el que, sin duda, presupone esa posibilidad, pero que se encuentra
ser-asi de las cosas, sino principios mutuamente heterogéneos, con ella en una relación de alteridad [Andersheit] heterogénea;
pero que, a pesar de toda su contradictoriedad, solo de manera este acto es, precisamente, la decisión que surge a partir de la al-
mancomunada, en una coexistencia dinámica indisoluble, apor- ternativa.
ta� �I fund�mento ontológico para determinados complejos di- La coexistencia ontológica de teleología y causalidad en el
nan.ucos, y sm ?ud� para aquellos que solo son ontológicamente comportamiento laboral (práctico) del ser humano, y solo aquí,
posibles en el ámbito del ser, y cuya acción dentro de esa coexis- tiene como consecuencia ontológica que teoría y praxis, según su
tencia dinámica produce, al mismo tiempo, la característica prin- esencia social, deben ser factores de uno y el mismo complejo del
cipal de este nivel del ser. ser, de modo que solo es posible concebirlos adecuadamente parr
. En el análisis precedente del trabajo, pudimos constatar, asi- tiendo de esta interrelación. Precisamente aquí puede servir el
mismo, otra característica sumamente importante de estas deter- trabajo como modelo de la manera más esclarecedora. Esto sue-
minaciones dinámicas categoriales: corresponde a la esencia de na quizás un tanto extraño a una primera lectura, pues precisa-
la teleología el hecho de que esta solo pueda funcionar realmen- mente el trabajo, de la forma más manifiesta, está orientado te-
te cuando es una teleología puesta. Para poder delinear su ser de leológicamente; el interés en la realización del fin puesto se
un modo ontológicamente concreto, es preciso -si es que un pro- revela aquí del modo más penetrante. Sin embargo, es en el tra-
ceso ha de ser caracterizado justificadamente como teleológico- bajo, en los actos de este, que transforman la causalidad espontá-
demostrar también ontológicamente, pues, fuera de toda duda, nea en una causalidad puesta -precisamente porque aquí se tra-
el ser del sujeto que realiza la posición. La causalidad, por el con- ta aún exclusivamente de una interrelación entre hombre y
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Ontología del ser social: El trabajo Ontología del ser social: El trabajo

naturaleza y no entre hombre y hombre, entre hombre y socie- posiciones. Aun cuando este último acto ha llegado a constituirse
dad-, que se preserva el carác_ter puramente cognoscitivo de los como ciencia, como factor -relativamente- autónomo de la vida
act_os, �n forma men�s vaga que en los actos más elevados, en que
:s inevitable que los intereses sociales intervengan ya en el refle-
social, es, considerado ontológicamente, una ilusión creer que
pueda obtenerse una copia totalmente imparcial, desde el punto
JO de los hechos. Los actos de posición propios de la causalidad de vista de la sociedad, de las cadenas causales aquí dominantes y,
se encuentran orientados, en el trabajo, bajo la forma más pura a a través de ello, también de las causalidades naturales; como tam-
la antítesis valorativa entre lo verdadero y lo falso, pues ya hemos bién lo es creer que aquí podría alcanzarse una forma más depu-
�ostrado _ant:riormente que el hecho de no reconocer la causa- rada de la confrontación inmediata y excluyente entre hombre y
hda? �n si_ existente en el proceso de su posición, tiene naturaleza que la que existe en el propio trabajo. Naturalmente
que con-
ducir m�v1table_mente al fracaso de todo el proceso de trabajo. que aquí se alcanza un conocimiento mucho más preciso, más
En cambio, es sin más evidente que, en toda posición de causalí- abarcativo, más hondo, más complejo, etc. de las causalidades na-
dad en que el fin inmediatamente puesto es una transformación turales en cuestión, que el que sería posible en un trabajo basado
de la c_onciencia hum��� que pone, el interés social, que está en sí mismo. Este es un hecho obvio que nada decide con relación
contenid? er:i toda posicion de fin -naturalmente, también en la a nuestro actual problema. Lo que importa es que ese progreso en
del trabajo sirnple->, debe influir ineludiblemente, asimismo so- el conocimiento implica la pérdida de la contraposición excluyen-
b_r: la posición, de las series causales necesarias para la realiza- te entre hombre y naturaleza, y cabe agregar de inmediato que
CIO�. Y tanto mas
:uant� que, en el trabajo mismo, la posición de también esa pérdida, de acuerdo con su esencia, se mueve en di-
senes causales esta relacionada con objetos y procesos que, al ser rección a ese progreso. Así, en el trabajo el hombre se confronta
p�estos: se muestran totalmente indiferentes hacia el fin teleoló- con el ser en sí de aquel segmento de naturaleza que se halla in-
g!co; mientras que aquellas �osiciones que tienen por objeto sus- mediatamente vinculado con el fin del trabajo. Si esos conoci-
Citar en los hombres determinadas decisiones entre alternativas mientos son elevados a un nivel más alto de generalización -cosa
act�a� en un material que, de por sí, espontáneamente, tiende� que ocurre ya en los comienzos de la ciencia que evoluciona en
?ec1d1: _entre alter�ativas. ste tipo de posición tiene,
� pues, como dirección a su autonomización-, ello no es posible sin incorporar,
mtenoon u� cambio, una mtensificación o una mitigación de ta- en el reflejo de la naturaleza, categorías ontológicamente inten-
les tendenc�as en la conci�ncia de los hombres; no trabaja, en cionadas, vinculadas con la socialización humana. Esto, por cier-
consecue�c1a, en un matenal en sí indiferente, sino en uno que to, no debe ser entendido en un sentido vulgarmente directo. En
es ya en si favorable o desfavorable, y que se mueve tendencial- primer lugar, toda posición teleológica está, en última instancia,
mente hacia posiciones de fines. Aun una eventual indiferencia socialmente determinada; la posición del trabajo, de una manera
de los hombres frente � una_i_nfluencia que posea un propósito muy pregnante, está determinada por la necesidad, de cuya in-
�l, solo comparte la designacíón con la ya mencionada indiferen- fluencia fundamental no puede liberarse totalmente ninguna cien-
cia �el material natural. Para la naturaleza, la indiferencia es una cia. Esto, sin embargo, no representaría ninguna diferencia decisi-
metáfora que ha de indicar la heterogeneidad constante, inalte- va. Pero, en segundo lugar, la ciencia coloca en el centro de su
rable, totalmente neutral que aquella muestra frente a las posicio- reflejo desantropomorfizador la generalización de las conexiones.
nes de fines humanas, en tanto la indiferencia de los hombres Hemos visto que esto no pertenece ya inmediatamente a la esen-
frente a t�les propósitos, es un modo de comportamiento concre- cia ontológica del trabajo, ante todo no pertenece a su génesis; en
to Y �odificable bajo determinadas circunstancias; una conducta el trabajo, se trata solo de captar correctamente un fenómeno na-
ocasionada de manera social e individualmente concreta. tural concreto, en la medida en que su estructura se encuentra en
. �n las posiciones de la causalidad de tipo más elevado, más una vinculación necesaria con el fin del trabajo teleológicamente
soc�a�1�ado, resulta inevitable, pues, una intervención eficaz de la puesto. Sobre las conexiones más mediadas, el trabajador puede
posrcion teleológica en las reproducciones intelectuales de tales tener las representaciones más equivocadas; pero estas, cuando el
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Ontología del ser social: El trabajo Ontología del ser social: El trabajo

reflejo _d: las conexiones inmediatas es correcto, no deben pertur- social. Precisamente por ello, es necesario señalar una y otra v�z
bar el exito del proceso de trabajo (relación del trabajo primitivo
con la magia). que los rasgos específicos del trabajo no .debe� ser tr'.151ad�dos sm
más a formas más complejas de la praxis social. La identidad va-
Pero en cuanto el reflejo está orientado a generalizaciones, rias veces señalada de la identidad y la no identidad en sus formas
forzosamente aparecen -y no importa cuán conscientemente su- estructurales se remonta, según creemos, al hecho de que el pro-
ceda esto- problemas que también se relacionan con una ontolo-
pio trabajo realiza materialmente la �elación radicalmente nueva
gía universal. Y por más que estos problemas, en lo que atañe a la de metabolismo con la naturaleza, mientras que la enorme mayo-
naturaleza, en su �e-nuino ser. en sí, son totalmente diferentes y ría de las otras formas -más complejas- de la praxis social, presu-
neutrales con relación a la sociedad y a las necesidades de esta la
ponen ya ineludiblemente este metabolismo con la nat1:1raleza, el
ontología elevada al plano de la conciencia no puede ser neutral fundamento de la reproducción del hombre en la sociedad. De
frent.e a ninguna praxis social, en el sentido mediado
que ya he- la auténtica conformación de estas formas más complejas podre-
mos mdagado. La estrecha vinculación entre teoría y praxis tiene mos ocuparnos recién en los capítul�s siguientes y, de manera au-
como consecuencia necesaria que la segunda, en sus concretas ténticamente apropiada, solo en la Etica.
formas de aparición sociales, se encuentra ampliamente influida Antes de que pasemos a exponer -subrayé�oslo nuevam_en-
por las representaciones ontológicas que los hombres poseen te: de manera provisoria, introductoria- la relación entre t��na Y
acerca de la naturaleza. La ciencia, por su parte, cuando toma en
praxis, nos parece útil mirar retrosp�ctivam�nte las condiciones
serio la captación adecuada de la realidad, no puede eludir estas de surgimiento ontológicas del propio trabajo. En la naturaleza
�ori_n�Iaciones ontológicas; en este nivel, parece ser totalmente
inorgánica, no existe una actividad e� ge_neral. Lo que, e� �a natu-
. indistinto que haga esto consciente o inconscientemente, que las raleza inorgánica, promueve la apanenCJa de una tal actividad, se
p_re�n� y las respu�s�s sean correctas o equivocadas, que la basa, fundamentalemnte, en que el proceso de reproducción en_ la
ciencia niegue la posibilidad de responder racionalmente estas naturaleza orgánica, en sus niveles más evolucion�dos, pr�duce i_n-
pre-�ntas; pues incluso esta negación actúa, de algún modo, on- teracciones entre el organismo y el entorno que mcluso n_1med1�-
tol�gicamente en la �onciencia social. Y en vista de
que la praxis tamente son guiados por una conciencia. Pero au_n en su 1:11vel mas
social �e desarrolla siempre en un entorno intelectual de repre- elevado (hablamos siempre de los animales que viven en libertad),
sentacwnes ontológicas, sigue siendo fundamental para la socie- se trata de reacciones meramente biológicas a los fenómenos del
dad el estado ?e cos�s _indicado por nosotros, al margen de que entorno que son importantes para la existencia inmediata; de ahí
se trate de la vida cotidiana o del horizonte de las teorías científi-
que no puedan producir una relación sujeto-objeto._ Para ell� es
ca_s. Desde_ los procesos por asebeia38 en Atenas, pasando por Gali- necesario aquel distanciamiento que ya hemos descrito. El objeto
lei o Darwm, hasta la teoría de la relatividad, esta situación reper- solo puede ser objeto de la co�cien�ia cuand? esta �rata de cap�r
cute forzosamente sobre el ser social. Aquí, el carácter dialéctico a aquel incluso cuando no existen mtereses inmediatamente bio-
d_el trabajo en cuanto modelo para la praxis social, se revela
pre- lógicos que vinculen con el objeto al organismo que _es agente �e
cisamente en que dicha praxis, en sus formas más evolucionadas los movimientos. Por otro lado, el sujeto solo se convierte en suje-
mues�ra muc�os desvíos respecto del propio trabajo. Ya hemo� to por el hecho de consumar una transformación semej�nte de su
descnto antenormente una forma diferente de estas complicacio- actitud frente a los objetos del mundo externo. A partir de e�to
nes que se halla ligada de múltiples maneras con la que estamos
puede verse que la posición del fin teleológic�, y l_a de los _medios
tratando ahora. Ambos análisis muestran que el trabajo es la for-
para su realización en cuanto actos de conoenc�a -me?1os que
ma fundam�ntal y, por ende, la más simple e inequívoca de aque- funcionan de manera causal-, no pueden ser realizadas mdepen-
llos complejos cuyo enlace constituye la peculiaridad de la praxis dientemente la una de la otra. La indisoluble interdependencia
que hemos constatado entre teleología y ca�alidad pues_ta, se re-
38. Entre los griegos, el crimen de impiedad contra los dioses o contra la patria.
fleja y realiza en este complejo de consurnacion del trabajo.
114 115
Ontología del ser social: El trabajo Ontología del ser social: El trabajo

Esta, por así llamarla, estructura originaria del trabajo, tiene causal determinada, concreta, es apropiada para promover, en
su correlato_ en_ que la realización de las series causales puestas una constelación igualmente concreta y determinada, una posi-
provee el cnteno para decidir si la posición de tales series ha si- ción teleológica determinada y concreta, sino también co_ns�guir
d_o c_orrecta o errada. Es claro que, en el trabajo, considerado en una ampliación, profundización, etc., de nuestro con�':im1ento
si mismo, la �rax�s proporciona el criterio absoluto para la teoría. de la naturaleza en general. En tales casos, la comprens1on mera-
Esto es, en termmos generales, indudable y, por cierto, no solo mente matemática de los aspectos cuantitativos de una conexión
�a�a el tra?aj_o en sentido estricto, sino también para todas las ac- material ya no alcanza; el fenómeno, antes bien, debe ser conce-
tividades similares de tipo más complejo en que la praxis huma- bido según la auténtica peculiaridad de su ser material, y su esen-
º.ª se enfrenta excl�sivamente con la naturaleza (piénsese, por cia concebida de este modo tiene que ser puesta en concordan-
ejemplo, en el experimento en las ciencias naturales); sin embar- cia con los otros modos de ser, ya afianzados científicamente.
go, esto necesita de una concretización, en cuanto aquel funda- Inmediatamente, esto significa que la formulación matemática
�:nto mate�ial más estrecho que caracteriza al trabajo (y tam- del resultado del experimento debe ser completada y perfeccio-
bién al e�i:_>enmento considerado de manera aislada) es superado nada por su interpretación física, química o biológica, etc. Esto
en la actividad respectiva, es decir, en cuanto la causalidad teóri- -independientemente de la voluntad de los implicados- desem-
camente puesta de un complejo concreto, ha de ser insertada en boca necesariamente en una interpretación ontológica. Pues to-
el contexto global de la realidad, en el ser en sí reproducido inte- da fórmula matemática es, desde esta perspectiva, polisémica; la
lectu_almente de la realidad. Pero esto ocurre ya en el
experimen- concepción de la teoría especial de la relatividad desarrollada
to mismo, ante todo al margen de su utilización teórica. Cada ex- por Einstein, o la de la así llamada transformación, de ��rentz,
perimento s�rg� con el interés de realizar una generalización. son equivalentes entre sí, en términos puramente rnaternaücos; la
Pone en movimiento una agrupación de materias, fuerzas, etc., a discusión acerca de su adecuación presupone otra acerca de la to-
partir de cuyas interacciones determinadas -en la medida de lo talidad de la cosmovisión física, por lo cual desemboca forzosa-
posibl�, libre� de circunstancias heterogéneas respecto de ellas, mente en lo ontológico.
es decir, de circunstancias contingentes en relación con las inte- Esta simple verdad designa, sin embargo, un campo de cons-
rrelaciones buscadas- ha de determinarse si una relación causal tantes luchas a través de la historia de la ciencia. Una vez más, sin
puesta hipotéticamente se corresponde con la realidad es decir que importe en qué grado esto ocurre conscientemente, todas las
si puede ser considerada como correctamente puesta e� la praxi� representaciones ontológicas de los hombres se encuentran, en
futura. Es seguro que en esto siguen siendo válidos los criterios gran parte, bajo la influencia de la so�iedad: �l margen de que �l
�ue se _revelaban en el propio trabajo, y que inclusive adquieren, componente dominante sea el de la vida cotidiana, el de la fe reli-
mn:iediatame�te, una forma aun más pura: el experimento
pue- giosa, etc. Estas representaciones cumplen un papel sumamente
de Juzgar tan mequívocamente acerca de lo correcto y lo erróneo influyente en la praxis social de los hombres; rec�rdemos sol? las
c?_mo e_l propio trabajo, y realiza esto en un nivel de generaliza- consideraciones en torno a Moloch que Marx reahza en su tesis de
cron mas elevado, en el nivel de la concepción formulable en tér- doctoradoé". A partir de esto surgen, de vez en cuando, luchas
mi�os matemáticos de las conexiones objetivas de índole cuanti- abiertas entre unas concepciones ontológicas objetiva y científica-
tativa q�e so� características para este complejo fenoménico. mente fundadas, y otras arraigadas meramente en el ser social. Ba-
Aho_ra ?•en, si el resultado del experimento es
empleado para jo ciertas circunstancias -y esto es car�cter�stico de nues�a éroca-,
perfeccionar el proceso de trabajo, aquí no resulta en absoluto esta antítesis se introduce en el propio metodo de las ciencias. La
problemático emplear la praxis como criterio para la teoría. La posibilidad de ello se deriva de que las conex!o1?es recient�mente
cuestión se torna más compleja cuando se procura utilizar el co- reconocidas pueden ser aprovechadas prácticamente mcluso
nocimiento así obtenido para ampliar el propio conocimiento.
Pues en este caso lo que importa no es solo saber si una conexión 39. MEGA, 1, 1/1, pp. 80 y s.; MEW EB 1, p. 370.

116 117
Ontología del ser social: El trabajo
Ontología del ser social: El trabajo

cuando las decisiones ontoló . .


lo ha reconocido ya clarame���ca;�:i:nt1enen en_ s�spenso. Esto asumió esta y, ante todo, su influencia, alcance, poder, etc., siem-
Belarmino40 con relacio ' , - . pos de Calíleí, el cardenal pre han sido determinados, sin embargo, por relaciones sociales,
. ' n a 1 a ant1tes1s entre la tr -
rucana y la ontología teoló ica En ... as onom1a coper- naturalmente que en interacción con el horizonte estrictamente
hem defe d. - bi g . el pos1t1v1smo moderno Du- ontológico. Hoy, cuando el nivel concreto de evolución de las
1., n 10 a 1ertamente J " · . . '
concepción belarminiana4J a re �mmenc1� científica" de la ciencias haría objetivamente posible una ontología correcta, este
caré su interpretación acer�I �; 1: �;��;i: sentido f?r�uló Poin- fundamento de la falsa conciencia ontológica en el campo de la
cubrimiento de Copérnico· "E - - metodolog1ca del des- ciencia y de la influencia intelectual de esta, se halla aun: más evi-
tierra se mueve porque de . s masdcom odo l presuponer que la dentemente fundado en las necesidades sociales dominantes. Para
ese mo o as leyes ast - .
enuncian en un lenguaie m h _ . ronomICas se solo mencionar la más importante, la manipulación en la econo-
. :, uc o mas sencdlo"42 E ta . d .
solo adquiere su forma más desarrollad ; . s ten encra mía se ha convertido, ante todo, en un factor de la reproducción
sitivismo, en la medida e a en los clas1cos del neopo- determinante en el capitalismo actual, y, partiendo de este centro,
un sentido ontológico esnreqcuhe, padra estos, toda remisión al ser en se ha expandido por todos los campos de la praxis social. Esta ten-
aza a en cuanto "rn tafí · ,,
ende, acientífica, y solo ha de v 1 . e. rsica y, por dencia adquiere un apoyo ulterior -manifiesto o latente- por par-
d d . - a er, en cuanto entena pa I
a científica, la creciente ap11·cab·1·d d - . ra a ver- te de la religión. Lo que Belarmino procuraba impedir siglos
1 1 a practica.
De esa manera, la antítesis ontoló . atrás -el colapso de los fundamentos ontológicos de las religio-
ceso de trabaio en 1 . . . grca presente en todo pro- nes-, se ha generalizado. Los dogmas ontológicos de las religio-
:, , a conc1enc1a que lo - .
sis entre por un lado el . . �1ª -es d ecrr: la antíte- nes, fijados teológicamente, se disgregan y desvanecen cada vez
, , genuino conoc1m1ent d 1 -
un avance científico de la .. - o e ser a traves de más, y en su lugar aparece una necesidad religiosa que nace de la
. posrcion causal y po t .
cnpción a la mera man· 1 . _ _ . ' ' r o ro, 1 a circuns- esencia del capitalismo actual, y que, en general, se halla funda-
1pu ación practICa de ·
concretamente reconocid conex10nes causales da, en términos de la conciencia, de manera subjetivista. Contri-
. as- asume una forma fu
arraigada en el ser social actu I p - pro n d amente buye en mucho a la fundamentación de esa necesidad el método
remontar simplemente esta a . ues �ena sumamente superficial manipulatorio de las ciencias, en la medida en que dicho método
que aparece en el trabaio -elmhanhre ad e resolver la contradicción destruye el sentido crítico para abordar el ser auténtico, y abre,
. :, ec o e que la praxi .
el cnterio para la teoría . is proporc10na así, el camino para una necesidad religiosa43 subjetiva; también
- a concepc10nes epist 1- . - .
formales o propias de la teoría de la ci . emo ogrcas, lógico- en la medida en que determinadas teorías de las ciencias moder-
verdadera esencia tales re encia. De acuerdo con su nas, influidas por el neopositivismo -por ejemplo, sobre el espa-
esta índole S1n ,d p dguntas y respuestas nunca fueron de
· º d u a que urant cio y el tiempo, el cosmos, etc.-. facilitan una reconciliación inte-
rrollo del conocimiento d
l
ejerc�e:a::�:a
J •
e m�c 10 tiempo, el escaso desa- lectual con las vetustas categorías ontológicas de las religiones. Es
t:i�
0�0
nio de la naturaleza, ���;ii�� en e( dorni- característico que -aun cuando los principales científicos natura-
;r.1e la _rraxis apareciera como criterio bajo las formasu11;�t ¡ara les suelen adoptar aquí una posición de refinada neutralidad pro-
1stors1onadas de una falsa conciencia Las formas I a as o pia del cientificismo positivista- haya eruditos famosos y merito-
· concretas que rios que intentan reconciliar directamente tales interpretaciones
por parte de las ciencias naturales más recientes con las necesi-
40. San Roberto F. R. Belarmino (1542-1621)· teólo . . . . .
Montepulciano, cerca de Siena C . d. go Jesuita italiano, nacido en dad religiosas modernas.
. · anon1za o en 1930 fL 1 · .
mtelectual de la iglesia en el siglo XVI A . : re e principal defensor En las consideraciones inmediatamente precedentes hemos
sin embargo, el encargo de anunr¡ ·I· m igo. i � admirador de Galileo, recibió,
repetido algo ya expuesto con anterioridad. Lo hicimos para
- el sistema heliocén ti·ico ( 'ª' e a ast1onomo la P• · o J11·b·rcron
ensenar · - papal de
41. Duhern, P., Essni sur le
1616).
, . .
mostrar aquí muy concretamente lo que antes ya había sido igual-
l: de
pp. 77 y s.; 128 y s. t na urr la théorie f,hysu¡ue de Platon á Gali!ie. París, 1908, mente señalado: que la determinación directa, absoluta, acrítica,
42. Poincaré, H., Wi.uen.fl;/zafl und HyfJOlhese. Leipzig, 1906,
p. 118.
43. En el manuscrito se lee también "puramente" [rein].
118
119
Ontología del ser social: El trabajo Ontología del ser social: El trabajo

de la yraxis c_omo criterio para la teoría, no es totalmente apro- transformaciones ontológicas produce, en el modo de comporta-
blem�llca. As1 como este criterio es seguro en el propio miento del sujeto, ese salto del hombre desde la esfera del serbio-
trabajo y
-parcialmente- puede cobrar validez en el experimento, así tam- lógico a la del ser social. También en esto es inevitable que parta-
bién hay que emprender, en casos más complejos, una crítica on- mos de la conjunción ontológica de lo teleológico y de la
tológica consciente, para no poner en peligro la constitución co- causalidad puesta, ya que lo nuevo que surge en el sujeto es un re-
rrecr_a fundamental de esta función de criterio que cumple la sultado necesario de esa constelación categorial. Si partimos de
praxis. Se ha mostrado -y también hemos hablado ya, y volvere- que el acto decisivo del sujeto es su posición teleológica y la reali-
mos a hablar de esto- que tanto en la intentio rectar' de la vida co- zación de esta, resulta de inmediato comprensible el hecho de
tidiana como en la de la ciencia y la filosofía, la evolución social que el factor categorialmente determinante de estos actos impli-
puede crear situaciones y orientaciones que tuercen esta intentio que la aparición de una praxis determinada por el deber ser. El
recta, que apartan a esta de la captación del ser auténtico. La crí- momento inmediatamente determinante de toda acción intencio-
tica ontológica que, entonces, se ha vuelto necesaria, debe ser, nada como realización, debe ser ya a raíz de ello el deber ser, ya
pues, necesariamente una crítica concreta, fundada en la totali- que cada paso hacia la realización es determinado teniendo en
dad social respectiva, orientada a la totalidad social. Sería suma- cuenta si favorece la consecución del fin, y cómo lo hace. La
mente eq�ívoco suponer que, en todos los casos, la ciencia pue- orientación de la determinación se invierte de esta manera: en
de corregir acertadamente, en términos de crítica ontológica, el una determinación normal de índole biológica o causal -es decir,
pensamiento cotidiano, la filosofía de las ciencias; o, a la inversa, tanto en el hombre como en el animal-, surge un desarrollo cau-
que el pensamiento cotidiano puede desempeñar, frente a la sal en el que inevitablemente el presente se encuentra determina-
ciencia y la filosofía, el papel de la cocinera de Moliére+. Las con- do siempre por el pasado. Aun la adaptación de los seres vivos a
secuencias intelectuales de la evolución desigual dentro de la so- un cambio en el entorno, se desarrolla con necesidad causal, en
ciedad son tan fuertes y múltiples, que cualquier clase de esque- la medida en que las propiedades producidas en el organismo
matismo en el tratamiento de este complejo de problemas, tiene por su pasado reaccionan de manera conservadora o destructora
que producir aun más apartamientos respecto del ser. La crítica ante tal cambio. La posición del fin invierte, como hemos visto, es-
ontológica tiene que orientarse, pues, en dirección al todo dife- ta relación: el fin está (en la conciencia) antes de su realización,
renciado -concretamente diferenciado, en términos de clases- y en el proceso que conduce a dicha realización, cada paso, cada
d� la sociedad, y a las interrelaciones en los modos de comporta- movimiento es guiado por la posición del fin (por el futuro). El
miento que de allí se derivan. Solo así puede aplicarse correcta- sentido de la causalidad puesta consiste, desde esta perspectiva,
mente el funcionamiento de la praxis en cuanto criterio para la en que los eslabones causales, las cadenas causales, etc., son elegi-
teoría; funcionamiento que resulta decisivamente importante pa- dos, puestos en movimiento, abandonados a su propio movimien-
ra todo desarrollo intelectual, para toda praxis social. to, etc., a fin de favorecer la realización del fin decidido en un co-
Hemos considerado hasta ahora el surgimiento de nuevos mienzo. Incluso cuando, en palabras de Hegel, durante el
complejos de categorías nuevas, o dotadas de una función nueva proceso de trabajo la naturaleza meramente se "consume", no se
(causalidad puesta), principalmente desde la perspectiva del pro- trata aquí, igualmente, de un proceso causal espontáneo, sino de
ceso de trabajo objetivo. Pero es inevitable investigar también qué uno guiado teleológicamente, y la evolución de este proceso con-
siste precisamente en el perfeccionamiento, la concretización y la
diferenciación de esta conducción teleológica de los procesos es-
44. Intención correcta.
pontáneos (empleo de fuerzas naturales, como el fuego o el agua,
45. Lukács se refiere a la Nicole de Le bourgeois geniilhomme [El burgués gentilhom-
bre] (1670) quien, desde una postura ingenua y orientada según el "sentido co- para fines laborales). Vista desde la perspectiva del sujeto, este ac-
mún:, contribuye a poner en ridículo las actitudes del protagonista de la obra, ción determinada por el futuro puesto como definido es, justa-
el senor Jourdain. Cf., p. ej., la escena segunda del tercer acto. mente, una acción guiada por el deber ser del fin.
120 121
Ontología del ser social: El trabajo Ontología del ser socia I: El trabajo

También aquí hay que guardarse de proyectar, en esta for- Ya hemos aludido repetidas veces a que tales saltos de un ni-
ma originaria del deber ser, categorías que solo pueden aparecer vel del ser a otro más elevado exigen lapsos de tiempo muy pro-
en un nivel más desarrollado. De lo contrario, podrían producir- longados; que la evolución de un modo de ser supone que sus ca-
se solo una deformación fetichizada del deber ser originario -co- tegorías específicas se tornen paulatinamente dominantes -de
mo la que tuvo lugar, especialmente, en la filosofía de Kant-; dis- manera muy contradictoria y desigual-. En la historia ontológica
torsión que también influye desfavorablemente en la de cada categoría, puede advertirse y demostrarse un tal proceso
concepción de las formas más evolucionadas. El estado de las co- de diferenciación. La incapacidad del pensamiento idealista pa-
sas durante la aparición inicial del deber ser es bastante simple: ra concebir aun las más simples e inteligible relaciones ontológi-
la posición de la causalidad consiste precisamente en que son re- cas, se basa metodológicamente, en última instancia, en que di-
conocidas aquellas cadenas causales, aquellas relaciones causa- cho pensamiento se contenta con analizar epistemológica o
les, que, de ser elegidas, guiadas, etc. en forma adecuada, están lógicamente los modos de aparición más evolucionados, espiri-
en condiciones de realizar el fin puesto; el proceso de trabajo tualizados y sutiles; con ello, no solo desdeña, sino que incluso ig-
mismo solo significa esta forma de actuar sobre las relaciones nora por completo los complejos de problemas vinculados con su
concretamente causales, a fin de gestar la realización del fin. He- génesis real -que son ontológicamente determinantes-; antes
mos visto que aquí surge necesariamente una ininterrumpida ca- bien, solo son tomadas en consideración las formas de praxis so-
dena de alternativas; en cada una de ellas, la decisión correcta es- cial que se hallan más apartadas de la perspectiva del metabolis-
tá determinada a partir del futuro, a partir del fin a realizar. El mo de la sociedad con la naturaleza. Y, al considerar tales formas,
conocimiento correcto de la causalidad, la posición correcta de no solo no toma en cuenta las mediaciones, a menudo comple-
esta, solo puede ser concebida de modo definido a partir del fin; jas, que las unen con sus formas originarias, sino que construye
una observación acertada y su aplicación, las cuales -digamos, directamente contraposiciones entre las formas originarias y las
por ejemplo- son sumamente apropiadas para la consecución el evolucionadas. Así, en la enorme mayoría de los análisis idealis-
fin cuando se trata de afilar una piedra, pueden arruinar todo el tas sobre estas cuestiones, desaparece casi por completo la pecu-
trabajo cuando se busca rasparla. El reflejo correcto de la reali- liaridad del ser social; se convierte en una esfera del deber ser
dad es, naturalmente, de manera ineludible la condición para el (del valor) artificiosamente desprovista de raíces, y esta esfera es
correcto funcionamiento de un deber ser; este reflejo correcto, contrastada con un ser -en apariencia- meramente natural de
sin embargo, solo puede ser efectivo cuando facilita verdadera- los seres humanos, aun cuando este ser, desde un punto de vista
mente la realización del deber ser buscado. No se trata aquí sim- objetivamente ontológico, es tan social como el otro. El hecho de
plemente de un reflejo correcto de la realidad en general, de que el materialismo vulgar reaccione ante esto con una simple
una reacción apropiada frente a la realidad en general, sino que desatención del papel del deber ser en el ser social, e intente con-
toda corrección o falsedad y, por ende, toda decisión de una al- cebir toda esta esfera según el modelo de la pura necesidad na-
ternativa en el proceso de trabajo, solo puede ser juzgada a par- tural, contribuye bastante a confundir este complejo de proble-
tir del fin, de la realización de este. También aquí se trata, pues, mas, y produce una fetichización de los fenómenos en los dos
de una interacción ineludible entre deber ser y reflejo de la rea- polos -los cuales, por cierto, se encuentran contrapuestos meto-
lidad ( entre teleología y causalidad puesta), en la cual corres- dológicamente y en cuanto a los contenidos, pero objetivamente
ponde al deber ser la función de ser factor dominante. La dife- están vinculados entre sí-.
renciación respecto de las formas precedentes, el devenir Una fetichización tal del deber ser puede observarse de la
autóctono del ser social, se expresa precisamente en esta domi- manera más clara en Kant. La filosofía kantiana investiga la pra-
nación de aquellas categorías en las que se expresa el carácter xis humana solo en relación con las formas más elevadas de la
nuevo, más evolucionado de este modo de ser frente a aquellas moral. (En qué medida la ausencia, en Kant, de una distinción
otras que constituyen su fundamento. entre moral y ética oscurece "desde arriba" y torna rígidas estas
122 123
Ontología del ser social: El trabajo Ontología del ser social: El trabajo

onsideracion s, es algo que, naturalmente, solo puede tratarse determinan la acción, en contraposición con la objetividad abso-
en la Ética.) Lo que aquí importa es investigar los límites de sus luta del imperativo- pueden actuar igualmente como una espe-
pensamientos "desde abajo", desde la perspectiva de la ausencia cie de deber ser, pero son meros "preceptos prácticos" y no "le-
de toda génesis social. Como en todas las filosofías idealistas que yes"; y, sin duda, a raíz de que "les falta la necesidad, que si ha de
la sucedieron, en Kant se produce una fetichización que consigue ser práctica, debe ser independiente de condiciones patológicas
hipostasiar la razón. En tales visiones del mundo, la necesidad y, por tanto, casualmente ligadas con la volunrad'w. De esa mane-
pierde -incluso epistemológicamente- su carácter de "si ... enton- ra, para Kant, todas las propiedades, empeños, etc. concretos de
ces ... ", que es el único capaz de volverla concreta; aparece como los hombres se tornan "patológicos", ya que se adhieren solo ca-
algo totalmente absoluto. La forma más exagerada de esta abso- sualmente a la voluntad abstracta, que se encuentra igualmente
lutización de la razón se muestra, comprensiblemente, en lamo- fetichizada. No es este el lugar de proporcionar una crítica ex-
ral. El deber quedaría desgajado, de esa manera -subjetiva y ob- haustiva de esa moral. Aquí nos ocupamos únicamente de la on-
jetivamente-, de las alternativas concretas de los hombres: estas tología del ser social y, en este momento, del carácter ontológico
aparecen, antes bien, a la luz de una absolutización tal de la ra- del deber ser dentro de dicho ámbito. De ahí que basten aquí, pa-
zón moral, como meras encarnaciones, adecuadas o inadecua- ra nuestros fines actuales, estas escasas indicaciones que esclare-
das, de prohibiciones absolutas que, en cuanto tales, son trascen- cen la posición fundamental de Kant. Solo señalaremos que, asi-
dentes al ser humano. Kant dice: "En una filosofía práctica, en la mismo, el carácter criptoteológico de esa moral indica que Kant
que no nos interesa aducir razones para lo que ocurre, sino leyes estaba convencido de que podía dar respuesta de manera absolu-
para aquello que debe ocurrir, aun cuando no ocurra [ ... ] "46. El im- ta, legalista a las alternativas morales sumamente vinculadas con
perativo, que provoca las relaciones vinculadas con el deber ser la cotidianidad, a través esta modalidad que hace abstracción de
en el hombre, se convierte, de esa manera, en un principio tras- todas las determinaciones sociales y humanas. Pensemos, a pro-
cendente-absoluto (criptoteológico). Su constitución se basa en pósito de esto, en su determinación -bastante conocida- respec-
que representa "una regla que es designada por un deber ser que to de por qué no habría que sustraer depósitos; determinación
expresa la compulsión objetiva de la acción", y relacionada por que Hegel, en su período de Jena, criticó en forma aguda yacer-
cierto con un ser (el hombre) "en el cual la razón no es el único tada. En vista de que esa crítica fue trata detalladamente en mili-
fundamento de determinación de la voluntad'<'. Con ello apare- bro sobre el joven Hegelw, puede bastar aquí con esta referencia.
ce la modalidad realmente ontológica de la existencia humana No es ningún azar que precisamente Hegel se haya dirigido
-que, de hecho, no solo se encuentra determinada por una razón en contra de esta concepción del deber ser en Kant. Por cierto, su
hipostasiada por Kant- como un mero caso singular cósmicamen- propia concepción no se encuentra tampoco desprovista de pro-
te (teológicamente) gestado frente a la validez universal del im- blemas. En este punto se enfrentan sin mediaciones, en su pensa-
perativo. Kant establece también un límite muy preciso entre la miento, dos tendencias diversas. Por un lado, un justificado recha-
objetividad del imperativo, su validez para todos los "seres racio- zo frente a la concepción inmoderadamente trascendente del
nales", y el ámbito de la praxis social humana, el único que he- concepto kantiano de deber ser. Pero, a menudo, esto lo conduce
mos reconocido como real. Por cierto que no niega expresamen- a una oposición meramente abstracta, unilateral. Así, en su Filoso­
te que las máximas subjetivas que aquí surgen -máximas que fia del Derecho, donde intenta contraponer, a la problematicidad y
ambigüedad internas de la moral kantiana de las intenciones, en

46. Kant, l., Grundlegung zur Melafihysik der Sitien. Phil. Bibl. Leipzig, 1906, p. 51 l;
KW, 6, p. 58. 48. Ibíd., p. 35.
47. Kant, Krilik der /JTaktischen Vernunft. Phil. Bibl. Leipzig, 1906, pp. 24 y s.; KW, 6, 49. Lukács, We1ke, 3ª ed. Neuwied y Berlín, 1967, 8, pp. 369 y s. [Hl_joven Hegel y los
p. 126 [Crítica de la razón firáctiw. Trad. de Emilio Miñana y Villagrasa y Manuel fnoble11ui1 de la sociedad capitalista. Trad. de Manuel Sacristán. México D.F.: Gri-
García Morente. 3ª ed. Madrid: Espasa-Calpe, 1984, p. 34]. jalbo, 1963, pp. 295-296].

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Ontología del ser social: El trabajo Ontología del ser social: El trabajo

la eticidad, una moral de los contenidos. Aquí, trata al deber ser agrega, para completar la idea: "Este deber ser posee muchos sen-
exclusivamente como forma de aparición de la moralidad, como tidos, y, en vista de que los fines contingentes tienen igualmente
punto de vista "del deber ser o de la exigencia", como una actividad la forma del deber ser, estos sentidos son infinitamente múlti-
"que aún no puede arribar a un lo que es". Esto se alcanza solo en ples">'. Esta ampliación del concepto de deber ser aumenta su va-
la eticidad, en la socialización plena de la existencia humana, en lor por el hecho de que Hegel limita expresamente su validez a
la cual, por lo tanto, este concepto kantiano de deber ser pierde la existencia humana (al ser social), y discute la existencia de to-
su sentido y su validezw. El carácter erróneo de esta posición se re- do deber ser en la naturaleza. Por ambivalentes que puedan ser
laciona con la modalidad que asume la polémica de Hegel. Mien- tales explicaciones, muestran un paso importante más allá del
tras critica la estrechez y la limitación de la teoría kantiana sobre idealismo subjetivo de su época, y también de los sucesivos. Pron-
el deber ser, no puede él mismo superar positivamente dicha es- to podremos ver que Hegel puede adoptar un punto de vista aun
trechez y dicha limitación. Tan correcta es su caracterización de la más libre frente a estos problemas.
problematicidad interna de la moral pura kantiana, como es erra- Si pretendemos concebir correctamente la génesis, en nues-
da la tentativa de contraponer a esta, a fin de completarla, la eti- tra opinión, indudable del deber ser a partir de la esencia teleo-
cidad en cuanto socialización plena, en la cual queda superado a lógica del trabajo, debemos recordar una vez más lo que ya he-
través de la eticidad el carácter de deber ser que posee la praxis en mos explicado acerca del trabajo en cuanto modelo para toda
la moralidad. praxis social, a saber: que entre el modelo y sus variantes poste-
Cuando Hegel trata este complejo de problemas de manera riores, mucho más complejas, existe una relación de identidad y
imparcial, independientemente de una polémica con Kant, es de- no identidad. La esencia ontológica del deber ser en el trabajo se
cir, en la Enciclopedia, se acerca mucho más a una formulación ge- dirige, sin duda, al sujeto que trabaja, y determina no solo su
nuinamente ontológica de la cuestión, aun cuando también aquí comportamiento en el trabajo, sino también su relación consigo
se encuentra afectado por prejuicios idealistas. En el parágrafo mismo como sujeto del proceso de trabajo. Este, según hemos
sobre el espíritu subjetivo, al investigar el sentimiento práctico destacado en forma expresa justamente en estas consideraciones,
como uno de los estadios de su evolución, determina el deber ser es un proceso entre hombre y naturaleza, el fundamento ontoló-
de esta manera: "El sentimiento práctico contiene el deber ser, su gico del metabolismo entre hombre y naturaleza. Esta constitu-
autodeterminación como existente en sí, relacionada con una indi- ción del fin, del objeto, de los medios, determina también la
vidualidad existente, que solo es válida en su adecuación a aque- esencia del comportamiento subjetivo. Y sin duda en el sentido
lla". Hegel reconoce aquí muy acertadamente que el deber ser es de que también desde la perspectiva del sujeto solo puede ser exi-
una categoría elemental, inicial y originaria de la existencia hu- toso un trabajo que ha sido consumado sobre la base de la más
mana. Por cierto que no advierte aquí su relación con dicha exis- intensa objetividad; en el sentido de que, por ende, la subjetivi-
tencia, lo cual, en vista de su comprensión fundamentalmente co- dad tiene que cumplir, en este proceso, un papel productivamen-
rrecta del carácter teleológico del trabajo, resulta sorprendente. te auxiliar. Naturalmente que las propiedades del sujeto ( capaci-
Por cierto, siguen algunas observaciones despectivas, genuina- dad de observación, destreza, empeño, perseverancia, etc.)
mente idealistas, sobre la relación de este deber ser con lo agra- influyen en una medida decisiva en el desarrollo del proceso de
dable y lo desagradable, en las cuales no deja de desechar a estos trabajo, extensiva e intensivamente. Pero todas las capacidades
dos en cuanto sentimientos "subjetivos y superficiales". Pero esto del hombre que allí se ponen en movimiento, se encuentran
no le impide intuir que este deber ser tiene una importancia de- siempre esencialmente orientadas hacia afuera, hacia el dominio
terminante para todo el ámbito de la existencia humana. Así, di- sustancial, hacia la transformación material del objeto natural a
ce: "El mal no es más que la inadecuación del ser al deber set', y través del trabajo. En la medida en que el deber ser apela tam-

50. Hegel, Rechtsphilosophie § 108 y suplemento; HWA, 7, pp. 206 y s. 51. Hegel, Enzyklof,i.idie § 472; HWA, 10, pp. 292 y s.

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Ontología del ser social: El trabajo Ontología del ser social: El trabajo

bién -inevitablemente- a determinados aspectos de la interiori- hecho fundamentalmente común de que se trata, en todos los ca-
dad del sujeto, sus demandas son formuladas de tal manera que sos, de relaciones de deber ser, de actos en los que no es el pasa-
las transformaciones en el interior del hombre proporcionan un do el que, en su causalidad espontánea, determina el presente, si-
vehículo para un mejor dominio del metabolismo con la natura- no que, antes bien, la tarea futura teleológicamente puesta es el
leza. El autodominio del hombre -que necesariamente aparece principio determinante de la praxis orientada a tales actos.
en primera instancia como efecto del deber ser en el trabajo-, el El viejo materialismo comprometió intelectualmente el ca-
creciente dominio de su comprensión de las propias inclinacio- mino "desde abajo" en la medida en que quería hacer que los fe-
nes, hábitos, etc., espontáneamente biológicas, es reglada y guia- nómenos más estructurados y complejos surgieran directamente
da por la objetividad de este proceso; pero este se encuentra, se- a partir de los inferiores, como simples produ�tos de est�s �la de-
gún su esencia, fundado en la existencia natural del objeto, de sacreditada deducción del pensamiento a partir de la qmm1ca ce-
los medios, etc., Si se desea concebir correctamente el aspecto rebral, es decir, en cuanto puro producto natural, realizada por
del deber ser en el trabajo que influye sobre el sujeto y lo modi- Moleschott). El nuevo materialismo fundado por Marx conside-
fica, hay que partir de esa objetividad en cuanto reguladora. De ra, sin duda, ineludible el fundamento natural de la existencia
ella se deriva que el comportamiento concreto del trabajador es, humana, pero para él se trata, sin embargo, de un mero moti;70
para el trabajo, de manera primaria, el factor decisivo; el proce- para esclarecer la socialización específica de aquellas categonas
so que se desarrolla en el propio sujeto, no tiene por qué ejercer que nacen del proceso de separación ontológica entre naturale-
necesariamente una influencia sobre esto. Hemos visto que el de- za y sociedad, precisamente en su socialización. De _ahí que, e� lo
ber ser, en el trabajo, despierta y fomenta propiedades -del hom- que respecta al problema del deber ser en el trabajo, �ea tan im-
bre que luego serán decisivas para formas más evolucionadas de portante su función en cuanto realización del metabolismo entre
la praxis; baste con recordar el dominio de los afectos. Estas naturaleza y sociedad. Esta relación es el fundamento, tanto del
transformaciones del sujeto no se encuentran aquí orientadas, al surgimiento del deber ser eh general a partir de la modalidad so-
menos de manera inmediata, a su totalidad en cuanto persona; cial y humana que asume la satisfacción de necesidades, co�o. de
pueden funcionar de manera excelente en el propio trabajo, sin su constitución, de su cualidad particular y de todos los Iírnites
influir sobre los demás aspectos de la vida del sujeto. Contienen, ontológicos que son gestados y determinados por este d�ber ser,
por cierto, posibilidades importantes en ese sentido, pero se tra- en cuanto forma y expresión de las relaciones de la realidad. El
ta de meras posibilidades. conocimiento de esta simultaneidad de identidad y no identidad
En cuanto -como hemos visto- el fin teleológico consiste en no basta, sin embargo, para entender plenamente la situación.
influir sobre otros hombres para que estos, a su vez, ejecuten po- Seria erróneo intentar derivar, por ejemplo, lógicamente, a par-
siciones teleológicas, la subjetividad del que realiza la posición tir del deber ser en el proceso de trabajo, sus formas más comple-
pasa a cumplir una función cualitativamente diversa, y la evolu- jas, como el dualismo, de la misma manera en que es errado el
ción de las relaciones sociales entre los hombres conduce, final- dualismo de la contraposición en la filosofía idealista. El deber
mente, a que también la autotransformación del sujeto se con- ser en el proceso de trabajo contiene ya como tal, según hemos
vierta en objeto inmediato de posiciones teleológicas que asumen visto, posibilidades de la más variada clase, objetivas y subjetivas.
el carácter de un deber ser. Naturalmente que esas posiciones no Cuáles de ellas se convierten en realidades sociales, y cómo lo ha-
se diferencian solamente por su mayor complejidad, sino justa- cen, depende de la evolución concreta de la sociedad en cues-
mente porque también se distinguen cualitativamente de aque- tión; y, según también sabemos, esta evolución solo puede conce-
llas formas del deber ser que hemos encontrado en el proceso de birse adecuadamente, en sus determinaciones concretas, post
trabajo. El análisis detallado de tales posiciones será objeto de los festum.
capítulos siguientes y, ante todo, de la Ética misma. Estas innega- Con el problema del deber ser como categoría del ser social
bles diferencias cualitativas no deberían ocultar, sin embargo, el se halla vinculado el problema del valor. Pues así como el deber

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Ontología del ser social: El trabajo Ontología del ser social: El trabajo

ser, en cuanto f�ctor determinante de la praxis subjetiva en el que está presente un valor de uso sin ser producto del trabajo. Di-
proceso de tra�aJo, solo puede desempeñar este papel específica- ce Marx: "Así acontece cuando la utilidad que ese objeto encierra
mente dete:mmante porque el fin así planteado es valioso para el
ho�bre, asi �! .valor no puede realizarse, en un proceso tal, si no
para el hombre no se debe al trabajo. Es el caso del aire, ?e
la tie-
rra virgen, de las praderas naturales, de los bosques silvestres,
esta en :ond1C10nes de colocar al deber ser de su realización co- etc."53. Si dejamos de lado el aire, que, de hecho, representa un
mo ?ª:ªm�tro de la praxis _en el hombre que trabaja. A pesar de caso límite, todos los otros objetos son valiosos en cuanto funda-
esa I�tJm� mterdependenc1a, que a primera vista actúa casi como mentos de un posterior trabajo útil, en cuanto posibilidades para
una identidad, el valor necesita, sin embargo, de un tratamiento la creación de productos de trabajo. (Hemos señalado ya que
s�parado. Las dos categorías son tan íntimamente interdepen- también consideramos la recolección de productos naturales co-
d1�ntes por�ue son dos factores de uno y el mismo complejo co- mo una forma inicial del trabajo; una consideración precisa de su
mu�·.: en vista de que el valor influye preponderantemente en la constitución muestra que todas las categorías objetivas y subjeti-
posiCI�)n del fin, es un principio para juzgar el producto realiza- vas del trabajo también pueden mostrarse ya embrionariamente
do, mientras q�e el deber ser actúa, antes bien, como regulador en la recolección.) Podemos, pues, sin apartarnos de la verdad,
del proceso mismo, debe haber muchos elementos diversos en en consideraciones tan generales, considerar los valores de uso,
ambos en c�anto categorías del ser social; lo cual, naturalmente, los bienes, como productos concretos del trabajo. Esto tiene co-
no �nula _su m�erdependencia, sino que, por el contrario, la con- mo consecuencia que, en el valor de uso, podemos ver una forma
cretiza. S_1 part1mo� de que el valor caracteriza el producto final de objetividad social de carácter objetivo. Su socialización se ha-
del_ trab�? respectivo como provisto o desprovisto de valor, lla fundada en el trabajo: la enorme mayoría de los valores de uso
surge
de mmed1at� l� pregunta: esta caracterización, ¿es objetiva O me- ha surgido a través del trabajo, a través de la transformación de
ramente subjetiva? El valor, ¿es una propiedad objetiva de una co- los objetos, de las circunstancias, de la actividad, etc. de los obje-
s� que, en el acto de la valoración por parte del sujeto, es recono- tos naturales; y este proceso, en cuanto retroceso de los límites
cida, correcta o incorrectamente?; ¿o el valor surge justamente naturales, con la evolución del trabajo, con sus socialización, se
como resultado de tales actos valorativos? desarrolla cada vez más, tanto en cuanto a la extensión como en
De �eguro que el valor no puede obtenerse inmediatamen- cuanto a la profundidad. (Hoy, incluso el aire posee un valor de
te a partir ?e las propiedades naturalmente dadas de un objeto. uso, a partir del surgimiento de hoteles, sanatorios, etc.)
Esto es de inmediato esclarecedor para todas las formas más ele- Así, los valores de uso, los bienes, representan una forma de
vadas del valor. Pero no hay que pensar en valores tan "es · it _ objetividad social que solo se diferencia de las otras categorías de
Iizados" ,. ,. . 1
pnua
1�a ?s como los esteucos o encos; ya al comienzo del tráfico eco- la economía por el hecho de que, en cuanto objetivación del me-
norruco humano, durante el surgimiento del valor de uso tabolismo de la sociedad con la naturaleza, es un rasgo caracte-
c?nstata Marx, según hemos mostrado en su momento, su esen- rístico de todas las formaciones sociales, de todos los sistemas
era no natural: "Hasta hoy, ningún químico ha logrado descubrir económicos; se diferencia en que -considerada en toda su uni-
valor de cambio en el diamante o en la perla"s2. En es.te momen- versalidad- no está sometida a ninguna transformación históri-
to estamos, por cierto, ante una forma de aparición más elemen- ca; naturalmente que se modifican constantemente las formas
�l del valor, _con el :�lor de uso, _en el cual se halla presente una concretas de aparición, incluso dentro de una misma formación.
irrevocable vínculacíon con la existencia natural. Se convierte en En segundo lugar, el valor de uso es, dentro de este marco, algo
valor de uso en la medida en que es útil para la vida de los hom- objetivo; dejando enteramente de lado que, en la evolución de
bres. Pu�sto que se trata del pasaje desde el ser meramente natu- la socialización del trabajo, crece constantemente el número de
ral al social, son posibles, tal como muestra Marx, casos límite en valores de uso que solo de manera mediata sirven a la inmediata

52. Ka¡,ital, I, pp. 49 y s.; MEW, 23, p. 98 ffü C.a¡,ital, I, 47].


53. Ibíd., p. 7; p. 55 [I, 8].

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Ontología del ser social: El trabajo Ontología del ser social: El trabajo

satisfacción de necesidades (no hay que olvidar que cuando, por muestra sus factores no existentes. En ese sentido, "en tanto que
ejemplo, un capitalista compra una máquina, quiere apropiarse son, son buenas"; lo malo, el mal, "no es sustancia ninguna". Na-
del valor de uso de esta), la utilidad que convierte a un objeto en turalmente que este es solo un caso particular de tales fundamen-
valor de uso puede verificarse también en el período inicial del taciones cósmico-teológicas de la objetividad de las cosas, y con
trabajo con gran precisión. El hecho de que esta utilidad posee ellas y a través de ellas, de los valores. No podemos ocuparnos
un carácter teleológico, de que es una utilidad para determina- aquí de las variedades, tan heterogéneas entre sí, de tales posicio-
dos fines concretos, no supera esta objetividad. El valor de uso nes; meramente constatamos que la objetividad también aquí es
no surge como simple resultante de actos subjetivos, valorativos, deducida a partir del trabajo -por cierto, hipostasiando trascen-
sino que estos tornan consciente meramente la utilidad objetiva dentemente dicho trabajo como creación-. Pero de esto resulta,
del valor de uso; su corrección o falsedad se demuestra en la por un lado, que los valores complejos, espiritualizados, se en-
constitución objetiva del valor de uso, y no a la inversa. cuentran en una contraposición más o menos brusca con los va-
La utilidad, en cuanto propiedad de las cosas, parece ser, a lores materiales, terrenos, y de manera aun más destacada que en
primera vista, algo paradójico. La naturaleza no conoce en abso- las visiones del mundo genéricamente idealistas; del modo de po-
luto esta categoría, solo el proceso continuo, causalmente condi- sición de los primeros depende que los segundos simplemente
cionado, del devenir otra [Anderswerden]. Solo en las teodiceas sean subordinados bajo los valores espirituales o -ascéticamente-
podían presentarse afirmaciones tan necias como aquella según sean incluso descartados. En la Ética veremos que, detrás de tales
la cual la "utilidad" del conejo sería ofrecer un alimento para el valoraciones, se ocultan contradicciones reales del ser social; pe-
zorro, etc. Pues solo en relación con una posición teleológica ro aquí no podemos abordar aún los detalles de tales complejos
puede la utilidad determinar el modo de ser de un objeto cual- de problemas.
quiera; solo en esa relación pertenece a la esencia de ese objeto, En todo caso, aquí surge una respuesta objetivista -por cier-
en cuanto es algo existente, el hecho de ser útil o inútil. En la fi- to, deformada de manera trascendente- de los problemas del valor
losofía hay que concebir, pues, no solo el papel ontológico del y de los bienes. A raíz de la fundamentación trascendente, teológi-
trabajo, sino también la función de este en la constitución del ser ca de tales problemas, es comprensible que la oposición ideológi-
social como modo de ser nuevo e independiente, si es que se ca antirreligiosa que surgió en el Renacimiento, haya puesto el pe-
quiere llegar a una formulación del problema acorde con lo real. so en los actos de valoración subjetivos. Así, dice Hobbes:
Por ende, resulta fácilmente comprensible, en el plano metodo-
lógico, que aquellas visiones del mundo que tomaban como pun- Lo que de algún modo es objeto de cualquier apetito o deseo
to de partida el carácter supuestamente teleológico de la entera humano es Jo que con respecto a él se llama bueno. Y el objeto
de su odio y aversión, malo; y de su desprecio, vil e inconsidera­
realidad, derivaran la caracterización de los objetos en la natura-
ble o indigno. Pero estas palabras de bueno, malo y desprecia-
leza y en la sociedad a partir de su generación por parte del crea- ble siempre se usan en relación con la persona que las utiliza.
dor trascendente del mundo, e intentaran fundar a aquellos a No son siempre y absolutamente tales, ni ninguna regla de
partir de la objetividad de este. Así, dice San Agustín, acerca de bien y de mal puede tomarse de la naturaleza de los objetos
las cosas: "Son ciertamente, porque proceden de ti; mas no son, mismos, sino del individuo [ ... ] que lo representa55.
porque no son lo que eres tú, y solo es lo que permanece incon-
mutable'f+, El ser de las cosas expresa, entonces, su carácter de De manera muy similar, dice Spinoza: "Por lo que atañe al bien
valor en cuanto creaciones de Dios, mientras que su corrupción y al mal tampoco aluden a nada positivo en las cosas-consideradas

54. Die Bekennmisse des heiligen Augustin. Múnich, s/d, libro VII, capítulos 11-12. pp. 55. Hobbes, Leoiaihan. Zürich, Leipzig, 1936, capítulo 11, p. 95 [Leviatán, o la 11U1le­
215 y s. [San Agustín, Confesiones. Presentación y notas de Francisco Weismann. ria, forma y poder de una refniblica, eclesiástica y cunl: Trad. y prefacio de Manuel Sán-
Bs.As.: Lumen, 1999, caps. 11 y 12; pp. 147-148]. chez Sarto. 2' ed., 9ª reimpresión. México: FCE, 1994, parte I, cap. 6, p. 42].

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Ontología del ser social: El trabajo Ontología del ser social: El trabajo

es� en_ sí mismas- [ ... ] Pues una sola y misma cosa puede ser al nera sofística; a menudo, para decirlo favorablemente, con el su-
mismo t1en:ip� buena y mala, y también indiferente''56. Estos dor en el rostro- se empeñaba, por ejemplo, en deducir las virtu-
impor-
tantes moVIm1entos de oposición alcanzan su culminación filosófi- des más altas a partir de la mera utilidad. Esto no puede realizar-
ca e� la ílustración: en los fisiócratas y en los economistas ingleses se de manera directa. Pero ello no significa que el principio
del. siglo
, , . encontramos las primeras tentativas de fu n d amen-
XVIII dialéctico de preservación no desempeñara allí papel alguno. He-
tación eco�om1ca, la cual ha recibido su forma más consecuente gel, que, como hemos visto, a menudo fue víctima de los prejui-
pero también la más trivial e insípida, en Bentham57. ' cios idealistas, ya en la Fenomenologia del Espíritu realizó la tentati-
La consider� :ión de estos dos extremos es instructiva para va de convertir las contradicciones objetivamente existentes en
nuestra formula�1on ontológica porque, en ambos, ciertos siste- que incurrió la Ilustración a propósito de la utilidad, como si de
mas de valor socialmente reales son difamados como desprovistos un valor fundamental se tratara, en base de la teoría consciente
�e _valor o de importancia, con vistas a hallar un valor autóctono de la contradicción dentro de su propia dialéctica. Esta tenden-
umcamente :n los valores sutilmente espirituales O inmediata- cia ontológicamente sana no se ha arruinado totalmente en He-
mente materiales. Que en ambos sistemas son descartados valores gel. En su Historia de la filosofía, al tratar, por ejemplo, la utilidad
que s� encuen�ran en el mismo nivel, pero que poseen conteni- en los estoicos, muestra, a través de una crítica sobria, el desacier-
dos �1versos ( ejemplo: el maniqueísmo por parte de Agustín), no to del "refinado" rechazo de esta categoría por parte del idealis-
modifi�a en nada este estado de cosas. Pues en ambos extremos, mo, y de qué manera es posible y preciso preservarlas en las más
lo que importa es negar el carácter en última instancia unitario elevadas formas de valor de la praxis -como factor superado-.
del valor en_ cuanto factor real del ser social, sin perjuicio de las Hegel dice, aquí:
tra�sformac1ones estructura��s sumamente significativas que ex-
perimenta durante la evolución de la sociedad. El tertium datur58 En lo que atañe a la utilidad, la moral no necesita ser frente a
f�ente a esos dos extremos solo puede ofrecerlo el método dialéc- ella tan esquiva; pues toda buena acción es, de hecho, útil; es
t1_c�. Pues solo en este es posible aclarar que, en la génesis onto- decir, tiene realidad, produce algo bueno. Una buena acción
lógica de un nue�o modo de ser, sus categorías decisivas ya se en- que no es útil, no es una acción, no tiene realidad. Lo inútil en
¡· sí de lo bueno es la abstracción de él, como una no realidad.
cuentran contenidas -de ahí que su surgimiento represente un
No solo es posible, sino también necesario tener la conciencia
salto en_ la evolución-, pero ellas, al comienzo, solo están presen- de la utilidad; pues es verdad que lo bueno es útil de conocer.
tes en si, y el desarrollo �el en sí al para sí siempre debe ser un La utilidad no significa más que saber lo que se hace, tener
proceso_ prolo�gado, desigual y contradictorio. Esta conciencia sobre la acción-".
superación
del en �1 a t�aves de s� transformación en un para sí, contiene las
d�termma�10nes cons1_sten_tes en suprimir, conservar En la génesis ontológica del valor, debemos partir, pues, de
y elevar a un
nivel �upenor; determmac10nes que son complejas y que parecen que en el trabajo, en cuanto producción de valores de uso (bie-
excluirse �utuamente en términos de la lógica formal. Por ello nes), la alternativa entre lo utilizable y lo no utilizable para la sa-
e� necesano, al comparar también las formas primitivas y evolu- tisfacción de necesidades, está puesta como problema de utili-
CIO�-ªdas del valor,_ �tenerse a este carácter complejo de la supe- dad, como elemento activo del ser social. Si se pretende abordar,
racion. La Ilustración se equivocaba cuando -a menudo, de ma- pues, la cuestión de la objetividad del valor, es posible ver de in-
mediato que ella contiene una afirmación de la posición teleoló-
56. Spinoza, Nhik._ Leipzig, Phi l. Bibl. s/d, parte cuarta, prólogo, pp. 174 s. [ltim gica correcta; mejor dicho: la corrección de la posición teleológi-
rw1nostrru:a segun el orden geométia). lntrod., trad. notas de y
y Vidal p - B As. ca -presupuesta la realización correcta- significa una realización
Hyspamenca, 1984, p. 248). ena. s. ..
57. Jeremy Bentham ( 1748-1832): filósofo, jurista y reformador social
de los principales propulsores del utilitarismo. inglés ' uno
59. Hegel, Geschiclue der Philosophie. 2ª ed. Glockner, XVIII, pp. 456 y s.; HWA, 19,
58. La tercera instancia superadora frente a dos extremos mutuamente pp. 280 y s.
excluyentes.
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Ontología del ser social: El trabajo Ontología del ser social: El trabajo

concreta del valor en cuestión. La concreción en la relación de del trabajo hace que los trabajos de los poseedores de mercancías
valor debe ser particularmente subrayada. Pues entre los elemen- sean tan limitados como ilimitadas son sus necesidades"6º. Esta
tos de la fetichización idealista de los valores se encuentra la exa- consecuencia elemental y contradictoria de la división del traba-
geración abstracta de la objetividad de estos, según el modelo de jo crea una situación en que los actos objetivamente interdepen-
la exageración de la razón [Ratio] ya por nosotros conocida. dientes, la compra y la venta, se separan, se independizan entre
También a propósito del valor debemos destacar su carácter so- sí, se tornan contingentes el uno para el otro; dice Marx: "Nadie
cialmente ontológico de "si ... entonces ... "; un cuchillo es útil si puede vender si no hay quien cornpre'v'. Se ve, pues: "Al decir
puede cortar bien, etc. La generalización según la cual el objeto que estos procesos, independientes el uno del otro, forman una
producido solo es valioso en la medida en que está en condicio- unidad interna, decimos también que esta unidad interna reviste
nes de servir correctamente, de la mejor manera posible, a lasa- al exterior la forma de una antítesis"62. Y Marx señala, en este pasa-
tisfacción de una necesidad, no eleva esta estructura del "si ... en- je, que en esta forma se halla contenida "la posibilidad, aunque
tonces " a una esfera abstracta, absoluta; solo concibe la relación solo la posibilidad, de crisis"63. (Su realidad exige, por cierto, re-
del "si entonces ... " en una abstracción orientada a la legalidad. laciones que no pueden existir todavía en el nivel de la circula-
En este sentido, el valor, que aparece en el trabajo como un pro- ción simple de las mercancías.)
ceso que reproduce el valor de uso, es incuestionablemente obje- Ya la mención de estos pocos factores, ciertamente impor-
tivo. No solo porque el producto, en la posición teleológica, pue- tantes, muestra en qué medida el proceso económico real, que se
de ser medido, sino que, en su relación de "si ... entonces ... " con la socializa cada vez más, es más complejo que el trabajo simple, la
satisfacción de la necesidad, también puede ser demostrado y producción inmediata de valores de uso. Pero esto no excluye la
comprobado como objetivamente existente, como válido. Aquí, objetividad de los valores que aquí se constituyen. Aun la más
pues, no puede tratarse de que las valoraciones, en cuanto posi- compleja economía es una resultante de posiciones teleológicas
ciones individuales, vayan a constituir el valor en cuanto tal. Al individuales, de las realizaciones de estas, ambas bajo la forma de
contrario. El valor que aparece en el proceso, y que concede a es- alternativas. Naturalmente que el entero movimiento de las cade-
te una objetividad social, es el que decide sobre si la alternativa nas causales generadas por esas alternativas produce, a través de
en la posición teleológica y en la realización de esta, ha sido ade- sus interacciones inmediatas y mediadas, un movimiento social
cuada al valor, es decir, correcta, valiosa. cuyas determinaciones en última instancia se sintetizan en una to-
Naturalmente que aquí, como ya anteriormente a propósito talidad procesual. Pero, a partir de un cierto nivel, esta totalidad
del deber ser, la situación global es mucho más simple e inequí- no puede ser ya captada por los sujetos económicos individuales
voca que en las formas más complejas, que ya no pertenecen ex- -que realizan la posición y que eligen entre alternativas- tan in-
clusivamente a la esfera del metabolismo de la sociedad con la na- mediatamente que puedan orientar sus decisiones hacia el valor
turaleza, sino que -presuponiendo siempre esa esfera en cuanto con seguridad plena, tal como ocurría con el trabajo simple, crea-
fundamento- actúan, antes bien, en un mundo que se ha sociali- dor de valores de uso. Los hombres, incluso, en la mayoría de los
zado. También este complejo de problemas puede ser tratado de casos, no pueden seguir correctamente las consecuencias de sus
manera apropiada solo en contextos ulteriores; elegimos aquí so- propias decisiones. ¿Cómo podrían, pues, sus posiciones de valor,
lo un ejemplo a fin de mostrar metodológicamente las mediacio- constituir el valor económico? El valor mismo está, sin embargo,
nes y realizaciones recientemente surgidas. Tomemos bajo la for- objetivamente presente, y precisamente su objetividad también
ma más general lo que Marx denomina "metamorfosis de la
mercancías", la compra y venta simple de mercancías. A fin de
60. Kapital; r, p. 70; MEW, 23, p. 120 [El Capiiai, r, p. 66].
que un tráfico mercantil sea simplemente posible sobre la base 61. Ibíd., p. 77; MEW, 23, p. 127 [Ibíd., p. 73].
del valor de cambio y el dinero, debe existir una división del tra- 62. lbíd., p, 78; MEW, 23, p. 127 [Ibíd.].
bajo en la sociedad. Sin embargo, dice Marx: "La división social 63. lbíd., p. 78; MEW, 23, p. 128 [Ibíd.].

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Ontología del ser social: El trabajo Ontología del ser social: El trabajo

determina -aunque, objetivamente, no con una certeza inmedia- miento es, pues, objetivamente, al margen de cómo lo conciben
ta; subjetivamente, no con una conciencia adecuada- las posicio- los implicados, un paso hacia la realización de las categorías so-
nes teleológicas individuales, orientadas al valor. ciales, desde el ser inicial de estas hasta un ser para sí -cada vez
Cómo han· la división social del trabajo -que se torna cada más rico y efectivo. Pero la encarnación adecuada de este ser pa-
vez más compleja- para producir valores a partir de sí, es algo que ra sí de la socialización desarrollada, que ha llegado a sí misma,
ya hemos indicado parcialmente en el capítulo dedicado a Marx, es el propio hombre. No el ídolo abstracto de un hombre aislado
y retomaremos varias veces esta cuestión. Baste con señalar aquí que jamás ha existido en ningún lugar, sino el hombre en su pra-
que la división del trabajo mediada y puesta en marcha por el va- xis social concreta, el hombre que, con sus acciones, en sus accio-
lor de cambio, produce el principio de dominio del tiempo a tra- nes, encarna y hace realidad el género humano. Marx ha visto
vés de su mejor aprovechamiento intrínseco. Dice Marx siempre claramente esta interrelación entre economía y aquello
que produce la vida económica en el propio hombre. En relación
Economía del tiempo: a esto se reduce finalmente toda econo- intelectualmente inmediata con el pasaje recién citado sobre la
mía. La sociedad debe repartir su tiempo de manera planifica-
economía de tiempo como principió de valor de lo económico,
da para conseguir una producción adecuada a sus necesidades
de conjunto, así como el individuo debe también dividir el su- escribe:
yo con exactitud para adquirir los conocimientos en las pro-
porciones adecuadas o para satisfacer las variadas exigencias La economía efectiva [ ... ] consiste en el ahorro de tiempo de
de su actividad. Economía de tiempo y repartición planificada trabajo [ ... ] pero este ahorro se identifica con el desarrollo de
del tiempo de trabajo entre las distintas ramas de la produc- la fuerza productiva. En modo alguno, pues, abstinencia del dis­
ción resultan siempre la primera ley económica sobre la base frute, sino desarrollo de power, de capacidades para la produc-
de la producción colectiva64. ción, y, por ende, tanto de las capacidades como de los medios
de disfrute. La capacidad de disfrute es una condición para es-
te, por tanto primer medio del disfrute y esta capacidad equi-
Marx habla aquí de la ley de la producción social. Con ra-
vale a desarrollo de una aptitud individual, fuerza productiva.
zón, pues los efectos causales de los diferentes fenómenos se sin- El ahorro de tiempo de trabajo corre parejas con el aumento
tetizan en una ley tal, y de ese modo actúan retroactivamente, de del tiempo libre, o sea tiempo para el desarrollo pleno del in-
manera decisiva, sobre los actos individuales, y el individuo debe dividuo, desenvolvimiento que a su vez reactúa como máxima
adaptarse a esta ley, bajo amenaza de ruina. fuerza productiva sobre la fuerza productiva del trabajo65. ·
Pero la economía del tiempo significa, al mismo tiempo, una
relación de valor. Ya el trabajo simple, orientado al valor de uso, Sobre los problemas concretos que Marx plantea aquí, par-
era un sometimiento de la naturaleza por parte del hombre, para ticularmente sobre la relación entre el ocio y la fuerza producti-
el hombre, tanto en la transformación de la naturaleza de acuer- va del trabajo, recién podremos hablar detalladamente en el últi-
do con las necesidades humanas, como en la consecución del do- mo capítulo.
minio sobre los propios instintos y afectos meramente naturales, a Para el propio Marx, en este pasaje, no son en primera línea
través de ello, en la incipiente formación de las capacidades espe- significativos los problemas individuales que aparecen allí, sino la
cíficamente humanas. La orientación objetiva de la legalidad eco- relación indisoluble y universalmente necesaria entre la evolu-
nómica hacia el ahorro de tiempo realiza inmediatamente la divi- ción económica objetiva y la evolución del hombre. La praxis
sión óptima del trabajo en la sociedad, y produce, pues, en cada económica es consumada por el hombre -a través de actos alter-
caso, el surgimiento de un ser social situado en un nivel más alto nativos-, pero la totalidad de dicha praxis constituye un comple-
de la socialización, la cual se torna cada vez más pura. Este moví- jo dinámico objetivo cuyas leyes, rebasando la voluntad de 'cada

64. Grundrisse, p. 89; MEW, 42, p. 105 [Elementos, r, p. 101]. 65. lbíd., p. 599; MEW, 42, p. 607 [Elementos II, 236].

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Ontología del ser social: El trabajo Ontología del ser social: El trabajo

hombre individual, se le enfrentan como su realidad social obje- vertirse en factor de la reproducción social. Marx, en cambio,
tiva con todo el rigor que caracteriza a la realidad. Sin embargo, considera el proceso económico en su totalidad dinámica desa-
en su dialéctica objetivamente procesual, producen y reproducen rrollada, y dentro de esta el hombre debe aparecer como el co-
al hombre social en un nivel cada vez más elevado; dicho con ma- mienzo y el fin, como iniciador y producto final de todo el proce-
yor precisión: producen y reproducen tanto aquellas relaciones so, en medio de cuyo fluir el hombre, a menudo -y en su
que hacen posible la evolución del hombre, como, en el propio individualidad siempre- parece desaparecer, aun cuando, en
hombre, aquellas capacidades que transforman tales posibilida- contra de toda apariencia, constituya la esencia auténtica de ese
des en realidad. Por ello Marx puede continuar así las definicio- proceso.
nes que acabamos de citar: La objetividad del valor económico está fundada en la esen-
cia del trabajo en cuanto metabolismo entre la sociedad y el
Si consideramos la sociedad burguesa en su conjunto, aparece hombres"; pero la realidad objetiva de su carácter de valor apun-
siempre, como último resultado del proceso de producción so- ta, sin embargo, mucho más allá de esta interrelación elemental.
cial, la sociedad misma, vale decir el hombre mismo en sus re- Ya la forma originaria del trabajo, que postula a la utilidad como
laciones sociales. Todo lo que tiene forma definida, como pro-
ducto, etc., se presenta solo como momento, momento
valor de su producto, se relaciona sin duda, inmediatamente, con
evanescente en ese movimiento. El mismo proceso inmediato la satisfacción de la necesidad, pero en el hombre que realiza el
de producción se presenta aquí solo como momento. Las mis- trabajo pone en marcha ya un proceso cuya intención objetiva
mas condiciones y objetivaciones del proceso son uniforme- -no importa en cuál medida esta intención es adecuadamente
mente momentos del mismo, y como sujetos del proceso apa- consciente- está orientada a la real evolución ascendente del
recen solo los individuos, pero los individuos en relaciones hombre. Así se produce, en el valor económico, un progreso cua-
recíprocas a las que tanto reproducen como producen por vez litativo frente a aquel valor que estaba dado ya inmanentemente
primera. Tanto su propio proceso constante de movimiento,
con la actividad simple, productora de valores de uso. Se produ-
en el que asimismo se renuevan, como el mundo de la riqueza
creada por ellos66. ce aquí un doble movimiento contradictorio: por un lado, el ca-
rácter de utilidad del valor sufre un progreso en dirección a lo
Es interesante comparar esta representación con la de He- universal, hacia el dominio de toda la vida humana, y esto ocurre
gel que hemos citado anteriormente, en la cual este filósofo des- al mismo tiempo que la utilidad va tornándose cada vez más abs-
taca los instrumentos de trabajo como el factor objetivamente du- tracta, en la medida en que el valor de uso -que siempre es me-
radero en el trabajo, en contraposición con la transitoriedad de diado, elevado a la universalidad y en sí contradictorio- asume un
la satisfacción de la necesidad en cuestión, satisfacción que es po- papel de guía en la relaciones sociales entre los hombres. En es-
sible gracias a dichos instrumentos. La contradicción que inme- to no hay que olvidar, por cierto, que la vigencia del valor de cam-
diatamente llama la atención entre las dos declaraciones, sin em- bio siempre presupone que este se base en el valor de uso. Lo
bargo, es solo aparente. Al analizar el acto de trabajo mismo, nuevo es, pues, un desarrollo contradictorio, dialéctico de las de-
Hegel ha destacado en la herramienta un factor que ejerce una terminaciones originarias ya presentes en la génesis, no la simple
influencia duradera para el proceso social, ha destacado en ella negación abstracta de ellas. Por otro lado, esta evolución que ha
una categoría de mediación decisivamente importante, a raíz de conducido a la creación de formaciones auténticamente sociales,
la cual el acto de trabajo individual rebasa su individualidad y es como el capitalismo y el socialismo, es en sí misma contradictoria,
elevado al rango de factor de la continuidad social. Hegel ofrece,
pues, un primer indicio sobre cómo el acto de trabajo puede con- 67. El original alemán dice "metabolismo entre la sociedad y el hombre" [Stoff-
wechsel zwischen Gesellschaft und Mensch]. lo cual representa una variación
de la expresión de Marx a menudo citada por Lukács: "Stoffwechsel der Gesells-
66. lbíd., p. 600; MEW, 42, pp. 607 y s. [Elementos 11, 237]. chaft mit der Natur".

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de un modo sumamente significativo y fructífero: la socialización real, en su génesis histórico-social, presentan la apariencia de una
de la producción genera un sistema de lo económico basado in- jerarquía conceptual-sistemática, a través de la cual solo puede re-
manentemente en sí mismo, cerrado sobre sí mismo, en el cual sultar falseada la esencia concreta de aquellas, su interacción con-
una praxis real solo es posible sobre la base de la orientación ha- creta, como consecuencia de esta discrepancia entre el ser genui-
cia posiciones de fines e investigaciones de los medios inmanen- no y el concepto supuestamente determinante. También hay que
temente económicas. El surgimiento del término hamo oeconomi­ descartar la ontología materialista vulgar, que concibe las catego-
cus no es en absoluto azaroso, ni un mero equívoco; expresa rías complejas simplemente como productos mecánicos de las ele-
adecuada y plásticamente el comportamiento inmediatamente mentales y fundantes y, de ese modo, obstruye, por un lado, para
necesario del hombre en un mundo en que la producción se ha sí misma toda comprensión de la particularidad de la primera cla-
socializado. Por cierto que solo el comportamiento inmediato. se de categorías; por otro, crea entre las dos clases una jerarquía
Pues tanto en el capítulo sobre Marx como en las presentes con- falsa, supuestamente ontológica, según la cual solo a las categorías
sideraciones hemos tenido que constatar que puede haber actos más simples podría atribuírseles un ser en sentido estricto. El re-
económicos -desde el trabajo originario a la producción pura- chazo de ambas concepciones equivocadas es particularmente im-
mente social-, en cuya base no se encuentre una intencionalidad portante cuando pretendemos concebir correctamente• la rela-
ontológicamente inmanente hacia la hominización del hombre ción que el valor económico mantiene con los otros valores de la
en el sentido más amplio, es decir, desde la génesis hasta el desa- praxis social (y con el comportamiento teórico vinculado muy es-
rrollo. Esta constitución ontológica de la esfera económica ilumi- trechamente con dicha praxis). Hemos visto que el valor se rela-
na su relación con otros ámbitos de la praxis humana. A la econo- ciona indisolublemente con el carácter alternativo de la praxis so-
mía corresponde, como hemos visto repetidamente en otros cial. La naturaleza no conoce valor alguno, solo conexiones
contextos, la función ontológicamente primaria, fundante. Y aun causales y las transformaciones por ellas ocasionadas, alteridades
cuando también esto ya ha sido expuesto varias veces, no nos pa- de las cosas, complejos, etc. El papel efectivo del valor en la reali-
rece superfluo destacar aquí una vez más que, en esta prioridad dad se limita, pues, al ser social. Hemos mostrado de qué manera
ontológica, no se halla contenida ninguna jerarquía de valores. las alternativas en el trabajo y en la praxis económica están orien-
Solo subraya el estado de cosas sencillo, ontológico, de que una tadas a valores que de ningún modo representan meros resulta-
determinada forma de ser constituye el fundamento ineludible- dos, síntesis, etc. de los valores subjetivos individuales, sino que,
mente ontológico de otra, y que esto no se da de manera inversa por el contrario, en su objetividad deciden, dentro del ser social,
ni recíprocamente. Una tal constatación es en sí totalmente libre acerca de la corrección o incorrección de las posiciones de alter-
de valores. Solo en la teología y en el idealismo de tintes teológi- nativas orientadas al valor.
cos, la prioridad ontológica representa, al mismo tiempo, una va- En nuestras anteriores consideraciones hemos indicado que
loración más elevada. la diferencia decisiva entre las alternativas originarias en el traba-
Con esta visión ontológica fundamental quedan indicados, jo meramente orientado al valor de uso y en el trabajo desa�rolla-
también, la dirección y el método según los cuales hay que com- do en un nivel más elevado se basa, ante todo, en que el pnmero
prender genéticamente, dentro de una esfera del ser, la evolución contiene posiciones teleológicas que transforman la propia natu-
de las categorías más elevadas (más complejas, más mediadas) de raleza, mientras que en el segundo el fin es, en primera línea, la
índole más contemplativa o más práctica, a partir de las categorías influencia sobre la conciencia de otros hombres, a fin de inducir-
más simples y fundan tes. Hay que descartar cualquier "deducción los a asumir las posiciones teleológicas deseadas. El ámbito de la
lógica" de la estructura, del ordenamiento de las categorías (aquí: economía socialmente desarrollada contiene posiciones de valor
de los valores), partiendo de su concepto universal abstractamen- de ambos tipos entrelazadas de diversas maneras; aquí, aun las al-
te concebido. Pues a través de ello, conexiones y constituciones ternativas de la primera clase, dentro de un complejo tal, se so-
cuya peculiaridad se halla fundada, de modo ontológicamente meten a cambios que las tornan diferentes, aunque sin perder su

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esencia originaria. A través de ello ha surgido ya, en el ámbito de ciedad a la que refuta; cada una de sus imágenes negativas histó-
la economía, una mayor complejidad en el valor y en las posicio- rico-humanas se relaciona con un determinado fenómeno del hic
nes de valor. Pero si pasamos a los ámbitos no económicos, nos et nuncv? histórico-socialmente existente. No hay ningún proble-
enfrentamos con cuestiones aun más complejas, que se han tor- ma humano que, en última instancia, no haya sido desencadena-
nado cualitativamente diversas. Esto no significa que la continui- do y que no se encuentre profundamente determinado por la
dad del ser social haya cesado de existir y de mantenerse constan- praxis real de la vida social.
temente activa. Es, por un lado, claro que determinados tipos y La contradictoriedad es aquí solo un momento importante
regulaciones de la praxis social que, en el curso de la historia, lle- de la interdependencia. Hemos hablado ya detalladamente, en
garon a autonomizarse, son, de acuerdo con su esencia, meras el capítulo sobre Marx, acerca de que los resultados más gran-
formas de mediación y originariamente también surgieron como diosos de la evolución humana a menudo -y de ninguna mane-
tales a fin de regular mejor la reproducción social; piénsese en la ra en forma casual- se manifiestan bajo tales formas antitéticas y,
esfera del derecho, en el sentido más amplio de la palabra. Pero a través de ello, se convierten, en términos objetivamente socia-
hemos visto que esta función mediadora, precisamente para cum- les, en fuente de inevitables conflictos de valor. Piénsese, por
plir óptimamente con su tarea, debe autonomizarse de la econo- ejemplo, en la historia, allí expuesta, sobre el único surgimiento
mía y hallarse estructurada de un modo heterogéneo frente a es- real y auténtico del género humano. Precisamente a raíz de que
ta6B. Aquí vuelve a hacerse visible que tanto la fetichización la evolución que tuvo lugar en la economía, según su totalidad,
idealista -que quiere hacer de la esfera del derecho algo basado no ha sido puesta teleológicamente, sino que -a pesar de basar-
plenamente en sí mismo- como el materialismo vulgar -que pre- se en las posiciones teleológicas individuales de los individuos-
tende deducir mecánicamente este complejo a partir de la estruc- consta de cadenas causales espontáneamente necesarias, las for-
tura económica- tienen que pasar por alto los problemas autén- mas de aparición concretamente necesarias en cada caso que na-
ticos. Es, precisamente, la dependencia objetivamente social en cen históricamente en tales cadenas causales, pueden expresar
que el ámbito jurídico se encuentra respecto de la economía, uni- las más agudas contraposiciones entre el progreso objetivamen-
da con la heterogeneidad frente a esta producida a través de esa te económico -y, por ende, objetivamente relacionado con la hu-
dependencia, la que, en su simultaneidad dialéctica, determina la manidad- y sus consecuencias humanas. (Es quizás superfluo re-
peculiaridad y la objetividad social del valor. Por otro lado, hemos petir que, según nuestra concepción, el mundo fenoménico
visto, tanto en el capítulo sobre Marx como también aquí, que las constituye una parte existente de la realidad social.) Desde la di-
posiciones puramente económicas no pueden ser consumadas de solución del comunismo primitivo hasta las formas actuales de
manera práctica sin evocar y desarrollar capacidades humanas en manipulación, esta contradictoriedad se nos presenta por todas
los individuos, en sus relaciones mutuas, etc., hasta el surgimien- partes a través de la historia. En esto puede observarse de inme-
to real del género humano (bajo ciertas circunstancias, por cier- diato que, mientras la toma de posición alternativa frente a la
to, solo se trata de la posibilidad de tales capacidades, en el sen- evolución económica misma, prácticamente según el modelo del
tido de la dynamis aristotélica). En sus consecuencias, estas trabajo simple, es en gran parte unilateral, en las tomas de posi-
capacidades rebasan con amplitud lo puramente económico; sin ción morales frente a aquellas consecuencias de la economía
embargo, no pueden abandonar -como se lo representa el idea- que determinan la vida, parece dominar un antagonismo entre
lismo- el terreno del ser social. Toda utopía se encuentra, en los valores. Esto tiene su fundamento en que, en tanto el proce-
cuanto a su contenido y dirección, determinada por aquella so- so económico-social se desarrolla progresivamente con una uni-
lateralidad determinada según leyes causales, las reacciones al-
ternativas frente a dicho proceso tienen que provocar también
68. En el manuscrito aparece aquí la nota al pie: "Recordemos nuestras explicaciones
en torno a esta cuestión en el capítulo sobre Marx, particularmente a propósito
de la carta a Lassalle, etc.; Lukács, G., Werke, 13, p. 656" (n. del editor alemán). 69. Aquí y ahora.

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una :in�ediata- unilateralidad de valor. Balzac, el más profun- identificación igualmente apasionada con la integridad moral del
do historiador de la evolución del capitalismo en Francia, mues- género humano, también aparece concentrada, bajo las formas
tra, en el comportamiento de su Birotteau?e, el fracaso de este de lo definitivamente pasado, en un mismo personaje, como
ante los procedimientos capitalistas de entonces, y, aun cuando unión de lo grotescamente insensato y la sublime pureza moral.
s�s motivos psicológico-morales son razonables, el fracaso sigue Pero con ello no hemos llegado aún a las raíces de esa contradic-
s1�ndo, en cu�nto a los valores, algo negativo; su asistente y há- toriedad. La legalidad inmanente de la economía no solo produ-
bII yerno Popmot está en condiciones de resolver esos mismos ce estos antagonismos entre la esencia objetiva de su proceso y
problemas económicos, y justificadamente recibe una valoración sus formas respectivas de aparición en la vida humana, sino que
positiva. No es casual y, en lo que respecta a la claridad de visión convierte al antagonismo en un fundamento ontológico de la
de Balzac, sí es característico el hecho de que, en la evolución ul- evolución global, en la medida en que, por ejemplo, el comunis-
terior de Popinot, el novelista, sin miramiento alguno, represen- mo primitivo es disuelto de manera económicamente necesaria
te como aspectos negativos los lados oscuros, en el plano huma- por la sociedad de clases, y con ello la pertenencia de clase y la
no y moral, del éxito económico del personaje. participación en la lucha de clases determinan hondamente las
Esta unilateralidad en la diferenciación entre las alternativas decisiones vitales de cada miembro de la sociedad. Así, surge un
económicas y ya no económicas, sino humano-morales, no puede ámbito de juego para los fenómenos conflictivos en cuanto el
ser delimitada tan nítidamente como en el caso de aquel trabajo contenido de las alternativas rebasa decisivamente el metabolis-
que solo es metabolismo simple con la naturaleza. Una unilatera- mo de la sociedad con la naturaleza. Las alternativas orientadas
lidad como la que aquí plasmamos solo puede tornarse actual hacia las realizaciones de valores asumen a menudo incluso la
cuando el proceso económico, en su objetividad, actúa en cierta forma de conflictos insolubles entre deberes, ya que en estas al-
medida c?mo "segunda naturaleza", y cuando, al mismo tiempo, ternativas, el conflicto no se desarrolla meramente dentro del re-
el contenido de la alternativa del individuo en cuestión está con- conocimiento de un valor como el del "¿qué?" y el "¿cómo?" de la
centrado plena o primordialmente en el ámbito estrictamente decisión, sino que determina la praxis como un conflicto entre
económico. De no ser así, la contradictoriedad -a menudo, direc- valores concretos, dotados de validez concreta; la alternativa está
tamente antagónica- entre el proceso económico mismo y sus orientada a una elección entre valores que combaten entre sí. Pa-
modos de aparición sociohumanos, se coloca en un primer pla- reciera, pues, como si nuestra consideración nos retrotrayera a la
no. Ya en la Roma antigua, Lucano " ha expresado claramente el concepción trágico-relativista de Max Weber, a la que ya nos he-
dilema de valores que aquí se produce: "Victrix causa diis placuit, mos referido, y según la cual este conflictivo, indisoluble pluralis-
sed victa Catoni"72. Y solo hay que pensar en el personaje de Don mo de valores constituye el fundamento de la praxis humana en
Quijote, en quien esta tensión entre el apasionado rechazo de la la sociedad.
necesidad -objetivamente progresista- de la evolución social y la Pero esto es solo una apariencia. Detrás de ella no se oculta
la realidad misma, sino, por un lado, un estancamiento en la in-
70. Protagonista de la novela de Balzac Histoire de ÚJ. grandeur et de la décadence de Cé­ mediatez en que se muestran los fenómenos del mundo fenomé-
sar Birotteau [Historia de la grandeza y de la decadencia de César Birotteau] nico, por otro, un sistema de valores hiperracionalizado, logicis-
(1837). ta, jerárquico. Estos extremos igualmente falsos producen,
71. �arco �neo Luc�no (39-65): poeta romano, nacido en Córdoba (hoy Espa- cuando son puestos en marcha de manera autónoma, o bien un
na), sobnno del filosofo Séneca el Joven. Publicó en 62 los primeros tres libros
d� su poema épico Pharsalia, en el que se trata la guerra civil entre Pompeyo y empirismo puramente relativista, o una estructura racional que
Cesar. Nerón, que lo había favorecido en un comienzo, le prohibió escribir no puede ser adecuadamente aplicada a la realidad; si se los rela-
poesía o alegar en las cortes. En 65, Lucano se unió a la conspiración de Pisón ciona entre sí, presentan la apariencia de una impotencia de la
contra Nerón, pero fue traicionado y compelido a suicidarse. razón moral frente a la realidad. Aquí no podemos ocuparnos
72. Pharsalia 1, 128: "La causa vencedora agradó a los dioses, pero la causa derrota-
da agradó a Catón". concreta y exhaustivamente de este complejo de problemas; esta

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será una de las tareas de la Ética. Solo allí será posible diferenciar ponden -más o menos conscientemente, más o menos correcta-
debidamente los valores y las realizaciones de valores, que son tan mente- a aquellas alternativas concretas que les plantean las po-
disímiles entre sí en cuanto a sus formas de cambio y de preser- sibilidades respectivas de la evolución social. En esto, sin embar-
vación en el cambio. Aquí solo podemos indicar en términos muy go, se encuentra ya implícitamente el valor. No hay duda de que,
generales este proceso a partir de un ejemplo: la decisión social- por ejemplo, el dominio de los afectospor parte del hombre, co-
mente correcta ante una alternativa importante. Lo único que mo resultado del trabajo, es un valor; pero se trata de un valor
aquí importa es señalar, con la mayor brevedad, los rasgos princi- que se halla contenido ya en el trabajo, y que puede ser realizado
pales de aquel método ontológico mediante el cual debería ser socialmente sin recibir forzosamente, de inmediato, una forma
abordado este complejo. Debemos partir, en esto, de aquella de- consciente, y sin afirmar su valor en el hombre que trabaja. Es un
terminación de la sustancialidad de la que hemos hablado ya en factor del ser social y, por ende, realmente existente y activo aun
contextos anteriores. Las últimas reflexiones sobre el ser han des- cuando no se haga consciente, o solo se torne tal en forma in-
truido la concepción estática, inmutable de la sustancia; de esto completa.
no se deriva, sin embargo, la necesidad de su negación dentro de Por cierto que tampoco aquí es socialmente contingente el
la ontología, sino meramente el reconocimiento de su carácter paso a la conciencia. Hemos tenido qu� subrayar especialmente
esencialmente dinámico. Sustancia es aquello que, dentro del este factor de independencia a fin de acentuar adecuadamente el
perpetuo cambio de las cosas, cambiando él mismo, está en con- aparente carácter social y ontológico del valor. Es una relación so-
diciones de preservarse en su continuidad. Esta autopreservación cial entre fin, medio e individuo que, en cuanto tal, posee un ser
dinámica no se encuentra, sin embargo, forzosamente ligada a social. Por cierto, este ser contiene, al mismo tiempo, un elemen-
una "eternidad". Las sustancias pueden nacer y morir, sin dejar to de posibilidad, en la medida en que, en sí, solo determina el
por ello de ser sustancias, con tal que persistan dinámicamente ámbito de juego para la resolución de las alternativas concretas,
durante el tiempo de su existencia. el contenido social e individual de estas, la orientación en que
Cada valor genuino es un factor importante en aquel com- pueden ser resueltas las cuestiones contenidas en ellas. El valor, a
plejo fundamental del ser social que denominamos praxis. El ser través de los actos que lo realizan, alcanza el desarrollo de este ser
del ser social se mantiene como sustancia dentro del proceso de en sí, la elevación al nivel de un verdadero para sí. Pero es carac-
reproducción; este es, sin embargo, complejo y síntesis de actos terístico, para el estado de cosas ontológico que aquí se presenta,
teleológicos que son objetivamente inseparables de la afirmación el hecho de que esta realización en la praxis humana -ineludible
o la negación de un valor. Así, en cada posición práctica se halla para la realidad en última instancia del valor- se mantenga vincu-
intencionado -positiva o negativamente- un valor, lo cual podría lada indisolublemente con el propio valor. Es el valor el que im-
producir la apariencia de que los propios valores solo son síntesis pone su realización a sus determinaciones, y no a la inversa. Esto
sociales de estos actos. Lo único correcto es, en esto, el hecho de no debe entenderse en el sentido de que pueda "deducirse" inte-
que los valores solo pueden alcanzar una relevancia ontológica lectualmente la realización a partir del valor, de que la realización
en la sociedad si se convierten en objetos de tales posiciones. Es- sea el simple "producto de trabajo" humano del valor. Las alter-
ta condición de la realización de valor no equivale, sin embargo, nativas son fundamentos ineludibles del tipo de praxis sociohu-
simplemente a la génesis ontológica del valor. La fuente genuina mana, y solo por abstracción, y no realmente, pueden ser disocia-
de la génesis es, antes bien, el cambio estructural ininterrumpido das de la decisión individual. Pero el significado de una tal
del propio ser social, a partir del cual emergen inmediatamente resolución de alternativas para el ser social, depende del valor;
las posiciones que realizan el valor. Es, como hemos visto, una mejor dicho, del complejo respectivo de posibilidades reales de
verdad fundamental de la concepción marxiana el hecho de que reaccionar prácticamente ante la problemática de un hic et nunc
los hombres hacen su propia historia, pero no pueden hacerla sociohistórico. Aquellas decisiones, pues, que realizan estas posi-
bajo circunstancias elegidas por ellos mismos. Los hombres res- ciones reales en su forma más pura -afirmando o negando el va-
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Ontología del ser social: El trabajo
Ontología del ser social: El trabajo

más mínimo el efecto del personaje de Shakespeare, y las valora-


l�r- alca�zan, de ��uerdo con el nivel evolutivo en cuestión, una
ciones contrarias (Dante) se encuentran igualmente fundadas en
eJempland�d positiva o negativa. Esta ejemplaridad es transmiti-
las necesidades de su presente. Cambio y persistencia han sido,
d_a, en un nivel primitivo, por la tradición inmediata, oral. Se con-
pues, igualmente producidas por la evolución social; su interrela-
vierte� en héroes del mito aquellos que han respondido a tales al- ción refleja precisamente aquella nueva forma de la sustanciali-
t�rnat1vas_-que culminan en valores- de la vida de la tribu en un dad de la que se habló al comienzo de esta argumentación, y cu-
n_1vel de eJemp��ridad humana tal, que esta respuesta, de manera
eJempl�r +positrva o negativamente-, se ha vuelto persistente- yo componente orgánico es el valor en su objetividad histórica.
La objetividad de los valores se basa, pues, en que estos son
mente importante para la _reproducción de esa vida; por ende,
esa respuesta se �-ª convertido e_n parte integrante de este proce- componentes motores y movidos de la entera evolución social. Su
so de reproducción en su cambio y preservación. contradictoriedad, el hecho indiscutible de que ellos se encuen-
tran muy a menudo en contradicción expresa tanto con su base
. Esta conserva�ión no necesita ser documentada; es, incluso, económica como entre sí, no es, de esta manera, ningún relativis-
umve�salmen�e sabido que tales soluciones personales para las al-
mo en última instancia de los valores, como pretende Max We-
ternativas sooales_ se han mantenido desde la época en que fue-
ron cread?s los mitos hasta nuestra época. La mera permanencia ber; y apunta aun menos en esta dirección la imposibilidad de or-
denarlos en un sistema jerárquico, en una tabla. Su existencia,
expres�, sm embargo, solo una faceta de este proceso. Es igual-
mente importante c?ns�tar que esto solo se torna posible cuan- que se manifiesta bajo la forma de un deber ser social y fáctica-
mente imperativo, para la cual la pluralidad, la relación de los va-
do _puede ser ��metido s�empre a un cambio ininterrumpido en
lores entre sí, en una escala que va de lo heterogéneo a lo antité-
su mterpret�oon, es decir, en su aplicabilidad en cuanto modelo
para la praxis del presente respectivo. En nada modifica el esta- tico, puede ser racionalizada, sin duda, solo post festum; pero
�º de cosas aquí fundamental el hecho de que, en los primeros justamente en ello expresa el carácter contradictoriamente unita-
rio, la irregular unilateralidad del íntegro proceso histórico-so-
tiempos, e�to tenga lugar por la vía de la transmisión oral, y lue-
cial. Este proceso constituye una totalidad movida en su determi-
go por la vía de la configuración poético-artística, etc. Pues en to-
nación causal objetiva; en vista de que se construye a partir de la
dos_ estos �asos se trata de que una acción orientada a una alter-
adición causal de posiciones teleológicas alternativas, cada factor
nativa social; a pesar de la ininterrumpida alteración de sus
detalles concretos, de su interpretación, etc., se conserva sin em- que, mediata o inmediatamente, fundamenta o inhibe el proce-
bargo como algo dotado de continuidad, esencialmente persis- so, debe constar siempre de tales posiciones teleológicas alterna-
tivas. La intención verdadera, que se ha vuelto objetiva en la pra-
tente para el ser social. El hecho de que esto tenga lugar bajo la
xis, decide el valor de estas posiciones; esta intención puede estar
�or�a de una alter�ativa individual y no, como en algunos otros orientada a lo esencial o a lo transitorio, a lo progresista o a lo in-
ª1:11�!tos de valor, bajo la forma de un mandamiento o una prohi-
bición, expres� �l cará�ter específico del valor que aquí se reali-
hibitorio, etc. Como todas estas tendencias están realmente pre-
za: su tendencia inmediatamente derivada de la personalidad del sentes y activas en el ser social; como, por ende, en los hombres
que actúan producen alternativas de la orientación, el nivel, etc.
�ombre, s� autoconfirmación como continuidad del núcleo inte- más variados, el modo de aparición de la relatividad no es de nin-
nor del genero humano. La verdadera conexión social se mues-
t�a, ante todo, en que el factor absolutamente decisivo del cam- gún modo casual. Dicho modo contribuye para que en las pre-
b10, de la reinterpretación, está arraigado siempre en · las guntas y respuestas se mantenga viva una tendencia a la autenti-
cidad, al menos parcialmente; ya que incluso la alternativa de la
�ecesidad�s sociales de cada presente. Estas necesidades deciden
si y de qu_e. manera es i��erpretada la alternativa así fijada. Aquí praxis en cuestión no solo se expresa en la respuesta afirmativa o
no es decisiva la revelación de la verdad histórica eventualmente negativa frente a un valor determinado, sino también, al mismo
presente. Sabemos exactamente que el Bruto de la leyenda no se tiempo, en la elección del valor y por cuál razón se asume tal po-
sición frente a él. Sabemos que la evolución económica provee
corresponde con la verdad histórica; pero esto no debilita en lo
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objetivamente la columna vertebral del progreso concreto. Los puesto al servicio de poderes trascendentes, de lo cual se deriva
valores decisivos, que se mantienen durante el proceso, siempre necesariamente que cada acción independiente fundada en el
se encuentran, pues -consciente o inconscientemente, en forma propio hombre, en su socialización, encierra un delito contra los
inmediata o, eventualmente, muy mediada-, relacionados con él; poderes más elevados. Para la validación de la socialización en las
pero se producen diferencias objetivamente importantes según alternativas, en segundo lugar, esta estructura suya representa, sin
cuáles son los factores de este proceso global que resultan aludi- embargo, un caso extremo, sumamente significativo, que en la
dos y afectados por la alternativa en cuestión. A través de ello, los historia de la humanidad solo puede tener eficacia en un nivel re-
valores se mantienen durante el proceso social global, que inin- lativamente evolucionado. La posición socialmente necesaria de
terrumpidamente se renueva; a través de ello se convierten, a su valores también debe producir, pues, valores estructurados de
manera, en componentes ontológicos del ser social en su proce- otra manera. Como este complejo de problemas solo puede ser
so de reproducción, se convierten en elementos del complejo lla- tratado apropiadamente en la Etica, nos limitamos aquí a la si-
mado ser social. guiente indicación, puramente formal: hay valores sociales que
Hemos elegido deliberadamente, para demostrar esta situa- requieren de un aparato institucional que, por cierto, puede asu-
ción ontológica, un valor que se encuentra muy alejado del traba- mir formas muy variadas a fin de realizarse socialmente ( derecho,
jo en cuanto modelo. Lo hicimos, en primera instancia, para Estado, religión, etc.); y existen casos en que las objetivaciones
mostrar que también en aquellos casos en que la alternativa se ha del reflejo de la realidad se convierten en portadoras de valores,
vuelto, de manera inmediata, ya puramente interna, en la base de en generadoras de posiciones de valor, etc. Sería imposible aun-
la decisión se encuentran, sin embargo, determinaciones objeti- que más no sea indicar aquí las diferencias, las estructuras hete-
vamente sociales de la existencia; lo hicimos para mostrar que, rogéneas, que producen antítesis directas, ya que estas se expre-
pues, el valor realizado en la praxis debe ser, sin embargo, el ca- san adecuadamente, sin excepción, solo en las interrelaciones e
rácter socialmente objetivo. Hemos recordado anteriormente el interacciones concretamente sociales que todos los valores esta-
ejemplo del personaje de Bruto, en que esta conexión, este arrai- blecen entre sí; pueden ser comprendidos, pues, solo mediante
go del valor en el ser social, es claramente perceptible. Se torna una exposición auténticamente sintética, orientada a la totalidad
igualmente, o quizás aun más visible, si recordamos que, a ojos de de la praxis social y, con ello, del ser social.
Hesfodora, Prometeo fue un infractor correctamente castigado
por los dioses, y su carácter, desde la tragedia de Esquilo 74, sigue
viviendo en la conciencia de la humanidad como alguien que ha 3. La relación sujeto-objeto en el trabajo
aportado la luz y ha beneficiado a la humanidad. Si agregamos y sus consecuencias
que el pecado original en el Antiguo Testamento (Nota bene:
con el trabajo como castigo) y la doctrina cristiana acerca de di- Pero con esto nos encontramos lejos de haber agotado aquellas
cho pecado, representan el punto de vista de Hesíodo con una formas de aparición del modo de vida específicamente humano
efectividad social intensificada, tenemos ante nosotros una ima- que -aunque a través de vastas mediaciones- emanan del trabajo
gen clara a partir de la cual se puede deducir fácilmente que las y, por ello, tienen que ser concebidas ontológica-genéticamente a
alternativas, en este caso, tenían como contenido la decisión so- partir de él. Pero antes de abordar más detalladamente algunas
bre si el hombre se produce a sí mismo, en cuanto hombre, a tra- cuestiones aparentemente muy alejadas, pero que, de acuerdo
vés del trabajo; o si tiene que verse sí mismo como un producto con su esencia, encuentran aquí su raíz, debemos considerar más
detalladamente un fenómeno derivado del trabajo que ya ha sido
73. Poeta griego, que vivió alrededor del siglo VIII antes de Cristo. Es conocido por considerado por nosotros: el surgimiento de la relación subjeto-
dos obras, Los trabajos y los días y la Teogonía. objeto, y el distanciamiento del objeto respecto del sujeto que au-
74. Alusión a la tragedia Prometeo encadenado, de Esquilo (c. 525- c. 456 a. C.). ténticamente tiene lugar en esta relación. Este distanciamiento
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Ontología del ser social: El trabajo Ontología del ser social: El trabajo

crea de inmediato una base imprescindible, dotada de vida pro- por primera vez posibles una comprensión del objeto que ten-
pia, para el ser social de los hombres: el lenguaje. Engels dice, dencialmente puede ampliarse ilimitadamente, y el dominio de
con razón, que los hombres "tenían algo que decirse los unos a los ese objeto por parte del hombre. No tiene que sorprender que la
otros. Y la necesidad se creó su órgano correspondiente"75• Pero, denominación de los objetos, la expresión de su concepto, de su
¿qué significa decir algo? Comunicaciones, y por cierto suma- nombre, haya sido considerado, durante mucho tiempo, como
mente importantes, como las referentes al peligro, los medios de un prodigio mágico; todavía en el Antiguo Testamento, el domi-
alimentación, el apetito sexual, etc., encontramos ya en los ani- nio del hombre por sobre los animales se expresa en el hecho de
males superiores. El salto entre estas comunicaciones y las de los que Adán les concede nombres, en lo cual se expresa la elevación
hombres, a las que Engels se refiere acertadamente, reside preci- del lenguaje por encima de la naturaleza.
samente en esta distancia. El hombre siempre habla "sobre" algo Esta creación de una distancia alcanza, sin embargo, una di-
determinado, algo que de esa manera extrae de su existencia in- ferenciación siempre creciente tanto en el trabajo mismo como en
mediata en un doble sentido: en primer lugar, poniéndolo como el lenguaje. Como hemos visto, ya el trabajo más simple realiza
un objeto que existe independientemente; en segundo lugar -y también, a través de la dialéctica de fin y medio, una nueva rela-
aquí el distanciamiento se manifiesta aun más intensamente, si ción de inmediatez y mediación por el hecho de que cada satisfac-
ello es posible-, empeñándose, por cierto, en esclarecer el obje- ción de necesidad alcanzada a través del trabajo ya es, de acuerdo
to en cuestión como algo concreto; sus medios de expresión, sus con su esencia objetiva, una satisfacción mediada; el hecho igual-
designaciones se hallan, sin embargo, constituidos de tal manera mente ineludible de que todo producto de trabajo, una vez termi-
que cada signo puede figurar con plena validez en contextos to- nado, posee para el hombre que lo emplea una inmediatez nueva
talmente distintos. De ese modo, lo que se reproduce en el signo -ya no natural-, refuerza la contradictoriedad de este estado de co-
lingüístico se separa de los objetos a los que designa y, al mismo sas. (El acto de cocinar o asar es una mediación, pero el acto de co-
tiempo, del sujeto que lo expresa; se convierte en expresión inte- merla carne cocinada o asada es, en este sentido, tan inmediato co-
lectual de un grupo entero de fenómenos determinados, que mo el de comer carne cruda, aun cuando la última es natural,
pueden ser aplicados de manera similar en contextos totalmente mientras que la primera es social.) El trabajo siempre produce, sin
distintos, y por sujetos totalmente diversos. Las formas de comu- embargo, en su evolución ascendente, series enteras de mediacio-
nicación de los animales no conocen distanciamiento alguno; nes entre el hombre y el fin inmediato que, en última instancia, es-
constituyen un componente orgánico del proceso de vida bioló- te se empeña en conseguir. De esa manera surge, en el trabajo, una
gico, y cuando poseen un contenido claro, este se encuentra vin- diferenciación -que se ha manifestado ya en un estadio temprano-
culado con situaciones concretamente determinadas propias de entre las posiciones de fines inmediatas y las más mediadas. (Pién-
los animales que participan en ellas; podemos hablar aquí, p�. sese en la producción de armas, que desde el descubrimiento del
acerca de sujetos y objetos solo en un sentido muy figurado, que-, hierro, desde la fundición de este hasta la construcción, promueve
fácilmente se presta a malentendidos, aun cuando siempre un ser toda una serie de posiciones de fines teleológicas diversas, hetero-
vivo concreto se empeña en establecer una comunicación acerca géneas entre sí.) Una praxis social solo es posible cuando esta rela-
de un fenómeno concreto, aun cuando estas comunicaciones ción con la realidad se ha tornado socialmente universal. Es obvio
suelen ser sumamente claras en su vinculación indisoluble con la que en una ampliación tal de las experiencias de trabajo surgen re-
situación. La posición simultánea del sujeto y el objeto en el tra- laciones y estructuras totalmente nuevas en comparación con estas;
bajo, e igualmente -derivándose de este- en el lenguaje, distan- pero esto no puede modificar nada en cuanto al hecho de que es-
cian al sujeto del objeto y viceversa, al objeto concreto de su con- ta diferenciación entre lo inmediato y lo mediado -aun en su exis-
cepto, etc., en el sentido aquí indicado. De esa manera se tornan tencia simultánea, que implica su conexión necesaria, su orden, su
supra y subordinación, etc.- se ha originado en el trabajo. El dis-
75. Dialeñtil: der Natur, p. 696; MEW, 20, p. 446 [Dialéctica de la naturaleza, p. 414). tanciamiento intelectual de los objetos a través del trabajo es lo que

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Ontología del ser social: El trabajo Ontología del ser social: El trabajo

hace que el distanciamiento real que aquí se genera sea comunica- ta de la que corresponde a la condición animal, totalmente hete-
ble y pueda ser ruado como posible patrimonio común de una so- rogénea frente a esta; en vista de que estas exigencias son presen-
ciedad. Piénsese meramente en que la sucesión temporal de las di- tadas por toda clase de trabajo.
versas operaciones, sus mediaciones correspondientes a la esencia En términos objetivamente ontológicos, surge la nueva
de la cosa (orden, pausa, etc.) no podrían ser realizadas socialmen- constitución, descrita ya por nosotros bajo varios aspectos, de la
te -para destacar solo lo más importante- sin una articulación cla- conciencia humana, que deja de ser un epifenómeno biológico y
ra del tiempo en el lenguaje, etc. Como ocurre en el trabajo, tam- constituye un factor esencial, activo del ser social que está surgien-
bién en el lenguaje se ha consumado un salto desde el ser natural do. Cuando expusimos de manera simple el retroceso de los lími-
al social; aquí, como allí, este salto es un largo proceso, cuyos pri- tes naturales por efecto del trabajo, vimos que desempeñaba un
meros comienzos siempre serán, sin duda, eternamente descono- papel sumamente importante esta nueva función de la concien-
cidos para nosotros; sin embargo, gracias a la ayuda de la evolución cia, en cuanto agente de las posiciones teleológicas de la praxis. Si,
de las herramientas, podemos estudiar y, en alguna medida, abar- en cambio, querernos proceder mediante una crítica estrictamen-
car en su totalidad, como un conocimiento post festurn, la orienta- te ontológica con respecto a este complejo de cuestiones, debe-
ción que asumió su desarrollo. Naturalmente que incluso los más mos entender que se trata, sin duda, de un ininterrumpido retro-
viejos monumentos lingüísticos que puede ofrecernos la etnogra- ceso de los límites naturales, pero nunca de la plena superación
fía son mucho más recientes que las primeras herramientas. Pero de estos; el hombre, el miembro activo de la sociedad, el motor
una lingüística que convirtiera en objeto de la investigación, en de las transformaciones y avances de esta, sigue siendo ineludi-
compendios del método a las conexiones auténticamente existen- blemente, en un sentido biológico, un ser natural: en un sentido
tes entre trabajo y lenguaje, podría ampliar y profundizar enorme- biológico, su conciencia -a pesar de todos los cambios de función
mente nuestro conocimiento acerca del proceso histórico que tu- ontológicamente decisivos- sigue estando ligada indisolublemen-
vo lugar dentro del salto. te al proceso de reproducción biológica de su cuerpo; en vista del
Tal como se expuso ya detalladamente, el trabajo también hecho universal de una tal vinculación, también en la sociedad se
transforma forzosamente la naturaleza del hombre que lo realiza. mantiene intacta la base biológica de la vida. Todas las posibilida-
La dirección que asume este proceso de transformación está da- des de prolongar este proceso, por ejemplo, a través de la aplica-
da espontáneamente por la posición teleológica y la realización ción del conocimiento, etc., no pueden alterar en nada esta vin-
práctica de esta. Tal como mostramos, la cuestión central de la culación ontológica en última instancia de la conciencia con el
transformación interna del hombre consiste en que este alcanza proceso vital del cuerpo.
un dominio consciente sobre sí mismo. No solo el fin está en la Esta constitución de la relación entre dos esferas del ser, no
conciencia antes de ser realizado materialmente; esta estructura es, si se la considera ontológicamente, nada estructuralmente
dinámica del trabajo se extiende también a cada movimiento in- nuevo. También en el ser biológico se encuentran dados de ma-
dividual: el hombre que trabaja debe planear de �temano cada nera ineludible las relaciones, procesos, etc., físicos o químicos.
uno de sus movimientos, y verificar constantement,de manera No puede anular la vinculación indisoluble del organismo con la
crítica y consciente, la realización de su plan, si es que quiere al- base de su funcionamiento normal el hecho de que tales relacio-
canzar, en su trabajo, el mejor resultado concreto posible. Este nes y procesos -tanto más cuanto más evolucionado es el organis-
dominio de la conciencia humana sobre el propio cuerpo, que se mo- estén en condiciones de cumplir funciones que serían impo-
extiende también a una parte de la esfera de la conciencia, a los sibles en el caso de procesos puramente físicos o químicos, que
hábitos, instintos, afectos, es un requisito elemental incluso del no están vinculados orgánicamente. Por diferente que sea la rela-
trabajo más primitivo. Debe, pues, también marcar decididamen- ción entre el ser social y el biológico de la ya mencionada rela-
te las representaciones del hombre acerca de sí mismo, en vista ción entre el ser orgánico y el inorgánico, esta vinculación del sis-
de que exige una relación consigo mismo cualitativamente distin- tema más complejo y elevado con el ser que lo funda "desde

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Ontología del ser social: El trabajo Ontología del ser social: El trabajo

abajo", sigue siendo un hecho ontológicamente inmutable. En sí, totalidad, en cuanto individuo, en cuanto personalidad; nunca,
esta conexión tampoco es puesta en duda; el desarrollo de la con- por ende, para el cuerpo o la conciencia (alma) aislados, consi-
ciencia crea, sin embargo, posiciones socialmente relevantes que derados en forma separada; existe aquí una irrevocable unidad
ya en la vida cotidiana son aptas para guiar por caminos equivo- objetivo-ontológica, una imposibilidad de que exista un ser de la
cados la intentio recta ontológica. Los desvíos que así se producen conciencia sin que esté dado, al mismo tiempo, un ser del cuer-
respecto de estos hechos fundamentales de la ontología del ser po. Hay que decir, en términos ontológicos, que una existencia
social, son ya tan difíciles de percibir y superar porque parecen del cuerpo sin la conciencia es posible, por ejemplo, cuando, co-
poder basarse en hechos de la conciencia inmediatamente insu- mo consecuencia de una enfermedad, la conciencia no puede
perables. Si no se quiere simplificar de manera vulgar la comple- poseer un ser por carecer del fundamento biológico. Esto no
jidad de esta situación, no hay que aferrarse a la palabra "pare- contradice de ningún modo el papel autónomo, rector, forjador
cen", sino que hay que tener siempre presente que esta que la conciencia asume frente al cuerpo, sino que constituye, an-
apariencia expresa aquí un modo de aparición necesario del ser tes bien, el fundamento ontológico de ese papel. La contradic-
social y, por ende, considerada aisladamente, debe resultar in- ción entre fenómeno y esencia se halla, pues, presente aquí en
cuestionable; su carácter en cuanto mero fenómeno solo puede una forma sumamente evidente. No hay que olvidar, por cierto,
revelarse a través del análisis del complejo concreto, en su contra- que tales contraposiciones entre fenómeno y esencia no son tan
dictoria dinámica. raras; baste con pensar en el movimiento del sol y de los planetas,
Tenemos, pues, ante nosotros dos hechos aparentemente donde los modos de aparición, diametralmente opuestos, de
contradictorios: en primer lugar, el hecho objetivamente ontoló- acuerdo con la esencia, para los habitantes de la tierra, se hallan
gico de que la existencia y la acción de la conciencia están ligadas tan sólidamente dados en el reflejo sensorialmente inmediato de
indisolublemente al desarrollo biológico del organismo vivo; de los hombres que aun para los más convencidos defensores de la
que cada conciencia individual -y no puede haber una concien- cosmovisión copernicana, en la vida cotidiana inmediata, senso-
cia que no lo sea- nace y muere junto con su cuerpo. En segun- rial, el sol se levanta por la mañana y se pone por la tarde.
do lugar, el papel rector, conductor, determinante que la con- El hecho de que esta contradicción entre apariencia y esen-
ciencia cumple con relación al cuerpo -papel que tiene su origen cia dentro de la conciencia humana perdiera fácilmente, aunque
en el proceso de trabajo-; el cuerpo, en este contexto, aparece también en sí de manera lenta, el carácter de una contradicción
como órgano puesto al servicio de la ejecución de las posiciones primariamente ontológica y de que pudiera ser concebida como
teleológicas, que solo pueden ser ocasionadas y determinadas por lo que es -es decir: como una contradicción entre apariencia y
la conciencia. Este hecho fundamental del ser social -es decir, el esencia- se debe a que dicha contradicción se relaciona con la vi-
dominio de la conciencia sobre el cuerpo-, que parece encon- da externa de los hombres y no debe afectar inmediatamente la
trarse más allá de toda duda, de manera un tanto forzosa origina, relación que estos tienen con ellos mismos. Naturalmente que es-
en la conciencia humana, la siguiente representación: la concien- ta cuestión desempeña un cierto papel dentro del colapso de la
cia o el "alma" -concebida en términos sustanciales como agente ontología religiosa y de la transformación de la creencia ontoló-
de aquella- no podría guiar y dominar en tal medida al cuerpo si gicamente fundada en una necesidad religiosa puramente subje-
no poseyera una existencia independient�e él. Para una consi- tiva; papel que aquí no podemos estudiar detalladamente. En la
deración imparcial, desinteresada de este complejo de problemas cuestión que ahora nos interesa, se trata, en cambio, de los inte-
-lo cual, por cierto, rara vez ocurre-, resulta evidente que una reses cotidianos y vitales que todo hombre tiene respecto de la
conciencia acerca de la autonomía, por segura que sea, no pue- imagen intelectual que de sí mismo posee. A esto se añade aun
de aportar todavía ninguna prueba de su existencia auténtica. Es- más intensamente el hecho de que, sin duda, la independencia
ta prueba -naturalmente, solo dentro del ser social; aquí, por lo objetivamente ontológica del "alma" respecto del cuerpo, solo se
tanto, solo de manera relativa- es aducida para el hombre en su basa en una suposición no fundada, en una consideración que
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Ontología del ser social: El trabajo Ontología del ser social: El trabajo

aísla y abstrae a esa alma del proceso global, pero la actuación au- cialmente por los hombres y para el hombre -para él mismo y pa-
tónoma de la conciencia, la esencia de las posiciones teleológicas ra sus semejantes-; en la naturaleza no existe en absoluto esta ca-
-que parte de semejante actuación-, el control consciente de la tegoría, ni siquiera en cuanto negación del sentido. Vida, naci-
realización de tales posiciones, etc., son hechos objetivos de la on- miento, muerte, en cuanto fenómenos de la vida natural, se
tología y del ser social. Si, pues, la conciencia concibe su propia encuentran al margen del sentido, no son significativas ni insig-
autonomía respecto del cuerpo como una verdad ontológica- nificantes. Solo cuando el hombre busca conceder un sentido a
mente absoluta, no yerra en la fijación inmediatamente intelec- su vida dentro de la sociedad, se plantea igualmente, a partir del
tual del fenómeno, como ocurre con el sistema planetario, sino fracaso de un empeño tal, su polo opuesto: el sinsentido. En las
solo en que considera el modo de aparición -ontológicamente sociedades primitivas, esta efectividad aparece todavía bajo una
necesario- como algo que se halla fundado directa y adecuada- forma espontánea, puramente social: una vida que se correspon-
mente en el objeto mismo. Cuán difícil es la superación de estos de con los mandamientos de la sociedad en cuestión, es significa-
, · 'l 77
tiva; asr, la muerte heroica de los espartanos en l as rermopi as .
'T' '
modos de aparición necesariamente dualistas de un complejo de
fuerzas que, en última instancia, es ontológicamente unitario, es Solo cuando la sociedad se diferencia tan ampliamente que el
algo que se muestra no solo en las religiones, sino también, una hombre configura individualmente su vida como significativa, o
y otra vez, en la historia de la filosofía. Incluso aquellos pensado- la abandona al sinsentido, surge este problema como algo univer-
res que, por lo demás, mostraron un serio y exitoso empeño en sal y, con él, nace una profundización de la consideración del "al-
depurar a la filosofía de los dogmas trascendentes, teológicos, ma" como algo autónomo, de ahora en más no ya solo frente al
tropezaron aquí y tuvieron que preservar el viejo dualismo bajo cuerpo, sino también frente a los propios afectos espontáneos.
nuevas formulaciones. Baste con recordar a los grandes filósofos Los hechos ineludibles de la vida, ante todo la muerte, tanto la
del siglo XVII, en los cuales se preserva esta forma de aparición propia como la de los otros, hace que la conciencia de esta signi-
como algo ontológicamente último en la insuperable dualidad de ficación se convierta en una realidad socialmente creída. En sí, el
extensión y pensamiento (Descartes). El panteísmo de Spinoza afán de conceder un sentido a la vida no exige necesariamente
desplaza la solución hacia una infinitud trascendente; la ambi- una consolidación de este dualismo de cuerpo y alma; baste, pa-
güedad del deus sive natura." expresa esto del modo más enérgi- ra percibir esto, con pensar en Epicuro. Pero esto no es lo habi-
co. Y todo el ocasionalismo no es más que una tentativa para tual en tales evoluciones. La teleología de la vida cotidiana pro-
aportar una reconciliación intelectual sin dilucidar el problema yectada espontáneamente en el mundo externo -a la que ya nos
fundamental de un modo auténticamente ontológico. La dificul- hemos referido- ayuda a construir ontológicamente sistemas en
tad para percibir este apartamiento respecto de la intentio recta los cuales la significación de la vida individual aparece como par-
ontológica en la vida cotidiana, y también en la filosofía, se inten- te, como factor de una obra de redención teleológica universal.
sifica también en el desarrollo del ser social. Por cierto que la evo- Si aquí es la bienaventuranza en el cielo, o la disolución del yo en
lución de la biología en cuanto ciencia aporta argumentos nue-
vos y cada vez mejores a favor de la unidad de conciencia y ser, a 77. Batalla en que se enfrentaron griegos y persas en 481 a. C. Durante el enfren-
favor de la imposibilidad de que exista un "alma" en cuanto sus- tamiento, espartanos y persas decidieron defender el paso de las Termópilas
-en la región en que las montañas separan a Grecia del norte de la región cen-
tancia autónoma. tral- y enviaron alrededor de 8.000 hoplitas y tropas con armas livianas, bajo el
Pero otras fuerzas de la vida social, que continuamente se mando del rey espartano Leónidas, mientras que una flota griega de 333 bar-
organiza en niveles cada vez más elevados, actúan en la dirección cos se dispuso cerca de las Termópilas, para impedir que las tropas persas se ins-
contraria. Nos referimos al complejo de pr�as que podemos talaran a espaldas de sus posiciones. La batalla duró tres días. Leónidas perma-
neció en el sitio con un ejército integrado únicamente por 300 espartanos, y
describir como sentido de la vida. Este sentido ha sido puesto so- enfrentó a los persas. Todos murieron. Años después, se erigió una lápida con-
memorativa, en la que se leía: "Peregrino, si vienes a Esparta, cuenta que nos
76. Dios o la naturaleza. has visto yacer aquí, tal como lo dispone la ley".

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Ontología del ser social: El trabajo
Ontología del ser social: El trabajo

una bienaventurada no objetividad, en un no ser salvador lo que juzgadas aún por otros medios, como las concepciones religiosas
representa el final que corona la cadena teleológica, es irrelevan- acerca de divinidades creadoras, tienen como modelo, en última
te para estas co_nside�aciones. Lo importante es que la voluntad instancia, al trabajo humano. Engels, que eventualmente aborda
de preserv�r la mt�gndad significativa de la personalidad -desde también este problema, pero que, sin embargo, se interesa más
un ?eter�mado nivel de evolución, un problema importante de en el surgimiento de la visión del mundo del idealismo filosófico,
la vid� soo�l� encuentra un sustento intelectual gracias a una on- intenta deducir a partir de esta que ya en un nivel relativamente
tología ficticia, desarrollada a partir de tales necesidades. bajo (en la familia simple) "la cabeza encargada de planear el tra-
Deliberadamente nos ocupamos de hablar de consecuen- bajo [ ... ] [pudo] hacer que el trabajo planeado fuese ejecutado
cias muy distantes y mediadas de nuestro fenómeno de la inter- por otras manos que las suyas"?". Esto es, seguramente, muy acer-
tado para aquellas sociedades en las que las clases dominantes ya
p_retación ontológicamente errónea de un hecho ele�ental de la
vida humana. Pues solo así se torna visible cuán vasto es el cam- han cesado completamente de trabajar, y en las que, en conse-
po que, a través del trabajo, ha surgido de manera extensiva en la cuencia, el trabajo físico realizado por esclavos se convirtió en ob-
hominización del hombre. El dominio de la conciencia que po- jeto del desprecio de la sociedad; así, en la polis helénica desarro-
ne un fin por encima del resto de elementos que integran el llada. Pero aun el mundo heroico de Homero no conoce por
h_ombre, -�nte todo el propio cuerpo, el comportamiento distan- principio ningún desprecio del trabajo; en él, trabajo y ocio no
ciado, cnt1co_ de la conciencia humana frente a la propia persona han sido distribuidos exclusivamente, mediante la división clasis-
ta del trabajo, entre grupos humanos socialmente diversos:
-comp�rtam1ento_ que fue alcanzado mediante el trabajo-, pue-
d_e segmr�e a traves de la historia de la humanidad, aunque, por A él (Homero, G.L.) y a su auditorio no los atrae la represen-
c_1erto, baJ? form�s siempre v�riadas, y con contenidos nuevos y tación de la satisfacción, sino que sienten placer ante la activi-
siempre diferenciados. Y el ongen de ese dominio se encuentra . dad del hombre, ante la capacidad de estos para obtener y pre-
s�n duda, en el trabajo. El análisis de este conduce natural, espon� parar la comida y para fortalecerse de esa manera [ ... ]. La
taneament� a este grupo de fenómenos, mientras que todas las división de la vida humana en trabajo y ocio es percibida aún,
otr� te�tat1vas de aclaración, sin saberlo, presuponen las autoex- en el epos homérico, en su concreta conexión. El hombre tra-
penenc1as del hombre sur?idas_ a través del trabajo. Es, por ejem- baja; esto es necesario para comer y para conciliar a los dioses
a través del sacrificio de carne, y una vez que el hombre ha co-
plo, er:ado �,uscar,,en la vrvencia del sueño el origen de esta au-
mido y realizado el sacrificio, comienza el goce libre 79.
t�nom1a del alma . Incluso algunos animales superiores sueñan,
sm que por ello el carácter animal-epifenoménico de su concien-
Y cuando Engels, en conexión con el pasaje citado, dice que
cia pueda asumir una dirección semejante. A esto se añade el he-
el proceso ideológico al que él alude, "sobre todo desde la caída
cho de que la índole siniestra del sueño, en cuanto vivencia con-
del mundo antiguo"so, se refiere al efecto ideológico que ha pues-
siste preci�amente en que su sujeto, interpretado en cuanto alma,
to en marcha el espiritualismo cristiano; el cristianismo no fue,
toma c��mos que parecen ser más o menos incongruentes con
sin embargo -ante todo en sus primeros inicios, en que su espiri-
su dominio normal en la vida. Pero si, como consecuencia de las
tualismo alcanzó quizás su punto culminante-, la religión de un
experiencias de trabajo tenidas durante la vigilia, la existencia au-
capa superior liberada socialmente del trabajo físico. Si seguimos
�ónoma del "alma" ha llegado ha convertirse en punto fijo de la insistiendo en que a través del propio trabajo surgió la indepen-
1m��en del hombre, entonces, pero solo entonces, tales vivencias dencia objetivamente activa, pero ontológicamente relativa de la
omncas pueden conducir a una ulterior estructuración intelec-
tual �e su ser trasce�dente. Esto ocurre y�n la magia y, con los
cambios correspondientes, en las posteriores religiones. 78. Dia/,ektik der Natur, p. 700; MEW, 20, p. 450 [Dialéctica de la naturaleza, p. 418].
Pero no hay que olvidar que tanto el dominio que la magia 79. Welskopf, E. Ch., Probleme do MuJie im alten Hellas. Berlín, 1962, p. 47.
procura establecer sobre las fuerzas naturales que no han sido so- 80. Dia/,ektik der Naiur, p. 700; MEW, 20, p. 450 [Dialéctica de la naturaleza, p. 418].

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Ontología del ser social: El trabajo
Ontología del ser social: El trabajo

es_tamental y todo lo más


partes consútutivas de la convenci�n
conciencia respecto del cuerpo, al mismo tiempo que su autono-
rogativas de los sacerdotes por la victona o por una muerte fe-
mía -fenoménicamente- plena y su reflejo en las vivencias del su- liz, que conduce al cielo de los héroes81.
jeto en cuanto "alma", estamos muy lejos de querer deducir direc-
tamente de esto las versiones posteriores y más complejas de este Baste con pensar en Farinata degli UbertiB2, tal �orno apare-
complejo. Lo que afirmamos sobre la base de la ontología del ce en Dante, en los florentinos elogiados por Maquiavelo -para
proceso de trabajo, es solo aquel simple estado de cosas que he- quienes la salvación de la patria era más _i�portante que la d� la
de percibir la corrección de este razonamien-
mos descrito. Si, en diversos niveles evolutivos, y en diferentes si- propia alma- a fin
tuaciones de clase, este estado se expresa de manera muy variada, to. Una tal multiplicidad de formas, que solo representan _un pe-
sooal: �e-
estas diferenciaciones -a menudo contrapuestas- del contenido queño segmento de las que se realiza� _dentro_ del ser
respectivo se derivan de la estructura respectiva de la formación cesita, naturalmente, de una explicación particular a proposito
social respectiva. Esto no impide que el fundamento, en ocasión de cada figura. Pero esto no impide q�e ninguna de es� figuras
de fenómenos tan diversamente conformados, sea precisamente pueda desarrollarse auténticamente sm aqu�lla separaci�n ont<:
aquel estado de cosas ontológico que tuvo que surgir en forma lógica entre conciencia y cuerpo que alcanzo en el trabajo s� pn-
objetivamente necesaria con el trabajo y en el trabajo. mera función universalmente dominante, fundamental y orienta-
La pregunta acerca de si la autonomía del "alma" recibe una da a la fundamentación de hechos más complejos. En esa
bu�car, pues, la
interpretación mundana o trascendente, ya no puede ser deduci- separación -solo en ella- es posible enc?ntrar y
da a partir del origen. Seguramente, la mayoría de las represen- génesis ontológica de los fenómenos sooales postenores, de ma-
taciones mágicas fueron esencialmente mundanas: las fuerzas na- yor complejidad. . . .,
turales desconocidas tenían que ser dominadas a través del El carácter fundamental del trabajo en la hominizacíon del
trabajo normal de la misma manera que las conocidas; y las me- hombre, se revela también en que la constitución ontológica ?,el
didas mágicas de defensa -por ejemplo, frente a influencias pro- trabajo constituye el punto de partida genético para una cuestion
ducidas por "almas" autonomizadas a través de la muerte-, seco- vital que mueve profundamente a los _hombres a través de tod� su
rresponden totalmente, en su estructura general, con las historia: la libertad. También al considerar esta debemos aplicar
posiciones laborales teleológicas de la vida cotidiana, por fanta- el mismo método que empleamos hasta ahora: al m�strar aquella
sioso que sea su contenido. También el anhelo de un más allá en estructura originaria que constituye el ?unto �e par!ida, el funda-
el que la significación que, en la tierra, se halla en un estado frac- mento ineludible de las formas postenores, simultaneamente te-
turado y fragmentario, se realiza, por ejemplo, a través de la bie- nemos que hacer visibles aquellas dif�rencias cualitativas que, en
naventuranza o de la condenación, se originó -en cuanto fenó- el curso de la evolución social postenor, se presentan de ��ne�a
meno universalmente humano- a partir de la situación de espontáneamente inevitable y modifican la estructura ongmana
aquellos hombres cuyas posibilidades de vida no estaban en con-
diciones de proporcionarles ninguna realización mundana. Max Studi:nausgabe_. Colo-
81. Weber, M., Wirtschaft und GeselL5chaft. Tübingen, 1921;
Weber señala, correctamente, el extremo contrario: que, por . B u 1964 p 371 [Economíaysociedad.EsbozodesocwlogwcomfJTensiva.Ed.
ma, er m, , · . , M d"
ejemplo, a los héroes de guerra el más allá les parece algo "des- preparada por Johannes Winckelmann. No�
prelim:n�r de Jo�e. _e ma
' M Echeverría y otros. 2 ed., 11 reimpr, México: FCE,
honroso e indigno": E c h everna. Trad . de J . .
1996, p. 380]. . . . 1 · p él
Es cosa de todos los días para el guerrero salir a hacer frente 82. Jefe político y militar del partido de los g1belmos, nacido en F orencia. ore
airosamente a la muerte y a todas las irracionalidades del des- fueron expulsados los güelfos en 1248; pero regresaron en 1�51, y expulsaron,
tino, que llenan su vida de tal modo que no pide ni acepta de a su vez, a los gibelinos en 1257. Con la batalla de Montape��1, los g1belmos re-
buena gana de cualquier religión otra cosa e no sea la pro- cuperaron la hegemonía (1260), que perdieron luego definiuvamente en 1266.
� Farinata murió en Florencia en 1264. Aparece en el canto X del Infierno, en la
tección contra malos espíritus y ritos ceremo iales, adecuados Dioina Comedia de Dante.
al sentimiento de dignidad estamental, que se convierten en
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164
Ontología del ser social: El trabajo Ontología del ser social: El trabajo

del fenóme�o
?eter
d: modo necesario, incluso decisivamente en
algu- ciencia como resultado del cual surge un ser nuevo, puesto por
nas � m�� 10nes importantes. La particular dificultad para ella. Ya aquí se aparta nuestra concepción ontológico-genética de
una mvestigac1on metodológica general de la libertad, reside en la concepción idealista. Pues, en primer lugar, el fundamento de
�ue ella se encu�ntra entre los fenómenos más multiformes, mul- la libertad consiste -si queremos hablar racionalmente de ella en
t1later�les'. cambiantes de la evolución social. Podría
decirse que cuanto factor de la realidad- en una decisión concreta entre di-
cada ámbin, del ser social que ha llegado a desarrollar relativa- versas posibilidades concretas; si la cuestión a elegir es elevada a
mente, una legalidad propia, produce una forma propi¡ de liber- un grado mayor de abstracción, si es separada totalmente de lo
tad que, ademas, paralelamente a la evolución sociohistórica de concreto, pierde toda conexión con la realidad y se convierte en
l� es_fera �n cuestión, se encuentra asimismo sometida a cambios una especulación vacía. En segundo lugar, la libertad es una vo-
s1grn�cat1vos. La libertad, en el sentido jurídico, significa luntad -en última instancia- de transformar la realidad (que,
algo
esencialmente distinto que de acuerdo con la política Ja m J, ciertamente, bajo determinadas circunstancias comprende la
J - ti . , ora
a e rea, etc. U n tratamiento apropiado de la cuestión de la liber- preservación de la situación dada); con lo cual la realidad debe
tad solo puede tener lugar, pues, en la Ética. Una diferenciación ser conservada, en cuanto fin de la transformación, incluso en la
tal es sumament� i�por_tante en el plano teórico, ya por el hecho más amplia abstracción. Nuestras consideraciones anteriores
de q_u_e la filosofía idealista buscó a todo precio un concepto sis- también han mostrado que una intención hacia una decisión,
temático unitario de libertad, y también creyó haberlo encontra- que a través de mediaciones está orientada a la transformación de
do en cada _caso. También aquí se muestran las desorientadoras la conciencia de otro hombre o de la propia, apunta igualmente
cons�cuencras de aquella vastamente difundida tendencia a una transformación tal. El ámbito de posiciones de fines reales
que
cons1�t� en r�solver las cuestiones ontológicas a través de méto- que así se constituye es, pues, vasto y comprende una gran multi-
dos log1co-ep1st�m��ógicos; Por efecto de esto surge, por un lado, plicidad; pero en cada caso individual posee límites que pueden
un� homogene1zac1on erronea, a menudo fetichizadora, de com- ser determinados con precisión. En tanto no puede demostrase
�lejos del ser heterogéneos; por otro, tal como mostramos ante- una intención tal hacia la transformación de la realidad, estados
normente, las formas más complejas son empleadas como mode- de conciencia tales como reflexiones, planes, deseos, etc., no tie-
!ºs Pª:ª las más simples, y con ello se torna metodológicamente nen ninguna relación directa con el problema real de la libertad.
1mpo�1��e tanto una comprensión genética de las Más compleja es la cuestión de en cuál medida la determi-
primeras, como
el anal_1s1s correcto del valor de las segundas. nación externa o interna de la decisión puede ser concebida co-
Sr ahora, una vez consideradas estas ineludibles reservas in- mo criterio de su libertad. Si la antítesis de determinación o liber-
tenta?1os explicar la géne�is ontológica de la libertad a partir' del tad es concebida de manera abstractamente logicista, entonces se
trabajo, tene�os que partir, tal como corresponde a la naturale- concluye que solo un Dios todopoderoso y omnisciente puede ser
za de la _cuest10n, del carácter alternativo de la posición del fin en interna y auténticamente libre; pero este Dios, a su vez, de acuer-
el_ trabajo. Pues �n esta alternativa aparece por primera vez el fe- do con su esencia teológica, solo existiría más allá de la esfera de
nomeno de la libertad -totalmente ajeno a la naturaleza- la libertad. Como atributo del hombre que vive en la sociedad y
bajo
una forma claramente delineada: puesto que la conciencia deci- que actúa socialmente, la libertad no está totalmente libre de de-
de de manera alternati:a cuál fin desea poner y cómo se propo- terminación. Recordemos tan solo nuestras explicaciones ante-
ne �ran�:ormar las senes causales necesarias, como medios de riores en cuanto a que ya en el trabajo más simple han aparecido
�eahza�1on, en series causales puestas, surge un complejo de rea- ciertos puntos nodales de decisiones; y aquí la decisión, que pue-
lrd�d dinámico para el cual no puede encontrarse ninguna ana- de asumir una dirección y no la otra, puede producir un "perío-
logfa en la naturalez�. El fenó�e1:o de la libertad, pues, solo pue- do de consecuencias" en que el ámbito de juego de la decisión
de ser :astreado aq�1 "". �u genes1s ontológica. Dicho a partir de puede ser extremadamente limitado y, bajo ciertas circunstan-
una pnmeca aprn/manon, la1�:ertad es aquel acto de la con- cias, prácticamente nulo. Incluso en el juego -por ejemplo, en el

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Ontología del ser social: El trabajo Ontología del ser social: El trabajo

ajedr:z-'. puede darse una situación, ocasionada en parte por las suponemos, naturalmente, como siempre, el trabajo en cuan�o
propias Jugadas, en que solo existe una posibilidad forzosa de mero productor de valores de uso. Esto tiene como consecuencia
movimiento, etc. Y, en cuanto a las relaciones más íntimamente que el sujeto que pone las alternativas en términos de un meta-
h�manas, Hebbel ha �xpresado esto muy bellamente en su trage- bolismo del hombre con la naturaleza, solo es determinado por
dia Herodes y Mariene: Para cada hombre llega un instante en que sus necesidades y por sus conocimientos de las determinaciones
el conductor de su estrella le pone a él mismo las riendas en la naturales de su objeto; categorías tales como la incapacidad de
mano. Pero lo malo es que no conoce ese instante; es que puede realizar determinados tipos de trabajo como consecuencia de la
ser cada uno de los que pasan"83. estructura social de la sociedad (p.ej., trabajo de esclavos), o co-
. , Dejando de lad? este factor -tan importante para la concep- mo las alternativas de carácter social que se oponen a la realiza-
cion concreta de la libertad- de la existencia objetiva de los pun- ción del trabajo (p.ej., sabotaje en producciones sociales muy de-
tos nodales dentro de la cadena de decisiones, el análisis de esta sarrolladas) no se presentan todavía en este nivel. Así, el
situación muestra todavía un atributo significativo en la determi- conocimiento objetivo adecuado de la materia y de los procedi-
nación del sujeto de la alternativa: la ignorancia necesaria de sus mientos es, ante todo, relevante aquí para que el proceso de rea-
consecuencias o, al menos, de una parte de sus consecuencias. Es- lización sea exitoso; los así llamados motivos internos del sujeto
ta estru�tur� _reside, �ast� cierto grado, en toda alternativa; pero no entran aquí en consideración. El contenido de la libertad se
su constitución cuanutauva debe tener efectos retroactivos de ín- diferencia, pues, esencialmente del contenido correspondiente a
dole cualitativa sobre la alternativa. Puede verse sin dificultad formas más complejas. Ello podría ser óptimamente descrito de
que, a�te todo, la vida cotidiana plantea ininterrumpidamente al- esta manera: cuanto más adecuado es el conocimiento alcanzado
t�rnat1vas que aparecen en forma inesperada, y que a menudo por el sujeto acerca de las conexiones naturales en cuesti�n e�
tienen que ser respondidas de inmediato bajo amenaza de ruina· cada caso, tanto mayor será su libre movimiento en la matena; di-
u_n�- determinación esencial de la propia alternativa es que la de- cho de otro modo: cuanto mayor sea el conocimiento adecuado
cision debe ser tomada sin que se conozcan la mayoría de los de las cadenas causales que actúan en el caso en cuestión, tanto
componentes, la situación, las consecuencias, etc. Pero también más adecuadamente podrán ser transformadas en cadenas causa-
aquí se conserva un mínimo de libertad en la decisión; también les puestas, tanto mayor será el dominio que el sujeto ejerce so-
aquí se trata -como caso límite- de una alternativa y no de un bre ellas, es decir, la libertad que aquí puede alcanzar.
acontecimient_o natural determinado por una causalidad pura- Es claro, a partir de todo esto, que cada decisión entre alter-
mente espontanea. nativas constituye el centro de un complejo social, entre cuyos
En un sentido determinado, teóricamente significativo, in- componentes dinámicos figuran determinación y libertad. Lapo-
cluso el trabajo más primitivo representa una suerte de contrapo- sición del fin, con la cual lo ontológicamente nuevo aparece co-
1� frente a las tenden�ia� recién descritas. El hecho de que el "pe- mo ser social, es un acto de la libertad naciente, en la medida en
nodo de consecuencias puede aparecer también en el proceso que caminos y medios para la satisfacci?n de necesi�a�e� ya n?
de trabajo, no modifica el fundamento de tal contraposición. son efectos de cadenas causales espontaneamente biológicas, si-
Pues c�da posición laboral tiene su fin concreta y precisamente no resultados de acciones decididas y ejecutadas conscientemen-
c�ncebid� en �l pensamiento; sin un fin tal, no sería posible nin- te. Pero, al mismo tiempo, y de un modo igualmente indisoluble,
gun trabajo, mientras que una alternativa de la vida cotidiana co- este acto de libertad está determinado inmediatamente por la
rrespondiente al tipo arriba descrito, a menudo posee posiciones propia necesidad -mediada por aquellas relaci�nes social:� que
de fines extremadamente nebulosas, confusas. También aquí pre- producen su modalidad, cualidad, etc.-. Esta �1s�� dup_hodad,
el ser simultáneo, la interrelación entre determinación y libertad,
83. Hebbel, F., Herodes y Mariene. Trad. de Ramón M. Tenreiro. Madrid: Calpe, · puede ser también constatada en la realización del fin; todos sus
1923, III acto, ese. 6, p. 107. medios estaban dados de manera originariamente natural, y la

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Ontología del ser social: El trabajo Ontología del ser social: El trabajo

objetividad de tales medios determina todos los actos del proce- en el trabajo individual. Pero en vista de que una aplicación en úl-
so de trabajo, el cual, tal como hemos visto, está formado por una tima instancia en el trabajo, aunque, eventualmente, a través de
serie de alternativas. Finalmente, el hombre que consuma el pro- vastas mediaciones, se mantiene en última instancia dentro de la
ceso de trabajo, se encuentra dado en su ser-precisamente-así co- actividad laboral como verificación; en vista de que -aunque de
mo producto de la evolución precedente; por mucho que pueda manera intensamente generalizada- la intención en última ins-
transformarlo el trabajo, también este devenir-otro se origina a tancia de transformar conexiones reales en conexiones puestas y
partir de capacidades que estaban ya presentes en la praxis labo- en posiciones teleológicas no experimenta ninguna transforma-
ral del hombre al comienzo del trabajo mismo -en parte de ma- ción exhaustiva, tampoco experimenta ninguna alteración funda-
nera natural, en parte socialmente conformadas- como factores mental la manifestación de la libertad característica en el trabajo,
codeterminantes, como posibilidades entendidas en el sentido es decir, el libre movimiento en la materia. Incluso en el ámbito
de la dynamis aristotélica. Nuestra afirmación anterior, según la de la producción artística, la situación es similar, aun cuando
cual toda alternativa es, de acuerdo con su esencia ontológica, aquí, como es obvio, la relación con el trabajo mismo es relativa-
concreta; según la cual una alternativa universal, una alternativa mente menor (transformación de actividades importantes para la
en general solo puede ser imaginada en cuanto producto intelec- vida -como la siembra, la cosecha, la caza, la guerra, etc., en dan-
tual de un proceso de abstracción lógico-epistemológico, se acla- za; arquitectura). Con ello surgen múltiples complicaciones, so-
ra de ahora en más en la siguiente dirección: la libertad que se bre las cuales volveremos luego. Su base consiste, por un lado, en
expresa en la alternativa tiene que ser asimismo, de acuerdo con que la realización inmediata en el propio trabajo está sometida
su esencia ontológica, concreta y no genéricamente abstracta; aquí a muchas, variadas y, a menudo, sumamente heterogéneas
esa libertad representa un determinado campo de fuerzas para mediaciones; por otro, en que la materia en la que surge el libre
las decisiones dentro de un complejo social concreto, en el cual juego como figura de la libertad, ya no es meramente la naturale-
actúan, en simultaneidad con dicho complejo, objetividades y za, sino a menudo el metabolismo de la sociedad con la naturale-
fuerzas naturales y sociales. Solo esta totalidad concreta puede za, o incluso el proceso del propio ser social. Una teoría abarcati-
poseer, pues, una verdad ontológica. Que, dentro de esa totali- va auténticamente desarrollada debe dar cuenta, naturalmente,
dad, crecen constantemente, en términos absolutos y relativos, de estas complicaciones y analizarlas exhaustivamente, lo que,
los factores sociales, es un hecho que no modifica esta circuns- nuevamente, solo puede ser realizado en la Etica; baste aquí con
tancia fundamental, tanto menos cuanto que, en el trabajo, tal indicar meramente estas posibilidades, constatando que la forma
como aquí lo concebimos, tiene que seguir siendo decisivo el fac- básica de la libertad se mantiene presente.
tor del dominio de la naturaleza, incluso cuando tiene lugar un Como hemos visto que, en este complejo, domina una indi-
fuerte retroceso de los límites naturales. El movimiento libre soluble interrelación entre determinación y libertad, no nos sor-
dentro de la materia sigue siendo el factor dominante para la li- prende el hecho de que los tratamientos filosóficos de esta cues-
bertad, en la medida en que esta cobra importancia en las alter- tión suelan partir de la contraposición entre necesidad y libertad.
nativas del trabajo. La contraposición así formulada muestra, por un lado, la falencia
Pero no hay que dejar de tener en cuenta que este modo de de que la filosofía orientada de manera consciente, en la mayoría
aparición de la libertad se mantiene, tanto en cuanto a la forma de los casos, en un sentido lógico epistemológico, y ante todo la
como al contenido, incluso una vez que el trabajo ha dejado ya idealista, identifica simplemente la determinación con la necesi-
hace tiempo aquel estado originario que asumimos aquí como ba- dad, lo cual encierra una generalización y una exageración racio-
se. Piénsese, ante todo, en el surgimiento de la ciencia (matemá- nalista del concepto de necesidad, un desconocimiento de su ca-
tica, geometría, etc.) a partir de experiencias de trabajo cada vez rácter genuinamente ontológico de "si ... entonces ... ". En segundo
más intensamente generalizadas. Naturalmente que se desdibuja lugar, en la mayor parte de la filosofía premarxista, ante todo en
con ello la conexión inmediata con la posición concreta del fin la idealista, domina la extensión ontológicamente ilegítima -y ya

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Ontología del ser social: El trabajo Ontología del ser social: El trabajo

conocida por nosotros- del concepto de teleología a la naturale- no carecen de libertad, sino que están por debajo, en todo caso,
za y la historia, con lo cual se complica enormemente para dicha de la contraposición entre libertad y falta de libertad. Pero inclu-
filosofía la comprensión del problema de la libertad bajo su for- so si se la considera desde un punto de vista aun más esencial, la
ma auténtica, genuinamente existente. Pues para ello es necesa- determinación hegeliana de la necesidad contiene algo errado y
rio comprender correctamente el salto cualitativo en la homini- desorientador. Esto se relaciona con su concepción lógico-teleo-
zación del hombre, que representa algo radicalmente nuevo lógica de la totalidad del cosmos. De esta manera sintetiza el aná-
frente a toda la naturaleza orgánica e inorgánica. También la fi- lisis de la interrelación: "Esta verdad de la necesidad es, consecuen-
losofía idealista quiere destacar esta novedad a través de la con- temente, la libertad't», Sabemos, por la exposición crítica que
traposición entre necesidad y libertad; pero no solo la mitiga al hemos hecho del sistema y el método de Hegel, que al decir que
proyectar en la naturaleza una teleología, la condición ontológi- una categoría es la verdad de las otras, se alude a la construcción
ca de la libertad, sino también al convertir la contraposición on- lógica de la sucesión de categorías, es decir, a su lugar en el pro-
tológico-estructural en una privación de la naturaleza y de las ca- ceso de transformación de la sustancia en sujeto, en el camino �a-
tegorías naturales. La conocida e influyente determinación cia el sujeto-objeto idéntico.
hegeliana de la relación entre libertad y necesidad dice: "Ciega es A través de esta intensificación abstractiva hacia lo metafísi-
la necesidad solo en la medida en que no es comprendida[ ... )"84 co, necesidad y libertad -y ante todo la relación entre ambas-
Incuestionablemente, Hegel capta aquí un aspecto esencial pierden aquel sentido concreto que Hegel procuraba darles, y
del problema: el papel del reflejo correcto, de la captación co- que ha alcanzado varias veces, como hemos visto, en el análisis del
rrecta de la causalidad espontánea que existe en sí misma. Pero propio trabajo. A través de esta generalización, surge el fantasma
ya la expresión "ciega" alude a aquella deficiencia de la concep- de una identidad, mientras que la necesidad y la libertad auténti-
ción idealista a la que nos hemos referido recién. Pues la palabra cas se degradan a la condición de representaciones inauténticas
"ciega" tiene un sentido auténtico solo como contraposición al de sus conceptos. Hegel sintetiza la relación de esta manera:
acto de ver; un objeto, un proceso, etc. que, de acuerdo con su
esencia ontológica, no puede tornarse consciente, no puede ver, Libertad [ ... ] y necesidad, abstractamente contrapuestas entre
no es ciego (a lo sumo, solo en un sentido impreciso, metafóri- sí, solo pertenecen a la finitud, y solo valen sobre la base de es-
co); se encuentra, antes bien, de este lado de la contraposición ta. Una libertad que no contuviera necesidad alguna, y una
mera necesidad sin libertad, son determinaciones abstractas y,
entre visión y ceguera. Ontológicamente, el carácter acertado de
por ello, no verdaderas. La libertad es esencialmente concre-
lo que Hegel pretendía decir aquí significa que un proceso cau- ta, determinada para sí de manera eterna y, por ende, es al mis-
sal cuya legalidad (necesidad) hemos captado correctamente, mo tiempo necesaria. Cuando se habla de necesidad, se la sue-
puede perder para nosotros aquella imposibilidad de ser domina- le interpretar ante todo como determinación desde afuera,
do que Hegel designa con la expresión "ceguera". En sí, nada ha como, p. ej., en la mecánica finita un cuerpo solo se mueve
sido alterado, sin embargo, en el propio proceso de causalidad cuando es impulsado por otro, y por cierto que en la dirección
natural; este puede, de ahora en más, ser transformado en un que le es transmitida por este impulso. Pero esto es una nece-
sidad meramente externa, no la verdaderamente interna, pues
proceso puesto por nosotros, y en este -pero solo en este- senti-
esta es la libertadw.
do, cesa de actuar como "ciego". El hecho de que incluso Engels,
al tratar sobre esta cuestión, hable sobre la falta de libertad de los Solo ahora se ve en qué medida generó confusiones el térmi-
animales, muestra que no se trata aquí meramente de una expre- no "ciega" para la necesidad. Allí donde la expresión hubiese te-
sión ciega; una vez más: solo puede carecer de libertad un ser que nido un sentido auténtico, Hegel ve "una necesidad meramente
la ha perdido, o que todavía no la ha conquistado. Los animales
85. lbíd. § 158; HWA, 8, p. 303.
84. Enzyklof,iirlie § 147, suplemento; HWA, 8, p. 290. 86. Ibíd. § 35, suplemento; HWA, 8, p. 102 y s.

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Ontología del ser social: El trabajo Ontología del ser social: El trabajo

externa"; pero esta no es transformada de acuerdo con la esencia necesidad, que, por cierto, tanto en el idealismo y la teología co-
por el hecho de ser reconocida, sino que, tal como hemos visto, si- mo en la antigua oposición materialista contra ambos ha desem-
gue siendo ciega incluso cuando es reconocida -en el proceso de peñado un papel importante, no hay razón para dejar totalmente
trabajo-; solo en la medida en que es reconocida y convertida en de lado, en términos ontológicos, las demás categorías modales.
una necesidad puesta con vistas a la realización de una posición te- El trabajo, el proceso teleológicamente puesto que las constituye,
leológica concreta, cumple su función en el contexto teleológico está orientado a la realidad; la realización no es solo el aconteci-
dado. (El viento no es menos "ciego" que en otras circunstancias miento real que en el trabajo ejecuta el hombre real en lucha con
cuando ayuda a realizar los movimientos puestos en un molino de la realidad misma, sino también lo ontológicamente nuevo en el
viento o en un bote a vela.) Aquello que Hegel designa como ne- ser social, en contraposición con el mero "devenir-otro" de los ob-
cesidad auténtica en su identidad con la libertad, es un misterio jetos en los procesos naturales. El hombre real se enfrenta, en el
cósmico. trabajo, a toda la realidad en cuestión; y a propósito de esto hay
Ahora bien: cuando Engels, en el Anti­Dühring, se remonta a que recordar que no concebimos la realidad meramente como
la conocida definición de Hegel, simple y justificadamente deja una de las categorías modales, sino como la conceptualización on-
de lado, por cierto, todas esas construcciones, sin considerarlas tológica de la totalidad real de dichas categorías. En este caso, la
dignas de refutación. Su concepción está orientada estricta e ine- necesidad (concebida como una conexión del tipo "si ... enton-
quívocamente al trabajo. Comenta la sentencia de Hegel de esta ces ... ", como legalidad concreta en cada caso) es solo un compo-
manera: nente, aunque por cierto sumamente importante, del complejo
de realidad en cuestión. La realidad, sin embargo -concebida
No es en la imaginaria independencia de las leyes naturales aquí como realidad de aquellas materias, procesos, circunstancias,
donde radica la libertad, sino en el conocimiento de estas le- etc. que el trabajo se propone usar, en el caso dado, para la posi-
yes y en la posibilidad que ello lleva aparejada de que actúen ción de su fin- no se agota de ningún modo enteramente en la ne-
planificadamente al servicio de determinados fines. Y esto que
decimos no vale solamente para las leyes de la naturaleza exte-
cesidad de determinadas conexiones, etc.
rior, sino también para las que rigen la existencia física y espi- Piénsese meramente en la posibilidad. El trabajo presupone
ritual del propio hombre [ ... ]. Por tanto, el libre albedrío es, que el hombre reconoce que determinadas propiedades de un
sencillamente, la capacidad de poder decidir con conocimien- objeto son adecuadas para su posición de fin. Estas propiedades
to de causas". deben encontrarse, sin duda, objetivamente presentes, pertene-
cen al ser del objeto en cuestión, pero en general han quedado
De esta manera, la exposición hegeliana es puesta concreta- latentes en su ser natural, constituyen meras posibilidades. (Re-
mente "sobre sus pies"; solo cabe preguntar si Engels ha esclareci- cordemos que ya hemos señalado la interrelación ontológica en-
do auténticamente la situación ontológica objetiva al seguir las tre propiedad y posibilidad.) Es la propiedad objetivamente exis-
formulaciones de Hegel y reemplazar el concepto universal de de- tente de determinadas piedras que estas, afiladas de determinada
terminación -que en esta universalidad queda, por cierto, un tan- manera, puedan ser empleadas como cuchillo, como hacha, etc.
• to desdibujado- por el concepto aparentemente más preciso de Sin transformar en realidad esta posibilidad existente de lo natu-
necesidad, que es tradicional en la filosofía de la historia. Creemos ral, todo trabajo se encontraría condenado al fracaso, sería impo-
que la tradicional contraposición entre libertad y necesidad no sible. Pero aquí no se reconoce ninguna clase de necesidad, sino
puede abarcar en toda su amplitud el problema que aquí aborda- una posibilidad latente. Aquí no se torna consciente ninguna ne-
mos. Si dejamos de lado la exageración logicista del concepto de cesidad ciega, sino que una posibilidad latente, que por siempre
permanecería latente sin el proceso de trabajo, es elevada cons-
87. Herrn t·ugen l)ührings Umwiilzung der Wissensdiafl, p. 118; MEW, 20, p. 106 [An.­ cientemente, a través del trabajo, a la esfera de la realidad. Pero
ti­Dührin.g, p. 99]. este es solo un aspecto de la posibilidad en el proceso de trabajo.

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Ontología del ser social: El trabajo Ontología del ser social: El trabajo

El factor de la transformación del sujeto que trabaja -factor que configuraciones espaciales sumamente originales y profundamen-
es destacado por todo aquel que entiende auténticamente el tra- te convincentes, singulares. Nos parece obvio que problemas simi-
bajo-, ontológicamente considerado, consiste en lo esencial en lares aparecen también, una y otra vez, en el trabajo simple, parti-
despertar sistemáticamente posibilidades que hasta entonces solo cularmente cuando, como p. ej. la caza, la navegación, etc., tienen
dormían en el hombre como posibilidades. Verosímilmente exis- que ser realizadas bajo circunstancias determinadas muy heterogé-
ten pocos movimientos, maniobras, etc. aplicados en el trabajo, neas. Creemos, pues, que la definición tradicional de la libertad
que el hombre haya conocido o, aunque más no sea, efectuado como necesidad reconocida, debería ser entendida de esta mane-
antes del proceso de trabajo. Solo a través del trabajo dejan de ser ra: el libre movimiento en la materia -por el momento, solo habla-
meras posibilidades para convertirse en disposiciones que, en mos del trabajo- solo es posible cuando la realidad en cuestión es
una evolución constante, permiten que posibilidades siempre correctamente reconocida y traspuesta correctamente a la praxis
nuevas maduren en el hombre hasta convertirse en realidades. bajo todas las formas que asumen sus categorías modales.
Por último, no hay que desestimar la importancia de la con- Esta ampliación de la definición engelsiana no solo es inevi-
tingencia, tanto en un sentido positivo como negativo. La hetero- table en el caso dado, cuando queremos entender intelectualmen-
geneidad, condicionada ontológicamente, del ser natural, conlle- te, de un modo ontológicamente apropiado, el fenómeno del tra-
va que toda actividad se encuentra ininterrumpidamente bajo, y sus relaciones con la libertad que en él se manifiesta; la
atravesada por contingencias. A fin de que la posición teleológica ampliación indica, al mismo tiempo, en un caso importante, la me-
sea realizada exitosamente, el trabajador debe prestar constante- todología necesaria para una plena superación del idealismo he-
mente atención a ellas. Esto puede ocurrir en un sentido negativo, geliano. Engels ha reconocido de manera crítica y clara los ele-
en la medida en que orienta su atención en dirección a excluir, mentos idealistas inmediatamente visibles en la definición
compensar o tornar inocuas las eventuales consecuencias de con- hegeliana, y también los ha puesto, en forma materialista, "sobre
tingencias desfavorables. Pero también puede ocurrir en un senti- sus pies". La inversión crítica, sin embargo, solo tuvo lugar de un
do positivo, cuando constelaciones contingentes están en condi- , modo inmediato. Engels no advirtió, por un lado, que Hegel, a
ciones de aumentar la productividad del trabajo. Incluso en el raíz de su sistema, atribuyó a la categoría de necesidad una impor-
nivel mucho más elevado del dominio científico de la realidad, se tancia exagerada de manera logicista; tampoco, por otro, que He-
conocen casos en que contingencias han conducido a importantes gel, en consecuencia, no percibió la particular peculiaridad de la
descubrimientos. Incluso -contingentemente- situaciones desfa- realidad misma -que también es privilegiada en cuanto categoría-
vorables pueden proporcionar el punto de partida para aportes y por lo tanto pasó por alto la investigación acerca de la relación
destacados. Permítanme aquí ilustrar esto a través de un ejemplo entre la libertad y la modalidad total de la realidad. Pero, en vista
-aparentemente- muy alejado: las paredes en que fueron pintados de que el único camino seguro desde la dialéctica de Hegel a fa
los frescos de Rafael conocidos como "estancias"BB, poseen abertu- materialista -y esta fue la praxis filosófica de Marx., y también la de
ras que, por la forma de las superficies, por el formato, etc., son su- Engels en la mayoría de los casos- consiste en investigar cada deri-
mamente desfavorables para la composición pictórica; la razón es vación dialéctica remontándose al contexto que constituye su base
contingente, ya que estas salas se encontraban ya allí antes que de real, mediante una crítica ontológica imparcial, en ocasión de un
que surgiera el proyecto de los frescos. Ahora bien: en el "Parna- pasaje tan importante, tan popular e influyente habría sido preci-
so", en la "Liberación de Pedro", precisamente esa desventaja con- so mostrar expresamente la insuficiencia de una mera "inversión
tingente de las circunstancias pudo ser aprovechada con vistas a materialista" de la filosofía hegeliana y del idealismo en general.
Dejando de lado esta deficiencia metodológica, Engels ha.se-
88. Lukács alude aquí a las conocidas estancias del Vaticano, donde Rafael ejecutó, conocido clara y precisamente el tipo de libertad que surge en.el
entre otros, los frescos de "La escuela de Atenas", "La disputa del Santísimo Sa- trabajo como tal: aquello que hemos designado "libre movimiento
cramento" y "El Parnaso". en la materia". Dice, acerca de esto: "Por tanto, el libre albedríoes,
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Ontología del ser social: El trabajo Ontología del ser social: El trabajo

sencillamente, la capacidad de poder decidir con conocimiento de las ciencias naturales modernas, la generalización de estas al nivel
causa"89. Esta definición, en la época en que Engels la redactó, era de una cosmovisión científica, parecían ser irresistibles.
totalmente suficiente para este estadio de la libertad. Las circuns- Solo al comienzo del siglo XX recuperó su influencia el mo-
tancias temporales de su surgimiento explican también por qué no vimiento contrario. No es, seguramente, casual, tal como hemos
advirtió la problemática que aquí se presenta: la divergencia en la mostrado, que el conocido positivista Duhem se haya adherido
posible evolución de la comprensión, obtenida a través del traba- conscientemente a la concepción de Belarmino, y que la haya
jo, acerca de la ciencia genuina, orientada a comprender el mun-
elogiado, contraponiéndola con la de Galilei, c?mo una,concep-
do, o la mera manipulación tecnológica. La separación de los ca- ción acorde con el espíritu científico. En el pnmer capitulo he-
minos, tal como hemos mostrado, está contenida ya desde el mos expuesto detalladamente el pleno desarrollo de estas ten-
comienzo en el conocimiento de la naturaleza alcanzado a través dencias en el neopositivismo, de modo que aquí no tenem?s que
del trabajo; pero pareciera como si, en el tiempo que va del Rena- volver sobre las cuestiones de detalle. Desde el punto de vista de
cimiento al florecimiento del pensamiento científico durante el si- nuestro actual problema, se da la situación paradójica de �ue,
glo XIX, dicha separación hubiera perdido actualidad. La doble mientras en un nivel primitivo, el escaso desarrollo del trabajo y
tendencia, naturalmente, siempre estuvo presente. Si se conside- del saber era un obstáculo para la investigación genuinamente
ran los ínfimos conocimientos universales de los hombres primiti-
ontológica del ser, hoy precisamente el dominio de la natu�al_eza,
vos acerca de la legalidad de los acontecimientos naturales, era
que se amplía ilimitadamente, establece confines aut�eng1dos
muy comprensible que las intenciones del conocimiento natural
para la generalización ontológica del saber, el cual 1_1º tiene �1:e
se concentraran y limitaran a la pequeña isla de lo inmediatamen- enfrentarse con fantasmagorías, sino contra su propia reducción
te cognoscible. Aun una vez que la evolución del trabajo hubo con- al carácter de fundamento para la propia universalidad práctica.
ducido a los comienzos de las ciencias, las ahora más amplias ge- Solo más tarde podremos tratar exhaustivamente los factores de-
neralizaciones tuvieron que ser adaptadas a las representaciones cisivos de la contradictoriedad -que aquí aparece bajo una nueva
ontológicas q\le entonces eran posibles -mágicas, y luego religio- forma- entre el conocimiento del ser y su mera manipulación.
sas-. De ello se derivó una dualidad aparentemente ineludible en-
Aquí tenemos que contentarnos con constatar el hecho de -�ue la
tre la racionalidad limitada -aunque, a menudo, concretamente
manipulación tiene sus raíces, materialmente, en la evolución de
muy desarrollada- en el propio trabajo, y la conformación y apli- las fuerzas productivas, idealmente, en las nuevas formas de la ne-
cación de los conocimientos orientados a comprender el mundo y cesidad religiosa; dicha manipulación ya no se limita meramente
orientarse hacia las generalizaciones verificables en la realidad al rechazo de una ontología real, sino que también actúa en for-
misma. Baste con pensar en las operaciones matemáticas relativa- ma práctica en contra de la evolución puramen�e científica. El �o-
mente desarrollada, en las observaciones astronómicas relativa-
ciólogo americano W.H. Whyte muestra, en su hbro The Organzza­
mente precisas, que fueron puestas al servicio de la astrología. Es- tion Man [El hombre organizador], que las nuevas formas de
ta dualidad experimenta su crisis decisiva en el período de
organización de la investigación y planificación científicas, el team
Copérnico, Kepler y Galilei. Ya hemos señalado que, en esa época, work [trabajo en equipo], etc., se basan, de acuerdo co� su esen-
aparece la teoría, desarrollada por el cardenal Belarmino, acerca cia, en la tecnología, y ya ellas se interponen como obstaculos pa-
de la manipulación "científica" consciente de la ciencia, acerca de ra la investigación autónoma, científicamente productiva'v. Seña-
la limitación por principio de esta a una man�pulación pragmática lemos de paso que ya en la década de 1920 Sinclair Lewis91, en su
de los hechos, leyes, etc. reconocidos. Durante mucho tiempo -in-
cluso en tiempos de Engels- pareció como si esa tentativa se en-
contrase definitivamente condenada al fracaso; el surgimiento de 90. Whyte, W.H., The Organiwtion Man. London:_ Penguin Boo�, pp. iso, ss. .
91. (Harry) Sinclair Lewis (1885-1951): novelista norteamencano._ Por. ��rtm
Arrowsmith (1925) le fue concedido el premio Pulitzer, que rechazo; recibió, en
89. Herm Eugen Dührings Umuidlzung der Wissenschafl, loe. cit [Anti­Dühring, loe. cit.].
cambio, el premio Nobel en 1930.
178 179
Ontología del ser social: El trabajo
Ontología del ser social: El trabajo

ra, a pesar de las contraposiciones cualitativas en el objeto y, por


novela Martín Arrowsmith, señaló perspicazmente este peligro. ende, en el fin y en el medio de la posición teleológica, las deter-
Fue necesario aludir a ese peligro porque su actualidad torna su- minaciones decisivas surgen genéticamente a partir del proceso
mamente problemática la definición engelsiana de la libertad co- de trabajo; y de mostrar que este proceso -a pesar del énfasis
mo "capacidad de poder decidir con conocimiento de causa". puesto sobre la diversidad, que puede convertirse en contraposi-
Pues de la manipulación -a diferencia de los magos, etc.- no pue- ción- también en la cuestión de la libertad puede servir como
de decirse que no tenga un conocimiento de causa. El problema modelo para la praxis social.
se concretiza ahora en el sentido de saber en qué dirección se ha- Las diferencias decisivas surgen porque el objeto y el medio
lla orientado el conocimiento de causa; este fin de la intención, y de realización, en las posiciones teleológicas, se socializan cada
no solo el conocimiento de causa, está en condiciones de propor- vez más. Esto no significa, como 'sabemos, que la base natural de-
cionar aquí un criterio real, de modo que también aquí ha de saparezca; solo que aquella orientación exclusiva a la naturaleza
buscarse el criterio en relación con la realidad misma. La orien- que caracteriza el trabajo que hemos tomado como presupuesto,
tación a una practicidad inmediata, aun cuando se encuentre só- es reemplazada por intenciones más híbridas en cuanto al obje-
lidamente fundamentada en términos logicistas, conduce a un to, cada vez más intensamente socializadas. Si, pues, en estas po-
callejón sin salida ontológico. siciones la naturaleza se reduce a la condición de un factor, es
Hemos señalado ya que la estructura originaria del trabajo preciso preservar, frente a ella, el comportamiento que se ha he-
está sometida a cambios esenciales en cuanto la posición teleoló- �ho necesario en el trabajo. Pero a esto se añade un segundo fac-
gica ya no está orientada exclusivamente a la transformación de tor. Los procesos, situaciones, etc. de carácter social, han sido sin
objetos naturales, a la aplicación de procesos naturales, sino que duda generados, en última instancia, por decisiones alternativas
tiene que ocasionar que seres humanos realicen, a su vez, deter- humanas, pero no hay que olvidar que estas solo pueden tornar-
minadas posiciones de este tipo. Esta transformación se torna se socialmente relevantes cuando ponen en marcha series causa-
cualitativamente más decisiva cuando la evolución conduce a les que se mueven más o menos independientemente de los pro-
que, parn el hombre, los propios modos de comportamiento, la pósitos de su posición, y de acuerdo con sus legalidades propias
propia interioridad, se conviertan en objeto de la posición teleo- e inmanentes. El hombre que actúa de manera práctica en la so-
lógica. La aparición paulatina, desigual y contradictoria de tales ciedad se encuentra, pues, enfrentado aquí a una segunda natu-
posiciones teleológicas es resultado del desarrollo social. Las raleza, con la cual tiene que relacionarse inmediatamente -si
nuevas formas nunca pueden ser obtenidas, pues, a partir de las quiere dominarla en forma exitosa- de la misma manera que con
originarias, ni las complejas a partir de las simples, a partir de la primera naturaleza; es decir: tiene que hacer el intento de
una deducción intelectual. No solo su modo de aparición con- transformar el curso de las cosas independiente de su conciencia,
creto se encuentra condicionado social e históricamente, sino en un proceso puesto; tiene que imprimir en dicho curso, me-
que también sus formas universales, su esencia, se encuentran li- diante el conocimiento de su esencia, el fin por él deseado. Esto
gadas a determinados niveles evolutivos del desarrollo social. An- es lo mínimo que toda praxis social de carácter racional tiene que
tes, pues, de que hayamos reconocido su legalidad, aunque más extraer de la estructura originaria del trabajo.
no sea en sus rasgos más generales -intentaremos esbozar esto Esto no es poco, aunque por cierto tampoco lo es todo. Pues
en el capítulo siguiente, al tratar el problema de la reproduc- el trabajo está basado, esencialmente, en que el ser, el movimien-
ción-, no podremos decir nada concreto acerca de su modo de to, etc. en la naturaleza se relacionan de un modo totalmente in-
ser, sobre la conexión y la contradicción entre niveles individua- diferente con nuestras decisiones; es exclusivamente el conoci-
les, sobre la contradictoriedad de complejos individuales, etc. Su miento correcto de aquellos lo que hace posible su dominio
tratamiento específico también corresponde, pues, a la Ética. práctico. El acontecer social tiene, sin duda, una legalidad inma-
Aquí solo puede hacerse -con las ya indicadas reservas- el inten- nente, "natural", y en este sentido se desarrolla con tanta indife-
to de mostrar que, a pesar de toda la complejidad de la estructu-
181
180
Ontología del ser social: El trabajo Ontología del ser social: El trabajo

rencia frente a nuestras alternativas como la propia naturaleza. que la alternativa tenga como contenido algo correcto o incorrec-
Pero cuando el hombre interviene activamente en este desarro- to que puede ser determinado en términos puramente epistemo-
llo, se torna inevitable una toma de posición -una afirmación o lógicos, o que la posición misma del fin sea el producto de alter-
una negación- frente al proceso; si esto se consuma consciente o nativas de origen social y humano. Pues es claro que, una vez que
inconscientemente, con una conciencia correcta o incorrecta, es han surgido las sociedades de clases, cada cuestión puede ser re-
una cuestión que aún no puede ser determinada aquí; pero esto suelta en direcciones diversas, según el punto de vista .de clase
tampoco es decisivo para un tratamiento tan general como el que desde el cual se busca la respuesta a un dilema vivo. Y es igual-
estamos realizando. En todo caso, se introduce con ello un factor mente obvio que, con la creciente socialización de la sociedad, es-
totalmente nuevo en el complejo de la praxis, que precisamente tas alternativas que fundan las posiciones de alternativas tienen
infl�ye de �anera amplia en el modo de ser de la libertad que que crecer en amplitud y profundidad. No es posible analizar
aqm se_ manifi�sta. Hemos destacado ya, a propósito del trabajo, aquí concretamente estas modificaciones en la estructura de las
que bajo su pnmera forma -la que aquí presuponemos-, el com- posiciones de fines. La mera afirmación de que aquí la evolución
portamiento interior del sujeto no cumple prácticamente ningún tenía que asumir una dirección tal, muestra ya que la posición del
papel. Pero ahora -por cierto que de diferente manera en las di- fin ya no puede ser medida de acuerdo con los criterios del tra-
ferentes esferas- se torna cada vez más importante. La libertad se bajo simple.
funda, no en última instancia, en tales tomas de posición frente Pero una consecuencia necesaria de esta situación es que
al proceso total de la sociedad, o al menos frente a sus momentos las contradicciones entre posición de fin y medios de realización
parciales. Aquí surge, pues, sobre el fundamento del trabajo en tienen que agudizarse apropiadamente, hasta que se produce la
vías de socialización, un nuevo tipo de libertad, que ya no puede transformación en algo cualitativamente diferente. Naturalmen-
deducirse directamente del mero trabajo ni puede remontarse te que también aquí se presentará en primer plano la pregunta
tan solo al libre movimiento en la materia. Solo algunas de sus de- sobre si los medios son adecuados para realizar el fin puesto. Pe-
terminaciones esenciales se mantienen, como hemos mostrado, ro, en primer lugar, surge una diferencia tan grande en cuanto
aunque con un peso diverso en diversas esferas de la praxis. a la posibilidad de decidir con exactitud esta cuestión, que esa
Es obvio que la posición teleológica,junto con la alternativa diferencia tiene que aparecer de inmediato como cualitativa.
que en ella se halla contenida, tiene que mantenerse, de acuerdo Pues en la posición de cadenas causales durante el trabajo sim-
con su esencia, en toda praxis, a pesar de todas las modificacio- ple se trata del conocimiento de causalidades naturales que en sí
nes, refinamientos, interiorizaciones. También la interacción ín- actúan de la misma manera que antes. La pregunta es, mera-
tima e indisoluble de determinación y libertad que caracteriza a mente, en qué medida su esencia duradera y sus variaciones na-
la posición teleológica debe mantenerse siempre. Las proporcio- turalmente condicionadas han sido conocidas correctamente. El
nes pueden alterarse incluso en forma cualitativa, pero la estruc- "material" de las posiciones causales que de ahora en más han de
tura básica universal no puede transformarse decisivamente. La realizarse gracias a los medios es, sin embargo, de carácter social:
alteración más significativa se realiza, quizás, en la relación entre se trata de posibles decisiones alternativas realizadas por hom-
fin y medios. Hemos visto que entre ambos ya en el nivel más pri- bres; por ende, se trata de algo en principio no homogéneo y
mitivo ha dominado una cierta relación de contradicción poten- que, además se encuentra en cambio ininterrumpido. Esto impli-
cial, que, por cierto, solo se desarrolla extensiva e intensivamente caría, por cierto, un grado tal de inseguridad en la cadena causal,
cuando, en el objeto de la posición de fin, ya no es la modificación que con razón podría hablarse de una diferencia cualitativa res-
de la naturaleza, sino la de los hombres lo que constituye el factor pecto del propio trabajo originario. Existe, asimismo, una dife-
dominante. Naturalmente que persiste la indisoluble coexisten- rencia tal, aun cuando conocemos, en la historia, decisiones que
cia de determinación por parte de la realidad social y libertad en han superado exitosamente esa inseguridad en cuanto al conoci-
la decisión alternativa. Pero hay una diferencia cualitativa entre miento de los medios; por otro lado, vemos una y otra vez que las
'
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Ontología ae1 ser :;u\;1a1: c., "uuv,�

Ontología del ser social: El trabajo

vinculada, y del modo en que se relaciona


los que se encuentra
tentativas modernas para dominar 1 . . mantenimiento, la duración, etc. de dichos va-
todos manipulatorios. se reve l a como a inseguridad a través de rné- realmente con el de manera improcedente este factor, se
extr d
, .
manca en casos complejos. ema amente proble- lores. Si se absolutizara
concepción idealista del proceso histórico-so-
terminaría en una
Aun más importante nos arec 1 se lo negara, se terminaría en aquella falta de
bles contradicciones entre .P., e a pregunta sobre las posi- cial; si simplemente indefectiblemente presente en la
presentos1c10n del fin y acción duradera de se encuentra
los medios. Aquí se conceptos que aun cuando esta afirme basarse en Marx.
sidoª un P�doblema social tan significativo pragmatista Realpolitik92, forzosamente muy general y abstracta,
que. ya muy pronto ha sorneu o a un t t .
universal y podría deciIrse que se ha ma t raidamiento filosófico Aun en esta formulación
en cuenta que la importancia creciente, que aquí
en el orden del día del pensamiento . n eru o constantemente
Tanto 1 .. hay que tener las decisiones subjetivas en las alternativas, es
se manifiesta, de
praxis social como sus crítireos mora 1:istas se
. os ernpmstas de la
e un fenómeno social. No se trata de que la objeti-
una otra vez d e esta contradicto . d d s· ven forzados aquí a primariamente
ocuparse y evolutivo sea, de esta manera, relativizado en
a b or d ar aquí cuestiones indirviid ua 1 es y concreta ne a1 . in poder vidad del proceso
. . . -esto es solo una forma de aparición social-
, ea
mo, so 1 o sera posible en la ica­, d e b emos dest s - o que, asurus-
términos subjetivistas
de su inmediatez-, sino que el proceso ob-
' . d e 1 a conside . mente condicionada
a l menos la prioridad tea nea · , acar nuevamente como consecuencia de su evolución ascendente,
to frente al empirisimo p ragmat1sta como f . racion ontológica tan-
1 jetivo mismo, ser puestas y mantenidas en mar-
., . ren
t
e a a moraliza-
' tareas que solo pueden
cion a b stracta. En efecto , 1 a hirstoria muestra a d plantea creciente importancia de las decisiones subje-
] ad o, que los medios que parecen dac1onalmente . menu o, por un cha a través de esta
valoraciones que alcanzan validez en tales de-
las posiciones de fines determma . r adecuados para 'tivas. Pero todas las
as " rbi están ancladas en la objetividad social de los
.
fracaso total ' catastrófiico, por otro lado , su itamente" revelan un cisiones subjetivas,
· . que estos tienen para la evolución ob-
so desde el punto de vista d e una enea auténti , . , que es imposible -inclu- valores, en la importancia
1 b humano, y tanto la validez o invalidez de estos
.
b] a racionalizada de m e d"ros a pnon . .
adrnisibl
ICa- e a orar una ta-
. jetiva del génerointensidad y duración de su influencia, son en úl-
re futación de ambos fa 1 sos extremos solo p d e inadmisibles, • es La valores, como la
1· de este proceso social objetivo.
una plataforma a partir de l a cua 1 1 os móviles mo 1 , . ue e rea izarse desde tima instancia resultados en
, . qué medida las estructuras de ac-
ra es, cucos, etc. No es difícil percibir
d e 1 os h ombres aparezcan co f se alejan de las correspondientes al trabajo
mio actores reales del ser social. Es- ción así originadas
tos móviles siempre pued en vo verse más O e . obstante, toda mirada imparcial advertirá que -si se
tro d e complejos sociales co n t raditetonas . menos etecuvos · . den- simple. No ontológicamente- se hallaban contenidos
per considera la cuestión
.
contra d.ictoriedad:, pero siempre son com , o urutarios en su
. . cierto que solo gérmenes, de esos conflictos y
1 a praxis social . Como con secuenoa de una tal
. ponentes integrales
. .,
de ya gérmenes, poren la más simple relación entre fin y medios. El
constitucion, cum- contradicciones,
p l en una función decisiva. a lda h ora.d e establecer si un medio de- hecho de que su
actualización histórico-social engendre también
terminado (una influen era eterrninada sob l h cualitativamente nuevos, solo puede sor-
mo d o que estos decidan s us a 1 ternatrvas . re os ombres, de complejos de problemas no entiende la historia como realidad onto-
de tal l e
. o cua forma) es prender a aquel que
apropiado o inapropiado ' correcto o reprobable para la realiza- ser social y, por ende, hipostasia los valores como enti-
ción de un fin. lógica del espirituales, o advierte en ella
dades "atemporales", puramente
A fin de que esta descripción provisoria subjetivos de procesos objetivos que no pue-
dad, necesariamente muy ab s tracta- no induz . -y, en su provisorie- reflejos meramente
den ser influidos por la praxis humana.
que agregar algo que se deduc el
ceden tes: que la realidad o n t ogICa del com
. . °
d
rª.
e nuestras
ca a errores, hay
explicaciones
· - .
pre-
la cual se hallan siempre justificados los medios utiliza-
.
etc., no significa que el reco nocirmento de s . portarmento
li d d euco ' 92. Política realista, según
_u rea i a pueda ago- dos para alcanzar
el fin propuesto. El término fue acuñado en 1853 por Lud-
tar su esencia. Al contrario S lid d dsooal
tima instancia, de los valor�s � nva
er�a td a depende, no en úl- wig August von Rochau.
os e la evolución social con
185
184
Ontología del ser social: El trabajo
Ontología del ser social: El trabajo

todas luces un acto de la libertad, un fun-


Muy similar es la situación en lo ramente orgánico, es a
la vida del hombre. Aquí se encuen-
. . que respecta a los efectos
que el trabajo produce en q_me fi 1 o _eJecuta. También aquí pue- damento de la libertad para
� de la genericidad [GattungsmaBig-
den y tienen que ser m uy s1gni icauvas las dif · tran los círculos de problemas
, . ser del hombre y la libertad: la superación de la mudez
mas importante en cuanto a la e senoa . d e este erencias: pero .lo keit] en el
. proceso se mantie- del género, su continuación en el género ar-
ne en medio de las más grand es a l teraciones meramente orgánica
. concr�tas. Nos refe- ticulado, en curso de desarrollo, del hombre que se forma en
nmos, naturalmente, a aquellos efect es -considerada desde un punto de vista onto-
..
el propio hombre que trab ªJª· 1 a necesidad de s d os �ue el trabajo produce en cuanto ente social,
, · · · mismo acto que el de surgimiento de la liber-
sr mismo, de su creciente lu e h a contra los · u · ormruo · sobre lógico-genético- el
salvar y elevar la libertad cuan-
tos, . etc. Ya hemos señalad o, pero tenemos que
prop10s mstmtos,
· 1
afee-
, tad. Los existencialistas pretenden
ha sido "arrojado" a la libertad, cuando
especial énfasis , que el ho m b re se h a conve ti drepetir h o aqu1 con do dicen que el hombre
"condenado" a la libertad93. En la reali-
. ,
cisamente en esta lucha ' ª t raves d e esta luch r ' o en ombre pre- dicen que el hombre está
. . � contra su propia dad, por cierto, toda libertad que no se encuentre arraigada en la
constitución naturalmente dada· la toda libertad que no se desarrolle -aun-
, y . evolución del hombre, su sociabilidad del hombre,
perfeccionamiento ' solo pued e segmr reali , d de salto- a partir de esa sociabilidad, es un fantas-
través de estos medios · N o es casual que izan ose por esta vía, a que a manera
l no se hubiera convertido en una esencia genéri-
ya a costumbre en los ma. Si el hombre
pueblos primitivos ponga este taro p bl em el trabajo, a través del trabajo, si la libertad
tamiento humano adecuado· � en el centro del compor- ca de orden social en
libertad, de su autosuperación res-
mpoco l o es �ue toda gran filoso-
fía moral, comenzando por s',ocrates, os estoicos y E . no fuera el fruto de su propia
constitución meramente orgánica, no podría
ta ll egar a pensadores ta n diiversos como s · picuro, y has- pecto de su propia real. La circunstancia de que la libertad
pmoza y Kant, se existir ninguna libertad
enfrente constantemente con t tuviera que ser primitiva y limita-
. es e problema como con la cues- el
obtenida en trabajo originario
tión central del comporta miento verdaderam t h el hecho de que la libertad más espiritual
. en nada
.
trabajo mismo se trataba ,spor c�erto, meramente de una cuestión
en e umano. En el da, no modifica
ser conquistada con los mismos métodos que
de finalidad: solo puede er exitoso solo p d d . y elevada tiene que libertad del trabajo más primitivo; el resultado
se emplearon en la
de uso, cosas útiles cuando 1 , ue e pro ucir valores

también ocurre con todas las


,
J:::�wn
permanentemente, esa autos:n e p��ceso de trabajo se consuma


��r parte del sujeto; esto
posicrones de fines de carác-
de aquella libertad -por alto que sea el nivel de conciencia- po-
see, en última instancia,
del individuo genérico
el mismo contenido que esta: el dominio
sobre su individualidad meramente natu-
ter práctico. Pero estoform:te:e:i'ntl
pod erpredtad o l com_o una homo- sentido, creemos, el trabajo puede ser en-
geneidad meramente P ano e a praxis ral, particular. En este
tendido auténticamente como modelo de toda libertad.
p ero se trata, ya en el trabajo de muchas , . -y también ya antes, cuando alu-
sobre ell mas cosas. Al mar- Con estas consideraciones
gen de la conciencia que posea más elevadas de la praxis humana-
� el _hombre que ejecuta díamos a formas de aparición
el trabajo, en este proceso de rod de trabajo que habíamos tomado co-
ellp uce a sr mismo como miembro hemos ido más allá del tipo
del género humano con
á cirse: e�� p�oduce �l género humano mis- Tuvimos hacerlo, ya que el trabajo en este
mo. Incluso podría � mo presupuesto. que
n:t;�l c;�m� de_ autosuperación sentido, como mero productor de valores de uso, es sin duda el
que va desde la determinación la hominización del hombre, pero en cada
todominio consciente es el , . . e os mstmtos hasta el au- comienzo genético de
P , und�co c�mmo real hacia la auténtica
libertad humana · Es osibl e iscutir sobre las · uno de sus factores contiene tendencias reales que necesariamen-
este estado inicial. Aun cuando este esta-
las decisiones humanas uede . proporoones en te conducen más allá de
que es una realidad histórica, cuya constitución y
p
en la sociedad·' es posible v al orar tanto com n realizarse en
·
la naturaleza y do inicial del trabajo
la determinación a propósito d e cad a posic10n de fi d . ?_se qmera el factor
d
de
. ., . n,b e ,ca . a de-
crsion de una alternativa:, la conquista d el do · ·
néant" [El ser y la nada). Alusión al tratado de Sartre.
de la propia esencia , que origimanamente . min_,o so re si mismo,
pose,a un carácter me- 93. Manuscrito: "Etre et
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186
Ontología del ser social: El trabajo

conformación requirió de un tiempo que nos parece infinito, con


razón hemos calificado a nuestra afirmación de abstracción, de
abstracción necesaria, en el sentido de Marx. Es decir que, para
Apuntes sobre Ética*
poder desarrollar con la mayor pureza las determinaciones del
trabajo mismo, hemos tenido que dejar conscientemente de lado,
una y otra vez, el entorno social -que necesariamente surge con
aquel-. Obviamente que esto no era posible si no se mostraban,
una y otra vez, las afinidades y divergencias del trabajo con rela-
ción a complejos sociales más elevados. Así nos parece ahora que
hemos llegado al punto en que esta abstracción puede y tiene que
ser definitivamente superada, en que podemos abordar el análisis
de la dinámica fundamental de la sociedad, el proceso de repro-
ducción. Este será el contenido del próximo capítulo.
Aclaración preliminar

Gyorgy Lukács, cuya obra está determinada latente pero, precisa-


mente por ello, muy efectivamente por premisas éticas, empren-
dió -como atestigua una carta a su hermana Mici- a fines de 1960
la preparación de un proyecto ambicioso: escribir la primera éti-
ca marxista digna de consideración filosófica. En los años siguien-
tes surgieron extensos Notizen zur Ethik [Apuntes sobre Ética], que
pertenecen a la obra póstuma y entretanto están depositados en
el Archivo Lukács.
Gyorgy Mezei organizó los apuntes, que estaban escritos en
hojas sueltas, a través de un minucioso y fatigoso trabajo. El carác-
ter de esbozo y la fragmentariedad de las anotaciones suscitó con-
siderables problemas. Lukács dejó resúmenes, apuntes y bosque-
jos que se guardan en el Archivo en tres compilaciones de
apuntes (con el título "Ética - Apuntes I", "Ética- Apuntes II" y
"Para la Ontología del ser social -Apuntes en hojas sueltas"), por
lo cual el material fue archivado en catorce sobres. En el ordena-
miento de estos apuntes que, en un principio, parecían poco sis-
temáticos, Mezei pudo referirse a los llamados intentos de clasifi-
cación, es decir, a apuntes sueltos en los que Lukács mismo se
ocupó de sistematizar sus reflexiones éticas. En la confección de
las notas al pie, el editor consultó la propia biblioteca de Lukács.
(Lukács acostumbraba marcar con un lápiz los pasajes que le in-
teresaban de la bibliografía utilizada.) En la reconstrucción del

* "Ethikkonspekte (Auszüge)". En: Dannemann, R. y Jung, W. (eds.), Objrhtive


Moglidtheit, pp. 49-66. Trad. de Susana Nothstein.
188
189
Ontología del ser social: El trabajo Apuntes sobre Ética

texto se conservó la grafía del autor, también en el caso de faltas GS-15


de ortografía y de otro tipo. El editor utiliza los siguientes signos [0179)
en el texto reconstruido: Ideología
¡Franklin! lo que él no sabe, sin embargo lo dice Cap[ital] 1 172 (NI for-
mato pequeñojf No lo saben, pero lo hacen ibídem 404 Formas jurídicas
xxx palabra indescifrable Cap III 1323/45 Economía y moral (económicamente incorrecto -en el pla-
agregado de Lukács n� de la historia universal correcto. Engels Miseria IX/X6
<> palabra tachada por Lukács Clase en sí y para sí. (Transformación en realidad social) Ibídem 162
los corchetes simples provienen del editor

Es explicable que los apuntes no sean fáciles de interpretar


para el lector'. � pesar de la gran cantidad de notas al pie, en vis-
ta de la condición del material. El esfuerzo, no obstante, valió la 2. Marx, Das Kapual Kritik derpolitischen. Ókonomie. Meiner, 1914, I, p.17 [El Capi­
«

pena por lo menos por tres razones: 1. se manifiesta la forma de tal, I, 18]. En la nota al pie 19 dice: "Franklin no se da cuenta de que, al tasar
en 'trabajo' el valor de todos los objetos, hace abstracción de la diversidad de
trabaj_ar del �lósofo h�ngaro, a la que hasta ahora apenas se le
los trabajos que se cambian, reduciéndolos a un trabajo humano igual. No se
presto atención en la literatura especializada internacional· 2. se da cuenta de. ello, pero lo dice. Primero, habla de 'unos trabajos', luego de
�ace concretamente visible la génesis de la Ontología, que e� rea- 'otros' y por último de 'trabajo' en general, como sustancia del valor de todos
lidad estaba pensada como un capítulo introductorio para la Éti­ los objetos".
3. En el texto, Lukács en algunas partes se refiere a sus propios apuntes.
ca, y que luego se independizó como proyecto independiente (se- 4 Marx, Das Kapital; I, p. 40 [El Caj,ital, l, 39]: "Por tanto, los hombres no relacio-
gún observó �1:1kács en enero de 1965 en una carta a F. Benseler); nan entre sí los productos de su trabajo como valores porque estos objetos les
3. se hacen visibles los contornos temáticos de la Ética a la cual parezcan enuoltums simplemente materiales de un trabajo humano igual. Es al re-
Lukács había d_ado el tí�u��- provisorio de Die Stelle der E;hik im Sys­ vés. Al equiparar unos con otros en el cambio, como valores, sus diversos productos,
lo que hacen es equiparar entre sí sus diversos trabajos, como modalidades de
tem der menschlzchen Aktzvztaten [El lugar de la ética en el sistema trabajo humano. No lo saben, pero lo hacen".
de las actividades humanas]. (Si la planeada Ética hubiera encon- 5. Marx, Das Kaf,ital, 3/ 1, pp. 323 y ss. [El Capital, III, 285 y ss.] Lukács se refiere
trado una rep�rcusión más intensa que la Ontología, es una pre- a las versiones definitivas del punto cuatro del capítulo doce "División del tra-
gunta que aqm no puede ser respondida con más detalle.) bajo dentro de la manufactura y división del trabajo dentro de la sociedad".
6. Marx Elend der Philosophie. Trad. al alemán de E. Bernstein y K. Kautsky, "Prólo-
Los extractos impresos son parte del volumen Versuche zu ei­ go" de Engels (pp. V-XXII). Stuttgart: Dietz, 1919, pp. IX y s. [Miseria de la fila­
ner Ethik [Tentativas para una ética], que publicó la editorial de la sofia. Moscú: Progreso, 1981, p. 9): La tesis, deducida de la teoría de Ricardo,
Academia Húngara de Ciencias. "a saber, que a los obreros, como únicos productores efectivos, les pertenece el
producto social íntegro, su producto - lleva directamente al comunismo. Pero,
como indica Marx en las líneas citadas, esta conclusión es formalmente falsa en
el sentido económico, ya que representa una simple aplicación de la moral a la
economía política. Según las leyes de la economía burguesa, la mayor parte del
GS-14 producto no pertenece a los obreros que lo han creado. Cuando decimos que
[0195) es injusto, que no debe ocurrir, esto ante todo nada tiene de común con la eco-
Ideología y realidad! nomía política. No decimos sino que este hecho económico se halla en contra-
Campesinos como· clase y no clase (Brumario 116/7) dicción con nuestro sentido moral. Por eso Marx no basó jamás sus reivindica-
Clase en sí y para sí Miseria de la filosofía 162 (VI 226) ciones comunistas en argumentos de esta especie, sino en el desmoronamiento
inevitable del modo capitalista de producción, desmoronamiento que adquie-
re cada día a nuestros ojos proporciones más vastas; Marx habla solo del simple
hecho de que la plusvalía se compone de trabajo no retribuido. Pero lo que no
es exacto en el sentido económico formal. puede serlo en el sentido de la his-
toria universal". La cita corresponde al prólogo que escribió Engels para la I"
l. Realitát. edición alemana. Los tres subrayados son de Lukács.

190 191
Apuntes sobre Ética
Ontología del ser social: El trabajo

[0185] . .
[0181] Ideología a) Condición de producción b) "formas jurídic�s, P?l.íucas, reli-
Génesis de la falsa ideología en la realidad V 271/27 Autonomización: di- ziosas artísticas o filosóficas; en una palabra, las formas id�ologicas en que
visión del trabajo. Desarrollado.
0- '
los hombres toman conciencia de este conflicto y luchan por reso ver o
1 1 "
Derecho etc.V 3428 Filosofía del goce: nobleza y burguesía (V 2969 Hol- (Contribución a la crítica LV-VI) 12. Juicio subjetivo u objetivo del indivi-
bach ibídem 389'º) Filosofía: lenguaje y vida V 424/:427:/11 duo y de la época (Regreso a ontología de la cotidianidad) .

GS-16
[0187] ·
7. Historisch­Kritische Gesmnlmt.sgaúe [MEGA] - W11rlle, Schrijlen, Bneje. (ed. de D. Rja- A propósito de Ideología problema de homogeneización práctica
zanov). Frankfurt a/M y Moscú: Marx-Engels-Archiv Verlagsgesellschaft, 1927 y (ya en ideología y proceso de reproducción)
ss., 1, 5, p. 271 y ss. Lukács marcó en el margen el siguiente pasaje: "Cuanto más Investigación:
la forma normal de intercambio de la sociedad y, por tanto, las condiciones de
a) grados de abstracción (Derecho-Moral etc.)
la clase dominante se enfrentan al progreso de las fuerzas productivas; cuanto
b) subjetividad y objetividad
mayor es, por consiguiente, la discordia en el seno de la misma clase dominan-
te y con la clase dominada, más se falsea, naturalmente, la conciencia que ori- c) afectividad
ginariamente correspondía a esta forma ele cambio, es decir, más va dejando de
ser la conciencia que a ella corresponde, más se degradan las anteriores ideas
tradicionales de estas relaciones de intercambio, en las que los verdaderos in- libre ya de tas viejas trabas feudales. Y no cabe dudad� que la emanci�ación en-
tereses personales, etc., se expresaban como intereses generales, hasta conver- focada desde el punto de vista de la burguesía, es decir, la competencia, era, en
tirse en frases deliberadamente idealizantes, en una ilusión consciente, en una el siglo XVIII, la única manera posible de abrir ante los individuos. una nueva
deliberada hipocresía. Y cuanto más las desmiente la realidad y más se desvalo- trayectoria de desarrollo más libre" (Ibíd., p. 490).
rizan ante la conciencia misma, con mayor energía se las hace valer, más hipó- 11. MEGA, I, 5, p. 424: "Uno de los problemas más difíciles para lo_s filó�ofos e_s el
crita, más moral y más sagrado se torna el lenguaje de esta sociedad normal. Y descender del mundo del pensamiento al mundo real. La realidad inmediata
cuanto más hipócrita se torna esta sociedad, más fácil le es a un hombre crédu- del pensamiento es el lenguaje. Y como los filósofos ��n proclam�do la indepe�-
lo como Sancho descubrir por todas partes la representación de lo sagrado, de dencia del pensamiento, debieron proclamar también el (enguaJ_e como un rei-
lo ideal. De la hipocresía general de la sociedad puede él, el crédulo, abstraer no propio y soberano. En esto reside el secreto del leng�aJe filos.ofico, en el que
la creencia general en lo sagrado, el imperio de lo sagrado y ver en lo sagrado, los pensamientos encierran, como palabras, un contenido propw. E� probl�ma
incluso, el pedestal de esa sociedad. Es víctima de la misma hipocresía a partir· de descender del mundo de los pensamientos al mundo real se convierte asi en
de la cual precisamente habría debido llegar a la conclusión contraria" (Lrt ideo­ el problema de descender del lenguaje a la vida. . .
logía alemana, pp. 340-341). Como hemos visto, la sustantivación de los pensamientos y de las ideas es una
8. MEGA, I, 5, p. 342: "Y, dentro del régimen de la división del trabajo, estas rela- consecuencia de la sustantivación de las condiciones y las relaciones personales
ciones cobran necesariamente existencia sustantiva frente a los individuos. To- de los individuos. Y hemos visto, asimismo, que el hecho de que los ideólogos
das las relaciones se pueden expresar en el lenguaje de los conceptos. Y el que y los filósofos se ocupen sistemáticamente y de un modo exclusivo de estos pen-
estos conceptos y generalidades se hagan valer como potencias misteriosas es samientos es una consecuencia de la división del trabajo, y la filosofía alemana,
una consecuencia necesaria de la sustantivación de las relaciones reales y efec- concretamente, una consecuencia de las condiciones pequeñoburguesas de vi-
tivas, de las que son expresión. Además de esta vigencia en la conciencia usual, da de Alemania. Los filósofos no tendrían más que reducir su lenguaje al len-
dichas generalidades adquieren aun otra vigencia y desarrollo especiales por guaje corriente, del que aquel se abstrae, pa�a d_arse cuenta_ y reconoce� que ni
obra de los políticos y los juristas, a quienes la división del trabajo encomienda los pensamientos ni el lenguaje forman por sr mismos un remo aparte, smo que
la misión de practicar el culto a estos conceptos, .viendo en ellos, y no en las son, sencillamente, expresiones de la vida real" (Ibíd., pp. 534-535) ·
condiciones de la producción, el verdadero fundamento de todas las relaciones 12. Marx, Zur Kritik der politischer; Ókonomie. Ed. de K. Kautsky. Stuttgart: Dietz, 1919,
reales de la propiedad" (Ibíd, p. 431). pp. LY y s. [ Contriúu.ción a la critica de la economía política, p. 9]: En u�a época de
9. MEGA, I, 5, p. 296: Esta parte se encuentra bajo el subtítulo "El propietario - revolución social, se conmociona más o menos rápidamente toda la mmensa es-
Mi poder"; la primera oración de esta página dice: "[Retrocedéis, espantados, tructura a partir del cambio en la base económica: "Cu�ndo se e�tudian esa_s
ante los otros, porque creéis ver a su lado el [antasma del derecho!" (lbíd., p. 370). conmociones hay que distinguir siempre entre los cambios matenal�s ocurrr-
10. MEGA, 1, 5, p. 389: Aquí Lukács marcó entre otras las siguientes explicaciones: dos en las condiciones económicas de producción y que pueden aprewirse con
"La teoría de Holbach no es, pues, otra cosa que la ilusión filosófica, histórica- la exactitud propia de las ciencias naturales, y las formas �urídi��· políticas, re-
mente legítima, acerca de la burguesía, que en aquel momento comenzaba a ligiosas, artísticas o filosóficas; en una palabra, las formas ideológicas en que los
ascender en Francia y cuyo afán de explotación podía interpretarse todavía co- hombres toman conciencia de este conflicto y luchan por resolverlo".
mo el afán de los individuos por desarrollarse plenamente en un intercambio
193
192
Ontología del ser social: El trabajo
Apuntes sobre Ética

d) autocorrección
e) referencia a interior y exterior G -1
f) universal - particular - singular [0133]
Forma fundamental de la reproducción biológica: desobjetiuación14 (Excep-
g) Lo eliminado y su función ( diferencia y xxx - Analizar en arte y
ciencia) ción: abejas, castor, nido de pájaro etc) Trabajo: _objet�uación15 (So�re la ba-
se de: desobjetivación (medios de trabajo, matena pnma) De _aqu1 - en de-
[T26] terminado escalón: enajenaciónl6 (división social del trabajo debido al
Homogeneización práctica desarrollo de las fuerzas productivas) ya en el comunismo primitivo (arte-
2 sano en el pueblo etc.) Mostrar cómo - debido al desarrollo de las fuerzas
h) interior y exterior (con xxx)
i) relatividad - fatalidad productivas: de enajenación: alienación!" (desarrollo de Derecho y �o�al,
también Religión ")" como principios de la regulación) Lugar de la Ética.
j) teleológico (modelo: trabajo ")" - variaciones)
Socialismo como retrocapción 18 de la alienación ( en el desarrollo de ob-
Nuevamente diferencia: medium: arte - ciencia - trabajo - acción social:
problema del ualor jetivación y enajenación): Ética
a) beneficioso - perjudicial
�) bueno - malo (individual y social; clase, sociedad [Tl3]
Terminológicamente exacto: enajenación (objetivación) y alienación; con
transiciones y cambios bruscos dialécticos
[0196] GS-17
A propósito de ideología [Tl4]
a) autonomía del complejo A esto pertenece el complejo de problemas de la alienación socialmente ne­
b) interacción de los complejos cesana
c) prioridad ontológica de lo económico (factor dominante) a) necesaria para toda la sociedad (regulación en general)
d) distanciamiento respecto del control de la realidad (cambio con so- b) analizar para determinadas clases: hasta dónde la superación es po-
cialización sible y deseable
e) función de la individualidad
f) sus interacciones
GS-19
[0200] [T28]
A propósito de ideología Ejercitación (habituación, objetividad) de reflejos condicionados ya en el
2
g) cambio histórico: ciudadano en la revolución burguesa ( 1789 y trabajo inevitable: condición (y a menudo: obstácu!o) d�� progr�so. .
1848) no rectilíneo (colonias) ¿Dónde se transforma el reflejo condicionado en alienación? (pnmero m-
h) estructura: inmediatamente: ideología (con toda dialéctica), "en úl- dependiente de su realización)
tima instancia" base
[T8]
[Z13] Manipulación: ¿no [es] socialización de los reflejos condic�onados? (Allí su
Ideowgía peligro (rutina etc.) pero aquí: interés social en esta: rutma
Adorno sobre ideología (música) - Nota especialtf ¡Desarrollar dialécticamente!

13. Entre los apuntes de Lukács no encontramos esta nota especial. Presumible-
mente Lukács se refiere a la afirmación de Adorno según la cual la música mo- 14. Entgegenstandlichung.
derna perdió la primitiva autenticidad del miedo: "No es lo monstruoso lo que 15. Vergegenstandlichung.
impacta, sino su evidencia" (cf. "¿Franz Kafka o Thomas Mann?". En: Lukács, 16. Entáuííerung.
G. Significaci/m actual del realismo critico. Trad. de María Teresa Toral, rev. por Fe- 17. Entfremdung.
derico Alvarez. 5' ed. México: Era, 1984, pp. 58-112). 18. Rücknahme.
194
195
Ontología del ser social: El trabajo Apuntes sobre Ética

[T23]
jetivo muy estático (Styron22) - pero situación histórica - pregunta tarn-
A propósito de manipulación (práctica y verdad) H. Mann: "Que un escri-
bién en el marco del "campo"
tor sea grande, ello depende de en qué medida representa a una clase"
(Essays 1 127) 19. Extender a ciencia, filosofía y religión G 21
[0156]
[0139]
Desarrollo (progreso) y alienación
Alienación regulación tradicional de la vida cotidiana (y más allá de ella)
a) proceso "ciego", no teleológico
no necesariamente alienación: elemento de un rebasamiento de los hom-
b) objetivación cada vez más social (m�s g�nérica)
bres particulares (Esparta} Recién cuando regulación - manipulación del
e) enaienación (de acuerdo con la posjbiljdad} cada vez menor.
hombre particular (hoy) aparece alienación. Cuanto más alto llega la ma- :J • "d d23
Aquí se separan el en sí y el para sí de la geneno a . .
nipulación (arte etc.} tanto más (otra vez: "regla" no necesariamente alie-
d) Clase de oposición [del lado del reverso] como �tr? de socializa-
na en todo arte} Por eso hoy como polo opuesto: concepción del yo irra- ción (objetivo) nunca absoluto (Destructores de maqumas. Frente a
cionalista-existencialista, necesidad religiosa etc. No puede formar un revoluciones anteriores. Bien: A. France sobre igualdad24 -y no obs-
contrapeso por egocentrismo abstracto y puro. Esto solo social. tante- interés como motivo subjetivo del progreso en el en sí. Otra
vez: en sí ciego, solo dirigido a teleología actual (¡Lenin!)
GS-20
[0253] [0178]
Existencialismo: "[e'veux que tout me soit expliqué ou rien. Et la raison est A propósito de alienación . ., , . .
impuissante devant ce cri du coeur" (Camus, Le Mythe de Sisyphe 44) 2º. a) alienación metafísica (Feuerbach) Religión, Amb1t� de Juego en es-
to: ética concreta: Jesús (Investigar cómo se relaciona con esto la
[0130] alienación política -citoyen-) . . .
Alienación b) alienación a través de la violencia (como factor mtenonzado a) en
demostrar, dónde necesaria y justificada (Romanticismo: inmediatez) Por tradición !3) hoy en manipulación y) alienación económica: por co-
eso: sujeto (la misma situación objetiva puede (solo: puede) ser alienada y sificación (son incorporados como factores de a) y b)
no alienada. Reacción (Sagrada Familia 111 206)21 Pero esto no puramen-
te subjetivo (ni psicológica ni moralmente} Interacción de subjetividad y GS-22
objetividad. En Marx también es válido para constelación. Pero factor sub- [0284] , , . .,
Ser social (epistemología surge de la ontología) Allí la posic1on del fin Fun-
damento aquí da por resultado algo nuevo. Se debe preguntar
19. Mann, H., Essays. Berlín: Aufbau, 1954, p. 127: "En el transcurso de sus luchas
políticas, France se convirtió en socialista; por último, fue comunista. Un comu-
nista fue enterrado en el Panteón de los grandes hombres de Francia en octu-
bre de 1924. En el poder está la clase burguesa, pero ella honró al comunista,
que existe entre su naturaleza humana y su situación, que cons.tiwye la_ nega-
cuyas obras no solo ellos honran. Que un escritor sea grande depende de en ción franca neta y absoluta de esa naturaleza" (La Sagrada Familia, o Critica de
qué medida pueda representar a una clase. Por otro lado, depende de la gran- la critica critica. Contra Bruno Bauery Consortes. Trad. de Carlos Liacho. 4ª ed. Bs.
deza del escritor, que la clase lo acepte y lo eleve". As.: Claridad, 1975, p. 50). .
20. "Quiero que todo me sea explicado, o nada. Y la razón es impotente ante este 22. William Styron (1925-): novelista norteamerica'.:º· Su primera n.ovela, LuDown
grito del corazón" (Camus, El mito de Sísifo). in Darkness [Acuéstate en las tinieblas]. aparec10 en 1951. En The Confessions of
21. MEGA 1, 3, p. 206: "La clase poseedora y la clase proletaria presentan el mismo Nat Turner [Las confesiones de Nat Turner] (1967) abor�ó el conflicto entre
estado de desposesión. Pero la primera se complace en su situación, se siente blancos y negros; en Sophie's Choice [La elección de Sophie] (1979), el Holo-
establecida en ella sólidamente, sabe que la alienación discutida constituye su causto y sus efectos sobre los sobrevivientes.
propio poder y posee así la apariencia de una existencia humana; la segunda, 23. Gattungsmalligkeit. . , .
por el contrario, se siente aniquilada en esta pérdida de su esencia, y ve en ella 24. Ana tole France ( 1844-1924): novelista y ensayista frances. En Le Lys rouge [�I h-
su impotencia y la realidad de una vida inhumana. Ella encuentra, para em- rio rojo] (1894) se lee que la ley les prohib� con la mis_ma majestad a los neos
plear una expresión de Hegel, en el rebajamiento en rebelión contra ese reba- y los pobres dormir debajo del puente. La cita es mencionada frecuentemente
jamiento, rebelión a la cual es empujada, necesariamente, por la contradicción por Lukács.
196 197
Ontología del ser social: El trabajo Apuntes sobre Ética

a) por la fundamentación de la posición teleológica en el conocimien- GS--24


to de la causalidad (política, sociología, historia) [0327]
b) por efecto A propósito de Ontología
c) por contenido (si progresivo o retrógrado) Por investigar función de la ilusión etc. en la realización de la praxis. Im-
a, b, c referido a hombres (ética) portante: solo entra en consideración la praxis real (motivos solo en cuan-
to estos influyen realmente sobre ella) Es decir: analizar orüologicamente la
[0246] falsa conciencia o sea no solo -como en general- en la génesis, sino también
A projJósito de Ontología del ser social en la efectividad concreta
Marx - Engels: a) Universal: Prioridad (Feuerbach 28) b) Determinación
(aquí ya ser social) Contribución a la crítica Prólogo LV. [0310]
Naturalmente no contradictorio: pero nunca efectuado en forma conscien­ A propósito de Ontología de la sociedad
te y convertido en fundamento del carácter de ser que posee el ser social. Objetividad25 de los procesos (mediados por cosas). (Fuentes de error a) so-
lo cosas inmediatas: fetichismo b) solo procesos (relaciones) Positivismo:
[T2] pasa por alto cambios de estructura: dogmatismo ahistórico) Estudiar por
A propósito de interés Dialéctica del interés (universal) inmediato y media- ejemplo M-D-M y D-M-D (eventualmente también tomo 11): cómo los
do. También aquí: modelo: trabajo en el cual está puesta esta contradicción: procesos también hacen surgir en el sentido ontológico nuevos objetos.
es decir interponer el trabajo entre el apetito y la realización inmediata Supera-
ción de la inmediatez a través de esta mediación <xxx> superación (¡colocar [0287]
en un nivel superior!) Ontología y Gnoseología
a) Condición ideal para ser en sociedad (posición de fin; intercambio,
etc.) pero solo se hace ontológicamente relevante con el acto de la
GS--23
realización
[0127]
b) Praxis como criterio de la teoría
Dialéctica de los intereses inmediatos y "perspectiuisticos" (Lenin) puesta con
¡Desarrollar la conexión!
trabajo. Socialmente:justamente trabajo -no inmediatamente. En produc-
ción: inmediatamente para consumo o medio de producción.
Así sucesivamente (pero: modelo, porque animal -esencialmente- de ma- GS--25
nera inmediata, a lo sumo provisión) recién trabajo sobre inmediatez. [0186]
A propósito de "superestructura"
[T9] l) Transmisión: afecto solo a través de otro afecto (Spinoza), esto en-
A propósito de Ontología materialista de la praxis laza con Pavlov: ontología (Revisar si la Ética de Aristóteles no con-
Impulso hacia la reacción activa sobre el mundo exterior mucho más an- tiene algo similar)
tiguo que la conciencia sobre esto - Investigar. ¿en qué medida se mantie- 2) investigar ontológicamente qué significa realidacfl.6 de una institu-
ne -modificada- esta estructura? (Primacía de la razón práctica; éticamen- ción (Estado, derecho, etc.) Significado ontológico de la motivación
te: no lo saben, pero lo hacen (costumbre etc.)

[0328] [0258]
A projJósito de Ontología de la "segunda naturaleza"
A propósito de "segunda naturaleza"
Esencia de la teleología del trabajo: proceso causal dirigido, en sí en nada
Significado (sentido etc.) subjetivo frente a naturaleza (por eso naturalmen-
te no absurdo) en sociedad: hecho objetivo ­ Sentido de las leyes etc. exis- diferente del normal. Pero concretamente cambia el mundo. Inmediata-
te independientemente de la conciencia, actúa contra las voluntades de mente en forma natural solo a través de la causalidad pura - pero sin em-
los dadores de sentido. ¡Desarrollar! A propósito de estructura de esta te- bargo cambio solo a desde la condición de ser-guiado, desde el reflejo
leología.

25. Cegenstándlichkeit.
26. Realitát.

198 199
Ontología del ser social: El trabajo Apuntes sobre Ética

transformado en praxis. Así -sub specie-? de naturaleza- ninguna diferen- [T30]


cia entre las dos causalidades; sub specie de "segunda naturaleza" (de su Fines cercanos y lejanos Los últimos -ontológicamente- dados por herra-
ontología) más decisivamente: cómo el reflejo (Reflex) se transforma en mientas y consecuencias sociales (posición de un fin posterior y
realidad-f Resolver de manera puramente ontológica; sin jerarquía. En secundaria): epistemológicamente comprensible solo a posteriori. Por
forma burguesa: superior (ser ideal) marxista vulgar: inferior. 'Iertiumt? eso: en todas partes heterogeneidad. Esta crece cuanto más mediado es-
té el fin más distante; pero también en conexión con trabajo. Por eso: bi-
[0255] furcación de práctica y manipulación. En la inmediatez del trabajo toda-
A propósito de Ontología de la "segunda naturaleza" vía inseparablemente ligadas. Diferenciación: social - desde magia hasta
a) sin conciencia imposible cambio teleológico de la causalidad (Pro- neopositivismo (Fundamento: <P> práctica correcta posible con teoría
pietarios de mercancías en el intercambio) Cap I 50 y s.)30 falsa. Otra vez: desde magia hasta Ptolomeo) Crítica de Engels. Len in
b) ontológicamente solo relevante la puesta de un fin efectivamente ¿Qué hacer?
realizado; motivos etc. indiferentes

GS-26
Reproducción
Capital: condiciones propias /:189:/ Borrador''! 56 y s. (fin - medio ibíd.
155 )32 aire, ni de las entrañas de la idea que se pone a sí misma; sino en el interior del
desarrollo existente de la producción y de las relaciones de propiedad tradicio-
nales y contraponiéndose a ese desarrollo y esas relaciones. Si en el sistema bur-
gués acabado cada relación económica presupone a la otra bajo la forma eco-
27 Bajo la especie de. nómico-burguesa, y así cada elemento puesto es al mismo tiempo supuesto, tal
28. Wirklichkeit. es el caso con todo sistema orgánico. Este mismo sistema orgánico en cuanto
29. Evidentemente, Lukács está pensando en un tertium datur, una tercera posición totalidad tiene sus supuestos, y su desarrollo hasta alcanzar la totalidad plena
superadora para la antítesis entre el idealismo y el marxismo vulgar. consiste precisamente [en que] se subordina todo los elementos de la sociedad,
30. Marx, Das Kapital, r, p. 50 y s. [El Capital; r, p. 48]: "Las mercancías no pueden o en que crea los órganos que aún le hacen falta a partir de aquella. De esta ma-
acudir ellas solas al mercado, ni cambiarse por sí mismas. Debemos, pues, vol- nera llega a ser históricamente una totalidad.
ver la vista a sus guardianes, a los poseedores de mercancías. Las mercancías son co- Rohenuourf, pp. 55 y s. [Ibíd., I, 61]: "La sustitución del dinero metálico (y del
sas, y se hallan, por tanto, inermes frente al hombre. Si no se le someten de gra- papel moneda o moneda de crédito que recibe de él su denominación) por di-
do, el hombre puede emplear la fuerza o, dicho en otros términos, apoderarse nero-trabajo, que recibiría su denominación del tiempo de trabajo mismo,
de ellas. Para que estas cosas se relacionen las unas con las otras como mercan- equipararía por lo tanto el valor real (valor de cambio) de las mercancías y su
cías, es necesario que sus guardianes se relacionen entre sí como personas cuyas valor nominal, su precio, su valor monetario. Pero a esto se llegaría solamente si se
voluntades moran en aquellos objetos, de tal modo que cada poseedor de una presupone que valor y precio son distintos solo nominalmente. Pero tal cosa de
mercancía solo pueda apoderarse de la de otro por voluntad de este y despren- ningún modo es cierta. El valor es solo su valor medio".
diéndose de la suya propia; es decir, por medio de un acto de voluntad común Rohentunuf, pp. 169 y s. [Ibíd., 1, 182]: "Pero esto no es todo: el individuo Asa-
a ambos. Es necesario, por consiguiente, que ambas personas se reconozcan co- tisface la necesidad del individuo B por medio de la mercancía a, solo en tanto
mo propietarios privados. Esta relación jurídica, que tiene por forma de expresión que y porque el individuo B satisface la necesidad del individuo A mediante la
el contrato, es, hállese o no legalmente reglamentada, una relación de voluntad en mercancía by viceversa. Cada uno sirve al otro para servirse a sí mismo; cada
que se refleja la relación económica. El contenido de esta relación jurídica o de uo­ cual se sirve del otro, y recíprocamente, como de un medio. En la conciencia
luntad lo da la relación económica misma. Aquí, las personas solo existen las de ambos individuos están presentes los siguientes puntos: 1) que cada cual al-
unas para las otras como representantes de sus mercaderías, o lo que es lo mis- canza su objetivo solo en la medida en que se sirva del otro (ser para otro) so-
mo, como poseedores de mercancías. En el transcurso de nuestra investigación, he- lo en cuanto fin para sí mismo (ser para sí); 3) que es un fact necesario la reci-
mos de ver constantemente que los papeles económicos representados por los procidad según la cual cada uno es simultáneamente medio y fin y solo alcanza
hombres no son más que otras tantas personificaciones de las relaciones eco- su fin al volverse medio, y solo se vuelve medio en tanto se ubique como fin pa-
nómicas en representación de las cuales se enfrentan los unos con los otros". ra sí mismo; cada uno, pues, se pone como ser para el otro cuando es ser para
31. Rohentwurf (se refiere a los Grundrisse). sí, y el otro se pone como ser para aquel cuando es ser para sí. Esa reciprocidad
32. Marx, Grundrisse der Kritik der poliuschen. Ókonomie [Rohentwurf]. 1857-1858. es el supuesto, la condición natural del intercambio, pero en cuanto tal es in-
Moscú: Verlag für fremdsprachige Literatur, 1939, p. 189 [Elementos fundamen­ diferente a cada uno de los sujetos del intercambio. A cada uno de esos sujetos
tales, I, pp. 219-220]: "Hay que hacerse cargo de que las nuevas fuerzas produc- solo le interesa la reciprocidad en la medida en que satisface su interés, que ex-
tivas y relaciones de producción no se desarrollaron a partir de la nada, ni del cluye al del otro y no tiene relación con él".
200 201
Ontología del ser social: El trabajo Apuntes sobre Ética

GS-27 "Similar" pasiones en sociedad (ibídem 6236. mostrar diferencia en la ana-


[T31] logía: el mito en germen): especialmente claro
Fines cercanos y lejanos (2) Problemas de la "falsa conciencia" Importancia lí- Particular: "luchar consigo mismo" Universal: idea no "en contradicción y
mites de la negación (Otra vez: en la alternativa originaria, lo cualitativo [está] lucha", peligro etc. (ibídem 8�)37
contenido en germen. Intensificación en el crecimiento de las mediaciones - Pero bien: acciones- ya vida cotidiana - diferente de lo deseado (ibídem
función positiva del error (jacobinos) - Cuanto más lejano el fin, tantas más 66/7)38
causalidades en el complejo (indiferente si meramente causal o teleológica- Grandeza hombre: "fines particulares" contienen lo sustancial ibídem 68
mente causal - mejor: cuanto más mediado, tanto más importante el elemento (César 67 /839 Relación de lo particular y lo universal no dialéctica Com-
teleológico en ellas) Así: posición del fin lejana a menudo heterogénea de la párese arriba universal-particular. Precisamente aquí: falsa conciencia, ilu-
originaria. (Lenin sobre espontaneidad y toma de conciencia) º
siones heroicas etc.) Más allá gran hombre (ibídem 73)4 en César dema-
siado lejos, aquí demasiado cerca de lo universal - ¡Por eso revelar lo
[Pl)
Astucia de la razón y trabajo en H[egel] mitológico!
Herramienta: Astucia entre yo y la coseidad exterior (Realphilosophie II
19833 Explicado. Medio [Mittel] como medio [Mitte] (superior al fin in-
mediatamente puesto) V 220. Lenin 10934 36. Hegel, Vemunft, p. 62: "De manera parecida se satisfacen las pasiones, se realizan
(Concretar) En esto: posibilidad más allá de voluntad consciente en posición ellas mismas y realizan sus finalidades según su determinación natural, y produ-
de fin (con esto relativo a trabajo y fuerzas naturales Razón en historia 61/235 cen el edificio de la sociedad humana, donde han procurado al derecho, al or-
den, la violencia contra sí [ ... ]. 1.as pasiones son el elemento activo. De ninguna
manera están siempre opuestas a la eticiclad, sino que realizan lo universal. En lo
33. Hegel, [enenser Re<ll/1hiloso/1hie, 2 ("Vorlesungen von 1805-06"]. Ed. de H. Hoff- que se refiere a lo moral de las pasiones, desde luego que aspiran a realizar el pro-
meister. Leipzig: Meiner, 1931, p.198: "En la herramienta o en el campo culti- pio interés. Así, por un lado, aparecen como malas y egoístas. Sin embargo, lo ac-
vado y fertilizado, poseo la posihiiulad, el contenida como un contenido universal. tivo es siempre individual: en la acción soy yo; es mi fin el que busco cumplir. Pe-
Por eso la herramienta, el medio, es más excelente que el fin del deseo, el cual ro este fin puede ser bueno, también universal. El interés, sin duda, puede ser
es más individual; la herramienta abarca todas aquellas individualidades. Pero muy particular; pero de esto todavía no se deduce que se contraponga a lo uni-
la herramienta todavía no tiene la actividad dentro de sí misma. Es una cosa versal. Lo universal debe ingresar a la realidad a través de lo particular".
inerte, no vuelve a sí misma. Todavía tengo que trabajar con ello. Puse la astucia 37. Hegel, Vernunfl, p. 83: "El interés particular de la pasión es, pues, inseparable
entre yo y la cosa externa, a fin de protegerme y cubrir de ese modo mi deter-
de la ocupación con lo universal; ya que es a partir ele lo singular y determina-
minación y dejar que la cosa se desgaste".
do, y a partir de la negación de este, que resulta lo universal. Lo particular tie-
34. Hegel, G.W.F.., Hegel's Werke. Berlín: Duncker und Humblot, 1832 y ss., l, 5, p.
ne su propio interés en la historia universal; es algo finito y en cuanto tal debe
220 [ Ciencia de la Lógica, ll, p. 461]. En el capítulo tercero, "Teleología", en el
segundo parágrafo de la Gran Lógiw se dice: "En cuanto finito, el fin tiene ade- perecer. Es lo particular, que lucha consigo mismo y una de cuyas partes es des-
más un contenido finito; de acuerdo con esto no es un absoluto, o un racional truida. Pero precisamente en la lucha, en la caída de lo singular resulta lo uni-
inmediatamente en sí y por sí. Pero el medio es el término medio extrínseco del versal. Esto no es perturbado. No es la idea universal que se enrtrega a la opo-
silogismo que es la realización del fin; por consiguiente la racionalidad se ma- sición y la lucha, al peligro; se mantiene intacta e indemne en segundo plano
nifiesta en él como lo que se conserva en este otro extrínseco, y se conserva preci- y envía a lo singular de la pasión a la lucha en la que ha ele desgastarse. Es po-
samente por vía de esta exterioridad. Por lo tanto el medio es algo superior a los sible denominarlo la astucia de la razón, que deja que las pasiones actúen para
fines finitos de la finalidad exirinseca; el arado es más noble de lo que son direc- sí, por lo cuales debe perder eso, mediante lo que se pone en existencia, pade-
tamente los servicios que se preparan por su intermedio y que representan los ce y sufre un daño. Porque es el fenómeno, una parte del cual es vana y la otra,
fines. El instrum.entode trabajo se conserva, mientras los servicios inmediatos pe- afirmativa. Lo particular es en general demasiado pequeño frente a lo univer-
recen y quedan olvidados. En sus utensilios el hombre posee su poder sobre la sal; los individuos son sacrificados y abandonados".
naturaleza exterior, aunque se halle sometido más bien a esta para sus fines". 38. Hegel, vemunft; p. 66: "Aquella conexión contiene, pues, esto: que en la histo-
En los Philosophische Heften [Cuadernos filosóficos] (Phil. Nachlass, p. 109), Le- ria universal, a través de las acciones ele los hombres, resulta algo totalmente
nin comenta esta parte como sigue: "Anticipos de materialismo histórico en distinto de lo que se proponen y alcanzan, de lo que saben y quieren inmedia-
Hegel", "El materialismo histórico como una de las aplicaciones y desarrollos tamente. Llevan a cabo su interés; pero con esto también se realiza algo más,
de las ideas geniales, que en Hegel se encuentran en germen".
que también se encuentra implícito, pero que no está en la conciencia y la in-
35. Hegel, Die Vernunf; in der Geschichie. Leipzig: Meiner, 1917, p. 61: Si "uno quie-
tención de los hombres".
re construir una casa, esto depende de su libre arbitrio, pero todos los elemen-
tos deben ayudarle para ello. Y así la casa está para proteger a los hombres de 39. Hegel, Vemunfl, pp. 67 y s.: "César en peligro de perder la posición, si bien toda-
los elementos. De este modo, los elementos aquí se utilizan contra sí mismos, vía no ele supremacía, por lo menos sí de igualdad a la cual él se había elevado
pero la ley general ele la naturaleza no es perturbada por esto". al lado ele los otros que estaban en la cumbre del Estado; en peligro de sucum-

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Ontología del ser social: El trabajo

bir bajo aquellos que estaban por convertirse en sus enemigos, pero que al mis-
mo tiempo, desde el punto de vista de sus fines personales, tenían para sí la
Índice completo de la
Constitución formal del Estado, y con esto el poder de la apariencia legal; a es-
tos los combatía con el interés de mantener su posición, honor y seguridad; y
Ontología del ser social
el triunfo sobre ellos, en la medida en que el poder de estos significaba el do-
minio sobre las provincias del imperio romano, se convirtió al mismo tiempo
en la conquista de todo este imperio: así, dejando en su lugar la forma de la
Constitución, se convirtió en el tirano individual en el Estado. Lo que le prncu-
ró, pues, la realización de su fin en principio negativo, el despotismo en Roma,
era al mismo tiempo la determinación en sí necesaria en Roma y en la historia
universal, de modo que esto no fue solo su ganancia particular, sino que su tra-
bajo fue un instinto que llevó a cabo a lo que en sí y para sí estaba en la época.
Estos son los grandes hombres en la historia, aquellos cuyos propios fines par-
ticulares contienen lo substancial, lo que es la voluntad del espíritu del mundo. [El capítulo incluido en el presente volumen aparece destacado
Este contenido es su verdadero poder; está en el universal instinto inconscien-
en cursivas]
te de los hombres. Estos se ven interiormente impulsados a esto y no tienen
ninguna otra actitud consistente en resistirse frente a aquel que asumió la rea-
lización de semejante fin en su interés. Los pueblos se reúnen, antes bien, alre- Primera parte: El estado actual del problema
dedor de su estandarte; él les muestra y realiza lo que es el propio impulso in-
manente de los pueblos".
Introducción
40. Hegel, Vemunft, p. 73; Lukács marcó las siguientes partes: "La vida burguesa
constituye la base del deber: los individuos tienen asignada su vocación y tam- l. Neopositivismo y existencialismo
bién su deber; y su moralidad consiste en conducirse de acuerdo con ello. [ ... ] l. Neopositivismo
Cada individuo es el hijo de su pueblo, en un determinado estadio de la evolu- 2. Existencialismo
ción de este pueblo. Nadie puede saltar por encima del espíritu de su pueblo,
así corno tampoco lo puede hacer sobre la Tierra".
II. El impulso de Nikolai Hartmann para una auténtica ontología
l. Principios estructurales de la ontología de Hartmann
2. Para una crítica de la ontología de Hartmann
III. La falsa y la auténtica ontología de Hegel
l. La dialéctica de Hegel "entre las heces de las contradic-
ciones"
2. La ontología dialéctica de Hegel y las determinaciones de
la reflexión
N. Los principios ontológicos fundamentales de Marx
1. Cuestiones preliminares de orden metodológico
2. Crítica de la economía política
3. Historicidad y universalidad teórica

Segunda parte: Los complejos de problemas más importantes

l. El trabajo
1. El trabajo como posición teleologica
2. El trabajo como modelo de la praxis social
3. La relación sujeto­objeto en el trabajo y sus consecuencias

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Ontología del ser social: El trabajo

II. La reproducción
1. Problemas generales de la reproducción
2. Complejo de complejos
3. Problemas de la prioridad ontológica
4. La reproducción del hombre en la sociedad
5. La reproducción de la sociedad como totalidad
III. Lo ideal y la ideología
1. Lo ideal en la economía
2. Para una ontología del factor ideal
3. El problema de la ideología
III. La alienación
l. Los rasgos ontológicos universales de la alienación
2. Los aspectos ideológicos de la alienación. La religión co-
mo alienación
3. El fundamento objetivo de la alienación y de su supera-
ción. La forma actual de la alienación

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