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Conocimiento tradicional de la higuera en Canarias: mucho más que un frutal

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Antonio Perdomo Molina

Universidad de La Laguna
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 JULIO

48
2021

GOTEO DE
CULTURA

REVISTA CULTURAL ILUSTRE AYUNTAMIENTO DE SAN MIGUEL DE ABONA 1

 EDITA
Ilustre Ayto. de San Miguel de Abona
Ctra. a Los Abrigos, 30 - 38620
www.sanmigueldeabona.es
cultura@sanmigueldeabona.org

DIRECCIÓN Y COORDINACIÓN
Concejalía de Cultura

DISEÑO
Endémica Estudio

IMPRESIÓN
Gráficas San Miguel

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Este número ha sido impreso en papel reciclado, en
una imprenta local y con número de copias físicas
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por fotocopia, o cualquier otro, sin permiso previo
por escrito de la editorial (Concejalía de Cultura.)”.

2
 hasta el 30 de septiembre de 1930. Al comienzo de esta etapa, en marzo de 1926, doña
Geroncia cubrió “sueldo de 2.000 pesetas con efectos económicos a partir de la fecha de su
posesión por reingreso”, al que ascendió en corrida de escalas como maestra del segundo
escalafón y con el nº 4.37116.
En agosto de 1929, la maestra que nos ocupa presentó, junto a otros compañeros, en la
Sección Administrativa de Primera Enseñanza de Santa Cruz de Tenerife ficha de
autorización “para poder solicitar nuevos destinos”17. En abril de 1930 volvió a presentar otra

Contenido
ficha, solicitando de nuevo su traslado18.
Finalmente, en la Gaceta de Madrid del 9 de septiembre de 1930 se declaró firme su
nombramiento definitivo, por concurso de traslado y por el 4º turno, para la escuela de Aldea
Blanca, en su municipio natal de San Miguel de Abona19, de la que tomó posesión el 1 de
octubre inmediato y que regentaría durante ocho cursos. Dos años más tarde, el corresponsal
de La Prensa destacaba su labor al frente de dicha escuela:
Mucho ha gustado la exposición escolar celebrada con motivo del fin de curso, en
la escuela que regenta en este caserío la culta maestra doña Geroncia Díaz Monroy.
Digna de todo elogio, es a nuestro entender, tanto en lo que a labores respecta,
como en otros muchos trabajos de excelente gusto y útil aplicación a la enseñanza. Con
ello se puede apreciar simplemente la labor cultural, realizada durante poco más de un
año, que lleva al frente de esta escuela la celosa y activa maestra, a la que felicitamos
sinceramente.20

10 5 18 20

17 14 26 24
Firma de doña Geroncia como maestra de Aldea Blanca, en 1930.

16
“Sección Oficial / Corrida de escalas / Maestras”. Eco del Magisterio Canario, 15 de marzo de 1926
(pág. 7).
17
“Sección de noticias / Para solicitar destinos”. Eco del Magisterio Canario, 30 de agosto de 1929
(pág. 10); “Instrucción Pública / Maestros que solicitan nuevos destinos”. Gaceta de Tenerife, 4 de septiembre de
1929 (pág. 3).
18
“De Enseñanzas / Solicitud de traslados”. La Prensa, martes 15 de abril de 1930 (pág. 4).
19
“Instrucción Pública / Nombramientos de maestras”. Gaceta de Tenerife, 20 de septiembre de 1930
(pág. 3).

12
20
“De los pueblos / Aldea Blanca”. La Prensa, viernes 22 de julio de 1932 (pág. 2).

5 Doña Geroncia Díaz Monroy, 20 Los litófonos de Tenerife

maestra nacional Por Iván González Gómez.
Por Octavio Rodríguez Delgado Colaboran: Tomás Perera Medina, Carlos
Gustavo González Díaz y Yeray Reverón
10 San Miguel de Abona a Rodríguez
través de mi mirada
Por Maria de la Luz 22 Pasajes sureños
Por Miguel Ángel González
12 Agustín Melo Donate. El
personaje 24 Conocimento tradicional
Por Esther Marrero León de la higuera en Canarias:
mucho más que un frutal
14 Viejos vehículos que Por Antonio C. Perdomo
transitaban por San Miguel
de Abona 26 Juan Bethencourt Alfonso:
Por Marcos Brito Un darwinista romántico
Por Dolores G. Delgado
17 Botánica Canaria. Una
aproximaxión a la 28 Bibliografía y notas al píe
naturaleza a través de las Listado de artículos
acuarelas
Por Begonia Matamoros Durant

18 Geología urbana y
geopatrimonio de San
Miguel de Abona
Por Tulio Peraza

3
 Conocimiento tradicional de la
higuera en Canarias: mucho más
que un frutal
Podemos afirmar que la higuera es el frutal por antonomasia de las
Islas Canarias.
Está tan integrado en
ANTONIO C. la cultura campesina
PERDOMO
del Archipiélago que,
MOLINA
PROFESOR
en algunas islas como
ASOCIADO DE LA Lanzarote, la pobla-
UNIVERSIDAD DE ción cuando dice “ir
LA LAGUNA acoger fruta”, se está
refiriendo a recolec-
tar higos. Hemos de
tener en cuenta que era el único frutal que exis-
tía en las Islas antes de la llegada de los castella-
nos, si exceptuemos el aprovechamiento de los
dátiles de las palmeras, por ello, se ha desarro-
llado una amplia “cultura” de usos y tradiciones
alrededor de este vegetal, que supera en mucho
los usos alimentarios más comunes como fruta
fresca o pasada. Acerquémonos con esta colabo-
ración a su presencia en diversos ámbitos de la
actividad y la cultura canaria.
 El papel de la higuera como forraje animal ha
sido abordado en algunas investigaciones (Per-
domo, 2004), apareciendo también en los tra-
bajos recogidos por Lorenzo Perera (1981) en
El Hierro, que al respecto recoge la frase de un
agricultor de Las Casas que expresa: “Las hojas
de los higos, el que no tiene cabras las regala”; y
en los cantares de trabajo como el que dice: “En
la higuera cortando hoja/ un dedo se me cayó,/
válgame señor del cielo/ que vuelta me daré yo”.
Las hojas de higuera no sólo las ha aprovechado
el ganado, las hemos visto usar como acolchado
en el transporte o presentación de frutas y ver-
duras, y también se han fumado una vez secas,
bien solas o mezcladas con hinojos, al igual que
24
trozos de raíz secas, fumándose en cachimbas o
en cigarrillos de liar (Lorenzo y García, 2005).
 En cuanto a los usos ganaderos quisiéramos
destacar en esta colaboración algún otro aspec-
to relacionado con la etnoveterinaria. Se trata
del procedimiento para conseguir que una “ca-
bra doncella” (aquella que da leche sin parir),
se “seque” (deje de dar leche), porque si no “se
le aumenta mucho el ubre” (se le descuelga y
se lastima fácilmente por rozaduras), para lo
cual se le coloca en el cuello un collar de brevas
verdes, y cuando estas se secan, se seca la cabra
(Cruz, 2016). Igualmente, en el campo ganade-
ro, debemos recoger el uso de la higuera en la
construcción de las antiguas colmenas fijistas,
estas se hacían ahuecando un tronco de árbol,
y aunque el material principal no era la higue-
ra, sino de palmera, drago, pino canario, pite-
ra... algunas de ellas se construían con los tron-
cos gruesos de las higueras (Martín y Lorenzo,
2005).
 Este último uso de la madera en la construc-
ción de colmena nos da pie a comentar algunos
usos de su madera, a pesar de que se considera
una madera de mala calidad, incluso para hacer
fuego. Por ejemplo, ciertos instrumentos musi-
cales se han construido de higuera, como reco-
ge un responder (estribillo de los romances) de
La Palma: “Castañuela de brevera, toca como
otra cualquiera” (Pérez, 1968). O también la
búsqueda de raíces nudosas para construir con
ella la bola del juego de pina (Cabildo de Fuerte-
ventura, 2002). Otros múltiples usos los recoge
Narciso Lorenzo Santos (1991) en su trabajo
FOTO: HIGUERAS DE EL HIERRO PROTEGIDAS DEL GANADO
fin de carrera, desgraciadamente inédito, como
son: en aperos como el “cango” (yunta del bu-
rro); las “orejeras” del arado; en el armazón de las
cernideras; para mangos de los laperos (cuchillo
para desprender las lapas); y para los aros de los
tambores de pescar, especialmente de brevera,
por considerarse es más fuerte y liviana. Madera
de higuera también, pero esta vez en forma de
brasas, se usaba en La Palma para evitar que los
niños se orinaran en la cama, para ello el niño
debía de orinar sobre las brasas de tronquitos
de higuera Blanca colocadas en el reverso de una
teja de barro (Hernández, 2005).
 Sobre la sombra de la higuera, y su carácter
dañino, la conocida como “sombra negra”, va-
rios autores han destacado este aspecto, desde
lo que glosara el periodista y escritor Leocadio
Machado en su libro ”A orillas de La Laguna”,
o José Padrón Machín (1989) para El Hierro, o
la popular frase “La sombra de la higuera mata a
cualquiera”, lo que no se sabe si es más por alejar
a los niños de los jugosos frutos o por la reper-
cusión sobre la salud de una sombra tan tupida
cuando se recogen los frutos, y por lo tanto por
los cambios de temperatura cuando, acalorados,
nos refugiamos en a su fresca sombra. Para evi-
tar este “mal aire” es necesario que previamente
la “capemos”, es decir, arranquemos tres hojas
antes de sentarnos a su fresca sombra (Carre-
ras, 2004). Lo que podía hacerse siguiendo el
ritual del que da fe el cabrero del sur de Tene-
rife D. Salvador Gonzáles Alayón, recitando
la frase: “Una, dos y tres, sombra negra no me
des”, según se van arrancando las tres hojas y re-
pitiéndolo tres veces consecutivas. Sin embargo,
su frescor no sólo se ha considerado perjudicial
pues también ha sido utilizado para conservar
las papas enterradas a su pie, o esconderlas de las
requisas para el racionamiento de la posguerra,
como lo que nos contaba D. Pedro Rodríguez,
25
 FOTO: FRUTA EN SU PUNTO ÓPTIMO DE MADURACIÓN
de El Portezuelo (Tegueste - Tenerife) en 2004.
 Sobre el diferente concepto entre higos y
brevas que existe entre las islas de Tenerife y La
Palma, por un lado, y el resto de las islas, nos
hemos referido en alguna ocasión (Perdomo,
2006). Mientras que para las primeras, higueras
y breveras se distinguen por la forma de sus fru-
tos, para las segundas, la diferencia está entre la
recolección más temprana (sobre junio) de las
brevas, y la más tardía de los higos (agosto), lo
que se produce sólo en aquellas variedades que
producen dos veces en el año (bíferas). Recoge-
mos en este caso el nombre de “higos soplones”,
refiriéndose en la isla de Tenerife a aquella pro-
ducción más temprana de higos (que en otras
islas serían las brevas). Como nos decía D. Flo-
rencio Marrero de El Escobonal (Güímar): “El
día 3 de la Cruz/y el 18 de la Ascensión/cuaja la
almendra/hincha el soplón”, refiriéndose al mes
de mayo, pues la Ascensión, que varía cada año,
26
se celebra cuarenta días después del domingo de
resurrección. Este nombre “soplón” ya lo reco-
gía en el año 1970 Ramón Trujillo para Masca
(Buenavista), por nuestra parte lo hemos recogi-
do también en San Miguel (D. Miguel García) y
La Vega en Icod (Dña. Candelaria Santos).
 Como vemos la higuera ha estado presente
en múltiples ámbitos, y ha tenido incluso un
importante peso en la economía exportadora de
islas como El Hierro, o ha sido moneda de cam-
bio en los intercambios de productos entre dis-
tintas localidades, por ejemplo, hemos recogido
el trueque por chochos y coles entre Barranco
Hondo y Ravelo, o por castañas entre Grana-
dilla y Acentejo. Conocer su valor y lo que ha
representado nos pone en el buen camino parta
evitar su abandono.
 GEOLOGÍA URBANA Y GEOPATRIMONIO DE Universitaria de Ingeniería Técnica Agrícola. Universidad
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