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LA VIRGEN

DESATANUDOS
Un nudo es un lazo que se estrecha y cierra de modo que con dificultad se
puede soltar por sí solo. Normalmente cuanto más se tira de cualquiera de los
dos cabos más se aprieta. Existen los nudos “físicos” (hechos con cuerdas,
cordones, etc...) y existen los nudos en nuestro corazón, en nuestra mente, en
nuestro espíritu. ¿Tienes un problema de difícil solución? ¿Se ha creado un
muro entre ti y otra persona? ¿Una situación se ha enrevesado en tu vida y no
ves salida posible? ¿Un vicio o pecado ha atado tu mente, tu vida, y te ves
incapaz de soltarte? ¿Algún miedo, angustia, temor, miseria...? ¿Estás atado
afectivamente a alguien o algo que te hace daño? En todos estos casos un nudo
tiene apretada tu vida y no te deja respirar. ¿Quién lo desatará? ¿Quién lo
“desliará”?
Hay una hermosa devoción en honor de nuestra Madre del Cielo que se
llama “La Virgen desatanudos”. Ella ha recibido de Dios la capacidad de desatar
cualquier nudo, por liado que esté, de la vida de sus hijos. En este pequeño
cuadernillo vamos a contar el origen de esta devoción y cómo debe practicarse.

CAPÍTULO 1
UN MATRIMONIO CON PROBLEMAS
Año 1612. Alemania. Wolfgang Langenmantel y Sophie Imhoff contraen
matrimonio. Tres años después la pareja entró en crisis hasta el punto de que
ambos esposos empezaron a considerar muy seriamente la idea del divorcio.
Las incomprensiones y las discusiones habían deteriorado su unión matrimonial
y estaban a punto de provocar su ruptura definitiva.
Antes de la completa separación Wolfgang decidió ir a pie al cercano
monasterio de Ingolstad (a setenta kilómetros de Augsburgo) donde residía el
padre jesuita Jakob Rem, con fama de santo.
Wolfgang contó al sacerdote la situación de su matrimonio. Ambos
decidieron confiar el asunto a la Santísima Virgen María. Había en la capilla del
monasterio una pintura de la Virgen de las Nieves. Ante aquella imagen fue
donde el padre Jakob se arrodilló para pedir la gracia de la reconciliación entre
los esposos.
Durante veintiocho días Wolfgang se acercó durante cuatro veces, los
cuatro sábados del mes, en peregrinación al monasterio para confiar su
matrimonio a la Virgen. Los veintiocho días querían aludir al promedio de tiempo
en el que el cuerpo de la mujer se prepara para acoger una nueva vida.
CAPÍTULO 2
EL MILAGRO DE LOS “NUDOS”
El 28 de Septiembre de 1615 habría ocurrido un milagro. Wolfgang había
entregado la cinta del matrimonio al padre Jakob. Esta cinta unía las manos de
los esposos durante la celebración del matrimonio. Con esto se quería expresar
que quedaban unidos para siempre. Durante los años de problemas Sophie
había ido haciendo un nudo en la cinta cada vez que discutía con su marido.
Cuando la cinta llegó a las manos del sacerdote estaba llena de nudos y
terriblemente enrevesada.
Mientras el sacerdote rezaba ante la imagen de la Virgen tomó la cinta y
pidió a la Reina del Cielo que desatase todos los nudos que impedían la paz
entre aquellos esposos. En ese momento los nudos se deshicieron, ante el
asombro del sacerdote, y la cinta quedó como nueva.
El caso es que en esos veintiocho días de oración el matrimonio se renovó
y superaron su crisis. Sophie también se acercó a rezar ante el cuadro de la
Virgen y finalmente se llegó a la reconciliación. Los dos esposos, evitando el
divorcio. Vivieron en comunión y felices hasta el final de sus días.
CAPÍTULO 3
EL CUADRO DE LA VIRGEN QUE DESATA LOS NUDOS
Años después un nieto del matrimonio, llamado Jerónimo, llegó a ser
sacerdote en Augsburgo. En la Iglesia donde ejercía el ministerio sacerdotal
quiso dedicar una de las capillas a la memoria de su familia encargando pintar
un cuadro que recordase la historia de cómo fue salvado el matrimonio por la
Virgen.
El cuadro se terminó de pintar entre 1699 y 1700. Representa a la Virgen
desatando los nudos. Hay muchos detalles en él que merecen especial atención:
La Virgen es representada desatando los nudos de una cinta que está muy
liada, enrollada, y llena de nudos. Con sus dulces y maternales manos María
desata todos estos nudos. Esta es la esencia de esta devoción: la Virgen María
es capaz de desatar cualquier nudo, por enrevesado que sea.
Es la misma Sagrada Escritura la que nos hace ver que María es la “que
desata los nudos”, por complicados que sean. Cuando la humanidad estaba
perdida en el pecado de los primeros seres humanos, cuando el Cielo estaba
cerrado, cuando todos ansiábamos la venida del Salvador, cuando la
humanidad vivía atada por la tiniebla y el mal, la Virgen María, con su “SI” y su
entrega al Señor desató estos nudos y permitió que el Hijo de Dios se hiciera
hombre en su seno y viniera a salvarnos.
Por eso en la tradición de la Iglesia, desde muy pronto, se habló de la
Virgen como aquella que ha desatado los nudos más enrevesados. Tenemos el
texto de San Ireneo (muerto en el año 202), que en su libro más famoso, donde
recoge tradiciones muy antiguas que se remontan a la enseñanza de los
mismísimos apóstoles de Jesús, escribe: “El nudo de la desobediencia de Eva
lo desató la obediencia de María. Lo que Eva había atado por su incredulidad,
María lo desató por su fe” 1.
La Santísima Virgen aparece según la representación del libro del
Apocalipsis: Un gran signo apareció en el cielo: una mujer vestida del sol, la luna
bajo sus pies y una corona de doce estrellas sobre su cabeza (Ap 12, 1). Una
paloma, signo del Espíritu Santo, parece descender sobre Ella, como en el
momento de la Encarnación, cuando el arcángel Gabriel le dijo: El Espíritu Santo
vendrá sobre ti (Lc 1, 35). También es señal de que María está llena de la fuerza
del Espíritu Santo su manto en movimiento, dado que en la Sagrada Escritura
el Espíritu Santo se representa a menudo como una brisa, un viento (cf Hch 2,
2). La Virgen María puede desatar nudos porque está unida a Dios y llena de su
fuerza y de su gracia. Ella es la llena de gracia (Lc 1, 28).
María aparece aplastando con su pie la cabeza de la serpiente, según fue
profetizado en el libro del Génesis: Te aplastará la cabeza (Gn 3, 15). María
puede vencer al mal y al demonio pues está llena de Dios. Ella puede vencer y
desatar cualquier nudo, por maligno y terrible que sea, pues Ella ha aplastado
al mal y al pecado. Ella es la toda pura, la santa, la Inmaculada.
En la parte de abajo del cuadro se representa la escena bíblica del arcángel
Rafael acompañando a Tobías para que se encuentre con su mujer (cf Tobías
capítulos 5 al 7). Así se significa el origen de la devoción: la ayuda a los
matrimonios en dificultad.
Nota 1: SAN IRENEO, Adversus haereses 3, 22, 4
El matrimonio es una institución querida por Dios. Él ayuda a los esposos en
dificultad para que lleguen a buen término 2.
CAPÍTULO 4
EXPANSIÓN ACTUAL DE LA DEVOCIÓN
Durante muchos años esta devoción permaneció desconocida en el
mundo. Últimamente ha empezado a ser propagada por todas partes. Cada vez
más copias del cuadro de la “Virgen que desata los nudos” pueden verse en
Iglesias y en casas particulares.
A esto ha contribuido el Papa Francisco. Conoció la devoción cuando
cursaba sus estudios de teología en Alemania. Le encantó. Llevo a Argentina
algunas estampas de la Virgen desatanudos que repartió entre fieles y
sacerdotes. Pronto la devoción se extendió por Argentina y de allí pasó a otros
países de América latina. Luego, cuando fue nombrado cardenal, siguió
propagándola con entusiasmo. El día 8 de Diciembre del año 2011 el cardenal
Bergoglio (futuro Papa Francisco), celebrando la Santa Misa en el santuario de
Nuestra Señora Desatanudos en Argentina dijo: “Todos tenemos nudos en el
corazón, faltas, y atravesamos dificultades. Dios, nuestro Padre bueno, que
distribuye su gracia a todos sus hijos, quiere que nosotros nos fiemos de Ella,
que le confiemos los nudos de nuestros pecados, los enredos de nuestras
miserias que nos impiden unirnos a Dios, para hacer que Ella los desate y nos
acerque a su hijo Jesús”.
En estos últimos años la devoción se ha extendido por todo el mundo.
Aunque la devoción tuvo su origen en problemas matrimoniales (y por lo mismo
está especialmente recomendada a esposos que quieren salvar su matrimonio)
es usada también para desatar cualquier nudo que se haya creado en nuestra
vida y del cual necesitemos la intervención de la Reina del Cielo para poder
desatarlo.
CAPÍTULO 5
LA NOVENA
Se ha hecho muy conocida la “Novena a la Virgen Desatanudos”. Es usada
por muchos matrimonios para obtener la reconciliación en momentos delicados
de la pareja. También es usada para todo tipo de “nudos”, nuestros o de otras
personas.
Es poderosísima. No sólo por la cantidad de testimonios que podríamos
citar para probarlo. También por lo que nos cuenta el padre capuchino Cipriano
de Meo, exorcista. Durante el trascurso de un exorcismo el demonio, a través del
hombre poseído, empezó a quejarse de una amarga derrota. Su plan era llevar
a aquel hombre al suicidio. Pero la esposa del poseído, con sus oraciones, lo
había impedido. Y entonces empezó a decir: “¡¡Ha sido aquella novena, aquella
maldita novena, la que lo ha salvado!! ... De todas las novenas que su mujer ha
rezado por él, esa es la más poderosa. ¡¡ Es esa la que lo ha salvado!!”.
El sacerdote quedó intrigado. ¿A qué novena se refería? Por eso el
exorcista pidió intensamente al Señor que obligase al demonio a revelar de que
novena se trataba. Al final del exorcismo el demonio, por boca del poseído, dijo:
“Es la novena a Aquella que desata los nudos la que ha destruido mis planes y
lo ha salvado”.

Nota 2: Hay quienes interpretan esta escena de otra manera. Dicen que esta parte del cuadro representa al propio Wolfgang
que, según una antigua tradición, mientras iba al monasterio se había perdido y un misterioso pescador que apareció por
allí le indicó el camino correcto para después desaparecer. Según esta antigua tradición ese pescador era un ángel enviado
por Dios.
NOVENA A LA VIRGEN QUE DESATA LOS NUDOS
Durante nueve días se hace lo siguiente:
*Hacer la señal de la cruz
*Hacer un pequeño acto de contrición (pedir perdón por nuestros pecados)
*Hacer la súplica
SÚPLICA
Virgen María, Madre del Amor, Madre que nunca ha abandonado a un hijo
que pide ayuda, Madre cuyas manos trabajan sin cesar por sus hijos tan amados
para que sean impulsados por el amor divino y por la infinita misericordia que brota
de tu Corazón, vuelve hacía mí tu mirada compasiva. Mira la cantidad de “nudos”
de mi vida. Tú conoces mi desesperación y mi dolor. Sabes cuánto me paralizan
estos nudos, María, Madre encargada por Dios de desatar los “nudos” de la vida
de tus hijos. Pongo la cinta de mi vida entre tus manos. En tus manos no hay “nudo”
que no sea desatado. Madre omnipotente, con la gracia y tu poder de intercesión
ante tu Hijo Jesús, mi Salvador, recibe hoy este “nudo”(nombrarlo si es posible…).
Por la gloria de Dios te pido que lo desates y lo desates para siempre. Espero en
ti. Eres la única consoladora que Dios me ha dado. Eres la fortaleza de mis fuerzas
precarias, la riqueza de mis miserias, la liberación de todo lo que me impide estar
con Cristo. Acoge mi clamor. Presérvame, guíame, protégeme, sé mi refugio.
María, tú que desatas los nudos, ruega por mí.
*Rezar los tres primeros misterios del Rosario
*Hacer la meditación del día correspondiente (día primero, día segundo,....)
*Rezar los dos últimos misterios del Rosario
*Salve
*Oración final
ORACIÓN FINAL
María, nueva Eva, Madre de Cristo y Madre de la Iglesia, Tú que aplastas la
cabeza de la antigua serpiente, Tú que al anuncio del ángel acogiste en tu seno al
Salvador, Tú que en Belén diste a luz al Creador, Tú que conservaste en tu Corazón
lo que no conseguías comprender, Tú que en Caná de Galilea pediste para
nosotros el vino de la alegría, Tú que, en silencio, adoraste a Cristo en la cruz, Tú
que recibiste el Espíritu Santo en el cenáculo desata los nudos de nuestra miseria
humana. Desata los nudos de nuestros pecados, de nuestro orgullo, de nuestra
soberbia, de la avaricia, de la lujuria, de la envidia y de la pereza. Enséñanos a
amar a tu Hijo, como lo has amado Tú. Intercede por nosotros que somos
pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
MEDITACIONES PARA CADA DÍA DE LA NOVENA
Meditación del primer día
Santa Madre, amada mía, santa María, que desatas los “nudos” que oprimen
a tus hijos, extiende tus manos misericordiosas hacia mí. Hoy te doy este
“nudo” (nombrarlo si es posible…) y cualquier consecuencia negativa que éste
provoca en mi vida. Te doy este “nudo” que me atormenta, me hace infeliz y me
impide unirme a Ti y a tu Hijo Jesús Salvador. Recurro a Ti, María, que desatas los
nudos, porque confío en Ti y sé que nunca has desechado a un hijo pecador que
te pide ayuda. Creo que tú puedes desatar estos nudos porque eres mi Madre. Sé
que lo harás porque me amas con amor eterno. Gracias Madre mía amada. “María,
tú que desatas los nudos”, ruega por mí.
Meditación del segundo día
María, madre muy amada, llena de gracia, mi corazón se dirige hoy hacia
Ti. Me reconozco pecador y te necesito. No he tenido en cuenta tus gracias por
causa de mi egoísmo, de mi rencor, de mi falta de generosidad y de humildad.
“María que desatas los nudos” acudo a Ti para que pidas a tu Hijo Jesús que me
conceda la pureza de corazón, el desapego, la humildad y la confianza. Viviré
esta jornada con estas virtudes. Te las ofreceré como prueba de mi amor hacia
a Ti. Pongo este “nudo” (nombrarlo si es posible…) en tus manos porque me
impide ver la gloria de Dios. “María, tú que desatas los nudos”, ruega por mí.
Meditación del tercer día
Madre mediadora, Reina del cielo, en cuyas manos están las riquezas del
Rey, vuelve a mí tus ojos misericordiosos. Pongo en tus manos santas este
“nudo” de mi vida (nombrarlo si es posible), y todo el rencor que de ello resulta.
Dios Padre, te pido perdón por mis pecados. Ayúdame ahora a perdonar a toda
persona que consciente o inconscientemente ha provocado este “nudo”.
Gracias a esta decisión tú podrás desatarlo. Madre mía amada, ante Ti y en
nombre de tu Hijo Jesús, mi Salvador, que fue tan ofendido, y supo perdonar,
perdono ahora a estas personas… y también a mí mismo por siempre. “María
que desatas los “nudos”, te doy gracias porque desatas en mi corazón el “nudo”
del rencor y el “nudo” que hoy te presento. Amén. “María, tú que desatas los
nudos”, ruega por mí.
Meditación del cuarto día
Santa Madre, amada mía, que acoges a todos los que te buscan, ten
piedad de mí. En tus manos pongo este “nudo”(nombrarlo si es posible…). Me
impide ser feliz, vivir en paz, mi alma está paralizada y me impide caminar hacia
mi Señor y servirlo. Desata este “nudo” de mi vida, oh Madre mía. Pide a Jesús
la curación de mi fe paralizada que tropieza en las piedras del camino. Camina
conmigo, Madre mía amada, para que sea consciente de que estas piedras son
en realidad amigas; que deje de murmurar y aprenda a dar gracias, a sonreír en
todo momento, porque tengo confianza en ti. “María, tú que desatas los nudos”,
ruega por mí.
Meditación del quinto día
“Madre que desatas los “nudos”, generosa y llena de compasión, me dirijo
a ti para poner, una vez más, este “nudo” en tus manos (nombrarlo si es
posible…). Te pido la sabiduría de Dios, para conseguir, a la luz del Espíritu
Santo, desatar este cúmulo de dificultades. Nadie te ha visto nunca airada, al
contrario, tus palabras están tan llenas de dulzura, que se ve en Ti el Espíritu
Santo. Líbrame de la amargura, de la cólera y del odio que este “nudo” me ha
causado. Madre mía amada, dame tu dulzura y tu sabiduría, enséñame a
meditar en el silencio de mi corazón y así como hiciste el día de Pentecostés,
intercede ante Jesús para que yo reciba en mi vida el Espíritu Santo. Que el
Espíritu de Dios descienda sobre mí. “María, tú que desatas los nudos”, ruega
por mí.

Meditación del sexto día


Reina de misericordia, te doy este “nudo” de mi vida (nombrarlo si es
posible...) y te pido que me des un corazón que sepa ser paciente hasta que tú
desates este “nudo”. Enséñame a escuchar la Palabra de tu Hijo, a confesarme,
a comulgar; quédate conmigo, María. Prepara mi corazón para festejar con los
ángeles la gracia que tú me estas obteniendo. “María, tú que desatas los nudos”,
ruega por mí.
Meditación del séptimo día
Madre purísima, me dirijo a Ti: te suplico que desates este “nudo” de mi
vida (nombrarlo si es posible…) y que me libres de la influencia del mal. Dios te
ha concedido un gran poder sobre todos los demonios. Hoy renuncio a los
demonios y a todas las relaciones que he tenido con ellos. Proclamo que Jesús
es mi único Salvador y mi único Señor. Oh “María que desatas los nudos”,
aplasta la cabeza del demonio. Destruye las trampas provocadas por estos
“nudos” en mi vida. Gracias, Madre muy amada. Señor, ¡líbrame con tu preciosa
sangre! “María, tú que desatas los nudos”, ruega por mí.
Meditación del octavo día
Virgen Madre de Dios, rica en misericordia, ten piedad de mí, tu hijito y
desata los “nudos” (nombrarlo si es posible…) de mi vida. Necesito que Tú me
visites, así como lo hiciste con Isabel. Llévame a Jesús, envíame el Espíritu
Santo. Enséñame el coraje, el gozo, la humildad y como a Isabel, haz que me
llene del Espíritu Santo. Quiero que Tú seas mi Madre mi Reina y mi amiga. Te
doy mi corazón y todo lo que tengo: mi casa, mi familia, mis bienes exteriores e
interiores. Te pertenezco para siempre. Pon en mí Tu corazón para que yo pueda
hacer todo lo que Jesús me sugiera que haga. “María, tú que desatas los nudos”,
ruega por mí.
Meditación del noveno día
Madre Santísima, abogada nuestra, Tú que desatas los “nudos”, vengo
hoy a darte las gracias por haber desatado este “nudo” (nombrarlo si es
posible…) de mi vida. Tú sabes el dolor que me ha causado. Gracias, Madre mía
amada, te doy gracias porque has desatado los “nudos” de mi vida. Envuélveme
en tu manto de amor, protégeme, ilumíname con tu paz. “María, tú que desatas
los nudos”, ruega por mí.

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