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LICENCIATURA EN PSICOLOGÍA
TRABAJO FINAL
Autora:
LAURA LIZ BORDÓN
Legajo: 6318
Directora:
LIC. NANCY CROIZIER
MENDOZA 2012
1
Palabras claves: Síndrome de Down, Estructuración subjetiva, Vínculo madre-
hijo, Cuerpo, Retraso mental, Saber subjetivo.
Resumen:
También algo que decir acerca del cuerpo y las marcas que opera el
síndrome, tanto a nivel real, como imaginario y simbólico, lo que permitiría
distinguir una vía posible para trabajar en la posibilidad de que el niño pueda
habitar el cuerpo propio.
2
Finalmente se encara la cuestión del retraso mental, su sentido en el
discurso parental y la posibilidad del sujeto de apropiarse de un decir y
construir un saber. La propuesta es situar al Down como un sujeto de la clínica
psicoanalítica, toda vez que el analista debe aventurarse a recorrer un camino
desconocido y encontrar un lugar para el sujeto más allá de su síndrome,
donde sea posible generar el despliegue de su autonomía.
Abstract:
Also something to say about the body and brands of syndrome, at real,
imaginary and symbolic level, which would distinguish a way to work on the
possibility that the child can inhabit the body itself.
3
Finally it addresses the issue of mental retardation, senseparental
discourse of the individual and the possibility of to appropriate of "a say" and
build "a knowledge". The proposal is to place a Down as a person of the
psychoanalytic clinic, since the analyst must venture to explore an unknown
road and find a place for the individual beyond his syndrome, where possible
generate the deployment of its autonomy.
4
Dedicatoria y agradecimientos:
Dedico esta tesina a todos aquellos que formaron parte del recorrido
emprendido por la senda de mi formación profesional, a todos aquellos que
siempre me brindaron su apoyo y confianza en la elección de esta tan loable
profesión que implica la psicología.
5
“Aceptarse con sus límites intelectuales o con su miseria física supone
una posibilidad de rebelión creativa o salvadora, a lo largo de un camino
donde ha podido ser percibido el drama personal: elegir una vida es
siempre elegir una lucha.”
Maud Mannoni
6
ÍNDICE:
INTRODUCCIÓN: ............................................................................................... 8
Antecedentes: ............................................................................................... 10
Preguntas y supuesto de investigación: ........................................................ 12
Objetivo General: .......................................................................................... 13
Objetivos Específicos: ................................................................................... 13
Método de investigación: ............................................................................... 13
DESARROLLO: ................................................................................................ 16
CAPÍTULO 1: ................................................................................................ 16
BREVE DESCRIPCIÓN DEL SÍNDROME DE DOWN .................................. 16
Algunos conceptos biológicos básicos: ..................................................... 16
El síndrome de Down: ............................................................................... 17
CAPÍTULO 2: ................................................................................................ 26
DE LA ESTRUCTURACIÓN SUBJETIVA EN EL SÍNDROME DE DOWN ... 26
El Complejo de Edipo: ............................................................................... 27
Metáfora Paterna: ...................................................................................... 31
Posibles reflexiones sobre la estructuración subjetiva en el niño Down: ... 39
CAPÍTULO 3: ................................................................................................ 51
SOBRE UN CUERPO MARCADO POR UNA FISONOMÍA PARTICULAR .. 51
Cuerpo en Psicoanálisis: ........................................................................... 52
El cuerpo del sujeto con síndrome de Down: ............................................ 60
CAPÍTULO 4: ................................................................................................ 68
EL RETRASO MENTAL Y LA CONSTRUCCIÓN DE UN SABER ................ 68
El sentido del retraso mental ..................................................................... 69
De la posibilidad de aprender y construir de un saber propio: ................... 76
CONCLUSIÓN: ................................................................................................. 86
ANEXO 1: ......................................................................................................... 91
BIBLIOGRAFÍA: .............................................................................................. 118
7
INTRODUCCIÓN:
Ahora bien, desde el enfoque teórico que guía este trabajo, se intentará
destacar que las condiciones que se establecen a partir de la anomalía
genética que determina el síndrome de Down seguramente han de ser muy
variables entre los distintos sujetos, y ello dependerá en gran parte del modo
en el que éste se estructure en su entorno familiar y social. Por lo tanto, se
dirige el abordaje desde el Psicoanálisis con orientación lacaniana, en el que se
hace un diagnóstico de estructuras, es decir, desde la psicopatología
estructural y aplicada a una clínica diferencial, se considera que el sujeto se va
configurando y se constituye como tal en la estructura familiar, siendo
predicado del discurso familiar y determinado por dicha estructura discursiva
que marca ciertos tiempos en los que irá siendo capturado por ley del lenguaje
y la posibilidad de vincularse con los demás. Será importante analizar entonces
cómo se van articulando aquí los tres registros, real, simbólico e imaginario
para el advenimiento de un sujeto con esa biología particular que determina el
síndrome de Down; ya que, a partir de cómo se estructure el sujeto, será
posible el abordaje clínico desde un diagnóstico diferencial – se sabe que la
neurosis, la psicosis y la perversión son las tres estructuras posibles - y de esta
manera se podrán ir ubicando los síntomas en la estructura, considerando la
particularidad del sujeto. Porque el Psicoanálisis se dirige al uno por uno, cada
sujeto único respecto de los demás, de pleno derecho, y que está condicionado
por el lenguaje; cada cual con su historia propia y con una modalidad particular
de interpretar los hechos. También con una manera particular de hacer con el
goce. Pues la posición del sujeto dirá de su relación con el goce, el saber y el
deseo.
9
De esta manera, surge el interrogante ¿Cuáles serían las vías posibles
de abordaje de sujetos con síndrome de Down en psicoanálisis?, y es a partir
de la inquietud que se plantea en la clínica al pensar en el modo de abordaje
de sujetos con tal síndrome. Se aclara que, desde el principio, se cree que es
viable situarlos como sujetos de la clínica psicoanalítica, ya que se considera
que deben ser capaces también de recurrir a diversas modalidades de
subjetivación y simbolización de sus vivencias, así como también de lo que
acontece en lo real del cuerpo, aún más allá del retraso mental.
Consecuentemente, debería ser posible para ellos como para cualquier otro ser
humano, alcanzar los beneficios que, según demostró el psicoanálisis, se
obtienen por el camino del análisis. Se intentará, entonces, revisar las
posibilidades de abordaje clínico desde esta orientación.
Antecedentes:
12
Objetivo General:
Objetivos Específicos:
Método de investigación:
13
entrevista formal, que posibilita articular los contenidos verbales recogidos
como elementos de la realidad a la investigación.
14
el fin de no “salirse” tan lejos de la temática investigada, o hacerlo sólo en
relación a lo inherente.
15
DESARROLLO:
CAPÍTULO 1:
El síndrome de Down:
17
Fue en 1866 que se dieron los primeros pasos sobre esta anomalía,
siendo el médico británico John Langdon Down, el primero en describir el
conjunto de síntomas y características físicas de un grupo determinado de
personas que poseían dicha afección, aunque sin determinar una causa. Fue
por ello que se lo denominó “síndrome de Down”.
19
De esta manera, se puede decir que, según el tipo de trisomía, habrá
sujetos que tengan todas las células afectadas por el material genético extra y
habrá otros que dispongan de un cierto porcentaje de células normales,
dependiendo de cuándo haya aparecido la no disyunción cromosómica en el
trascurso de su desarrollo biológico. Asimismo, se harán manifiestos los rasgos
físicos, el retraso mental y demás afecciones orgánicas y funcionales propias
del síndrome de Down.
20
a partir de un análisis sanguíneo de la madre, para evaluar los valores en que
se encuentran ciertas proteínas o sustancias que anunciarían riesgo de
aparición del síndrome, o de un examen del líquido amniótico o de las
vellosidades coriónicas (tejido uterino), pero este procedimiento presenta riesgo
de complicaciones, como infecciones o abortos espontáneos. No obstante, a
través de las ecografías durante el embarazo, se puede obtener información
sobre la longitud del fémur, el grosor del pliegue de la nuca, y otras, que
permiten calcular la posibilidad de que el bebé tenga síndrome de Down,
aunque no establecerían un diagnóstico definitivo. Actualmente se sigue
investigando sobre nuevas técnicas de diagnóstico prenatal.
21
rompe el equilibrio armónico entre ellos y se producen consecuencias sobre el
desarrollo físico y mental, así como en el funcionamiento de las células, los
órganos, los sistemas, etc., pudiendo aparecer diversas afecciones a lo largo
de la vida. Entre las anomalías orgánico-funcionales que más se destacan,
encontramos:
22
La medicina enseña también, que lo que sucede a nivel cognitivo, es que
algunas de las funciones se deterioran. La discapacidad intelectual en el
síndrome de Down es consecuencia de la alteración en el desarrollo del
cerebro (disgenesia cerebral) y, por consiguiente, de los mecanismos que
regulan la formación de las neuronas, su capacidad de migrar desde el sitio de
origen hasta su lugar definitivo, y su capacidad de diferenciarse, de adoptar sus
características particulares. Las neuronas se presentan muy diferentes entre sí,
tanto en su ubicación, en su actividad, en sus funciones y en su capacidad de
conectarse unas con otras. Esto da cuenta de la complejidad del sistema, y de
la imposibilidad de que exista un solo cromosoma cuyos genes intervengan en
el mantenimiento de ese desarrollo armónico del cerebro. Por eso, la presencia
de un cromosoma de más (como es el caso del síndrome de Down)
indefectiblemente genera una alteración del desarrollo cerebral y la
consiguiente aparición de la discapacidad intelectual, ya que se alteran y dañan
algunas de sus funciones.
23
Además, se sostiene desde esta perspectiva que, en cuanto a la
cantidad de funciones afectadas y la intensidad en que lo estén, existe una
enorme variabilidad entre los sujetos con síndrome de Down. Por lo tanto, se
propone un análisis caso por caso de los puntos débiles, para poder trabajar y
desarrollar otras posibilidades. Desde este punto de vista, se apunta a la
Atención Temprana, que implica la estimulación precoz del sistema nervioso
central durante los seis primeros años de vida, como una vía que permite
compensar y superar algunas limitaciones, aprovechando la plasticidad
neuronal y obteniendo lo que la realidad genética de ese sujeto permita. Si bien
se identifican tres variantes del síndrome respecto de la anormalidad
cromosómica, se sostiene que no hay dos sujetos con síndrome de Down
iguales aunque ambos tengan 47 cromosomas. Su desarrollo, sus
posibilidades, sus problemas, su grado de discapacidad, pueden ser muy
distintos. Se distingue que la base genética no es sólo la que determina la
capacidad intelectual, sino que también, se le da suma importancia al ambiente
en el que se hace progresar la actividad cognitiva (la familia y la educación
recibida). Por lo tanto, no se puede afirmar hasta qué nivel cognitivo puede
avanzar y llegar un niño con síndrome de Down.
24
síndrome en su hijo y por la recomendación médica, recurre a un programa de
estimulación temprana, ella dice: “…cuando nos confirmaron que tenía el
síndrome nos mandaron a Rivadavia para empezar la estimulación, y ahí
empezó toda la búsqueda de un lugar donde nos ayudaran, donde lo
atendieran (…) desde los cuatro meses que empezó con la estimulación, ahí le
hacían ejercicios de kinesiología y de otras cosas más, por ejemplo para que
empezara de chiquito a tonificar los músculos para que después no le costara
tanto caminar, también para la postura, para que pudiera sostener la cabecita,
y esas cosas que te dicen que tenés que hacer.” (Nora, entrevista, 20 de
diciembre de 2012).
25
CAPÍTULO 2:
26
Entonces, si el Psicoanálisis se dirige al sujeto, resulta preciso aclarar a
qué se está haciendo referencia con este término. El sujeto es efecto del
lenguaje, es esencialmente un ser hablante que se constituye a partir del Otro
del lenguaje (red de significantes), y es un sujeto del inconsciente (inconsciente
estructurado como un lenguaje) necesariamente castrado, escindido. Es decir,
el ser humano deja de ser individuo para constituirse como sujeto, y surge por
efecto de representación de los significantes; un significante es lo que
representa a un sujeto para otro significante. Así, el modo de vivir los hechos y
el sentido que le es otorgado a los mismos es singular, y cada uno le da una
interpretación propia a sus vivencias – en psicoanálisis se dice que no hay El
sujeto, hay el uno por uno - . Pues se trata de un sujeto dividido que adviene
como tal - el sujeto es a advenir - y lo hace en un proceso necesario para su
constitución, proceso denominado estructuración subjetiva, en el cual se van
articulando tres registros o dimensiones: real, simbólico e imaginario.
El Complejo de Edipo:
De este modo, se puede apreciar que Freud plantea al Edipo como una
representación inconsciente, a través de la cual se expresa el amor del niño por
el progenitor del sexo opuesto y su hostilidad al progenitor del mismo sexo.
También habla, en 1910, del deseo ambivalente (de amor y odio) al progenitor
del sexo opuesto y del deseo hostil al del mismo sexo, que culminaría en deseo
de muerte. Pero es en 1909 cuando acuña el término Complejo para referirse al
Edipo, el cual implica algo preexistente en el sujeto, frente a lo cual, un
elemento u estímulo actúa como disparador que evoca o que permite su
exteriorización. Es decir que, hay un conjunto de ideas y sentimientos que
existen en el niño y orientan sus vínculos hacia sus padres. Además, se ubica
la aparición del Complejo de Edipo entre los tres y los cinco años del niño, y su
declinación a partir de la entrada en un período llamado latencia,
concretándose su resolución después de la pubertad en un nuevo tipo de
elección de objeto (“Tres ensayos sobre una teoría sexual”). Cabe destacar
que, la existencia de la sexualidad infantil planteada por Freud marcó una
revolución en su época, así como los sentimientos de amor y odio del niño
hacia sus padres que se ponen en juego en el Complejo de Edipo.
1
Freud S., “Carta a Wilhelm Fliess del 15 de octubre de 1897”, en Obras Completas, Tomo I. Ed.
Amorrortu, Bs. As. 1990, pág. 307.
28
más estructurante con respecto a la primera formulación, ahora hay una
estructura en la cual se da el complejo, y el sujeto se constituye como tal en el
seno de la situación edípica, no hay sujeto que preexiste a la relación con los
padres.
Pero hasta aquí, el protagonista del Edipo era el niño varón, era el
complejo del varoncito. Es a partir de 1923 con “La organización genital
infantil”, que Freud agrega un plus novedoso estableciendo que el Edipo es
distinto para el varón que para la niña, y convierte a la castración en su centro
de gravedad. En este momento, dirá que en el varón lo finaliza el complejo de
castración, ya que tras chocar con este el Complejo de Edipo queda roto en
pedazos; y en la niña, el complejo de castración lo abre, lo inicia. Dice Freud:
“…la niñita acepta la castración como un hecho consumado, mientras que el
varoncito tiene miedo a la posibilidad de consumación.”2 De este modo, se
piensa Edipo y castración anudados.
2
Freud S., “La organización genital infantil” (1923), en Obras Completas, Tomo XIX. Ed. Amorrortu, Bs.
As. 1990, pág. 147.
29
En “El sepultamiento del complejo de Edipo” (1924), donde Freud
desarrolla el tema de cómo se disuelve el complejo de Edipo en el varón y en la
niña, se sostiene que se va a pique por la falta de satisfacción esperada por el
infante (tanto en el niño como en la niña), es decir, por el fracaso debido a su
imposibilidad de realización. Se advierte también, que la fase fálica del
desarrollo sexual infantil es contemporánea a la del complejo de Edipo,
mientras que este llega a su fin, la fase fálica se hunde y es relevada por el
período de latencia. Porque, siguiendo a Freud en “Tres ensayos sobre una
teoría sexual” (1905), el desarrollo de la sexualidad en el humano comienza en
la infancia, siendo suspendido por el período de latencia y luego reactivándose
con el advenimiento de la pubertad, momento de su conformación normal
definitiva.
30
extraña del complejo de Edipo”3 (represión del complejo de Edipo). Entonces,
las investiduras de objeto son resignadas y sustituidas por identificaciones, y la
autoridad del padre es introyectada en el yo formando el núcleo del superyó,
que perpetúa la prohibición del incesto. De este modo finaliza el complejo de
Edipo en el varón y se inicia el período de latencia, que viene a interrumpir el
desarrollo sexual del niño.
Ahora bien, lo que sucede en la niña es algo distinto, Freud plantea que
no comprende desde un principio su falta de pene como un carácter sexual
femenino, sino que sostiene la idea de que alguna vez lo tuvo y lo perdió por
castración, atribuyendo a otras mujeres un genital grande y completo (acorde al
sentido de la fase fálica). Lo normal, para Freud, es que decepcionada por la
falta del falo, la niña intenta resarcirse a partir de un deslizamiento del pene al
hijo transformando el deseo de éste en deseo de un hijo, de parir un hijo del
padre. Pero tras comprobar la imposibilidad de ello, debido al rechazo paterno,
se dirigirá en la vida adulta a otro hombre, de quien esperará recibir un hijo, y
allí encontrará la disolución del Edipo.
Metáfora Paterna:
3
Freud, S. “El sepultamiento del complejo de Edipo” (1924), en Obras Completas, Tomo XIX. Ed.
Amorrortu, Bs. As. 1990, pág. 184.
31
También se dice, una organización caracterizada por posiciones y funciones
que pueden ser ocupadas por distintos personajes (un conjunto de elementos
covariante), donde lo característico es que los elementos de la estructura no se
definen en sí mismos sino que cada uno es en función del otro, ya que por
ejemplo, la madre es madre en relación a alguien que es el hijo y viceversa. Y
además del conjunto de personas, hay algo que circula que va a determinar la
posición de los distintos personajes: el falo, que no sólo va a tener
consecuencias en el que lo tiene sino en los que no lo tienen.
32
estructura sino los efectos de representación que esa estructura produce en
quienes la integran.
33
En el Seminario V “Las formaciones del Inconsciente” de 1957/58, Lacan
presenta el Edipo reestructurándose en tres tiempos lógicos, es decir, se trata
no de un tiempo cronológico sino de un tiempo que va a permitir –aprés coup-
ordenar la secuencia de los acontecimientos.
34
que dicta la Ley. En este tiempo del Edipo hay un padre omnipotente, que sólo
prohíbe, que dicta la Ley del No-todo pero que no posibilita, él es el falo y es la
Ley, no la representa, quedando el niño sujetado a la Ley del padre.
35
En relación a la posibilidad de constituirse como un sujeto deseante,
también se puede tomar a Lacan en “Subversión del Sujeto y Dialéctica del
deseo en el inconsciente Freudiano” (1960), donde se enseña que el niño
pequeño en su indefensión primordial tiene que dirigirse al Otro (grito, llamado
al Otro), y que desde el momento en que la necesidad tiene que pasar por el
Otro hay deseo, porque aparece el Otro como deseante, porque hay un Otro
que está castrado y que recibe el llamado del niño y lo interpreta dándole un
significado, de modo que el niño recibe entonces su propio mensaje en forma
invertida, es decir, porque el Otro interpreta eso que cree que el niño le pide
(alienación del sujeto a la demanda del Otro y surgimiento de su propia
demanda). Entonces, el niño encuentra la respuesta a partir de la sanción del
Otro, pero siempre va a haber algo que no se satisface, siempre va a haber
demanda (la respuesta que da el Otro es siempre fallida), por eso se dice que
el deseo es deseo del Otro. Así, al encontrarse con la respuesta del Otro, el
sujeto se encuentra con el significado de la falta del Otro que presentifica la
castración; lo que se inscribe si opera el significante Nombre del Padre. De esa
manera, el sujeto se pregunta qué le falta al Otro y se responde con el
fantasma, con el síntoma y con la identificación al Ideal del Yo.
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descifrar, es producto de la sustitución de un significante por otro significante
(en su vertiente metafórica); y es la satisfacción pulsional determinada por el
fantasma (en su vertiente pulsional). Finalmente, el Ideal del Yo es lo que se
construye de identificaciones a la salida del Edipo, es una identificación
imaginario-simbólica, lo que el sujeto aprendió sobre qué hace el padre como
hombre y la madre como mujer.
37
varón puede llegar a tenerlo por identificación a “quien lo tiene”: el padre, y
puede donarlo. Mientras que la niña reconoce al hombre como quién tiene el
signo del falo y así lo ubica (al falo) en los signos de virilidad y sabe dónde ir a
buscarlo, dirigiendo su deseo a “quién lo tiene”. La niña se identifica a la
deseante, y esto sólo si la madre mostró un deseo en tanto mujer. Pues, se
trata de soportar la castración y decidirse ser una o uno.
Por otro lado, también se puede pensar en una nueva re-solución del
Edipo que se pone en juego en la adolescencia a partir de la llegada de la
pubertad, ya que en ese momento el sujeto se enfrenta a lo real del sexo y a la
muerte de la completud narcisística correlativa a la muerte del padre ideal de la
infancia; y si en la primera resolución se trataba de un corte a partir del cual el
sujeto se separa de la madre y para ello se vuelca al padre, en esta
oportunidad de lo que se trata es de la separación con relación al padre. La
adolescencia invita al sujeto a hacer uso de un cuerpo cambiado en el
encuentro con el otro también sexuado, momento donde se juega la posibilidad
de decidir su sexualidad y la posibilidad de que el sujeto vaya autorizando sus
modos de goce, entrando en el amor, deseando, buscando un cuerpo que le
pertenezca, etc. Acontecer que es significado de manera singular para cada
sujeto, y que está determinado por cómo atravesó el Edipo.
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ninguna sustitución y en consecuencia resultó la existencia de Toda Madre o
Todo Padre, habrá Psicosis.
Si bien estas condiciones son muy variables entre los distintos sujetos,
y esta variedad depende en muy buena parte del modo en el que el niño crece
39
en su entorno familiar y social (de la educación que recibe, la aceptación, la
imagen que le es devuelta etc.), es decir, esta cuestión es del uno por uno; y si
bien sólo en la experiencia clínica se pueden analizar los avatares del discurrir
de los tiempos del Edipo en cada sujeto, en su historia particular; se considera
que con los aportes de Mannoni se puede articular lo desarrollado
anteriormente del Edipo, y analizar algunas condiciones que pueden ponerse
en juego en la estructuración subjetiva de un niño con síndrome de Down.
Analizar qué de la posición de la madre y qué de la función del padre se ponen
en juego ante la llegada de un hijo con síndrome de Down, ya que la historia
del discurso familiar, ese pre-texto (discurso y deseo de los padres), sin dudas,
va marcando la historia del sujeto y sus identificaciones. Allí están escritas las
condiciones para que advenga como sujeto del deseo o no, más allá de su
síndrome.
4
Mannoni, M. “El niño retardado y su madre” (1964). Buenos Aires: Ed. Paidos 2011, pág. 22.
40
con Lacan en el primer tiempo del Edipo, donde el niño viene al lugar de ese
objeto fálico para la madre, objeto digno de ser tomado para colmar la falta (el
niño encarna el símbolo fálico). Momento de la diada narcisista.
41
impone sobre el pequeño que la sufre, sino fundamentalmente porque esa
marca en el cuerpo del bebé provoca un desencuentro abrupto entre el ideal de
los padres (lo que esperaban de ese bebé) y el niño, lo cual complica o hasta
impide el establecimiento de un vínculo de filiación. Habría entonces una
dificultad para que este niño quede ubicado simbólicamente en el lugar de falo
imaginario y sea visto por su madre como “un bebé hermoso”, “un niño
perfecto”, para luego caer de ese lugar. Lo que sucede, entonces, es que no
puede salirse de un lugar en donde no ha estado, lugar necesario de la
constitución subjetiva, ya que es desde allí que su cuerpo es libidinizado.
Por otro lado, que los padres puedan reconocerse en su hijo es señal de
que la paternidad funciona, situación que quedaría impedida cuando los padres
no pueden reconocerse en ese hijo, cuando los padres no pueden reconocer
que no todo es un síndrome ni una discapacidad. Se plantea entonces, que el
pequeño sujeto corre el riesgo de quedar en la posición de un “ser de
42
necesidades”, de un puro objeto de cuidados familiares ¿Y el sujeto del deseo
dónde queda? ¿Hay lugar para el sujeto?
43
una gestación eterna, donde se llena un deseo en el plano de la fantasía
inconsciente de la madre y se produce una inmovilidad tanto en el niño como
en ella; se trata de un estado a-dinámico dice la autora, “como el pájaro
empollando un huevo que jamás podrá abrirse.”5 Situación dual donde el niño –
por su estado – se ubica como objeto exclusivo de los cuidados maternos, y la
madre responde la demanda de este niño con sus propias fantasías, de modo
que resultará un objeto a cuidar y a educar a partir de la adquisición de
automatismos. Niño y madre a-dinámicos, el uno - que sólo existe en un cuerpo
parcelado por ausencia de una imagen unificada de sí mismo - como parásito
de la otra, como un ser que la habita. Se piensa de este modo, en un niño que
se siente fuera de un cuerpo (propio) y fuera de una relación con el Otro, y de
una madre en quien siempre habita la angustia, cuyo autodominio será negarla.
Hay un niño puesto al resguardo del Otro y que no tiene la posibilidad de
afrontar el sufrimiento de la castración, tampoco la posibilidad de interrogarse
sobre su falta de ser. “Yo nunca lo dejo solo, me da miedo que se quede solo y
no sé, cierre mal la cocina o se lastime con algo, trato de estar siempre con él.
Y cuando sea grande va a ser difícil, más cuando nosotros con su papá ya no
estemos (…) Mientras nosotros estemos vivos lo vamos a proteger y vamos a
seguir haciendo todo para que sea lo más feliz que pueda, después va a tener
tiempo de sufrir, por ahora no queremos darle preocupaciones, intento darle lo
más que puedo en alegrías.” (Nora, entrevista, 20 de diciembre de 2012).
Posiblemente lo que para esta madre es necesario, en tanto prevenir a su hijo
de todo sufrimiento, desde esta lectura se sostiene que lo necesario sería que
algo se pierda, que algo falte, es decir, si se habla del advenimiento de un
sujeto, esto es porque hay falta, porque no todo es posible, porque hay
cuestiones que escapan a todo dominio.
5
Mannoni, M. “El niño retardado y su madre” (1964). Buenos Aires: Ed. Paidos 2011, pág. 24
44
algunos chicos le digan que no sabe, entonces le compro zapatillas con abrojo
y listo.”, “…usa lentes porque es corto de vista, pero él como es tan coqueto no
los quiere usar, no le gustan mucho.”, (Nora, entrevista, 20 de diciembre de
2012). Aquí se puede advertir cómo el niño se aleja de la castración. Y en
relación a la última frase, sin lentes no puede leer o copiar, y el hecho de
rechazar los anteojos implica quedarse en una posición que tiene que ver más
con el registro imaginario-real que simbólico, que es donde debe aprender la
gramática, Leandro sólo sabe escribir en imprenta y lo hace copiando, no sabe
cursiva y aún no ha podido aprender a leer.
Por otro lado, se toma la idea de que los padres depositan en sus
relaciones con el hijo sus fantasías y temores en relación a lo que cada uno ha
vivido en su infancia; y que ese niño a quien le falta algo, quien da muestras de
ello ya desde su nacimiento, va a reproducir ante el terapeuta la misma actitud
que tiene con sus padres, por lo que Mannoni propone - y en este trabajo se
adhiere – que el único abordaje posible es no desear nada en lugar del niño,
sino éste evita tener un cuerpo (apropiarse, habitarlo) y tener deseos; de lo que
se trata es de negar toda respuesta, para que sea posible la salida hacia una
eventualidad donde él pueda utilizar sus posibilidades intelectuales y
psicomotrices en un cuerpo por él reconocido (despegado, separado de la
madre), ya no el niño imaginario de la madre sino un sujeto libre, un sujeto
autónomo. Se habla, entonces, de trabajar la autonomía en estos niños cuya
anomalía los empuja al comienzo a ubicarse como objeto de los cuidados de
un Otro sobreprotector y omnipotente. Se piensa en la posibilidad de ir
trabajando también con el discurso parental, en relación a la posibilidad de que
45
en su discurso haya reconocimiento del sujeto que es el hijo, o sea, no es un
“síndrome de Down”, sino un sujeto que porta dicha afección. También, trabajar
con lo que el sujeto produce, en tanto que en esa producción se puede ir
encontrando algo que comience a representarlo, ya sea un dibujo, una frase,
un juego; pues se cree que algo del saber (saber del inconsciente) puede ir
armando a partir de sus producciones, y allí ir mostrando las coordenadas que
orientan sus relaciones con los padres, así como también su posición subjetiva
(algo de las marcas significantes, algo de sus modalidades de goce).
6
Mannoni, M. “El niño retardado y su madre” (1964). Buenos Aires: Ed. Paidos 2011, pág. 53.
46
función carente del nombre del padre, ya que, por un lado, la madre lo trae
como aquel que le pone límites y que comparte cosas con su hijo pero, por otro
lado, es alguien que estaría ausente en las cuestiones escolares de Leandro,
cuestiones en las que éste se maneja en un como sí, sabe el abecedario,
puede copiar en imprenta, pero no logra escribir en cursiva y tampoco leer; es
decir que no se ajusta a los requerimientos de la escuela, surge el interrogante
entonces ¿Qué hace el padre al respecto? ¿Qué está pasando con la
intervención paterna?
47
Dice Mannoni: “Causa de angustia para su madre, sometido a
reeducaciones de diversos tipos, cuando no recluido en un establecimiento, el
débil mental recibe siempre del Otro su verdad y su palabra. Sin embargo, no
es exacto que le esté vedado convertirse en sujeto.”7
“…yo veo que él es mucho más fuerte para algunas cosas…que tiene
sus ritmos pero que también es muy inteligente para un montón de cosas.”
“Es como te digo, él sabe todo, puede todo, se manda sus pedos pero
para él está bien lo que hace.” Y por otro lado se escucha: “…no le gusta que le
esté diciendo que estudie, pero después me pregunta cuándo lo voy a inscribir
en la escuela que va la Mercedes, y yo le digo “para qué Leandro si a vos no te
gusta estudiar y ahí donde va la Mercedes se estudia mucho!”. Él cree que va a
la secundaria, cuando alguien le pregunta el dice que va a la secundaria.”
7
Mannoni, M. “El niño retardado y su madre” (1964). Buenos Aires: Ed. Paidos 2011, contratapa.
48
“E: ¿Qué desea, qué espera que logre Leandro? N: Desear, deseamos
tantas cosas! No sabemos qué va a pasar más adelante, pero la idea es…a mí
me encantaría que sea más independiente, que pueda aprender un oficio y
trabajar, qué sepa lo cuestan las cosas y sepa desenvolverse sólo, que tenga
una platita para poder vivir (…) Y también me gustaría que madurara un poco
más. E: ¿Qué madurara un poco más en que sentido? Porque lo veo como que
es muy aniñado, me gustaría que madurara y que llegue a tener una
ocupación, que sepa qué es trabajar, incluso a veces le digo a mi marido que
cuando lo ayuda en la finca le pague y le enseñe a que cuando uno trabaja
cobra una plata y eso tiene que usarlo para cosas que necesite…” (Nora,
entrevista, 20 de diciembre de 2012).
49
ir estableciendo con sus padres: cómo ha sido significado ese niño para la
madre, si ha sido posible la intervención de la Ley paterna y, si eso ha ocurrido,
entonces de qué modo este niño ha podido advenir como sujeto del deseo.
Qué marcas significantes trae de su estructuración, qué relación ha podido
establecer con los objetos del deseo, cómo se ha jugado allí el hecho de ser
portador del síndrome de Down, qué efecto significante ha tenido eso sobre el
sujeto, sobre su lugar en la familia, sobre su relación con el cuerpo propio y
sobre la posibilidad de hacer uso de sus capacidades más allá del retraso
mental.
50
CAPÍTULO 3:
Se verá en este capítulo qué puede articularse sobre el cuerpo tal como
es concebido en psicoanálisis, y el peso de las marcas del síndrome de Down
en tanto entidad genética que porta el sujeto, que no sólo determina una
fisonomía particular sino que instaura un funcionamiento orgánico característico
marcado por ciertas deficiencias o alteraciones, que influyen de un modo
particular en el uso del cuerpo del sujeto Down.
51
Cuerpo en Psicoanálisis:
Desde esta posición teórica, se sostiene que es a partir del lenguaje que
se produce el pasaje del ser, del organismo, al “tener un cuerpo”. Decir que el
sujeto tiene un cuerpo es dar cuenta de que es una consecuencia del hecho
que habita el lenguaje. Es el lenguaje lo que le atribuye y otorga un cuerpo al
unificarlo. Antes de nacer, al sujeto se lo espera con un nombre, un sexo, con
ciertos ideales, esperanzas, sueños, es decir, ya circula en un discurso
(estructura familiar). En consecuencia, el organismo pierde la condición de real
y pasa a constituirse como sujeto. Además, el Otro primordial, encarnado por la
madre, va erogeneizando ese organismo a partir de determinados significantes
que van marcando el cuerpo del sujeto. Se plantea que el cuerpo del sujeto es
por una parte identificado como siendo cuerpo propio y por otra es identificado
como siendo sexuado, es decir ubicado del lado de lo masculino o de lo
femenino.
52
Tomando a Lacan, el Estadío del Espejo es algo que se experimenta y
sucede alrededor de los seis meses de edad del niño, y se lo puede percibir en
la actitud lúdica y jubilosa del infante ante el reconocimiento de su imagen en el
espejo. Es un momento (observable) en el que el sujeto aún inmaduro
motrizmente, y por lo tanto dependiente del Otro, reconoce sin embargo su
imagen en el espejo como tal.
De este modo, la forma total del cuerpo le es dada al sujeto como una
gestalt, como una forma exterior que es constituyente, que le aparece en un
relieve de estatura que la coagula y la invierte en una simetría, en oposición a
la perturbación de los movimientos con que el sujeto se experimenta a sí
mismo animando esa imagen. Es en este estadío donde la imagen cumple la
destacada función de establecer una relación del organismo con su realidad, y
donde resulta la formación del Yo. Hasta aquí, la importancia de la función de
la imagen, resaltando la previa existencia de lo real del cuerpo como
fragmentación, y destacando la importancia de la reflexión que lleva a cabo el
sujeto para que sea posible la construcción del Yo.
Por lo tanto, antes del ’58, Lacan considera que para la construcción de
un cuerpo se necesita un organismo vivo más una imagen, y atribuye a la
unidad de la imago el sentimiento de unidad del cuerpo. Así, se distingue que
8
Lacan, J. (1949) “El estadio del espejo como formador de la función del yo [je] tal como se nos revela en
la experiencia psicoanalítica”, en Escritos I. Buenos Aires: Siglo XXI Ed. Argentina Ídem, pág. 87.
53
hay un cuerpo que tiene una unidad a diferencia del organismo que es un
conjunto discordante y desmembrado que adquiere unidad por la imagen.
Entonces, el cuerpo en tanto cuerpo imaginario es el del Estadío del Espejo, un
cuerpo escópico tomado especialmente del campo visual, donde la imagen
tiene un papel estructurante en tanto que lo organiza, le da forma ubicándolo
como cuerpo humano: como forma total y que es recubierto por la libido.
Ahora bien, desde el ’58 hacia los años ’60, con el Seminario X “La
angustia”, ya no es la imagen sino el significante el que ejerce la función de
fundador del cuerpo. El significante introduce el discurso en el organismo y lo
divide, lo fragmenta. De entrada hay un ser viviente, hay goce primario (esto es
del orden de lo real), hay un organismo que es una unidad viviente
cohesionada y cerrada, y para que se convierta en cuerpo es necesario que el
significante introduzca el Uno, el S1. El primer cuerpo es el lenguaje, dice
Lacan, un cuerpo que da cuerpo al incidir sobre lo real. Marca significante que
hace que cada quien tenga un cuerpo al precio de mortificar lo viviente y
sustraer la posibilidad de relación sexual (el significante lo marca y lo mortifica).
Así, las marcas simbólicas sobre el cuerpo inscriben una doble connotación: la
pertenencia a un conjunto y una cualidad erótica, ya que el significante afecta
al cuerpo y a su modo de gozar, en tanto que separado el objeto a, queda el
cuerpo dividido y hay así un cuerpo de goce, goce localizado en zonas
erógenas.
54
mencionó, retorna en el cuerpo como goce localizado en ciertos bordes o
zonas erógenas, lo cual implica la inscripción de la pulsión en y por el cuerpo.
Entonces, por el corte y la inscripción significante que opera a través de la
demanda del gran Otro en el viviente, el goce se localiza en esos bordes
anatómicos del cuerpo, que están ligados al objeto a pero en tanto quedó fuera
del cuerpo, y la pulsión intenta religarlo. Aquí se trata del objeto plus de goce,
porque con él se recuperaría algo del goce perdido. En esta conceptualización,
el lenguaje como cuerpo simbólico queda incorporado a un cuerpo de carne
negativizado por el hecho de ser un cuerpo que habla.
55
una lógica de la reunión y de una decisión por el sentido, decisión para
inscribirse en el campo del Otro. Traduce la inscripción del sujeto en el lugar
del Otro: en un primer momento interviene el lenguaje en el organismo y lo
marca, un significante asemántico que no hace cadena, que es sin sentido (un
S1 nombre de goce) entra, cava en el organismo y se va; significante del cual
el sujeto no podrá saber nada. Pero es a partir de ese S1 sin sentido, que hay
posibilidad de que el sujeto aparezca en el campo del Otro representado por un
significante que hace cadena con un S2 (un S1 para un S2), que va a formar el
inconsciente (enjambre de S1). Es así como se produce la alienación del sujeto
al significante.
Ahora bien, esta inscripción en el Otro produce una pérdida, porque “…el
significante hace surgir allí al sujeto del ser (…) pero al precio de coagularlo.”9,
es decir, surge y al mismo tiempo desaparece (fading del sujeto), ya que el
sujeto queda determinado por el significante que proviene del Gran Otro, para
lo cual es absolutamente necesario que haya un otro que lo pre-exista que lo
origine en su discurso, y a su vez queda determinado, fijado, coagulado por lo
que este significante le dicta a su ser. Y es aquí donde obtiene el sentido, no el
propio sino el dado por el Otro (sujeto del inconsciente determinado por el
Otro). Se menciona entonces que, la alienación es en relación a la cadena
significante, y el significante funda por un lado y por el otro deja una falta en ser
(opacidad del ser). Además, se plantea que en la alineación del sujeto al
significante se produce una división, una hendidura entre el ser y el sentido,
donde el fading del sujeto deviene dignificante del mismo. Esta operación tiene
su origen en la spaltung freudiana, que se convierte en piedra fundamental de
la realidad sexual, la castración, ya que no hay nada en el inconsciente que
diga como se es hombre o se es mujer. Es la alienación la operación subjetiva
por la que se adscribe el sujeto a la estructura cultural, a la estructura del
lenguaje que lo precede al nacer. Y es la acción simbólica que instala la
constitución del cuerpo del sujeto, sus bordes y también las dimensiones del
espacio y del tiempo, lo cual le permite tener un cuerpo y hacer uso de él.
9
Lacan, J. (1964) “Posición del Inconsciente”, en Escritos II. Buenos Aires: Siglo XXI Ed., Pág. 819.
56
La segunda operación de la constitución subjetiva es la separación, que
surge de la superposición de dos faltas: la falta del Otro y la propia falta del
sujeto. Aquí, éste descubre que algo se desliza, algo se escabulle en el
discurso del Otro, y es el deseo, el cual da cuenta de la falta en el Otro, es
decir, que en la metonimia de la cadena significante hay intervalos y el niño se
pregunta ¿Qué quiere el otro de mí?, allí se manifiesta entonces el deseo, pero
que es deseo del Otro (la falta en el Otro es la causa del deseo). Esto también
se puede ubicar en “Subversión del Sujeto y Dialéctica del deseo en el
inconsciente Freudiano” (1960), donde Lacan enseña que, al encontrarse con
la respuesta del Otro, el sujeto se encuentra con el significado de la falta del
Otro, la castración del Otro, que sólo es posible a partir de la intervención del
Nombre del Padre (tiempos lógicos del Edipo). Entonces, el sujeto, para
responderse sobre lo que le falta al Otro recurre a su propia falta, es decir,
recurre a su ser y se coloca como aquello que el Otro puede perder, como lo
que le falta al Otro; aquí el niño se pregunta ¿quiere perderme?, y responde
con el fantasma de su propia muerte. Trata de complacer ese deseo con un
deseo de deseo, desea ser lo que desean de él. Así se produce entonces la
caída del objeto a, la separación del objeto. Ante la falta del Otro, el sujeto se
responde con el fantasma, el síntoma y con la identificación al Ideal del Yo. De
esta manera se habla de la constitución de un sujeto del deseo, que va a estar
toda su vida en busca de aquel objeto perdido. Y es a través de la repetición
que el sujeto intentará "recuperar" el goce perdido. Por eso se dice que la
pulsión no se satisface en el objeto sino en el recorrido que hace para
bordearlo, en su circuito, una y otra vez, intentando ocupar el vacío con
cualquier objeto pulsional (objeto oral, anal, voz, mirada). En torno a ello, Miller
plantea, que esas dos faltas que se superponen en la separación forman una
positivización que devendría objeto a, objeto causa de deseo, y por lo tanto
soporte de la pulsión. Es una maniobra que le permite al niño pasar de ser
objeto a ser un sujeto. En la división que se pone en juego en la constitución
subjetiva, el sujeto se desprende del sentido del significante impuesto por el
Otro y apunta a su ser. (Ser “el que no sabe”, por ejemplo, o “el enfermo de la
familia”, etc). Así, en un momento inaugural, el sujeto es empujado a la vida
57
cercenado de una porción (falta en ser) que le posibilita la emergencia del
deseo.
58
De este modo, con Lacan se pueden ubicar tres dimensiones del cuerpo:
“No nos dábamos cuenta, parecía normal, lo único que yo le veía era
que tenía el dedo gordo más grande que el resto de la manito, y también
algunos lo veían muy cabezón.”
“Lo único que no tiene Leandro es la lengua tan grande, él puede hablar
bien, hay otros chicos que tienen problemas en la boca, Leo no.”
“Hay cosas que no la sienten del mismo modo que nosotros, por ejemplo
el dolor, capaz se le está prendiendo fuego la mano y no lo siente.” (Nora,
entrevista, 20 de diciembre de 2012).
61
favorecer el desarrollo de la tonicidad, etc. Posiblemente, haber pasado por
toda una serie de tratamientos corporales, es decir por diferentes manejos del
cuerpo, puede haber tenido sus efectos sobre la construcción del cuerpo para
el sujeto. Desde un primer momento fue un organismo que “necesitaba” de una
estimulación temprana para poder reaccionar, para poder moverse de acuerdo
a lo que se consideraba necesario, algo así como lo más cercano posible a un
“funcionamiento normal”.
62
a él le pertenece y lo que es del Otro, confusión entre “su cuerpo” y “el objeto
de los cuidados de mamá”.
63
propios enigmas, elaborar sus preguntas sobre quién es, sobre lo que en su
cuerpo acontece, sobre su síndrome de Down y el lugar que ocupa en la
estructura familiar, es decir qué dicen sus padres acerca de su condición Down
y cómo ha sido significado en dicho predicado eso que aparece en su cuerpo
causando impacto (porque refleja una falla). También le permitirá interrogar e
interrogarse sobre qué se dice de su aspecto físico, cuáles son los mitos que
se han ido construyendo en relación a ello. Ahora bien, ante la dificultad de
aceptar la falta y sostener en su lugar la idea de que todo está bien, es decir,
ante la imposibilidad para la madre – como sucede en el caso de Leandro – de
reconocer la carencia real que imprime el síndrome de Down, también hay una
imposibilidad por parte del chico para enfrentarse a la castración, en su lugar
más que una salida creativa hay un escape de las situaciones que implican
castración, que dan cuenta de que algo falta: “…usa lentes porque es corto de
vista, pero él como es tan coqueto no los quiere usar, no le gustan mucho.”, “Él
cree que va a la secundaria, cuando alguien le pregunta el dice que va a la
secundaria”. “ Si es muy vivo y se da cuenta cuando lo miran raro, y si lo
rechazan o le hacen algún desplante es como me dijo una amiga mía, parece
que a él le resbala, y sí es así” (Nora, Entrevista, 20 de diciembre de 2012).
64
Otro en tanto el lenguaje es del Otro, así, lo que sea significado del cuerpo
dependerá de cómo lo haya inscripto el Otro de los significantes.
10
Baraldi, C. “Aprender: la aventura de soportar el equívoco” (1993). Homo Sapiens Ediciones, pág. 20.
65
donde el narcisismo materno logre recrearse. Y ese niño recibirá algo distinto,
algo particular del impacto que produce sobre el Otro. Se plantea que habría
una complejidad en torno a la simbolización de la carencia, porque la falta toma
cuerpo en lo real. Dice Baraldi “Inevitablemente esta carencia real tiene peso
en la inscripción que sobre el niño se ejerce, niño que tempranamente
apuñalará narcisismos y destruirá sueños…”11
Por otro lado, Respecto de lo real del cuerpo, la madre de Leandro dice
que él no siente el dolor como otros chicos, que “no tiene la misma sensibilidad
que nosotros” (Nora, Entrevista, 20 de diciembre de 2012); pero también
menciona que una vez lloraba mucho y ella no pudo “interpretar” lo que le
pasaba: “Hubo una vez que le dolía muy mucho la panza, que lloraba del dolor,
y nos asustamos porque no sabíamos qué le pasaba, el médico que lo vio
pensó que podía ser apendicitis, pero gracias a Dios fue un problema digestivo”
(Nora, Entrevista, 20 de diciembre de 2012). Se trataba sólo de un dolor de
panza y esta madre no sabía que le pasaba, tuvo que llevarlo al médico para
que le diga por qué lloraba este niño. En este sentido, se piensa que esta
madre sólo pudo guiarse por un estigma o discurso calificante, en lugar de
“convertir” ese grito en demanda.
11
Baraldi, C. “Aprender: la aventura de soportar el equívoco” (1993). Homo Sapiens Ediciones, pág. 123.
66
Finalmente, se sostiene que al momento de pensar en un abordaje
posible de sujetos con síndrome de Down desde el Psicoanálisis, se vuelve
esencial otorgar un lugar de análisis a lo que implica el tema del cuerpo, ya que
un sujeto con esta condición causada por una carencia real, que se presentifica
en el cuerpo dejando allí sus marcas, seguramente cargará con un imaginario
distinto al de otros niños y con unas marcas significantes cuyas
particularidades dependerán de cómo los padres hayan resuelto el impacto
producido por la llegada de ese hijo portador de una anomalía genética. Todo
esto, se considera que sin dudas influirá en su estructuración subjetiva y en la
construcción del cuerpo, cuerpo afectado por un accidente genético que, no sin
dificultades, se puede inferir, puede advenir como cuerpo propio. Se propone,
de este modo, como vía posible de abordaje psicoanalítico, el trabajo en torno
a la discriminación entre lo propio y lo del Otro, esto en relación al lugar que el
sujeto ocupa en la familia, y también en relación a las posibilidades de
subjetivación de la falta, como un camino posible hacia la autonomía del sujeto,
para que lo que éste pueda sentir, decir y hacer, sea experimentado y
reconocido como propio, como perteneciente a él mismo. De eso se trata el
trabajo con el sujeto que implica la posibilidad de habitar el cuerpo, y que
implica también un espacio de trabajo con la familia.
67
CAPÍTULO 4:
69
Desde el psicoanálisis se enseña que cada niño tiene su historia
particular que pesa sobre su devenir humano, y que es siguiendo al sujeto y no
impulsándolo a hacer determinadas cosas, que se pueden recorrer caminos
inexplorados que permitan encontrar algo de la verdad de esa historia propia y
subjetiva. Pues, con el aporte de Mannoni se puede pensar, en función de ello,
sobre la gran diversidad que hay del éxito escolar y social de niños con CI
insuficiente. Por eso, fuera de orientarse en base a un factor estrictamente
cuantitativo, se elige analizar la importancia que tiene la función de la relación
fantasmática del sujeto y su madre, y el sentido que le es otorgado al retraso
mental en los vínculos familiares. Ahora bien, se sostiene que, a menudo, los
padres traen a su hijo Down con la idea de que el abordaje se oriente sólo en
torno al retraso mental, lo cual dificulta el trabajo analítico, porque lo que se
está pidiendo en ese caso es una reeducación del niño.
12
Mannoni, M. “El niño retardado y su madre” (1964). Buenos Aires: Ed. Paidos 2011, pág. 31.
70
“inteligentes”, no radica en la distinción de una falsa o verdadera debilidad, sino
más bien en el sentido que la enfermedad o el retraso ha tomado en la
constelación familiar. Y para dar cuenta de ello, basó sus planteos en función
de lo que pudo ir analizando en casos de niños con diferente e idéntico CI, pero
que mostraban un desenvolvimiento sumamente diverso, y que estaba en
relación al lugar que se les había asignado en su familia. Por lo tanto, se
recalca la importancia de analizar los vínculos del niño con sus padres, y en
especial con la madre; porque es en función de ella que puede tejerse una
relación de dependencia absoluta que impida el despliegue autónomo del
sujeto. La posibilidad de dejar de habitar como parasito el cuerpo materno, le
permite al niño tener autonomía y apropiarse de todo aquello de lo que él sea
creador. Se puede inferir que, aunque el CI no cambie, es posible que el
abordaje psicoanalítico le devuelva su dimensión de sujeto autónomo y la
posibilidad de manifestar sus propios deseos.
Se vio que los niños con retraso mental, como sucede también en
quienes son portadores del síndrome de Down, por su estado, son objeto
exclusivo de los cuidados maternos, y que el tipo de relación que tengan con
dicha madre será reproducida en su vida escolar, social, con el terapeuta, etc.;
entonces, si el niño es puesto al resguardo de aquel profesional que se
comporta como una madre adoptiva, que se queda confundido o “fundido-con”
una posición materna, pues se cree que el sujeto no tendrá la posibilidad de
afrontar el sufrimiento de la castración, porque fuera de la intervención del
mensaje del padre, permanecerá en cierta relación fantasmática que lo dejará
en ese lugar de objeto, quitándole la posibilidad de acceder al nivel de sujeto.
Es en torno al significante paterno que podrá plantearse interrogantes sobre su
falta de ser, sobre su condición en tanto Down, etc. Por lo tanto, resulta de gran
importancia investigar, en cada caso particular, qué pasa con la función del
padre, escuchar cómo lo introduce la madre y también escuchar qué tiene para
decir el propio padre en torno a su hijo. Se sabe el peso que tiene en la
estructuración del sujeto la palabra de la madre, las sanciones y demandas que
vienen de ella, lo que puede sostener al chico en una posición, en un lugar en
71
el que él “es” siendo el niño mimado de mamá, o aquel que es más inteligente
que ella pero que por otro lado es el que no puede: “Bueno él siempre sabe
más que yo (…) yo enseño pintura (…) a él le gusta pintar (…) y él dice que
sabe, que sabe pintar mejor que yo!”, “…no sabía escribir en cursiva entonces
él intentaba pero le salía cualquier cosa, le salían rulitos…”, “Todo fue más
lento que cualquier otro chico”, “Habla bien, pero eso le cuesta escribirlo, y sólo
se maneja con la imprenta, la cursiva no la sabe (…) aprender a escribir bien y
leer eso le cuesta porque no le gusta ponerse y practicar. Yo trato de decirle
que lo haga, que se ponga a hacer las tareas pero no le gusta”, “me pregunta
cuándo lo voy a inscribir en la escuela que va la Mercedes, y yo le digo “para
qué Leandro si a vos no te gusta estudiar y ahí donde va la Mercedes se
estudia mucho!” (Nora, Entrevista, 20 de diciembre de 2012).
Se puede escuchar aquí por un lado cierta “ilusión” de que Leandro sabe
más que todos, pero por otro lado la insistencia en sus imposibilidades, en sus
límites, en “no puede esto o aquello”, y que al mismo tiempo se sostiene en las
relaciones familiares, es decir, se acepta como condición y no se hace mucho
para que este chico progrese en lo escolar o en su independencia respecto de
los demás (ir solo a hacer deporte, manejarse solo en la calle, salir solo para
reunirse con amigos, etc.), pues se escucha también algo sobre las dificultades
para manejarse solo, especialmente lejos de su madre. Pero hay que tener en
cuenta que la entrevista la hizo esta mamá, y que lo que aquí se está citando
es su palabra, no hay que dejar de escuchar que algo de la demanda se
desliza en sus dichos.
72
de progreso. Esas son algunas de las cuestiones sobre las que se cree que,
apoyado en el discurso del psicoanálisis, el psicólogo debe aventurarse a
investigar en el trabajo con sujetos Down, cuestiones que marcan ciertos lazos
que impiden una realización autónoma del sujeto y que, se puede decir, el
Psicoanálisis puede desatar, destrabar. A veces puede suceder que si bien no
se hable de la debilidad mental del hijo o del retraso como condición del
síndrome que lo fija en la incapacidad, hay toda una “dinámica” que lo deja al
sujeto ubicado en el lugar de aquel que no puede, y que tiene que ver
justamente con lo que se sostiene en el discurso parental acerca de sus
habilidades, con el sentido y el lugar que les dado al retraso. Así, se propone
también el trabajo con los padres, donde cada integrante sea impulsado a
plantear su problema en torno a la condición del niño. Se recuerda que puede
suceder que el progreso del niño implique una castración, ya sea para la madre
como también para los demás miembros de la familia, por eso se considera la
importancia de tener en cuenta la familia, sus mensajes, y también la
importancia de hacer intervenciones a un nivel grupal, donde no sólo se trabaje
con el niño sino también con el grupo familiar. En relación a ello, Mannoni
sostiene que “…tras el rótulo de retraso, se puede hallar toda la gama de la
neurosis, la psicosis y la perversión, con la circunstancia de que la neurosis
ofrecerá siempre un carácter de gravedad inhabitual. La gravedad de la
enfermedad depende en esencia del sistema de relaciones en que el débil se
halla agarrado.”13
13
Mannoni, M. “El niño retardado y su madre” (1964). Buenos Aires: Ed. Paidos 2011, pág. 72.
73
a mamá o a papá, sino a él como sujeto diferenciado de aquellos. Se trata de la
apertura de interrogantes que le permitan producir algo de lo propio. Se trata de
que el niño llegue en su discurso al dominio del yo, porque sino su verdad
queda alienada en la de los padres. Por eso se habla de autonomía y no de
readaptación, se trata de llevar al sujeto a asumir su propia historia, a que
pueda empezar a preguntarse por lo propio, y a construir un saber que le
pertenezca. En este sentido, con Mannoni se sugiere intentar mover al sujeto
de ese lugar de objeto sin deseos propios cuyo único rol consiste en colmar la
vida materna, porque el niño destinado a colmar la falta de ser de la madre, no
tiene otra significación que la de existir para ella y no para él. Es decir, se trata
de trabajar para que el niño con síndrome de Down no quede aislado en una
especie de torre de marfil, ya que, aparentemente readaptado, queda
igualmente aislado en un estado de dependencia total con relación al Otro. Se
trata de la apertura psicoanalítica sobre lo que para el sujeto constituye
demanda y deseo. La propuesta aquí es que el dueño de su destino sea el
propio sujeto.
En tanto que en el vínculo del niño al gran Otro hay un sentido que se le
ha otorgado a su debilidad mental, sentido que marca los caminos del sujeto y
sus posibilidades de progreso, de éxito o fracaso, se propone un abordaje en
donde, buscando el sentido de la enfermedad del niño en los padres, se pueda
trabajar con el sujeto para que asuma en su nombre su propia historia, en lugar
de hacer suyas las dificultades de aquellos; porque más allá del éxito escolar o
el abandono de un síntoma, o de la aparente “readaptación”, el problema
fundamental que convoca al quehacer del psicólogo, apoyado en el discurso
del psicoanálisis, tiene que ver con el sujeto y su deseo. Todo esto, a partir de
insertar al sujeto en el juego del significante, donde hay una articulación y la
producción de una significación, no un pegoteo en el que el niño quede
adherido a un rótulo. Se trata de animarse a ir más allá del lenguaje objetivante
y conducir al paciente al lenguaje de su deseo, en el cual hablará desde ese
saber no sabido, y allí se podrá escuchar algo del saber inconsciente del
74
sujeto. Se trata de movilizar a partir de intervenciones analíticas, de que la
palabra del sujeto sea liberada.
75
sujeto Down, también se puede trabajar en la apropiación de un decir. Tal vez
no se logre un trabajo en diván, pero se cree que sí se puede trabajar desde
una dialéctica verbal, desde la palabra, con el sujeto y también con sus padres.
Pues es con los medios del lenguaje, los medios del significante, que el se
puede operar.
77
de los aprendizajes como el efecto de las distintas tensiones que configuran el
circuito entre el sujeto y el gran Otro. El sujeto, en su devenir, en su
estructuración, donde queda atravesado por el mundo de la cultura y del
lenguaje, es pues demandado por ese Otro a aprender, a aprender a ir al baño,
a vestirse, a conocer los días de la semana, etc. Toda una serie de
aprendizajes que difícilmente serán consolidados si no hay Otro que espera
que ese niño aprenda. Ya se pudo señalar, cuando se trabajó sobre el Edipo,
que ese Otro primeramente es encarnado por la madre, pero aquí también es
necesario pensar que puede presentarse en lugares y tiempos distintos (la
madre, la escuela, etc.).
14
Baraldi, C. “Aprender: la aventura de soportar el equívoco” (1993). Homo Sapiens Ediciones, pág. 15.
78
Por lo tanto, se puede distinguir que el lenguaje, los aprendizajes, los
saberes no surgen de un adiestramiento, sino que, en tanto el sujeto es
hablado, la posibilidad de apropiarse de los conocimientos depende de cómo el
Otro lo inscribe, y tiene que ver con la posibilidad de que se genere un espacio
de significación, el cual sólo es posible si algo falta, si algo circula en la cadena
significante. Así, el niño construye su saber y su conocer desde el lugar que
ocupa en su relación al Otro, y aquí se retoma la importancia de investigar en
cada caso cómo se han ido sucediendo los tiempos del Edipo, cómo ha sido el
discurrir de los mismos, donde el sujeto ha debido caer del lugar de falo para
advenir sujeto, y donde se le ha otorgado una significación fálica al hijo vía la
intervención del Nombre del Padre. Los avatares de los tiempos del Edipo
tienen implicancias en la relación del niño con los aprendizajes y con el saber.
El modo en que haya sido operada la castración tiene su peso. Si hay otro que
no se muestra como castrado, pues se convierte en dueño absoluto del saber,
y no hay búsqueda, no hay posibilidad de que algo circule, porque en tanto
nada falta no hay posibilidad de que el deseo circule, de seguir buscando más
allá. Ha sido necesario, entonces, reflexionar aquí sobre la problemática
edípica y la relación de la posición subjetiva respecto de la castración y la
construcción del saber. Se sabe que el momento edípico que atraviesa el niño
está vinculado a sus modos de explicar ciertos enigmas que lo movilizan, y esto
sólo es posible si hay un Otro que no tiene todas las respuestas, y que
posibilita que el sujeto se pregunte. En relación a esto, pueden tomarse
algunas cosas de la entrevista realizada, en donde pareciera que la posibilidad
de preguntarse está algo obturada: “E: ¿Nunca cuando era más chico o
después les preguntó sobre cuestiones como el nacimiento de los niños y cómo
se hace para tener un hijo? No, él dice que los bebés salen por la pansa, que el
médico le abre la pansa a la mujer y saca al bebé….pero no sé si sabe bien
cómo es todo eso.” (Nora, Entrevista, 20 de diciembre de 2012).
79
cuesta”, “…no le hemos dicho nada y él tampoco nos ha preguntado nada”, “E:
¿Cuál es la actitud de Leandro ante sus producciones o cosas que él mismo
hace? N: Ay para él todo lo que hace está bien! El dibuja mejor que yo, sabe
trabajar con el padre en la finca. Y siempre que hace algo se lo muestra a todo
el mundo, para que lo feliciten para que le digan cosas (…) E: ¿y cuando algo
no le sale o no puede hacerlo cómo reacciona? N: El siempre intenta, aunque
uno le diga que no él se anima y prueba, pero cuando le sale mal lo deja de
hacer, no te dice nada…” (Nora, Entrevista, 20 de diciembre de 2012).
80
En función de lo desarrollado, se considera que es de suma importancia
trabajar o tomar como punto de abordaje clínico el vínculo que existe entre la
madre y el niño con síndrome de Down, relación que, como ya se analizó, se
perfila hacia el establecimiento de una díada, donde no hay un yo y un tú sino
una madre y su objeto de cuidado. El ser todo para el Otro, el ser eternamente
dependiente de esa madre que ha de dejar todo para cuidarlo siempre, le
impide al niño Down la búsqueda del propio recorrido. Es necesario que se
rompa esa relación dual, es necesario que el Otro se inscriba como castrado y
que el niño comience una búsqueda donde se pregunte e intente responderse
desde su lugar como sujeto. Es necesario que se notifique que si el Otro está
barrado no hay quien posea un saber absoluto y que él está invitado a producir
un saber, y que es capaz de hacerlo en tanto hay un deseo que moviliza.
Porque, como ya se dijo, más allá de su retraso mental no le está impedido
advenir como sujeto. En este sentido, el profesional debe apartase de lo que es
factible de tipificación o estandarización, porque hablar de sujeto remite a
subjetividad. Y hablar de vicisitudes de los aprendizajes es referirse justamente
a las aventuras o desventuras, a los recorridos o encasillamientos posibles de
los que resultan los aprendizajes del sujeto. El aprender es un proceso que
tiene que ver con el deseo que puede sostenerlo, y con la posibilidad de
subjetivar una enseñanza, lo cual le permitirá al sujeto aprender.
15
Baraldi, C. “Aprender: la aventura de soportar el equívoco” (1993). Homo Sapiens Ediciones, pág. 30.
81
develando la verdad puesta en juego (verdad que se va encauzando de a
poco), y poder situar el saber ya no sobre el psicólogo sino como el decir
mismo de los enunciados que circulan. Soportando un lugar al que se le
supone un saber, se logra que el saber circule y se enuncie una verdad que se
haya en el decir del sujeto. Se destaca entonces, que es necesario trabajar con
los distintos niveles discursivos en los que aparece tomado el niño, como “el
que no puede aprender” o como “el que no sabe”, por ejemplo, y descentrar el
malestar puesto en torno a ello, abrir el espacio para un decir más allá, y donde
se pueda interrogar sobre la relación entre el sujeto y el Otro en torno a la
demanda de aprendizaje. Y en la medida en que el paciente hable, que teorice
sobre su síntoma es que el trabajo psicoanalítico funciona. La propuesta es
trabajar con el sujeto con síndrome de Down a partir de la posibilidad de que él
comience a escucharse en lo que dice sobre su síntoma, sobre lo que le
ocurre. Entonces, poder operar con y desde el saber, sólo es posible partiendo
del sujeto que lo persigue, que lo instituye como sujeto que busca. De este
modo, investigando sobre la posición subjetiva en relación con el saber, se
podrán conocer los senderos y el estilo de sus búsquedas. Por lo tanto, no se
considera que el retraso mental del sujeto con síndrome de Down sea un
impedimento para el trabajo psicoanalítico. Más allá de su retraso mental y de
su CI, hay una trama en la que sujeto y conocimiento se interconectaron con un
estilo propio, y que tiene que ver con su estructuración subjetiva, con su
advenimiento como sujeto. De entrada hay algo que es sellado por la
organicidad y que determina un modo especial de vinculación, por eso se
infiere que es primordial, para el abordaje del paciente con síndrome de Down,
escuchar cuál es el lugar y la significación que el sujeto y su condición (su
retraso mental) ocupan dentro de la estructura familiar. Y trabajar sobre ese
vínculo entre padres e hijo.
82
su CI no haya variado – su funcionamiento se ha modificado posibilitándole un
despliegue autónomo como sujeto independiente respecto del Otro.
16
Baraldi, C. “Aprender: la aventura de soportar el equívoco” (1993). Homo Sapiens Ediciones, pág. 97.
83
No se pretende desconocer la alteración genética, pero intentando separar lo
más posible al sujeto del deseo de sus diagnósticos y sanciones de
imposibilidad que operan como obstáculos, se permite un pasaje del “no poder”
a la posibilidad de producir algo propio (un hacer, un proyecto, etc). “Reconocer
la enfermedad, poder nombrarla pero también reconocer que no todo es un
síndrome ni una discapacidad: que no tiene el sujeto por qué tener “deseo
discapacitado”, y que hay muchas cosas que sí puede hacer.”17
Por otro lado, se toma la idea de Baraldi de que la deficiente creencia del
sujeto a su palabra hace deficiente la construcción de los lazos sociales. Y que
se cree en la palabra propia a partir del juego, ya que este permite aventurarse
a suponer lo que se sabe que no es cierto, lo cual implica poder amarrarse a
una creencia. Jugar implica un trabajo que produce el niño, una creación
propia, lo mismo sucede en el aprender. Para pensar en relación a esto se cita
algo de la entrevista: “Le gusta pintar, también le gusta hacer cosas de
manualidades, para pintar es re prolijito. Le gusta jugar a la play…”, “Cuando lo
veo aburrido le digo que juguemos, que proponga cosas y ahí nomás inventa
juegos”, “le gusta más pintar. Copiar dibujos sí, pero él hacer algún dibujo,
inventar algo le cuesta”, “También le copiaba todo a la hermana, siempre fue
así. Los pañales los dejó junto con la hermana, él le copiaba todo…” (Nora,
Entrevista, 20 de diciembre de 2012).
17
Baraldi, C. “Aprender: la aventura de soportar el equívoco” (1993). Homo Sapiens Ediciones, pág. 106.
84
mental. Esto es algo que seguramente permite seguir interrogando acerca del
retraso mental en los sujetos con síndrome de Down, pero aquí se plantea que
no es algo que se impone como impedimento para el abordaje clínico
psicoanalítico.
85
CONCLUSIÓN:
Por lo tanto, una vía posible es trabajar sobre los lazos familiares, en
vistas de desobstruir el camino hacia la autonomía del sujeto, lo cual supone un
trabajo tanto para la madre como para el niño. La propuesta es trabajar en pos
de una independencia por parte del sujeto, hacer lugar a su dimensión de
sujeto autónomo. Que la independencia sea del hijo y también de la madre, que
ésta suelte a ese niño y le permita ser dueño de su propio destino. Algo en
relación a esto, a la dificultad de separarse madre e hijo, pudo advertirse en un
caso particular: “…creo que él se apoya mucho en mí (…) Yo nunca lo dejo
sólo, me da miedo que se quede solo (…) trato de estar siempre con él” (Nora,
Entrevista, 20 de diciembre de 2012).
87
Se propone generar un espacio de escucha analítica donde el niño
mismo pueda contar su historia, y así abrir el espacio para que pueda darle un
sentido a lo que le pasa. A la vez, un espacio de trabajo con los padres, en
donde se intente descubrir qué desean, qué esperan de este hijo, trabajar
sobre el lugar que ocupa el sujeto en la estructura familiar y sobre ciertas
cuestiones que tienen que ver con la demanda materna, lo cual se vuelve
determinante respecto de la posición del sujeto, “… me gustaría que madurara
y que llegue a tener una ocupación, que sepa qué es trabajar...” (Nora,
Entrevista, 20 de diciembre de 2012).
88
madre, por lo que no habrá posibilidad de que se establezca una clara
discriminación entre el sujeto y el Otro.
89
trabajar sobre el “peso” que en la vida del sujeto tienen ciertas significaciones
en torno a su retraso o debilidad mental, ateniéndose por supuesto a la
particularidad de cada sujeto.
18
Mannoni, M. “El niño retardado y su madre” (1964). Buenos Aires: Ed. Paidos 2011, pág. 156.
90
ANEXO 1:
91
interesaba eso a mí, y bueno después supe que era varón, pero no tenía
preferencias, no pensaba mucho en eso.
E: ¿Cómo fue el embarazo? ¿Cómo lo vivió?
N: En el embarazo yo engordé treinta y tres kilos, la verdad que los últimos
meses ya quería que naciera, que naciera porque me descomponía mucho. Lo
viví bien, estaba feliz, pero no me sentí cómoda porque me descomponía, en
todo el embarazo de Leandro estuve descompuesta. Pero lo que me pasaba a
mí era distinto a otras mamás, porque cuando yo comía se me pasaba la
descompostura, por eso creo que engordé tanto! El médico me decía que no
tenía que engordar tanto y me daba indicaciones para que me alimentara bien,
pero bueno engordé igual. Estuve con estudios de todo tipo, porque el médico
quería saber por qué yo engordaba tanto. Ya el segundo embarazo fue distinto,
más tranquilo en ese sentido.
E: ¿Cómo fue el parto?
N: Tuve cesárea, pero fue todo muy raro, porque yo veía que en el embarazo el
médico me hacía muchas ecografías, era todo el tiempo ecografías pero no me
decía si había algo que no estaba bien, yo creo que en eso estuvo mal porque
cuando tuve la cesárea, que fue así porque él lo decidió, porque yo incluso
rompí bolsa y ahí me llevaron, me sacó todo el ovario derecho. Tenía un quiste
que había venido creciendo junto al embarazo. Yo nunca supe muy bien desde
cuándo lo tenía ese quiste, porque el médico no me dijo nada, ni a mí ni a mi
marido. Imaginate que mi marido se re preocupó, todos se preocuparon,
porque la operación de cesárea duró desde las ocho de la mañana hasta las
dos de la tarde! Lo que pasa que yo iba sola a hacerme las ecografías porque
mi marido estaba siempre trabajando, pero qué le costaba al médico decirme
que fuera un día acompañada si no me lo quería decir a mí sola. Igual creo que
también sabía o algo sospechaba que el bebé podía tener el síndrome, pero
nunca nos dijo nada.
E: ¿Qué sintió cuando vio a su hijo por primera?
N: Ay que era hermoso! Peladito peladito, casi nada de pelo, gordito y re
bonito. No nos dábamos cuenta, parecía normal, lo único que yo le veía era
que tenía el dedo gordo más grande que el resto de la manito, y también
92
algunos lo veían muy cabezón. De que tenía Down nos enteramos mucho
después.
E: ¿Entonces Uds. no tuvieron algún diagnóstico durante el embarazo que les
dio indicios de que podía tener síndrome de Down?
N: No, es que en esa época me imagino que en las ecografías no se veía
mucho capaz, que sé yo, tampoco estaban las que hay ahora en 4D. La verdad
que nunca nos dijo nada el médico.
E: ¿Cuándo y cómo fue el momento en que recibieron la noticia de que el niño
tenía síndrome de Down?
N: Fue después que nació cuando supimos, a los cuatro meses más o menos
fue que empezó todo, porque mi hermana me preguntaba si le había hecho los
análisis, porque el hermano de mi marido también decía que lo veía parecido al
sobrino de mi cuñada, que tiene Down también. Y no te imaginas lo mal que
me cayó! Ay no no, me cayó tan mal! Y también me decían que era muy
chiquito, pero pesó 3 kilos y medio cuando nació, y el médico nos decía “pero
qué quieren si es un niño prematuro”. Pero para mí nació a término, si yo rompí
bolsa y todo el embarazo fue normal; pero bueno era el primer hijo y yo no
sabía muchas cosas, hay cosas que no tenía ni idea y después fui
aprendiendo.
E: ¿entonces cómo fue en ese momento en que les dieron la noticia?
N: Bueno, al principio yo no me daba cuenta, tenía tres meses y no se sostenía
la cabeza, y mi mamá me decía no se sostiene la cabeza, le preguntamos al
médico y nos dijo “bueno póngalo boca abajo”, porque en ese tiempo te hacían
acostarlo de costadito y que sé yo, así es que de ahí era todo el tiempo ponerlo
boca abajo, pero no, no se sostenía la cabeza. El tema con ese médico,
después cambié de doctor, era que siempre que le preguntaba algo porque
veía o me decían que lo veían distinto a los demás bebés, bueno el médico
siempre me decía algo, o como que me daba una respuesta que encajaba en
algo y listo, y yo me tranquilizaba. Pero fue en enero me acuerdo, hacía
muchísimo calor, fue horrible cuando me lo dijo, porque justo teníamos turno
ese día, y lo esperé un montón al médico, encima llegó y andaba malhumorado
parece. Y la cosa fue que yo me fui feliz ese día porque ya le íbamos a
93
empezar a dar de comer, entonces cuando le pregunté “¿doctor ya le podemos
dar de comer?”, y me contestó mal, así nomás, como que no me preparó, “no”
me dice; y le pregunto “por qué”, y me dice “porque tiene síndrome de
mongolitismo”.
E: ¿Y cómo reaccionó Ud.?
N: Creo que el mundo se me terminó, me bloqueé mal, fuimos a muchos
médicos después, a este primer doctor no volví más. Fue otro doctor el que me
dijo “él es Down”.
E: ¿Y qué pasó entonces, cuál fue su actitud?
N: Yo estuve una semana sin cambiarlo, sin atenderlo prácticamente, no me
levantaba de la cama, lo atendía mi marido. Me cayó muy mal a mí, no lo
atendía, era un rechazo, yo no podía entender por qué me pasó eso a mí.
Después, con el tiempo, cuando fuimos a otros médicos y cuando le hicimos
los estudios en medicina nuclear en la ciudad, y que ahí lo vieron varios
médicos, y una doctora nos explicó que no era por algo que hayamos tenido
nosotros con el papá, porque nos hicieron los estudios y éramos compatibles,
nos dijo que no era la culpa de ninguno de nosotros y que no era por nada en
especial, que no había una causa o algo que hizo naciera así, que era porque
Dios lo había querido así. Y así fui de a poco aceptando. Después aprendí
mucho con él, es que lo que ellos te enseñan… lo que estos chicos te enseñan
es que su vida es tan diferente! Leandro me enseñó tantas cosas!
E: ¿Qué cosas le enseñó a Ud. Leandro?
N: Y que sus ritmos son distintos, que ven la vida de otra manera ellos, que
capaz uno se preocupa por tantas cosas, y yo veo que él es mucho más fuerte
para algunas cosas…que tiene sus ritmos pero que también es muy inteligente
para un montón de cosas.
E: ¿Cómo qué por ejemplo?
N: Y que cuando alguien lo desprecia o le hace burla, él es como que le pone
una pared, no hace un berrinche y empieza a llorar o a quejarse, es mucho
más inteligente, directamente no te habla más, te ignora y sigue con sus cosas.
E: ¿Cuál fue su actitud en los primeros años de su hijo? Y ¿Cuál fue la actitud
del papá?
94
N: Y tuvimos que empezar todo de nuevo cuando supimos que tenía el
síndrome, porque vos esperas algo y después eso se derrumba. Yo esperaba
que fuera como cualquier persona y no. A mí me calló mal y me pasó eso que
te dije, al principio sufrí muchísimo y tuve rechazo, después cuando mi papá y
mi mamá me decían que no, que yo era capaz para cuidarlo y que tenía que
luchar por el bebé, y también mi marido, porque él me ayudó muchísimo, creo
que le cayó más mal que a mí la noticia, pero se las aguantaba y lo atendía
cuando yo no lo hacía en esos días que estuve tan mal. El siempre me
acompañó mucho, ya después cuando yo me hice de coraje, cuando
empezamos con la estimulación temprana ya eso lo hacía yo sola. Mi marido
siempre estuvo atento a darme la plata que fuera necesaria y esas cosas, pero
yo era la que lo llevaba a todos lados. Y fue complicado porque a los seis
meses de Leo me quedé embarazada de Mercedes, entonces cuando ella
nació los críe a los dos prácticamente juntos, iba con los dos de acá para allá,
mi familia, mi mamá también me ayudó muchísimo, Elena también, que es la
señora que me ayuda en la casa y también que lo ha cuidado de chico a
Leandro cuando yo he estado dando clases, porque doy clases de dibujo.
E: ¿Temores, dudas, qué les generó la noticia de su condición?
N: Mi marido tenía miedo que terminara postrado en una cama, porque una
prima de él tiene una nena que es paralítica cerebral, y él pensaba que Leo iba
a terminar así no sé. Teníamos muchos temores porque no sabíamos nada de
eso, hasta que nos hicieron ese estudio genético para confirmar y ahí te dicen
todo!! Te orientan sobre las enfermedades que puede tener o los problemas,
por ejemplo, siempre le hacemos chequeos del corazón o para ver si no tiene
problemas de tiroides, de diabetes, bueno todas esas cosas. Lo único que no
tiene Leandro es la lengua tan grande, él puede hablar bien, hay otros chicos
que tienen problemas en la boca, Leo no.
E: algo más sobre esos momentos, ¿qué les dijeron los médicos?
N: Yo te conté cuando la doctora nos confirmó con los estudios que le hicieron,
pero antes de eso nos habían dicho que a veces tienen los rasgos físicos pero
no son Down, y eso a mí medio que me esperanzó, no sé, me ilusioné, y
cuando le hicimos los análisis los resultados iban a estar para mi cumpleaños,
95
así que no quise ir, fui después, y ahí cuando me confirmaron lógicamente
lloré, lloré desde ese momento hasta que llegué a la casa de mi mamá, todo el
camino llorando, y me preguntaba por qué nos pasó eso, hasta que bueno, esa
doctora que te digo nos explicó bien y ahí empecé de a poco a aceptar y a
entender qué tenía mi hijo. No fue fácil eh!
E: ¿Cuál era la actitud de los abuelos u otros familiares para con el niño? ¿Qué
decían, cuál ha sido su postura?
N: Mi familia me decía “vos tenés que seguir adelante, tu obligación es esa, sos
capaz”, y así le seguís dando y le ponés todo el esfuerzo para hacer lo que
mejor puedas. Es un trabajo muy grande, le tenés que dedicar mucho, yo todo
lo que tuve al alcance lo hice. A veces también se complica cuando no tenés
los medios económicos para llevarlo a un instituto especial o algo así que te
aconsejan los médicos, pero bueno, yo siempre me las rebusqué para llevarlo
acá en San Martín o en Rivadavia a los lugares en donde podían ayudarlo y en
donde él iba a poder desarrollarse y aprender algunas cosas. Porque cuando
nos confirmaron que tenía el síndrome nos mandaron a Rivadavia para
empezar la estimulación, y ahí empezó toda la búsqueda de un lugar donde
nos ayudarán, donde lo atendieran. En la ciudad había un lugar que nos
dijeron, pero nos salía mucho por mes porque la obra social no nos cubría. Así
es que buscamos por acá.
E: ¿A qué lugares lo llevó? ¿Cómo fue eso?
N: Al principio fue difícil porque acá en S. M. no había nada, hay muy poco.
Fuimos al Irid durante tres años, en Rivadavia, desde los cuatro meses que
empezó con la estimulación, ahí le hacían ejercicios de kinesiología y de otras
cosas más, por ejemplo para que empezara de chiquito a tonificar los músculos
para que después no le costara tanto caminar, también para la postura, para
que pudiera sostener la cabecita, y esas cosas que te dicen que tenés que
hacer. A los dos años y medio fue a la guardería, una guardería para niños
especiales y también comunes – ignorantemente te lo digo - después, a los
cinco años lo quise inscribir en el jardín de una escuela normal, y primero me
dijeron que sí y después que si no venía con un apoyo de la escuela especial
no podían integrarlo. Así es que la cuestión fue que empezó el jardín a los seis
96
años, y la maestra de ese jardín hizo mucho para que lo integraran a la
primaria, pero después de jardín hizo primero no más, porque la maestra que
tuvo en primero me decía que no podía integrarlo, y hacía reuniones con los
otros padres y a mí no me llamaba, la cosa que hizo notas y notas hasta que
me pidieron que lo sacara al niño de la escuela porque no era capaz de
integrarse. Esa maestra y la directora me hicieron la vida imposible, no había
forma de que quisieran integrarlo! Aparte el niño sentía el rechazo. Después
recorrimos un montón de escuelas porque ninguna me lo aceptaba, y encontré
una escuela en Junín, la escuela Reta, ahí hizo jardín y la maestra que le tocó
era buenísima, lo ayudó muchísimo para que lo integraran en la primaria
también, así que después hizo primero, segundo y tercero, pero ya ahí resultó
muy difícil, porque él no quería hacer sus tareas, quería hacer la tarea de sus
compañeritos.
E: ¿Cómo es eso? Explíqueme un poco más.
N: La maestra le escribía en un lado del pizarrón las tareas para él y del otro
lado para los demás chicos, y él quería copiar lo que copiaban y hacían los
otros chicos. Entonces llegaba a la casa y yo le miraba los cuadernos y tenía
todos rulitos, todo escrito con rulitos, porque claro, no sabía escribir en cursiva
entonces él intentaba pero le salía cualquier cosa, le salían rulitos. En imprenta
si sabía copiar, pero no, él quería hacer lo que hacían sus compañeros. Así es
que la maestra me dijo, me aconsejó que tal vez era mejor llevarlo a una
escuela especial para que él sienta que podía hacer lo mismo que hacían sus
compañeros. Que iba a estar mejor integrado con una maestra de chicos
especiales.
E: Por lo que me dice, aunque parece que le costaba, ¿asimismo él se
interesaba por lo que la maestra daba en clases?
N: Sí, él se interesaba, pero porque quería hacer las mismas cosas que los
demás, pero me parece que no entendía mucho, intentaba copiar en cursiva y
no podía.
E: Así es que Jardín, primero, segundo y tercero lo hizo en la escuela Reta y
después ¿qué pasó?
97
N: Yo lo charlé con mi marido y llegamos al acuerdo de sacarlo de la
integración en esa escuela para ir a una escuela especial. Muchos me dijeron
que no iba a poder en una escuela normal, todos me aconsejaron que lo llevara
a una especial y que sé yo. Pero bueno, cuando sos madre hay muchas cosas
que no sabés y más en este caso que Leo tiene el síndrome de Down, así que
yo tuve que probar, y bueno probé con la integración en una escuela normal y
no me gustó, porque también lo veía a él que sufría mucho queriendo hacer lo
que hacían sus compañeritos o que a veces también algunos lo rechazaban.
Porque todo el mundo te dice, “ay que ternura tu hijo, un nene especial” y un
montón de cosas lindas, pero también te encontrás con mucho rechazo, hasta
que no te pasa no sabes cómo son las cosas. Así que después de esa
experiencia lo inscribimos en la escuela Matons para chicos especiales.
E: ¿Y cómo fue el desenvolvimiento en esa escuela Matons? ¿Cómo fue su
integración, cómo se manejaron en esos años?
N: No quería que fuera, al principio yo no quería que fuera, lo llevaba y me
quedaba en la vereda llorando hasta que salía, y todos los días le hacía unas
preguntas a la maestra, la cansaba!
E: ¿Qué le preguntaba?
N: Le cuestionaba cosas, le decía que ¿por qué cerraba la puerta con llave
cuando yo me iba, si necesitaba entrar cómo hacía? Que por qué los tenían
encerrados…cosas así. Yo no entendía cómo se manejaban las maestras,
hasta que entendí que por algo hacían eso, que ellas se habían preparado para
trabajar con chicos especiales. Claro, ella me explicó que cerraba la puerta con
llave porque habían chicos que intentaban salirse, que era por la seguridad de
ellos para que no se fueran a la calle y les pasara algo. No era que la pasaban
mal, sino que era por su seguridad, y ella me decía “si Ud. necesita algo golpee
y la vamos a atender”. Pero a mi al principio no me gustaba mucho dejarlo ahí,
eso es lo que pasaba, por eso iba con la más chica la dejaba en la otra escuela
y venía y me quedaba a esperarlo a él en la vereda. Hasta que yo me adapté,
porque él se adaptó re bien. También yo creo que la que sufrió mucho todo ese
trajín fue Mercedes. Porque cuando ella iba a la guardería se quedaba llorando
y yo la dejaba ahí porque tenía que llevar a Leandro al Irid, y así, viajes de acá
98
para allá con los dos casi de la misma edad, y pobre ella también necesitaba
que yo estuviera con ella, cuando fue creciendo le explicaba que el hermanito
necesitaba que lo cuidáramos más y que me entendiera, es más ahora de
grande, después de ir un día a la psicóloga yo le pedí perdón, perdón por
haberla dejado un poco de lado cuando era más chiquita, porque yo creo que
ella sufrió con esas cosas, no sé ella no me lo dice, pero yo también pienso en
eso. Es más, cuando quedé embarazada de ella todos se preocuparon, primero
porque temían que también tuviera Down, mi marido estaba muy preocupado,
pero yo sentía que no, que venía todo bien y le decía a él “quedate tranquilo,
todo va a estar bien” y yo sentía que era una nena también. Así que bueno, los
crié juntos!
E: Hablando de la crianza, ¿Hasta qué edad durmió con Ud.? ¿Qué recuerda
de ese tiempo?
N: El ya tenía su habitación preparada desde cuando estaba en la panza, pero
cuando nació fue todo muy difícil, porque le costaba comer, lo único que hacía
era dormir, así es que al principio yo estaba muy ansiosa y lo teníamos en la
habitación mía y de mi marido, creo que como al año lo pasamos a la otra
habitación, no me acuerdo. Igual él era re tranquilo, no lloraba nunca, para
comer nomás y a veces eh! Tampoco que se quejaba de dolor de algo, nada.
Él dormía, dormía mucho, no se despertaba con nada, si hasta para darle la
leche tenía que despertarlo porque no pedía.
E: ¿Tomó el pecho?
N: Sí, pero le costó muchísimo.
E: ¿Cómo fue y cuándo lo dejó?
N: Él no sabía succionar y creo que nunca aprendió bien. Le costaba mucho,
cuando estábamos en el sanatorio, cuando nació, las enfermeras me volvían
loca porque me decían que no lo estimulaba para que mamara, y le apretaban
la carita, le hacían de todo, pero no quería. Apenas nació estuvo dos días sin
comer, no pedía y cuando le dábamos no sabía chupar, no podía. No había
forma, mi mamá me decía insistí, me empujaba a no bajar los brazos porque el
bebé necesitaba alimentarse. Así es que eso fue todo un tema también, yo sufrí
99
muchísimo porque me dolían los pechos, hasta que bueno de a poco empezó a
tomar y después también le dábamos mamadera.
E: ¿A qué edad empezó a comer cosas sólidas?
N: Al año empezó a comer, lo que pasa es que también le hacían muchos
estudios entonces nos demoraban, nos decían que todavía no iba a poder.
Costó, como costó también darle mamadera. Todo fue más lento que cualquier
otro chico. Hoy no, ahora come de todo y muchísimo!! (se ríe).
E: ¿A qué edad empezó a caminar?
N: Empezó a caminar a los dos años pero casi llegando a los tres, lo
estimulaban todo el tiempo mis sobrinas, entre las dos lo agarraban y lo
estimulaban, así es que aprendió casi de prepo porque le decían “dale vamos,
y lo soltaban y ahí arrancaba”. También le copiaba todo a la hermana, siempre
fue así. Los pañales los dejó junto con la hermana, él le copiaba todo.
E: ¿Eso a qué edad fue y cómo fue el proceso del control de esfínteres?
N: De grandecito, casi al año de la hermana, o sea a los dos y pico de él más o
menos. Dejó los pañales y nunca más se hizo pis, jamás se hizo pis. La verdad
que se manejó bastante bien cuando dejó los pañales. Yo creo que tuvo mucha
estimulación viendo a la hermana y al primo que son más o menos de la misma
edad. Él era más tranquilo que la hermana, pero parece que se
complementaban bastante bien, por lo menos creo que a él le sirvió ver lo que
hacía la hermana y copiarle en esas cosas.
E: ¿Y cómo fue cuando le empezaron a salir los dientecitos?
N: Cuando le salieron los dientes ni se quejó. Es un niño que jamás se quejó, o
para llorar, le tiene que doler algo mucho sino no llora. Lo que pasa que los
chicos que tienen Down no tienen la misma sensibilidad que nosotros.
E: A ver, cómo es eso, cuénteme.
N: Hay cosas que no la sienten del mismo modo que nosotros, por ejemplo el
dolor, capaz se le está prendiendo fuego la mano y no lo siente. Muchas veces
le ha pasado que se quema con el encendedor y no se da cuenta, lo siente
pero mucho menos que los demás. Y parece que con otros dolores también es
así. Hubo una vez que le dolía muy mucho la pansa, que lloraba del dolor, y
nos asustamos, es más el médico que lo vio pensó que podía ser apendicitis,
100
pero gracias a Dios fue un problema digestivo y no fue necesario operarlo, le
hicieron un tratamiento, unos inyectables y se le pasó.
E: ¿Leandro ha tenido alguna enfermedad grave que haya requerido cirugía o
un tratamiento constante?
N: No, ha tenido resfríos y enfermedades comunes, varicela, esa que te acabo
de contar que era un gran descompostura, pero nada más. Lo que sí hace poco
nos dijo el médico que el año que viene capaz hay que operarlo de cataratas
porque tiene eso, y usa lentes porque es corto de vista, pero él como es tan
coqueto no los quiere usar, no le gustan mucho.
E: En relación al lenguaje ¿a qué edad empezó a hablar?
N: Empezó a hablar después que la hermana, ella ya tenía un añito y pico y
hablaba bastante clarito, y más o menos ahí Leo empezó a pronunciar algunas
palabras.
E: ¿Cuáles fueron sus primeras palabras?
N: Papá, papa…mamá y de a poco iba pronunciando cosas que nos escuchaba
decir a nosotros o que nosotros le repetíamos. Repetía muchas cosas que
escuchaba de la hermana.
E: ¿Cómo ha sido su desenvolvimiento y evolución en la escuela durante estos
años? ¿Qué cosas ha podido aprender?
N: Las cosas básicas, los colores, los meses, los días de la semana, varias
cositas, pero lo básico, lo más básico de la escuela primaria podría decirte.
E: ¿Cómo ha sido su evolución en la lectura y la escritura? ¿Sabe leer y
escribir?
N: Escribir sí, pero leer no, le cuesta. Él sabe el todo el abecedario, sabe
escribir, pero no leer. Puede copiar palabras y también cuando quiere escribir
algo te pregunta qué letras se usan o si tal palabra se escribe de esa manera,
pero no leer. O por ejemplo, si vos le decís que escriba “Lalo”, él sabe poner
“La” y “lo”, porque piensa pronuncia y arma las sílabas pero le cuesta armar la
palabra entera, no sabe unir, “Lalo”. Habla bien, pero eso le cuesta escribirlo, y
sólo se maneja con la imprenta, la cursiva no la sabe. Es que también es muy
flojo, no le gusta estudiar, se interesa por cosas, pero prefiere que le cuenten o
él contar cosas que sabe o ha escuchado en la tele pero aprender a escribir
101
bien y leer eso le cuesta porque no le gusta ponerse y practicar. Yo trato de
decirle que lo haga, que se ponga a hacer las tareas pero no le gusta.
E: ¿Y con las cuentas cómo se maneja?
N: Mejor, ha aprendido bastante con la calculadora, porque es más fácil. A
veces junta plata en monedas y después saca la cuenta y me pide que se lo
cambie en billetes. Ahí sabe más que yo incluso. Bueno él siempre sabe más
que yo. Pintar le encanta, tiene una caja con libros para pintar y millones de
colores y fibras….y él dice que sabe, que sabe pintar mejor que yo!
E: ¿Y dibujar, le gusta?
N: Más o menos, le gusta más pintar. Copiar dibujos sí, pero él hacer algún
dibujo, inventar algo le cuesta. Yo trato de enseñarle, pero él siempre me dice
“No mamá si yo puedo sólo, o ya sé mamá!” Es como te digo, él sabe todo,
puede todo, se mandar sus pedos pero para él está bien lo que hace. El otro
día se puso a limpiar y ordenar el patio, hizo un lío, porque claro él ordena la
parte que va a ocupar para ponerse a jugar u hacer algo ahí y lo demás lo deja
re desordenado. También había querido ponerse a cortar el pasto, pero no lo
dejé.
E: ¿Por qué?
N: Porque no tiene noción del peligro! A mí me da miedo que se le enrede el
cable de la máquina y le de la corriente porque él se pone a hacer las cosas
pero no fija mucho en los cuidados que por ahí hay que tener.
E: ¿Ud. no lo dejó por miedo a que le pasara algo…?
N: Y sí! Igual que en su pieza, enchufa y desenchufa el tele, ya me he cansado
de decirle que tenga cuidado, pero hasta que no le de una patada la corriente
no me va a hacer caso.
E: Volviendo al tema de la escuela, ¿Cómo lo ha acompañado Ud. o su marido
en ese proceso?
N: Yo siempre le he estado hinchando para que no sea flojo, para que haga la
tarea, para que haga las cosas que le pide la señorita. Mi marido mucho no se
mete en eso, si le pregunta cómo le está yendo, pero él comparte otras cosas
con Leandro. Ahora no me meto mucho porque se enoja, no le gusta que le
esté diciendo que estudie, pero después me pregunta cuándo lo voy a inscribir
102
en la escuela que va la Mercedes, y yo le digo “para qué Leandro si a vos no te
gusta estudiar y ahí donde va la Mercedes se estudia mucho!”. Él cree que va a
la secundaria, cuando alguien le pregunta el dice que va a la secundaria.
E: ¿En este momento sigue yendo a la escuela Matons?
N: No, ahí terminó el año pasado, porque ahora hay una nueva ley que los
chicos con discapacidad hacen la primaria sólo hasta los quince años. Así es
que bueno, de ahí en más uno tiene que buscar otro instituto o lugar donde le
enseñen algún oficio y cosas así. Terminó séptimo sería a los quince, el año
pasado, después lo llevé a un instituto que hay en Beltrán, pero no pudo seguir
porque era muy caro. Y después mi hermana me contó de unos cursos acá en
S. M. que se dan en la escuela Butera, que son para chicos especiales, de
distintas edades, así es que lo llevé ahí, y parece que le gusta porque ha
aprendido cosas nuevas, se lleva bien con sus compañeros. Un día se levantó
y me dice “hello!”, y era que le estaban enseñando inglés, así sabes algunas
palabras en inglés, también le enseñan manualidades….
E: ¿Y le gusta ir a la escuela?
N: Sí, le gusta porque le gustan los recreos, estar con los compañeros, es flojo
para estudiar pero le gusta ir a la escuela porque sale de la casa y allá hace
cosas con sus compañeros. Y se ha enamorado de la maestra, está
enamoradísimo, siempre la nombra y me cuenta cosas, “hoy se fue re linda la
seño” y él está encantado con la maestra.
E: A ver, cuénteme un poco más sobre cómo es Leandro. ¿Cómo era de
pequeño?
N: Era un niño bueno, no era mañoso o que hacía berrinches por cualquier
cosa, y siempre fue muy apegado a su hermana. Y conmigo siempre fue
apegado, cuando lo llevaba a la escuela me preguntaba si lo iba a ir a buscar,
me decía “mamá no te vayas a olvidar de pasarme a buscar”. Y con el papá
también, el papá es su ídolo. Siempre fue muy mimado por todos, nosotros y
también los tíos y los abuelos, con los primos también!
E: ¿tenía amiguitos? ¿Jugaba? ¿A qué jugaba?
N: Sí, tenía amiguitos, más que todo los vecinos, tiene un amigo que ya ha
cumplido dieciocho años y bueno ya no juega con él, pero también tiene un
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amiguito más chico que va a quinto grado y se junta con él desde chico,
también se juntaba mucho con sus primos y él siempre era el que inventaba
juegos y ponía las reglas. Ahora también juega, y cuando juega, si está
jugando a trabajar en el campo él es el que manda, es el patrón de la estancia,
él te dirige cuando juega. Cuando empezó en la escuela especial se hizo de
varios amigos, más que en las otras escuelas. Y en general nunca tuvo
problemas de conducta, nunca me llamaron por mala conducta.
E: ¿Cómo se lleva con Ud. Leandro?
N: Bien, él sabe que yo siempre me dispongo a acompañarlo a todos lados, ya
ahora medio que no le gusta, me dice qué el quiere salir sólo. A mí me quiere
cuando se enferma, pero después cuando yo lo reto por algo o le digo que no
puede hacer algo se enoja, no me enfrenta, agacha la cabeza pero me putea
en voz baja, yo lo escucho. O se encierra en la habitación y no me habla por un
rato. No me hace mucho caso a mí, y mi hija me reta y me dice que tendría que
haberle pegado una cachetada o retarlo, pero es que yo nunca he sido de
retarlos mucho a ninguno de los dos, y él siempre ha sido el mimado por todos.
Yo he hecho lo que he podido, si he fallado en algo creo que tal vez ha sido no
ponerle más límites. Pero es buenísimo él, con toda la familia es así, no es un
chico malo o agresivo, al contrario le gusta sociabilizar mucho. Yo hace un
tiempo estuve muy enferma, con problemas de presión y descomposturas y él
agarraba una olla y se ponía a hacerme sopa, y cada tanto se arrimaba a mi
pieza y me preguntaba “¿mamá estás bien?” “¿necesitás algo?, cualquier cosa
decime”.
E: ¿sabe cocinar?
N: Sí, y le encanta cocinar, a veces me dice “Yo hago la comida mamá”, y se
pone a hacer unas costeletas, y las condimenta todo, pero el problema es que
se pone a probar cuando cocina y termina comiéndose todo. Come muchísimo!
Pero sí, le gusta cocinar.
E: ¿Y con el papá como se lleva?
N: Bien! Mi marido sí le pone los límites bien puestos, siempre fue así, y él lo
ama, lo idolatra. Mirá que ahora que está más rebelde el padre le pone los
puntos y él lo ama igual, no le contesta ni nada, le gusta mucho ir con el padre
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a la finca, le encanta estar con él. Generalmente pasa las tardes con el padre,
lo acompaña a la finca, incluso anoche fue a un asado con el padre.
E: ¿Ud. con su marido cómo se llevan?
N: Bien, no es que estamos todo los días a los besos y los abrazos pero nos
llevamos bien en el matrimonio, y siempre nos acompañamos mucho con este
tema de cuidar a Leandro, mi marido a veces se enoja y me dice que tengo que
ponerle los límites cuando hace cosas que no están bien, él siempre le dice, “si
te sentas en la mesas no podes estar en cuero, ponete la remera”, y tampoco
que se tire pedos y esas cosas que a veces las hace de gracioso! Pero él lo
deja hacer muchas cosas cuando va con él al trabajo, yo en eso soy más
miedosa, me preocupo porque no se lastime o haga algo que no sepa y le pase
algo a él.
E: ¿Con la hermana cómo se lleva?
N: Súper bien! Es como si ella fuera la mayor, con ella se porta re bien. A veces
van al centro y ella le dice “si te ponés a joder o a gritar nos volvemos!”, y el
tipo le hace caso! También le gusta mucho estar con la hermana, se siente
acompañado, se siente seguro cuando está con ella, y más si están en un lugar
donde hay gente que no conoce. A mí me da pena cuando no puede salir con
ella, por ejemplo a los cumpleaños de quince o la pileta, porque claro para ella
tampoco es fácil, es difícil para ella porque también quiere estar con sus
amigos y por ahí si él está muy inseguro hay que estar con él…A veces ella va
a un cumpleaños y yo veo que el se queda medio triste porque se ve que
también le gustaría salir así. No dice nada, se la traga, se queda callado y se la
aguanta, como un hombre, pero lo siente seguro! Y cuando la hermana sale, él
se despierta no sé ponele a las tres e la mañana y me viene a preguntar si la
Mercedes no llamó para que la vayan a buscar o si ya no es hora que vuelva y
cosas así, es como que se preocupa porque la hermana esté bien y no le pase
nada. La defiende a morir, incluso cuando a veces la he retado porque le ha
hecho algo a él, él se pone siempre a defenderla. No pelean para nada, sólo
cuando a veces él se pone medio molesto ahí ella le dice que la corte porque
sino no juega más con él o lo lleva al centro o cosas así.
E: ¿Y con los abuelos cómo es la relación? ¿Cómo son ellos con Leandro?
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N: Es linda, con todos los abuelos tuvo buena relación, todos siempre lo hemos
mimado mucho y protegido mucho! Siempre le permitieron todo los abuelos,
con mi papá él se llevaba muy bien, lo amaba al abuelo, hasta el día de hoy no
hay un día que no lo nombre o no se acuerde de él, siempre algo cuenta del
abuelo! Con mi mamá se lleva bien, pero ella lo quiere educar, quiere que haga
todo lo que nunca hizo, entonces él se enoja. Para mi papá todo lo que hacía
estaba bien. Un poco como soy yo con él. A los tíos los quiere mucho también.
Le gusta mucho las reuniones familiares, cuando nos juntamos los domingos él
ahora se sienta en la punta de la mesa y quiere dirigir todo, aplausos por acá y
por allá, y todos le festejan entonces lo pasan de vuelta por ahí.
E: ¿Hay alguien con quien se lleve mal?
N: No, él no se lleva mal con nadie, a veces es un poco inseguro cuando está
con alguien que no conoce, pero trata de charlar, ahí nomás te ofrece que te
quedes a cenar, te pregunta si querés comer algo. Sí es muy vivo y se da
cuenta cuando lo miran raro y si lo rechazan o le hacen algún desplante es
como me dijo una amiga mía, “parece que a él le resbala”, y sí es así, hay un
primito que no se lleva muy bien, juegan todo, pero a veces se burla de él,
entonces lo que hace es ignorarlo. Pero se interesa por la gente que conoce y
que quiere, la otra vez había un vecino, un señor que conocemos de muchos
años, que lo tenía que operar porque le había dicho que tenía cáncer de
esófago, es justo el papá de ese amigo de dieciocho que tiene Leo. Y bueno,
un día va a la casa y le dice “a ver vení Carlos contame que te pasa”…”bueno,
no te preocupes, todo va a salir bien”, y no sé de donde la sacó, pero fue y
llevó una estampita de la medalla milagrosa para que lo protegiera. Eso lo supe
porque me lo contó este vecino.
E: Y hablando de ahora, de este momento de su adolescencia, ¿qué puede
contarme de sus relaciones con su amigos o sus compañeros?
N: con los amigos casi siempre se juntan y juegan a la play o charlan de
música, de las chicas, porque también anda como loco con las chicas. Pero
también le pasa que hay cosas que no puede hacer, por ejemplo el otro día fue
el cumple de dieciocho del amigo de enfrente, y Leo le llevó un fernet en la
mañana y lo saludó. Resulta que en la noche el chico se festejó el cumpleaños
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pero no lo invitaron, y él quería ir, pero yo le dije si no te han invitado no vas a ir
Leandro, y ahí se enojó conmigo y se puso re mal, se enceró en la habitación y
estuvo llorando un rato largo, mirá que él no es de llorar! Hay cosas que yo veo
que las sufre cuando no lo invitan o cuando no va porque no se siente seguro,
como la otra vez, resulta que se ha hecho amigo del chico que trabaja en el
lubricentro de acá cerca, porque hace poco que ha empezado a salir sólo,
entonces se va para allá y lo ayuda, le lleva botellas de gaseosa vacías y este
chico le da plata o le compra una gaseosita. Y la otra vez me dijo que lo había
invitado al Leo a un asado al medio día, y éste le dijo que sí, pero yo le dije,
llegado el momento no va a querer ir. Bueno, la cosa que lo vino a buscar ese
día, lo atendió mi marido y Leo estaba n la pieza, y le dijo que le dijera que no,
que estaba descompuesto. Yo después le dije “¿para qué le decís primero que
sí y después no vas a querer ir? Y no me dijo nada, pero yo creo que es porque
tiene inseguridad de salir solo todavía sin que lo acompañe yo o alguno de
nosotros. Por ejemplo también quiere hacer deporte, le gusta mucho el deporte,
y siempre se le ocurre hacer algo, pero me pregunta si lo puedo llevar, que no
se anima a ir solo…. Ahora está probando, los sábados él es dueño de hacer lo
que quiere, se levanta, se arregla y se va al lubricentro sólo o a los primos que
está por acá cerquita.
E: me habló del deporte, ¿qué otras cosas le gustan hacer? ¿Qué actividades
realiza?
N: Le gusta pintar, también le gusta hacer cosas de manualidades, para pintar
es re prolijito. Le gusta jugar a la play, le gusta ver canales de deporte, le gusta
también el canal de los animales, también ver películas! ¿Y qué cosas hace?
Ahora que está en vacaciones, se ha puesto con quiere hacer cosas en la finca
con el padre, le gusta subirse al tractor y que lo lleven ahí, también hace un
tiempo quería despuntar y hacer unas cosas en la viña, y mi marido lo dejó
pero dice que hizo desastre, él le enseña pero no puede, no le sale. Prueba y lo
intenta pero bueno.
E: Pero lo intenta! Se interesa y trata de hacerlo parece…
N: Sí, él siempre se toma su tiempo y trata de hacerlo, y le salga como le salga
para él está bien, pero bueno a veces le decimos que mejor haga otra cosa o
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tratamos de enseñarle para no tirarlo para atrás. Y si ve que no le sale y no
puede aunque intente, lo deja, no dice nada, pero lo deja y se pone a hacer
otra cosa. Yo creo que se da cuenta cuando algo no le sale, pero no dice nada.
E: Ud. dijo que Leandro no tiene noción del peligro, ¿podría extenderse un
poco más a qué se refiere con eso?
N: Sí, a que a mí me da miedo que salga solo porque no tiene noción del
peligro, siempre ha salido conmigo y no sé cómo pueda manejarse sólo, yo ya
lee he dicho cuando va al lubricentro que para cruzar la avenida mire bien por
donde vienen los autos, y que cuando pase un carril se quede en bulevar y
mire bien el otro carril antes de seguir cruzando. También que no hable con
nadie que no conozca, porque uno por ahí no sabe con quien se puede
encontrar… ¿cuántas veces a pasado que hay tipos que terminan abusando y
lastimando a chicos discapacitados? Son miedos que yo tengo, no quiero que
le pase nada, sé que sabe cruzar la calle y él me dice que no me preocupe,
que si le quieren robar él le pega una patada y sale corriendo. Pero bueno uno
como papá se preocupa, la otra vez le insistí tanto que tenga cuidado que se ve
que lo cansé y me dijo “Mamá ya tengo los huevos peludos, yo puedo ir solo”.
Y lo reté porque no me gusta que diga malas palabras, pero claro es grandecito
ya y quiere hacer cosas solo, aunque a veces le cuesta y si alguien lo invita
capaz dice que no si no va con la hermana o lo llevamos yo o el papá. Es difícil
esta edad, creo para él y también para nosotros.
E: Ud. también dijo algo acerca de haber consultado a una psicóloga…
N: Sí, porque últimamente lo he llevado acá al Isdin y lo ha atendido una
psicóloga, pero me dijo que él no necesita, que más necesario es trabajar con
nosotros para ayudarnos a comprender cómo tratarlo, no sé para trabajar más
a nivel familiar. Con esta psicóloga yo hablaba estas cosas que te contaba que
a veces me parece que a mi hija le cuesta manejarse con él, no le es fácil. La
situación no es fácil de manejar, con todos los que he hablado les pasa lo
mismo. Tenemos que ponerle muchas pilas para seguir adelante y apoyarlo en
lo que podamos.
E: Bien, y ¿Qué incidencia cree que tiene su persona en el hecho de que sea
Down?
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N: No sé, si pienso en si algo de mí influyó para que él tenga Down, la verdad
que no creo, al principio pensaba en qué podía haber hecho mal yo durante el
embarazo, o si era algo genético que podía estar en mí o en mi marido, pero
después que nos explicaron bien y que supimos que no había nada malo, que
nosotros éramos compatibles, supimos que era una cuestión que no se podía
saber. Pensamos que nació así porque Dios quiso que fuera así.
E: ¿Qué incidencia cree que tiene su persona en lo que le sucede actualmente
o le sucederá en el futuro?
N: Actualmente, como te digo, creo que él se apoya mucho en mí para ir a
lugares como la escuela, o por ahí si quiere ir a ver algún deporte, la mayoría
de las veces me pide a mí que lo acompañe. Cuando yo no puedo lo lleva mi
marido, y mi hija también ayuda en eso. Yo nunca lo dejo sólo, me da miedo
que se quede solo y no sé, cierre mal la cocina o se lastime con algo, trato de
estar siempre con él. Y cuando sea grande va a ser difícil, más cuando
nosotros con su papá ya no estemos, va a necesitar de su hermana, y ahí hay
que ver cómo lo ayuda ella porque seguramente va a formar su familia y el
marido que tenga va a tener que ser alguien que lo acepte, no digo que vivan
con él pero sí que estén cerca. Mientras nosotros estemos vivos lo vamos a
proteger y vamos a seguir haciendo todo para que sea lo más feliz que pueda,
después va a tener tiempo de sufrir, por ahora no queremos darle
preocupaciones, intento darle lo más que puedo en alegrías.
E: ¿Y qué espera Ud. de su hijo? ¿Qué desea, qué espera que logre Leandro?
N: Desear, deseamos tantas cosas! No sabemos qué va a pasar más adelante,
pero la idea es…a mí me encantaría que sea más independiente, que pueda
aprender un oficio y trabajar, qué sepa lo cuestan las cosas y sepa
desenvolverse sólo, que tenga una platita para poder vivir. Si bien no lo vamos
a dejar millonario, pero por lo menos yo quiero, y eso hemos estado hablando
con mi marido, hacer unos departamentos para que viva él y la hermana.
Nosotros tenemos un lote, y mi idea es construir para que ellos estén cerca,
para que sea más independiente, que tenga su lugar, pero que la hermana
pueda supervisarlo, para que él pueda recurrir a ella en lo que necesite,
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aunque no vivan juntos, pero que estén cerca. Y también me gustaría que
madurara un poco más.
E: ¿Qué madurara un poco más en que sentido?
N: Porque lo veo como que es muy aniñado, me gustaría que madurara y que
llegue a tener una ocupación, que sepa qué es trabajar, incluso a veces le digo
a mi marido que cuando lo ayuda en la finca le pague y le enseñe a que
cuando uno trabaja cobra una plata y eso tiene que usarlo para cosas que
necesite.
E: ¿Ud. dice que es muy aniñado, a qué se refiere puntualmente?
N: Y que por ejemplo todavía cree en Papá Noel y los Reyes. Ahora está
entusiasmado porque se viene navidad, y el otro día le hizo la carta a Papá
Noel, la escribió con la ayuda de la señora que lo cuida a veces. Pero no sé, a
veces creo que sí sabe y se hace el que no sabe, porque Elena me contó que
cuando estaba escribiendo le dice “¿a Papá Noel o a Papá Daniel?”, Daniel es
mi marido. Entonces me da la idea de que algo sabe.
E: ¿Él les ha preguntado sobre eso o Uds. le han dicho algo alguna vez?
N: No, no le hemos dicho nada y él tampoco nos ha preguntado nada, pero
algún amiguito o primito debe haberle dicho algo en algún momento. A mí la
verdad que da lástima, si él cree para qué sacarle esa ilusión! Pero bueno, que
sé yo.
E: ¿En algún momento Ud. le ha preguntado sobre qué le gustaría hacer
cuando sea más grande? ¿Qué se ha hablado sobre eso?
N: Sí, él dice que quiere ser tractorista o puestero, los trabajos más difíciles se
eligió (se ríe) yo creo que lo dice porque le gusta ir al campo con mi marido, ir a
la finca y estar ahí, sino se queda en mi casa y medio que se aburre, no le pinta
mucho estar acá cuando no tiene con quien jugar a algo o hacer algo. También
dice que quiere trabajar en un súper, en la caja, para traer cosas para la casa,
a él le encanta ir a comprar, yo lo mando a la almacén o al quiosco de acá
cerca, pero le doy algunas cosas anotadas; pero él sería feliz si pudiera ir sólo
al súper a hacer las compras! Andá a saber qué compraría, pero él sería feliz!
Otra cosa que dice es que quiere casarse, lo único que piensa del futuro es que
quiere casarse.
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E: Y teniendo en cuenta que está en un momento donde vive cambios
corporales y cosas propias de la adolescencia ¿Cómo se maneja con lo que le
pasa, qué expresa?
N: A veces se zafa mal, viste que ellos todo lo que sienten lo manifiestan, y
bueno a veces yo le digo que esas cosas no me gusta que las haga, que no me
gusta que se zafe con las chicas. A veces vienen las amigas de mi hija, que
están súper desarrolladas y él las mira, no las toquetea ni nada porque ya le
hemos dicho que eso no se hace, que hay que tener respeto con los demás,
pero sí las mira, no se desubica en tocarlas, a veces le dice a alguna “que linda
que sos!” o “estás riquísima”, cosas así, aparte él se cree que es el hombre
más bello del mundo y se hace ver con las chicas. O cuando se van se agarra
la cabeza y dice “que rica que está la…” o “qué culo que tiene” “viste las tetas
de la…” Y a mi no me gusta, no me gusta que a adelante mío diga esas cosas,
así que le pido que no lo haga, que si quiere decirlo que se lo diga al padre
pero a mí no.
E: ¿Ud. lo ha visto tocarse? ¿qué ha hecho al respecto?
N: Sí, eso también lo hablé con la psicóloga, y ella me explicó que está bien
que lo haga porque es normal, pero que tenemos que enseñarle que eso no lo
tiene que hacer delante de la gente… Y sí, a veces lo veo que pone una foto en
la computadora de una chica y se mete a la pieza y cierra. Al principio yo
entraba y lo retaba le decía “qué estás haciendo Leandro?!” Pero ahora hago lo
que me dijo la psicóloga, lo dejo unos quince veinte minutos, y le golpeo la
puerta y al ratito entro. Yo se qué algo hace, que agarra una almohada y se
sube arriba.
E: ¿Se ha hablado con el chico sobre lo sexual?
N: Yo no, le he dicho que hay cosas que son cochinas que no se hacen y que
si le pica, porque a veces se toca y me dice que le pica que está rascando, yo
le digo que lo hable con el papá. La otra vez me mostró unos granitos que le
habían salido en la ingle, pero las otras cosas esas que dice de las chicas y
eso yo le he dicho que no me lo diga que a mí no me gusta, que eso lo hable
con el padre.
E: ¿y qué hace el chico?
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N: Sí lo habla, yo se que al padre le cuenta cosas, no sé qué le pregunta….La
otra vez me contó mi marido que le dijo que si pudiera la besaría por todo el
cuerpo a la maestra, la agarraría y la abrazaría y la tocaría y le daría muchos
besos!
E: ¿Sabe algo acerca del sexo y de cómo cuidarse? ¿Han hablado con él sobre
eso?
N: No, yo no, mi marido no sé, no me ha dicho si le ha preguntado algo, yo creo
que no sabe muy bien todavía como se tienen relaciones.
E: ¿Nunca cuando era más chico o después les preguntó sobre cuestiones
como el nacimiento de los niños y cómo se hace para tener un hijo?
N: No, él dice que los bebés salen por la pansa, que el médico le abre la pansa
a la mujer y saca al bebé….pero no sé si sabe bien cómo es todo eso. Sí le han
enseñado mucho en la escuela que va ahora, porque son todos chicos
adolescentes y también más grandes. Les han enseñado más que todo a
cuidarse, porque como te digo, uno no sabe con quien pueden cruzarse y si
algún loco intenta tocarlos o algo. Entonces les han enseñado que la cola y los
genitales son las partes prohibidas, privadas. La otra vez me pasó que yo pasé
y le pegué un chirlo en la cola jugando, y me dice “mamá esa es la zona
prohibida!”
E: ¿cómo se maneja él con las cuestiones de privacidad cuando alguien se
está bañando o cuando él mismo se cambia? ¿Deja que lo vean, mira?
N: No, en ese sentido yo siempre, bah todos siempre fuimos muy estrictos en
que cuando uno se cambia cierra la puerta, o cuando hay alguien en el baño no
se puede entrar. No en eso es bastante respetuoso. La otra vez yo dejé la
puerta del baño abierta, porque cuando eran chiquitos yo me acostumbraba a
dejarlos sentado cerca de la puerta y mientras hacia mis necesidades dejaba la
puerta abierta para escuchar por si les pasaba algo, entonces por ahí me olvido
y la dejo abierta, y el otro día iba pasando y me grita “mamá sos cochina!”.
E: ¿Y cuando era chiquito cómo se relacionaba con su cuerpo, se tocaba era
curioso en ese sentido?
N: Algunas veces, pero no, una vez estaba jugando con un amigo y la mamá
de este chico me contó que habían estado jugando y él había querido tocarlo,
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pero ella le dijo que eso no se hacía. Y también mi esposo le decía eso no se
hace y cosas así.
E: ¿Él se viste sólo, se higieniza?
N: sí, se viste solo, se peina, todo eso lo hace solito. Yo siempre les enseñé
que tenían que nadar limpios. Desde chiquitos me gustó tenerlos limpiecitos, y
parece que por eso los dos con esas cosas se manejan bien. Él sí, se lava, se
baña, se peina para estar a la moda, el ya sabe qué ropa va a usar para las
fiestas, es re coqueto. También se afeita, bah lo afeita el papá, porque ya tiene
un poco de barbita y yo le digo que lo afeite. Lo que hizo un día, porque él todo
se lo copia a la hermana, si la hermana pega un poster de una cantante él
también tiene que pegar algo, algo de motos o de un deportista. Bueno lo que
hizo un día fue que se afeitó las piernas! Y yo le digo “¿por qué hiciste eso
Leandro? Los hombres no se afeitan las piernas, eso lo hacen las mujeres”.
Pero en general se maneja solo con esas cosas de la higiene personal. Le exijo
mucho con la limpieza, porque le he dicho que es feo que en la escuela la
maestra o alguien se arrime y le sienta olor feo, aliento, que esas cosas son
importantes, que tiene que lavarse y ponerse perfume. Lo único que no he
logrado es que se lave bien los dientes, no tiene mucha paciencia para eso.
E: ¿y en cuanto a su cuerpo, a su fisonomía él dice algo?
N: Él se siente sumamente bello, siempre te dice cosas y dice como que
aquella gusta de él y esas cosas, y se hace ver, se arregla y se muestra
cuando hay chicas en mi casa.
E: ¿Ud. cree que sabe que tiene síndrome de Down? ¿Ha hablado con él sobre
eso?
N: Yo creo que sabe pero no lo acepta. Un día le pregunté si sabía que era ser
Down y me dijo “ser un niño especial”, y yo le dije vos tenés síndrome de
Down, pero no me dio mucha bola, no dice nada de eso él. O si habla de los
compañeritos o de alguien como él dice por ejemplo…un día me dijo, “como
eso que hicimos cuando fuimos a la casa de ese nene especial”, sí le dijo yo,
un nene que es como vos, pero no me dio bola, como que no le interesa, pero
sí, creo que sabe, no más que no lo acepta. No le gusta que lo vean como un
chico especial, como enfermo….una vez, una señora me dijo hay Ud. tiene un
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chico especial, eso es un regalo de Dios, y él la miro como diciendo “que vieja
de mierda”, le puso cara fea!
E: ¿Algunas vez le hicieron algún diagnostico de retraso mental o le dijeron
algo los médicos? ¿ o Ud. preguntó sobre eso?
N: No, sí sabemos que les cuesta más, que una de las cosas que tienen los
chicos con ese síndrome es la discapacidad intelectual, pero la psicóloga que
nos atiende nos dice que es mejor no pensar en eso, que no es bueno ponerlo
en un nivel, que él va a poder a hacer cosas y aprender según cómo nosotros
lo vayamos estimulando. Que depende más de las posibilidades que le demos
nosotros para que aprenda y a la escuela o curso que haga y no tanto del
síndrome.
E: ¿cómo se desenvuelve él cotidianamente?
N: Hace la mayoría de las cosas sólo. Lo que sí no he podido todavía llevarlo a
que haga algún deporte, a él le gusta el deporte, pero no quiere ir solo, me
pregunta si yo lo puedo acompañar, se siente muy inseguro, no quiere
quedarse en un lugar sólo, no le gusta. Pero acá en mi casa, en el barrio, se
maneja sólo, en lugares que conoce y no están muy alejados del casa anda
bien.
E: ¿sabe atarse los cordones?
N: No eso no, no sabe y le da vergüenza que algunos chicos le digan que no
sabe, entonces le compro zapatillas con abrojo y listo. Le enseñamos atarse los
cordones pero nunca aprendió.
E: ¿sabe la hora?
N: Sí, la hora sí, a veces nos pregunta cuando no se acuerda.
E: ¿Responde a los límites?
N: Sí, hace caso. A mí no mucho, cuando lo reto le molesta pero no enfrenta,
hace eso que te dije, me putea por debajo. Al padre sí lo respeta muchísimo, le
hace caso en todos, siempre fue así, y con la hermana también, por ahí pelean
pero no dura tanto, se arreglan ahí nomás.
E: ¿Sabe andar en bicicleta? ¿Qué otras cosas hace solo?
N: Sí, sabe andar en bici, en patineta, en patín no porque nunca aprendió.
También sabe nada, se ha metido al mar y ha nadado un poco. Le gusta ir a la
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pileta, pero le tiene mucho respeto, no se mete mucho donde es muy profundo.
Ahora quiere aprender a cortar el pasto, para ir al vecino cortarle y así juntar
plata. Pero no, yo no lo dejo porque tengo miedo con la corriente, se le llega a
meter el cable en la cuchilla y es un peligro!
E: ¿qué limitaciones ve en Leandro? Algo me ha dicho, pero puede decir algo
más…
N: Las limitaciones que yo más sufro son las salidas, porque a veces lo veo
aburrido o amargado porque no puede ir donde va la hermana, a algún cumple
o pileta que va ellas con sus amigos, cuando no lo invitan me pone re mal,
porque él no dice nada pero yo lo veo que se amarga. También que lo
desprecien me duele mucho. Y lo que me pasa ahora es que yo ya tengo
cuarenta y seis años y a veces estoy cansada y no tengo ganas de salir, quiero
quedarme a comer algo con mi marido y ver una película, algo tranquilo, y si lo
ha invitado a algún lado tengo que llevarlo, pobre el se aburre también siempre
en la casa.
E: ¿Cuál es la actitud de Leandro ante sus producciones o cosas que él mismo
hace?
N: Ay para él todo lo que hace está bien! El dibuja mejor que yo, sabe trabajar
con el padre en la finca. Y siempre que hace algo se lo muestra a todo el
mundo, para que lo feliciten para que le digan cosas. Le gusta hacer eso,
también le gusta charlar y contar historias, cosas que sabe porque mira en la
tele, a veces se pone a contar y se entusiasma, cuenta cosas que le contaba
mi papá, pero también a veces miente, inventa, y se tapa la cara para que yo
no lo vea porque sino se empieza a ríe, porque sabe que me doy cuenta que
está mintiendo!
E: ¿y cuando algo no le sale o no puede hacerlo cómo reacciona?
N: El siempre intenta, aunque uno le diga que no él se anima y prueba, pero
cuando le sale mal lo deja de hacer, no te dice nada pero se nota que se
amarga.
E: ¿Y cuál es la actitud de Ud. respecto de eso y también de sus planes o
proyectos?
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N: Yo trato de apoyarlo en todo, cuando le digo que no a algo es porque quiero
protegerlo, por miedo que le pase algo, mi marido también, cuando le dice que
no es porque prefiere que se enoje pero que no le pase nada, igual cuando
está con él lo deja subirse al tractor por ejemplo, hacer cosas en las que él
puedo ayudarlo. Pero tratamos de estimularlo para que le den ganas de
estudiar, de hacer las tareas, y que se desenvuelva más independiente cada
vez. Siempre le hemos festejado sus logros, hemos ido siempre a sus actos y
todo!
E: ¿Con quién cree Ud., que se identifica más?
N: Se identifica más pienso que con el padre, que lo admira! Pero tiene un tío al
que lo imita en todo lo malo, si se tira un eructo él también lo hace. Dice que
fuma como el tío, que en la escuela la a veces fuma en los recreos con los
amigos. Él trata de imitar a los chicos jóvenes, te cuenta que lo han invitado a ir
a bailar, a juntarse a tomar un fernet… pero no hace esas cosas, él lo dice pero
todavía no lo hace. Con el que más se identifica es con mi marido. Creo que lo
tiene como su referente hombre.
E: ¿qué más puede decirme de Leandro…cómo es él?
N: Es muy coqueto, no sé si ahora será por la edad, que está con las hormonas
revolucionadas, pero hay días que capaz se cambia cuatro veces de ropa, y se
peina como se peinan los chicos de ahora, le gusta vestirse con ropa que usan
los jóvenes ahora, él tiene la autoestima re alta. Él sabe todo, puede todo, se
cree Pablo Echarri, es el Pablo Echarri de la familia. Cuando vamos a comprar
ropa se la elige él, todo. Y además él sabe hacer todo, vos le decís algo y él te
dice “Ay mamá pero si yo se hacerlo”. Su pieza ahora está hecha un lío, porque
agarra y saca todo y se pone a cambiarlo de lugar, él dice que ordena pero
después es un despelote, la ropa de invierno termina mezclada con la de
verano… Es re boca sucia, a mí no me gusta que sea así pero ahora se ha
puesto así, nosotros lo retamos, yo le he dicho que no me gusta que sea boca
sucia, y no me dice nada pero yo veo que por detrás me putea despacito. Pero
no es malo, no pelea con nadie, como te digo, si le molesta algo que dice
alguien de él, es como que te deja de hablar, no te da más bola y listo, pero en
general se lleva bien con todo el mundo. Es muy sociable! Es un niño súper
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alegre, a él le pinta todo! Cuando lo veo aburrido le digo que juguemos, que
proponga cosas y ahí nomás inventa juegos. Le encanta los eventos, para los
dieciocho ya nos ha pedio que quiere un cumpleaños en un salón, que quiere
ponerse un traje blanco y que el padre le regale un Bora negro. Quiere
aprender a manejar, pero no puede, porque a ellos no les dan la licencia… Él
es muy alegre pero también muy sentimental, cuando cumple años dice “Ay no
quiero llorar, no quiero llorar” y se larga a llorar, se emociona. También se
preocupa por los demás, es de muy buen corazón, sentimental, cualquier
evento para él es importante, le encanta. Le gusta estar con gente y ser el
protagonista de la situación.
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