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Vacunas Una Reflexion Critica
Vacunas Una Reflexion Critica
Contenido
Palabras iniciales 7
Introducción 9
Primera Parte
La historia de las vacunas se confiesa 15
1. La nueva humanidad del Tercer Milenio 17
2. La medicina y la Revolución Industrial 35
3. Los creadores de la paranoia 49
4. Progreso, Ciencia e impunidad 59
5. El poder creador y transformador del lenguaje 85
6. El resultado final de la obra del nuevo Prometeo 117
7. El falso mito de la longevidad de la nueva raza 133
Epílogo: Guía para perplejos 143
Segunda Parte
Microecología: una mirada global a la red de la vida 147
1. Biología de la Evolución 149
2. Energía vital: las mitocondrias 165
3. Nuestro océano interno 177
4. El secreto del cristal líquido 185
5. ¿Dónde está el cerebro? 193
6. ¿Existe un sistema inmunitario? 201
7. Las “enfermedades” son programas biológicos 215
Tercera Parte
Un cambio de paradigma en la medicina 227
1. La encrucijada fatal 229
2. Cuestionando la Teoría Microbiana de la enfermedad 241
3. Desmontando “el principal logro de la investigación biomédica” 251
Últimas palabras 263
Para seguir la pista 269
Palabras iniciales
Este libro es para ti.
Para ti que, a pesar de todo, miras el futuro con esperanza.
Para ti que quieres contribuir a un mundo mejor para tus hijos, tienes
confianza en la vida que sientes bullir mientras comienza a desarrollarse en tu
interior o en el interior de tu pareja y escuchas esa voz que resuena desde hace
millones de años y que mantiene la vida en el planeta: el instinto.
Para ti que quizá te sientes como un bicho raro porque compañeros de
trabajo, amigos y familiares —algunos con mucho cariño, otros con cierta
ansiedad bienintencionada, otros con más vehemencia, aludiendo incluso a tu
irresponsabilidad— te empujan hacia esos protocolos sanitarios considerados
sagrados e indiscutibles entre los que ocupan un lugar de privilegio las vacunas.
Para ti, que confías en tu instinto pero necesitas puntos de apoyo, razones que
te den fuerza para tomar una decisión y que puedas expresar en tu entorno. Y es
que, aunque parezcan contradictorias, las razones del corazón y las razones de la
cabeza son en el fondo las mismas, de modo que las primeras vienen impulsando
la vida desde hace millones de años: inspiraron a las antiguas civilizaciones que
desarrollaron culturas milenarias con ciencias de la salud basadas en la sabiduría
de la naturaleza; y ahora, inspiran aún a científicos inquietos y desobedientes,
investigadores que desafían a los grandes poderes económicos que controlan las
instituciones científicas y médicas; y son esos sabios, esos exploradores rebeldes
quienes están redescubriendo los conocimientos ancestrales desde otro ángulo,
con otras herramientas y otro lenguaje.
Y así, el círculo se cierra y volvemos al principio: los recientes
descubrimientos de la biología abren puertas a la esperanza de un retorno al
equilibrio después de que la medicina moderna se desviara por un camino
autodestructivo que ha convertido a los sistemas sanitarios en enemigos de la
salud mientras las prácticas herederas del auténtico arte de curar, de la visión
holística de la naturaleza y la vida son apartadas por intereses de poder.
Los autores de este libro cruzaron sus caminos por primera vez hace más de
veinte años y ya entonces una de sus preocupaciones eran las vacunas y los
problemas de salud que estaban creando a través del miedo y la ignorancia que
sus defensores se encargan de promover. En aquel entonces, nuestras inquietudes
profesionales o intelectuales nos ayudaron a estar despiertos ante conocimientos
a contracorriente.
Ahora, pacientes y alumnos, pero muy especialmente los hijos de los que
hemos tenido el privilegio de aprender, nos han confirmado nuestras razones de
la cabeza con razones del corazón: la vida se impulsa a sí misma, la naturaleza es
sabia si no nos entrometemos, los mamíferos humanos compartimos con el resto
de los seres vivos capacidades aún por conocer y comprender, y la guerra contra
los microbios —incluidas las guerras preventivas— son, como dice el gran
biólogo, maestro y amigo Máximo Sandín, autodestructivas, y ello por la simple
aunque misteriosa razón de que todos estamos integrados en la red de la vida.
De modo que no es extraño que —tras seguir nuestros propios derroteros en
el arte de la medicina y la educación respectivamente— ahora nos hayamos
reencontrado para unir nuestras fuerzas en una batalla crucial contra la bestia,
contra el sistema, contra los de Arriba, contra los poderosos, contra la industria...
cada cual podrá darle el nombre que le parezca mejor, en definitiva, una batalla
por la vida.
Introducción
NUESTRAS CÉLULAS SON EL RESULTADO EVOLUTIVO DE LA
FUSIÓN DE DIFERENTES MICROORGANISMOS QUE
CONTINÚAN VIVIENDO EN SIMBIOSIS CON NOSOTROS. EL
AFÁN POR CONTROLAR LA NATURALEZA HA LLEVADO A LA
SOCIEDAD MODERNA A ROMPER EL EQUILIBRIO TANTO
EXTERNO COMO INTERNO PROVOCANDO ENORMES
PROBLEMAS DE SALUD. LAS VACUNAS SE BASAN EN IDEAS
SUPERADAS POR LA INVESTIGACIÓN BIOMÉDICA RECIENTE Y
POR APORTACIONES OLVIDADAS O APARTADAS POR
INTERESES DE PODER.
El animal humano es probablemente el ser vivo más complejo que conocemos en
el planeta Tierra. Las más recientes investigaciones apuntan a que esa
complejidad se debe a la capacidad que tiene la vida de organizarse y de
impulsar la cooperación entre distintas especies.
A la pregunta “¿Qué es la vida?”, la bióloga estadounidense Lynn Margulis
respondía: “bacterias”. Y añadía: “cualquier organismo, o es en sí mismo una
bacteria, o desciende por una u otra vía de una bacteria o, más probablemente, es
un consorcio de varias clases de bacterias”.
Así, vivimos en un ecosistema, que las antiguas culturas llamaban Madre
Tierra y un ecólogo moderno denominó Gaia; y somos un ecosistema, una
micro-Gaia resultado de una evolución de miles de millones de años, lo micro y
lo macro, sistemas dentro de sistemas... la Red de la Vida.
SOMOS MICROBIOS
En nuestro cuerpo viven cien billones de células y diez veces más bacterias.
Cada una de esas células es un complejo universo en el que se producen a cada
instante miles de reacciones bioquímicas perfectamente organizadas.
Nuestro ADN está integrado por fragmentos de información genética de las
bacterias que durante miles de millones de años han ido creando y mejorando
esa cooperativa vital que es la célula. Nuestras mitocondrias, que producen la
mayor parte de la energía necesaria para la vida, son bacterias arcaicas que se
reproducen independientemente y poseen información genética clave para los
procesos vitales.
Los virus, que viven en nuestro interior en cantidades muy superiores a las
bacterias, han posibilitado el intercambio de información entre especies y
conectan bacterias y células entre sí y con el exterior, regulando procesos
metabólicos, energéticos o el crecimiento del feto.
UNA CIENCIA REDUCCIONISTA
Durante mucho tiempo hemos vivido en armonía con Gaia, y con ese micro-Gaia
que es nuestro medio interno, el ecosistema de los simbiontes: la Naturaleza ha
ido desarrollando los mecanismos evolutivos necesarios para ello. Pero ha
habido un momento de nuestra historia en el que una serie de circunstancias,
creencias y realizaciones culturales, nos llevó a pensar que éramos capaces, no
ya de comprender la Naturaleza y la inconmensurable complejidad de lo
viviente, sino de controlarla, someterla y modelarla a nuestro antojo sacrificando
la armonía y violando leyes que durante milenios habían permanecido
inmutables.
Y ese afán por el poder nos ha llevado, como decía el gran escritor argentino
Ernesto Sabato, a traicionar nuestra dimensión trascendente, aquello que nos une
al sentido de la vida y a nuestro lugar en el cosmos. Así, a partir del siglo XVI,
la filosofía, la ciencia y, como consecuencia de ello, toda la cultura occidental,
rompió con la dimensión sagrada y sentó las bases de un materialismo cada vez
más alejado de lo verdaderamente humano que ha dado lugar a una sociedad
consumista en la que valoramos el poder económico por encima de todo y que
vive encerrada en los límites estrechos de una ciencia al servicio de aplicaciones
tecnológicas despreciando todo aquello que no se puede medir o pesar.
GUERRA AUTODESTRUCTIVA
Las contradicciones han llegado tan lejos, que la Biología
—esa Biología reduccionista que denuncian los auténticos científicos como
Rupert Sheldrake o Bruce Lipton— propone un modelo de la naturaleza, del
universo y de la vida concebido como una gran máquina; es decir, la Ciencia de
la Vida concibe un universo sin vida.
F Las consecuencias de esta visión mecanicista en la concepción
de la salud y la enfermedad, y por tanto en el desarrollo de la
medicina, han sido igualmente catastróficas: la medicina moderna
occidental —que se ha impuesto en casi todo el planeta— observa
al ser humano como otra pequeña máquina, de modo que en lugar
de la visión holística tradicional que integra lo físico, lo mental, lo
emocional y lo espiritual, la medicina científica reduccionista se ha
quedado sólo con lo puramente material y se ha dividido en
especialidades que estudian cada pieza del engranaje de modo
aislado y parcial.
Pues bien, uno de los soportes de esa medicina al mismo tiempo
reduccionista y dogmática es la Teoría Microbiana de la Enfermedad,
desarrollada a partir de la invención del microscopio y el “descubrimiento” de
los microbios a los que se culpó de las enfermedades reuniendo así gran cantidad
de intereses estratégicos que nada tenían que ver con la ciencia y mucho menos
con la salud de la gente: la teoría microbiana nos libra de la responsabilidad
sobre nuestra salud y desconecta las enfermedades de las condiciones de vida,
supone señalar causas concretas que pueden explicarse aparentemente mediante
mecanismos bioquímicos para enfermedades concretas, posibilita un negocio
fabuloso, al transformar el cuidado de la salud en una lucha permanente contra
los microbios patógenos, supone una concepción belicista de la salud que encaja
con el modelo socio-económico dominante, y como remate permite explotar en
su beneficio una de las emociones básicas del ser humano: el miedo.
La misma sociedad que a partir de la revolución industrial había comenzado
a agredir el ecosistema macro, nuestro medio externo, ahora declaraba la guerra
a los microbios alterando también el ecosistema micro, nuestro medio interno. Y
el armamento estrella en esa guerra contra las bacterias y los virus son las
vacunas, presentadas como “el principal logro de la investigación biomédica y
una de las principales causas de la mejora de la salud y la calidad de vida del ser
humano”.
Sin embargo, el uso indiscriminado de vacunas, antibióticos y demás arsenal
farmacológico no solo no ha solucionado los problemas de salud sino que ha
creado nuevas enfermedades, dependencia, endeudamiento de los sistemas
sanitarios, transformar las enfermedades agudas en crónicas y, en definitiva, lo
contrario de lo que proponían sus defensores, hasta el punto de que los fármacos
son ya la tercera causa de enfermedad y muerte en el mundo.
UNA LECTURA CRÍTICA DE LAS VACUNAS
Hasta donde hemos podido llegar en nuestra investigación para componer este
libro, nadie ha enfocado las vacunas desde la perspectiva que vamos a hacerlo
nosotros: cuestionando el concepto de salud y enfermedad en el que se apoyan
para mostrar que las vacunas no tienen sentido bio-lógico, y por tanto no pueden
aportar ningún beneficio a la salud, ni evitar enfermedades, ni erradicarlas, ni
reducir la mortalidad, ni aumentar la esperanza de vida.
Vamos a dar los elementos claves que permitan a cualquier lector, sin
necesidad de estudios especializados, llevar a cabo una lectura crítica de las
vacunas y formarse una opinión sobre ellas para poder tomar decisiones libres y
responsables.
En la Primera Parte haremos un viaje en el tiempo para narrar la historia
olvidada de las vacunas, cómo surgieron y qué plantearon sus defensores y
detractores pioneros para comprender el origen del mito. Todo ello a partir de
información y referencias oficiales.
En la Segunda Parte vamos a acercarnos a los principales descubrimientos
antiguos y recientes que aportan otra visión de la biología, del origen y
evolución de la vida, del papel de los microbios, y que contribuyen a
recuperar la visión holística de la salud y la enfermedad presente en las
medicinas tradicionales.
Finalmente, en la Tercera Parte retornamos a las vacunas para contemplarlas
a partir de todo lo aprendido y comprender que no encajan en absoluto con el
funcionamiento de la vida, lo que explica por qué no han evitado ni
erradicado enfermedades, así como los numerosos daños documentados. Lo
que nos deja frente a una última pregunta: si no han sido motivos científico-
médicos, ¿qué ha llevado a la imposición casi universal de las vacunas?
Comencemos el viaje.
Primera parte
Segunda parte
Microecología
Una mirada global a la Red
de la Vida
“El cambio profundo en el conocimiento científico de las ciencias
naturales progresa de la antibiosis a la simbiosis”.
Heinrich Kremer.
Un recorrido por los principales descubrimientos antiguos y
recientes que aportan otra visión de la biología, del origen y la
evolución de la vida, y del papel de los microbios, contribuyen a
recuperar una visión holística de la salud y nos ayudan a tomar
decisiones responsables más acordes con la naturaleza.
omo Afrodita, hemos nacido del océano. Somos burbujas de agua marina
Para conocer la idea que plantea Margulis debemos retroceder cuatro mil
millones de años:
Primera fusión: arqueobacterias fermentadoras que utilizaban azufre y el
calor del Sol como fuente de energía se unieron a espiroquetas, bacterias
nadadoras, dando lugar a la primera célula eucariota (con núcleo) que se
convertiría posteriormente en la base de células de animales, vegetales y hongos.
Este antepasado remoto vivía en el océano utilizando la energía solar para
romper las moléculas de agua y obtener el hidrógeno que le servía de
“alimento”. Como consecuencia de ello, un gas venenoso, el oxígeno, fue
acumulándose hasta saturar la biosfera terrestre y posteriormente penetró en el
mar amenazando con exterminar a sus diminutos habitantes.
Segunda fusión: la incorporación de bacterias capaces de obtener la energía
mediante el uso del oxígeno que ahora estaba disponible en abundancia. Estas
bacterias son los antepasados de las actuales mitocondrias, generadoras de
energía en las células animales. Con esta incorporación se formó la célula
completa de la que derivan animales y hongos.
Tercera fusión: por último, las cianobacterias aportaron la capacidad de
realizar la fotosíntesis y dieron lugar a las plantas.
En definitiva, aunque no sepamos aún cómo surgió la primera bacteria ni
hayamos podido establecer cuándo y cómo se originó la vida en La Tierra, cada
vez disponemos de más evidencias de que el proceso de formación de las
actuales especies no fue gradual regido por el azar y la competencia, sino
mediante saltos “bruscos” promovidos por la cooperación y la trasmisión
horizontal de información. Esa trasmisión, que no se realiza de madre a hijo
mediante la herencia, sería realizada como hemos visto, por los virus a los que el
profesor Sandín asigna un papel de mensajeros.
F Sin entrar en un debate científico excesivamente especializado
sobre dominios, reinos y demás clasificaciones podemos decir que
existen básicamente dos clases de seres vivos: los que están
formados por células sin núcleo —bacterias y arqueas; ésta últimas
son en realidad un tipo peculiar de bacteria— y los que están
formados por células con núcleo protegiendo una parte de su
información genética: los unicelulares: protistas, y los pluricelulares:
hongos, plantas y animales (incluido el animal humano).
Dos elementos claves permitieron esta transformación:
Energía vital: La fusión de especies sumando capacidades y muy
especialmente la capacidad de usar el oxígeno rentabilizando así la
producción de energía.
Océano interno: La formación de un microentorno que reproduce
exactamente las condiciones bioquímicas del océano primigenio en el que
vivían las bacterias.
Vamos a verlos un poco más detenidamente.
2. Energía vital: las mitocondrias
LAS MITOCONDRIAS SON ANTIGUAS BACTERIAS
INTEGRADAS EN NUESTRAS CELULAS Y PRODUCEN LA
MAYOR PARTE DE LA ENERGÍA VITAL NECESARIA.
LAS CÉLULAS UTILIZAN UN PROGRAMA ESPECIAL PARA
RESPIRAR SIN OXÍGENO AL ABRIR EL NÚCLEO PARA
DIVIDIRSE CON EL FIN PROTEGER EL ADN DE LAS
REACCIONES QUÍMICAS DE OXIDACIÓN.
“Durante los últimos siete años, el autor ha estudiado
la naturaleza de las mitocondrias
y ha llegado a la indudable conclusión de que estos organismos
en el interior de la célula poseen una naturaleza bacteriana”.
Ivan E. Wallin.
Hemos visto que la biología mecanicista de orientación darwinista pretende que
la evolución se produjo mediante cambios genéticos debidos al azar en un
mundo en el que las especies estarían, como en el salvaje oeste, librados a la ley
del más fuerte. Sin embargo, el boceto ha cambiado y los trazos que la nueva
investigación va poco a poco añadiendo nos muestra un mundo que tiende a la
vida y a la complejidad mediante la cooperación y no mediante el
enfrentamiento.
Así, mientras los seguidores del Darwin se centraron en la información, la
herencia, que identificaron con los genes situados en el núcleo celular; la nueva
biología contempla otros factores no genéticos que intervienen en la herencia y
pone el acento en la energía como clave evolutiva, desplazando así la atención
del núcleo de la célula a las mitocondrias.
La historia de esta intensa investigación se inicia en 1890, cuando un
patólogo alemán llamado Richard Altmann comenzó a estudiar las relaciones
de la célula con pequeños organismos en su interior a los que Altmann llamó
“bioblastos” y propuso como unidades últimas de la vida. Aunque las teorías de
Altmann no tuvieron aceptación por parte de la comunidad científica, sí que
impulsaron la investigación de esos pequeños organismos que acabarían
denominándose mitocondrias. Entre finales del siglo XIX y principios del XX
numerosos investigadores confirmaron descubrimientos de Altmann y añadieron
otros nuevos sobre las propiedades de las mitocondrias. En 1920, el ya
mencionado Konstantin Merejkovsky planteó que los cloroplastos de las plantas
podían ser simbiontes y estar relacionados con las mitocondrias.
Pero quizá el antes y después de la investigación relacionada con estos
orgánulos fascinantes lo marcó en 1927 el libro Symbionticism and the origin of
species (Simbionticismo y el origen de las especies), del profesor de anatomía de
la Universidad de Colorado Ivan E. Wallin en el que se plantea de modo riguroso
que las mitocondrias son antiguas bacterias y se propone la teoría del
simbionticismo para explicar la presencia universal de microorganismos en todas
las células animales y vegetales67.
Desde los años ochenta, se sabe que las mitocondrias son los generadores de
energía de las células animales —del mismo modo que los cloroplastos lo son en
las vegetales— y constituyen la interconexión con la biosfera ya que más del
noventa por ciento de la energía necesaria para la vida se produce en el interior
de sus membranas utilizando el oxígeno que tomamos del exterior al respirar.
La energía producida en las mitocondrias se sintetiza en forma de adenin-
trifosfato (ATP por sus siglas en inglés), una molécula que utilizan todos los
seres vivos para proporcionar energía en las reacciones químicas y que no puede
ser almacenada por lo que es preciso producirla constantemente. Pues bien, el
modo de respiración anaeróbico —sin intervención de oxígeno— obtiene entre 1
y 2 moléculas de ATP por cada molécula de glucosa; sin embargo, el modo de
respiración aeróbico llevado a cabo en las mitocondrias obtiene 38 moléculas de
ATP por cada molécula de glucosa, lo que representa un enorme incremento en
la producción de energía que posibilitó especies más complejas.
Cuanto mayor sea la necesidad de energía de una célula en relación con la
función que debe cumplir, más cantidad de mitocondrias tiene. Las células
normales tienen varios cientos, las musculares varios miles, y las que desarrollan
trabajos especiales —como las células del hígado o los óvulos— llegan a tener
cientos de miles.
F Las antiguas tradiciones nos hablan de una energía vital
primordial que alienta el cosmos: el chi o el ki de las tradiciones de
extremo oriente, o el prana en el hinduismo. Tanto la concepción de
la salud como los fundamentos de la medicina en estas tradiciones
partían de ese concepto que la ciencia moderna simplificó privando
a la medicina moderna de importantes claves a la hora de
comprender los problemas de salud y abordar su prevención y
tratamiento.
Esta idea de energía universal se trasmitió a través de la antigua
Grecia y Alejandría, a movimientos occidentales más recientes
como el Vitalismo y el Romanticismo. Y a comienzos del siglo XX
comienza el redescubrimiento de esos conocimientos tradicionales,
cuando la física cuántica, buscando los últimos constituyentes del
átomo, llegó a la paradójica conclusión de que lo que llamamos
materia no existe como tal y es realmente energía.
FLUJO Y PULSACIÓN
A partir de los años treinta, los descubrimientos de Wilhelm Reich nos
devolverían el antiguo conocimiento ancestral de la energía cósmica universal.
Partiendo de su trabajo como psicoanalista, Reich llegó a la biología y la
biofísica: los problemas que observaba en sus pacientes lo llevaron a conectar lo
emocional y las frustraciones con lo físico, planteando que los bloqueos
psicoemocionales tenían un anclaje en la musculatura alterando o impidiendo el
flujo de energía vital.
Sus trabajos sirvieron para relacionar lo físico y lo emocional, lo individual y
lo social, y más tarde lo biológico y lo cósmico planteando una fórmula única
para ese flujo de energía: tensión-carga-descarga-relajación. Con este
enfoque, la sexualidad era una forma de gestionar la energía vital que pasaba de
ser la “libido” abstracta de Freud a una energía palpable: el “orgón”.
La energía orgónica es la energía original que constituye la base de las
emociones y la sexualidad, y carga todos los materiales con más o menos
intensidad. Es también un océano de energía en movimiento que interrelaciona
fenómenos, trasmite perturbaciones electromagnéticas, provoca cambios en la
circulación del aire, en la temperatura, presión y humedad, y forma potenciales
tormentas influyendo en los seres vivos y la propia Gaia, nuestro ecosistema
global.
EL GENOMA MITOCONDRIAL
Los trabajos del médico alemán Heinrich Kremer68 sobre flujos energéticos en
los seres vivos en el marco de la biología de la evolución ponen en relación los
descubrimientos de Margulis sobre simbiogénesis y el papel clave de las
mitocondrias junto a otros que vamos a tratar en próximos capítulos: nuestro mar
interno y las verdaderas funciones de ese sistema erróneamente denominado
“inmunitario”.
Kremer aborda el tema de las mitocondrias desde un ángulo muy diferente al
de Margulis. Como médico, su preocupación es aprender sobre las claves de la
salud y los mecanismos de la enfermedad.
Al tratarse de antiguas bacterias, las mitocondrias poseen su propio material
genético y se reproducen independientemente de la célula. Este material
interacciona con el que se encuentra en el interior del núcleo jugando así un
papel clave en numerosos procesos vitales, pero carece de protección y de
mecanismos de reparación como los que sí tiene el ADN nuclear, lo que supone
una mayor vulnerabilidad ante posibles agresiones, las cuales se trasmitirán a las
siguientes generaciones ya que otra peculiaridad de las mitocondrias es que se
trasmiten de la madre al feto —sin intervención del padre— de modo que un
bebé femenino nace con cuatrocientos mil óvulos en cada uno de los cuales
medio millón de mitocondrias guardan el impulso vital y las claves de
información vital para las células.
F Las mitocondrias :
como antiguas bacterias, poseen un genoma propio (genoma-mt),
presente como un plásmido circular en el citoplasma de la
mitocondria (que no tiene núcleo);
el genoma-mt, a diferencia del nuclear, no tiene un mecanismo de
reparación efectivo ni proteínas protectoras a su alrededor;
cualquier daño en el genoma-mt se refleja en la producción de
ATP en la cadena respiratoria y, por lo tanto, en el suministro de
energía de toda la célula, en cada órgano;
los daños tóxicos al ADN-mt, endógenos y exógenos, interfieren
con la exportación e importación de ácidos nucléicos y proteínas a
y desde la mitocondria al ADN nuclear;
el genoma-mt, incluyendo cualquier daño genético irreparable, se
trasmite exclusivamente a través de los óvulos al hijo.
EFECTO WARBURG: RUPTURA DE LA SIMBIOSIS
Durante su prolija investigación sobre el origen del cáncer y otras graves
enfermedades que la misma medicina farmacológica ya admite que pueden tener
un origen mitocondrial, el Dr. Kremer rescata un viejo descubrimiento
“olvidado” (olvidado con toda la intención, de ahí las comillas).
En 1931, el fisiólogo alemán Otto Heinrich Warburg69 recibió el Premio
Nobel de medicina por el “descubrimiento de la naturaleza y el modo de acción
de la enzima respiratoria”. ¿En qué consistió su descubrimiento y por qué tras la
concesión de uno de los premios más prestigiosos y codiciados fue
completamente olvidado? Warburg lo había explicado siete años antes en su obra
El metabolismo de los tumores: ciertas células sintetizan ATP (la molécula
básica de energía) fuera de las mitocondrias, es decir, en el citoplasma celular a
partir de productos de degradación de la glucosa y con la ayuda de determinadas
enzimas.
Visto desde el punto de vista evolutivo, esto supone una especie de retroceso
en el tiempo, un retorno a la lejana época en la que las antepasadas de nuestras
células obtenían energía sin la intervención del oxígeno. Las implicaciones de
este descubrimiento son enormes: para empezar aportan la clave para
comprender el origen del cáncer ya que esta célula en estado de emergencia vital
que retorna a la fermentación no es otra cosa que lo que la medicina oficial
denomina “célula cancerosa”.
Pero lo más importante es que este cambio de enfoque estaba señalando el
camino para intervenir en la cura y la prevención, no solo del cáncer, sino de
muchos otros problemas de salud ya que si ciertas condiciones habían llevado a
la célula a romper la simbiosis y a un estado de emergencia crónico, era lógico
pensar que cambiando esas condiciones quizá podríamos revertir la situación y
que la célula recuperase su funcionamiento normal, es decir, que cerrara el
programa de emergencia. Que la investigación no haya seguido ese camino nos
está diciendo claramente cuáles son los verdaderos intereses que orientan la
medicina moderna, y desde luego no son la salud de la gente.
Pero el descubrimiento de Warburg no acaba aquí. Este programa de
emergencia no es exclusivo de las células “cancerígenas”; todo lo contrario, es
un programa habitual de protección de la información genética que se lleva
a cabo en todas las células cada vez que se dividen ya que para ello el núcleo
debe abrirse dejando expuesto el material genético a las peligrosas reacciones
químicas de los procesos oxidantes que intervienen en la obtención de energía. Y
lo mismo sucede en las células embrionarias que repiten el proceso de la
evolución en pocos días cambiando temporalmente la alta rentabilidad energética
por una mayor seguridad.
¿Cómo se lleva a cabo esta compleja organización para coordinar
adecuadamente los dos sistemas de producción de energía con el proceso de
división celular? Como hemos dicho, en el origen de nuestras células se
encuentra la fusión de dos microorganismos: una arquea y una bacteria cuya
herencia permanece aún en nuestro genoma. Se calcula que un 60% de nuestro
ADN procede de las arqueas y domina la fase de síntesis de la división celular en
la que se replica el ADN, mientras el otro 40% procede de las bacterias y domina
durante la fase de diferenciación celular llamada G2; todo ello controlado por el
genoma mitocondrial.
EL FLUJO DE ELECTRONES
Tanto la respiración aeróbica (que utiliza el oxígeno) como la anaeróbica
(mediante fermentación) consisten en una cadena de enzimas que transportan
electrones, del mismo modo que una cadena humana se organiza pasándose
cubos de agua para apagar un fuego. Por el camino, los electrones liberan una
cierta energía que finalmente se utiliza para sintetizar la molécula ATP.
El elemento que cede electrones se llama “agente reductor” y el que los
recibe “agente oxidante”. El flujo de electrones —el flujo vital de energía— se
expresa pues en su potencial de reducción-oxidación —más conocido como
potencial redox—. Cuando más complejo es un organismo más alto es su
potencial redox, lo que significa un flujo de electrones más potente.
Desde el punto de vista químico las reacciones de reducción-oxidación
suceden cuando un elemento cede electrones y otro los recibe, de modo que el
primero se denomina “agente reductor” y el segundo “agente oxidante”.
En nuestro caso, ese flujo lo asegura la respiración: cada día unos 13.000
litros de aire pasan por nuestros pulmones desde donde son transportados por
7.000 litros de sangre, a través de casi cien mil kilómetros de venas, arterias y
capilares a la matriz extracelular que alimenta a su vez a todas las células.
UNA GUERRA AUTODESTRUCTIVA
La palabra “antibiótico” debería trasmitir una sensación inquietante. Y es que
quien bautizó así a los productos diseñados para atacar y exterminar a las
bacterias era perfectamente consciente de que las bacterias son la vida, de ahí
que llamara a estas sustancias “antivida”.
Decir que los antibióticos han salvado vidas es tan obvio como decir que el
ejército estadounidense ha salvado vidas, siempre y cuando recordemos que ha
salvado determinadas vidas en mitad de conflictos provocados por ellos mismos
en los que muchas otras personas han muerto.
Si lográsemos cambiar de raíz la cultura sanitaria en la que estamos inmersos
desde hace un siglo es muy probable que los antibióticos dejaran de tener sentido
y quedaran relegados a un uso puntual, cosa que por otra parte ocurriría con la
inmensa mayoría del arsenal farmacológico que constituye uno de los mayores
negocios del mundo y la tercera causa de enfermedad y muerte.
Lo que hemos aprendido sobre el origen de la vida nos permite ver
claramente cuáles son los enormes peligros del uso indiscriminado de los
antibióticos. Si los microbios cumplen funciones vitales en el planeta y en
nuestro cuerpo, resulta trágicamente obvio que la guerra contra ellos es —como
afirma Sandín— una guerra autodestructiva.
Los primeros antibióticos actuaban principalmente en el exterior de la célula
ya que estaban diseñados para bloquear la producción de proteínas en la
superficie de las bacterias. Pero conforme los microbios se fueron haciendo
resistentes, desarrollaron y lanzaron al mercado —y al medio interno de las
personas— nuevas generaciones de productos diseñados para bloquear la
formación de ADN y capaces de penetrar en el interior de las células.
Al tratarse de antiguas bacterias que conservan su misma estructura
biológica, las mitocondrias se ven convertidas en objetivos para los
antibióticos. La agresión a las mitocondrias se traduce en primer lugar en un
déficit en el suministro de energía vital. Por otra parte, se producen problemas en
la interacción del genoma mitocondrial y el genoma del núcleo lo que trae
consigo alteraciones en diferentes procesos biológicos70.
Pero el problema es más grave aún. El hecho de que las mitocondrias se
reproduzcan independientemente de la célula y que no dispongan de mecanismos
de reparación como los que tiene el ADN nuclear, implica que trasmiten su
información genética —exclusivamente desde el óvulo al feto— y con ella los
posibles daños, acumulando las agresiones a lo largo de varias generaciones y
provocando gran cantidad de problemas de salud como cánceres, diabetes tipo II,
Alzheimer, Parkinson, inmunodeficiencias y hasta ciento veinte enfermedades ya
documentadas.
Pero el abuso de antibióticos no se queda en el campo de los usos médicos.
El médico murciano especialista en Salud Pública Juan Gérvas nos informa de
que “los antibióticos se han incorporado al arsenal terapéutico y alimentario
empleado en la agricultura y la ganadería, donde el control es todavía menor que
en la medicina... no es raro utilizar antibióticos para fumigar campos o añadir
100 kilos por hectárea de piscifactoría salmonera”71. Se calcula que más del 70%
de los antibióticos usados en Estados Unidos se toman a través de la carne de
gallina, cerdo y ganado. Y a esto debemos añadir su empleo en productos de
limpieza ampliamente utilizados en los hogares.
Puede decirse que la industria ha llegado a un callejón sin salida: ya no hay
posibilidad de fabricar antibióticos más potentes, de modo que la resistencia
desarrollada por los microbios se ha convertido en un problema clave para la
Sanidad mundial.
Veamos un ejemplo gráfico con la penicilina:
En 1946, el 88% de las infecciones por estafilococos podían curarse con
penicilina.
En 1950, la penicilina solo podía matar el 61% de los estafilococos.
En 1982, menos del 10% de casos de estafilococos podían curarse con
penicilina.
Actualmente esta cifra está por debajo del 5%.
FSe ha constatado que las bacterias aguantan temperaturas
extremas tanto de frío como de calor, ausencia de agua, altas
presiones, radiaciones, falta de humedad, ambientes hipersalinos,
alcalinos y ácidos. Las bacterias poseen en sus membranas
mecanismos para bombear los fármacos con rapidez suficiente para
impedir que estos les afecten; fabrican enzimas especiales que
modifican los antibióticos para volverlos inefectivos; pueden incluso
cambiar sus propias moléculas para que los fármacos no puedan
identificarlas y actuar contra ellas. Y como remate, son capaces de
trasmitir todas estas habilidades con una rapidez increíble a sus
descendientes o mediante mecanismos sofisticados de intercambio
de información. Su capacidad para enfrentarse a las agresiones
parece pues virtualmente ilimitada.
La resistencia a los medicamentos es una de las primeras causas de muerte en
Estados Unidos (más de setenta mil muertes cada año según cifras de los NIH) y
la situación en el resto del mundo industrializado no será muy distinta72.
Lógicamente los hospitales se han convertido en auténticos bastiones de
microbios resistentes, de modo que de unos cuarenta millones de pacientes
hospitalizados cada año, dos millones adquieren alguna infección que en el 60%
de los casos está relacionada con bacterias resistentes a antibióticos73.
Desde las más altas esferas internacionales hasta el más humilde médico de
familia de cualquier pueblecito europeo saben que los fármacos se utilizan mal,
pero ninguna voz se alza para cuestionar las raíces profundas de este problema.
Lo chocante es que la OMS lleva décadas diciendo exactamente lo mismo:
detectando los mismos problemas y recomendando las mismas soluciones que la
práctica demuestra que no sirven para nada. Se publican documentos, y guías, se
organizan congresos, se crean comisiones asesoras y dispositivos de vigilancia,
se destinan recursos millonarios... y el problema persiste.
El 16 de marzo de 2013, la directora general de la OMS, Margaret Chan
realizó las siguientes declaraciones:
“El mundo se encamina a una era postantibiótica en la que muchas
infecciones comunes no tendrán cura y volverán con toda su furia... esto está
marcando el fin de la era de la medicina segura... y cosas tan comunes como
una infección de garganta o un rasguño en la rodilla de un niño podrían
nuevamente volver a matar”74.
Las causas fundamentales que estos y otros organismos apuntan tras décadas
de análisis son: la capacidad de las bacterias para la supervivencia, el uso
inadecuado de medicamentos, los usos no médicos de los antibióticos y la
imposibilidad de desarrollar otros nuevos. Todo el esfuerzo que se ha hecho, no
solo no ha conseguido solucionar el problema sino que lo ha multiplicado. ¿Por
qué? Por la sencilla razón de que nadie se ha replanteado el papel de los
antibióticos y de los microbios.
Y menos aún la medicina moderna, atrapada entre los dogmas de la
infección-inmunidad, la dependencia de la industria farmacéutica y la fe ciega en
los avances tecnológicos, aunque ese arsenal del que se muestra tan orgullosa se
haya utilizado de modo irresponsable, insensato y arrogante. Así lo considera la
propia OMS al considerar que “más de la mitad de los medicamentos se
prescriben, dispensan o venden de forma inapropiada”, lo que supone efectos
nocivos para el paciente y desperdicio de recursos. En una nota informativa de
mayo del 2010, constata que “más del 50% de los países no aplican políticas
básicas para fomentar el uso racional de medicamentos” y que “en los países en
desarrollo, la proporción de pacientes tratados de conformidad con directrices
clínicas es inferior al 40% en el sector público y al 30% en el sector privado”. Y
pone ejemplos concretos aplastantes: “La proporción de niños con diarrea aguda
que reciben rehidratación oral necesaria es inferior al 60%, pero más del 40%
reciben antibióticos innecesarios”75.
Los antropólogos no se ponen de acuerdo para explicar por qué el embarazo del
mamífero humano es tan corto, al menos si lo comparamos con el tiempo de vida
media de cada mamífero. Algunos lo achacan al hecho de que el parto debe
producirse antes de que la cabeza del bebé supere el umbral máximo del canal a
través del coxis de la madre; otros apuntan una razón de tipo energético: a la
altura del noveno mes la madre ya emplea el doble de energía de la que puede
generar95.
En cualquier caso, lo que sí es evidente es que el mamífero humano nace sin
haber completado su desarrollo y por eso Wilhelm Reich decía que hay que
considerarlo como un feto al menos durante el primer año de vida fuera del
útero.
Desde esta perspectiva, podemos considerar la leche materna como un fluido
de conexión entre la madre y el bebé una vez cortado el cordón umbilical que
los mantenía en íntimo contacto mientras estuvo en la cavidad amniótica. De
modo que este “segundo cordón umbilical” —al igual que lo hacía el primero—
garantiza la nutrición, y al mismo tiempo asegura un desarrollo saludable de los
distintos sistemas durante al menos los dos primeros años de vida.
Todos los mamíferos —incluyendo el humano— mantienen una serie de
programas neurológicos idénticos regulados por su cerebro arcaico y están
conectados con el sistema hormonal muy similares en todas las especies, y
cuya finalidad es satisfacer cuatro necesidades básicas que estaban
garantizadas en el útero: oxígeno, nutrición, calor y protección.
Una vez en el exterior lo que garantiza la interrelación madre-bebé y el
estímulo recíproco para un desarrollo adecuado es el contacto piel con piel
con el cuerpo de la madre; de este modo, el bebé estimula la segregación de
las hormonas que necesita para nutrirse y completar su desarrollo
neurofisiológico.
A partir de las investigaciones del neonatólogo sudafricano Nils Bergman,
sabemos que sacar al bebé de su hábitat, o sea del cuerpo de la madre, cierra
el programa biológico de nutrición y abre uno de defensa: segregación de
cortisol y hormonas del estrés que pueden dañar el sistema neurológico y
potenciar la percepción del dolor.
La separación sumada a condiciones de luz intensa, ruido, manipulaciones y
análisis habituales en las unidades de cuidados del hospital pueden
multiplicar por diez el nivel de cortisol constituyendo un grave peligro de
daño cerebral. Se ha comprobado que en esas condiciones, los bebes
devueltos a los brazos de sus madres recuperan los niveles normales en tan
solo una hora.
Si la separación se mantiene y el estrés persiste, el bebé ponen en marcha un
tercer programa de emergencia, un programa de desconexión para evitar a
toda costa el sufrimiento pero que puede provocar secuelas psicoemocionales
y patologías de distinto tipo: trastornos en el sueño, retrasos en el
crecimiento, alteraciones alimentarias, dificultades en el desarrollo psíquico,
relacional y afectivo y una mayor vulnerabilidad a enfermedades.
Podemos decir pues que la lactancia materna es nutrición sólo en una
pequeña parte, el resto de sus funciones tienen que ver con la estimulación de los
órganos que han completado su formación en el útero pero necesitan una larga
etapa de maduración garantizada solo por la interacción de la díada madre-bebé:
El bebé regula la producción de leche según sus necesidades en cada
momento del día y a lo largo de su crecimiento, impulsando los cambios
necesarios en cantidad y composición.
Mamá y bebé poseen un mecanismo de regulación mutua de la
temperatura: tras el parto, la temperatura de la madre es un grado más alta
de lo habitual y puede subir o bajar según lo necesite el bebé.
Además de los nutrientes necesarios, en la proporción y cantidad adecuada a
cada momento y etapa, la leche materna contiene hormonas, factores de
crecimiento, células madre para emergencias, linfocitos T para su uso a
largo plazo, compuestos anti-inflamatorios y factores neurotróficos
necesarios para la maduración de los sistemas nerviosos y neuronales
repartidos por todo el cuerpo.
Por último, la leche materna contiene los elementos necesarios para la
maduración y puesta a punto del Sistema de Regulación de la Simbiosis:
células, enzimas, citoquinas, prebióticos y una multitud de especies
diferentes de microorganismos que van poco a poco sumándose a los
adquiridos en la placenta y durante el parto.
Aunque no se conoce con precisión el desarrollo de esta compleja trama de
sistemas y por tanto no se puede establecer con exactitud su duración,
investigaciones realizadas en diferentes campos —neurología, psicología,
neonatología, endocrinología, bioquímica, entre otras— van añadiendo poco a
poco elementos a un proceso estimado en torno a los dos años.
Lo que sí sabemos es que los linfocitos T que pasan a la placenta durante el
embarazo producen citoquinas de perfil Th2 mediante el incremento de los
niveles de progesterona por motivos de protección y seguridad debido a que las
enzimas que inducen ese perfil impiden la síntesis y difusión del óxido nítrico,
potencialmente tóxico en el caso del recién nacido, y de citoquinas pro-
inflamatorias (IL-1B y TNFa). De hecho, se ha demostrado en experimentos con
animales y humanos que si predominara el perfil Th1el embarazo podría verse
interrumpido.
Esto tiene como consecuencia que el bebé nace con un perfil Th2 y por
tanto necesita un “entrenamiento” biológico para poner a punto las complejas
reacciones de reequilibrio que implica el círculo que hemos descrito en el que
participan ambos perfiles químicos: Th1 y Th2 así como la compleja red de
procesos hormonales y neurológicos que los acompañan.
Ese entrenamiento lo llevan a cabo mediante el contacto progresivo con
comunidades bacterianas, desde su estancia en el útero, durante el parto y
posteriormente a través de la leche materna y el cuerpo de la madre. Y son los
síntomas visibles, a veces más intensos, de ese entrenamiento, lo que desde la
óptica pasteurizada se considera enfermedades bacterianas y contra las que se
emplean habitualmente vacunas y antibióticos que —al igual que las vitaminas
sintéticas, fármacos, nutrición inadecuada y los traumas causados por
embarazos, partos y crianzas no ecológicas ni respetuosas con la autorregulación
natural— obstaculizan el proceso de maduración de los linfocitos T manteniendo
la tendencia a un desequilibrio hacia los Th2, distorsionando todos los procesos
íntimamente ligados y dando lugar a problemas de alergia, asma,
inmunodeficiencia y otros.
Tercera parte:
Un cambio de paradigma
en la medicina
“El mundo moderno sufre una crisis, ha llegado a un punto crítico,
es inminente una transformación más o menos profunda,
en breve plazo deberá inevitablemente producirse un cambio de
orientación, de grado o por la fuerza”.
René Guénon.
La medicina industrial moderna se ha levantado sobre una
concepción errónea de los procesos biológicos y del papel de los
microbios. La guerra contra bacterias y virus, y en particular las
vacunas carecen de base científica y médica, y por eso su uso
masivo viene provocando un deterioro global de la salud que solo
un cambio de paradigma podrá detener y revertir.
emos hecho un largo viaje.
¿UNA PRUEBA INDIRECTA?
Llegados a este punto, es posible que el lector se pregunte si el hecho “evidente”
de que los antibióticos “funcionan” no representa una especie de prueba
indirecta que nos está diciendo que la Teoría Microbiana puede ser cierta. Como
consideramos que es una pregunta legítima teniendo en cuenta lo profundamente
que ha calado la visión belicista y paranoica de la enfermedad y a pesar de lo
explicado desde un punto de vista más técnico en el capítulo 2 de la Segunda
Parte, vamos a plantear un ejemplo que nos permitirá comprender desde un
punto de vista más simple y lógico la importancia que tiene replantearnos esa
visión.
Pongamos que nuestra vivienda se encuentra en un estado lamentable: las
tuberías están deterioradas debido a la mala calidad del agua, la instalación
eléctrica está sobrecargada por la cantidad de electrodomésticos que utilizamos
diariamente y los fusibles saltan constantemente, las paredes están llenas de
humedad porque no ventilamos adecuadamente las habitaciones. La situación ha
llegado a tal extremo que contratamos a una cuadrilla de operarios —albañiles,
electricistas y fontaneros— para reparar los daños.
Un buen día empiezan a trabajar a razón de ocho o diez horas diarias y
entonces comenzamos a sufrir las molestias que supone el trasiego por nuestra
casa de varias personas extrañas cargadas con herramientas, cubos, sacos y
demás materiales, el incordio del ruido de los taladros, las cortadoras y los
martillazos, y la contrariedad que suponen los cortes de electricidad porque no
podemos ver tranquilamente la televisión.
Entonces les pedimos a los operarios que en lugar de trabajar diez horas
diarias, lo hagan solo cuatro para reducir las molestias. Inmediatamente sentimos
alivio: los ruidos estridentes desaparecen toda la tarde y podemos ver sin
interrupciones nuestro programa favorito. Estamos tan contentos y aliviados que
no nos hemos dado cuenta de algo: las reparaciones tardarán el doble, quizá más.
Los días pasan y las molestias, aunque sólo por las mañanas, continúan. De
modo que llegamos a tal punto de sofoco que mandamos parar completamente a
los operarios. Es entonces cuando nos damos cuenta de algo: las molestias eran
algo tan inmediato y concreto que las habíamos identificado con nuestro
problema y habíamos olvidado que el verdadero problema era el deterioro de la
casa. De este modo, cuanto más suavicemos las molestias, más tiempo tardará la
reparación. Si identificamos las molestias con el problema, la reparación no se
realizará; si somos conscientes de que el problema es la reparación y las
molestias un inconveniente necesario, podemos hacer el esfuerzo de aguantar lo
máximo posible para que la reparación se termine también lo antes posible.
Pues bien, si sustituimos las reparaciones de la casa por nuestros verdaderos
problemas de salud, las molestias de los operarios por los síntomas del trabajo de
reparación y reequilibrio de nuestros sistemas biológicos, y la reducción de
horario de trabajo o la parada total con los antibióticos, tenemos el cuadro
completo: los antibióticos no curan enfermedades, lo que hacen es reducir
síntomas molestos —a veces muy graves y por ello podemos valorar la
necesidad de utilizarlos— pero siempre al precio de alargar o cortar el proceso
curativo o de reequilibrio.
La clave está pues en nuestro concepto de “enfermedad”: una fiebre no es
una enfermedad, una inflamación no es una enfermedad, una tos no es una
enfermedad, los temblores, vómitos, mareos, falta de apetito, subidas de
temperatura... son las molestias del trabajo de reequilibrio. Antibióticos,
antipiréticos, antiinflamatorios y en definitiva anti-procesos de reequilibrio tan
solo consiguen aliviar al precio de retrasar o impedir la verdadera solución del
problema, que no tardará en volver a presentarse con mayor intensidad.
Y este ejemplo nos permite también situar en un contexto adecuado la
utilidad de los llamados “remedios naturales”. Si en vez de utilizar un antibiótico
o cualquier otro fármaco con potentes efectos secundarios, utilizamos recursos
no agresivos, lo que haremos es aliviar los síntomas muy suavemente,
permitiendo así continuar la reparación y sin apenas efectos secundarios. Y hay
una tercera posibilidad: aguantar el tirón ayunando o tomando zumos o caldos de
verdura y reposando al máximo para facilitar que el proceso de reparación se
lleve a cabo de la forma más espontánea posible al ritmo de la naturaleza.
UN EXPERIMENTO SENCILLO Y REVELADOR
Para finalizar esta sección vamos a proponer el siguiente razonamiento lógico
aprovechando el rigor de las propuestas de Koch: vamos a aplicar sus postulados
a las causas de enfermedad que defendieron los médicos higienistas del siglo
XIX: las condiciones de vida. Podríamos rescribirlos de este modo:
1. Condiciones de vida, comportamientos y hábitos insanos, como una
alimentación industrializada, trabajo agotador con horarios de esclavitud,
falta total de descanso y relajación, estrés constante, contaminación del
agua, la tierra y el aire, ciudades superpobladas... tienen que ser
encontradas en abundancia en todas las personas que sufren la enfermedad,
pero no en personas sanas.
2. Estas condiciones tiene que ser aisladas e identificadas en la persona
enferma distinguiéndolas cuidadosamente de otros comportamientos
saludables.
3. Si estas condiciones las imponemos a una persona sana y hacemos que las
integre en su modo de vida, deben causar la enfermedad.
4. En esta persona tienen que poder identificarse estos hábitos insanos.
Ahora, proponemos al lector el siguiente experimento: que tome estos
postulados que hemos reformulado —y pedimos humildes disculpas por
enmendar la plana al egregio profesor— y los aplique a su entorno inmediato o a
sí mismo, y compruebe hasta qué grado se cumplen.
La medicina moderna está enteramente basada y construida sobre la ciencia
moderna, que se ha limitado a contemplar únicamente una parte de la realidad, la
parte puramente material que puede percibirse con los sentidos y medirse con
instrumentos y cuantificarse.
Por añadidura, los representantes de esa medicina autodenominada
“científica” han impuesto las reglas de juego, de modo que sólo vale lo que está
refrendado por esa ciencia reduccionista, es decir, lo que puede reducirse a esos
límites estrechos que no permiten comprender la complejidad de lo viviente.
En su enorme soberbia —y despreciando la tradición histórica de su propia
profesión— declaran que solo hay una medicina, la suya, la que “funciona”
según sus criterios132, la que puede presentar pruebas “objetivas” mediante sus
reglas de juego, pruebas construidas y financiadas por una industria interesada
en todo aquello que encaje con sus intereses y publicadas en las revistas que ella
controla.
Nosotros no hemos presentado pruebas “objetivas”. Y ello por una sencilla
razón: no somos objetos, somos sujetos y, como tales, subjetivos. Así que hemos
presentado pruebas contaminadas de naturaleza humana. Y a través de esas
pruebas y de la reflexión crítica, hemos mostrado algunas ideas que
recapitulamos aquí:
Las vacunas no tienen sentido bio-lógico, es decir, no se corresponden con la
lógica de los procesos vitales.
Las vacunas no tienen base teórica, puesto que no existe una teoría que
explique de tal modo el origen de las enfermedades que las vacunas puedan
cumplir un papel preventivo.
Como consecuencia de ello, podemos afirmar que las vacunas no han
erradicado enfermedades ni pueden proteger contra ellas.
Más bien sucede lo contrario: son peligrosas para la salud y la vida y
responsables con toda probabilidad de una multitud de nuevas enfermedades
graves, crónicas y degenerativas.
Las vacunas se mantienen gracias al enorme poder de sus fabricantes133 y el
abandono de nuestra salud en manos ajenas y no por motivos científico-
médicos.
La información plural es clave para tomar decisiones libres y responsables.
En el caso particular de las vacunas la manipulación, la ocultación de datos
cruciales, el bombardeo a que se somete a la opinión pública con supuestos
beneficios, la estrategia del miedo y la explotación de la confianza ciega en la
autoridad médica cobran especial intensidad. Y exigen por tanto un mayor
esfuerzo para combatirlas.
Así que, nos vamos a permitir unas palabras sobre esta compleja cuestión del
Poder antes de despedirnos.
La base fundamental para el ejercicio de ese poder es el hecho de que la
industria farmacéutica condiciona en mayor o menor medida todos y cada uno de
los factores implicados en la salud-enfermedad134.
Por una parte controlan la formación de los médicos135, tanto la universitaria
como las múltiples vías por la que se continúan formando, especializando y
actualizando, incluyendo congresos, jornadas, conferencias, encuentros,
másteres y por supuesto el reciclaje de diario a través de los visitadores médicos
que, además de ser la fuente habitual de la que se nutren las recetas cotidianas,
aportan sustanciosos incentivos a los profesionales poco escrupulosos136.
La investigación privada y la mayor parte de la pública está financiada
igualmente por la industria, lo que —teniendo en cuenta los enormes recursos
necesarios para llevar a cabo cualquier estudio— garantiza que sólo se
investigará lo que sirva a sus intereses; cualquier estudio o análisis que pueda
ponerlos en peligro será bloqueado y si alguien consigue los fondos de alguna
institución independiente, será neutralizado con otros estudios, impedida su
publicación en revistas de élite o silenciada si se publica.
En algunos casos han forzado a las publicaciones a retractarse de estudios
que ponían en peligro sus intereses —como en el caso del equipo de Gilles
Seralini que demostró los graves daños del herbicida Roundup de Monsanto y el
artículo fue retirado tras la incorporación al equipo editorial de un empleado de
Monsanto como editor de temas de biotecnología137.
Y es que, además, las farmacéuticas controlan la mayoría de la información
especializada que llega a los profesionales a través de las revistas científicas y la
divulgativa que llega al gran público a través de revistas y medios de
comunicación de masas.
Los filtros, la censura, la ocultación de datos, el fraude y el llamado
ghostwriting —consistente en autores prestigiosos que firman artículos que
realmente han sido redactados por los propios fabricantes— son fenómenos
habituales en las publicaciones científicas médicas138 hasta el punto de que ha
sido denunciado por
editores de las propias publicaciones139: las declaraciones más recientes han sido
del editor en jefe de la prestigiosa The Lancet, Richard Horton, acusando de
fraudulentas a la mayoría de las investigaciones publicadas140.
Por otra parte, los grandes laboratorios condicionan a los miembros de mayor
influencia en asociaciones profesionales, sociedades científicas y médicas,
comités asesores especializados, centros de investigación, redacciones de
publicaciones, asociaciones civiles, y organismos internacionales empezando por
la propia OMS141. En el tema concreto de este estudio, hemos constatado que
todos y cada uno de los miembros del Comité Asesor de Vacunas de la
Asociación Española de Pediatría tienen lazos comerciales —los llamados
“conflictos de intereses”— con los fabricantes de vacunas, colaborando en
actividades docentes financiadas por ellos, como investigadores en ensayos
clínicos, como miembros de consejos asesores de los laboratorios en cuestión:
Novartis, Pfizer, Sanofi Pasteur y GlaxoSmithKline142.
Puntualmente, y en caso de que todos los condicionamientos anteriores
fallen, debido a la honestidad y perseverancia de algunos investigadores y
médicos, financian campañas de descrédito, descalificación o ataques directos
mediante demandas. Así ocurrió en el caso del Dr. Andrew Wakefield contra
quien se montó una campaña de desprestigio en la que colaboró el British
Medical Journal publicando falsas acusaciones que lo llevaron a perder su
licencia y verse obligado a marcharse de Reino Unido para poder continuar su
investigación143.
Se nos ocurren dos motivos para que algunos se nieguen a ver esta realidad: o
bien son unos ingenuos rematados, o bien son cómplices. La ingenuidad puede
superarse haciendo el esfuerzo de aprender; en cuanto al resto, entendemos que
cada cual elige dónde situarse en un mundo dividido entre opresores y
oprimidos: Nosotros, hemos hecho y vamos a seguir haciendo lo que en
conciencia creemos que debemos hacer, sin esperar resultados, sin medida, sin
expectativas, sin temor, sin pausa... con esperanza, esa cualidad irracional del ser
humano que nos hace más humanos, por eso estamos del lado de la gente,
incluso de la gente que no puede o no quiere participar en esta contienda que en
definitiva libramos por los niños del futuro.
Enrique Costa Vercher, médico, Denia, Alicante
Jesús García Blanca, escritor, Almuñécar, Granada
Principios de septiembre de 2015
Para seguir la pista
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Videos
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—Vacunación 101 - Dra. Ghislaine Lanctôt: https://www.youtube.com/playlist?
list=PL7A522DFCA0B3D288
—Mafia Farmacéutica al Descubierto: https://www.youtube.com/playlist?
list=PLE147C7BEBCE89158
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139 Casi telegráficamente apuntamos algunos ejemplos: Journal of American Medical
Association: revisados 359 estudios sobre nuevos medicamentos publicados en las más
prestigiosas revistas resultó que 333 de ellos mentían u omitían datos; Richard Smith, editor de
The British Medical Journal: “el fraude de las investigaciones clínicas es como el abuso infantil,
una vez que se reconoce que existe se empieza a observar lo frecuente que es”; British Medical
Journal: un artículo denuncia que el 50% de los textos relacionados con fármacos habían sido
elaborados por autores fantasma; Proyect on Goverment Oversight: en algunas áreas
específicas, como la de los antidepresivos pediátricos, los autores fantasma escriben la totalidad
de los artículos. Referencias y más información en la sección Para seguir la pista.
140 https://detenganlavacuna.wordpress.com/2015/07/15/editorthelancet/
141 El organismo que mejor expresa la confluencia de intereses industria-capital privado-
organismos públicos en el terreno de las vacunas es la Alianza GAVI (siglas para Global Alliance
for Bacines and Immunization) creada y financiada por la Fundación Bill and Melinda Gates con
la colaboración del Banco Mundial, la OMS y la UNICEF y que trabaja en coordinación con otras
organizaciones públicas y privadas y por supuesto con los grandes fabricantes y vendedores de
vacunas. En enero de este año, estas organizaciones —implicadas en escándalos relacionados
con el uso de poblaciones de países en vías de desarrollo como conejillos de indias para la
experimentación con fármacos y vacunas— pusieron en marcha la iniciativa más ambiciosa que
conocemos en relación con las vacunaciones y cuyo objetivo es obtener fondos para vacunar a
trescientos millones de niños. Ese es el futuro que nos espera.
142 An Pediatr.2015;82:44.e1-44.e12 - Vol. 82 Núm.1:
http://www.analesdepediatria.org/es/calendario-vacunaciones-asociacion-espanola-
pediatria/articulo/S1695403314005128/
143 Para un relato detallado de la campaña contra Wakefield y una contestación pormenorizada
a todas las falsas acusaciones contra él: http://www.dsalud.com/reportajes/las-vacunas-pueden-
causar-autismo.
Dr. Enrique Costa Vercher - Jesús García Blanca
Dr. Enrique Costa Vercher - Jesús García Blanca
1 El Dr. Carlos González, es un médico español que ha escrito un libro reciente, titulado “En
defensa de las vacunas” con la voluntad de hacer apología de la vacunación en España y de
arremeter contra los médicos que estamos contra la vacunación. Con este fin, este colega afirma
que los médicos que ponemos en duda las bondades y beneficios de las vacunas lo hacemos
para fastidiar. Queremos dirigirnos, con respeto, a este colega y decirle que a nosotros no nos
molesta, tanto como a él, la diferencia del otro; no tenemos nada en contra de los que se
vacunan y creen que deben hacerlo. Si nos molestara la diferencia del prójimo no tendríamos
remedio, puesto que en este tema de las vacunas somos diferentes a más del 95% de la
población. Sin embargo, el Dr. González no parece que tolere con facilidad la diferencia del otro,
el pensamiento diferente, la diferente opinión y, sobre todo, una conducta higiénica distinta de la
suya; no le gusta que haya gente distinta de él, aunque sean poquitos.
Este hombre vive en medio de una sociedad donde más del 90% piensa y actúa como él y, sin
embargo, le fastidia que una pequeñísima parte de la población y unos escasísimos médicos no
pensemos como él. Se siente tan molesto y disgustado, según él, que ha tenido que dedicar
mucho tiempo a escribir un libro a favor de las virtudes de las vacunas en un tiempo donde la
casi totalidad de la población las consume sin problemas y, además, todos los organismos
“oficiales y serios” están por la vacunación; como él mismo afirma en su libro.
Escribir un libro de apología de la vacunación en nuestra sociedad actual es como irse a predicar
el catolicismo al Vaticano. Y molestarse por las pocas excepciones y por los escasos médicos
herejes de la doctrina mayoritaria es tener vocación de inquisidor.
¿Por qué un tratado de proselitismo de las vacunas en una sociedad hipervacunada? ¿No
soporta, este colega, la más mínima discrepancia de pensamiento? Si ha escrito un libro para
arremeter contra los pocos médicos que nos oponemos a la vacunación porque dice sentir
fastidio y desconcierto, no podemos imaginar qué sentiría si perteneciera a esa minoría a la que
ataca y, por tanto, tuviera que enfrentarse a una diferencia de pensamiento de la casi totalidad de
la población. Por su salud mental, le aconsejamos que nunca se deje convencer por nosotros, los
que no recomendamos las vacunas, no lo soportaría, y a nosotros no nos molesta que piense
distinto.
2 Las religiones occidentales no oponen ninguna objeción a la práctica de la vacunación; todo lo
contrario, en su función de proselitismo religioso han incluido, también, un buen paquete de
mensajes “civilizadores” que han acompañado con vacunas y medicaciones industriales tóxicas y
contranaturales; en su afán bienintencionado, no lo dudamos, han predicado y esparcido la
cultura de la medicina industrial y de las vacunas por todo el mundo.
3 Los partidarios de la obligatoriedad de las vacunas, como el Dr. González, arguyen que los
pequeños grupos de no vacunados son focos de infección para los vacunados y, además, se
benefician del buen estado general de la población vacunada; “inmunidad de rebaño” llama a
este efecto benéfico.
Visto así, los no vacunados son un peligro social y, además, unos parásitos; no me extraña que
haya gente que piense que debieran ser obligatorias. Pero, recientemente hemos tenido en
España un caso de supuesta difteria (el primero en treinta años) seguido por los medios de
información y donde las autoridades sanitarias han afirmado con toda seguridad que el foco de
infección de ese caso de difteria provenía de niños VACUNADOS, llamándoles PORTADORES SANOS.
Este caso, presentado por la propia autoridad sanitaria, DESMIENTE claramente la supuesta
peligrosidad de los no vacunados, puesto que éstos son minoría frente a la inmensa mayoría de
portadores sanos vacunados con capacidad de infectar. Podemos afirmar, lógicamente, que los
posibles casos de reinfección que se pudieran presentar tendrían mayor posibilidad de que
tuvieran su foco de infección en la población muy mayoritaria de portadores sanos, como así ha
ocurrido en Olot en el 2015 según los propios comunicados oficiales.
4 Como ejemplo de esa intolerancia contenida (hasta ahora) tenemos las ideas del Dr. González
expresadas en el primer capítulo de su libro; donde el autor después de señalar lo inadecuado
que le resulta el nombre del foro de Internet: Foro para la libre vacunación, aludiendo que
actualmente la vacunación es libre en España, unos cuantos párrafos más adelante añade que
esa libertad debiera acabarse en caso de epidemia. Es decir, en España somos libres de
momento porque el nivel de paranoia del Dr. y del sistema oficial es aguantable, pero si se
asustan más nos cogerán de piernas y brazos y nos meterán las vacunas a nosotros para que
ellos estén tranquilos.
5 Para la historia de las vacunas ver sección Para seguir la pista.
6 Volvemos a recalcar que no es necesario ser médico y biólogo para entender el sentido lógico
de lo que vamos a explicar sobre la vacunación, porque nos hemos encontrado muchas veces
que la gente que no es médico no se atreve a razonar sobre el sentido de su vida higiénica y de
la medicación que usa aludiendo a su ignorancia en medicina. A ellos tenemos que decirles que
la medicina como todas las ciencias racionales deben de ser lógicas, toda ciencia debe poder
explicarse con coherencia racional y si no es así no es ciencia. Todos los ciudadanos de un
índice mental medio tienen el sentido lógico y pueden discernir si una ciencia es lógica o es
incoherente aunque desconozca su parte técnica.
7 A diferencia de los estudios sobre vacunación que hay en la calle, este estudio nuestro no va a
ser prolífico en presentar estudios, estadísticas, datos técnicos… y contrastarlos con otros; no
vamos a entrar en una guerra de cifras contra cifras, estudios contra estudios… creemos que
esas discusiones enturbian el tema más que lo aclaran. Nosotros utilizaremos algunas cifras y un
sólo gráfico y algunas referencias bibliográficas que ya decimos, desde ahora, que son de fuente
oficial y asequibles por el lector. Lo haremos así porque en este estudio apelamos a la mente del
lector, a su sentido crítico racional y a su lógica. Sólo con estas herramientas propias de todos los
ciudadanos de cultura mediana se podrán comprender las razones coherentes por las que
todavía hay médicos y ciudadanos que no creen en el efecto protector de las vacunas.
8 La propia medicina actual admite sin problemas que todavía hay muchos aspectos, funciones y
sustancias desconocidas en los sistemas orgánicos humanos. Esa circunstancia hace posible
que cada año se descubran nuevas cosas, nuevas funciones, nuevas interconexiones, nuevas
sustancias, nuevas especialidades… que hacen replantearse conclusiones anteriores, y así va
haciéndose la nueva medicina. Pero hay una cuestión lógica que hacerse: ¿Cómo se puede
predecir el comportamiento ante un estímulo de un sistema vivo y altamente complejo sin
conocer todas las posibles variables que intervienen en el funcionamiento de dicho sistema?
¿Cómo se puede afirmar que unas vacunas son capaces de hacer reaccionar al sistema
inmunitario con intención de mejorarlo, si todavía lo estamos estudiando y conociendo a día de
hoy, como a los demás sistemas orgánicos? ¿Cómo podemos apostar por el comportamiento de
algo vivo y dinámico que desconocemos en su totalidad?
9 El origen de este Orden inteligente es lo que las religiones llaman Dios; los antiguos médicos
vitalistas eran en su mayoría creyentes y, por esa razón entre otras, se oponían a la supuesta
bondad y necesidad de las vacunas. Estaban convencidos de que nada puede perfeccionar el
diseño inteligente del Creador. Como hemos visto las religiones actuales creen sin dificultad,
como los científicos materialistas actuales, que el diseño inteligente de Dios es perfeccionable
por la mano del hombre industrial. Por eso hacen apología de la vacunación entre los pueblos del
tercer mundo. La vida da tantas vueltas…
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10 La mitología cuenta que Prometeo fue castigado por Zeus por robar el fuego creador y fue
atado a una roca donde un águila le comía el hígado cada día. No se puede escapar de los
dioses y el Prometeo mítico fue castigado. ¿Lo iba a ser también el nuevo Prometeo industrial?
La respuesta es afirmativa, puesto que nadie escapa a los dioses.
11 Le resultaron tan simpáticas las ideas ateas de la evolución a Karl Marx, que este ideólogo
materialista le dedicó a Darwin el prólogo de su obra El Capital.
12 Al cambiar los principios morales tradicionales por las nuevas ideas darwinistas, materialistas
y ateas, no tuvieron problemas morales para utilizar la mejor tecnología de guerra del momento
para hacerse dueños de todo el mundo mundial. La revolución industrial y al tecnología les había
procurado las mejores armas y los mejores barcos de guerra de la historia, esa circunstancia les
convertía en los más fuertes en el momento histórico justo en que la ciencia había hecho saber al
hombre europeo que el más fuerte físicamente tiene derecho legítimo a todo, como un macho
alfa animal. Ese estado de consciencia le permitió toda su actividad genocida a lo largo del
planeta sin padecer de escrúpulos y creyendo, además, que llevaba la “civilización y la cultura”.
13 Como imágenes que testifican esa cultura industrial de enfrentamiento entre el hombre
civilizado y la naturaleza, nos han quedado aquellas fotografías de color sepia donde aparecían
los civilizados ricos americanos y europeos que se inmortalizaban junto a un montón de
cadáveres de animales cazados sin sentido en sus “safaris” africanos. Esa imagen del cazador
blanco con fusil y pisando a su presa con postura altanera, simboliza a la perfección el
pensamiento del hombre industrial e ilustrado; es decir, del hombre que se cree dueño y señor de
los seres que comparten con él nuestro planeta, el civilizador del mundo moderno, y nosotros
somos sus descendientes.
14 Este tipo de pensamiento paranoico era tan general en la cultura europea que todos los
gobiernos, incluido el español, promulgaron leyes para premiar a los ciudadanos que eliminaban
“alimañas”. En todos los pueblos se inició una guerra contra los buitres, águilas, zorros,
mochuelos… Una guerra a muerte contra la Naturaleza que como sabemos los últimos de la
película, ha llegado a hacer desaparecer muchas especies.
15 Una enorme cantidad de actos médicos que se llevan a cabo en la medicina actual van en
contra del funcionamiento genuino de los sistemas orgánicos. Es decir, son contranaturales,
porque tratan de interferir, anular, adelantar, retrasar, potenciar o aniquilar sus funciones, sus
ritmos… Este es el caso de los anovulatorios, los antihistamínicos, los abortivos, las hormonas o
antibióticos sintéticos e industriales. Son medicaciones que los antiguos maestros no se hubiesen
permitido por las razones ya dichas, pero que actualmente son los productos más usados en una
cultura que no vive en armonía con las pulsiones naturales, sino en contra, y necesita de ayuda
industrial para poder hacerlo.
16 Por ejemplo en este enlace:
http://www.eduteka.org/gestorp/recUp/51b832659d4bcb92fa3580fb22ea996a.pdf
17 Este ilustre Nobel español que por entonces era Catedrático de Anatomía en la Facultad de
Valencia escribió en su libro: Estudios sobre el microbio vírgula del cólera y las inoculaciones
profilácticas, la siguiente conclusión: “La inoculación de la vacuna contra el cólera no producía un
cuadro de cólera atenuado en los enfermos, sino una nueva enfermedad de peor pronóstico
producida por el bacilo al vivir fuera de su medio natural”. Junto a Cajal estaban la mayoría de los
catedráticos españoles como los catedráticos valencianos Francisco Moliner y Juan Bautista
Peste, etc. El catedrático de Madrid Mariano Graells publicó en la revista Crónica Médica nº 8 y 9
de los meses de agosto del año 1885.
En esos artículos el catedrático de biología explica con argumentos lógicos y conocidos que los
gérmenes no pueden ser productores de enfermedad. Toda esta información está al alcance del
lector en el primer capítulo del libro: La inoculación preventiva contra el cólera morbo asiático
(1886). Es un trabajo de recopilación que publicó la Cátedra de Historia de la Medicina de la
Facultad de Valencia en 1985 y fue patrocinada por la Generalitat Valenciana, por lo que está
accesible al lector interesado en ampliar este tipo de información normalmente desconocida. El
libro está en todas las bibliotecas públicas de la Comunidad Valenciana. Además se puede
acceder a los archivos de la cátedra de historia de la medicina o a la biblioteca de dicha facultad
por medio de Internet.
18 Este carácter gratuito de la salud que tenían los vitalistas no agradaba al espíritu industrial.
Éste era más partidario de que la salud requiriese de algún producto artificial que pudiera ser
fabricado, vendido e incorporado a la naturaleza del hombre. Un nuevo concepto de salud que
permita a la cultura industrial fabricar y vender algo bajo el pretexto de la necesidad.
Dr. Enrique Costa Vercher - Jesús García Blanca
19 Esta referencia histórica y cronológica, la segunda guerra mundial o la mitad del siglo pasado,
tiene su importancia y, por eso, será repetida a lo largo del texto; es debido a que en esa época
es cuando empieza de verdad la vacunación masiva de todos los ciudadanos de occidente.
Hasta entonces las campañas de vacunación se aplicaron a poblaciones más o menos
restringidas, debido precisamente a esa oposición inicial de los médicos.
20 El lector puede acceder a la biografía de este médico investigador y escritor, simplemente
tecleando su nombre o el de su libro en Wikipedia. Comprobará sin dificultad que dicho autor es
un forofo de los microbios y sus descubridores, y todo su libro es una gran apología de la teoría
de la infección, de las vacunas y sobre todo de sus descubridores y primeros aplicadores. Nadie
en su sano juicio puede ver en este autor, que tomamos como referencia, a un antivacunas.
21 La inoculación preventiva contra el cólera morbo asiático (1886). Monografías sanitarias. Serie
B. Número 1. Generalitat Valenciana. Artes Gráficas, Valencia, 1985. (Cátedra de historia y
biblioteca de la universidad).
22 Curiosamente estas dos vacunas que fueron las primeras de la historia tratan de prevenir de
dos enfermedades infecciosas producidas, según la doctrina oficial, por virus. Los virus fueron
descubiertos por primera vez en los años 30 del siglo XX. Otra vez nuestro aliado, el Tiempo, nos
vuelve a demostrar que estos primeros vacunadores no tenían, ni podían tener, ni la más remota
idea de lo que estaban inyectando en el interior de sus pacientes.
23 La inoculación preventiva contra el cólera morbo asiático (1886), página 16.
24 En las décadas de los 50 y 60 del siglo xx, sesenta años después de estos acontecimientos,
la medicina ya se podía explicar con todo detalle porqué se producían esos casos “misteriosos”
de muerte súbita o retardada de los pacientes, puesto que entonces se empezó a conocer gran
parte de lo que hoy se sabe que es el sistema inmunitario, y se abandonaron con horror, esas
vacunas que hasta la fecha estaban catalogadas de elixires “milagrosos”.
25 Lo que la fisiología moderna llama Sistema Inmunitario, en realidad es una parte de lo que los
antiguos y actuales médicos vitalistas llamaban vis natura medicatrix: éstos tenían una visión
mucho más amplia e integral del Sistema defensivo orgánico que actuaba como una unidad de
funcionamiento implicando a todo el organismo.
26 La inoculación preventiva ... ya citado.
27 El lector puede encontrar esta historia de la busca y captura del bacilo del cólera, en el
referido libro de Kruif en las páginas 46, 47 y 48.
28 En los años ochenta, cuando la medicina industrial llevaba ya treinta años con la utilización de
antibióticos en su lucha paranoica contra nuestros propios microbios, empezaron a aparecer, por
primera vez, alteraciones digestivas debido a que los antibióticos habían aniquilado gran parte de
los microbios que nos habitan. La propia medicina reconoció este efecto secundario del
tratamiento generalizado con antibióticos y predicó su utilización limitada. En la actualidad se
están tratando estas enfermedades con métodos de repoblación de la flora digestiva utilizando
material fecal de individuos sanos y con una flora digestiva normal y abundante. Ver libro
Microbiótica en la sección Para seguir la pista.
29 Ver sección Para seguir la pista.
30 La armada española ya había utilizado la escarificación antivariólica en el siglo dieciocho,
incluso realizó vacunaciones masivas en Perú y Filipinas, mucho antes del tiempo de Pasteur.
31 Cuando Koch y los demás cazadores de microbios vieron por primera vez a una bacteria
coleriforme, fuera la que fuese, no podían saber a cuál de las más de doscientas especies podría
pertenecer. A la primera que identificaban en el portaobjetos del microscopio, la “cazaban”, la
“capturaban” y la “acusaban” de producir el morbo asiático y le ponían el nombre de vibrio
cholera.
32 El Dr. González acusa en su libro a los actuales médicos vitalistas de incongruencia porque,
dice él, que decimos que las vacunas no hacen nada; y que no es lógico que digamos a la vez
que no hacen nada y que son peligrosas. ¡Bravo!, eso demuestra que nuestro médico del
sistema, también utiliza la lógica, pero está mal informado; intentaremos ayudarle. Al decir que no
hacen nada, debe entenderse, que no tienen ninguna de las propiedades protectoras que él y el
sistema les otorgan. Porque los médicos vitalistas sabemos desde antiguo que nuestro
organismo reacciona a toda sustancia e influencia físico química que se ponga en contacto con
él. Mucho más si esa sustancia química o influencia física se le introduce en el interior (como las
vacunas). Sabiendo esto, no podemos pensar ni afirmar que no hacen nada, simplemente,
negamos que hagan nada para proteger de las enfermedades, cosa que demuestran, cada año,
los miles de ciudadanos que se vacunan de gripe, y padecen la enfermedad. Y precisamente por
saber que el organismo reacciona ante cualquier estímulo es por lo que afirmamos que tienen su
peligro, porque el sistema defensivo reacciona contra todo elemento extraño a su mundo
personal, y esa reacción será pequeña o grande, producirá más o menos daño, tardará más o
menos, pero se producirá. Y como nosotros pensamos que el sistema inmunitario no puede ser
mejorado por ningún producto industrial, pensamos que lo más probable es que en vez de
mejorarlo, lo estropee. La historia de las vacunas está llena de esos estropicios.
33 El propio sistema médico y el Dr. González admiten estos “misteriosos” casos que se
complican y acaban con la muerte “inexplicable” del paciente. Incluso admite que deberían
mejorarse los controles que se han llevado hasta ahora. Pero al sistema y a él le valen la pena
ese pequeño número de resultados “misteriosos” puesto que creen que son compensados por la
inmensa masa que se beneficia del supuesto efecto protector de las vacunas actuales. Queda
claro que al sistema le compensa, pero ¿le compensa igualmente al paciente que le ha tocado
ser el caso “misterioso”?, ¿les compensa a sus familiares y amigos?
34 Los médicos españoles y europeos contemporáneos, hemos nacido y crecido en esa
sociedad paranoica con respecto a nuestros gérmenes y, al igual que los demás ciudadanos,
hemos sido educados en la teoría de la infección y las vacunas. Cuando fuimos a la universidad
ya se sabía que nuestros gérmenes eran simbiontes, pero no obstante, nuestros profesores nos
educaron como si ese conocimiento no existiera y nos siguieron enseñando lo mismo que ellos
habían estudiado. Por esa razón, la inmensa mayoría de médicos está a favor de las vacunas.
Unos pocos de esos médicos se dieron cuenta de la realidad, la mayoría de veces, después de
haber aceptado mentalmente la doctrina que se les había enseñado y de haberla puesto en
práctica; es decir, muchos médicos que no estamos por la vacunación hemos prescrito vacunas
durante algún tiempo de nuestra práctica médica. Nosotros lo reconocemos y confesamos que
estábamos equivocados; nos costó reconocerlo y cambiar, sufrimos el dolor de sabernos
equivocados, y finalmente aceptamos la realidad. Por ello, sabemos que no es fácil hacerlo y que
no es fácil asumir que aquello que has hecho por bien, sea un mal. Nosotros, los que logramos
asumir que nos habíamos equivocado no somos, ni pretendemos ser los jueces de los demás.
35 Los países comunistas llevaron una política de vacunaciones casi totales desde el final de la
segunda guerra mundial. Presumían de paternalismo estatal y llevaron la vacunación hasta los
lugares más recónditos de sus países. Cuando llegó la crisis económica y energética y apareció
la miseria social, volvieron los viejos fantasmas: la difteria, la tuberculosis y la tos ferina, pero
sobre una población que estaba vacunada contra esas enfermedades durante generaciones.
¿Dónde estaba el efecto protector, en las vacunas o en la comida y la calefacción?
36 El 18 de mayo de 1980, la OMS declaró solemnemente la erradicación mundial de la viruela,
nos cuenta el Dr. González en su libro, y le faltó añadir: “y se quedaron tan panchos”. Invitamos
al lector, otra vez, a analizar con sentido lógico la sentencia faraónica de la OMS: “declaró
solemnemente”, ¿la solemnidad era una muestra de certeza científica o una forma de dar
seriedad y rigor a una imposibilidad biológica? ¿Se puede acabar con una especie microscópica
que se distribuye por todos los continentes y afecta a todas las razas? Si esa imposibilidad fue
lograda por el hombre en 1980, ¿cómo no han podido acabar con los chinches, o con los
mosquitos tigre del delta del Ebro, o con los piojos que invaden a millones de nuestros hijos?
Todas estas especies son visibles al ojo humano y por tanto sería mucho más fácil su control
tanto en la reproducción como en la extinción de todos sus individuos. Aun así, sería una labor
imposible, se tendrían que dedicar todos los gobiernos del mundo al unísono y rebuscar en todos
los rincones del mundo mundial y, además, en todos los rincones anatómicos de todos los
habitantes del planeta. La solemnidad de la declaración de la OMS es una farsa más al servicio
de la doctrina paranoica que ha llegado a convencer a mucha gente, incluido el Dr. González,
pero que no resiste un análisis llevado a cabo con un poco de sentido común.
37 Este médico que escribe nació a mitad de los años cincuenta; ya no había hambruna en
España pero no había llegado la calefacción actual. A la edad de siete u ocho años ya había
padecido varios cuadros de amigdalitis aguda que hubieran sido catalogados de difteria diez
años antes. Afortunadamente para mí y para mis numerosos compañeros que habían padecido
cuadros de amígdalas agudas, estos cuadros ya no eran nombrados como difteria sino como
amigdalitis; y, además, ya no eran tratados con los peligrosos sueros antidiftéricos sino con
antibióticos y extracción. Ese cambio de nombre y de tratamiento del cuadro de unas anginas
inflamadas, posiblemente me salvó la vida a mí y a muchísimos más españoles de mi
generación.
38 Se utilizan dos test: el ELEK para distinguir la bacteria que se considera capaz de segregar la
toxina que produce la difteria de otras denominadas “difteroides”, y la PCR que detecta la
presencia del gen de la toxina y es el que se considera definitivo. Sin embargo, los propios
documentos oficiales de los protocolos de actuación ante casos de difteria reconocen su falta de
fiabilidad. Así, el Protocolo de Vigilancia de Difteria elaborado por la Red Nacional de Vigilancia
Epidemiológica dice en la página 106 sobre la PCR aplicada a la Difteria: “Sin embargo no
demuestra si la cepa expresa la toxina diftérica por lo que sus resultados deben ser interpretados
con cautela ya que algunos aislamientos de las especies toxigénicas de Corynebacterium poseen
el gen de la toxina pero biológicamente no la expresan”. Documento completo en Internet:
http://www.isciii.es/ISCIII/es/contenidos/fd-servicios-cientifico-tecnicos/fd-vigilancias-
alertas/PROTOCOLOS_RENAVE.pdf. El asunto es mucho más grave cuando se sabe algo
desconcertante: que además de las diftéricas existen otras bacterias capaces de producir la
toxina de la difteria, como la C. Ulcerans y la C. Pseudotuberculosis (A EFSTRATIOU, RC
GEORGE “Laboratory guidelines for the diagnosis of infections caused by Corynebacterium
diphtheriae and C. Ulcerans”. Commun Dis Public Health 1999: 2: 250-7;
https://www.gov.uk/government/uploads/system/uploads/attachment_data/file/355490/guides_coryne.pdf
39 El Dr. González, en su libro en defensa de las vacunas, también confiesa que esta historia de
Alaska le impresionó en la infancia, tanto, que nos la vuelve a contar por si hubiese alguien que
no la conociera. Esa historia y sus diversas versiones cinematográficas impresionó a todo el
mundo, todos nos quedamos asombrados del valor y el sacrificio de los salvadores que llevaban
el suero y finalmente nos relajamos cuando vimos que la gente, por la acción del suero se
curaban, y todos quedamos convencidos de la bondad de los sueros, de las vacunas y de la
ciencia médica que nos protegía de los gérmenes. Pero ahora el lector tiene información para
saber que en aquel tiempo (1924) faltaban más de 70 años para que apareciera el test que
permitiría diferenciar, sin ninguna duda, unas anginas con fiebre no diftéricas de otras diftéricas,
entonces, ¿cómo sabían que era una epidemia de difteria? Las amigdalitis son frecuentes en
invierno, ¿por qué alguien decidió, ese año de 1924, que las anginas de ese invierno iban a ser
diftéricas? ¿Por qué se radió a todo el mundo explicando lo terrible que era la difteria y lo buenos
que eran los sueros si no se podía saber si era difteria? Faltaban más de 80 años para que
apareciera el test de la verdad, y no existía forma objetiva o científica de saberlo.
Pero si informamos al lector que en el año anterior, 1923, se había creado en la Fundación
Pasteur la segunda generación de sueros antidiftéricos que son, más o menos, los que se han
mantenido en el mercado hasta ahora, quizá con esta información comprenda con mayor
facilidad, lo oportuna que fue esta historia impresionante y transmitida a todo el mundo para los
intereses comerciales de la industria de los sueros que multiplicó la producción y la venta por
todo el mundo. Pero toda esa historia, las que les siguieron, la cantidad de películas que nos han
convencido de la realidad paranoica, eran historias que no eran verdad. Como símbolo de la
poca verdad de esas historias ha quedado el monumento al perro guía de esa expedición
salvadora erigido en el Hide Park de Nueva York. El Dr. González nos cuenta que el perrito que
está allí representado no es el verdadero, está suplantado por otro; hasta el recuerdo escultórico
es una historia impresionante y emotiva, pero que no es verdad.
40 Los cuadros, por ejemplo, de la terrible tos ferina que habían sido frecuentes en las
posguerras europeas, a partir de los años cincuenta, se empezaron a llamar “bronquitis agudas”,
“bronquiolitis del lactante”, “bronquitis asmática”, “traqueitis aguda”… Estos cuadros son tratados
por la medicina moderna con antibióticos, broncodilatadores y oxígeno con relativa facilidad, pero
en los años cuarenta eran mortales y se atribuían al microbio pasteurella pertusis. Los cuadros
de cólera morbo histórico pasaron a llamarse: “gastroenteritis”, “colítis aguda”, “disentería” o
“diarrea coleriforme”, y desapareció el cólera. Las neumonías infecciosas por el neumococo
pasaron a llamarse “neumonías agudas”, “neumonías víricas”, “neumonías tóxicas”… Cambiaron
los terribles nombres históricos y desaparecieron las enfermedades infecciosas.
41 El Dr. González, digno representante de la oficialidad, mantiene en su libro esa ambigüedad:
Por una parte acusa al corinebacterium difteriae de producir la difteria, aunque luego dice que el
bacilo no la puede producir y que de hecho no la produce, para luego acabar diciendo que es la
toxina la finalmente responsable de la enfermedad. En la actualidad es ese tipo de enseñanza
ambigua la que se imparte en las facultades que mantiene una indefinición y una ambigüedad
que permite que las campañas de vacunación contra nuestros propios gérmenes continúe
impunemente.
42 En esta primera parte, como ya advertimos al lector, sólo nos hemos referido a los avances
médicos y las teorías médicas oficiales. A los acontecimientos tal y como nos los han narrado la
prensa, la política y la ciencia del sistema oficial. No hemos hablado de los científicos disidentes
del sistema que naturalmente han existido, eso sí, al margen del sistema y fuera de los círculos
académicos oficiales y alejados del mundo mediático. Estos científicos y sus puntos de vista
totalmente alejados de la paranoia de vivir, serán expuestos en la segunda parte por mi
compañero y amigo Jesús García Blanca.
43 ROBBINS, Stanley y ANGELL, Marcia. Patología básica. Interamericana, 1979.
44 Desde las primeras críticas realizadas por Duesberg, el cuestionamiento de la versión oficial
del SIDA ha crecido exponencialmente profundizando en sus múltiples facetas: científica, médica,
socio-política, económica, mediática... En estos momentos, miles de científicos y médicos de
todo el mundo han firmado la declaración inicial pidiendo una reevaluación de la teoría viral, y se
ha presentado evidencia para cuestionar todas las afirmaciones oficiales relacionadas con el
SIDA así como para razonar que no se trata de un problema científico-médico, sino de un
montaje que debe resolverse en el terreno socio-político e incluso criminal.
Libro pionero en España cuestionando la teoría viral del SIDA: SIDA: Juicio a un virus inocente.
Costa Vercher, E. Mandala, 1994.
Análisis reciente abarcando todos los aspectos del Montaje SIDA: La Sanidad contra la Salud.
García Blanca, J. Ediciones i, 2015.
45 http://www.enfermedades-raras.org/index.php.
46 http://www.ine.es/inebmenu/mnu_salud.htm.
47 Esta es una ocasión más donde se demuestra que la prensa no está de parte de los
ciudadanos y que colabora con el sistema, tanto cuando habla como cuando guarda silencio;
porque, ¿cómo es posible que este problema de las enfermedades raras no haya estado nunca
en los debates públicos? Con ese volumen de población implicada, ¿cómo es posible que no
hayan ocupado ninguna primera página ni portada? ¿Piensan acaso los de la prensa que este
fenómeno es una nimiedad?
48 Si toda esa fantasía fuera tan fácil de conseguir como afirma la publicidad y la prensa, en lo
primero que habría que pensar al “encargar a un niño” a la probeta, sería que volviese a
recuperar la capacidad natural de tener hijos como podían hacer sus padres. Pero esa elección
volvería a hacer desaparecer los centros de fertilización artificial por lo que, seguramente, esa
petición no estará incluida en la carta.
49 Para evitar discusiones sobre el significado del Tao y su equivalencia al concepto cristiano de
Dios, nos ayudamos directamente del libro canónico del taoísmo Tao-te-King de Lao-Tzu que en
su capítulo XXV dice: “Hay ‘algo’ inherente y natural que existió antes que el Cielo y la Tierra. Es
inmóvil e insondable. Lo llena todo y nunca se extingue. Le podemos considerar Madre del
universo. No conozco su nombre porque es inefable. Pero me veo forzado a darle un nombre y
por eso le llamo Tao, el que trasciende todas las cosas…”. Nosotros pensamos que si Eso no es
Dios, se parece mucho a lo que se puede entender por tal nombre.
50 Sou Wen Nei King. Capítulo primero.
Dr. Enrique Costa Vercher - Jesús García Blanca
51 Los datos para este apartado, incluida la cita de Darwin, se han extraído de varios artículos
del Profesor Máximo Sandín recogidos en Pensando la Evolución, pensando la vida (ver sección
Para seguir la pista).
52 DAWKINS, Richard. El gen egoísta. Salvat Editores, 2014.
53 BASSLER, Bonnie. El lenguaje secreto de las bacterias. Conferencia dictada en el TED 2008:
http://www.ted.com/talks/bonnie_bassler_on_how_bacteria_communicate?language=es
54 SANTOS LEAL, Emilio. “Los microorganismos de nuestro cuerpo. Formas que tienen de
ayudarnos”. En Microbiótica, Madrid, ediciones i, 2014.
55 Citado por SANDIN, M. “Los ciegos y el elefante”. Noviembre 2000, GEAM, 2. Facultad de
Biología, Universidad Autónoma de Madrid:
http://www.uam.es/personal_pdi/ciencias/msandin/ciegos.html
56 Ya citado: Pensando la evolución, pensando la vida.
57 AAGAARD, K. y equipo. “The placenta habors a unique microbiome”. Science Translational
Medicine, 21 May 2014: Vol. 6, Issue 237, pp. 237ra65.
58 FUNKHOUSER, L. J. Y BORDENSTEIN, S. R. “Mom Knows Best: The Universality of
Maternal Microbial Transmisión”. PLoS Biol 11(8): e1001631:
http://journals.plos.org/plosbiology/article?id=10.1371/journal.pbio.1001631
59 CABRERA-RUBIO, R. y equipo. “The human milk microbiome changes over lactation and is
shaped by maternal weight and mode of delivery”. Am J Clin Nutr September 2012 vol. 96 no.
3 544-551: http://ajcn.nutrition.org/content/96/3/544.full.
60 SONG, S. J., DOMINGUEZ-BELLO, M. G., & KNIGHT, R. “How delivery mode and feeding
can shape the bacterial community in the infant gut”. Canadian Medical Association Journal,
185(5), 373-374, 2013.
61 http://www.cam.ac.uk/research/news/better-hygiene-in-wealthy-nations-may-increase-
alzheimers-risk
62 LYNCH, S. V. y equipo. “Effects of early-life exposure to allergens and bacteria on recurrent
wheeze and atopy in urban children”. The Journal of Allergy and Clinical Immunology, Sep. 2014.
Volume 134, Issue 3, Pages 593–601.e12.
63 https://ultimallamadamanifiesto.wordpress.com/el-manifiesto/.
64 VERNADSKY, Vladimir. La biosfera. Fundación Argentaria-Visor Dis, 1997
65 En su libro ¿Qué es la vida? (ver sección Para seguir la pista).
66 MARGULIS, Lynn. Origin of eukariotic cells. New Aven, Yale University Press, 1970;
MARGULIS, L. “Serial endosymbiotic theory. Undilopodia, mitosis and their microtubulic Systems
preceded mitochondria”, en Endocytobiosis and Cell, 5, 1988, pp. 133-162.
67 Datos sobre la investigación de las mitocondrias en el primer cuarto de siglo extraídos del libro
de Wallin: Symbionticism and the origin of species, Baltimore, Williams & Wilkins Company, 1927:
https://archive.org/details/symbionticismori00wall.
68 KREMER, H. The silent revolution in cancer and AIDS medicine. New fundamental insights
into the real causes of illness and death confirm the effectiveness of biological compensation
therapy. Xlibris Corporation, 2001.
69 WARBURG, O. Wasserstoffübertragende Fermente, Verlag Werner Sänger, Berlin, 1948;
Warburg, O., “On respiratory impairment in cancer cells”. Science, 1956. 124: p. 269; WARBURG,
O. “On the Origin of Cancer Cells”. Science, 24 February 1956, Volume 123, Number 3191;
WARBURG, O. Oxygen, The Creator of Differentiation, Biochemical Energetics, Academic Press,
New York, 1966.
70 En estos momentos hay una lista creciente que ya incluye 200 enfermedades sistémicas,
miopatías, encefalopatías, diabetes, afecciones cardíacas, esclerosis múltiple, cáncer, trastornos
similares al Alzheimer y el Parkinson y numerosas enfermedades geriátricas debidas a los daños
producidos en el genoma mitocondrial (WALLACE, D. C. “Mitocondrial diseases in man and
mouse”. Science, 283:1482-1488; JOHNS, D. R. “The other human genome: Mitochondrial DNA
and disease. Mutations in mitochondrial genes are increasingly implicated in human disease”.
Nature Medicine, 2: 1065-1068.
71 GÉRVAS, J. “La resistencia a los antibióticos, un problema de salud pública”. Economía y
Salud, 35, junio 1999: http://www.aes.es/Publicaciones/eco_sal_35.pdf
72 O´SHEA, T. “The Post-Antibiotic Age: Germ Theory”:
http://www.life-enthusiast.com/post-antibiotic-age-germ-theory-a-67.html.
73 B. MURRAY, M.D., “Multiple Antibiotic Resistant pathogenic Bacteria”, New England Journal of
Medicine, vol. 330, 17, 28 de abril 1994, p. 1247.
74 Red del Tercer Mundo, 162, 9 de mayo, 2014: “OMS da nueva voz de alarma ante la
resistencia a los antibióticos”: http://agendaglobal.redtercermundo.org.uy/2014/05/08/oms-da-
nueva-voz-de-alarma-ante-la-resistencia-a-los-antibioticos/.
Dr. Enrique Costa Vercher - Jesús García Blanca
75 “Promoción del uso racional de medicamentos: componentes centrales”. OMS, Ginebra,
septiembre 2002: http://apps.who.int/medicinedocs/pdf/s4874s/s4874s.pdf.
76 L. BORDEAU, Recherches sur le tisú muqueux ou l´organ cellulaire, París, 1767; F.
BUTTERSACK, Latente Erkrankungen des Grundgewebes, insbesonders der serosen Haute.
Stuttgart, 1912; H. EPPINGER, Die Permeabilitatspathologie als Leeré vom Krankheitsbeginn,
Verlag Springer, Viena, 1949; O. HERTWIG, Entwicklung des mittleren Keimblattes der
Wirbeltiere, Jena, 1881-82; W. MOLLENDORF, Lehrbuch der Histologie und mikrosk. Anatomie
des Menschen, Verlag Fischer, Dena, 1943. ZISCHKA-KONO, W. THUMB, N. El sistema básico
de Pischinger:
http://www.terapianeural.com/index.php?option=com_content&task=view&id=43&Itemid=26.
GUYTON, A. C.; HALL, J. E. Textbook of Medical Physiology. Barcelona: Elsevier/GEA,
Consultoría Editorial, 2011.
77 Los datos relativos a René Quinton se han extraído del libro El plasma de Quinton (ver
sección Para seguir la pista).
78 Ver sección Para seguir la pista.
79 http://www.unmundodebrotes.com/2013/04/agua-de-mar-entrevista-a-la-dra-maria-teresa-ilari/.
80 MARKS, J. “The Construction of Mendel’s Laws”, Evolutionary Anthropology, 17: 250-253,
2008; DI TROCCHIO. F. “Mendel’s experiments: a reinterpretation”. Journal of the History of
Biology, 24, 1991, pp. 485-519.
81 HO, M-W. Ingeniería genética ¿sueño o pesadilla? Gedisa, 2009.
82 ARANDA-ANZALDO, A. “The gene as the unit of selection: a case of evolutive delusión”,
Ludus Vitalis, 5, 9 , 1997, pp. 91-120; DE DUVE, Ch. “El origen de las células eucariotas”,
Investigación y ciencia, junio de 1996; FRIEDMAN, T. “Problemas de la terapia génica”,
Investigación y ciencia, agosto de 1997; MORENO MUÑOZ, M. “La determinación genética del
comportamiento humano. Una revisión crítica desde la filosofía y la genética de la conducta”,
Gazeta de antropología, 11, 1995, pp. 46-58; REGAL, Ph. J. “Metaphysics in genetic engineering:
crytic phylosophy and ideology in the “science” of risk assessment”, en Coping with Deliberate
Release: The limits of Risk. International Centre for Human and Public Affairs, Tilburg/Buenos
Aires, 1996; SANDÍN, M. Lamarck y los mensajeros. La función de los virus en la Evolución,
Istmo, Madrid, 1995; SANDÍN, M. “Teoría sintética: crisis y revolución”, Arbor, 623-624, pp. 269-
303; SANDÍN, M. “La función de los virus en la evolución”, Boletín de la Real Sociedad Española
de Historia Natural (Actas), 95, 1998, pp. 17-22; TORRES, J. M. “The importance of
microevolutionary tenets in the debate on germ-line human gene therapy. A research in
contemporary bioethics”, Ludus Vitalis, 2, 3, 1994, pp. 137-149; VICEDO, M. Arbor; 566, 1993,
pp. 41-58.
83 Página web oficial del Proyecto ENCODE: http://www.genome.gov/encode/
84 HO, M-W. Living Rainbow H2O, Singapore; River Edge, NJ: World Scientific, 2012. The
Rainbow and the Worm, the Physics of Organisms, Singapore; River Edge, NJ: World Scientific,
1998. Living with the fluid genome, London, UK: Institute of Science in Society; Penang, Malaysia:
Third World Network, 2003.
85 http://www.madrimasd.org/blogs/biologia_pensamiento/2010/01/11/130900.
86 https://www.heartmath.org/
87 MARQUIER, Annie. El maestro del corazón. Luciérnaga, 2010.
88 WILLIAMS, S. “Gut Reaction: The Vibrant Ecosystem Inside the Human Gut Does More than
Digest Food”, Howard Huges Medical Institute Bulletin, 14-17, August 2010; NEWGREEN, D. y
YOUNG H. M. “Enteric Nervous System: Development and Developmental Disturbances”.
Pediatric and Developmental Pathology, 5, 224–247, 2002; GOYAL, R. K. y HIRANO, I. “The
Enteric Nervous System”. N Engl J Med 1996; 334:1106-1115 April 25, 1996:
http://www.anaesthetist.com/anaes/patient/ans/Findex.htm#ens; htm;
http://www.psyking.net/id36.htm.
89 GERSHON, M. The second brain: the scientific basis of gut instinct & a groundbreaking new
understanding of nervous disorders of the stomach & intest. Harper Perennial, 1999.
90 FRANK, D. N. “Gastrointestinal microbiology enters the metagenomics era”. Curr Opin
Gastroenterol. 2008 Jan;24(1):4-10.
91 Enciclopedia Británica (http://global.britannica.com/EBchecked/topic/283636/immune-system).
92 BIANCONI, E. y equipo. “An estimation of the number of cells in the human body”. Ann Hum
Biol. 2013 Nov-Dec;40(6):463-71.
93 Gran parte de lo expuesto en este apartado se apoya en el libro del Dr. Kremer ya citado y en
las investigaciones que llevó a cabo entre 1995 y 1999 el Grupo de Estudio sobre Inmunidad y
Nutrición dirigido por el Dr. Alfred Hässig, especialista en Microbiología y profesor emérito de
Inmunología en la Universidad de Berna (Suiza) además de consejero de la Organización
Mundial de la Salud (OMS), del Consejo de Europa y de la Liga de Organizaciones de la Cruz
Roja.
HÄSSIG, A.; KREMER, H.; LIANG, W.-X. y K. STAMPFI: «Pathogenesis of inmune suppression in
hypercatabolic diseases. AIDS, septicaemia, toxic schock syndrome and protein calorie
malnutrition». Continuum, 6, vol. 4, 1997 (http://www.virusmyth.com/aids/hiv/ahpathogen.htm);
HASSIG, LIANG WEN-XI AND K. STAMPFLI “Stress-induced suppression of the cellular immune
reactions. A contribution on the neuroendocrine control of the immune system”. Medical
Hypothesis (1996) 46: 551-555 (http://www.virusmyth.com/aids/hiv/ahstress.htm).
94 Junto con el ya citado libro del Dr. Kremer, los datos para este apartado se han extraído de:
FICHTER, M. y equipo. “Breast milk contains relevant neurotrophic factors and cytokines for
enteric nervous system development”. Mol Nutr Food Res. 2011 Oct;55(10):1592-6;
https://www.youtube.com/watch?v=zDMyXAgUSPA (Entrevista en el programa Redes con la
psicoanalista Sue Gerhardt, autora del libro El amor maternal: la influencia del afecto en el
desarrollo mental y emocional del bebé (Editorial Albesa, 2004); https://www.youtube.com/watch?
v=Kb_4DSrmdZQ (Documental “Recuperando el paradigma original”, del neonatólogo Nils
Bergman.
95 ¿Por qué dura nueve meses el embarazo humano? http://www.sinapsit.com/por-que-dura-9-
meses-el-embarazo-humano/
96 MERIEN, Desiré: Los fundamentos de la higiene vital. Palma de Mallorca, Puertas abiertas a
la nueva era, 1993. LANDABURU, Eneko. ¡Cuídate compa! Manual para la autogestión de la
salud. Tafalla, Txalaparta, 2006.
97 http://www.sumendi.org/
98 GARCÍA BLANCA, J. La Sanidad contra la salud. Una mirada global para la autogestión.
Madrid, ediciones i, 2014.
99 REICH, Wilhelm. The bion experiments on the origin of life. Farrar, Straus and Giroux, 1979.
Ver también la sección Para seguir la pista.
100 Los datos para este apartado se han extraído de Mambretti, Giorgio y Séraphin, Jean. La
medicina patas arriba ¿Y si Hamer tuviera razón? Barcelona, Obelisco, 2009. Hamer, Ryke
Geerd. La génesis del cáncer. Asociación Stop al Cáncer, Chambéry, Francia, 1991.
101 El punto de partida de los descubrimientos de Hamer fue la muerte violenta y repentina de su
hijo Dirk poco después de recibir un disparo. Tanto Hamer como su mujer desarrollaron tumores y
esto lo llevó a buscar una posible relación que efectivamente acabó encontrando.
Dr. Enrique Costa Vercher - Jesús García Blanca
Dr. Enrique Costa Vercher - Jesús García Blanca
102 El desgraciado caso Olot se ha convertido en impulsor de un debate latente que niegan las
élites de los organismos oficiales y que pretenden callar al precio que sea. El 4 de junio, ya se
produjeron unas declaraciones del Conseller de Salut de la Generalitat, Boi Ruiz mostrándose
partidario de una vacunación “responsable y obligatoria”, contradicción que no logramos
interpretar ya que ¿cómo puede alguien hacerse responsable de hacer algo a lo que se le obliga
por ley? Pero el fallecimiento del chico intensificaría aún más las reacciones contra los
erróneamente denominados “antivacunas”. Por una parte asistimos al vergonzoso espectáculo
que supone que un medio de comunicación público tenga que pedir perdón por ofrecer
información plural; nos referimos al defensor del espectador de TVE que pidió disculpas por “dar
cobertura a los antivacunas”. Por otro lado, está el peligro de los médicos disidentes: el
presidente del Colegio de Médicos de Barcelona aseguraba que “aquel médico que sin una razón
clínica no indica una vacunación sistemática está incurriendo en mala práctica” ya que estaría
incumpliendo el Código Deontológico de la profesión y se le podría retirar la licencia en caso de
reincidencia. Como es habitual, estas y otras declaraciones, propuestas y exigencias de castigo
en la plaza pública y obligatoriedad de inocular a nuestros hijos asumen como verdadera y
probada la Teoría Microbiana. Ni por lo más remoto se la cuestionan como venimos haciendo
nosotros. Y es que, si se admitiera esa posibilidad, si se avanzara abiertamente en esa
investigación y se pusiera en evidencia el error, entonces resultaría que quienes están
incumpliendo el Código Deontológico son precisamente todos los que aconsejan las vacunas y
contribuyen de un modo u otro a mantener su mito en la sociedad.
103 Según denuncia Peter Gøtzsche, director y profesor en el prestigioso Nordic Cochrane
Center, los fármacos son también la tercera causa de enfermedad y muerte en el mundo tras las
enfermedades cardiovasculares y el cáncer. En su reciente libro Medicamentos que matan y
crimen organizado (esta última expresión se refiere a la industria farmacéutica) cifra en 200.000
los muertos anuales por fármacos en Estados Unidos. En la introducción a la edición española, el
farmacólogo Joan Ramón Laporte calcula que la cifra para Europa es de 197.000 personas.
104 A raíz del caso de Olot, se ha producido una auténtica avalancha de peticiones para hacer
obligatorias por ley las vacunas. Desde los responsables de Colegios Médicos hasta las
personas de a pie comentando en las redes sociales, pasando por ciertos blogs de fanáticos
científicos que piden que el gobierno emule al gobernador de California —donde acaba de
aprobarse una ley para exigir las vacunas a los niños desde el Jardín de Infancia— o al
australiano —que ha establecido ventajas fiscales para los padres que vacunen, comprando así
el derecho de consentimiento informado de sus ciudadanos. La propuesta no es en modo alguno
original: ya en 1850 se aprobaron leyes de vacunación obligatoria en Estados Unidos que se
equiparaban con las de esterilización eugenésica obligatoria y que sirvieron para reforzar el
movimiento crítico contra las vacunas.
105 A pesar de lo que parece sugerir su título, el libro En defensa de las vacunas, de Carlos
González —al que ya hemos aludido— no organiza su contenido como un alegato en favor de las
vacunas, sino más bien contra los “antivacunas”, centrándose concretamente en responder a dos
libros: Los peligros de las vacunas, de Xavier Uriarte (Ática, Barcelona, 2002) y Vacunaciones
sistemáticas en cuestión, de Juan Manuel Marín Olmos (Icaria, Barcelona, 2005). Podríamos
decir que todo su libro se basa en tres elementos claves que le permiten desarrollar su
argumentación: (1) asume la Teoría Microbiana: a lo largo del libro no se discute en absoluto, no
se demuestra, no se analiza, ni siquiera se expone formalmente para explicar en qué se basan
las vacunas; simplemente se da por sabida, demostrada y aceptada; (2) obvia las relaciones de
poder falseando así todo el contexto en el que se desarrolla cualquier fenómeno social, y (3)
construye una etiqueta “antivacunas” a la medida de sus argumentos y en la que entran médicos
“equivocados” y padres “muy informados pero muy mal informados” que creen que todos los
médicos son idiotas o están comprados, que ocultan los peligros de las vacunas para ganar
dinero... una caricatura tan evidente que se desarma por sí misma, como la trampa de
contraponer la “mala información” obtenida de Internet a las revistas “serias”, como si esas no
estuviesen también en Internet. Por supuesto no falta el tan querido por los adalides de la ciencia
moderna adjetivo descalificativo “conspiranoico”, y es que algunos parecen vivir en un mundo
maravilloso en el que no hay opresores y oprimidos, las multinacionales son benefactoras de la
humanidad y los científicos seres luminosos elevados por encima de las miserias humanas.
106 Sin ir más lejos, Carlos González utiliza el siguiente argumento para convencernos de la
bondad de vacunar en edades tan tempranas: “Cientos de científicos de decenas de países, con
años de experiencia, tras leer los resultados de cientos de estudios científicos, han llegado a la
conclusión de que la mejor edad para vacunar son los 2 meses”. Está claro que tantos científicos,
de tantos países con tantos años de experiencia y tras la lectura de tantos estudios ¡no pueden
estar equivocados!
107 RODRÍGUEZ OCAÑA, Esteban. Por la salud de las naciones. Higiene, microbiología y
medicina social, Madrid, Akal, 1992.
108 SENDRAIL, Marcel. Historia Cultural de la Enfermedad. Las enfermedades contribuyen a la
definición de una cultura. Cada siglo tiene un estilo patológico propio. Espasa-Calpe, 1983.
109 La Dra. Suzanne Humphries explica con todo detalle y documenta con rigor y profusión de
datos esta relación, aplicándola a la historia de las vacunaciones en su libro Dissolving Illusions.
Disease, Vaccines and the Forgotten History, 2013: http://vaksini.eu/Dissolving__Illusions.html.
110 No está de más comentar que la famosa Enciclopedia Británica publicó su última edición
“libre” entre 1875 y 1890, ya que a partir de entonces fue comprada por la Standard Oil
Company, propiedad de la familia Rockefeller, que por esos años comenzaba a desplazar su
radio de acción del petróleo a los medicamentos, estableciendo lazos con su homólogo en
Europa, IG Farben, cuyos dirigentes fueron juzgados en Núremberg por crímenes contra la
humanidad. http://www.reformation.org/britannica.html.
111 HUME, Ethel Douglas. Béchamp or Pasteur? A lost chapter in the History of Biology, 1923;
PEARSON, R.B. Pasteur: Plagiarist, Impostor. The Germ Theory Exploded, 1942. Reeditados por
Bechamp.org en 2006: http://www.mnwelldir.org/docs/history/biographies/Bechamp-or-
Pasteur.pdf. GEISON, Gerald L. The private science of Louis Pasteur. Princeton University Press,
1995. Dos capítulos claves disponibles en la red:
http://www.mini4stroke.tweakdsl.nl/Histmedsc/Geison.pdf
112 https://en.wikipedia.org/wiki/Koch%27s_postulates
113 Más detalles y referencias sobre Pleomorfismo en la sección Para seguir la pista.
Dr. Enrique Costa Vercher - Jesús García Blanca
114 http://vacunasaep.org/profesionales/fichas-tecnicas-vacunas/resultados?diseases=31
115 A nadie se le escapa la obviedad de que los fabricantes no estén interesados en indagar
demasiado en los problemas, peligros y falta de efectividad de sus productos. A título de ejemplo,
una revisión de la prestigiosa Colaboración Cochrane de la triple vírica (MMR) concluía que “el
diseño y la información sobre eventos de seguridad en los estudios sobre la vacuna MMR, tanto
pre- como post-ventas son totalmente inadecuados”. DEMICHELI V, RIVETTI A, DEBALINI
MG, Di PIETRANTONJ C. Cochrane Database Syst Rev. 2012 Feb 15; 2:CD004407.
http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/22336803.
116 El Tribunal Supremo de los Estados Unidos parece compartir nuestra opinión sobre la
peligrosidad de las vacunas: en uno de sus pronunciamientos —que puede leerse íntegramente
en este enlace: https://www.law.cornell.edu/supct/html/09-152.ZD.html— dice: “las vacunas son
inevitablemente inseguras”. En todo caso, como sin duda habrá observado el lector, no hemos
querido centrar nuestro análisis crítico de las vacunas en este aspecto especialmente llamativo,
pero que no deja de ser una consecuencia más de la cuestión clave que descalifica las vacunas:
su falta de sentido biológico. El lector interesado puede ampliar información en la sección Para
seguir la pista.
117 Alan G. PHILLIPS, “Dispelling Vaccinations myths: an introduction to the contradictory
between medical science and Inmunization policy”, 2007 (www.vaccinerights.com).
118 http://www.concienciadeser.es/Vacunas/Disipando_mitos_vacunacion.html.
119 WILSON ET AL. (2011) “Adverse events following 12 and 18 month vaccinations: a
population-based, self-controlled case series analysis”. PLoS One 6:e27897
120 A partir de documentos citados en la sección Para seguir la pista.
121 http://vactruth.com/2009/07/21/dr-andrew-moulden-interview-what-you-were-never-told-
about-vaccines/.
122 http://vacunasaep.org/sites/vacunasaep.org/files/CalVacAEP_2015_PRINCIPAL_tabla.pdf
123 Carlos González se sorprende en su libro de que algunas personas consideren una
contradicción su posición respecto a las vacunas y su defensa de la lactancia materna y la
crianza con apego, y explica que él simplemente defiende todas esas cosas porque las
recomienda la OMS. Pues bien, nosotros sí creemos que existe tal contradicción. Puesto que
nuestro criterio no se basa en los dictados de una institución demostradamente corrupta, sino en
la coherencia con una determinada concepción de la salud y de la vida. Por eso nos parece una
contradicción estar a favor de la lactancia natural y el apego —lo que supone respetar los ritmos
de la Naturaleza y reconocer su capacidad para favorecer el desarrollo saludable y armónico de
la nueva vida— y al mismo tiempo defender la introducción de sustancias extrañas y tóxicas en
un bebé durante el período más sensible de su desarrollo, saltándonos a la torera los ritmos
establecidos por la Naturaleza. Siguiendo su línea de argumentación es más que probable que
González se muestre de acuerdo con el pediatra estadounidense Paul Offit, creador de la vacuna
Rotateq —691 millones de dólares vendidos en 2013— y que afirmó sin despeinarse que los
bebés sanos podrían recibir hasta 100.000 vacunas en un solo pinchazo —eso sí, posteriormente
corrigió su afirmación y cambió la cifra a 10.000. La publicación original puede verse en el
siguiente enlace: http://www.whale.to/vaccine/Offit%20June%202006.pdf.
124 Los resultados de una encuesta on line realizada el 5 de junio por el diario La Vanguardia, no
pueden ser más rotundas: de 3.738 respuestas a la pregunta ¿Cree que la vacunación infantil
debe ser obligatoria por ley? un 86% fueron favorables a la obligatoriedad, un 12% se mostraron
en contra y un 2% no se definió. No obstante, hemos podido leer en una de esas miles de
revistas con refrendo oficial en la que se ha analizado el impacto de la información crítica sobre
vacunas que “acceder a una web crítica con las vacunas entre cinco y diez minutos incrementa la
percepción de riesgo de la vacunación y disminuye la percepción de riesgo de no vacunarse así
como la intención de hacerlo”. Resulta verdaderamente sorprendente que cinco minutos en la red
le basten a un ciudadano medio para contrarrestar la abrumadora información provacunas que
inunda la sociedad. BETSCH C, RENKEWITZ F, BETSCH T, ULSHÖFER C. “The influence of
vaccine-critical websites on perceiving vaccination risks”. J Health Psychol. 2010 Apr;15(3):446-
55. http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/20348365.
125 Que sepamos, la única vez que se ha hecho uso de esta medida excepcional fue en 2010,
cuando un juez ordenó la vacunación forzosa de 35 niños tras producirse un “brote” de
sarampión con medio centenar de casos en el barrio del Albaycín, Granada. Hasta donde
sabemos, una parte de esos niños continúa sin vacunar a día de hoy ya que sus padres se
niegan a cumplir la orden. Este caso contrasta con otro producido dos años después en un barrio
marginal de Sevilla: a pesar de que la cifra de casos fue muy superior —1759 casos— no se
tomó ninguna medida judicial. La diferencia: mientras que el caso de Sevilla se atribuye a motivos
de “marginalidad social”, en el caso de Granada se trataba de padres que habían tomado la
decisión consciente de no vacunar —lo que la administración denomina “motivos ideológicos”.
126 Una publicación de 2012 en la revista Immunity recoge la perplejidad de los investigadores al
comprobar que por una parte “ratones infectados con el virus VSV (vesicular stomatitis virus)
pueden sufrir una invasión fatal de su sistema nervioso incluso cuando poseen altas
concentraciones de anticuerpos contra el VSV en su sistema” y sin embargo observando la
infección por VSV en ratones con linfocitos B que no podían producir anticuerpos, los ratones
sobrevivían mediante mecanismos bioquímicos que no precisaban anticuerpos. KHANNA, K.M.
and LEFRANC, L. “B Cells, Not Just for Antibody Anymore”; MOSEMAN, E. y equipo. “B Cell
Maintenance of Subcapsular Sinus Macrophages Protects against a Fatal Viral Infection
Independent of Adaptive Immunity”. Immunity 36, 415–426, March 23, 2012.
127 Referencia para citas de Nossal y Machaloni: “The Emperor´s New Virus?”. Commentary by
The Perth Group. 20th Sep 2011. pp. 45; Nota 19:
http://www.theperthgroup.com/OTHER/ENVCommentary.pdf
128 PREDKI, PF y cols. Human Antibodies, n° 14, 2005, p. 7-15.
129 DELARUE, Fernand: Salud e infección. Auge y decadencia de las vacunas. México DF,
Editorial Nueva Imagen, 1980. Más información y referencias en la sección Para seguir la pista.
130 En la sección Para seguir la pista encontrará el lector varios enlaces a páginas webs con
numerosas gráficas que documentan las manipulaciones, engaños y alteraciones que estamos
mencionando.
131 “Emancipaos de vuestra esclavitud mental; nadie excepto nosotros mismos puede liberar
nuestras mentes... ¿Durante cuánto tiempo seguirán matando a nuestros profetas mientras
miramos sin hacer nada? ¿Me ayudarás a cantar estas canciones de libertad? Canciones de
redención, canciones de redención...”
132 Estos criterios, como no podía ser de otro modo en una medicina contaminada por la
industria, se basan exclusivamente en lo que denominan “eficiencia”, es decir, la capacidad de
cualquier producto o técnica para conseguir los objetivos que se propone con el mínimo coste —
tanto en dinero como en peligrosidad y efectos indeseados, que a la postre terminan
traduciéndose también en dinero. De este modo, cada vez que alguien alude a un producto
natural o terapia alternativa, se le exigen inmediatamente los correspondientes estudios que
demuestren su eficiencia, estudios que en la mayor parte de los casos no interesa hacer y que
cuando se hacen suelen descalificar las técnicas naturales por el simple motivo de que es como
medir agua con una regla. Ahora bien, ¿qué ocurre cuando aplicamos estos criterios a la
medicina farmacológica? Pues no tenemos necesidad de especular porque hay un proyecto
llamado Clinical Evidence, de la revista British Medical Journal, que lleva a cabo esos estudios de
forma periódica, con unos resultados absolutamente demoledores: el 89% de los tratamientos
empleados habitualmente no han conseguido demostrar su eficiencia. Esos son los resultados
que presenta un modelo médico que hace oídos sordos e incluso desprecia todo lo que considera
“alternativo”, “natural”, “tradicional” y en definitiva todo lo que no comulga con sus creencias.
Permítasenos conjeturar que si el exiguo 11% que sí parece haber demostrado eficiencia, se
evaluara por manos independientes de la industria el porcentaje descendería drásticamente,
quizá hasta casi desaparecer...
133 Aunque los autores de este estudio no consideramos que el puro beneficio económico sea la
principal motivación de quienes promueven las vacunas y tampoco el más importante motivo de
crítica, no somos tan ingenuos como para no tener en cuenta un negocio de estas
características: el informe más reciente que hemos podido consultar corresponde a las ventas de
2013 y desvela que el 90% del mercado de las vacunas lo controlan cinco laboratorios:
GlaxoSmithKline (con ingresos de 5.370 millones de dólares), Sanofi-Pasteur (5.111millones),
Pfizer (3.974 millones), Merck (con una cifra algo inferior) y Novartis (1.987 millones). El informe
calcula que estos cinco laboratorios venderán en 2018 32.600 millones de dólares en vacunas. Y
es que aunque las vacunas están consideradas un producto de bajo beneficio, hay que tener en
cuenta la cantidad abrumadora de “clientes”: virtualmente, todos los niños del planeta.
134 Para una exposición detallada de todos estos aspectos relacionados con las herramientas de
poder en el terreno de la salud-enfermedad y para bibliografía y referencias de la síntesis que
hacemos, recomendamos consultar La Sanidad contra la Salud (ver sección Para seguir la pista).
135 Recientemente, en un intercambio llevado a cabo en Internet en el blog de un médico sobre
nuestras diferentes concepciones de la medicina, nos hacía esta sorprendente y valerosa
confesión: “Yo no puedo prescindir fácilmente del lavado de cerebro que supuso seis años de
carrera de medicina, tres más de doctorado en biología celular, cuatro más de especialidad y
otros seis que empleé en dos másteres. Han sido casi veinte años alimentando paranoias y llevo
sólo siete intentando zafarme de ellas”. Sin comentarios.
136 Al menos tres de las seis revistas científico-médicas más prestigiosas han denunciado
públicamente este desagradable asunto: el New England Journal of Medicine considera
“habituales” la influencia de la industria en los médicos; el British Medical Journal desvela la
“participación de los patrocinadores en la formación de miles de médicos de cabecera”; y el
Journal of American Medical Association denuncia que “la profesión médica en todos sus
aspectos —clínico, educativo e investigador— ha sido inundada por una profunda influencia de la
industria médico-farmacéutica”. Más claro, agua. El lector puede ampliar información en la
sección Para seguir la pista.
137 http://www.dsalud.com/reportajes/los-pesticidas-mucho-mas-peligrosos-de-lo-que-se-
reconoce.
138 MATÍAS-GUIU, J. y GARCÍA-RAMOS, R. “Fraude y conductas inapropiadas en las
publicaciones científicas”. Neurología, Vol 25. Núm 01, Enero-Febrero 2010:
http://www.elsevier.es/es-revista-neurologia-295-articulo-fraude-conductas-inapropiadas-las-
publicaciones-13148433
Dr. Enrique Costa Vercher - Jesús García Blanca
Dr. Enrique Costa Vercher - Jesús García Blanca