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El sistema central de alarma sensibilizado

La sensibilización del cerebro y de la médula espinal se denomina Sensibilización central.

Cuando el dolor persiste a pesar de que los tejidos ya han sido reparados, es porque el cerebro está
siendo informado “erróneamente” de que el cuerpo está en peligro y hace que el dolor se siga
manteniendo e incluso aumente, este dolor, como no es realmente estructural, puede aparecer
después de la actividad, unas horas o incluso días después, cosa que no sucede cuando los tejidos
están lesionados.

Este incremento de la sensibilidad del sistema de alarma, reducirá la cantidad de movimiento que
pueda hacerse y el cerebro se volverá más protector y estará más vigilante frente a una amenaza. Por
supuesto, aquellos sucesos traumáticos recurrentes o múltiples podrían dar más motivos al cerebro
para que se vuelva más protector todavía del cuerpo.

Cuando el dolor persiste, el sistema de alarma de peligro se hace más sensible.

Sistemas de respuesta

Tenemos un potente y rápido sistema de respuesta, que nos permite afrontar situaciones de amenaza
y que nos ayuda a protegernos frente a ellas: es el sistema nervioso simpático dirigido por el cerebro,
que trabaja en respuesta a los estímulos sensoriales que le llegan de los tejidos, los ojos y oídos,
pensamientos, creencias, percepciones, estados de ánimo y recuerdos está diseñado como un
interruptor (on/off); se activa de forma inmediata y vuelve a su estado normal una vez la situación
estresante ha desaparecido. Todo esto lo hace a través de la liberación o no de adrenalina en el
cuerpo. La adrenalina normalmente no provoca dolor por sí misma, pero favoreciendo cambios
secundarios en el cuerpo y aumentando la sensibilidad del sistema de alarma, el dolor puede
aparecer. La inflamación crónica, la lesión nerviosa y un aumento en el número de sensores de
adrenalina, llevan a que la adrenalina pueda amplificar el mensaje de peligro y provocar dolor.

Mientras que la estimulación del sistema simpático provoca una liberación de energía, el
parasimpático está normalmente más interesado en disminuir el gastoenergético y conservar la
energía.

El dolor crónico y el estrés están asociados comúnmente con niveles persistentemente elevados de
adrenalina.
La respuesta endocrina
Junto con los sistemas simpático e inmune, el sistema endocrino es otra pieza clave en la respuesta
de estrés. Trabaja con el sistema simpático, pero sus efectos pueden durar semanas o meses en lugar
de minutos u horas.

Estímulos amenazantes, recuerdos y circunstancias hacen que el hipotálamo libere hormonas, que a
su vez hacen que la hipófisis libere otras hormonas en la sangre.

Una hormona clave es el cortisol.

Junto con la adrenalina, Reduce la velocidad de aquellos procesos del cuerpo que no son necesarios
para una protección inmediata y estimula los que sí lo son, con la intención de enfrentarnos a una
situación de lucha o huída.

Tanto si la amenaza implica un riesgo físico como psicológico, la emergencia incrementa la producción
de cortisol.

El incremento del cortisol se ha relacionado con retraso de la cicatrización, pérdida de la memoria,


depresión, desesperación y disminución del rendimiento físico.

La producción de cortisol varía durante el día con lo cual podemos explicar porque el dolor
inflamatorio aumenta durante la noche cuando el cortisol es más bajo.

El sistema inmune
Es también una pieza clave en el dolor, aunque éste es un descubrimiento bastante reciente.

El sistema inmune está menos activo en el dolor y el estrés de la vida diaria

El sistema inmune suelta unas sustancias, las citosinas que son proinflamatorias y que ayudan a
regular la inflamación pero cuando el dolor se mantiene en el tiempo produce una cantidad excesiva
de sustancias proinflamatorias que puede entorpecer la regenereración de los tejidos.

El sistema inmune, como otros sistemas, puede activarse, no sólo por fenómenos que ocurran en los
tejidos, sino también por la interpretación que hace el cerebro de los mismos.

Hay una serie de conductas y hábitos, que nos hacen sentir bien, que ayudan a modular el sistema
inmumne, con lo cual contribuyen a mejorar la situación del dolor.

Estrategias de movimiento

Hemos aprendido que el cerebro produce dolor para motivarte a escapar. El cerebro también
‘premia’ a los músculos para que te ayuden a hacerlo. Esto es fantástico a corto plazo, pues estás listo
para echar a correr o luchar, ‘premiando’ a tus músculos grandes y largos. Estos músculos son los
mejor preparados para este trabajo, ya que pueden producir una gran fuerza.

Cuando estos músculos están activos durante mucho tiempo, tienden a contraerse y acortarse y
entonces empiezan a sentirse ‘rígidos’

En ocasiones la actividad muscular no vuelve a la normalidad ni aunque finalmente el dolor haya


desaparecido.
El miedo o la anticipación al dolor pueden ser suficientes para impedir que los cambios que se han
producido vuelvan a la normalidad.

Los cambios motores hacen a largo plazo que te comportes de forma diferente, que tu postura sea
diferente, que te muevas de forma diferente y que incluso hables de forma diferente. Todo esto
tendrá consecuencias a largo plazo. Una vez que se han aprendido nuevos patrones motores, puede
ser muy difícil que vuelvan a la normalidad.

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