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RESUMEN DE LA TEORIA DE HOTELLING Y SU CRITICA

Como ya se sabe, La regla de Hotelling es una proposición que establece que la forma de
explotación social y económicamente más rentable para la extracción de un recurso no
renovable, es una por el cual el precio del recurso esté determinado por el ingreso neto
marginal de la venta de los recursos no renovables, aumentando conforme a la tasa de interés.

Este movimiento conservacionista estaba preocupado por la posible sobreexplotación de los


recursos naturales no renovables y pedía su regulación. Los recursos están siendo explotados
egoístamente a una tasa demasiado rápida, y que a consecuencia de su precio excesivamente
bajo están siendo producidos y consumidos inútilmente, ha dado lugar al movimiento de
conservación

Antes de la década de 1970, no se les dio la debida atención a las opiniones de Hotelling sobre
economía de los recursos no renovables. Esto fue porque cuando Hotelling postuló su
hipótesis, el énfasis de los medios era hacia temas como la Gran Depresión y la Segunda
Guerra Mundial.

Luego de algunos intentos, como crear la Comisión Paley o de artículos particulares, se llega a
la conclusión de que por falta de interés esta teoría quedo sepultada por muchas décadas,
agregando que sus teorías eran complejas para la época.

Sin embargo, después de la década de los 70 la atención de los economistas académicos


estuvo redirigido hacia un nuevo periodo de intensa preocupación publica por los recursos
naturales, por ejemplo,

En 1973, "La asignación de los recursos energéticos", fue publicada por William Nordhaus.
Pretendía resolver el problema de la utilización de diferentes fuentes de energía mediante la
aplicación del modelo de Hotelling. Nordhaus publicó también en el próximo año un análisis
crítico de Los límites del crecimiento en América

También se sumaron contribuciones de Robert Solow, Partha Dasgupta, Geoffrey Heal, Tjalling
Koopmans y Joseph Stiglitz al tema de los recursos no renovables.

Así retomamos La Regla de Hotelling, la cual aborda principalmente una cuestión básica del
propietario o agente involucrado en la explotación de los recursos no renovables: ¿Qué parte
del activo debería consumir ahora y cuánto debo guardar para el futuro? En otras palabras, el
agente tiene que elegir entre el valor actual del activo si se extrae y se vende y el futuro
aumento de valor del bien si se dejan sin explotar.

La existencia de un recurso no renovable, siendo un activo, tiene un valor de mercado que


regresa a su dueño en una cierta tasa. Esta tasa de retorno puede ser determinada por tres
componentes:

Flujo de producto generado por la unidad marginal del recurso, la Productividad Marginal o
tasa del dividendo;

Cambio en las características físicas de los activos en el tiempo

La velocidad a la que el valor de mercado del activo cambiará con el tiempo.

La igualdad de la tasa de retorno a la tasa de retorno de las inversiones alternativas (es decir, si
el rendimiento obtenido por la venta de los activos se invierte en otra parte) determina el
equilibrio del mercado de activos. Teniendo en cuenta un recurso no renovable, por ejemplo,
un yacimiento de petróleo en el suelo, lo que está sujeto a dos características: una, que tiene
un tamaño fijo que no se puede aumentar con el tiempo, y dos, el activo in-situ es
improductivo. Esto hace que el primer componente, productividad marginal, sea nula.
Suponiendo que la celebración de los activos in-situ no conducirá a su depreciación, aunque el
segundo componente se hace cero. El resto es la tasa de apreciación del valor del activo, que
es, por lo tanto, el único factor determinante de la tasa de rentabilidad de las acciones de
petróleo.

Luego de tomar cierta conciencia sobre la sobreexplotación de los recursos no renovables, los
movimientos conservacionistas Unidos tuvieron su impulso en el miedo de una inminente
escasez debido al imprudente y derrochador uso de los recursos naturales. Esto promovió la
búsqueda de una tasa óptima de explotación

Acorde a lo que escribe Hotelling, el método que comúnmente es utilizado para detener la
devastación de los recursos naturales no renovables o renovables con dificultad y en largo
tiempo es prohibir la producción en ciertos momentos y ciertas regiones o reducir la
producción insistiendo en que se utilicen métodos obsoletos e ineficientes de explotación.

Hotelling inicia el planteamiento del problema a resolver, que consiste en determinar cómo se
debe administrar la explotación de un recurso no renovable (agotable) de tal forma que se
maximice el valor presente de todos los beneficios futuros. Luego de establecer supuestos y
variables para resolver el problema.

Llegando así al resultado obtenido por Hotelling, Indicando que para llegar al beneficio óptimo
a través de la extracción de un recurso agotable la variación de los precios debe ser igual a la
tasa de interés, ya que:

Esta regla nos permite describir una tasa de crecimiento de los precios a partir del precio inicial
definido por la oferta y la demanda total del recurso en el momento inicial t = 0.

Algunas de las implicaciones provenientes del resultado obtenido por Hotelling son que si el
precio neto nominal de un determinado recurso evoluciona a tasa inferior al tipo de interés
entonces el propietario del recurso acelerará la extracción hasta el agotamiento, mientras que
si el precio neto evoluciona a una tasa superior al tipo de interés entonces será mejor no
extraer el recurso.

El problema propuesto puede resumirse en averiguar para cada momento del tiempo la
cantidad a ser explotada y por ende la cantidad a ser reservada para periodos futuros.

Debido a que el precio del recurso tiende a aumentar a medida que pasa el tiempo y como la
demanda está dada, entonces la única forma de sustentar ese aumento en el precio es
reduciendo la cantidad producida con el pasar del tiempo.

Sin embargo, existen algunas críticas hacia esta teoría. La primera que nos presenta el artículo
es que se cuestiona la estabilidad de la solución propuesta por Hotelling dada la incertidumbre
sobre los precios futuros y la ausencia de coordinación entre los oferentes que es propia de los
mercados competitivos.

El autor argumenta que tampoco se conoce las preferencias futuras y que la solución prevista
por Hotelling depende mucho de los supuestos de una economía de mercados competitivos. Y
nos explica que no hay ninguna razón para esperar que la secuencia de precios hallada de la
única demanda para utilizar el recurso como bien de producción y/o bien de consumo tendiese
hacia ella.

En ausencia de coordinación, no existe ningún mecanismo que presione en el sentido de


asegurar una tasa constante de crecimiento de los precios ni tan siquiera en el sentido de que
la disminución del stock de recurso no renovable, un hecho objetivo al margen de que se
conozca o no la cantidad exacta del stock de recurso, quede de alguna forma reflejada en los
precios

El resultado es muy improbable pero lo importante es que la probabilidad de que la tasa de


crecimiento de los precios sea efectivamente i no parece tener relación con el hecho de que el
precio inicial sea z o cualquier otro, superior o inferior. Si existen mercados de futuros puede
pensarse que, con los sencillos supuestos adoptados -costes de extracción nulos y
posibilidades de oferta a corto plazo sólo limitadas por el stock de recursos-, las operaciones
de arbitraje harán que la tasa de crecimiento de los precios tendiese a i (si añadiésemos
también la condición de costes nulos de almacenamiento). La objeción es razonable, pero sólo
sería válida para el periodo de tiempo para el cuál existiesen tales mercados de futuros y si a
través de dichos mercados se canalizase una parte sustancial de las operaciones de compra-
venta; además, de nuevo, podemos argumentar que prácticamente no existe relación entre tal
tendencia y el hecho de que el precio inicial se aproxime más o menos a z.

La segunda critica que no podemos ver la teoría de Hotelling como una regla de
comportamiento óptimo individual, sino como una teoría de precios más, si se introdujese la
demanda "especulativa" que también podemos considerar como función del precio. Ello hace
coherente el argumento, pero introduce nuevos problemas.

Al introducir el supuesto de que se quiere realizar una inversión financiera en un activo, tal
demanda sólo se producirá si se espera que en el futuro el precio del bien subirá
suficientemente.

Digamos que los costes de almacenamiento son nulos e introduzcamos unos supuestos
drásticamente simplificadores: las expectativas de todos los vendedores y de todos los
potenciales demandantes coinciden en que la senda de precios en un determinado horizonte
temporal sobre el que se elaboran previsiones; hay un mercado de capitales en el que los
oferentes pueden obtener dinero, sin ningún tipo de restricción, al tipo de interés i con la
garantía de sus activos; y oferentes y demandantes son "neutrales al riesgo" en el sentido de
que delante de una expectativa de precio futuro x actúan de la misma forma que lo harán ante
la garantía de que podrían vender a dicho precio. Dichos supuestos son, aunque muy
restrictivos y alejados de la realidad, imaginables y todos ellos están implícitos en la utilización
de la regla de Hotelling como base de una teoría de los precios; lo que no es imaginable es que
los agentes económicos conozcan el futuro y ello, por tanto, debe ser excluido.

La idea de unas expectativas sobre los precios que no dependen en absoluto de lo que pasa en
el mercado es claramente absurda, pero además serviría precisamente para romper cualquier
relación entre evolución de la demanda "final", stock de recursos y dinámica del precio ya que
el precio vendría determinado exclusivamente por cuál es el precio para el cual la demanda
especulativa se hace totalmente elástica.

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