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¿Qué es la 

frustración?

Es el sentimiento que surge cuando no logramos conseguir lo que queremos o deseamos, esa reacción de
molestia, ansiedad, depresión, angustia, enfado… El problema no está en el dolor o la frustración que
experimentamos, si no en nuestra actitud ante ellos.

En primer lugar, es necesario reconocer que el mundo no gira en torno a lo que deseamos, y que no siempre
vamos a conseguir todo lo que queremos. Además, es beneficioso pensar en que las recompensas a largo
plazo suelen ser mayores que a corto plazo, es decir, que a veces nos conformamos con poco por querer
tenerlo de forma inmediata, antes de esperar un tiempo y conseguir recompensas mayores. Es innegable que
el malestar y el sufrimiento son desagradables, pero no insoportables, ya que podemos aprender de ellos y
fortalecernos, logrando un mayor nivel de bienestar. Todo depende de la actitud y forma de pensar con la que
queramos abordarlos.

En segundo lugar, inteligencia emocional. Es beneficioso no dejarse llevar por las emociones (frustración,
tristeza, cólera, enfado, rabia…). Esto nos permitirá reflexionar y analizar la situación, de modo que podamos
buscar alternativas para conseguir nuestros objetivos, lo que nos ayudará a tener mayor capacidad de
recuperación emocional y nos dará una mayor estabilidad.

En tercer lugar podemos tener en cuenta diferentes técnicas, que ayudan a aumentar la tolerancia a la
frustración y la capacidad de afrontamiento. Podríamos tener en cuenta las siguientes:

Frase llave: consiste en una auto verbalización significativa para que la persona abandone los
pensamientos que le llevarían a conductas inadaptadas y sustituirlos por otros que le lleven a
afrontar la situación, buscar alternativas de solución etc. De esta manera la persona no focaliza
la atención en el malestar si no en la solución del problema.
Enfriamiento emocional: se busca reducir el impacto emocional y darse el tiempo necesario
para tomar decisiones.
Técnica del vecino: la persona debe pensar en qué consejos le daría a un vecino o amigo,
distanciándose del problema y por tanto de los sentimientos.
Darse tiempo: evitar el análisis o reflexión hasta que se haya producido un enfriamiento
emocional. Es lo que conocemos como “pensar en frío” o “consultarlo con la almohada”. Ayuda
practicar actividades agradables o placenteras.
Técnica del ramillete o de las 5 alternativas (solución de problemas): consiste en buscar 5
alternativas para conseguir la meta, y valorar sus ventajas e inconvenientes. Es necesario tener
en cuenta que la solución ideal no existe, por lo que buscaremos la que tenga más ventajas, o la
que nos suponga inconvenientes más soportables.
Técnica del grano (competencia social): el objetivo es expresar el malestar sin que esto afecte a
las conductas. Hay dos tareas que se trabajan con esta técnica: expresar una crítica y recibirla.
Técnica del teléfono (aprendizaje de los errores): esta estrategia nos puede resultar muy útil si
tenemos en cuenta los 4 pasos clave: analizar la situación, identificar la conducta inadaptada,
concretar qué cosas se han hecho bien y por último, pensar en una conducta alternativa, que
incluya los aspectos positivos de la conducta inadaptada anterior. De esta manera se va
consiguiendo, mediante aproximaciones sucesivas, una alternativa “óptima”, ya que se van
“puliendo/limando” los errores cometidos.
“Ahora, ya”: serían frases que se diría una persona impaciente o que se exige mucho. Esto
produce que al no conseguir inmediatamente lo que quieren (metas no realistas), abandonen la
tarea.
La “escalera”: se desglosa la tarea final en submetas o partes, para que la persona vaya viendo
como poco a poco va consiguiendo objetivos.
El “zig-zag”: el objetivo es facilitarse los fines, dividiendo las metas en submetas, y teniendo en
cuenta que en ocasiones, deben realizarse retrocesos (zag) para seguir avanzando (zig) hacia el
objetivo y llegar a la meta. De esta manera, los logros se consiguen en ziz-zag, siendo los
retrocesos vistos como oportunidades para analizar la situación, replantearse cómo conseguir los
objetivos etc. Con esta técnica, la persona al experimentar un retroceso, no sentirá desesperanza,
sino que deberá mantener la calma, la paciencia, la constancia para seguir acercándose a su
objetivo.

Por último, para desarrollar la tolerancia a la frustración, sería recomendable tener en cuenta las siguientes
ideas:

1. Ser consciente de la frustración, analizar nuestras reacciones.


2. Distinguir entre deseos y necesidades, ya que unos necesitan la satisfacción inmediata, y otros,
pueden esperar.
3. Controlar los impulsos y valorar las consecuencias de nuestros actos.
4. Aprender a soportar el dolor, ya que no nos va a destruir.
5. Controlar el ambiente, evitar las cosas, personas o situaciones que nos puedan frustrar, en la
medida de lo posible.

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