“Aniki, ¿qué te parece ir de viaje con todos en Dungeon Busters una vez que terminemos de

limpiar el Calabozo de Yokohama? Podemos invitar a Maririn y a su madre también” “Es una
idea maravillosa. No podemos ir por nuestra cuenta. Un lugar sin calabozos sería bueno. ¿Qué
te parece Okinawa?” Como todas las habitaciones de la Villa Manrakusou eran suites, no había
ningún problema en que nos quedáramos los cinco juntos. Había una habitación separada para
que Akane y Emily durmieran por la noche. “¡Esto es increíble! Maestro, ¡quiero saber más
sobre este mundo!” Emily exclamó, con los ojos brillantes, mientras las camareras entraban a
nuestra habitación con bandejas en las manos. Uno a uno, los platos con las delicias locales de
la Prefectura de Ishikawa, bistec de ternera de Noto, sashimi de cangrejo de Echizen y abulón,
por nombrar algunos, se presentaron ante nuestros ojos. En cuanto al sake, optamos por el
Kukurihime Daiginjo de Ishikawa, que Shifu Liu parecía estar disfrutando a fondo. Como esta
noche evitamos conscientemente hablar de calabozos, Emily nos acosó a Akira y a mí con
preguntas sobre nuestro mundo. Respondimos lo que pudimos, y yo también mencioné las
delicias locales de otros lugares. “Con el tiempo, también iremos al extranjero. Lo espero con
impaciencia. Muchos países tienen culturas gastronómicas drásticamente diferentes a la de
Japón. Hay tantos tipos de alcohol como cocinas. ¿Y los dulces que tanto te gustan, Emily? Su
número es literalmente incontable” “¡Jo, jo, jo! Ahora estás hablando mi idioma” “¡Entonces
tenemos que despejar los calabozos de este país lo más rápido posible! ¡Voy a probar hasta el
último tipo que hay!” En medio de toda la conmoción, Akane se acercó a servirme un poco
más de sake. Sus ojos parecían implorarle algo. El baño al aire libre se podía reservar en
bloques de tiempo, y yo recordaba que había bloques disponibles. Asentí con la cabeza para
indicar que me daría otro baño después de la cena, y luego me tragué toda la taza de sake frío
de un solo trago.