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La estructura de las paradojas sigue el principio de la demostración indirecta.

Están planteadas de manera tal que al comienzo se enuncia como supuesto la misma
posición que se quiere refutar. A partir de los supuestos se construye una
regresión infinita. Así, por ejemplo, en la paradoja de la dicotomía se divide el
tramo que aún está por recorrer para argumentar que la segunda parte también tiene
que recorrerse y a esa parte también aplica a su vez lo mismo. Esto se puede
repetir en el pensamiento infinitamente, aún difíciles de entender.

La argumentación de Zenón gira en torno a la pregunta de si el mundo puede ser


dividido en unidades discretas, es decir, si acaso existe la divisibilidad o el
mundo constituye realmente una unidad continua. El supuesto de la divisibilidad
conduce al problema de que o bien todo es infinitamente divisible o tienen que
existir cuantos elementales últimos de espacio y de tiempo. La mayor parte de las
paradojas parte de uno de estos dos supuestos y concluye desde allí la
imposibilidad de ciertas cosas y procesos que, en la vida cotidiana, se
experimentan como absolutamente posibles. Así, por ejemplo, se sabe por experiencia
que cada corredor alcanzará su meta. Zenón discute de esta manera tanto el concepto
de espacio como el de movimiento.

Algunos relatos suponen que Zenón se orientaba con sus paradojas a defender la
doctrina de su maestro Parménides de que existiría solamente lo único infinito y
todo movimiento sería una ilusión. Según esto, por ejemplo, una persona no podría
recorrer un estadio de longitud, porque primero debe llegar a la mitad de este,
antes a la mitad de la mitad, pero antes aún debería recorrer la mitad de la mitad
de la mitad y así eternamente hasta el infinito. De este modo, en el ejercicio
mental, una persona no podría recorrer nunca un estadio de longitud, aunque la
realidad muestre que sí es posible.

Platón (en su diálogo Parmenides) presenta a Zenón informando que intentó proteger
a Parménides contra las críticas por su rechazo de la pluralidad y del movimiento
(el que llevaría a consecuencias descabelladas), con la demostración de que la
adhesión al movimiento y a la pluralidad llevaría a conclusiones aún más
insensatas.

En todo caso, Zenón señala allí de este texto de Platón que se trataría de una obra
de juventud, y que la gente se lo habría sustraído sin que él hubiera dado su
consentimiento expreso para su publicación. No obstante, lo que al menos se puede
afirmar con seguridad es que la filosofía de Zenón se orientaba en contra de la
adopción de determinadas posiciones filosóficas fundamentales para la explicación
del mundo. Contra estas posiciones argumenta también Parménides. Sin embargo, en
algunas de las paradojas hay contradicciones con el concepto de mundo de forma
esférica de Parménides. En rigor, de los argumentos de Zenón solo se puede deducir
que el supuesto de espacio y movimiento, bajo las premisas que se establecen en
cada una de las paradojas, conduce a consecuencias absurdas, es decir las premisas
no pueden ser verdaderas si no se quiere dudar de la experiencia cotidiana.

Con sus paradojas, Zenón cuestiona determinadas concepciones intuitivas


preexistentes acerca de lo infinitamente pequeño y lo infinitamente grande. Ya
antes se solía creer que una suma de infinitos sumandos podía crecer
indefinidamente, aunque los sumandos fueran infinitamente pequeños, y que la suma
de un número finito o infinito de términos todos iguales a cero volvía a dar cero
como resultado. La crítica de Zenón objeta la admisibilidad de tales conceptos.11

Las aporías o sofismas de Zenón pertenecen a la categoría de paradojas falsídicas,


también llamadas sofismas, esto es, que no solo alcanzan un resultado que aparenta
ser falso, sino que además lo son (falacia en el razonamiento).12

Es probable que el propio Zenón no haya tenido clara conciencia de las


consecuencias que sus consideraciones tenían para las matemáticas. En la discusión
filosófica y teológica ya habían surgido problemas del tipo tratado por él en sus
paradojas: los problemas de la relación entre el infinito potencial y el infinito
actual o alcanzado.11 Sin embargo, las paradojas influyeron en el pensamiento
matemático de muchas generaciones, más aún después del descubrimiento de los
números irracionales, llegando a cuestionarse la posibilidad de las matemáticas
como una ciencia exacta. Se ha llegado a plantear que este escándalo marca una
auténtica crisis de las matemáticas griegas en las postrimerías de las Guerras del
Peloponeso que culminaran con la caída de Atenas en 404 a. C., que significó el fin
de la democracia esclavista y el inicio del régimen aristocrático.11

Contra las paradojas se han aportado los más diversos argumentos, por lo que se les
considera refutadas13 Sin embargo, para mediciones en el mundo de la física
cuántica las paradojas se confirmaron en 1994 en la Universidad de Múnich: Se
comprobó que se detuvo el movimiento de un sistema cuántico exclusivamente por
medio de una secuencia densa de mediciones, lo cual condujo a la formulación del
modelo teórico del efecto cuántico de Zenón.14

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