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CARRERA DE MEDICINA

MEDICINA INTERNA
ROTACIÓN DE
INFECTOLOGÍA
DOCENTE: DRA. SILVYA RIOS
OCTAVO SEMESTRE A

- CONSULTA 1 –
SALMONELLA TYPHI
- DATOS
INFORMATIVOS -

DEYSI LIZETH ASQUI BRAVO

FECHA DE PRESENTACIÓN
05/12/2021
SALMONELLA TYPHI
Salmonella, en el ámbito mundial, está asociada con mucha frecuencia a las enfermedades diarreicas, las

cuales continúan siendo una de las causas más importantes de morbilidad y mortalidad sobre todo en

lactantes, niños y ancianos. Se ha estimado que en Asia, África y Latinoamérica, dependiendo de factores

socioeconómicos y nutricionales, la probabilidad de que un niño muera por enfermedad diarreica antes de

los 7 años pueda llegar al 50%.

La salmonelosis es causada por una gran cantidad de especies de Salmonella. Se caracteriza por uno o más

de tres signos (septicemias, enteritis aguda que puede convertirse en crónica). La enfermedad es vista en

todos los animales y ocurre a nivel mundial. Los animales son a la vez importantes como reservorios de

la infección humana, la cual es adquirida por vía oral al ingerir bebidas y comidas contaminadas,

especialmente aves y huevos.

La Fiebre tifoidea es una enfermedad sistémica grave, aunque también existen formas leves y

asintomáticas, que comienza de forma insidiosa y caracterizada por fiebre prolongada y afectación

digestiva. A menudo pueden presentarse síntomas inespecíficos previos a la fiebre, como anorexia,

mialgias, cefalea, tos y mareos. Puede presentarse diarrea en los primeros días de la enfermedad aunque

también es frecuente el estreñimiento (sobre todo en niños mayores y adultos). Un 30% de los enfermos

presentarán una erupción maculopapular en el tronco, lesiones que contienen salmonellas.

Aproximadamente un 1-4% de los casos y un % muy superior en las no tratadas, pueden

presentar complicaciones tardías, hacia la 3ª o 4ª semana de la enfermedad. Estas complicaciones pueden

ser hemorragia o perforación intestinal e infecciones focales, como pericarditis, orquitis, absceso esplénico

y absceso hepático. Es posible también que se presenten manifestaciones neuropsiquiátricas, por la

encefalopatía debida a toxinas bacterianas, con estupor, obnubilación y somnolencia.

El diagnóstico inicial es clínico, apoyado en pruebas de laboratorio (anemia y leucopenia), pero el

diagnóstico definitivo requiere el aislamiento de S.typhi en muestras procedentes del enfermo. Los

hemocultivos son positivos en un 70% de los casos como máximo, pero si se cultiva médula ósea la

sensibilidad aumenta al 90% y no se ve afectada por el uso previo de antibióticos. También son útiles los

cultivos de secreciones duodenales y de heces.


Los estudios serológicos clásicos (test de Widal) son poco útiles, sobre todo en zonas donde la infección

es endémica y los títulos basales de anticuerpos se desconocen. Otros tests actualmente disponibles

presentan inconvenientes como el coste o la falta de especificidad, sensibilidad y/o rapidez.

El reservorio de S.typhi es exclusivamente humano, así como en el caso de S. paratyphi y al contrario que

la mayoría de otras especies de salmonella. Las fuentes principales de contagio son los pacientes con

enfermedad aguda o, más frecuentemente, por portadores sanos. El estado de portador crónico hace

referencia a individuos que continúan eliminando salmonellas por heces u orina durante más de un año.

Las vías biliares son el lugar preferente donde se alojan estos microorganismos, siendo más frecuente

desarrollar el estado de portador crónico en caso de existir obstrucciones o cicatrices biliares. El estado de

portador urinario es más raro y se asocia frecuentemente a uropatías obstructivas (alcanza incidencias de

hasta el 5% en zonas donde la esquistosomiasis urinaria es endémica). El estado de portador

transitorio dura menos de un año y es probablemente el desenlace más común de la enfermedad aguda.

La transmisión en áreas endémicas tiene como vehículo habitual el agua contaminada. Las tasas de

ataques más altas son en niños. En áreas no endémicas los alimentos contaminados al ser manipulados por

portadores son el mecanismo de transmisión más frecuente y los casos aparecen a edades más avanzadas

y son raros los brotes epidémicos que afecten a un nº importante de individuos.

Mary Mallon, conocida como Typhoid Mary –Mary tifoidea– nació el 23 de septiembre de 1869 en

Cookstown (Irlanda del Norte). En el año 1900, se empleó como cocinera en una casa en Mamaroneck

(Westchester, Nueva York): en menos de dos semanas, todos los residentes contrajeron la enfermedad.

Una vez que se detectó que ella llevaba la bacteria infecciosa en su organismo, se convirtió en el primer

portador asintomático identificado de la enfermedad que también es conocida como fiebre entérica.

Marginada y criticada, incluso llegó a cambiarse de nombre para seguir trabajando.

Finalmente fue conminada a vivir en una larga cuarentena hasta que murió.

En aquel entonces la ciencia ya había realizado diferentes avances respecto a los fenómenos epidémicos

y se habían desarrollado vacunas contra algunas enfermedades infecciosas.

Sin embargo, la medicina estadounidense no conocía de caso alguno de un portador asintomático para

males como la fiebre tifoidea.


Por ello se barajaron diferentes hipótesis antes de que se estableciera que el origen del brote podía ser una

persona capaz de estar años transmitiendo la bacteria de la enfermedad sin presentar ni un síntoma febril

y, además, sin saberlo.

George Soper fue el funcionario del Departamento de Salubridad de Nueva York que comenzó a sospechar

de Mary tras la aparición de nuevos casos en una casa en Park Avenue de Manhattan en 1907.

El médico epidemiólogo detectó que la mujer trabajó con aquella familia y luego logró establecer que los

anteriores brotes se dieron en domicilios donde ella también había trabajado.

Una vez establecida la condición de Mallon, el caso ganó amplia notoriedad en medios neoyorquinos.

Y las autoridades locales tampoco ignoraron el caso de la mujer capaz de transmitir la fiebre tifoidea de

forma indefinida.

Después de pasar semanas en un cuarto aislado de un hospital, se determinó que sería llevada a un centro

médico en una pequeña isla para que comenzara su periodo de cuarentena.

Para ese entonces, la prensa local ya la había rebautizado como Typhoid Mary (María Tifoidea, en

español) y las revistas especializadas en salud también escribían sobre ella.

Mallon nunca reconoció culpa alguna por los contagios e intentó recuperar su libertad durante sus tres

años de aislamiento.

Finalmente logró su objetivo a principios de 1910, con la condición de nunca volver a trabajar como

cocinera ni manejar los alimentos de nadie.

Durante cinco años y con dos diferentes nombres, Mary Mallon trabajó en diferentes lugares como

cocinera y era solo cuestión de tiempo para que un nuevo brote de contagiados apareciera

Sucedió nada menos que en un hospital, donde de manera súbita 20 internados desarrollaron cuadros de

fiebre alta.

Nuevamente fue el doctor Soper quién estableció que la mujer era el origen del brote.

Pese a que en los archivos del centro médico aparecía un nombre y una firma era diferente, el funcionario

reconoció el tipo de letra de Mallon.


BIBLIOGRAFIA:

Arrizabalaga, J. (2020). El «portador asintomático» en perspectiva histórica: el caso de Typhoid

Mary.

Otero, J. J. G. (2020). Aprendiendo Epidemiología en la Literatura. Revista de Salud

Pública, 24(1), 83-100.

Simon, R. (2018). Vacunas Para Evitar la Fiebre Tifoidea. Vacunología, 139.

Vinchaurraga, S. (2020). El deterioro de los lazos sociales en tiempos de COVID-19 y pandemia

del miedo. Domesticación de mentes y cuerpos en nombre de la salud en la lógica contemporánea del

“hacer vivir”.

Zalbavera-Hernández, C., Rodríguez-Hernández, J. M., Piñeros-Garzón, F. S., & Montoya-

Sanabria, S. M. (2020). El desafío de los portadores asintomáticos de COVID-19: una revisión rápida de

la literatura. Revista de Salud Pública, 22(6), 1-9.

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