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TEMA 16.

– RELACIONES SINTÁCTICAS: SUJETO Y


PREDICADO.

1.– El concepto de oración y sus constituyentes: sujeto y predicado................................1


2.– La concordancia entre sujeto y predicado...................................................................1
3.– El problema del sujeto como agente: la definición semántica....................................2
4.– Obligación del sujeto...................................................................................................3
5.– Tipos de predicación en español..................................................................................3
5.1.– Predicado nominal................................................................................................4
5.2.– Predicado verbal...................................................................................................4

1.– El concepto de oración y sus constituyentes:


sujeto y predicado.
La oración, en cuanto signo lingüístico, mantiene una relación de predicación con la
realidad extralingüística. Tal realidad se distribuye y analiza en la mente en cuanto
sujeto lógico –aquello que ya conocemos– y en predicado lógico –lo que predicamos del
sujeto lógico–. De este modo relacionamos esto con el tema, o información conocida, y
el rema, o lo añadido. No obstante, en la elaboración lingüística sujeto y predicado
gramatical pueden no coincidir con sus homónimos lógicos. Por ejemplo: conozco que
he de enviar unas cartas –sujeto lógico– pero no sé a quién –predicado lógico–: si
enuncio ¿Quién recibirá las cartas? El sujeto lógico ha pasado a predicado gramatical y
el predicado lógico a sujeto gramatical.
De ahí que podamos afirmar que el sujeto mantiene una relación de predicación de
una variable: el sujeto. Esta variable se define habitualmente con la idea de un ser o
hecho concebido en sí mismo, es decir: un sustantivo u otra estructura o categoría que
funciona como tal:
 una oración subordinada sustantiva: No me importa que vengas tarde.
 un pronombre ¿Quién es el presidente?
 un infinitivo nominalizado: El maldecir es una costumbre poco
recomendable para la paz interior.
 un adjetivo sustantivado: El rojo es mi coche.
Por eso, tanto la Gramática de Dependencias como el Postestructuralismo afirman
que, en virtud de esta naturaleza predicativa, la oración tiene como único componente
obligatorio tal núcleo predicativo, el verbo, en torno al que se agrupan otras variables,
entre las que se encuentra el sujeto. De ahí que, como veremos más abajo, la
obligatoriedad del sujeto quede en entredicho en la definición tradicional y generativista
de la oración reescrita como SN + SV (V + Pdo.).

2.– La concordancia entre sujeto y predicado.


Ambos elementos mantienen una estrecha cohesión desde el punto de vista
morfológico y sintáctico: la concordancia. Los verbos españoles tienen morfema de
persona y número que concuerdan con el sujeto por el siguiente cuadro desinencias,
asumiendo el sujeto en la morfología y haciendo su presencia en ocasiones innecesaria:
¿Te vas?:
Generales Perfecto simple Imperativo
Yo 0 0 –
Tú –s –ste 0
Él, ella o usted 0 0 –
Nosotros–as –mos –mos –
Vosotros–as –is –steis –d
Ellos–as o ustedes –n –ron 0
Por otro lado, existen solecismos, o errores de concordancia, en sentido estricto: El
botón de los pantalones me aprietan. Pero también es cierto que hay discordancia ad
sensum, o psicológica: así en verbos de estimación cobra mayor importancia el
complemento indirecto pues es el que adquiere mayor relevancia informativa: A
nosotros nos gustan el fútbol; o, en ocasiones, cuando se quiere ponderar la pluralidad
de un colectivo morfológicamente plural: La multitud, después de mucho griterío, se
abalanzaron sobre el orador.
Los sujetos con sintagmas nominales coordinados acostumbran a concordar en
plural: La vida y la muerte son misterios del hombre. Salvo si el segundo núcleo
nominal no viene actualizado por sí mismo, sino que toma la actualización del elemento
anterior, uniéndose con él: El coser y planchar es una tarea desagradable.
Cuando el verbo está antepuesto puede concordar con el primer sintagma nominal:
Le impresionó el amanacer y el color miel del cielo. Otras veces, sencillamente
concuerda con el más próximo: Le dijo el grupo de amigos y su hermano que no llegara
tarde.
Por otro lado tenemos discordancias semánticas en los llamados plurales de modestia
y mayestático, donde se usa la primera persona del plural por la del singular. En aquél
para hacer desaparecer un yo a veces presuntuoso o para compartir retóricamente la
responsabilidad de la opinión vertida: Mantenemos que tal teoría es errónea. En el
mayestático, para marcar el carácter representativo de una pluralidad en una persona:
Nos, el rey.

3.– El problema del sujeto como agente: la definición


semántica.
La gramática tradicional define al sujeto como aquél que realiza una acción –Juan
compra cupones cada día–. No obstante, la idea de un sujeto agente se ve mermada por
el hecho de que no da cuenta de las categorías semánticas que el sujeto puede adquirir.
 En las oraciones atributivas, al sujeto se le atribuye una cualidad; describe
una cualidad o estado: Juan es alto.
 En la voz media, el proceso acaece en el sujeto sin que éste sea agente:
Pedro se ruborizó ante los elogios.
 Igualmente hay sujetos que son lo contrario de agentes en cuanto son ellos
los afectados por la acción verbal, es decir son pacientes: Visitación recibió
una carta.
 Los sujetos adventicios no son agentes sino que un agente exterior les
provoca la acción: Cuando se encendió la tele todos se callaron.
 Por el contrario, los sujetos causativos hacen que se realice la acción, pero
no son ellos los agentes: Me corté el pelo ayer. En ocasiones es la propia
cosmovisión del idioma el que desambigua, en cuanto, en sentido estricto,
cabe la posibilidad de que el sujeto sea verdaderamente agente.
Podemos concluir, por tanto, en que el sujeto es una categoría gramatical que no
puede definirse desde un punto de vista semántico como agente. Su función es una
realidad funcional y gramatical que no implica necesariamente un solo caso semántico.

4.– Obligación del sujeto.


Según el postestructuralismo un acto de habla, o evento, –¡Que vengas!– es único en
un espacio y un tiempo. A éste le subyace, en un primer grado de abstracción, una
expresión, que es la oración con su entonación y contexto potenciales: Deseo que
vengas. A su vez, la expresión se abstrae en un esquema oracional que prescinde de
todo lo que no sea regido obligatoriamente por el verbo, y sus casos semánticos se
sustituyen por marcadores indefinidos: Alguien desea algo.
Un esquema oracional supone obligatoriamente un núcleo predicativo, el verbo, y
una serie de variables que pueden ser obligatorias o no. Entre estas variables se
encuentra el sujeto, admitido por las oraciones con él –presente u elíptico–, pero
inexistente en las impersonales: son pura predicación de una realidad extralingüística.
Así tenemos las de fenómeno meteorológico: Llovió mucho anoche; las
gramaticalizadas con haber, hacer, estar y ser: Es de noche, Está nublado, Hace frío,
Hay gente importante,...; las absolutas con se: Se vive a gusto con los niños; entre
éstas, si el verbo concuerda con el CD, son pasivas: Se venden botellas –en este caso sí
tienen sujeto gramatical, el paciente, pero carecen de sujeto lógico en cuanto agente–,
pero si no concuerdan con el CD serán activas: Se vende botellas.
Por otro lado tenemos los actos de habla unimembres, relacionados con la
modalidad expresiva: ¡La policía!. En éstos el sujeto no está en el acto de habla porque
ha sido omitido, no porque no exista: a este acto le subyace una oración con núcleo
predicativo: ¡Viene la policía!. Con todo, es evidente que el hecho de que sean
admisibles como unimembres es un hecho de norma: el uso comunitario de estas
construcciones carentes de sujeto han provocado su fosilización como unimembres;
pero el sistema de la lengua nos la desvela como eventos de habla que sí tienen un
sujeto, aunque omitido.
Las oraciones de sujeto elíptico son las que lo tienen callado en el acto de habla por
varias razones: los morfemas verbales de persona y número lo asumen, haciendo
innecesaria su aparición: ¿Vienes?; es posible que se desconozca: Han matado al
presidente; o que quede sobreentendido por los interlocutores: Han barrido la calle.

5.– Tipos de predicación en español.


La estructura de la oración, según la definimos, la componen un sujeto y un
predicado. Al mismo tiempo, la oración se compone de un dictum y de un modus. El
dictum atiende al contenido de la representación y su reflejo en la naturaleza
morfosintáctica y semántica de la oración. El modus –del que hablaremos por extenso al
abordar la modalidad– añade la actitud y adhesión del emisor respecto a su enunciado:
así el dictum Juan viene con una modalidad de apelación exhortativa produce la
oración: ¡Que venga Juan! Atendiendo al dictum, las oraciones se pueden dividir en
atributivas y predicativas.

5.1.– Predicado nominal.


Su estructura corresponde a un sujeto del que se atribuye una cualidad expresada en
un predicado nominal. La cualidad, o atributo, se une al sujeto por medio de un verbo
que funciona como mera cópula. Son los verbos copulativos –ser, estar y parecer–, que
expresan un modo del ser. De este modo su estructura es: Sujeto + Predicado Nominal
(cópula + atributo).
El verbo copulativo puede omitirse en oraciones unimembres: ¡Qué linda [es]!. Por
otro lado, puede funcionar incluso como verbo predicativo en oraciones intransitivas:
¡Es que no quiero!, Estaré en casa,... , con impersonales: Es de día; y como auxiliar: El
coche ha sido fabricado por Seat.
Los verbos semicopulativos son verbos normalmente predicativos que varían su
significado para expresar una cualidad del sujeto, pero sin llegar a ser meros nexos de
unión: Los amigos quedaron contentos.

5.2.– Predicado verbal.


Las oraciones predicativas expresan un modo del suceder de la realidad
extralingüística. En este sentido han sido clasificadas según criterios de voz –pasivas y
activas–, de transitividad y reflexividad, e impersonales y no impersonales –de éstas ya
nos hemos ocupado arriba, abordaremos ahora las otras–.
Las transitivas tienen un primer afectado por la acción verbal, el complemento
directo (CD en adelante), al que necesitan para expresar por completo su significado,
mientras que las intransitivas no lo necesitan.
Las reflexivas: en éstas el sujeto y el término de la acción comparten referente:
pueden ser directas si tal término es CD –Me abrigué– o indirectas si es complemento
indirecto, o de acusativo griego –Me abrigué la cara–. Son causativas si el sujeto no es
agente, sino, semánticamente, mediador para de la acción: Me construí un iglú.
Las llamadas reflexivas intrínsecas corresponden a los verbos pronominales cuyo
significado acaece en el sujeto, sin que éste se constituya claramente como verdadero
agente o término: Me arrepentí de lo que hice.
Algunos autores incluyen aquí las oraciones con dativo ético en cuanto es un
término de la acción que puede coincidir con el referente del sujeto, si bien tal término
es estilístico y elidible: Me cogí mi coche y me fui.
Las recíprocas son una modalidad de las reflexivas, pero en este caso se trata,
semánticamente, de una pluralidad cuyos componentes se realizan la acción
mutuamente: Los niños se daban balonazos.
Dentro de las intransitivas, Alarcos realiza la siguiente división desde una
perspectiva semántica:
 Estáticas: expresan un modo de estar: Yo me comporto bien.
 Dinámicas: expresan proceso: Corrí ayer.
 Eventuales: son verbos transitivos en construcción eventualmente
intransitiva: Ayer comí tarde.
Las oraciones pasivas no tienen a un sujeto agente que realice la acción verbal, como
sucede con las activas, sino que su sujeto recibe la acción del verbo y es el
complemento agente el que realiza tal acción. De ahí que éste pase a sujeto y aquél sea
CD en la voz activa : Ese coche ha sido fabricado por Seat > Seat ha fabricado ese
coche. Con todo, la norma impide esta transformación en algunos casos: Tengo dolores
de espalda > *Dolores de espalda son tenidos por mí.
Las pasivas reflejas se forman con la marca se y con el verbo en tercera persona;
pueden ser conmutadas por una pasiva perifrástica: Se ha firmado la paz > La paz ha
sido firmada.

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