El Dilema de Las Redes Sociales

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El dilema de las redes sociales y la distopía actual

El dilema de las redes sociales, el filme documental estrenado en Netflix el pasado año de
2020, nos expone sobre la realidad de cómo es que las redes sociales se han apoderado
profundamente de nuestra sociedad y de nuestras propias mentes habiendo sido creados
como herramientas, ideas revolucionarias y con objetivos positivos para la humanidad,
pero en cambio, el avance de las nuevas tecnologías de la comunicación y el
abarcamiento de estas en la vida de las personas, además de la orientación de las
múltiples empresas dueñas de las plataformas que utilizamos cotidianamente han sido
orientadas hacia modelos de negocios que sin que, nos demos cuenta, manipula nuestra
forma de decidir y de actuar, atrofian nuestra capacidad de socializar con otras personas,
generan problemáticas sociales en generaciones enteras, etc., para enriquecerse y mover
la sociedad en las direcciones hacia las que estos decidan según sus propios intereses.
En este documental se exponen algunos temas como: La distribución de noticias falsas
online, manipulación de parte de las redes, las verdades individuales consecuencia de la
inteligencia artificial aplicada en internet, el enfrentamiento de la evolución humana contra
la aceptación social masiva, la polarización política, la adicción a las redes sociales, entre
otros más, todo esto explicado desde la voz y experiencia de personas que estuvieron a
cargo de desarrollar importantes características (o los modelos en sí que se han salido de
las manos) de todas estas redes sociales con la intención de concientizar sobre los
peligros de internet y haciendo alarma en la distopía tecnológica en la que ya nos
encontramos
gracias las nuevas tecnologías de la información -¿o desinformación?-.
Las redes sociales absorbiendo nuestras vidas.
El dilema... indaga sobre los puntos más oscuros de redes sociales como Facebook,
WhatsApp, Instagram, Google, Twitter, Snapchat, y cualquier otro tipo de red social, con
un tono que sugiere la sensación de peligro, suspenso y distopía al hablar sobre cómo es
que estas plataformas son capaces de influenciar las maneras en las que pensamos,
sentimos y actuamos, siendo uno de los temas principales la adicción a las redes, cosa
que, se señala, es hecho con total intención para mantenerte enganchado a las redes
sociales. ¿Por qué sucede esto? De acuerdo a los expertos que se entrevistan en el
documental, la psicología está detrás de esto. Es así tal nivel que los mismos
desarrolladores arrepentidos de estos métodos han afirmado llegar a caer en la misma
trampa que ellos mismos crearon poniendo sus mentes en su propia contra. Estos
modelos, nos explican, se desarrollaron con la intención de utilizar estudios humanos
sobre nuestro comportamiento, vulnerabilidades, hábitos, gustos, etc. con el fin de ganar
dinero gracias a la publicidad en redes sociales. De hecho, comportamientos
aparentemente tan comunes como mirar las redes sociales como primera acción al
despertarse puede ser una de las señales más comunes de adicción a estas. Esto es
acompañado de una dramatización que nos presenta a una familia promedio
estadounidense donde la mayor parte de la familia se encuentra sumergida en las redes
sociales, dando ejemplo (bastante familiar) de la realidad que nos rodea y en la que el
filme trata de ahondar, donde se hace énfasis especial en dos miembros de la familia que
sufren de una gran adicción a las redes sociales, siendo estos de notables generaciones
más recientes.
Aunque a veces pareciera que el documental nos mostrara la problemática como algo que
afecta especialmente a las generaciones más jóvenes como la generación Z, pero este no
es un tema realmente nuevo tomando en cuenta que de hecho, las estadísticas muestran
que las generaciones nacidas antes que ellos, los millennials por ejemplo, usamos 10%
más Facebook que los jóvenes, además de que estos problemas fueron algo que
comenzó a notarse desde el momento en el que las redes sociales comenzaron a
aparecer (y en aún mayor medida, cuando los dispositivos móviles que contaban con
estas redes comenzaron a popularizarse y masificarse, llegando a más personas), pero
también, desde que medios como el periódico, la radio o la televisión comenzaron a tomar
control de los mismos aspectos cuando estas fueron introducidas en el mercado y en la
sociedad, pues cada uno de estos medios suponía un gran avance al modo de comunicar,
influenciar y controlar a las masas de acuerdo a los intereses de las esferas de poder, a
las orientaciones políticas y éticas de las empresas que los dirigían o en sí al mejor postor
que pudiera pagar por esto. Esto no ha cambiado hoy, pues el internet es el medio que ha
relevado a los medios antecesores como suele ocurrir cada que aparece una nueva
herramienta para la información que conlleva sus propias problemáticas sociales. El
documental también nos presenta problemáticas que ya en estos tiempos se tornaban
bastante evidentes y de mucho revuelo social que ha generado importantes cambios y
acontecimientos clave para el comienzo de las regulaciones en el modo en el que la
información se distribuye y manipula en redes, tal como puede ser la aprobación de la ley
Olimpia en 2020 o los juicios en contra de Facebook por el escándalo de Cambridge
Analytica por mencionar algunos ejemplos, además de los datos que salen a la luz
constantemente sobre los usos de nuestros datos de parte de las grandes compañías de
internet. El documental ignora aquellos descubrimientos que, desde la década de 1950,
dejaron claro que el consumo de medios de comunicación era también un acto crítico que
podía ser interrumpido cuando televidente o radioescucha apagaran sus equipos, dentro
del ámbito de teorías de la documentación. El dilema…, además de representar a las
generaciones más recientes como las más adictas a las redes sociales (de un modo algo
estereotípico), dramatiza la problemática de una forma algo exagerada y en ciertos
momentos, muy forzada.

Cualquier tecnología lo suficientemente avanzada es indistinguible de la magia.


Sin embargo, El dilema… no se equivoca a la hora de hablar de cómo es que las redes
sociales buscan las formas más meticulosas y cuidadosamente calculadas para
mantenernos enganchados a ellas de forma continua y aprovechando el uso de los miles
de datos que proporcionamos de forma consciente o inconsciente a las grandes empresas
para enriquecerse. Este documental hace especial énfasis en explicar los métodos con los
que estas empresas realizan estos cálculos haciendo uso de psicología para, por ejemplo,
elegir cual es el interfaz que tu correo electrónico debería tener para mantenerte más
tiempo en frente de él o registrar cada movimiento que haces para recomendarte el
próximo video en la sección de videos cortos de Facebook. Si bien el documental ignora
ciertos temas precedentes ya bien conocidos que podrían abrir una conversación y/o
comparatoria con estos para determinar una visión de lo que podría llegar a ser el futuro
de las redes sociales, esto también implica un panorama mucho más amplio y complicado
de analizar y definir, pues como menciona Tristan Harris en esta producción: “Nunca
antes en la historia, cincuenta diseñadores, de entre 20 a 35 años, en California, habían
tomado decisiones que afectarían a dos mil millones de personas”. Es pertinente
mencionar esto porque, a pesar de que desde los medios que le precedieron al internet se
puede tomar guía para predecir un futuro, un camino y diferentes caminos de soluciones o
cambios y etapas aún por venir, es cierto que en cuanto al internet y las redes sociales se
forma un panorama tan amplio, masivo y globalizado que puede influenciar en los
gobiernos, elecciones y política de otros países e invadirlos (por poner un ejemplo) sin
tener que cruzar sus fronteras. En lo que respecta a las redes sociales, podemos decir
que los medios de comunicación están en un punto donde pueden meterse las
vulnerabilidades de los cerebros de las personas y controlarlas de formas que las mismas
personas ni siquiera se les ocurría que podían llegar a tener, tal como si de un mago
presentando un sorprendente y complicado show se tratara. Esto abre un debate sobre si,
con las redes sociales, las personas de hoy en día –y quién sabe de hace cuánto tiempo
más atrás– en realidad son dueñas de su propio juicio, capacidad de elección o de
creencias, o incluso si son realmente libres. En la medida en que es verdad que las redes
sociales tienen consecuencias perjudiciales, El dilema… no tiene dificultades a la hora de
señalar algunas cosas importantes como el esparcimiento de Fake News mediante los
diseños de algoritmos diseñados para mostrarnos lo que nosotros creemos –o lo que
potencialmente podríamos llegar a creer– para mostrarnos la información que nosotros, al
vernos rodeados de eso por todos lados, podemos terminar creyendo como la verdad y la
realidad del mundo (tal como pueden ser orientaciones políticas, creencias de teorías
conspirativas, opiniones sobre movimientos sociales, etc.). Otro tema en el que profundiza
el documental es en la magnitud del daño psicológico que generan las redes sociales y
también sobre cómo las nuevas tecnologías se adueñan cada vez más de rasgos
evolutivos de millones de años del cerebro humano siendo que naturalmente buscamos
aceptación de nuestros círculos y nuestra tribu, pero no estamos preparados para lidiar
con la aprobación o el rechazo de miles de extraños a través de una pantalla.

La distopía está aquí… no con robots, sino con forma de Tweet.


De uno u otro modo, el documental expone problemáticas sociales serias que, por lo
menos para introducción al tema, sirve para despertar el interés de la gente para tomar en
cuenta estos temas que excavan tan profundo en nuestro modo de vida moderno gracias
al desarrollo de tecnologías cada vez más avanzadas y de forma acelerada, sin embargo,
no debería tomarse como guía total para evaluar la problemática en general. Es verdad
que nuestro presente, considerando los puntos que explica el documental, pareciera que
nos encontramos en una distopía donde urge que la gente tome todavía más conciencia
sobre nuestra realidad para aprender a decidir por sí mismos y saber elegir qué ver, qué
sentir y en qué creer, y por lo menos estoy de acuerdo en que si seguimos con nuestros
hábitos de consumo descontrolado de redes por mucho más tiempo, el mundo estaría
enfrentando muchas crisis importantes. Tal vez no a nivel de destruir el mundo, pero sí
pudiendo ser bastante importantes como para estar preocupados por nuestro futuro como
civilización.

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