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Redes sociales para una sociedad de peces

El siguiente texto es solamente una visión


sobre el papel de corporaciones tecnológicas en la
llamada “era de la información”, su influencia en
las sociedad y como el modelo económico que estas
empresas utilizan puede ser un peligro invisible
presente y un gran peligro en un futuro cercano
para una gran cantidad de personas, donde solo un
pequeño grupo tiene y tendrá beneficios. Se
invita a ponerlo bajo cuestionamiento sin tomarlo
como una verdad absoluta.

22 de Marzo del año 2020


El poder y lo normal

“El poder domina normalizando” es una frase de autoría


desconocida que me dejo pensando mucho. Me pareció una frase
muy fuerte porque puede aplicarse a todas las situaciones que
se me ocurran donde una persona o grupo de personas son
dominadas mediante la normalización de actitudes personales
dañinas, de actividades socio-económicas de explotación o
auto-explotación , imposiciones culturales o religiosas, e
incluso mediante el ocio y entretenimiento (sobre todo cuando
su creación, funcionamiento y objetivos esta en manos de unos
pocos intereses).

Esto me hizo pensar, entre otras cosas, en como hemos


normalizado las llamadas “redes sociales” en tan poco tiempo.
Para ilustrar esto pensemos en la que es pionera de estas
modernas “redes sociales”, Facebook. Que esta disponible para
todo el mundo desde el año 2005 aunque claramente su
explosión de popularidad mundial vino junto con el auge de
los “smartphones” que se da a partir del año 2010. Aparatos
que hicieron masivo el acceso a internet como nunca antes y
junto con redes como Facebook y Twitter cambiaron las
relaciones sociales para siempre. En comparación pensamos en
que el primer televisor comercial se vende entre 1930-1933 en
Reino Unido y tarda varias décadas en volverse un producto
mundialmente masivo, y la evolución de las infraestructuras
para las transmisiones televisivas también tardaron varias
décadas en desarrollarse.

Con esta comparación podemos tratar de entender como las


sociedades tuvieron varias décadas para adaptarse
gradualmente a un medio de comunicación como la televisión, y
en menos de una década estas redes sociales no solo forman
parte de nuestra vida cotidiana, sino laboral, académica,
política, religiosa, sexual incluso. Y esto es a un nivel
global masivo, como nunca antes se vio en la historia.

Normalizamos el consumo de estas tecnologías sin pensar ni


cuestionar como funcionan, y que costo psicológico y social
tienen.
Economía de la Atención y Capitalismo De Vigilancia

Hoy en día es difícil imaginar un mundo que no este


hiperconectado, y mucho mas difícil es ver a una persona que
no tenga un “teléfono inteligente”. Es normal comunicarnos
por chat, audio y video usando Whatsapp, publicar y ver
publicaciones de fotos y videos en Instagram o Facebook, Y
ver o participar de grandes discusiones sobre miles de temas
en unos pocos caracteres en Twitter.

Estas “aplicaciones” sumadas a la hiperconectividad que


permiten los “Smartphones” y la infraestructura de Internet
han generado gran dependencia en quienes las usamos e incluso
adicción en algunas personas.

Y esto no es porque seamos una sociedad de adictos


incontrolables. Es porque estas tecnologías están diseñadas
específicamente para ganar nuestra atención. Estas
tecnologías están diseñadas con ese objetivo, usar nuestra
atención como un recurso.

El concepto de “Economía de la Atención” se puede definir


simplemente de la siguiente forma: Ante la casi infinita
cantidad de información y el fácil acceso a esta, la atención
de cada persona se vuelve un recurso escaso que es consumido
por la información misma. Esto es explotado por las empresas
que compiten por acaparar nuestra atención. Por ejemplo
cuando una aplicación o red social nueva se vuelve “viral” es
el resultado de las estrategias exitosas utilizadas por
quienes la diseñaron para conseguir la atención de las
personas.

La mayoría de estas tecnologías están diseñadas siguiendo


fundamentos psicológicos para cumplir su misión. Un ejemplo
esta en la tan popular función “me gusta” de Facebook. Cuando
alguien da click a me gusta a una de nuestras publicaciones,
se libera una pequeña dosis de dopamina, y esto funciona con
cada interacción en las redes sociales, creando un bucle de
validación social en el que entramos y cada vez cuesta mas
salir. Y esto es algo confirmado y explicado por uno de los
propios creadores de Facebook, Sean Parker.
Pero claro no solo acaparan nuestra atención durante lo que
consideraríamos nuestro “tiempo libre” o de ocio, hemos
normalizado el uso de herramientas de este tipo para nuestros
trabajos, estudios, para nuestra salud, vida política,
cultural. Sin embargo como una de las grandes herramientas
para captar atención es que estos servicios sean “gratis”,
los aceptamos muy rápido. Sin pensar en que el precio que
pagamos son los datos que producimos mientras usamos estos
servicios.

La pregunta que surge ahora es: ¿Cuales son los datos que
generamos y que valor tienen? Pensemos en como comienza esto
con el ejemplo mas simple, las búsquedas en internet. Google
encuentra un modelo de negocio en los primeros años del 2000,
procesar los datos que obtiene de las búsquedas de cada
persona de forma tal que pueda vender a sus anunciantes la
capacidad de hacer publicidad personalizada. Ejemplo: si
busco zapatillas, me mostrara publicidad de zapatillas. Si,
este modelo de publicidad personalizada es algo muy común en
las redes sociales actuales. Seguramente quien lee esto ha
visto como figuran publicidades de algo que ha buscado, de
algo lo que le coloco “me gusta” o incluso que comento en una
supuesta conversación privada en la aplicación. A simple
vista esto parece algo inofensivo, solo una estrategia
comercial basada en publicidad. Pero si entendemos que en
definitiva el marketing busca predecir y modificar nuestro
comportamiento para que compremos cierto producto,
entenderemos el real alcance que tiene este modelo.

Al haberse apoderado de nuestra atención, estamos dejando


que se recopile, cuantifique y procese cada una de nuestras
experiencias vividas por las empresas que utilizan este nuevo
modelo. Y con esto no solo me refiero a los clicks o “me
gusta” en redes sociales, sino a nuestros datos biometricos
(Nuestros rostros, huellas digitales), nuestra forma de
correr, de caminar, nuestras voces, nuestros gustos sexuales,
ideas políticas, nuestras emociones y un largo etc. Esta
recopilación de experiencias no es exclusiva de todo lo que
usamos en un “smartphone”, sino también en nuestro televisor
moderno (smart tv), autos, y la lista sigue creciendo.
Algunos de estos datos son utilizados para mejorar la “
experiencia de usuario o mostrar publicidad y otros los
podemos considerar una “plusvalía conductual” y son valiosos
por sus capacidades predictivas, ya que una vez procesados
pueden crearse productos que anticipen nuestras decisiones.
Esto es lo que podemos definir como Capitalismo de
Vigilancia.
La revolución no sera televisada, ni “twitteada”.

Es claro que este modelo económico, esta evolución del


capitalismo, representan un peligro para soberanía
individual y democrática, un ejemplo es el caso “Cambridge
Alanytica”, que no es el primero ni mucho menos sera el
ultimo intento de predecir y manipular el comportamiento
electoral.

Tenemos que tener en cuenta también aspectos como la


perdida total de la privacidad en esta era de la
información, y lo que eso representa. Pensemos por un
momento en que hubiese sucedido en épocas oscuras de la
historia si estados fascistas hubiesen tenido en sus manos
el poder de la “big data” actual, pudiendo identificar y
ubicar con precisión a quienes perseguían por su ideología
política, orientación sexual, o religiosa. Tal vez hubiesen
sido épocas aun mas oscuras. Es probable que hoy en día no
haya estados igual de criminales (aunque algunos hacen una
buena tarea ocultando sus atrocidades), pero todavía existe
una gran persecución a por ejemplo activistas de derechos
humanos, y personas que se encargan de filtrar información
de delitos cometidos por estados y corporaciones.

Ahora solo queda preguntarnos: ¿Son nuestras democracias


o repúblicas tan fuertes como para evitar el regreso de ese
nivel de represión? ¿Son mas frágiles de lo que creemos?
¿Que pasaría si un estado represor utilizara los datos que
entregamos para perseguir a personas por su ideología
política o activismo? Y al ver que existen casos de este
tipo de persecución. ¿Los intentos de incomodar a ciertos
centros de poder utilizando plataformas del capitalismo de
vigilancia realmente cumplen su cometido? ¿O simplemente son
intentos inofensivos en un entorno controlado? Tal vez no
podemos salvar al mundo con un hashtag, y solo seguimos
alimentando al monstruo de datos.

No creo tener las respuestas a las preguntas que se


plantea en el párrafo anterior, responder eso es un trabajo
colectivo. Pero si creo que el primer paso para cortar con
el dominio de cualquier poder, es cuestionar lo que damos
por sentado como normal.
¿Alternativas?

Existen alternativas a los productos y servicios que ofrece el


capitalismo de vigilancia. Tal vez todas o la mayoría dentro de
movimientos sociales que ven la necesidad de la Soberanía
Tecnológica de cada comunidad. Cada alternativa depende
fundamentalmente de la necesidad y utilidad que le quiera dar
cada persona individual o colectivamente. Explicar cada una seria
muy extenso por lo que es mejor que cada quien empiece por buscar
entender y utilizar la herramienta alternativa que crea
necesaria.

Un excelente lugar donde empezar:

https://victorhck.gitlab.io/privacytools-es/

(Conocimiento y herramientas para proteger la privacidad en red)

Búsquedas recomendadas:

The Age of Surveillance Capitalism - Shoshana Zuboff

El enemigo conoce el sistema - Marta Peirano

La Jaula del Confort - Esteban Magnani

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