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¿A qué refiere la introducción del texto?

En la introducción del texto, el autor busca mostrar la teoría de Bohr y la química (lo cual
desmenuzara a medida que avanza el capítulo) haciendo énfasis en la dualidad entre el átomo de
la química y el de la física (el modelo de Bohr en este caso).

Por un lado, Niels Bohr saca a la luz unos artículos denominados como “la trilogía” donde expone
su modelo atómico, cabe resaltar que estas ideas ya se las había mandado a Rutherford (estas
ideas catalógadas como el memorándum) un año antes de su publicación. Este modelo fue
presentado entre 1913 y 1918 contra los modelos químicos empíricos-inductivos llevados a cabo a
partir de las propiedades de las sustancias químicas.

Los químicos de entonces resaltaban que el problema de la estructura de los átomos se debía a
que los físicos desarrollaban modelos donde no tenían en cuenta las propiedades químicas,
haciendo énfasis en que la vasta cantidad de conocimiento almacenado sobre estas propiedades y
relaciones químicas, que se resumen en la tabla periódica deben servir como fundamento para
una teoría de la estructura atómica; en vez de los escasos datos obtenidos siguiendo las líneas
físicas.

Cabe concluir que la introducción nos muestra el principal aporte de Bohr desde la física, donde
este se debió a que, a partir de algunos postulados generales que se añaden a las viejas y bien
probadas leyes de la mecánica y del electromagnetismo clásicos, tienen una generalidad y una
fuerza probatoria que los metafenómenos construidos directamente como reflejos del fenómeno,
no pueden tener. No obstante, la precisión numérica con la que reconstruyo el espectro del átomo
de hidrogeno. Y, por último, el modelo atómico planetario tiene un aspecto que lo hace fácil de
aceptar, es un metafenómeno para imaginar el cual no se requiere de un mayor esfuerzo
intelectual.

¿Qué evidencias ayudan a comprender la existencia del electrón?

Las evidencias tratadas a lo largo de la historia acerca de la existencia del electrón, tiene un
trasfondo hagiográfico, donde, la teoría del electrón comenzó a flotar hacia la superficie gracias a
los señores Faraday, Maxwell (quienes dilucidaron sobre el carácter corpuscular de la electricidad)
y Stoney (quien en 1891 le dio el nombre de electrón al átomo de electricidad). Posteriormente J.J.
Thomson en 1897 estudiando los rayos catódicos en los tubos de descarga, reconoció que la carga
eléctrica era transportada por pequeños corpúsculos de relación (e/m e) muy pequeña; Thomson
decía que estos portadores son los mismos sea cual sea el gas a través del cual pasa la descarga y
que el camino libre medio no depende de nada diferente a la densidad del medio atravesado por
los rayos. Ya reconocidos en los rayos catódicos a los constituyentes fundamentales de los átomos
e iniciado el estudio moderno de la estructura atómica, aparece el efecto Zeeman (un argumento
a favor de la existencia de los electrones en el interior del átomo). Becquerel en 1899 mide la
carga especifica de los rayos beta y Lenard en 1900 mide la de los fotoelectrones. Gracias a estos
aportes con prontitud se hizo evidente que el electrón es ubicuo y que debe jugar un papel
esencial en cualquier modelo de la estructura del átomo.

Cabe resaltar, también, que gracias a la hipótesis de Prout (el átomo del hidrógeno era el único
realmente fundamental, y que los átomos de los demás elementos eran en realidad agrupaciones
de varios átomos de hidrógeno) que probablemente tenía que ver con la electricidad y gracias al
descubrimiento de la partícula del electrón que se producía al desintegrar los átomos hasta un
grado de subdivisión muy avanzado y que, fuere cual fuere la manera de lograr esa desintegración
resultaba ser siempre la misma, se empezó a trabajar en un modelo en la cual el átomo estuviera
formado por electrones y algún otro componente, trascendiendo la teoría del átomo hasta como
lo conocemos hoy en día.

¿En qué consistió el átomo de Thomson?

Thomson presento su tratamiento matemático del átomo formado por electrones y una carga
positiva en 1904 donde postulaba que el componente cargado positivamente está distribuido
uniformemente en una esfera que define el volumen atómico. El fluido positivo actuaba sobre las
cargas negativas únicamente por intermedio de fuerzas eléctricas, aunque se necesitaba algún
mecanismo especial para explicar la cohesión del fluido mismo. Los electrones en este modelo son
cargas puntuales distribuidas a través de todo el fluido positivo que pueden estar en reposo o en
movimiento, rotando alrededor del centro en órbitas circulares. Se encuentran sometidos a su
repulsión mutua, así como al campo central del fluido positivo, que varía con el radio.

Según Thomson para números pequeños de electrones es fácil deducir las configuraciones de
equilibrio, esto ya que, un electrón solitario yace en el centro del átomo. Por lo que dos electrones
asumen posiciones simétricas a lado y lado del centro a una distancia igual al radio, si están en
reposo. Si están en rotación su separación debe ser mayor. El radio de la órbita esta dado por la
ecuación:
−1
a m w2 a3
b=
2(1−
3 e2 ) 3

Si tres electrones forman u triangulo equilátero que, igualmente, puede estar en reposo o puede
rotar en su propio plano. El radio de equilibrio es:
−1
a m w2 a3
b=
√3
1− (
3 e2 ) 3

1
En el caso estático, el lado del triángulo, b∗(3 2 ) es igual al radio de la esfera.

Para cuatro electrones pueden darse varias configuraciones. Thomson demostró que el cuadrado
no es estable frente a perturbaciones normales a su propio plano. El cuadrado, sería posible solo
en un átomo plano, donde no habría perturbaciones normales y obviamente no podría adoptarse
la configuración tetraédrica. En un átomo esférico, la configuración seria tetraédrica.

Thomson no llegó a resolver el problema general de hallar todas las configuraciones posibles de n
electrones, debido a su dificultad, por lo que simplemente se concentró a estudiar las
configuraciones planas y obtuvo interesantes resultados.

Así fue como vio inmediatamente la analogía que existía entre sus arreglos de electrones y el
sistema periódico de Mendeléeff.

Estos estudios llevaron a que Thomson publicar un articulo en 1906 donde presentaba tres
argumentos diferentes (Dos de estos se basaban en la dispersión de rayos X y la dispersión de la
luz en los gases y el tercero hacía uso de datos preliminares sobre la absorción de los rayos
catódicos y los rayos beta en la materia) para indicar que el número de electrones en un átomo es
muy pequeño, del orden del numero de masa. Este conocimiento acerca de el numero de
electrones permitió obtener una conclusión indirecta acerca de los otros componentes del átomo:
deben ellos contener prácticamente toda la masa. No obstante, las objeciones que se levantaron
frente al átomo de Thomson fueron hechas desde sus primeras publicaciones, aunque fue el
átomo nuclear de Rutherford quien enterró el modelo de Thomson.

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