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ABEL: OBEDIENCIA

Personajes:

• Ángel • Caín
• Abel • Voz de Dios
Escena 1
Ángel: El nacimiento de Jesús es solo el cumplimiento de
todas las promesas que Dios hizo a mucho hombres y mujeres a
lo largo de la historia, en un principio todo era perfecto,
pero tristemente Adán y Eva pecaron, produciendo así dolor y
tristeza. Pero Dios dio una esperanza
Voz de Dios: enemistad entre ti y la mujer, y entre tu
simiente y la simiente suya; esta te herirá en la cabeza, y
tú le herirás en el calcañar.
Se ve a Adán y Eva escuchando la voz de Dios
Ángel: Adán y Eva esperaban el cumplimiento de esto, y cuando
nacieron sus hijos creyeron que el momento había llegado,
pero Caín y Abel, eran muy distintos en carácter.

Escena 2
Abel: Esta tarde deberíamos llevarle una ofrenda a Dios,
hermano. Él ha sido muy generoso con nosotros.
Caín: ¿Generoso? ¿Cómo puede ser generoso alguien que nos
obliga a trabajar? ¡Debería dejarnos vivir en el paraíso como
hacían nuestros padres antes!
Abel: Y algún día lo hará, Caín. Tan solo debemos ser buenos.
¿Qué vas a llevarle como ofrenda? Yo le sacrificaré la mejor
de mis ovejas. La he estado engordando lo suficiente para
agradar al Señor, tal y como Él lo ha pedido.
Caín: Pues yo llevaré los frutos de los campos que he
trabajado, es lo que tengo para dar.
Abel: Caín, pero espera, Recuerda que Dios ha ordenado que
llevemos como ofrenda una oveja, tal y como Él lo hizo con
nuestros padres luego de expulsarlos del Jardín, no olvides
la promesa que les hizo.
Caín: ¡Tonterías! Le daré las hortalizas. Contentarse con
menos es poco.
Ángel: Estos hermanos fueron probados, como lo había sido
Adán antes que ellos, para comprobar si habrían de creer y
obedecer las palabras de Dios. Conocían el medio provisto
para salvar al hombre, y entendían el sistema de ofrendas que
Dios había ordenado. Los dos hermanos levantaron altares
semejantes, y cada uno de ellos trajo una ofrenda.

Escena 3
Se ve a Abel, armando el altar

Abel: ¡Para ti, Señor! La mejor de mis ovejas. Espero que


aceptes este humilde regalo que te doy de corazón.
Voz de Dios: Eres un hombre bueno, Abel. Y tú obediencia
habrá de ser recompensada en grande, tu ofrenda es aceptada.
Caín, que va llegando con una canasta que tiene algunas
hortalizas, se muestra enojado al escuchar aquello. Tira las
verduras al suelo en un arranque de furia y las patea.
Caín (sarcástico): Ahí tienes, mi Señor. ¡Mis mejores
verduras!
Voz de Dios: Caín, ¿por qué has traído esto? ¿Por qué no
crees en mi promesa?
Caín: Señor, si he hecho lo que pides, levanté un altar como
lo ordenaste y he traído una ofrenda, fruto de mi trabajo.
Voz de Dios: Caín, ¿Por qué te has ensañado, y por qué ha
decaído tu semblante? Si bien hicieres, ¿no serás enaltecido?
y si no hicieres bien, el pecado está a la puerta; con todo
esto, a ti será su deseo, y tú te enseñorearás de él, tu
ofrenda no es aceptada.
Ángel: Caín, Presentó su ofrenda como un favor que hacía a
Dios, para conseguir la aprobación divina. Caín obedeció al
construir el altar, obedeció al traer una ofrenda; pero
rindió una obediencia sólo parcial. Omitió lo esencial, el
reconocimiento de que necesitaba un Salvador.
Finalizamos con planos de Abel feliz y Caín enojado.

Fin.

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