UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL “RÓMULO GALLEGOS”
ÁREA DE CIENCIAS DE LA SALUD HOSPITAL DR JOSÉ MARIA VARGAS MÓDULO DE PSICOPATOLOGÍA
HISTORIA CLÍNICA Y EXAMEN MENTAL
Autor: Lesly Acosta
C.I.: 29.554.513
Asesor: Dr. Angelo Ochipinti
Cagua, septiembre 2021
INTRODUCCIÓN
En el presente trabajo se expondrá la clave para realizar una historia
completa, que comprenda el estado actual del paciente, así como las causas que desencadenaron su condición, y las pautas a seguir para llevar al paciente a una evolución favorable. Estos objetivos comenzaran con la obtención de todos los datos posibles del paciente mediante la entrevista médica. Estos datos deben ser fidedignos y se debe plasmar todas las características clínicas del paciente y su evolución periódica; esto le confiere al médico una guía que conllevara a un diagnóstico y de esta forma la terapia y/o conducta que se ha de realizar al paciente; por tanto, la historia clínica médica refleja el resultado del trabajo del médico, la ejecución de la fase cognoscitiva de la relación médico-paciente, el cual tendrá un análisis o síntesis, conocido como diagnóstico y tratamiento.
El examen mental es el instrumento semiológico tanto en psicología
como en psiquiatría que nos ayuda a identificar los signos y síntomas psicopatológicos para un adecuado diagnóstico. Al igual que en el resto del qué hacer médico, muchas veces debemos hacer diagnósticos sindromáticos en un principio (que nos lleva a plantear los diagnósticos diferenciales pertinentes) para posteriormente precisar un diagnóstico etiológico. El siguiente trabajo es una referencia inicial que intentará describir los principales signos y síntomas psicopatológicos esenciales para una descripción adecuada de los diferentes cuadros mentales. Historia Clínica
Es el documento esencial de la actividad clínica en él se recoge toda la
información obtenida mediante la entrevista y las exploraciones clínicas y complementarias así como la lógica del pensamiento necesarias para la práctica de la medicina. Desde el punto psicopatológico debe incluir referencias a la personalidad del paciente y a su entorno familiar y social, en tanto en cuanto sean relevantes para la práctica clínica. También debe incluir información sobre la exploración y la valoración de la posible influencia de factores personales y sociales. Para ello, el entrevistador deberá obtener información sobre:
La enfermedad actual y biografía del enfermo.
Realizar las exploraciones clínicas. Investigar la dinámica familiar y su capacidad para cuidar del enfermo. Otros datos sobre la situación laboral familiar y vida social en general para valorar sus posibles influencias en los padecimientos del enfermo. Los datos deben permitir llegar a: a) Una formulación diagnóstica. b) Un plan de tratamiento adecuado. c) Conocer al enfermo como persona.
Para practicar un examen físico satisfactorio es necesario aprender a
usar bien la vista, el tacto el oído, el olfato y a coordinar e interpretar bien los hallazgos obtenidos a través de estos sentidos. De aquí nacen los cuatro procedimientos básicos del examen físico: inspección, palpación, percusión y auscultación. El examinador se coloca a la derecha del paciente cuando éste yace tumbado en la cama empleando la mano derecha para la mayoría de las maniobras adscritas a la exploración. Anamnesis
Motivo de consulta
Se debe recoger por escrito el motivo de la consulta. En este apartado
suele destacarse la queja principal del paciente y puede resultar útil escribirla con las propias palabras del enfermo. Es importante recoger si es el paciente quien acude voluntariamente u obligado por terceras personas, si acude solo o acompañado, y quiénes son las personas obligado por terceras personas, si acude solo o acompañado, y quiénes son las personas que le acompañan. También se indicará si el paciente acude remitido por otro centro o profesional para ser valorado.
Aunque en la mayoría de ocasiones dispondremos de ciertos datos de
filiación previos que han sido tomados por personal administrativo, es aconsejable recogerlos y completarlos al principio de la entrevista. Entre los datos que tienen que recopilarse deben incluirse: nombre y apellidos, edad, domicilio, lengua materna, estado civil, raza, nivel cultural y educación, número de hijos, profesión, situación laboral y socioeconómica actual. Mientras se recoge esta información se hace una idea del grado de colaboración y capacidad de comprensión del paciente. El conocimiento de estos datos al inicio de la entrevista nos permitirá planificar la entrevista y plantearnos qué antecedentes personales pueden ser importantes, una vez explorado su entorno familiar, social y laboral.
Enfermedad actual
En este apartado se describe de forma cronológica la presentación de
los síntomas durante el episodio actual. El orden en que se incluye este apartado en la historia clínica depende de los autores: o bien puede incluirse después del motivo de consulta y antes de los antecedentes personales, o bien hacerlo después, precediendo a la exploración del estado mental. La precisión y el detalle en la descripción de los síntomas ayudan al diagnóstico y tratamiento posteriores; como ejemplo, es preferible describir el tipo de insomnio que tiene un paciente (p. ej., de conciliación, de mantenimiento o despertar precoz) en lugar de indicar únicamente que padece insomnio.
Es útil describir no sólo la aparición de los síntomas, sino también la
evolución de éstos en el tiempo hasta el momento en que se realiza la valoración. Por citar otro ejemplo, si se valora a un paciente con una ideación delirante autorreferencial de perjuicio, conviene diferenciar si el paciente había percibido impresiones autorreferenciales las semanas previas o si, por el contrario, la ideación delirante ha tenido una evolución mucho más brusca, en cuestión de horas o pocos días. Cualquier acontecimiento que pueda tener una relación causal con el episodio actual debe ser investigado y registrado con precisión. Entre los precipitantes más comunes en clínica destacan el abandono del tratamiento psicofarmacológico habitual, el consumo de sustancias y las situaciones estresantes o acontecimientos vitales.
Es fundamental evaluar las causas de una falta de cumplimiento del
tratamiento, ya que es diferente que un paciente haya abandonado la medicación por efectos secundarios a que lo haya hecho por presentar síntomas insuficientemente tratados. En caso de que exista un consumo de sustancias tóxicas potencialmente adictivas, deben valorarse las cantidades, la frecuencia y el último consumo.
Otro aspecto de importancia respecto al uso de sustancias consiste en
establecer la cronología del consumo respecto al inicio del cuadro clínico; esto es, diferenciar si el uso de sustancias tóxicas o la intensificación de un consumo habitual han sido previos a la exacerbación sintomática o, por el de un consumo habitual han sido previos a la exacerbación sintomática o, por el contrario, primero ha aparecido la descompensación de un trastorno psiquiátrico que comporta una modificación en el patrón de consumo. Aunque el establecimiento de una relación cronológica entre el consumo de sustancias tóxicas y la descompensación puede resultar de gran ayuda para establecer este tipo de sustancias como precipitante del episodio, esta evaluación suele ser compleja dado que la obtención de información se realiza de forma retrospectiva.
Antecedentes
Se incluyen dentro de este apartado las alergias o intolerancias a
fármacos, las enfermedades o episodios patológicos de interés, la historia de consumo de sustancias tóxicas o potencialmente adictivas, las intervenciones quirúrgicas y las hospitalizaciones previas por motivos somáticos. Debe hacerse constar el estado somático actual del paciente: las enfermedades de base, los fármacos y dosis que está actualmente recibiendo, los médicos especialistas y los centros donde realiza controles.
No todos los pacientes informan igual sobre antecedentes médicos,
pues los hay que recuerdan con exactitud las enfermedades médicas y tratamientos que han recibido, informando detalladamente de todos ellos de forma espontánea, y otros pacientes apenas informan de antecedentes de interés o no recuerdan la medicación que están tomando. Conviene realizar un interrogatorio sistemático por aparatos y preguntar por aquellas patologías más prevalentes en la población general, así como recoger los factores de riesgo cardiovascular.
Es útil elaborar un árbol genealógico en el que se haga constar el
número de hermanos e hijos, edades, enfermedades médicas en cada miembro de la familia, y las causas y edades de los fallecimientos. Especialmente importantes son los antecedentes psiquiátricos familiares, incluyendo ingresos psiquiátricos, intentos de suicidio o suicidios consumados, tratamientos psicofarmacológicos, psicoterapéuticos o físicos, adicciones, alteraciones de conducta e historia de demencia. Deben registrarse aquellos tratamientos que fueron efectivos en familiares con un trastorno psiquiátrico, y en especial la respuesta a fármacos de familiares con antecedentes depresivos, pues pueden constituir una información valiosa a la hora de decidir un tratamiento psicofarmacológico de un paciente con el mismo trastorno afectivo.
Deben registrarse de forma cronológica los episodios previos que
hayan requerido atención psiquiátrica o psicológica, así como los episodios o temporadas de malestar emocional o alteración de conducta. Conviene hacer constar los diagnósticos, duración de los episodios, tratamientos recibidos, ingresos previos y seguimiento en centros especializados. La elaboración de una historia psicofarmacológica resulta de gran utilidad; en ella se incluirán los diferentes psicofármacos recibidos, con la duración del tratamiento, dosis máxima, abandonos, efectos secundarios y respuesta clínica, debiéndose señalar especialmente aquellos psicofármacos con los que el paciente ha obtenido una clara mejoría, pues el antecedente de respuesta positiva a un principio activo determinado constituye el mejor predictor de respuesta a dicho tratamiento.
La obtención de información sobre las dosis recibidas es esencial para
diferenciar entre una dosis subterapéutica o la falta de respuesta a un fármaco. En caso de que el paciente haya recibido psicoterapia, es importante señalar la modalidad, la frecuencia, la duración y la respuesta obtenida. En las enfermedades mentales de larga evolución es aconsejable la descripción del curso evolutivo, incidiendo en los diferentes episodios de agudización, los intervalos asintomáticos, el grado de incapacidad, la conciencia de enfermedad y el grado de cumplimiento del tratamiento y del seguimiento psiquiátrico.
Exploración psicopatológica
La exploración psicopatológica es la parte de la entrevista psiquiátrica
en la que se lleva a cabo un examen del estado mental, en el que se analizan los signos y síntomas psíquicos patológicos, cuya agrupación constituye un síndrome. Conviene seguir una sistemática ordenada, aunque flexible, de diferentes áreas. Además de la evaluación del estado mental en la historia clínica, deben registrarse la indicación y los resultados de otras exploraciones, entre las que destacan: exploración física general y neurológica, test psicométricos que resulten de utilidad, pruebas de neuroimagen o neurofisiológicas, análisis de sangre u orina, etc.
El orden de registro de las áreas objeto de la exploración depende de
cada evaluador. Un ejemplo de secuencia de exploración del estado mental por áreas podría ser el siguiente: 1) aspecto, actitud y conducta; 2) conciencia; 3) orientación; 4) memoria y atención; 5) psicomotricidad; 6) lenguaje; 7) humor y afectividad; 8) pensamiento; 9) sensopercepción; 10) voluntad; 11) inteligencia; 12) hábitos fisiológicos, como sueño, alimentación o conducta sexual, y 13) juicio e introspección.
Orientación diagnóstica
La información recogida en los apartados anteriores de la historia
clínica permite al psiquiatra realizar una orientación diagnóstica del caso. El formato de la orientación diagnóstica puede variar en función de diversos aspectos, como puede ser el recurso asistencial en el que se ha evaluado al paciente. Por ejemplo, en los servicios de urgencias la orientación diagnóstica suele realizarse de forma más sindrómica, dado que habitualmente se dispone de información limitada y el objetivo fundamental de nuestra actuación será tomar una decisión terapéutica rápida.
En un paciente ingresado la fiabilidad diagnóstica es mucho mayor,
pues se dispone de más tiempo para recopilar información, contrastarla con terceros y realizar una historia clínica completa; asimismo, la observación y obtención de exploraciones durante un mayor tiempo permite afinar más el diagnóstico. La tendencia actual consiste en utilizar los criterios diagnósticos de las clasificaciones psiquiátricas más habituales como son el DSM-IV-TR y la CIE-10. Tratamiento
En este apartado se anotarán los diferentes tratamientos que se han
administrado al paciente, argumentando las indicaciones. En el caso del tratamiento farmacológico, conviene registrar los fármacos que recibe el paciente, las vías de administración y las dosis. Si se van a aplicar otras técnicas que requieren varias sesiones (p. ej., TEC, psicoterapia), resulta útil anotar la frecuencia de las mismas y la previsión de tratamiento mínima.
Evolución
Se registrará la información obtenida en las sucesivas entrevistas, en
especial los cambios en el estado clínico, modificaciones en la medicación, diagnóstico y pronóstico. Es muy relevante recoger la respuesta a los diferentes tratamientos empleados y eventuales efectos secundarios, así como el grado de cumplimiento. No es infrecuente que durante el seguimiento se obtenga información que no era evidente en la visita inicial, como pueden ser determinados rasgos de personalidad, problemas sociales y familiares, o incluso que se detecte psicopatología no percibida con anterioridad. CONCLUSIÓN
Para concluir resalta la gran importancia de una buena evaluación del
paciente con trastornos psiquiátricos va a depender fundamentalmente de la entrevista clínica en la que, además de establecer el marco de relación médico-paciente y del proceso terapéutico, se procede a la elaboración de una historia clínica que ha de incorporar, al menos, una exploración del estado mental del paciente, una formulación diagnóstica y un planteamiento terapéutico y pronóstico.
La exploración psicopatológica o del estado mental va a consistir en
una descripción de todas las áreas del funcionamiento mental del paciente, se trata de recoger toda información posible en el curso de la entrevista y mediante la exploración concreta. BIBLIOGRAFÍA
1. López I., Alcocer I. (2012) Guiones para la Práctica Clínica; La Historia
Clínica en Psiquiatría (2da edición) Madrid. Facultad de Medicina. Universidad Complutense.
2. Rojo C. Elva W., Pérez N. Alfredo (2018) Propedéutica y Semiología