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La epidemia que subyace tras la covid: los casos de depresión y ansiedad crecen
más de un 25% en el mundo
Un estudio internacional estima que la crisis del coronavirus provocó 53 millones más de
trastornos depresivos. El problema afectó sobre todo a mujeres y jóvenes
JESSICA MOUZO
La crisis sanitaria fue el caldo de cultivo perfecto para aflorar la mala salud mental: los
encierros, la falta de interacción social, las muertes sin duelo, la incertidumbre ante un
virus desconocido y la inestabilidad económica azuzaban el malestar emocional. Y las
dificultades para acceder al sistema sanitario, con la atención primaria saturada y los
hospitales volcados en la covid, terminaron por colmar el vaso. La sintomatología se
agravaba y la puerta para tratarla estaba colapsada. Una encuesta de la Organización
Mundial de la Salud (OMS) en 130 países constató que el 60% sufrió interrupciones en
los servicios de psicoterapia para personas vulnerables.
A pesar de las limitaciones del estudio, como la falta de datos de calidad en algunos
países o cifras basadas en casos probables de estas dolencias, las estimaciones del
modelo sugieren que, en ausencia de pandemia, habría habido 193 millones de casos
de trastorno depresivo mayor (2.471 casos por 100.000 habitantes) en todo el mundo
en 2020. Sin embargo, el análisis muestra que hubo 246 millones de casos (3.153 por
100.000).
Cuanto más grande fue la tasa de infección por covid y mayores las restricciones
sociales, más prevalencia hubo de estas dolencias mentales. En declaraciones a EL PAÍS
a través de correo electrónico, Damián Santomauro, investigador del Centro de
Investigación de Salud Mental de Queensland y autor del estudio, matiza, sin embargo,
que no se puede hacer una comparación entre países “por la ausencia de datos de alta
calidad en la mayoría” de los Estados y el margen de incertidumbre en torno a las
estimaciones por países: “Por ejemplo, para España estimamos un aumento del 29,5%,
pero con intervalos de incertidumbre del 95%: del 3,1% al 60,1%. La comparación
directa entre países requeriría sustancialmente más datos y cobertura de datos a nivel
mundial”, apunta.
Los otros grandes afectados son los jóvenes, confirma Santomauro: “Se han visto
afectados por el cierre de escuelas y por las restricciones más duras que impiden que
interactúen con sus compañeros. Además, este grupo poblacional también tienen más
probabilidades de quedar desempleado después de las crisis económicas”. La
prevalencia adicional de estos trastornos alcanzó su punto máximo entre las personas
de 20 a 24 años (1.118 casos adicionales de trastorno depresivo mayor por 100.000 y
1.331 casos adicionales de trastornos de ansiedad por 100.000). Celso Arango,
presidente de la Sociedad Española de Psiquiatría, admite que el aluvión de casos en
gente joven ha sorprendido a los especialistas: “No nos lo esperábamos. Pero es todo a
causa del confinamiento y las restricciones en una edad rebelde”.
Aunque este estudio solo ha puesto el foco, por ahora, en depresión y ansiedad,
Santomauro alerta de que hay “evidencia emergente que sugiere que la prevalencia de
los trastornos alimentarios ha aumentado durante el curso de la pandemia”. A pie de
consulta, Arango y Pérez corroboran esta tesis: “En algunos casos, los centros de
atención infantojuvenil han duplicado los casos de trastornos de la conducta
alimentaria (TCA). Así como la depresión y la ansiedad no llegaron por el colapso del
sistema, los TCA son tan graves, que llegan o llegan. Por eso muchos hospitales ya
reforzaron los recursos para atender estos casos”, apunta Pérez.
Medidas urgentes
Los investigadores del estudio advierten de “la necesidad urgente de fortalecer los
sistemas de salud mental para abordar la creciente carga” de estas dolencias. “Las
estrategias deben promover el bienestar mental y apuntar a los determinantes de la
mala salud mental agravada por la pandemia”, conviene Santomauro. Pérez concuerda
en la necesidad de poner en marcha “un plan de choque brutal” para atender el
aluvión de pacientes y urge más personal. Arango denuncia la falta de recursos en
salud mental: “Esta pandemia lo que ha traído es una visibilización, ha desnudado las
carencias estructurales en salud mental”.
Con todo, los psiquiatras consultados llaman a la calma y puntualizan que los datos del
estudio son de 2020 y lo previsible es que estos incrementos superiores al 25% no se
prolonguen en el tiempo. “Probablemente, estos enfermos no han sido atendidos o lo
han sido de forma precaria, pero esta avalancha de depresión y ansiedad, cuando se
vayan normalizando las cosas, se irá reduciendo. No crecerá al 25% cada año”, zanja
Pérez.