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Los avances tecnológicos hoy en día han crecido exponencialmente a tal grado de

superar las expectativas que hace años se tenían. Lo más relevante es que estos
están a disposición de casi cualquier persona, basta con tener un dispositivo
electrónico y una conexión a internet para poder disfrutar de muchas de las
innovaciones tecnológicas, como las aplicaciones de comercio electrónico y de
entretenimiento, por mencionar algunas.
Pero ¿es en realidad la tecnología una gran herramienta para mejorar las
condiciones de vida de las personas? Quizá para muchos sí, pero no lo es para
ciertos sectores de la población, en especial la población trabajadora.
En su libro “Sálvese quien pueda”, Andrés Oppenheimer argumenta que vivimos
en una era en la que la automatización de los procesos son parte esencial del ciclo
económico, ya que gracias a la automatización se reducen costos, y a su vez,
ayuda a clase trabajadora a realizar actividades muy riesgosas. Sin embargo, esto
tiene un doble efecto, si bien, la automatización de los procesos productivos han
mejorado de alguna manera las condiciones en las que laboran las personas y
asimismo la producción, por otro lado esto ha traído un desplazamiento de
aquellas personas que laboraban en las actividades que ahora realizan cierto tipo
de máquinas, esto a mediano plazo, incluso a largo plazo puede impactar de
manera directa en el empleo y por lo tanto en la vida de las personas, dejándolos
con muy pocas posibilidades de subsistir y más aún si se trata de personas que se
encuentran en una edad mayor.
La población adulta mayor y la población que no cuenta con un nivel de estudios
alto, son los más vulnerables ante esta situación, pues, por un lado, la población
adulta mayor se encuentra actualmente con una gran dificultad para encontrar
empleo, tratando generar ingresos para satisfacer sus necesidades básicas ya que
con el monto que reciben por concepto de pensiones no es suficiente, en el caso
de las personas que han trabajado en la informalidad gran parte de su vida
productiva.
Con el avance de la tecnología este sector de la población tendrá escasas
posibilidades de encontrar un empleo, pues, por lo menos en México, las personas
adultas mayores que laboran generalmente tienen empleos de ayudantes en los
supermercados, vigilantes en estacionamientos, ayudantes o meseros en algún
restaurante; actividades que en otros países como Japón o en los países nórdicos
las realizan robots, minimizando los costos operativos de las empresas.
Por otro lado, aquellas personas que no cuentan con un nivel de estudios alto
suelen trabajar en la informalidad, cuya proporción con respecto a la población
económicamente activa representó el 55% en el primer trimestre de 2021, es
decir, poco más de la población económicamente activa carece de protección y
seguridad social, lo cual los deja fuera del sistema de pensiones, y por lo tanto con
muy pocos recursos para sobrellevar su vida futura, dentro de los cuales está la
pensión para adultos mayores, que de acuerdo con diversos estudios es
insuficiente.
Aunado a lo anterior, el hecho de que las empresas opten por adquirir maquinas o
robots que agilicen y reduzcan los costos de su producción, deja a los empleados
sin oportunidades laborales, lo cual implicaría un desplazamiento todavía mayor
de la población económicamente activa al sector informal, reduciendo la cobertura
que tiene el sistema de seguridad social y ejerciendo más presión en las finanzas
públicas, ya que se tendrían que implementar estrategias o programas de
asistencia social para todas estas personas que se encontrarían más expuestas a
sufrir desequilibrios financieros.
Desde otro punto de vista, la creciente innovación tecnológica ha permitido el
avance de la ciencia médica, haciendo posible aumentar la esperanza de vida de
las personas. Hoy en día, existe instrumental médico muy útil que ayuda a
detectar enfermedades que hace algunas décadas eran imposibles de detectar.
Del mismo modo, se han desarrollado numerosos tratamientos y antibióticos que
han ayudado a las personas a controlar y curar cierto tipo de enfermedades,
incrementando la capacidad de resistencia del sistema inmune a enfermedades
que eran la causa principal de muerte por enfermedad en el siglo pasado, como
son la viruela o las enfermedades respiratorias.
Si bien, incrementar la esperanza de vida ha sido uno de los logros más
significativos de la humanidad, el impacto que esto genera a los sistemas de
pensiones es muy grande pues uno de los factores por los que muchos países
están enfrentando una crisis en sus sistemas de pensiones es el envejecimiento
demográfico y la esperanza de vida.
Si la esperanza de vida aumenta significativamente, aquellos países que tengan
sistemas de reparto tendrán una carga importante en sus finanzas públicas, lo cual
vuelve insostenible al sistema; razón por la cual muchos de los países que tenían
su sistema de pensiones bajo este esquema migraron a un sistema de
capitalización individual, como Chile, México, El Salvador, entre otros.
Por lo que, bajo estos hechos, el avance de la tecnología tiene y tendría efectos
positivos en la calidad de vida de las personas, pues se tendría acceso a mejores
instituciones de salud, por mencionar uno, que cuenten con instrumental necesario
para atender cualquier tipo de enfermedad, además de tener atención
personalizada desde casa, a través de asistentes virtuales inteligentes como
Alexa, que puede asesorar ante cualquier situación que un usuario presente a
través de la información a la que tiene acceso mediante una conexión a internet;
cuyas capacidades aumentaran conforme pasen los años a través de
actualizaciones que brindaran a los usuarios un mejor servicio.
No obstante, se tiene que evaluar de manera correcta el impacto que la
automatización tendría a largo plazo, específicamente en el empleo, ya que como
se menciono anteriormente, el creciente avance de los avances tecnológicos
podría provocar que muchas personas pierdan su empleo, dejándolos en
condiciones de vulnerabilidad.
También es importante que los gobiernos implementen estrategias en las cuales
concienticen a la población de seguir superándose y que constantemente vayan
adquiriendo nuevas habilidades que permitan adaptarse a los cambios que se
vayan presentando en lo laboral.
Ya que como describe Andrés Oppenheimer, aquellas personas que tengan o
adquieran habilidades que vayan relacionadas con las tendencias que se vayan
formando a lo largo de los años, serán las personas que podrán tener un empleo y
también serán las personas que sobrevivan a la automatización.
Referencias

Oppenheimer, A. (2018). ¡Sálvese quien pueda! México: Penguin Random House


Grupo Editorial .

Statista. (2021, 23 septiembre). Tasa de informalidad laboral en México por


trimestre 2015–2021. Recuperado 16 de octubre de 2021, de
https://es.statista.com/estadisticas/576861/tasa-de-informalidad-laboral-en-mexico-
por-trimestre/

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