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Autor del Contenido Martín González

Fecha de Actualización 22/5/2020


Título Modificación y terapia de la conducta

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Módulo 2: Modificación y terapia de la conducta

1. Introducción al módulo

Una vez conocidos los principios que rigen el condicionamiento como


mecanismo del aprendizaje y sus desarrollos más recientes, temática abordada en el
módulo 1, se procederá a hacer una revisión de las principales técnicas de modificación
de conducta. En efecto, el módulo 2, Modificación y terapia de conducta, presenta de
manera esquemática y ordenada las principales terapias de modificación de conducta
que se pueden implementar en usuarios normales o con algún tipo de patología de salud
física o conducta problema, mediante los fundamentos conceptuales del aprendizaje
desde el modelo de condicionamiento clásico, el condicionamiento operante y la teoría
del aprendizaje social.

El objetivo principal de este módulo es brindar las herramientas básicas que


permitirán un acercamiento al modelo conductual como estrategia terapéutica de
intervención en diferentes contextos y situaciones. Sin embargo, cabe aclarar que este
constituye un acercamiento inicial a los contenidos posteriores sobre aprendizaje,
psicología clínica y problemas relacionados con la conducta.

2. Modificación y terapia de la conducta

2.1. Introducción

En la historia de la psicología como ciencia, posterior a la emisión de los


principios del aprendizaje, (demostrados a partir del condicionamiento clásico,
el condicionamiento operante y el aprendizaje social), estos fueron utilizados en
lo que se denomina las técnicas de modificación de conducta. Estas son una serie
de propuestas terapéuticas que buscan, como su nombre lo indica, modificar las
conductas problemáticas para hacerlas más funcionales a los requerimientos
sociales, además de reducir o extinguir otras que afecten la calidad de vida de
quienes las padecen y de sus familias.

Estas técnicas son muy variadas y abordan la mayoría de las situaciones


y los entornos en los cuales el ser humano se desenvuelve. De acuerdo a su
fundamento de base y su objetivo primario pueden ser usadas en entornos
hogareños, instituciones de educación, centros asistenciales, entre otros. En este

2
módulo se expondrán las más conocidas y usadas. Sin embargo, es importante
aclarar que existe una gran cantidad de técnicas o protocolos, pero por efectos
pedagógicos se tratarán las de mayor aplicación.

2.2. Marco conceptual

La base sobre la cual es posible hablar de modificación de la conducta


radica, en primera instancia, en tener claro qué es conducta y qué se pretende
lograr al modificar una conducta. Martin y Pear (2008) afirman sobre la
conducta que “algunos sinónimos frecuentes incluyen: actividad, acción,
actuación, respuesta y reacción. Esencialmente la conducta es algo que la
persona hace o dice”.
Ahora bien, es importante hacer algunas aclaraciones sobre los aspectos
esenciales de la conducta:
 Las conductas producen resultados: estudiar para un examen es la
conducta y el resultado es obtener una calificación sobresaliente.
 Existen conductas manifiestas o visibles que pueden ser observadas y
conservarse en la memoria de quienes las presencian.
 Otro tipo de conductas son las privadas, internas o encubiertas, cuya
evidencia debe ser constatada por medios tecnológicos ya que suceden
dentro del organismo, como el sentirse asustado y, en función de esto,
tener acelerado el ritmo cardíaco.
 Las conductas manifiestas y las encubiertas son susceptibles de ser
modificadas mediante técnicas de modificación de la conducta.
 Las conductas cognitivas, o también llamadas no manifiestas, como el
habla privada y la imaginación, también son conductas modificables.

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Dimensiones del
comportamiento

Duración Características Frecuencia

Tiempo en de la conducta Número de


veces en un
que se que pueden tiempo
mantiene ser medidas específico

Intensidad o
fuerza
Esfuerzo
físico o
energía
invertida

Figura 1. Dimensiones del comportamiento.


Martín y Pear (2008).

La característica más importante de la modificación de conducta es su


interés por definir los problemas, en términos de comportamiento, que pueden
estimarse objetivamente, y por tomar los cambios en las evaluaciones del
comportamiento como el mejor indicador del grado de solución del problema
alcanzado (Martin y Pear, 2008).

Es necesario tener en cuenta que la modificación de conducta se basa en


los trabajos pioneros de la psicología del aprendizaje. Estos aportaron el soporte
teórico y los postulados experimentales objetivos y rigurosos sobre los que,
posteriormente, se generó la modificación de la conducta. De hecho, gran parte
de los debates y desarrollos de las terapias de modificación de la conducta tienen
sus antecedentes en la teoría del aprendizaje.

Un tema relevante dentro de la modificación de conducta es el de la


generación de etiquetas a manera de diagnóstico, ya que si bien es necesario
encuadrar las conductas dentro de marcos referenciales que permitan su
abordaje, también se constituyen en elementos de crítica destructiva por parte
de terceras personas o, inclusive, de rechazo por parte de los iguales. Un caso

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muy actual es el del trastorno de déficit de atención con hiperactividad (TDAH).
Quienes lo padecen sufren de la estigmatización por parte de compañeros. Los
profesionales asistenciales en muchos casos se limitan a prescripciones
farmacológicas y los profesores a justificar todas las conductas de estos niños
dentro de los síntomas de su trastorno. Especialmente los niños de escasos
recursos o del sistema educativo del Estado no tienen la atención psicológica que
requieren, pero sí el juicio y el castigo social para ellos y sus familias en razón
del diagnóstico emitido. De ahí la importancia de tratar los casos que requieren
atención desde la modificación de conducta con suma delicadeza y con
consideraciones éticas de excelencia para que no sea una situación incómoda o
que maltrate a la persona que requiere atención.

Con el objeto de evitar la situación anteriormente descrita es importante


referirse a las situaciones en términos de déficits o excesos conductuales, con el
fin de evitar imprecisiones, enfocarse en las estrategias de resolución del
problema y buscar apoyo desde lo institucional con un enfoque centrado en la
persona y no en la dificultad que esta padece.

2.2.1 Orientaciones principales


Dentro de la modificación de conducta se distinguen los siguientes
componentes fundamentales:

Las técnicas • Logran mayor


alteran el entorno adaptación
• Ser más funcional
• El contexto
• Compuesto de
Entorno estímulos que alteran el
comportamiento

• Personas
Estímulos • Objetos
• Sucesos

Figura 2. La modificación de conducta.


Fuente: https://goo.gl/Uu5jWp

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Los estímulos componen el entorno, el cual se puede alterar a partir de la
modificación de conducta con el objetivo de hacer a la persona más funcional y
adaptada a su medio. Las principales características de la terapia de conducta,
según Martin y Pear (2008), son:
• Enfatizar en la definición de las dificultades en razón a comportamientos
objetivos.
• Los mecanismos para alterar el entorno se basan en procedimientos y
técnicas en los cuales el terapeuta tiene un rol activo.
• Las técnicas utilizadas se pueden describir de manera rigurosa.
• Las aplicaciones de estas técnicas son útiles para cambiar aspectos de la
vida cotidiana si el cliente así lo quiere.
• Se basan en los postulados del aprendizaje y del condicionamiento clásico
y operante.
• Afirma que una intervención es causa directa de un proceso científico de
modificación de conducta, y valora los aportes de los involucrados en la
misma.

Igualmente, como lo exponen estos autores,


La modificación de conducta implica la aplicación sistemática de los principios y
técnicas de aprendizaje para evaluar y mejorar los comportamientos
encubiertos y manifiestos de las personas y facilitar así un funcionamiento
favorable. (Martin y Pear, 2008)

Teniendo esto en cuenta algunas poblaciones en escenarios de tratamiento,


educación y rehabilitación suelen identificarse para intervención especial debido a
sus déficits de habilidades o carencia de habilidades apropiadas. Se considera
entonces cambio en las contingencias, el reforzamiento positivo y negativo, dándose
mayor atención al positivo porque desempeña un papel central en casi todas las
intervenciones conductuales y escenarios de aplicación. (Kazdin, 2000, p. 131)

Con base en esta definición es posible recalcar las características fundamentales


de esta propuesta:
➢ La psicología experimental es su fundamento.
➢ Es posible aplicarla en el campo clínico como en el educativo, organizacional,
entre otros.
➢ La evaluación objetiva es un prerrequisito esencial.
➢ Hace énfasis en el entrenamiento de repertorios conductuales.

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Con este marco de referencia se procederá a abordar las principales técnicas
de modificación de conducta.

2.3 Técnicas basadas en condicionamiento clásico

2.3.1 Relajación
La relajación es considerada como un procedimiento de control de la
activación, ya que su objetivo principal es lograr reducir los niveles de actividad
por parte del sujeto, con el objetivo de aclarar la mente, reducir el efecto de las
hormonas del estrés y afrontar situaciones de difícil manejo.

Existen diversos modelos de relajación, desde los de énfasis cognitivo hasta


los de énfasis fisiológico y los que apuntan a abordar los dos aspectos
anteriormente mencionados. Lo que es importante considerar a la hora de
escoger una u otra técnica es el hecho de que supla las necesidades del cliente y
que se adecúe a su estilo de vida, condición y ocupación.

Labrador (2008) propone una serie de criterios para seleccionar el


procedimiento de relajación a utilizar:
→ Eficaz para modificar aspectos fisiológicos y cognitivos.
→ Fácil de aprender por la mayoría de las personas.
→ Que puedan aprenderse rápidamente (el menor número posible de
sesiones).
→ Que pueda utilizarse a voluntad en cualquier momento o situación, en
especial en momentos difíciles o de tensión.
→ Que pueda usarse en breves momentos consiguiendo efectos beneficiosos
rápidos.
→ Que pueda utilizarse de forma diferencial, permitiendo desactivar
algunas partes del organismo, aunque otras se mantengan en activación.

Algunas de las llamadas terapias alternativas abordan, desde una perspectiva


clara y confiable, técnicas de relajación útiles para el manejo del estrés, la
ansiedad y otras patologías relacionadas con la activación. Como técnica
terapéutica está demostrada su efectividad, bien sea de manera independiente o
asociada a otras técnicas, como es el caso de la desensibilización sistemática que
se verá más adelante.

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Sin embargo, es importante hacer énfasis en que el aprendizaje de cualquier
técnica de relajación debe estar enmarcado, para el cliente, en la utilidad de la
misma para ayudar a resolver su situación, es decir, que entienda el qué, cómo y
para qué a fin de que el ejercicio terapéutico sea provechoso y el paciente se
comprometa con la adherencia terapéutica requerida. Por otro lado, el terapeuta
debe evaluar con detenimiento el paciente para determinar cuál técnica es más
pertinente y ajustarla a las particularidades de ser necesario. Claro, sin perder
su sentido ni su énfasis.

2.3.2 Mindfulness

El mindfulness se trata de una técnica de atención y conciencia plena que


incluye presencia atenta y reflexiva. Cuando se hace referencia a la atención
plena se habla de concentrarse en el momento presente asumiendo una actitud
reflexiva, además de activa, es decir, “aquí y ahora”, refiriéndose al presente.
Existe una clara asociación entre el mindfulness y la meditación, lo que hace que
se aborde el sentido de la vida y la trascendencia como ser humano, manifestada
en las conductas, las cuales se contemplan sin ser valoradas, aceptando las
experiencias con actitud de observación abierta, sin críticas ni valores. De allí se
deriva el hecho de considerar esta experiencia, además de una técnica, como una
filosofía de vida.

Germer (2004), citado por Labrador (2008), plantea que los elementos
claves del mindfulness son los que se muestran en la Figura 4 .

8
Centrado en el
presente, mas no
en los procesos de Intensión directa de
pensamiento centrarse en algo,
implicados en las sin incluir juicios
situaciones. valorativos.

Observación
Abierto a la
participativa con la
experiencia
mente y el cuerpo,
sensorial y
con referente
perceptiva como
emocional y
expresión
sensorial pero no
liberadora.
verbal.

Figura 4. Elementos claves del mindfulness.


Fuente: Labrador (2008).

Los componentes principales del mindfulness son:

Apertura a la
Centrarse en el Aceptación radical
experiencia y a los
momento presente de la experiencia
hechos

Controlar la
Elección de las
manera de
experiencias en las
experimentar la
cuales involucrarse
emoción

Figura 5. Componentes del mindfulness.


Fuente: Labrador (2008).

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2.3.3 La desensibilización sistemática

La desensibilización sistemática (DS) es una técnica de intervención


terapéutica en psicología que tiene por objetivo extinguir la conducta de miedo
y los repertorios de evitación. Esta técnica se basa en el hecho de que hay
estímulos específicos que generan automáticamente respuestas de ansiedad en
una persona. Por ende, es posible enseñar a que estos mismos estímulos
automáticamente provoquen respuestas que sean incompatibles con la
ansiedad, impidiendo que esta se presente junto con la consecuente respuesta
de evitación. La intervención se lleva a cabo por medio de dos componentes
distintos:
a. Enseñar al cliente a emitir una respuesta antagónica de la ansiedad.
Para este caso los procedimientos de relajación son ideales. Sin
embargo, cualquier respuesta asertiva servirá para los propósitos
planteados, ya que el ser capaz de emitir una conducta asertiva ante
un evento ansiógeno es, de por sí, efectiva para reducir la ansiedad.
b. La segunda parte de la intervención en DS se trata de un acercamiento
paulatino y controlado al estímulo que provoca el miedo. Esta
exposición puede ser por medio de técnicas de imaginería o en vivo.

La eficacia de la DS está ampliamente documentada para el tratamiento


de las fobias, la ansiedad generalizada, los miedos, algunas formas de
disfunción sexual, entre otros. No obstante, es importante tener en cuenta
que se deben cumplir ciertos criterios para su uso:
➢ Que estímulos específicos evoquen respuestas condicionadas.
➢ Que la respuesta condicionada no se deba a ideas sobrevaloradas o
creencias irracionales.
➢ Que el miedo sea de tipo irracional, es decir, que la persona no asuma
riegos o que tenga las habilidades de afrontamiento necesarias para
enfrentarse al estímulo ansiógeno o fóbico.
➢ Que el paciente no presente más de cuatro miedos o fobias.
➢ Que sea posible condicionar una respuesta antagónica adecuada para
la situación.

Para el tratamiento de ansiedad condicionada ante estímulos inespecíficos,


como las adicciones, las disfunciones sexuales, el insomnio y las parafilias, la DS
hace parte de un conjunto amplio de técnicas que se complementan con el
objetivo de utilizar los principios del condicionamiento clásico para enseñar
conductas adaptativas.

10
2.3.4 La terapia implosiva (inundación)

La exposición, es decir, la presencia del estímulo que genera el miedo o la


evitación, no es un principio novedoso. De hecho, desde los inicios del
condicionamiento clásico se planteó bajo el nombre de extinción, en la cual
el principio es hacer una repetida exposición al estímulo condicionado (EC)
sin que se presente el estímulo incondicionado (EI), lo que supuestamente
resulta en la desaparición de la respuesta condicionada (RC). Esta técnica, al
igual que la DS, es en muchos casos usada en combinación con otras para dar
los resultados esperados.

La teoría que sustenta la terapia implosiva (TI) constituye una propuesta


conductual para el abordaje terapéutico de algunas de las psicopatologías. El
supuesto fundamental de esta propuesta es que la conducta sintomática es
aprendida por condicionamiento clásico, proveniente del recuerdo de
estímulos previamente asociados con experiencias que se han condicionado,
de tipo específico y además aversivas, cuyos síntomas son conductas
manifiestas y encubiertas generadas con el fin de evitar o reducir estímulos
que en el pasado han sido condicionados y que evocan la ansiedad.

Caballo (2009) afirma que:


La tarea de la terapia consiste en detener la conducta de evitación
exponiendo al paciente a tantos estímulos de evitación como sea posible,
intentando finalmente obtener una completa exposición al estímulo
condicionado (EC). Cuanto mayor sea el número de estímulos de
evitación experimentados, mayor será la respuesta afectiva resultante.
Puesto que la exposición al EC y la subsiguiente respuesta emocional no
son seguidas por una respuesta incondicionada (RI), como dolor físico,
entonces se hallan presentes las condiciones necesarias para
desaprender la asociación entre el EC y la respuesta emocional. Al repetir
los elementos del EC en ausencia del estímulo incondicionado biológico,
la respuesta emocional sufre un efecto de extinción.

2.4 Técnicas basadas en el condicionamiento operante

Según Caballo (1998), “la unidad de conducta que introdujo Skinner es la


operante, que se define como una respuesta que es fortalecida o mantenida por
sus consecuencias”. Esto no necesariamente implica que ante un estímulo
siempre se dé una respuesta, solo que los eventos tienen consecuencias, y que la

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no respuesta también es una de ellas. Los estudios de Skinner se realizaron en
entornos educativos y con pacientes psicóticos. Él y sus estudiantes fueron los
primeros en utilizar el término terapia de conducta para describir la aplicación
de los principios del condicionamiento instrumental u operante en la educación
y el tratamiento a las psicopatías.

Un asunto de fundamental importancia para los especialistas en métodos


operantes es que la totalidad de los conceptos deben definirse en términos de
acontecimientos conductuales y ambientales medibles. Otro aspecto que es
importante recalcar es el hecho de que los procedimientos basados en el
condicionamiento operante se utilizan tanto para incrementar como para
reducir conductas.

2.4.1 La economía de fichas

Surgió como una técnica para pacientes psiquiátricos institucionalizados


ante la resistencia de estos a las demás formas de terapia y como una forma de
motivarlos a que se comportaran de una manera más funcional. Con el paso del
tiempo y la efectividad de la técnica, esta se extendió a otros contextos, como el
hogar, la escuela o la prisión y con diferentes tipos de población.

White (2005), citado por Caballo (2009) definió la economía de fichas


como “un sistema de reforzamiento en el que se administran fichas como
refuerzo inmediato, fichas que son respaldadas posteriormente permitiendo que
se cambien por refuerzos más valiosos”, teniendo en cuenta el cumplimiento de
tres requisitos básicos:

12
1
Una ficha o elemento de
intercambio (reforzador
secundario)

Refuerzos que se puedan


intercambiar por fichas
2
Reglas que definen las

3 conductas a intercambiar
por fichas y los refuerzos a
intercambiar por la fichas

Figura 6. Requisitos de la economía de fichas.


Fuente: Caballo (2009)
Una de las más importantes bondades de la economía de fichas es que no
se requiere que el terapeuta esté presente siempre mientras se aplica la técnica,
ya que esta se puede enseñar a las personas que se encuentran en el entorno
inmediato de él o a los pacientes, para que sean ellos quienes la realicen sin
afectar la eficacia, siempre y cuando sea correctamente implementada y con
soporte constante del psicólogo a cargo. Sus campos de aplicación son amplios,
tanto para individuos normales como para pacientes con algún tipo de
discapacidad o trastorno mental, así como en niños, adolescentes y adultos. Lo
importante es ser rigurosos en el seguimiento de las reglas previamente
establecidas y contar con apoyo por parte de quienes se encuentran en el
entorno regular de la o las personas a las cuales se les quiera modificar la
conducta.

2.4.2 Condicionamiento encubierto

El principio desde el que se basa el condicionamiento encubierto afirma


que las conductas encubiertas que son aquellas que no pueden ser observables
a simple vista o directamente por otros, es decir, suceden al interior del
organismo, como el pensamiento y las imágenes mentales, obedecen a las
mismas normas y están regidas por los mismos principios que los fenómenos

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observables. De igual manera, se asume que los eventos encubiertos y los
fenómenos observables tienen un alto nivel de interacción y se afectan
mutuamente.

Este principio proviene de las afirmaciones de teóricos con Bandura


(1977), Skinner (1938) y Terracé (1963), Quienes plantearon que era
indispensable la inclusión de los fenómenos no observables a lo que se
denomina el análisis de la conducta, además se asumió una equivalencia
funcional entre los comportamientos observables y los encubiertos, ya que se
considera que tienen el mismo valor dentro de la explicación y el control de la
conducta humana.

Como recurso terapéutico, la imaginación se empezó a utilizar de manera


regular dentro de la desensibilización sistemática con el objeto de cambiar la
herramienta de la desensibilización en vivo, debido a los desafíos que en algunos
casos presenta este método en cuanto a accesibilidad y seguridad del paciente y
el terapeuta. Caballo (2009) afirma que “aunque se haga referencia directa a la
imaginación, los pensamientos y sentimientos están también incluidos como
procesos encubiertos que pueden ser manipulados por procedimientos de
condicionamiento encubierto”. Las técnicas de condicionamiento encubierto se
basan algunas en el condicionamiento operante, otras en la teoría del
aprendizaje social y otras se conciben como técnicas de autocontrol.

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Técnicas de
condicionamiento
encubierto

Basadas en el
Basadas en el Técnica de
condicionamiento
aprendizaje social autocontrol
operante

Reforzamiento Coste de Reforzamiento


Extinción Sensibilización Modelado Triada de
positivo respuesta negativo
encubierta EE encubierta SE encubierto autocontrol TA
encubierto RPE encubierto CRE encubierto RNE

Figura 7. Técnicas de condicionamiento encubierto.


Fuente: Caballo (2009)

2.4.3 Biofeedback

El término hace referencia a la retroalimentación de datos fisiológicos


medibles. Desde el punto de vista terapéutico, se trata de modificar o controlar
respuestas fisiológicas provenientes de situaciones específicas o patologías
adquiridas, como la hipertensión, las migrañas, las arritmias cardíacas y algunas
formas de trastornos neuromusculares. Básicamente, el biofeedback (BF) es un
dispositivo que, a través de electrodos, permite la recolección de datos y el
registro en tiempo real de los mismos para enseñar a desarrollar autocontrol
sobre las respuestas fisiológicas a partir de la retroalimentación permanente al
paciente con respecto a la función que requiere controlar. El elemento central
de esta técnica está en el feedback constante.

Los desarrollos de la tecnología moderna han facilitado que existan


métodos para medir la respuesta corporal ante diferentes situaciones y que sea
posible enseñar al sujeto a identificar las señales de alerta y, por ende, a
controlarlas, no solo desde lo fisiológico sino también desde las respuestas que
este provee para explicar y comprender la conducta humana, a partir del análisis
de la naturaleza del aprendizaje.

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Los aspectos fundamentales definitorios del entrenamiento en BF son
tres:

Los cambios
El paciente debe estar
La respuesta fisiológica registrados en la
muy motivado para
a controlar debe ser variable a controlar
que sus esfuerzos
contínuamente deben ser informados
tengan el resultado
registrada en detalle de inmediato y con
esperado
sumo detalle al sujeto

Figura 8. Entrenamiento en biofeedback.


Fuente: Caballo (2009)

En tiempos recientes y con el surgimiento de la llamada medicina


comportamental, que es la aplicación de las técnicas del conductismo a los
trastornos físicos, tomando como punto de partida la concepción de que la salud
es el resultado de la interacción del sujeto con los aspectos biológico, psicológico
y social, el BF ha tenido grandes desarrollos y mayores aplicaciones para evitar,
tratar y rehabilitar a personas con diferentes patologías gracias al uso de esta
técnica, sola o combinada con apoyo farmacológico, con el fin de mejorar la
calidad de vida de las personas.

2.4.4 Time-out

También llamada tiempo fuera, es una técnica de reducción de conducta que


se define como:
La eliminación del acceso a los reforzadores positivos durante un cierto
periodo de tiempo y de modo contingente a la ocurrencia de cierto
comportamiento. En otras palabras, se elimina la oportunidad de recibir
reforzamiento positivo durante un período especificado contingentemente a
realizar determinada conducta. (Bados & García-Grau, 2011)

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Puede aplicarse mediante aislamiento cuando el emisor de la conducta
problema se somete a permanecer en un espacio no reforzante, como una
habitación vacía o una silla alejada de las distracciones; por exclusión, cuando la
persona no puede ver lo que sucede pero permanece en el lugar donde se da la
falta (por ejemplo, es colocado contra la pared o se le pide que baje la cabeza y
no interactúe con quienes lo rodean), o el llamado tiempo fuera sin exclusión,
cuando comparte el espacio con los demás y puede ver lo que sucede pero no
puede participar de las actividades o refuerzos disponibles. Su uso es exitoso en
niños desde los 2 a los 10 años. Se utiliza para casos de conductas antisociales y
perturbadoras, mas no para conductas de autoestimulación o autolesivas, ya que
la posibilidad de estar alejado de cualquier manera puede fortalecer este tipo de
comportamientos.

2.5 Técnicas basadas en el aprendizaje social

Retomando el concepto, el aprendizaje social, cuyo principal exponente es


Alberth Bandura (1977), plantea que es posible enseñar por imitación ciertos
comportamientos a una persona con conductas problemáticas. Existen algunas
técnicas que, usando esta teoría, buscan modificar el comportamiento de las
personas e incrementar el grado de funcionalidad.

2.5.1 El entrenamiento en habilidades sociales

Definir en términos puntuales e inequívocos una habilidad social es un asunto


complejo ya que estas dependen de una serie de variables intervinientes, como
la cultura, la educación, el nivel social y la nacionalidad. De ahí que no haya un
acuerdo en dicha definición. A grandes rasgos se puede decir que una habilidad
social es una conducta apropiada para una persona, en un contexto y situación
específicos, claro que teniendo en cuenta que hay un repertorio conductual
amplio para casi todos los contextos.

León Rubio y Medina Alzano (2006), citados por Lacunza y Contini de


González (2011), definen la habilidad social como “la capacidad de ejecutar
aquellas conductas aprendidas que cubren nuestras necesidades de
comunicación interpersonal y/o responden a las necesidades y demandas de las
situaciones sociales de forma efectiva”.

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Por su parte, Linehan (2003), citado por Caballo (2009) plantea que, dado que
las habilidades sociales se evalúan en gran medida en función de las
consecuencias o respuestas que reciben, la siguiente figura resume los tres tipos
esenciales de consecuencias que se pueden presentar:

Eficacia en la
interacción de
acuerdo a la
interacción Eficacia en el
Eficacia en el
autorrespeto
logro del
y la
objetivo
autoestima

Consecuencia
de la
habilidad
social

Figura 9. Consecuencias de las habilidades sociales.


Fuente: Caballo (2009)

El entrenamiento en habilidades sociales EHS se basa en el modelo de


aprendizaje vicario de conductas enfocado hacia aquellas que son socialmente
aceptadas por la cultura en la que sujeto se desarrolla, en busca del incremento
de la actuación competente en momentos críticos. Como proceso, el enfoque
general de habilidades sociales dentro del entorno terapéutico incluye cuatro
elementos estructurales:
 Entrenamiento básico en habilidades específicas aprendidas, practicadas
e integradas al repertorio de conductas del paciente.
 Disminución significativa de la ansiedad ante situaciones sociales
conflictivas.
 Entrenamiento en resolución de problemas.

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2.5.2 Entrenamiento de padres

Es una técnica terapéutica que, basada en los conceptos del aprendizaje


social, busca tratar eficazmente los problemas de la conducta infantil en casa.
Aunque se utiliza en diferentes conductas, como la enuresis y la encopresis,
adherencia terapéutica, así como con padres con alto riesgo de convertirse en
abusadores o maltratantes, el énfasis se encuentra en el tratamiento de niños
con problemas de conducta de amplias dimensiones, como la desobediencia
excesiva, la agresión, los problemas de delincuencia juvenil y la conducta
disruptiva.

Actualmente el entrenamiento de padres es concebido como una forma


de terapia familiar conductual, donde no solamente se modifican conductas de
un miembro de la familia, sino que se establece una dinámica familiar funcional
y adaptativa que en últimas favorece las pautas relacionales y los valores éticos
dentro y fuera de esta, además de hacer individuos socialmente más habilidosos.

Está comprobada su efectividad. Aunque lo ideal es que los dos padres


participen de la terapia, es posible que funcione si solo un padre está
comprometido con el tratamiento. De igual manera, los padres pueden ser
entrenados por un solo terapeuta o con la presencia de un coterapeuta, en cuyo
caso la cantidad de estrategias y habilidades entrenadas se incrementan y, por
ende, el tiempo de inversión puede verse reducido.

Los pasos a seguir en la terapia son los siguientes:

19
1- Explicación del procedimiento y los fundamentos
de cada habilidad.

2- El demuestra la habilidad por medio de


representaciones o videos.
4- Se explica al niño qué se
3- Los padres practican la habilidad por medio de juego de espera de él y se "ensayan"
roles. con él las conductas
apropiadas.

7- Se asignan tareas y se aclaran


5- El padre practica con el niño en
6-Se practica en las sesiones pero momentos de práctica de lo
las sesiones mientras que el
sin retroalimentación. entrenado hasta que se aprenda la
terapeura lo retroalimenta.
conducta por ambas partes.

Figura 10. Nombre de la figura.


Fuente: Caballo (2009)

Como se puede ver, este es un proceso en el que el aprendizaje se da en todos los


miembros de la familia, ya que tanto los padres como los niños se ven involucrados. Por
simple imitación los hermanos del niño tratado aprenderán también las conductas
deseables. Uno de los fundamentos de esta terapia es que, así como se aprendieron
conductas disfuncionales, es posible aprender conductas adaptativas al generarse a
partir de la terapia un proceso de contracondicionamiento. La terapia se da por
terminada cuando el terapeuta, tras una evaluación minuciosa, se asegura de que se han
cumplido los objetivos y se han adquirido las habilidades requeridas.

2.8 Conclusiones

Las técnicas de modificación buscan aplicar los principios básicos del


aprendizaje por condicionamiento clásico, condicionamiento operante y aprendizaje
social con el objetivo de hacer a los seres humanos más competentes y socialmente
habilidosos, así como para acompañarlos en un adecuado proceso evolutivo y reducir
conductas problemáticas y la incidencia y prevalencia de problemas de salud física.
Algunas de las más utilizadas y conocidas desde el condicionamiento clásico no son
descubrimientos exclusivos de la psicología. De hecho, terapias como la relajación y el
mindfulness tienen una historia más antigua y provienen de la filosofía de vida de

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corrientes tan antiguas como el budismo; otras, como la desensibilización sistemática y
la terapia implosiva, utilizan no solo su propia metodología sino que la combinan con
las anteriormente mencionadas con el fin de ofrecer terapias integrales y eficaces en el
tratamiento de las situaciones conductuales que aquejan a los pacientes.

Con respecto a las técnicas basadas en el condicionamiento operante y el


aprendizaje social, estas, al igual que las anteriores, se utilizan de manera
independiente y en otras, según el requerimiento y el análisis del caso, se trabajan
desde varias metodologías. Sea cual sea el énfasis seleccionado, lo importante de
recalcar de la terapia de conducta es que se constituye en una de las metodologías de
terapia con mayor validez científica y efectividad para tratar una gran variedad de
problemas de conducta, siempre y cuando se realice con la debida rigurosidad, el
conocimiento y la aplicación juiciosa de sus metodologías.

Referencias bibliográficas

Origen del
Referencia APA para su uso
material
Bases de Pellón Suárez de Puga, R. Miguéns Vázquez, M., Orgaz Jiménez, S., Ortega
datos UMB Lahera, N., & Pérez Fernández, V. (2014). Psicología del aprendizaje.
Madrid: Editorial UNED.

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libres https://goo.gl/GOPma0

Caballo, V. (1998). Manual de técnicas de terapia y modificación de


conducta. Madrid: Siglo XXI Editores.

Kazdin, A. (2000). Modificación de la conducta y sus aplicaciones


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Lacunza, A.B., & Contini de González, N. (2011). Las habilidades sociales


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http://www.redalyc.org/pdf/184/18424417009.pdf
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