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Integrantes:
Director Semillero:
Cecilia Latorre Florido
RESUMEN
En materia de arbitraje en Chile, la procedencia de los medios de impugnación que
contempla nuestra legislación no logra seguir criterios uniformes en la práctica
jurisprudencial, estableciendo divergencias de aplicación tanto en el ámbito
nacional como en el internacional. El presente trabajo tiene por objeto el estudio de
la institución del arbitraje en nuestro país y de los criterios que adoptan nuestros
tribunales en materia de impugnación del laudo arbitral, en específico por vía del
recurso de queja, con la finalidad de analizar las falencias que esto provoca en
especial en materia de arbitraje internacional, estableciendo críticas y propuestas
para su modificación a futuro.
ABSTRACT
In the matter of arbitration in Chile, the provenance of the appeal procedures that
are being contemplated in our legislation fails to follow one uniform criterion in the
jurisprudence practice, establishing divergences of application both at the national
and in the International level. The purpose of this paper is to study the institution of
arbitration in our country and the criteria adopted by our courts on the appeal of the
arbitration award, in specific by means of the complaint proceedings, with the
purpose of analyzing the weakness that this trigger in the matter of international
arbitration, establishing criticisms and proposals for the forthcoming modification.
I. INTRODUCCIÓN
“El hombre es un ser social, puesto que debe relacionarse con los demás para los
efectos de poder lograr su plena realización material y espiritual. Para ello el hombre vive
en sociedad”1, en razón de lo cual, el conflicto se gesta como una “patología” humana
inevitable de toda organización social, por lo que desde el surgimiento de los Estados
democráticos es que se ha buscado establecer medios idóneos, justos y racionales para
solucionar conflictos de relevancia jurídica.
Actualmente producto del sistema económico globalizado, las relaciones
comerciales entre los individuos se han incrementado, en consecuencia, del mismo modo
han aumentado los conflictos de relevancia jurídica que requieren la intervención de los
tribunales de justicia, situación que ha originado un congestionamiento de dicha institución.
Por tal motivo, el arbitraje ha adquirido mayor importancia en las últimas décadas, puesto
que se ve como un mecanismo más expedito para la solución de controversias. Sin
embargo, en materia de arbitraje nacional nos encontramos con una institución poco
regulada, lo cual deviene en una escasa legislación aplicable al mismo, estando regulado
específicamente sólo en el título VIII del CPC (Del Juicio Arbitral) y en aquellas normas
referidas a juicios especiales o al juez árbitro. Ahora bien, lo anterior solo aplica al arbitraje
doméstico, debido a que en materia de arbitraje internacional la situación es distinta.
En materia internacional, nuestro ordenamiento jurídico presentó una innovación al
suscribirse a la Ley de Arbitraje Comercial Internacional (LACI), quedando sometido a
toda la normativa allí presente y dejando en un plano de subsidiariedad a la legislación
interna en los casos en que esta se refiriera a ella o en casos de vacíos legales.
El presente trabajo tiene por objeto exponer estas diferencias, específicamente aquellas
relativas a los mecanismos de impugnación contemplados en nuestra legislación, los cuales
facultan a los tribunales nacionales para revisar las sentencias emanadas de los laudos
arbitrales pronunciados en territorio nacional. Para esto, se partirá analizando la naturaleza
jurídica del arbitraje en nuestro ordenamiento jurídico nacional, con el fin de determinar los
recursos procedentes contra las sentencias dictadas por un árbitro, para lo cual es necesario
distinguir las facultades bajo las cuales actúa el árbitro, puesto que dependiendo si el árbitro
es de derecho, mixto o arbitrador, variara el régimen de recursos aplicables contra la
sentencia pronunciada por el árbitro.
En consideración a lo anterior ha de analizarse el alcance del control al que están
sujetos las resoluciones dictadas por árbitros (tanto en el ámbito doméstico como
internacional), teniendo como eje central la discusión sobre la procedencia del recurso de
queja ante nuestros Tribunales Superiores de Justicia cuando las partes han renunciado a los
recursos que la ley otorga, siendo clave la postura adoptada por las Cortes ante su
interposición y así como también de su homólogo procesal respecto de resoluciones
dictadas con ocasión de arbitraje comercial internacional en nuestro país. En este sentido,
es de vital importancia lograr comprender el alcance de la procedencia del recurso de queja
en el ámbito internacional y su diferencia con el tratamiento que se le da en sede doméstica.
1
JIMÉNEZ et al. (2004) p. 2.
El Poder Judicial en Chile está compuesto por tribunales establecidos por ley, con
carácter autónomo e independiente. Según su naturaleza se pueden distinguir tres
categorías: los tribunales ordinarios y comunes, los tribunales especiales y, por último, los
tribunales arbitrales. Los primeros “juzgan a la generalidad de las personas y cosas, y
llevan consigo la idea de jerarquía o de subordinación unos respecto de los otros, estando
todos ellos establecidos en el Código Orgánico de Tribunales; los tribunales especiales,
por su parte, juzgan a determinadas personas o a ciertas materias que, por circunstancias
también especiales, gozan de fuero personal o real”2. Mientras que los tribunales arbitrales
corresponden a casos en que los particulares, de común acuerdo, y salvo casos
excepcionales, nombran a un tercero con el fin de que resuelva y decida una contienda de
origen jurídico, al que se le denomina juez árbitro.
El arbitraje, como mecanismo de solución heterocompositivo de conflictos es añoso.
Si bien es posible vislumbrar sus orígenes en las primeras controversias de la antigüedad,
encuentra su origen más primario en el Derecho Romano clásico y justinianeo3. Siglos más
tarde, con la aparición de los Estados Modernos, constituidos como una organización
centralizada, el arbitraje dejará de desempeñar el importante rol que antes tuvo en el
desarrollo de las instituciones judiciales, en la medida que una autoridad de un Poder
Público reclamará para si mismo el ejercicio exclusivo de las funciones jurisdiccionales.
Es así como, “a diferencia de lo que ocurría en el pasado, en que las legislaciones
contemplaban el arbitraje como una figura procesal extraordinaria y de excepción,
podemos advertir que la tendencia actual en Derecho Comparado dista mucho de aquello,
por cuanto la mayoría de los países del mundo han dictado leyes especiales muy completas
para regular la institución que nos ocupa, transformando poco a poco el arbitraje en un
método de aplicación general para la resolución de controversias”4.
1. Naturaleza Jurídica de Arbitraje.
La naturaleza jurídica de esta institución ha generado debate, producto de lo cual en
la actualidad no existe unanimidad respecto de ello. María Fernanda Vásquez ha definido al
arbitraje como: “Un árbitro heterocompositivo de controversias que se justifica en la
autonomía de la voluntad como valor superior del ordenamiento jurídico reconocido en la
Constitución”5, agregando además que “el arbitraje se concibe como un sistema voluntario,
alternativo y excluyente al que regula el Estado, destinado básicamente a resolver
conflictos jurídicos entre particulares y que se concibe como un mecanismo eficaz”6.
En el plano nacional se contemplan distintos tipos de árbitros, cada uno de los
cuales posee un tratamiento diverso en razón de su fuente de origen, la que puede ser la ley,
la voluntad de las partes o una mixtura de ambos. Así, por ejemplo, en el caso de los
2
CASARINO (2006). p. 11.
3
AYLWIN (2009). p. 67.
4
Ibíd. p. 71.
5
VÁSQUEZ (2009). p. 15.
6
Ibíd. p. 16.
7
Artículo 222. Código Orgánico de Tribunales Chileno.
8
CASTRILLÓN (2009). p. 8.
9
ROBIOLO (2007). p. 46.
10
ROMERO (1999). p. 411.
11
HOFFENS (2010). p. 4.
12
Ibid. p. 5.
13
Ibid. p. 6.
través del laudo arbitral, el acto jurisdiccional presenta elementos que son de carácter
público, al igual que una sentencia emanada de los tribunales ordinarios.
Por tanto, “importa reconocer que en el arbitraje convergen elementos tantos
procesales como privados o contractuales. Es posible reconocer aquí dos fuentes del
arbitraje: la voluntad de las partes como la ley. Esta última establece un marco de
actuación que limita el desenvolvimiento de las partes. Para esta doctrina, el árbitro no
desempeña una función jurisdiccional, sino que el laudo que dicta produce el efecto de
equivalente jurisdiccional, en la medida que produce efectos idénticos al de cosa
juzgada”14.
Por recurso procesal debe entenderse “[Todo] acto jurídico procesal de parte o de
quien tenga legitimación para actuar, mediante el cual impugna una resolución judicial no
ejecutoriada, dentro del mismo proceso que se pronunció, solicitando su revisión a fin de
eliminar el agravio que sostiene se le ha causado con su pronunciamiento”15.
En materia de arbitraje doméstico, los recursos que proceden contra el laudo arbitral
variaran según el tipo de arbitro ante el que se este presente. Por regla general, procederá
todo recurso frente a la sentencia emanada de un arbitro de derecho o mixto, salvo pacto en
contrario, vale decir, las partes tienen la libertad de estipular en el pacto compromisorio la
renuncia a todo medio de impugnación, en cambio, frente a un arbitro arbitrador solo será
procedente excepcionalmente el recurso de apelación, el de casación en la forma, por la
causal de omisión de algún trámite esencial y el de queja. Distinta situación es la existente
en materia de arbitraje comercial internacional donde el único recurso procedente es el de
nulidad, a partir de lo establecido en el artículo 34 de la Ley 19.971.
El arbitraje interno tiene sus fuentes, principalmente, en el COT y en el CPC, se
caracteriza por estar orientado a la resolución de conflictos jurídicos entre particulares que
designan a uno o más jueces denominados árbitros (art. 222 COT).
Nuestro sistema arbitral, en lo referente tanto a árbitros de derecho, como mixtos,
contempla un amplio régimen de recursos procesales tendientes a la impugnación de
sentencias arbitrales. Cualquiera sea el tipo de árbitro, siempre procede la Reposición y la
Aclaración, Rectificación o Enmienda, en virtud de lo establecido en el artículo 34 del
Reglamento Procesal de Arbitraje.
Sin perjuicio de aquello, resulta necesario distinguir entre la naturaleza de los
arbitrios que pueden concurrir en un procedimiento arbitral, con el objeto de comprender a
cabalidad qué tipo de recursos proceden en contra sus sentencias.
En primer lugar, se encuentran los árbitros de derecho, a quienes aplican los mismos
recursos que se pueden accionar en un juicio ordinario, tal y como se consagra en el
artículo 628 del CPC: “los árbitros de derecho se someterán, tanto en la tramitación como
14
Ibíd. p. 8.
15
MOSQUERA Y MATURANA (2010). p. 21.
18
Ibíd. p. 98.
19
Brücke S.A. con OGM Obras y Montajes S.A. (2017).
c. El Recurso de Apelación: Los artículos 239 inciso 2° del COT. y 642 del CPC,
reconocen la procedencia del recurso de apelación en contra de la sentencia de los
arbitradores, sometido a dos limitaciones: (1) Que las partes, en el instrumento en que
constituyen el compromiso, expresen que se reservan dicho recurso para ante otros árbitros
del mismo carácter y (2) que designen las personas que han de desempeñar este cargo.
Sobre las limitaciones a su procedencia, solo son apelables aquellas sentencias
arbitrales en cuyo procedimiento las partes establecieron previamente este recurso y
contemplaron a un segundo arbitrio para aquella diligencia.
Por otro lado, respecto de los árbitros de derecho y mixtos, proceden los mismos
recursos como si el asunto se estuviere conociendo por un tribunal ordinario, por tal
motivo, procederá el recurso de apelación.
d. El Recurso de Queja: Es el medio extraordinario que la ley confiere a las partes para
impetrar de un tribunal superior el ejercicio de sus facultades disciplinarias, respecto de los
jueces que ejerzan jurisdicción por las faltas o abusos graves cometidos en el
pronunciamiento de ciertas resoluciones y consecuentemente, la adopción de medidas
conducentes a remediar tales faltas o abusos.22 Al igual que los previamente mencionados
también es un recurso procedente en materia de arbitraje, sin embargo en razón de la
temática a tratar en este trabajo será explicado en mayor detalle en el acápite siguiente.
3. El Recurso de Queja.
El recurso de queja se constituye como una institución sui generis dentro del
sistema recursal chileno, en vista de que no tiene por objeto la invalidación o modificación
de resoluciones judiciales, sino que se “consagra como un medio de impugnación que tiene
por exclusiva finalidad corregir las faltas o abusos graves cometidos en la dictación de
20
Ibíd.
21
AYLWIN (2005) p. 273.
22
SEPÚLVEDA (1994) p. 8.
10
23
Massanés y otros con Bajos del Matte S.A (2018).
24
Constitución Política de la República de Chile.
25
ALLENDE (2017) p. 78.
26
Ibíd. p. 79.
11
encuentran las reglas interpretativas de la ley que deben seguir los tribunales nacionales, de
modo tal que, si el juez llegase a vulnerar estas disposiciones al interpretar un precepto
legal, estaría incurriendo en tal causal. Por último, se estipula como falta o abuso grave la
falsa apreciación de los antecedentes del proceso, concurriendo en el caso de que el
aplicador del derecho dicte un fallo de manera arbitraria por haber incurrido en un error de
hecho en la apreciación de los antecedentes del proceso.
El Centro de Arbitraje y Mediación (CAM), tomando en cuenta lo establecido por la
Corte Suprema en cuanto causales de procedencia, también se pronuncia respecto al
alcance del concepto en cuestión. Manifiestan, que toda decisión que no sea producto de un
comportamiento reprochable, tendrá que ser impugnada mediante los recursos procesales
correspondientes, mientras que en el caso de los árbitros arbitradores, para comprender su
comportamiento dentro de los supuestos de falta y abuso la sentencia dictada debe ser
inmoral, dolosa y absurda, entre otros supuestos27.
4. Irrenunciabilidad de la Queja en el
Arbitraje Doméstico: Desarrollo Jurisprudencial.
Para analizar la procedencia de este recurso, es pertinente realizar un análisis
jurisprudencial de nuestro Tribunal Superior a modo de esclarecer el criterio que ha venido
adoptando en las últimas sentencias. Dicho análisis girará en torno a la discusión planteada
sobre la renunciabilidad de este recurso en razón de las características que presenta el
Arbitraje como tal, y a la naturaleza de las resoluciones sobre la que procede la queja.
Respecto a esto, en el ámbito doméstico existe una tensión entre lo fallado por la
Ilustrísima Corte de Apelaciones y la Corte Suprema, debido a que la primera ha
establecido que tal recurso tiene un carácter renunciable, mientras que el Tribunal Superior
de la República ha fallado en distintas ocasiones el carácter de irrenunciable de dicho
recurso.
La Corte de Apelaciones ha fallado en diversas sentencias el carácter renunciable
del recurso de queja, puesto que las partes al estipular en una cláusula compromisoria la
renunciabilidad de todo recurso contra el laudo arbitral, se esta haciendo uso de la
autonomía de a voluntad de la cual gozan, debido a que en las relaciones entre particulares
puede hacerse todo lo que no este expresamente prohibido, en virtud de lo establecido en
los artículos 12, 1545, 1587 y 1588 del Código Civil. La situación antes descrita se ve
reflejada en diversas sentencias de la Corte de Apelaciones, como por ejemplo en fallo del
11 de mayo del presente año, en causa rol 4269-2018 en donde se entablo recurso de queja
en contra del juez árbitro de dicha causa. Al momento del fallo, la Corte de Apelaciones de
Santiago argumentó que previamente en el juicio arbitral las partes establecieron una
cláusula arbitral, la cual señala que “En contra de las resoluciones del árbitro no procederá
recurso alguno, a los que las partes renuncian expresamente”28. Sumado a esto, en su
considerando tercero la Corte antes mencionada expreso que no consta en las bases del
arbitraje que hayan convenido expresamente la procedencia del recurso de queja, por lo que
en razón de lo cual decretan la inadmisibilidad del recurso.
27
Centro de Arbitraje y Mediación de la Cámara de Comercio de Santiago (Sin fecha) p. 6.
28
Agrícola la Candelaria Ilimitada con Alpin Sun Terre Spa (2018).
12
29
Massanés y otros con Bajos del Matte S.A. (2017).
30
Cámara de Arbitraje y Mediación de la Cámara de Comercio de Santiago (2011) p. 3.
31
Comercial Proventa S.A. con Telefónica Móviles de Chile S.A. (2009).
32
Cámara de Arbitraje y Mediación de la Cámara de Comercio de Santiago (2011) p. 3.
13
33
GARCÍA Y CONTRERAS (2016). p. 743.
34
MUNITA (1968). pp. 90-91.
35
GONZÁLEZ (2013) p. 542.
14
36
MEREMINSKAYA (2005), p. 105.
37
ROMERO Y DÍAZ (2007) p. 7.
38
MEREMINSKAYA (2005) p. 106.
15
doméstico o interno donde los tribunales de Justicia presentan un amplio margen para la
revisión de las resoluciones pronunciadas en sede nacional (art 239 COT y 242 CPC).
3. Naturaleza Jurídica.
Sobre este punto se ha generado gran debate, no existiendo al día de hoy una
postura unánime al respecto. Debido a esto, resulta necesario revisar de manera general las
teorías concurrentes a este respecto.
En primer lugar, se encuentra la teoría jurisdiccional y la teoría contractual, las que
fueron caracterizadas en páginas anteriores. La teoría autónoma, por su parte, plantea que el
arbitraje se desarrolla en un régimen emancipado y autónomo, intentando vislumbrar la
dinámica que responde a interrogantes como: ¿Qué hace el arbitraje?, ¿Cómo lo hace? y
¿Por qué funciona de tal forma?
Finalmente, la teoría mixta o hibrida, la más aceptada a la hora de referirnos a la
naturaleza del arbitraje internacional. Esta surge en respuesta a las criticas realizadas a la
teoría jurisdiccional y contractual, respectivamente, en un intento por conciliar ambas. La
teoría fue desarrollada por Sauser-Hall en su reporte al Institut du Droit International en
1952, el que sostuvo, básicamente, que el arbitraje no podía apartarse de los sistemas
jurídicos, debiendo existir algún derecho que pudiera determinar la validez del
sometimiento al arbitraje y la ejecutabilidad del laudo y que cada arbitraje tiene su origen
en un contrato privado y que los árbitros y las reglas que utilizan están sujetas al acuerdo de
las partes. En base a este tipo de argumentos, es que se logra concluir la relación ineludible
que se genera entre los planteamientos en torno a la jurisdicción y lo contractual.
En definitiva, desde la perspectiva asumida por esta teoría, los árbitros no se
encuentran dotados de poder estatal, puesto que no existe delegación alguna, pero
efectivamente concurren en la realización de actos jurisdiccionales, resolviendo los
conflictos que se susciten conforme a derecho. En otras palabras, los árbitros realizan
funciones atribuibles a cualquier juez, pero sin que sea posible asociarlas estas a funciones
de Estado, sin dejar de lado el hecho de que las decisiones tomadas por estos no están
investidas de poder público.
En conclusión, la teoría mixta es la que se identifica mayoritariamente en lo que
respecta a la naturaleza jurídica del arbitraje comercial internacional, complementando
tanto los elementos contractuales como jurisdiccionales, lo que permite generar esta teoría
hibrida que domina en la materia. siguiendo la misma, se sostiene, en definitiva, que “el
arbitraje es un sistema de justicia privada creada contractualmente. Tanto el origen
contractual como la función jurisdiccional tienen una influencia importante en el arbitraje.
Un efecto importante que la teoría mixta o híbrida ha tenido es reconocer la fuente, mas no
avasalladora, relación entre el arbitraje y la sede”39.
39
GONZÁLEZ (s.f.) p. 16.
16
40
MARÍN Y GARCÍA (2011) p. 120.
17
prevista en el acuerdo de arbitraje o contenga decisiones que excedan los términos del
acuerdo de arbitraje o, por último, que la composición del tribunal o su procedimiento no se
ajusten al acuerdo entre las partes o no se hayan ajustado a la ley- o que el tribunal
compruebe que el objeto de la controversia no es susceptible de arbitraje o que el laudo es
contrario al orden público chileno.
Como es posible ver, las causales del recurso de nulidad son sumamente especificas
y acotadas lo que hace complejo su ejercicio. Empero, esta realidad se condice con el
principio mínimo que esta ley plasma y con la naturaleza de tal recurso en la medida que
con él “se busca dar certeza y estabilidad a la decisión arbitral, impidiendo el ejercicio de
acciones que indirectamente pretendan revertir el resultado del proceso arbitral”41
La causal b. II) del artículo en comento, la que trata sobre el orden público, resulta
importante en la medida que es un concepto sumamente ambiguo y que, además, se
relaciona directamente con una de las causales de procedencia del recurso de queja. En
términos generales, abarca principios fundamentales de la legislación y justicia, tanto en el
aspecto sustantivo como en el de procedimiento. De esta forma, ciertos casos como la
corrupción, el soborno, o el fraude y otros graves análogos constituirían un motivo de
anulación42.
Marín González y García Mirón, sostienen que parece haber acuerdo, tanto en la
doctrina como en las jurisprudencia, en que el concepto en cuestión se refiere a “las
nociones más básicas de moralidad y de justicia de un sistema jurídico”43. Además, se le
reconoce que poseería dos dimensiones: una procesal y otra sustantiva. La primera, cubriría
el denominado debido proceso, en relación al derecho de las partes a ser llamadas a
arbitraje, igualdad de trato, procedimiento adversarial y la falta de independencia, fraude o
corrupción por parte de los árbitros, mientras que, en segundo lugar, la dimensión
sustantiva, incluiría aspectos como a elemento como el deber de actuar de buena fe, la
prohibición de abuso de derecho, prohibición de discriminación, prohibición de
expropiación sin un debido proceso y la protección de los incapaces44.
Como se ha visto, si bien hay cierto acuerdo en delimitar el concepto de orden
público, aún parece etéreo en la práctica, por tanto se ha desarrollado una serie de
principios interpretativos que sirvan de guía a los tribunales de justicia. El primero de ellos
es el denominado principio de excepcionalidad el que busca darle la mayor eficacia posible
a los laudos. Por tanto, el principio de cosa juzgada aplicado a los laudos debe ser la regla
general, limitando esta causal a “aquellos casos de evidente conflicto entre el laudo y los
principios básicos de moralidad y justicia del sistema jurídico”45.
El segundo principio corresponde al de la interpretación restrictiva, el que plantea
que si los tribunales no delimitan el contenido del orden público resultará sumamente
peligroso en razón de que puede desdibujar la esencia o razón de ser del arbitraje comercial
internacional.
41
ROMERO (2007) p. 207.
42
PICAND (2005) pp. 346-347.
43
GONZÁLEZ (2004) p. 429.
44
MARÍN Y GARCÍA (2011) p. 126.
45
Ibíd. p. 128.
18
46
Ibíd.
47
JEQUIER (2015) p. 22.
48
Inversiones Santa Paula S.A. con juez árbitro M.J.V.V. (2009).
49
Río Bonito S.A., Queltehue S.A con panel de árbitros (2015).
19
50
GÓMEZ (2012) p. 12.
51
Ibíd.
52
Ibíd.
20
21
del proceso arbitral. Finalmente, dicha discusión fue zanjada en favor de no incluir esta
mención expresa ya que, en palabras del asesor jurídico del Ministerio de Justicia “no
compartía dicha observación por estimar que no procede que la ley salve expresamente el
principio de la supremacía constitucional, de tal forma que no podría entenderse que una
ley pueda restringir la aplicación de las normas fundamentales”54. De este modo, se
mantuvo el texto íntegro del articulo 5 el que fue sometido a votación particular, siendo
finalmente rechazado por la Cámara de Diputados.
No obstante lo anterior, durante la tramitación del proyecto en la Comisión de
Relaciones Exteriores del Senado, surgió la moción de reintegrar el artículo 5 de la ley,
toda vez que su exclusión abriría la posibilidad de aumentar la intervención estatal en
materia de arbitraje internacional, cuestión nociva puesto que, en palabras de Ricardo
Sateler, “dotar de más facultades a nuestros tribunales va a debilitar uno de los aspectos
más importantes de la ley, que es liberarla del control judicial”55. Sin embargo, con el fin
de hacer compatible la reincorporación de este precepto con las observaciones formuladas
por la Corte Suprema en su oficio, es que se optó por dejar constancia en la historia
fidedigna de la ley que dicho precepto no afectaba las facultades conferidas por la
Constitución a la Corte, las que, en virtud de la aplicación del principio de jerarquía
normativa se encontrarían implícitas en el artículo 5 de la LACI. En este sentido, el
profesor Bertelsen ante la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado, señaló: “el
proyecto, en su artículo 5, sólo dispone que, en los asuntos regidos por la ley de arbitraje
comercial internacional, no intervendrá otro tribunal salvo en los casos en que ella así lo
disponga. (...) que como la queja y la inaplicabilidad no son asuntos regidos por dicha ley,
la disposición contenida en el artículo 5° del proyecto contenido en el Mensaje del
Presidente en nada cercena las atribuciones constitucionales de la Corte Suprema, de ahí
que no sea necesario dejar constancia que ellas quedan a salvo para que el proyecto se
ajuste a la Constitución”56.
De esta forma fue aprobada la inclusión del artículo en cuestión en la LACI por
parte del Senado y de la Cámara de Diputados en discusión particular, proceso en el cual, si
bien no se reconoció expresamente la procedencia de las facultades de la Corte Suprema
para ejercer sus facultades correccionales en materia de arbitraje internacional, sí se optó
por dejar constancia en la historia fidedigna de la ley la voluntad del legislador entorno a
admitir la procedencia de esas facultades por sobre las disposiciones de la LACI, esto, en
razón del principio de supremacía constitucional.
Asimismo, esta interpretación fue recogida por el mismo Tribunal Constitucional, el
que, en el marco del examen preventivo de constitucionalidad de la LACI señaló que:
“teniendo presente lo anteriormente expuesto, y siguiendo el principio de buscar la
interpretación de las normas que permita resolver, dentro de lo posible, su conformidad
con la Constitución, este Tribunal decidirá que los artículos 5º y 34, en cuanto señala en su
54
Historia de la Ley N°19.971. Informe Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara
de Diputados. Boletín N°3252-10 (2003)
55
Historia de la Ley 19.971. Informe de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado.
Boletín n°3252-10 (2004)
56
Ibíd.
22
primera parte “La petición de nulidad como único recurso contra un laudo arbitral.”, y en
su número 1), son constitucionales en el entendido que dejan a salvo las atribuciones que
la Constitución otorga a la Corte Suprema según quedó expuesto, así como también, las
acciones jurisdiccionales que contempla la Carta Política a favor de quienes puedan verse
afectados en sus derechos fundamentales por la aplicación de esta ley”57
Así las cosas, a partir del análisis de la historia fidedigna de la Ley N°19.971 queda
de manifiesto la intención del legislador entorno a reconocer la supremacía constitucional
de las facultades disciplinarias de la Corte Suprema por sobre las disposiciones de esta ley.
En virtud de lo anterior, es posible afirmar que, si bien la procedencia de la queja no se
encuentra expresamente regulada en materia de arbitraje internacional, esta omisión no se
debe a que se reconozca al recurso de nulidad como único procedente, inclusive en
desmedro de los demás recursos constitucionales, sino que se relaciona con factores
derivados del carácter internacional del arbitraje, especialmente en lo respectivo a reducir la
intervención de los tribunales ordinarios.
Una vez vislumbrada la procedencia de la queja en materia de arbitraje comercial
internacional, surge una segunda interrogante, que dice relación con la manera que se
compatibilizaría la procedencia de este recurso con las disposiciones de la LACI.
Para dar respuesta a lo anterior, es necesario señalar que en conformidad a lo
dispuesto en el artículo 545 del COT, la queja solo procede en contra de sentencias
definitivas o interlocutorias que ponen fin al juicio o que hagan imposible su continuación,
y que no sea susceptible de recurso alguno, ordinario o extraordinario. Ahora bien, como
quedó de manifiesto en acápites anteriores, al ser la acción de nulidad el único medio de
impugnación contemplado en la LACI, su renuncia anticipada -específicamente en las
causales a) ii, a) iv y b) ii- dejaría a los particulares sin ningún otro mecanismo para
reclamar por la infracción de normas de orden público, específicamente de aquellas
relativas al resguardo del debido proceso. Lo anterior, resulta de vital importancia en la
medida que la renuncia anticipada de la nulidad no significa que el árbitro quede facultado
para vulnerar normas de orden público, sea durante la sustanciación del proceso o en el
fallo, sino que como advierte Aylwin, “hipótesis como las referidas configuran
manifiestamente faltas o abusos susceptibles de corregir por vía del recurso de queja”58,
siendo esta interpretación concordante con lo señalado en el artículo 545 del COT .
No obstante, seguir una interpretación como esta no estaría exenta de
inconvenientes, puesto que, si bien la procedencia de la queja se ve extremadamente
limitada, su regulación actual es contraria a la intención del legislador entorno a establecer
medios de impugnación con causales tasadas y de interpretación restringida. Sin embargo,
dicha observación hace eco respecto a la necesidad de reformular las causales de “grave
falta o abuso” empleadas por el legislador al momento de regular la procedencia de la
queja, tópico que escapa de los objetivos de este trabajo.
IV. CONCLUSIÓN.
57
Sentencia Rol n°420.08-004 del Tribunal Constitucional. Fecha 25 de agosto de 2004.
58
AYLWIN (2009) p
23
24
Bibliografía Citada:
Allende Pérez de Arce, José (2017). Procedencia del recurso de queja en contra de
ministros de Corte de Apelaciones que se pronunciaron respecto de otro recurso de queja:
“queja de queja”. Revista Jurídica Digital UANDES. N°2., pp. 76-91. Disponible en
http://rjd.uandes.cl/index.php/rjduandes/article/view/24/20. [Fecha de consulta: 25 de Julio
de 2018].
Aylwin Azocar, Patricio (2009). El Juicio Arbitral. Santiago: Editorial Jurídica de Chile.
Casarino Viterbo, Mario (2006). Manual de Derecho Procesal. Derecho Procesal Orgánico.
Tomo II. Santiago: Editorial Jurídica de Chile.
Castrillón y Luna, Víctor (2009). “El Contrato de Arbitraje”. Revista de Derecho Privado.
Año VII, Núm. 21-22.
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Normas Citadas:
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Jurisprudencia Citada:
Agrícola la Candelaria Ilimitada con Alpin Sun Terre Spa (2018) Corte de Apelaciones, 11
de mayo de 2018 (recurso de queja)
Bajos del Matte S.A.con Jorge Massanés Soler, Inversiones Sallent Limitada, Agrícola Vía
Mattona S.A. y Asesorías e Inversiones Geltru SpA (2018): Corte Suprema, 8 de mayo de
2018 (recurso de queja)
Brücke S.A. con OGM Obras y Montajes S.A (2017): Corte Suprema, 2 de octubre de 2018
(recurso de casación en la forma)
Comercial Proventa S.A. con Telefónica Móviles de Chile S.A (2009): Corte Suprema. 28
de julio de 2009 (recurso de queja)
Inversiones Santa Paula S.A. con juez árbitro M.J.V.V .(2009) Corte de Apelaciones de
Santiago, 4 de agosto de 2009 (recurso de nulidad)
Novatec S.A. con Nova Austral S.A (2017) Corte Suprema, 27 septiembre de 2017 (recurso
de queja)
Río Bonito S.A. con Quinta Sala de Corte de Apelaciones: Corte Suprema, 3 de diciembre
de 2015 (recurso de queja)
Río Bonito S.A., Queltehue S.A con panel de árbitros (2015): Corte de apelaciones de
Santiago, 25 de noviembre de 2015 (recurso de nulidad)
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