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COPP: SU PROBLEMÁTICA Y
REALIDADES
COORDINADORES GENERALES
Dr. Leonardo Pereira Meléndez
Abg. David López Espinoza
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1 La presente monografía forma parte de un trabajo de mayor extensión, el cual, aparece en mi obra
Sistema Procesal Penal Venezolano. Editorial Librería Álvaro Nora. Caracas. 2016.
2 Abogado. Director Ejecutivo del Foro Penal “Dra. Blanca Rosa Mármol de León”. Profesor de pre y
postgrado de varias universidades venezolanas. Autor de varios libros de Derecho Procesal Penal,
Literatura y Poesía. Su obra jurídica ha sido publicada en Argentina, Chile, Colombia, México y
Venezuela. Correo: leopermelcarora@gmail.com . N° telefónico: 0426 – 5549869.
3 Ver: Gaceta Oficial Extraordinaria Nº 5.208, de fecha 23 de enero de 1998.
4 Este breve ensayo: Sobre la Reforma del COPP, fue escrito a finales del mes de noviembre de 2001,
y publicado en Colombia, a principios del año 2002. Nunca imaginé que nuestra Ley Adjetiva Penal,
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sería reformada en tiempos relativamente muy cortos: 2006, 2008, y 2009. Posteriormente, se produjo
un nuevo Código Orgánico Procesal Penal, diametralmente opuesto al texto original que se
promulgara y publicara en 1998.
5 Tamayo Rodríguez, José Luis. Fariseos en contra de la reforma del COPP. En: El Nacional. Caracas.
Fecha: 09 de octubre de 2001.
6 Ver: Gaceta Oficial Extraordinaria Nº 5.558 de fecha 14 de noviembre de 2001.
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7 En tal sentido, la responsabilidad, y por consiguiente, culpabilidad del acusado, deberá probarse
en el juicio oral y público. No es una mera facultad del Estado. Es una ineludible obligación. El
Estado es quien determinará si el acusado es culpable. Pero antes tendrá que desvirtuar de manera
lícita y traslúcida la Presunción de Inocencia del justiciable. En definitiva: el acusado no está
compelido a probar su inocencia. La Presunción de Inocencia, es uno de los principios elementales,
esenciales e imprescindibles, instituidos en el Código Orgánico Procesal Penal, en tanto precisa que
la persona imputada o acusada, no puede ser tratada como culpable durante la investigación y
enjuiciamiento; por tal razón, deberá ser apreciada como inocente, en todas las fases del proceso
penal, hasta que sobrevenga en una decisión irrebatiblemente firme, sin que pueda amainarse en
ningún tiempo su estado de inocencia. Este principio tiene como objetivo fundamental: prevenir el
adelantamiento de las consecuencias de una sentencia condenatoria anticipada, por lo que respecta
a su debida aplicación, en acatamiento al debido proceso penal, y a las ritualidades procesales y
constitucionales, el imputado debe ser tratado, antes y durante el transcurso del juicio, con todo el
respeto que amerita su estado de inocencia, lo que significa que deberá ser juzgado en libertad, y en
caso de que la responsabilidad penal que se atribuye no llegue a acreditarse, deberá absolverse. Para
una mayor información: Pereira Meléndez, Leonardo. La Presunción de Inocencia y el Debido Proceso
Penal. Vadell Hermanos Editores. Caracas. Venezuela. 2011
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9 Tamayo Rodríguez, José Luis. Proposiciones para reformar el Código Orgánico Procesal Penal.
Ediciones de la Asamblea nacional. Caracas. 2001. Pág. XVI
10 Gómez Grillo, Elio. “No debemos devolverle a la policía el poder que el COPP le quitó”. En: Últimas
Noticias. Caracas. Fecha: 21 de junio de 2000.
11 Gómez Grillo, Elio. Ob. Cit.
12 Hoy en día, Ministerio del Poder Popular para Relaciones Interiores, Justicia y Paz.
13 “Solicitan cese de hostigamiento contra ONG penitenciaria”. En: El Nacional. Caracas. Fecha: 24
de julio de 2000
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14 Exhorto leer la obra, Entre enmiendas, revocatorias y formalidades constitucionales, de este autor
merideño, quien se destacó en la Ilustre Universidad Fermín Toro de Barquisimeto, como Coordinador
de Investigaciones Jurídicas, durante la Rectoría del Dr. Pedro Briceño Cabrera.
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16 Publicada en la Gaceta Oficial Extraordinaria Nº 662 de fecha 23 de enero de 1961. Estuvo vigente
durante 38 años hasta que fue derogada por la aquiescencia de la Constitución de 1999, a través
del Referéndum del 15 de diciembre 1999. Esta Carta Política Fundamental, tuvo dos enmiendas
autorizadas, a la sazón, por el otrora Congreso Nacional. La Enmienda N° 1 sancionada por el Poder
legislativo, y publicada en la Gaceta Oficial Extraordinaria Nº 1585 del 11 de mayo de 1973. Su
propósito fue imposibilitar al General de División, Marcos Evangelista Pérez Jiménez de ser electo
Presidente de la República o ejercer cargos parlamentarios ante el Congreso. En 1968 la agrupación
política Cruzada Cívica Nacionalista, lo presenta como candidato a Senador, siendo elegido con una
considerable votación. Empero, la antes Corte Suprema de Justicia, anuló su elección. La Enmienda
N° 2 homologada por el Poder Legislativo, y publicada en la Gaceta Oficial Extraordinaria Nº 3.119
del 26 de marzo de 1983, estipuló entre otras cuestiones: la reforma del sistema electoral para los
Concejos Municipales y las entonces Asambleas Legislativas.
17 En 1953 el Congreso Nacional decretó una nueva Carta Magna, en la cual se le cambia el nombre
al país de Estados Unidos de Venezuela –nombre que tenía desde 1864, época del gobierno del
General de División y Mariscal, Juan Crisóstomo Falcón– a República de Venezuela. Por cierto, al
General Juan Crisóstomo Falcón se debe la abolición de la pena de muerte, y la supresión de la
prisión por deudas.
Como cosa nada increíble, el país ha cambiado o reformado su nombre, bajo el mandato de
presidentes militares o ex militares.
21 Tamayo Rodríguez, José Luis. Un estímulo a la impunidad y una invitación a delinquir. En: Diario
2001. Caracas. Fecha: 28 de junio de 2001. Pág. 6
22 La Privación Preventiva Judicial de libertad solo se justifica como medida necesaria e ineludible
para consolidar el imperio de la ley. Por ello, en el marco del estrenado Sistema Procesal Penal
Venezolano, todas las medidas coercitivas en general y la Privación Preventiva Judicial de Libertad en
exclusiva, tienen carácter excepcional y únicamente podrán aplicarse cuando exista o haya –real y
efectivamente– peligro de fuga o de entorpecimiento de la actividad investigativa, a fin de evitar que
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esta se vea zaherida o fracasada, por la ausencia del inculpado o por la obstaculización en la
búsqueda de la verdad, a través de los actos del proceso. Sin embargo, en la actualidad, existe una
gran discordancia entre los juzgadores de justicia penal en relación a la Privación Preventiva Judicial
de Libertad, resultado de que el Sistema Procesal Penal Venezolano, desde el punto de vista
pedagógico, educativo e instructivo, sigue subyugado por la ideología inquisitiva que empuña la
Privación Preventiva Judicial de Libertad como piedra medular, plegándose los juzgadores a una
descomunal arbitrariedad en la aplicación de esta regla de coerción personal, la cual a menudo se
extiende, por demás de forma desproporcionada, corolario del retardo procesal, que acarrea a una
pena anticipada para el incriminado sin juicio previo. Es significativo subrayar, que la Privación
Preventiva Judicial de Libertad, es una medida excepcional, que sólo operará cuando las demás
medidas cautelares sean exiguas para apuntalar el objetivo del proceso; en todo caso, no debe dejarse
en el tintero que su monstruosa aplicación, contribuye al aumento característico de la población
penitenciaria, al espantoso hacinamiento, y a la baja calidad de vida de los penados. En otras
palabras, cuando se aplica, infundadamente, la privación preventiva judicial de libertad, no solo se
transgrede principios y garantías constitucionales y procesales, sino que, ello soporta a acrecentar la
crisis penitenciaria, originándose las secuelas que todos alternamos en nuestra vida cotidiana.
23 Tamayo Rodríguez, José Luis. Proposiciones para reformar el Código Orgánico Procesal Penal.
Ediciones de la Asamblea nacional. Caracas. 2001. Pág. 88
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perpetua, que pesaba sobre los hombros de Stephen Downing, quien fue
condenado en 1973, por el homicidio de una secretaria de treinta años,
Wendy Sewell, cuyo cadáver fue encontrado en un cementerio de Bakewell,
y por haber participado a la policía, fue obligado a firmar una confesión
redactada por él, tras ocho horas de interrogatorio, sin haber hablado con
un abogado. ¿Se le respetó a Stephen Downing el principio de la presunción
de inocencia? ¿Se le consideró inocente? ¿Hay alguna diferencia entre la
policía estadunidense con la nuestra? ¿Qué hacían los funcionarios del
Cuerpo Técnico de Policía Judicial24? Y pensar que esos son los modelos de
"política criminal" que imitamos. Con razón para muchos juristas patrios,
las garantías constitucionales en nuestro país, son simples mitos.
Convengo, sí, que para casos extremos, delicados donde la vida misma del
presunto imputado corra peligro, o bien, para el aseguramiento de pruebas
importantísimas, cuando estemos en presencia de presuntos ilícitos
penales graves, verbigracia, homicidio calificado, robo a mano armada,
violación, secuestro, entre otros; justificamos la privación preventiva
judicial de libertad del inculpado. No obstante a ello, nunca debemos
presumir la culpabilidad, porque estaríamos conculcando el principio de la
presunción de inocencia. Por otra parte, el Estado está obligado –valga el
término– a recluir al imputado en un instituto de reclusión diferente al de
los penados. Al menos, ese debe ser el norte, procurar en lo posible, que el
encarcelamiento preventivo, no ocasione perjuicio alguno ni al sindicado ni
a su entorno familiar. Cuando ya los obstáculos que promovieron de alguna
manera la privación preventiva judicial de libertad hayan cesado, lo más
prudente y legal, sería conceder la libertad del justiciable, a través de
cualesquiera medida cautelar sustitutiva de libertad. Si han desaparecido
los "posibles" peligros de fuga o de obstaculización a la "investigación", ¿qué
25 Pérez Sarmiento, Eric Lorenzo. Comentarios al Código Orgánico Procesal Penal. Vadell Hermanos
Editores. Caracas. Venezuela. Segunda edición. 1999. Pág. 238
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Estado "tiene que ser consecuente restringiendo la libertad sólo en los casos
expresos y claramente previstos, con las garantías a que se ha obligado en la
Constitución y las leyes". No todo autor de un hecho punible es un
delincuente. Si durante la investigación, surge aunque sea la más mínima
posibilidad de que el imputado está amparado por una excusa absolutoria,
ora una causa de justificación, ora una eximente de responsabilidad penal,
considero que no obstante, la gravedad del ilícito penal, procede
inmediatamente la concepción de una medida cautelar sustitutiva de
libertad, en lugar de una medida judicial preventiva privativa de libertad.
El Maestro Antonio Beristain, citado por el Doctor Danilo Mojica Monsalvo,
en su obra Manual de Beneficios en el Proceso Penal Venezolano, sustenta
que "el hombre que delinque resulta ser muchas veces, por una doble vía,
víctima de una doble injusticia, la primera se manifiesta cuando la sociedad,
amurallada dentro de sus injustas estructuras, crea un impulso hacia la
delincuencia, y la segunda, cuando ya cometido el delito, el Estado favorece
la reincidencia, con sus políticas equivocadas en el trato del delincuente,
cuando lo olvida en las prisiones y sólo se preocupa por asegurar la privación
de su libertad". La sociedad forma al delincuente, le da vida, lo engendra, y
luego, lo sanciona como una forma de desaparecerlo, o lavarse las manos,
que en definitiva, es lo mismo. Organismos internacionales, como las
Naciones Unidas, previo estudio y análisis de diversas e incontables políticas
criminales, han acordado, que el encarcelamiento, no es la cura para la
delincuencia; y consideran necesario, la concepción de medidas alternativas
a la privación de libertad, como medio para la verdadera resocialización del
individuo. En nuestro Estrado Judicial Nacional, existe una confusión total
en cuanto a las nociones y verdadero propósito de la presente Ley Adjetiva
Procesal venezolana. Existe miedo, temor a aplicar alguna normativa legal.
Pero lo grave de la situación, es que hay una terrible ignorancia en cuanto
a los principios generales del Derecho Penal Sustantivo y del Derecho
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26 Pérez Linárez, Ramón. Discurso pronunciado en nombre de los graduandos en el acto de graduación
el día 02 de noviembre de 1990. En: Temas de Ciencias Penales y Criminológicas. Instituto de Estudios
Jurídicos del Estado Lara (Homenaje al R. P. Dr. Fernando Pérez-Llantada S.J). Barquisimeto.
Venezuela. 1992. Pág. 191
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que debe hacerse es combatir las causas y no los efectos. Los pañitos
calientes no son la solución. La experiencia nos indica que, de continuar
aplicando el discurso del Derecho Penal Simbólico, nunca disminuirá la
delincuencia y tendremos las cárceles abarrotadas de presos, producto de
una sociedad que no ha sabido darle verdadera interpretación, al
comportamiento social del individuo. De este modo, lo percibe la Dra. María
Angélica Jiménez, citada por el Dr. Juan Bautista Rodríguez Díaz, en su
obra Beneficios en el Proceso Penal-Preguntas, cuando sostiene que:"(...) es
interesante señalar que este aumento creciente y sostenido de la población
reclusa, que se le atribuye simplemente a "las altas tasas de criminalidad que
azotan al país", es no sólo un argumento superficial, sino que no apunta al
origen del problema, pues el terrible, y abismante hacinamiento de población
reclusa para el período señalado, obedece fundamentalmente al uso
indiscriminado y abusivo que se hace de la pena privativa de libertad lo que
produce, recrea y magnifica el problema"27. La prisión no reeduca a nadie.
La Dra. Nelly Arcaya de Landáez, profesora titular de la Universidad de
Carabobo, cuyos conocimientos criminológicos, son merecedores de estudios,
confirma que "la cárcel no es ninguna solución, ni preventiva ni socializadora,
sino todo lo contrario: hace que aumente la delincuencia”28. Particularmente,
he observado con asombro, cómo no pocos fiscales del Ministerio Público,
no están atribuyéndoles a la ley el sentido que aparece evidente del
significado propio de las palabras, según la conexión de ellas entre sí y la
intención del legislador. Muchos fiscales del Ministerio Público, ignorando
algunos aspectos del Código Orgánico Procesal Penal, solicitan la privación
preventiva judicial de libertad del justiciable, cuando el hecho punible por el
cual es acusado, tiene una pena mayor de diez años, pero nuestra Ley
Adjetiva Procesal Penal es clara, cuando advierte que si no hay ningún
peligro de fuga ni obstaculización alguna, "el juez podrá –y deberá– decretar
su juzgamiento en libertad, al margen de la entidad del hecho punible que se
le atribuye", como lo expresa el Dr. José Luis Tamayo Rodríguez. Ese es el
verdadero sentido y la intención que el legislador quiso darle al Código
Orgánico Procesal Penal. De esta forma, si el imputado o acusado
demuestra, para decirlo en la voz de Tamayo Rodríguez "que no existe peligro
de fuga, ni tampoco el de obstaculización", y no obstante a ello, se le priva de
su libertad, se violenta –no hay duda alguna– el principio de presunción de
inocencia. No podemos ser más "papista" que el "Papa". Hay fiscales del
Ministerio Público, que creen, erróneamente, que con hablar duro, casi a
gritos, demuestran temor, sapiencia, inteligencia. Si bien, logran ejercer
cierta "presión" sobre el imputado o acusado, según el caso, las más de las
veces, impresionan por su inmadurez. Preocupa la incapacidad de quienes
están obligados, por la ley, a encarnar el rol de garante de los principios y
derechos constitucionales; y de asumir una posición de neutrales, objetivos,
e imparciales. Aspiro que el tiempo se encargue de mejorar la precaria
situación que vive el sistema judicial venezolano. El estudio de la presunción
de inocencia como garantía y derecho constitucional es, a mi entender, muy
intenso para ser tratado en un ensayo, cuyo fin ha sido contribuir al
esclarecimiento de las propuestas que contiene la ley Adjetiva Procesal
Penal. Por ello, recomiendo analizar y buscar la confrontación de estas ideas,
objetivamente, en la doctrina, con la esperanza que la jurisprudencia
solucione los conflictos que ha generado la incomprensión, hasta el
momento, con la puesta en marcha de un sistema acusatorio mixto. Los
abultados asuntos o expedientes y las consabidas lecturas de escritos
acusatorios, por parte de no pocos fiscales del Ministerio Público, en las
audiencias –fase intermedia/fase oral/debate probatorio– demuestran que
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29 Actualmente, Artículo 375. Decreto Nº 9.042 de fecha 12 de junio de 2012. Decreto con Fuerza,
Valor y Rango de Ley del Código Orgánico procesal Penal. Gaceta Oficial Extraordinaria Nº 6.078 de
fecha 15 de junio de 2012. Invito al estudioso lector, leer la Sent. Nº 178, de fecha 10 de mayo de
2005; expediente Nº 04-582, de la Sala de Casación Penal, del Tribunal Supremo de Justicia.
Ponencia a cargo del Magistrado, Dr. Eladio R. Aponte Aponte. Voto salvado de la Magistrada, Dra.
Blanca Rosa Mármol de León. Demás está decir que la razón y el Derecho, se halla en el voto salvado
de la Dra. Mármol de León. Para una mayor información: Mármol de León, Blanca Rosa. Criterios
Jurídicos. Tribunal Supremo de Justicia. Colección Doctrina Judicial, Nº 16. Caracas. Venezuela.
2006.
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