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DEFENSA EN FAVOR DE PEPE GARAVITO

Estamos presentes frente a un caso bastante controversial, en el cual vemos distintos


choques de derechos fundamentales. En este caso se manifiesta que Pepe Garavito, en el
pasado, fue acusado y condenado por delitos sexuales contra menores de edad, este, ya
habiendo cumplido su pena, ha continuado con su vida y ejercía un cargo como director de
una escuela. El señor Pepe Garavito interpuso una acción de tutela en contra de la rama
judicial, para la efectividad del derecho al olvido orientada a que su nombre desaparezca de
todos los autos y sentencias judiciales que podían consultarse por internet. Sin embargo, un
grupo de padres de familia se enteró de esta acción judicial y presentaron varias peticiones
ante la secretaria de educación municipal y departamental para que sea retirado de su cargo,
debido a que estas peticiones no dieron resultaron, interpusieron una acción de tutela con el
mismo fin, que sea retirado de su cargo.

Ahora bien, habiendo explicado brevemente el contexto del caso, en representación del
señor Pepe Garavito, hemos construido un argumento tomando distintas fuentes y normas
en pro de su defensa y explicar por qué la acción de tutela no debe prosperar.

En primer lugar, el señor Garavito, en función del cumplimiento del artículo 29 de la Carta
Política (1991) Toda persona se presume inocente mientras no se le haya declarado
judicialmente culpable. Quien sea sindicado tiene derecho a la defensa y asistencia de un
abogado escogido por él, o de oficio, durante la investigación y el juzgamiento.

Actuamos como asistentes y buscamos que se respete su derecho a la presunción de


inocencia y se tome este como pilar principal para el desarrollo que a continuación vamos a
exponer.

En primer lugar, el señor Garavito, después de cumplir su pena se integró en la vida laboral
en un cargo público, además de cumplir con su proceso de resocialización el cual vamos a
abordar más adelante. Al estar este en tal cargo, es bien sabido que se somete a ciertas
normas las cuales debe cumplir para mantener el puesto laboral, además de desempeñarse
satisfactoriamente en sus funciones.

Como se menciona en el artículo 83 de la Carta Política (1991). Las actuaciones de los


particulares y de las autoridades públicas deberán ceñirse a los postulados de buena fe la
cual se presumirá en todas las gestiones que aquellas adelanten ante estas.

Siendo así, que el señor Garavito en función de su cargo ante entidad pública, hasta el día
de hoy, no ha hecho más que obrar de buena fe y en pro de satisfacer las necesidades que su
cargo amerita cumplir, por lo tanto, no está bien acusarle y especular de manera arbitraria
sobre hechos los cuales no se ha demostrado que ocurran, en este caso, nos referimos a la
presunción de que el señor sea un peligro para el entorno escolar del que está a cargo, sin
tener indicio alguno en todos sus años de profesión como rector de la escuela, y al
contrario, solo se puede demostrar que sus actos han sido meramente en pro del cuidado del
entorno escolar y cumplimiento satisfactorio de sus funciones como rector.

Ahora bien, dentro del marco de la pena a la que fue sentenciado el señor Garavito y la cual
cumplió por completo, abordaremos el tema de las funciones de la pena.

Como lo expresa el Artículo cuarto del código penal colombiano (ley 599 del 2000). La
pena cumplirá las funciones de prevención general, retribución justa, prevención especial,
reinserción social y protección al condenado.

En síntesis, la pena no es un método de castigo, sino más bien, un garante para cumplir las
funciones previstas en el artículo antes mencionado. En el caso en cuestión, el hecho de que
el señor Garavito cumpliera su pena quiere decir que se deben estar cumpliendo las
funciones de esta, en especial la de reinserción social.

Después de pasado por todo un proceso de rehabilitación, que sea puesto en libertad
satisfactoriamente, quiere decir que este proceso fue exitoso y que el condenado debe
continuar con su proceso de reinserción social, este proceso ya ha sido abordado por la
corte y será mencionado a fondo más adelante.
Dentro del proceso de reinserción social, está el hecho de que el señor Garavito pueda
escoger que hacer con su vida, el decidió obtener un trabajo, el cual en este caso fue ante
una entidad pública y habiendo atravesado un proceso de selección el cual conocemos, esto
quiere decir que fue el mejor para ejercer este cargo frente a los que se presentaron. El
hecho de que los padres de familia presentaran esta petición para que sea retirado de su
cargo afecta, su proceso de reinserción social y su derecho al trabajo.

Este derecho está plasmado en el artículo 25 de la constitución política. El trabajo es un


derecho y una obligación social y goza, en todas sus modalidades, de la especial protección
del estado. Toda persona tiene derecho a un trabajo en condiciones dignas y justas.

El estado debe cumplir su función al proteger el derecho al trabajo, puesto que este cuenta
con el amparo del artículo de la constitución y, además, como hemos mencionado
previamente, se debe tomar la presunción de buena fe ya que el señor Garavito en su
cumplimiento de cargo como funcionario público no ha dado motivos ni se han presentado
hechos en los cuales demuestre, por lo menos, indicios de actuar con mala fe.

Si bien los padres familia tienen derecho a presentar peticiones y quejas, estas acciones en
contra del señor Garavito no hacen más que demostrar un hecho de discriminación y
estigmatización.

Se pretende que con la reclusión y la penitencia se transformen a la persona que ha atentado


gravemente la convivencia en sociedad, para que pueda regresar a vivir sin romper las
mínimas reglas de armonía. En éste orden de ideas, según “Sentencia T-388, 2013, “la
resocialización es una de las principales garantías de no repetición para las víctimas y para
los derechos de las personas en general (Corte Constitucional, Sentencia T-388. Por ende,
toda acción que vaya en contra de dicha resocialización es un atentado directo en contra de
las garantías de no repetición para las víctimas.

Las medidas que quieren que se apliquen los padres de familia no responden a una política
criminal garantista del principio de igualdad frente a las demás personas, toda vez que se
estaría permitiendo un castigo de carácter social para el condenado por este delito, además
de discriminatorio y violatorio de los fines de la pena que proclama la resocialización del
reo.
Adicionalmente cabe señalar que según Sentencia T-718/15, ir en contra de un proceso de
reinserción social de una persona que cometió un delito, en este caso de tipo sexual es
atentar en contra de la dignidad humana del señor Garavito, pues esta persona ya ha
purgado una condena necesaria, y proporcional a la gravedad de sus actos delictivos,
demostrando que a su salida ha buscado adaptarse a la vida social de una manera
honorable, sin reincidir de alguna manera en ningún delito, convirtiéndose desde el
ejercicio de su cargo en una persona útil a la sociedad , “La dignidad humana” está
establecida como pilar sobre el que se funda el Estado social y democrático de derecho, la
cual debe ser observada por el legislador específicamente en la etapa de ejecución de la
sanción penal, dado que el tratamiento penitenciario tiene como fin recuperar al infractor
para que una vez vuelva a la vida en libertad integre el conglomerado social.

En el artículo 26 del pacto internacional de derechos civiles y políticos se concluyó que:


Todas las personas son iguales ante la ley y tienen derecho sin discriminación a igual
protección de la ley. Al respecto, la ley prohibirá toda discriminación y garantizará a todas
las personas protección igual y efectiva contra cualquier discriminación por motivos de
raza, color, sexo, idioma, religión, opiniones políticas o de cualquier índole, origen nacional
o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición social.

Este articulo del PIDCP va en concordancia con el artículo 13 de la Carta política en el cual
se menciona que: Todas las personas nacen libres e iguales ante la ley, recibirán la misma
protección y trato de las autoridades y gozarán de los mismos derechos, libertades y
oportunidades.

En ese orden de ideas, en cuanto al caso en cuestión, no habiendo motivos de peso,


basándose en los hechos y actos del señor Garavito en función de su cargo como rector, el
presentar una petición para la remoción de su cargo, demuestra ser un acto de
discriminación y de estigmatización hacia una persona que fue puesta en privación de su
libertad pero cumplió su pena satisfactoriamente con todas las condiciones y procesos que
establecen la ley y que además cumple con su proceso de resocialización, es decir, mientras
que no haya motivo evidente para que sea retirado de su cargo, no podría proceder ninguna
petición con ese fin. Las medidas que quieren que se apliquen los padres de familia no
responden a una política criminal garantista del principio de igualdad frente a las demás
personas, toda vez que se estaría permitiendo un castigo de carácter social, además de
discriminatorio y violatorio de los fines de la pena que proclaman la resocialización de las
personas que la cumplen satisfactoriamente.

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