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Boletín de la Sociedad Botánica de México 61: 31-47, 1997

DOI: 10.17129/botsci.1537

Bol. Soc. Bot. México 61: 3 1-47 (1997) ARTÍCULO DE REVISIÓN

MANEJO DE LA VEGETACIÓN, DOMESTICACIÓN DE PLANTAS

Y ORIGEN DE LA AGRICULTURA EN MESOAMÉRICA

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ALEJANDRO CASAS 1 JAVIER ' CABALLER0 1 CRISTINA MAPES
2
y SERGIO ZÁRATE 1
' Instituto de Ecología, Universidad Nacional Autónoma de México.
Apartado Postal 27-3 (Xangari), Morelia, Michoacán 58089, México
2Jardín Botánico, Instituto de Biología, Universidad Nacional Autónoma de México.

Apartado Postal 70-614 México, D.F. 0451 O, México

Resumen. Se ana liza un modelo de domesticación ele plantas en Mesoamérica basado en prácticas ele mane-
jo silvícola de poblaciones y comunidades vegetales. La información arqueo lógica y etnobotánica sugiere que,
tanto en el pasado como en e l presente, diferentes pueblos mesoamericanos han manipulado intencional-
mente la vegetación con e l fin de aumentar la disponibilidad de plantas útiles. Las formas de manejo de
poblaciones y comunidades vegetales han incluído la tolerancia, inducción y protección de individuos de
a lgunas espec ies durante ac lareos de la vegetación y otras formas de perturbación. A través de estas formas
de manejo, pueden llevarse a cabo procesos de selección artificial (selección in situ), los cua les pueden ex-
presarse en divergencias morfológicas significativas entre poblaciones silvestres y manejadas, como lo ilus-
tran los casos de Anoda crista/a, Crotataria pumita, Leucaena esculenta y Stenocereus stellatus, que se discuten en
este artícu lo. Tales procesos de selección artificial in situ constituyen mecanismos de domesticación in cip iente
que se h an llevado a cabo en Mesoamérica, posiblemente desde tiempos preagrícolas, y podrían contribuir
a exp licar los procesos que originaron la agricu ltura en esta región.
Palabras clave: domesticación, manejo de la vegetación, origen de la agricultura, selección artificia l, silvicul-
tura.
Abstract. A model of domestication of plants in Mesoamerica based on selective management of plant pop-
ulations and communities by silvicultura! practices is analyzed. Archaeological and ethnobotanical informa-
tion suggests that intentional manipulation of vegetation by Mesoamerican peoples has occurred in past and
present times in order to contro l availability of useful plants. Forms of management of plant communities
or populations have includ ed tolerance, protection and enhancement of individua l plants of particular spe-
cies during clearance of vegetation and other ways of perturbation. Processes of artificia l selection (selec-
tion in situ) may be carried out through these forms of plant management. These processes may cause significant
morphological differences between wild and managed populations as illustrated by the cases discussed here
of Anoda crista/a, Crotalaria pumita, Leucaena escutenta and Stenocereus stellatus. Processes of artificial selection
in situare mechanisms of incipient domestication of plants which appear to have been carried out in Me-
soamerica , perhaps since pre-agricultura! times, and that cou ld contribute to explain the processes that led
to the origins of agricu lture in this region.
Key words: artificial selection, domestication, origins of agricu lture, plant management, silviculture.

L a agricultura es una de las invenciones más im-


portantes de la humanidad. Su adopción como
forma principal de subsistencia cambió drásticamente
comprender tanto la historia de las civilizaciones, como
el desarrollo de la tecnología agrícola y la evolución
de las plantas cultivadas. Pero no obstante los avan-
las formas de vida que como cazadores-recolectores ces en el estudio ele este tema son muchas las pre-
desarrollaron los humanos por muchos miles de años. guntas que aún quedan por contestar.
Las extraordinarias consecuencias de la agricultura Los registros arqueológicos han hecho posible sa-
en la vida humana han motivado numerosas investi- ber dónde y cuándo comenzó a practicarse la agri-
gaciones acerca de las causas que condujeron a su cultura con mayor probabiliclacl. Braidwoocl (1960)
invención y adopción, ya que hoy el entendimiento descubrió la evidencia más antigua ele prácticas agrí-
del origen de la agricultura es considerado crucial para colas en el Medio Oriente en estratos ele hace aproxi-

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Casas A, Caballero J, Mapes C, Zárate S. 1997. Manejo de la vegetación, domesticación de plantas y origen de la agricultura en Mesoamérica.
Boletín de la Sociedad Botánica de México 61: 31-47.
ALEJANDRO CASAS, j Al 'IER CABALLERO, CRIST INA MAPES y SERGIO ZÁRAT E

madamente 10 000 ari.os. En esta área, los primeros biliclad de recursos, las cuales forzaron a los huma-
cereales ple namente domesticados (el trigo y la ce- nos a inte nsificar la producción ele alimentos. Estas
bada) han sido fechados en ca. 9 600 ari.os antes ele! presiones se han atribuido a cambios ambientales
presente (Hillman y Davies, 1990; Zohary y Hopf, (Childe, 1952; Wright, 1977; Henry, 1989; BarYosef,
1993). Por otro lado, e n la parte central ele México, 1991; Blumler, 1996; Hillman, 1996) o al crecimien-
MacNeish (1967, 1992) y Flannery (1986) encontra- to de las poblaciones humanas (Vavilov, 1951; Ander-
ron los restos más antiguos ele plantas cultivadas (agua- son, 1952; Flann e ry, 1969; Cohen, 1977; Byrne, 1987).
cates; amaranto, calabazas y chiles) en estratos ele entre Sin embargo, para autores tales como Sauer (1952),
9 600 y 7 000 ari.os antes de l presente. Otras investi- la agricultura se originó donde la disponibilidad de
gaciones sugieren que la agricultura basada en a rro z alimentos era suficiente como para permitir tiempo
se desarro lló primero en China, probab lem e nte a lo libre y así d esarrollar experimentos en el manejo de
largo de las cuencas ele los ríos Huanghe yYangzi hace p la ntas, los cuales paulatinamente condujeron a su
alrededor ele 9 500 a11os (Harris, 1996). Otros estu- cultivo. Otros autores h an su gerido que la agricultura
dios han mostrado que la región andina y algunas áreas fue principalmente una consecuencia ele la evolución
del sureste asiático fueron también sitios importan- tecnológica para manejar plantas, así como de la
tes e n los cuales se originó la agricultura (Harlan, 1975; evolu ción ele plantas con fenotipos domesticables en
Pickersgill y H e iser, 1977; Hawkes, 1983; Yen, 1989; las comunidades vegetales silves tres (Anderson, 1952;
MacNeish, 1992) . Estas investigaciones sugieren qu e Braidwood y Willey, 1962; Smith, 1967; Ladizinsky,
la agricultura fue adoptada independientemente en al- 1987; Blumler y Byrne, 1991). Y finalmente, algunos
gunas ele estas regiones. Sin em bargo, aún quedan autores han sintetizado en modelos multivariaclos las
incógnitas acerca de los alcances ele la difusión ele la causas del origen de la ag1icultura, incluyendo tanto las
cu ltura y, por lo tanto, ele la independenc ia real en- presiones por recursos como e l desarro llo de la tec-
tre Ja·s ex pe ri enc ias agríco las en dichas region es. nología (Binford, 1968; Harris, 1977, 1989, .1996;
También ha siclo posible conocer cómo fue el pro- Hassan, 1981; Flannery, 1986; MacNeish, 1992). No
ceso ele adopción d e la agTicu ltu ra. Las inves tigacio- obstante, aún quedan muchas preguntas por contes-
nes arqueológicas llevadas a cabo en las décadas ele tar acerca ele por qué se adoptó la agricultura en las
los ari.os cuarenta y cincuenta, sugirieron qu e con la difere ntes regiones de l mundo, po r qué casi al mis-
adopción de la agricu ltura ocurrieron grandes cam- mo tiempo, y por qué se exte ndió rápidamente su uso .
bios e n la tecno logía, la organización social, las rela- Las investigaciones realizadas en Mesoamérica han
ciones económicas y otros aspectos cu lturales e n un jugado un papel relevante e n la búsqueda ele respues-
tiempo relativamente breve. Con base en es tos supues- tas a tales preguntas. En esta región cu ltural, que
tos, autores como Braidwoocl (1960) y Childe (1952) incluye la parte meridional de México y la porción
sugirieron que este período debería ser considerado norte ele Centroamérica (Matos-Moctezuma, 1994) ,
como "Revolu ción Neolítica" o "Revolución Agríco- se han encontrado restos de las prácticas humanas más
la". No obstante, investigaciones durante las décadas antiguas ele cultivo y domesticación ele plantas. Entre
subsecuentes parecieron mostrar que tanto la adop- las investigaciones más importantes destacan las lle-
ción ele la agricultura como los importan tes cambios vadas a cabo por MacNeish en la Sierra de Tamauli-
socio-culturales ocurri e ron e n un tiempo más largo pas (MacNeish, 1958); en la cueva de Santa Marta,
d el que se pensaba. Consicleranclo es ta información, Chiapas (MacNeish y Peterson, 1962); y en el Valle de
autores tales co mo MacNeish (1965, 1992), Harl an Tehuacán, Puebla (MacNeish, 1967); a5í como las de Nie-
(1975), Hawkes (1983) y Flannery (1986) han suge- de rbe rger (1976) en el Valle ele México, y las ele Flan-
ricio que es te período, más que "revolución", debe- ne ry (1986) en Gui lá N aq ui tz, Oaxaca.
ría se r cons id e rado como "Evolución Neolítica o Se cuenta también con un im portante cúmu lo de
Agríco la" . Estudios más recientes han suge rido nue- información botánica y etnobotánica que ha permi-
vam e nte la posibilid ad ele que tanto la adopción de tido reconocer a Mesoamérica como uno de los cen-
la agricultura como la domesticación de plantas se tros más importantes de domesticación de plantas en
ll evó a cabo e n un ti empo re lativamente corto (Hill- el mundo (Vavi lov, 1951; Harlan, 1975; Hawkes, 1983).
man y Davi es, 1990; Zoh a ry y Hopf, 1993). Sin e m- Este hecho parece re lacionarse estrechamente con la
bargo, aún se sabe poco acerca de cómo evolucionó gran diversidad ele plantas y culturas que caracteri-
la tec nolog ía para man eja r plantas a partir d e la re- zan a la región . Así, d e acuerdo con Caballero (1984) ,
co lecc ión y cómo surgió y se cl<:'sarro lló el manejo los más ele 50 grupos é tnicos indígenas de México usan
agríco la e n ese con tex to. y manejan más ele 5 000 esp ecies ele plantas, con las
Alguuos antores han pro¡rnesw q ne la ad opció n cuales mantienen difere ntes formas de inte racción.
ele la agri c1iltura se d ebió a presion es en la dis po ni- Esto h ace que Mesoam é rica sea un verdadero !abo-

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MANi:;JO DE LA \'EGETACIÓN, DOMESTICACIÓN DE PLANTAS Y ORIGEN DE LA AGRICULTURA EN MESOAMÉRICA

ratorio viviente de domesticación de plantas, donde No obstante lo anterior, son cada vez más los es-
la gente, a través de diversas formas de manejo in- tudios arqueológicos, etnográficos y etnobotánicos que
fluye procesos evolutivos en plantas, tanto silvestres muestran evidencias ele que algunos sistemas de pro-
y arvenses como domesticadas (Casas et al., 1996) . El ducción de alimentos, cuya definición como agricul-
estudio de tales procesos actuales de domesticación es tura no es facilmente aceptada, han siclo y son
una valiosa fuente de información para analizar cómo practicados por diversas culturas en e l mundo. En
operan en la actualidad los procesos de evolución en general, tales sistemas se h an basado en la manipu-
plantas cultivadas y para entender cómo pudieron lación ele poblaciones o comunidades ele plantas sil-
habe r ocurrido estos procesos en el pasado. vestres con el fin ele optimizar su uso, y por esta razón,
En la reconstrucción de la historia tecnológica que más que sistemas agrícolas, estos constituyen sistemas
condujo a la agricultura, resulta crucial el estudio del silvícolas. Algunos autores han considerado que este
amplio espectro de formas de manejo de plantas, tanto tipo ele sistemas poco o nada contribuyeron a la do-
agrícolas como no agrícolas, que han sido y son lle- mesticación ele plantas y al origen ele la agricultura
vadas a cabo por las culturas mesoamericanas. Estos (véase Harlan, 1975), mientras que otros los han
estudios podrían aportar información sobre cómo se considerado como "preludios" del manejo agrícola o
han ll evado a cabo los procesos de selección artifi- "agricultura incipiente" (ver por ejemplo Harris y
cial y otros mecanismos que intervienen en la domes- Hillman, 1989; Harris, 1996). Pero, por su posible
ticación de plantas; cuáles han sido los móviles importancia para entende r el origen de la agricultu-
culturales de tales procesos y la escala temporal en ra, estos sistemas merecen una atención especial.
que se alcanzan resultados. Igualmente importante es La información generada por estudios arqueoló-
es tudiar la relación que guardan los diferentes siste- gicos sugiere que estas formas ele manipulación ele
mas productivos con el conjunto de factores socio- plantas fueron practicada5 por el hombre mucho tiempo
económicos. antes ele que se adoptara la agricultura como forma
El propósito principal de esta revisión es analizar principal ele subsistencia. Probablemente incluyeron
e l papel que pudieron h aber jugado las formas no quemas y otras formas ele perturbación ele la vegeta-
agrícolas de manejo de plantas en el origen de la agri- ción natural con el fin ele promover la abundancia
cultura en Mesoamérica. Con base en evidencia ar- ele algunos recursos vegetales específicos. Así, Clark
queológica y etnobotánica se examinan formas actuales (1959), Rose-Ines (1972) y Guillan (1983) han esti-
y pasadas de m anejo de comunidades y poblaciones mado que desde hace por lo menos 50 000 años en
vegetales y se discuten algunos estudios de caso en las sabanas africanas se han llevado a cabo quemas
los que se analiza el posible papel de estas formas intencionales (posiblemente para inducir la abundan-
ele manejo en la domesticación de plantas a través de cia ele algunas espec ies ele gramíneas), mientras que
selección artificial. Con base e n ello se propone un Yen (1989) considera que lo mismo pudo haber ocu-
modelo hipotético sobre domesticación ele plantas rrido en Australia por un lapso de 40 000 años. Por
en Mesoamérica mediante formas ele manejo silví- su parte, Groube (1989) descubrió restos arqueoló-
cola, y se cliente el papel que estas prácticas pudie- gicos que sugieren que h ace 30 000 años los habitantes
ron h aber jugado en e l el surgimiento ele la de Papua, Nueva Guinea, practicaban talas intensas
agricu ltura. en los bosques, probablemente dirigidas a aumentar
la clisponibiliclacl ele varias especies ele plantas comes-
Formas de producción agrícola y no agrícola tibles tales como yames (Dios coma spp.), plátanos (Musa
spp.), taro (Colocasia esculenta Schott) y sago (Metroxylon
A partir de estudios arqueológicos en el Medio Orien- saguRottb.) Spriggs (1996) ha sugerido también que
te, Braiclwood (1960) concluyó que la principal dife- en Melanesia el manejo ele plantas se ha llevado a cabo
rencia entre la recolección ele plantas y la agricultura desde hace 28 000 años. Hillman (1996) considera
es que mientras la recolección implica la cosecha que en la porción norte ele Irak y probablemente en
directa ele productos naturales, la agricultura consti- algunas partes del valle del río Jordán, se llevaban a
tuye un proceso de producción a través del cual la cabo ya formas ele cultivo no agrícola desde hace unos
naturaleza es transformada para controlar la dispo- 14 000 años, mientras que Wenclorf y Sch ilcl (1976)
nibilidad ele los recursos. Hasta el presente, este con- han propuesto que lo mismo ocurrió en el valle del
cepto ha influído fu ertemen te los estudios sobre el Nilo, en el Alto Egipto, hace 13 000 años. Por otro
origen el e la agricultura, como lo muestran diversos lacio , MacNeish (1967, 1992) y Flannery (1986) han
estudios compilados por Ucko y Dimbley (1969); Reecl sugerido que en Mesoamérica existió un período de
(1977); Forcl (1985); Harris y Hillman (1989) y Ha- cultivo incipiente de plantas entre 10 000 y 7 000 años
rris (1996). antes del presente.

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ALEJANDRO CASAS, jA\'IER CABALLERO, CRISTINA MAPES y SERGIO ZÁRATE

En forma similar, diferentes estudios etnográficos las, los grupos indígenas efectuaron transformaciones
y etnobotánicos han descrito diversas formas de pro- de las comunidades vegetales originales, promovien-
ducción no agrícola practicadas tanto por algunas do la abundancia ele plantas productoras ele nueces
sociedades actuales de cazadores-recolectores como Uuglans spp. y Carya spp.) y bellotas ( Quercus spp.)
por numerosas sociedades de agricultores que siguen básicas en su subsistencia.
practicando la caza y la recolección. Algunas de es- Otros autores han descrito cómo, sin perturbaciones
tas formas de manipulación se basan en el uso del significativas, algunas técnicas de recolección pueden
fuego'. Al respecto, uno ele los trabajos más importantes favorecer un aumento en la disponibilidad de recur-
es el .de Lewis (1973), quien efectuó una revisión sos. Por ejemplo, Hallam (1989) observó en Austra-
monográfica sobre los propósitos ele las quemas en- lia que cuando los recolectores excavan la tierra para
tre diferentes grupos indígenas de California. Lewis obtener rizomas y tubérculos comes tibles, el suelo se
muestra que, en algunos casos, las quemas se efectua- remueve y airea, mejorando así las cond icion es para
ban en poblaciones de plantas anuales con semillas el establecimiento y crecimiento de plantas útiles.
, comestibles justo después de la recolección de los Además, frecuentemente los recolectores dispersan
granos. Se piensa que estas quemas estaban dirigidas los tubérculos, incrementando así el núni.ero de plan-
a estimular la regeneración de las poblaciones y a tas dentro de las poblaciones sujetas a recolección.
eliminar competidores, lo que permitía mantener y Considerando lo anterior, el concepto de agricul-
tal vez aume ntar la productividad de las áreas suje- tura, como proceso productivo contrapuesto a la re-
tas a quemas. Las quemas podrían haber contribu ido colección, parece insuficiente para analizar el amplio
también a incrementar la diversidad y productividad espectro de formas de manejo d e plantas por parte
ele forrajes consumidos por animales de caza, los cuales de los humanos, y resulta limitado para analizar las
podrían así ser más fác ilmente localizados en las áreas fases de la evo lución tecnológica que condujeron al
quemadas. En otros casos, las quemas permitían tal origen de la agricultura. En este sentido resulta apro-
vez eliminar competidores y favorecer la productivi- piado el modelo sobre origen de la agricultura pro-
dad y propagación ele plantas perennes tales como puesto por Harris (1977, 1989, 1996), el cual confiere
enc inos productores de bellotas comestibles. En un un papel importante a los sistemas de producción no
sentido similar, Shipek ( 1989) describió cómo los agrícola. Harris establece una distinción entre lo que
Kumeyaay en California usaban fuego para promo- llama "cultivo a pequeña escala", "cultivo a mayor es-
ver e'! crecim iento de algunas plantas comestib les cala" y "agricultura". En el concepto de "cultivo a pe-
nativas. queña escala" incluye actividades tales como aclareo
Otras formas ele manipulación se basan en el ma- de vegetación y plantación o siembra de plantas sil-
nejo del agua. Por ejemplo, Steward (1938) descri- vestres en pequeñas parcelas, con una labranza mí-
bió cómo los Indios Paiute de California, inundaban nima, pudiendo incluir drenaje y riego . En el "cultivo
praderas silvestres mediante sistemas de canales con a mayor escala" incluye aclareo de terrenos y labran-
el fin ele aumentar la productividad de las gramíneas za sistemáticos en parcelas ele mayor extensión, mien-
utilizadas en forma importante para su subsistencia. tras que bajo el concepto ele agricultura Harris incluye
Por su parte, Campbell (1965) describió cómo los abo- formas ele cultivo en una escala todavía mayor y e l
rígenes australi anos de la cuenca del río Roper, cons- uso ele plantas domesticadas. Este modelo, ento nces,
truían represas en algunos escurrim ientos temporales reconoce la escala espacial, la demanda ele trabajo,
con el fin de mantener el crecimiento de plantas útiles la inversión ele energía y el impacto ambiental ele las
durante la época de sequía. actividades humanas, así como el manejo de plantas
Otras formas de manejo se basan en eliminar de las domesticadas como importantes criterios para defi-
comunidades vegetales a aquellos individuos de es- nir el concepto de agricu ltura.
pecies no útiles, o de individuos poco productivos o
indeseables de especies útiles. Por ejemplo, Rhoads Cultivo, selección artificial y domesticación
(1980) e ncontró que e n la actualidad, algunos pue-
blos ele Papua, Nueva Guinea, ra rame nte plantan la De acuerdo con el concepto de agricu ltura propues-
palma de sago, y que la produ cc ión de es ta planta se to por Harris, parece claro que la evolución ele la
basa más bien en el manejo de poblaciones natura- tecnología que condujo al manejo agríco la involucró
les, eliminando los individuos viejos, así como indi- dos aspectos cruciales de manipulación por parte del
viduos de otras e sp ec ie s, qu e co mpite n co n los hombre: la ele! ambiente y la de fenotipos y genoti-
indi vidu os d e sago más productivos. Po r su pa rte, pos d e plantas.
Cowan (1 985) encontró que, bajo principios similares, La ma nipul ación del ambiente incluye el manejo
e n el este ele Es tac\ os U nidos, rlescle tiempos preagríco- ele variabl es tales como cantidad el e nutrientes, hu-

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MANEJO DE LA \'EGETACIÓN, DOMESTICACIÓN DE PLANTAS Y OR IGEN DE LA AGR ICULTURA EN MESOAMÉRICA

medad, luz, temperatura, competidores, depredado- ni ele la labranza sistemática. Sin embargo, no apor-
res, polinizadores, dispersores, entre otras, con el fin tan evidencias claras ele que la domesticación no haya
de asegurar la disponibilidad y productividad de re- estado operando en las plantas referidas. Por otro lado,
cursos vegetales. En general, la manipulación del la información arqueológica indica que en lugares
ambiente y la inducción o propagación deliberada de como Mesoamérica y el Medio Oriente el cu ltivo a
plantas en este ambiente pueden ser consideradas gran escala se practicó después de la aparición ele los
como cultivo. En el presente, las formas más comu- primeros signos ele domesticación (ver Zohary y Hopf,
nes de manejo del ambiente son aquellas que ocu- 1993; MacNeish, 1992) y quizás la adaptación de las
rren fuera del sitio que ocupaban las poblaciones plantas a esta tecnología, a través de la domesticación,
silvestres de la especie cu! tivada (cultivo ex situ). Sin fue una condición necesaria.
emba rgo, como se h a ilustrado anteriormente, en La manipulación de los genotipos de plantas se ha
sistemas de manejo no agrícolas, o silvícolas, gene- logrado principalmente mediante la selección artifi-
ralmente se ha practicado una manipulación de po- cial. Fue Darwin ( 1859, 1868) quien primero descri-
blaciones o comu nidades vegetales in situ. Puesto que bió cómo opera la selección artificial en diferentes
estas formas de manejo incluyen una manipulación plantas y an imales, favoreciendo la sobrevivencia de
deliberada del ambiente para favorecer la propaga- las variantes deseables y e liminando las indeseables.
ción de algunas plantas que satisfacen necesidades Este proceso puede tener resultados espectacu lares
humanas, deben considerarse también como formas en un tiempo relativamente breve mediante el culti-
de cultivo (cultivo in situ). Por incluir comúnmente vo ex situ de generaciones sucesivas de plantas, pues
plantas silvestres y labranza mínima, las formas de bajo estas condic iones las presiones de selección
cultivo in situ pueden considerarse como parte de lo pueden ser particularmente intensas.
que Harris (1996) define como "cultivo a pequeúa No obstante, la selección artificial puede no ser
escala" y "cultivo a mayor escala''. Sin embargo, como exclusiva del cultivo ex situ. Alcorn (1981) por ejem-
se discute más adelante, estas formas de cultivo pue- plo, observó que los huastecos del noreste de Méxi-
den incluir también procesos de selección artificial co ejercen una forma de selección indirecta. Notó que
y, por lo tanto, procesos incipientes de domesticación. frecuentemente la gente altera la estructura espacial
La manipulación de fenotipos y genotipos de plan- y genética de las poblaciones, ele manera que gene-
tas es también crucial para definir el concepto ele ran artificialmente condiciones ele deriva génica y
agricultura porque a través de ésta, los hum anos posteriormente permiten que la selección natural
moldean o adecuan la diversidad intraespecífica ele opere en las poblaciones resultantes. En otros estu-
alguna planta a sus requerimientos de uso y manejo. dios, Casas y Caballero (1995, 1996); Casas et al. ( 1996,
De la manipulación ele genotipos resulta un proceso 1997) y Casas (1997) observaron que comúnmente
evo lutivo: la domesticación. La domesticación es un diferentes grupos indígenas del centro de México
proceso continuo, que opera inicialmente sobre plan- practican una selección a favor de fenotipos desea-
tas silvestres y que puede lograr una completa depen- bles al manejar in situ diferentes especies ele plantas,
dencia de la planta con respecto al hombre para y que esta selección puede modificar sustancialmen-
sobrevivir y reproducirse. Pero aún habiendo alcan- te las frecuencias de fenotipos que existen en las
zado tal fase ele dependencia, la domesticación pue- poblaciones silvestres. Más ade lante nos referiremos
de continuar operando, en la medida en que la cultura a estos estudios con mayor detalle.
y la tecnología humanas son e lementos sumamente Generalmente se acepta que el término cultivo no
cambiantes, y en la medida en que las plantas domes- es un sinónimo de domesticación (véase Harlan, 1975).
ticadas comúnmente se difunden a nuevas regiones Ciertamente, como se discute aquí, el concepto de
geográficas y a nuevas cu lturas. cu ltivo incluye a un conjunto ele formas ele manejo
Se ha seúalado que el cultivo puede incluir plantas de poblaciones o comunidades vegetales mientras que
no domesticadas. Por esta razón algun os autores ta- la domesticación es un proceso evo lutivo que resul-
les como Spriggs ( 1996) y Hather (1996) consideran ta ele manipular los genotipos de las plantas, lo cual
que el concepto de domesticación debería ser elimi- no necesariamente se logra con só lo manejar e l am-
nado ele la definición de agricultura sensu Harris biente.
(1996). Estos autores basan su consideración en ca- En algun os estudios tales como los de Alcorn
sos de cultígenos de islas del Pacífico Sur, los cuales, (1981); Rinclos (1984); Blumler y Byrne (1991); Lacli-
según ellos, aún en el presente carecen de signos de zinsky (1987); Casas et al. ( 1994), se sugiere que la
haber sido domesticados. Spriggs y Hather cons ide- domesticación ele plantas puede ocurrir sin que ne-
ran que para algunas especies el grado de domesti- cesariamente se cultiven las plantas. Estos autores
cación no depende ni de la escala espacial del cu ltivo consideran la posibilidad de que hayan occurrido

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ALEJANDRO CASAS, jA\'IER CAilALLERO, CRISTINA MAP ES y SERGIO ZÁRATE

procesos de selección a rtificial a través de formas de procera) y amaranto (Amaranthus cf. cruentus L. y A. cf.
manejo no agríco la, las cuales generalmente no son leucocarpus Wats.), mientras que en Tamaulipas, los pri-
co nsid erad as como formas de cultivo. Pero, ind e- meros indicios ele domesticación se e ncontraron en
pe ndiente me nte de Jos aspectos semánticos, parece im- calabazas ( Cucurbita p epo L.). En Oaxaca, Fla nnery
portante distinguir entre los procesos ele domesticación (1986) identificó los signos más antiguos ele domesti-
que se llevan a cabo bajo cultivo ex situ ele los que cación en Cucurbita pepo y Lagenaria siceraria Stanclley.
ocurren cuando se manejan las comunidades vege- En esta fase resultan interesantes los restos de guajes
tales 'in situ, pues ello ayuda a discernir facetas cuali- ele la especie Leucaena esculenta (Moc . et Sessé e x
tativame nte distintas ele la tecnología ele manejo ele A.DC .) Benth . subsp. esculenta y ele cirue la (Spondias
plantas, las cu ales pueden tener un significado espe- mombin), identificados por Smith (1967). Aunque e n
cial para e ntender e l origen ele Ja agricultura. En és tos no existen signos ele cambios morfológicos, y
particul ar, el es tudio ele procesos ele selección artifi- por lo tanto ele su domesticación , lla ma la a tención
cial bajo formas ele manej o in situ, permitiría aportar el h echo de que es tas plantas al parecer no son nati-
, información sobre posibles procesos ele domes ticación vas del Vall e ele Te hu acán (véase Casas y Caballero,
preagrícol a. 1996; Dávila et al., 1993; Zá rate , 1994) , lo que sugie-
re que estas plantas posible mente también fueron cul-
Domesticación de plantas y agricultura tivadas .
en Mesoamérica. Evidencia arqueológica En la tercera etapa, durante los tiempos de las fases
Coxcatlán (7 000-5 400 arios antes d el presente) y
Con base e n sus estudi os arqueo lógicos en el Valle Abejas (5 400-4 300 arios a ntes del prese nte ) se in-
d e Tehuacán y apoyándose e n información ele otros creme ntó el uso ele plantas domesticadas y se estable-
sitios ele Mesoamérica, MacNe ish ( 19 67, 1992) h a cieron asentamientos humanos denominados por
sugerido 4 e tapas principales ele organizac ió n social, MacNeish "aldeas hortícolas" (Mac Neish, 1992). En
cu ltural y tecno lógica cl escle las primeras o cupac io- éstas se prac ticaba una "horticultura" o agricultura in-
nes d el valle por seres hum anos has ta el origen ele cipiente que consistía en el cultivo ele pla ntas domes-
las prime ras aldeas . ticadas e n pequerias p arcelas. Durante es ta e tapa se
La primera etapa se caracteriza ele acuerdo con los introdujeron al Valle de Tehuacán plantas tales como
restos d escubiertos e n la fase Ajuereado (14 000-9 600 el coyol (A crocomia mexicana Karw. ex Mart.), el zapote
ari os an tes d el presente). Durante es ta e tap a no hay blanco ( Casimiroa edulis Llave y Lex.), el zapote n e-
signos aparentes ele producc ión de alimentos sino de gro (D iospyros digyna]acq .) y muy probablemente e l
su recolecc ión organizada en micro bandas (constituí- m aíz (lea mays L) .
d as por tres o cuatro fam ilias) ele cazadores-recolec- De acuerdo con MacNeish (1992) , la cuarta etapa es
tores nómadas. Al ini cio de esta etapa las band as la ele "aldeas agrícolas" . Comenzó du rante los tiempos
cazaban principalmente caballos y a ntílopes, pero al de la fase Purrón (4 300-3 500 arios antes d el presente).
extinguirse estas especies comenzaron a cazar animales El cultivo ele plantas domesticadas (principalme nte
pequerios y a reco lec ta r plantas tales como chupan- maíz, calabazas y frijo les ) se practica ba e n parc elas
dilla (CyrtocmpaproceraH.B.K. ), magueyes (Agavespp.), relativamente grandes para sostener asentamie ntos hu-
n opales ( Opuntia spp.) y semill as de Setaria spp. ma nos significativamente mayores que e n fase s ante-
La segunda etapa es propuesta considerando los riores.
restos ele la fase El Riego (9 600-7 000 arios antes del Resumiendo, la inform ación arqueológica dispo-
prese nte) y fases con te mp o ráneas en Guilá Naquitz, nible ilustra qu e las diferentes fases de desarrollo
Oa:.;aca y la Sie rra ele Tamaulipas. La cace ría seguía tecnológico en el manejo ele las plantas en Mesoamé-
siendo la principal actividad el e subsistencia, pero Ja rica ocurrió ele manera similar a lo propues to por
recolección ele un amplio espec tro ele p lantas e ra más H arris (1996) en su modelo. Así, por cerca de 3 000
significa tiva que en la fase an te rio r. En particu la r, Ja arios, durante la fase El Riego, se desarrollaron los
abundanc ia ele res tos de plan tas tales como la ch u- primeros experimentos ele producción de alimentos
pandi lla (Setaria spp.), ciruela (Spondias mombin L.) y domesticación de plantas en sistemas de c ultivo a
y pochote ( Ceiba parvifolia Rose ) sugiere qu e su re- peque ria escala (sistemas "h ortícolas" , ele ac ue-rdo con
co lección se practicó inte nsam e nte y e n forma espe- MacNeis h) . Esta etapa fu e seguida p or form as d e
cializada. En esta fase se h an e nco ntrado los primeros cultivo a mayor escala ("aldeas hortíco las ") durante
sig nos ele d om es ti cac ión d e p lantas . En Te hu acá n , las fas es Coxcatlán y Abejas. Finalmente, a partir de la
MacNeish (1 992) id entifi có estos signos e n calabazas fase Purró n se desa rro lló Ja agricultura propiamen-
( Cucurbita a1gy rospem1a Hort. ex L. H. Bailey), agua- te dicha como fo rma principal ele subsisten cia e n "al-
cates (Persen a11u•rica11a Mill .), chupandía (CyrtocmjH1 deas agríco las" .

36
MANEJO DE LA \'E GETAC I ÓN , DOMESTICACIÓN DE PLANTAS Y OR I GEN DE LA AGRI CU LTURA EN MESOAMl:: RI CA

MacNeish ( 1967) ha considerado que las primeras clrán ser probadas por futuras investigaciones arqueo-
formas ele cultivo se evidencia n mediante los signos lógic as, pero también p or investigacio n es etn obotá-
más antiguos ele dom es ticación . Con base e n ello, ha nicas, como parecen ilustrar los siguientes apartados.
propuesto qu e las primeras formas ele cu ltivo e n Te- Por el momento, la información arqueo lógica dis-
huacán, durante la fase El Riego, incluyero n a agua- ponible tampoco permite aclarar si ex istieron formas
ca tes, chiles y cala bazas, posiblemente bajo dos ele manejo ele las plantas antes ele los prim eros sig-
sistemas . Uno ele ellos represe ntado por el cultivo ele nos ele su domesticación. Smith ( 1967) h a su gerido
calabaza en peque ñ as parcelas, e n las barran cas ce r- que los primeros cultíge n os en Tehuacán fueron
canas a las cu evas que h a bitaba la ge nte, sistema al posibl eme nte algunos m agueyes y nopales, los cuales
cual MacNeish de nomina horticultura de barranca. Bajo se propagan fác ilme nte por sus estructuras vegetati-
un segundo siste ma, plantas tales co mo aguacates y vas y además fueron elementos regulares en la d ieta
chiles se sembraban junto a los manantiales a lo lar- hum ana. MacNeish ha refutado esta idea pues e n los
go ele las playas del Río Salado, donde rec ibían su- restos arqu eológicos no es posible distinguir formas
ministro ele agua a lo largo del a ñ o . A este sistema silvestres y domesticadas ele estas plantas. Y, au nque
lo d e n o min a hidro-horticultura. este argumento no es suficiente para rechazar la hi-
Sin embargo, Smith (1967) tomó en cuenta otras pótes is ele Smith (ya que no sólo las plantas domes-
evid enc ias tal es como cambios e n la distribu ció n ticadas pueden cultivarse), tampoco existe evidenc ia
geográfica ele las plantas encontradas en las excava- para sostenerla. En resumen, falta aún inform ación
ciones, as í como la ab und anc ia ele los restos enco n- para concluir sobre las primeras formas ele cultivo que
trados, como posibles indicadores ele propagación o se practicaron e n Mesoaméric a.
inducción intencional ele las plantas analizadas . Al
considerar este tipo ele inform ac ión, propuso que las El manejo de comunidades y poblaciones
primeras formas ele cu ltivo en e l área ele Tehuacán vegetales por los pueblos mesoamericanos
probablemente consistían tan sólo e n la remoc ión ele
algunas plantas no deseadas en pequeños parches ele Diferentes es tudios etnobotán icos han demostrado la
te rreno, con el fin ele mantener algunas plantas desea- existencia el e un amplio esp ec tro de formas ele ma-
das ya sea propagadas vegetativamente (cactáceas y n ejo de plantas practicadas por las cu lturas m esoame-
magueyes) o por se millas, dejando en pie especies ricanas (Casas et al., 1987, 1996; Bye, 1993; Caball ero,
útiles tales como mezquite, guaj es , chupanclía, nopales l 994a). Para e l análisis ele las formas incipien tes de
y otras cactáceas com estibl es. De este modo, la vege- cu! tivo, resulta particularmente importan te examinar
tación natural nunca se removía comp letamente y, aq ué ll as que se ll evan a cabo e n las comun id ades y
después ele abandonar la parcela, ésta se recupera- poblaciones ele plantas arvenses y silvestres in situ..
ría (Smith, 1967) . Bajo tal forma de cultivo, se po- Entre estas formas ele m a n ejo se pueden m e ncionar:
drían haber m anejado espec ies nativas útiles de las
zonas ele barranca y de las p layas de los ríos, igual que Recolección. Implica cosec h a r los productos útil es de
e n los sistemas propuestos por MacNeish (1967), pero las poblaciones arvenses y si lvestres . La mayor parte
también aquellas plantas útiles de los matorrales y las de las especies útiles registrad as e n los estudios e t-
selvas bajas caducifo li as, que son los tipos el e vegeta- nobotánicos son obtenidas mediante esta práctica.
ció n más exte nsos en la zona. Esta forma ele cultivo Generalm ente, la recolección no incluye un manejo
se basaría en la e liminación y tole rancia selectiva, así ele la vegetac ión y su impacto sobre és ta suele ser
como en la in d ucción d e individuos ele algunas es- mínimo. Sin e mbargo, se pueden incluir formas in-
peci es que for maba n parte de la comun idad vegetal cipientes ele man ejo tales corno la obtención se lecti-
original. Estas formas de manejo de la vegetación más va ele a lguno s fenot ipos, la rotación ele áreas ele
bi e n parecen tratarse de una técnica silvícola, po r lo recolección cuan do és ta se efectúa intens ivame nte
qu e, e n nuestra op inión, podría denominarse silvicul- so bre algunos productos, vedas y restricciones tem-
tura de tierras secas o silvicultura de tierras húmedas, según porales a la extracción de algunos recursos, e tcé tera.
las características del amb iente manejado.
Desafortunadamente, los restos arqueológicos dispo- Tolerancia. Incluye prácticas dirigidas a mantener,
nibles sólo aportan evidencia indirecta ele los modelos d entro de ambientes antropogén icos, plantas útiles
de cultivo incipiente propuestos por MacNeish y Smith que existían antes d e que los ambientes fueran trans-
y no perm ite n conclu ir todavía acerca de si las pri- formados por el h ombre. Ejemp los de esta forma ele
me ras formas ele cu ltivo e n Tehuacán fu e ron como manejo pueden observarse e n algun os "queli tes'', silves-
e n estos modelos . No obstante, los modelos ele Mac- tres y/o arvenses tales como Amaranthus hybridus L. ,
Neish y Smith constituye n valiosas hipótesis quepo- Chenopodium spp., Crotalaria ¡mmila Ortega, EujJlwrbia

37
ALEJANDRO CASAS, JAl' IER CAllALLERO, CRISTINA MAPES V SERGIO ZÁRATE

graminea]acq., Porophyllurn spp., Portu.laca oleracea L., las formas más comunes en que las culturas mesoame-
entre otras espec ies, y en otras plantas arvenses, ta- ricanas practican la inducción d e plantas nativas úti-
les como, j altornata spp., Solanu.ni nigrum, Physalis phi- les. Entre los mixtecos, nahuas y popolocas del centro
ladelphica Lam. y Lycoj1ersicon lycopersicurn (L.) Karst. de México, Casas et al. (1994, 1997) encontraron que,
ex Farw. (véanse Da vis y Bye, 1982; Caballero y Ma- después de utilizar por varios aúos una parcela agrí-
pes, 1985; Williams, 1985; Casas et al., 1987; Mera, 1987; cola, la gente suele propagar intencionalmente semillas
Vázquez, 1991). Algunas plantas perennes también son y propágulos vegetativos de los individuos tolerados
manejadas en es ta forma. Ejemplos ele ello se pueden ele espec ies útiles. Los mayas (Lundell, 1937; Pules-
encontrar co n diferentes especies ele Opu.ntia (Colunga ton, 1982; Illsl ey, 1984; Gómez-Pompa, 1991) , lacan-
et al.,1986), Leu.caena (Zárate, 1994; Casas y Caballe- clones (Nigh y Nations, 1983), huastecos (Alcorn, 1983,
ro, 1996), Pmsopis laevigata (Humb. & Bonp. ex Willcl.) 1984) y totonacos (Medellín, 1988) frecuentemente
M.C. Johnston, Pithecellobium dulce (Roxb.) Benth. propagan en los acahuales plantas nativas útiles, prin-
(Casas et al., 1996; Casas et al. 1997), así como con cipalmente perennes, sacando así provecho ele las
diferentes especies ele cactáceas columnares, mague- parcelas en descanso. Esta forma de manejo tiene una
yes y palmas (Casas y Caballero, 1995; Colunga et al., influencia importante en los procesos de rege nera-
1996 Casas et al., 1997). ción ele la vegetación y al parecer ha contribuido a
El origen el e las "selvas artifi ciales" mayas o pet lwt la co nformación ele las "selvas artificiales".
(Wis e man, 1978; Gómez-Pompa et al., 1987; Gómez- Aunque existe co ntroversia al respecto, se ha su-
Pom pa, 1991), las c u a les se caracte ri zan por una gerido que la riqueza actual ele especies ele árboles
abundanc ia atíp ica de individuos de especies útiles, útiles en las selvas cercanas a los sitios arq u eológicos
se debe probablemente a este tipo de manejo. Como ele los periodos Pre Clásico y Clásico en las tierras ba-
parte de prácticas silvícolas asociadas a la agricultu- jas ele la región Maya, constituye el efecto ele prácti-
ra, durante siglos los mayas h an tolerado, en las par- cas ele tolerancia o fomento de individuos ele estas
celas abiertas al cultivo, un cortjunto de especies nativas espec ies en su h ábitat natural por los antiguos ma-
útiles tales co mo el chicozapote [Manilkara sapota (L.) yas (Pules ton, 1982; Lamben y Anarson, 1982; Gómez-
van Roye n], el mamey [Pouteria sapota Oacq.) H. Moore Pompa et al., 1987; Gómez-Pompa, 1987; Rico-Gray y
& Stearn], las chirimoyas y zaramullos (Annona spp.), García-Franco, 1991). Se piensa que la promoción,
el ramón (Brosimu:m alicastrum Sw.), los huanos (Sa- tolerancia y cosec h a ele á rboles útil es en las selvas
bal spp.), el zapote blanco ( Casimiroa edu.lis) y el co- constituía en realidad un a estrategia silvícola que,
yo l (Acrocornia mexicana), entre otras (Lundell, 1937; junto con la agricultura, era la base ele la subsisten-
Barrera et al., 1977; Wiseman, 1978; Gómez-Pompa, cia ele los antiguos mayas (Miksicek, 1983). Voohries
1991; Caball ero, 1994b). (1982) sugirió incluso la existencia ele un complejo
sistema ele intercambio comercial entre las tierras altas
Fomento o inducción. Este tipo ele manejo incluye di- y las bajas del área maya durante el periodo Clásico,
ferentes estrategias dirigidas a aumentar la densidad de el cual incluía una larga lista de frutos y otros pro-
población d e espec ies útiles en una comunidad ve- ductos obtenidos ele árbo les silvestres.
getal. Puede llevarse a cabo mediante quemas y talas Entre los pueblos indígenas mesoamericanos es muy
ele la vegetación o por medio de la siembra ele semi- común la práctica ele dispersar intencionalmente las
llas y ele propagación ele estructuras vegetativas den- semillas de plantas arvenses útiles dentro de los campos
tro ele las mismas á reas ocupadas por las poblaciones de cultivo con e l fin de a umen tar su densidad ele
silvestres o arvenses. Un ejemplo ele esto se puede población. Ejemplos de esta forma de manejo pue-
encontrar en el manejo ele la palma Brahea dulcis den encontrarse en Porophyllu.m ru.derale (Jacq.) Cass.,
(Kunth) Martius entre los mixtecos ele Guerrero (ver Amaranthu.s hybridu.s, Anoda cristata (L.) Schl., Crota-
Casas et al., 1994). Esta planta se reproduce vegetati- laria pumita y Ph.ysalis philadelphica (Casas et al., 1996).
vamente y sus hijuelos son resistentes al fuego . La En la Sierra Norte de Puebla, esta forma ele man ej o
gente tumba árboles y quema la vegetación que acom- se ll eva a cabo sistemáticamente co n los quintoniles
pú1a a las poblacion es ele B. du.lcis con el fin ele eli- (Amaranthu.sspp.) La gente comúnmente riega semillas
minar compe tidores y promover así el crecimiento ele ele quintoniles en los terrenos que abre para iniciar
la población ele la palma. Un principio similar es usado el cu ltivo ele maíz y frijol, y al final ele cada tempora-
por los mixtecos y otros pueblos mesoamericanos para da ele cultivo d eja en pie algunos individuos de quin-
indu cir la formación ele pastizales, con el fin de au- tonil con el fin el e qu e alcancen la madurez y logren
mentar la disponibilidad de forraje para el ganado. dispersar sus semillas. El propósito de estas prácticas
El manejo ele te rre nos ele cultivo en descanso (aca- es asegu rar la presenc ia d e quintoniles en las milpas
huales) bajo los sistemas agrícolas de roza, es una ele (Mapes et al., 1996).

38
MANE;JO DE LA VEGETACIÓN, DOMESTICACIÓN DE PLANTAS Y ORIGEN DE LA AGRICULTURA EN MESOAMÉRICA

Protección. Incluye cuidados tales como eliminación de reus stellatus (Pfeiffer) Riccobono? el cual es amplia-
competidores y depredadores, aplicación de fertilizan- mente cultivado en el Valle ele Tehuacán y La Mixte-
tes, podas, protección contra heladas, etc., con el fin ca Baja, pero no así en las áreas donde las poblaciones
de salvaguardar algunas plantas silvestres y arvenses de silvestres son abundantes (Casas et al., 1997). En ambos
valor especial. Bye (1985) encontró un ejemplo de casos la gente considera que "no es necesario culti-
es ta forma de manejo practicada por los tarahuma- var estas plantas porque hay muchas en el monte".
ras con una especie de cebollas silvestres. De acuer-
do con Bye, durante la recolección ele bulbos, la gente Selección artificial in situ
dispersa los bulbillos de las plantas que recolecta y
elimina las raíces de plantas perennes contiguas a las Existen indicios de que pueden ocurrir procesos ele
cebollas, con lo cual reduce la competencia de tales selecció.n artificial cuando se llevan a cabo las formas
plantas con las cebollas. Con estas actividades logran de manejo in situ descritas arriba. La actitud selec-
aumentar el número ele individuos de cebolla en las cionadora por parte ele los campesinos puede obser-
poblaciones. Otros ejemplos pueden encontrarse en varse aún en las prácticas ele recolección. Así, aunque
el manejo silvícola maya ele especies tales como Bro- en el caso de algunas especies ele plantas útiles, prin-
sinzum alicastru:m (Poules ton , 1982); así como entre cipalmente anuales, éstas son recolectadas sin una
los mixtecos y nahuas de la cuenca del Balsas, quie- preferencia especial, e n otros casos, los individuos
nes ele acuerdo con Casas et al. ( 1996) ocasionalmente cuyas partes útiles poseen diferentes atributos (sabor,
podan ramas y fumigan contra plagas de algunos textura, tamaño, color, cantidad relativa ele compuestos
individuos con fenotipos favorables (llamados "dul- tóxicos, etc.) suelen ser distinguidos en las poblacio-
ces" o "mansos") ele árboles de especies tales como nes por los recolectores, quienes reco lectan las ele
Pithecellobium dulce, Psidium spp., Leucaena esculenta mejor calidad.
subsp. esculenta, Sj;ondias mombin, Byrsonima crassifolia Por ejemplo, Casas et al. (1996) describen cómo
(L) H.B.K., e ntre otras, tanto en poblaciones silves- los mixtecos y nahuas ele Guerrero y Puebla llevan a
tres como tol eradas. Estos pueblos también apl ican cabo una recolección selectiva en hierbas arvenses tales
fertilizantes y protegen contra heladas y plagas a es- como "alaches" (A nada cristata) y "chipiles" ( Crotalaria
pecies el e plan tas arvenses tales como Physalis phila- pumita). En cada una ele estas especies, la gente dis-
delphica y Lycopersicon lycopersicum, las cuales son tingue dos variantes: 1] "alaches o ch ipiles machos",
toleradas y en ocasiones también inducidas en los las cuales prese ntan hojas angostas, fibrosas y pubes-
campos de cultivo. centes, de sabor amargo y 2] "alaches o chipiles hem-
Los estudios etno botánicos sugieren que en la bra", las cuales presentan hojas anchas, suaves y no
actualidad la gente en Mesoamérica toma decisiones pubescentes, de buen sabor. En ambos casos la gen-
acerca de cómo manipular a las plantas de acuerdo te únicamente recolecta productos ele las variantes
con el papel ele éstas en la subsistencia hum ana, pues "hembra".
esto determina la cantidad que de tal recurso se utiliza, En árboles, Casas et al. (1996) ilustran el caso del
y motiva la búsqueda ele estrategias por asegurar su "guamúchil" (Pithecellobiurn dulce), en cuyas poblaciones
disponibilidad. En consecuencia, la disponibiliclacl los mixtecos y nahuas distinguen individuos que pro-
espac ial y temporal que naturalmente tiene el recur- ducen frutos dulces y amargos. En otras especies ele
so, también influye en tales decisiones. Messer ( 1978) árboles frutales nativos, tales como Psidium guajava
cita a un campesino zapoteco, quien le informó que L., Spondias mombin, Byrsonima crassifolia, entre otros,
".. . te nernos semillas de chipil ( Crotalaria purnila) para la gente distingue entre árboles "dulces" y "agrios" o
sembrarlas para el tiempo cuando no hay en e l cam- entre "mansos" y "cimarrones". Casas y Caballero
po, de esta manera tendremos quelites para comer" . (1996) observaron que en los guajes (Leucaena escu-
Una observación similar hi cieron Casas et al. (1994) lenta subsp. esculenta) los mixtecos de la Montaña ele
entre los mixtecos de Guerrero, quienes, durante la Guerrero distinguen tres tipos ele árbo les: 1] "guajes
temporada seca del año, cu ltivan Crotalaria purnila y de vasca", los cuales producen semillas tóxicas; 2] "gua-
A nada cristata e inducen la abundancia ele Arnaranthus jes amargos", cuyas semillas son amargas y pueden ser
hybridus y otras plantas, con el fin ele aumentar su dis- tóxicas cuando se consumen en grandes cantidades,
ponibilidad. En contraste, Casas y Caballero (1996) pero que pueden consumirse sin problemas después
discute n el caso ele Leucaena esculenta subsp. eswlen- de haber sido asadas; y J] "guaj es dulces", cuyas se-
ta, la cual es cu ltivada ampliamente en la parte cen- millas pueden consumirse aún crudas. En e l Valle de
tral de México, pero no en áreas tales como La Teh uacán y la Mixteca Baja, Casas (1997) y Casas et
Montaiia ele Guerrero, donde las poblaciones silvestres al. (1997) encontraron que los mixtecos, nahuas y
son abundantes. Este es también el caso de Stenoce- popolocas distinguen variantes de especies de cactá-

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ALE;Ji\NDRO Ci\Si\S, ji\l' IER Ci\Ili\LLERO, CRISTINi\ MAPES y SERGIO ZÁRATE

ceas columnares tales como Stenocereus stellatus, S. que durante la recolección de los fenotipos favora-
pruinosus ( Otto) Buxb., Es con tria chiotilla (Weber) Rose, bles, la gente únicamente obtiene las hojas jóvenes
Myrtillocactus geo1netrizans (Martius) Console, M. schenlái sin destruir a la planta. Al evaluar la densidad de
(Purpus) Backeb., Pachycereus hollianus (Weber) Buxb. población de estas espec ies en diferentes comunida-
y P weberi (Coulter) Backeb., las cuales producen frutos des vegetales, se encontró que los individuos de la va-
con diferentes atributos tales como tamarl.o, sabor, riante "macho" eran más abundantes que los de la
co lor, esp inosid ad y grosor del pericarpo. En todos variante "hembra" tanto en comunidades silvestres
los casos mencionados, la gente recolecta p1incipalmente como en campos de cultivo abandonados, en donde
los productos de los árboles "dulces" y "mansos". la tolerancia y eliminación selectiva no se lleva a cabo.
La distinción de todas estas variantes por la gente En contraste, los individuos ele la variante "hembra"
y la preferencia selectiva para su uso, adquie re gran eran mucho más abundantes que los de la variante
relevancia para iniciar procesos de domesticación "macho" en las comunidades de plantas arvenses
cuando se efectúan formas de man ejo tales como las dentro ele campos ele cultivo, en donde la tolerancia
,mencionadas anteriormente. Así, aunque en general ele los primeros y la eliminación ele los segundos se
las especies de p lantas útiles son toleradas, fomenta- practica continuam ente (cuadro 1) .
das y protegidas in situ, estos procesos pueden llevarse Al analizar características morfológicas de vainas
a cabo se lectivamente favoreciendo particularmente y semillas ele Leucaena esculenta subsp. esculenta en
a aquellos individuos que presentan características muestras ele individuos de poblaciones silvestres y
preferidas por la gente. Los individuos de estas especies manejadas in situ, Casas y Caballero (1996) encontra-
con características no deseables pueden incluso ser ron que las vainas y semillas ele individu os de pobla-
elimin adas junto con los individuos de otras especies ciones manejadas in situ eran significativamente más
no útiles. graneles que las ele los individuos silvestres, no obs-
Los ·efectos genéticos y morfológicos de la se lec- tante que el número de sem ill as era similar en am-
ción artificial in situ no han sido aún evaluados en bos casos (cuadro 2) . Las semillas ele los individuos
detalle. No obstante, existen algunos indicios ele que, manejados in situ resultaron ser significativamente más
la selección artificial, bajo estos procesos, puede te- vulnerables al ataque de brúquiclos, posiblemente
ner efectos importantes sobre la estructura de las po- debido a que la selección por m ejor sabor ha favore-
blaciones ele especies manejadas, tanto al aumentar cido la abundancia ele individuos con menor capaci-
el nún1ero de individuos con fenotipos favorables y dad ele defensa química. Al parecer, entonces, e l
disminuir el de otros no favorab les, como al aumen- manejo in situ ha ocasion ado que los individuos con
tar la frecuencia ele individuos de algunas especies y características favorables sean más frecuentes en las
eliminar los de otras, alterando así la estructura de áreas manejadas que en las poblaciones si lvestres.
la comunidad vegetal. En el caso ele Stenocereus stellatus, los frutos son las
Así, por ejemplo, en el caso de "alaches" y "chipi- principales partes utilizadas por la gente, y cinco
les", Viveros y Casas (1985) y Casas et al. (1994) ob- características ele éstos ( tarnarl.o, color y sabor de la
servaron en la Montarl.a de Guerrero que durante los pulpa, espinosiclad y grosor ele la cáscara) son co nsi-
deshierbes en las milpas, la gente generalmente eli- derados para caracterizar su calidad . La combinac ión
mina los individuos de las variantes "macho" y tole- de los estados de estas características produce un
ra los de las variantes "hembra". Observaron además espectro amplio ele variantes reconocidas por la gente,

Cuadro 1. Número de indi vidu os de las variantes "hembra " y "macho" de Anoda cristata y Crota laria pumila
por m 2 en difere ntes amb ientes en la Montaiia de Guerrero (con base en Casas et al., 1994 y Viveros y Casas,
1985)

Ambiente Anoda crístata Crotalaría pumíla


(n=S parcelas) "hembra" "macho" "hembra" "macho"

Selva baja caducifolia 0. 003 ±0. 0004 0.028±0.006 0.005±0.0007 0.016±0.003


Milpas abandonad as 0.0 11 ±0 .002 0.022±0.005 0.009±0.0006 0.028±0.004
Milp as de te mporal 0.068±0.014 0.00 1±0. 00 02 0.506±0. 11 6 0.016±0.004
Milpas de ri ego 1.058±0. 093 0.003±0 .0005 0.018±0.004 0.002±0.0005

40
MANEJO DE LA l'EGETAC IÓN, DOMEST I CAC I ÓN DE PLANTAS Y OR IGEN DE LA AGRICULTURA EN MF.SOAMÉRICA

mismo que constituye la materia prima sobre la cual En los cuatro casos analizados, la selección artifi-
actúa la selección artificial. La gente considera que cial durante e l man ejo in situ está dirigid a a aumen-
los frutos ele menor calidad son aquellos ele tamaño tar la frecuencia de los fenotipos deseab les ele las
p equeño (ele 10 a 30 cm:1) con pulpa roja y agria, plantas m anejadas. Las plantas favorecidas formaban
espinosos y con cáscara gruesa. Por otro lacio, los frutos parte de las poblaciones originales establecidas y son
más vali osos, tanto en términos cu lturales como co- capaces de sobrevivir y reprod ucirse inde pendiente-
merciales, son aqué ll os ele tamaño grande (más de mente d e l hombre. Es decir, la domesticación se
70 cm:1) con pu lpa blanca u otro co lor diferente al encuentra en fases incipentes. Sin embargo, al alte-
rojo y dulce, con pocas esp inas y de cáscara delgada. rar continuamente tanto la estructura fenotíp ica, y muy
Con es tos criterios, la gente practica una selección probablemente también la genotípica ele las pobla-
artificial a través ele formas de manejo in situ, e n la ciones, eomo la estructura ele la comunidad, la selec-
poblaciones si lvestres o ex situ en las hu e rtas y so la- ción artificial está ocasionando, en sentido estricto,
res (Casas et al., 1997). Al igual que en e l caso ele procesos evolutivos. Y puesto que estos procesos es-
Leucaena esculenta subsp. esculenta, el man ejo in situ tán regulados intencionalmente por un interés huma-
de Stenocereus stellatus consiste en la tol e ran cia se lec- no, son también e n sentido estricto, procesos ele
tiva ele algunos individuos con características favora- domesticación.
bles durante el aclareo de terrenos para cultivar maíz.
Además, la gente propaga intencionalmente las ramas Un modelo para explicar la domesticación
ele aq uellos individuos tolerados con el fin ele aumen- de plantas por medio de la silvicultura
tar su disponibilidad. A través de estas prácticas d e
aclareo y to lerancia selectiva e inducción de fenoti- Comúnmente se usan dos modelos para explicar cómo
pos favorab les, se reduce la variabilid ad morfológica surgió y se desarrolló la domesticación de p lantas. Uno
en las poblac iones silvestres o riginales y aumenta la ele ellos puede denominarse modelo de seminicultura,
frecuencia de fenotipos deseados por la gente. Al ya que explica la d omesticación de p lantas propaga-
com parar las características morfológicas de indivi- d as por semilla. Este modelo se basa principalmente
duos ele poblaciones silvestres y manejadas in situ en en estud ios ele caso de plantas herbáceas anuales ta-
el Valle de Tehuacán, Casas (1997) encontró que los les como ce reales (trigo, arroz, maíz, etc.) y legum-
frutos de los individuos manejados in situ son signi- bres (frijo les, le ntejas, c híc h aros, etc.). Anderson
ficativamente más graneles y co n mayor proporción ( 1952) y Sauer ( 19 52) propus ieron una hipótes is
ele pulpa, menos espinosos, con cáscara más delgada general para explicar una posib le ruta de domestica-
y con m ás semillas y de mayor tamaño con respecto ción ele estas p lantas. En esta hipótesis, se considera
a los frutos de los individuos e n poblaciones silves- que algunas formas si lvestres ele plantas dom estica-
tres (Cuadro 3) y, aunque tocios presentaron pulpa das actuales primeramente invadie ron las áreas per-
de color rojo, los frutos de individuos de pob lacio- turbadas p or el hombre, donde evolucionaron como
nes manejadas in situ fueron m ás dulces que los de p lantas arvenses y, en algún momento, éstas fueron
los individuos ele poblaciones silvestres. cu ltivadas . No obstante, autores tales como Hi ll man

Cuadro 2 . Med ias e rror está nd ar de característ icas morfol óg icas de vainas y sem ill as de Leucaena esculenta
subsp . escu!enta en indi v idu os de poblaci ones sil vestres y ma ne jadas in situ en la Montaña de Guerrero (véase
Casas, 19 9 2 y Casas y Caba ll ero, 1 996) .

Poblaciones

Características Silvestre Manejada in sítu Nivel de significancia


(n=20 individuos) (n=20 individuos)

Ta maño de va in as (cm') 21.5±3.2 27.7±2.5 0.02


Tamaño de se mill as (cm ' ) 0.48±0.04 0.66±0.04 0.000 1
Número de lócu los por vaina 14.9±0.7 14.5±0.5 0.6
NC11nero ele se millas 1 2.4±0 .7 12.2±0.6 0.5
NCim e ro ele sem i 11 as depredadas 3.9± 1. 0 6.7±0.9 0.008

41
ALEJANDRO CASAS, jAl'IER CABALLERO, CRISTI NA MAPES y SERGIO ZARATE

y Davies (1990) y Zohary y Hopf (1993) han cuestio- modelo, por lo tanto, las secuencias de cultivo y co-
nado esta hipótesis, considerado que los primeros secha en ambientes controlados también fueron una
cereales en el Medio Ori e nte muy probablemente condición para domesticar plantas.
fueron sembrados a partir de semillas recolectadas Estos dos modelos han sido desarrollados duran-
directamente a partir de poblaciones silvestres. te las últimas décadas y han sido paradigmas muy útiles
Sin embargo, independientemente de la naturaleza para analizar la información arqueológica y botáni-
silvestre o arvense de las primeras semillas cultivadas, ca sobre evolución de plantas cultivadas. Con ello, se
en este modelo se considera que la domesticación de explica satisfactoriamente el proceso de domestica-
tales plantas es una consecuencia de su siembra y cose- ción de un número importante de plantas, sobre todo
cha durante generaciones sucesivas. Hillman y Davies las anuales con sistemas de autopolinización, que cons-
( 1990) cons ideran que las plantas mutantes que son tituyen la mayor parte de las plantas cultivadas por
favorecidas por el hombre, generalmente presentan semill a (Zohary y Hopf, 1993), así como de las plan-
una baja adecuación en las poblaciones silvestres y son tas anuales y perennes que se propagan vegetativamente.
,incapaces de sobrevivir en condiciones naturales. Por En el primer caso, la autopolinización permite aislar
lo tanto, la única manera ele asegurar su sobreviven- reproductivamente a las plantas seleccionadas con
cia es a partir de su establecimiento, crec imiento y respecto a sus progenitores silvestres y fijar las carac-
reproducción en ambientes controlados artificialmente terísticas morfológicas deseables. Esto último es es-
ex situ. pecialmente ventajoso cuando las características
El segundo modelo puede ser denominado mode- deseables son determinadas por alelos homócigos
lo de vegecultura, debido a que trata de explicar el ori- recesivos. Estas plantas, como señalan Zohary y Hopf
gen ele la domesticación de plantas que se propagan (1993), son quizás las más fáciles de domesticar y por
vege tativamente, tales como la papa, los camotes, la esta razón están incluidas en los primeros eventos de
mandioca, etc. Sauer ( 1952) y Harlan (1975) consi- domesticación en el Medio Oriente.
d e raron qu e la domesticación de estas plantas se La fijación de características d eseables es aún más
originó a partir ele la recolección de estructuras ve- directa a través de propagación vegetativa. Sin embargo,
getativas de algunos fenotipos seleccionados, las cuales en estas plantas la generación de nuevos recombinan-
fu ero n cultivadas, cosechadas y vueltas a plantar, prac- tes ocurre más raramente y los fenotipos cultivados
ticando selección artificial en cada ciclo. Bajo este cambian muy poco, o al menos más lentamente, con

Cuadro 3. Med ias errores estándar de características morfológicas en pob laciones sil vestres y manejadas in
situ de Stenocereus ste /latu s en el Va ll e de Tehuacán. Las letras diferentes indican diferenc ias sign ificat ivas
entre las poblac iones correspond ientes, de acuerdo con pruebas de máxima diferencia signi ficativa de Tukey
(véase Casas, 1997).

Poblaciones

Características Silvestre Manejadas in situ

Zapotitlán San juan Coxcatlán Metzontla San Lorenzo Coapa Nivel de


(n=24 indiv.) (n=l O indiv.) (n=l 5 indiv.) (n=l 5 indiv.) (n=20 indiv.) (n=10 indiv.) significancia

Tamaño ele frutos (cm 3) 22.4±1.9 21 .1±1.4 19.8±2.6 36.6±2.0 31 .0±1 .4 34.8±2.8 0.000
A A A B B B
No. de areo las por cm 2 3.4±0.17 3.1±0.12 3.7±0.28 2.2±0.17 2.6±0.16 2.3±0.25 0 .000
B B B A A A
Grosor de la cásca ra (mm) 4.0±0.16 4.7±0.22 3.4±0.17 3.1±0. 14 3.4±0.14 3.1±0.23 0.000
B e A A A A
Proporción de pulpa (%) 46.7±1.9 42 .9±2 .0 49.7±2.9 58.9±2.2 56.3±2.4 57.5±4.0 0.000
A A A B B B
No. ele semi ll as por fruto 828.3±52.8 752.4±32.0 949.4±92.0 1188.4±81 .411 90.4±33 .41 205.1 ±49 .3 0.000
A A A B B B
Tamañ o de semill as (mg) 0.88±0.04 1. 05±0.07 0.69±0.05 1.09±0.05 1.16±0.04 1.08±0. 04 0 .000
A B A B B B

42
MANEJO DE LA \'EGETACIÓN, DOMESTICACIÓN DE PLANTAS Y ORIGEN DE LA AGR I CULTURA EN MESOAMÉRICA

respecto a los que originalmente se seleccionaron en les tales como las calabazas ( Cucurbita spp.) y Lage-
las poblaciones silvestres. Debido a la facilidad para naria siceraria, con sistemas ele reproducción abierta.
cultivar y fijar características deseables en estas plan- Es también e l caso de plantas perennes que no se
tas, algunos autores tales como Sauer (1952) han propagan vegetativamente y que presentan sistemas
considerado que la vegecultura tropical podría ser la ele reproducción abiertos, tales como chupandilla
forma más antigua de cultivo y domesticación ele plan- ( CyrtocmjJa procera), guaje (Leucaena esculenta subsp.
tas (ver Harlan, 1975). Sin embargo, no existen evi- esculenta) y aguacate (Persea americana), las cuales se
dencias arqueológicas que respalden esta opinión. encuentran también entre las primeras plantas culti-
El caso de las plantas agamospermas, cuyas semillas vadas (Smith, 1967). La exp lic ación ele cómo se fija-
son producidas sin la unión de gametos, constituye ron las características deseab les en estas plantas
un caso especial ele seminicultura con características represema un importante reto a los modelos presen-
que caen más bien dentro de las consideraciones tados arriba.
expuestas para la vegecultura. Hasta e l presente, es- La selección de fenotipos deseables en plantas con
tos casos están escasamente documentados . Sin em- estas características puede resultar dificil, en parte por
bargo, en Mesoamérica existe al menos el caso de las características del sistema reproductivo . Cuando
Leucaena leucocejJhala (Lam.) ele Wit., la cual parece se siembran semillas de una planta con sistema de
ser apomíctica según sugiere e l análisis ele los e lec- reproducción cruzada, no todas las plantas de la pro-
trofenotipos ele isoenzimas hecho por Zárate (infor- genie resultante presentan las caracte rísticas fenotí-
mación no publicada), cuyo estudio p e rmitiría aportar picas ele la madre. Además, la continua recepción ele
importante información al respecto. polen de otros individuos, incluyendo aqué llos con
Junto a las características del sistema reproducti- características no deseables, añade dificultades a la
vo, la duración del ciclo ele vida de las plantas pue- fijación ele características deseables.
den influir ele manera crucial la tasa ele fijación de Las dificultades pueden ser aún mayores cuando
las características deseables. En plantas anuales, por las plantas son ele ciclo de vida largo, pues el esta-
ejemplo, es posible reconocer la progenie que man- blecimiento de mutantes deseables ele estas plantas
tuvo las características deseables ele la madre en tan puede ser muy lento, no sólo debido al tiempo en el
solo un año. A través ele una elimin ación progresiva que las plántulas y plantas juveniles alcanzan la ma-
de los individuos no deseables y la siembra ele semi- durez reprod uctiva, sino también al tiempo que se
llas ele fenotipos favorables, éstos pueden llegar a ser requiere para reemplazar los individuos viejos por los
dominantes en un número de generaciones (o años) nuevos.
relativamente corto. Así, Zohary (1989) ha sugerido Las formas ele manejo silvícola tales como los des-
que la domesticación ele plantas cultivadas anuales con critos en los apartados anteriores, ofrecen, en teoría,
sistema de autopolinización puede habe r ocurrido en la posibilidad ele resolver las dificultades para ex pli-
un período ele 20 años, una vez que el mutante favo- car la domesticación de especies ele p lantas con po-
rable se hizo presente. De manera similar, Laclizins- lini zación abierta y ciclo ele vida largo. Así, con base
ky (1987) ha sugerido que la domesticación ele las en sistemas ele manejo y se lección artificial en las
lentejas pudo haber ocurrido en alrededor de 25 aüos, comunidades vegetales silves tres in situ puede ser más
mientras que Hillman y Davies (1990) concluyeron efectivo incrementar el núm e ro ele fenotipos desea-
que el trigo y la cebada pudieron haberse domesti- bles ele estas especies al dejar en pie selectivamente
cado completamente en 200 aüos, y quizás sólo en algunos individuos, induciendo su propagación y
20 o 30 años, sin selección conciente . protegiéndolos in situ. Con estas acciones y con la
De acuerdo con Zohary y Hopf (1993), en el Me- eliminación ele fenotipos indeseables, puede incremen-
dio Oriente las plantas anuales con sistemas ele cru- tarse la cantidad de fenotipos deseables en las pobla-
zamiento autoincompatibles y las plantas perennes con ciones y comunidades vegetales, la frecuencia ele cruzas
propagación vegetativa fueron domesticadas después e ntre estos y, con e llo, la frecuencia ele tales fenoti-
ele las anuales con sistema ele autopolinización, pro- pos en las progenies. Para estas especies ele plan tas,
bablem ente incluyendo selección conciente aprendida la domesticación a través ele ciclos ele se lección y
durante las primeras experiencias ele domesticación. cultivo ex situ podría ser más exitoso después ele ha-
Sin embargo, este patrón es menos claro en Mesoamé- berse practicado sel ecc ión in situ. En plan tas peren-
rica, donde las plantas con sistema ele cruzamiento nes, tales procesos podrían ocurrir en un tiempo
autoin co mpatible y las perennes (con o sin propaga- significativamente más corto que su domesticación úni-
ción vegetativa) parecen estar prese ntes entre los camente bajo cultivo ex situ.
prim eros cultivares (MacNeish, 1967, 1992; Smith, A diferenc ia de los modelos ele seminicultura y ve-
1967; Flannery, 1986). Este es el caso ele plantas anua- gecultura descritos arriba, en el proceso ele clomesti-

43
ALl·JA ND RO CASAS, ji11·1r:.R C1111111. Lrno, CR IST INA MAPES Y Srnc10 ZARAT E

caoo n que se desprende ele es ta propuesta, la pro- Sin e mbargo , fa ltan a ún m ás evide n cias para pro-
pagac ión y m ante nimiento ele las pla ntas deseadas no bar esta hipótesis para Mesoamérica. Aunque las prác-
se efectúa e n am bi en tes contro lados ex situ, sino e n ticas silvícolas parece n haberse efec tuado e n dife re ntes
las poblacion es y comunidades vegetales in situ.. La regiones d el mundo a ntes que los sistemas agrícolas,
se lecc ió n artificia l tampoco se efectúa e ntre la sie m- la dom es ti cac ión ele p la ntas bajo es tos sistemas a ún
bra y la cosec h a d e plantas, sin o que opera dejan do no es tá d emostrada satisfactoriam ente. Faltan aún más
e n pie la pl a ntas ya es ta bl ec idas que presentan atri- es tudios qu e permitan evalu ar el efec to de la se lec-
butos ve ntaj osos , favo rec iendo as í su futura reproduc- ción artificial baj o es tas fo rmas de manejo. Pero la
ción, y e limin ando las pl a ntas no favorab les. De bido sola d emostración de ello en procesos ac tuales tam-
a es tas dife re n cias fundarn e ntales, el pro ceso ele do- poco constituiría una pru eba d e la hipótes is . En la
mes ticac ió n in situ. co nstituye un modelo de domes- actu alidad , los pu e blos indíge n as mesoame ricanos
ticación también dife rente. Además, puesto que se basa están practicando formas a nti guas y rec ientes de uso
e n el manejo ele comunidades vegetales, podría cle- y manejo ele las pla ntas y fr ecue ntem e nte es difícil
11ominarse ·modelo de silvicultura. d istinguirlas . Así, aunqu e la recolecc ión ele p la ntas y
Con base e n e l es tudio de Leucaena escu.lenta subsp . algunas prácticas si lvíco las podrían se r reminise ncias
esculenta, Casas y Caball ero (1 996 ) sugirieron que el el e viejos patrones ele manejo, éstas podría n ser in-
modelo qu e incluye se lecc ión artifici al in situ sería de fluid as por las prácticas agrícolas. Esto es, la selecc ión
gran utilíd acl para a naliza r el proceso de dom es tica- artific ial ele pla ntas silvestres in situ. podría ser un
ció n ele pl a n tas perennes, e n es pec ial ele aqu ellas con resu ltado ele la expe rien cia el e la gente como agric ul-
sistemas ele reproducció n abi e rta. No obstante, el caso tores, el e la misma manera qu e las p rác ti cas agríco-
ele Stenocernu.s stellatu.s sugiere que también es ele uti- las, como los sistemas ele roza, pued e n ser vistas como
lidad p ara exp li car la domesticación ele p lantas co n resultado d e la expe rie n cia d e la gente como reco-
prop ag~1ció n vege tativa, mientas que los casos ele Anoda lectores y se lecc ionado res de plantas silvestres in situ..
cristata y Crntalaria pu.m.ila ilustran qu e también lo se ría Por esta razó n, las investigacion es arqueo lógicas j u e-
aún para plan tas herbáceas ele ciclo de vida más corto. gan un papel centra l en e l escla recim ie nto d e las
Esto es, el espectro ele plantas que podrían habe rse fo rm as pre-agríco las de manejo d e p lantas, pero la
domesticado a partir ele selección in situ. parece ser más información botánica y etno botánica sob re los pro-
amplio que el considerado por Casas y Caballero (1996). cesos actu ales es de gran im portancia p a ra la inte r-
Las ·fo rm as ele man ej o in situ parecen ser, co mo se pretación de esta inform ac ión.
men ciona aquí, muy com un es en Mesoamé rica, y
aunque los efectos ele se lecc ión artific ial in situ h an Agradecimientos
sido poco d oc umentados, los casos ilustrados e n es te
artículo sugie re n que también la domesticación d e Agradecemos al Dr. Víctor Manuel To ledo Manzur el
plantas in situ. podría h abe r sido una forma comú n acceso que amabl emente nos brindó a su valioso acer-
de dom esticación en e l á rea. El mode lo silvíco la, e n vo bib li ográfico, así como a la M. en A. Mariana Ar-
consecuencia, podría ser el e utilidad para analizar la guimbau Casabi anca y a l M. en C. Mig u e l Angel
dom es ti cac ió n de un bu e n nú m ero de p lantas en Martínez Alfaro por la revisión crítica d el manuscrito.
Mesoamérica.
Co nsiderando este modelo, así como el mod elo ele Literatura citada
orige n ele la agricu ltura propuesto por Harris (19 96),
parece razonabl e la hipótes is ele que entre la reco- Alcorn j. B. 198 1. Huastec noncrop reso urce management:
lecc ión de plantas y la agricul tura existió un perío- implicati ons fo r pre hisp a ni c rain forest man ageme nt.
do e n el cu a l algunos sistemas de producción de Human Ecology 9:395-417.
ali mentos, qu e involucraron ini cialme nte p lantas sil- Alco rn , J.B. 1983. El te'lom huasteco: presente, pasado y futu-
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el d esarrollo de este proceso, la domesticación pudo fo rni a Press. Be rk e ley, Ca li forn ia.
habe r res ul tado venutjosa al facilitar la adaptabilid ad Barrera A.; Gómez-Pompa A. y V<1zquez-Ya nes C. 1977. E l
ele las p la ntas a nuevas tec nologías. La intensificación manejo de las se lvas por los m ayas sus impli cac io n es s il-
paulatina ele la produ cc ión y el d esa rroll o de la do- víco las y ag ríco las. Biótica 2:47-6 1
mesticació n ele plantas eve ntualmente pudo condu- Bar-Yosef O. 199 1. The ea rl y Neo li thi c of the Levant: re-
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