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- Un día haré algo que cambiará todo el sistema y entonces todos conocerán mi nombre y lo recordarán.
Lubitz nutrió su pasión por el vuelo desde que era un niño. En el campamento daba rienda suelta a su
afición por el vuelo sin motor. Andreas era un niño y no podía montar en los planeadores, pero algunos
habituales del aeródromo lo recordarían siempre mirando al cielo, siguiendo con los ojos fijos los
silenciosos planeos de las gráciles avionetas. No existe ningún registro de su paso por la escuela de
pilotaje que hay en el aeródromo, pero los archivos comenzaron hasta 2003.
Era un apasionado de los vuelos, casi un obseso. También amaba sus estancias en los Alpes. El
aeródromo de Sisteron era el nexo de unión entre ambas pasiones. "Hay gente que lo recuerda",
afirmaría Jean-Pierre Revolat, un piloto del Ejército del Aire jubilado que trabajaba como instructor en
Sisteron. "Formaba parte del grupo de niños que venían a ver los vuelos". En los últimos años, Andreas
ya tenía edad para montar en los aparatos.
El poblado de Sisteron
"Si siguió una instrucción aquí, es muy probable que sobrevolara el lugar al que llegaría en el futuro.
Lo que es seguro es que, a diez mil metros de altura, todo piloto sabe cuándo sobrevuela los Alpes. Es
el trayecto habitual, lo que llamamos ‘el camino del soldado', por su dificultad, pero también por su
belleza. Volar en los Alpes era su pasión", relataría Revolat, mostrando orgulloso los aparatos que usan
para enseñar esa disciplina.
Andreas Lubitz
Sus padres tenían una casa con jardín en un barrio tranquilo del sur de la ciudad. Lubitz vivió siempre
con ellos. Cuando llegó a la edad adulta, alquiló un departamento en Düsseldorf. Sus problemas
conductuales comenzaron poco después. Lubitz se sometió a psicoterapia durante varios años antes de
ser piloto. Presentaba fuertes tendencias suicidas. En 2008 comenzó a prepararse como piloto en la
escuela de vuelo de Lufthansa, matriz de Germanwings, en la ciudad de Bremen. Durante unos meses
interrumpió la formación, debido a una fuerte depresión. Aun así, después superó todos los exámenes
para poder volar. No tenía antecedentes penales, ni historial de haber participado en actividades
extremistas. Finalmente, consiguió una plaza como piloto de Germanwings en 2013. Llegó a contar con
630 horas de experiencia de vuelo y una capacidad fuera de dudas. “Era 100% apto para volar. Sin
peros ni matices”, señalaría el director ejecutivo de Lufthansa, Carsten Spohr.
Quienes lo conocieron lo describieron como educado, alegre y amable. “Estaba contento, tenía el
empleo con Germanwings y le iba bien”, comentó un miembro del club de planeadores, Peter Ruecker,
que lo había visto aprender a pilotar. “Daba buenas sensaciones”. Lubitz superó por última vez las
pruebas de aptitud para volar en enero de 2015. Al igual que en los dos exámenes anteriores, en 2008 y
2010, sin mostrar el menor indicio de anomalías. Lubitz llevaba un estilo de vida activo. Corrió media
maratón con un buen tiempo, y mostraba interés en la música pop y los clubes nocturnos, según su
página de Facebook, en la que destacaba una foto de Lubitz en el puente Golden Gate de San
Francisco.
Era aficionado a la música tecno y seguidor de David Guetta y de Paul Kalkbrenner. Sus hobbies eran
los Beechcraft Bonanza, monoplanos utilitarios fabricados en Estados Unidos e introducidos en 1947
por la compañía The Beech Aircraft Corporation. El Bonanza 35 fue el primer, verdadero y moderno
avión de alto rendimiento utilitario. Era un monoplano de ala baja muy rápido, construido en un
momento en el que la mayoría de los aviones ligeros seguían siendo de madera y tela. “Tenía muchos
amigos, no era solitario. Estaba integrado en el grupo. Nuestro club lo forma principalmente gente
joven que aprende cómo volar planeadores y luego obtiene una licencia, y posteriormente quizás, como
en su caso, da el salto a la aviación comercial”, comentaría sobre él un miembro de un club de pilotos.
Tenía las paredes de su cuarto empapeladas con recortes de aviones y lemas de la compañía en la que
volaba, Lufthansa. Lubitz no tenía ninguna relación conocida con grupos terroristas.
Pero no todo estaba bien. En su interior, Lubitz ocultaba un furia terrible y un profundo dolor, que
estaban a punto de estallar. Tenía una novia, María, una azafata de la misma línea aérea donde
trabajaba. Ella tenía 26 años y había comenzado su relación con Lubitz en 2014. Para entonces, él se
desempeñaba como copiloto. Ella sabía que su novio había estado sometido a tratamiento psiquiátrico,
pero la compañía aérea ignoraba este hecho. Según la joven, Lubitz era tierno y cariñoso en la
intimidad, pero cuando hablaban de asuntos laborales se enardecía. "Siempre hablábamos mucho de
trabajo y entonces se convertía en otra persona, se alteraba por las condiciones en las que tenemos que
trabajar: poco dinero, miedo por el contrato, demasiada presión", relataría.
“Me separé de él porque me di cuenta de que tenía problemas. Solía perder los estribos y me gritaba.
Yo tenía miedo. Una vez incluso se encerró durante un buen rato en el baño. Sabía ocultar muy bien
ante los demás lo que le pasaba realmente y de su enfermedad nunca habló mucho, sólo que estaba en
tratamiento psiquiátrico". La chica señaló que el presunto autor de la tragedia de Germanwings soñaba
con ser capitán de Lufthansa, pero reconocía que debido a su enfermedad eso no sería posible. "Un día
haré algo que cambiará todo el sistema y entonces todos conocerán mi nombre y lo recordarán", le dijo
Lubitz a su ex novia en repetidas ocasiones.
Los vecinos de su localidad natal de Montabaur lo describirían como “un tipo normal” y “un joven
amable”. “Era un tipo completamente normal”, aseguraría Klaus Radke, jefe del club de vuelo local
donde Lubitz recibió su primera licencia. En el otoño de 2014, Lubitz regresó a la academia para un
curso de actualización con Radke. “Lo llegué a conocer como un joven amable, divertido y educado”,
dijo. Poco después, Lubitz tuvo una nueva novia, que trabajaba como profesora en Krefeld, una
localidad de Renania del Norte-Westfalia. El camino plagado de esfuerzos que Andreas Lubitz había
emprendido en los últimos años estaba dando sus frutos. A sus 27 años, todo parecía sonreírle. Tenía un
buen trabajo, una novia con la que vivía en su departamento de 120 metros cuadrados de un elegante
barrio de Düsseldorf. A principios de 2015 había encargado dos Audis. Uno sería para él y otro para su
novia, con la que tenía previsto casarse en 2016. Deportista, joven y con amigos, parecía la imagen del
éxito. Pero él era consciente de que todo esto era tan sólo una fachada.
En una ocasión, un piloto de Germanwings dejó a Lubitz solo en la cabina, durante un vuelo de la
aerolínea alemana. Era Frank Woiton, de 48 años de edad. “Lo recuerdo bien. Cuando volé con él,
abandoné mi lugar durante un breve momento para ir al baño”, declararía tiempo después. No había
nada que le llamara especialmente la atención sobre aquel joven copiloto. Cuando compartieron cabina,
Lubitz le habló de su formación, "de lo feliz que era" y “dijo que pronto volaría largas distancias y que
quería convertirse en capitán. Dominaba muy bien el avión, lo tenía todo controlado. Por eso lo dejé
sólo en la cabina para ir al baño”.
Frank Woiton
Lubitz tenía en realidad muchos problemas, pero todos se podían resumir en uno: cada vez tenía más
claro que no podría cumplir su sueño de llegar a ser capitán en Lufthansa. Su salud se interponía en su
camino. Para una persona como él, tan obsesionado con la aviación como para llenar su habitación de
fotos de aviones, eso era más de lo que podía soportar. Desde los catorce años, cuando comenzó a
frecuentar el club aéreo de la localidad alemana de Montabaur, volar era para él lo más importante.
“Era un friki de los aviones. Si perdiera la licencia, su vida ya no tendría ningún valor”, afirmaba
siempre un amigo suyo. Y esa perspectiva parecía cada vez más cercana.
Selfie de Lubitz
Las severas depresiones que padecía Lubitz lo habían obligado a estar bajo tratamiento por un periodo
total de un año y medio, lo que en ocasiones le había hecho interrumpir su formación como piloto y
volver a empezar en un nivel inferior al que le correspondía. La autoridad médica responsable de
dictaminar la idoneidad de los pilotos para trabajar (la Aeromedical Center) ya había detectado a Lubitz
una depresión, motivo por el que le había retirado de forma temporal el permiso para volar. Más tarde,
el facultativo apreció una mejoría en su estado, por lo que le volvió a dar el permiso. Esta capacitación
era otorgada por los médicos, que no comunicaban a la compañía el motivo de su decisión, para
respetar la privacidad de los pacientes. La situación era cada vez más complicada para el joven
copiloto. Su salud empeoraba de forma palpable y los plazos se le echaban encima: entre junio y julio
de 2015 debía renovar su permiso médico.
Incapaz de aceptar la evidencia, pidió la opinión de varios médicos, entre ellos un psiquiatra y un
neurólogo. Los dos le dieron la baja por un periodo que cubría del 16 al 29 de marzo de 2015. Lubitz
no estaba capacitado para volar, pero él no lo comunicó a su empresa. Llegando a su casa, rompió en
pedazos el documento con la baja y lo tiró al cesto de la basura. Para ese momento, tomaba además
varios medicamentos psiquiátricos. El rumor de que habría recortes en la aerolínea afectó al piloto. Una
versión aseguraba que Lubitz supo que iba a ser despedido de la compañía. Temía además perder su
licencia de vuelo por el deterioro de su visión, ya que al parecer sufría un desprendimiento de
retina.Entre el 16 y el 23 de marzo de 2015, buscó en Internet información sobre diferentes formas de
cometer suicidio. Un rato después, se informó sobre los mecanismos de seguridad de las puertas de las
cabinas de los aviones. El 23 de marzo de 2015, Lubitz y su novia tuvieron un problema, discutieron y
rompieron. Esto deprimió al joven profundamente. Ella estaba embarazada y se lo había hecho saber a
sus alumnos días atrás.
Germanwings
Fue así como tomó la decisión y se preparó para su último vuelo. Lo designaron como copiloto en el
avión A320 de Germanwings, para el vuelo 4U-9525 del martes 24 de marzo de 2015, entre Barcelona
(España) y Düsseldorf (Alemania). El capitán a bordo era Patrick Sondenheimer, un hombre de 34 años
de edad, quien tenía dos hijos de 3 y 6 años, y había trabajado para la aerolínea Condor y para
Lufthansa, matriz de Germanwings. Comenzó a volar en la aerolínea de bajo coste en mayo de 2014 y
tenía diez años de experiencia, así como más de 6,000 horas de vuelo, la mayor parte de ellas en
aparatos Airbus. En el vuelo viajarían 150 personas, incluidos varios niños de una escuela alemana, que
habían viajado a España como parte de un intercambio.
El avión de Germanwings
A las 10:01 horas, el avión despegó del aeropuerto de El Prat de Barcelona, capital de Cataluña
(España). Tras despegar con retraso, el capitán Sondenheimer le comentó a Lubitz que no había tenido
tiempo de ir al baño, por lo que este le ofreció asumir el mando del aparato en cualquier momento. A
las 10:27 horas, cuando estaban a 11,600 metros de altura, le pidió al copiloto que fuera preparando el
aterrizaje a Düsseldorf y este le respondió, entre otras palabras, con un "ojalá" y un "vamos a ver".
Dos minutos más tarde, Sondenheimer le dijo: “Puedes asumir el mando”. El piloto se levantó y salió
de la cabina para ir al sanitario. La caja negra registró el diálogo, además del sonido de una silla y una
puerta cerrándose. Eran las 10:29 horas. Lubitz aseguró la puerta para impedir que pudiese abrirse
desde el exterior. En ese instante, el radar registró un primer descenso del aparato.
El atentado
A las 10:32 horas, los controladores aéreos franceses trataban de contactar con el avión que comenzaba
a bajar. Pero nadie respondía. Lubitz había accionado el sistema de descenso. En ese momento, la
grabadora de la caja negra registró la señal de alarma automática por pérdida de altura. Después hubo
un fuerte golpe: alguien intentaba abrir de una patada la puerta de la cabina, y la voz del capitán Patrick
Sondenheimer gritó: “¡Por el amor de Dios, abre la puerta!”
Pero Lubitz no la abrió. Estaba tranquilo, respiraba pausadamente. Contemplaba los Alpes ante él. Era
un hermoso espectáculo: blancos, llenos de nieve. Había volado en esa zona en docenas de ocasiones.
Sabía que esta era la última vez y deseaba saborear el momento, llenarse los ojos con aquella
envolvente blancura. Para ese momento, se escuchaban los gritos de los aterrados pasajeros. A las
10:35 horas, cuando el avión aún se encontraba a 7,000 metros de altura, la grabación registró ruidos
metálicos fuertes contra la puerta de la cabina: el capitán Sondenheimer intentaba inútilmente derribar
la puerta con un hacha.
Noventa segundos más tarde, a 5,000 metros de altura, se activó una nueva alarma y el piloto gritó de
nuevo, aterrado: "¡Abre la maldita puerta!" A las 10:38 horas, todavía a unos 4,000 metros de altura, la
caja negra grabó la respiración del copiloto, que seguía sin decir algo, abstraído en saborear el final.
A las 10:40 horas, el aparato tocó con el ala derecha la montaña y de nuevo se escucharon los alaridos
de terror de los pasajeros; serían los últimos sonidos que registraría la caja negra.
El lugar de la caída
La aeronave cayó hasta estrellarse en los Alpes franceses. En él viajaban 144 pasajeros (dos de ellos
bebés) y seis miembros de la tripulación. Todos sus ocupantes murieron.
Era una zona escarpada y despoblada, cubierta por la nieve, a la que sólo se podía acceder a pie. La
Gendarmería francesa tardó varios días en recuperar los cadáveres de las víctimas. Había además una
docena de restos grandes del avión; lo demás estaba muy disperso en una zona de más de una hectárea.
2,850 fragmentos humanos serían recuperados de entre los restos del avión de Germanwings, dispersos
a través de una amplia área de los Alpes franceses.
Los cadáveres
“Estoy sin palabras. No tengo ninguna explicación para esto. Conociendo a Andreas, esto es
inconcebible para mí”, aseguraría Peter Rücker, miembro desde hace tiempo del club del vuelo donde
era miembro Lubitz. Cerca de la pequeña casa blanca en la que Lubitz vivía y donde la policía
rápidamente comenzó a hacer guardia, un vecino llamado Hans-Jürgen Krause dijo estar “muy
conmocionado” por las noticias.
Los homenajes
Los investigadores del desastre aéreo encontraron los restos del cadáver de Andreas Lubitz el sábado
28 de marzo. Pudieron ser identificados gracias a los análisis de ADN con las muestras obtenidas de
sus familiares. La policía alemana registró los dos domicilios de Andreas Lubitz: la casa de sus padres
y el departamento que compartía con su novia en Düsseldorf. Confiscaron su computadora. Su cuenta
en Facebook fue cerrada poco después de ser identificado.
Los agentes encontraron la baja médica, rota y arrojada a la papelera. También rastrearon las páginas
de Internet a las que había entrado durante varios días. Su ex novia María, la azafata, aseguraría sobre
los motivos que llevaron a Lubitz a estrellar el Airbus A320: “Lo hizo porque se dio cuenta de que sus
problemas de salud impedirían su gran sueño, que era ser capitán de vuelos de larga distancia en
Lufthansa”. La personalidad obsesiva de Lubitz dejó tras de sí docenas de cadáveres y muchas familias
destrozadas, entre ellas la suya.
Los titulares
Los noticiarios
El gobierno español condenó los mensajes de forma rotunda y ordenó abrir una investigación para
deslindar responsabilidades. En Cataluña, el gobierno regional denunció ante la Fiscalía los mensajes
ofensivos.
Obituario de Lubitz
En ese vuelo se repitió lo que Woiton ya había hecho el miércoles, un día después de la tragedia, en la
ruta Hamburgo-Colonia. “Reinaba un ambiente de extrema aflicción entre la tripulación y entre los
pasajeros. Se les podía ver en la cara”.
El piloto se presentó en la cabina de pasajeros antes de despegar y le estrechó la mano a cada una de las
personas, en un intento de tranquilizar al pasaje. “Quería que los pasajeros vieran que adelante, en la
cabina, también hay una persona”, explicaría.
El capitán se colocó en el pasillo y, micrófono en mano, pronunció un discurso muy emotivo: “Los
llevaré sanos y salvos de Düsseldorf a Barcelona. Pueden confiar en ello, porque yo también quiero
sentarme esta noche con mi familia a la mesa para cenar”.
Tras un primer momento de silencio, el pasaje aplaudió al capitán. Una pasajera llamada Britta
Englisch, diría en su cuenta de Facebook: “Quiero darle las gracias a este comandante, por entender lo
que todos pensaban y por lograr que al menos yo me sintiera bien durante el vuelo”.
El gobierno alemán anunció la creación de un grupo de expertos, destinados a revisar los sistemas de
cierre de las cabinas de vuelo, así como los exámenes médicos y psicológicos de los pilotos. A esta
comisión se le encargó analizar los mecanismos de cierre de las cabinas, implementados tras los
atentados del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos para impedir el acceso de intrusos en ese
espacio.
VIDEOGRAFÍA:
BIBLIOGRAFÍA:
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44 comentarios:
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PD: fui el 1ro (2:39 am Domingo de Resurrección 2015) Saludos desde Caracas
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ladypunk17...domingo, 5 de abril de 2015 a las 01:20:00 GMT-6
Confieso que alguna vez tuve "ataques" suicidas. Pero de ahí a querer arrastrar gente conmigo es muy
diferente.
Si pensé en causar daño, siempre pensé en mí.
Más allá de que mi accionar llegue a lastimar personas a las que amo. Dejaria una carta, explicando que
nadie tiene culpa alguna... Solamente a veces las cosas no salen como uno se las imagina... Y es ahí
cuando recaes en los pensamientos suicidas...
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Hay personas que no soportan el estrés laboral, son víctimas fáciles de la ansiedad. Lamentablemente
no hay procedimientos médicos que puedan detectar esta condición de una manera eficiente y efectiva.
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Creo que a este humano no lo medicaron bien hay antidepresivos que son malditos y en vez de hacerle
bien a la persona lo traen peor (a la gente bipolar le hacen mal ciertos medicamentos y mas si los dejan
de tomar). Era perfeccionista? entonces no sabria perder mucha gente se muere asi (me ha tocado leer
de criaturas de 8 años que se matan por no saber manejar emocionalmente que es una derrota)
aun asi no comprendo porque llevarse a la tumba a gente que tiene vida, cosas que hacer, familia y que
tal vez este pasando por lo mismo que uno y los inocentes que ni siquiera sabian del mundo. Tal vez
odiaba a la demas personas porque le causaban envidia?. Solo el sabia que mierda y demonios
lidiaba.Saludos.Buena entrada escritoconsangre. Hasta el prox Domingo.
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Mariadomingo, 5 de abril de 2015 a las 08:34:00 GMT-5
Los periódicos andan llenos de porqués... pero respecto a la tragedia de los Alpes no hay respuesta.
El conocimiento humano es incapaz, hoy por hoy, de responder a la pregunta de por qué el Lubitz
asesinó a 150 personas, incluyéndose.
Excelente trabajo, escrito!
Hasta el proximo Domingo.
Saludos desde Bulgaria.
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Saludos.
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y como siempre no faltara los racista en los twitters a caerse tan bajo (y pal colmo no pueden usar un
maldito "anonimo")
eh ahora hay mas noticia que colocar aqui mister andministrador ya que ahora esta la masacre en Kenia
por los jodidos Islamista (hablo de los terrorista aficionado a Mohamed) asi que esperare 2 semanas o
mas para leerlo sin censura como a mi me gusta
por cierto gran trabajo en hacer ese documental 100% real y sin censura
ps: extraño al niñato (y su anonimo) que te pidio que borrara el video de Lucas que mato a su novio con
el pica hielo, sera que bloqueaste a los llorones que te exiguian que borrara el video que tanto te
ezforsaste en buscarlo?
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Anónimolunes, 6 de abril de 2015 a las 19:53:00 GMT-5
Todo este caso es muy raro cierta gente sabia que estaba enfermo y tenia episodios suicidas y les valio
poco... ¿Por que el capitan fue a mear y le encargo al copiloto manejar? CLARO NUNCA
SABREMOS LA VERDAD PORQUE LA CAJA NEGRA NO GRABA VIDEOS (aparte de que
dijeron que se habia dañado un "poco")... Muy mal todo este asunto ¿Por que son un punto clabe y
vulnerable los aviones hoy en dia? Estan sacrificando vidas humanas por estupideces de personas
egoistas dentro de las aerolineas e intereses propios.
PD ¿Ese sujeto quien es el de las otras fotos? Andreas tiene la nariz de roedor respingada y corta y el
otro sujeto la tiene alargadita. Hay que cuidarse de todos ya no se puede vivir a salvo.
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Nada, solo comentaros eso, que creo que el autor del escrito ha usado las imágenes difundidas, no ha
pillado ninguna en Internet por placer.
En cualquier caso, que la publicación de estas imágenes sea un ejemplo de la posible mentira que nos
están haciendo creer sobre este accidente.
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Anónimojueves, 9 de abril de 2015 a las 00:36:00 GMT-5
^^^ Eso compañer@ anonimo justamente ayer me puse a buscar en paginas de noticieros "respetables"
y justamente difunden estas imagenes de sujetos claramente diferentisimos, en la caja de comentarios
que estan en ingles al parecer nadie se percata que no es el mismo individuo, lo peor del caso esto es a
nivel mundial. Me llamo la atencion un sujeto que comento que ¿Como saben que el copiloto no estaba
en peligro o lo amenazaron? ¿Como saben que no se desmayo?. Demasiadas preguntas que nadie
responde ¿Que nos querran ocultar y por que?
En algun momento he pensado que tal vez estos individuos fallecieron hacia mucho tiempo y como son
personas sin importancia (de pueblo chico) los utilizaron para encubrir algo muy grande pues los
medios son ultra manipuladores de masas. No lo se pero me niego a creer que este hecho lamentable
fue acto de alguien enfermo, tal y como el caso del niño con asperger que mato a niños en una escuela
supuestamente en las noticias van diciendo que estan persiguiendo al individuo tiempo despues dicen
que el individuo ya habia fallecido supuesto suicidio... luego en un video se ve como uno de los padres
que va a ser entrevistado se ve normal riendo como si lo que paso no hubiese sido tragico para que al
tiempo de dar la entrevista ponga la cara de lloron.
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Lo que es muy probable dadas las evidencias, es que el desequilibrio mental en mayor o menor medida
del copiloto derivó en un breve pero letal colapso, que culminó con la muerte de los pasajeros de este
vuelo. Sobra decir que es muy sorprendente que una aerolínea que desarrolla sus actividades en un país
de renombrada y eficiente cultura laboral, haya pasado por alto que la depresión padecida por uno de
sus pilotos tuviera consecuencias de gravedad.
Lo que es una verdad tangible es que el cerebro humano es un auténtico misterio, en éste y muchos
casos se prueba que lo que sucede en el interior de la cabeza de los protagonistas de ésta página tiene
consecuencias fatales para muchas personas que tuvieron la desgracia de cruzarse en su camino .....
Saludos !!!!
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Falling Fightersmiércoles, 30 de diciembre de 2015 a las 07:00:00 GMT-6
Hola ,antes de nada felicitarte por tu trabajo que sigo con mucho aprecio desde hace años, sobre todo
por la extensa investigación que realizas que considero de gran valor para estudiar los crímenes
homicidas. Escribo este mensaje para aclarar un pequeño punto de este informe acerca de Andreas
Lubitz , sí que es verdad que algunos imbéciles ignorantes españoles, para mí pesar, usaron redes
sociales como Facebook o twiter para hacer alarde de su estupidez a través de mensajes racistas
celebrando este horrible desastre. Pero no fueron muchos como tú dices , si no que fueron un puñado de
estúpidos sin cerebro ni responsabilidad los que lo hicieron. Indeseables los hay en todas partes y por
desgracia España no es una excepción , pero al escribir "muchos españoles" das entender que la
mayoría de habitantes de este país somos una escoria que nos alegramos de una tragedia tan horrible
cuando no es así, y fuimos muchos los españoles que nos quedamos horrorizados y estupefactos por
este hecho que nos tocó muy de cerca y del que aún no nos recuperamos y tardaremos mucho tiempo
en hacerlo. Saludos
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