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Delitos Contra Las Buenas Costumbre y El Buen Orden

Integrante:

Gabriela Rodríguez

C,I. 28.105.5011

La costumbre se distingue de la moralidad, en cuanto se refiere más a la actividad


externa que a la intimidad del querer y del sentir. Consiguientemente, de los
agrupados en este Título, son delitos contra las buenas costumbres: la violación, la
seducción, la prostitución y corrupción de menores, los actos lascivos violentos, los
ultrajes al pudor, el rapto y los delitos de los corruptores ; y contra el buen orden de
las familias, el incesto, el adulterio, la bigamia y la supresión y suposición de
estado

El delito de Adulterio

Maggiore lo define como «la infracción dolosa del vínculo matrimonial, cometida
por la mujer casada que concede su propio cuerpo a un hombre distinto del
marido».

Sujetos activos de este delito han de ser necesariamente un hombre y una mujer, y
ésta debe ser casada. Se trata de un típico caso de concurso necesario, como que el
delito previsto en el artículo preinserto no puede perpetrarse sino con el concurso
de la mujer casada y del amante que conoce su estado y teniendo ambos la voluntad
consciente de ejecutar el acto carnal. El sujeto pasivo es el marido de la adúltera.

Si el hombre ignora que la mujer es casada, no incurrirá en el delito. Y si fuere


inimputable, como sería el perturbado mental o el menor de dieciocho años, sólo
podrá considerarse reo a la mujer. Puede ocurrir que la mujer sea la inimputable y
entonces se sancionará al varón exclusivamente

Comete asimismo adulterio el marido que mantiene concubina en la casa conyugal,


o también fuera de ella, si el hecho es notorio. La pena será en ese caso de prisión
de tres a dieciocho meses, y la condena producirá de derecho la pérdida del poder
marital. La concubina será penada con prisión de tres meses a un año. Así lo
establece el artículo 395.
Fácil es observar la diferencia manifiesta establecida por el legislador entre las
sanciones señaladas por éste a los dos tipos de adulterio, de la que se deduce que
asigna mayor gravedad al de la mujer que al del marido, pues castiga el primero de
seis meses a tres años y el segundo con penas de la misma naturaleza pero los
términos menor y mayor equivalentes a la mitad de uno y otro de los de aquél y
acuerda además una rebaja a la que ha de aplicarse a la concubina, como que el
término máximo de la establecida para ésta es de apenas las dos terceras partes de
la indicada para cuando el culpable es el amante

El delito de bigamia

Según el artículo 400, comete el delito de bigamia «cualquiera que estando casado
válidamente, haya contraído otro matrimonio, o que, no estándolo, hubiere
contraído, a sabiendas, matrimonio con persona casada legítimamente». La pena
señalada para este delito es de prisión por tiempo de dos a cuatro años. Será de tres
a cinco de presidio «si el culpable hubiere inducido en error a la persona con quien
ha contraído matrimonio, engañándola respecto a la libertad de su propio estado o
el de ella». Y será castigado con una u otra de las penas predichas aumentadas de
un quinto a un tercio, «el que, estando válidamente casado, haya contraído
matrimonio, a sabiendas de que el otro contrayente era también legítimamente
casado».

Se requiere, pues, para que se cometa el delito de bigamia, la existencia de un


matrimonio anterior que no haya sido disuelto conforme a la Ley. El matrimonio
anterior ha de ser válido. Se requiere además que el culpable contraiga un segundo
matrimonio formalmente válido, es decir, celebrado de conformidad con las
disposiciones legales que lo rigen, aunque sea nulo o anulable, y así será, en todo
caso, el matrimonio de una persona ya casada.

Para la perpetración de este delito basta con la celebración del segundo


matrimonio.

En cuanto a la participación, es admisible en todas sus formas, aunque Rodríguez


Devesa advierte que «auxiliador necesario es, sin embargo, nada más que el
contrayente doloso».
Está plenamente justificada la circunstancia agravante que consiste en haber el
culpable «inducido en error a la persona con quien haya contraído matrimonio,
engañándolo respecto de su propio estado o el de ella», porque además de haber
delinquido él, ha determinado con su engaño al otro contrayente a cometer el
delito. Lo mismo debe decirse del aumento de un quinto a un tercio de la pena
establecido en el aparte final del artículo citado, para el que, «estando válidamente
casado, haya contraído otro matrimonio a sabiendas de que el otro contrayente era
también válidamente casado». La consecuencia es el absurdo de la parte final del
mismo, en la que se prescribe que «si la contrayente inocente es soltera y no se ha
hecho constar que no es honesta, deberán ser, además, condenados a dotarla»
dispone el artículo 401 del Código Penal. Parecería que en cada caso en que se trate
de una contrayente inocente y soltera, de la que no se haya hecho constar que no es
honesta, todos los reos de aquel delito deben ser condenados a dotarla.
Bibliografía

https://www.oas.org/juridico/spanish/mesicic3_ven_anexo6.pdf

https://www.monografias.com/trabajos14/buenas-costumbres/buenas-
costumbres2.shtml

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