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Bajante histórica del río Paraná: “Lo

que está pasando es típicamente un


problema ambiental”
Así lo aseguró Sergio Federovisky, secretario de Control y Monitoreo Ambiental, quien
dio detalles sobre los factores ambientales que confluyen y dan lugar a la situación
vigente. También aportó información sobre la problemática la secretaria de Política
Ambiental, Florencia Gómez.

Publicado el jueves 22 de julio de 2021

El Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible de la Nación brindó precisiones


sobre los aspectos ambientales que motivan la bajante histórica del río Paraná. Lo hizo
el secretario de Control y Monitoreo Ambiental de la cartera, Sergio Federovisky, quien
aclaró que “en este momento específico no está comprometido el suministro de agua”.

“Lo que está pasando es típicamente un problema ambiental”, explicó el funcionario y


agregó: “Es un problema multicausal donde intervienen varios elementos que
confluyen”. En la misma dirección, advirtió que la intensa sequía del Paraná “es un
evento extremo que tiene origen en el cambio climático y es acentuado por la
desforestación en la cuenca y la reducción de los humedales”.

Por su parte, Florencia Gómez, secretaria de Política Ambiental en Recursos Naturales,


expresó: “Lo que estamos haciendo es seguir muy de cerca la situación. Tengamos en
cuenta que se trata de una bajante extraordinaria, porque no hubo otras de esta magnitud
desde 1944 y 1971”. También amplió: “En ningún momento se habían producido
bajantes de estas características que hubieran durado tanto tiempo. De hecho, llevamos
unos 20 meses con esta situación”.

“Lo que estamos viendo es la expresión más cabal de un problema ambiental agudo”,
retomó Federovisky y mencionó que se trata de una de las consecuencias “más
anunciadas y más dramáticas del calentamiento global, que es la agudización de los
extremos climáticos”. “Hay un detonador que es la crisis climática, pero nada de lo que
está ocurriendo pasaría solo por esta cuestión”, precisó y puntualizó que se trata de “una
sequía muy pronunciada de este año y del anterior en la cuenca alta del río Paraná en
Brasil, principalmente en el Mato Grosso y en las adyacencias del Amazonas”. También
detalló que esto presenta “una persistencia en el tiempo muy importante, que hace que
naturalmente descienda el nivel de los afluentes, luego del Paraná y del resto de los ríos
que componen la cuenca del Plata en su conjunto”.

Sobre la aparición de elementos que convergen e influyen, el funcionario identificó “la


deforestación en las cuencas altas que afectan los ríos”, así como “las dificultades para
la regulación de caudales de la cantidad de represas que hay sobre el río Paraná,
principalmente del lado de Brasil”. También se refirió a “la desaparición física de buena
parte de los humedales de la zona del litoral argentino” como otro factor de influencia,
dado que estas zonas tienen “una misión natural, que es la de funcionar como esponjas'',
en el sentido de “liberar cuando sobra y retener cuando falta”. “Ante la falta de agua, si
el humedal no está, que es lo que estamos viendo ahora, no hay nada que la esté
reteniendo y soltando cuando es necesaria”, precisó.

Gómez manifestó sobre la situación: “Hay que ser más cuidadosos con el consumo de
agua”, aunque indicó que el compromiso no es solo para la ciudadanía, sino que
también involucra “reducir la cantidad de residuos que se vierten” y explicó que “hay
menos agua en la que se puedan diluir los residuos y el material orgánico”.

Federovisky reconoció, por su parte, que “esto que históricamente podía considerarse un
evento único, casual, que ocurriera cada siglo y medio, es muy posible que se repita más
asiduamente debido al escenario que plantea el calentamiento global”. En tal sentido,
indicó que “lo que se puede hacer es tratar de morigerar aquellos factores que acentúan
el efecto original de la sequía”. “Nosotros estamos trabajando en detener la
deforestación en las altas cuencas”, afirmó, a lo que sumó: “Debemos trabajar en
morigerar los impactos del cambio climático a nivel local”. “El gran desafío para países
como la Argentina, en la cuestión del calentamiento global, es la adaptabilidad. Es
decir, cómo generamos condiciones sociales, económicas y productivas para un
escenario que probablemente sea irreversible”, explicó.

En tal sentido, el secretario recalcó que, “en lugar de atacar solo frente a la emergencia,
que es lo que estamos haciendo hoy con gran responsabilidad, debemos también
proyectar, para un futuro no muy lejano e identificar qué parámetros de adaptación de la
sociedad y del medio productivo tenemos que generar”.

Por otro lado, indicó que, si bien “los incendios forestales se ven favorecidos por la
sequía, estamos cambiando algunas cosas”. En tal sentido, en relación con el Servicio
Nacional de Manejo del Fuego, señaló que “tiene siete veces más presupuesto que el
año pasado. Estamos instalando en Entre Ríos y Santa Fe cámaras de detección de humo
y calor por primera vez en la historia del país para poder detectar de manera temprana
los incendios”.

Federovisky finalizó al asegurar: “Hay un debate que nos debemos”, y fundamentó que
se trata de ver “cómo desarrollar económicamente al país sin provocar daños de este
calibre”. En tanto, Gómez agregó: “Necesitamos adaptarnos a los procesos de cambio
climático, detener la deforestación, proteger los humedales”, así como también “reducir
los impactos de las actividades humanas, por ejemplo, en términos de los residuos que
se vuelcan a los ríos”.

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