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Durante los años 60 y 70 el conocimiento de la biología

celular y molecular alcanzó un punto en que se pudo


comenzar a manipular los organismos a estos niveles.

Un poco dando palos de ciegos donde junto a las


características que se querían potenciar, se cruzaba
también otro conjunto de características que no se
deseaba pero que iban en el mismo paquete.

Estos fueron, digamos, los años previos a la genética,


donde la biotecnología fue un arte más que una ciencia.
Posteriormente, sin embargo, se descubrió que estos
caracteres físicos venían dados en su mayor parte por unas
entidades discretas y de naturaleza entonces desconocidas
que se llamaron genes. Fue el nacimiento de la genética
como ciencia en el año 1865 con Mendel y las primeras
leyes de la herencia.
Pero aun así la genética era la más abstracta de las ciencias. Así como
la anatomía, que estudiaba los rasgos producidos por los genes, era la
ciencia más descriptiva, la genética no hablaba más que de entelequias.

Hace siglos, sino hace incluso poco más de 40 años, que ambas ciencias
iban a quedar reducidas a otra tercera ciencia que ya existía también en
aquella época y anterior: la química. Se descubre, de esta manera, que
los organismos están formados por órganos y tejidos que a su vez están
formados por células o celdillas y que éstas poseen en un
compartimento especial una molécula química que, como si de un
programa informático se tratara, lleva toda la información necesaria
para la formación de un organismo.

Todo este proceso tuvo su punto culminante con el descubrimiento en


1953 por Watson y Crick, de la estructura del ADN. El ADN resultó ser
como una especie de cinta larga donde se encuentran escritos todos los
genes de forma lineal, uno a continuación del otro.

Cada gen codifica para una enzima o para una proteína estructural. Es
decir, codifica para una herramienta determinada o un tipo de ladrillo
determinado. Y el conjunto de interacciones entre todas esas
herramientas y ladrillos es lo que da lugar a los rasgos fenotípicos que
se observan.
Los 30 años siguientes al descubrimiento de la estructura
del ADN han dado la vuelta a al concepto de los seres vivos.
Comienza la edad de oro de la biología molecular. Se
establece el Dogma Central: ADN - s, ARN - Proteínas; se
produce el desciframiento del código genético; y aparecen
las excepciones al dogma.

Como consecuencia comienzan los descubrimientos de


enzimas y herramientas que posibilitan la manipulación.
Manipular el ADN resultó ser realmente simple porque el
ADN es constantemente manipulado en la naturaleza. Se
copia, se corta, se pega una y otra vez en las células.

Los agentes de la manipulación del ADN en la naturaleza son


las enzimas. Las tecnologías basadas en el ADN usan estas
mismas enzimas, que los científicos han identificado y
purificado para su uso en el laboratorio. ¿Cuáles son estas
herramientas?
a) Las enzimas de restricción: Reconocen bases específicas en
la secuencia de ADN y lo cortan en el interior de estas
secuencias o muy cerca de ellas.
b) Las ligasas de ADN: Hacen lo contrario de las enzimas de
restricción. Son capaces de pegar fragmentos de ADN
compatibles entre si.
c) Las polimerasas de ADN: Son enzimas que copian ADN.
Sintetizan una nueva hebra que es complementaria a una hebra
molde de la molécula madre.
c) Las polimerasas de ARN: Son enzimas que leen una
secuencia de ADN y sintetizan una molécula de ARN
complementaria.

d) Las transcriptasas reversas: Leen una secuencia de ARN y


sintetizan un ADN complementario. Estas enzimas permiten
a los científicos sintetizar un gen de ADN a partir de un ARN
mensajero.
Una vez manipulado el ADN fuera de la célula, los biotecnólogos
deben ser capaces de introducirlo en la célula elegida y ser
capaces de mantenerlo allí. De nuevo, la naturaleza provee las
herramientas: los vectores.

Un vector es cualquier vehículo que mantiene el ADN en una


célula hospedadora. Estos pueden ser PLÁSMIDOS o VIRUS.

El proceso por el cual introducen los plásmidos en el interior de


las bacterias se llama transformación.

El proceso utilizado por el virus se llama transducción.

En ocasiones introducir genes se dificulta, en especial en las


células eucariotas. Entre los métodos artificiales utilizados están
electroporación, microbalística, lipofusión y la fusión de
protoplastos.
Se sabe que el ADN puede ser manipulado, introducido y
mantenido en el interior de las células.

Cuando se trabaja en la fragmentación de ADN el método


estándar utilizado es la electroforesis en gel de agarrosa o de
poliacrilamida.

A veces, lo que interesa es encontrar un determinado fragmento


de ADN dentro de una mezcla de ellos. Para encontrarlo, y para
otro gran número de técnicas, se utiliza la hibridación es el
proceso por el que dos hebras de ADN con secuencias de bases
complementarias se anillan para formar una molécula de doble
hebra complementaria. La hibridación ocurre espontáneamente y
con tanta o más fuerza dependiendo de cómo de correcta sea la
complementariedad. De esta manera, si se sabe la secuencia o
bien se tiene un fragmento del ADN que interesa, se puede
pescar el fragmento total que haya en la mezcla haciendo uso del
pequeño fragmento marcado.
La PCR o Reacción en Cadena de la Polimerasa es una de las
técnicas más simples y más revolucionarias de los últimos años
que permite hacer muchas copias de un segmento específico de
ADN. Para ello, se sintetizan dos cebadores que hibridan en
hebras opuestas de la molécula de ADN y a ambos lados del
fragmento que se quiere ampliar. La polimerasa de ADN copia
ambas hebras empezando por los dos cebadores. Como hay un
exceso de cebadores, las nuevas moléculas pueden seguir siendo
copiadas a su vez por el cebador opuesto. El resultado es una
reacción en cadena que produce miles o millones de copias de un
segmento de ADN. De esta forma se consigue amplificar ADN a
partir de una cantidad ínfima. Tiene innumerables aplicaciones,
entre ellas en criminología.
Por último, un proceso que se va a ver muchas veces es la
secuenciación de ADN.

La polimerasa de ADN sintetiza una nueva hebra de ADN usando


unos nucleótidos especiales que han sido manipulados y que
permiten a los científicos determinar el orden en que han sido
incorporados. Este orden revela la secuencia de la hebra molde ya
que ambas son complementarias. Los laboratorios que basan su
investigación en la secuenciación han adquirido instrumentos de
secuenciación automáticos aunque aún se utilizan procedimientos
manuales.

Con estás técnicas se puede clonar ADN y hacer una genoteca.


Para evitar clonar todo ADN, se ha creado una genoteca de ADN
complementario.

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