Posada Almayer

Revista bimestral/ #1/ Agosto 2015 / Diplomado de Creación Literaria Zihuatanejo

Sofía Alvarado Cortés/ Jacqueline García Salamanca/

Esmeralda Mora Luviano/ Felipe Mora Marroquín/ Javier Tapia
Rodríguez/ Bismark Estrada Hernández/ Arnoldo Tapia Merlo/
Jesús Baldovinos Romero
 Presentación

Y nosotros nos quedamos mudos ante

realidades de las que no podemos hablar.
Edgar Lee Master

¿Para qué dejar huella cuando al paso del tiempo nada habrá de quedar? ¿Por
qué no cultivar el silencio y no la palabra? Quería decir que hay un doble placer
inmediato en la literatura, leer y escribir, y a su vez se pueden desprender varias
líneas para dar una “utilidad”. Sin embargo, hay momentos, en que esa búsqueda
de identidad, esa búsqueda de una voz, no aparecen en ningún lado del doble
placer literario; la literatura se ve rebasada, hasta intimidada, por la realidad. Si esa
realidad que construimos a diario, nombrándola, articulándola, redescubriéndola,
es para darle sentido. Un sentido que entra y sale en ella, y entra y sale a la
realidad, y se enredan la una en la otra. Y creemos que así, las cosas pueden ser
mejores. Un balbuceo en realidad. Nada definitivo. Nada terminado. Un proceso
permanente, continuo, de construirnos y de vislumbrar respuestas milenarias.
Redescubrirnos en nuestra condición.
Hoy, iniciamos el viaje a una casa, las internas y las externas, el laberinto de
puertas y ventanas que construimos para asomarnos y penetrar y escapar. Una
casa ajena y propia al mismo tiempo, una casa sin sentido y con los
presentimientos e iluminaciones que cada uno puede tender como el Hilo de
Ariadna.
Atravesamos el umbral de la Posada Almayer, como los viajes oscuros de Conrad
o a la locura de Baricco. Habitantes de una casa invisible, invisibles también,
susurramos para que sepan que estamos aquí, que somos, que vemos esa
realidad que ahoga y construimos una alterna, con fragmentos de sueños y
argamasa de aire.
Está abierta la puerta, sea bienvenido, pase usted.
Diplomado de Creación Literaria Zihuatanejo con el cineasta y escritor Ernesto Murguía, asesor de Guión I.
 Contenido
1 ....................................................................................................Poemas/ Bismark Estrada Hernández
2 ......................................................................La muerte del muerto/ Javier Tapia Rodríguez
5 .........................Viajes latentes Fotografía/ Jacqueline García Salamanca
8 .................................................................Sangre y humo/ Jacqueline García Salamanca
9 .......................................................................................................................La Tita/ Arnoldo Tapia Merlo
11 ...............................................................................................................Ámbar/ Esmeralda Mora Luviano
13 ................................................................................................................Diario/ Sofía Alvarado Cortés
14 ...................................................................Venta prenavideña/ Jesús Baldovinos Romero

Diplomado de Creación Literaria Zihuatanejo con el escritor y periodista Arturo Arredondo, asesor de Cuento I.
 Bismark Estrada Hernández

Amanece, otra vez

Se ha roto la noche
embarazada de recuerdos.
Zarpando
Ha florecido el insomnio
embargado de incontinencia.
Es la aurora
En el despertar del puerto
el salitre impregna el aire
deambulo con carga nicótica en el
se pega en los labios.
/pensamiento.
La oscuridad se aferra al puerto
El océano no es otro
a pesar del alumbrado.
sólo las voces distintas
Tras la montaña la fría claridad
intento evitar mis pasos en retroceso.
se anuncia.
Amanece, otra vez,
en mi lengua el sabor metálico se intensifica
A la orilla del puerto un hombre observa
la breve luz contamina mi desvelo.
espera algo
En el borde del muelle
viste traje urbano
los peces huyen mientras turistas se
su cabello está bien peinado
/embarcan en la primera hora del día.
tiene la mirada ausente
Otra jornada comienza
se muestra firme ante la espuma de las olas.
mientras camino embriagado de insomnio,
El hombre grita
sublimado por la culpa silente del no me
amplifica con sus manos la voz.
acuerdo.

En el despertar del puerto

no es el único citadino perdido
deambulan por el muelle
se acercan a los barcos
con sus maletines ávidos de negociar.

El hombre se acerca a la orilla,

pega su brazos al cuerpo,
toma aire,
se lanza al mar,
nada, nada, nada
para alcanzar los barcos que han zarpado.

1 •Posada Almayer

LA MUERTE DEL MUERTO
Alguien podría decir que era un pinche narco,
o simplemente un pinche naco, con ese
sombrero de ala ancha, y no de alas anchas
porque no era un ángel ni un pavorreal, sino
un sombrero que resultó ser tejano como si
todos los sombreros de vaquero se hubieran
inventado en Texas; y ese traje ajustado con
una gabardina encima. Seguro que llevaba
botas de piel de vaca simulando ser de víbora
o de cocodrilo. Un judas del norte insertado en
la capital mexicana al que le encargan los
gringos un trabajo sucio, secreto y
repetidamente misterioso, como si con esa
apariencia pudiera pasar desapercibido.
Pero ahí estaba, frente al cadáver sangriento
y pálido, casi amarillo.
Fumador empedernido, nuestro héroe se
sabía varias marcas de cigarrillos, pero
fumaba de los más baratos para que se notara
que él era un hombre duro y del pueblo, y
mientras fumaba sus Faritos tiraba las cenizas
sobre el muerto.
Lo peor de todo era su nombre: Inspector
Prisciliano Nepomuceno Sánchez y Sánchez,
pero él lo llevaba con orgullo y fruncía el
entrecejo y barría con la mirada, mientras
sobaba la cacha de su Smith & Wettson, a
quien mostrara burla o socarronería al
escucharlo, y no porque sonara ridículo, sino
porque lo de Sánchez y Sánchez lo situaba
como hijo del incesto. ¡Maldito Oscar Lewis!
El muerto, quieto y con los ojos muy abiertos,
no se quejaba de las brasas y cenizas que el
Inspector le dejaba caer, porque, además de
tímido, la rigidez de la muerte no le dejaba
2 •Posada Almayer
Javier Tapia Rodríguez
protestar ni por eso ni por nada, pero se podía
adivinar que la actitud barbajana de Prisciliano
le molestaba.
Mientras llegaba el forense para revisar al
muerto, Prisciliano pensaba en lo bien que
hablaba el castellano el gringo que lo contrató
para ese trabajito como agente secreto, y no
sólo bien, sino hasta de forma culterana, y se
sintió incómodo, porque él, más mexicano que
el pozole, no sabía hablar de esa forma y, para
acabarla de amolar, soltaba una que otra
vulgaridad o majadería al expresarse. ¡Maldito
Nebrija!
Si por lo menos los muertos hablaran, la
espera del forense no se haría tan larga,
tediosa y aburrida, pero el muerto, a pesar de
tener la boca abierta, no decía ni mu, y el
ambiente, además de sórdido y apestoso, se
hacía pesado.
Lo peor de la espera es que a veces le daba
por pensar en lo mal editada que estaba su
vida, llena de huecos, palabras inconclusas,
francesas mal puestas y puntuación
tropezada, por no hablar de las chinas que no
eran poblanas y su torpe manera de
relacionarse con el sexo opuesto, como si
fuera un eterno adolescente que tiene más
sexo oral, o nada más de habladas, que real o
masturbatorio.
Otras veces pensaba en los muertos, no en las
personas que había matado, sino en los
muertos como resultado de su
profesionalismo. ¿Cuántos llevaba? No se
acordaba, pero debían ser más de cien.
Se supone que debería acordarse del primero,
por aquello de que el primero es el que más
impresiona, pero ese día, recién incorporado
a la Policía, estaba tan borracho que no se
acordaba de nada.
Lo mismo le pasaba con su vida sexual, y por
más que se lo dijeran, que se lo echaran en
cara o que se lo reclamaran, no se acordaba
de que la primera vez que tuvo relaciones
sexuales con una mujer fue por medio de una
horrible violación. Eso fue después de su
primer muerto, porque la mujer violada fue la
tercera muesca en la cacha de su revólver.
¿Cómo le metió una bala de su treinta y ocho
por la vagina? No lo recordaba.
¿Otro cigarro? ¿En qué momento se había
encendido otro cigarro? No importaba, pero le
molestaba un poco ser tan automático, o
compulsivo como decía su psiquiatra, ese
loco que le obligaban a visitar cada jueves por
la mañana desde que lo habían ascendido a
Inspector. ¡Lo bien que estaba cuando era
sargento!
Una de las pocas cosas buenas que tenía ser
Inspector es que se ahorraba el papeleo,
sobre todo en casos de servicio secreto como
el presente. Con decirle a su inmediato
superior lo que había sucedido era más que
suficiente.
“Llegó y lo maté, jefe”, o “me andaba
siguiendo, me quería madrugar, pero yo me lo
madrugué primero mi comandante”. Al que
tenía a los pies no lo había matado él, así se lo
encontró, pero con ese espía, terrorista o lo
que fuera, se cerraba el círculo de la
investigación y se acababa el caso.
Esas habían sido sus órdenes: “Búsquelo,
encuéntrelo, sígalo, reporte sus movimientos
3 •Posada Almayer
y mátelo”, y si bien era cierto que no lo había
buscado, sí se lo había encontrado; no pudo
seguirlo, pero sí reportó movimientos, total,
tampoco importaba si eran inventados; y
tampoco lo había matado, pero muerto el perro
se acababa la rabia y el resultado exigido por
sus superiores era lo importante.
Justo en el mismo momento de sus
divagaciones producidas por el aburrimiento,
pensó que no haberlo matado directamente
podría ser una mancha en su expediente, o por
lo menos motivo de burla entre algunos de sus
compañeros.
–¿Qué, se resistió mucho el muerto? –le diría
Godínez, siempre a punto de criticar por
criticar.
–Mucho más que tu hermana –le contestaría
él, porque esta vez le iba a contestar bien y
rápido, albureándolo delante de todos, y no
como las otras veces que se quedaba callado,
mirando feo y sobando la cacha de su pistola,
sin saber qué decir ni cómo zafarse de la burla
criticona de Godínez. ¡Pinche Godínez!
Pero, ¿y si no le decía eso? ¿Y si le decía otra
cosa que él no supiera contestar?
De pronto ya no estaba aburrido y deseaba
que el forense se tardará más para que no
descubriera que el muerto ya estaba muerto y
que el Inspector Prisciliano no había hecho
otra cosa que encontrárselo. ¡Qué vergüenza!
¡Puto Godínez!
¿Cómo podría simular que él había matado al
muerto? El forense era un hacha y se daría
cuenta de cualquier manipulación, y, lo peor,
no aceptaba mochadas ni se dejaba apantallar
por amenazas. ¿Matar al forense? No, esa era
una mala idea y sólo complicaría las cosas y
aumentaría las burlas de Godínez. funda y disparó con mano temblorosa hacia el
“Una copa”, pensó, “necesito una copa”. muerto.
Miró a su alrededor, y, como si le cayera el Resultado, se hizo un tremendo agujero de
veinte, tuvo conciencia de que estaba en una bala en el pie izquierdo mientras el muerto le
habitación de hotel de lujo, con bar y decía:
chocolatinas a su disposición. Menos mal, así –¡Pendejo, además de sordo estás pendejo!
no tendría que dejar la escena y arriesgarse a Llevo un rato pidiéndote un trago y tú ni caso.
que llegara el forense a certificar la muerte del No seas culero, si me das un trago, a cambio te
muerto en su ausencia. Lo malo es que no doy toda la información que esos pinches
había pulque, mezcal o tequila, sólo wiski, gringos andan buscando… te van a dar una
vodka, ginebra y mariconadas de ésas, pero medalla…
algo es algo para aclarar el gaznate y las El Inspector Prisciliano Nepomuceno Sánchez
ideas. y Sánchez, a pesar de estar herido y
Una botellita, otra botellita, otra más, y nada. sangrando, recuperó el resuello, e incluso se
Una chocolatina, otra chocolatina, otra más, y podría decir que sonrió aliviado, cosa que no
nada de nada. hacía casi nunca, le pasó la botellita al muerto,
Repasó mentalmente lo que le había dicho a dejó que la vaciara del todo, y, ya más
su jefe por teléfono: “Asunto resuelto, jefe” o tranquilo, volvió a jalar el gatillo volándole la
“asunto solucionado, señor”, dando por tapa de los sesos.
concluido el asunto en clave sin decir nada
que pudiera comprometer el misterio del
secreto por teléfono, como era habitual, así
que nadie más que él sabía que el muerto ya
estaba muerto.
Otra botellita, necesitaba otra botellita, pero
los nervios, esos nervios de acero que lo
habían llevado de policía de a pie a Inspector y
Agente Secreto, se tropezaron con el cadáver
al ir por la última botellita de vodka, o al menos
creyó que eso es lo que había pasado, porque
cuando volteó, descubrió con horror que la
mano del muerto lo tenía cogido por el pie, ¡y
entonces soltó un agudo grito de terror
afeminado!
Con el corazón saliéndole por la garganta y de
forma automática, o compulsa según su
psiquiatra, sacó como pudo el revólver de la
4 •Posada Almayer
 Jacqueline García Salamanca

VIAJES LATENTES
fotografía

¿Qué hace que un ser humano viaje o deje de viajar? ¿Realmente se puede dejar el origen?, este
movimiento inherente hacia adentro y afuera, esta fuerza centrípeta y centrifuga, o este alter ego que se
recrea en lo infinito de cada partícula.
Sabernos con Eros y Tanatos, con estas fuerzas que sólo nos muestran la condición humana,
alejarnos de nosotr@s mism@s, del movimiento circular en donde las acciones proporcionan un baile con
lo que somos, ir y venir. Vivirnos cerca.
Este reconocimiento de lo que somos, es justamente estos viajes latentes, que dan color a esta serie
de fotografías en blanco y negro, ojos, luz, pasión, emociones, mujeres vitrinas desnudez y máscaras.
Mientras tus ojos vuelan y viajan, un nosotros captura la belleza de lo aprendido y otros viven orgasmos al
saberse de viaje infinitamente.
Y de qué sirve la vida, si no se viaja, si no bajamos al inframundo de lo imperecedero. Hombres y
Mujeres con pieles llenas de viajes, fragancias de la lejanía, mares y ríos en cada surco de la mirada y el
Anima lista para un latir latente viajero.

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 Jacqueline García Salamanca
Sangre y Humo
Caminaba de un lado a otro, su mente era un
caos, irremediablemente un enjambre de
abejas africanas perturbaban sus
pensamientos, –basta, basta necesito
tranquilizarme, ya sé, voy a respirar tres
veces como me dijo la psicóloga, tres veces
para calmar el ritmo del corazón.
Jimena se sentó en aquel columpio,
sus manos colgaban como esas ramas que se
rinden ante el aire que arrastra las ilusiones,
los ojos se dejaron acariciar por el verde del
jardín, despacito inhaló y exhaló, de repente
vio todo con más claridad, un telón se recorrió
frente a sus ojos.
Primera escena
Ella tomando una cerveza en el bar “el patio de
mi casa,” acompañada de un tipo de tristeza
larga. Alrededor, mesas con mujeres sin
dientes, hombres con tatuajes y miradas
vacías, al fondo una pantalla con una película
porno y más al fondo un tal Enrique cantando
“Me calaste hondo y ahora me dueles”; el
hombre de la tristeza larga se levantó por otra
cerveza, a su paso se encontró a “Miramás”,
quien le ofreció una línea de luz, a punto
estaba de alcanzarla cuando al “rubio chulo”
se le fueron encima los “Manoslargas”, el
primer golpe desmaquilló la alegría de la cara
“rubia”, el segundo le puso los labios con
botox, la trifulca se había armado, el hombre
de tristeza larga corrió hacia ella, quien como
ave etérea sintió cinco dedos flacos de agonía
que se aferraron a una muñeca hueca,
corrieron hacia la puerta y atrás del humo le
8 •Posada Almayer
seguían tres mujeres y el chulo retocado y
como quien se sube a un tráiler de circo se
montaron en una camioneta que prometía
alejarlos del “patio de mi casa”.
Segunda escena.
El espacio era de cuatro por cuatro, pequeño
como su mundo, atascado como sus mentes,
sillas, platos y vasos desechables por doquier,
eran seis personas, todas con la sonrisa clara
y fosas nasales anchas, decidieron que era la
hora de reír, así que sacaron marihuana para
ver quien se reía más de la vida, ya que la vida
había perdido toda oportunidad de reírse de
ellos.
Tercera escena.
Recortes de noches, vacíos entrelazados a
perpetualidad, ojos fijos en la nada,
madrugadas bajo cualquier techo para
cubrirse del agua, caminatas entre la gente
buena de los domingos, torrentes de palabras
del hombre de la tristeza larga, litros y litros de
cerveza, cigarrillos, lágrimas de arco iris, risas
saladas.
Cuarta escena.
Una muerte doble, dos cuerpos repletos de
nada, él ahora con la tristeza pequeña y la
ausencia larga, ella con los brazos llenos de
humo y el corazón incompleto, perseguida por
millones de ideas, pensamientos y palabras
que buscan alcanzarla.
Jimena suspiró, aplaudió e hizo una
reverencia a la vida que la había alcanzado.

La Tita
La primera vez que la vi fue cuando con
Erasmo pasamos por ahí, y en plan de guasa
nos propusimos pasar para agarrarles las
nalgas mientras preguntábamos los precios,
él fue más osado, porque incluso para salir de
dudas sobre su verdadera identidad
–pensamos que era un jotito disfrazado- le
metió mano a los senos; a mí como que no se
me antojó ninguna.
Pasado algún tiempo de aquel incidente
conseguí una novia por una colonia cercana,
que me obligaba a pasar por plaza, que le
servía de escaparate, al regresar de visitarla,
había una en especial que era inconfundible.
Yo no sé si las demás se jubilaron, cambiaron
de ubicación, de look o de chamba, el caso es
que un año después la mayoría había
cambiado, pero la alta buenerrima con cara de
hombre ahí seguía y como yo nunca le ponía
atención al rostro, su traserito se tornaba en
algo así como una tentación.
Una temporada al alcalde en turno le
dio por hacer redadas y yo temí por la
integridad de esa chava, me pareció verla en
la foto del periódico estrujada por un policía
que trataba de subirla a una patrulla, al día
siguiente pase y no la vi, a la puerta de ese
hotel le hacía falta la figura envuelta en ropas
pegaditas recargada en el quicio dando la
espalda a la calle platicando con otra de sus
compañeras. Ese día me di cuenta que sentía
algo por ella, siempre les he tenido admiración
a los personajes cotidianos de la ciudad que
viven al borde y se rifan la existencia viviendo
de milagro.
9 •Posada Almayer
Arnoldo Tapia Merlo
Un día regresa el amor imposible de mi
chava y me doy cuenta que pasé un año
comprometido en la relación, mientras ella
esperaba que regresara el tipo. En un
chispazo de lucidez alcancé a ver a la chica del
trasero prominente y senos duros como un
modelo de virtud, un símbolo de veracidad en
oposición a la novia falsa. Me causó asco el
recuerdo de los momentos que pasé
compartiendo el cuerpo y el alma con una
hipócrita y desee estar cerca de esta mujer en
la que encontraba a flor de piel la divisa que
nunca tuve al lado de mi exnovia. Ella lo hace
con quien le pague, para ella no soy más que
un cliente y no creo que se empeñe en
demostrar otra cosa.
Junté el pago de la temporada de
estreno y después de la función me dirigí al
hotel de mis simpatías. Al llegar me le quedé
viendo, ella me sonrió por mercadotecnia, no
me importó, ya tendría tiempo de explicarle
que había estado siguiendo de cerca su
carrera, que yo también me ponía triste como
ella cuando salía a trabajar con moretones,
decirle que cada vez que pasaba frente a su
banqueta no podía evitar voltear a verla. Lo
importante era ser el primer cliente de la
noche, no estaba dispuesto a tratar con alguna
de las otras. Se interponían tres tipos tratando
de cerrar trato, tomé fuerzas de mi necesidad,
traspasé la barrera de rivales hablando como
si la conociera, al empezar a subir las
escaleras me pidió su pago, llegamos a un
tercer piso desde donde se veía la cruz de una
iglesia, de no haber abandonado la doctrina de
la infancia me habría persignado, me salió lo
tierno y le pregunté su nombre, me explicó
que como en las películas ella se cambia de
nombre con cada cliente, le puse el nombre
femenino de personaje de adivinanza rimada:
“Tita”. El hotel entraría en la clasificación de
una estrella dividida por una grieta que
cruzaba la pared detrás de la cama de lado a
lado.
Me hubiera gustado ser un promiscuo
de excitación fácil, sin antecedentes
traumáticos inhibiendo el libre goce de la
sexualidad, para haber cerrado la puerta sin la
angustia a una disfunción eréctil. El deseo
acumulado y la disposición de Tita hicieron la
magia de olvidar tristezas y enfermedades
venéreas. El olor de Tita era más fuerte que
los encerrados en el cuarto, su piel tenía un
gusto de vino tinto, como de día festivo. Al
tiempo que le quitaba las prendas le conté de
todos los días que pasé muy cerca de ella sin
hablarle, de mis preocupaciones por las
redadas, del gusto que me daba encontrarla
recién bañada, de su parecido con un primer
amor de pubertad, terminó por preguntar mi
nombre y repetirlo como un mantra. Me regaló
la dicha de repetir el ciclo hasta el amanecer.
No sé cuántas veces más visité a la
Tita, siempre regreso satisfecho a la
cotidianeidad, sin deshacerme en nudos por
su vida cuando no está junto a mí. Ella es
dulce por las buenas, insoportable cuando se
deprime y cruda por las mañanas.

10 •Posada Almayer

Ámbar
Ese día era víspera de su cumpleaños. El
pronóstico del tiempo anunciaba para
después del mediodía una fuerte tormenta,
pero a mí me valió madres. Cerré todas las
ventanas, puse la cubeta exactamente debajo
de la incorregible gotera y salí. Bajé las
escaleras tarareando contigo en la distancia
mientras al mismo tiempo un vecino testigo de
Jehová, me saludaba libidinoso con su tonito
guango:
-Hola vecina
-Buen día. Le contesté y apuré el paso para no
seguir la hueca conversación.
Una mujer sola y sin marido es tentación de
mochos y machos, pensé, y seguí mi camino.
Estaba nublado pero luminoso. Arriba el cielo
pintaba unas cuantas nubes con los tonos del
gris y mi piel sentía la frescura del viento. Al
llegar a la calle me detuve con la intención de
abordar un taxi. No sé si a ustedes les suceda
pero lo que es a mí, todo el tiempo que espero
o busco algo, nunca, pero nunca lo encuentro
ni llega. Al contrario. Ésta no era la excepción.
Ya dentro del automóvil y después de
entrecruzar palabras de rutina, a mí me da
siempre por sacar listones. Esto lo confieso,
no es un gusto morboso. Ese día me
esperaba una historia nueva. El conductor
poco a poco se fue soltando. Él a pesar de sus
setentaitantos se veía un hombre macizo y
por su manera de hablar intuí que no era de
por aquí, ni que toda su vida se hubiera
dedicado a este oficio. Después supe que
había sido militar por casi quince años y que
había llegado al grado de teniente. En el
11 •Posada Almayer
Esmeralda Mora luviano
batallón al que estaba adscrito su función
consistía en tener bajo su control la estación
de radio. Él daba todos los días la parte de lo
que sucedía allá en la sierra en la época
cuando Genaro Vázquez y Lucio Cabañas
andaban levantados. Aquellos años en que al
Gobernador cacique lo habían secuestrado. Él
pertenecía al bando de los que andaban en
busca de guerrilleros pero reconocía el
encabronamiento del Profesor Genero al
habérsele negado una escuela para su pueblo.
De Lucio decía que él peleaba por pelear. Esa
era su versión mientras manejaba y mientras
el corto tiempo del trayecto, para ambos, se
hacía eterno. Después me habló de la chulada
de sembradíos de amapola, del procedimiento
para sacar la goma y de su alta cotización en
el mercado.
-Allá en el filo mayor de la sierra uno vive cosas
duras.
Me dijo y contó que en sus peores momentos
había pasado muchísima hambre y que había
tenido que comer hasta víbora azada con
sabor a pescado.
Me dejó en el muelle y de allí empecé el
recorrido. Cuando voy a regalar algo a alguien
especial no pienso mucho en el qué, ni en el
dónde, ni en el cuánto, navego más bien sobre
el azar. Volví a tararear otra vez la
canción…no existe un momento del día/en
que pueda apartarme de ti…y al mismo tiempo
me sentía acompañar por el cercano sonido
del mar. No avancé mucho cuando a mitad del
camino me atrajo un olor a café. Era El bazar
los milagros. Entré y preparé mis sentidos tal
vez como se prepara a una cámara de cine.
Mis ojos amplificaban la delicada orfebrería
sobrepuesta en las palanganas con arroz.
Mis manos percibían en grande el colorido y el
bordado a mano de tapetes y rebozos. Mi
nariz olfateaba a montones el olor a cedro
antiguo de un estilizado tocador que bien
podría ser el regalo. Ahí, en ese lugar me
convertía de repente en la niña que descubría
un mundo nuevo.
El ámbar me encontró a mí y no yo a él en un
trozo luminoso engarzado en gargantilla. El
encargado de la tienda que yo creo me
observaba, me dijo:
-Señora, no lo dude, es suyo
¿Por qué hasta ese día parecía que por
primera vez me había dado cuenta de la
existencia de esta bella y milenaria resina?
Nunca lo sabré, pero tomé con cuidado la
pieza y se la di al joven:
-Me la llevo
Él la envolvió con delicadeza en un papel de
china y la depositó en una estilizada bolsa de
papel.
Después en casa, al amparo de una tormenta
que parecía anunciar un nuevo diluvio, me
entretenía investigando en internet un poco
sobre el asunto; leía y escribía también a
mano sobre una tarjeta:
Los collares de cuentas de ámbar son quizás
el mejor protector que podemos usar contra
magia negativa. Estimula el intelecto y
favorece un estado mental positivo, además
de la expresión creativa. Disuelve la
oposición, favorece la paz y desarrolla la
confianza.
Posee la luz de la iniciación, alcanzando el
12 •Posada Almayer
alma del portador y generando la visión de la
verdad.
Yo no sé, pero a veces uno no entiende nada ni
le puede andar achacando todo el tiempo a un
amuleto las cosas que pasan. El asunto es
que hace algunos días mi amiga del alma -la
más deportista del mundo; la más disciplinada
con su alimentación- me llamó para decirme
que le han diagnosticado cáncer de piel y un
coágulo en el cerebro…
Lo que dice hoy mi boca
Esmeralda Mora Luviano
Hoy tomo un puñito de almendras y me las llevo a la
boca sin sospechar siquiera que a medida que lo voy
masticando se me va abriendo de a poco y de otro
modo la casa de la infancia: Esos días cuando nos
trepábamos con mis hermanos por las ramas de los
cómplices almendros. Ese afán de golpear con
paciencia y a punta de piedra el hueso duro de un
fruto; para después saborear sin prisa su carnoso y
breve contenido. Qué sabiduría natural tenía mi
madre al soltarnos de su abrazo y liberarnos como
abejas por el aire. Así de esa manera tan espontánea
hacía que nuestra niñez fluyera dichosa. Así de esa
manera y sin proponérselo nutría para siempre una
parte del panal: La memoria.

Diario
26 de agosto
Nadie pudo imaginar que terminaría en un
estado tan deplorable, al mismo tiempo que se
hacen homenajes a mi nombre y se dictan
conferencias de mi obra en Hungría. Hoy la
Asociación de escritores me ha hablado para
mi regreso a casa, a mis 89 años y en San
Diego, ya sin mi Lola, porqué, para qué habría
yo de volver como monumento.
Lo cotidiano en esta casa se ha convertido en
una batalla a vencer. Levantarme, salir, cobrar
la pensión y hacerla durar. Casi termina el mes
y me he quedado sin dinero, en realidad no es
que importe mucho, en ocasiones no como
nada en todo el día, mi estado es desastroso.
28 de agosto
Todos mis amigos han muerto, todos mis
parientes han muerto, ahora también Lola y
Géza, los vínculos con la vida se han ido.
Nada me sujeta a estas horas, a este
transcurrir de tiempo extra, por qué la vida
será tan justa para algunos y a otros nos
dejará solos, olvidados, en un eterno retorno
al pasado, en una interminable repetición de
recuerdos.
30 de agosto
He pasado un día entero sin comer nada,
tengo un mes entero sin ver a nadie, la vejez
es algo vergonzoso, morir con dignidad,
¿todavía será posible esto?
2 de septiembre
Ayer he cobrado la pensión, he caminado con no puede mirarnos a los ojos”,
dificulta hasta el centro de la ciudad, algunas Berzsenyi.
personas me han ayudado a cruzar las calles 13 •Posada Almayer
Sofía Alvarado Cortés
y me he tenido que detener varias veces a
tomar aire.
Tal vez el objetivo de vivir tanto sólo era
quedarme más tiempo que L., sobrevivirle para
que ella no tuviera que pasar por lo grotesco de
la vejez.
3 de septiembre
En la ciudad he comprado un arma, sólo por si
acaso.
10 de octubre
Vivir de más es un espectáculo. La soledad
casi puedo tocarla, amarrarla a mis tripas y
echarme por la borda con ella. También yo
quisiera que mis cenizas las esparcieran por el
mar, como lo hicimos con L., tal vez en ese
dispersarse, alcance una vez más a Lola, a
Géza.
6 de noviembre
Vuelvo a leer a Shakespeare, a Spinoza con el
único ojo que me queda. Escribir es también
una tarea que implica debilidad y cansancio,
sólo unas líneas de este diario. La lucidez y el
deterioro corporal, el absurdo de la vida.
10 de enero
¿Será posible seguir degradándome más?
Está pronta la salida, ya no queda ningún
contemporáneo, tampoco fuerzas, tampoco
ganas.
30 de enero
Está resuelta la ida, ya nunca veré a L., “Dios
decía
 Jesús Baldovinos Romero
Venta prenavideña

El sitio se fue quedando vacío poco a poco.

Quedaban muy pocos objetos de valor, la
mayoría había sido subastada. Los familiares
y los propios pacientes del manicomio habían
podido vender todo lo que ya no ocupaban:
mesas, sillas, ropa, hijos, una prima lejana,
cartas de amor, silencios atrapados en la
tarde, cuijas bañadas de luz, noches
preñadas de cuentos sin sentido… todo, todo
lo habían vendido. Bueno, casi todo. Aun
quedaba la escoba con la que la chica del 23
salía a besar a la luna cada 28 días, el caballo
de palo con el que el Napoleón del 5 rompía
los cristales de las ventanas para poder llegar
al campo de batalla, algunos extrañamientos.
Arturo había sido el más afortunado, había
logrado vender a los vendedores y a los
consumidores, solo le quedaba una duda y un
pequeño dolor de cabeza. No sabía quién lo
compraría ahora que había dejado de ser un
librero y se había convertido en un arbolito de
navidad; así que para no sentirse triste por su
soledad que se le amontonaba en el pasillo
del hosptial, tomó un cable y se enchufó a la
corriente para brillar hasta casi el amanecer.

Autopista a la soledad
Luego de crear un país y un mundo nuevo,
diferente, un universo armónico, Julio -el
ingeniero- estrelló su Peugeot 404, muriendo
en el acto al saberse súbitamente solo y que
todo fue producto de su imaginación.

14 •Posada Almayer
 LAS RECOMENDACIONES DE STEPHEN KING PARA LOS ESCRIBANOS:
1. Dejar de ver la televisión. En cambio, leer 20. Cuando haya terminado de escribir, tomar
tanto como sea posible. un largo paso atrás.

2. Preparese más para el fracaso y la crítica de 21. Tener las agallas para cortar.
lo que cree que puede tratar.
"Si usted escribe (o pintar o baila o esculpir o 22. Equilibrio en su vida.
cantar, supongo), alguien va a tratar de hacer
que se sienta mal al respecto, eso es todo”

3. No pierda tiempo tratando de complacer a la

gente.

4. Escriba principalmente por ti mismo.

5. Hacer frente a las cosas que son más

difíciles de escribir.

6. Al escribir, desconectar del resto del mundo.

7. No ser pretencioso.

8. Evite adverbios y párrafos largos.

9. No quedarse atrapado en la gramática.

10. Domina el arte de la descripción (claridad

en la observación y en la escritura).

11. No le dé demasiada información de fondo.

12. contar historias acerca de lo que la gente

realmente hacen.

13. Tomar riesgos; no jugar a lo seguro.

14. Darse cuenta de que usted no necesita

drogas para ser un buen escritor.

15. No trate de robar la voz de otra persona.

16. Entender que la escritura es una forma de

telepatía.

17. Lleve a su escritura en serio.

18. Escriba todos los días.

19. Termine su primer proyecto en tres meses.

15 •Posada Almayer
 Decálogo del escritor de Augusto Monterroso
Primero.
Cuando tengas algo que decir, dilo; cuando
no, también. Escribe siempre.
Segundo.
No escribas nunca para tus contemporáneos,
ni mucho menos, como hacen tantos, para tus
antepasados. Hazlo para la posteridad, en la
cual sin duda serás famoso, pues es bien
sabido que la posteridad siempre hace
justicia.
Tercero.
En ninguna circunstancia olvides el célebre
díctum: "En literatura no hay nada escrito".
Cuarto.
Lo que puedas decir con cien palabras dilo
con cien palabras; lo que con una, con una.
No emplees nunca el término medio; así,
jamás escribas nada con cincuenta palabras.
Quinto.
Aunque no lo parezca, escribir es un arte; ser
escritor es ser un artista, como el artista del
trapecio, o el luchador por antonomasia, que
es el que lucha con el lenguaje; para esta
lucha ejercítate de día y de noche.
Sexto.
Aprovecha todas las desventajas, como el
insomnio, la prisión, o la pobreza; el primero
hizo a Baudelaire, la segunda a Pellico y la
tercera a todos tus amigos escritores; evita
pues, dormir como Homero, la vida tranquila
de un Byron, o ganar tanto como Bloy.
Séptimo.
No persigas el éxito. El éxito acabó con
16 •Posada Almayer
Cervantes, tan buen novelista hasta el Quijote.
Aunque el éxito es siempre inevitable,
procúrate un buen fracaso de vez en cuando
para que tus amigos se entristezcan.
Octavo.
Fórmate un público inteligente, que se
consigue más entre los ricos y los poderosos.
De esta manera no te faltarán ni la
comprensión ni el estímulo, que emana de
estas dos únicas fuentes.
Noveno.
Cree en ti, pero no tanto; duda de ti, pero no
tanto. Cuando sientas duda, cree; cuando
creas, duda. En esto estriba la única verdadera
sabiduría que puede acompañar a un escritor.
Décimo.
Trata de decir las cosas de manera que el
lector sienta siempre que en el fondo es tanto o
más inteligente que tú. De vez en cuando
procura que efectivamente lo sea; pero para
lograr eso tendrás que ser más inteligente que
él.
Undécimo.
No olvides los sentimientos de los lectores. Por
lo general es lo mejor que tienen; no como tú,
que careces de ellos, pues de otro modo no
intentarías meterte en este oficio.
Duodécimo.
Otra vez el lector. Entre mejor escribas más
lectores tendrás; mientras les des obras cada
vez más refinadas, un número cada vez mayor
apetecerá tus creaciones; si escribes cosas
para el montón nunca serás popular y nadie
tratará de tocarte el saco en la calle, ni te
señalará con el dedo en el supermercado.
El autor da la opción al escritor de descartar
dos de estos enunciados, y quedarse con los
restantes diez.
Diplomado de Creación Literaria Zihuatanejo con el escritor Victor M. León Leitón, asesor de Poesía I

Posada Almayer
Diplomado de Creación Literaria
Zihuatanejo, Guerrero

Coordinación:
Sofía Alvarado Cortés
Jesús Baldovinos Romero

Consejo asesor y redacción:

Felipe Mora Marroquín
Javier Tapia Rodríguez
Sofía Alvarado Cortés
Jesús Baldovinos Romero

Diseño:
La Nopalera Ediciones

Maquetación:
Jesús Baldovinos Romero

sofialvarado.gmail.com
jesuslazaro66@yahoo.com.mx
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nuestras lecturas preferidas
y obra propia...

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