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EL CRISTIANO Y LA INTEGRIDAD

Uno de los temas que deberíamos discutir con más frecuencia en nuestras
iglesias, es el de la integridad del creyente. La falta de enseñanza bíblica
acerca de esta virtud, ha sido la causa de grandes caídas de líderes del pueblo
de Dios. Sabemos que si ignoramos el consejo de Dios en alguna área de
nuestras vidas, sufriremos las consecuencias de nuestra ignorancia.
Desde el punto de vista espiritual, somos íntegros solo si andamos en
obediencia y rectitud delante de Dios.
Mucha gente miden la madurez espiritual de un creyente por la cantidad de
dones espirituales que posee, o por cuan ungido sea vea el individuo. Pero
muchos de estos ungidos hacen hacen grandes obras para Dios, y a la misma
vez avergüenzan el evangelio con su manera de vivir. Nuestro Señor Jesucristo
dijo, “por sus frutos los conoceréis.”
Mucha gente miden la madurez espiritual de un creyente por la cantidad de
dones espirituales que posee, o por cuan ungido pueda aparentar el individuo.
Pero muchos de estos ungidos hacen grandes obras para Dios, y a la misma
vez avergüenzan el evangelio con su manera de vivir. Nuestro Señor Jesucristo
dijo, “por sus frutos los conoceréis.”
Veamos algunos ejemplos de hombres íntegros en las Escrituras:

La integridad de David
Y si tú anduvieres delante de mí como anduvo David tu padre, en integridad de
corazón y en equidad, haciendo todas las cosas que yo te he mandado, y
guardando mis estatutos y mis decretos… 1 Reyes 9:4
En esta escritura encontramos como Jehová le habló al rey Salomón durante el
comienzo de su reinado. El Señor le indicó como debía comportarse si deseaba
tener éxito en su vocación y un reino firme en Israel.
Dios tomó la vida de su padre como el modelo que él debía seguir en sus
decisiones y resaltó la integridad de su corazón.
Aunque David no fue perfecto y tuvo grandes fracasos en su vida, para Dios, es
como si su siervo nunca había caído ni cometido estos pecados. Cuando Dios
perdona a sus hijos, Él no les recuerda sus derrotas. David era íntegro de
corazón porque pudo pedir perdón por sus pecados y nunca abandonó la fe en
el Señor yéndose tras la idolatría.
¿Como sabemos que David andaba en la integridad de su corazón? Creo que
el amor sincero que demostraba en su adoración, era la evidencia de su
inegridad. En algunos salmos él expresaba su anhelo por más de la presencia
de Dios. David era un hombre que vivía enamorado de la gloria de Dios.
La integridad de Job
Otro varón a quien Dios reconoció como justo e íntegro fue el patriarca Job. La
Biblia dice que este hombre era perfecto y recto, reverente a Dios y que odiaba
el mal.
Un día, Satanás se presentó ante Jehová después de haber rondado la tierra, y
Jehová le preguntó qué pensaba del testimonio de su siervo Job.
La respuesta de Satanás fue acusar a Job de ser creyente por los beneficios
que había recibido de Dios. Si Dios le quitara todas sus posesiones, decía él,
de seguro maldeciría al Señor.
Dios le permitió a Satanás destruir todos los bienes de Job, e incluso matar sus
hijos. Pero el adversario quedó avergonzado y humillado porque Job se
mantuvo fiel al Señor.
Job 2:3 Y Jehová dijo a Satanás: ¿No has considerado a mi siervo Job, que no
hay otro como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios y
apartado del mal, y que todavía retiene su integridad, aun cuando tú me
incitaste contra él para que lo arruinara sin causa?
Aunque Satanás destruyó todo lo que Job poseía, él pudo permanecer fiel en
medio del dolor de las perdidas. Él supo apreciar más su relación con Dios que
las bendiciones temporales de esta vida.
El diablo fracasó en su apuesta contra el carácter de Job, pero la verdad es
que hay quienes sirven al Señor solo si todo les va bien.
¿Cuántos de nosotros permanecemos fieles siempre y cuando no nos
vaya mal? ¿Qué precio tiene nuestra fidelidad y rectitud? ¿Cómo
reaccionamos en los momentos de dolor?
Para continuar amando al Señor en tales circunstancias, es necesario confiar
en la bondad de Dios y su amor hacia nosotros. Estoy seguro de que mientras
Job lloraba por la muerte de sus hijos, el enemigo atacó su mente con mentiras
acerca de la bondad de Dios. Pero a pesar de que no podía entender por qué
todo este mal había llegado a él, Job fue capaz de perseverar en su fe.
Después de haber fallado en su ataque contra el siervo de Dios, Satanás subió
de nuevo al cielo. Esta vez se presentó ante el Señor con una teoría que
explicaba la razón de su derrota.
Job perdió toda su riqueza material e incluso sus diez hijos, pero aún tenía su
salud, afirmó Satanás. Así que le pidió permiso a Dios para atacar a Job con la
tortura del dolor (Job 2:7).
Job 2:9 Entonces le dijo su mujer: ¿Aún retienes tu integridad? Maldice a Dios,
y muérete.
Hay tiempos de pruebas difíciles para los hijos de Dios. A veces, las personas
que amamos pueden convertirse en la boca del enemigo para cuestionar o
ridiculizar nuestra fe.
Sin embargo, aun si nuestros amigos y familiares no pueden entender por qué
Dios nos permite atravesar esas situaciones, debemos seguir el ejemplo de Job
y mantener nuestra integridad ante Él.
La Biblia nos dice que después de Job haberlo perdido todo, excepto su vida,
sus amigos vinieron a visitarlo y consolarlo. Pero después de haber expresado
su pésame y luto por su situación, estos hombres se volvieron en fiscales que
lo acusaban de haber cometido algún pecado oculto.
En su lógica humana, estos tres hombres pensaban que no era posible que a
Job le vinieran todos estos males si él hubiese andado en integridad y
obediencia delante de Dios. Sus continuas acusaciones llevaron a Job a
defender su testimonio con intensidad hasta el fin.
Job 27:5 Nunca tal acontezca que yo os justifique; Hasta que muera, no quitaré
de mí mi integridad.
Aquí Job quiere decir: “No confesaré (o estaré de acuerdo) con su dicho, de
que no soy recto.” Creo que es muy importante para nosotros el estar seguros
de nuestra integridad y rectitud delante de Dios y los hombres. Esta seguridad
nos mantendrá firmes en el camino del evangelio.

Los principios de la integridad


1. La integridad es el cimiento de nuestro carácter y de todas las demás
virtudes.
La integridad es el cimiento sobre el cual se edifican el carácter y una
vida semejante a la de Cristo. Si en ese cimiento hay fisuras, entonces
no soportará el peso de otros atributos propios de Cristo que deben
edificarse sobre él.
2. La integridad no es hacer solamente lo que es lícito, sino aquello que
sea moral o vaya de acuerdo con las enseñanzas de Cristo.
Quizás sea lícito cometer adulterio, tal vez sea lícito tener relaciones
físicas antes del matrimonio, quizás sea lícito decir chismes; pero
ninguna de esas acciones es moral ni propia de Cristo. La
3. La integridad toma decisiones basadas en implicaciones eternas.
El cambiar nuestra naturaleza, y no sólo nuestro comportamiento, se ve
facilitado al tener la perspectiva eterna de que somos hijos de Dios, de
que tenemos en nuestro interior una chispa de Su divinidad, y de que
mediante la Expiación podemos llegar a ser como Él: el modelo perfecto
de la integridad.
4. La integridad es dar a conocer toda la verdad y nada más que la verdad.
Creo que el Señor puede tolerar nuestras debilidades y errores, siempre
que demostremos un deseo y un esfuerzo por arrepentirnos. De eso se
trata la Expiación; pero no creo que fácilmente tolere un corazón
engañoso o una lengua mentirosa.

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