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¿Cuáles son estos temas? Podríamos tóteles y en Hegel elementos para su supe-
cobijarlos bajo el título general de la crisis ración. Pero es aquí precisamente donde la
del universalismo de la razón. Pero bajo articulación argumentativa parece resentir-
ese título lo que en realidad le interesa a se un tanto, porque Giusti pareciera querer
Giusti es la discusión actual sobre los al- recuperar a Hegel, a condición de que no se
cances y los límites de la ética liberal. Para muestre excesivamente hegeliano:
esa discusión cuenta con una innegable
ventaja: un conocimiento m.uy preciso de "En el modelo hegeliano de eticidad -nos
dice- puede detectarse un postulado sobre la
la filosofía de Hegel, en particular de su necesidad de un curso racional en la historia.
doctrina política, y un seguimiento de las Pero la concepción de la eticidad no depende
propuestas habermasianas y de todo lo de ese postulado; de él depende más bien la
que alrededor de ellas se ha venido desa- relación existente entre las diversas formas
de vida colectiva. Ahora bien, este postulado
rrollando en los últimos años.
hegeliano es susceptible de crítica por las
Bajo el nombre general de "Sobre la mismas razones que lo es el concepto kantiano
racionalidad de los modernos", el libro de razón, es decir, por presumir características
se inicia con un sólido estudio acerca de universales de racionalidad independientes de
"La crisis del ideal universalista de la la acción. Con semejante postulado Hegel pone
en peligro lo más original de su modelo de
razón", que sirve como base a los temas eticidad, que consiste en hacer de la voluntad
que serán tratados luego. Giusti sostiene actuante el fundamento de la racionalidad"
allí cinco tesis, la primera de las cuales (40).
nos habla de la heterogeneidad de las co-
rrientes contemporáneas en filosofía, para Esta misma preocupación aparece va-
llegar a la interesante constatación de una rias veces a lo largo del libro: pretender
"universalidadfilosófica nega-tiva", es que la historia obedezca a una racionali-
decir, de la necesidad que van experimen- dad, pone en peligro el sentido de la liber-
tando las diversas corrientes filosóficas tad humana. Esto hace eco a una repetida
contemporáneas de tener cada vez más en crítica que se le ha hecho a la doctrina
cuenta a las tradiciones paralelas. La se- política hegeUana. Pero uno podría pregun-
gunda se refiere a la paradoja de la razón, tarse, a su vez, si el sistema de Hegel pue-
que sólo puede dudar de un sistema de de realmente prescindir de ese "postula-
reglas en la medida en que admite otros do" sin que se derrumbe una buena parte
sistemas de reglas inconmensurables, lo de sus cimientos. Porque, en primer lugar
que apunta al consabido argumento de ¿es en realidad un postulado? Es cierto
que la razón sólo puede ser criticada me- que en las Lecciones sobre Filosofía de
diante razones. La tercera señala cómo las la Historia Universal lo plantea como tal,
objeciones contra la razón universal son pero ello es así para quienes no se han
deudoras del ideal modemo de autonomía adentrado en su Sistema y apenas dan sus
y regularidad, elaborado por Kant, cuya primeros pasos en él. Pareciera más bien
distinción entre teoría y praxis parece lle- que la racionalidad de la historia es una de
var, por su propia lógica, "a desconocerle aquella tesis fundamentales del hegelia-
a la praxis, a las acciones humanas con- nismo, que pueden tal vez resultar inacep-
cretas toda forma de racionalidad" (33). tables, o cuyas consecuencias ser insos-
La cuarta nos da a conocer uno de los temas tenibles, pero a las que no cabe renunciar
favoritos de Giusti: los límites de la raciona- sin poner en peligro todo el edificio con-
lidad kantiana pueden encontrar en Aris- ceptual.
No es éste el lugar para entrar a discu- defen.sa de la modernidad. Mejor aijn: es una
tir temas tan complejos. Digamos única- defensa de la modernidad en virtud de su
potencialidad crítica inmanente. Si su
mente que si algo pudiera caracterizar la propuesta de un ideal racional contrafáctico,
pro-puesta de Hegel, es precisamente su en la figura de la acción comunicativa, es o no
intento de tomar muy en serio las preten- convincente, es una cuestión discutible. Pero
siones de Herder y convertir la historia en lo que no me parece discutible es la urgencia
de las preguntas que motivan dicha propuesta,
concepto fundamental de lafilosofía.Y mal
ni la valiosa lección que podemos aprender si
podía la historia alcanzar esa conversión, nos la tomamos en serio" (111).
sin mostrar en sí misma las características
del concepto. Y no creo tampoco que se Y con ello nos hemos topado con otra
trate únicamente de una herencia judeo- de las cuestiones centrales de este libro:
cristiana, la de una historia regida por la la disputa entre liberales y comunitaristas
Providencia, a la que Hegel pretenda otor- en torno a la ética. Giusti comprende muy
garle un lugar en su Sistema. Sin duda que bien las intenciones de Habermas al criti-
esto juega para él un papel decisivo, pero car la versión individualista del ideario li-
su articulación no es sólo la de un postu- beral, evitando caer en un comunitarismo.
lado que resulta molesto, sino la de una Pero no considera que con ello se hayan
tesis central en su comprensión del hom- evitado en realidad todos los inconve-
bre y de Dios. nientes de una razón desvinculada que
La quinta y última tesis señala cómo, pretende legislar con carácter universal,
al pretender resolver la paradoja de la razón por encima de las diferencias culturales.
vinculándola con la acción, se termina ca- Consciente de ello y motivado por su co-
yendo en una aporía: no parece posible nocimiento de Hegel, quien fue el primero
hallar criterios de comparación entre sus en entablar una aguda crítica a ese indivi-
diferentes manifestaciones. Pero ya el mis- dualismo de corte kantiano, Giusti se acer-
mo Giusti había señalado el origen de esa ca a las tesis de Taylor, sobre todo en el
aporía, porque nos había indicado que la artículo titulado "Moralidad y Eticidad.
racionalidad de la historia era precisa-men- Una vieja disputa filosófica ", y que cons-
te la que permitía establecer relaciones en- tituye otro de los núcleos centrales del li-
tre las diversas formas de vida colectiva. bro. Una vez planteado el debate, nos dice
He querido detenerme en este primer que el mismo cobra la apariencia de una
artículo del libro, porque en él se estable- aporía, ya que, como dirá más adelante, se
cen los parámetros conceptuales con los trata de una verdadera contraposición de
cuales va a operar a todo lo largo de sus paradigmas (ver 203):
análisis. A él siguen dos estudios sobre la
filosofía de Hegel: "Introducción a la in- "Creo, sin embargo, que las posiciones no
troducción de Hegel a la füosofía " y "Raí- son simétricas y que la fuerza de los
argumentos es mayor por el lado de la eticidad.
ces metafísicas de la Lógica de Hegel",
En efecto, si los argumentos en contra de la
que si por algo se caracterizan es por su moralidad atañen a la lógica misma de dicho
gran claridad y precisión. Y termina su pri- modelo, los argumentos en contra de la
mera parte con el excelente ensayo sobre eticidad cuestionan sólo aspectos secundarios
Habermas al que aludimos anteriormente: del suyo. Porque el reconocimiento de la
racionalidad de las acciones o las instituciones
de una sociedad no implica necesariamente la
"La obra de Habermas -nos dice para concluir- justificación de las mismas. Es preferible, en
es pues simultáneamente una crítica y una todo caso, afrontar conceptualmente este
riesgo, a seguir adoptando la actitud del tenerme de avanzar aquí en esta interesante
filósofo-gobernante o del espectador impar- polémica.
cial que pretende siempre saber lo que los
hombres realmente quieren sin saberlo" (199/
Importa señalar cómo Giusti sabe muy
200). bien que las discusiones filosóficas, y so-
bre todo cuando se trata de temas ati-
Sin embargo, no se trata de optar por nentes a la política y a la ética, no pueden
uno de los dos modelos, sino de tomar ser consideradas por fuera de sus contex-
conciencia sobre las consecuencias que tos históricos y culturales. Y aunque esos
pueden seguirse de cada uno de ellos. En contextos no puedan decidir por sí mis-
realidad, lo que está enjuego con la irrup- mos sobre el valor de los argumentos, ayu-
ción de la modemidad son dos interpreta- dan, sí, a comprender mejor el sentido de
ciones diversas acerca de la racionalidad: las diversas posiciones. Es así como, en el
artículo titulado.' "El comunitarismo
"Habiéndose desechado, desde entonces -nos ¿«enemigoprincipal» del liberalismo?",
dice-, todo intento de someter la voluntad a comienza por evaluar de manera positiva
criterios teológicos, tradicionales u ontoló- las críticas al individualismo liberal, pero
gicos, el peso de la legitimación de la ética se
ha desplazado al ámbito de la razón. Lo que
retrocede un tanto de su acercamiento al
parece indispensable, por eso, es plantear una comunitarismo, al considerar que su pro-
forma de expresión de la racionalidad que no puesta alternativa no se halla exenta de
sea la mera postulación de una razón pura. De dos graves peligros: amenaza a la coexis-
lo contrario, la razón seguirá siendo enemiga tencia entre comunidades culturales dife-
de la historia, y la historia, como es natural,
rentes, y desconocimiento del carácter re-
seguirá su propio curso" (200).
presivo que pudieran tener tales comu-
nidades. Y a ese propósito comenta:
Cabe sin embargo preguntarse si lo que
Hegel proponía no era acaso que, desde
"No tenemos sólo «raíces», como supone el
una razón autofundante y autónoma, se comunitarismo, sino tenemos también, para
pudiera justificar la racionalidad del some- utilizar la afortunada metáfora de Octavio Paz,
timiento de la voluntad a criterios teológi- «alas». (...) Habría que añadir, eso sí, aun a
cos, tradicionales u ontológicos, a condi- riesgo de despoetizar la imagen, que, en el caso
de América Latina, nuestras raíces están
ción de que ese sometimiento no sólo se contaminadas y nuestras alas rotas. Desde el
hiciera dentro de las exigencias de un Esta- choque traumático inicial con el Occidente
do democrático, sino también de que reco- europeo, las culturas nativas fueron violenta-
nociera su racionalidad como justificada mente sometidas al orden cultural invasor.. La
«raíces» andinas han sido pues secular-mente
sólo dentro de una perspectiva histórica,
reprimidas, distorsionadas, contaminadas por
como resultado de la experiencia acumula- su vinculación forzada a otras raíces culturales,
da por sus respectivas comunidades. Por- las europeas, con las que han terminado por
que el peligro del liberalismo, como parece compenetrarse, aunque siempre traumática-
entenderlo muy bien Giusti, consiste preci- mente. Fue así como crecieron nuestras «alas»:
a través de la incorporación violenta al universo
samente en que, bajo la capa de tolerancia a político y conceptual de la modernidad. Han
las diversas doctrinas dentro de una socie- sido alas rotas porque hemos vivido, y seguimos
dad pluralista, pareciera esconderse el se- viviendo en realidad, el proceso de la
creto anhelo de buscar reducirlas todas a modemización más por el lado de sus perjuicios
la homogeneidad del propio punto de vis- que del de sus beneficios. (...) Es por esta razón
que me interesan las críticas de los comuni-
ta aparentemente "neutral" o escéptico. taristas" (214/215).
Ahora bien, una vez más, tengo que abs-