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Sociología - Cátedra Dra. B.

Wehle

FACULTAD DE CIENCIAS ECONÓMICAS


CBC - SOCIOLOGÍA
2° CUATRIMESTRE 2021
CUADERNILLO DE SOCIOLOGÍA
CÁTEDRA: WEHLE, BEATRIZ
Objetivos de la cátedra
La Cátedra se propone como un espacio formativo a través del cual los estudiantes
conocerán los enfoques, los objetos y los problemas de la Sociología con el propósito de
producir una reflexión crítica sobre su realidad mediata e inmediata. Asimismo, además
de una instancia disciplinar específica, la cátedra promueve un dialogo interdisciplinar
particularmente con las Ciencias Económicas.

Contenidos mínimos
1. La sociología y las ciencias sociales. Contexto histórico, político, social y cultural de
surgimiento. Los interrogantes sociológicos, diversos abordajes y posibles respuestas.
2. Modernidad y Sociología. Distintas configuraciones sociales y surgimiento de
perspectivas sociológicas específicas.
3. Conceptos y problemas fundamentales y distintas perspectivas teóricas: hecho social,
acción social, relaciones sociales, grupos y clases sociales, poder, normas, instituciones,
poder y conflicto. Dimensiones macro y micro sociológicas.
4. El conocimiento sociológico aplicado a diversas problemáticas en las distintas
configuraciones de la sociedad moderna, desde sus inicios hasta los tiempos
contemporáneos.

Objetivos Generales

1. Conocer los fundamentos epistemológicos y metodológicos de la Sociología.


2. Identificar los problemas y los conceptos básicos de la Sociología como
disciplina.
3. Saber diferenciar las principales perspectivas teóricas.
4. Aplicar los conceptos a distintos problemas sociológicos, en especial a casos
empíricos propios de los contextos mundial, latinoamericano, nacional y local.
5. Reconocer el potencial analítico, reflexivo y crítico de la disciplina.
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PRIMERA PARTE (Cuadernillo I)

UNIDAD 1:
La sociología y las ciencias sociales. Contexto histórico, político, social y cultural de
surgimiento de la sociología. Los interrogantes sociológicos, diversos abordajes y
posibles respuestas. Modernidad y Sociología. Distintas configuraciones sociales y
surgimiento de perspectivas sociológicas específicas. Conceptos y problemas
fundamentales. La Sociología en Francia. Emile Durkheim y el hecho social.

Objetivos del aprendizaje:


Reflexionar sobre el contexto histórico-social del surgimiento del pensamiento
sociológico en relación con la ruptura del viejo orden y el surgimiento de la
modernidad.
Conocer las visiones teóricas clásicas de la Sociología y sus enfoques epistemológicos y
metodológicos.
Analizar el concepto de hecho social y sus principales características.
Desarrollar la metodología del proceso de cosificación que propone Durkheim y su
vínculo con el abordaje metodológico de las ciencias naturales.

UNIDAD 2:
Conceptos y problemas fundamentales. El desarrollo de la sociología alemana a
partir de Max Weber y la acción social. El conocimiento sociológico aplicado a
diversas problemáticas en las distintas configuraciones de la sociedad moderna
desde sus inicios. Relación social y poder.

Objetivos del aprendizaje:


Comprender el concepto de acción social y sus principales características.
Interpretar la metodología weberiana de tipos ideales desde el abordaje de la sociología
comprehensiva.
Diferenciar entre relaciones de poder y de dominación en perspectiva histórica.

UNIDAD 3
El pensamiento sociológico en la visión teórica de Karl Marx. El materialismo
dialéctico o histórico. Relación entre capital y trabajo en el modo de producción
capitalista. Los aspectos sociales de la manufactura y de la gran industria.
Manufactura fabril y división del trabajo. Maquinaria y gran industria: la fábrica.
Relaciones de cooperación.

Objetivos del aprendizaje:


Reflexionar sobre el materialismo dialéctico histórico y el método marxista.
Introducir la visión teórica de Marx a partir del desarrollo de sus antecedentes.
Explicar los modos de producción en tanto manera de caracterizar una sociedad en un
momento de la historia tanto en el plano económico como el social.
Diferenciar entre la concepción tradicional y la marxista de la historia prestando
atención a las relaciones entre capital y trabajo.
Desarrollar los aspectos sociales de la manufactura y de la gran industria poniendo el
acento en la relación entre capital y trabajo.
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UNIDAD 4
Funcionalismo. Introducción a los ejes centrales del funcionalismo. La dinámica
del sistema social. El abordaje crítico de Robert Merton. Las Críticas de Wright
Mills.

Objetivos del aprendizaje:


Introducir la visión teórica del funcionalismo a partir de sus conceptos/ejes centrales.
Explicar los supuestos de la corriente sociológica funcionalista.
Abordar las críticas de Robert Merton a los ejes centrales del funcionalismo.
Desarrollar la perspectiva funcionalista crítica de Wright Mills y el enfoque superador
que propone a partir de la imaginación sociológica.
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INDICE PRIMERA PARTE (Cuadernillo I)

Contenido
Unidad 1: La sociología y las ciencias sociales. Contexto histórico, político, social y cultural de
surgimiento de la sociología. ............................................................................................................... 1

1. Contexto histórico de surgimiento de la sociología. ................................................................... 1

2. La revolución Industrial y los cambios económicos y sociales que trajo aparejados.................. 4

2.1. La influencia de Adam Smith en el pensamiento económico. ............................................. 7

2.2. Las reflexiones sociales de Saint Simón y el énfasis otorgado al trabajo. ........................... 9

3. La superación de los lazos sociales medievales y de la tradición. El iluminismo y el


principio de individualización. ...................................................................................................... 10

3.1. Los estados históricos de Comte y su preocupación por los cambios en las formas
tradicionales de organización social. ......................................................................................... 12

4. La influencia de las ciencias naturales en el abordaje científico-social. ................................... 14

4.1. El Orden y la Ley con la influencia de Montesquieu. ........................................................ 16

4.2. El desarrollo de la sociedad como historia natural según Spencer. .................................... 16

5. Racionalismo y pensamiento contractualista. Los cambios en la organización socio-


política. .......................................................................................................................................... 17

5.1. Estado de naturaleza y estado civil en Thomas Hobbes. .................................................... 18

5.2. El contractualismo de John Locke...................................................................................... 19

5.3. Desigualdad social y voluntad general. Las consideraciones sobre la naturaleza


humana y la reflexión de Rousseau. .......................................................................................... 21

6. Las visiones teóricas clásicas y sus enfoques epistemológicos ................................................. 21

7. Modernidad y Sociología. Distintas configuraciones sociales y surgimiento de perspectivas


sociológicas específicas................................................................................................................. 23

7.1. La Sociología en Francia. Emile Durkheim. Conceptos y problemas fundamentales. ...... 23

7.2. Sobre la metodología para estudiar los hechos sociales: las reglas del proceso de
“cosificación”. ........................................................................................................................... 25

7.3. Los tipos de solidaridad en tanto modelos de organización de las relaciones sociales. ..... 27

7.4. Los determinantes sociales del suicidio en Durkheim. ...................................................... 29

7.5. El modelo corporativo en la división del trabajo social. .................................................... 31


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8. Conclusiones iniciales e ingreso a las próximas unidades. ....................................................... 33

Preguntas guía de la Unidad Nº1................................................................................................... 34

Bibliografía de Consulta Unidad 1: ............................................................................................... 36

UNIDAD 2: La sociología alemana a partir de Max Weber ............................................................. 38

1. La sociología alemana a partir de Max Weber y la acción social. Conceptos y problemas


fundamentales. .............................................................................................................................. 38

1.1. Antecedentes de la obra de Max Weber: Comunidad y Sociedad en Tönnies. .................. 38

1.2. Weber y el concepto de acción social. Conceptos sociológicos fundamentales de la


teoría weberiana. ....................................................................................................................... 40

1.3. El método de la construcción de los “tipos ideales”........................................................... 45

1.4. Racionalización y acción en Weber. .................................................................................. 46

2. El conocimiento sociológico aplicado a diversas problemáticas en las distintas


configuraciones de la sociedad moderna desde sus inicios. .......................................................... 48

2.1. Relación social y poder. ..................................................................................................... 48

2.2. Relaciones de poder y dominación. .................................................................................... 50

2.3. Tipos de dominación y formas de legitimidad. Dominación legal con administración


burocrática. ................................................................................................................................ 50

2.4. La ética protestante y el espíritu del capitalismo. .............................................................. 52

. Conclusiones de la Unidad 2. ...................................................................................................... 54

Preguntas guía de la Unidad Nº2 ................................................................................................... 55

Bibliografía de Consulta de la Unidad 2 ....................................................................................... 56

UNIDAD 3: El pensamiento sociológico en la visión teórica de Karl Marx. ................................... 57

1. Introducción a la obra de Karl Marx (1818-1883). ................................................................... 57

2. La identificación de las condiciones materiales de existencia de los hombres y de las


sociedades. .................................................................................................................................... 59

2.1. Los modos de producción. ................................................................................................. 59

3. Ideas fundamentales de la concepción marxista de la historia y de la relación entre capital y


trabajo............................................................................................................................................ 63

4. Aspectos sociales de la manufactura y de la gran industria.. .................................................... 64

4.1. Manufactura fabril y división del trabajo. .......................................................................... 67


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4.2. Maquinaria y gran industria: la fábrica. ............................................................................. 68

5. Conclusiones de la Unidad N°3. ............................................................................................... 69

Preguntas guía de la Unidad Nº3 ................................................................................................... 70

Bibliografía de Consulta de la Unidad N°3. .................................................................................. 70

UNIDAD 4: Funcionalismo. Introducción a los ejes centrales del funcionalismo……………..72

1.Introducción...............................................................................................................................72

2. Introducción a los ejes centrales del funcionalismo………………………………………….72

3. ¿Cómo se entiende la dinámica del sistema social?................................................................74

3.1.Concepto de institución………………………………………………………………...75

4. Las críticas al funcionalismo desde las visiones de Merton y Wright Mills………………..75

4.1. El abordaje crítico de Robert Merton…………………………………………………..76

4.2. Las críticas de Wright Mills en la perspectiva de la "imaginación sociológica"………77

5. Conclusiones de la Unidad N°4………………………………………………………………80

Preguntas guía de la Unidad N°4………………………………………………………………..80

Bibliografia de Consulta de la Unidad N°4……………………………………………………..81


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FACULTAD DE CIENCIAS ECONÓMICAS


CBC - SOCIOLOGÍA
CÁTEDRA: Dra. BEATRIZ IRENE WEHLE

Unidad 1: La sociología y las ciencias sociales. Contexto histórico, político, social


y cultural de surgimiento de la sociología.
La sociología y las ciencias sociales. Contexto histórico, político, social y cultural de
surgimiento de la sociología. Los interrogantes sociológicos, diversos abordajes y
posibles respuestas. Modernidad y Sociología. Distintas configuraciones sociales y
surgimiento de perspectivas sociológicas específicas. Conceptos y problemas
fundamentales. La Sociología en Francia. Emile Durkheim y el hecho social.

1. Contexto histórico de surgimiento de la sociología.


La sociología, en tanto disciplina académica, es un emergente de la Modernidad que ha
sabido combinar, a lo largo del tiempo, perspectivas estructurales con aquellas centradas
en los significados de la acción (perspectivas macro y micro sociológicas).
El conocimiento científico de “lo social” supone la construcción de una mirada experta
para objetivarlo en sus múltiples dimensiones. Científicamente considerado, “lo social”
no existe por sí mismo sino a través de los puntos de vista de quienes específicamente lo
estudian y, a tal fin, deben incorporar de manera crítica, conjuntos de conceptos teóricos
y metodologías que construyen, comprenden y analizan la realidad.
La estratificación social, las dinámicas de la producción y reproducción, el cambio
social, el poder, la dominación y el control, el orden y el conflicto, la dimensión
simbólica de las relaciones humanas, constituyen, entre otros y de manera no taxativa
ejes problemáticos centrales de la disciplina, abordados desde la pluralidad de
perspectivas.
Las preguntas vinculadas a qué es, para qué sirve y qué relaciones tiene la sociología
con las ciencias económicas y con otras ciencias (tanto sociales como naturales)
formarán parte del recorrido de estas clases teóricas que están comenzando a partir de
estos primeros párrafos. Para acercarnos al trabajo que estimulan aquellas inquietudes es
interesante citar a uno de los autores clásicos de la sociología que trabajaremos a lo
largo del cuatrimestre tal como Emile Durkheim:
“¿Qué significa el desarrollo de la Sociología? ¿De qué proviene que sintamos la
necesidad de aplicar la reflexión a las cosas sociales, sino de que nuestro estado
social es anormal, de que la organización colectiva es bamboleante, no funciona ya
con la autoridad del instinto, puesto que esto es lo que exige la reflexión científica y
su extensión a un nuevo orden de cosas?” (Portantiero, 1997: p. 1).
Palabras tales como estado social, organización colectiva y reflexión científica acerca de
lo social, veremos que no se encuentran desvinculadas de la necesidad del abordaje
histórico que nos acercará al pensamiento sociológico.

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A través de la obra de Juan Carlos Portantiero (1934-2007)1 se aprecia la importancia de


considerar la construcción de la sociología con una visión histórico-social a partir de
indagar los cambios históricos significativos en la transición de la sociedad feudal a la
sociedad moderna, tales como la revolución industrial, la revolución francesa y la
revolución científica. Es por esta razón que Portantiero sostiene que: “El origen y el
desarrollo de cada campo del conocimiento se vincula siempre con las preguntas que
plantea el desenvolvimiento social” (Portantiero, 1997: 1).
A partir de esta perspectiva, Portantiero considera que:
“Si el origen histórico de la reflexión sobre los problemas sociales puede ubicarse
muchos siglos atrás, es un hecho que la sociología, como campo definido del
conocimiento, recién aparece al promediar el siglo XIX. Filosofías de la sociedad y
doctrinas para poner en marcha procesos de reformas aparecen en el remoto pasado
humano, a menudo ligadas a especulaciones religiosas y casi siempre referidas a los
problemas de organización de la sociedad y el Poder. En el pensamiento occidental
este proceso nace con los griegos, para prolongarse sin mayores discontinuidades en
la cultura medieval” (Portantiero, 1997: p.1).
Portantiero sostiene que el punto de ruptura de esa tradición medieval, que permitirá
progresivamente la constitución autónoma del conjunto de las hoy llamadas ciencias
sociales, se halla en el Renacimiento (Portantiero, 1989). Se denomina Renacimiento al
período de la historia europea que tuvo su origen en Italia en los siglos XIV y XV, y
estuvo caracterizado por un renovado interés por el pasado grecorromano clásico y
especialmente por su arte. Con el Renacimiento, el hombre centra toda su actividad en
el hombre como tal, es decir, después del aletargamiento medieval el hombre piensa
ahora con una libertad de espíritu que le conducirá a la libertad de pensamiento, el culto
a la vida y el amor a la naturaleza como aspectos importantes. Pero lo más característico
de esta época es la separación entre lo cívico y lo religioso.
El Humanismo es la manifestación ideológica y literaria del Renacimiento. Los hombres
del Renacimiento trabajaron con mucho entusiasmo en estudiar metódicamente las
obras de la antigüedad, explorando ruinas, exhumando manuscritos y salvando de su
destrucción valiosos documentos. Para ello recibieron la protección de príncipes y
Pontífices, que les estimularon en sus investigaciones. Así se desarrollo una mentalidad
erudita, crítica y apasionada por las ciencias y las artes, que se centró en el hombre y
sobrestimó los valores humanos; de ahí el nombre de Humanismo.
La sobrestimación de estos valores y los descubrimientos geográficos y técnicos,
crearon el orgullo y el individualismo del hombre renacentista. En principio, se aspiró a
una renovación en todas las parcelas de la cultura humana (filosofía, ética, moral,
ciencia, etcétera) encaminada a la formación de un hombre que fuera comprendido
como resumen de todas las perfecciones físicas e intelectuales. El hombre integral, el
genio múltiple, en el que se concilian todas las ramas del saber en una actitud fecunda,
fue la gran creación del Renacimiento que cristalizó en figuras tales como un Leonardo
Da Vinci, Miguel Ángel y Rafael.
El pensamiento del humanismo y el renacimiento sobre las diferentes formas de
organización social se vieron alimentados por el hecho trascendental que significó el
descubrimiento de América. El siglo XV marcó una ruptura con la concepción del

1 Juan Carlos Portantiero. Licenciado en Sociología de la Universidad de Buenos Aires y decano de la Facultad de
Ciencias Sociales de la UBA entre 1990 y 1998. Entre sus publicaciones más importantes aparecen Los orígenes de la
sociología clásica (1978) y Estado y sociedad en el pensamiento clásico (1985).

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mundo que se tenía ya que se descubrió una extraña tierra donde las formas de
organización que se daban por sentadas estaban ausentes, lo que se descubrió de esta
forma fue un “otro”, una sociedad diferente con exóticas formas de organización social
y religiosa. Este hecho significó un cambio en la organización en Europa, con la llegada
de oro y plata desde el Nuevo Mundo. Nace allí lo que hoy llamamos “globalización”.
Como sostiene Enrique Del Percio al citar a Aldo Ferrer: “el dilema dimensión
endógena/contexto externo no es nuevo... Por primera vez en la historia se verificaron
simultáneamente dos condiciones: el aumento de la productividad del trabajo y un
orden mundial global. En ausencia de una o ambas de estas condiciones no se plantea
el dilema del desarrollo en un mundo global” (Del Percio, 2000: 24).
El surgimiento de los estudios sociológicos se inicia en íntima relación con un contexto
histórico que estaba viendo el nacimiento de las primeras Naciones con Estados
centralizados, con el avance de un modelo de producción capitalista, lo que se planteaba
ahora era la procedencia del poder y su organización. En esta corriente surgen los
pensadores contractualitas (Hobbes, Locke, Motesquieu, Rousseau) que tenían como
meta la elucidación en torno a la idea de que el hombre precede a la sociedad y no
viceversa, la crea y la organiza; son sujetos jurídicamente iguales que pactan de
diferentes formas para ceder su poder a una institución; nace de esta forma la noción de
“contrato social”, soberanía popular, y representación política. Esta será la base del
pensamiento sobre la sociedad en el siglo XVI (Portantiero, 1989).
Considerar la construcción de la sociología con visión histórico-social implica indagar
los cambios acontecidos en la transición desde la sociedad feudal a la sociedad moderna
a partir de los procesos históricos significativos tales como la revolución Industrial, la
revolución Francesa y la revolución científica.
Desde una perspectiva histórica vamos a estudiar a los padres fundadores de la
sociología: Auguste Comte, Emile Durkheim y Max Weber. Observaremos también el
pensamiento de los ingleses Tomas Hobbes, John Locke, Adam Smith y Herbert
Spencer; franceses como Montesquieu, Jean-Jacques Rousseau, Claude Saint Simón; y
alemanes como Ferdinand Tönnies y Karl Marx, quienes van a observar desde
diferentes perspectivas los cambios económicos, el desarrollo del pensamiento burgués
y el principio de individualización en la sociedad moderna.
En el siglo XVIII los pensadores del “iluminismo” con sus ideas sobre el individuo, el
progreso, el contrato, la naturaleza y la razón contribuyeron a romper con el
pensamiento del sistema feudal. Aparece la noción de contrato que reemplaza al
oscurantismo del antiguo régimen medieval y le opone el iluminismo de la razón.
Veremos de esta manera cómo previamente al surgimiento de la sociología como
ciencia social en el siglo XIX, pensadores ingleses, franceses y alemanes indagaron
desde distintas perspectivas las implicancias de las transformaciones sociales,
económicas y políticas surgidas a partir de la revolución Industrial, la revolución
Francesa y la revolución científica. Tales transformaciones están vinculadas con las
siguientes características:

-Los cambios económicos, el desarrollo de las ciudades y el pensamiento burgués.


-La superación de los lazos sociales medievales y de la tradición. El iluminismo y el
principio de individualización.
-La influencia de las ciencias naturales en el abordaje científico-social.

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-Racionalismo y pensamiento contractualista. Los cambios en la organización socio-


política.

2. La revolución Industrial y los cambios económicos y sociales que trajo aparejados.


La Revolución Industrial no tiene relevancia tan sólo desde el aspecto histórico, sino
también permite echar luz sobre la cuestión que preocupó a los intelectuales de las
ciencias sociales que darían pie al inicio de la sociología como disciplina autónoma.
A continuación se desarrollan las transformaciones mencionadas teniendo en cuenta los
aportes realizados, desde diferentes perspectivas, por parte de los autores en el marco de
la construcción del pensamiento sociológico.
El salto producido por la Revolución Industrial en el aspecto económico vino
acompañado por una serie de transformaciones para las que la sociedad y la normativa
del siglo XVIII no estaban preparadas; el desarrollo de las ciudades y la aparición de
nuevas clases sociales: proletarios y burgueses, generó una nueva gama de conflictos e
intereses que se cruzaban y chocaban en las urbes industriales que crecían
exponencialmente con la llegada de campesinos y artesanos desde el campo en
búsqueda de nuevas oportunidades. Es a partir de esa problemática causada por la
irrupción del nuevo orden económico que el orden social del “antiguo régimen” pierde
su cohesión.2
El feudalismo se inicia con la caída del modo de producción esclavista y la disolución
del imperio romano en el siglo V, junto con la aparición de los reinos romano-
germánicos; y más tarde entre los siglos IX y X la conformación del Imperio Carolingio
(Carlomagno) primero y el posterior surgimiento del Sacro Imperio Romano-
Germánico. El surgimiento del feudalismo se vio ligado a la problemática de la
inseguridad en torno a las invasiones que marcaron el inicio de la decadencia de las
antiguas ciudades y el comienzo de una era marcada por el modo de producción feudal,
con la nobleza dueña de las tierras y de fortalezas militares destinadas a la protección de
las zonas rurales y la creciente importancia de la Iglesia Católica a la hora de organizar
la sociedad.
La sociedad estaba organizada en diferentes estamentos, por un lado estaban los nobles
(señores feudales) dueños de las tierras (feudos), eran los guerreros cuya obligación era
la defensa de las tierras y la protección de los campesinos frente a los ejércitos
invasores. Otro de los estamentos eran los campesinos (siervos de la gleba), estos
recibían una concesión de tierras por parte del señor feudal a cambio de brindar un
porcentaje de su producción agrícola a modo de diezmo, un excedente que estaba
destinado a las clases altas enriquecidas: los señores y el Clero. Estos siervos no tenían
la propiedad de sus tierras y estaban ligados a estas, al igual que sus hijos también lo
estarían. Otro grupo que podemos identificar es el de los artesanos que se
desempeñaban en diferentes oficios como ser alfarería, herrería, albañilería, etc. En este
sentido el feudo era entendido como una unidad socio-económica de producción
agrícola con una casi nula movilidad social, un persona nacía en un determinado
estamento y allí transcurriría su vida al igual que sus sucesores.
Las comunidades se organizaban en torno a un castillo, una gran fortaleza que era el
centro militar propiedad del señor feudal al igual que las tierras aledañas a este. Dentro

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La época anterior al capitalismo era denominada por los revolucionarios franceses como “antiguo
régimen” aludiendo a la etapa de la sociedad humana conocida como la época feudal.

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de sus acorazados muros de piedra una pequeña ciudad funcionaba día a día y era el
hogar de pequeños comerciantes y mercaderes, artesanos de oficios diversos, junto con
los poderosos miembros del clero y la fuerza armada que respondía al noble. El corazón
de esta forma de organización estaba en el campesinado que vivía en torno al castillo y
que con rudimentarias técnicas labraban y cultivaban la tierra, producción que estaría
destinada al autoconsumo, la concesión al noble como renta por la tierra y su protección
(un parte también era para los líderes religiosos) y un pequeño porcentaje destinado al
trueque, este era el medio de intercambio más utilizado si bien existía también el uso del
dinero.
Los campesinos preindustriales además de cultivar sus tierras, en los duros meses de
invierno se ocupaban de tejer en sus telares para su propio sustento y al mando de
contratistas que recorrían las zonas rurales comprando paños para comercializar. El
desarrollo tecnológico era muy pobre ya que en el modo de producción feudal los
dueños de las riquezas, los nobles, se dedicaban preferentemente a la construcción de
castillos, iglesias y fortalezas.
La Revolución Industrial significó el fin de esa era con el desarrollo de nuevas ciudades
y el dominio de la ciencia como la nueva religión encargada de brindar significados a la
sociedad laica. Si bien la Revolución se dio en Inglaterra, no fue este país como nación
lo que se industrializó a partir del siglo XVIII, sino ciudades y ciertas regiones del país,
tampoco hay que entender la aparición del modelo fabril como un proceso dramático
revolucionario, sino más bien una evolución gradual de larga duración (Pierenkemper,
2001).
Diversos fueron los factores que convirtieron a zona meridional del condado algodonero
y productor de paños de Lacanshire en la cuna de la industria moderna, uno de estos
factores fueron las brillantes mentes de: Richard Arkwright (1732-1792) creador de la
máquina de hilar y James Watt (1736-1819) ingeniero escocés que es responsable de la
máquina a vapor, gracias a estas dos personas es que el carbón será el impulsor de la
industrialización. Anteriormente en 1558 con la muerte de la reina María I asume el
poder de la corona inglesa Isabel I y promueve la reforma protestante rompiendo con la
iglesia católica e impulsando una serie de cambios que condujo al surgimiento de un
“espíritu capitalista” a partir de otorgar a los campesinos derechos de propiedad sobre la
tierra permitiendo que estos pudiesen venderlas, como así también aprobando el cobro
de intereses en las transacciones económicas. Mas adelante, en la unidad 2,
profundizaremos sobre la relación entre la “ética protestante y el espíritu del
capitalismo” analizada por Max Weber.
Otro factor central que condujo a que la Revolución Industrial se llevase adelante en
Inglaterra y no en otra potencia de la época como Francia es el hecho que puertas
adentro el país tenía un fuerte mercado interno que se comportaba como “un solo
mercado nacional” junto con un amplio sector manufacturero. En comparación con
Francia, dividida en diferentes regiones, que incluso hablaban idiomas diversos
complicando la comunicación interna. Además debemos agregar que Inglaterra disponía
de un fuerte sistema de canales que favorecía un aceitado sistema de comunicación y
transporte que favoreció el desarrollo de este mercado interno (Hobsbawm, 1989).
La agricultura británica contribuyó de forma decisiva para el éxito de la
industrialización, junto con los ya mencionados derechos de propiedad sobre la tierra y
el cercamiento de los campos, se llevó adelante una serie de innovaciones tecnológicas
que permitían un uso más eficaz del terreno. Aparecieron en este período los primeros
empresarios agrícolas y el campo apoyó el desarrollo de las crecientes ciudades tanto en

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“la oferta de alimentos, materias primas, ahorros y fuerzas excedentes de trabajo,


además de demandar numerosos productos de fabricación industrial” (Pierenkemper,
2001: 6).
Estas ciudades recibían constantemente oleadas migratorias de campesinos que
buscaban oportunidades en el sector fabril. Estas personas tenían dificultades
económicas y se necesitaba la participación de todos los miembros del grupo familiar a
la hora de sustentar el hogar; durante la industrialización el trabajo infantil y femenino
como mano de obra barata y las extensas jornadas laborales fueron elementos centrales
en el crecimiento de la población. Se vio un exponencial crecimiento de la población:
para el año 1701 la población inglesa era de 5 millones de habitantes, para 1751 era de
5.8 millones, de 8.7 millones en 1801 y 16.7 millones para el año 1851. Con un
crecimiento tan acelerado de la población se veía una palpable posibilidad a la hora de
emplear mano de obra barata, como así también destinando parte de la producción a
bienes de consumo de estas crecientes familias.
Con la industrialización el mercado externo también cumplió un papel relevante, la
exportación de tejidos creció dramáticamente después de 1750 debido a la extensión del
modelo manufacturero interno. Con la problemática de los conflictos bélicos producto
de la independencia norteamericana el Estado inglés comienza con una época de
expansión en búsqueda de mercados y mano de obra. “El país que conseguía
concentrar los mercados de exportación monopolizándolos en un período de tiempo lo
suficientemente breve podía desarrollar industrias de exportación a un ritmo que hacía
la Revolución Industrial no sólo practicable para sus empresarios, sino en ocasiones
virtualmente compulsoria” (Hobsbawm: 1989: 47). De esta forma vemos al Estado
Británico fundando colonias en el subcontinente de la India y en diferentes regiones de
África para abastecerse de mano de obra esclava para trabajar en los campos
algodoneros. Así vemos al gobierno apoyando las exportaciones que ayudaron al
desarrollo del transporte marítimo, por otro lado el mercado interno proporcionó la base
para una economía industrial, la urbanización y una amplia plataforma para el despegue
de la industria del carbón y avances tecnológicos en el sector agrícola, manufacturero y
el transporte terrestre con la adopción del tren para la comunicación y el transporte.
La industria algodonera adoptó rápidamente la potencia del vapor a la hora de la
producción, los algodoneros rápidamente aprendieron a construir edificios con una
finalidad puramente funcional, incluso iluminando con gas por las noches para ampliar
las jornadas laborales. La novedad que definió al nuevo sistema fabril capitalista fue que
los trabajadores ya no se dedicaban a vender su producción, sino que por el contrario los
mecanismos de producción eran propiedad del capitalista o burgués, mientras que los
trabajadores o proletarios solo tenían su tiempo como mercancía para venderle al patrón
en su jornada laboral. Esta nueva clase social, la burguesía, era el motor del cambio a
partir de su capacidad de innovación para lograr mejoras en la producción y por lo tanto
en la rentabilidad de las industrias.
Con la creciente mecanización de las tareas de los trabajadores disminuyeron los
requerimientos en cuanto a fuerza e inteligencia de estos, esto hizo que los salarios se
redujesen a un mínimo para la subsistencia. Los obreros estaban subordinados a la
fuerza motriz mecánica y la vida misma a los fines capitalistas de la acumulación.
Todos los miembros de la familia participaban en el trabajo fabril y para 1838 solo el
23% de los obreros textiles eran adultos, y se vivía en el hacinamiento y la
desprotección frente a los requerimientos de los patrones por un Estado que no podía

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responder a estas nuevas problemáticas que surgían con el crecimiento de las ciudades y
el modelo fabril (Hobsbawm 1989).

2.1. La influencia de Adam Smith en el pensamiento económico.


A continuación estudiaremos los cambios económicos y el desarrollo del pensamiento
burgués a través de la obra del pensador Adam Smith. Este pensador y escritor escocés,
uno de los teóricos más influyentes de la filosofía económica del siglo XVIII, publicó
en 1776 “Investigación sobre la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones”,
obra que se considera uno de los pilares de la teoría económica clásica. Por otra parte,
desde el pensamiento francés también se le ha otorgado relevancia a la reflexión sobre
estos cambios económicos y haremos referencia al pensamiento de Saint Simón y a su
énfasis otorgado al trabajo.
En Inglaterra Adam Smith (1723-1790) analiza, en el capítulo I de Investigación sobre
la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones, las consecuencias de la división
del trabajo en la producción y distribución de la riqueza nacional: “El progreso más
importante en las facultades productivas del trabajo, y gran parte de la aptitud,
destreza y sensatez con que éste se aplica o dirige, por doquier, parecen ser
consecuencia de la división del trabajo” (Smith, 1979: 7). El concepto de división del
trabajo resultó ser muy revelador para la sociología, para pensar la integración social, la
cooperación entre los individuos para producir. Como veremos más adelante en esta
unidad, particularmente para Emile Durkheim el concepto de división del trabajo generó
mucha influencia, llevándolo a desarrollar el concepto de “división del trabajo social”
para describir la forma de integración funcional de los individuos en la sociedad
moderna.
La división del trabajo implica tres cambios: 1) la separación de oficios y tareas, es
decir, la especialización en las tareas; 2) la economía del tiempo de trabajo y producción
de mercancías; y 3) el desarrollo de técnicas y maquinarias que facilitan y disminuyen
los tiempos. Dice Smith:
“En primer lugar, el progreso en la destreza del obrero incrementa la cantidad de
trabajo que puede efectuar, y la división del trabajo, al reducir la tarea del hombre a
una operación sencilla, y hacer de ésta la única ocupación de su vida, aumenta
considerablemente la pericia del operario… En segundo lugar, la ventaja obtenida al
ahorrar el tiempo que por lo regular se pierde, al pasar de una clase de operación a
otra, es mucho mayor de lo que a primera vista pudiera imaginarse. Es imposible
pasar con mucha rapidez de una labor a otra, cuando la segunda se hace en sitio
distinto y con instrumentos completamente diferentes… No hay hombre que no haga
una pausa, por pequeña que sea, al pasar la mano de una ocupación a otra. En tercer
lugar, y por último, todos comprenderán cuánto se facilita y abrevia el trabajo si se
emplea maquinaria apropiada… La invención de las máquinas que facilitan y
abrevian la tarea, parece tener su origen en la propia división del trabajo… Debido a
la división del trabajo toda [la] atención [del hombre] se concentra naturalmente en
un solo y simple objeto” (Smith, 1979: p.11-12).
Como consecuencia de la división del trabajo, aumenta la productividad así como
también la riqueza de las naciones.
Para ejemplificar el modo en que la división del trabajo influye en la producción y
distribución de la riqueza de las naciones, Smith explica la manufactura de alfileres:
“Un obrero que no haya sido adiestrado en esa clase de tarea (convertida por virtud
de la división del trabajo en un oficio nuevo) y que no esté acostumbrado a manejar la
maquinaria que en él se utiliza (cuya invención ha derivado, probablemente, de la

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división del trabajo), por más que trabaje, apenas podría hacer un alfiler al día, y
desde luego no podría confeccionar más de veinte. Pero dada la manera como se
practica hoy día la fabricación de alfileres, no sólo la fabricación misma constituye
un oficio aparte, sino que está dividida en varios ramos, la mayor parte de los cuales
también constituyen otros tantos oficios distintos. […] En fin, el importante trabajo de
hacer un alfiler queda dividido de esta manera en unas dieciocho operaciones
distintas, las cuales son desempeñadas en algunas fábricas por otros tantos obreros
diferentes, aunque en otras un solo hombre desempeñe a veces dos o tres operaciones.
[…] Por consiguiente, estas diez personas podían hacer cada día, en conjunto, más de
cuarenta y ocho mil alfileres. […] En cambio si cada uno hubiera trabajado separada
e independientemente, y ninguno hubiera sido adiestrado en esa clase de tarea, es
seguro que no hubiera podido hacer veinte, o, tal vez, ni un solo alfiler al día (…)”
(Smith, 1979: p.8-9).
En el capítulo II, Smith retoma el tema de la división del trabajo y lo relaciona con las
causas que la motivan: el hombre se guía por principios egoístas de satisfacción de sus
propias necesidades y establece relaciones de intercambio con ese fin:
“Pero el hombre reclama en la mayor parte de las circunstancias la ayuda de sus
semejantes y en vano puede esperarla sólo de su benevolencia. La conseguirá con
mayor seguridad interesando en su favor el egoísmo de los otros y haciéndoles ver
que es ventajoso para ellos hacer lo que les pide… No es la benevolencia del
carnicero, del cervecero o del panadero la que nos procura el alimento, sino la
consideración de su propio interés. No invocamos sus sentimientos humanitarios sino
su egoísmo; ni les hablamos de nuestras necesidades, sino de sus ventajas” (Smith,
1979: p. 17).
Así, la división del trabajo es el resultado de que el hombre persiga sus propios fines
egoístas y se dedique a una sola actividad, se especialice, e intercambie sus mercancías
con los demás:“De esta suerte, la certidumbre de poder cambiar el exceso del producto
de su propio trabajo, después de satisfechas sus necesidades, por la parte del producto
ajeno que necesita, induce al hombre a dedicarse a una sola ocupación, cultivando y
perfeccionando el talento o el ingenio que posea para cierta especie de labores"
(Smith, 1979: 17).
¿Qué hubiese ocurrido si no se hubiera incorporado la división del trabajo? Smith
explica: “Mas sin la inclinación al cambio, a la permuta y a la venta cada uno de los
seres humanos hubiera tenido que procurarse por su cuenta las cosas necesarias y
convenientes para la vida. Todos hubieran tenido las mismas obligaciones que cumplir
e idénticas obras que realizar y no hubiera habido aquella diferencia de empleos que
propicia exclusivamente la antedicha variedad de talentos.” (Smith. 1979: 18).
En el capítulo V, Smith analiza la distinción entre trabajo real y trabajo nominal y la
correspondencia entre el valor del trabajo, de las mercancías producidas por ese trabajo
y del dinero utilizado para comprar las mercancías producidas. Con respecto al valor del
trabajo, explica:
“El precio real de cualquier cosa, lo que realmente le cuesta al hombre que quiere
adquirirla, son las penas y fatigas que su adquisición supone. Lo que realmente vale
para el que ya la ha adquirido y desea disponer de ella, o cambiarla por otros bienes,
se adquiere con el trabajo, lo mismo que lo que adquirimos con el esfuerzo de nuestro
cuerpo. El dinero o sea otra clase de bienes nos dispensan de esa fatiga. Contienen el
valor de una cierta cantidad de trabajo, que nosotros cambiamos por las cosas que
suponemos que encierran, en un momento determinado, la misma cantidad de trabajo.
El trabajo fue, pues, el precio primitivo, la moneda originaria que sirvió para pagar y
comprar todas las cosas” (Smith, 1979: p. 31).

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Sin embargo, aclara que el trabajo no se utiliza como medida o valor de cambio, sino la
mercancía o el dinero por los que pueden cambiarse:
“Fuera de esto, es más frecuente que se cambie y, en consecuencia, se compare un
artículo con otros y no con trabajo. Por consiguiente, parece más natural estimar su
valor en cambio por la cantidad de cualquier otra suerte de mercancía, y no por la
cantidad de trabajo que con él se puede adquirir (…) Ahora bien, desde el momento
que cesó la permuta y el dinero se convirtió en el instrumento común de comercio, es
más frecuente cambiar cualquier mercancía por dinero, y no por otra cosa” (Smith,
1979: p.32-33).
Más adelante, Smith establece una distinción entre el precio real y el precio nominal del
trabajo, es decir, la cantidad de mercancías que pueden adquirirse con un determinado
valor de trabajo:
“Pero, aunque para el trabajador siempre tengan igual valor idénticas cantidades de
trabajo, no ocurre así con la persona que lo emplea, pues para ella tiene unas veces
más, y, otras, menos valor. Las compra, en unas ocasiones, con una mayor cantidad
de bienes, y en otras, con menor cantidad de los mismos, por lo cual se hace la idea
de que el precio del trabajo varía como el de todas las demás cosas, siendo unas
veces caro y otras barato. En realidad, son los bienes los que son caros o baratos, en
un caso o en otro… De acuerdo con esa acepción vulgar puede decirse que el trabajo,
como los otros bienes, tiene un precio real y otro nominal. El precio real diríamos que
consiste en la cantidad de cosas necesarias y convenientes que mediante él se
consiguen, y el nominal, la cantidad de dinero. El trabajador es rico o pobre, se halla
bien o mal remunerado, en proporción al precio real del trabajo que ejecuta, pero no
al nominal (…) El mismo precio real representa siempre el mismo valor; pero el
mismo precio nominal puede tener valores distintos” (Smith, 1979: p. 34).
La obra de Adam Smith influencia a otros autores clásicos de la Sociología y de otras
disciplinas. Desde un punto de vista crítico, hay relaciones con la obra de Marx El
capital y la obra de Durkheim La división del trabajo social.

2.2. Las reflexiones sociales de Saint Simón y el énfasis otorgado al trabajo.


Claude Henri de Rouvroy, conde Saint Simón Sandricourt (1760-1825) nació en París
como hijo de una familia noble. Él y sus discípulos constituyeron el denominado
“socialismo utópico”, quienes estudiaron la actividad económica desde el punto de vista
de las consecuencias sobre el bienestar de los hombres.
Para Saint Simón los individuos se agrupan en capas inútiles y capas útiles en sociedad
dependiendo su provecho del hecho de si son haraganes o trabajadores, y también de si
su trabajo es útil o no. Así por ejemplo, pertenecen al grupo útil en la sociedad no sólo
los obreros manuales, sino también los empresarios, los banqueros y los terratenientes
que labran sus tierras. Al contrario, forman parte del grupo perjudicial todos los que
viven de sus rentas sin trabajar, así como también los legistas y literatos porque sus
trabajos no son socialmente útiles.
En un trabajo titulado El organizador, Saint Simón explica su doctrina a través de la
siguiente parábola
“Pide del lector que suponga la muerte súbita de fisiólogos, obreros, ingenieros,
arquitectos, banqueros, comerciantes, agricultores y artesanos; y que luego haga
análoga suposición con respecto a nobles, funcionarios, grandes terratenientes que
viven en París de sus rentas, etc., y que se dé cuenta que en la primera hipótesis
Francia quedaría paralizada, mientras que la segunda dejaría la auténtica vida gala
totalmente intacta” (Goldschimidt, 1981: p.119).

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Saint-Simon no conoce aún el término “sociología”, que fue creado más tarde por
Auguste Comte, quien fuera su secretario. En su lugar utiliza el de “fisiología social”,
que es “la ciencia de la sociedad y del hombre en su actividad, produciendo, trabajando,
creando” (Goldschimidt, 1981).

3. La superación de los lazos sociales medievales y de la tradición. El iluminismo y el


principio de individualización.
La ilustración o Iluminismo representa el desarrollo de la transformación de toda la
sociedad occidental desde el fin del antiguo régimen hasta los inicios de la sociedad
contemporánea. Se puede sintetizar la descripción de la Ilustración como un
movimiento intelectual que dinamizó el pensamiento durante todo el siglo XVIII, a su
vez heredero “natural” del Racionalismo del siglo XVII y del Humanismo de los siglos
precedentes. Este movimiento intelectual puede ser enmarcado en el período que va
desde la revolución inglesa3 hasta la revolución francesa. En medio de estos
acontecimientos el pensamiento social desarrollado por la ilustración fue empujando la
transformación de la sociedad en todos sus ámbitos, tanto en el plano de las ciencias
como de las artes, pasando por las creencias religiosas hasta los fundamentos del
sistema político, llegando a influir sobre toda la concepción de la moral en su época.
La Ilustración se desarrolló principalmente en Francia, aunque son reconocibles también
los desarrollos de esta corriente intelectual en Inglaterra y en el resto de Europa, siendo
notable su influencia en América también. El pensamiento de la Ilustración se ve
representado en la publicación de las enciclopedias; en Inglaterra primero, con la
publicación de “Cyclopaedia, Diccionario Universal de las Ciencias y las Artes” (1728)
de Chambers; y en Francia luego, con la publicación de la “Encyclopédie raisonée des
Sciences et des Arts” entre 1751 y 1765, de Diderot4 y D’Alembert5, con el aporte de
Voltaire en 1764, cuando publica su Diccionario filosófico. Estos autores junto a otros
como Spinoza, Newton, Jefferson, Montesquieu y Rousseau, son los más
representativos e influyentes de este movimiento intelectual, aunque la lista está
incompleta, por supuesto. Se puede considerar a la Enciclopedia como el cuerpo
ideológico de la Ilustración, que pretendía recoger todo el conocimiento científico,
filosófico y estético para ser transmitido de manera accesible sin oscurantismo ni
secretos. De aquí también el nombre del movimiento, Ilustración o Iluminismo, que
viene a echar luz sobre el oscurantismo basado en la primacía del pensamiento religioso,
practicado y difundido por el antiguo régimen.
Para entender el desarrollo del Iluminismo es necesario tener en cuenta el largo proceso
de transformación operado en la sociedad del antiguo régimen, que se ve fuertemente
condicionado por la reforma del catolicismo a partir del protestantismo. El
cuestionamiento de los preceptos religiosos iniciado desde el desarrollo del pensamiento
copernicano6 va a determinar las condiciones de existencia y desarrollo del pensamiento
racionalista que da sustento a la Ilustración. Los ilustrados creían que a partir del

3 En 1688 el pueblo inglés derrocó a Jacobo II, ofreciendo el trono al príncipe holandés, Guillermo de Orange con el
juramento de aceptar la superioridad de la ley sobre la voluntad del rey. La revolución que puso fin a la monarquía
absoluta e instaló la monarquía parlamentaria en Inglaterra fue conocida “Gloriosa Revolución”.
4 Denis Diderot (1713 –1784)
5 Jean le Rond d'Alembert (1717-1783)
6 Nicolás Copérnico (1473-1543): de origen polaco, fue un intelectual y astrónomo del renacimiento. Formuló la

teoría heliocéntrica, que ubicaba al Sol en el centro del sistema solar, aludiendo que los planetas giraban alrededor del
Sol y no de la tierra. Esta formulación implicó una gran revolución del pensamiento científico y para la sociedad de
su época. Su libro “De revolutionibus orbium coelestium” (Sobre el movimiento de las esferas celestiales), fue
publicado en 1543, el mismo año de su muerte.

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desarrollo del conocimiento científico, se podían conocer las leyes de funcionamiento


de la naturaleza más allá de las explicaciones religiosas.
La enciclopedia elogiaba a pensadores protestantes y desafiaba el dogma católico, y
clasificaba la religión como una rama de la filosofía, no como el último recurso del
conocimiento y de la moral.
Los enciclopedistas toman partido por el desarrollo de la instrucción, la utilidad de las
letras, la lucha contra la Inquisición y el esclavismo, la igualdad y el derecho natural, el
desarrollo económico que aparece como fuente de riqueza y de confort.
En este contexto es prudente apuntar que estos postulados y el desarrollo del
Iluminismo son el sustento intelectual para las transformaciones políticas y sociales
operadas a partir de los siglos XVIII y XIX, especialmente observables en las
revoluciones Norteamericana (1776), Francesa (1789), e Hispanoamericanas (1810 en
adelante; y que incluyen a la Revolución de Mayo en los territorios del Virreinato del
Río de La Plata dando la independencia a la Argentina en 1816), que transformaron
todo el mundo occidental y posibilitaron el desarrollo pleno de la burguesía. En sí, todo
este movimiento intelectual está caracterizado por el protagonismo de la burguesía 7,
tanto en la producción y el desarrollo de los conocimientos filosóficos, políticos,
económicos, científicos, estéticos y morales, como en el usufructo de las
transformaciones operadas en la estructura social; ya que la burguesía aparece como la
clase social más beneficiada especialmente a partir de la Revolución Industrial (1750 en
adelante) y la Revolución Francesa, cuyos valores fundamentales de “Libertad, Igualdad
y Fraternidad” constituyen los pilares de la sociedad burguesa.
De esta manera, vemos cómo gran parte del desarrollo del pensamiento sociológico va a
estar caracterizado por las reflexiones en torno a las consecuencias de la superación de
los lazos sociales medievales y de la tradición y el desarrollo del principio de
individualización en tanto nueva manera de considerar las relaciones sociales en la
organización social moderna.
El principio de individualización pasa a asociarse con un método de acción, es decir,
asociado a la voluntad individual y al desarrollo de los medios para obtener fines
calculados. En ruptura con el Medioevo y la sociedad feudal - donde el siervo dependía
de un Señor y estaba ligado a la tierra dentro de una comunidad cerrada -, con la
modernidad comienza a desarrollarse la propiedad individual y toma alcance la idea de
un "hombre privado", sólo frente al Creador (con el calvinismo), independiente de su
comunidad natural, capaz de calcular y cada vez más preocupado en su desarrollo
personal que en el de su grupo, al cual lo liga ahora sólo una convergencia de intereses
fundamentalmente económicos.
En el mundo moderno, en el cual los intercambios comerciales crecen y se diversifican,
el individuo va tomando distancia de su comunidad. En ese contexto aparece el
principio de individualización y el hombre va a ser estudiado en tanto individuo. Surge
una visión del hombre como hombre en abstracto y nace al mismo tiempo la idea de un
prototipo humano único. Del mismo se podrá hacer una descripción psicológica única

7 Heinrich Mitteis, Über den Rechtsgrund des Satzes „Stadtluft macht frei“.(Fuente citada en :Stadtluft macht frei):
El término se usó inicialmente para identificar a la clase social compuesta por los habitantes de los "burgos", es decir,
las partes nuevas que surgían en las ciudades bajomedievales de Europa occidental, y que se caracterizaban por no ser
señores feudales ni siervos; y que no pertenecían ni a los estamentos privilegiados (nobleza y clero) ni al
campesinado. Sus funciones socioeconómicas eran las de mercaderes, artesanos o ejercientes de las denominadas
profesiones liberales. La ausencia de sujeción a la jurisdicción feudal era la clave.

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igual, como ya se había hecho un inventario anatómico único. El homo economicus de


los economistas liberales de la edad clásica, será la primera expresión acabada de este
paradigma a la que se sumará, algunas décadas después, el homo sociologicus de los
fundadores de la sociología.

3.1. Los estados históricos de Comte y su preocupación por los cambios en las
formas tradicionales de organización social.
En torno a las problemáticas mencionadas arriba, pensadores como Augusto Comte,
analizaron los cambios en las formas tradicionales de organización social a través de
una visión histórica. Tales postulados se desarrollan a continuación.
La superación del antiguo orden medieval frente a la revolución industrial y
democrática se refleja en la obra del francés Augusto Comte (1798-1857), a quien se lo
conoce principalmente como al padre del positivismo en el pensamiento filosófico.
Considerando que en su época la humanidad había al fin llegado a su estado positivo,
Augusto Comte sienta las bases del positivismo que tendrá una gran influencia en el
pensamiento social del siglo XIX y en el siglo XX.
Augusto Comte se define favorable al desarrollo del capitalismo industrial, el Estado
republicano, el racionalismo y la ciencia, pero se inquieta por el cambio en las formas
tradicionales de organización social y de asociación, que él considera como un estado de
desorden moral. Frente a la desaparición de los marcos tradicionales de la vida social va
a interesarse en la idea de comunidad y el restablecimiento de los vínculos
comunitarios.
Augusto Comte rechaza radicalmente la perspectiva individualista. Porque según él no
se puede descomponer la sociedad en individuos (eso sería una abstracción metafísica).
Por el contrario, él considera que la sociedad se compone de grupos, de comunidades y
de la familia, que ocupa el eje central de la sociedad. En realidad, en este sentido la
“sociedad positivista” descripta por Comte se asemeja más al sistema feudal cristiano
que a la democracia industrial moderna.
Según Comte, el sistema de relaciones que constituye la familia, es considerado como
constituyendo la personalidad del individuo a partir de tres formas de relación: 1) La
relación filial, de la que se desprende la autoridad y la jerarquía; 2) la relación fraternal,
que engendra el sentido de la solidaridad y de la igualdad; 3) la relación conyugal, que
constituye la base del tejido social y que tiene por eso mismo una función social.
Considerando al matrimonio como la fuente de la estabilidad y del orden social, Comte
se opondrá a la idea del divorcio, que él estima como el elemento de disolución de la
familia, llevando en esa línea a la disolución de la comunidad y de la organización
social.
El pensamiento de Comte parte de una concepción genética que reposa sobre una
filosofía de la historia y sobre una apreciación de la formación de la “auténtica visión
filosófica del individuo”. Como lo señala en el Discurso sobre el espíritu positivo
(1844), la “ley de los tres estados” concierne tanto al progreso de la humanidad como a
la génesis del conocimiento individual. Esa ley de los tres estados, fundamento de la
filosofía positiva es, a la vez una teoría del conocimiento y una filosofía de la historia.
Desde una determinada visión histórico-social, Comte considera que los conocimientos
pasan por tres estados teóricos distintos, tanto en el individuo como en la humanidad,
llamados teológico, metafísico y positivo.

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El estado teológico o ficticio es provisional y preparatorio. En él la mente busca las


causas y principios de las cosas, lo más profundo, lejano e inasequible. En este primer
estado hay tres fases distintas: el fetichismo, en el que se personifican las cosas y se les
atribuye un poder mágico o divino; el politeísmo, en el que la animación es retirada de
las cosas materiales para trasladarla a una serie de divinidades, cada una de las cuales
representa un grupo de poderes: las aguas, los ríos, los bosques, etc.; y por último el
monoteísmo, la fase superior, en que todos esos poderes divinos son reunidos y
concentrados en uno, llamado Dios.
En el estado teológico predomina la imaginación y corresponde a la infancia de la
Humanidad. Es también la disposición primaria de la mente, en la que se vuelve a caer
en todas las épocas, y sólo una lenta evolución puede hacer que el espíritu humano se
aparte de esa concepción para pasar a otra.
El estado metafísico o abstracto es esencialmente crítico, y de transición. Es una etapa
intermedia entre el estado teológico y el positivo. En él se siguen buscando los
conocimientos absolutos. La metafísica intenta explicar la naturaleza de los seres, su
esencia, sus causas. Las ideas de principio, causa, sustancia, esencia, designan algo
distinto de las cosas, si bien inherente a ellas, más próximo a ellas: la mente, que se
lanzaba tras lo lejano, se va acercando paso a paso a las cosas, y así como en el estado
anterior los poderes se resumían en el concepto de Dios, aquí es la Naturaleza la gran
entidad general que lo sustituye; pero esta unidad es más débil, tanto mental como
socialmente, y el carácter del estado metafísico es sobre todo critico y negativo, de
preparación del paso al estado positivo: una especie de pubertad en el espíritu humano,
antes de llegar a la edad adulta.
El estado positivo o real es el definitivo. En él, la imaginación queda subordinada a la
observación. La mente humana se atiene a las cosas. El positivismo busca sólo hechos y
sus leyes. No causas ni principios de las esencias o sustancias, porque eso es
inaccesible.
El pensamiento positivista considera que lo fundamental es tener en cuenta “lo real”, tal
cual se percibe en su positividad. El positivismo se atiene a lo positivo, a lo que está
dado: al dato concreto. La mente, después de un largo proceso se acerca al fin a las
cosas. Renuncia a lo que es vano intentar conocer y busca sólo las leyes de los
fenómenos.
El estado positivo corresponde a la época industrial, regida por los intereses económicos
y en ella se ha de restablecer el orden social8. El positivismo que caracterizó al siglo
XIX, contribuyó a alimentar la creencia en el carácter fatal e irreversible del progreso.
Esta creencia acompañó el desarrollo espectacular de las Ciencias Naturales de la época
(Boudon, 1979). El lema político del positivismo es Orden y Progreso y su imperativo
moral y social es el altruismo: vivir para el prójimo, para la Humanidad.
Para Comte, el Orden es la base del progreso y el Progreso es el fin necesario del orden.
El Orden es la base de la sociedad, su principio de estabilidad y de armonía social. El
Progreso es el avance continuo hacia un fin determinado. Estas dos condiciones dan
lugar a la exacta armonía de la sociedad. En ruptura con el individualismo, al cual él le
atribuía el estado de desorden moral y desorganización social de su época, Comte
reivindica el espíritu colectivo. Para él, el Hombre no existe, sólo existe la Humanidad.

8Nisbet señala que “si para Marx, el socialismo es el capitalismo sin la propiedad privada, para Comte la sociedad
positivista es la sociedad medieval sin cristianismo”. NISBET, R. La tradición sociológica.

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Comte resume su filosofía en este lema: el Amor como principio; el Orden como base y
el Progreso como fin. Pero, para Comte el espíritu positivo es relativo. En 1817 escribía:
“Todo es relativo, este es el único principio absoluto”. El estudio de los fenómenos
nunca es absoluto, sino relativo a nuestra organización (social), a nuestra situación. Por
lo tanto es histórico (Comte, 1817, 80). El contenido histórico del positivismo lo lleva a
señalar que el sistema que explique el pasado será dueño del porvenir.
El positivismo, que al principio, fue para Comte un simple método intelectual, llegando
al término de su vida lo instituye como una verdadera religión destinada a reemplazar al
cristianismo. Su segunda obra fundamental, que publicó entre 1851 y 1854 se titula
Sistema de política positiva o Tratado de Sociología instituyendo la religión de la
Humanidad.
Rechazando la metafísica, el positivismo de Comte influyó en la tradición del
pensamiento sociológico. En la Lección 47° del Curso de Filosofía positiva (1839)
Comte utiliza por primera vez la palabra sociología y la asocia como un término
equivalente al de física social -otra expresión suya- “con el fin de poder designar con un
nombre único esta parte complementaria de la filosofía natural que se refiere al estudio
positivo del conjunto de leyes fundamentales propias a los fenómenos sociales”. Comte
propone vulgarizar los avances del conocimiento científico a través de la educación
pública universal. Educación laica general en oposición a la instrucción religiosa
existente.

4. La influencia de las ciencias naturales en el abordaje científico-social.


El desarrollo de las ciencias en general y, de las ciencias humanas en particular, está
ligado a dos principios complementarios: la racionalización y la individualización.
Ambos se refieren al comportamiento individual y a su conocimiento.
La noción moderna de ciencia, se desarrolló en Occidente hacia los años 1600 (siglo
XVII), cuando la actividad clasificadora y relacional de los hombres dio nacimiento a lo
que se llama la ciencia moderna (occidental y más o menos vinculada al cristianismo).
La ciencia conoce un gran auge en esa época a través del impulso de las matemáticas, la
geometría y el análisis crítico de los fenómenos.
El móvil de ese esfuerzo de clasificación, basado en el conocimiento objetivo y racional
de las cosas, es obtener un mayor dominio conceptual y material del mundo.
Sintéticamente podemos decir, que la actividad científica en las diferentes disciplinas,
se fue desarrollando por la vía del ensayo-error en una ida y vuelta incesante entre la
teoría y los datos empíricos, con el objetivo de proponer verdades parciales y
provisorias sobre diversos fenómenos. Y ello de manera tal, que un consenso sobre esas
verdades pueda ser establecido por una mayoría de los miembros de la comunidad
científica concernida.
La época en que despegó la ciencia moderna fue la época en la cual, en la sociedad
occidental, comienza a acceder al poder una clase social a la que se llama burguesía y
que busca ver comportarse a los hombres justamente de manera “razonable”. Aunque
los pensadores modernos no adhirieron de manera consciente a los principios de la
burguesía de su época, la ciencia moderna está estrechamente asociada a las importantes
transformaciones económicas y sociales de la época de despegue de esta clase social. La
ciencia moderna no es por lo tanto, solamente el producto del pensamiento de algunos
espíritus más lúcidos como Bacon, Galileo o Descartes entre otros.

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El racionalismo reposa sobre el dualismo del pensamiento cartesiano que considera al


dominio de la especulación filosófica como que se refiere a las pasiones, al alma, a la
sustancia pensante. Pero la sustancia ampliada de los hombres, es decir, sus cuerpos,
traduce en comportamientos y en discursos los movimientos de la sustancia pensante, de
sus almas. Se podrá entonces hacer la ciencia de esos comportamientos y de sus
discursos: será una ciencia basada sobre el racionalismo, como las ciencias físicas.
El desarrollo del espíritu científico, tanto en las ciencias naturales como en las ciencias
humanas, está indisociablemente ligado al advenimiento del racionalismo en el
pensamiento europeo. Este avanza a partir del acceso de la burguesía al poder
económico y político con una visión lineal de progreso. En efecto, el pensamiento
racionalista va a desarrollarse estrechamente asociado a la noción de progreso. Por un
lado, el método racionalista permite una acumulación de conocimientos cada vez más
refinados y mejor verificados experimentalmente que van a constituir los diferentes
"corpus" científicos. Por otro lado, el dominio racional de la historia natural del hombre
permite concebir la perfectibilidad moral de la especie humana.
Pero el racionalismo recién va a triunfar, de manera perdurable, con "la revolución
industrial" y con la instauración de las democracias parlamentarias, como consecuencia
de la Revolución Francesa de 1789.
Los pensadores de la época moderna, con la ayuda del razonamiento matemático, van a
esforzarse para poner en evidencia leyes, en tanto regulaciones, o relaciones regulares
entre objetos que se construyen razonablemente, basados en frecuencias de aparición de
fenómenos, que son previa y cuidadosamente definidos. La razón inamovible e igual en
todos los hombres pasa a ser considerada la única capaz de descubrir la verdad
intemporal que rige el orden de los fenómenos. Sólo la razón permite llegar a un
dominio capaz de controlar el universo.
En este marco veremos, cómo en el contexto histórico del siglo XIX, tal como sostiene
Portantiero:
“La magnitud de los problemas que plantea la sociedad como objeto de conocimiento
impone un abordaje científico. La filosofía social o política, las doctrinas jurídicas,
no pueden ya dar cuenta de los conflictos colectivos impulsados por la crisis de las
monarquías y por la Revolución Industrial. Para quienes serán los fundadores de la
sociología, ha llegado la hora de indagar leyes científicas de la evolución social y de
instrumentar técnicas adecuadas para el ajuste de los conflictos que recorren
Europa” (Portantiero, 1997: p. 3).
De esta manera:
“La ciencia social, a imagen de las ciencias de la naturaleza, debía constituirse
positivamente. En realidad su status no sería otro que el de una rama de la ciencia
general de la vida, necesariamente autónoma, porque el resto de las ciencias positivas
no podía dar respuesta a las preguntas que la dinámica de las sociedades planteaba,
pero integrada a ellas por idéntica actitud metodológica (…) Este positivismo, que
exigía estudiar a la sociedad como se estudia a la naturaleza, iba a encontrar su
método en el de la biología, rama del conocimiento en acelerada expansión durante el
siglo XIX. Para Emile Durkheim, que representa a la sociología ya en su momento de
madurez, el modelo que apuntalará a su obra fundamental ´Las reglas del método
sociológico´” (Portantiero, 1997: p. 3-4).
Veremos cómo previamente al desarrollo del pensamiento de los autores clásicos de la
sociología, pensadores franceses como Montesquieu e ingleses como Herbert Spencer
indagaron desde distintas perspectivas cómo las ciencias humanas y la sociología en

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particular se construyeron sobre el paradigma superior de la existencia de leyes de la


naturaleza.

4.1. El Orden y la Ley con la influencia de Montesquieu.


Las ciencias humanas y la sociología en particular se construyeron sobre el paradigma
superior de la existencia de leyes de la naturaleza. Como lo destaca Montesquieu (1689-
1755) en El Espíritu de las Leyes (1748): “las leyes son las relaciones necesarias que
derivan de la naturaleza de las cosas”.
El paradigma de la existencia de las leyes de la naturaleza puede relacionarse a un mito
que guió el pensamiento científico durante muchos siglos. Este mito estuvo inspirado en
la Caverna de Platón. Los sabios debían leer sin error lo que estaba escrito en el fondo
del muro de la caverna, dado que su miopía intelectual, sus intereses políticos, sus
afectos y la brevedad de su existencia le dificultaban la tarea de comprender y descifrar
las leyes eternas. Que se tratara de un mito no hace por eso menos loable el esfuerzo
científico desplegado durante siglos. La idea de la ley natural es un mito, pero un mito
que ha resultado extraordinariamente fecundo.
La ciencia moderna que instaló el mito de las leyes de la naturaleza, tomó como mito
corolario el carácter racional de esas leyes. Racional es una manera de decir
“razonable”. La razón es sinónimo de medida. La medida aparece como el instrumento
por excelencia de la actividad científica. Partiendo de la (una) teoría, los sabios la
aplican para verificar las hipótesis a través de la observación. En la práctica, no se trata
de verificar, en el sentido de constatar, sino más bien de hacer valedera la teoría. De allí,
la importancia de las condiciones experimentales en todos los procesos de verificación.
La ciencia va a esforzarse en objetivar lo real, es decir en encontrar leyes empíricamente
verificables, porque el mundo, según la ciencia moderna, no puede ser explicado a
través de lo religioso, lo mágico o lo trascendente, sino más bien por un sólo tipo de
sistema bautizado: La Ciencia. La Ciencia racional e independiente de toda
preocupación ideológica. El trabajo de los sabios consiste, como lo ha señalado Max
Weber, en desencantar el mundo.
Montesquieu, que adopta una noción de ley tomada de las ciencias físicas y la extiende
al conjunto de las cosas (inertes, vivientes o humanas) ejercerá su influencia sobre el
pensamiento social positivista del siglo XIX.

4.2. El desarrollo de la sociedad como historia natural según Spencer.


Herbert Spencer (1820-1903) fue un naturalista y sociólogo inglés que instauró el
Darwinismo Social en su país.
Así como Charles Darwin postuló que todas las especies de seres vivos han
evolucionado con el tiempo a partir de un antepasado común mediante un proceso
denominado “selección natural”, Spencer concibió la sociología como un instrumento a
partir de cuya ley mecánico-materialista cabe explicar cualquier nivel progresivo: tanto
en lo biológico como en lo social. Para Spencer nada, incluidas las tendencias
humanitarias, debe interferir con las "leyes naturales", que implican que el "más apto"
es quien sobrevive y los demás perecen.
Para Spencer, la sociedad es también un organismo, evolucionando hacia formas más
complejas de acuerdo a la “ley de la vida”, es decir, de acuerdo al principio de la
sobrevivencia del más fuerte, tanto a nivel individual como social. Consecuentemente,
Spencer se oponía —radicalmente— a todas las manifestaciones de “socialismo”, tales

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como la educación pública generalizada u obligatoria, bibliotecas públicas, leyes de


seguridad industrial, y, en general, a toda legislación o proyecto social.
En sus “Principios de Sociología”, Herbert Spencer define a la sociología como "la
historia natural de las sociedades", dicho de otro modo: un orden entre los cambios
estructurales y funcionales que experimentan las sociedades. La sociología de Spencer
se centra en los fenómenos macrosociales (agregados sociales) así como en sus
funciones.

5. Racionalismo y pensamiento contractualista. Los cambios en la organización


socio-política.
El surgimiento de las naciones y de los Estados centralizados ponía en el centro del
debate el tema de la organización del poder que, bajo el modo de producción capitalista
entonces en expansión, no podía ser pensado sino como un contrato voluntario entre
sujetos jurídicamente iguales. Hobbes, Locke, Montesquieu, Rousseau, son algunos de
los impulsores en ese camino de constitución de un nuevo saber, más riguroso, sobre el
sentido de las relaciones sociales entre los hombres. Lo social y lo político, que hasta
entonces aparecía como algo dado, invariante, fijo, absolutamente regulado por un
sistema organizativo que no distinguía lo público de lo privado, comienza a ser pensado
como un proceso de construcción colectiva en el que el hombre precede a la sociedad, la
crea y la organiza. Nace la idea del "contrato social", de la soberanía popular y de las
formas de representación de esa soberanía que, con distintos matices, recorre el
pensamiento político desde el siglo XVI (Portantiero, 1997: 1).
Los pensadores del iluminismo como paradigma dominante del siglo XVIII (llamado
siglo del iluminismo y de la razón), piensan la organización de la sociedad en ruptura
con el orden social existente y van a desarrollar la noción de contrato. El contrato fue el
modo de organización de las relaciones sociales preconizado por los pensadores
racionalistas del iluminismo del siglo XVIII que ven en él un modelo legítimo de
relación social opuesto a las relaciones tradicionales dominantes en el Medioevo. La
Revolución Francesa tratará de poner en práctica esas ideas sobre el conjunto del orden
social en sus diferentes espacios (familia, educación, trabajo, política) aplicando la
noción de contrato como modo de organización social.
Considerando la importancia que la revolución francesa tuvo en la transición entre la
sociedad feudal y la moderna, cabe destacar la opinión de uno de los autores franceses
que han contribuido a la renovación de la historiografía moderna:
“El objetivo de la revolución era la destrucción del "feudalismo"… la Francia de
1789, un buen ejemplo de tal sistema, presenta cantidad de características
particulares… Cuando hablamos de feudalismo, nos referimos ante todo al sistema
económico tradicional de un mundo dominado por la economía rural. En 1789 el
mundo campesino representaba el 85 por 100 de la población francesa, y la
coyuntura económica sufría el opresivo condicionamiento del ritmo de las escaseces y
las crisis de subsistencia… el sistema social seguía aún reflejando, en su conjunto, la
importancia de los "tributos señoriales". La aristocracia nobiliaria, considerada en su
conjunto, poseía una parte importante de la tierra cultivable de Francia, tal vez un 30
por 100, mientras que el clero, otro orden privilegiado, tenía por su lado del 6 al 10
por 100 de la tierra. Lo más importante- e indudablemente lo que constituye la
sobrevivencia más notable de formas medievales- es el peso de tributos feudales y
señoriales que recaían sobre la tierra y que recuerdan la propiedad "eminente" que
detentaba el señor sobre la tierra que, en realidad, poseían los campesinos… El

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campesino francés (…) habrá de desempeñar un papel importante en las luchas


revolucionarias junto a la burguesía” (Vovelle, 200: p. 11-12).
Teniendo en cuenta el sistema político que imperaba en Francia en 1789, el autor
destaca que “En el corazón mismo de este sistema político del Antiguo Régimen se
ubica la monarquía del derecho divino: el rey… es el responsable religioso de un
sistema que tiene al catolicismo como religión de Estado… En 1789 este mundo antiguo
está en crisis” (Vovelle, 2000: 15). Frente a este sistema político del Antiguo Régimen,
el autor destaca que en el verano de 1789 se pudo hablar de tres revoluciones: “…una
revolución institucional o parlamentaria, en la cumbre, una revolución urbana o
municipal, y una revolución campesina… Los Estados Generales se proclamaban
Asamblea Nacional Constituyente" (Vovelle, 2000: 25).
Pero, pese al optimismo de los racionalistas, la crisis de las monarquías y el desarrollo
del capitalismo industrial no provocaron un ingreso al reino del equilibrio social, sino
todo lo contrario. Surge así la reacción anti iluminista, la nostalgia por el orden perdido,
la filosofía de la restauración. El orden frente al cambio, lo sagrado frente a lo profano,
la autoridad frente a la anarquía; estas son las antinomias levantadas por la ideología
tradicionalista que se desarrollará particularmente en Francia, inspirada en Louis de
Bonald (1754-1850) y Joseph de Maistre (1754-1821). Este pensamiento reaccionario es
otro de los eslabones importantes en el proceso de constitución de la sociología. Detrás
de él se mueve explícitamente una reivindicación del orden medieval, de su unidad, de
su armonía. Como señala Robert Nisbet: “el redescubrimiento de lo medieval -sus
instituciones, valores, preocupaciones y estructuras- es uno de los acontecimientos
significativos de la historia intelectual del siglo XIX” (Portantiero, 1997: 5).
A continuación veremos cómo tanto pensadores ingleses como Thomas Hobbes y John
Locke y franceses como Jean-Jacques Rousseau han indagado desde diferentes
perspectivas la noción de contrato como pilar fundamental a partir del cual observar los
cambios en la organización socio-política en la transición desde la sociedad feudal a la
sociedad moderna.

5.1. Estado de naturaleza y estado civil en Thomas Hobbes.


La teoría del Estado de Hobbes (1588-1679) parte de la igualdad entre todos los
hombres. Cree que todos aspiran a lo mismo; y cuando no lo logran, sobreviene la
enemistad y el odio; el que no consigue lo que le apetece, desconfía del otro y, para
precaverse, lo ataca. Para Hobbes el hombre es el lobo del hombre, homo hominis lupus.
(Hobbes, 1651). Pero el hombre se da cuenta que esa situación de inseguridad es
insostenible; en ese estado de lucha se vive miserablemente, se vive mal y, entonces, la
desconfianza y el miedo llevan al hombre a la necesidad de verse obligado a buscar la
paz.
En la concepción del Estado en Hobbes se diferencian dos etapas:
1) La situación de barbarie, de lucha de todos contra todos, donde no existe el
derecho.
2) La creación de un Estado fuerte, sostenido en el derecho e imponiendo la
paz a través de la ley.
El Estado no hace otra cosa que negar el estado de naturaleza y las pasiones de dominio
inherentes a los hombres. El Estado defiende los derechos de los hombres abandonados
al salvajismo del "estado natural". El Estado de Hobbes, que actúa en nombre y con el

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poder de todos, es un estado Justo que se impone a todos para evitar la guerra de todos
contra todos.
Hobbes distingue entre jus o derecho, que interpreta como libertad, y lex o ley, que
significa obligación (Hobbes, 1651). El hombre tiene libertad -es decir, derecho- para
hacer cuanto pueda y quiera; pero con un derecho se pueden hacer tres cosas: ejercerlo,
renunciar a él o transferirlo. Cuando la transferencia del derecho es mutua, se llama
pacto, contrato o convenio: covenant. La transferencia del derecho a un poder civil
soberano a través del pacto o convenio lleva a la idea de comunidad política.
Para conseguir seguridad, el hombre intenta sustituir el status naturae por un status
civilis, mediante un convenio en que cada uno transfiere su derecho al Estado que es
depositario de la autoridad que le delega el pueblo (Hobbes, 1651). En rigor, no se trata
de un convenio con la persona o personas encargadas de regirlo, sino de cada uno con
cada uno. Pero, al despojarse los hombres de su poder, lo asume íntegramente el Estado,
que pasa a consolidarse como una máquina todopoderosa. Ése Estado es el Leviathan, la
gran bestia bíblica superior a todo, un monstruo que devora a los individuos y ante el
cual no existen límites. El Estado así constituido es absoluto: su poder, lo mismo que
antes el del individuo, no tiene restricción; el poder no tiene más límite que la potencia
del mismo. El soberano representa, simplemente, la fuerza constituida por el convenio;
los demás hombres son sus súbditos.
En síntesis, la concepción del Estado de Hobbes parte de la igualdad y del estado
natural de perpetua lucha entre los hombres. Razonando a partir de esta base, puede
justificar la necesidad de un principio unificador corporizado en la hegemonía del
Estado.

5.2. El contractualismo de John Locke.


El empirista inglés John Locke (1632-1704) define un estado previo al establecimiento
de la sociedad civil donde, al igual que en la concepción hobbesiana no existe
subordinación ni sujeción ya que todos los seres nacen con las mismas ventajas, es un
estado de igualdad donde se puede disponer a voluntad de su persona y posesiones, pero
a diferencia de Hobbes y su estado de guerra constante, con el límite que no se tiene la
libertad para quitarse la vida, ni tampoco para matar a ninguna criatura en su posesión
mas allá de que eso requiera su preservación y subsistencia.
Existe una ley natural que enseña a todos los hombres que “siendo todos iguales e
independientes, ninguno debe dañar a otro en su vida, salud, libertad o posesiones”
(Locke, 2005: 20). Ningún hombre puede ser propiedad de otro como sucede con las
demás “criaturas inferiores”, ya que todos los hombres son sólo propiedad del creador,
todos participan de la misma comunidad de naturaleza, por lo que no puede suponerse
subordinación. Cada uno debe preservarse y, cuando no está en riesgo su propia vida,
preservar al resto de la humanidad tanto como le sea posible. No se debe dañar a otro a
no ser que sea para hacer justicia por una transgresión que se haya cometido.
La aplicación de esta ley natural está depositada en las manos de todos los hombres,
pero a su vez no da un poder absoluto y arbitrario que lo autorice a hacer lo que desea
con un criminal dependiendo del calor de sus pasiones, sino que debe infligirle un justo
castigo hasta donde dicten su “calma razón y conciencia” guardando proporción con la
transgresión cometida. Esta pena debe ser ejemplificadora (disuadir de futuras
transgresiones) para el resto de los hombres y reparar el error cometido, será solo el
damnificado el que pueda eximir al criminal de su condena.

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Las leyes de los Estados serán justas en la medida que se fundamenten sobre la base de
esta ley natural “por referencia a la cual deben regirse y ser interpretadas” (Locke,
2005: 26). A diferencia de Hobbes considera que la monarquía absoluta no es una buena
forma de gobierno, ya que según esta ley natural los hombres no deben someterse a la
voluntad arbitraria de los otros, en este caso el monarca, sino que el pacto que realizan
debe llevarlos a formar una comunidad política; otra diferencia es que en el estado de
naturaleza lockeano existen pactos que se llevan a cabo entre los hombres y que tienen
como garantía la palabra empeñada en el cumplimiento del mismo difiriendo de esta
forma con el anárquico estado de lucha constante que definía Hobbes.
Los motivos que llevan a los hombres a ceder sus derechos ilimitados en el estado de
naturaleza es que si bien todos son reyes, no todos tienen las mismas concepciones de
equidad y justicia en torno a los bienes que poseen. “El usufructo de la propiedad que
un individuo posee en tal estado es muy precario, muy inseguro. Ello lo vuelve
dispuesto a abandonar esa condición, que por libre que sea, se encuentra plagada de
temores y peligros” (Locke, 2005: 143).
“Consecuentemente el fin principal y de mayor gravitación por el que los hombres se
unen en sociedades políticas y se someten a un gobierno es la protección de su
propiedad” (Locke, 2005: 144). Lo que se debe establecer es una ley que sea consentida
y conocida por todos, si bien anteriormente mencionamos la ley natural, esta puede ser
interpretada parcialmente dependiendo de los intereses del sujeto, además lo que falta es
un juez imparcial ya que todos son jueces y ejecutores. Así los hombres renuncian a su
poder para ejercer castigos para que se designen jueces (entre ellos mismos)
especializados en la interpretación de la ley.
Se renuncia a la igualdad, libertad y poder que se tenía en el estado de naturaleza para
depositarlo en el poder Legislativo, lo ponen en manos de la sociedad para de esta forma
proteger esta libertad ya que la finalidad del poder Legislativo es “el bien común”. Debe
proteger la propiedad privada que era algo inseguro y precario en el estado anterior por
lo que el Estado debe gobernar en base a leyes establecidas, fijas y conocidas por todos
y no a través de decretos, todo dirigido a preservar la paz, la seguridad y el bienestar
general del pueblo.
Por otro lado, Locke incluye el derecho a desobedecer en caso de que el gobernante no
actúe conforme a sus deberes y a la ley, en este caso a diferencia de lo que postula
Hobbes no se caería en una anarquía destructiva, sino que existe una rebelión legítima.
Es por ello que Locke sostiene que “La tiranía es el ejercicio del poder mas allá de lo
que permite el derecho, algo a lo que nadie puede tener derecho” (Locke, 2005: 231).
Esto sucede cuando el gobernante no actúa conforme la ley, sino conforme su propia
voluntad y sus acciones no están dirigidas a proteger la propiedad de sus súbditos sino a
la satisfacción de su ambición, su venganza o codicia. “Todo aquel que estando en
posesión de la autoridad se excede en el poder que le ha sido conferido por ley y hace
uso de la fuerza que tiene bajo su mando para oprimir a los súbditos, cosa que la ley no
permite, deja en ese instante de ser un magistrado y, al actuar sin autoridad, puede
oponérsele resistencia como a cualquier hombre que infringe por fuerza el derecho del
otro” (Locke, 2005: 234).
Se hace una diferenciación entre sociedad y gobierno, el pacto que se lleva a cabo para
abandonar el estado de naturaleza y conformar una sociedad política se celebra entre
cada uno con el resto para conformar un cuerpo único y actuar como tal, la única forma
de disolver este acuerdo es mediante a la intromisión de una fuerza extranjera que hace
que se regrese al estado de naturaleza donde cada uno se vale de sí mismo para su

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supervivencia. Los gobiernos en cambio pueden disolverse por causas internas, el


cuerpo político morirá si se modifica el poder Legislativo ya que este es “el alma que
da forma, vida y unidad a la sociedad civil” (Locke, 2005: 244).

5.3. Desigualdad social y voluntad general. Las consideraciones sobre la naturaleza


humana y la reflexión de Rousseau.
Ya vimos que Hobbes se apoyaba sobre la idea del individuo naturalmente libre que
ejerce su voluntad dentro de un contexto social de relaciones específicas y limitadas,
racionalmente elegidas en función de las ventajas que estas le presentan y por el interés
que espera sacar de ellas. Jean-Jacques Rousseau (1712-1778), nacido en Ginebra, se
ubica también en esta tradición de pensamiento que busca la mejor forma de gobernar.
Las consideraciones sobre la naturaleza humana, la etnología y la reflexión política
caracterizan la obra de Jean-Jacques Rousseau. El “pacto social” constituye el eje de su
problemática9.
Para Rousseau el pacto social reúne a todos los ciudadanos igualmente libres y de esa
manera se constituye en una entidad social soberana. En Rousseau, a diferencia de
Hobbes, es el mismo pueblo el que detenta la soberanía y no la persona o el grupo
encargado de hacer respetar el contrato. Si el pueblo es numeroso puede delegar su
poder al príncipe (gobernando solo o en asamblea), pero su mandato puede ser revocado
en cualquier momento. El soberano nace de un contrato de asociación y tiene derecho a
obligar a los miembros a respetar el contrato.
De esta manera, Rousseau fija su posición a favor de la teoría de la soberanía popular,
fuente de legitimidad del poder. Esta doctrina está plasmada en su obra “El contrato
social”, su obra cumbre publicada en 1762, donde se postula que el poder que rige a la
sociedad es la voluntad general que vela por el bien común de todos los ciudadanos. La
asociación de todos los ciudadanos, o el pacto social que realizan los miembros de la
sociedad da sustento la voluntad general.

6. Las visiones teóricas clásicas y sus enfoques epistemológicos


Los interrogantes sociológicos clásicos, sus diversos abordajes y posibles respuestas se
construyeron en un contexto histórico, social, político y económico determinado por la
consolidación de la Revolución Industrial, el desarrollo del modo de producción
capitalista, la hegemonía de Gran Bretaña en el comercio internacional, la emergencia
del asalariado y el desarrollo de los conocimientos en las ciencias exactas y naturales.
Estos cambios estructurales profundos, llevaron a la emergencia de múltiples problemas
que referían tanto a la estructuración de un nuevo orden social y los procesos de
estratificación social de dicho orden, así como también a los nuevos conflictos sociales
que surgían del proceso de industrialización y el desarrollo del modo de producción
capitalista.
El desarrollo de la sociedad moderna, generaba nuevos problemas que requerían nuevas
respuestas. La sociología surge como respuesta a esas profundas transformaciones que
se habían generado a partir de la transición de la sociedad feudal a la moderna y el
desarrollo de esta última. Este es precisamente el contexto en el que surgen los
denominados “clásicos de la sociología” o padres fundadores de la Sociología.

9
Ver el Discurso sobre el origen de las desigualdades entre los hombres y fundamentalmente, Contrato
Social (1762).

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Una primera gran distinción que haremos entre los padres fundadores de la Sociología
se refiere al enfoque epistemológico a partir del cual abordan la cuestión de lo social.
Las ciencias sociales se desarrollaron a partir de la oposición entre dos posiciones: el
objetivismo y el subjetivismo. Desde diferentes perspectivas que parten incluso de
caminos opuestos buscan responder la misma pregunta: ¿Qué es eso a lo que
denominamos “lo social”? Para la teoría sociológica, lo fundamental es “lo otro” a partir
de lo cual el individuo estructura sus acciones. Por un lado encontramos la perspectiva
holística u objetivista que establece que lo otro, es lo colectivo, lo social. Lo que explica
al individuo entonces es lo que excede y trasciende al individuo. La sociedad es más que
la suma de las partes, lo social tiene una existencia autónoma respecto a las partes que
lo componen. Esta es la perspectiva que estructura al edificio teórico de Durkheim.
Desde una perspectiva subjetivista, ese otro a partir del cual cada individuo estructura
sus acciones y sus vidas es “otro individuo”. Esta es la perspectiva que estructura a la
respuesta weberiana. No es el mismo individuo, sino que este se orienta en relación a
otros individuos, que si bien son semejantes, no son lo mismo. Los actores entonces le
dan sentido a sus acciones en relación con otros actores. Este sentido tiene un
fundamento claramente social, en cuanto surge de criterios tales como las creencias, las
normas, las leyes, pero no es algo que se impone externamente a los individuos, ni algo
que exista por fuera de las subjetividades, sino que estos a partir de dichas
“representaciones sociales” otorgan sentido a sus acciones, a partir de la mutua
orientación de los individuos.
Existe además, una segunda gran distinción en relación a las preocupaciones de los
padres fundadores de la Sociología y lo que buscan responder. Desde los diferentes
enfoques a partir de los cuales buscaban abordar la cuestión de lo “social”, encontramos
por un lado a aquellos que buscan entender cómo se constituye lo social como un orden
estable, es decir que buscan desarrollar una teoría del orden social. Durkheim y Weber
son los mayores exponentes de lo que podríamos denominar, la teoría clásica del orden
social. Parten de caminos o abordajes epistemológicos distintos, pero buscando entender
lo mismo: Las regularidades de lo social y el orden de lo social. El orden a diferencia de
las regularidades, tiene una garantía externa (desde la óptica weberiana), lo que es lo
mismo que decir, que existe una sanción por incumplimiento (tomando la perspectiva de
Durkheim).
Desde el punto de vista opuesto, el pensamiento de Marx se desarrolla resaltando el
carácter conflictivo de las relaciones sociales en la historia en general y en la sociedad
moderna en particular, a partir del desarrollo del modo de producción capitalista.
Mientras que Weber está preocupado por la constitución de órdenes sociales, estables y
legítimos y Durkheim ve al conflicto social como algo “patológico” (es decir, anormal),
Marx plantea que el conflicto social es lo normal de la sociedad moderna porque
expresa las contradicciones del sistema.
Para Marx el motor de la historia es la lucha de clases, la cual se polariza aún más con el
modo de producción capitalista, enfrentando a dos clases claramente antagónicas. Por
un lado, la burguesía, en cuanto propietarios privados de los medios de producción y por
el otro, el proletariado, es decir la clase obrera, despojada de los medios de producción y
a la que solo le queda vender su fuerza de trabajo en el mercado a cambio de un salario,
para poder seguir reproduciendo su vida y la de su familia.

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Sociología - Cátedra Dra. B. Wehle

7. Modernidad y Sociología. Distintas configuraciones sociales y surgimiento de


perspectivas sociológicas específicas.
La Sociología permite la convivencia de diferentes edificios o “cuerpos teóricos” y
diferentes abordajes metodológicos, aunque es cierto que según desde qué teoría nos
paremos para observar la realidad social, recortaremos el objeto de estudio, es decir
contemplaremos diferentes aspectos de dicha realidad social, que por otro lado por su
creciente complejidad se nos presenta como prácticamente inabarcable en su totalidad.
De esta forma, desde los autores clásicos, podremos observar la realidad social a partir
de los hechos sociales (siguiendo la perspectiva de Durkheim), las acciones sociales
(desde el edificio teórico weberiano) o desde las relaciones sociales de producción
(desde la perspectiva de Marx).

7.1. La Sociología en Francia. Emile Durkheim. Conceptos y problemas


fundamentales.
Emile Durkheim nace en Francia (1858 - 1917) en el seno de una familia judía,
descendiente de rabinos. "Su madurez intelectual abarca el duro período de
consolidación y crisis de la Tercera República francesa… En ese entorno, Durkheim
asume una misión: colaborar en la consolidación de un orden moral que le diera a la
nación francesa la estabilidad del antiguo régimen, pero fundada sobre otras bases"
(Portantiero, 1997). Durkheim fue heredero intelectual de Montesquieu, Saint-Simon y
Comte, con influencias del laicismo y del cientificismo.
Principalmente veremos de Emile Durkheim: El concepto de "conciencia colectiva" y
los tipos de solidaridad en La división del trabajo social (1893). El principio de
exterioridad del hecho social en su libro Las reglas del método sociológico (1895).
Sus obras principales son: La división del trabajo social (1893), El principio de
exterioridad del hecho social en Las reglas del método sociológico (1895)¸ El Suicidio
(1897) analiza los determinantes sociales del suicidio a partir de datos empíricos¸ Las
formas elementales de la vida religiosa (1912)¸ El sistema totémico en Australia (1912).
¿Cómo logró Durkheim estructurar a la sociología para alcanzar el estatus de ser una
disciplina científica más? Indudablemente Durkheim debe gran parte de su eficacia al
esfuerzo y dedicación empeñados para determinar de manera explícita y clara un objeto
de estudio para la práctica sociológica; y la adecuación de un método capaz de
desentrañar las particularidades de dicho objeto.
Para Durkheim las acciones individuales producen lo social, pero según una lógica
propia de “lo social”, exterior y preexistente al individuo, y no a partir de las
intenciones individuales que preceden la acción. Esto es el principio de exterioridad del
hecho social. Los individuos actúan influenciados por las instituciones sociales o sea
por los hechos sociales preexistentes a ellos, que interiorizan de manera consciente o no.
Según Durkheim la sociedad no es una simple constelación de intereses y de
compromisos. En ese sentido, critica al individualismo como forma de pensamiento
social.
Para él la base de la sociedad es comunitaria. Su concepción acerca de la sociedad lo
lleva a elaborar el concepto de "conciencia colectiva" que significa "una comunidad de
creencias o de sentimientos", o sea el conjunto de creencias que existen en una
sociedad, es decir, lo que cree la mayoría de la gente y que determina el "sentido
común".

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Sociología - Cátedra Dra. B. Wehle

En Las reglas del método sociológico (1895), Durkheim sentará las bases
epistemológicas de la investigación sociológica y buscará combatir las prenociones de
las cuales el pensamiento científico debe desprenderse. Afirma que el campo propio de
la Sociología como ciencia son los “hechos sociales”, los define como maneras de
actuar, pensar y sentir exteriores al individuo, que se imponen en virtud de un poder de
coerción.
Esta coerción es, en definitiva, una coerción moral, que se manifiesta a partir de lo
social. Por esto mismo, la sociología debe estudiar dicha coerción moral, a partir de sus
manifestaciones en las prácticas sociales. La coerción, es el carácter intrínseco de los
hechos sociales. Ésta puede actuar de formas más o menos evidentes, dependiendo de la
conformidad o resistencia que el individuo manifieste.
En el primer capítulo del libro “Las Reglas del método sociológico”, Durkheim se
pregunta qué es un hecho social y encuentra ejemplos tales como la manera de vestirse
o el sistema de monedas que se usa para pagar las deudas, los instrumentos de crédito
que se utilizan en las relaciones comerciales o las prácticas seguidas en una profesión.
Estos ejemplos, sostiene el autor, son “maneras de obrar, de pensar y de sentir, que
presentan la importante propiedad de existir con independencia de las conciencias
individuales” (Durkheim, 1912: 38).
Estas maneras de obrar, de pensar y de sentir son, por lo tanto, exteriores al individuo y
dotadas de un poder coactivo. Según el autor, esto quiere decir que los hechos sociales
se imponen a los individuos en una sociedad determinada.
Si ponemos atención a aquellas conductas sociales que tienen el poder necesario como
para generar una sanción determinada, o una resistencia, encontraremos de una manera
más precisa el dominio de la sociología para Durkheim.
Contrariamente a los enfoques epistemológicos subjetivistas que ponen el acento en la
importancia del individuo en la construcción de la sociedad, Durkheim utiliza algunas
de las características de los hechos sociales, tales como la exterioridad y la coacción,
para sostener que “la mayoría de nuestras ideas y tendencias no son elaboradas por
nosotros, sino que provienen del exterior, es evidente que sólo pueden 'penetrar en
nosotros, por medio de la imposición: esto es cuanto significa nuestra definición.
Además, es cosa sabida que toda coacción social no es necesariamente exclusiva de la
personalidad individual” (Durkheim, 1912: 41)
La otra característica de los hechos sociales es que son colectivos, es decir, común a
todos los miembros de la sociedad, más o menos obligatorio. El autor remarca que los
hechos sociales son “un estado del grupo que se repite en los individuos porque se les
impone. Existe en cada parte porque está en el todo, lejos de que esté en el todo porque
está en las partes” (Durkheim, 1912: 48). Esta característica está definida por un lado,
por el carácter de obligatoriedad con el que se nos imponen esas formas de actuar, sentir
y pensar y por el otro, por la aplicación de una sanción social que solo se manifiesta en
caso de resistirse a esa imposición.
Al mismo tiempo, Durkheim sostiene que los hechos sociales al ser colectivos son
generales, en tanto se imponen a toda la sociedad independientemente de sus
manifestaciones individuales. Sin embargo, establece una distinción entre lo colectivo y
lo general, sosteniendo que todo lo colectivo por su carácter de obligatoriedad es un
fenómeno general, pero no todo lo general se constituye necesariamente en un hecho
colectivo.
Como menciona el autor:

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Sociología - Cátedra Dra. B. Wehle

“pero se nos dirá que un fenómeno sólo puede ser colectivo si es común a todos los
miembros de la sociedad o, por lo menos a la mayoría, si es un fenómeno general. Sin
duda, pero si es general será porque es colectivo (es decir, más o menos obligatorio),
pero no es colectivo por ser general. Se trata de un estado del grupo, que se repite entre
los individuos porque se impone a ellos. Está en cada parte porque está en el todo, pero
no está en el todo porque esté en las partes. Se hace evidente, sobre todo, en las
creencias y prácticas que nos son transmitidas ya hechas por las generaciones
anteriores; las recibimos y las adoptamos porque, siendo a la vez una obra colectiva y
una obra secular, están investidas de una autoridad particular que la educación nos ha
enseñado a reconocer y a respetar. Pero debe señalarse que la inmensa mayoría de los
fenómenos sociales nos llega por esta vía.” (Durkheim; 1912: pp.47).
Por lo tanto, el carácter de general está indisolublemente ligado al hecho de tratarse de
fenómenos colectivos, es decir que se imponen externamente, son obligatorios y
susceptibles de recibir una sanción social.
Cabe destacar que esta imposición se ejerce constantemente aunque muchas veces no es
percibida por los sujetos, ya que a través de los sucesivos procesos de socialización
estas formas de actuar, sentir y pensar se van tornando naturales y por lo tanto pueden
llegar a resultarnos comportamientos normales, esperados y hasta deseados a los que no
nos resistimos.
Ambas características están intrínsecamente relacionadas ya que es por su exterioridad y
preexistencia que el hecho social se impone (coerción), y dicha imposición es al mismo
tiempo posible gracias a que es preexistente y exterior al individuo. Esto implica que lo
social tiene una cierta autonomía en relación a las voluntades individuales.
Durkheim sostiene que esta “autonomía de lo social” respecto de los individuos es
producto de un proceso de socialización por donde los individuos transitan a través de
instituciones. El autor encuentra en la educación de los niños otro de los ejemplos para
observar la presencia de hechos sociales que interesarán a la sociología.
“Para confirmar con una experiencia característica esta definición del hecho social,
basta observar la manera como son educados los niños. Cuando se miran los hechos
tales como son y como siempre han sido, salta a los ojos que toda educación consiste
en un esfuerzo continuo para imponer a los niños maneras de ver, de sentir y de
obrar, a las cuales no habrían llegado espontáneamente. Desde los primeros
momentos de su vida les obligamos a comer, a beber, a dormir en horas regulares, a
la limpieza, al sosiego, a la obediencia; más tarde les hacernos fuerza para que
tengan en cuenta a los demás, para que respeten los usos, conveniencias; les
coaccionamos para que trabajen, etcétera. Si con el tiempo dejan de sentir esta
coacción, es porque poco a poco origina hábitos” (Durkheim, 1912: pp. 43- 45)

Emile Durkheim y su perspectiva objetivista


Características de los Hechos Sociales
Exteriores Generales Colectivos

Coercitivos Preexistentes Anteriores

7.2. Sobre la metodología para estudiar los hechos sociales: las reglas del proceso
de “cosificación”.
Emile Durkheim reconoce en sus predecesores, sobre todo en Comte y Spencer, el
hecho de haber dilucidado que los hechos sociales pueden ser estudiados como los
hechos naturales. Sin embargo, les critica el hecho de que a pesar de ello, continuaban

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Sociología - Cátedra Dra. B. Wehle

aplicándoles un método puramente ideológico, es decir que partían de las ideas propias
acerca de los fenómenos estudiados.
Por ello, Durkheim propone que el método sociológico debe ser objetivo: “hay que
alejar sistemáticamente todas las prenociones”. En última instancia, Durkheim intenta
combatir el sentido común con el que abordamos la realidad, entendiéndolo como la
forma de conocimiento que nos es común a todos, mediante el cual nos relacionamos
con el mundo que nos rodea. La cuestión del sentido común es sumamente importante
ya que los sociólogos están “condenados” a estar a la vez dentro y fuera de los
fenómenos sociales que estudian. Siempre debe haber una vigilancia respecto de nuestro
sentido común a la hora de abordar sociológicamente un fenómeno o hecho social.
Al alejarse de las nociones previas acerca de los hechos sociales a investigar, el
sociólogo observa los fenómenos sociales como cosas y trata a los mismos como cosas,
como objetos materiales. Por ello se refiere a la importancia de “cosificar” los hechos
sociales.
El autor remarca que “los fenómenos sociales son cosas y deben ser tratados como
tales. Para demostrar esta proposición (…) basta con constatar que son el único datum
de que puede echar mano el sociólogo. En efecto, es cosa todo lo que es dado, todo lo
que se ofrece, o mejor, lo que se impone a la observación. Tratar los fenómenos como
cosas, es tratarlos como datos que constituyen el punto de partida de la ciencia. Los
fenómenos sociales presentan de una manera incontestable este carácter” (Durkheim,
1912: 73)
Es por ello que el autor sostiene que la primera regla en sociología es considerar a los
hechos sociales como cosas, es decir, cosificarlos. Entenderlos como “hechos sociales”
implica atenerse a la objetividad de esos fenómenos, que como ya se ha desarrollado,
son independientes de la voluntad de los individuos. Y es allí donde, para Durkheim, se
encuentra el objeto de estudio de la sociología; y el método.
Durkheim destaca que:
“Es preciso, pues, considerar los fenómenos sociales en sí mismos, desligados de los
sujetos conscientes que se los representan: es preciso estudiarlos objetivamente como
cosas exteriores, pues con este carácter se presentan a nuestra consideración (…)
podemos asegurar que, procediendo de esta manera, se experimentará a menudo la
satisfacción de ver que los hechos en apariencia más arbitrarios, presentan
caracteres de constancia y de regularidad, síntomas ambos de su objetividad”
(Durkheim, 1912: pp. 74-76)
No obstante, el autor reconoce en la sociología (y no tanto en las ciencias naturales
como la física y la química) una dificultad para cumplir con esta primera regla del
método sociológico porque en esta como en otras ciencias sociales el investigador
también ha sido construido por hechos sociales. Por lo tanto, puede correr el riesgo de
incorporar ideas previas a aquello que busca investigar, revirtiendo el carácter objetivo
con que debe abordarse el estudio de los hechos sociales.
La primera de las reglas del método sociológico, por lo tanto, es evitar sistemáticamente
todas las premoniciones de aquello que voy a estudiar. Ello implica, como ya lo hemos
explicado, combatir de alguna manera el sentido común.
Esta primera regla, sostiene Durkheim, es “la base de todo método científico”.
“Es preciso, pues, que el sociólogo, ya en el momento en que determina el objeto de
sus investigaciones, ya en el curso de sus demostraciones, se prohíba resueltamente el
empleo de todos aquellos conceptos que se han formado con independencia de la

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ciencia y para necesidades que no tienen nada de científicas. Es necesario que se


libere de todas aquellas falsas evidencias que dominan al espíritu vulgar; que sacuda,
de una vez para siempre, el yugo de estas categorías empíricas que un largo empleo
acaba por convertir en tiránicas” (Durkheim, 1912: pp. 79- 81)
Una vez que se ha cumplido con la primera regla del método sociológico, ello permitirá
para el autor acercarse al estudio de los hechos sociales de forma objetiva.
Procediendo de esta manera, “el sociólogo se afirmará desde el primer momento en la
realidad, pues la manera de clasificar los fenómenos ya no depende de su voluntad, de
la contextura especial de su espíritu, sino de la misma naturaleza de las cosas”
(Durkheim, 1912: 83- 86)

7.3. Los tipos de solidaridad en tanto modelos de organización de las relaciones


sociales.
Desde una perspectiva organicista, Durkheim distingue dos tipos de organización de las
relaciones sociales a partir del criterio de solidaridad que existe en una sociedad dada,
diferenciando la solidaridad mecánica de la solidaridad orgánica. La solidaridad
mecánica, que ha existido en prácticamente toda la historia de la humanidad, caracteriza
las comunidades pequeñas fuertemente integradas.

La solidaridad mecánica:
- Se funda en la homogeneidad moral y social reforzada por la disciplina existente
en las comunidades pequeñas o reducidas.
- La tradición juega un rol preponderante. Los vínculos determinantes son los
vínculos de sangre, de suelo y religiosos.
- Se desconoce el individualismo. El individuo está sometido al grupo.
- El ejercicio de la justicia va operarse a partir de la subordinación del individuo a
la conciencia colectiva.
- La propiedad es comunitaria.

Durkheim perfila un modelo de organización social muy próximo al que Tönnies


llamaba la comunidad. Podemos aplicar los criterios de Durkheim a la vida en los
pequeños pueblos tradicionales. Por otra parte, los mecanismos de regulación social por
él descriptos pueden asemejarse al funcionamiento de ciertos grupos tradicionales,
integristas religiosos o culturas familiares.
La solidaridad orgánica:
La solidaridad orgánica está fundada en el predominio de la división del trabajo.
Surge 1) del progreso técnico, que aumenta la complejidad al multiplicar las tareas
necesarias en la organización de la producción; y 2) de la emancipación de los
individuos.
Como resultado del progreso técnico y de la emancipación de los individuos, el orden
social o la organización social dejarán de apoyarse en la uniformidad y la represión de
la colectividad (el control social generalizado) caracterizado por la cohesión.
Por el contrario, la organización social que va a surgir de la articulación orgánica de
individuos libres que tienen funciones diferentes y complementarias. La solidaridad
orgánica va a estar caracterizada por la práctica del consenso.

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La división del trabajo implica una multiplicación de roles profesionales especializados


(por ejemplo en el campo de la salud) y esa diversificación conduce a la necesidad de
coordinación.
- El individuo tiene más libertad y se separa de las obligaciones tradicionales que
le imponía la familia.
- En el sistema "orgánico" la diferencia (heterogeneidad) y el individualismo
reemplazan a la homogeneidad y a los vínculos comunitarios.

En estos lazos de solidaridad orgánica, “los individuos se agrupan en él, no ya según sus
relaciones de descendencia, sino con arreglo a la naturaleza particular de la actividad
social a la cual se consagran. Su medio natural y necesario no es ya el medio natal sino el
medio profesional. No es ya la consanguinidad, real o ficticia, la que señala el lugar de
cada uno, sino la función que desempeña” (Durkheim, 1897: p.118)
Esto resuelve una aparente paradoja: ¿Cómo es posible que la creciente diferenciación e
individualidad se den de la mano de un desarrollo de lo social? O dicho de otra manera:
¿Cómo es posible que el desarrollo de la individualidad no atente contra lo social?
Durkheim plantea que lo social no desaparece, sino que se modifican los principios que
organizan a la sociedad. El individuo se vuelve más autónomo, pero a la vez más
dependiente de la sociedad. La creciente división del trabajo social, nos lleva a
desarrollar tareas cada vez más específicas y diferenciadas, pero a su vez dependemos
cada vez más de que todos realicen las tareas que les corresponde para que el
“organismo social” siga funcionando. Por ejemplo, en las grandes ciudades cada vez
más personas realizan diferentes tareas especiales, pero dependen cada vez más de las
tareas de otras personas tanto para la producción de alimentos, como de energía o de
otros insumos. La creciente especialización, producto de la división del trabajo social,
nos lleva a no poder realizar cada uno de nosotros las tareas necesarias para satisfacer
las necesidades que surgen en la reproducción de nuestra vida cotidiana.
¿Cómo se relaciona la conciencia colectiva con estos dos tipos de sociedad? En las
sociedades donde prima la solidaridad mecánica la conciencia colectiva es importante,
tiene mucha fuerza. En esas sociedades la conciencia colectiva domina sobre la
conciencia individual. Allí la conciencia colectiva determina con precisión lo que está
permitido y lo que está prohibido, lo lícito de lo ilícito.
En las sociedades donde prima la solidaridad orgánica, la conciencia colectiva tiene
menos fuerza. El componente afectivo de la conciencia colectiva se siente muy poco, se
ha debilitado fuertemente y casi ha desaparecido (aunque esta desaparición nunca se da
del todo). Mientras que su presión es muy fuerte en las sociedades donde prima la
solidaridad mecánica. Esto se deduce del hecho que en las sociedades de solidaridad
orgánica el individuo es reconocido en tanto tal. La conciencia colectiva tiene un
impacto menor aunque no deja de existir, porque sino desaparecería la sociedad.

Vínculos comunitarios
Solidaridad Mecánica Cohesión
Homogeneidad
Individualismo
Solidaridad Orgánica Consenso
Heterogeneidad

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¿Una sociedad sin conciencia colectiva operando sólo a través de las conciencias
individuales puede existir? Durkheim se pregunta: ¿si la conciencia colectiva disminuye
y si los individuos se hacen cada vez más individualistas no se tiende en las sociedades
modernas a problemas cada vez más graves por la ausencia creciente de ese factor de
ligazón o cemento que forma la conciencia colectiva? ¿Las sociedades cada vez más
segmentadas, atomizadas, pueden sobrevivir sin una base de sustento común? ¿Es decir,
sin consenso? ¿La conciencia colectiva puede debilitarse a un punto tal que deje de
existir una base mínima de acuerdo que haga la vida en sociedad posible?
Durkheim, sin oponerse a un relativo desarrollo de la individualidad, piensa que debe
existir una cierta disciplina social. Durkheim es partidario de un equilibrio entre
consciencia individual y consciencia colectiva, pero teme que el avance del
individualismo lleve en el futuro a un creciente desequilibrio.
¿Cómo se opera históricamente el pasaje de una sociedad con solidaridad mecánica a
una con solidaridad orgánica? El proceso que conduce a la solidaridad orgánica parte de
una suerte de proceso de lucha por la vida. Durkheim es darwinista (Darwin, 1859), cree
que la lucha por la vida es una de las situaciones sociales elementales. En la medida que
una sociedad aumenta demográficamente aumentan también las situaciones de
concurrencia entre los individuos.
Surgen dos posibilidades:
- Los más fuertes eliminan a los más débiles (darwinismo social);
- Se consigue un acuerdo de manera que cada uno pueda actuar sin molestarse
mutuamente. (Las sociedades a solidaridad orgánica elaboran mecanismos
específicos de protección de los más débiles).

7.4. Los determinantes sociales del suicidio en Durkheim.


¿Cómo investiga los determinantes sociales del suicidio? Observando la regularidad de
las tasas de suicidio de un grupo social a otro, de una región de Francia a otra. En las
estadísticas encontrará por ejemplo que la tasa de suicidios y su crecimiento es
constante según las regiones geográficas que estudia. La tasa difiere según las regiones
pero la diferencia es constante. Hay regiones donde los individuos son más propensos al
suicidio que otras. Un individuo que habita en un determinado lugar de Francia tiene
más chances de suicidarse que un habitante de otra región. Existe una explicación social
del suicidio.
Durkheim se refiere al concepto de comunidad en gran parte de su obra y también en El
Suicidio (1897), va descartando una a una las hipótesis que no sirven para explicar las
causas que llevan en una sociedad a que ciertos individuos se suiciden.
Para Durkheim el suicidio varía inversamente al grado de integración al grupo al que se
pertenece. Hay más suicidios en las ciudades que en el campo, entre los ateos que entre
los cristianos, entre los protestantes que entre los católicos, etc. Durkheim define el
suicidio como todo caso de muerte que resulta directamente de un acto positivo o
negativo realizado por la víctima que sabe que va a producir alguna consecuencia. Acto
negativo o positivo significa que para Durkheim el suicida es tanto quien toma
voluntariamente un veneno o aquel que se niega a abandonar un edificio en llamas o el
capitán que se hunde con su barco.
En el "suicidio" se interesa por dos razones:

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1) Ante todo por razones de orden metodológicas. Quiere demostrar que el suicidio es
un acto social y como tal expresa las relaciones que existen entre un individuo y la
sociedad. Busca mostrar a partir de un fenómeno, que desde el sentido común es
asociado a cuestiones meramente psicológicas o individuales, las determinaciones
sociales que operan de trasfondo. Distingue las predisposiciones psicológicas al suicidio
y las determinantes sociales. Hay en la sociedad situaciones que pueden conducir al
suicidio, pero no todos los individuos son propensos a suicidarse. Durkheim va a
privilegiar lo social que es el único factor que puede realmente dominar.
2) Razones de orden moral: Para Durkheim el suicidio hay que clasificarlo no como
fenómeno anormal, sino como fenómeno patológico que muestra las dificultades de la
sociedad contemporánea. Es necesario proponer soluciones que permitan atenuar la
incidencia del suicidio.
A partir de estas dos razones para estudiar al suicido como hecho social, “la cifra social de
los suicidios no se explica más que sociológicamente” debido a que “es la constitución moral
de la sociedad la que fija en cada instante el contingente de las muertes voluntarias. Existe
pues, para cada pueblo una fuerza colectiva, de una energía determinada, que impulsa a los
hombres a matarse. Los actos que el paciente lleva a cabo y que, a primera vista, parecen
expresar tan sólo su temperamento personal, son, en realidad, la consecuencia y
prolongación de un estado social, que ellos manifiestan exteriormente” (Durkheim,
1897: 169-170)
Durkheim distingue tres suertes de suicidio:
1) El suicidio egoísta se produce cuando la cohesión en los grupos de pertenencia
declina a tal punto que ya no constituye el sostén que le ofrecía al individuo
habitualmente. Cuanto más débil es la cohesión del grupo, hay más posibilidades
de suicidio. Cuando la sociedad se encuentra fuertemente integrada, ella se
impone a los individuos y les prohíbe disponer de ellos mismos. Advertimos que
la calificación de "egoísta" no implica un juicio de valor, ella define una
situación de aislamiento en relación al marco social.
2) El suicidio anómico es típico de las sociedades modernas. Producto de la
disminución de la conciencia colectiva, de la dislocación de valores, del
debilitamiento de los principios. Si el suicidio egoísta corresponde a una crisis
de la comunidad social, el suicidio anómico corresponde a una crisis de la
comunidad moral.
Durkheim muestra que el suicidio aumenta en los períodos de prosperidad
económica (de una manera general, la pobreza protegería contra el suicidio). El
suicidio en una coyuntura favorable es típico de una situación donde la
conciencia social es menos fuerte: la prosperidad otorga más posibilidades y
reduce las formas clásicas de integración social.
3) El suicidio altruista se manifiesta cuando el individuo se encuentra
comprometido a tal grado en la relación social que decide suprimirse cuando él
cree que alguno de sus actos causa un gran deshonor a esa relación social (auto-
castigo). O se suicida porque piensa que con su muerte salva el honor de la
sociedad, por ejemplo el capitán que se hunde con su barco, o en la religión
hindú, de las mujeres que se arrojan sobre el fuego donde se incinera el cuerpo
de sus maridos, es un suicidio en adhesión a las normas sociales.
En cada caso, el concepto de comunidad a través de la noción de integración social,
conduce a una explicación social del suicidio. En cuanto al suicidio egoísta y anómico,

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la relación que hace Durkheim es que cuanto más sólida es la comunidad (o sea que la
solidaridad mecánica es más fuerte), más alta es la integración social, se afirma más la
conciencia colectiva (más integración moral) y más débil es la tendencia al suicidio.

7.5. El modelo corporativo en la división del trabajo social.


La preocupación que moviliza a Durkheim a teorizar sobre lo que define como “modelo
corporativista”, al igual que cuando escribe sobre las diferentes formas de suicidio en su
obra El suicidio, es la situación de “anomia jurídica y moral” en la que se encuentra la
sociedad a partir de la revolución industrial. Debemos tener en cuenta que la
formulación de este modelo que viene a solucionar las dificultades de la naciente
sociedad industrial fue desarrollada en 1893 en su tesis de doctorado titulada La división
del trabajo social.
Durkheim se interroga sobre los medios que ayudarían a impedir el deterioro de la
conciencia colectiva y la integración social. En este sentido, considera que la familia
juega un rol muy importante, pero al transformase ese rol, éste ya no asegura una
suficiente integración social.
Por otra parte, el Estado es algo demasiado abstracto y lejano a la gente. Durkheim
remarca que “La actividad colectiva es siempre muy compleja para que pueda expresarse
por el solo y único órgano del Estado; además, el Estado está muy lejos de los individuos,
tiene con ellos relaciones muy externas e intermitentes para que le sea posible penetrar
bien, dentro de las conciencias individuales y socializarlas interiormente. Por eso, donde
quiera que el Estado sea el único medio de formación de los hombres en la práctica de la
vida común, es inevitable que se desprendan de él, se desliguen los unos de los otros, y que,
en igual medida, se disgregue la sociedad” (Durkheim, 1985: 24).
Por otro lado, la religión se hace cada vez más individual y menos disciplinada, lo que
le impide jugar el rol integrador que había tenido en otras épocas. Entonces Durkheim
propone restablecer las corporaciones, las comunidades económico profesionales del
antiguo régimen.
Durante este período los trabajadores estaban sometidos a la voluntad de sus patrones
dueños de las fábricas, cabe aclarar que es durante esta Revolución Industrial que nace
el capitalismo que tiene como característica central y novedosa el hecho de que los
trabajadores ya no disponen de los medios de producción, estos son propiedad del
patrón, estos solo disponen de sus calificaciones y su tiempo que es lo que le venden al
empleador. Cuando nace la era industrial el Estado no se encontraba preparado para
poder intervenir en las luchas entre patrones y obreros, no existía un cuerpo de leyes que
mediase en esta relación por lo que las acciones censurables eran normalmente absueltas
y el límite entre lo que es considerado “justo” e “injusto” se encontraba desdibujado.
Las reglas desde la perspectiva de Durkheim son las que moderan la vida colectiva a
partir del establecimiento de una moral, lo que lo lleva a afirmar que la época industrial
estaba definida por una moral imprecisa.
Sin un apropiado sistema de leyes moderadoras sólo la ley del más fuerte es la que tiene
vigencia, y en este caso los más poderosos, es decir, los dueños de los medios de
producción eran aquellos que imponían su voluntad, la maximización de ganancias,
sobre los trabajadores fabriles. Una reglamentación moral o jurídica expresa las
necesidades sociales, y es la sociedad el organismo capaz de conocer tales necesidades
siendo la única instancia que es superior a las voluntades de los sujetos, de esta forma
las leyes son “producto de una elaboración colectiva”. La reglamentación existente no

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podía dar cuenta de la moderna actividad económica que era cambiante y requería una
creciente especialización.
La solución que encuentra a este estado de la sociedad es la corporación, esta no debe
ser confundida con el sindicato ya que “si bien tenemos ahí un comienzo de organización
profesional, pero es todavía muy informe y rudimentario, pues, en primer lugar, un sindicato es
una asociación privada sin autoridad legal, desprovisto, por consiguiente, de todo poder
reglamentario… Para que el derecho y la moral puedan ser establecidos en las diferentes
profesiones económicas, es preciso, pues, que la corporación en lugar de seguir siendo un
agregado confuso y sin unidad, se convierta en un grupo definido y organizado, en otras
palabras, una institución pública” (Durkheim, 1985: 13).
Estas corporaciones normalmente eran asociadas con el antiguo régimen o incluso los
antiguos comerciantes griegos, pero lo que el autor plantea de ninguna manera debe ser
visto como un retroceso, por el contrario afirma que se debe ver a que necesidades
respondían estas antiguas corporaciones y la forma en la que las satisfacía para, a partir
de esto, transformarlas teniendo en cuenta el nuevo medio en el que deben desarrollarse.
De esta forma no han de caer en lo que representaron al final del antiguo régimen: un
grupo obstinado en crear un monopolio del saber limitando a los artesanos.
La importancia en esta forma corporativa de organización de los oficios estriba en que
el grupo profesional es un poder moral capaz de contener los egoísmos individuales
manteniendo en el corazón de los trabajadores un sentimiento de solidaridad común y
lucha contra la aplicación brutal de la ley del más fuerte en las relaciones industriales y
comerciales. Este aspecto debe ser rescatado de las corporaciones medievales donde los
integrantes se trataban de “sodales” para expresar un parentesco espiritual que
implicaba una estrecha confraternidad, pero a su vez adecuarlo a los tiempos modernos
ya que anteriormente las organizaciones tenían un carácter eminentemente religioso, la
nueva religión de la era industrial es la ciencia y es a la luz de estos nuevos valores que
las corporaciones deben retornar.
La dificultad que vieron las antiguas corporaciones con la llegada del nuevo régimen
radicaba en su gran ritualización producto de su organización de carácter religioso; esto
les impedía adaptarse y cambiar por su carencia de flexibilidad. Otra característica que
les impedía continuar existiendo era su extensión, estas estaban íntimamente ligadas a
las profesiones y por lo tanto a la esfera económica. Esta esfera económica durante el
antiguo régimen estaba circunscripta al “mercado municipal que ahora se ha convertido
en nacional e internacional, la corporación moderna debe tener la misma extensión. En
lugar de limitarse únicamente a los artesanos de una ciudad, ha debido de agrandarse
en forma que comprendiera a todos los miembros de la profesión dispersos en toda la
extensión del territorio pues, sea cual fuere la región en que se encuentren, que habiten
en la ciudad o en el campo, todos son solidarios unos de otros y participan en una vida
económica.” (Durkheim, 1985: 22).
Al tener una extensión de semejantes características lo que se le está brindando a la
corporación industrial es una mayor heterogeneidad de actores que se desempeñan en
diferentes partes del país, de esta forma la posibilidad de adaptarse se acrecienta ya que
los sujetos no son subordinados por la corporación y de las distintas funciones surgirá la
adaptabilidad, es decir que la corporación moderna necesita de la diversificación para
no resistirse al cambio, sino abrazarlo.
“En un grupo formado por elementos numerosos y diversos, se producen sin cesar
nuevos arreglos que constituyen otras tantas fuentes de novedades. El equilibrio de
una tal organización no tendría, pues, nada de rígido, y, por consiguiente, se
encontraría por modo natural en armonía con el equilibrio movible de las
necesidades y de las ideas” (Durkheim, 1985: p. 33).

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Una de las funciones de las corporaciones de la era industrial sería aquella que para ese
momento correspondía a los municipios o sociedades de beneficencia privadas, estas
son las de asistencia, que para desempeñarse correctamente suponen un sentimiento de
solidaridad entre los que asisten y son asistidos, junto con una cierta homogeneidad
intelectual y moral, lo que se da naturalmente entre las personas que practican una
misma profesión. De esta forma uno de los papeles de las corporaciones es ser una
sociedad de socorros mutuos entre los trabajadores de una misma profesión, al mismo
tiempo que provee capacitación y momentos de esparcimiento y comunicación entre sus
integrantes.
Dentro de los Estados Nación existe una gran distancia entre lo que es la actividad de
los sujetos y la actividad estatal ya que el Estado se encuentra muy alejado de los
individuos, teniendo con ellos pequeñas e intermitentes relaciones, es por eso que existe
una gran dificultad a la hora de socializarlos y “penetrar dentro de las conciencias
individuales”.
Siguiendo estos postulados Durkheim afirma que si es este Estado el único garante de la
formación de los sujetos será inevitable que estos se desprendan de él, desligándose los
unos de los otros, y que, en igual medida, se desligue la sociedad. La Nación requiere
que se intercale entre los intereses estatales y los particulares, por lo que necesita un
cuerpo de organizaciones intermedias capaces de atraer a los sujetos por ser más
próximas a sus intereses y conducirlos y ligarlos al torrente de la vida social. Esta sería
una de las funciones centrales de las corporaciones, la de actuar como mediador y
comunicador entre el Estado Nación y los trabajadores, de esta forma inculcarles los
valores morales propicios para conducirlos en la moderna vida social.
Durkheim destaca que:
“Ni la sociedad política en toda su totalidad, ni el Estado, pueden, evidentemente,
sustraerse a esta función; la vida económica, por ser muy especializada y por
especializarse más cada día, escapa a su competencia y a su acción. La actividad de
una profesión no puede reglamentarse eficazmente sino por un grupo muy próximo a
esta profesión, incluso para conocer bien el funcionamiento, a fin de sentir todas las
necesidades y poder seguir todas sus variaciones. El único que responde a esas
condiciones es el que formarían todos los agentes de una misma industria reunidos y
organizados en un mismo cuerpo. Tal es lo que se llama la corporación o el grupo
profesional” (Durkheim, 1985: p.12).

8. Conclusiones iniciales e ingreso a las próximas unidades.


Al indagar sobre el surgimiento de la sociología como disciplina, no debemos olvidar
que el pensamiento social partió de una finalidad ética. A lo largo de la historia del
pensamiento social podemos observar la sociología puso el acento en buscar resolver
problemas que se le plantean al hombre en la dimensión social, es decir, en su condición
de animal gregario, que vive en sociedad bajo el marco de reglas y normas de
comportamiento.
La necesidad de distinguir entre lógicas diferentes y transformaciones sociales,
económicas, políticas y científicas, ha llevado a apartar los diferentes órdenes de cosas
y, en muchas circunstancias, ello ha conducido a separar rígidamente nuestra manera de
pensar. Sin embargo, en gran parte de la tradición del pensamiento social estos órdenes
separados se encuentran articulados y, en cierta forma, integrados. Ello nos cuestiona
acerca de la manera en que fueron separados y cómo se rearticulan, para repensar la
problemática de nuestra sociedad y de las ciencias modernas.

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La primera parte ha presentado las líneas directrices del contexto histórico-social del
surgimiento del pensamiento sociológico en relación con la ruptura del viejo orden y el
surgimiento de la modernidad. Tales líneas, conjuntamente con la presentación del
pensamiento de algunos pensadores del siglo XVII al XIX, servirán de base para
comprender el pensamiento de los autores clásicos de la sociología que desde sus
visiones teóricas, construirán su campo de estudio científico.
En la segunda parte se presentan las visiones clásicas de la sociología y sus enfoques
epistemológicos, intentando clasificar a las perspectivas teóricas a partir de la
contraposición entre enfoques centrados en el orden y en el conflicto social y enfoques
que abordan la contraposición entre subjetividad y objetividad.
La unidad concluye con el desarrollo de la perspectiva de uno de los padres fundadores
de la sociología, Emile Durkheim. El autor prioriza la especificidad de lo social en
relación a lo individual. El todo social difiere de la aglomeración de las partes, es decir
de los individuos que lo componen. En ese sentido, parte de una perspectiva holística
que supone que el “todo” (lo social) es de una naturaleza diferente de la de sus
componentes (los individuos).
Según esta concepción que privilegia “lo social” sobre las conductas individuales, los
comportamientos individuales son resultado de las imposiciones ejercidas por las
estructuras sociales, ellas mismas producto de una historia que sigue sus propias leyes.
Los comportamientos individuales se entienden a partir de esas estructuras sociales (el
Estado, el derecho, la familia, el lenguaje, el ejército, etc.). La función principal de las
estructuras consiste en encuadrar los grupos sociales y conducirlos, según sus
específicos modos de funcionamiento, a “reproducir” lo “social global”.10
De manera general y recordando la noción de paradigma de Kuhn, podemos decir que
ésta concepción ejerce una postura dominante en las ciencias sociales, constituyendo un
paradigma normativo de gran influencia. A partir de este paradigma, el trabajo del
sociólogo será el de describir y explicar el funcionamiento de las estructuras sociales.
Explicar de manera científica, significa poner en evidencia los procesos que intervienen
en la producción de ciertos fenómenos. Cuando los mismos procesos se producen de
manera frecuente produciendo los mismos fenómenos se habla de leyes.
Se llega así a un esfuerzo de análisis de tipo legislativo, donde se trata de encontrar los
fenómenos recurrentes y su articulación en un lapso más o menos extenso de manera de
poder extraer sus leyes. En conclusión la unidad deja abierta la reflexión para el
desarrollo de las otras dos vertientes o visiones clásicas de la sociología que se
recorrerán en las próximas dos unidades.

Preguntas guía de la Unidad Nº1


1. Explique la siguiente afirmación: “La sociología, en tanto disciplina académica, es un
emergente de la Modernidad“. Vincule con el necesario abordaje histórico que propone
Portantiero para entender el surgimiento de la sociología y de las ciencias sociales.
2. ¿Qué características tenía la organización socio-económica en la edad media? Ponga
el acento en la organización a partir de estamentos. ¿Qué implicancias tuvo la
revolución industrial en el surgimiento de una nueva organización socio-económica?

10
Mas adelante, en la unidad 4, veremos en profundidad la corriente sociológica característica del siglo
XX conocida como “Funcionalismo”, que retoma la influencia de Durkheim y de otras vertientes teóricas
de las ciencias sociales, tales como el “Estructuralismo” antropológico, entre otras.

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Enumere por lo menos tres rasgos característicos de esta nueva organización socio-
económica
3. ¿Qué cambios implica la división del trabajo según Adam Smith? Desarrolle los
mismos y explique las causas que la motivan en opinión del autor.
4. Explique la diferencia entre “precio real” y “precio nominal” en Smith. ¿Qué lugar
juega el trabajo en esta diferenciación?
5. ¿Por qué A. Smith afirma que “El mismo precio real representa siempre el mismo
valor; pero el mismo precio nominal puede tener valores distintos”?
6. ¿De qué manera agrupa a los individuos Saint Simón? Brinde un ejemplo de
individuos pertenecientes a cada tipo de agrupamiento social. ¿Qué agrupamiento social
es característico de la edad media? Fundamente teniendo en cuenta las características
socio-económicas medievales.
7. Explique el principio de individualización en el marco de la superación de los lazos
sociales medievales.
8. ¿A qué se denomina Ilustración o Iluminismo? Explique la relación entre este
movimiento y el desarrollo del principio de individualización en tanto nueva manera de
considerar las relaciones sociales en la organización social moderna.
9. ¿Cuáles son los tres estados teórico-históricos del conocimiento para Augusto
Comte? Desarrolle las características de cada uno ellos y brinde un ejemplo.
10. Explique la siguiente afirmación: “El desarrollo de las ciencias en general y, de las
ciencias humanas en particular, está ligado a dos principios complementarios: la
racionalización y la individualización”. Desarrolle brevemente cada uno de los
principios.
11. Desarrolle la siguiente frase: “Las ciencias humanas y la sociología en particular se
construyeron sobre el paradigma superior de la existencia de leyes de la naturaleza”.
12. En opinión de Montesquieu, ¿qué son las leyes? ¿Por qué podemos decir que esta
noción de ley es tomada de las ciencias naturales?
13. Desarrolle y explique la visión de Herbert Spencer en relación al análisis social.
¿Por qué se denomina Darwinismo social a sus postulados?
14. ¿Cuál fue el modelo de organización legítimo de las relaciones sociales preconizado
por Hobbes, Locke y Rousseau, en tanto opuesto a las relaciones tradicionales
dominantes en el Medioevo?
15. Explique las similitudes y diferencias entre los postulados teóricos de Hobbes,
Locke y Rousseau en relación a los cambios en la organización socio-política.
16. Mencione y desarrolle las dos posiciones epistemológicas opuestas centradas en el
objetivismo y el subjetivismo. Ponga el acento en cómo estas posiciones consideran a
“lo otro” a partir del cual el individuo estructura sus acciones ¿En qué posición
epistemológica ubicaría a los autores clásicos de la sociología?
17. Diferencie entre el enfoque epistemológico de la construcción de lo “social” como
un orden estable o conflictivo. ¿En qué posición epistemológica ubicaría a los autores
clásicos de la sociología?
18. ¿Cuál es el objeto de estudio de la sociología para Emile Durkheim? Mencione y
desarrolle por lo menos cuatro características.

35
Sociología - Cátedra Dra. B. Wehle

19. ¿Podríamos considerar al enfoque epistemológico y metodológico de Durkheim


como objetivista o subjetivista? Fundamente.
20. ¿Que son los hechos sociales para Durkheim y cuáles son sus características
principales?
21. Desarrolle el concepto de coerción social y como se vincula con el carácter
colectivo de los hechos sociales
22. ¿Por qué se puede afirmar que todo hecho colectivo es general pero no todo lo
general es colectivo?
23. Explique el principio de individualización en el marco de la superación de los lazos
sociales medievales.
24. ¿Cuál es la metodología propuesta por Durkheim para estudiar los hechos sociales?
¿Qué significa considerar a los hechos sociales como “cosas”? Relacione esta
perspectiva con la mirada “positivista” del autor.
25. ¿En qué consiste el concepto de solidaridad social? Mencione y desarrolle las
características de los tipos de solidaridad en tanto modelos de organización de las
relaciones sociales.
26. ¿Por qué Durkheim afirma que el desarrollo de la solidaridad orgánica es propio de
la sociedad moderna?
27. ¿Cuáles son las dos razones por las que se interesa E. Durkheim para estudiar los
suicidios como hechos sociales?
28. ¿Por qué Durkheim afirma que detrás de todo suicidio y más allá de sus
motivaciones individuales existen determinaciones sociales que operan de fondo?

29. ¿Cuáles son los tipos de suicidios desarrollados por Durkheim y que
determinaciones sociales operan en cada caso? Brinde un ejemplo de cada uno.

30. ¿Cuál es el problema de la sociedad moderna según Durkheim y qué solución


propone?

31. ¿Por qué el Estado y la familia no pueden cumplir el rol de fortalecimiento del orden
moral y los lazos sociales en la sociedad moderna? ¿Y los sindicatos y las agrupaciones
patronales?

Bibliografía de Consulta Unidad 1:


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37
Sociología - Cátedra Dra. B. Wehle

FACULTAD DE CIENCIAS ECONÓMICAS


SOCIOLOGÍA
CÁTEDRA: Dra. BEATRIZ WEHLE

UNIDAD 2: La sociología alemana a partir de Max Weber


La sociología alemana a partir de Max Weber y la acción social. Conceptos y
problemas fundamentales. El conocimiento sociológico aplicado a diversas
problemáticas en las distintas configuraciones de la sociedad moderna desde sus
inicios. Relación social y poder.

1. La sociología alemana a partir de Max Weber y la acción social. Conceptos y


problemas fundamentales.

1.1. Antecedentes de la obra de Max Weber: Comunidad y Sociedad en Tönnies.


La obra de Max Weber (1864-1920) tiene una influencia considerable sobre el
pensamiento sociológico del siglo XX. Ella abarca una amplia problemática que iremos
desarrollando. En primer lugar vamos a examinar la manera en que él trata la noción de
comunidad.
Weber, como Tönnies y Durkheim, se interroga sobre los cambios que marcan la
sociedad europea del siglo XIX y las diferencias entre la sociedad moderna que emerge
y la sociedad tradicional que desaparece. Los tres pensadores analizan las consecuencias
de las transformaciones de la organización social y la ruptura de los lazos comunitarios
provocada por la industrialización. La contribución de Max Weber converge con la
temática acerca de la comunidad en las clasificaciones de Ferdinand Tönnies y Emile
Durkheim.
En su referencia al tema de la comunidad en Tönnies distingue entre “comunidad” y
“sociedad”; Durkheim entre la “solidaridad mecánica” y la “solidaridad orgánica” y
Weber entre “comunización”, es decir la relación social de “comunidad” y
“socialización”, la relación social de “sociedad”.
En cuanto a Ferdinand Tönnies (1855-1936), el autor analiza los cambios en los
vínculos comunitarios característicos de la Edad Media en relación a los vínculos
societarios que van apareciendo con el desarrollo de las ciudades industriales. Su
objetivo es explicar el pasaje de la sociedad tradicional a la sociedad industrial moderna.
En el siglo XIX en Europa el crecimiento de las ciudades, la ruptura de los vínculos
tradicionales, la transformación de la familia son cambios que llevan a Tönnies a
observar atentamente la transición entre esas dos épocas.
Tönnies observa el contraste creciente y va a tratar de caracterizar esas dos situaciones:
1) describiendo la situación tradicional que él va a llamar "comunidad" (gemeinschaft) y
2) la otra que llama sociedad (gesellschaft). Va a estudiar las relaciones sociales
específicas a estos dos tipos de organización social: las relaciones comunitarias en la
organización tradicional y las relaciones societarias en la organización social moderna.
El análisis de esas dos formas organizacionales (comunitaria y societal) le va a permitir
elaborar una explicación de la transición entre la sociedad feudal y la sociedad moderna.
Weber utiliza los conceptos de comunidad y sociedad para caracterizar la
transformación social, distinguiendo así dos tipos puros: “comunización” y
“socialización”. La “comunización” como tipo puro se apoya sobre toda suerte de

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Sociología - Cátedra Dra. B. Wehle

fundamentos afectivos, emotivos y tradicionales. Constituye una relación social que se


inspira en el sentimiento subjetivo de los participes en la comunidad como en un todo.
La familia, el vecindario, la parroquia, la relación de pareja. Se puede sumar la
comunidad nacional en la medida que los elementos afectivos (patria) o tradicionales (la
historia y las tradiciones) prevalecen sobre los elementos racionales (el Estado o el
sistema político) (Weber, 1922).
En oposición, llama tipo puro de “socialización” a las relaciones sociales de la
organización de la sociedad fundadas en el compromiso o en el intercambio de intereses
racionales o en un compromiso mutuo fundado en el interés. Una relación social es de
“sociedad”, si ella surge predominantemente de la voluntad o del cálculo racional e
interesado de los partícipes, más que de la identificación afectiva (Weber, 1922).
La libertad de mercado es un ejemplo de relación social de “sociedad”. En ese sentido,
lo son también la organización empresarial o de la administración pública en la medida
que las relaciones sociales que se dan allí son el producto de:
- un compromiso entre intereses opuestos pero complementarios. El interés del
empleador es complementario del interés del empleado; pero es opuesto en la medida
que la satisfacción del interés de unos (salarios) depende de la satisfacción del otro
(inversión). La relación debe desembocar en el compromiso.
- Perseguir el interés personal.
- Del acuerdo contractual
“Comunización” y “socialización” constituyen dos tipos ideales, es decir, dos modelos
de relaciones sociales para comprender la realidad concreta. Weber puede así analizar
que los dos tipos de relaciones sociales a veces participan en la misma situación. Por
ejemplo, en una empresa donde las relaciones entre los individuos se organizan
teóricamente a través de reglas contractuales (“socialización”), pero pueden a largo
plazo, desarrollarse interacciones afectivas (“comunización”).
Weber hace una aplicación interesante de estos conceptos cuando se refiere a la
sociedad urbana y su evolución. Compara las ciudades de la antigüedad o las orientales
con las ciudades de Europa y del Medioevo y señala la diferencia esencial que las
distingue: a) las ciudades antiguas eran asociaciones de comunidades, es decir, estaban
compuestas de grupos étnicos o familiares, clanes fuertemente unidos y jurídicamente
indisolubles; b) mientras que las ciudades medievales eran asociaciones de individuos
participando en la vida de la ciudad como individuos y no en tanto que únicamente
como miembros de una familia o de un grupo. De ello extrae dos consecuencias:
1) El hecho de que los miembros de la ciudad fueran individuos reforzó el carácter
autónomo de la ciudad (en relación a otras entidades jurídicas). Recordemos que la
autonomía se consagraba jurídicamente cuando el Soberano le otorgaba una “carta”, que
establecía libertades a la ciudad incluyendo la facultad de autogobierno.
2) A pesar que en un principio la ciudad constituida como un todo autónomo, podía
funcionar como una comunidad, la rápida individualización de los ciudadanos
contribuyó a revertir esa tendencia, pasando a tomar las características de una
asociación y no de una comunidad. La tendencia a la afirmación de los derechos
ciudadanos contribuyo a debilitar las antiguas “corporaciones” o “guildas” u otros
grupos y a crear las condiciones para el nacimiento del capitalismo, que requiere
individuos “libres” susceptibles de invertir en el rol de empresarios.

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Sociología - Cátedra Dra. B. Wehle

Recapitulando la evolución organizacional analizada por Weber: En la ciudad antigua se


encuentran estructuras tradicionales basadas en el sistema familiar de relaciones
comunitarias. El individuo está fuertemente controlado. Cada uno tiene su rango y su
posición social se define por su pertenencia a una familia y no la puede cambiar (la
movilidad social no existe) y es muy difícil llevar adelante iniciativas económicas.
Las ciudades occidentales tienen otras características ya que siguieron tres movimientos
distintivos:
1) Su carácter de asociación de individuos explica la aparición de una dinámica
autónoma de la ciudad.
2) Esa autonomía genera un carácter comunitario. Siendo autónoma, la ciudad medieval
tiene tendencia a considerarse como un todo separado en relación al otro todo y a
encerrarse dentro de sus muros.
3) Pero la dinámica de los derechos del individuo va a presionar para que la ciudad se
abra. Aumenta el número de los extranjeros (los que no nacieron en la ciudad) que
pueden pasar a ser ciudadanos si se quedan viviendo en la ciudad (lo que era
imposible en las ciudades antiguas). Los grupos cerrados en las ciudades comenzaron
a debilitarse y surgieron nuevas iniciativas económicas que desarrollaron la sociedad
capitalista.

1.2. Weber y el concepto de acción social. Conceptos sociológicos fundamentales de


la teoría weberiana.
Max Weber, como mencionamos al comienzo, construye su teoría social, siguiendo un
camino inverso al de Durkheim. Mientras que este iba desde lo social para explicar lo
individual, Weber parte de los individuos para llegar a la construcción de órdenes
sociales. Weber discute con las teorías funcionalistas que ven a la sociedad como un
todo. Para Weber, pensar lo social como un “individuo colectivo” no es más que una
ficción, ya que en definitiva la sociedad es la suma de los individuos que la componen y
que la van construyendo y reproduciendo. Son los individuos mediante sus acciones
quienes construyen la sociedad y estas acciones están dotadas de sentido por dichos
individuos. Por ende, la sociología weberiana va del sentido subjetivo de la “acción
social” hacia la conformación de los órdenes sociales.
La acción para Weber es cualquier comportamiento al cual una persona le otorga
sentido. Respecto a este planteo surge una pregunta concreta:
¿Porque la sociología debería estudiar el sentido que le otorga un individuo a la
acción?
En principio, porque sólo podemos entender a la acción si podemos comprender y
explicar su sentido, ya que para Weber es el sentido lo que distingue al hombre de otros
objetos de estudio (Los objetos de estudio de las ciencias naturales no le otorgan sentido
a su accionar). Pero antes de ingresar al abordaje conceptual de las acciones sociales
como objeto de estudio de la sociología, Weber diferencia las mismas con respecto a las
conductas puramente reactivas o imitativas entendiendo a estas últimas como
comportamientos carentes de sentido. Si bien Weber reconoce que los límites entre una
acción con sentido y un modo de conducta puramente reactivo son “enteramente
elásticos”, él considera que eso no significa que no sea útil reconocer sus diferencias.
Veamos que para Weber la conducta puramente reactiva no se encuentra unida a un
sentido subjetivamente mentado. Al realizar tal conducta, los individuos no incorporan

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Sociología - Cátedra Dra. B. Wehle

un sentido a aquello que realizan y es por ello que Weber se refiere a un


comportamiento puramente “reactivo”. Un ejemplo podría ser un acto reflejo. Allí el
individuo se comporta sin mediar un sentido que él mismo atribuye al accionar y es por
ello que este tipo de conductas puramente reactivas, Weber considera que podrían ser
estudiadas por las ciencias naturales como la fisiología.
Para Weber, la Sociología debe estudiar un determinado tipo de acción, “la acción
social” que se distingue de otras acciones por ser una acción cuyo sentido está
construido u orientado por la acción de otros. Hay que recordar que para Weber lo
“otro” no es “lo social”, sino otros individuos que conforman dicha sociedad, lo que
remite a una diferencia clara respecto a Durkheim quien consideraba a lo “otro” como lo
social y a lo social como algo distinto de la suma de los individuos.
Cabe destacar que en dicha construcción del sentido de una acción por parte del
individuo que la realiza, hay dos elementos claves. Por un lado la motivación, es decir
lo que lleva al individuo a realizar determinada acción. Y por otro lado, la expectativa,
en cuanto lo que espera que suceda a partir de la realización de dicha acción. Por
ejemplo, una persona puede estar motivada a saludar a otra y tiene por expectativa que
dicha persona a su vez devuelva el saludo de determinada forma.
Esto permite responder a otra cuestión:
¿Por qué las acciones sociales no son caóticas? O ¿Porque existen ciertas
regularidades en el accionar social?
Precisamente porque dichas acciones dotadas de sentido por los individuos, están
orientadas por la acción de otros individuos, estableciéndose usos, costumbres o
intereses que permiten regular el accionar social de los individuos, a partir de ese
sentido compartido. Un sentido que nos es común a todos los que compartimos una
determinada sociedad, en un determinado tiempo. Aunque este sentido es “común”, es a
la vez subjetivo, ya que no se impone externamente al individuo como en Durkheim,
sino que es el propio individuo el que dota de sentido a la acción.
De cualquier forma, hay que destacar que en el pensamiento weberiano aparece un
factor que no es individual y que posibilita esa articulación de sentidos que permiten
construir un sistema de acciones ordenado, no caótico. Weber denomina a este factor
“imágenes del mundo” y seria un concepto análogo al de representaciones sociales o
conciencia colectiva de Durkheim, en cuanto son formas de interpretar, entender el
mundo que nos rodea y nuestro accionar en él.
Frente a una sociología que denomina “organicista”, Weber destaca la relevancia de una
sociología comprensiva que “(…) puede ayudarnos a destacar aquella acción social
cuya comprensión interpretativa sea importante para la explicación de una conexión
dada” (Weber, 1922:13). Diferenciando entre los “organismos” y las “formas sociales”,
el autor destacada que,
“(…) el método de la llamada ´sociología organicista´ (…) pretende explicar,
partiendo de un ´todo´ (por ejemplo, una economía nacional) el actuar conjunto que
significa lo social; por lo cual, dentro de ese todo, se trata al individuo y su acción
análogamente a cómo la fisiología trata la situación de un ´órgano´ en la economía
del organismo (…) No puede ser dilucidado aquí hasta qué punto en otras disciplinas
tiene que ser definitiva (necesariamente) esta consideración funcional de las ´partes´
de un ´todo´ (…) Más, en este punto comienza precisamente la tarea de la sociología
(tal como aquí la entendemos). Respecto a las ´formas sociales´, en contraste con los
´organismos´ nos encontramos cabalmente, más allá de la simple determinación de
sus conexiones y ´leyes´ funcionales en función de cumplir lo que está

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Sociología - Cátedra Dra. B. Wehle

permanentemente negado a las ciencias naturales (…): la comprensión de la conducta


de los individuos partícipes; mientras que, por el contrario, no podemos
´comprender´ el comportamiento por ejemplo de las células, sino captarlo
funcionalmente” (Weber, 1922: p. 13).
En la perspectiva de Weber, los valores, dentro de una visión fundamentalmente
histórica, toman una consideración que anteriormente se había dejado de lado. A partir
de la definición de los conceptos sociológicos fundamentales, Weber señala por qué la
sociología debe tener como objeto de estudio a las acciones sociales.
“debe entenderse por sociología... una ciencia que pretende entender,
interpretándola, la acción social para de esa manera explicarla causalmente en su
desarrollo y efectos. Por "acción" debe entenderse una conducta humana (bien
consista en un hacer externo o interno, ya en un omitir o permitir) siempre que el
sujeto o los sujetos de la acción enlacen a ella un sentido subjetivo. La "acción
social", por tanto, es una acción en donde el sentido mentado por su sujeto o sujetos
está referido a la conducta de otros, orientándose por ésta en su desarrollo” (Weber,
1922: 5).
Las acciones son sociales, para Weber, cuando están determinadas y orientadas por el
sentido mentado, este es el sentido que el individuo le da a la acción; y que también está
orientado a partir de los otros:
“Por "sentido" entendemos el sentido mentado y subjetivo de los sujetos de la acción,
bien a) existente de hecho: b) en un caso históricamente dado. c) como promedio y de
un modo aproximado, en una determinada masa de casos: bien b) como construido en
un tipo ideal con actores de este carácter. En modo alguno no se trata de un sentido
"objetivamente justo" o de un sentido "verdadero", metafísicamente fundado. Aquí
radica precisamente la diferencia entre las ciencias empíricas de la acción, la
sociología y la historia, frente a toda ciencia dogmática, jurisprudencia, lógica, ética,
estética, las cuales pretenden investigar en sus objetos el sentido "justo" y "válido"
(Weber, 1922: 6).
Como señalamos anteriormente para Weber:
“los límites entre una acción con sentido y un modo de conducta simplemente reactivo
(como aquí le denominaremos), no unido a un sentido subjetivamente mentado, son
enteramente elásticos. Una parte muy importante de los modos de conducta de interés
para la sociología, especialmente la acción puramente tradicional, se halla en la
frontera entre ambos. Una acción con sentido, es decir, comprensible, no se da en
muchos casos de procesos psicofísicos, y en otros sólo existe para los especialistas; los
procesos místicos, no comunicables adecuadamente por medio de la palabra, no
pueden ser comprendidos con plenitud por los que no son accesibles a ese tipo de
experiencias. Pero tampoco es necesaria la capacidad de producir uno mismo una
acción semejante a la ajena para la posibilidad de su comprensión: "no es necesario
ser un César para comprender a César". El poder "revivir" en pleno algo ajeno es
importante para la evidencia de la comprensión, pero no es condición absoluta para la
interpretación del sentido. A menudo los elementos comprensibles y los no
comprensibles de un proceso están unidos y mezclados entre sí” (Weber, 1922: 6).
Mientras que Durkheim busca una explicación de los hechos sociales con la puesta en
evidencia de una relación unívoca de causalidad eficiente, Weber se inspira en una
concepción “comprehensiva” de los fenómenos sociales, busca “comprender” el sentido
que los actores le dan a sus acciones.
La tarea comprehensiva de Weber consiste esencialmente en la búsqueda del sentido de
las acciones sociales, poniendo en evidencia la existencia de los motivos de la acción.
Trata de comprender las relaciones significativas, pero la comprehensión no substituye

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Sociología - Cátedra Dra. B. Wehle

a la explicación, ella completa la explicación, en ese sentido constituyen dos tareas


concomitantes (es decir, la de interpretar y de explicar al mismo tiempo). Mientras que
Durkheim considera que los hechos sociales se desarrollan por ellos mismos, según su
dinámica interna, sin participación de los individuos, Weber considera que las acciones
sociales son producto de las acciones humanas dirigidas por motivos que tienen un
sentido: los individuos le dan significación a sus acciones.
Para la interpretación comprensiva de la sociología, las formaciones sociales tales como
el Estado, las cooperativas, la compañía anónima o la fundación, “no son otra cosa que
desarrollos y entrelazamientos de acciones específicas de personas individuales, ya que
tan sólo éstas pueden ser sujetos de una acción orientada por su sentido” (Weber,
1922; 12).
Weber trata de hallar el sentido que los actores sociales confieren a sus acciones
sociales tomando como referencia modelos racionales de conducta. El autor, a partir de
la definición de sus conceptos sociológicos fundamentales, permite establecer por qué la
sociología debe tener como objeto de estudio a las acciones sociales teniendo en cuenta
que no toda clase de acción es social.
“La acción social (incluyendo tolerancia u omisión) se orienta por las acciones de
otros, las cuales pueden ser pasadas, presentes o esperadas como futuras (venganza
por previos ataques, réplica a ataques presentes, medidas de defensa frente a ataques
futuros). Los "otros" pueden ser individualizados y conocidos o una pluralidad de
individuos indeterminados y completamente desconocidos (el "dinero", por ejemplo,
significa un bien —de cambio— que el agente admite en el tráfico porque su acción
está orientada por la expectativa de que otros muchos ahora indeterminados y
desconocidos, estarán dispuestos a aceptarlo también, por su parte, en un cambio
futuro)” (Weber, 1922: p. 18).
Weber sostiene que,
“No toda clase de acción —incluso de acción externa— es "social" en el sentido aquí
admitido. Por lo pronto no lo es la acción exterior cuando sólo se orienta por la
expectativa de determinadas reacciones de objetos materiales. La conducta íntima es
acción social sólo cuando está orientada por las acciones de otros. No lo es, por
ejemplo, la conducta religiosa cuando no es más que contemplación, oración
solitaria, etc. La actividad económica (de un individuo) únicamente lo es en la medida
en que tiene en cuenta la actividad de terceros. Desde un punto de vista formal y muy
general: cuando toma en cuenta el respeto por terceros de su propio poder efectivo de
disposición sobre bienes económicos. Desde una perspectiva material: cuando, por
ejemplo, en el "consumo" entra la consideración de las futuras necesidades de
terceros, orientando por ellas de esa suerte su propio "ahorro". O cuando en la
"producción" pone como fundamento de su orientación las necesidades futuras de
terceros, etcétera” (Weber, 1922: p. 18).
De esta manera, al explicar que no toda clase de contacto entre los hombres tiene
carácter social, es decir, no toda acción es acción social, el autor menciona los
siguientes ejemplos para distinguir un concepto de otro, siendo el segundo aquel que
debe ser estudiado por la sociología:
“No toda clase de contacto entre los hombres tiene carácter social; sino sólo una
acción con sentido propio dirigida a la acción de otros. Un choque de dos ciclistas,
por ejemplo, es un simple suceso de igual carácter que un fenómeno natural. En
cambio, aparecería ya una acción social en el intento de evitar el encuentro, o bien en
la riña o consideraciones amistosas subsiguientes al encontronazo” (Weber, 1922: p.
19).

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Sociología - Cátedra Dra. B. Wehle

Destacando la importancia del sentido que los individuos le otorgan a lo que hacen
orientados por la acción de otros, Weber sostiene que la acción social no es idéntica a
una acción homogénea realizada por muchos. Y lo ejemplifica de la siguiente manera:
“Cuando en la calle, al comienzo de una lluvia, una cantidad de individuos abre al
mismo tiempo sus paraguas (normalmente), la acción de cada uno no está orientada
por la acción de los demás, sino que la acción de todos, de un modo homogéneo, está
impelida por la necesidad de defenderse de la mojadura” (Weber, 1922: 19).
Por otro lado, Weber sostiene que la acción social tampoco es idéntica a una acción de
alguien influido por conductas de otros como podría suceder cuando los individuos se
dejan influir cuando están incluidos en una “masa”, es decir, condicionados por lo que
hace la “masa”, a través de la recepción de los mensajes de los medios de comunicación
masiva como la prensa por ejemplo.
“Es un hecho conocido que los individuos se dejan influir fuertemente en su acción
por el simple hecho de estar incluidos en una "masa" especialmente limitada (…) se
trata, pues, de una acción condicionada por la masa. Este mismo tipo de acción puede
darse también en un individuo por influjo de una masa dispersa (por el intermedio de
la prensa, por ejemplo), percibido ese individuo como proveniente de la acción de
muchas personas. Algunas formas de reacción se facilitan, mientras que otras se
dificultan por el simple hecho de que un individuo se ´sienta´ formando parte de una
masa. De tal suerte que un determinado acontecimiento o una conducta humana
pueden provocar determinados estados de ánimo (…) que no se darían en el individuo
aislado (o no tan fácilmente); sin que exista, sin embargo, (en muchos casos por lo
menos), una relación significativa entre la conducta del individuo y el hecho de su
participación en una situación de masa. El desarrollo de una acción semejante,
determinada o codeterminada por el simple hecho de una situación de masa, pero sin
que exista con respecto a ella una relación significativa, no se puede considerar
como social con el significado que hemos expuesto (…) No solamente en el caso de
los demagogos, sino también en el público, puede existir, en grado diverso, una
relación de sentido respecto al hecho de la ´masa” (Weber, 1922: p. 19).
En perfecta sintonía con los estudios de Le Bon sobre “la psicología de las masas”, aquí
Weber nos explica por qué un individuo en una masa es muy propenso a actuar de
manera reactiva por más que su acción esté relacionada con la conducta de terceros en
tanto masa. Es decir que el tercero no es un individuo, ni un conjunto de individuos, es
una masa, con efectos singulares sobre la conducta de los individuos, siendo su acción
más reactiva que orientada por un sentido mentado por si mismo en relación con la
conducta de terceros.
Respecto de la prensa Weber plantea un efecto similar, como un fenómeno emparentado
al efecto de la masa en los individuos, propendiéndolos a actuar de manera reactiva.
Efectos similares para causas diversas, puesto que el efecto de la masa es un resultado
objetivo, involuntario (al contrario de la prensa, que proviene de procesos racionales,
conscientes y voluntarios). Principalmente, ambos fenómenos actúan alterando los
estados de ánimo individuales.
Weber sostiene que,
“Tampoco puede considerarse como una acción social a la imitación de una conducta
ajena (…) cuando es puramente reactiva y no se da una orientación con sentido de la
propia acción por la ajena. El simple hecho (…) de que alguien acepte para sí una
actitud determinada, aprendida en otros y que parece conveniente para sus fines, no
es una acción social en nuestro sentido. Pues en este caso no orientó su acción por la
acción de otros, sino que por la observación se dio cuenta de ciertas probabilidades
objetivas, dirigiendo por ellas su conducta. Su acción, por tanto, fue determinada

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Sociología - Cátedra Dra. B. Wehle

causalmente por la de otros, pero no por el sentido en aquélla contenido. Cuando, al


contrario, se imita una conducta ajena porque está de "moda" o porque vale como
´distinguida´ en cuanto estamental, tradicional, ejemplar o por cualesquiera otros
motivos semejantes, entonces sí tenemos la relación de sentido, bien respecto de la
persona imitada, de terceros o de ambos” (Weber, 1922: p. 19).
En relación a estos casos desarrollados donde existe cierta incertidumbre respecto de la
presencia o no de acciones sociales en tanto objeto de estudio de la sociología, Weber
sostiene que “El fundamento de la fluidez de esos casos, como el de otros varios, estriba
en que la orientación por la conducta ajena y el sentido de la propia acción en modo
alguno se puede precisar siempre con toda claridad, ni es siempre consciente, ni mucho
menos consciente con toda plenitud. Por esta razón no siempre pueden separarse con
toda seguridad el mero "influjo" y la "orientación con sentido". (…) La sociología en
modo alguno tiene que ver solamente con la acción social; sin embargo, ésta constituye
(para la clase de sociología aquí desarrollada) el dato central, aquel que para ella, por
decirlo así, es constitutivo” (Weber, 1922: 19).

1.3. El método de la construcción de los “tipos ideales”


Retomando el abordaje weberiano en relación a la tarea de la sociología de comprender
y explicar, hay que aclarar que la comprensión no substituye a la explicación, ella
completa la explicación, en ese sentido constituyen dos tareas concomitantes la de
interpretar y de explicar al mismo tiempo:
“(…) puede entenderse por comprensión: 1. la comprensión actual del sentido
mentado en una acción (…) Comprendemos por ejemplo de un modo actual el sentido
de la proposición 2 X 2:4 que oímos o leemos (comprensión racional) (…) o un
estallido de cólera manifestado en gestos faciales (…) y movimientos irracionales
(comprensión irracional, actual, de afectos) – pero también: 2. la comprensión
explicativa. Comprendemos por sus motivos qué sentido puso en ello quien formuló o
escribió la proposición 2 X 2:4, para qué lo hizo precisamente en ese momento y en
esa conexión, cuando lo vemos ocupado en una ocupación mercantil, en una
demostración científica, en un cálculo técnico o en otra acción a cuya conexión total
pertenece aquella proposición por el sentido que vemos vinculado a ella; es decir, esa
proposición logra una ´conexión de sentido´ comprensibles para nosotros
(comprensión racional por sentidos) (…) Comprendemos un acto de cólera por sus
motivos cuando sabemos que detrás de él hay celos, vanidad enfermiza u honor
lesionado (…) Todas estas representan conexiones de sentido ´comprensibles´ (…)
´Explicar´ significa (…) algo así como captación de la conexión de sentido en que se
incluye una acción (…)” (Weber, 1922: pp. 8-9).
El autor se interroga sobre los motivos de las acciones humanas tratando de
relacionarlas con “conjuntos significativos” en un discurso científico coherente que
consiste en construir un modelo de tipos ideales con una perspectiva histórico-
comparativa. Los tipos ideales le sirven a Weber de referentes para la construcción de
las operaciones intelectuales que guían su pensamiento científico. Trata así de
determinar en cada caso particular si la realidad observada se acerca o se aleja del tipo
ideal.
“La sociología construye conceptos-tipo (…) La construcción conceptual de la
sociología encuentra su material paradigmático muy esencialmente (…) en las
realidades de la acción consideradas también importantes desde el punto de vista de
la historia. Construye también sus conceptos y busca sus leyes con el propósito, ante
todo, de si pueden prestar algún servicio para la imputación causal histórica de los
fenómenos culturalmente importantes (Weber, 1922: p. 16).

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Sociología - Cátedra Dra. B. Wehle

Este método no constituye un modelo normativo, no toma necesariamente todos los


aspectos presentes en los objetos reales y algunos aspectos hasta pueden ser exagerados.
Un modelo normativo impone respetar las normas existentes en la realidad observada.
Un tipo ideal no es más que un esquema en función del cual se elabora a la vez la
explicación (imputación causal) y la comprehensión de los fenómenos estudiados.
La comprehensión explicativa de Weber hace intervenir los motivos de los actos en su
sentido (o significación histórica). La tarea comprehensiva es inseparable del método
del ideal-típico. Pero no quiere decir comprehensión en el sentido moral del término,
como perdón de las ofensas. Comprender es, según Weber, encontrar de la manera más
objetiva posible y relacionándolas a las causas más ciertas de su producción, las
relaciones significativas que los individuos establecen en tanto que actores sociales,
entre sus condiciones de existencia y las acciones que realizan.

1.4. Racionalización y acción en Weber.


Para Weber la racionalización es una característica fundamental de la evolución de las
sociedades modernas. Señala que el rasgo característico de la sociedad moderna es la
racionalización. La empresa moderna es racional; la gestión del Estado, a través de la
burocracia administrativa, obedece al mismo principio.
Las acciones sociales se evalúan en función de una racionalidad. Weber distingue 4
tipos (ideales) de acciones:
 la acción racional en relación a un fin;
 la acción racional en relación a un valor;
 la acción afectiva o emocional;
 la acción tradicional.
En su libro Economía y Sociedad Weber señala:
“La acción social, como toda acción, puede ser: 1) Racional con arreglo a fines:
determinada por expectativas en el comportamiento tanto de objetos del mundo
exterior como de otros hombres, y utilizando esas expectativas como "condiciones" o
"medios" para el logro de fines, propios racionalmente sopesados y perseguidos. 2)
Racional con arreglo a valores: determinada por la creencia consciente en el valor -
ético, estético, religioso o de cualquiera otra forma como se le interprete- propio y
absoluto de una determinada conducta, sin relación alguna con el resultado, o sea
puramente en méritos de ese valor, 3) Afectiva, especialmente emotiva, determinada
por afectos y estados sentimentales actuales, y 4) Tradicional: determinada por una
costumbre arraigada” (Weber, 1922: 20).
Teniendo en cuenta las semejanzas y diferencias entre los tipos de acciones racionales
con arreglo a valores y afectivas, Weber sostiene que:
“La acción afectiva y la racional con arreglo a valores se distinguen entre sí por la
elaboración consciente en la segunda de los propósitos últimos de la acción y por el
planeamiento, consecuente a su tenor, de la misma. Por otra parte, tienen de común el
que el sentido de la acción no se pone en el resultado, en lo que está ya fuera de ella,
sino en la acción misma en su peculiaridad. Actúa afectivamente quien satisface su
necesidad actual de venganza, de goce o de entrega, de beatitud contemplativa o de
dar rienda suelta a sus pasiones del momento (sean toscos o sublimes en su género)”
(Weber, 1922: 20).
Weber nos explica una de las particularidades más sobresalientes de las acciones
orientadas por los valores. El agente responsable de llevar a cabo la acción antepone
racionalmente la preservación de los valores que cree están dirigidos hacia él. Según la

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Sociología - Cátedra Dra. B. Wehle

voluntad racional del individuo, estos valores deben ser preservados por encima de
cualquier objetivo que desee alcanzar el individuo.
“Actúa estrictamente de un modo racional con arreglo a valores quien, sin
consideración a las consecuencias previsibles, obra en servicio de sus convicciones
sobre lo que el deber, la dignidad, la belleza, la sapiencia religiosa, la piedad o la
trascendencia de una "causa", cualquiera que sea su género, parecen ordenarle. Una
acción racional con arreglo a valores es siempre una acción según "mandatos" o de
acuerdo con "exigencias" que el actor cree dirigidos a él (y frente a los cuales el actor
se cree obligado). Hablaremos de una racionalidad con arreglo a valores tan sólo en
la medida en que la acción humana se oriente por esas exigencias —lo que no ocurre
sino en una fracción mayor o menor, y bastante modesta las más de las veces”
(Weber, 1922: 20).
En contraposición, el autor explica de la siguiente manera las particularidades de los
tipos de acción racional con arreglo a fines y las diferencias con la acción racional con
arreglo a valores:
“Actúa racionalmente con arreglo a fines quien oriente su acción por el fin, medios y
consecuencias implicadas en ella y para lo cual sopese racionalmente los medios con
los fines, los fines con las consecuencias implicadas y los diferentes fines posibles
entre sí; en todo caso, pues, quien no actué ni afectivamente (emotivamente, en
particular) ni con arreglo a la tradición. Por su parte, la decisión entre los distintos
fines y consecuencias concurrentes y en conflicto puede ser racional con arreglo a
valores; en cuyo caso la acción es racional con arreglo a fines sólo en los medios.”
(Weber, 1922: 20).
Teniendo en cuenta que los tipos de acción social weberianos son tipos ideales, el autor
considera que:
“Muy raras veces la acción, especialmente la social, está exclusivamente orientada
por uno u otro de estos tipos. Tampoco, estas formas de orientación pueden
considerarse en modo alguno como una clasificación exhaustiva, sino como puros
tipos conceptuales, construidos para fines de la investigación sociológica, respecto a
los cuales la acción real se aproxima más o menos o, lo que es más frecuente, de cuya
mezcla se compone. Sólo los resultados que con ellos se obtengan pueden darnos la
medida de su conveniencia” (Weber, 1922: 21).
En síntesis, Weber busca comprender el sentido que el actor le da a su conducta y
buscando comprender las acciones sociales clasifica los diversos tipos de acción.
a) La acción racional en relación a un fin es por ejemplo la de un empresario que
organiza los medios que dispone de una manera óptima para producir un bien o la de un
arquitecto que construye una casa. La acción racional se define por el hecho que el actor
concibe claramente el fin y combina los diversos medios que dispone para alcanzarlo.
b) La acción racional en relación a un valor es aquella que se justifica principalmente
en referencia a un principio ético. El actor actúa racionalmente buscando mantenerse
fiel a la idea que él tiene del honor. La acción racional con respecto a un valor consiste
en comportarse en función de sus convicciones.
c) La acción afectiva o emocional es la reacción emocional inmediata dictada por los
sentimientos o por el honor en un contexto dado. Ej.: el descontrol de un jugador o un
hincha de futbol.
d) La acción tradicional es la que obedece a las costumbres, a los hábitos, a las
creencias.

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2. El conocimiento sociológico aplicado a diversas problemáticas en las distintas


configuraciones de la sociedad moderna desde sus inicios.

2.1. Relación social y poder.


El concepto de acción social, da lugar al de relación social. Las relaciones sociales son
acciones sociales con reciprocidad de sentidos, es decir, mutuamente orientadas, la una
por la otra. En este tipo de relación entre acciones sociales mutuamente orientadas,
encontramos “expectativas reciprocas”. A partir de los conceptos de acción social y de
relación social, Weber va desplegando un sistema conceptual que le permite construir
una teoría del orden social.
Ahora bien, Weber al abordar la explicación de los órdenes sociales, desarrolla una
teoría de la estructuración social. Plantea un esquema de los agrupamientos sociales, en
cuanto grupos sociales diferentes pero que tienen en común ser el resultado de una
determinada distribución al interior de la sociedad de un cierto factor estructurador u
ordenador: “El poder”. Para Weber no hay una sola forma homogénea y abstracta de “el
poder”, sino diferentes formas de poder que atraviesan a la sociedad y la estructuran.
En este sentido, para Weber la estructuración de la sociedad, no se da a partir de los
modos de producción (como en Marx), ni la división del trabajo social (como en
Durkheim), sino a partir de la desigual distribución de los diferentes tipos de poder.
Weber plantea 3 formas de poder: poder económico, poder social y poder político. Los
órdenes sociales, son entonces, el resultado de la distribución de los tres tipos de
poderes.
Esta distribución es “desigual” o asimétrica y lo que se distribuye asimétricamente con
dicha distribución de los diferentes poderes, es la capacidad de “disposición de
determinados recursos” (aunque Weber no utiliza el concepto de recurso).
Mientras que para Marx la estructuración social, se da a partir de clases sociales,
estructuradas en términos económicos, para Weber, existen otras dimensiones o
principios múltiples de constitución de diferentes grupos sociales. ¿Qué distribuye el
poder económico entre diferentes grupos de individuos? Distribuye el poder de
disposición sobre bienes y servicios. El lugar que ocupa dicha persona en un
determinado orden económico, le dará un cierto poder de disponibilidad sobre diferentes
cantidades de bienes y servicios.
En relación al poder social le permitirá a cada individuo “disponer del poder de
disposición” de cierto status, prestigio, honor, reconocimiento que busca merecer dicho
individuo por pertenecer a determinado grupo social. En cuanto al poder político,
distribuye el poder de disposición del derecho a dominar legítimamente a la sociedad.
Es decir, que distribuye quien gobierna y quien es gobernado. La dominación legitima,
para Weber, es la capacidad o el poder de disposición del Estado. Estas diferentes
distribuciones de poder se dan conjuntamente y de esas diferentes formas de
distribución de dichos poderes surgen los grupos, entendidos como el conjunto de
personas que tienen un poder de disposición similar por ocupar una posición social
similar en dicho orden social estructurado en torno a esa distribución de poderes.
Si bien Weber tiene por principal problemática la cuestión de los órdenes sociales,
desarrollando la idea de la legitimidad en la cual se apoyan dichos órdenes sociales,
sostiene que en todo orden social hay luchas al interior de dicha sociedad. En el caso de
Weber, las luchas son por los diferentes poderes. En el caso de la lucha por el poder
económico, la resultante será una cierta situación de clase, es decir la pertenencia a una

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determinada clase, en cuanto determinado poder de disposición de “recursos


económicos”11.
Weber plantea además una distinción entre el concepto de “clase” y el de “clase social”,
entre ambos existe un “salto”. Mientras que el concepto de clase refiere una situación
objetiva compartida en el mercado (en cuanto a la igual distribución de poder de
disposición de los recursos económicos), sin implicar una comunidad, en el concepto de
“clase social”, además de la situación objetiva compartida se dan acciones colectivas,
existen conciencias comunes, sentidos de pertenencia, es decir, se establece una
comunidad. Este salto de clase a clase social, requiere de una serie de condiciones, entre
las que podemos mencionar: - que haya un “otro” visibilizado como diferente, desigual-.
Deben percibir la desigualdad de forma desnaturalizada, como producto de condiciones
sociales. Deben poder ver que su situación de clase es producto de la situación de clase
del otro social diferenciado. También menciona la necesidad de intelectuales que le
otorguen un programa orgánico a la clase social.
Pero lo fundamental, es establecer una relación entre la situación de unos respecto a la
situación de los “otros”, desnaturalizando la desigual distribución. El concepto de clase
de Weber, no contradice al de Marx, sino que parece más bien una complejización.
Mientras que en Marx se plantea una tendencia a la creciente homogenización de las
clases sociales antagónicas, Weber plantea que al interior de las clases hay diferencias,
por ejemplo de consumos (también de reconocimiento, de honor o de status por la
diferente distribución de otras formas de poder). Para Marx, como veremos más
adelante, la sociedad se estructura en torno a clases sociales antagónicas y se puede
decir que los consumos o los status están asociados a la pertenencia a una clase u otra,
las cuales se estructuran a partir de las relaciones de producción histórico-socialmente
determinadas.
Las clases para Weber, son una forma de distinguir y organizar o agrupar a las
diferentes partes de una sociedad. Junto a esta también existen las otras dos, en función
del poder social y el poder político. Son diferentes poderes, con diferentes lógicas,
pudiendo tener mayor preeminencia uno sobre los demás, pero que son
interdependientes, aunque no se determinan. La desigual distribución de poder social, da
lugar a una estructuración social basada en “Estamentos”. Esto implica un grupo de
individuos que comparten una igual distribución de status, honor, reconocimiento, en
función del grupo al que dicho individuo pertenece. Podríamos decir que la pertenencia
a un determinado estamento se observa a partir de un cierto “estilo de vida” que se
manifiesta en las costumbres, la educación, las diferentes maneras (de vivir, de pensar,
de comer, lugares que se suele frecuentar, etc.). Mas adelante, en la unidad 4, veremos
cómo Bourdieu retoma estas conceptualizaciones de Weber acerca de los estilos de vida
para sustentar su teoría de los “capitales”, que lo llevará a explicar la estructuración
social en torno a una dimensión simbólica; introduciendo así una noción relativa de las
posiciones sociales.
Los estamentos, si poseen un sentido de pertenencia, conforman una comunidad. Los
individuos de determinado estamento se relacionan con otros individuos semejantes. Así
como las clases se manifiestan en la producción y distribución de los bienes y servicios,
los estamentos se observan o se ponen de manifiesto en los consumos. Para Marx esto
va de la mano, mientras que para Weber, si bien la sociedad moderna es una sociedad

11
Recordemos que Weber no utiliza el concepto de recursos como ya se mencionó anteriormente.

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fundamentalmente clasista, los individuos pueden tener la misma disponibilidad de


bienes y servicios pero tener consumos diferentes.
Finalmente la distribución desigual del poder político, genera diferentes partidos y
básicamente distribuye el poder de disponer de la dominación legitima, es decir de la
capacidad de gobernar por disponer del Estado. Weber desarrolla diferentes tipos de
dominación legítima, en cuanto a que dicha dominación es aceptada por los dominados;
y la legitimidad de las diferentes dominaciones descansan o están fundamentadas en
diferentes criterios.

2.2. Relaciones de poder y dominación.


Weber distingue el poder de la autoridad o dominación. El poder es la probabilidad de
que un actor implicado en una relación social imponga lo que él quiere a pesar de la
resistencia que pueda oponérsele (y cualquiera sea la base sobre la que se apoye esta
posibilidad). “A” tiene poder sobre “B” en la medida que puede imponerle su decisión a
hacer algo que “B” no habría hecho sin su intervención.
Como las fuentes de poder pueden ser muy variadas, Weber elabora la noción de
dominación en el sentido de autoridad.
“Debe entenderse por ´dominación´, la probabilidad de encontrar obediencia dentro
de un grupo determinado para mandatos específicos. No es, por tanto, toda especie de
probabilidad de ejercer ´poder´ o ´influjo´ sobre otros hombres. En el caso concreto,
esta dominación (´autoridad´) en el sentido indicado, puede descansar en los más
diversos motivos de sumisión: desde la habituación inconsciente hasta lo que son
consideraciones puramente racionales con arreglo a fines” (Weber, 1922: p. 170).
Observamos cómo lo que distingue al poder de la dominación es que el primero se
centra en la imposición, mientras que la segunda se apoya en la aceptación/obediencia.
El autor explica las implicancias de la acción de “obedecer” sosteniendo que “la acción
del que obedece transcurre como si el contenido del mandato se hubiera convertido,
por sí mismo, en máxima de su conducta” (Weber, 1922: p. 172).
Sobre la base de esta distinción, el autor considera al poder como “sociológicamente amorfo” y
desarrolla el concepto de dominación legítima para entender cómo se fundan y sostienen las
relaciones sociales y los órdenes sociales. Para Weber, sin bien los órdenes sociales se fundan
sobre el poder, no se sostienen únicamente con la imposición. Es allí donde aparece, para el
autor, la relevancia del estudio de la autoridad y obediencia al mandato, es decir, de dominados
que asuman su condición de dominación. De esta manera, el poder puede ser por coerción
(donde se impone la violencia) o por consenso y acuerdo (dominación).
Ello condujo a Weber a interesarse por el concepto de autoridad o dominación
entendida como posibilidad de encontrar consentimiento u obediencia a un mandato de
determinado tipo. La autoridad de un gobierno es la dominación legítima ejercida sobre
una colectividad dada. La autoridad o dominación es la probabilidad que un orden
determinado haga obedecer a un grupo de personas. La autoridad o dominación se
establece en relación al puesto ocupado, a la función o al rol cumplido en una
organización social. La eficacia de la dominación está ligada a su legitimidad (la
creencia que el orden dado es legítimo y se justifica).

2.3. Tipos de dominación y formas de legitimidad. Dominación legal con


administración burocrática.
Weber distingue tres tipos de dominación legítima o autoridad: dominación tradicional,
dominación carismática y dominación racional-legal. Los tipos de dominación que

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Sociología - Cátedra Dra. B. Wehle

elabora Weber son tipos ideales. Como vimos anteriormente, modelos descriptivos que
se encuentran muy raramente en la realidad en estado puro, pero que ayudan a
comprender la realidad por comparación o aproximación.
La dominación tradicional es aquella autoridad legítima que se funda en la tradición.
Este tipo de dominación es considerado como si siempre hubiera existido. Ej.: La
autoridad del rey.
La dominación carismática está ligada a las características singulares de la persona que
es capaz de mostrar que ella posee la fuerza del “carisma” que le permite imponerse a
los otros. La legitimidad proviene de la persona misma o de la situación que ella
encarna para el destino colectivo de un grupo.
La dominación racional - legal corresponde a la autoridad del Estado en las sociedades
modernas y está fundada sobre un conjunto de leyes y reglas explícitas. Este tipo de
dominación comporta un sistema de leyes o reglas válidas para todos y aplicado en
conformidad con principios por todos conocidos a través de un aparato administrativo y
judicial. La autoridad está limitada y tiene una esfera de competencia precisa.
Los tipos de dominación que elabora Weber son tipos ideales. Como vimos
anteriormente, son modelos descriptivos que se encuentran muy raramente en la
realidad en estado puro, pero que ayudan a comprender la realidad por comparación o
aproximación.
“El que ninguno de los tipos ideales (…) acostumbre a darse ´puro´ en la realidad
histórica, no debe impedir aquí (…) la fijación conceptual en la forma más pura
posible de su construcción (…) Pero aún entonces tiene validez para todo fenómeno
empírico e histórico de dominación que nunca constituye un ´libro abierto´ en donde
todo se declare (…) Pero con todo, estamos muy lejos de creer que la realidad
histórica total se deje ´apresar´ en el esquema de conceptos que vamos a desarrollar”
(Weber, 1922: p. 173).
Para Weber, la dominación o autoridad racional-legal está relacionada con el proceso de
racionalización que caracteriza a la sociedad moderna y se encarna en un modelo de
organización que denomina burocracia. Este término no tiene nada de peyorativo para
Weber, la burocracia es el modo de organización racional por excelencia.
La burocracia es el modelo de organización moderno. Por ejemplo, en términos de
Weber, en la administración pública, cada funcionario ocupa una función que tiene un
lugar en la jerarquía administrativa y existe una delimitación rigurosa de sus
competencias. Los miembros de la burocracia se reclutan por sus competencias a través
de concursos y exámenes, y reciben una remuneración regular y fija según los
reglamentos. Su actividad está controlada por un superior jerárquico.
Max Weber menciona las características principales de una organización burocrática,
entre las cuales destaca las siguientes:
- Organizaciones gobernadas por un conjunto coherente de reglas que se aplican a
los casos particulares.
- Organizaciones marcadas por la especialización interna. La autoridad está
limitada a un sector de la organización.
- Neutralidad afectiva o ausencia de interferencia afectiva en las relaciones entre
los individuos.
- El status y el rol de c/u se basa en su calificación.
- Las decisiones no se fundan en el interés personal.
- El control se apoya sobre la distribución jerárquica de la autoridad.

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Sociología - Cátedra Dra. B. Wehle

La burocracia como sistema de organización racional se desarrolla tanto en la esfera


pública como privada. Para Weber la burocracia es una manifestación histórica de la
racionalización. El desarrollo de la burocracia (es decir, de la organización racional) se
da tanto en el Estado como en las administraciones, en las empresas, en la Iglesia, en el
ejército, en la enseñanza, en los sindicatos, etc. Se trata de un proceso histórico que
permite distinguir el mundo moderno de las sociedades tradicionales.
Weber considera la burocracia como la forma moderna de autoridad y como tal la
burocracia es susceptible de producir efectos diversos y hasta opuestos. Por un lado, la
organización burocracia permite a partir de reglas universales tratar a todos por igual, y
en ese sentido, genera libertad. Pero también puede ser fuente de despotismo en el caso
que una aplicación ciega de la ley conduzca a la arbitrariedad. La ejecución parcial de
los reglamentos puede ser fuente de servilismo. Weber señala dos tipos de efectos
perversos inherentes a la burocracia.
 La subversión de los fines y de los medios: la burocracia en lugar de constituir
un medio al servicio de un fin pasa a funcionar para ella misma perdiendo de
vista sus objetivos iniciales. Este mecanismo de desnaturalización es lo que da
fundamento a las concepciones peyorativas de la burocracia (burocracia sindical,
hospitalaria, bancaria, etc.).
 La desnaturalización de la acción política: en la medida que la autoridad pasa a
ser ejercida por la administración (la burocracia) el político pierde poder de
organización y sus cualidades para gestionar políticas y se convierte en
demagogo.

2.4. La ética protestante y el espíritu del capitalismo.


En su obra, La ética protestante y el espíritu del capitalismo (1905), Weber analiza la
relación entre el protestantismo ascético del calvinismo inglés y la ética racional del
capitalismo moderno.

Weber estudió una religión en particular, en vez de estudiar la religión en general,


buscando sus relaciones con un sistema de producción singular. Analizó las relaciones
recíprocas entre la variante calvinista del protestantismo y el desarrollo del capitalismo
en occidente.
En su libro señala que el espíritu del capitalismo ha debido imponerse en una contienda
nada fácil con respecto a los criterios vigentes en la Antigüedad o en la Edad Media.
(Weber, 1902).
Dos conceptos básicos atraviesan esta obra de Weber: racionalización e
individualización. La racionalización se refiere al empleo del cálculo y los medios
adecuados para lograr los fines propuestos. La individualización se refiere al hecho de
que se considera al actor individual, racional, que decide cursos de acción adecuados
para alcanzar sus propósitos.
El desarrollo del capitalismo está muy relacionado con la aparición de una nueva clase
social, la burguesía, que buscaba mayor acceso al poder económico y político. La
racionalidad, en la forma del cálculo económico y moral, permitió controlar y
comprender en todo lugar y circunstancia las transacciones comerciales de la burguesía
en ascenso.

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Sociología - Cátedra Dra. B. Wehle

Con el inicio de la modernidad, surge también la noción de individuo: se toma distancia


de la concepción del hombre en comunidad y se considera el hombre por sí mismo, sólo
frente a la sociedad.
Weber relaciona el surgimiento del capitalismo con la moral protestante. Por un lado,
describe la organización racional-capitalista del trabajo formalmente libre que
caracteriza la sociedad capitalista moderna:
 está basada en el cálculo y la medición (por ejemplo, la contabilidad a
partida doble);
 está fundada en un derecho racional y en leyes reconocidas por todos los
miembros de la sociedad;
 está atravesada por una lógica racionalista y una administración racional
y burocrática.
Por otro lado, analiza el protestantismo, en particular el calvinismo, y lo vincula con la
racionalidad de la ética capitalista. El calvinismo se basa en el principio del cálculo
económico y moral como rector de la conducta. Considera que el trabajo arduo y
continuado es el fin absoluto de la vida; y que la profesión, y la especialización, se
establecen de acuerdo a designios divinos. En el protestantismo, el individuo se
encuentra sólo frente al Creador, a diferencia de otras religiones, como el catolicismo,
que parten de la idea de comunidad y congregación religiosa.
La moral protestante calvinista se caracteriza porque el individuo:
 no debe enriquecerse con bienes materiales ni de dinero;
 no debe caer en la acumulación sino que debe buscar el ahorro (que se
transformará en capital a invertir en la producción);
 no debe caer en la sensualidad ni en la ociosidad;
 no debe perder tiempo, ni siquiera en dormir más de lo aconsejado (6 a 8
horas);
 no debe caer ante el consumismo;
 debe cumplir la voluntad divina en el trabajo y la profesión.
Comentando la obra de Weber, Aubert y Gaulejac (2005) señalan:
“Max Weber, sorprendido de que en la Alemania de principios de siglo, compuesta a
partes iguales por protestantes y católicos, fueran sólo los primeros los poseedores
del capital y del personal con mayor cualificación técnica y comercial, emprendió la
tarea de explicar este fenómeno con el estudio de la proximidad entre la ética
protestante y el espíritu del capitalismo. Lo que caracterizaba al espíritu capitalista
era, de una parte, el deseo de acumular más (lo que suponía la intención de producir
el máximo posible indefinidamente) y, por otra, una austeridad propia de ascetas. El
empresario capitalista se veía atrapado en la paradoja del deseo de acumular sin
límite, sin descanso, y un cierto ascetismo que odiaba el gaseo inútil y la ostentación.
En vez de aprovechar el dinero y disfrutarlo viviendo opulentamente, el empresario
capitalista parecía actuar movido exclusivamente por la vocación del trabajo bien
hecho. Basándose en este último hecho, Weber consultó los fundamentos de la
teología y la moral calvinistas tal y como se encuentran en el texto fundacional de
esta doctrina, La confesión de Westminster (1647).” (Aubert y Gaulejac, 2005: pp. 64-
65)
La relación que descubre Weber entre esta forma de la religión y la eficacia en el
desarrollo del capitalismo tiene como factor clave a la noción de predestinación:
“Según Calvino, Dios, absoluto y trascendente, crea y gobierna el mundo sin que los
hombres puedan comprender sus designios. Este Dios todopoderoso predestina a

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Sociología - Cátedra Dra. B. Wehle

cada uno de nosotros a la salvación o a la condenación eterna sin que el hombre


pueda hacer nada para evitar su sino. Independientemente de que se salve o no, el ser
humano está obligado a exaltar la gloria de Dios en la tierra y a construir su reinado
en ella. A modo de resumen, la moral calvinista considera todo lo terrenal, la
naturaleza del hombre y su carne, pecaminoso, y por eso la única salvación posible
viene de la gracia divina. ¿Qué puede hacer el hombre que no sabe sí está llamado a
la salvación o a la condenación eterna?” (Aubert y Gaulejac, 2005: pp. 64-65).
Ante la angustia existencial que esta incertidumbre provoca, los hombres buscan señales
que les den certidumbre sobre el destino de salvación de sus almas:
“Weber nos muestra cómo los calvinistas intentaban despejar esa incertidumbre
buscando en el mundo señales que aclarasen su destino, y así, por ejemplo, el éxito en
los negocios era prueba de que Dios había elegido la salvación. El trabajo de sol a
sol garantizaba al hombre el éxito y atenuaba la angustia de la incertidumbre de su
destino. Los predicadores calvinistas, que conocían el continuo tormento en él que
vivían las almas de sus feligreses, basaban sus sermones en dos consejos. Primero,
era un deber considerarse elegido, salvado, puesto que no hacerlo suponía una falta
de confianza en uno mismo, provocada por una fe insuficiente. (…) Segundo, la mejor
manera de lograr esa confianza en uno mismo era el trabajo sin descanso, que
quedaba expresamente recomendado para disipar la duda religiosa. El trabajo era la
solución idónea para alcanzar la certidumbre de la salvación y apartar la angustia de
la duda. (…) La moral protestante le dice al hombre que no se deje tentar por los
bienes terrenales y que lleve una vida austera. Buscar la ganancia sin gastarla, hace
que todo el beneficio generado se reinvierta, contribuyendo así al desarrollo y la
expansión del capitalismo, que necesita este ahorro para ampliar y desarrollar los
medios de producción.” (Aubert y Gaulejac, 2005: pp. 64-65).
Según Aubert y Gaulejac “la moral protestante, entendida tal y como la describió Max
Weber en su libro La moral protestante y el espíritu del capitalismo... se impone en
algunas empresas norteamericanas como IBM, Procter and Gamble, Digital Equipment
o American Express, fuertemente marcadas por los principios de la ética protestante”
(2005: 64).

Conclusiones de la Unidad 2.
Desde una perspectiva opuesta a la del paradigma holístico dominante de inspiración
positivista, el desarrollo de la Sociología alemana- a partir de la perspectiva de Max
Weber - se interesa por el sentido que los actores le otorgan a sus acciones en relación
con otros actores. Ese sentido tiene un fundamento claramente social, en cuanto surge
de criterios tales como las creencias, las normas, las leyes, pero no es algo que se
impone externamente a los individuos, ni algo que exista por fuera de las subjetividades,
sino que estos actores otorgan sentido a sus acciones, a partir de la mutua orientación de
los individuos.
En este paradigma con eje en el actor social - que fue largo tiempo minoritario y
opuesto al paradigma holístico - se privilegia el sentido que los individuos dan a sus
conductas y a los contenidos de su consciencia. En el paradigma minoritario de
naturaleza interpretativo, las investigaciones sociales se preocupan por la atribución de
sentido que hacen los individuos como actores en diversas situaciones, consideradas
como substrato de apoyo a diversas formas de relaciones sociales.
A partir de estas bases teórico-metodológicas, este enfoque desarrollado a lo largo de la
unidad tuvo en cuenta la noción y el método de la sociología comprensiva, considerando
tanto los tipos de acción social como los tipos de dominación y formas de legitimidad y
lo que Weber denomina la tendencia hacia la racionalización del mundo.

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Preguntas guía de la Unidad Nº2


1. Diferencie entre “comunización” y “socialización” en tanto tipologías/modelos
de relaciones sociales en la transición de la edad media a la edad moderna.
¿Sobre qué fundamentos se apoya cada tipología?
2. ¿Por qué se puede afirmar que Weber construye su desarrollo teórico siguiendo
el camino inverso al desarrollado por Durkheim?
3. ¿Por qué para M. Weber pensar lo social como un “individuo colectivo” no es
más que una ficción? Relacione con su enfoque epistemológico centrado en el
“subjetivismo”.
4. Para M. Weber, ¿Qué es aquello que distingue al hombre de otros objetos de
estudio? Relacione con el interés del autor en el abordaje de las acciones sociales
como objeto de estudio de la sociología.
5. Diferencie entre conductas puramente reactivas y acciones sociales. Brinde un
ejemplo de cada una.
6. ¿Por qué Weber plantea que la “acción social” es el objeto de estudio de la
sociología?
7. ¿Qué es el sentido subjetivo o sentido mentado? Desarrolle los conceptos de
motivación y expectativa. Ejemplifique
8. Desarrolle la noción de “sociología comprensiva”. Ejemplifique
9. ¿Cuál es el método que propone Weber para estudiar las acciones sociales?
Relacione con la tarea de la sociología de comprender y explicar al mismo
tiempo. ¿Por qué este método no constituye un modelo normativo?
10. ¿Por qué Weber plantea la metodología de los tipos ideales? ¿Qué problemas de
la investigación sociológica busca superar por medio de esta metodología?
11. Desarrolle los tipos de acción social de M. Weber poniendo el acento en los
fundamentos o sentidos que los individuos le otorgan a su accionar con “otros”.
Brinde un ejemplo de cada uno.
12. ¿Por qué se puede afirmar que las acciones sociales tienen diversos grados de
racionalidad en la conformación de sus sentidos subjetivos o mentados?
Ejemplifique
13. ¿En qué consiste el concepto de relación social? ¿Por qué se puede afirmar que
se desarrolla a partir del de acción social?
14. Explique la noción de probabilidad en tanto regularidad de lo social.
15. ¿Cómo se vinculan las nociones de relación social y poder en el pensamiento
weberiano? Considere la distinción entre relaciones simétricas y asimétricas.
16. ¿Por qué Weber afirma que el concepto de poder es “sociológicamente amorfo”?
17. ¿Cuáles son los tipos de poder planteados por Weber y por qué son un elemento
estructurante de lo social?
18. Desarrolle la estructuración de la sociedad que propone Max Weber a partir del
concepto de relación social. Vincule con la desigual distribución de los
diferentes tipos de poder (económico, social y político).
19. Diferencie entre “clase” y “clase social” según M. Weber. Vincule esta
diferenciación con dos tipos de poder abordados en la respuesta anterior y
fundamente.
20. ¿En qué consiste la dominación legitima? Distinga la dominación respecto del
concepto de poder. Ejemplifique
21. ¿Qué son para Weber la disciplina y la obediencia?
22. ¿Cuáles son los tipos ideales de dominación legítima? Desarróllelos poniendo el
acento en los criterios de legitimidad de cada uno de ellos; y brinde un ejemplo
de los mismos.

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Sociología - Cátedra Dra. B. Wehle

23. Profundice el análisis del tipo ideal de dominación racional-legal, mencionando


y desarrollando sus principales características. Ejemplifique
24. ¿Qué es la burocracia para Weber? ¿Qué características tiene? ¿Cuáles son las
características de los funcionarios individuales dentro del cuadro administrativo
burocrático? Ejemplifique
25. Mencione y desarrolle los dos efectos perversos de las organizaciones
burocráticas según Weber. Ejemplifique
26. Explique con sus palabras qué quiere decir Max Weber cuando afirma que: “El
desenvolvimiento de las formas ´modernas´ de asociación en todos los ámbitos
(iglesia, estado, ejército, partido, empresa económica, asociación de
interesados, uniones, fundaciones, etc.) se produce junto con el desarrollo y
creciente aumento de la administración burocrática: y su aparición constituye el
germen del estado occidental moderno”.
27. Explique según el autor cuál es la relación entre las ideas religiosas del
Protestantismo Ascético y las “máximas” de la actividad económica capitalista.
Ejemplifique.
28. Mencione los componentes racionales presentes en la democracia
contemporánea y las organizaciones económicas típicas del capitalismo. Tenga
en cuenta el modelo de administración burocrática. Ejemplifique.

Bibliografía de Consulta de la Unidad 2


AUBERT, Nicole y Gaulejac, Vicent (2005) El coste de la excelencia. Barcelona.
Ediciones Paidos.

NISBET, Robert (1966) La formación del pensamiento sociológico, Tomo I y II,


Amorrortu editores, 1996.

PORTANTIERO, J. C. (1997), La sociología clásica: Durkheim y Weber, Buenos Aires,


Centro Editor de América Latina, “Introducción” (pág. 9-33) y Selección de textos p.76
a 116.

RITZER, G. (1993) Teoría Sociológica Contemporánea, Madrid, Mc Graw-


Hill/Interamericana de España S.A. Pág. 3 a 51.

WEBER (1922) Economía y Sociedad. Esbozo de sociología comprensiva, México.


Fondo de Cultura Económica, 1983. (pág. 5 a 29 y 170 a 217)

WEBER, M (1905) La ética protestante y el espíritu del capitalismo, Buenos Aires.


Prometeo, 2003. Introducción. Pág. 3 a 11

WEHLE, B. (2010) Síntesis Unidad 2, SOCIOLOGÍA, CBC. Facultad de Ciencias


Económicas. UBA.

WINCH, Peter (1972) Ciencia Social y Filosofía, Amorrortu, Buenos Aires.

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Sociología - Cátedra Dra. B. Wehle

FACULTAD DE CIENCIAS ECONÓMICAS

CBC - SOCIOLOGÍA
CÁTEDRA: Dra. BEATRIZ IRENE WEHLE
UNIDAD 3: El pensamiento sociológico en la visión teórica de Karl Marx. El
materialismo dialéctico o histórico. Relación entre capital y trabajo en el modo de
producción capitalista. Los aspectos sociales de la manufactura y de la gran
industria. Manufactura fabril y división del trabajo. Maquinaria y gran industria:
la fábrica. Relaciones de cooperación.

1. Introducción a la obra de Karl Marx (1818-1883).


La problemática de la diferenciación de la sociedad en clases sociales atraviesa el
análisis marxista desde cuatro dimensiones: filosófica, sociológica, económica y de
acción.
El marxismo como teoría científica tiene diversos antecedentes: 1) En lo económico:
Adam Smith y Ricardo ya habían estudiado la división social del trabajo, el trabajo
como relación fundamental entre el hombre y la naturaleza. 2) En historia: Marx recibió
la influencia de la escuela histórica francesa, particularmente de Agustín Thierry y de
Guizot que elaboraron una teoría de la lucha de clases, pero esa lucha oponía la
aristocracia a la burguesía como enemigos irreconciliables. Pero no pensaban que esa
lucha podía desplazarse y establecerse entre la burguesía y el proletariado. 3) En teoría
política: Marx no ignoraba los trabajos de los socialistas franceses del siglo XIX (el
socialismo utópico de Saint-Simón, Proudhon, Fourier). 4) En el campo de las ciencias
naturales comienzan a desarrollarse las teorías materialistas de la física y de la biología,
explicando la naturaleza a través de la naturaleza y no por un principio ajeno a ella. 5)
En filosofía: Marx es ante todo un filósofo y, el marxismo como concepción del mundo,
es una filosofía denominada materialismo dialéctico. La dialéctica socrática era el
método que a través de la confrontación de ideas contrarias permitía llegar a la verdad.
En sus orígenes la dialéctica era el arte del diálogo, de la discusión, es decir de la
confrontación de opiniones o la confrontación de opiniones contrarias o contradictorias
para llegar a la verdad.
El filósofo que inspira más directamente a Marx es Hegel. Para Hegel, la dialéctica no
es sólo un simple método. Es la expresión misma del movimiento del mundo. La
concepción filosófica de Hegel se basa en la lucha de los contrarios. Para Hegel dentro
de cada fenómeno existe una cierta cantidad de elementos que se combaten. Esos
elementos se reducen a dos opuestos que el filósofo denomina tesis y antítesis. La lucha
de esos elementos contradictorios destruye la unidad del fenómeno dando origen a un
nuevo fenómeno que llama síntesis. Esa síntesis va a generar un nuevo lugar de
contradicción entre una tesis y una antítesis y producir una nueva síntesis.
El proceso dialéctico en Hegel y Marx se puede visualizar a partir de la siguiente
secuencia de tres pasos:
1) La sociedad comienza como comunidad primitiva indiferenciada, sin funciones
productivas diferentes: la comunidad domina al individuo, al cual le quedan
pocas posibilidades para elegir libremente.
2) La fase siguiente, negación de la primera, ocurre con el surgimiento de las
sociedades de clase. Está caracterizada por un desarrollo extremo de la

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Sociología - Cátedra Dra. B. Wehle

individualidad y por una igualmente extrema desintegración de la comunidad.


3) La tercera fase, negación de la negación, restaura la comunidad pero sin destruir
la individualidad. En este aspecto es la síntesis de las dos fases previas (Elster,
1992)
Hegel parte de una filosofía idealista. Piensa que la idea crea la realidad, la idea es el
motor del mundo. Marx dice que Hegel cayó en la ilusión de concebir lo real como el
resultado del pensamiento que se reabsorbe en sí, se profundiza en sí, se mueve por sí
mismo. Marx rompe con esta concepción. Rechaza el idealismo, pero retiene la
dialéctica de Hegel. Para Marx primero está la realidad y es en su seno que se da la
lucha entre los elementos contradictorios. Esta teoría funda el materialismo dialéctico.
Bourdieu señala que
“Marx rechaza a la vez la ilusión de Hegel que considera a lo real como el resultado
del pensamiento que se reabsorbe en sí mismo, y la ingenuidad de los empiristas que
toman por objeto científico el objeto real en su totalidad concreta, por ejemplo la
población de una sociedad real, sin advertir que este procedimiento no hace más que
asumir las abstracciones del sentido común negándose a realizar el trabajo de
abstracción científica que implica siempre una problemática histórica y socialmente
constituida” (Bourdieu, 2008: 221).
Karl Marx hace referencia al pensamiento de Hegel proponiendo un método de
construcción del conocimiento que complejiza la relación dialéctica entre lo abstracto y
lo concreto. En palabras del autor:
“He aquí por qué Hegel cayó en la ilusión de concebir lo real como resultado del
pensamiento que, partiendo de sí mismo, se concentra en sí mismo, profundiza en sí
mismo y se mueve por sí mismo, mientras que el método que consiste en elevarse de lo
abstracto a lo concreto es para el pensamiento sólo la manera de apropiarse lo
concreto, de reproducirlo como un concreto espiritual. Pero esto no es de ningún
modo el proceso de formación de lo concreto mismo” (Marx, 1980: 303).
El autor brinda el ejemplo del análisis de la economía de un país partiendo de su
población. Si buscamos comprender la economía de un país, parecería justo comenzar
por lo real y lo concreto, por ejemplo, por la población que es la base y el sujeto del acto
social de la producción en su conjunto. Sin embargo, si se examina con mayor atención,
esto se revela como falso, sostiene Marx, dado que la población es una abstracción si
dejo de lado, por ejemplo, las clases de que se compone. Estas clases son, a su vez, una
palabra vacía si desconozco los elementos sobre los cuales reposan, por ejemplo, el
trabajo asalariado, el capital, etc. Estos últimos suponen el cambio, la división del
trabajo, los precios, etc. El capital, por ejemplo, no es nada sin trabajo asalariado, sin
valor, dinero, precios, etc. (Marx, 1959, 300).
Intentando ir más allá de aquella “falsedad” para involucrarse con un análisis dialéctico
de las determinaciones, el autor sostiene que:
“Si comenzara, pues, por la población, tendría una representación caótica del
conjunto y, precisando cada vez más, llegaría analíticamente a conceptos cada vez
más simples; de lo concreto representado llegaría a abstracciones cada vez más
sutiles hasta alcanzar las determinaciones más simples. Llegado a este punto, habría
que reemprender el viaje de retorno, hasta dar de nuevo con la población, pero esta
vez no tendría una representación caótica de un conjunto sino una rica totalidad con
múltiples determinaciones y relaciones” (Marx, 1980: 300-301).
Un resumen esquemático de las tesis de Marx donde fundan el materialismo dialéctico
sería:

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- La ley de lo real es la ley del cambio. Existe una transformación incesante tanto
en el mundo natural que en el mundo humano. No hay un principio eterno, las
concepciones humanas se modifican del paso de una época a otra.
- “Marx demostró que cuando las consecuencias de un sistema social son
atribuidas a la “naturaleza” es porque se olvida su génesis y sus funciones
históricas, es decir todo aquello que lo constituye como sistema de relaciones”
(Bourdieu, 2008, 179).
- Los cambios obedecen a la ley de la contradicción.

En el dominio de las contradicciones sociales, encontramos el ejemplo célebre de John


Keynes, ya esbozado en Marx, que se basa en la paradoja del sistema capitalista. Según
este ejemplo, cada capitalista, para aumentar sus ganancias, querría pagar a sus obreros
salarios más bajos. Sin embargo, desea que los obreros que trabajan para otros
capitalistas tengan salarios altos porque ello crea demanda para sus productos. Cada
capitalista se comporta individualmente de manera racional, pero tomados en conjunto
sus deseos son contradictorios. Cuando todas las empresas se enfrentan con una
situación así, nos encontramos ante el Dilema del Prisionero. Sería mejor para todas las
empresas que todas se abstuvieran de reducir salarios, pero todas ellas por separado
verán siempre el recorte de salarios como una tentación atractiva (Elster, 1992).

2. La identificación de las condiciones materiales de existencia de los hombres y de


las sociedades.
La teoría general de la sociedad que elaboró Marx parte de la identificación de las
condiciones materiales de existencia de los hombres y de las sociedades. Esto lo lleva a
distinguir: el modo de producción y las clases sociales.

2.1. Los modos de producción.


El modo de producción caracteriza una sociedad en un momento de su historia tanto en
el plano económico como social.
Este concepto permite pensar a un orden social desde una perspectiva global,
entendiéndolo a partir de las condiciones materiales de existencia, invirtiendo de esta
manera la mirada idealista hegeliana. Las dimensiones culturales, político-ideológicas y
todos los aspectos de la vida social que remiten al plano de las ideas, surgen a partir de
una base material determinada históricamente.
Marx explica:
“En la producción social de su vida, los hombres contraen determinadas relaciones
necesarias e independientes de su voluntad, relaciones se producción, que
corresponden a una determinada fase de desarrollo de sus fuerzas productivas
materiales. El conjunto de estas relaciones de producción forma la estructura
económica de la sociedad, la base real sobre la que se levanta la superestructura
jurídica y política y a la que corresponden determinadas formas de conciencia social.
El modo de producción de la vida material condiciona el proceso de la vida social,
política y espiritual en general. No es la conciencia del hombre la que determina su
ser, sino, por el contrario, el ser social es lo que determina su conciencia” (Marx,
1987: 384-385).
Siguiendo el párrafo anterior podemos afirmar que el modo de producción tiene como
base material a las relaciones de producción y las fuerzas productivas que conforman la
estructura económica de una sociedad en un momento histórico. Sobre esta base
material se levanta una superestructura vinculada con el desarrollo de la conciencia

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Sociología - Cátedra Dra. B. Wehle

social, la cual permite la reproducción sostenida en el tiempo de dicho modo de


producción, a partir de la aceptación de dichas condiciones de existencia por parte de las
clases subordinadas.
Como ejemplo histórico podemos pensar como el modo de producción esclavista se
gestó sobre una base material caracterizada por relaciones de producción esclavistas y
sobre la cual se constituyó una superestructura que operaba legitimando y naturalizando
dichas condiciones de esclavitud. Parafraseando a Marx, las ideas dominantes de una
época son las ideas de la clase dominante, la cual logra constituir sus ideas en las ideas
que gobiernan al conjunto de la sociedad.
El concepto de modo de producción y las interrelaciones entre sus aspectos estructurales
y superestructurales es lo que nos permite afirmar, en contrapartida al idealismo
hegeliano, que las personas no viven según cómo piensan, sino que piensan según como
viven.
La base material del modo de producción se compone de:
 Las fuerzas productivas: Las fuerzas productivas corresponden a la capacidad
de producción de una sociedad, sus medios económicos y técnicos. Y se
componen de tres elementos:
- Los instrumentos de producción: útiles técnicos gracias a los cuales los
hombres producen los bienes materiales. (Pueden ser más o menos
perfeccionados según las épocas).
- Los objetos de trabajo: las materias primas o aquellos objetos que ya tienen
incorporada mano de obra. Es decir, los objetos (que son resultado de un trabajo
humano ya realizado) a partir de los cuales el hombre aplica su trabajo con la
ayuda de los instrumentos de producción.
- Los hombres que disponen de una fuerza de trabajo (facultades físicas e
intelectuales que le permiten producir un bien).

 Las relaciones de producción: El modo de producción, es decir, el régimen


económico y social, no se caracteriza únicamente por los recursos de
producción. Los hombres no se relacionan sólo con la naturaleza, sino que tejen
relaciones entre ellos: el hombre es un ser social. Los hombres en su trabajo
anudan relaciones de producción. Estas relaciones pueden definirse como la
forma particular que adquiere el sistema de producción e intercambio de recurso
en una sociedad determinada: quiénes producen, quienes se apropian de lo que
se produce y cómo se distribuye dentro de la sociedad. Así, según el modo de
producción que caracterice a la sociedad, pueden encontrarse relaciones de
esclavitud, servidumbre, asalariadas, etc.
Para caracterizar una sociedad es necesario determinar el nivel de las fuerzas
productivas (tecnología) y las relaciones de producción (qué tipo de relaciones se
establecen entre los hombres: explotación, cooperación, etc.).
Las relaciones de producción determinan las clases sociales. Las clases sociales se
definen a partir de las relaciones de producción, es decir, a partir del trabajo, en función
del lugar que ocupan en la producción y en relación a la propiedad o no de los medios
de producción. Los propietarios de los medios de producción forman una clase que se
apropia del trabajo de aquellos que no poseen los medios de producción y que por lo
tanto constituyen otra clase social. La posición económica, es decir, la posición en el
proceso de producción, es determinante de las clases sociales, que por lo tanto son

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Sociología - Cátedra Dra. B. Wehle

clases sociales opuestas. Marx se pregunta: ¿Quiénes poseen los medios de producción?
¿Quiénes disponen del poder sobre las decisiones de producción? ¿Quiénes disponen de
los productos terminados y de su venta? ¿Quiénes organizan el trabajo?
Como se mencionó previamente, la posición (económica) en el proceso de producción
determina los otros aspectos de la vida social: a la explotación económica le
corresponde la subordinación política o ideológica. El status jurídico del propietario
ubica en desventaja o en inferioridad al obrero en relación al primero. Las relaciones de
producción se traducen en términos de poder: aquellos que controlan lo económico que
es determinante controlan lo político y lo ideológico.
Dichas relaciones de producción se asientan sobre la base económica de una sociedad;
esta estructura económica es la que condiciona, para Marx, las formas políticas,
jurídicas e ideológicas de esa sociedad. Los hombres, su ideología, su forma de pensar y
su conciencia, son condicionados por esa estructura económica y por el lugar que
ocupan dentro de ella y según su clase social. Las clases pre-industriales caracterizan a
las sociedades del pasado: Marx enuncia las luchas entre los hombres libres y los
esclavos; los nobles y los siervos; entre los opresores y los oprimidos.
La burguesía es la clase de los capitalistas modernos propietarios de los medios de
producción que explotan el trabajo asalariado. Burguesía y proletariado son las dos
clases antagónicas por excelencia, pero Marx también hace referencia a la existencia de
otras clases: clases medias: pequeños empresarios, comerciantes, artesanos, campesinos
y utiliza el término lumpen proletariado refiriéndose a sectores marginales y excluidos.
Las clases sociales definidas en relación a las relaciones de producción se oponen y
están en lucha. La historia de toda sociedad ha sido la historia de la lucha de clases, dice
Marx en el Manifiesto Comunista. Marx explica que:
“Al llegar a una determinada fase de desarrollo, las fuerzas productivas materiales
de la sociedad chocan con las relaciones de producción existentes, o, lo que no es
más que la expresión jurídica de esto, con las relaciones de propiedad dentro de las
cuales se han desenvuelto hasta allí. De formas de desarrollo de las fuerzas
productivas, estas relaciones se convierten en trabas suyas. Y se abre así una época
de revolución social. Al cambiar la base económica, se revoluciona, más o menos
rápidamente, toda la inmensa superestructura erigida sobre ella... [sin embargo]
ninguna formación social desaparece antes de que se desarrollen todas las fuerzas
productivas que caben dentro de ella, y jamás aparecen nuevas y más altas
relaciones de producción antes de que las condiciones materiales para su existencia
hayan madurado en el seno de la propia sociedad antigua” (Marx, 1987: 385).
En determinado momento, cuando las fuerzas productivas han alcanzado el máximo
grado de madurez en su desarrollo, las relaciones de producción se convierten en trabas
para la continuidad del sistema; en ese momento, comienza una época de revolución
social, primero, con un cambio en las relaciones de producción, de la base económica,
que lleva a un posterior cambio en las relaciones políticas, jurídicas e ideológicas. Sin
embargo, este cambio ocurre hasta que las fuerzas productivas alcancen el mayor grado
de desarrollo posible dentro de la estructura económica de la sociedad.
Marx plantea que, a lo largo de la historia moderna, la burguesía ha desempeñado un
papel altamente revolucionario; cada etapa de revolución recorrida por la burguesía ha
sido acompañada por el correspondiente progreso político. Dicen Marx y Engels:
“La burguesía no puede existir sino a condición de revolucionar incesantemente los
instrumentos de producción y, por consiguiente, las relaciones de producción y, con
ello, todas las relaciones sociales... Espoleada por la necesidad de dar cada vez

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Sociología - Cátedra Dra. B. Wehle

mayor salida a sus productos, la burguesía recorre el mundo entero. Necesita anidar
en todas partes, establecerse en todas partes, crear vínculos en todas partes” (Marx y
Engels, 1848: 96).
Repasemos el párrafo anterior: la burguesía, como clase revolucionaria, por un lado ha
desarrollado incesantemente los instrumentos de producción, perfeccionando
maquinaria y técnicas, aumentando considerablemente la producción de mercancías y
ampliando los mercados. Por otro lado, la burguesía ha tendido hacia la globalización
económica y la centralización social y política. Marx y Engels explican que:
“La burguesía, a lo largo de su dominio de clase... ha creado fuerzas productivas más
abundantes y más grandiosas que todas las generaciones pasadas juntas. El
sometimiento de las fuerzas de la naturaleza, el empleo de la máquina, la aplicación
de la química a la industria y a la agricultura, la navegación de vapor, el ferrocarril,
el telégrafo eléctrico, la asimilación para el cultivo de continentes enteros, la
apertura de los ríos a la navegación, poblaciones enteras surgiendo por encanto,
como si salieran de la tierra... La burguesía suprime cada vez más el fraccionamiento
de los medios de producción, de la propiedad y de la población. Ha aglomerado la
población, centralizado los medios de producción y concentrado la propiedad en
manos de unos pocos. La consecuencia obligada de ello ha sido la centralización
política” (Marx y Engels, 1848: 97).
A esa revolución de los medios de producción se corresponde una revolución de las
relaciones de producción. Marx explica que: “desde hace algunas décadas, la historia
de la industria y el comercio no es más que la historia de la rebelión de las fuerzas
productivas modernas contra las actuales relaciones de producción, contra las
relaciones de propiedad que condicionan la existencia de la burguesía y su
dominación” (Marx y Engels, 1848: 98). Engels había señalado anteriormente la idea
fundamental de Marx, que “esta lucha ha llegado a una fase en que la clase explotada y
oprimida (el proletariado) no puede ya emanciparse de la clase que la explota y la
oprime (la burguesía), sin emancipar, al mismo tiempo y para siempre, a la sociedad
entera de la explotación, la opresión y la lucha de clase” (Marx y Engels, 1848: 98).
Sin embargo, existe otra clase antagónica a la burguesía que se constituye a partir del
desarrollo de los medios de producción: es el proletariado. Marx y Engels definen al
proletariado como
“la clase de los obreros modernos que no viven sino a condición de encontrar
trabajo, y lo encuentran únicamente mientras su trabajo acrecienta el capital. Esos
obreros obligados a venderse al detalle, son una mercancía como cualquier otro
artículo de comercio, sujeta, por lo tanto, a todas las vicisitudes de la competencia, a
todas las fluctuaciones del mercado. El reciente empleo de la máquina y la división
del trabajo quitan al trabajo del proletario todo carácter propio y le hacen perder con
ello todo atractivo para el obrero. Éste se convierte en simple apéndice de la
máquina, y sólo se le exigen las operaciones más sencillas, más monótonas y es más
fácil el aprendizaje. Por lo tanto, lo que cuesta hoy día al obrero se reduce poco más
o menos a los medios de subsistencias indispensables para vivir y para perpetuar su
linaje” (Marx y Engels, 1848: 98-99).
El proletariado trabaja para vivir, y encuentra trabajo en el mercado en la medida en que
su fuerza de trabajo aumente el capital. El proletariado es la clase que vive a condición
de obtener un trabajo y que lo obtendrá a condición que ese trabajo acreciente el capital.
Con el mayor desarrollo de la maquinaria, el proletario se vuelve apéndice de la
máquina, ya que, a diferencia del artesano, el obrero no controla el objeto que fabrica en
el proceso de producción. Su trabajo se torna cada vez más sencillo, monótono, y menos

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Sociología - Cátedra Dra. B. Wehle

atractivo y creativo. El obrero hace sólo una parte mínima del proceso de trabajo. El
trabajo resulta parcelario.
A su vez, con el mayor desarrollo de la maquinaria, se reducen los tiempos de
aprendizaje y los costos de producción para el capitalista, inclusive los costos de la
fuerza de trabajo de los proletarios, quienes ven reducidos el tiempo de trabajo
necesario para generar su subsistencia. Si antes podía producir una mercancía en cuatro
horas de fuerza de trabajo, con la ayuda de las máquinas el tiempo de trabajo necesario
para ganar su sustento se reduce quizás a una o dos horas. Sin embargo, recordemos que
el capitalista paga al proletario su fuerza de trabajo por día. Esto genera la prolongación
de la duración efectiva de la jornada de trabajo y el incremento de la intensidad de la
jornada de trabajo:
“Pero el precio de toda [fuerza de] trabajo, como el de toda mercancía, es igual a los
gastos de producción. Por consiguiente, cuanto más fastidioso resulta el trabajo, más
bajan los salarios. Más aún, cuanto más se desenvuelven la maquinaria y la división
del trabajo, más aumenta la cantidad de trabajo bien mediante la prolongación de la
jornada, bien por el aumento del trabajo exigido en un tiempo dado, la aceleración
del movimiento de la máquina, etc. ... cuanto menos habilidad y fuerza requiere el
trabajo manual, es decir, cuanto mayor es el desarrollo de la industria moderna,
mayor es la proporción en que el trabajo de los hombres es suplantado por el de las
mujeres y los niños. Por lo que respecta a la clase obrera, la diferencia de edad y
sexo pierden toda significación social. No hay más que instrumentos de trabajo, cuyo
coste varía según la edad y el sexo (Marx y Engels, 1848: 99).
A mayor desarrollo de la maquinaria y menor necesidad de trabajo manual, mayor es la
dependencia en el trabajo de mujeres y niños, cuya fuerza de trabajo tiene un costo
menor. Marx explica que la organización del trabajo no se opera sólo a partir de
imperativos técnicos, el desarrollo tecnológico, sino que antes existe una repartición
social que determina la organización del trabajo:
“la industria moderna ha transformado el pequeño taller del maestro patriarcal en la
gran fábrica del capitalista industrial. Masas de obreros, hacinados en la fábrica, son
organizadas en forma militar. Como soldados rasos de la industria, están colocados
bajo la vigilancia de toda una jerarquía de oficiales y suboficiales. No son solamente
esclavos de la clase burguesa, el Estado burgués, sino diariamente, a toda hora,
esclavos de la máquina, del capataz y, sobre todo, del burgués individual, patrón de la
fábrica” (Marx y Engels, 1848: 98).
En el modo de producción capitalista, esta división del trabajo está dada por un
antagonismo entre dos clases, la que produce las mercancías y la que posee los medios
de producción para producirlas: la burguesía y el proletariado.

3. Ideas fundamentales de la concepción marxista de la historia y de la relación entre


capital y trabajo.
La concepción marxista de la historia representa un quiebre con respecto a la
concepción tradicional. Engels explica que mientras que la concepción tradicional de la
historia parte del supuesto de que las transformaciones históricas se originan en un
cambio en las ideas de los hombres y de que los cambios políticos son los más
importantes, la concepción de Marx va más allá y analiza de dónde vienen las ideas de
los hombres y cómo se originan los cambios políticos (Engels, 1878).
Si bien la escuela histórica francesa había planteado que la historia europea, por lo
menos desde la Edad Media, se debía a la lucha de la burguesía en desarrollo contra la
nobleza feudal por el poder social y político, Marx demostró que toda la historia de la

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Sociología - Cátedra Dra. B. Wehle

humanidad es una historia de luchas de clases y que todas las luchas políticas se centran
en la conquista o conservación del poder social y político de las viejas clases sociales o
de las nuevas clases sociales en ascenso.
Para llegar a esa conclusión, Marx se preguntó ¿qué hace nacer y existir a esas clases
sociales? Las condiciones materiales, tangibles, concretas, en las que la sociedad de una
época produce e intercambia lo necesario para subsistir. Anteriormente analizamos la
dominación feudal de la Edad Media basada en una economía cerrada centrada en
pequeñas comunidades campesinas que se autoabastecían y apenas recurrían al
intercambio de mercancías y en una nobleza feudal que defendía a esa comunidad
campesina y daba cohesión política nacional dentro de un sistema de relaciones sociales
y políticas de vasallaje.
Dentro de esta estructura sociopolítica, comenzó a surgir otro actor social, la burguesía
urbana, al empezar a desarrollarse las ciudades junto con la industria artesana
independiente y el intercambio comercial, primero interior y luego internacional, que
comenzó a luchar contra la nobleza para conquistar un lugar de privilegio en el orden
feudal; este actor cobró renovada fuerza con el descubrimiento y conquista de los
nuevos territorios desde mediados del siglo XV, conquistando nuevas zonas de
comercio e incentivando el desarrollo de la industria. La industria artesana fue
desplazada por la manufactura de tipo fabril, y posteriormente por la gran industria
gracias al desarrollo de la maquinaria y, principalmente, la máquina de vapor, que a su
vez influyó sobre el comercio, desplazando al antiguo trabajo manual y creando los
modernos medios de comunicación y transporte. Más adelante analizaremos el
desarrollo de la manufactura fabril y la gran industria.
En este escenario, la burguesía fue conquistando riqueza y poder social, aunque llegó a
conquistar el poder político, concentrado en la nobleza y la monarquía en la Edad
Media, sólo al llegar a cierta fase de desarrollo de las fuerzas productivas: la Revolución
Industrial marcó el pasaje a la gran industria y la Revolución Francesa, la conquista del
poder político, llevando a la burguesía a clase dominante frente al proletariado y a los
pequeños campesinos.
Desde esta perspectiva, el marxismo explica los fenómenos históricos a partir de las
condiciones económicas de vida y las relaciones sociales y políticas de ese período,
partiendo de la base de que las condiciones materiales de existencia determinan las
formas sociales y las ideas que dominan un determinado periodo.

4. Aspectos sociales de la manufactura y de la gran industria.


En su obra El Capital, Marx analiza los elementos que constituyen las fuerzas
productivas y forman parte del proceso de producción, analiza particularmente la base
manufacturera y de la gran industria del modo capitalista de producción.
Marx plantea que
“la producción capitalista sólo comienza en rigor, allí donde el mismo capital
individual emplea, simultáneamente una cantidad de obreros relativamente grande y
en consecuencia, el proceso de trabajo amplía su volumen y suministra productos en
una escala cuantitativamente mayor. El operar de un número de obreros
relativamente grande, al mismo tiempo, en el mismo espacio (o si se prefiere, en el
mismo campo de trabajo) para la producción del mismo tipo de mercancías y bajo el
mando del mismo capitalista, constituye el punto de partida de la producción
capitalista. En lo que respecta al modo de producción mismo, por ejemplo, en su
comienzo la manufactura apenas se distingue de la industria gremial del artesanado

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Sociología - Cátedra Dra. B. Wehle

por el mayor número de obreros que utiliza simultáneamente el mismo capital. El


taller del maestro artesano no ha hecho más que ampliarse” (subrayado en original)
(Marx, 1946: 391).
Así, diferencia en un aspecto cuantitativo, más que cualitativo, la manufactura
capitalista del artesanado: la concentración de obreros en un mismo momento y lugar
bajo el mando de un capitalista, que dirige y organiza el proceso de trabajo, es lo que
determina el inicio de la producción capitalista.
Este cambio cuantitativo deviene cualitativo en lo que respecta a las condiciones
objetivas del proceso de trabajo. Dice Marx:
“edificios en los que trabajan muchas personas, depósitos de materias primas, etc.,
recipientes, instrumentos, aparatos, etc., utilizados simultánea o alternativamente por
muchas personas, en suma, una parte de los medios de producción, se consumen
ahora colectivamente en el proceso de trabajo... Esta economía en el empleo de los
medios de producción deriva únicamente de su consumo colectivo en el proceso de
trabajo de muchos. Y asumen ese carácter, como condiciones de trabajo social o
condiciones sociales del trabajo –por oposición a los medios de producción dispersos
y relativamente costosos de trabajadores o pequeños patrones independientes o
aislados–, incluso cuando muchos sólo trabajan espacialmente juntos y no en equipo.
Una parte de los medios de trabajo adquiere ese carácter social antes de que lo
adquiera el proceso laboral mismo” (subrayado en original) (Marx, 1946: 394-395).
Al utilizarse en forma colectiva los medios de trabajo (herramientas, depósitos, materias
primas), se reducen los costos de producción, aunque no se haya desarrollado todavía el
proceso colectivo de producción, es decir, la división funcional del trabajo o el trabajo
en equipo.
En estas condiciones, comienzan a desarrollarse relaciones de cooperación:
“la forma del trabajo de muchos que, en el mismo lugar y en equipo, trabajan
planificadamente en el mismo proceso de producción o en procesos de producción
distintos pero conexos, se denomina cooperación... Esta forma de trabajo, la más
simple, también desempeña un gran papel en la forma más desarrollada de la
cooperación. Si el proceso de trabajo es complejo, la sola masa de los cooperadores
permite distribuir las diversas operaciones entre diversos brazos y, por consiguiente,
ejecutarlas simultáneamente y, con ello, reducir el tiempo de trabajo necesario para
la producción del producto total” (subrayado en original) (Marx, 1946: 395 - 398).
Las relaciones de cooperación caracterizan el modo de producción capitalista. Estas
relaciones pueden desarrollarse de dos maneras: en la forma más simple, la cooperación
en el mimo proceso de trabajo o en procesos de trabajos distintos pero relacionados; en
la forma compleja, las distintas fases del proceso de trabajo se distribuyen entre el
conjunto de obreros.
Una de las consecuencias de la cooperación es que permite extender el espacio de
trabajo, es decir, aumentar la segmentación del proceso de trabajo; por otro lado,
permite restringir el lugar en el que se desarrollan el proceso de trabajo, es decir,
realizar las distintas partes del proceso en espacios cercanos y conexos; esto lleva a una
reducción de una serie de gastos de producción:
“la cooperación permite, de una parte, extender el ámbito espacial del trabajo, y de
ahí que en ciertos procesos de trabajo la vuelva necesaria la mera interconexión
espacial del objeto de trabajo… De otra parte, brinda la posibilidad de restringir en
lo espacial, conforme a la escala de la producción, el territorio en que la misma se
desarrolla. Esta reducción del ámbito espacial del trabajo, que ocurre al mimo tiempo

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Sociología - Cátedra Dra. B. Wehle

que se expande su campo de acción, con lo cual se economizan una serie de gastos
varios…, deriva de la aglomeración de los obreros, de la aproximación de diversos
procesos laborales y de la concentración de los medios de producción” (subrayado en
original) (Marx, 1946: 399-400).
La capacidad productiva de la fabricación capitalista surge de la cooperación, la fuerza
colectiva de los trabajadores: la fuerza productiva social del trabajo. Dice Marx:
“ya sea que la jornada laboral combinada obtenga esa fuerza productiva aumentada
porque acrecienta la potencia mecánica del trabajo, o porque amplía el campo
especial de acción de éste último, o reduce espacialmente el campo de producción en
proporción a la escala de ésta, o porque en el momento crítico aplica mucho trabajo
en poco tiempo, o estimula la emulación de los individuos y pone en tensión sus
espíritus vitales, o imprime a las operaciones análogas de los muchos obreros el sello
de lo continuo y polifacético, o ejecuta simultáneamente diversas operaciones, o
porque economiza los medios de producción en virtud de su uso colectivo, o confiere
al trabajo individual el carácter de trabajo social medio; en todas estas
circunstancias, la fuerza productiva específica de la jornada laboral combinada es
fuerza productiva social del trabajo o fuerza productiva del trabajo social. Surge de
la cooperación misma. En la cooperación planificada con otros, el obrero se despoja
de sus trabas individuales y desarrolla su capacidad en cuanto parte de un género”
(subrayado en original) (Marx, 1946: 400-401).
La condición de cooperación de los trabajadores en la producción capitalista surge a
partir de que un capitalista pueda pagar su fuerza de trabajo, sus medios de subsistencia,
individualmente y los emplee simultáneamente:
“si los trabajadores en modo alguno pueden cooperar directamente entre sí sin estar
juntos y el que se aglomeren en un espacio determinado es, por consiguiente,
condición de su cooperación, los asalariados no pueden cooperar sin que el mismo
capital, el mismo capitalista, los emplee simultáneamente, esto es, adquiera a un
mismo tiempo su fuerza de trabajo. es ahí que el valor total de estas fuerzas de
trabajo –o sea la suma de los salarios correspondiente a los obreros por el día, la
semana, etc.– deba estar reunido en el bolsillo del capitalista antes de que la fuerza
de trabajo misma lo esté en el proceso de producción... el número de los obreros que
cooperan, o la escala de la cooperación, dependerá por lo tanto, en un primer
momento, en la magnitud del capital que el capitalista individual pueda desembolsar
para adquirir la fuerza de trabajo, esto es, el grado en que cada capitalista pueda
disponer de los medios de subsistencia de muchos obreros (subrayado en original)
(Marx, 1946: 400-401).
La capacidad del capitalista de emplear un gran número de obreros simultáneamente y
pagar por sus medios de subsistencia se convierte en condición material para el inicio de
la producción capitalista y diferencia la producción artesanal de la manufactura
industrial:
“Cierta magnitud mínima del capital individual [es] necesaria para que el número
de los obreros explotados simultáneamente... [alcance] para desligar el trabajo
manual al empleador del trabajo, para convertir al pequeño patrón en capitalista y,
de esta suerte, instaurar formalmente la relación capitalista. Esta magnitud mínima se
presenta ahora como condición material para la transformación de numerosos
procesos individuales de trabajo, antes dispersos y recíprocamente independientes, en
un proceso combinado y social de trabajo” (subrayado en original) (Marx, 1946: 400-
401).

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Sociología - Cátedra Dra. B. Wehle

4.1. Manufactura fabril y división del trabajo.


La manufactura se origina en forma dual a partir de la producción artesanal. Por un
lado, surge de la combinación de oficios artesanales autónomos y diversos que pierden
autonomía y se vuelven unilaterales hasta convertirse en operaciones parciales,
mutuamente complementarias, de un proceso final de producción de una misma
mercancía.
Por otro lado, se inicia a partir de la cooperación de artesanos del mismo oficio,
desagrega el mismo oficio individual en sus diversas operaciones particulares y las aísla
y autonomiza hasta que cada una se vuelve una función exclusiva de un obrero en
particular (el obrero parcial). Dice Marx: “De una parte, pues, la manufactura introduce
la división del trabajo en un proceso de producción o la desarrolla aún más; de otra
parte, combina oficios antaño separados. Pero cualquiera que sea su punto particular
de arranque, su figura final es la misma: un mecanismo de producción cuyo órganos
son hombres” (subrayado en original) (Marx, 1946: 412).
La manufactura presenta dos formas fundamentales: o se forma un producto a partir del
ensamblaje puramente mecánico de productos parciales independientes, o se termina el
producto luego de una secuencia de procesos y manipulaciones interrelacionados. La
primer forma corresponde a la manufactura heterogénea; la segunda, a la
manufactura orgánica. Mientras que en la manufactura heterogénea el
fraccionamiento de la producción en una masa de procesos heterogéneos deja poco
lugar al empleo de medios de trabajo colectivos y el capitalista, en el caso de la
fabricación dispersa de productos, ahorra la inversión que demandan los edificios
fabriles, etc., la manufactura orgánica produce obras que recorren fases de desarrollo
interrelacionadas, una secuencia de procesos consecutivos, y combina oficios
artesanales originariamente dispersos, reúne la separación espacial entre las fases
particulares de producción de la mercancía. Así, se gana fuerza productiva a partir del
carácter cooperativo general de la manufactura y la organización colectiva del proceso
de trabajo. Dice Marx: “¿que caracteriza la división manufacturera el trabajo? Que el
obrero parcial no produce mercancía alguna. Sólo el producto colectivo de los obreros
parciales se transforma en mercancía” (subrayado en original) (Marx, 1946: 416-419).
La organización del trabajo en el período manufacturero implica tres cambios. El
primero es la especialización y perfeccionamiento del trabajo del obrero, que redunda
en una disminución del tiempo de trabajo y un aumento de la velocidad de trabajo:
“en primer término, un obrero dedicado de por vida a ejecutar la misma operación
simple convierte su cuerpo entero en órgano automático y unilateral de dicha
operación, y que por eso emplea en ella menos tiempo que el artesano que efectúa
alternativamente toda una serie de operaciones. Pero el obrero colectivo, combinado,
que constituye el mecanismo vivo de la manufactura, se compone tan sólo de esos
obreros parciales y unilaterales. En comparación con la artesanía independiente,
pues, se produce más en menos tiempo, esto es, se acrecienta la fuerza productiva del
trabajo. Asimismo, una vez que el trabajo parcial se ha vuelto autónomo
convirtiéndose en función exclusiva de una persona, su método se perfecciona”
(subrayado en original) (Marx, 1946: 416-419).
El segundo cambio es la parcialización del proceso de trabajo, que conlleva la
reducción de los tiempos improductivos y el aumento de la intensidad del trabajo, cuya
consecuencia es la rutinización del trabajo y la enajenación del obrero con respeto a su
trabajo (alienación):

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Sociología - Cátedra Dra. B. Wehle

“un artesano que ejecuta sucesivamente los diversos procesos parciales en la


producción de una obra, debe cambiar ora de lugar, ora de instrumento. El paso de
una operación a otra interrumpe el curso de su trabajo y genera poros, por así
decirlo, en su jornada laboral. Cuando el artesano ejecuta continuamente y durante
todo el día la misma operación, esos poros se cierran, o bien desaparecen en la
medida en que decrece el cambio de una operación por otra. La productividad
acrecentada obedece aquí o a un gasto creciente de fuerza de trabajo en un espacio
dado de tiempo –intensidad creciente del trabajo, pues– o a una disminución del
consumo improductivo de fuerza de trabajo. Ese excedente en la aplicación de fuerza
exigida por todo tránsito del reposo al movimiento, en efecto, se compensa por la
duración mayor de la velocidad normal, una vez alanzada. Por otra parte, la
continuidad de un trabajo uniforme destruye la tensión y el impulso de los espíritus
vitales, que encuentran su esparcimiento y su estímulo en el cambio mismo de
actividades” (subrayado en original) (Marx, 1946: 416-419).
El tercer cambio es el desarrollo y perfeccionamiento de las herramientas
(instrumentos de trabajo) para adecuarse a las tareas parciales del obrero, que conduce a
crear una de las condiciones materiales para el surgimiento de la maquinaria:
“La productividad del trabajo no sólo depende del virtuosismo del trabajador, sino
además de la perfección de sus herramientas... La diferenciación de los instrumentos
de trabajo, en virtud de la cual instrumentos de la misma clase adquieren formas fijas
especiales para cada aplicación útil particular, y su especialización, merced a la cual
cada uno de tales instrumentos especiales sólo opera con toda eficacia en las manos
de un obrero parcial específico, con rasgos característicos de la manufactura... el
período manufacturero simplifica, mejora y multiplica las herramientas de trabajo,
adaptándolas a las funciones especiales y exclusivas de los obreros parciales. Crea
con ello, a la vez, una de las condiciones materiales para la existencia de la
maquinaria, que consiste en una combinación de instrumentos simples” (subrayado en
original) (Marx, 1946: 415 - 416).

4.2. Maquinaria y gran industria: la fábrica.


Marx, retomando la descripción del Dr. Ure, define a la fábrica como un gran autómata
compuesto de innumerables órganos mecánicos dotados de conciencia propia, que
actúan de común acuerdo e ininterrumpidamente para producir un objeto común,
estando todos esos órganos subordinados a una fuerza motriz que se mueve por sí
misma. Marx plantea que
“la maquinaria, al apropiarse del trabajo de las mujeres y los niños, aumenta el
material sujeto a la explotación del capital, confía todo el tiempo vital del obrero
mediante la expansión desmesurada de la jornada laboral y su progreso, que permite
suministrar un producto enormemente mayor en un tiempo cada vez menor, termina
por servir como medio sistemático de poner en movimiento más trabajo en cada
momento, o de explotar cada vez más intensamente la fuerza de trabajo” (subrayado
en original) (Marx, 1946: 511).
En la fábrica automática aparece la tendencia a la equiparación o nivelación de los
trabajos que deben ejecutar los auxiliares de la maquinaria; la división del trabajo
reaparece pero en la distribución de obreros entre máquinas especializadas: esta división
del trabajo es puramente tecnológica. La maquinaria global constituye un sistema de
máquinas múltiples, operantes simultáneamente y combinadas, la cooperación fundada
en ella requiere también una distribución de grupos heterogéneos de obreros entre las
máquinas heterogéneas; sin embargo, la industria maquinizada no necesita asignar de
manera permanente los mismos obreros a la misma función sino que pueden verificarse
continuos cambios de personal sin que se interrumpa el proceso de trabajo. Dice Marx:

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Sociología - Cátedra Dra. B. Wehle

“en la manufactura y el artesanado, el trabajador se sirve de la herramienta; en la


fábrica, sirve a la máquina. Allí parte de él el movimiento del medio de trabajo; aquí,
es él quien tiene que seguir el movimiento de éste. En la manufactura los obreros son
miembros de un mecanismo vivo. En la fábrica existe un mecanismo inanimado
independiente de ellos, al que son incorporados como apéndices vivientes” (Marx,
1946: 512-515).
En la fábrica, la especialidad vitalicia de manejar una herramienta parcial se convierte
en la especialidad vitalicia de servir a una máquina parcial. Se utiliza abusivamente la
máquina para transformar al obrero, desde su infancia, en parte de una máquina parcial.
No sólo se reduce así considerablemente los costos necesarios para la reproducción del
obrero, sino que a la vez se consuma su desvalida dependencia respecto al conjunto
fabril, respecto al capitalista. Hasta el hecho de que el trabajo sea más fácil se convierte
en medio de tortura, puesto que la máquina no libera trabajo al obrero, sino de
contenido a su trabajo, y desaparecen las potencias intelectuales del proceso de
producción y del trabajo manual. Como plantea Marx: “la economía en los medios
sociales de producción, madurada por primera vez en el sistema fabril como en un
invernáculo, en manos del capital se vuelve a la vez un robo sistemático en perjuicio de
las condiciones vitales del obrero durante el trabajo” (subrayado en original) (Marx,
1946: 516).

5. Conclusiones de la Unidad N°3.


Hemos desarrollado diferentes enfoques a partir de los cuales se buscaba abordar la
cuestión de lo “social”. Encontramos por un lado a aquellos que buscan entender cómo
se constituye lo social como un orden estable, es decir que buscan desarrollar una teoría
del orden social. Durkheim y Weber son los mayores exponentes de lo que podríamos
denominar, la teoría clásica del orden social. Parten de caminos o abordajes
epistemológicos distintos, pero buscando entender lo mismo: Las regularidades de lo
social y el orden de lo social.
Desde el punto de vista opuesto, el pensamiento de Marx se desarrolla resaltando el
carácter conflictivo de las relaciones sociales en la historia en general y en la sociedad
moderna en particular, a partir del desarrollo del modo de producción capitalista.
Mientras que Weber está preocupado por la constitución de órdenes sociales, estables y
legítimos y Durkheim ve al conflicto social como algo “patológico” (es decir, anormal),
Marx plantea que el conflicto social es lo normal de la sociedad moderna porque
expresa las contradicciones del sistema.
Para Marx el motor de la historia es la lucha de clases, la cual se polariza aún más con el
modo de producción capitalista, enfrentando a dos clases claramente antagónicas. Por
un lado, la burguesía, en cuanto propietarios privados de los medios de producción y por
el otro, el proletariado, es decir la clase obrera, despojada de los medios de producción y
a la que sólo le queda vender su fuerza de trabajo en el mercado a cambio de un salario,
para poder seguir reproduciendo su vida y la de su familia.
Como corolario vemos que la Sociología permite la convivencia de diferentes edificios
o “cuerpos teóricos” y diferentes abordajes metodológicos, aunque es cierto que según
desde qué teoría nos paremos para observar la realidad social, recortaremos el objeto de
estudio, es decir contemplaremos diferentes aspectos de dicha realidad social, que por
otro lado por su creciente complejidad se nos presenta como prácticamente inabarcable
en su totalidad. De esta forma, desde los autores clásicos, podremos observar la realidad
social a partir de los hechos sociales (siguiendo la perspectiva de Durkheim), las

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Sociología - Cátedra Dra. B. Wehle

acciones sociales (desde el edificio teórico weberiano) o desde las relaciones sociales de
producción (desde la perspectiva de Marx).

Preguntas guía de la Unidad Nº3


1. Desarrolle los fundamentos del método dialéctico hegeliano.
2. ¿Cuáles son los tres momentos que forman la estructura del pensamiento
dialéctico? ¿Por qué puede afirmarse que la dinámica dialéctica es continua?
3. ¿Por qué Marx critica el “idealismo hegeliano”? Desarrolle vinculando esta
crítica con la noción de materialismo dialectico.
4. Explique la siguiente afirmación de Marx: “El modo de producción de la vida
material condiciona el proceso de la vida social, política y espiritual en general.
No es la conciencia del hombre la que determina su ser, sino, por el contrario,
el ser social es lo que determina su conciencia”. Vincule con las nociones de
Condiciones materiales de existencia e ideología dominante.
5. ¿Cómo asimila Marx dialéctica y materialismo para constituir un método de
estudio para la sociología?
6. Desarrolle el concepto de Modo de producción como objeto de estudio de la
sociología, dé cuenta de sus elementos constitutivos y de como se relacionan las
dimensiones estructurales y superestructurales en el mismo.
7. ¿Por qué se puede afirmar que todo modo de producción se encuentra
históricamente determinado? Vincule esto con las nociones de relaciones de
producción y fuerzas productivas.
8. ¿Cuál es la visión marxista de la historia desde los comienzos de la sociedad
hasta nuestros días; y su proyección sobre el desarrollo de las fuerzas
productivas?
9. ¿Cuál es el salto cualitativo que expresa el desarrollo de la manufactura
capitalista?
10. Distinga entre las formas de cooperación simple y compleja.
11. ¿Cómo se vincula la división social del trabajo con el desarrollo de la
manufactura fabril?

Bibliografía de Consulta de la Unidad N°3.


BOURDIEU, P. (2008) El oficio de sociólogo. Presupuestos epistemológicos. Buenos
Aires, Siglo XXI.
DAHRENDORF, R. (1966) Sociedad y Sociología. Madrid, Tecnos.
ELSTER, J. (1986) Una introducción a Karl Marx, México, Siglo XXI, 1992.
ENGELS, F. (1878). “Carlos Marx”, en Volks-Kalender, Brunswick, Alemania.
Disponible en Marxists Internet Archive.
GRAMSCI, A. (1971) El materialismo histórico y la filosofía de Benedetto Croce,
Buenos Aires, Nueva Visión.
GRAMSCI, A. (1972) Los intelectuales y la organización de la cultura, Buenos Aires,
Nueva Visión.

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Sociología - Cátedra Dra. B. Wehle

MARX, K. y ENGELS, F (1848) Manifiesto del Partido Comunista. Obras escogidas,


Tomo I, Moscú, Ediciones en Lengua Extranjera.
MARX, K. (1857). Introducción general a la Crítica de la economía política, Buenos
Aires, Ediciones Pasado y Presente, 1968. pp. 26 a 66.
MARX, K. (1859) Contribución a la crítica de la economía política. Siglo XXI editores.
Buenos Aires, 1980. Págs. 300-310.
MARX, Karl (1995) El Capital, México, Fondo de Cultura Económica. Capítulo 1 del
Tomo I. Primera edición en alemán: Tomo I, 1867; Tomo II, 1885; Tomo III, 1894.

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Sociología - Cátedra Dra. B. Wehle

FACULTAD DE CIENCIAS ECONÓMICAS


CBC - SOCIOLOGÍA
CÁTEDRA: Dra. BEATRIZ IRENE WEHLE

UNIDAD 4
Funcionalismo. Introducción a los ejes centrales del funcionalismo. La dinámica
del sistema social. El abordaje crítico de Robert Merton. Las Críticas de Wright
Mills.

1. Introducción
En esta unidad 4 pondremos el acento en los ejes fundamentales de la teoría sociológica
que surge en los Estados Unidos a mediados del siglo XX: el Funcionalismo.
Veremos cómo desde el funcionalismo se observa a las sociedades a partir de la
dinámica del sistema social y nos introduciremos en los ejes/supuestos centrales de esa
corriente a partir de los conceptos de sistema, subsistemas, instituciones, funciones y
roles, entre otros.
Posteriomente nos introduciremos en algunas críticas al funcionalismo, de la mano de
sociólogos como Robert Merton y Charles Wright Mills.
Desarrollaremos las críticas de Robert Merton a los supuestos o temas centrales del
funcionalismo, tales como la unidad funcional de la sociedad, la universalidad de las
estructuras e instituciones y la indispensabilidad de las partes.
Por último, abordaremos las críticas de Wright Mills a partir de la conceptualización de
la “imaginación sociológica”.

2. Introducción a los ejes centrales del funcionalismo.


Talcott Parsons (1902-1979) fue un sociólogo estadounidense que marcó con fuerza a la
sociología de mediados del siglo XX, siendo el máximo exponente del Funcionalismo.
La teoría parsoniana fue quizás, el último intento de elaborar una gran teoría sociológica
general de la sociedad moderna, a partir de una revisión particular de Durkheim y
Weber, así como también de otros autores como Pareto. Es decir que fue uno de los
primeros intentos de síntesis de los clásicos de la teoría sociológica del orden social.
Parsons va a tomar de Durkheim la idea de la sociedad, como una totalidad, que excede
a la suma de los individuos, aunque no la va a concebir como un organismo, sino como
un sistema.
De Weber va a tomar el concepto de acción social, entendiéndola como una acción
reglada por la cultura. A partir de estas revisiones va a realizar primero “La estructura
de la acción social” (1937) y posteriormente “El sistema social” (1951), con la intención
de formular un gran marco teórico que permita explicar a las sociedades modernas.
Como teoría social, lo que Parsons va a observar desde el funcionalismo es la
morfología de las sociedades y va a considerar los fenómenos sociales bajo el ángulo
concreto del sistema social. Para el funcionalismo el sistema social constituye un

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Sociología - Cátedra Dra. B. Wehle

sistema porque los diversos elementos que lo componen se hallan constantemente en


relación de dependencia mutua.
Desde el punto de vista de los supuestos del funcionalismo, los diversos elementos del
sistema social producen, en el seno de la constelación de relaciones un equilibrio,
diferentes relaciones de dependencia. Y a partir de esas relaciones de dependencia se
producen los cambios en el sistema.
Aclaremos que un sistema no constituye una figura cristalizada inmóvil al paso del
tiempo. El sociólogo funcionalista Pareto señala que el sistema cambia de forma y de
característica con el tiempo y, considera al sistema social tanto en un momento
determinado, como en las transformaciones sucesivas que sufre en un espacio de
tiempo.
En esa línea Parsons plantea que un sistema social consiste:
“en una pluralidad de actores individuales que interactúan entre sí en una situación que
tiene, al menos, un aspecto físico o de medio ambiente, actores motivados por una
tendencia a «obtener un óptimo de gratificación» y cuyas relaciones con sus
situaciones -incluyendo a los demás actores- están mediadas y definidas por un
sistema de símbolos culturalmente estructurados y compartidos” (Parsons, citado en
Ritzer, 1993: 119).
De una manera sintética el funcionalismo sostiene que:
1. Los hechos sociales están organizados en conjuntos que constituyen sistemas.
2. Las relaciones sociales se hallan en interdependencia y sus dinámicas constituyen al
mismo tiempo la causa y el producto de la existencia de un sistema dado.
3. A cada variación de un factor le corresponden una o muchas variaciones de otro o de
varios otros factores, variaciones que tienden a mantener el sistema adaptándolo.
Se trata de reequilibrios sucesivos debidos a procesos de auto compensación. Para el
funcionalismo, estos procesos son la expresión de la acción y de la fuerza integradora
del sistema que tiende a mantenerse en equilibrio. Entre el Todo y las Partes hay una
reciprocidad de influencias, pero es el Todo el que asegura la coherencia del conjunto.
Para el funcionalismo, el Todo que constituye el sistema social es dinámico. El carácter
dinámico del sistema representa su estado normal.
Ritzer plantea que el funcionalismo estructural-societal se ocupa de las grandes
estructuras e instituciones sociales, sus interrelaciones y su influencia sobre los actores
sociales:
“Los funcionalistas estructurales, sobre todo los funcionalistas societales, suelen
adoptar un enfoque macroscópico para el estudio de los fenómenos sociales. Estudian
el sistema social como un todo, así como la influencia de las diversas partes (en
especial las estructuras y las instituciones sociales) sobre él. Tienden a considerar que
los componentes del sistema contribuyen positivamente a su funcionamiento
(Abrahamson, 1978). Además, el funcionalismo estructural se ocupa de la relación de
unas partes del sistema con otras (Davis, 1959). Considera que las partes del sistema,
como el sistema en su conjunto, existen en un estado de equilibrio, de modo que los
cambios que experimenta una parte producen cambios en otras partes. Los cambios en
las partes pueden contrarrestarse de manera que no se produzca cambio alguno en el
sistema en su conjunto; si no ocurre esto, probablemente el conjunto del sistema
experimenta un cambio. Así, aunque el funcionalismo estructural adopta una
perspectiva del equilibrio, no necesariamente ha de ser una perspectiva estática. En

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Sociología - Cátedra Dra. B. Wehle

este equilibrio del sistema social los cambios se producen de una manera ordenada y
no revolucionaria” (Ritzer, 1993: 107-109).

3. ¿Cómo se entiende la dinámica del sistema social?


En su carácter dinámico, el sistema social se entiende como partes en relaciones de
interdependencia mutua y como un lugar de convergencia de fuerzas capaces de
engendrar cambios. Esos cambios se manifiestan en eventos que constituyen puntos de
referencia de la historia. Esas fuerzas no son solo endógenas, influyen también factores
exógenos (clima, migraciones, terremotos) que pueden tener un peso considerable en la
evolución de las sociedades humanas. Como así también factores biológicos como la
ancianidad, la capacidad de reproducción, la menor o mayor resistencia a las epidemias.
Pero estas fuerzas son difícilmente controlables por el hombre.
En opinión de Jeffrey (1989), Parsons cree que el sistema social no se debe conceptuar
en términos de estructuras materiales o instituciones sino como una complicada serie de
“roles” sociales. Los roles son nichos sociales impersonales que consisten en
obligaciones a realizar de maneras específicas. Las estructuras materiales, instituciones
y organizaciones de la sociedad no son significativas en sí mismas sino por las clases de
roles que brindan.
Existe una pluralidad de sistemas sociales. Esta pluralidad puede ir desde la sociedad
global a una organización creada para desarrollar fines particulares. Una sociedad global
es un conjunto histórico determinado, con contornos frecuentemente imprecisos tales
como la sociedad feudal, la sociedad de la China tradicional o los esquimales. La
iglesia, la familia, la ciudad serían otros tantos ejemplos de sistema social como
organizaciones creadas para desarrollar fines particulares, pero al respecto existe mucha
imprecisión.
El funcionalismo también hace referencia a subsistemas, como por ejemplo el religioso
o el económico. Los subsistemas se refieren a un sistema más amplio que los engloba.
Un sistema social se estructura o es estructurado de una cierta manera. Hay que señalar
que el término estructura ha sido objeto de diversas interpretaciones. Estructura en un
sentido amplio designa la manera en que los diferentes elementos de un sistema se
articulan entre ellos. Pero la misma palabra “estructura” es utilizada para designar otros
fenómenos, como ser la red de interacciones y de relaciones entre los miembros de un
grupo, en tanto ocupen posiciones determinadas y jueguen roles definidos.
También bajo el término de estructura se hace referencia a un principio de organización
de fenómenos socioculturales que se imponen al espíritu humano. Esta concepción es la
base del estructuralismo. Históricamente el estructuralismo había surgido de la
lingüística estructural de Ferdinand Saussure, considerando al análisis sincrónico del
lenguaje como conjunto de relaciones interdependientes. Claude Lévi-Strauss, padre del
estructuralismo, se inspiró en Saussure para estudiar los fenómenos sociales, como los
lazos de parentesco o los mitos en las sociedades primitivas.
El estructuralismo ha sido entendido como una teoría que considera que los diversos
subsistemas que componen la sociedad global se estructuran de tal manera que existe
una homología entre las diversas estructuras. Entre las estructuras de los sistemas las
más importantes son las instituciones. Las instituciones constituyen los elementos
estructurales por excelencia.

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Sociología - Cátedra Dra. B. Wehle

3.1. Concepto de institución.


Una institución es un hecho social caracterizado por un alto grado de permanencia. Es
decir cristalizado, sedimentado en la historia. Se considera que las instituciones
consisten en modos establecidos de satisfacer necesidades humanas esenciales. Su
finalidad es cubrir funciones sociales. El concepto de función está necesariamente
ligado al de necesidad. Talcott Parsons señala que la función de un sistema viviente
corresponde a un conjunto de actividades destinadas a responder a una necesidad o a
necesidades del sistema en tanto que sistema. Pero esta definición, ha sido criticada
porque termina siendo tautológica, al considerar que la función responde a una
exigencia de función.
Merton señala que la función es toda actividad recurrente considerada bajo el ángulo de
su contribución a la existencia y a la continuidad de las estructuras. Por otra parte,
Bronislaw Malinowski señala que la función constituye siempre la respuesta a una
necesidad en relación tanto con la existencia física de los hombres, como con los
valores de la cultura de la cual el sistema analizado es portador. Merton da el ejemplo
de la institución “exámenes”, señalando que la misma cumple una función de
“selección” en la sociedad destinada a satisfacer las necesidades de la circulación de las
élites.
Esta concepción constituye el eje de las teorías funcionalistas. Refinando el análisis del
funcionalismo Merton distingue entre función manifiesta y función latente. Una función
manifiesta corresponde a un efecto benéfico para el mantenimiento del sistema social
que los actores sociales buscan conscientemente. Por ejemplo, profesores y estudiantes
conscientemente, atribuyen a su participación voluntaria en los exámenes la finalidad de
seleccionar las futuras élites de la sociedad. Una función latente al contrario no procede
de la voluntad intencional de los actores, aunque ésta sea benéfica al sistema. Otro
ejemplo: los exámenes tienen la función latente de crear o reforzar la solidaridad entre
los estudiantes contribuyendo a la homogeneidad del subsistema social que es la
Universidad.
La noción de disfunción caracteriza lo perjudicial para el mantenimiento del sistema,
por ejemplo: la burocracia. El análisis estructural-funcional de Merton parte de grupos
concretos en la sociedad en lugar de analizar sistemas sociales abstractos.
Ritzer explica que “Merton especificó claramente que el análisis estructural-funcional
debía partir del estudio de los grupos, las organizaciones, las sociedades y las
culturas” (1993: 129).
Merton se interesa por el análisis de temas como roles y estatus, normas sociales,
estructuras y organización social y mecanismos de control social.
Los conceptos de funciones latentes y manifiestas se relacionan con los de
consecuencias previstas y consecuencias imprevistas. Resulta sencillo para cualquier
persona conocer las consecuencias previstas de las funciones, pero para conocer las
consecuencias imprevistas es necesario realizar un análisis sociológico. Las funciones
latentes son consecuencias imprevistas, pero también pueden serlo las disfunciones y las
no funciones.

4. Las críticas al funcionalismo desde las visiones de Merton y Wright Mills.


Antes de analizar las principales críticas al funcionalismo, de la mano de sociólogos
como Robert Merton y Charles Wright Mills, analicemos dos grandes preguntas del
funcionalismo: ¿Cómo se constituye y cómo se produce y reproduce la sociedad?

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¿Cómo se constituye la sociedad para el funcionalismo? El funcionalismo tiene el


mérito de recordarnos que lo social constituye una totalidad, en la cual las lógicas
heredadas del desarrollo histórico y las estrategias de los diversos grupos contribuyen a
producir y reproducir un medio humano de referencia, o de horizonte para las diversas
acciones que realizan los agentes individuales y que se nos presentan aparentemente
difusas y/o confusas.
El estructural-funcionalismo tuvo una gran difusión después de la segunda posguerra, en
los años ´50 y ´60 y, constituyendo una importante corriente sociológica. Estas nociones
son útiles para explicar el funcionamiento de un sistema social dado. Pero no nos
ayudan para comprender la génesis histórica de las estructuras actuales, ni las razones
que operaron en la elección de los miembros de una sociedad dada a favor de tal o cual
organización social.

4.1. El abordaje crítico de Robert Merton.


Robert Merton (1910-2003) criticó algunos de los temas centrales del funcionalismo
estructural:
1. La unidad funcional de la sociedad, que implica que todas las partes del sistema
social están altamente integradas y que todas las prácticas y creencias son
funcionales para el sistema en su conjunto. Merton (1949) sostiene que esta
característica puede observarse en comunidades pequeñas pero que resulta difícil
encontrarla en sociedades más grandes y complejas.
2. La universalidad de las estructuras e instituciones, que implica que todas las
estructuras e instituciones son beneficiosas para el mantenimiento del sistema social.
Merton sostiene que, en las sociedades reales y concretas, ciertas prácticas y
creencias pueden tener efectos perjudiciales para el mantenimiento del sistema
social.
3. La indispensabilidad de las partes, que implica que todas las instituciones y
estructuras son fundamentales para la totalidad del sistema social. Merton sostiene
que esto lleva a considerar que no hay prácticas y creencias alternativas a las
existentes. De esta manera, se justifica el orden y el statu quo del sistema social.
Robert Merton (1949) distinguió niveles de análisis funcional a diferencia de las teorías
funcionalistas que se limitaban a analizar el sistema social en su totalidad. Esta
distinción le permitió analizar los conceptos de función y disfunción en ciertos grupos y
organizaciones en particular. Por ejemplo, la función o disfunción que cumplió la
esclavitud en el sur de los Estados Unidos según los distintos grupos sociales y
políticos.
Respecto a las funciones sociales de las estructuras o instituciones sociales, Merton las
describe como “las consecuencias observadas que favorecen la adaptación o ajuste de
un sistema dado” (Merton, citado en Ritzer, 1993: 129).
Las funciones que cumplen las instituciones o estructuras ayudan a mantener el sistema
social, aunque pueden ser funciones positivas o negativas. Robert Merton desarrolló el
concepto de disfunción como las consecuencias negativas de las estructuras o
instituciones. También desarrolló el concepto de no funciones y lo definió como
“supervivencias”, instituciones o estructuras que no cumplen ninguna función, positiva
ni negativa, para el sistema social existente. Son estructuras que cumplieron alguna vez
una función, pero que ésta se ha perdido en el tiempo.

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Por otra parte, Merton parte del concepto de estructura social como “(…) el cuerpo
organizado de relaciones sociales que mantienen entre sí diversamente los individuos
de la sociedad o grupo” (Merton, citado en Ritzer, 1993: 134).
De este modo, analiza la estructura como una forma organizada de un grupo o sociedad
haciendo hincapié en las relaciones sociales que se establecen entre los individuos. Y
explica que se produce un estado de anomia cuando “(…) hay una disyunción aguda
entre las normas y los objetivos culturales y las capacidades socialmente estructuradas
de los individuos del grupo para obrar de acuerdo con aquéllos” (Merton, citado en
Ritzer, 1993, 134).
Recordemos que Durkheim había analizado la anomia como un estado de falta de reglas
que puedan orientar la conducta de los individuos en la sociedad. Merton analiza la
anomia como una consecuencia disfuncional y toma como ejemplo el delito como
conducta desviada disfuncional para el sistema. Considera al delito como un quiebre
entre las normas y conductas esperadas y deseadas y las posibilidades reales y concretas
de cumplirlas según la estructura de la sociedad. Por ejemplo, la
sociedad estadounidense valora el éxito sobre la base del mérito y del esfuerzo, pero no
todos los miembros de la sociedad tienen las mismas posibilidades para alcanzarlo, sino
que depende en gran medida del lugar que ocupan en la estructura social. Puede darse la
paradoja que por alcanzar el éxito económico en ciertos casos surjan conductas y
prácticas ilegales, desviadas.
¿Cómo se produce y se reproduce la sociedad según el funcionalismo? Esta pregunta,
presente en el funcionalismo y en otras corrientes sociológicas, se puede responder
desde dos puntos de vista: 1) desde un punto de vista endógeno, que hace referencia a
los aspectos morfológicos de las sociedades, a sus estructuras y a su funcionamiento y
2) desde un punto de vista exógeno, que hace referencia a la historia.
A modo de síntesis veamos sucesivamente los puntos de vista endógenos y exógenos.
1) El punto de vista endógeno concierne la infinita variedad de actos realizados por
los hombres en su vida cotidiana. Los actores le otorgan sentido a estos actos
que se inscriben en un marco histórico dado. El punto de vista endógeno
considera el proceso de la reproducción cotidiana de los universos sociales
tomando por punto de partida (por paradigma) las acciones individuales. Dentro
de esta perspectiva ubicamos al funcionalismo.
2) El punto de vista exógeno parte de los filósofos de la historia, que buscando una
interpretación del pasado de la humanidad, consideran a ésta como una totalidad
coherente. Se trata de una voluntad colectiva que realiza una elección arbitraria,
entre diversas opciones posibles por ejemplo democracia, monarquía, propiedad
privada, propiedad colectiva, etc. Desde el punto de vista exógeno la sociología
ha abordado las grandes líneas de reflexión histórica, tomando por punto de
partida la totalidad de la existencia de los seres humanos.

4.2. Las críticas de Wright Mills en la perspectiva de la “imaginación sociológica”.


Esos dos puntos de vista se integran en la perspectiva funcionalista crítica de Wright
Mills. Para Wright Mills, aunque es legítimo separar estos dos puntos de vista por
razones de análisis, en realidad existe correspondencia y reciprocidad de perspectivas
entre los desarrollos de la historia y la vida de todos los días. La reciprocidad de estas
dos perspectivas constituye el objeto de los estudios sociológicos.

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Wright Mills integra la dimensión histórica; como expresa el autor, “(…) la historia que
ahora afecta a todos los hombres es la historia del mundo” (Wright Mills, 1997: 24).
En la perspectiva de Wright Mills, la esencia de lo social se constituye en las relaciones
que establecen los seres humanos entre ellos.
En su libro “La imaginación sociológica”, Mills señala que el objeto de la sociología es
la diversidad humana, donde se hallan todos los universos sociales en el seno de los
cuales los hombres han vivido. El analista social clásico se ha formulado siempre tres
tipos de preguntas:
1) ¿Cuál es la estructura de esta sociedad particular en su conjunto? ¿Cuáles son sus
componentes esenciales, y cómo se relacionan entre sí? ¿En qué se diferencia de
otras variedades de organización social? ¿Cuál es, dentro de ella, el significado de
todo rasgo particular para su continuidad o para su cambio?
2) ¿Qué lugar ocupa esta sociedad en la historia humana? ¿Cuál es el mecanismo por el
que está cambiando? ¿Cuál es su lugar en el desenvolvimiento del conjunto de la
humanidad y qué significa para él? ¿Cómo afecta todo rasgo particular que estamos
examinando al periodo histórico en que tiene lugar, y cómo es afectado por él? ¿Y
cuáles son las características esenciales de ese periodo? ¿En qué difiere de otro
periodo? ¿Cuáles son sus modos característicos de hacer historia?
3) ¿Qué variedades de hombres y de mujeres prevalecen ahora en esta sociedad y en
este periodo? ¿Y qué variedades están empezando a prevalecer? ¿De qué manera
son seleccionados y formados, liberados y reprimidos, sensibilizados y embotados?
¿Qué clases de “naturaleza humana” se revelan en su conducta y el carácter que
observamos en esta sociedad y en este periodo? ¿Y cuál es el significado para la
“naturaleza humana” de todos y cada uno de los rasgos de la sociedad que
examinamos?
La sociología, y la imaginación sociológica, nos permiten encontrar comunidades
primitivas, que desde hace casi 1000 años no cambiaron, y por otro lado, grandes
potencias que surgieron como volcanes. El imperio de Bizancio, Europa, China y Roma
Antigua, la ciudad de Los Ángeles y el imperio incaico, todos los universos que el
hombre conoció, están delante nuestros ojos, y se prestan a nuestra curiosidad.
Wright Mills (1997) plantea que los hombres no poseen la cualidad mental para percibir
la interrelación del hombre y la sociedad, de la biografía y la historia, “del yo y el
mundo”. No pueden hacer frente a sus problemas personales en forma que le permitan
controlar las transformaciones estructurales que suelen estar detrás de ellas.
El autor sostiene que:
“los hombres, habitualmente no definen las inquietudes que sufren en relación con los
cambios históricos y las contradicciones institucionales. Por lo común, no imputan el
bienestar de que gozan a los grandes vaivenes de la sociedad en que viven. Rara vez
son conscientes de la intrincada conexión entre el tipo de sus propias vidas y el curso
de la historia del mundo. Los hombres corrientes suelen ignorar lo que esa conexión
significa para el tipo de hombres en que se van convirtiendo y para la clase de
actividad histórica en que pueden tener parte” (Wright Mills, 1997: 23).
El sociólogo estadounidense Charles Wright Mills sostiene que para desarrollar esa
cualidad mental no es sólo información lo que las personas necesitan ni tampoco meras
destrezas intelectuales. Es más, el autor opina ya en los años de 1959 que “en esta edad
del dato la información domina con frecuencia su atención y rebasa su capacidad para
asimilarla “(Wright Mills, 1997: 24).

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El autor explica que los hombres necesitan una cualidad mental que les ayude a usar la
información y a desarrollar la razón para comprender lo que ocurre en el mundo y
dentro de ellos: la imaginación sociológica, que permite “(…) comprender el escenario
histórico más amplio en cuanto a su significado para la vida interior y para la
trayectoria exterior de diversidad de individuos” (Wright Mills, 1997: 25-26).Para de
esa manera “percibir la interrelación del hombre y de la sociedad, de la biografía y de
la historia, del yo y del mundo” (Wright Mills, 1997: 23) y hacer frente a los problemas
personales en forma que permita controlar las transformaciones estructurales que suelen
estar detrás de ellas.
El autor se refiere a las lecciones e inquietudes que deberían considerar las ciencias
sociales. Expresa que la primera lección de las ciencias sociales es que:
“el individuo sólo puede comprender su propia existencia y evaluar su propio destino
localizándose a sí mismo en su época; de que puede conocer sus propias posibilidades
en la vida si conoce las de todos los individuos que se hallan en sus circunstancias... La
imaginación sociológica... permite captar la historia y la biografía y la relación entre
ambas dentro de la sociedad. Esa es su tarea y su promesa” (Wright Mills, 1997: 25).
La imaginación sociológica permite distinguir entre “las inquietudes personales del
medio” y “los problemas públicos de la estructura social”. Las inquietudes son
individuales y se presentan en el ámbito de sus relaciones inmediatas con otros, “(…)
tienen relación con su yo y con el área limitada de vida social que conoce directa y
personalmente” (Wright Mills, 1997: 27-28).
Mientras que una inquietud es un asunto privado en el que los valores amados por el
individuo le parecen amenazados, un problema es un asunto público, se advierte que
está amenazado un valor amado por la gente; trasciende el ambiente local del individuo
y el ámbito de su vida interior y,
“tiene que ver con la organización de muchos ambientes dentro de las instituciones de
una sociedad histórica en su conjunto, con la manera en que diferentes medios se
imbrican e interpenetran para formar la estructura más amplia de la vida social e
histórica” (Wright Mills, 1997: 28).
El autor brinda el ejemplo del desempleo para dar cuenta del desafío de esta promesa de
la imaginación sociológica.
“Cuando en una ciudad de 100.000 habitantes sólo carece de trabajo un hombre, eso
constituye su inquietud personal, y para aliviarla atendemos propiamente al carácter de
aquel hombre, a sus capacidades y a sus oportunidades inmediatas. Pero cuando en
una nación de 50 millones de trabajadores, 15 millones carecen de trabajo, eso
constituye un problema y no podemos esperar encontrarle solución dentro del margen
de oportunidades abiertas a un solo individuo. Se ha venido abajo la estructura misma
de oportunidades (…) nos obliga a considerar las instituciones económicas y políticas
de la sociedad y no meramente la situación y el carácter personales de individuos
sueltos”. (Wright Mills, 1997: 28).
Wright Mills se pregunta ¿cuáles son en nuestro tiempo los mayores problemas para los
públicos y las inquietudes claves de los individuos particulares? Para reponer a esta
pregunta, analiza primero qué valores son preferidos, pero amenazados, y cuáles
preferidos y apoyados por las tendencias actuales. Y concluye que lo que caracteriza a
nuestro tiempo es una sensación de indiferencia y malestar:
“Supongamos que la gente no sienta estimación por ningún valor ni perciba ninguna
amenaza. Esta es la experiencia de la indiferencia, la cual si parece afectar a todos los
valores, se convierte en apatía. Supongamos, en fin, que no sienta estimación por ningún

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valor, pero que no obstante, perciba agudamente una amenaza. Esta es la experiencia del
malestar, de la ansiedad, la cual, si es suficientemente total, se convierte en una
indisposición mortal no específica”. (Wright Mills, 1997: 30).
El autor plantea que la imaginación sociológica nos permite comprender y analizar las
inquietudes individuales y los problemas colectivos para poner en claro los elementos
del malestar y la indiferencia contemporáneo. Esa es la promesa de la sociología.
“La primera tarea política intelectual (…) del científico social consiste hoy en poner en
claro los elementos del malestar y la indiferencia contemporáneos (…) Es a causa de
estas tareas y esas demandas, por lo que, creo yo, las ciencias sociales se están
convirtiendo en el común denominador de nuestro período cultural y la imaginación
sociológica en la cualidad mental más necesaria”. (Wright Mills, 1997: 32-33).

5. Conclusiones de la Unidad N°4.


Situados a mediados del siglo XX en los Estados Unidos, tomamos la referencia de la
escuela de pensamiento sociológico denominada “Funcionalismo”.
Nos ubicamos en los ejes centrales del funcionalismo desde los conceptos de sistema,
subsistemas, institución, función, roles, entre otros, términos que otorgan sentido a una
mirada de las sociedades que ha servido como escenario teórico del “modo de
funcionar” de las mismas.
Luego se abordaron las críticas a los postulados funcionalistas a partir de dos de los
sociólogos de Estados Unidos tales como Robert Merton y Charles Wright Mills.
Tuvimos en cuenta los conceptos de Merton a partir de la diferenciación, entre
funciones manifiestas y latentes. El autor también incorporó los conceptos de disfunción
y “no función“ para dar cuenta de su abordaje crítico respecto del funcionalismo.
Respecto de la perspectiva de Wright Mills, abordamos el concepto de “imaginación
sociológica” como una cualidad mental para percibir la interrelación del hombre y la
sociedad, de la biografía y la historia.

Preguntas guía de la Unidad Nº4


1. Describa los méritos y desventajas del funcionalismo.
2. Explique la crítica de Merton a los ejes centrales del funcionalismo. Describa los
tipos de funciones para el autor.
3. Desarrolle la perspectiva funcionalista crítica de Wright Mills y el enfoque superador
que propone.
4. ¿Cómo y por qué W. Mills integra la dimensión histórica al punto de vista del
Funcionalismo? Desarrollar las críticas del autor a dicha teoría.
5. ¿De qué manera conviven lo primitivo y lo moderno en la diversidad social para
Wright Mills?
6. ¿Por qué el hombre no percibe la interacción entre biografía e historia (el “yo” y el
“mundo”)?
7. ¿De qué manera la imaginación sociológica permite ver y distinguir las inquietudes
personales del medio y los problemas públicos?

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8. Respecto del ámbito de lo privado, ¿qué ocurre con los valores preferidos para el
autor?
9. ¿Cómo operan las percepciones sociales respecto de la posibilidad y la promesa
brindadas por la imaginación sociológica?
10. Desarrolle la relación entre la perspectiva biográfica y la histórica según el análisis
de Wright Mills.
11. ¿Cuál es la promesa de la sociología para Wright Mills? Relacione y desarrolle el
concepto de imaginación sociológica.

Bibliografía de Consulta de la Unidad N°4.

JEFFREY, A. (1989) Las teorías sociológicas desde la Segunda Guerra Mundial.


Análisis multidimensional, Barcelona, Ed. Gedisa, (pág. 11-108).

KOLAKOWSKI, L. Las principales corrientes del marxismo I. Los fundadores.


Editorial Alianza Universidad.

MERTON, R. (1949) Teoría y Estructura social, México, F. C. E. Parte I, (pág. 71 a 94)

PARSONS, T. (1937) La estructura de la acción social, Nueva York, Free Press.

RITZER, G. (1993) Teoría Sociológica Contemporánea, Segunda parte, Punto 3, “El


funcionalismo estructural de Robert Merton”. Págs. 143-150. Madrid, Mc Graw-
Hill/Interamericana de España S.A.

RITZER, G. (1993) Teoría Sociológica Contemporánea. Madrid, Mc Graw-


Hill/Interamericana de España S.A.

WRIGHT MILLS, CH. (1997) La imaginación sociológica, México, Fondo de Cultura


Económica. Capítulo I: La promesa.

WRIGHT MILLS, CH. (1961) Las clases medias en Norteamérica, Madrid, Aguilar.

WRIGHT, MILLS CH. (1969) La elite del poder, México, Fondo de Cultura
Económica.

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