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UNIVERSIDAD DE CARTAGENA

FACULTAD DE CIENCIAS EXACTAS Y NATURALES


ENSAYO

PRESENTADO POR:

OLGA MASTRODOMENICO
LEIDY LOPEZ

PRESENTAR A:

ELKIN MADRID

FECHA:
15 DE MARZO DE 2019
PLANTEL SOBRE EL DESARROLLO DE LA CIENCIA

Desde la antigüedad, los seres humanos buscaron explicación a los fenómenos de la


naturaleza; en un principio creían que eran obra de seres sobrenaturales a los que llamaron
dioses.
Los primeros pensadores o filósofos buscaban explicaciones naturales a los procesos de la
naturaleza. Uno de ellos, Demócrito, quien vivió en el siglo IV antes de Cristo, se preguntó
cómo estaban formados los organismos y fue el primero en suponer que todas las cosas y
los seres estaban formados por piececitas pequeñas e indivisibles (como si fueran las
piezas de un lego) a las que llamó átomos. Tenían que ser eternos, pues nada puede surgir
de la nada.

En el siglo XX, los científicos descubrieron que los átomos pueden dividirse en partículas
elementales: protones, neutrones y electrones. Fue hasta en los siglos XVI y XVII que se
desarrolló la ciencia como la entendemos en nuestros días, con la contribución de muchos
sabios, Copérnico, Galileo, Descartes y otros muy famosos.

La ciencia nació en Grecia, gracias a la tradición jónica y aristotélica. Los griegos, por lo
demás, descubrieron las matemáticas puras, y las matemáticas son el lenguaje de la
ciencia. Es revolucionaria la forma como la ciencia mira ahora a la naturaleza del tiempo.
Antes se hablaba del cosmos eterno. Hoy nos entendemos como parte de un universo
dinámico. Tanto la humanidad como cada individuo comparten su condición con las
estrellas, las galaxias y todo el universo.

La ciencia (del latín scientia 'conocimiento') es el conjunto de conocimientos obtenidos


mediante la observación y el razonamiento, sistemáticamente estructurados y de los que se
deducen principios y leyes generales.
Los grandes cambios que se vienen dando desde la década del 60-finales de los 80 del
siglo XX, en la movilización y transformación de las estructuras reproductivas, cuyo papel se
centra en el desarrollo científico, etapa que algunos científicos reconocen como de nueva
economía o economía del conocimiento, ha cultivado la intención e intelecto de científicos
en el tema conceptual de las ciencia y las tecnologías y su evolución.
Una ciencia con conciencia, esto es, con ideologías e instrumentos que se utilicen de
manera correcta. Desde esta perspectiva se reconoce que en todos los niveles de
desarrollo hay algunas capacidades y opciones que son esenciales para que las personas
participen en la sociedad, contribuyan a ella y se desarrollen plenamente. Algunas de estas
capacidades básicas, sin las cuales muchas otras oportunidades permanecerán
inaccesibles, son: la de permanecer vivo y gozar de una vida larga y saludable; la de
adquirir conocimientos, comunicarse y participar en la vida de la comunidad; y la de contar
con acceso a los recursos necesarios para disfrutar de un nivel de vida digno.

Desarrollo e introducción a la ciencia y tecnología

Tal vez uno de los fenómenos más relevantes del mundo contemporáneo es el inusitado
valor que ha adquirido el saber, como condición indispensable para el desarrollo de los
pueblos. Según Toffler 1, vivimos en una sociedad del conocimiento, caracterizada porque
la base de la producción son los datos, las imágenes, los símbolos, la ideología, los valores,
la cultura, la ciencia y la tecnología. El bien más preciado no es la infraestructura, las
máquinas y los equipos, sino las capacidades de los individuos para adquirir, crear, distribuir
y aplicar creativa, responsable y críticamente (con sabiduría) los conocimientos, en un
contexto donde el veloz ritmo de la innovación científica y tecnológica los hace rápidamente
obsoletos.
No son necesarias elucubraciones para comprender el desafío que los anteriores
planteamientos hacen a la educación en general. El modelo educativo mundial entró en
crisis y las naciones más desarrolladas del planeta hacen esfuerzos, desde diversos
sectores, para mejorar cualitativamente los sistemas de formación tanto de los niños y niñas
como de los adultos, aún de aquellos que ya han cursado los estudios formales básicos o
los profesionales y avanzados.
Es por esta razón, como sugiere el título del presente artículo, que la temática Ciencia,
Tecnología y Sociedad se enfocará desde la mirada genérica de la Educación en Tecnología
y no se enmarcará específicamente en el esquema CTS, aunque se debe entender que
hablar de Educación en Tecnología implica relacionar, en el marco del contexto educativo, la
ciencia, la tecnología y las profundas implicaciones sociales de ambas, con las posibilidades
de un trabajo escolar integral y significativo para los estudiantes.
En efecto, la dinámica de la Educación en Tecnología conjuga aspectos técnico-científicos,
culturales y valorativos, que en su desarrollo escolar la habilitan como un poderoso
instrumento de integración curricular y como una interesante contribución al logro de fines
educativos.
Hoy, cuando el deseo de contar con escuelas que brinden conocimientos y comprensión a
un gran número de estudiantes con capacidades e intereses diversos, provenientes de
medios culturales y familiares distintos, choca con la realidad de las escuelas en los
diferentes lugares urbanos y rurales donde los maestros enseñan y los alumnos aprenden
como hace dos décadas; hoy, ad portas del tercer milenio —cuando los medios tecnológicos
traducidos en computadores, discos compactos, multimedia, realidad virtual,
telecomunicaciones, superautopistas de información—, la educación permanece fiel a su
práctica tradicional. Hoy, cuando se requiere una escuela informada, dinámica, reflexiva,
que posibilite la retención del conocimiento, la comprensión del conocimiento y el uso sabio
de éste por parte de los estudiantes, la Educación en Tecnología tiene mucho que decir.

Desarrollo de la ciencia en Colombia

La demanda por ciencia en cualquier sociedad surge fundamentalmente del sector


productivo y de la industria en especial. En Colombia hemos vivido un largo proceso
de desindustrialización que comenzó en los años 70 del siglo pasado cuando la
industria constituía un 23 % del PIB. Hoy en día estamos en 12 % de participación.
El nivel de complejidad alcanzado por la industria nacional fue limitado, reducido a la
sustitución de bienes de consumo, algunos bienes intermedios y pocos bienes de
capital, de tal modo que no ejerció una demanda importante sobre las universidades
y los pocos centros de investigación que se fundaron.
La razón principal de este proceso de pérdida de complejidad en la división del
trabajo fue el hallazgo de minas de carbón y de yacimientos petrolíferos que dieron
lugar a una renta en divisas. Fueron cuatro auges mineros energéticos los vividos
por la economía colombiana: carbón en 1978, petróleo en 1983 y 1989-1993, y
petróleo y carbón en 2003-2014. Para agravar la situación, la enorme renta del
narcotráfico desde los años 80 financió un gran volumen de contrabando que
desplazó bienes locales.
Para frenar el deterioro de la industria se requiere más que nunca del desarrollo de
investigación y desarrollo. Eso lo han entendido algunas élites empresariales como
la de Antioquia con el proyecto Ruta N de Medellín y la Andi, que propone
modernizar los bienes de capital, lo que requiere nuevas capacidades de sus
ingenieros y técnicos, fortalecer una red de laboratorios acreditados que garanticen
la calidad de los productos y establecer una red de certificaciones internacionales.
Otros sectores y la población requieren de los servicios de la ciencia para progresar
y obtener un mayor bienestar: geología, física,química, biología y medicina para
curar nuestras enfermedades endémicas. El químico Fanor Mondragón propone
fundar universidades de investigación e institutos especializados para atender
sectores diversos, coordinadas por un ministerio con $20 billones de presupuesto
anual y no el $0,3 billón actual.

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