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CRONICAS DE VIDA DE UNA MADRE SOLTERA.

Un 14 de mayo de 1923 a eso de las 9 de la mañana, mientras el sol lucia su brillo y su fuerza ante
una naturaleza esplendorosa llamada tierra, nació una bebé que sus padres la pusieron el nombre
en una forma eventual de Carmen. Desde ese instante las amistades de la mamá que lo visitaban
en su humilde vivienda, tenían conocimiento que una niña recién nacida, había integrado a formar
parte del árbol familiar quien se llamaría “Carmen Coronel Espinoza”.

Los padres de Carmen, eran don Manuel Coronel Ricket y doña Teófila Espinoza Vela. Manuel
Coronel Ricket era de la ciudad de Lima del barrio llamado Rímac y Teófila Espinoza Vela era de la
ciudad de Lamas, era la hija mayor de Francisco Espinoza Valera y de Juanita Vela Chávez
respectivamente.

Teófila, cuenta que su esposo cuando tenía más o menos 15 años de edad, se había separado del
poder de sus seres queridos en compañía de un amigo, quien la había ilusionado a realizar un viaje
de aventura por la selva del Perú. Después de muchísimos días de caminata, sufriendo la
inclemencia del tiempo, de ese clima frio y helado de los andes centrales, por fin llegaron a la
ciudad de Moyobamba.

Manuel Coronel Ricket, después de llegar a la ciudad de Moyobamba, caminaron unos días más,
radicalizándose en la ciudad de Lamas. Estando en esta ciudad, Manuel se enrola al ejército para
servir a su patria juntos con su mejor amigo de la infancia, sirvieron 2 años al ejército donde
después le dan de baja graduándose de sargento primero. Es decir, ya eran licenciados del
ejército. Estando ya de baja, se enamora de Teófila Espinoza Vela, a quien la había prometido
amor eterno y que después de un tiempo se dan el sí en una nupcia donde la familia compartió la
promesa sagrada de Manuel.

Este matrimonio funcionó, tal como era el verdadero amor de los dos. fruto de ése amor nacieron
seis hijos, ellos eran: Mercedes, César, Manuela, Américo, José, Carmen, respectivamente. La
familia Coronel Espinoza, todos ellos murieron en situaciones económicas precarias. Debo de
confesar, que Carmen Coronel Espinoza, fue la última en nacer y también por cuestiones de
destino, fue la última en morir un seis de marzo del 2,011 en la ciudad de Lima.

Carmen, había sido una bebé robusta, lleno de ternura, nunca en su vida no presagió el
sufrimiento que pasaría al estar al lado de sus dos hermanos mayores. En una de sus
conversaciones con sus hijos, nos contó que Américo y José, se habían agarrado a una pelea
encarnecida, después de una discusión, por motivos que ella misma la desconocía. Esta pelea se
realizó cuando ella tenía más ò menos siete años de edad.

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