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Mariano Melgar

Mariano Melgar naci en Arequipa el 10 de agosto de 1790, hijo de Don Juan de Dios Melgar y Doa Andrea de Valdivieso, miembros de familias hidalgas y muy distinguidas en su tiempo. Fue bautizado dos das despus de su nacimiento en la Catedral de San Francisco de Arequipa. Creci en su tierra natal, recibi su temprana educacin en el convento de San Francisco. Desde muy joven demostr talento en la poesa. Se enamor de Mara Santos Corrales, mejor conocida como Silvia, a quien l mencionara romnticamente en sus famosos yaraves ("canciones" o "poesa" en Quechua), pero la joven muchacha era nueve aos menor. A la edad de veinte aos, sus padres lo envan a Lima para estudiar leyes. El deseo de independencia en Lima fue tan alto como los campos de historia, geografa, filosofa y matemticas. Despus de la buena enseanza que recibi en Lima, decidi regresar a Arequipa, solamente para encontrar a Silvia, quien haba sido persuadida por sus padres para estar en contra de una relacin con l. Melgar en su tristeza desesperada, se va a Majes (al oeste de Arequipa). Eventualmente, establece contactos con otros revolucionarios independentistas de la poca. En 1814, la revolucin de Mateo Pumacahua tom lugar en el Cuzco, lo cual enfureci la aparente tranquilidad del virreinato espaol en el Per e incitaron a Melgar para unirse a la causa independentista y marchar para el combate. Tras ganar el combate de Apacheta en Arequipa, el ejrcito march hacia Puno en la batalla de Huamachiri, en la cual Melgar peleara con valenta dirigiendo y comandando la artillera del ejrcito revolucionario. Desafortunadamente, los patriotas fueron derrotados y hechos prisioneros, incluyendo al joven Melgar. El general espaol Ramrez, despus de mantener cautivo a Melgar por un tiempo, orden a sus oficiales fusilarlo. Melgar muri

en la maana del 12 de marzo de 1815, poco antes de cumplir la edad de veinticinco aos.

YARAV
Ay, amor!, dulce veneno, ay, tema de mi delirio, solicitado martirio y de todos males lleno. Ay, amor! lleno de insultos, centro de angustias mortales, donde los bienes son males y los placeres tumultos. Ay, amor! ladrn casero de la quietud ms estable. Ay, amor, falso y mudable! Ay, que por tu causa muero! Ay, amor! glorioso infierno y de infernales injurias, len de celosas furias, disfrazado de cordero. Ay, amor!, pero qu digo, que conociendo quin eres, abandonando placeres, soy yo quien a ti te sigo?

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