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UNIDAD 6. INVERTEBRADOS ACUATICOS

1. Principales grupos de invertebrados acuáticos


En el lenguaje de la ecología acuática, el término macroinvertebrado se utiliza
tradicionalmente para referirse a los invertebrados de agua dulce, incluyendo los insectos
(sobre todo larvas y ninfas), crustáceos, arácnidos (filo artrópoda), anélidos, moluscos
(caracoles acuáticos y bivalvos), platelmintos, nematodos, celenterados y poríferos que
habitan en cauces de ríos, charcas, lagos, etc.

1.1 Filo Artrópoda

Representa el grupo más abundante de invertebrados acuáticos. A este filo pertenecen tres
grandes clases a saber: Insecta, Crustacea y Arachnoidea.

• Insectos
Los insectos constituyen la fauna más representativa de ríos y lagos. Hay numerosos grupos
de insectos que habitan las aguas dulces de todo el planeta. En áreas tropicales son
especialmente abundantes y diversos. Sin embargo en aguas continentales de la Europa
templada así como en Norte y Sudamérica, encontramos también una buena
representatividad de estos animales.

Muchos insectos han permanecido inmersos en el medio acuático desde sus orígenes. Otros
grupos salieron del agua para volver a ella millones de años después, adaptándose de nuevo a
este medio. Recordemos en este punto que los artrópodos se originaron en el medio acuático
(precámbico hace unos 600 millones de años), no en el terrestre y que una buena parte de las
especies de este grupo aun residen en aguas dulces y saladas de todo el planeta. Se calcula que
existen más de 30000 especies de insectos acuáticos, muchos más aun de vida semiacuática,
es decir, que en algún momento de su ciclo vital pasan por el medio acuático.

Phylum: Artrópodos
Superclase: Insecta

Ordenes con representantes acuáticos:


- Ord. Microcoryphia - Ord. Phasmida
- Ord. Thysanura - Ord. Plecoptera
- Ord. Odonata - Ord. Psocoptera
- Ord. Ephemeroptera - Ord. Phthiraptera
- Ord. Hemiptera - Ord. Thysanoptera
- Ord. Megaloptera - Ord. Coleoptera
- Ord. Rhaphidioptera - Ord. Mecoptera
- Ord. Neuroptera - Ord. Siphonaptera
- Ord. Dictuoptera - Ord. Strepsiptera
- Ord. Isoptera - Ord. Diptera
- Ord. Orthoptera - Ord. Trichoptera
- Ord. Dermaptera - Ord. Lepidoptera
- Ord. Embioptera - Ord. Hymenoptera
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Adaptaciones para la respiración en el agua

Los insectos acuáticos por la diversidad de hábitats que ocupan y por pasar por diferentes
estados de desarrollo, requieren gran variedad de adaptaciones estructurales para tomar el
oxígeno, bien sea del aire o del agua directamente.

Los insectos acuáticos que toman el oxígeno del aire reciben el nombre de aeropnéusticos.
Ellos poseen espiráculos funcionales, por lo que pueden encontrarse en gran variedad de
hábitats acuáticos. Algunos se mantienen en contacto por largos periodos con la interfase
agua-aire a través de tubos o sifones respiratorios, como las larvas de mosquitos (Culex,
Aedes) o como los sirfidos (Eristalis).

Otros insectos, en cambio, viven dentro del agua, por lo que deben nadar hasta la superficie
para tomar periódicamente oxigeno del aire. Para ello, ciertos coleópteros (Dytiscidae) tienen
la capacidad de formar una burbuja de aire debajo de los élitros, que les sirve de reserva
mientras están sumergidos. Otros coleópteros o lepidópteros poseen espiráculos ensanchados
que les sirven de cámara para almacenar aire.

Ciertos hemípteros y coleópteros están cubiertos de escamas o pelos microscópicos, los cuales
no se humedecen, por lo que mantiene secos los espiráculos, que constituyen de esta manera
una reserva extra de aire. Este tipo de adaptación morfológica recibe el nombre de plastrón.
Algunos efemerópteros, como ciertos polimitarcidos (Campsurus), pueden vivir dentro de
tallos de plantas acuáticas de done toman el oxígeno requerido para su respiración. Este tipo
de adaptación se conoce como respiración endofítica y es sin duda fruto de una larga
coevolución insecto-planta.

Además, existe un grupo de insectos que toman el oxígeno directamente del agua, por lo que
reciben el nombre de hidropnéusticos. La mayoría no posee espiráculos funcionales, por lo que
su distribución está limitada a hábitats de aguas bien oxigenadas. La mayoría de ellos realizan
el intercambio gaseoso directamente a través de la piel, lo que se denomina respiración
cutánea. Entre estos existe un gran número de efemerópteros, plecópteros, odonatos,
dípteros, coleópteros y lepidópteros, entre otros. Esta adaptación se presenta en formas muy
inmaduras.

Otros insectos, como los efemeropteros tienen prolongaciones laminares en el abdomen


llamadas agallas, las cuales sirven para aumentar la superficie respiratoria de su cuerpo. Los
plecópteros cuentan con estas prolongaciones (en este caso filamentosas) en el tórax, y los
zigopteros (Odonata) en su extremo caudal (en este caso laminares). Se ha encontrado que
este tipo de estructuras es más desarrollado en organismos que viven en medios donde hay
déficit de oxígeno, y menos desarrollado en aguas bien oxigenadas. Por ejemplo, los
efemerópteros Campylocia y Campsurus que viven enterrados en el fondo poseen unas de las
agallas más desarrolladas entre los insectos acuáticos.

Algunos insectos acuáticos como las pupas de Simulium poseen espiráculos funcionales con
prolongaciones torácicas ramificadas llamadas agallas espiraculares que les sirven para
respiración aeropnéustica en caso de que el medio comience a secarse.

Todo lo anterior demuestra la enorme variedad de adaptaciones que presentan los insectos al
medio acuático en cuanto a respiración se refiere. Cabe hacer una consideración importante
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en cuanto a la eficacia de los sistemas respiratorios de los insectos acuáticos. Debemos saber
que la saturación de oxígeno en la atmosfera es 13000 veces superior a la del agua, es decir,
que cuando la atmosfera contiene 200000 ppm de oxígeno, el agua a la misma temperatura
contiene solo 15 ppm de oxígeno. Esto nos indica la tremenda eficiencia de sus sistemas
respiratorios cuando la respiración se produce en medio líquido y la complejidad evolutiva de
aquellas especies que se han adaptado a obtener aire fuera del agua o desde las plantas.

Regulación osmótica (osmorregulación)

La regulación iónica denominada también osmorregulación, se refiere al mantenimiento de


concentraciones específicas de sales o iones en las células. En los procesos metabólicos se
pierden sales que deben remplazarse; por tanto, la concentración de sales en el medio
acuático donde viven las larvas desempeña un papel importante en el establecimiento del
equilibrio osmótico. Este proceso se torna a veces crítico para los insectos acuáticos que viven
en medios de muy baja concentración salina, o por el contrario de muy alta.

En el caso de baja concentración salina, se favorece el paso del agua hacia el insecto y la salida
de iones del organismo hacia el medio. Este tipo de osmorregulación recibe el nombre de
hiperosmótica. La remoción del exceso de agua se lleva a cabo mediante la excreción de una
orina muy diluida, en tanto que los iones se reabsorben, en parte, en el intestino y el recto.

Existen varios mecanismos por medio de los cuales este proceso osmótico se puede llevar a
cabo. Uno de ellos es el de las células de cloruro, las cuales tiene como función la toma de iones
del agua. En los efemerópteros estas células son especialmente abundantes en las agallas,
pero también se les puede encontrar en otras partes del cuerpo. El mecanismo de
funcionamiento es básicamente el siguiente: el número de células de cloruro aumenta cuando
disminuye la concentración salina y al contrario, disminuye cuando aumenta la concentración
de sales del medio.

En otros insectos como dípteros, trichopteros y odonatos se presentan, no células, si no


parches de tejido denominados epitelios de cloruro, los cuales desempeñan básicamente las
mismas funciones que las células de cloruro. Estos están ubicados en ciertos dípteros cerca de
la apertura anal; en los odonatos, en una cámara rectal; y en los trichopteros, en los
segmentos abdominales.

En los culícidos y simulidos, se presentan en el extremo posterior del cuerpo unas


prolongaciones llamadas papilas las cuales aumentan o disminuyen de tamaño con el
incremento o reducción de sales en el agua. Funcionan, pues, básicamente como las células de
cloruro.

Otros insectos, como algunos coleópteros, resuelven su problema de osmorregulación,


tomando agua y luego, excretando mucha orina diluida.

El tipo de osmorregulación cuando los insectos viven en medios salinos se conoce como
regulación hipoosmótica. En este tipo de regulación, los insectos toman el agua del medio
concentrada de sales y durante el proceso de excreción absorben agua y excretan orina
altamente concentrada. Varias especies de hemípteros y dípteros pueden vivir en medios
salinos gracias a este tipo de adaptación.
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Adaptaciones alimenticias

Existe gran diversidad de hábitos alimenticios entre los insectos acuáticos. Unos son
herbívoros, otros carnívoros, otros detritívoros y otros omnívoros. El alimento puede ser
microscópico, conformado en este caso por algas, bacterias, hongos, protozoos, rotíferos y
microcrustaceos, entre otros. Quienes se alimentan de este tipo de organismos se denominan
microvoros. El alimento macroscópico está representado por celenterados, platelmintos,
anélidos, insectos, crustáceos y moluscos y por plantas acuáticas. Quienes se alimentan de
este tipo de organismos se denominan macrovoros.

Entre los herbívoros se encuentran algunas larvas de trichópteros y varios lepidópteros se


alimentan de tejidos vasculares y algas filamentosas. Algunos coleópteros también se
alimentan de algas y tejidos vegetales. Otros se alimentan de organismos microscópicos.

Otros insectos se alimentan de diatomeas y algas incrustadas en troncos y rocas (perifiton).


Dentro de esta categoría se encuentran algunos efemerópteros, trichopteros, hemípteros y
lepidópteros.

Otros insectos se alimentan de otros animales, encontrándose entre ellos algunos odonatos.
Los hemípteros tienen sus partes bucales modificadas en un pico (rostro) que utilizan para
succionar los fluidos del cuerpo de su presa. Los megalopteros están provistos de grandes
mandíbulas masticadoras que los hacen carnívoros y también caníbales. Entre los
efemerópteros, dípteros, coleópteros y plecópteros también se encuentran numerosos
representantes que son carnívoros.

Los detritívoros se alimentan de detritus tanto de origen vegetal como anima, aprovechando al
tiempo los hongos y bacterias que en ellos se encuentran. Larvas de plecópteros y
trichópteros pertenecen a esta categoría.

Ciclo de vida y reproducción

A diferencia de otros grupos de invertebrados, un gran número de insectos pasan su vida


larvaria en el agua y su vida adulta en tierra y en el aire.

La transición de la vida acuática a la terrestre implica, en estos organismos, el paso por una
serie de estadios de metamorfosis (huevo, larva, pupa e imago), cada una de las cuales debe
poseer una serie de adaptaciones estructurales y funcionales que garanticen su subsistencia.
No todos los insectos pasan por los cuatro estadios. Algunos no poseen etapa de pupa y otros
producen individuos a partir de huevos que se asemejan a imagos desde un principio,
adquiriendo su estado adulto por medio de mudas sucesivas.

El termino emergencia se aplica a la transformación de la larva o pupa en adulto. En este


proceso los insectos nadan hasta encontrar un objeto expuesto (roca o planta) por un tiempo
variable antes de transformarse en adultos. Otros insectos nadan hacia la superficie del agua,
donde una vez en contacto con la atmósfera, se transforman en adultos voladores.

Los insectos voladores deben, a su vez, retornar al ambiente acuático para depositar sus
huevos y empezar el ciclo de nuevo. Algunos insectos ovopositan en la superficie del agua
cuando vuelan o descansan sobre ella; otros la penetran o hacen túneles en el fondo, donde
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depositan los huevos; algunos lo hacen sobre la vegetación emergente o flotante y otros sobre
la tierra húmeda de las orillas. Una vez los huevos han quedado en un ambiente apropiado,
eclosionan dando origen a nuevos individuos. Un caso especial es el de ciertos belostomidos
(hemipteros), cuyas hembras depositan los huevos sobre el dorso de los machos.

La duración de los ciclos de vida de los insectos varía mucho en los diferentes grupos. En las
zonas templadas, estos ciclos están por lo regular sincronizados con las estaciones,
coincidiendo la primavera y el verano con la principal emergencia, su declinación en el otoño
y su recesión con el invierno. En los trópicos, donde la temperatura sufre poca variación, se
observa una continua emergencia de insectos a lo largo del año, permanente en unos grupos y
esporádica en otros. En el trópico, los periodos de lluvia y sequia son los que más influyen en
la emergencia de ciertos grupos de insectos, aunque aún no se pueden establecer patrones,
por la falta de estudios confirmativos.

Los periodos de estivación corresponden a un estado de reposo o quietud, como una


adaptación a los periodos de sequía o a altas temperaturas. Tanto los huevos como ciertas
larvas de insectos pasan por periodos de estivación a manera de mecanismo de supervivencia.
En el trópico este fenómeno es corriente en lugares donde, en las épocas de verano, se pueden
llegar a secar las charcas y lagos poco profundos.

UNIDAD 7. PLANTAS ACUATICAS

1. Origen y evolución de las plantas acuáticas

Existen dos grupos principales de plantas: las briófitas y las plantas vasculares. En el primero
se incluye musgos y hepáticas, y en el segundo helechos, coníferas y plantas con flor. Las
briófitas y las plantas vasculares se originaron probablemente de un ancestro común dentro
de las algas verdes (Clorofitas).

Los fósiles de las plantas vasculares son conocidos desde el Silúrico (430 millones de años), y
los fósiles de las briófitas desde el Devónico (más de 360 millones de años).

Durante todo el proceso evolutivo antes descrito, algunos helechos y angiospermas,


principalmente especies herbáceas, conquistaron el medio acuático, incluyendo en etapas
posteriores el ambiente marino. Las plantas acuáticas han sido muy exitosas en colonizar
aguas quietas o corrientes, dulces, salobres y saladas en todas las zonas climáticas.

A pesar que en número de especies no constituye un grupo muy importante, las plantas
vasculares acuáticas tienen un gran interés. Algunas de estas especies viven y se reproducen
total o parcialmente sumergidos, presentando vestigios de su pasado terrestre como la
presencia de una fina cutícula, estomas no funcionales y elementos del xilema pobremente
lignificado. Sin embargo, las angiospermas acuáticas no retornaron a mecanismos de
fertilización por medio de gametos masculinos móviles (ciliados).

La mayoría de las especies, aunque se desarrollen completamente sumergidas, desarrollan


flores que alcanzan la superficie del agua y son polinizadas por insectos o por el viento. En
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aquellas especies más evolucionadas y en las que tiene lugar la polinización en el propio
medio acuático conservan la presencia del tubo polínico. Existen tendencias claras del
reemplazo de la alogamia por la autogamia y de la reproducción sexual por mecanismos de
propagación vegetativa.

El cuerpo vegetativo presenta un conjunto importante de modificaciones estructurales, la


mayoría de los cuales tiene un claro sentido adaptativo. Además, presentan una gran
plasticidad fenótipica lo cual crea serios problemas a los taxónomos. En algunas especies la
reducción vegetativa es tan extrema que es imposible distinguir tallo, raíz y hoja. ( imagenes
de representantes de diferentes grupos evolutivos de macrófitas acuáticas. A) Macroalga
(Chara sp). B) Briófita (Ricciocarpus natans). C) Helecho (Azolla caroliniana). D) Angiosperma
(Pontederia cordata))

2. Definiciones

Las plantas acuáticas o macrófitas (también llamadas plantas hidrofiticas, o hidrofitas) son
plantas adaptadas a los medios muy húmedos o acuáticos tales como lagos, estanques,
charcos, estuarios, pantanos, orillas de los ríos, deltas o lagunas marinas. Estas plantas pueden
encontrarse tanto entre las algas como entre los vegetales vasculares: briofitos, pteropsidas y
angiospermas (familia de las Monocotiledóneas y de las Dicotiledóneas).

Las plantas acuáticas vasculares pueden ser descritas por varios términos técnicos, tales como
traqueofitas acuáticas o cormófitos acuáticos. En la literatura contemporánea los ecólogos han
favorecido el uso de macrófitas acuáticas que no tiene un sentido taxonómico preciso.
Esencialmente designa macroformas que se distinguen de aquellas planctónicas o bentónicas,
por lo tanto incluye musgos, hepáticas, macroalgas y plantas vasculares.

3. Especies de hidrofitas y formas de vida

En el libro Aquatic Plant Book de Cook (1990) figuran 407 géneros de 87 familias de plantas
vasculares. Dentro de Pteridophytina existen 11 géneros pertenecientes a 9 familias, de estas
3 son exclusivamente acuáticas (Azollaceae, Marsileaceae, Salvinaceae). Dentro de las especies
con semilla, las Pinophytina (Gymnospermae) carecen actualmente de representantes
acuáticos, pero existen evidencia fósil que en el pasado existieron especies acuáticas. En las
Magnoliopsida (Angiospermae) existen 396 géneros acuáticos en 78 familias. El número
relativo de especies acuáticas y no acuáticas en los diferentes niveles taxonómicos es
presentado en la Tabla 1 de acuerdo al sistema de clasificación de Dahlgreen. A nivel de orden
existen más plantas acuáticas dentro de las monocotiledóneas, y esta tendencia se incrementa
si consideramos el nivel de familia. Si asumimos que existen 12500 géneros de plantas
vasculares, el 3.26% de estos son acuáticos. Se estima que a nivel específico existen 1 o 2%
plantas acuáticas.
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La clasificación de acuerdo a las formas de vida tiene un gran interés para los ecólogos. Una
combinación de formas de vida tiene un carácter diagnóstico de la comunidad estudiada. En el
presente curso se adoptará los sistemas de clasificación de Sculthorpe (1967) y Cook (1990):

A. Hidrófitas fijas al substrato

1. Hidrófitas emergentes: Plantas de raíz con superficies principales fotosintéticas que


sobresalen del agua. En esta forma, el dióxido de carbono para la elaboración de
alimento se obtiene del aire, pero otras materias primas se obtienen debajo de la
superficie del agua. Todas cuentan con órganos reproductivos externos. Ejemplos:
Eleocharis, Ludwigia, Phragmites, Schoenoplectus, Typha, Zizaniopsis. Son utilizadas
como alimento y refugio para animales anfibios y proporcionan un medio apropiado
de entrada y salida para los insectos acuáticos que pasa una parte su vida en el agua y
otra en la tierra.

2. Hidrófitas de hojas flotantes. Habitan suelos sumergidos en donde la profundidad


de la columna de agua alcanza desde los 25 cm hasta los 3.5 m. En las especies con
heterofilia, las hojas sumergidas preceden o acompañan las hojas flotantes. Algunas
especies cuando la densidad es muy alta forman hojas emergentes. Órganos
reproductivos flotantes o aéreos. Rizomatosas. Las hojas flotantes se disponen en
largos pecíolos flexibles. Ejemplos: Nuphar, Nymphaea. Estoloníferas. Tallos
ascendentes en la columna de agua que producen hojas flotantes sobre pecíolos
relativamente cortos. Ejemplos: Potamogeton natans y Nymphoides.

3. Hidrófitas sumergidas. plantas de raíz o fijas, completamente o en gran parte


sumergida. Completan todo su ciclo biológico dentro del agua, pero sus flores pueden
salir a la superficie. Las hojas tienden a ser delgadas y finamente divididas, y
adaptadas para el intercambio de alimentos nutricios con el agua. Órganos
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reproductivos aéreos, flotantes o sumergidos. Caulescentes. Tallos flexibles con raíces


que nacen de algunos de sus nudos. Con o sin rizomas. Ejemplos: Elodea, Egeria,
Hydrilla, Potamogeton. Roseta. Hojas que nacen de un tallo condensado o rizoma,
frecuentemente especies estoloníferas. Ejemplos: Aponogeton, Isoetes y Vallisneria.
Taloide. Cuerpo de la planta extremadamente reducido y condensado, sin
diferenciación clara entre tallo y hoja. Ejemplos: Podostemaceae. Muchas de éstas se
encuentran flotando a todo lo largo tanto del litoral como de las zonas limnéticas, pero
algunas especialmente las que están fijadas o asociadas a plantas de raíz, son
especialmente características de la zona litoral. Muchas especies tienen adaptaciones
especiales para flotar mejor, siendo así características de la zona limnética.

B. Flotantes libres. Ocurren en lugares con escaso movimiento de la columna de agua.


Morfología variables, plantas estoloníferas con hojas aéras o flotantes (Eichhornia
crassipes, Limnobium, Pistia) o plantas pequeñas con una extrema simplificación de su
anatomía (Lemna, Spirodela, Wolffia).

Adaptaciones al medio acuático I:

Los medios que acogen este tipo de plantas son múltiples: agua dulce, agua salada o salobre,
aguas más o menos estancadas, temperaturas más o menos elevadas. Pueden ser lagos,
estanques, charcos, pantanos, orillas de los ríos, deltas, estuarios o lagunas marinas.

La adaptación morfológica más obvia consistió en la reducción de estructuras responsables de


la transpiración como son la cutícula y los estomas. Los tejidos de sustentación como son el
colénquima y esclerénquima también han sufrido una reducción en las plantas flotantes y aún
más en las sumergidas. En estas últimas es común encontrar un tejido esponjoso o
aerénquima que les permiten sostenerse simplemente flotando. Se ha calculado que cerca del
70% de estas plantas está ocupado por aire (Esteves, 1988). También los vasos conductores
se encuentran reducidos a un cilindro central en tanto que los cloroplastos se distribuyen en
la epidermis para aprovechar al máximo la energía radiante.

Adaptaciones al medio acuático II:

En cuanto a las adaptaciones fisiológicas, las más importantes están relacionadas con el
intercambio gaseoso. El oxígeno y el gas carbónico están sujetos a sufrir mayores variaciones
en el agua que el aire, por lo que las macrofitas acuáticas, especialmente las sumergidas,
deben resolver estos problemas de diferentes maneras: una es reduciendo la cutícula a una
sola capa de células; o reduciendo el espesor de las hojas; o almacenando en el aerénquima los
gases producidos durante la fotosíntesis y la respiración; o aumentando los espacios
intercelulares en las hojas, tallos y pecíolos (Roldan 1982.)

Metabolismo del dióxido de carbono y del oxígeno: La asimilación de carbono en las


plantas acuáticas es más difícil que en las aéreas, pues el CO 2 se difunde más lentamente en el
agua que en el aire. Por ello, las plantas acuáticas poseen el espesor de la capa de células
epidérmicas más reducido y desarrollan tallos y hojas esponjosas.

Ciertas especies de macrófitas sumergidas pueden asimilar y descarboxilar los iones


bicarbonato, lo que se constituye en una adaptación para tomar las limitadas cantidades de
CO2 que hay en el agua Por otro lado, las angiospermas sumergidas poseen el metabolismo
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fotosintético del tipo C3 -Calvin con altas tasas de fotorrespiracion. El CO2 proveniente de la
respiración mitocondrial de las hojas y las raíces, la fotorrespiración y en parte el CO 2 de los
sedimentos, aumentan el dióxido de carbono o el bicarbonato asimilado del agua. Parte del
CO2 proveniente de la respiración también es acumulado en los tejidos aerenquimatosos y
usado eficientemente durante la fotosíntesis.

Parte del oxígeno producido durante la fotosíntesis, o que es tomado por las partes aéreas de
las plantas, se mueve hacia el tejido radicular esponjoso. Este sirve a la planta de protección
contra gases tóxicos que se forman en medios anaeróbicos.

Metabolismo de los nutrientes: Las plantas enraizadas toman los nutrientes de los
sedimentos; pero las flotantes los toman simplemente del agua. La mayoría de las macrófitas
obtienen sus nutrientes del agua intersticial de los sedimentos, donde la concentración de
estos es mayor que en el agua. Sin embargo, cuando el medio está muy eutrofizado, la mayoría
de los nutrientes son tomados directamente del agua.

La luz, la temperatura y la presión como factores limitantes: Muchas plantas sumergidas


presentan variaciones morfológicas diferentes con relación a la intensidad de luz. Así, por
ejemplo, las plantas que están adaptadas a lugares sombreados tienen sus hojas finamente
divididas casi como filamentos muy delgados; en cambio, plantas que están más expuestas a la
luz tiene hojas más amplias y lobuladas. Igualmente se ha observado que plantas adaptadas a
la sombra son más sensibles a los rayos ultravioleta que aquellas que viven expuestas a la luz.
La extinción de luz es un fenómeno que limita el desarrollo de las plantas sumergidas. Se han
encontrado variadas adaptaciones a la actividad fotosintética y respiratoria a diferentes
temperaturas e intensidades de luz. Así por ejemplo, Myriophlyllum spicatum y Vallesneria
americana presentan diferentes formas de crecimiento: Myriophlyllum se desarrolla mejor en
la superficie del agua; en cambio, Vallesneria está adaptada a poca luz y es más eficiente en la
actividad fotosintética que Myriophlyllum, incluso bajo condiciones similares.

En cuanto a la presión, se ha encontrado que ciertas especies de plantas sumergidas detienen


abruptamente su crecimiento cuando son sometidas a aumento de presión hidrostática. Las
hojas se vuelven más cortas, los tallos más delgados, se reducen los espacios lagunares en los
tejidos esponjosos y se inhibe el crecimiento de las raíces adventicias. Un aumento de la
presión hidrostática también inhibe el florecimiento de ciertas plantas que requieren producir
flores aéreas que se polinizan por el viento.

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