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«CASTILLO INTERIOR»
HANS FLASCHE
Universidad de Hamburgo
A mi amigo A. Parker
En casi todos sus escritos Santa Teresa se esfuerza por una expresión
adecuada de las experiencias interiores que le fueron concedidas. Huelga decir
que de este modo se propone una tarea de muy difícil solución. Muchas veces
habla de las dificultades que debe allanar para presentar la vida mística a sus
hermanas y a sí misma. Su diligencia de conocer distintamente o -mejor
dicho- sentir vivamente los fenómenos psíquicos se manifiesta sobre todo en
su lenguaje.
Su voluntad de describir un acontecimiento psíquico es constantemente
acompañada por la intención de poner cuidado en el máximo esmero.
Actuando de esta manera se da cuenta exacta del hecho de que sus empeños no
pueden salir de ciertos límites. Para hacerse dueño de lo que puede expresarse
difícilmente o de lo que no es posible referir, Teresa se sirve de una serie de
palabras que por una parte dejan ver su obligación aparentemente ineludible
de exponer y de analizar misterios, por otra la convicción de no estar a la altura·
de su misión. En los «Pensamientos» de Pascal salta a la vista la frecuencia del
término «chose», en los textos teresianos damos muchas veces con la palabra
«cosa». Comprueba este hecho que más de una vez le falta la terminología
referente a experiencias que se notan en el interior del hombre o que la
terminología en cuestión no se usa en la lengua española de la época. Para
hacer entender un acontecimiento psíquico apenas comprensible, Santa Teresa
recurre muchas veces a comparaciones. Anuncia SlJ intención señalando el
término «comparaciófl». Manifiesta su opinión acerca de esta voz explicando
también la posibilidad de su empleo. Es natural que en las exposiciones
respecto a una finalidad determinada la autora se sirva del par lingüístico
«atinar-desatinan>.
U na de las palabras más importantes en el léxico de Santa Teresa es
«parecen>. Se refiere esta palabra a la intensidad de la certidumbre o
incertidumbre en la explicacíón de la vida afectiva y mística. El Diccionario de
Autoridades define el substantivo de la manera siguiente: «Dictamen, voto o
sentencia que se da o lleva en cualquier materia». En cuanto al verbo «parecen>
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el Diccionario dice: «Vale ... hacer juicio o dictamen acerca de alguna cosa». Se
añaden a estas definiciones términos latinos que ponen en evidencia la
certidumbre a veces menos sólida latente en la palabra «parecen>. Así es que «el
parecen> se comenta por «opiniQ»), y «parecen> por «videri». El verbo teresiano
«parecen> puede ser comparado con el verbo latino «viderü>.
En cuanto al análisis de todas las ideas que Santa Teresa une con el
término «parecen> y sus diversos empleos, queremos sondear su obra mística
central «Moradas del Castillo Interion>. Ya en el prólogo «parecen) llama la
atención del lector-investigador que escudriña la manera de expresarse de la
autora. Respecto a su intención de detallar «cosas de oración», Teresa dice:
«... no me parece me da el Señor espíritu para hacerlo ni deseo ... ». Hacemos
observar, comenzando nuestras interpretaciones, qué, a juzgar por las
apariencias, nuestra escritora suele incluir el verbo «parecen> acompañado por
partícula negativa en casos contados, es decir, que le gusta acentuar el acto
intelectual exteriorizado por «parecen>. Tocante a la frase teresiana que
acabamos de citar estamos inclinados a afirmar que se trata de una impresión
personal sin conocimiento exacto de la voluntad divina. La impresión personal
toma incremento a consecuencia de la actitud humilde de la autora que no se
atreve a tomar una decisión relativa a la intención divina de conceder «espíritm>
y «deseo». También en un pasaje que sigue casi inmediatamente tan sólo el
contexto informa sobre el sentido de «parecen>: «Mas entendiendo que la
fuerza de la obediencia suele allanar cosas que parecen imposibles ... ». En este
caso no se habla de una impresión subjetiva, de un «yO» que ofrece una opinión
que se le presenta como auténtica, sino de asuntos normalmente por lo visto
insuperables; en realidad y debido a la virtud de la obediencia no resultan
insuperables. Nos enseña esto el verbo «entenden> que surge aquí y en muchos
otros textos teresianos. Por lo tanto no es lícito pensar aquí en una
«incertidumbre aparente». Una vez más la interpretación del contexto en el
prólogo es absolutamente necesaria. A continuación de la caracterización
ahora mismo realizada de la intensidad de la obediencia leemos: «.. .la voluntad·
se determina a hacerlo [se. escribir cosas de oración] muy de buena gana,
aunque el natural parece que se aflige mucho ... ». Incluso esta vez está enjuego
la transmisión de una impresión, puesta sin embargo lingüísticamente en un
sector general. La frase reza: (<<la voluntad», «el natural»). Leyendo las líneas
siguientes (<< .•. no me ha dado el Señor tanta virtud que el pelear con la
enfermedad ... se puede hacer sin gran contradicción sUYaI», y haciendo constar
que «contradicción suya» se refiere a «el natural», llegamos a la interpretación
de que «el natural» designa la naturaleza humana en general y también la de la
autora del prólogo. Hay que acentuar que el por qué se concentra sobre la
persona que escribe según se desprende claramente de las palabras «me ha
dado». Además <<la enfermedad» significa «mi enfermedad». Respecto al
individuo que habla la aflicción se afirma con una certeza mucho mayor que en
virtud de los hombres sobrecogidos de la misma índole en general. Cuando
Santa Teresa habla después de «... el parecer de quien me le manda escribir...»,
El problema de la certeza en el "Castillo Interior» 449