Está en la página 1de 11

2021

CHILE DESPERTÓ

Materia: E.D.I
Profesora: Gisele Petersen Diaz
Estudiante: Daniela Diab
Chile despertó

Introducción

En el presente trabajo se reflexionará sobre las protestas y el movimiento social que se


inició en Chile en el 2019 y en cómo estas fueron el detonante para la transformación del
Estado chileno mediante la redacción de una nueva Constitución Nacional.

¿Cómo fue posible qué a partir de las protestas sociales, que comenzaron por la suba del
boleto de metro, se haya llegado a la elección de una Asamblea Constituyente encargada de
redactar una nueva carta magna para Chile?

Tal vez la respuesta debamos buscarla rastreando que venía ocurriendo en Chile antes del
2019. En efecto la ola de protestas iniciada hace dos años no es más que el último eslabón de
una cadena de luchas sociales, sobre todo juveniles, que se inicia en 2006 con el reclamo por la
educación pública, continúa en el 2011, por una educación gratuita, de calidad y sin fines de
lucro y los movimientos sociales de 2019/20 vienen a ser “la gota que rebalsa el vaso”, son los
reclamos de una sociedad frente a un Estado neoliberal completamente injusto. A esta serie de
reclamos hay que agregarle, los movimientos feministas de 2018, el movimientos “NO+AFP”
(contra el sistema previsional privado), y el apoyo a la causa mapuche 1. ¿Por qué ocurren estos
fenómenos sociales? Para Nicolás Fleet, el autor del artículo Protesta social y crisis del poder
neoliberal en Chile 2011-2019 se trata de una crisis de la relación entre Estado y sociedad, es
decir, una crisis de legitimidad, cuya previsibilidad está inscrita en la estructura misma del
Estado neoliberal. Hoy el poder neoliberal se queda sin razones y es defendido a través de la
coacción, ejercida por las fuerzas del Estado; en condiciones normales, la legitimidad
neoliberal se ha asegurado a través de consumo, redistribución focalizada y “nueva gestión
pública”. El caso de Chile es elocuente en este sentido, desde la sanción en 1980 de la
Constitución Nacional, bajo la tutela de la dictadura militar encabeza por Pinochet, se instauró
un pacto oligárquico que inauguró el Estado neoliberal cuyas consecuencias políticas,
económicas y sociales hoy estallan en forma de protestas.

1
Nicolás Fleet (2019) Protesta social y crisis del poder neoliberal en Chile 2011-2019 Universidad de
Tarapacá, Revista Pléyade, p. 1
En este camino es necesario definir al neoliberalismo como lo hace Lander 2, es decir que
más que un modelo económico es un modelo civilizatorio, dónde la lógica de mercado invade y
transforma todas las dimensiones de la vida: la cultura, la educación, la salud, la política, todo
se mercantiliza.

El modelo de desarrollo adoptado por el Chile pinochetista, está cargado de


contradicciones y marcado por procesos de socialización de los costos y privatización de las
gananciasi3. Este largo proceso fue una dura carga para la sociedad chilena que finalmente lo
que reclama es un cambio estructural del Estado, ya no se conforma con medidas
“cosméticas”, es decir superficiales y parciales, porque de ellas ya conoce muchas y conoce su
resultado: son solo parches que no sirven para transformar los problemas de fondo, problemas
estos derivados del neoliberalismo más salvaje.

Entonces se podría plantear que el problema es el Estado neoliberal y las consecuencias de


sus políticas sociales son la base del malestar de la sociedad chilena.

En este trabajo se intentará demostrar que los movimientos sociales conquistan nuevos
derechos como sostiene Guillermo O’Donell 4

Desarrollo

El inicio de las protestas de 2019 se da cuando, en octubre de ese año, frente a la suba del
precio del Metro en la capital, jóvenes chilenos deciden saltar los molinetes como manera de
manifestar su disconformidad con la medida adoptada por el gobierno de Sebastián Piñera. A
esta acción espontánea y sin organización previa, el gobierno responde con una represión por
demás violenta y desmedida invocando para ello la Ley de Seguridad del Estado. Como

2
LANDER, Edgardo (2002). Ciencias Sociales: saberes coloniales y eurocéntricos en LANDER, Edgardo. La
colonialidad del saber: eurocentrismo y ciencias sociales. Perspectivas Latinoamericanas. Buenos Aires:
CLACSO. Pág. 11-39.
3
Viviana Bravo Vargas (2011) El movimiento estudiantil en Chile. Advertencias a un neoliberalismo
maduro y latinoamericano, Pacarina del Sur. Revista de Pensamiento crítico latinoamericano. P.2
http://www.pacarinadelsur.com/home/oleajes/346-el-movimiento-estudiantil-en-chile-advertencias-a-
un-neoliberalismo-maduro-y-latinoamericano%22
4
O´DONNELL, Guillermo. (2007). Ciencias Sociales en América Latina. Mirando hacia el pasado y
atisbando el futuro en Disonancias. Críticas democráticas a la Democracia. Buenos Aires: Prometeo. Pág.
187-202.
consecuencia, se produce un inédito escalamiento de las protestas violentas, primero contra la
propiedad pública, principalmente el Metro, y luego saqueos a la propiedad privada,
principalmente a supermercados, frente a lo que el Gobierno decide, también de manera
inédita, imponer un estado de emergencia que cede el control de la seguridad pública a los
militares. Bajo estado de emergencia, con encuentros masivos y cacerolazos, la protesta
rápidamente gana gran apoyo, perdiendo su anclaje en una demanda concreta y desbordando
el problema puntual del alza en los pasajes. En lugar de demandas específicas, se generalizan
las críticas a las condiciones estructurales de desigualdad y abuso en pensiones, salarios y
salud; atribuibles al Estado neoliberal. En tanto, el Gobierno no anticipa esta articulación. Así,
cuando el sábado 19 Piñera congela el alza de pasajes, las movilizaciones no se repliegan, sino
que se incrementan. De ahí en más las movilizaciones toman las calles y comienza la
organización de un movimiento social, en el que convergen varios movimientos y reclamos,
pero donde el destinario de dichos reclamos es el modelo neoliberal chileno.

Acto seguido se produce una criminalización de la protesta desde el Gobierno y desde los
medios hegemónicos de comunicación, como intentos de deslegitimar los reclamos sociales y
sin saber que el movimiento había llegado para quedarse. La sociedad chilena en su enorme
mayoría5 no se deja influenciar por estos intentos oficiales de destruir las protestas y sale en
apoyo de los múltiples reclamos: educación gratuita, salud, régimen previsional, derechos de
los pueblos originarios, movimientos feministas, etc. En consecuencia, el paquete de medidas
que Piñera ofrece el martes 22 para intentar acabar con las protestas, tampoco consigue su
objetivo. Las medidas –siempre dentro del repertorio de redistribución focalizada del Estado
neoliberal y sin retirar el estado de emergencia– no satisfacen a protestas que ya asumen un
sentido histórico. El viernes 25 de octubre, se realiza la más grande manifestación desde la
recuperación de la democracia, reuniendo a más de un millón doscientas mil personas en el
centro de Santiago, una de las características de esta y de las demás marchas, es su
originalidad y la creatividad para llevar adelante sus reclamos. Así se llevaron a cabo foros,
actos artísticos, con alegría, esperanza, solidaridad y muchas expresiones de política no
convencional cuyo correlato más concreto e interesante ha sido probablemente los de cabildos
auto-convocados que han emergido por todo el país discutiendo acerca de la necesidad de
construir un nuevo país y una nueva Constitución, en definitiva, haciendo política. La
solidaridad, la auto-organización, la creatividad y la memoria como respuesta a la violencia
intrínseca del modelo y la represión desproporcionada del gobierno.

5
Cuadra, A. (2020). Protesta social en Chile, 2019-2020: fracaso de un modelo económico. Textos Y
Contextos, 1(20), 37–50. https://doi.org/10.29166/tyc.v1i20.2094
En ese contexto, el 15 de noviembre de 2019 los principales partidos con representación
parlamentaria firmaron, en medio de masivas jornadas de protestas y violencia estatal, el
Acuerdo por la Paz y la Nueva Constitución, con el fin de permitir el cambio constitucional a
través de la realización de un plebiscito, dando así respuesta institucional a un profundo
conflicto y como un intento de pacificar el clima social.

Es interesante analizar el caso chileno en el contexto latinoamericano, ya que al mismo


tiempo se estaban llevando a cabo movilizaciones sociales en Ecuador, Bolivia, Colombia, Perú
y en países de centro América. Más allá de las razones particulares de cada país todas estas
protestas se dan en el marco del recrudecimiento de las políticas neoliberales por parte de los
gobiernos locales. En el caso de Ecuador hay aumento en los combustibles; en Bolivia golpe de
estado ejecutado por sectores de derecha mediante la fuerza militar y orquestado por Estados
Unidos; en Perú cierre del congreso por disposición del presidente frente a una crisis política.

En este contexto regional el movimiento social chileno se hace fuerte y va por una reforma
a fondo de las instituciones comenzando por la redacción de una nueva Constitución para
dejar atrás el legado pinochetista.

De esta manera, pandemia mediante, la mayoría de los partidos promovieron cambiar las
reglas diseñadas en dictadura, consagradas fundamentalmente en la Constitución Política de
1980 y abrieron un debate sobre la arquitectura institucional y el modelo de desarrollo que
actualmente rige en el país. Fue así como se llegó, en mayo de 2021, a las megaelecciones en
las que se escogieron a las 155 personas para formar parte de la primera Convención
Constituyente a cargo de redactar la nueva Constitución en Chile. Cabe destacar que dicha
convención es precedida por una mujer, docente y mapuche: Elisa Loncon, lo que marca la
impronta de género y por la inclusión de los pueblos indígenas que tendrá la nueva carta
constitucional. En sus palabras la presidenta de la convención constituyente sostiene que
“vamos a cambiar de raíz la Constitución” afirmando que “hoy estamos en una crisis general y
en ese contexto, los principios de los pueblos originarios cobran vigencia”, augurando luego
que “se va imponer un modelo económico que instale justicia social, un estado que distribuya
la riqueza, en vez de un modelo neoliberal.”6

El resultado de la votación, para la Convención Constituyente, evidenció una profunda


reconfiguración de las fuerzas políticas: los independientes representan el 64% del total de los
155 escaños; es la primera Convención Constituyente del mundo en tener paridad de género

6
Elisa Loncon, (2021) en entrevista para el portal digital Nodal, noticias de América Latina y el Caribe
RECUPERADO DE https://www.nodal.am/?p=272350
(con mujeres asociadas a las reivindicaciones feministas y ambientalistas, defensoras del
territorio, los derechos humanos y la plurinacionalidad) y con 17 escaños reservados para
representantes de los pueblos originarios. Es por todos estos motivos que hay gran expectativa
en el contenido de la nueva constitución y en la redefinición del rol del Estado en áreas claves
de la sociedad, áreas que abandonó a su suerte cuando las dejó a merced del libre juego de la
oferta y la demanda7.

En la introducción se interrogó acerca de cómo fue posible que estas marchas y


movilización desembocasen en la redacción de un nuevo texto constitucional. Para dar
respuesta a esta pregunta se cree necesario bucear en las profundidades de los reclamos
sociales anclados en las protestas que desde el 2006 en adelante se han venido desarrollando
en Chile. A raíz de este recorrido de movilizaciones se ha ido consolidando una conciencia
política, sobre todo de los sectores más jóvenes de la sociedad. En efecto en el 2006 el
movimiento de estudiantes secundarios concentró su crítica en la política sectorial, mientras
que el movimiento estudiantil de 2011, liderado por estudiantes universitarios, vinculó las
demandas sectoriales –gatilladas por un déficit en becas y por el intento de venta de una
universidad privada de vocación pública– con demandas de transformación estructural del
modelo, incluyendo una reforma tributaria y una nueva constitución política “Nada es gratis en
esta vida, alguien tiene que pagar” fue una de las respuestas que el presidente Sebastián
Piñera dio al movimiento estudiantil chileno que cuestionó el modelo educativo legado por la
dictadura y que demandó el derecho a tener educación pública, gratuita, de calidad y sin fines
de lucro, contraria a la idea de la educación como bien de consumo impuesta desde la lógica
neoliberal. Vale recordar que Chile es uno de los países más desiguales de América latina,
donde su población debe endeudarse de por vida si pretende acceder a la educación superior 8.
En este sentido poco a poco se fue cayendo la propaganda del modelo chileno, exportado
como modelo a seguir por el resto de los países. A su vez el protagonismo juvenil, en todos
estos movimientos, da cuenta de que son los jóvenes los cautivos de la marginalidad, la
precariedad y el endeudamiento producto de la incapacidad del sistema económico y político
de brindar oportunidades a su población.
7
Viviana Bravo Vargas (2011)El movimiento estudiantil en Chile. Advertencias a un neoliberalismo
maduro y latinoamericano Pacarina del Sur. Revista de Pensamiento crítico latinoamericano.
Recuperado de http://www.pacarinadelsur.com/home/oleajes/346-el-movimiento-estudiantil-en-chile-
advertencias-a-un-neoliberalismo-maduro-y-latinoamericano%22

8
Viviana Bravo Vargas (2011)El movimiento estudiantil en Chile. Advertencias a un neoliberalismo
maduro y latinoamericano Pacarina del Sur. Revista de Pensamiento crítico latinoamericano. P.
2Recuperado de http://www.pacarinadelsur.com/home/oleajes/346-el-movimiento-estudiantil-en-
chile-advertencias-a-un-neoliberalismo-maduro-y-latinoamericano%22
Aquí cobra protagonismo el hecho de que las medidas parciales y superficiales como
intento de subsanar los problemas estructurales del estado, no solo no logran frenar los
movimientos de protestas sino que tampoco aportan soluciones consistentes a los problemas
sociales. Ejemplos de ello lo encontramos en el gobierno de Bachelet, que en el 2014, impulsó
una reforma de la educación, pero que sólo contemplaba la gratuidad de la universidad para
estudiantes en condiciones socioeconómica vulnerable, y que además beneficiaba a
universidades privadas ya que también eran destinarias de subsidios. “Sigue el mismo
financiamiento vía baucher, sigue un Estado ausente que solo subvenciona, que hace un rol
subsidiario pero que no se hace cargo de la educación pública” 9
Otro ejemplo es el intento de vuelta atrás por parte de Sebastián Piñera en las medidas
adoptadas para la suba del boleto del Metro: esto tampoco funcionó, no logro contener y
hacer retroceder el movimiento social que ya estaba en marcha y que redoblando sus apuestas
no se conformaba con solo eso sino que estaba destinado a cambiar parte de las instituciones
del Estado.

A lo largo de todo este trabajo se hizo hincapié en la centralidad que tiene el estado
neoliberal y sus políticas civilizatorias en la generación de buena parte de las problemáticas
que a lo largo de los años han venido denunciando la sociedad chilena. Es aquí que definimos
al neoliberalismo como el problema directriz de la actual crisis social, cultural, económica y
política en Chile, pero ¿Por qué? Porque el neoliberalismo fue impuesto en la dictadura de
Pinochet a costa de violencia y exclusión, mientras se vendía como modelo económico a
seguir, no dejaba de generar y ampliar una brecha social donde la riqueza se concentra en un
bajo porcentaje de la sociedad y la gran mayoría paga los costos de la fiesta de los de arriba. El
Estado neoliberal chileno sustituyó la función productiva del Estado por un rol subsidiario, lo
cual implicó excluir a los sectores productivistas (trabajadores e industriales) e institucionalizar
los intereses de la facción capitalista financiera (expresión dominante de las bases de apoyo de
la dictadura) en el centro del poder del Estado. Privatizando los recursos del Estado y
mercantilizando todos aspectos de la vida: salud, educación, sistema previsional. Modelo
aplicado por la fuerza dijimos, pero también, con el retorno de la democracia fue maquillado
de modelo que traería el progreso material, cosa que no sucedió. Incrustado en las
instituciones a partir de una constitución política escrita para garantizar su aplicación, el
neoliberalismo se fue naturalizando y haciendo carne en la sociedad chilena. La crisis del poder
neoliberal se desata entonces cuando la inequidad y los privilegios, asegurados por el Estado

9
Fuente: Emol.com -  https://www.emol.com/noticias/Nacional/2018/02/07/894238/Expertos-debaten-
Que-dejo-pendiente-la-reforma-educacional-del-Gobierno-de-Bachelet.html
con la privatización de sus servicios y derechos, se expone desprotegida en los gobiernos
directamente vinculados con los intereses económicos beneficiados por esas privatizaciones,
como en la caso de los gobiernos de derecha de Piñera. En este contexto llegó el voto castigo
como intento de cambiar las cosas pero no funcionó: luego del primer gobierno de Piñera
(aquel que vivió las movilizaciones estudiantiles de 2011) llegó Michel Bachelet con un
gobierno que se autopercibía como de centro-izquierda, pero que a pesar de sus proclamas
electorales no logró consolidar medidas fundamentales: la tan anhelada educación pública,
gratuita, de calidad y sin fines de lucro. Fue en este camino de aprendizajes que la sociedad
juvenil y movilizada fue percibiendo que los cambios reales vendrían de la mano de cambios en
la organización misma del Estado: si el Estado neoliberal era lo que estaba mal, dicho Estado
tendría que cambiar.

En este punto negamos, parcialmente, la afirmación hecha en la introducción del trabajo:


los movimientos sociales como conquistadores de nuevos derechos. En efecto las protestas y
movilizaciones estudiantiles de 2011 no lograron que se efectivizara el derecho a una
educación pública, gratuita y de calidad, pero el movimiento no se dio por terminado.

Algunas conclusiones

A lo largo del presente trabajo se reflexionó sobre las protestas que comenzaron por el
enojo social frente a la suba del boleto del Metro y rápidamente adquirieron enormes
dimensiones provocando un estallido social que con el correr de los días y las marchas se fue
organizando, ampliando sus demandas y reclamos como así también la masa de gente que lo
conformó. Reprimido con una violencia inusitada, como hacía décadas no se veía en la región,
el movimiento social se sobrepuso y no se dejó abatir, fue ejemplo para otras luchas social en
la región, y las imágenes de la represión y de las creativas marchas dieron vuelta al mundo.
Mientras el presidente chileno le declaraba la guerra a su propio pueblo, se fue materializando
la utopía de un cambio profundo: la redacción de una nueva constitución para cortar de raíz la
“yerba mala” del neoliberalismo. Para dicho fin se llamó a lecciones abiertas para la elección
de las personas encargadas de escribir la nueva carta magna y el resultado fue revelador en el
sentido de la conformación de la misma: paridad de género, alto porcentaje de
independientes, lugares asegurados para los pueblos originarios.

Esto no es producto de la casualidad y no nace de la noche a la mañana. Como se demostró


en este trabajo, fue el resultado de un largo proceso de luchas sociales, con fuerte
protagonismo de los jóvenes, que marcha tras marcha se fueron politizando y empoderando
dando lugar así a la formación de un movimiento social (diverso y heterogéneo) con capacidad
de inferir en el destino de su país. Movimiento formado por distintos movimientos, dijimos,
con la particularidad que todos sus reclamos confluyen en el mismo destinatario: el Estado
neoliberal, así desde el reclamo por educación, salud, jubilaciones dignas, contra la violencia
de género, por los derechos de los pueblos originarios, hasta el cuidado del medio ambiente,
conforman este abanico de reivindicaciones, donde lo que se pretende es el cambio del rol del
Estado.

Este es un proceso abierto y en construcción donde las esperanzas y la lucha están puesta
en las manos de quienes redacten la nueva constitución. Del contenido de la misma
dependerá, en parte, el comienzo de un nuevo estado. Algunos ejes del debate serán la
construcción de un Estado con énfasis en derechos sociales, que ponga fin al
constitucionalismo neoliberal existente; la transformación del modelo democrático
representativo hacia un sistema más participativo; el término del hiperpresidencialismo
centralista; y, la reivindicación de los derechos de las mujeres y los pueblos originarios.
Teniendo todo ello como horizonte, las nociones de democracia paritaria y el Estado
plurinacional10.

Se puede afirmar que los movimientos sociales son gestores de nuevos derechos, pero ello
no implica que el camino sea lineal y sin retrocesos. En todo caso forma parte de un proceso
de luchas y conquistas sociales, donde cada movilización, cada marcha se suma a la anterior y
se hace carne como experiencia.

Felip Gascón, Hugo Tórtora. Cuadernos de Política Exterior Argentina (Nueva


10

Época), 132, diciembre 2020, pp. 117-120ISSN 0326-7806 (edición impresa) -ISSN
1852-7213 (edición en línea)
BIBLIOGRAFÍA

 Bravo Vargas Viviana (2011) El movimiento estudiantil en Chile. Advertencias a un


neoliberalismo maduro y latinoamericano, Pacarina del Sur, Revista de Pensamiento
crítico latinoamericano. Lima, Perú
 Fleet Nicolás (2019) Protesta social y crisis del poder neoliberal en Chile 2011-2019 en
revista Pléyade número especial, Online ISSN 0719-3696, Universidad de Tarapacá,
Chile.

 Gascón Felipe, Tórtora Hugo. Cuadernos de Política Exterior Argentina (Nueva Época),
132, diciembre 2020, pp. 117-120ISSN 0326-7806 (edición impresa) -ISSN 1852-7213
(edición en línea)
 LANDER, Edgardo (2002). Ciencias Sociales: saberes coloniales y eurocéntricos en
LANDER, Edgardo. La colonialidad del saber: eurocentrismo y ciencias sociales.
Perspectivas Latinoamericanas. Buenos Aires: CLACSO. Pág. 11-39.

 Loncon Elisa, (2021) en entrevista para el portal digital Nodal, noticias de América
Latina y el Caribe

 O´DONNELL, Guillermo. (2007). Ciencias Sociales en América Latina. Mirando hacia el


pasado y atisbando el futuro en Disonancias. Críticas democráticas a la Democracia.
Buenos Aires: Prometeo. Pág. 187-202.
 Oyarzún Serrano, Lorena (2021), INDEPENDIENTES, PUEBLOS INDÍGENAS Y MUJERES
EN LA NUEVA CONSTITUCIÓN DE CHILE: ¿FIN DE UN MODELO?, editado por Fundación
Carolina, Madrid – España.
i

También podría gustarte