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Aspasia de Mileto

Carolina Sánchez Castro [Universidad Nacional de Colombia


Universidad de Los Andes]
[lsanchez.castro@fuac.edu.co]

n 1888, el pintor aus-

E
Resumen: Estudiar el papel de las mujeres en el
escenario intelectual de la Antigua Grecia implica
afrontar la ausencia de evidencia textual de su trabajo, triaco Eduard Lebiedzki
lo que obliga a recurrir a las noticias sobre sus vidas,
inmersas casi siempre en los testimonios relativos a (1862-1915) realizó los
otros pensadores. Este es el caso de Aspasia de Mileto,
quien formó parte del círculo de Pericles. En el presente
frescos que hasta hoy
texto me propongo presentar una reconstrucción adornan los muros del
doxográfica de la actividad de Aspasia en el siglo V,
teniendo en cuenta la coyuntura histórica en la que vivió edificio principal de la
y los desafíos a los que se enfrentó por su condición
de mujer.
Universidad de Atenas1.
En uno de ellos se representan varias
Palabras clave: Aspasia de Mileto - retórica - Sócrates
- Pericles - mujeres intelectuales personalidades célebres de la historia
del pensamiento griego, tal y como
Aspasia of Miletus el pintor se figura una reunión entre
Abstract: To study the role of women in Ancient Greek ellas. En la imaginaria convención
intellectual landscape means facing the absence of
textual evidence of their work, which forces to employ
de pensadores se encuentran, por
the testimonies of their lives embedded, almost always, ejemplo, Sócrates, Fidias y Sófocles a
in others thinkers’ doxography. This is the case of
Aspasia of Miletus, who was part of Pericles’ circle. In espaldas de Pericles, y frente a este úl-
this paper I will present a doxographical reconstruction
of Aspasia’s activity in the fifth century, bearing in
timo Platón, Antístenes, Anaxágoras
mind the historical situation when she lived and the y Alcibíades. Adicional a tan grandes
challenges she faced for being a woman.
nombres vemos una figura que toma
Keywords: Aspasia of Miletus - rhetoric - Socrates -
Pericles - intellectual women
dulcemente el brazo de Pericles con
una mano, aunque posa su otro brazo
sobre el hombro del gran general, en
lo que podría interpretarse como un
gesto de camaradería. La expresión
de su cara es de absoluto interés en la
conversación que se está presentando,

1 Las imágenes de la pintura que reproduci-


mos abajo fueron tomadas del sitio Pinaco-
theca Philosophica (nibiryukov.narod.ru) y
editadas para la versión final completa, de
manera que se pudiera apreciar el fresco en
secuencia.

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que puede razonablemente suponerse Pericles existió y que a su alrededor se
animada por un discurso naturalista formó un círculo de intelectuales que
de parte de Anaxágoras. La posición determinó, en buena parte, el esplen-
de esta figura femenina en el fresco dor de la Atenas del siglo V. Pero, ¿por
no es en ningún sentido menos im- qué justo estos? Para formular mejor
portante que la de los pensadores allí la pregunta, se tendría que pensar
congregados: Aspasia asiste a la reu- en cuál es la tradición que Lebiedzki
nión como una igual2. Es evidente quiere representar. Y sobre todo, ¿por
que tal congregación de celebridades qué está Aspasia allí representada y no,
presenta más de un anacronismo, por ejemplo, un personaje más reputa-
pues Platón, por ejemplo, nació des- do como Diotima? ¿Quién es Aspasia
pués de la muerte de Pericles (Wai- para merecer esto?
the 1987: 75). Pero estos pequeños Aspasia, como Diotima, es una
detalles no le restan importancia ni extranjera. Sin embargo, a diferencia
belleza a la obra; la elección delibera- de esta última peloponesia, Aspasia
da de nombres, sin embargo, resulta proviene de cuna filosófica, de Mileto.
elocuente acerca de un capítulo de la Las noticias de sus primeros años son
tradición doxográfica griega que me bastante nebulosas, aunque se puede
interesa discutir. ubicar su muerte hacia el 401 a.C.

Pensemos en lo siguiente: ¿por qué Nuestro conocimiento de la vida de


un pintor contemporáneo estaría inte- Aspasia coincide con sus años de resi-
resado en retratar semejante reunión dencia en Atenas y, por supuesto, con
imposible de pensadores? Se sabe que su relación con Pericles3. Voy a con-
centrarme de manera especial en esta
2 Un artículo de Cheryl Glenn (1994) tam-
bién comienza (pp. 180 y 182) con la apre-
relación, no por el morbo que implica
ciación de una representación de Aspasia, la intromisión en la vida personal de
pero con Alcibíades. Es interesante resaltar, la mujer cuya vida me interesa exami-
como lo hace la autora, que la figura de la
milesia ha sido más tenida en cuenta por la 3 Para un análisis de las fuentes que transmi-
pintura y la escultura que por la tradición fi- ten la relación de Aspasia y Pericles en el
losófica. Cfr. también Vermeule (1958: 52). plano intelectual, cfr. Stadter (1991: 122).

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nar en la presente oportunidad, sino podrá ver, son perfectamente compa-
por razones un poco más filológicas: tibles (Wider 1986: 25).
en primer lugar, es gracias a la rela- La primera noticia transmite el
ción y convivencia con Pericles que nombre del posible padre de Aspasia,
el nombre de Aspasia resultó reteni- Axíoco5. Por testimonios epigráficos,
do por la historia y, por consiguiente, se sabe que Axíoco (o al menos el
que tenemos una cierta recensión de nombre) estaba emparentado con el
su actividad filosófica; en segundo lu- demo de Alcibíades (Solana 1994:
gar, puede ser también por causa de xiv). Los estudiosos relacionan este
Pericles que la influencia de Aspasia, hecho con una noticia biográfica y
que formó parte de un capítulo bas- con un hecho histórico: Alcibíades el
tante interesante de la filosofía anti- Viejo sufrió ostracismo en el año 460
gua, haya tratado de ser sepultada por y pudo haberse refugiado en Mileto
la historia4. donde contrajo segundas nupcias con
una hija de un tal Axíoco, aristócrata
¿Qué significa ser una mujer local. Una vez terminado su perío-
filósofa en la Atenas del do de destierro Alcibíades regresó
siglo V? a Atenas con su familia, entre cuyos
miembros se encontraba su cuñada
omo en toda buena historia de Aspasia. Así, entonces, se explicaría

C amor entre una muchacha des-


conocida y un hombre de poder
los reporteros son todo menos no in-
la afirmación de Tucídides (8. 17. 2.
1) de que Alcibíades era amigo de los
notables de Mileto (Solana 1994:
fluenciables. La doxografía aspasiana xv) y se comprendería la razón de la
presenta por lo menos dos vertientes inclusión en la tradición doxográfica
para explicar su encuentro con Peri- de Aspasia del nombre de Alcibíades
cles: por un lado, la historia de la jo- de manera protagónica. Pero esto
ven noble, bien educada, que contrae también explica la importancia que
nupcias con el gran general ateniense; tiene su origen y posterior relación
por el otro, el relato de la esclava, in- con Pericles en el curso de la historia:
cluso prostituta, que ganó fama por su
concubinato con las altas esferas del [24. 1] Tras esto, una vez se pactó una
poder. Ambas posibilidades, como se tregua entre atenienses y lacedemo-
nios por treinta años, [Pericles] hace
votar la expedición naval a Samos,
4 La figura de Aspasia ha sido, probablemen-
te, más explotada por la tradición feminista tomando como causa contra ellos el
que la ha revindicado de manera impor- que no habían obedecido cuando se
tante, sobre todo, en su aspecto de retórica. les mandó suspender la guerra contra
Esto, por supuesto, pasa por un análisis de los milesios. [24. 2] Dado que parece
la relevancia que tiene la cercanía de Aspa-
sia al poder político y la consideración de 5 Sobre esta vertiente de las noticias sobre
cuáles son los mecanismos que hicieron el origen de Aspasia, cfr. Bicknell (1982:
posible su ‘silenciamiento’ o ‘pérdida’ en la 243), Wider (1986: 40), Solana (1994:
historia (Gale 2000: 362 y 378). xiv) y Henry (1995: 9).

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que emprendió las acciones contra Sa- cual solo se confería el derecho de ciu-
mos por complacer a Aspasia (Ἀσπα- dadanía a los niños nacidos de sangre
σίᾳ χαριζόμενος), puede que sea este de padre y madre ateniense8. En este
el momento preciso de preguntarnos, contexto no puede sino ser un ma-
a propósito de esta mujer, cuál fue la
terial exquisito para la comedia que
gran habilidad o capacidad (τέχνην ἢ
δύναμιν) por la que tuvo en sus manos
Pericles mismo tuviera una esposa ex-
a los políticos más influyentes y por la tranjera y un hijo con ella9.
que proporcionó a los filósofos motivo Sin embargo, el interés de Aris-
para hablar de ella no ligera ni pobre- tófanes en la milesia es un poco más,
mente (Plutarco, Pericles 24. 1-26). por así decirlo, incisivo, pues como se
podrá ver, el testimonio aristofánico
Esta vertiente de la historia, trans- transmite un juicio de valor impor-
mitida por Plutarco, hace de la mu- tante en la tradición doxográfica. En
chacha milesia una joven de muy Acarnienses el comediógrafo sugiere
buena alcurnia, educada de la mejor que Aspasia regentaba una casa de he-
manera posible y, además, emparen- teras en Atenas, al relatar que los me-
tada con una familia no menos influ- garenses, en retaliación por el rapto de
yente en Atenas. una prostituta local llevado a cabo por
Ahora bien, la noticia que hace de unos jóvenes borrachos, raptan “dos
Aspasia una hetera es también notable putas de Aspasia (Ἀσπασίας πόρνα
y proviene de un curso de pensamien- δύο)” (Acarnienses 527; Paz 502)10.
to similar aunque sus resultados sean Esto es, hasta cierto punto, confirma-
distintos. La principal fuente al res- do por el testimonio de Plutarco:
pecto proviene de la comedia, en es-
pecial, la de Aristófanes7. El hecho de [24. 5] Unos dicen que Aspasia fue te-
que tan célebre comediógrafo se haya nida en gran estima por Pericles por
interesado en la milesia proporciona ser mujer sabia y experta en política
uno de los indicios más sobresalien- (σοφήν καὶ πολιτικήν); en efecto, Só-
tes de la importancia que ella supuso crates solía visitarla con sus discípu-
los, y sus amigos íntimos le llevaban a
para el círculo intelectual de Atenas.
El blanco de los ataques de la comedia
8 Sobre este capítulo de la historia griega y la
tienen, como razón principal, el hecho costumbre aristocrática de tener mujeres
de que Aspasia y Pericles se hubieran extranjeras de alta alcurnia, cfr. Solana
unido en una relación que debía pasar (1994: xv) y Henry (1995: 11 y 19).
por ilegítima: Pericles mismo había 9 Heráclides Póntico [Frag. 59 ed. Wehrli =
promulgado en 451 una ley según la Ateneo XII. 533c]: “De Pericles el Olímpico
dice Heráclides Póntico en su obra Sobre el
placer que echó a su esposa de casa y prefirió
6 Todas las traducciones de los pasajes de la vida de placer (ἐν τῷ περὶ ἡδονῆς) y vivió
textos en griego citados son nuestras. con Aspasia, la hetera de Mégara y gastó la
7 Sobre la comedia como fuente sobre la mayor parte de su hacienda con ella”.
vida de Aspasia y la dimensión política que 10 Para un comentario sobre este pasaje y su
comporta dicho testimonio, cfr. Henry relación con el comienzo de la Historia de
(1995: 25). Heródoto, cfr. Henry (1995: 26).

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sus esposas para que la escuchasen, a apunta a que esto está conectado con
pesar de haber estado al frente de una su actividad como maestra de retó-
ocupación ni honrada ni venerable, rica y, por qué no, como argumenta
sino educando a muchachas para ser Solana, con el hecho de que haya
heteras (ἀλλὰ παιδίσκας ἑταιρούσας
podido regentar una casa de educa-
τρέφουσαν). […][24. 7] En el Me-
néxeno de Platón (235e), aun cuando ción femenina como pudo haber sido
la introducción está escrita en broma, la costumbre en Jonia, si se piensa en
hay al menos algo de historia, a saber, Safo (Glenn 1994: 184; Gale 2000:
que esta mujer tenía fama de instruir 364)12. Con todo, ambos relatos no
en retórica a muchos atenienses. Pare- son contradictorios, sino que pro-
ce, sin embargo, que la inclinación de ducen una unidad tan asombrosa
Pericles [24. 8] por Aspasia era sobre como elocuente: una mujer tan bien
todo erótica (ἐρωτική). En efecto, este educada, una profesora de retórica
tenía una esposa apropiada a su linaje,
que influyó en la consolidación inte-
[…] Después, dado que la convivencia
no les era grata, la entregó a otro con lectual de personajes como Sócrates
el consentimiento de ella y él, toman- o Pericles no hubiera jamás pasado
do a Aspasia [24. 9], la amó de ma- desapercibida por las lenguas viperi-
nera especial (ἔστερξε διαφερόντως). nas de la época, ni siquiera en la nues-
En efecto, al salir como al volver del tra13. En palabras del gran estudioso
ágora, como dicen, la saludaba diaria- Hermann Diels, “toda mujer que no
mente con un beso (Plutarco, Pericles se sometía a las costumbres vigentes
24. 5. 1-6; 7. 1 - 8. 2; 8. 4 - 9. 3). era, sin más, considerada una hetera”
(Solana 1994: xv). Es apenas natural
El relato de Plutarco ha llamado que Aspasia estuviera desafiando de
la atención de estudiosos como So- manera directa las costumbres de la
lana (1994: xxi), quienes no niegan ciudad al educar jovencitas y que esto
la poderosa influencia que tiene la hubiera sido visto por los detractores
comedia en la tradición doxográfica de Pericles con malos ojos. Tan malos
posterior, pero quienes también quie- incluso, como para llevarlos a acusar-
ren proporcionar una interpretación
caritativa. Los apelativos con los que lar el caso de Aspasia y Pericles, cfr. Henry
se califica a Aspasia no son nada me- (1995: 13). Sobre la hetera como una mujer
altamente educada, cfr. Wider (1986: 25).
nos sino σοφήν καὶ πολιτικήν, que
12 Jenofonte, Memorabilia 2. 6. 36. 2-7: “No
son adjetivos que se encuentran po- por Zeus, pues alguna vez oí hablar a As-
cas veces referidos a mujeres y, cuan- pasia; se dice que las buenas celestinas (τὰς
do lo hacen, se refieren a mujeres de ἀγαθὰς προμνηστρίδας), difundiendo lo
muy alta reputación en la tradición bueno junto a la verdad, eran hábiles en lle-
var hombres al matrimonio (εἰς κηδείαν),
por su altísima inteligencia (Diotima, pero no desean elogiar a las que mienten;
Medea)11. Sin embargo, todo el pasaje en efecto, los que han resultado engañados
se odian mutuamente y también odian a la
11 Sobre las relaciones amorosas entre hom- que ha hecho el arreglo”.
bres reputados y mujeres de excepcional 13 Wilamowitz, por ejemplo, hace de Aspasia
inteligencia en la Antigüedad, en particu- una vulgar prostituta (Solana 1994: xv).

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la de proxenetismo y corrupción de la cho, entre los círculos de la crítica
juventud14. especializada platónica es común la
opinión de que este es el único diá-
La noticia platónica logo que no tiene ningún valor filo-
sófico (Waithe 1987: 76). Semejante
l capítulo más interesante de esta apreciación es simpática, pero no ex-

E historia, a mi juicio, es el repor-


tado por Platón y acarrea una
serie de dificultades interpretativas
traña: si bien el Menéxeno es una obra
muy breve, está abigarrada de impre-
cisiones históricas y exageraciones17.
que condimentan de manera especial Con todo, no hay ninguna razón para
el trabajo doxográfico y sus conse- que tengamos que ver los diálogos
cuencias filosóficas15. Como se ha vis- platónicos como documentos históri-
to, Aspasia es reconocida y ratificada cos simpliciter. Si bien hay algo de his-
como un miembro importante e in- toria, y ciertamente el diálogo es una
fluyente en el círculo intelectual que prueba importante de la existencia y
tuvo como cabeza, o al menos convo- actividad de Aspasia, los diálogos son
cante, a Pericles16. Ahora bien, inde- piezas ante todo literarias, y más si el
pendientemente de la relación con el juicio se atiene al objeto (o al menos a
general ateniense, la reputación de la lo que explícitamente Sócrates decla-
milesia proviene de la fuente más im- ra) del diálogo.
portante sobre su labor intelectual, a Si hay un cierto elemento que hace
saber, el Menéxeno de Platón. de este un diálogo único es la preten-
No creo estar cometiendo un jui- sión de fidelidad con la que se repro-
cio excesivo si digo que el Menéxeno ducen las palabras de Aspasia. Para
es uno de los diálogos más extraños entender esto hace falta proporcionar
de Platón (Henry 1995: 33). De he- contexto. El Menéxeno es, más que un
diálogo, un epitafio. La introducción
14 Jenofonte, Económico 3. 14. 3-16. 1: “Te ci- del discurso fúnebre se encuentra
taré a Aspasia que te demostrará todas estas ambientada por la discusión entre
cosas con más conocimiento que yo. Creo Sócrates y el joven Menéxeno, quien
que la esposa que es una buena participante
de la casa es igual en valor que el varón con manifiesta un interés en la vida polí-
miras al bien (ἐπὶ τὸ ἀγαθόν). En efecto, a tica y, por tanto, para lo que me ocupa
la casa llegan las propiedades (τὰ κτήματα) ahora, en la retórica18. El diálogo co-
en su mayor parte por la labor del marido,
y la mayor parte se gasta por la adminis- 17 Este punto puede encontrarse mejor desa-
tración de la esposa (τῶν τῆς γυναικὸς τα- rrollado en Acosta (1983: 150); Coventry
μιευμάτων). Si esto ocurre bien, las casas (1989: 4) y Dean-Jones (1995: 53). Sobre la
crecen; si se hace mal, las casas decrecen”. imprecisión histórica como una estrategia
15 Sobre la noticia platónica sobre la vida de retórica, véase Trivigno (2009: 38).
Aspasia, cfr. Henry (1995: 29). 18 Sobre el Menéxeno como uno de los diá-
16 Una interesante exploración de las fuentes logos en los que se aborda la idea de una
que transmiten noticias sobre la importan- filosofía como forma de vida conectada a la
te actividad intelectual de Pericles está en labor del político, cfr. Coventry (1989) y
Stadter (1991). Trivigno (2009: 41 y 45).

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mienza cuando Sócrates encuentra a tes, persuadidos por el que habla. Esta
Menéxeno, quien viene del ágora. El venerabilidad me dura más de tres
muchacho le cuenta a su interlocutor días. [235c] El discurso aflautado y la
que allí se encontraban decidiendo voz del orador penetran en mis oídos
de tal manera que apenas al cuarto o
quién sería el encargado de pronun-
quinto día vuelvo en mí y noto donde
ciar el discurso fúnebre con ocasión en la tierra donde estoy; entre tanto
de los Epitaphia o ceremonia anual en por poco creo que habito en las Islas
honor a los muertos. Sócrates, en lo de los Bienaventurados. Así de há-
que es considerado una de las mues- biles son nuestros oradores (Platón,
tras más directas de su acostumbrada Menéxeno 234c1- 235c5).
ironía, dice:
La pieza es inigualable, sobre todo
[234c] Ciertamente, Menéxeno, en en el contexto de la virulenta crítica
muchas ocasiones parece que es bello que hace Sócrates de la retórica, por
morir en la guerra. Pues se obtiene ejemplo, en el Gorgias: la carga de la
una bella y magnífica tumba, aunque crítica no solo está dirigida a los efec-
uno perezca en la pobreza y además tos de la retórica sino de esta retórica
se obtiene alabanza, aunque se sea que, tal y como se describe su géne-
inepto, de parte de varones sabios que
ro, presenta las cosas como no son
alaban al azar, sino que han preparado
durante mucho tiempo sus discursos.
(diciendo de cada uno las cualidades
Ellos hacen sus alabanzas así de be- que posee y las que no posee, Menéx.
llamente, [235a] diciendo sobre cada 234c4) y hechiza el alma con hermo-
uno las cualidades que posee y las que sas palabras (Menéx. 235a1, 235b1),
no posee y adornando con las más hasta el punto de producir incluso un
hermosas palabras, hechizan nuestras aturdimiento de varios días. La crítica
almas. Encomian la ciudad de todas platónica a la retórica en general tiene
maneras, a los que han perecido en la una fuerte carga política que en este
guerra y a todos nuestros antepasados
caso, de manera un poco sorprenden-
que nos han precedido y a nosotros
mismos que aún vivimos nos elogian
te, cae sobre los extranjeros, como si
de tal manera que por mi parte, Me- el mensaje apuntara a una particular
néxeno, me siento muy noble al ser superioridad de Atenas sobre los de-
alabado por ellos y cada vez quedo más pueblos helenos.
en éxtasis escuchándolos hechizado, La alusión a la extranjería no me
[235b] pensando que en un instante parece gratuita. De hecho, me parece
me he hecho más noble y más bello. uno de los indicadores microtextua-
Cuantos me acompañan y escuchan les que anuncian uno de los aspectos
conmigo el discurso son siempre al-
centrales del diálogo. En efecto, si se
gunos extranjeros, frente a los cuales
al instante me vuelvo más venerable.
presta suficiente atención a la mane-
Parece, en efecto, que ellos también ra como se encuentra encadenado
experimentan estas mismas cosas con argumentativamente el diálogo, se
respecto a mí y al resto de la ciudad, a notará inmediatamente que por esa
la cual juzgan más admirable que an- vía Sócrates continúa su burla a los

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oradores. Ante la observación de par- preparación, este último saca de la
te del joven Menéxeno en relación manga su as:
a que en este caso, dada la premura
con la que se está llevando a cabo la Menéxeno, nada admirable es que yo
escogencia del orador, este no tendrá también pueda hablar, pues casual-
mucho tiempo para la elaboración del mente tengo por maestra (διδάσκα-
λος οὖσα) a una mujer no inepta en
discurso, Sócrates responde:
la retórica, sino que precisamente ha
formado a muchos otros excelentes
¿Por qué, mi buen amigo? Son pro-
oradores y a uno que sobresale entre
pios de cada uno de estos los discur-
los griegos, Pericles, hijo de Jantipo
sos preparados (λόγοι παρεσκευα-
(Platón, Menéxeno 235e3-7).
σμένοι) y, además, improvisar sobre
estas cosas no es difícil. En efecto, si
se necesitara hablar bien de los ate- Sócrates habla de Aspasia para
nienses ante los peloponesios o de referirse a su propia educación, y
los peloponesios ante los atenienses, esto en relación con la maestría de la
habría necesidad de un buen orador oradora, lo que constituye el aspecto
(ἀγαθοῦ ἂν ῥήτορος) que convencie- microtextual que constituye en in-
ra y fuera bien estimado; pero cuando troductor del discurso fúnebre que
se compite ante aquellos a quienes se Sócrates se apresta a reproducir. De
elogia, en nada más se parece hablar
hecho, en el contexto de la discusión
bien (Platón, Menéxeno 235d1-6).
con el joven Menéxeno, la alusión a
Aspasia y la pertinencia de reprodu-
El tópico que se pone de mani- cir el discurso que ayer ella elaboraba
fiesto con este asunto de la extran- permite, irónicamente o no, dar un
jería es el de la importancia de la dato adicional al hecho de que ella
familiarización o del sentimiento de hubiera sido la maestra de Sócrates19:
identificación que debe obtener el Aspasia puede construir discursos de
auditorio para que el orador consiga improviso, soldando restos de otro
su objetivo. No es extraño que Aris- discurso (περιλείμματ’ ἄττα ἐξ ἐκεί-
tóteles, algunos años más tarde, le νου συγκολλῶσα, Menéx. 236b6).
preste capital atención no solo a la Lo que se encuentra inmedia-
forma del discurso sino al hecho de tamente después es una réplica con
que el orador debe construir un dis- todas las pretensiones posibles de
curso dependiendo del auditorio que exactitud del discurso de Aspasia.
tenga al frente. Nótese que Sócrates No voy a detenerme en el contenido
descalifica, en gran medida, el arte de del epitafio, aunque no resta decir
elaborar discursos, aunque reconoce
que pronunciarlo frente a un extran- 19 Aspectos como este llevan a autoras como
jero requiere de un poco más de pe- Henry a decir que, incluso, se puede en-
ricia. Y es así que, cuando Menéxeno tender la figura de Aspasia en los diálogos
socráticos como la de una “mujer fálica”
reta a Sócrates a admitir que él podría (1995: 30 y 144 n. 2). Sobre este punto, cfr.
también pronunciar un discurso sin también Swearingen (1992: 110).

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que presenta la misma estructura que retrato socrático; tenemos, por qué
tienen las piezas de oratoria fúnebre no, a Sócrates sirviendo de referen-
de la época20. Hay ciertos análisis, cia de Aspasia. Con todo, no parece
por ejemplo el de Clavaud (1980), a primera vista que el interés sea del
que muestran la cercanía entre este todo peyorativo: de hecho, no tene-
discurso y el epitafio gorgiano. Es- mos una confrontación con la mile-
tudiosos como Berndt –cuya tesis sia y en la obra tampoco hay ningún
De Ironia Menexeni Platonici data de ánimo de dejarla en ridículo a ella
1881–, considerado hasta nuestros misma. Si Berndt está en lo correcto,
días el autor del trabajo más juicioso el dardo va dirigido a Gorgias, cuyo
sobre el Menéxeno, considera que el arte no tiene nada de especial, porque
uso deliberado de figuras retóricas y es hecho con la mayor maestría por
la adecuación específica que presenta una mujer21. De hecho, temprano en
este discurso es un ataque a Gorgias; el diálogo, Sócrates se dice discípulo
en ese espíritu, comparar su traba- de Aspasia en retórica y de Conno en
jo con el de una mujer no sería otra música. A este tándem opone a An-
cosa que desacreditarlo por medio de tifonte y a Lampro, quienes eran re-
una feminización (Swearingen 1992: putados en sus quehaceres retóricos
111; Gale 2000: 372). Terminaré de y musicales. Conno, en cambio, era
proporcionar el contexto del diálogo un músico mediocre; Aspasia, por
citando la apreciación final del joven su parte, era mujer. Que esto es así se
Menéxeno al haber oído en su totali- puede ver en el pasaje que acabo de
dad el discurso: citar. Efectivamente Sócrates opone a
los reputados Antifonte y Lampro dos
Por Zeus, Sócrates, hablas de una As- personajes marginales, pero por razo-
pasia bienaventurada (μακαρίαν), si nes diferentes. No parece que Platón
siendo mujer, puede componer seme- tenga en mal concepto la actividad
jantes discursos (Platón, Menéxeno
intelectual de Pericles, y de acuerdo a
249d3-5).
la tradición este último obtuvo su arte
de Aspasia. A lo sumo puede leerse
Ahora bien. Es preciso entender
un cierto halago a la maestra, hasta el
el testimonio platónico independien-
punto en que Sócrates puede elogiar
temente de si se trata de una pieza
a alguien22.
irónica o no. Es bien sabido que in-
cluso los más mordaces sainetes son 21 Flavio Filóstrato, Epístolas 1. 73. 23-25:
portadores de valiosa información “También se dice que Aspasia, la milesia,
a la hora de reconstruir la actividad afinó la lengua de Pericles al estilo gorgiano
vital e intelectual de los personajes (κατὰ τὸν Γοργίαν θῆξαι) […]”.
antiguos. Tenemos un ejemplo con 22 Solana (1994: lvi) al discutir la interpre-
tación que en su edición del Menéxeno de
Aristófanes al intentar dibujar un Platón da Méridier (1978: 79), lo que a mi
juicio, es una clave hermenéutica intere-
20 Sobre estos puntos en común, cfr. Coven- sante: la pareja de ‘mediocres’ son ambos el
try (1989: 3) y Dean-Jones (1995: 51). blanco de las burlas de cómicos de la época.

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A mis ojos, el diálogo platónico femenino, que tiene que ver en últi-
es benévolo en la presentación de la mas con su método dialéctico; otros
milesia. Si se mira con atención, As- aducen que, de hecho, Sócrates y tal
pasia es presentada como una maes- vez Platón fueron educados en retó-
tra (διδάσκαλος) al igual que la muy rica por Aspasia, y le deben a ella las
reputada Diotima; si se mira con herramientas con las que atacan a los
más cuidado, no la presenta como la sofistas de su época24. Tal vez ambas
concubina de Pericles, sino como su posturas son complementarias. Sobre
mentora –entiéndase, de los dos, de esto Waithe dice:
Sócrates y de Pericles– (Waithe 1987:
77)23. Probablemente esta es la razón It is Plato, as much as Socrates, who
por la cual se considera al Menéxeno has learned much about rhetoric from
tan extraño: si bien hay algo de iro- Aspasia. What Plato has learned is the
potential harmfulness of rhetoric as
nía en la manera como Sócrates se
a branch of philosophy. Philosophy,
expresa con relación a la retórica, no the discipline that is supposed to en-
hay una crítica virulenta ni destruc- lighten and disclose the truth, also
tora. Según ciertos estudiosos esto se has the power to persuade those, who
debe a que Platón está haciendo una unlike Plato and Socrates, are insuffi-
estratégica apropiación del personaje ciently astute to recognize its potential
for obscuring the truth (1987: 78).
Esto me llama la atención por la carga iró-
nica del pasaje, pues podría argumentarse Este hecho, por supuesto, puede
que la ironía no va dirigida a Aspasia qua ser interpretado también de manera
Aspasia sino más bien a la manera como se contraria. Hay autores que sostienen
consideraba su actividad en el momento.
Sobre este punto, cfr. también Coventry que el hecho de que en el Menéxeno
(1989: 3 y 6), quien expresa una interesante se presente una crítica al arte de la
muestra de los paralelismos que hay con los retórica y, acto seguido, sea Aspasia
demás personajes que Sócrates alude como quien resulte en tela de juicio hace de
profesores. Hay otra interpretación muy
cercana a la tradición de la comedia que se ella el blanco del ataque (Coventry
concentra en el hecho de que Aspasia haya 1989: 2). Pero incluso esto permite
hecho de muchos hombres oradores, y lee concluir que esta mujer era un miem-
este hecho como una referencia velada o bro influyente del escenario intelec-
sugerencia de que Aspasia mantenía rela-
ciones sexuales con todos estos hombres tual de la Atenas de la época, eso sin
(Henry 1995: 35). mencionar que debió haber tenido un
23 Se debe también tener en cuenta que Es- papel importante en el desarrollo del
quines, el socrático, compuso una Aspasia, arte de la retórica en sus allegados.
en donde también elogió la elocuencia y No sé si estoy habilitada para llegar a
habilidad de la milesia (Acosta 1983: 158
y n. 17). Sobre Aspasia como la inventora
o, al menos, una importante inspiradora 24 Sobre las dificultades que supone para la
del método socrático, Glenn (1994: 187) crítica especializada el hecho de que Platón
y Gale (2000: 372). Sobre las particulari- pusiera la oración fúnebre en boca de una
dades retóricas de la instrucción aspasiana, mujer, véase Wider (1986: 43), Swearingen
cfr. Haskins (2005: 32). (1992: 109 y 116) y Trivigno (2009: 29).

28 Carolina Sánchez Castro / Aspasia de Mileto


concluir, como lo hace Waithe, que nes, derramando durante el juicio
Aspasia llegó a constituir una amena- muchas lágrimas por ella e implo-
za política e intelectual para Platón o rando a los jueces, y temiendo por
Esquines (1987: 80), pero probable- Anaxágoras, lo ocultó <del juzgado>
y lo envió fuera de la ciudad (Plutar-
mente sí puede que fuese considerada
co, Pericles 32. 5. 1-6. 1).
una persona non grata.
Tal vez a favor de esta posición se
El hecho de que igual suerte que
pueda aducir el juicio que se le realizó
Aspasia y Anaxágoras corriera tam-
por impiedad, pues hay apoyo testi-
bién Fidias deja para pensar en una
monial para sostener esta tesis. So-
fuerte artillería política contra Peri-
lana, de hecho, arguye el proceso de
cles26. Ambas acusaciones son muy
impiedad como una muestra de que
similares a las que después ocurrieran
Aspasia era una reconocida intelec-
contra Sócrates: la corrupción de la
tual en la época (1994: xxxv). Los pa-
juventud y la impiedad. Hay además
ralelos de este hecho histórico con la
motivaciones políticas identificables
muerte de Sócrates son sorprenden-
junto con la presencia de comedió-
tes. Se sabe por Plutarco (Pericles 32.
grafos, tanto en el esparcimiento de
1) que la milesia fue acusada por el
los rumores que sustentaban la acu-
poeta cómico Hermipo quien, por lo
sación, como de la denuncia misma.
demás, le achacaba una conducta de
proxeneta a favor de Pericles; se sabe
La estela romántica de Aspasia
que el decreto de Diopites (Pericles
32. 2) tenía que ver con la no creencia
spasia de Mileto, entonces, es
en las cosas divinas y la enseñanza de
los fenómenos celestes, acusación que
recuerda mucho al que se llevó a cabo
poco después contra Anaxágoras. Al
A una suerte de trágico augurio
de la suerte que le deparaba
a Sócrates. Sin embargo, no es solo
este aspecto ni el hecho de haber sido
parecer este fue el primer proceso por
dada como maestra de retórica lo que
impiedad, situación por la cual Peri-
la junta con Sócrates. La doxografía
cles tuvo que sacar sus más fuertes ar-
hace de Aspasia y Sócrates, en cierta
mas políticas para asistir a sus amigos
forma, compañeros de delito27:
cercanos (Solana 1994: xxxvi)25:
26 Sobre los procesos contra Fidias, Aspasia y
Ciertamente, por Aspasia pidió per- Anaxágoras, cfr. Prandi (1977). Sobre las
dón (ἐξῃτήσατο), como dice Esqui- similitudes en la recepción escultórica de
las figuras de Sócrates y Aspasia, cfr. Ver-
25 Antístenes [DC 35 - Ateneo 13. 589E]: meule (1958: 52).
“Antístenes el socrático dice que estando él 27 Alcifrón, Epistulae 4. 7. 6. 4 - 8. 1: παιδεύο-
[Pericles] enamorado de Aspasia, dos veces μεν δὲ οὐ χεῖρον ἡμεῖς τοὺς νέους. ἐπεὶ σύγ-
al día, al entrar y salir, besaba a la mujer y, κρινον, εἰ βούλει, Ἀσπασίαν τὴν ἑταίραν
acusada en una ocasión de un proceso de καὶ Σωκράτην τὸν σοφιστήν, καὶ πότερος
impiedad (γραφὴν ἀσεβείας), hablando en ἀμείνους αὐτῶν ἐπαίδευσεν ἄνδρας λόγι-
su favor, lloró más que cuando corrió peli- σαι· τῆς μὲν γὰρ ὄψει μαθητὴν Περικλέα,
gro por su vida y su hacienda”. τοῦ δὲ Κριτίαν; “Nosotras no educamos

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Con qué fuerza de fuego la encole- Sócrates en retórica a darle un estatus
rizada Cipris calentó (πυρὸς μένει) mucho más importante. A pesar de
a Sócrates, al que Apolo proclamó el los grandes términos de este último
más prominente en sabiduría de los testimonio, se puede regresar al tono
hombres. Desde su profunda alma
sorprendente del Menéxeno platóni-
(ἐκ δὲ βαθείης ψυχῆς) cultivó las
más vanas aflicciones al frecuentar la co. No es extraño, sin embargo, que
casa de Aspasia; no encontró remedio la doxografía haya dado este vuelco;
alguno, quien tantos caminos había mucho menos inesperado es el lugar
encontrado en palabras (Hermesia- en el que puede desembocar:
nages, Leoncio 7. 89-94).
Pues asignaba [Sócrates] este poder
¿Qué podría andar haciendo Só- a Aspasia, a la que frecuentaba con
crates por la casa de Aspasia? La pre- vistas a ser instruido en los temas del
gunta no es menor si se consideran amor (ἐρωτικά). Pero si has observa-
do a alguien que ha aprendido los te-
los siguientes hechos: Aspasia era la
mas amorosos con Aspasia y Sócrates,
mujer de Pericles y, probablemen- no pondrás en duda que la filosofía,
te, la cuñada de Alcibíades el viejo atendiendo a los misterios más emi-
(una suerte de tía para el predilecto nentes (τὰς τελεωτάτας ἐποπτεύ-
de Sócrates). Además, la comedia que σασα τελετάς), llegará a conocer y
tanto se empecinó con Sócrates como sentir amor por la belleza en todos
con Aspasia la acusaba de regentar los aspectos, elogiará la retórica y se
un burdel. Esto es consecuente con la consagrará gustosamente a la poesía
acusación de corrupción de jóvenes (Sinesio, Dion 15. 8-14).
que pesó sobre la cabeza de Sócrates.
Con todo, afortunadamente la doxo- Si tengo razón en la manera como
grafía proporciona otra posibilidad he interpretado esta tradición doxo-
interpretativa: gráfica, y en particular el testimonio
platónico, el desenlace no es inespe-
De Aspasia Milesia, de quien los co- rado; las comparaciones entre Aspa-
mediógrafos mucho despotricaron, sia y Diotima jamás han cesado de
se sirvió Sócrates para la filosofía (εἰς existir por ello28. Este desenlace, cla-
φιλοσοφίαν), Pericles para la retórica ramente, no es sorpendente. Aspasia
(εἰς ῥητορικήν) (Clemente de Alejan- de Mileto junta demasiados intereses
dría, Stromata 4. 19. 122. 3). para la historiografía filosófica: es una

Este es un testimonio interesan-


28 Una excelente reconstrucción de los parale-
te, pues pasamos de la voz platónica lismos que hay entre los discursos de Aspa-
que hace de Aspasia la maestra de sia y Diotima, pero también de las actitudes
de ellas frente al Sócrates aprendiz se puede
peor a los jóvenes. Pues compara, si quie- encontrar en Coventry (1989: 5). Para la
res, a Aspasia la hetera y a Sócrates el sofis- discusión que ve en sus ocurrencias en la
ta, y calcula cuál de los dos educó mejores obra platónica un silenciamiento de las ac-
varones de estos: en efecto, verás que de ella tividades femeninas y la posición contraria,
fue discípulo Pericles, y de él Critias”. cfr. Swearingen (1992: 109).

30 Carolina Sánchez Castro / Aspasia de Mileto


casi-presocrática (por su origen y por Kayser, C. L. (ed.) (1964). Flavii Philos-
sus amistades, en particular por la de trati opera. Leipzig: Teubner.
Anaxágoras) y es una sofista, inclu- Marchant, E. (ed.) (1971). Xenophon-
so reputada entre los exponentes de tis opera omnia. Oxford: Clarendon
la segunda sofística29. En efecto, hay Press.
una tradición antigua que obsesiona Méridier, L. (ed.) (1978). Platon, Ion.
a algunos estudiosos y es aquella que Ménexéne. Euthydéme. Paris:Les Be-
junta la superioridad descollante de la lles Lettres.
filosofía con la efectividad indiscuti- Perrin, B. (trad.) (1932). Plutharch’s Lives
ble de la retórica, y esa es por supues- III. London / New York: Heinemann /
to la segunda sofística. Pero sobre Putnam’s Sons.
todo, Aspasia fue una mujer. Y jamás Powell, J. U. (ed.) (1970). Collectanea
la tradición masculina de la filosofía Alexandrina. Oxford: Clarendon
Press.
tendrá poco que deberle a la partici-
pación femenina: Schepers, M. A. (ed.) (1969). Alciphronis
rhetoris epistularum libri iv. Leipzig:
Teubner.
Sócrates, hijo de Sofronisco, el mejor
de los filósofos, no consideró indigno Solana Dueso, J. (trad.) (1994). Aspasia
de la filosofía aprender cualquier cosa de Mileto: testimonios y discursos. Bar-
útil de las mujeres (παρὰ γυναικῶν celona: Anthropos.
μαθεῖν τι χρήσιμον). Por esto, cierta- Stählin, O., Früchtel, L. y Treu, U.
mente, no se avergonzaba de procla- (eds.) (1970). Clemens Alexandrinus.
mar como su maestra (διδάσκαλον) 2 vols. Berlin: Akademie.
a Diotima, y además también seguía Terzaghi, N. (ed.) (1944). Synesii Cyre-
frecuentando a Aspasia (Teodoreto, nensis opuscula. Roma: Polygraphica.
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32 Carolina Sánchez Castro / Aspasia de Mileto

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