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Nueva York, N. Y.
OCASO Y CAÍDA DE PRÁCTICAMENTE
TODO EL MUNDO
I
AL PARECER
HUBO DOS EGIPCIOS
***
KEOPS O KHUFU
HATSHEPSUT
KEOPS O KHUFU
según las reglas. Fue una cosa tonta, pero el nudo gordiano en
sí mismo era bastante tonto. También introdujo la berenjena en
Europa.
Qué se creía que hacía ese joven desgraciado, y por qué,
realmente no lo sé. Dudo que él mismo hubiera podido aclarar
el asunto. Tenía la costumbre de fruncir el entrecejo. Y no me
extraña.
ANÍBAL
Atila, rey de los hunos, era la peste, pero hay muchos. No hay
que acusarle de todos los problemas que usted tiene, porque la
mayoría son culpa suya, y cuando antes se dé cuenta de ello
mejor. Incluso le han echado la culpa de la caída de Roma,
aunque no se hallaba cerca cuando ocurrió. No recuerdo
exactamente por qué cayó Roma. Probablemente fue una de
esas cosas que pasan.[134]
Los hunos eran nómadas asiáticos que se precipitaron a
Europa montando roñosos y pequeños ponis en el siglo IV e
iniciaron una ola de crímenes.[135] Se les ha identificado con
los hiung-nu, una tribu extranjera que ocupó Mongolia en el
reinado de Shi-Hwang-ti, pero empiezo a dudarlo.[136] No
dejaban de cabalgar de un lugar a otro en busca de pastos,
rapiña y pillaje, y llegó un punto en que no podían parar.
Los hunos eran criaturas de aspecto horrible. Se aplastaban
la nariz con tablillas y vendas, y se hacían cicatrices en la cara,
cuando eran jóvenes, para no tener que afeitarse. En el tiempo
que se ahorraban al no tener que afeitarse se aplastaban la
nariz. A veces, los hunos masculinos y femeninos se
enamoraban y se casaban, y todo el mundo se preguntaba qué
veían el uno en el otro.
Vivían de carne y leche de yegua, y se vestían con pieles
de ratones de campo. Los hunos eran de menor talla que la
mayoría de la gente y los ratones de campo eran mayores que
en la actualidad.[137] Cuando se les preguntaba quiénes eran,
respondían algo que sonaba como el relincho de un caballo, y
se creía que trataban de decir que eran hunos, o posiblemente
hiung-nu. Los romanos decían que los hunos no eran humanos,
lo cual sólo era cierto en parte. Como en cualquier otro grupo
de personas, algunos eran humanos y otros no.[138]
Cuando los hunos llegaron a Europa por primera vez,
sometieron a los alanos y a los hérulos, luego escogieron a los
ostrogodos y los visigodos, simples y palurdos teutones que
habían tenido una vida fácil. Un día empujaban a los
ostrogodos hacia la otra orilla del Danubio y al otro, los hacían
volver atrás. Luego, iban a su campamento a aplanarse la
nariz. Los ostrogodos y los visigodos se parecían tanto que era
imposible que cualquier lego los distinguiera, y, si pudiera,
¿qué haría usted con los asdingos, los silingos y los gépidos,
por no mencionar los anglos, los sajones, los jutos y los
lituanos? Nombre tres artículos de exportación de los gépidos.
Nombre uno.
Atila era hijo de Mudnzuk el Feo, rey de los hunos. Nació
en algún lugar de los Balcanes hacia el año 395.[139] Atila
pronto tuvo a los rugios, a los ostrogodos y a los gépidos
donde quería que estuvieran.[140] Su Imperio Huno se extendía
desde aquí hasta allí y las cosas fueron bien durante casi veinte
años. Es decir, para los hunos. Cada vez que Atila miraba con
malicia a las tribus, ellas lo dejaban todo y echaban a correr.
[141] Entonces, Atila cogía todo lo que podía.
Jorge dijo en una ocasión que las guerras eran inútiles. Las
noticias procedentes de América no parecían preocuparle
mucho. Cuando se enteró de la rendición de Cornwallis en
Yorktown, Jorge comentó: «No es nada». Pero Lord North, su
Primer Ministro en aquella época, dimitió.[411]
A veces, Jorge olvidaba a qué se debía tanto alboroto. Al
parecer, los colonizadores tenían que «pagar impuestos para
los que nunca se les había pedido su consentimiento».[412]
Jorge III en ocasiones actuaba de un modo extraño, igual
que los otros Jorges. Quizá lo que más crispaba los nervios
respecto a Jorge III era su costumbre de balbucear «Qué, qué,
qué» con frecuencia, a propósito de nada en particular, al
menos nadie se enteraba. Utilizaba este «qué, qué, qué» solo o
combinado con el asunto en cuestión: «Así que son las cinco,
qué, qué, qué» o posiblemente: «Qué, qué, qué, así que son las
cinco».
A menudo se le oía murmurar: «Qué, qué, qué» mientras
se preguntaba cómo había ido a parar la manzana a la bola de
masa hervida. En los últimos años de su vida, se lo preguntaba
con demasiada frecuencia.[413]
Por pura y absoluta mezquindad, Jorge IV es el hombre.
Su esposa, Carolina de Brunswick, era insultada en cada
ocasión que se presentaba y, finalmente, fue juzgada por un
cargo de adulterio, basándose en unos fundamentos muy
débiles.
Es una larga historia, pero, tras la coronación, Jorge IV fue
a la abadía de Westminster en su carruaje y la reina le siguió
en otro, con las cortinillas corridas. El rey por fin bajó de su
carruaje y entró en la abadía. La reina bajó del suyo y se
dirigió hacia la verja, pero los barrotes de hierro le fueron
cerrados ante las narices. Murió tres semanas después, sin ser
coronada.[414]
VI
VAMOS PROGRESANDO
***
LEIF EL AFORTUNADO
CRISTÓBAL COLÓN
MOCTEZUMA
CAPITÁN JOHN SMITH
MILES STANDISH
LEIF EL AFORTUNADO