Está en la página 1de 32

Luc io Ca ba ña s B ar r ie ntos

1938-1974

Lucio Cabañas Barrientos, de origen campesino, nace el 12 de diciembre de 1938 en El


Porvenir, municipio de Atoyac de Álvarez. Estudia en la Normal de Ayotzinapa, en la cual es
líder estudiantil y Secretario General de la Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas
de México en 1962. Obtiene el título de maestro rural e inicia su labor docente en
Mezcaltepec, municipio de Atoyac, Guerrero. Ahí encabeza la protesta de los ejidatarios
contra Silvicultora Industrial S. de R.L, que tala inmoderadamente los bosques sin dejar
ningún beneficio a la comunidad; los madereros presionan al gobierno estatal y Cabañas es
transferido a la escuela Modesto Alarcón de Atoyac, pero no se retira de la lucha agraria y
funda la Delegación de la Central Campesina Independiente en esa región.

Participa con Genaro Vázquez en el Movimiento Revolucionario del Magisterio MRM


encabezado por Othón Salazar, disidente del sindicalismo oficialista y en la Asociación Cívica
Guerrerense ACG que provoca la caída de Raúl Caballero Aburto, gobernador de Guerrero.
Asimismo, se acerca al Movimiento de Liberación Nacional y al Partido Comunista. Además,
continúa asesorando y organizando la protesta campesina; trata de hacer comprender a la
gente “que había maestros del pueblo que estamos dispuestos a orientar, no sólo en la
educación, sino en su lucha como parte del pueblo; padres de familia, parte del pueblo contra
todo el régimen, contra el gobierno, contra la clase rica”. En 1965, por sus actividades de
oposición política, el siguiente gobernador Raymundo Abarca Alarcón logra que se le
transfiera a la escuela rural de Tuitán en Durango, junto con el profesor Serafín Núñez. Ahí
participa en la ocupación del Cerro del Mercado, por lo cual el gobernador duranguense
Alejandro Páez Urquidi, promueve y consigue de Agustín Yáñez, secretario de Educación, su
regreso a Guerrero. Cabañas prosigue su lucha contra los abusos de los talamontes,
terratenientes, autoridades municipales y estatales, así como de los directores de escuelas
que lucran con su puesto.

El 18 de mayo de 1967, en Atoyac, la Sociedad de Padres de Familia de la escuela primaria


“Juan N. Álvarez" realiza un mitin en el que se pide la destitución de la directora de la escuela
Julia Paco Pizá y de los maestros que la apoyan. Poco antes de las diez de la mañana, una
comisión le solicita a Cabañas que funja como orador, porque el que iba a serlo no se
presentaría. Lucio acepta, pero pide que lo esperen hasta las diez y media, para aprovechar
el tiempo del ``recreo'' en su escuela, la “Modesto Alarcón”, cercana a la otra. Cuando
Cabañas participa en el mitin, la policía judicial del estado de Guerrero trata de impedirlo. Los
agentes se abren paso entre la concentración de manifestantes para detener o eliminar a
Lucio, hay forcejeos y disparos hacia la multitud. El resultado es de 11 muertos. Como se
intenta culparlo de los acontecimientos, Cabañas se ve forzado a refugiarse en la sierra para
defenderse de la persecución que busca eliminarlo. En la tarde invita al ejido de San Martín a
la lucha armada. “¿No hay condiciones para hacer la revolución? Qué me importa que no
haya condiciones... cuando matan al pueblo, hay que matar enemigos del pueblo y de ahí
parte la revolución, de ahí parte toda revolución.”

A partir de esta fecha y durante los siguientes siete años, Lucio se mantiene en rebelión,
lucha por la transformación de las condiciones de vida, opresión y miseria de los campesinos
mediante la organización de los pueblos de la sierra del estado de Guerrero. “...lo que sí es
cierto, es que con una matanza nos decidimos a no esperar otra. Y hemos dicho aquí: para
que un movimiento armado empiece, necesita varias condiciones: que haya pobreza, que
haya orientación revolucionaria, que haya un mal gobierno, que haya un maltrato directo de
los funcionarios. Todas esas cosas se pueden aguantar, pero lo que no se aguanta es que se
haga una matanza, eso sí no se puede aguantar...La forma nuestra de lucha, es la guerra de
guerrillas, nuestra manera de enfrentar a los cacique será venadeándolos, cayéndoles de
repente; también para los guachos, los tiras, los traidores. Nunca presentarnos en combate
frontal.”

Funda el Partido de los Pobres y la Brigada Campesina de Ajusticiamiento, núcleo base para
la formación de su grupo. La Brigada se instala a un costado del cerro "La Patacua" en la
zona de "El Porvenir", en Atoyac de Álvarez. En dicho campamento se aprueba por primera
vez un ataque a un cuartel del ejército. La Brigada se forma originalmente con trece
elementos fijos y otros transitorios, que permanecen un plazo máximo de dos meses en la
"Brigada" y luego regresan a su lugar de origen. Se financia mediante secuestros y robos a
oficinas gubernamentales.

Al mismo tiempo, Cabañas recorre gran parte de la sierra tratando de consolidar en los ejidos
y centros de población campesina formas organizativas que denomina "Comités de
Autodefensa", ó "Comités de Lucha".

A mediados de 1969, Lucio y su brigada ajustician al Ing. Fierro en el arroyo "Las Parotas",
porque participó en los sucesos del 18 de mayo de 1967. A finales del mismo año, atacan a la
policía judicial entre Atoyac y el "Rincón de las Parotas", en donde se reportan dos bajas de la
policía judicial. Realizan asaltos como el del 'Puente del Rey', en donde se apoderarán de 23
mil pesos. En 1970 secuestran a Juan Gallardo, un rico ganadero de San Jerónimo, en el
rancho de su propiedad ubicado en la carretera Atoyac-Acapulco. El 29 de junio de 1971, 16
miembros de la 'Brigada Campesina de Ajusticiamiento emboscan a varios elementos de la
fuerza pública, pero varios de ellos pierden la vida en el enfrentamiento. Al día siguiente, en
otra emboscada cerca de Atoyac de Álvarez, resultan muertos 16 soldados y varios oficiales.
En junio de 1972, secuestran a Cuauhtémoc García Terán, en lugar de su hermano Ulises.

El 30 de mayo de 1974, secuestran a Rubén Figueroa Figueroa, candidato a gobernador de


Guerrero por el Partido Revolucionario Institucional PRI. Durante varios meses, el ejército
mexicano dirigido por el comandante Eliseo Jiménez Ruiz desata, sin éxito, una intensa
campaña militar en busca del guerrillero; finalmente, el 8 de septiembre, Figueroa es liberado
en un sangriento encuentro cuyo saldo es de 23 rebeldes muertos y un soldado herido.

Pero los operativos antiguerrilla no cesan, por el contrario, se intensifican para dar muerte a
Cabañas. El 30 de noviembre perecen 17 rebeldes más en un enfrentamiento con el ejército,
y el 2 de diciembre siguiente, el general Cuenca Díaz, secretario de la Defensa Nacional, es
informado de que en Otatal, Guerrero, varios grupos militares se enfrentaron con los rebeldes,
resultando muertos Lucio y los alzados “Roberto”, “Arturo” y “René”, en tanto que el ejército
sufrió dos bajas. Fue sepultado en el panteón municipal de Atoyac de Álvarez.

Tras su muerte, Cabañas y su movimiento se convierten en una leyenda. Su bandera en favor


de los pobres es tomada por otros grupos armados en Guerrero, que sigue siendo una de las
regiones más pobres del país y sometidas a añejos cacicazgos, como el de los Figueroa.

Para Carlos Montemayor (Guerra en el Paraíso) la guerrilla de Cabañas nació como una
forma de autodefensa; el gobierno, queriendo evitar una manifestación popular, lo que
consiguió fue producir una guerrilla que hoy, sin la voluntad política de transformar
económica, educativa y socialmente a la sierra de Guerrero, aun perdura, avivada por otra
masacre de 17 campesinos en el vado de Aguas Blancas en 1995, siendo gobernador el hijo
de aquel gobernador Figueroa que Lucio secuestró veinte años atrás.

En la plaza de Atoyac de Álvarez, se levantará una estatua en su memoria y se le rendirán


homenajes en el aniversario de su muerte.

En 2007 se estrenará con cierto éxito la película documental sobre su vida "La guerrilla y la
esperanza: Lucio Cabañas", del director Gerardo Tort; en la cinta se sostiene que Lucio fue
traicionado por un narcotraficante amenazado por el ejército, de que violaría y mataría a sus
dos hijas si no guiaba a los soldados al lugar en donde se escondía Cabañas; ahí fue
sorprendido y muerto.

El 3 de julio de 2011, Isabel Anaya Nava, ex esposa de Lucio Cabañas, recién llegada de un
largo exilio, será asesinada a balazos junto con su hermana Reyna, al salir de una iglesia en
la comunidad de Xaltianguis, en el estado de Guerrero, por un grupo de desconocidos que
desde un vehículo las acribillará. Desaparecerá así un testigo valiosísimo de la "guerra sucia"
de los años sesenta y setenta del pasado siglo.

GENARO VAZQUEZ ROJAS

Comandante Genaro Vázquez

Maestro, líder y guerrillero guerrerense, víctima de la Guerra Sucia en México

Genaro Vázquez Rojas nació el 10 de junio de 1931 en San Luis Acatlán, Guerrero. Hijo del
líder campesino Alfonso Vázquez y de Felicitas Rojas. Fue un líder sindical del magisterio
guerrerense que, tras formar parte de la oposición política al gobierno de Guerrero, pasó a la
clandestinidad y formó uno de los varios grupos armados que se desarrollaron en la Sierra
Madre del Sur durante las décadas de 1960 y 1970. Fue militante del Movimiento
Revolucionario del Magisterio y después del Movimiento de Liberación Nacional. También fue
integrante de la Central Campesina Independiente CCI. Una víctima más de la Guerra sucia
en México.

Genaro Vázquez recibió la influencia de su padre, quien organizaba a los campesinos,


copreros, caficultores e indígenas para enfrentar a los caciques y terratenientes del municipio.
Desde muy joven Genaro tuvo una gran conciencia social y preocupación por las condiciones
de la población en su lugar de origen el estado de Guerrero, caracterizado por una gran
pobreza y desigualdad social, y pésimas condiciones de vida de los campesinos y agricultores
lo cual dio origen a diversos movimientos campesinos y cafetaleros con la exigencia de tierras
y en denuncia de la marginación[2]

Durante su educación mostro grandes dotes en oratoria, compromiso y entrega en su


formación. Hizo su bachillerato en la Escuela Nacional Preparatoria de San Ildefonso y la
licenciatura en la Escuela Nacional de Maestros, donde combinó la academia con la lucha
campesina. Viajaba cada mes a San Luis Acatlán, para acompañar a los ejidatarios a distintas
comisiones a Chilpancingo y la Ciudad de México.
El hecho de ser maestro rural implica adentrarse al México de abajo, el México profundo. Para
muchos jóvenes en diversos estados las únicas posibilidades de continuar estudios superiores
las encuentran en las Normales Rurales, escuelas con internados gratuitos que no
representan un gasto excesivo para los campesinos, y si una promesa de un trabajo digno
para sus hijos, además la educación en estas escuelas incluye la formación de maestros
involucrados con las condiciones y necesidades de la población de la zona a la que atienden,
ubicadas en lugares remotos y de los cuales normalmente son originarios; la educación
impartida con base social y humanista, comprometida con la población, y siguiendo el ejemplo
de luchadores sociales, permite entender el papel que juegan los maestros rurales del estado
de Guerrero como líderes naturales de diversos movimientos sociales. El maestro cumple un
papel fundamental en la historia de la protesta en México.

En 1959, Genaro conoce a Leopoldo Venegas Carrasco, quien le ayuda a fundar la


Asociación Cívica Guerrerense (ACG), el 2 de septiembre de ese año, organización
campesino-popular que le declara la guerra a los caciques regionales, entre ellos, el represivo
gobernador del Estado Raúl Caballero Aburto; organización a la cual el padre de Genaro le
pidió renunciar, negándose el maestro a lo que consideraba una traición para su pueblo. A la
asamblea constitutiva llegaron organizaciones guerrerenses en Ciudad de México.

En 1960, la ACG organiza y dirige manifestaciones de repudio contra el gobernador por la


detención del profesor normalista el 27 de abril de ese año, por la carretera a Teloloapan. Lo
liberaron 15 días después. Dos meses después, sale la caravana de los cívicos junto con
Genaro rumbo a la ciudad de México; los recibe el presidente de la República. En el pliego
petitorio demandan: la salida de Caballero Aburto, por la “falta de garantías constitucionales
en el estado; despojo de tierras de los campesinos; represión sistemática cometida por
pistoleros y la policía; fraudes electorales en algunos municipios; y robo en su favor y de
algunos de sus familiares”.

La inconformidad de ACG inició el 1 de abril de 1960 cuando el gobierno del estado le niega la
autonomía a la Universidad del estado, estallando la huelga estudiantil en octubre, siendo
brutalmente reprimida por Caballero Aburto. Esta situación reúne al movimiento de los cívicos,
que denunciaban los abusos del gobernador y la lucha estudiantil de la Federación Estudiantil
Universitaria Guerrerense, acordando unificar sus demandas y el movimiento se fortalece con
la incorporación de los estudiantes normalistas de Ayotzinapa, donde destacaba como uno de
sus líderes Lucio Cabañas Barrientos. Esta movilización de normalistas, cívicos y estudiantes,
se desplego por todo el Estado de Guerrero, formando brigadas, y una plataforma de lucha
llevo a la rebelión de 36 ayuntamientos que se les unieron y conformaron el Consejo
Coordinador de las Organizaciones del Pueblo de Guerrero, destacando Chilpancingo,
Acapulco y Atoyac. Siguieron movilizaciones y represiones constantes por parte del gobierno
guerrerense, con saldos de heridos y cientos de detenidos[3]

Genaro continuo con la organización popular y campesina, en noviembre de 1961 se


constituye la Unión Nacional de Solicitantes de Tierras, con el cobijo del General Lázaro
Cárdenas y es nombrado Secretario General. La demanda principal de la organización se
centra en el apoyo a los campesinos solicitantes de tierras, cuyos expedientes estén en
trámite.

El maestro estuvo en prisión dos veces. Primero el 31 de octubre 1960 y después en abril de
1968. La segunda ocasión fue definitoria. Su organización, la Asociación Cívica Guerrerense,
se convirtió en Nacional Revolucionaria. Entonces, un comando armado lo liberó de la cárcel
de Iguala el 22 de abril de 1968, y justo en ese momento pasó a ser parte de la
clandestinidad.

Debemos recordar que en el estado de Guerrero surgió el movimiento armado de Lucio


Cabañas, que con su Brigada de Ajusticiamiento se organizaron en grupos para luchar contra
los caciques del PRI. La respuesta del gobierno de Luis Echeverría contra el movimiento de
Genaro y Lucio fue la llamada Guerra Sucia cuyas heridas todavía no se cierran con justicia.

Si bien en México no existió una dictadura como en el caso del Cono Sur, si se sabe que el
gobierno del PRI protagonizó una verdadera contrainsurgencia apoyada por Estados Unidos
con la finalidad de lograr destruir los movimientos armados, al sindicalismo combativo y a los
estudiantes. Lamentablemente durante esta llamada Guerra Sucia se presentaron miles de
desparecidos, ejecutados y torturados.[4]

Durante 1961, Genaro Vázquez participa en la formación del Movimiento Político de la


Juventud Mexicana en la Ciudad de México, que no se concreta. El investigador Francisco
Gómezjara describe el encuentro del rebelde de Guerrero con Rubén Jaramillo: “En el camino
de regreso al estado de Guerrero, Genaro se entrevista en Morelos con Rubén Jaramillo sin
llegar a concertar ninguna acción coordinada entre ambos”. Un año mas tarde, el 17 de
febrero, en Atoyac se lleva a cabo el II Congreso Regional del Comité Cívico Guerrerense,
con la presencia de los siete municipios de la Costa Grande, desde Acapulco hasta La Unión.
Genaro Vázquez preside la asamblea.

Meses mas tarde, el 21 de junio, Genaro Vázquez, Antonio Sotelo y Emeterio de la Hoya
Cárdenas difunden un manifiesto en el que invitaban a los campesinos a participar en el
Congreso Estatal de la ACG a realizarse en Acapulco. En el documento establecieron un
ideario y convocaron a la lucha organizada, al llamado se sumaron sindicatos, comisarios
ejidales, presidentes y comuneros de distintos municipios de Guerrero.[5]

Respecto a la muerte de Genaro Vázquez, encontramos que el 2 de febrero de 1972, viajaba


en un auto y chocó, siendo esta la versión oficial en donde se da a conocer que el impacto
generó su muerte. Sin embargo, existe la versión extraoficial donde sus familiares aseguran
que su deceso ocurrió en el hospital Regional militar de Morelia, Michoacán a manos de
militares. Su viuda, la Maestra Consuelo Solís Morales, señala que tenía un golpe en la
cabeza que parecía un cachazo.

A Genaro Vázquez Rojas se le recuerda como un hombre comprometido con la enseñanza y


en mejorar la vida de la población más desfavorecida y explotada, por lo que de manera
congruente promovió y construyo diversas organizaciones campesinas, magisteriales y
populares para la defensa de sus derechos humanos, pero lamentablemente la confrontación
que sus acciones implicaban a los poderes regionales y federales, Genaro se convirtió en el
objetivo principal de los instrumentos de persecución política del gobierno mexicano a través
de sus órganos de inteligencia.[6]

Su muerte, a casi cincuenta años de su acontecimiento, sigue sin esclarecerse, pese a la


petición de sus familiares la investigación continua pendiente. La maestra Consuelo su
esposa y compañera de lucha, para evitar el olvido, frente a su tumba cada 2 de febrero se
encarga de mantener viva la historia y el ideario del comandante Genaro Vázquez Rojas y del
ACG.

VINH FLORES LAUREANO

En 1976, Vinh Flores Laureano tenía 26 años, cuando salió rumbo a Jonacatepec en su
vochito, nunca más se le volvió a ver... vivo. Apareció muerto en un barranco en el límite
exacto de los estados de Puebla y Morelos, a un lado de la carretera panamericana.

Vinh fue el primero de las 21 víctimas que produjo el hecho de llevarle la contraria al
presidente Díaz Ordaz en 1969 y a su decreto por el cual se cerraron 16 de las 32 Normales
Rurales existentes en aquel entonces en nuestro país.
El haber contribuido como eje principal de la implantación de la Normal Rural de Amilcingo, el
haberse opuesto a una directiva presidencial llevada a cabo por el Secretario de Gobernación
y luego Presidente Luis Echeverría le costo la vida a Vinh Flores.

Hoy todavía nos preguntamos extrañados como pudo una comunidad rural, de menos de mil
habitantes, realizar la proeza de contrariar una directiva presidencial. La respuesta no es
sencilla, pero creo que el papel que jugó el joven Vinh fue fundamental. El gobierno también lo
creyó y por eso quiso mostrar un castigo ejemplar cuando acribilló al joven luchador. Después
de él, le siguieron Benedicto Rosales -ayudante municipal y padre de familia- quien fue
abatido entre sus dos hijas y esposa cuando regresaban a casa. Los asesinos no se
detuvieron ante nada ni nadie y en 1993 ya se podían contabilizar 21 víctimas del desacato.

Pero ¿quién fue Vinh Flores Laureano?

Originario de Atlixco Puebla, desde muy pequeño se fue a vivir con su tío al poblado de
Amilcingo. Ahí Vinh cursó sus estudios de primaria, institución dirigida por una maestra muy
comprometida con su pueblo, la maestra Eva Rivera.

Cuando Vinh se hizo joven, se enroló en las Juventudes Comunistas y posteriormente estudió
en la URSS. Al regresar junto a la maestra Eva y otro puñado de jóvenes inquietos ideó la
creación de una Normal Rural para paliar la migración creciente de jóvenes en la región, por
falta de oportunidades de trabajo.

Vinh era un joven mas bien bajo, moreno y fornido. Su carácter era afable y a veces le
gustaban las bromas, vivía en una casa de adobe y techo de paja como la mayoría de la
población. Sin embargo, pese a su humildad, Vinh tenía el temple de un gran luchador que
nada ni nadie doblegaba. Era incansable, lo mismo repartía volantes para atraer a los jóvenes
a la Normal, que iba a la escuela Nacional de Maestros o a Chapingo a traer mentores que
aseguraran la formación de los nuevos estudiantes. La normal empezó en el propio pueblo de
Amilcingo, en los patios de las casas se daban las clases y en las casas dormían los internos.
En retribución, éstos hacían labor ya sea de aseo en las casas o de cultivo en las parcelas de
sus alojadores.

Sin embargo, las marchas y bloqueos de la carretera panamericana continuaron y el


gobernador Rivera Crespo, después de mandar a un batallón de soldados para detener una
de aquellas marchas -que se dirigía a la Ciudad de México- decidió dialogar directamente con
los líderes. Vinh, Benedicto y Eva estaban entre ellos. Benedicto Rosales que además de ser
ayudante municipal y campesino, era compositor y cantante vernáculo, relataba así la gesta:

Amilcingo de Morelos, Municipio de Zacualpan, hombres que dejan ejemplo, hombres que
nunca se escapan. Año 1973 su destino, había estudiantes contentos, viviendo por el camino.
Era un 5 de noviembre (1) cuando nació mi normal, para el campesino pobre que
siempre es muy formal.

El pueblo les dio la comida y también el hospedaje, y siempre que había salida daban para el
pasaje. Eran hombres y mujeres los que querían estudiar siempre cumplían deberescuando
iban a trabajar... Los tramites oficiales se siguieron en la SEP ya los burgueses oficiales no
nos querían ni ver. El gobierno nos decía, que somos los comunistas pero de eso no tenemos
siquiera revistas. El día esperado llegó, 5 de mayo de 1974 es la fecha , fueron muchos
estudiantes los que acompañaron la marcha. Le pedimos al gobierno que nos diera
educación, Bonfil nos mando al infierno, y Ahuja(2) la represión.

Amilcingo dio la pauta de la marcha nacional,

¡Arriba los estudiantes vamos todos a vencer, tratemos de reponer las otras quince normales!

Y en efecto, el gobierno construyó la Normal, al mismo tiempo que comenzó a imponer a


personal directivo aleccionado para destruir el movimiento. También habían planeado dar un
escarmiento ejemplar al pueblo matando o coptando a sus principales dirigentes.

Así, en 1976 mataron a Vinh; en 1977 a Benedicto Rosales y después a otros 19. Por esta
razón, Vinh Flores, Benedicto Rosales y los 19 mártires de Amilcingo deben ser recordados
como recordamos a Zapata y a Jaramillo: como morelenses cabales que nunca apagarán su
estrella en el firmamento de los héroes.

Misael Núñez Acosta

Misael nació el 1 de agosto de 1949. Originario de Tenango, Hidalgo, comenzó su carrera


magisterial en la Escuela Normal Rural del Mexe, de la cual, de acuerdo a testimonios de la
época, fue expulsado tras exigir el cumplimiento de sus derechos como estudiante.

En 1970 se recibió como docente en la normal de Tenería, en el Estado de México. Comenzó


a ejercer su profesión en comunidades de la Sierra Norte de Puebla, donde se involucraría
activamente en las luchas que los pueblos y comunidades de la región libraban para exigir
agua potable, luz eléctrica y escuelas públicas.
Al cabo de un par de años se trasladó al Estado de México. Ahí, su esposa, Yolanda
Rodríguez –también docente– llevaba un par de años trabajando. La experiencia política
adquirida en su formación como normalista rural, sumada a su acercamiento a procesos
populares, lo llevó a vincularse con organizaciones sindicales y de colonos en la región del
Valle de México, principalmente en las localidades de Xalostoc y Texalpa, en Ecatepec;
Atizapán y Los Reyes La Paz, Estado de México.

Ecatepec de los obreros

Su paso como docente en algunas escuelas del norte del Estado de México, estuvo marcado
por su militancia activa en causas sindicales y urbano populares.

En 1974 Misael llegó a Loma de Tulpetlac, en el municipio de Ecatepec, como director de la


escuela primaria Héroes de Churubusco. Ahí desplegó un amplio trabajo político, pedagógico
y social que se extendería en varias colonias de la zona, como Nuevo Laredo, Ciudad Azteca,
El Bosque y Santa Clara, por mencionar algunas.

Paulino Arroyo narra:

“Misael organizaba junto a los alumnos y padres de familia faenas de limpieza y eventos
culturales donde cantaba y tocaba la guitarra. Ya después se hacían asambleas donde
estábamos maestros, padres y alumnos, y discutíamos las necesidades de la comunidad, qué
servicios era necesario gestionar. Él siempre nos motivaba a luchar, a construir escuelas, a
formar conciencia de los problemas sociales.”

Durante su estadía en La Loma, Misael participó y convocó a jornadas de lucha para


gestionar los servicios básicos que hacían falta en la comunidad. Ante la creciente demanda
de vivienda debido a la acelerada industrialización de la zona, Misael promovía la
construcción de escuelas y vivienda. También impulsaba la regularización de lotes y predios,
para que pudieran ser propiedad de la comunidad, predios que muchas veces estaban bajo el
control de los caciques locales que se alineaban con el gobierno en turno.

“Nos enfrentamos muchas veces a los caciques”, recuerda Paulino Arroyo. “Pero siempre la
comunidad salía ganando, pues teníamos la razón. Así fue como levantamos la Escuela
nocturna Emiliano Zapata, donde dábamos clases de 6 a 9 pm, sin cobrar. Era una escuela
para adultos a las que podían asistir los jóvenes que trabajaban en las fábricas.”

Arroyo enumera las escuelas que levantaron: la Mariano Matamoros, «que resultó de una
toma de terrenos que realizamos junto a la comunidad de Texalpa». También, la escuela
Simón Bolívar y la Quetzalcoatl, en la colonia Ampliación Tulpetlac; y la escuela Vista
Hermosa a un lado del centro de San Cristóbal Ecatepec.

Germen de un movimiento popular

Estas movilizaciones permitieron la fundación de la Coalición de Colonias de la Loma de


Tulpetlac, compuesta, en su mayoría, por trabajadores y trabajadoras que habitaban estas
colonias, y que hasta la fecha sigue existiendo.

A la par de que se iban consolidando los avances y mejoras en las colonias populares, Misael
se vinculó estrechamente con las y los obreros de la zona. Los asesoraba políticamente para
la conformación de sindicatos independientes .

“Misael comenzó a asesorar a los trabajadores de las empresas y fábricas cercanas, y apoyó
activamente las huelgas de la General Electric de Cerro Gordo y Santa Clara, la Kelvin
Motors, La Favorita y muchas otras”, añade Paulino.

Cabe recordar que esta zona y los movimientos que emanaron de los obreros fue finalmente
controlada por los caciques priistas de la zona, en particular la coordinadora Río de Luz, la
cual se encargó de reventar huelgas e imponer liderazgos charros. Hasta la fecha, esta
organización tiene un peso relevante en el municipio, y modeló en gran parte las
problemáticas actuales de Ecatepec.

EL SNTE en efervescencia

A pesar de ser un hombre joven, Misael se había convertido en un dirigente social de la


comunidad. Y en plena efervescencia del movimiento magisterial del Valle de México, Misael
se sumó a las acciones que el magisterio democrático estaba convocando para la
democratización del SNTE.

Cuerpo presente al profesor Misael Núñez Acosta. Al centro su féretro.

Ramón Couoh es miembro fundador de la Coordinadora Nacional de los Trabajadores de la


Educación (CNTE); y fue compañero de Misael en el Consejo Central de Lucha (CCL) de la
Sección 36 del Valle de México. Él explica que el acercamiento con Misael se dio ante la
efervescencia de las luchas sindicales y de colonos en Ecatepec.

“Nosotros nos acercamos a Misael en el auge del movimiento que dio origen a la
Coordinadora. Pero él se mostró un poco renuente a eso, pues creía que la construcción de
una nueva sociedad tenía que venir desde la lucha popular». El maestro, por su posición de
clase, no era un obrero, «que para Misael era el sujeto político de la revolución”.

Ramón Couoh

Y agrega: “Misael se acerca en un contexto de luchas muy intensas que el magisterio estaba
librando desde los años cincuenta. Luchas que poco a poco fueron madurando hacia la
necesidad de democratizar el país […]. «La CNTE nace con esa visión y anhelo de
democracia”.

Eran casi las 7 de la tarde del 30 de enero de 1981, el sol comenzaba a ocultarse detrás de
los cerros que apenas se pueden ver debido al smog de las fábricas que rodean la Loma de
Tulpetlac. En la primaria “Héroes de Churubusco” se realizaba una asamblea con padres de
familia, el motivo: acordar acciones de solidaridad para la movilización que la Coordinadora
realizaría el 2 de febrero. Al frente del grupo, el profesor Misael Núñez Acosta había
propuesto que los alumnos pudieran asistir los fines de semana a tomar clases, para que no
se retrasaran en el plan de estudios, “pues la lucha va para largo” dijo.

Al término de la reunión, Misael salió acompañado de un grupo de docentes, entre ellos


Paulino Arroyo, quienes junto con otros tres profesores, iban a una reunión del CCLVM en la
Normal Superior.
“A veces siento que él presentía lo que le iba a pasar”, recuerda el profesor Paulino. “En un
momento de la reunión Misael me dijo: ‘Paulino, si me llega a pasar algo te encargo aquí la
escuela’. ‘No, no digas eso’, le dije”.

Terminó la reunión y se dirigieron a los coches. Misael “dejó el suyo en un taller a dos cuadras
de la escuela, y se fue con dos maestros para allá abajo. Cuando yo estaba arrancando mi
carro escuché unas detonaciones a lo lejos, pero pensé que habían sido cohetes. Cuando
bajamos a la calle Chihuahua, casi esquina con la de Sonora, vi al profesor caído junto con
“Pintor”, un señor de la comunidad que iba pasando y se detuvo a saludar a Misael. Al ver
esto subí rápido a avisar a los alumnos de la escuela nocturna, bajamos todos, y ahí nos
fuimos concentrando mucha gente de Tulpetlac, hay quienes dicen que alcanzaron a
escuchar al profe pedir por una ambulancia, pero cuando llegó fue muy tarde, a Misael lo
habían matado”.

Junto con Misael fue asesinado Isidro Duarte Omaña “pintor”. También resultó herido el
profesor Daniel Darío Ayala. Las víctimas fueron interceptadas por un automóvil Chrysler
LeBaron en el que viajaban Rufino Vences Peña, Joel Vences Hernández y Jorge Mejía
Pizaña, quienes dispararon con una Colt. 45.

Al día siguiente, antes de que el cuerpo de Misael fuera trasladado a Ixmiquilpan, Hidalgo, un
amplio contingente de maestros recibió el féretro de Misael en la Normal Superior, y cargando
el féretro en sus hombros, se dirigieron a las oficinas centrales del SNTE. La consigna era
clara: “¡Fueron los Charros!” “¡Asesinos!”.

Crimen de Estado

13 de noviembre de 1980. Ciudad Universitaria. Ciudad de México. Elección del Comité


Ejecutivo seccional durante el Congreso de Masas del CCLVM. Al centro, y portando una
gorra y camisa azul el profesor Misael Núñez Acosta.

En 1989, en pleno auge de la primavera magisterial, y tras la imposición de Elba Esther


Gordillo como secretaria general del SNTE, las y los maestros clamaron por justicia, y le
gritaron a ‘la maestra’ otro de sus títulos: “asesina”.
“El asesinato de Misael es un crimen de Estado” sentencia el profesor Pedro Ramírez
Vázquez, exdirigente del CCL del Valle de México y que en el 2002 fuera uno de los
promotores del juicio político en contra de Elba Esther Gordillo Morales por ser autora
intelectual del asesinato de Misael Núñez Acosta y más de 150 profesores durante la segunda
mitad del siglo XX.

“Si el Estado mexicano es quien creó a los charros, quien les promovió y les dio poder, si la
estructura del SNTE: el charrismo, es un poder de hecho, este asesinato, y el de más de 150
compañeros, son un crimen de estado.”

Pedro Ramírez.

El 25 de agosto del 2002, los periodistas Jenaro Villamil y Rosa Elvira Vargas publicaron en el
periódico La Jornada una entrevista que realizaron al ex cacique del SNTE: Carlos Jongitud
Barrios.

Durante la entrevista, y sin que los reporteros lo pidieran, Jongitud Barrios lanzó una
acusación de la cual se retractaría días después: “El profesor Misael Núñez Acosta murió a
manos de uno de los grupos de control de la maestra.”

“Cuando nosotros leímos la declaración de Jongitud Barrios inmediatamente nos movilizamos


para promover un juicio contra la cúpula del SNTE que mandó matar a Misael”, agrega
Ramírez Vázquez.

“La entrevista se publicó el domingo, y para el lunes presentamos nuestra demanda ante la
Fiscalía [Especial] para Movimientos Políticos y Sociales del Pasado” (FEMOSPP) añade.

El caso se volvió mediático, pues la verdad que el magisterio había denunciado desde 1981,
se había confirmado por uno de los principales caciques de la época: el asesinato de Misael
fue una decisión del SNTE.
“Durante todo ese tiempo nosotros pudimos recuperar los testimonios de los asesinos
materiales, y confirmamos que efectivamente habían sido contratados por Clemente Villegas
Villegas para asesinar a Misael a cambio de 300 mil pesos”, enfatiza Pedro Ramírez.

La cita se dio en un ‘burger boy’ de Ciudad Nezahualcóyotl, ahí, Clemente Villegas Villegas,
secretario particular de Ramón Martínez Marín, entabló contacto con Rufino Vences Peña, ex
policía judicial del Estado de México, y le entrego 60 mil pesos y los datos de Misael para
culminar el asesinato.

“Esta decisión fue desde la cúpula” reitera Ramírez Vázquez. “ Clemente se movió bajo la
orden de Martínez Marín, quien era secretario general del SNTE, en ese entonces bajo el
cacicazgo de Jongitud Barrios. Y la principal operadora y cacique del Valle de México era Elba
Esther Gordillo, por lo que esta acción tuvo que ser consultada con ella forzosamente, y por
ende, también por Leonardo González Varela, quien fuera chofer de ‘la maestra’ y que en
aquél entonces ocupara el puesto de secretario general de la sección treinta y seis”.

Pese a que los maestros del Valle de México recabaron las pruebas y testimonios suficientes
para obligar a la fiscalía especial a que presentara a declarar a los presuntos culpables, no
hubo una respuesta eficiente por parte de las autoridades.

“Nosotros presentamos a nuestros testigos, Ramón Couoh, Teodoro Palomino, Germán


Aguilar y José González Figueroa, quienes junto a Misael fueron amenazados directamente
por el CEN de la XXXVI en el desplegado que circularon en un periódico local” puntualiza
Pedro Ramírez.

Y añade “pese a las pruebas que presentamos, sólo logramos sentar a declarar a Elba Esther,
quien en noviembre del 2002 escuchó directamente los testimonios que la incriminaban, y
cínicamente se reservó su derecho a declarar y se dijo ‘horrorizada’ por las acusaciones en su
contra”.

Pese a la insistencia de los profesores de la CNTE, en que Jongitud Barrios debía


presentarse a declarar para ratificar la acusación que hizo en el mes de agosto, la fiscalía
argumentó que no pudieron localizar al ex dirigente nacional de uno de los sindicatos más
importantes del país.
“El caso fue desechado por Santiago Creel, en ese entonces secretario de Gobernación de
Fox, en mayo del 2003. El abogado de Elba Esther, Ignacio Carrilo Prieto, argumentó que al
no poder presentar a Jongitud Barrios a declarar, el fundamento de la acusación quedaba
deshecho. No les importó, ni tomaron en cuenta todas las pruebas documentales y
testimoniales que presentamos: fue una decisión política”, asegura el profesor Pedro Ramírez.

Pero “esto no nos detiene” añade.

“Desde hace 40 años seguimos exigiendo justicia, y no desistiremos en señalar como autores
intelectuales a Elba Esther Gordillo Morales, Carlos Jongitud Barrios, Ramón Martínez Marín y
Clemente Villegas Villega. Misael, y los más de 150 compañeros asesinados, merecen
justicia”.

Profesor Pedro Ramírez

El legado de Misael Núñez Acosta está vigente en las filas del magisterio democrático, y la
exigencia de justicia, a 40 años de su asesinato, sigue en pie.

Para Pedro Ramírez, quien insiste en ser presentado como un ‘profesor de banquillo’
defender y reinvidicar la figura de Misael es una consigna importante en estos tiempos cuando
el Estado mexicano ha pretendido denostar la figura del maestro.

“Misael es el claro ejemplo del papel que cumple un maestro en su comunidad. Es el ejemplo
de que un verdadero maestro está siempre del lado del pueblo, de la comunidad, y no puede
hacerse de la vista gorda cuando las condiciones en las que desempeña su labor son
deplorables e inhumanas”.

Y concluye: “Misael es el retrato de eso, de que cuando uno se involucra plenamente en su


labor, puede construir una escuela donde antes había un basurero, y puede hacer crecer la
esperanza de una nueva sociedad.”
Por su parte, el profesor Pedro Hernández Morales, secretario general de la Sección 9 del
SNTE-CNTE, puntualiza que “Misael fue el vivo ejemplo de que nuestro compromiso es en el
día a día, desde abajo y con el pueblo. Porque la lucha por democratizar nuestro sindicato, la
educación y nuestro país requiere de la unidad de todo el pueblo, y Misael tenía ese
compromiso cotidiano, con sus estudiantes, con los padres de familia y con la escuela.”

“Recordar a Misael”, agrega Ramón Couoh “es recordar que la lucha magisterial es día con
día, es recordar el compromiso y la nobleza de nuestra labor como docentes, es, en suma,
comprometerse de por vida con la esperanza de que podemos construir un mundo mejor.”

Finalmente, Paulino Arroyo advierte: “como cada año nosotros honramos la figura del
maestro Misael, pues sus ex estudiantes, y ex compañeros mantenemos vivo el compromiso
de luchar por la dignidad de los trabajadores. Este año no podremos hacer el acto político
cultural que desde hace 40 años realizamos, pues la pandemia nos lo impide, pero vamos a
realizar un acto virtual, al que todos están invitados, pues Misael era y es semilla, pues donde
él estuvo sembró vida, y eso es lo que honramos.”

A 40 años de su asesinato, un hondo grito sigue resonando en cada lugar del país donde se
levante una escuela, donde haya un maestro, una maestra, que con el puño en alto defienda
la dignidad y los sueños de las nuevas generaciones que no olvidamos, ni perdonamos, y
hacemos nuestra la consigna que tras cuatro décadas ha acompañado las luchas del
magisterio mexicano: “¡Misael Núñez Acosta vive!” “¡Justicia!”

HERMANOS FLORES MAGÓN

Nacieron en un pueblo llamado Eloxoxhitlan en el edo. de Oaxaca. Hijos de Doña Margarita


Magón y del señor Teodoro Flores (antiguo militar del ejército de Porfirio Díaz en la época en
que combatió al entonces presidente Sebastián Lerdo de Tejada en el año de 1867).

Los hermanos Flores Magón, en especial Ricardo, dedicaron su vida a mejorar la calidad de
vida de los grupos obreros, campesinos y los pobres en general.

Ricardo Flores Magón fue encarcelado por primera vez a los 19 años por participar en un
mitin en la escuela de minería.

El 1º de agosto de 1900 bajo la dirección de Jesús y Ricardo Flores Magón inician el periódico
Regeneración, en principio se dedicaba a atacar la corrupción en la administración de justicia,
en su segundo año amplio su crítica a todo lo referente a l gobierno de Porfirio Díaz.

Los hermanos Flores Magón, integrados por Enrique, Jesús y Ricardo, fueron los precursores
de la revolución mexicana y quienes lucharon en contra de la gubernatura del Porfirio Díaz y
su sistema creado, pues estaban inconformes por su reelección, sus impuestos y su manera
tan sutil de manejar la justicia a su provecho. Por esto, lo Hermanos Flores Magón crearon un
periódico llamado “Regeneración” (1900) el cual hacia críticas al gobierno, y además de esto
en su periódico siempre citaban el articulo número siete de la constitución en curso: “la
libertad de imprenta no tiene más limites, que el respeto a la vida privada, a la moral y a la paz
pública” pues ellos quería hacer valer sus derechos.

Los tres hermanos desempeñaron diferentes papeles en su vida:

Enrique Flores Magón. (1887-1954)

Político y escritor. Nació en un pequeño poblado de Oaxaca donde también nacieron sus dos
hermanos. Junto con ellos tuvo una vida muy activa ya que, como se oponían al gobierno,
eran reprimidos y perseguidos por las tropas del ejército para que no se desatara una revuelta
en el país.

Jesús Flores Magón. (1871-1930)

Secretario de Justicia y Gobernación. Nació en Oaxaca. Fue de los más destacados de sus
hermanos al combatir el régimen porfirista desde 1892 y por esta razón fue exiliado del país.
Junto con sus hermanos fundó el partido Regeneración, y asistió como delegado a la
Convención de Clubes Liberales de San Luis Potosí (1901). Cuando Madero tomó el poder,
Jesús regresó al país para desempeñar el papel de Secretario de Justicia y Gobernación
(1912), y después de unos años al producirse el golpe de estado de Victoriano Huerta, fue
desterrado nuevamente.

Ricardo Flores Magón. (1873-1922)

Político, periodista y dramaturgo. De nacionalidad mexicana, nacido en Oaxaca, junto con su


hermano Jesús fundó el periódico Regeneración cuya campaña en contra del gobierno y
sistema del General Díaz Provocaron su encarcelamiento. Después de salir de la cárcel,
contribuyo al periódico El Hijo del Ahuizote y de nuevo es aprehendido. Consiguiente de esto,
es movido a San Antonio Texas, donde reanuda las publicaciones de Regeneración.
Perseguidos se trasladan a San Luis Missouri donde constituyeron el Partido Liberal Mexicano
(1906).

HERMANOS SERDÁN

Revolución Mexicana dejó como resultado la creación de una constitución que garantizó la
libertad democrática y la justicia social. los campesinos pudieron tener tierras, los obreros
mejores condiciones de trabajo y todos los niños y jóvenes el acceso a una educación laica y
gratuita.
Estos cambios se lograron por miles de mujeres y hombres que arriesgaron su vida para
acabar con la dictadura de Porfirio Díaz. En Puebla, los cuatro hermanos Serdán: Aquiles,
Máximo, Carmen y Natalia fueron los primeros en seguir el llamado de Francisco I. Madero
para derrocar al dictador el 18 de noviembre de 1910, en la ciudad de Puebla.

Carmen fue la mayor, nació el mismo año en que se casaron sus papás doña Carmen y don
Manuel. Natalia fue la segunda y Aquiles el tercero. El último hermano, el más pequeño, fue
Máximo.

Los hermanos Serdán vivían en la ciudad de Puebla y eran pequeños cuando murió su papá.
La señora Serdán tuvo muchas dificultades para educar ella sola a sus hijos, y Carmen tuvo
que dejar sus clases de violín y Natalia las de piano, pero los cuatro iban a la escuela.

En vísperas de la Revolución Mexicana, la familia Serdán, participó activamente en labores de


propaganda política, en apoyo del candidato antirreleccionista don Francisco I. Madero.
Después del fraude electoral de 1910, decidieron unirse a la revolución, que fue convocada a
través del Plan de San Luis.

La policía de la ciudad de Puebla, se enteró que existía un arsenal clandestino en el domicilio


ubicado en la antigua calle de Santa Clara No. 4, casa de la familia Serdán. De inmediato se
rodeó el domicilio, y se conminó a los ocupantes a rendirse y a entregarse a las autoridades.
Sin embargo, los hermanos Aquiles, Máximo y Carmen Serdán, acompañados de una docena
de seguidores, decidieron oponerse a las autoridades y resistieron con las armas en la mano.

El tiroteo duró varias horas. Las autoridades enviaron a 400 soldados del Ejército Federal y a
100 policías, para aprehenderlos, pero la resistencia de los hermanos Serdán fue más de la
esperada. Finalmente, la casa fue ocupada por las autoridades. Carmen, su mamá y la
esposa de su hermano Aquiles, fueron remitidas a la cárcel; Máximo, junto con otros
compañeros, murieron en la refriega, y Aquiles, un día después, fue encontrado y asesinado.

Carmen Serdán continuó la lucha por la causa revolucionaria en los años siguientes. En 1913,
tras el golpe de estado de Victoriano Huerta, formó parte de la Junta Revolucionaria de
Puebla. En 1914 se entrevistó con Venustiano Carranza, primer jefe del Ejército
Constitucionalista, y apoyó su partido trabajando como enfermera en los hospitales militares.
Por su valor simbólico (fue el punto en el que tuvieron lugar los primeros combates de la
Revolución Mexicana), la casa de los Serdán se convirtió en el Museo de la Revolución de
Puebla.

JOSÉ VASCONCELOS

(José Vasconcelos Calderón; Oaxaca, 1882 - Ciudad de México, 1959) Político, pensador y
escritor mexicano. Fue el fundador del Ministerio de Educación en su país, desde el cual
desarrolló una fecunda y extraordinaria labor, lo que le mereció el sobrenombre de El maestro
de la juventud de América.
José Vasconcelos

Licenciado en derecho por la Escuela Nacional de Jurisprudencia en 1907, presidió en 1909 el


Ateneo de la Juventud, del que fue fundador. José Vasconcelos fue partidario de la
Revolución Mexicana desde sus inicios, ya que participó en el movimiento maderista como
uno de los cuatro secretarios del Centro Antirreeleccionista de México. Fue designado
codirector del periódico El Antirreeleccionista por Félix F. Palavicini. En la insurrección de
1910-11 fue secretario y sustituto de Francisco Vázquez Gómez, agente confidencial de
Francisco I. Madero en Washington, y fundador del Partido Constitucionalista Progresista.

Después del golpe de Estado de Victoriano Huerta, Venustiano Carranza lo designó agente
confidencial ante los gobiernos de Inglaterra y Francia, para tratar de evitar que éstos
otorgaran ayuda financiera al dictador. En 1914 fue nombrado director de la Escuela Nacional
Preparatoria. Huyó luego a Estados Unidos, ya que Venustiano Carranza pretendió arrestarlo
por pecar de crítico. A su regreso asistió a la Convención de Aguascalientes y desempeñó el
cargo de secretario de Instrucción Pública durante dos meses en el gabinete de Eulalio
Gutiérrez.

En 1915 se exilió en Estados Unidos. En 1920 se entrevistó con Álvaro Obregón y ofreció su
apoyo al Plan de Agua Prieta, que pretendía destituir de la presidencia de la república a
Venustiano Carranza, y así consolidar la candidatura presidencial del general Álvaro Obregón.
El presidente provisional, Adolfo de la Huerta, lo designó jefe del Departamento Universitario y
de Bellas Artes. En este cargo impuso a la Universidad Nacional el actual escudo y el lema
"Por mi raza hablará el espíritu".

Continuó en el cargo bajo la presidencia de Álvaro Obregón (1920-1924), quién lo designó


titular de la Secretaría de Educación Pública al crearse esta dependencia. Desde este puesto
impuso la educación popular, trajo a México educadores y artistas destacados, creó
numerosas bibliotecas populares y los departamentos de Bellas Artes, Escolar y de
Bibliotecas y Archivos; reorganizó la Biblioteca Nacional, dirigió un programa de publicación
masiva de autores clásicos, fundó la revista El Maestro, promovió la escuela y las misiones
rurales y propició la celebración de la primera Exposición del Libro. Durante su gestión se
encargaron murales para decorar distintos edificios públicos a los pintores José Clemente
Orozco y Diego Rivera, aunque algunos han afirmado que dichos murales tuvieron que vencer
la tenaz resistencia del ministro Vasconcelos, a cuyo entender Orozco hacía "horribles
caricaturas".

Después de la firma de los Tratados de Bucareli, José Vasconcelos condenó el asesinato del
senador Field Jurado y renunció a su puesto en la SEP. Fue candidato al gobierno de
Oaxaca, pero fue derrotado y optó por el exilio. En París y Madrid publicó la primera época de
la revista La Antorcha (1924-25). A su regreso a México fue candidato a la Presidencia de la
República por el Partido Nacional Antirreeleccionista.

Al anunciarse el triunfo del candidato oficial Pascual Ortiz Rubio (1930-1932), los
antirreeleccionistas denunciaron el fraude electoral y Vasconcelos proclamó en Sonora el Plan
de Guaymas, llamando sin éxito a un levantamiento armado. Encarcelado después de
promulgar su plan, se autodesignó "única autoridad legítima" y desconoció a las autoridades
federales, estatales y municipales que "burlan el voto público desde hace treinta años". Ya
liberado se exilió en París, donde volvió a publicar La Antorcha. A su regreso desempeñó la
dirección de la Biblioteca Nacional durante la presidencia de Manuel Ávila Camacho (1940-
1946).

La obra de José Vasconcelos

Su abundante obra literaria ha sido clasificada en cinco apartados fundamentales. En filosofía,


influido sin duda por los escritos de Schopenhauer, al que tenía en gran estima, se convirtió
en el adalid de la lucha contra el positivismo y el utilitarismo, que tan gran predicamento
habían alcanzado en América por aquel entonces.

En el ámbito filosófico, pueden mencionarse libros como Pitágoras, una teoría del ritmo
(1916), dedicado a la escuela de Pitágoras, y El monismo estético (1918) o Lógica Orgánica
(1945), que organizan un sistema fundamentado en el juicio estético, donde la belleza se
convierte en una forma superior de la realidad y el método sintético de la música pone de
relieve lo universal concreto; el mismo Vasconcelos afirmó que su doctrina filosófica era "un
monismo basado en la estética".

Vasconcelos en una imagen de 1914


Para Vasconcelos, la tarea de la filosofía consiste en coordinar todas las esferas del ser y
todas las facultades del yo, para conseguir una suprema unidad, que ya no es el Logos, sino
Armonía. El verdadero conocimiento se obtendría mediante una síntesis que coordinara
elementos y modos de aprehensión emocionales, intelectivos y místicos. Cualquier distinción
entre objeto y sujeto es sólo fenoménica. La verdad se alcanzaría en el juicio estético, por la
vía de la belleza y de la armonía.

En segundo lugar, en las obras de sociología y pedagogía, como La raza cósmica (1925) y
Bolivarismo y Monroísmo (1934), pone de relieve una concepción antropológica e histórica
que postula la formación en Latinoamérica de una raza futura, que acabará imponiendo la
forma superior de vida nacida e influida por su temperamento estético, contraponiéndola a la
de la América anglosajona. La raza cósmica, ensayo sobre la identidad americana, incluye
controvertidas ideas sobre la superioridad racial.

Un tercer y fructífero campo es el del ensayo y su dilatada labor como periodista: Gabino
Barreda y las ideas contemporáneas (1910) o Prometeo vencedor (1920). En este apartado
puede incluirse una abundantísima obra periodística, que abarca e incide en todas las
vertientes de la actualidad y la cultura. Otra faceta destacada de su actividad intelectual tuvo
como escenario los trabajos históricos, como su Breve historia de México (1937) o Hernán
Cortés, creador de la nacionalidad (1941). Dedicó volúmenes biográficos a Simón Bolívar y
Evaristo Madero.

Es en sus memorias donde se encuentra un mayor vigor literario, y es gracias a ellas que
José Vasconcelos permaneció como una presencia viva en las letras mexicanas después de
su muerte. En éstas se involucran experiencias personales, acuciosas reflexiones
conceptuales y la conciencia de haber vivido en una etapa histórica que incluyó la caída de un
añejo régimen, la lucha armada de la fuerzas revolucionarias, la consolidación de las
instituciones nacionales y la decepción provocada por los sucesivos gobiernos. El ciclo se
inicia con Ulises criollo (1935), prosigue con La tormenta (1936), avanza con El desastre
(1938) y culmina con El proconsulado (1939): los cuatro tomos se consideran un modelo del
género. El postrer volumen de su obra autobiográfica, titulado La flama, apareció
póstumamente (1959). Vasconcelos podría ser considerado un gran historiador si hubiera sido
capaz de desprenderse de su pasión incontenible en algún momento.

Autor de una reducida producción dramática, ésta se considera la parte menos relevante de
su obra, y sus piezas rara vez se escenifican por carecer de un auténtico sentido del
dinamismo teatral. Quizás la más interesante de ellas sea Los robachicos (1946). Tampoco
tiene gran peso su obra de ficción, de la que está ausente la auténtica literatura. No carecen
de encanto, sin embargo, trabajos como La sonata mágica (1933) y El viento de Bagdad
(1945).

Su ideario político

En su ideario político, inspirado en un regeneracionismo romántico antiimperialista, la


Revolución sólo cabe como (en palabras de Joaquín Cárdenas Noriega) "hombría de bien y
progreso, justicia social y dignidad humana, libre de personalismos y de charlatanería
demagógica." Por ello desconfía tanto de las clases bajas como de las altas y considera que
sólo la dirección política de las clases medias puede dar continuidad y estabilizar el proceso
revolucionario.

Así afirma: "Pertenecía Manuel Rivas, lo mismo que yo, a la clase media profesional que
inventa, posee y administra los tesoros de la cultura en todas las latitudes. Verdadera
aristocracia del espíritu. Se halla esta clase colocada entre la rudeza y la incompetencia de
los de abajo y la corrupción, el estulto egoísmo de los de arriba. Desventurado el pueblo en
que la clase nuestra no domina, no impone la orientación y el sistema. Destruir la clase
cultivada, echándole encima al indio que por sí solo no logrará sino acomodarse a ser paria
en la Texas grande que será todo México, he allí uno de los propósitos del Plan Pocho
Imperialista, y lo han estado cumpliendo metódicamente."

Este programa de regeneración de la Patria, y de América entera, tiene en la defensa de la


verdad, aun a costa del sacrificio de la vida, el destierro o la cárcel, el norte que guía, en sus
propias palabras, su acción profética: "Proclamar la verdad a la faz de los que apoyan su
dominación en la mentira, es función del profeta, más aún que la del héroe. ¡Malhaya el que
busca complacer al malvado en vez de denunciarlo! ¡Dichoso quien ve hundirse su barca en
mares de traición y de cobardía, y no desiste de condenar la injusticia, el error, el engaño! ...
Lanzada a la brega, la verdad no puede ser serena, debe ser agitada como la tempestad y
luminosa como el relámpago, firme como el rayo que derriba las torres de la soberbia del
mundo."

El gran admirador de la España colonizadora y de Hernán Cortés, y gran flagelador de lo que


considera vicios de su país, con propósitos regeneradores paralelos a los de la generación
española del 98, no se mordía nunca la lengua, como no se la mordía el español Miguel de
Unamuno: uno y otro eran filósofos, individualistas, donquijotescos y geniales.

El ilustre pensador mexicano puso de relieve las alternativas que, a su entender, puede
plantearse el continente en su ensayo ¿Qué es el comunismo? (1937), donde acaba, sin
embargo, confesando públicamente su fe católica aun sin renunciar a sus primeras influencias
intelectuales y sin que le escandalicen, en la campaña que realiza contra el imperialismo
occidental cuando la Segunda Guerra Mundial está en sus inicios (1939-1940), las
coincidencias que en su pensamiento pueden encontrarse con las tesis marxistas-leninistas.

EMILIANO ZAPATA

(San Miguel Anenecuilco, México, 1879 - Morelos, 1919) Revolucionario mexicano. En el


complejo desarrollo de la Revolución mexicana de 1910, los llamados líderes agraristas
recogieron las justas aspiraciones de las clases rurales más humildes, que se habían visto
abocadas a la miseria por una arbitraria política agraria que los desposeía de sus tierras. De
todos ellos, Emiliano Zapata sigue siendo el más admirado.

Frente a la ambición sin escrúpulos o la inconsistencia ideológica de Pancho Villa o Pascual


Orozco, y frente a una idea de revolución más ligada a la guerra por el poder que a la
transformación social, Emiliano Zapata se mantuvo fiel a sus ideales de justicia y dio absoluta
prioridad a las realizaciones efectivas. Desgraciadamente, esa misma firmeza y constancia
frente a los confusos vientos revolucionarios determinaron su aislamiento en el estado de
Morelos, donde acometió fecundas reformas desde una posición de virtual independencia que
ningún gobierno podía tolerar. Su asesinato, instigado desde la presidencia, conllevó la rápida
disolución de su obra y la exaltación del líder, que entraría en la historia como uno de los
grandes mitos revolucionarios del siglo XX.

Biografía

Miembro de una humilde familia campesina, era el noveno de los diez hijos que tuvieron
Gabriel Zapata y Cleofás Salazar, de los que sólo sobrevivieron cuatro. En cuanto a la fecha
de su nacimiento, no existe acuerdo total; la más aceptada es la del 8 de agosto de 1879,
pero sus biógrafos señalan otras varias: alrededor de 1877, 1873, alrededor de 1879 y 1883.
Emiliano Zapata trabajó desde niño como peón y aparcero y recibió una pobre instrucción
escolar. Quedó huérfano hacia los trece años, y tanto él como su hermano mayor Eufemio
heredaron un poco de tierra y unas cuantas cabezas de ganado, legado con el que debían
mantenerse y mantener a sus dos hermanas, María de Jesús y María de la Luz.

Su hermano Eufemio vendió su parte de la herencia y fue revendedor, buhonero, comerciante


y varias cosas más. En cambio, Emiliano permaneció en su localidad natal, Anenecuilco,
donde, además de trabajar sus tierras, era aparcero de una pequeña parte del terreno de una
hacienda vecina. En las épocas en que el trabajo en el campo disminuía, se dedicaba a
conducir recuas de mulas y comerciaba con los animales que eran su gran pasión: los
caballos. Cuando tenía alrededor de diecisiete años tuvo su primer enfrentamiento con las
autoridades, lo que le obligó a abandonar el estado de Morelos y a vivir durante algunos
meses escondido en el rancho de unos amigos de su familia.

Una de las causas de Revolución mexicana fue la nefasta política agraria desarrollada por el
régimen de Pofirio Díaz, cuya dilatada dictadura da nombre a todo un periodo de la historia
contemporánea de México: el Porfiriato (1876-1911). Al amparo de las inicuas leyes
promulgadas por el dictador, terratenientes y grandes compañías se hicieron con las tierras
comunales y las pequeñas propiedades, dejando a los campesinos humildes desposeídos o
desplazados a áreas casi estériles. Se estima que en 1910, año del estallido la Revolución,
más del noventa por ciento de los campesinos carecían de tierras, y que alrededor de un
millar de latifundistas daba empleo a tres millones de braceros.

Tal política condenaba a la miseria a la población rural y, aunque era un mal endémico en
todo el país, revistió particular gravedad en zonas como el estado de Morelos, donde los
grandes propietarios extendían sus plantaciones de caña de azúcar a costa de los indígenas y
los campesinos pobres. En 1909, una nueva ley de bienes raíces amenazaba con empeorar la
situación. En septiembre del mismo año, los alrededor de cuatrocientos habitantes de la aldea
de Zapata, Anenecuilco, fueron convocados a una reunión clandestina para hacer frente al
problema; se decidió renovar el concejo municipal, y se eligió como presidente del nuevo
concejo a Emiliano Zapata.

Tenía entonces treinta años y un considerable carisma entre sus vecinos por su moderación y
confianza en sí mismo; pasaba por ser el mejor domador de caballos de la comarca, y
muchas haciendas se lo disputaban. Como presidente del concejo, Zapata empezó a tratar
con letrados capitalinos para hacer valer los derechos de propiedad de sus paisanos; tal
actividad no pasó desapercibida, y posiblemente a causa de ello el ejército lo llamó a filas.
Tras un mes y medio en Cuernavaca, obtuvo una licencia para trabajar como caballerizo en
Ciudad de México, empleo en el que permaneció poco tiempo.

Emiliano Zapata (1911)

De regreso a Morelos, Emiliano Zapata retomó la defensa de las tierras comunales. En


Anenecuilco se había iniciado un litigio con la hacienda del Hospital, y los campesinos no
podían sembrar en las tierras disputadas hasta que los tribunales resolvieran. Emiliano Zapata
tomó su primera decisión drástica: al frente de un pequeño grupo armado, ocupó las tierras
del Hospital y las distribuyó entre los campesinos. La atrevida acción tuvo resonancia en los
pueblos cercanos, pues en todas partes se daban situaciones similares; Zapata fue designado
jefe de la Junta de Villa de Ayala, localidad que era la cabeza del distrito al que pertenecía su
pueblo natal.

La Revolución mexicana

La política agraria y las abismales desigualdades sociales que trajo consigo el Porfiriato
figuran entre las causas profundas de la Revolución mexicana, pero su detonante inmediato
fue la decisión de Porfirio Díaz de presentarse a las elecciones de 1910. Tales "elecciones"
eran en realidad una farsa pseudodemocrática para prolongar otros seis años su mandato; el
viejo dictador, tras reprimir y eliminar la libertad de prensa y cualquier atisbo de disidencia
política, mantenía el formalismo de hacerse reelegir periódicamente.

Francisco I. Madero, fundador del Partido Antirreeleccionista (formación política que aspiraba
precisamente a interrumpir esa perpetuación), había presentado su candidatura a la
elecciones de 1910, pero fue perseguido y obligado a exiliarse. Comprendiendo la inutilidad
de la vía democrática, Francisco Madero lanzó desde el exilio el Plan de San Luis, proclama
política en la que llamaba al pueblo mexicano a alzarse en armas contra el dictador el 20 de
noviembre de 1910, fecha de inicio de la Revolución mexicana. La clave del éxito de su
llamamiento en las zonas rurales radicaba en el punto tercero del Plan, que contemplaba la
restitución a los campesinos de las tierras de que habían sido despojados durante el
Porfiriato.

En Morelos, muchos se sumaron de inmediato a la insurrección; no fue el caso, sin embargo,


de Zapata. No confiaba plenamente en las promesas del Plan de San Luis, y quería
previamente ver reconocidos y legitimados con nombramientos los repartos de tierras que
había efectuado al frente de la Junta de Villa de Ayala. Para la dirección del levantamiento en
Morelos, Francisco Madero escogió a Pablo Torres Burgos; tras ser nombrado coronel por
Pablo Torres, Zapata se adhirió al Plan de San Luis y en marzo de 1911, a la muerte de
Torres, fue designado «jefe supremo del movimiento revolucionario del Sur».

Con ese rango tomó en mayo la ciudad de Cuautla, punto de partida para extender su poder
sobre el estado, y procedió a distribuir las tierras en la zona que controlaba. En el resto del
país, mientras tanto, se extendía y triunfaba rápidamente la Revolución: el ejército del dictador
fue derrotado en apenas seis meses. En mayo de 1911, Porfirio Díaz partió al exilio después
de traspasar el poder a Francisco León de la Barra, que asumió interinamente la presidencia
(mayo-noviembre de 1911) hasta la celebración de las elecciones.

El Plan de Ayala

Tras la caída de la dictadura de Porfirio Díaz, y ya durante la presidencia interina de León de


la Barra, surgieron prontamente las discrepancias entre Zapata, quien reclamaba el inmediato
reparto de las tierras de las haciendas entre los campesinos, y Francisco Madero, que por su
parte exigía el desarme de las guerrillas. Finalmente, Zapata aceptó el licenciamiento y
desarme de sus tropas, con la esperanza de que la elección de Madero como presidente
abriera las puertas a la reforma.

Pero, pese al triunfo revolucionario, buena parte de la maquinaria del régimen seguía en
manos de antiguos porfiristas (comenzando por León de la Barra), que ocupaban altos cargos
en la administración y en el teóricamente vencido ejército. Cuando, en julio de 1911, gran
parte de los zapatistas habían entregado las armas, empezó el acoso del ejército sobre los
campesinos y luego sobre el propio Zapata, que escapó por poco a su detención; a lo largo de
aquel verano, las tropas gubernamentales echaron por tierra la obra de Zapata, pero su
acción unió en su contra a los campesinos que, tomando de nuevo las armas, recuperaron
posiciones y resultaron a la postre fortalecidos.

En noviembre de 1911, Francisco I. Madero resultó elegido y accedió a la presidencia (1911-


1913). Zapata esperaba que el nuevo gobierno asumiría sus compromisos en materia agraria;
pero Madero, sometido a la presión del ejército y de los sectores reaccionarios, hubo de exigir
de nuevo la entrega de las armas. Ante el fracaso de nuevas conversaciones, Zapata elaboró
en noviembre del mismo año el Plan de Ayala, en el que declaraba a Madero incapaz de
cumplir los objetivos de la revolución (particularmente, la reforma agraria) y anunciaba la
expropiación de un tercio de las tierras de los terratenientes a cambio de una compensación,
si se aceptaba, y por la fuerza en caso contrario. Los que se adhirieron al plan, que eligieron
como jefe de la revolución a Pascual Orozco, enarbolaron la bandera de la reforma agraria
como prioridad y solicitaron la renuncia del presidente.

El resultado de ello fueron nuevos y continuos enfrentamientos armados; las fuerzas


gubernamentales obligaron a Zapata a retirarse a Guerrero; el gobierno controlaba las
ciudades, y la guerrilla se fortalecía en las áreas rurales. Pero ni la brutalidad inicial ni los
gestos reformistas encaminados a restarle apoyo lograrían debilitar el movimiento zapatista.

Contra Huerta y Carranza

Atrapado entre los revolucionarios agraristas y los porfiristas reaccionarios, e incapaz de


satisfacer a nadie, el presidente legítimo difícilmente podía sostenerse durante mucho tiempo.
Madero cayó víctima de la traición de un antiguo militar porfirista, Victoriano Huerta, general
de su confianza prestigiado por su victoria sobre Pascual Orozco. En febrero de 1913, con el
apoyo de Estados Unidos, Huerta derrocó a Madero (al que mandó ejecutar) e instauró una
férrea dictadura contrarrevolucionaria (1913-1914). Con Huerta en el poder, los ataques del
ejército gubernamental sobre los zapatistas se recrudecieron, pero sin éxito. Nombrado jefe
de la revolución en detrimento de Orozco, que había sido declarado traidor, Emiliano Zapata
frenó la ofensiva huertista y fortaleció su posición en el estado de Morelos.

Mientras tanto, en el resto del país, la traición del usurpador Huerta suscitó el unánime
rechazo de los revolucionarios. El gobernador de Coahuila, Venustiano Carranza, se erigió en
el líder de los constitucionalistas, cuyo primer objetivo era expulsar a Huerta y restablecer la
legalidad constitucional; Carranza obtuvo el apoyo de Pancho Villa, que lideraba a los
revolucionarios agraristas del norte. Entre ambos lograron derrotar a Victoriano Huerta en julio
de 1914.

El apoyo de Zapata había sido más tácito que efectivo, pues exigía a Carranza la aceptación
del Plan de Ayala, que no llegó a producirse. Por otra parte, las campañas contra Huerta
habían provocado numerosas fricciones entre figuras de tan distinto ideario y condición como
Venustiano Carranza, un político procedente de la abogacía, y Pancho Villa, un popular
bandolero convertido en revolucionario. Vencido Huerta, el país quedaba en manos de tres
dirigentes escasamente afines.

Pancho Villa y Emiliano Zapata en el Palacio Presidencial (1914)

Venustiano Carranza aspiraba a asumir la presidencia y continuar la labor reformista de


Madero. Consciente de las dificultades, convocó una convención en busca de acuerdos, pero
sólo logró unir, momentáneamente, a los agraristas: en la Convención de Aguascalientes
(octubre de 1914) se concretó la alianza de Zapata y Pancho Villa, representantes del
revolucionarismo agrario, contra Carranza, de tendencia moderada. Carranza no tuvo más
remedio que abandonar la recientemente ocupada Ciudad de México y retirarse a Veracruz,
donde estableció su propio gobierno.

Poco después, en noviembre de 1914, Zapata y Villa entraron en la capital, pero su


incapacidad política para dominar el aparato del Estado y las diferencias que surgieron entre
los dos caudillos, a pesar de que Villa había aceptado el plan de Ayala, alentaron la reacción
de Carranza. La ambición de Villa produjo la ruptura casi inmediata de su coalición con
Zapata, el cual se retiró a Morelos y concentró su acción en la reconstrucción de su estado,
que vivió dieciocho meses de auténtica paz y revolución agraria mientras luchaban villistas y
carrancistas.

El aporte de algunos intelectuales, como Antonio Díaz Soto y Gama y Rafael Pérez Taylor, dio
solidez ideológica al movimiento agrarista, y ello permitió a los zapatistas organizar
administrativamente el espacio que controlaban. En este sentido, el gobierno de Zapata creó
comisiones agrarias, estableció la primera entidad de crédito agrario en México e intentó
convertir la industria del azúcar de Morelos en una cooperativa. William Gates, enviado de
Estados Unidos, destacó el orden de la zona controlada por Zapata frente al caos de la zona
ocupada por los carrancistas

Sin embargo, la guerra proseguía; en 1915, la derrota de Villa permitió que Carranza centrara
sus ataques contra Zapata, que por su dedicación exclusiva a Morelos carecía de proyección
nacional. En febrero de 1916, Zapata autorizó conversaciones entre representantes suyos y el
general Pablo González, a quien Carranza había encomendado la recuperación de Morelos.
Estas conversaciones terminaron en fracaso y, al frente de sus tropas, González se adentró
en Morelos. En junio de 1916 tomó el cuartel general de Zapata, el cual reanudó la guerra de
guerrillas y logró recuperar el control de su estado en enero de 1917.

Emiliano Zapata

Tras esta nueva victoria, Zapata, que preveía erróneamente la inmediata caída de Carranza,
llevó a la práctica un conjunto de avanzadas medidas políticas, agrarias y sociales, tanto para
incrementar su base en Morelos como para buscar apoyos en el resto de México. En
diciembre de 1917, Carranza ordenó a Pablo González una nueva ofensiva, que tomó ahora
otro talante, buscando la negociación y la aceptación de las nuevas leyes del gobierno, pero
los avances fueron exiguos.

Ante la imposibilidad de acabar con el movimiento y la amenaza que Zapata suponía para el
gobierno federal (en la medida en que radicales de otros estados podían seguir su ejemplo),
Carranza y González urdieron un plan para asesinar a Zapata. Haciéndole creer que iba a
pasarse a su bando y que les entregaría municiones y suministros, el coronel Jesús Guajardo,
que dirigía las operaciones gubernamentales contra él, logró atraer a Zapata a un encuentro
secreto en la hacienda de Chinameca, en Morelos. Cuando Zapata, acompañado de diez
hombres, entró en la hacienda, los soldados que fingían presentarles armas lo acribillaron a
quemarropa.

Pablo González trasladó el cuerpo a Cuautla y ordenó fotografiar y filmar el cadáver para
evitar que se dudase de su muerte. Pero, igualmente, muchos de sus paisanos y
correligionarios no creyeron que hubiera muerto. Unos decían que era demasiado listo para
caer en la trampa y que había enviado a un doble; otros encontraban a faltar una
característica en el cadáver exhibido.

Genovevo de la O sucedió al fallecido líder al frente del movimiento, pero la guerrilla perdió de
inmediato su fuerza e independencia política al apoyar a Álvaro Obregón, que derrocó a
Carranza y asumió la presidencia (1920-1924). Aunque varios de los principios del
movimiento zapatista fueron formalmente recogidos en las primeras legislaciones
revolucionarias mexicanas (empezando por la Constitución de 1917), ni Venustiano Carranza
ni sus sucesores, que ejercerían la presidencia a la sombra del influyente Plutarco Elías
Calles, los llevarían a sus últimas consecuencias; hubo que esperar a la llegada de un
estadista de la talla de Lázaro Cárdenas (1934-1940) para asistir a decididas políticas de
redistribución de la propiedad agrícola.

SOR JUANA INÉS DE LA CRUZ

(Juana Inés de Asbaje y Ramírez; San Miguel de Nepantla, actual México, 1651 - Ciudad de
México, id., 1695) Escritora mexicana, la mayor figura de las letras hispanoamericanas del
siglo XVII. La influencia del barroco español, visible en su producción lírica y dramática, no
llegó a oscurecer la profunda originalidad de su obra. Su espíritu inquieto y su afán de saber
la llevaron a enfrentarse con los convencionalismos de su tiempo, que no veía con buenos
ojos que una mujer manifestara curiosidad intelectual e independencia de pensamiento.

Biografía

Niña prodigio, aprendió a leer y escribir a los tres años, y a los ocho escribió su primera loa.
En 1659 se trasladó con su familia a la capital mexicana. Admirada por su talento y
precocidad, a los catorce fue dama de honor de Leonor Carreto, esposa del virrey Antonio
Sebastián de Toledo. Apadrinada por los marqueses de Mancera, brilló en la corte virreinal de
Nueva España por su erudición, su viva inteligencia y su habilidad versificadora.

Sor Juana Inés de la Cruz

Pese a la fama de que gozaba, en 1667 ingresó en un convento de las carmelitas descalzas
de México y permaneció en él cuatro meses, al cabo de los cuales lo abandonó por problemas
de salud. Dos años más tarde entró en un convento de la Orden de San Jerónimo, esta vez
definitivamente. Dada su escasa vocación religiosa, parece que Sor Juana Inés de la Cruz
prefirió el convento al matrimonio para seguir gozando de sus aficiones intelectuales: «Vivir
sola... no tener ocupación alguna obligatoria que embarazase la libertad de mi estudio, ni
rumor de comunidad que impidiese el sosegado silencio de mis libros», escribió.

Su celda se convirtió en punto de reunión de poetas e intelectuales, como Carlos de Sigüenza


y Góngora, pariente y admirador del poeta cordobés Luis de Góngora (cuya obra introdujo en
el virreinato), y también del nuevo virrey, Tomás Antonio de la Cerda, marqués de la Laguna,
y de su esposa, Luisa Manrique de Lara, condesa de Paredes, con quien le unió una profunda
amistad. En su celda también llevó a cabo experimentos científicos, reunió una nutrida
biblioteca, compuso obras musicales y escribió una extensa obra que abarcó diferentes
géneros, desde la poesía y el teatro (en los que se aprecia, respectivamente, la influencia de
Luis de Góngora y Calderón de la Barca), hasta opúsculos filosóficos y estudios musicales.

Perdida gran parte de esta obra, entre los escritos en prosa que se han conservado cabe
señalar la Respuesta a Sor Filotea de la Cruz. El obispo de Puebla, Manuel Fernández de la
Cruz, había publicado en 1690 una obra de Sor Juana Inés, la Carta athenagórica, en la que
la religiosa hacía una dura crítica al «sermón del Mandato» del jesuita portugués António
Vieira sobre las «finezas de Cristo». Pero el obispo había añadido a la obra una «Carta de Sor
Filotea de la Cruz», es decir, un texto escrito por él mismo bajo ese pseudónimo en el que,
aun reconociendo el talento de Sor Juana Inés, le recomendaba que se dedicara a la vida
monástica, más acorde con su condición de monja y mujer, antes que a la reflexión teológica,
ejercicio reservado a los hombres.

En la Respuesta a Sor Filotea de la Cruz (es decir, al obispo de Puebla), Sor Juana Inés de la
Cruz da cuenta de su vida y reivindica el derecho de las mujeres al aprendizaje, pues el
conocimiento «no sólo les es lícito, sino muy provechoso». La Respuesta es además una
bella muestra de su prosa y contiene abundantes datos biográficos, a través de los cuales
podemos concretar muchos rasgos psicológicos de la ilustre religiosa. Pero, a pesar de la
contundencia de su réplica, la crítica del obispo de Puebla la afectó profundamente; tanto que,
poco después, Sor Juana Inés de la Cruz vendió su biblioteca y todo cuanto poseía, destinó lo
obtenido a beneficencia y se consagró por completo a la vida religiosa.

Murió mientras ayudaba a sus compañeras enfermas durante la epidemia de cólera que asoló
México en el año 1695. La poesía del Barroco alcanzó con ella su momento culminante, y al
mismo tiempo introdujo elementos analíticos y reflexivos que anticipaban a los poetas de la
Ilustración del siglo XVIII. Sus obras completas se publicaron en España en tres volúmenes:
Inundación castálida de la única poetisa, musa décima, Sor Juana Inés de la Cruz (1689),
Segundo volumen de las obras de Sor Juana Inés de la Cruz (1692) y Fama y obras
póstumas del Fénix de México (1700), con una biografía del jesuita P. Calleja.

La poesía de Sor Juana Inés de la Cruz

Aunque su obra parece inscribirse dentro del culteranismo de inspiración gongorina y en


ocasiones en el conceptismo de Quevedo, tendencias características del barroco, el ingenio y
originalidad de Sor Juana Inés de la Cruz la han colocado por encima de cualquier escuela o
corriente particular. Ya desde la infancia demostró gran sensibilidad artística y una infatigable
sed de conocimientos que, con el tiempo, la llevaron a emprender una aventura intelectual y
artística a través de disciplinas tales como la teología, la filosofía, la astronomía, la pintura, las
humanidades y, por supuesto, la literatura, que la convertirían en una de las personalidades
más complejas y singulares de las letras hispanoamericanas.

En la poesía de Sor Juana Inés de la Cruz hallamos numerosas y elocuentes composiciones


profanas (redondillas, endechas, liras y sonetos), entre las que destacan las de tema
amoroso, como los sonetos que comienzan con "Esta tarde, mi bien, cuando te hablaba" y
"Detente, sombra de mi bien esquivo". En "Rosa divina que en gentil cultura" desarrolla el
mismo motivo de dos célebres sonetos de Góngora y de Calderón, no quedando inferior a
ninguno de ambos. También abunda en ella aquella temática ascética y mística que desde el
renacimiento español había cuajado en obras cimeras como las de Fray Luis de León y San
Juan de la Cruz; en este grupo, la fervorosa espiritualidad de Juana se combina con la
hondura de su pensamiento, tal como sucede en el caso de "A la asunción", delicada pieza
lírica en honor a la Virgen María.
Sor Juana empleó las redondillas para disquisiciones de carácter psicológico o didáctico en
las que analiza la naturaleza del amor y sus efectos sobre la belleza femenina, o bien
defiende a las mujeres de las acusaciones de los hombres, como en las célebres "Hombres
necios que acusáis". Los romances se aplican, con flexibilidad discursiva y finura de
notaciones, a temas sentimentales, morales o religiosos (son hermosos por su emoción
mística los que cantan el Amor divino y a Jesucristo en el Sacramento). Entre las liras es
célebre la que expresa el dolor de una mujer por la muerte de su marido ("A este peñasco
duro"), de gran elevación religiosa.

Mención aparte merece Primero sueño, poema en silvas de casi mil versos escritos a la
manera de las Soledades de Góngora en el que Sor Juana describe, de forma simbólica, el
impulso del conocimiento humano, que rebasa las barreras físicas y temporales para
convertirse en un ejercicio de puro y libre goce intelectual. El poema es importante además
por figurar entre el reducido grupo de composiciones que escribió por propia iniciativa, sin
encargo ni incitación ajena. El trabajo poético de la monja se completa con varios hermosos
villancicos que en su época gozaron de mucha popularidad.

El teatro y la prosa

En el terreno de la dramaturgia escribió una comedia de capa y espada de estirpe


calderoniana, Los empeños de una casa, que incluye una loa y dos sainetes, entre otras
intercalaciones, con predominio absoluto del octosílabo; y el juguete mitológico-galante Amor
es más laberinto, pieza más culterana cuyo segundo acto es al parecer obra del licenciado
Juan de Guevara. Compuso asimismo tres autos sacramentales: San Hermenegildo, El cetro
de San José y El divino Narciso; en este último, el mejor de los tres, se incluyen villancicos de
calidad lírica excepcional. Aunque la influencia de Calderón resulta evidente en muchos de
estos trabajos (como la de Lope de Vega en su compatriota Juan Ruiz de Alarcón), la claridad
y belleza del desarrollo posee un acento muy personal.

La prosa de la autora es menos abundante, pero de pareja brillantez. Esta parte de su obra se
encuentra formada por textos devotos como la célebre Carta athenagórica (1690), y sobre
todo por la Respuesta a Sor Filotea de la Cruz (1691), escrita para contestar a la exhortación
que le había hecho (firmando con ese seudónimo) el obispo de Puebla para que frenara su
desarrollo intelectual. Esta última constituye una fuente de primera mano que permite conocer
no sólo detalles interesantes sobre su vida, sino que también revela aspectos de su perfil
psicológico. En ese texto hay mucha información relacionada con su capacidad intelectual y
con lo que el filósofo Ramón Xirau llamó su "excepcionalísima apetencia de saber", aspecto
que la llevó a interesarse también por la ciencia, como lo prueba el hecho de que en su celda,
junto con sus libros e instrumentos musicales, había también mapas y aparatos científicos.
De menor relevancia resultan otros escritos suyos acerca del Santo Rosario y la Purísima, la
Protesta que, rubricada con su sangre, hizo de su fe y amor a Dios y algunos documentos.
Pero también en la prosa encuentra ocasión la escritora para adentrarse por las sendas más
oscuras e intrincadas, siempre con su brillantez característica, como vemos en su Neptuno
Alegórico, redactado con motivo de la llegada del virrey conde de Paredes.

A causa de la reacción neoclásica del siglo XVIII, la lírica de Sor Juana cayó en el olvido,
pero, ya mucho antes de la posterior revalorización de la literatura barroca, su obra fue
estudiada y ocupó el centro de una atención siempre creciente; entre los estudios modernos,
es obligado mencionar el que le dedicó el gran poeta y ensayista mexicano Octavio Paz. La
renovada fortuna de sus versos podría adscribirse más al equívoco de la interpretación
biográfica de su poesía que a una valoración puramente estética. Ciertamente es
desconcertante la figura de esta poetisa que, a pesar de ser hermosa y admirada, sofoca bajo
el hábito su alma apasionada y su rica sensibilidad sin haber cumplido los veinte años. Pero la
crítica moderna ha deshecho la romántica leyenda de la monja impulsada al claustro por un
desengaño amoroso, señalando además como indudable que su silencio final se debió a la
presión de las autoridades eclesiásticas.

También podría gustarte