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El documento es un diálogo entre Dios y una persona donde Dios busca un hogar para su hijo. Dios le pide alquilar algunas habitaciones de la vida de la persona, a lo que accede dejarle dos habitaciones. Luego Dios pide más espacio y la persona duda en dárselo, pero Dios asegura que al darle toda la casa a su hijo, la persona tendría más espacio del que ha tenido. La persona queda pensativa ante la propuesta.
El documento es un diálogo entre Dios y una persona donde Dios busca un hogar para su hijo. Dios le pide alquilar algunas habitaciones de la vida de la persona, a lo que accede dejarle dos habitaciones. Luego Dios pide más espacio y la persona duda en dárselo, pero Dios asegura que al darle toda la casa a su hijo, la persona tendría más espacio del que ha tenido. La persona queda pensativa ante la propuesta.
El documento es un diálogo entre Dios y una persona donde Dios busca un hogar para su hijo. Dios le pide alquilar algunas habitaciones de la vida de la persona, a lo que accede dejarle dos habitaciones. Luego Dios pide más espacio y la persona duda en dárselo, pero Dios asegura que al darle toda la casa a su hijo, la persona tendría más espacio del que ha tenido. La persona queda pensativa ante la propuesta.
El Padre llama a la puerta buscando un hogar para su actitud de Dios?
hijo. o ¿Tú le alquilarías una - El alquiler es barato, de verdad –le digo. -No quiero alquilarlo, quiero comprarlo –dice Dios. habitación de tu vida -No sé si querré venderlo, pero puedes entrar y echarle a Dios? un vistazo. -Sí, voy a verlo –dice Dios. o ¿Cómo puede ser que -Te podría dejar una o dos habitaciones. uno tengo más espacio -Me gusta –dice Dios-. Voy a tomar las dos. Quizá deci- si pierde espacio? das algún día darme más. Puedo esperar. -Me gustaría dejarte más, pero me resulta algo difícil; necesito cierto espacio para mí. -Me hago cargo –dice Dios-, pero aguardaré. Lo que he “Mira que estoy a la puerta visto me gusta. llamando. Si alguien escucha -Bueno, quizá te pueda de- mi llamada y abre la puerta, entraré en tu casa y cenare- jar otra habitación. En rea- mos juntos”. (Ap 3,20) lidad, yo no necesito tanto. -Gracias –dice Dios-. La to- mo. Me gusta lo que he vis- to. -Me gustaría dejarte toda la Vengo a ti para que me casa, pero tengo mis dudas. acaricies -Piénsalo –dice Dios-. Yo no Antes de comenzar el día. te dejaría fuera. Tu casa se- Que tus ojos se posen un mo- ría mía y mi hijo viviría en mento sobre mis ojos. ella. Y tú tendrías más espa- cio del que has tenido nun- Que acuda a mi trabajo ca. sabiendo -No entiendo lo que me es- Que me acompañas, Amigo tás pidiendo. mío. -Ya lo sé –dice Dios-, pero ¡Pon tu música en mí no puedo explicártelo. Ten- Mientras atravieso el de- drás que descubrirlo por tu sierto de mi ruido! cuenta. Y esto sólo puede suceder si le dejas a él toda Que el destello de la casa. tu Amor -Un poco arriesgado, ¿no? Bese las cumbres de mis -Así es –dice Dios-, pero pensamientos ponme a prueba. Y se detenga en el valle de -Me lo pensaré. Me pondré mi vida, en contacto contigo. Donde madura la cosecha. -Puedo esperar –dice Dios-. Lo R. Tagore que he visto me gusta.