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intercultural
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HÉCTOR S. MELERO
INTRODUCCIÓN
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Una vez comentados los resultados, buscad un acuerdo en torno a las ideas que delimitan
el enfoque intercultural.
A continuación visionad este diálogo en torno al mismo disponible en Canal UNED
https://canal.uned.es/serial/index/hash/44ba1d022ff64c3e9281781b13d0eef9
Discutid cuáles son las ideas fundamentales y elaborad un escrito formalizando una
delimitación de lo que significa el enfoque intercultural en educación.
Información
En este contexto, la diversidad cultural no debe confundirse con las categorías sociales
que utilizamos para clasificar a las personas, ya sea la nacionalidad, edad, religión, clase
social, lengua, género, etc. Estas etiquetas contribuyen a legitimar la desigualdad y la
discriminación cuando son utilizadas para estigmatizar a determinados grupos. Estas etiquetas
no nos ayudan a conocer a las personas, no nos dicen nada de la persona en sí misma. La
diversidad cultural siempre se manifiesta en la relación, en la comunicación entre las personas
pues es ahí donde se da sentido a lo que nos sucede, a lo que pensamos. Es en esa relación
personal donde construimos significados compartidos, donde construimos lo cultural. La
convivencia se da entre personas y no entre culturas.
El enfoque intercultural se propone como mirada que nos permite comprender la compleja
articulación entre diversidad cultural e igualdad y justicia social en educación. Se reconoce la
diversidad humana como normalidad, se sitúa la diversidad cultural en el foco de la reflexión
sobre educación y se asume el compromiso ético del educador por la equidad y la justicia
social. La igualdad alude a una sociedad libre de dominación; a la igualdad de derechos y de
dignidad entre personas que se reconocen diversas. No más temor reverencial ni besamanos,
no más esclavos, no más servilismos (Walzer, 2001). La defensa de la justicia social significa
reducir la injusticia allí donde se produzca y promover la justicia en situaciones concretas
(Amartya Sen, 2009).
En educación, la diversidad humana a la que nos referimos siempre es diversidad cultural
ya que alude a cómo las características de cada persona o grupo se manifiestan en la relación
entre ellos. En educación no es relevante un diagnóstico biológico o médico sobre un niño,
joven o adulto. Por ejemplo, no es relevante la sordera o la dislexia como tales; lo relevante a
tener en cuenta en educación es cómo se manifiesta, relaciona y comunica una persona
determinada. Lo importante es estar atento a cómo una persona con sus características se
relaciona, comunica y aprende en un contexto social. La diversidad cultural no debe
confundirse con las categorías sociales que utilizamos para clasificar a las personas, ya sea la
nacionalidad, edad, religión, clases social, lengua, género, capacidad, etc. Estas etiquetas
contribuyen a legitimar la desigualdad y la discriminación cuando son utilizadas para
estigmatizar a determinados grupos. Estas etiquetas no nos ayudan a conocer a las personas, no
nos dicen nada de la persona en sí misma. La diversidad cultural siempre se manifiesta en la
relación, en la comunicación entre las personas pues es ahí donde se da sentido a lo que nos
sucede, a lo que pensamos. Es en esa relación personal donde construimos significados
compartidos, donde construimos lo cultural. La convivencia se da siempre entre personas; no
entre culturas.
El enfoque intercultural se propone como metáfora de la diversidad. Esto es, como mirada
que contempla y permite pensar la diversidad y, por ende, la complejidad de las situaciones
sociales y educativas. Recurrimos a la idea de metáfora porque nos ayuda a comprender cómo
la forma en que pensamos las cosas nos hace hacer y decir unas cosas y no otras. Así, algunas
metáforas con las que pensamos lo que sucede a nuestro alrededor ayudan a legitimar el actual
orden de cosas y contribuyen a deslegitimar otros órdenes posibles. Esto sucede en el ámbito
educativo, ya sea en las escuelas o fuera de ellas.
«... en cierta enciclopedia china está escrito que los animales se dividen en a) pertenecientes al
Emperador, b) embalsamados, c) amaestrados, d) lechones, e) sirenas, f) fabulosos, g) perros sueltos, h)
incluidos en esta clasificación, i) que se agitan como locos, j) innumerables, k) dibujados con un pincel
finísimo de pelo de camello, l) etcétera, m) que acaban de romper el jarrón, n) que de lejos parecen moscas.
En el asombro de esta taxonomía, lo que se ve de golpe, lo que, lo que se nos muestra como encanto exótico
de otro pensamiento, es el límite del nuestro: la imposibilidad de pensar esto» (Foucault, 1997:25).
La reflexión que se propone es acerca de cómo las metáforas con las que pensamos lo
educativo condicionan nuestras acciones y discursos, la forma en que clasificamos y
ordenamos, la manera en que imaginamos cómo los acontecimientos y las personas se vinculan
(o no). Se configura el enfoque intercultural como enfoque teórico que funciona como metáfora
en cuanto que nos permite pensar la diversidad humana y formular vías alternativas de acción
y pensamiento en educación. Lo intercultural como forma de pensar lo complejo, es decir, lo
diverso, implica distinguir diversidad de diferencia y lo cultural de la cultura.
«La lógica de la diferencia se inscribe en el marco de una lógica monódica que aísla las entidades desde
el punto de vista de una relación no igualitaria. La diferencia no se manifiesta en el plano de las realidades
sino en el de los símbolos. La diferencia legitima la distancia, incluso el rechazo» (Abdallah-Pretceille,
2006:14).
Imágenes de fractales
El fractal se utiliza como metáfora del enfoque intercultural frente a otros que se han
utilizado como son la ensalada, el puzzle, el «melting pot», el mosaico, etc. Estos últimos son
más adecuados para aludir a enfoques culturalistas y multiculturalistas. Si adoptamos la
metáfora fractal para aludir al enfoque intercultural es porque da prioridad a la relación sobre
los sujetos o entidades aisladas. Son las áreas culturales, las fracturas entre ellas, las
desviaciones y mestizajes, los híbridos, los caminos cruzados, los que son portadores de
sentido (Abdallah-Pretceille, 2006).
En la práctica educativa, nuestra propuesta es muy ambiciosa ya que, por un lado, compete
a todas las decisiones que tienen que ver con lo educativo, y por otro reclama un cambio en la
concepción de las relaciones sociales. El educador no debe detenerse tanto sobre la cultura
como determinante de comportamientos sino sobre la manera en que la persona utiliza los
rasgos culturales para decir y decirse, para expresarse verbal, corporal, social y
personalmente. La igualdad de oportunidades y recursos implica que todas las habilidades,
talentos y experiencias de los estudiantes tienen que tomarse como un punto de partida válido
para construir procesos de enseñanza y aprendizaje valiosos para todos y no solo para
algunos. Algunas cuestiones se convierten en muy relevantes en toda situación educativa:
¿quiénes componen el grupo?, ¿quiénes se educan juntos?, ¿quiénes son segregados?, ¿cómo se
garantiza el reconocimiento de la dignidad de cada uno?, ¿qué resultados se alcanzan con
todos y cada uno de los estudiantes? Si no se plantean y responden estas cuestiones, las
iniciativas que parecen interculturales se pueden convertir en un subterfugio de la desigualdad,
una coartada que nos permite seguir evitando poner en práctica iniciativas genuinas de respeto
a la diversidad cultural, para seguir celebrando superficialmente las diferencias desde una
perspectiva «folklórica» o «turística».
Por eso resulta útil indicar lo que NO es educación intercultural (Guía INTER, 2005):
• Celebrar aisladamente las diferencias, por ejemplo las llamadas «semanas
interculturales», «días gastronómicos», «días de la Paz», etc.
• Clasificar a determinados grupos como «los otros» y eludir la posibilidad de
conocerlos mejor en un plano de igualdad.
• Buscar recetas para solucionar problemas o para dirigirse a los grupos clasificados
como «los otros».
• Confeccionar programas educativos aislando grupos específicos, como ocurre en las
clases compensatorias.
• Tratar de incluir en clase a alumnos de distintos orígenes sin promover activamente
relaciones positivas con ellos.
• ¡Evitar conflictos! Los conflictos son parte de nuestra vida cotidiana; de lo que se trata
es de manejarlos apropiadamente, ser conscientes de nuestros sesgos, y aprender
activamente a luchar contra la discriminación y los prejuicios que todos empleamos a
diario.
Frente a esto, la educación intercultural nos plantea un análisis más profundo pues nos
exige revisar nuestras ideas sobre qué significa aprender y enseñar.
Es un buen momento para recordar los resultados de la actividad de debate con la que se
inició este capítulo. ¿Cuál fue la imagen final consensuada por cada grupo?, ¿en qué medida
coincide o se aleja de lo expuesto hasta ahora en el capítulo?
En la medida en que se pone el acento menos sobre la forma, la cultura, y más sobre la
persona que actúa y por lo tanto interactúa, estamos en el ámbito de la práctica. La toma en
consideración de la cultura no se limita a la introducción de una variable suplementaria sino
que impone mostrar el funcionamiento instrumental de la cultura, por oposición a su valor de
determinación y modelado (Abdallah-Pretceille, 2006:6). Es decir, lo cultural siempre está
presente en toda práctica educativa; pero a priori no sabemos cómo se va a manifestar. Se trata
de comprender cómo se crea lo cultural en realidades complejas. No nos detenemos a pensar
en la cultura como determinante de comportamientos sino sobre la manera en que cada persona
utiliza los rasgos culturales para decir y decirse, para expresarse verbalmente, corporalmente,
socialmente, personalmente. Desde estas asunciones iniciales, cuestionamos completamente
las prácticas educativas basadas en la idea de culturas cerradas, fijas y determinantes. Por el
contrario, consideramos la educación como un proceso activo por parte del que aprende y que
tiene lugar en un contexto social. Un proceso que traslada a las personas más allá de los
factores que les condicionan como seres humanos. La capacidad de trascender estos factores
condicionantes es una de las ventajas obvias de los seres humanos (Freire, 1970). Y en esto
consiste nuestra capacidad de educación.
La capacidad de los seres humanos para intervenir, comparar, juzgar, decidir, elegir, desestimar, hace
posible los actos de grandeza, de dignidad y, al mismo tiempo, también de lo impensable en términos de
indignidad… Lo que me gusta de ser una persona con todas mis limitaciones es que soy capaz de darme
cuenta de que existen, de que estoy «incompleto» y esta conciencia sobre la limitación, además de permitirme
ir más allá, establece la diferencia entre una existencia ilimitada y otra determinada. [La conciencia de la
limitación] es natural porque el no estar completo forma parte de la vida misma que, además de hombres y
mujeres, incluye los cerezos de mi jardín y los pájaros que cantan en sus ramas…No es la Educación lo que
nos hace educables, sino nuestra conciencia de estar incompletos (Freire, 1970:36).
Tanto para enseñar como para aprender desde una perspectiva intercultural, podemos
utilizar las ideas y los presupuestos de dos movimientos educativos importantes que desafían
los paradigmas tradicionales de las teorías de enseñanza y aprendizaje: la Filosofía de la
Nueva Educación, tal y como fue conceptualizada por Dewey (se incluye en el currículo de
muchos cursos de formación de profesores, aunque generalmente con un enfoque teórico e
histórico, rara vez aplicada a la práctica), y la Pedagogía crítica, basada en las enseñanzas de
Paulo Freire y desarrolladas posteriormente por numerosos educadores críticos. Con respecto
al primero, al formular la filosofía de la educación implícita en las prácticas de la Nueva
Educación, Dewey (1938) subraya los siguientes principios, en contraste con las prácticas
tradicionales:
— Expresión y desarrollo de la individualidad, en oposición a las imposiciones desde
arriba
— Actividad libre, en contraste con la disciplina externa
— Aprendizaje a través de la experiencia, al contrario que aprendizaje a partir de textos
y profesores
— Los contenidos se consideran como medios para conseguir fines relacionados
directamente con la experiencia vital, contrariamente a centrarse en la adquisición de
los mismos
— Aprovechar al máximo las oportunidades que presenta la vida, en vez de prepararse
para un futuro más o menos remoto
— Familiarizarse con un mundo cambiante, en vez de fijar objetivos estáticos y utilizar
materiales fijos
En cuanto a la Pedagogía Crítica (PC), no existe una definición única de la misma, pero el
término se suele emplear referido a la teoría educativa y a las prácticas de enseñanza y
aprendizaje que han sido diseñadas para desarrollar en los que aprenden una conciencia
crítica con respecto a las condiciones de opresión a las que están sometidos. Además de
centrarse en la liberación personal a través de la formación de una conciencia crítica, la
Pedagogía Crítica añade un componente colectivo político, ya que la conciencia crítica se
concibe como un primer paso necesario hacia una lucha política colectiva, para cambiar y
transformar las condiciones sociales opresivas y para crear una sociedad más igualitaria. De
esta forma, los educadores tratan de contrarrestar los efectos del poder. La pedagogía crítica
está especialmente preocupada por cambiar las relaciones tradicionales entre el estudiante y
el profesor, en las que el profesor era el agente activo, el que sabe, y los estudiantes los
receptores pasivos del conocimiento del profesor (el concepto de «educación bancaria»).
Concibe la clase, en cambio, como un sitio en el que se produce conocimiento nuevo,
fundamentado en las experiencias de profesores y de estudiantes, a través de un diálogo
significativo (método dialógico).
Tenga en cuenta las ideas del apartado de información. Escriba las básicas. Anote las
ideas principales que le permitan comprender las aportaciones del mismo. Ahora,
— Descríbase a sí mismo aportando la información que estime oportuna para
presentarse ante otras personas, por ejemplo, en este grupo de la asignatura.
— Haga lo mismo con una persona que conozca de manera superficial o con algún
miembro de un grupo al que no conozca de manera personal. Compare ambas
descripciones. ¿Qué nota?
Generalmente para nosotros es fácil describir nuestra identidad de manera compleja
pero se nos hace difícil hacer lo mismo cuando se trata de otras personas.
— Contacte con la persona que ha intentado describir y mantenga una conversación con
ella/él con objeto de poder conocerle. Piense las preguntas y redacte de nuevo la
descripción que surge de lo que le ha contado. ¿Qué diferencias respecto a lo que usted
sabía o imaginaba?
Elabore un texto exponiendo de forma global y articulada las respuestas a toda la actividad
completa. Máximo 1000 palabras.
Actividad 2. Descubre la diversidad en tu entorno
Seleccione cinco noticias de prensa, radio o tv que aborden alguna cuestión educativa.
Indique título, fuente y fecha, así como un breve resumen del contenido. Analice lo que
proponen en relación con diversidad y equidad en educación teniendo en cuenta las propuestas
del apartado de información de este capítulo. Como fuente de información para seleccionar las
noticias o programas se recomienda utilizar también los enlaces incluidos al final del capítulo.
http://www.uned.es/grupointer/inter.html
Máximo 1000 palabras.
Actividad 5. Dibuje mapas mentales y cuente
qué es lo que le sugieren
Para realizar esta actividad, los participantes dibujarán un mapa de su barrio (puede
tratarse de un mapa de todo el pueblo o solo del barrio si viven en una gran ciudad). Es mejor
hacerlo en un soporte que luego permita proyectarlos (transparencias, papel o utilizando un
ordenador si se dispone de los medios necesarios para proyectar). Después de los cinco o
diez minutos que cada persona debe emplear en dibujar el mapa, se decidirá en parejas cuáles
son los elementos comunes entre los dos mapas, teniendo en cuenta qué significan los dibujos
y qué relación tienen con las personas que los han hecho. El profesor o el moderador del
grupo proyectará (si es posible) a continuación los distintos mapas e iniciará una discusión en
gran grupo. Sugerimos las siguientes preguntas como guía:
• ¿Qué tienen todos los mapas en común y en qué se distinguen?
• ¿Qué muestran sobre sus autores y la forma diferente en la que cada uno concibe los
mismos alrededores?
• ¿Qué valores o cosas importantes para los autores podemos deducir a partir de los
dibujos?
• ¿Qué podemos decir sobre su forma de vida?
En la dirección que se cita a continuación, el lector puede encontrar materiales para
realizar más actividades sobre diversidad con adolescentes y jóvenes.
Una práctica muy útil para pensar sobre lo expuesto en el capítulo y analizarlo en
situaciones reales sería la de llevar un diario en el que describas tus experiencias durante una
semana, o varios días en semanas diferentes.
¿Qué relaciones e interacciones vives o percibes diariamente?
¿Cómo contribuyen a reforzar ideas previas, prejuicios, estereotipos sobre las personas?
Esta actividad se puede llevar a cabo con otros educadores y compañeros interesados en
la experiencia. Creemos que la práctica etnográfica de llevar un diario sobre la vida cotidiana
puede emplearse como una herramienta útil para hacer explícitas las propias ideas con las que
actuamos e interpretamos lo que sucede cada día.
Recursos
Grupo INTER (2006): Guía INTER. Una guía para aplicar la educación intercultural
en la escuela. Madrid: Ministerio de Educación y Ciencia. Disponible en
www.uned.es/grupointer
Grupo INTER de investigación y docencia en educación intercultural (UNED)
http://www.uned.es/grupointer
Se ofrece información sobre objetivos, actividades, publicaciones y convocatorias de
dicho grupo. En ella se encuentran artículos ya publicados que usted puede descargar en su
ordenador, enlaces con sitios de interés, convocatorias de reuniones científicas, becas, etc.
Aula Intercultural
http://www.aulaintercultural.org
Es un portal muy interesante por la actualización permanente de los contenidos e
informaciones que difunde. En él se encuentran tanto materiales como convocatorias y
noticias sobre educación intercultural.
Red Con Voz
https://radioteca.net
Espacio dentro de la comunicación radiofónica comunitaria para la democratización de la
información: propuestas sociales, sus planteamientos, sus denuncias, sus pensamientos,
reflexiones, acciones, proyectos, etc.
INTER Network
http://www.internetwork.up.pt
La Red INTER aspira a crear una comunidad de aprendizaje donde aprender y enseñar se
conciben como un proceso cooperativo y activo, que inevitablemente ocurre en un contexto
social. Es un proceso que mueve a las personas (también a los profesores/as) más allá de
los factores que les condicionan como personas y profesionales. El aprendizaje no sucede
en el vacío sino en un contexto social específico y dinámico; y siempre ocurre con otros,
gracias a los otros. Pensamos que aprendemos preferentemente de la experiencia y cuando
establecemos vínculos entre la teoría y la práctica. La cooperación con otros es una
prioridad para clarificar conceptos o procedimientos, y para aprender de la experiencia de
los otros.
United Explanations
www.unitedexplanations.org
Es un blog que tiene por objetivo divulgar las relaciones internacionales de una manera
clara, sencilla y fácil de entender. Queremos acercar la realidad internacional a la gente
común. Y sobre todo queremos demostrar cómo la política mundial afecta a los
ciudadanos. En la esfera internacional suceden toda una amalgama de sucesos que acaban
afectando nuestra vida diaria, no importa donde estemos, el estrato social en el que nos
encontremos o el trabajo que desempeñemos. Al contrario de lo que muchos creen los
asuntos internacionales irrumpen de lleno en nuestro día a día. Por ello es importante
mostrar cómo esto está teniendo lugar. Creemos que no es solo el momento de informar
sino también de explicar.
Nociones comunes
https://www.traficantes.net/nociones-comunes
Nace como un proyecto de formación política para todas aquellas personas que quieran
intervenir sobre la realidad desde una perspectiva crítica. Nuestro propósito es el de
construir colectivamente formas de pensar y actuar que permitan orientarnos en un mundo
que nos aturde por medio de infinitas narrativas de poder. Parte de la necesidad de crear
un grupo de cursos, seminarios y talleres en los que se puedan abordar algunas de las
problemáticas que más interesan a distintos movimientos. Afrontadas desde varios ejes de
trabajo (feminismos, postcolonialidad, tecnopolítica, crisis global o metrópolis) el
propósito que persigue este proyecto es el de articular circuitos de autoformación y
reflexión crítica que caminen al margen de los canales clásicos de discusión académica y
universitaria. Lejos de pretender replicar los sistemas de formación tradicionales,
nociones comunes se propone como un lugar de encuentro e intercambio de saberes, donde
el centro de la formación sea la investigación colectiva y la valorización de lo subalterno
como punto de partida y espacio de análisis.
Películas
Se recomienda tanto películas como documentales o vídeos que ilustran las ideas
fundamentales expuestas en el capítulo y contribuyen a lograr los objetivos propuestos. Se
trata solo de algunos ejemplos y le animo a localizar otros que ayuden a comprender lo
expuesto.
Chino https://www.youtube.com/watch?v=rr5SFhGPIjk
Persépolis
https://www.youtube.com/watch?
v=NOUkcLh4y6E&list=PLcacJpG1AmSsXQcubSte3iMhBWtBkMBNR
En construcción https://www.youtube.com/watch?v=qS0PGJ98IwA
Pride
No está disponible en abierto, pero es muy recomendable visionarla.
Referencias
ABDALLAH-P RETCEILLE, Martine (2006): El enfoque intercultural como una mirada a la diversidad en educación.
Congreso INTER, Actas. Madrid: UNED, www.uned.es/grupointer
AGUADO, T. (2011). «El enfoque intercultural como metáfora de la diversidad en educación». En Educación intercultural.
Perspectivas y propuestas. Madrid. Ed. Ramón Areces, pp. 9-23.
AGUADO, T.; GIL-JAURENA, I. y MATA, P. (2008). «Formación del profesorado en educación intercultural. Dilemas y
propuestas». En Revista Complutense de Educación. Vol. 19, pp. 275-292.
AM ARTYA SEN (2003). The Idea of Justice. Londres: Penguin Books.
APPADURAI, A. (1986). The social life of things. Cambridge University Press.
APPLE, M. (1993): Official knowledge in a conservative age. Nueva York: Routledge
BATES, T. R. (1975). «Gramsci and the theory of hegemony». En Journal of the History of Ideas, 2, 351-362.
DEWEY, J. (1975). Democracia y educación. Madrid: Ed. Morata.
FOUCAULT , M. (1997). Las palabras y las cosas. Madrid: Siglo XXI.
FREIRE, P. (1970). Pedagogía del oprimido. Nueva York: Herder y Herder.
FREIRE, P. (1998). Pedagogía de la autonomía. México: Ed. Siglo XXI.
GUÍA INTER (2005). Una guía para aplicar la educación en la escuela. Madrid: Ministerio de Educación y Ciencia.
Disponible en pdf www.uned.es/grupointer
THARP, G. (1995). Rousing Mind to Live. Teaching, learning and schooling in social context. Cambridge University Press.
WALZER, M. (1993). Las esferas de la justicia. México: Fondo de Cultura Económica.
Tema 2
Ciudadanía crítica, participativa y transformadora
OBJETIVOS
Ciudadano para mí es aquella persona que tiene derechos y obligaciones a nivel estatal o municipal, derecho a voto,
derecho a servicios y obligaciones, pago de impuestos (E9)
Es como que hay una línea entre la ciudadanía… Hay dos formas de entender la ciudadanía y una parte está en la
que te dan y otra en la que te tomas (E4)
Entiendo por ciudadanía la acción de intervenir, de gestionar, de transformar, de involucrarte en el mundo público
¿no? No necesariamente en el mundo público definido como político ¿no?, sino en lo público más amplio, o sea la
capacidad que tenemos todos los individuos de intentar modificar nuestro entorno pero en esos términos, en términos
públicos o colectivos (E8)
No como concepto abstracto, yo lo entiendo como una necesidad del ser humano que no siempre está claro que
tengamos todos la autonomía como para ejercerla, para saber que es algo que está ahí ¿no?, pero es la razón de ser
de vivir en sociedad, ¿no?, el poder decidir sobre tu presente y sobre tu futuro (E6)
Para yo ser ciudadana necesito formar parte de una red social y esa red social nunca es individual, nunca es
competitiva, no debe de serlo…yo tengo que tener competencias claras, competencias trabajadas, competencias que
además van alimentándose y van creciendo con el otro, con el otro (E20)
La única manera en la que yo he podido sentirme ciudadano, es cuando he podido, junto con otras personas,
organizar espacios donde siento que participo y busco que juntos podamos participar más…; en cuanto a empujar, la
toma de decisiones, en cuanto a manifestar puntos de vista, en cuanto a… formalizar propuestas que se puedan
traducir en leyes (E18)
Ciudadanía en el sentido de sectores que saben que tienen derechos y que buscan ejercerlos, que no se quedan
callados, que buscan los canales para expresarse (E17)
La ciudadanía no es una dotación a priori del ser humano, sino una conquista histórica, al
igual que lo son los derechos asociados a ella. Se trata por ello de un constructo que ha de ser
continuamente reconstruido y dotado de sentido y significación. La ciudadanía ha servido a
menudo para trazar la línea entre quienes están dentro, «pertenecen» y por lo tanto disfrutan de
derechos, y quienes están fuera, en sentido real o figurado, los «excluidos», a los que no se les
reconoce el derecho de pertenecer y por lo tanto ningún otro derecho más.
El estatus de ciudadano, lo que podemos denominar «ciudadanía formal», tiene su origen
en un momento histórico determinado, el proceso de formación de los Estados en los siglos
XVIII y XIX, unido a la construcción del concepto de «nación» y el surgimiento de las identidades
La participación es una necesidad del ser humano, relacionada con algunas de sus
características diferenciales, fundamentalmente la capacidad para trascender y transformar el
medio en el que habita, creando y recreando formas de vida y relación social (Sirvent, 1994).
Políticamente se entiende como un derecho, una conquista asociada a la democracia y la
extensión de la ciudadanía.
Participar significa tanto «ser parte de» como «tener o recibir parte» y «tomar parte en».
Socialmente, «ser parte de» significa pertenecer, ser y sentirse parte de una comunidad; «tener
parte» es tener acceso a los recursos y bienes sociales, tanto materiales como simbólicos;
«tomar parte» es contribuir a la vida pública, a la construcción de lo común. Otros
significados del término participar son «compartir» y «comunicar»: ambos nos remiten
igualmente a componentes fundamentales de cualquier práctica o proceso participativo. La
participación es una actividad creativa y transformadora que implica un considerable esfuerzo;
la falta de participación pretende justificarse en ocasiones tomando como fundamento la
pereza y pasividad «natural» del ser humano. Sin embargo la necesidad de expresarnos,
comunicarnos y relacionarnos, la voluntad de crear y compartir que se encuentran en la base
de la participación, son características inherentes a los seres humanos. A pesar de ello, la
necesidad y la voluntad de participar encuentran numerosos e importantes obstáculos y
barreras para su pleno desenvolvimiento.
Es importante distinguir entre formas reales y aparentes de participación (Ander-Egg,
2000). La participación simbólica se refiere a acciones que generan en las personas cierta
ilusión de poder, pero mediante las cuales se ejerce mínima o nula influencia real. Una
variedad particular y frecuente de participación simbólica es la pseudo-participación, una
forma engañosa que generalmente es inducida (se «invita» a los individuos a participar) y que
busca el acuerdo y/o la colaboración de las personas con una decisión o proyecto previamente
elaborado. La participación es a menudo expropiada y apropiada: todas las sociedades y
grupos se encuentran soportados en mayor o menor medida en estructuras jerárquicas, en las
que una minoría acapara y retiene el poder de decisión. Como contraparte encontramos la
«participación eludida»: nuestra socialización se desarrolla generalmente en estructuras
piramidales que promueven una respuesta no participativa, y que favorecen las relaciones de
competición más que las de cooperación.
Algunas de las razones que contribuyen a limitar la participación ciudadana se relacionan
con la existencia de una cultura ciudadana y política delegativa y representativa: la ciudadanía
participa para elegir a sus representantes y después delegan su responsabilidad en ellos. Las
barreras a la participación se relacionan igualmente con la reproducción de prácticas
«tradicionales» de carácter corporativo y clientelar, que condicionan y manipulan la
participación. Por otra parte, faltan espacios de y para la participación, así como políticas y
programas encaminados a formar la conciencia y la auténtica participación ciudadana (Núñez
Hurtado, 2006). Sirvent (1994) identifica diversos factores que, desde el ámbito educativo,
refuerzan la no participación:
• la disciplina entendida como subordinación;
• la participación entendida como laissez faire y por tanto descalificada;
• la fragmentación del conocimiento;
• la falta de desarrollo del pensamiento reflexivo y creativo;
• y en general una forma autoritaria de concebir la realidad y comportarse en ella, unida a
imágenes de impotencia para modificarla.
Una participación real, significativa, afecta a aspectos sustanciales de la vida de las
personas, implica incidencia efectiva tanto en la toma de decisiones como en la ejecución y
evaluación de las mismas, y provoca modificaciones profundas en las dinámicas de poder. La
participación genuina no puede ser nunca una imposición ni una concesión: debe ser una
práctica voluntaria y consciente. Se relaciona con la capacidad de incidir colectivamente en la
configuración de nuestro entorno, de nuestras formas de vida, en las decisiones que afectan a
nuestra cotidianidad. Supone identificar y analizar problemas, articular demandas, proponer,
planificar, experimentar y evaluar soluciones. Implica la capacidad, la voluntad y el poder de
actuar. Núñez Hurtado (2006) identifica una serie de componentes sustanciales de la
participación, entre otros:
• una conciencia crítica de los derechos y obligaciones sociales y ciudadanas, respecto a
cuya formación la educación, tanto formal como no formal, cumple un papel
estratégico;
• el ejercicio activo, libre y permanente de los derechos y obligaciones, sin ningún tipo
de condicionamiento o represión de la participación;
• posibilidades reales de organizarse y militar, sin imposición previa de ningún tipo de
forma política;
• capacidad real de incidencia en la toma de decisiones: participar es decidir;
• utilidad, relación efectiva con los intereses y necesidades de los sujetos de los
procesos.
Una participación densa genera poderes en las personas, tanto a nivel cognitivo,
aumentando su conocimiento, habilidades y competencias, como a nivel operativo, al constatar
que su actividad es una respuesta eficaz ante las condiciones injustas y puede solventar
problemas concretos. Moro (2008) identifica al menos cinco poderes de una ciudadanía
participativa:
• El poder de producir información e interpretaciones de la realidad.
• El poder de transformar el conocimiento.
• El poder de asegurar que las acciones de las diversas instituciones sean coherentes con
sus objetivos.
• El poder de cambiar las condiciones materiales.
• El poder de promover asociaciones y redes.
La participación es una práctica y un proceso de aprendizaje de conocimientos, actitudes y
habilidades, que implica además desafiar estructuras de dominación internalizadas como
«naturales» y desaprender modelos de relaciones humanas basados en el autoritarismo. El
proceso de aprendizaje individual y colectivo que conduce a una participación significativa
puede describirse a partir de los siguientes logros:
1. Informarse. Una buena información es fundamental para llegar a situarse en la realidad
social. Sin embargo en la llamada sociedad de la información sufrimos a la vez de
sobreinformación, subinformación y pseudoinformación: el caudal de noticias e
informaciones es tan amplio y se sucede de forma tan vertiginosa que apenas tenemos
capacidad de reacción. Por otra parte, no todas las fuentes de información son
igualmente fiables. Una buena estrategia informativa implica contraste, reflexión y
análisis crítico de fuentes y contenidos.
2. Situarse. Consiste en, a partir de una buena información, comprender la realidad,
considerando la complejidad y la interdependencia de los problemas, y comprenderse
dentro de la misma: dejar de estar inmerso en ella para ser capaz de identificar
problemas, visualizar soluciones e imaginar procesos de transformación.
3. Tomar posición, comprometerse, hacerse consciente y definir el modelo de sociedad
por el que queremos trabajar.
4. Movilizarse, es decir, compartir, comunicar, dialogar y expresarse conjuntamente,
evitando el puro activismo.
5. Crear, hacer, pasar de espectador a actor, convertirse en agente de transformación y
protagonista de la propia historia, buscando soluciones colectivas y globales a los
problemas que enfrentamos como personas, ciudadanos/as, trabajadores/as y miembros
de grupos, organizaciones y comunidades de diversa índole.
Como práctica, hay que señalar que la participación social y política ha de tener siempre
un propósito, un objetivo claramente definido: no se participa en sí, de forma abstracta, sino
que se participa para algo. Por otra parte, más allá del reconocimiento de los otros y sus
razones, y de la horizontalidad y reciprocidad en las relaciones, no hay reglas para la
participación: siempre es necesario contextualizar cualquier práctica o proceso. No obstante,
diversos autores (Ander Egg, 1997 y 2000; Sirvent, 1994) identifican algunas condiciones que
facilitan una participación efectiva:
• Poner en juego espacios, actividades y técnicas variadas y flexibles que hagan posible
diversas formas de expresión y participación. Una asamblea puede ser un espacio
idóneo para el debate y el contraste público de ideas, pero quizá no todos los
participantes son igualmente capaces de argumentar sus ideas y propuestas mediante la
palabra. Es importante considerar la utilización de medios y técnicas de expresión
diversas para no desaprovechar el potencial creativo existente.
• Institucionalizar los mecanismos de participación, aunque evitando su burocratización;
de esta forma el proceso de participación no dependerá de la voluntad y el impulso de
unos pocos.
• Aportar información sustantiva y compleja, así como elementos de reflexión al proceso:
el conocimiento técnico y experto debe formar parte del proceso junto con los diversos
saberes sociales y comunitarios.
Es importante recordar que el logro de la participación plena está siempre en el punto de
llegada, no en el de partida. Esto significa que cualquier forma, grado o nivel de participación
puede convertirse en el desencadenante de un proceso de progresiva profundización: a
participar sólo se aprende participando, y por tanto cualquier práctica o proceso que incluya
un componente participativo puede convertirse en una escuela de ciudadanía.
Actividades
Actividad 1. Cinefórum
Forma un pequeño grupo de discusión con al menos cinco personas con la participación
como eje. Sugerimos utilizar las siguientes preguntas como guía del debate:
— ¿Qué espacios de participación nos ofrece nuestro entorno más cercano?
— ¿Qué tipo de participación se promueve en ellos?
— ¿Nos sentimos suficientemente informados sobre las cuestiones que nos atañen
directamente?
— ¿Qué canales encontramos/utilizamos para expresar nuestras ideas, intereses y
necesidades?
— ¿Cuáles son las dificultades y barreras que encontramos para la participación real?
— ¿Cómo podemos aumentar y mejorar nuestra participación en estos espacios?
Graba o registra cuidadosamente el proceso. A continuación, analiza elabora un informe
que recoja el proceso, los resultados y tus propias conclusiones y reflexiones, argumentando y
fundamentado tus ideas en los contenidos del tema.
Recursos
Páginas web
Noticiero Intercultural
http://www.vimeo.com/acsurnic
El Noticiero InterCultural (NIC) es un proyecto solidario de comunicación participativa
desarrollado en España por ACSUR-LAS SEGOVIAS, y en Guatemala por las
organizaciones Asociación Mujer Tejedora del Desarrollo (AMUTED) y Defensoría Maya
(DEMA). En el marco del proyecto se producen y difunden documentales realizados
colectivamente por organizaciones sociales que participan en talleres de teoría y práctica
de documental. Los temas que abordan son: la defensa de los derechos humanos, las
migraciones, la participación ciudadana y la lucha por los derechos de las mujeres.
Recursos electrónicos
Películas y vídeos
El milagro de Candeal
Año 2004. Director: Fernando Trueba.
Mezcla de película y documental que cuenta cómo la solidaridad, la música y el trabajo de
un pequeño grupo de personas puede cambiar una comunidad. El pianista cubano Bebo
Valdés viaja hasta Salvador de Bahía y conoce Candeal, una favela que a través de la
música y de la mano de Carlinhos Brown se ha convertido en una comunidad muy especial:
ya no hay armas ni drogas pero sí hay un conservatorio de música, un estudio donde han
grabado muchos artistas, un centro de salud y muchos músicos profesionales.
ANDER-EGG, E. (1997). Métodos del Trabajo social. Buenos Aires: Espacio Editorial.
— (2000). Metodología y práctica de la animación sociocultural. Madrid: Editorial CCS.
CASTRO-GÓM EZ , S. (1993). «Ciencias sociales, violencia epistémica y el problema de la “invención del otro”». En E. LANDER
(comp.), La colonialidad del saber: eurocentrismo y ciencias sociales. Perspectivas Latinoamericanas (p. 246).
Buenos Aires: CLACSO, Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales. Recuperado de:
http://bibliotecavirtual.clacso.org.ar/ar/libros/lander/castro.rtf
HABERM AS, J. (1996). «Three normative models of Democracy». En S. BENHABIB (ed.), Democracy and Difference:
Contesting the boundaries of the political (pp. 21-30). New Jersey: Princeton University Press.
HONNETH, A. (2007). Reificación. Un estudio en la teoría del reconocimiento. Buenos Aires: Katz.
MATO, D. (2007). Interculturalidad y Educación Superior. Diversidad de contextos, actores, visiones y propuestas.
Nómadas, n.º 27, 62-73.
MORO, G. (2008). La evaluación de los ciudadanos de la participación pública. En Evaluación de la participación
pública en la elaboración de políticas públicas (pp. 121-140). Madrid: Instituto Nacional de Administración
Pública/OCDE.
NÚÑEZ HURTADO, C. (2006). Desafíos éticos, técnicos y políticos de la participación social. En J. RECIO, et al. (coords.),
La pedagogía de la decisión. Aportaciones teóricas y prácticas a la construcción de las democracias participativas
(pp. 55-73). Madrid/Sevilla: CIMAS, Observatorio Internacional de Ciudadanía y Medio Ambiente Sostenible/Delegación
Participación Ciudadana, Ayuntamiento de Sevilla.
RUBIO CARRACEDO, J. (2003). «Educar ciudadanos: el planteamiento republicano-liberal de Rousseau». En J. RUBIO
CARRACEDO, J. M. ROSALES y M. TOSCANO (eds.), Educar para la ciudadanía: perspectivas ético-críticas (pp. 211-
227). Málaga: Contrastes, Revista Internacional de Filosofía, suplemento 8.
SANTOS, B. de Sousa (2006). Conocer desde el Sur. Para una cultura política emancipatoria. Lima: Fondo Editorial de la
Facultad de Ciencias Sociales/ UNMSM/Programa de Estudios sobre Democracia y Transformación social.
SIRVENT , M. T. (1994). Educación de adultos: investigación y participación. Desafíos y contradicciones. Buenos Aires:
Libros del Quirquincho.
VIEJO, et al. (2009). «La participación ciudadana en la esfera pública: enfoques teórico-normativos y modelos de democracia».
En M. P ARÉS (coord.), Participación y calidad democrática. Evaluando las nuevas formas de democracia
participativa (pp. 29-54). Barcelona: Ariel.
WALSH, C. (2005) La interculturalidad en la educación. Lima: Ministerio de Educación UNICEF. Recuperado de:
http://www.unicef.org/peru/_files/Publicaciones/Educacionbasica/peru_educacion_interculturalidad.pdf.
[1] Las citas son extractos de entrevistas realizadas en el marco del proyecto I+D Aprendizaje de la ciudadanía activa:
discursos, experiencias y estrategias educativas.
[2] Walsh (2005) introduce la distinción entre «descolonización», como proceso político, y «decolonialidad», como
construcción epistemológica.
[3] La introducción del concepto de reificación se debe sobre todo a Martha Nussbaum.
Tema 3
Racismo. Un análisis desde el poder
y los privilegios
OBJETIVOS
La viñeta que hemos elegido expresa las dos ideas con las que proponemos empezar a
replantearnos el tema del racismo.
La primera consiste en aceptar que todos nos comportamos de manera racista en algún
contexto, casi sin darnos cuenta, y que podemos ser víctimas en algunos casos y verdugos en
otros[1].
La segunda idea que queremos señalar es que el color de la piel no es el único argumento
que se puede emplear para comportarse de manera racista, que vale cualquier otra razón que
sirva para discriminar a una persona; aunque, como explicaremos más adelante,
discriminación y racismo no son lo mismo exactamente. En la viñeta se emplea el color de la
piel en la primera secuencia, la situación de desempleo en la segunda, el género, la
orientación sexual, la religión y la obesidad, a continuación, como argumentos para señalar
negativamente a una persona (discriminación) y a partir de esta discriminación poder ejercer
un comportamiento racista.
Qué significa comportarse de una forma racista es lo que vamos a tratar de explicar en este
apartado. Pero lo primero que proponemos es revisar la idea y plantearla de una forma más
compleja.
Información
En este texto no vamos a utilizar el concepto de «raza» porque consideramos que es una
categoría racista para clasificar a los seres humanos, ya que se apoya en algunas diferencias
físicas y biológicas concretas y agrupa a las personas en categorías a partir de ellas.
La función última del concepto es crear una jerarquía de grupos o «razas» como si unas
fueran mejor que otras. Aunque reconocemos que la idea de racismo está estrechamente
asociada al concepto de «raza», aquí vamos a argumentar que el género, el lugar de
nacimiento, la religión, etc., pueden usarse de la misma manera.
La comunidad científica actual (véase por ejemplo:
http://understandingrace.org/humvar/race_humvar.html), aunque no de manera unánime, ha
desechado la validez del concepto de «raza» como criterio clasificatorio, concluyendo que
todos los seres humanos pertenecemos a la misma especie, y argumentando que las diferencias
físicas que pueden observarse entre unas personas y otras son tan graduales que no permiten
establecer categorías, solo distinciones contextuales por comparación. Además, la variedad
dentro de cada categoría es mayor que la que se establece entre categorías o «razas». Por lo
tanto, es imposible establecer una línea que delimite claramente donde termina la
característica de un grupo y empieza la de otro.
Partiendo del rechazo del concepto de «raza», las autoras de este capítulo entendemos el
racismo como un comportamiento social (y las ideas e instituciones socio-políticas que lo
legitiman) que consiste en clasificar a las personas en grupos sobre la base de diferencias
reales o imaginarias, que se asocian a comportamientos cuyo objetivo es justificar una
jerarquía entre grupos de personas, haciendo creer que unos son mejores que otros. Esta
jerarquía es la que nos hace aceptar, y naturalizar, los privilegios de las personas de un grupo
sobre las de otro en términos de bienes sociales, poder, prestigio, dinero, etc. Asimismo, hace
recaer la culpa de la desventaja en la víctima.
A lo largo de esta unidad didáctica pretendemos desarrollar los argumentos que sustentan
nuestra idea de «comportamiento racista», proponiendo una perspectiva de análisis que coloca
al lector en el papel de verdugo en vez de en el lugar de víctima, para poner en evidencia las
ventajas que disfrutamos en forma de privilegios por el simple hecho de pertenecer a un grupo
social dado en un contexto determinado, con respecto a las personas de otro grupo.
Esta perspectiva no pretende ocultar la situación de opresión estructural que sufren
determinados colectivos sociales en comparación con otros. Resulta impensable negar la
histórica discriminación que han sufrido y siguen sufriendo, por ejemplo, los pueblos
indígenas en los diferentes procesos de colonización o el pueblo gitano en España. Sin
embargo, y en tanto que nuestra propuesta consiste en acercar al lector a su propia
participación en el mecanismo y, por tanto, a su responsabilidad y complicidad como parte del
engranaje racista, consideramos que debemos alejar el foco de un análisis estructural y
acercarlo, como si de una lupa se tratara, a la complicidad cotidiana de cada persona en ese
tipo de procesos.
2. Discriminación y racismo
Los prejuicios y los estereotipos son ideas que se utilizan como si fueran los «ladrillos» a
partir de las cuales construimos los mecanismos racistas, por eso nos parece importante
detenernos en ellas.
La diferencia entre prejuicio y estereotipo es muy sutil ya que ambos conceptos están
relacionados.
Un prejuicio es, como su nombre indica, una idea aceptada sin que haya ocurrido un juicio
previo propio o una experiencia propia. Las aceptamos de los demás, asumimos que todo el
mundo las comparte y actuamos como así fuera.
Los prejuicios sobre los comportamientos de las personas, combinados y asociados entre
sí, pueden formar estereotipos sobre un grupo determinado. Estos estereotipos definen el
comportamiento de las personas que adscribimos a ese grupo. Al igual que ocurre con los
prejuicios, son muy fáciles de transmitir, de aceptar, pero también son muy difíciles de
cambiar. Solemos emplearlos de manera inconsciente y creemos que nos hablan de la
identidad de las personas, pero lo único que nos ofrecen son caricaturas, positivas o negativas
pero simples.
Por ejemplo, siempre que hablamos de «culturas» en términos de comportamiento lo que
hacemos es estereotipar. Cuando creemos definir a una persona en función de características
de su cultura estamos estereotipando. Por ejemplo cuando decimos que los españoles son (o
somos)…, ya que no hay forma de abarcar la complejidad y la variedad de las personas que
forman parte de ese grupo.
Una de las consecuencias más peligrosas de los estereotipos es el hecho de juzgar o
esperar un determinado comportamiento de las personas en función de los estereotipos que
tengan adscritos. Además, a partir de estas ideas podemos llegar a determinar las
posibilidades y el futuro de las personas, porque funcionan en gran parte como profecías-que-
se-autocumplen: las expectativas conscientes o inconscientes que tenemos sobre una persona
están modelando su comportamiento.
En educación, juzgar a los alumnos a partir de los estereotipos que atribuimos al grupo en
el que los clasificamos puede resultar especialmente dañino, puesto que está influyendo en las
expectativas que tenemos sobre su desempeño escolar y sobre su futuro, como le ocurrió a
Malcom X en el ejemplo citado anteriormente.
En un trabajo de campo que realizó una de nosotras en un aula de bachillerato en un
instituto público (Osuna 2009) conoció a un estudiante al que los profesores habían dado «por
perdido». Repetía curso y, en la primera evaluación, había suspendido muchas asignaturas.
Este estudiante ya estaba catalogado como «mal alumno» con una imagen tan fuerte sobre él
que, hiciera lo que hiciera, nada podía cambiarla. A partir de varias conversaciones, nos contó
que durante la segunda evaluación se había esforzado por estudiar, había hecho los ejercicios
y había intentado participar en clase. Sin embargo, se sentía «invisible» para los profesores.
En la tercera evaluación, momento en el que comenzó el trabajo de campo, se dedicaba a
hacer tests de autoescuela y ni siquiera se molestaba en copiar los ejercicios de la pizarra.
Ningún profesor le llamó nunca la atención, tampoco le pidieron las tareas. Este alumno,
debido en parte a la imagen tan negativa que el conjunto de profesorado había construido
sobre él, influida por la imagen estereotipada de los repetidores como grupo, sabía que no
conseguiría aprobar el curso.
Otra de las características de los estereotipos, como ya hemos dicho, es que son muy
fáciles de adquirir, pero muy difíciles de cambiar, ya que cuando vemos a una persona de un
grupo determinado comportarse de una forma que contradice el estereotipo de su grupo, lo que
hacemos no es cambiar esas ideas, sino desecharlas como si fueran una excepción a la regla
(«es argentino pero no se comporta como argentino»).
Ni los prejuicios ni los estereotipos son útiles para referirnos a los seres humanos ni para
relacionarnos con otras personas, los seres humanos somos demasiado complejos como para
ser reducidos a unas cuantas ideas simples. Sin embargo, son muy útiles como ladrillos a
partir de los cuales construir mecanismos racistas. Todos los juicios que hacen los personajes
en las viñetas están basados en estereotipos: en identificar a una persona con un grupo
(diferente del nuestro) y asignar a ese grupo un tipo de comportamiento (negativo) que
podemos predecir, de manera que parezca que es ese comportamiento la causa de la
desventaja en la relación, y no los privilegios con los que la mayoría cuenta. En la primera
viñeta el señor que pasea al perro identifica al otro personaje como inmigrante por el color de
su piel y le priva del derecho a pertenecer a su sociedad («vete a tu país» cuando no hay nada
que indique que no ha nacido en el mismo país). En la segunda, la persona increpada es ahora
la que asume que las personas que están en la cola de la oficina de empleo no tienen trabajo
porque no quieren («todos esos parados ociosos»). Estos «parados ociosos», que eran las
víctimas en la anterior viñeta, se comportan como verdugos al mostrar un comportamiento
machista con respecto a la mujer que pasa. Por su parte, la mujer demuestra una actitud
homófoba con respecto a la pareja de hombres. Esta misma pareja, en la viñeta siguiente,
identifica el velo como un símbolo de que no se ha adaptado al modelo de sociedad que ellos
consideran aceptable. Y por último el hijo de esta señora, a través de su comentario, está
sancionando al hombre que pasea al perro porque su imagen física no se corresponde con su
ideal de belleza y responsabiliza a la víctima de ello.
Todos estos mensajes muestran actitudes y comportamientos que legitiman un modelo de
sociedad que sanciona qué es lo normal y qué no lo es, señalan a los demás como
desviaciones censurables de un modelo que en ningún momento se pone en entredicho y que
legitima ciertos comportamientos, pertenencias, maneras de ser y estar, y culpabiliza a otros
haciendo responsables a las víctimas.
5. Víctimas y verdugos
La segunda idea que queríamos desarrollar en este texto es que todos actuamos como
víctimas en unas ocasiones y como verdugos en otras. Es decir, pocas personas disfrutamos de
privilegios frente a otras todo el tiempo y, del mismo modo, pocas personas se encuentran en
situación de desventaja en todas las circunstancias. Como los mecanismos racistas operan de
manera invisible para ocultar los privilegios, resulta más sencillo reconocerse en la
desventaja (sintiéndonos víctimas) que en el privilegio (ejerciendo como verdugos).
Cuando nos encontramos en una situación privilegiada es muy difícil renunciar a esos
privilegios, por dos razones fundamentalmente. La primera tiene que ver con el hecho de que
los ejercemos sin darnos cuenta y, al hacerlo, los naturalizamos y culpamos a las víctimas de
su desventaja. La segunda, directamente relacionada con la anterior, tiene que ver con el hecho
de que reconocer que contamos con ventajas de partida es, en parte, renunciar a argumentos
muy sólidamente construidos basados en el trabajo y esfuerzo personal, la disciplina…
Reconocer que nuestros éxitos pueden asentarse en estructuras sociales que nos legitiman de
partida por encima de otras personas o grupos sociales no solo resulta complicado, sino
doloroso. Por este motivo, es mucho más fácil reconocerse en las situaciones en las que nos
sentimos en desventaja y aprender a identificar los privilegios que los demás tienen sobre
nosotros.
Nuestra propuesta de educación antirracista se centra en aprender a reconocer los
privilegios y situarlos en el punto de mira para sentar las bases de un proceso de educación
personal que debe durar toda la vida. Para ello, sugerimos apoyarnos en el argumento de que
casi todas las personas somos a veces víctimas y a veces verdugos, con el objetivo de analizar
las situaciones de manera profunda y así desvelar cuáles son los argumentos que empleamos
para legitimar una situación desigual. Creemos que aprender a analizar los argumentos por los
que nos sentimos víctimas, nos puede ayudar a reconocer los que usamos como verdugos y
empatizar con las víctimas.
Por ejemplo, como mujeres nosotras nos sentimos en desventaja frente a los hombres.
Nuestra sociedad concede privilegios a los varones y los legitima por encima del género
femenino en multitud de ocasiones y situaciones. Somos capaces de enumerar momentos en los
que hemos sentido tanto la opresión como la impotencia al ser conscientes de que se nos
culpabilizaba por situaciones de desventaja flagrantes y evidentes (al menos para nosotras).
En nuestro contexto estas desventajas tratan de equilibrarse con políticas relacionadas con la
«discriminación positiva» pero, aún así, estas medidas por sí solas no son suficientes para
eliminar toda una serie de privilegios invisibles e históricos. Aquí nuestro rol como víctimas
se nos presenta como muy reconocible. Ahora bien, ¿con qué privilegios invisibles contamos
en otras ocasiones frente a otras personas? ¿En qué situaciones nos reconocemos como parte
del grupo dominante? Por ejemplo, como perteneciente a una mayoría católica o agnóstica en
un país como España que se define como no confesional pero que está basado en tradiciones
católicas, frente a una persona musulmana. Si nos paramos a analizar con detenimiento las
ventajas que esta pertenencia nos aporta, surgen multitud de ejemplos y situaciones en las que
podemos reconocer nuestros privilegios invisibles: nuestra familia o conocidos jamás sentirán
la necesidad de justificar por qué celebran la Navidad o por qué hacen regalos a sus hijos en
la festividad de los Reyes Magos. Una persona musulmana asistirá, de manera cotidiana, al no
reconocimiento de sus festividades y a la necesidad de justificar (por ejemplo en su ámbito
laboral) su compromiso con el Ramadán.
6. Conclusiones
Actividades
Una vez que hayas desarrollado la primera actividad, te proponemos que des un paso más
adelante, haciendo el mismo ejercicio analizando situaciones de tu contexto y tu vida personal.
Escribe un párrafo contando una experiencia en la que te hayas sentido víctima de
comportamientos racistas. Explicita los argumentos usados en ese contexto en tu contra.
Una vez escrito este primer párrafo, redacta uno nuevo en el que describas una situación en
la que has actuado como verdugo utilizando argumentos racistas. Explicita estos argumentos y
analiza los motivos por los que te sentiste legitimada para comportarte así en esta situación.
Escribe una reflexión comparando ambas situaciones haciendo uso de lo que has
aprendido en el texto.
Recursos
Libros, artículos y capítulos de libro
BAUMGARTL, Bernd (1999): «Identidades múltiples de personas y grupos: ¿un concepto útil
para evitar la xenofobia. En: Educación Intercultural. Perspectivas y propuestas.
Aguado y del Olmo eds.: 119-141. Madrid: Ramón Areces. 2009.
Este capítulo introduce al lector al tema del racismo desde una perspectiva diferente, para
entenderlo como un mecanismo relacionado directamente con la construcción de la
identidad y del grupo, y muestra que es en situaciones de crisis política cuando los
comportamientos racistas latentes afloran a la superficie del comportamiento y se hacen
visibles.
CRENS HAW, K.; N. GOTANDA; G. PELLER y K. THOMAS (eds.) Critical Race Theory. The Key
Writings that Formed the Movement. Nueva York: The New Press. 1995.
Como indica el subtítulo del libro, se trata de una compilación de los artículos más
relevantes de los autores que propusieron esta perspectiva de análisis. Es una excelente
introducción a la perspectiva de la Critical Race Theory.
DEL OLMO, M. (2007): «Los mecanismos racistas desde una perspectiva social». Andalucía
Educativa 60:28-30. Sevilla: Consejería de Educación de la Junta de Andalucía.
Este artículo tiene la ventaja de estar escrito en castellano, cuando la mayoría de la
literatura sobre el tema está solo en inglés. Pretende invitar al lector a hacer una reflexión
sobre los propios estereotipos y prejuicios a partir de una explicación de cuál es su
utilidad y para qué no deberían utilizarse. Permite profundizar en los mecanismos a través
de los cuales se transmiten las ideas racistas.
DIJK, T. A. van: Racismo, discurso y libros de texto, publicado on-line en
http://www.iaeu.edu.es/e-textos/.
El autor ha publicado varios libros sobre el tema del análisis del discurso para detectar
argumentos racistas. En concreto este se dedica a los libros de texto, por eso puede ser
particularmente adecuado. Aporta un ejemplo de análisis de discurso poniendo en
evidencia el racismo implícito en los libros de texto, y por lo tanto constituye un ejemplo
práctico y orientado al ámbito educativo.
Grupo INTER (2007): El racismo desde el punto de vista de los adolescentes. Resultados
de un trabajo de investigación preliminar realizado en Madrid (España). Edición
bilingüe español/inglés. Viena: Navreme. 2007 (el libro está disponible en:
http://www2.uned.es/grupointer/vol6_racism_teenagers_perspective.pdf).
Este libro es fruto de un análisis de las experiencias cotidianas de racismo en un grupo de
adolescentes de Madrid (la mayoría de ellos nacida fuera de España). Presenta tanto las
experiencias de estos adolescentes como sus opiniones acerca de las mismas, de tal forma
que es una manifestación de la «voz» de estos chicos y chicas para poder conocer el tema
a través de su mirada.
HERNÁNDEZ, Caridad (2012): Racismo y educación. De la invisibilidad a la evidencia.
Madrid: Universidad Complutense.
¿Está el «racismo oculto» presente en nuestras aulas? ¿Somos conscientes de ello y de lo
que significa? «…hablar de racismo no es fácil. Es una realidad compleja que está
presente en nuestra experiencia cotidiana…». Esta frase responde y refleja el contenido de
este libro. En sus páginas se abordan experiencias concretas del racismo, analizando sus
características y su impacto social, especialmente en el ámbito educativo. Además, se
ponen de manifiesto las dificultades que existen para reconocer la presencia del racismo,
así como los problemas que plantea su tratamiento.
INTER Group (2007): Racism: What It Is and How to Deal With It. Viena: Navreme.
2007 (el libro está disponible en español con el título Racismo: ¿qué es y cómo
afrontarlo? Madrid: Pearson. 2007).
Los ficheros están disponibles en la web.
Versión en inglés: http://www.uned.es/grupointer/vol8_racism_guide.pdf
Versión en español: http://www2.uned.es/grupointer/guia%20racismo.pdf
Se trata de una propuesta para trabajar el tema del racismo comenzando por abrir un
diálogo sobre el tema en la escuela. Contiene tanto un planteamiento del tema del racismo
como medidas para abordarlo.
KATZ, Judith H. (1978): White Awareness. Handbook for Antiracism Training. Norman,
Oklahoma: University of Oklahoma Press (2.ª ed., 2003).
Posible dificultad de este libro es que está en ingles y el análisis muy inmerso en el
contexto de Estados Unidos, por ello dificultará la lectura a algunas personas; a pesar de
ello es un excelente análisis del racismo invisible en la vida cotidiana, partiendo de una
auto-reflexión a partir de un acontecimiento que lo desencadena. El texto representa un
ejemplo de un programa concreto de educación antirracista.
LANDER, Edgardo. 2000. La colonialidad del saber: Eurocentrismo y ciencias sociales.
Perspectivas latinoamericanas. Buenos Aires: CLACSO.
De textos de diferentes autores que escriben desde la perspectiva decolonial. Lo que nos
interesa señalar de esta obra es que pone su acento en América Latina y en el concepto de
colonialidad del saber (y del poder) sobre el que se construye la jerarquización social en
el que «los blancos» ocupan la cúspide. Dentro de este volumen recomendamos,
especialmente, el texto de Aníbal Quijano: «Colonialidad del poder, eurocentrismo y
América Latina».
MEMMI, A. (2000). Racism. Minneapolis, MN: University of Minnesota Press.
Un libro muy sencillo y muy concreto, puede utilizarse muy bien como una introducción al
tema. Está publicado originalmente en francés, pero disponible en español. Es útil para
completar el panorama teórico.
MUKHOPADHYAY, Carol C.; Rosemary HENZE y Yolanda T. MOS ES . (2007). How Real is Race? A
Sourcebook on Race, Culture, and Biology. Lanham, Maryland: The Rowman &
Littlefield Publishers Inc. 286 pp.
Uno de los libros más interesantes sobre el tema. Desde una perspectiva antropológica, las
autoras discuten la validez del concepto de raza, pero el alcance del libro supera este
objetivo y constituye una extraordinaria introducción al tema del racismo. No tiene
traducción al castellano. El objetivo fundamental del libro es criticar la idea de que el
concepto de «raza» es una categoría «natural» y evidente para clasificar a los seres
humanos, argumentando que la categorización es un producto social e histórico que tiene
en cuenta algunos elementos de los seres humanos y desprecia otros. Una de las ventajas
del libro es la cantidad de actividades que ofrece para trabajar en el aula.
RYAN, W. (1971). Blaming the Victim. Nueva York: Random House.
Un libro clásico, pero insustituible sobre lo que podría denominarse la última vuelta de
tuerca de los argumentos racistas. El autor demuestra que el objetivo final del racismo es
echar la culpa a la víctima de sus desventajas, en vez de al privilegiado. Está escrito en
inglés y no tiene traducción al castellano.
Películas y vídeos
Páginas web
1. Explica brevemente cómo entienden las autoras el racismo y por qué rechazan el concepto
de «raza».
2. ¿Cuál es el principal objetivo del mecanismo racista? Explica tu respuesta e ilústrala con
ejemplos.
3. Explica la idea de «culpar a la víctima» y desarrolla dos ejemplos concretos.
4. Explica la siguiente afirmación extraída del capítulo, no olvides incluir ejemplos.
«En educación, juzgar a los alumnos a partir de los estereotipos que atribuimos al grupo en el que los clasificamos
puede resultar especialmente dañino.»
5. ¿Son útiles los prejuicios y estereotipos para referirnos a seres humanos? Responde a la
pregunta empleando los argumentos de las autoras y emplea algún ejemplo de tu experiencia
y vida cotidiana.
6. ¿En qué sentido es importante la educación antirracista? Responde a la pregunta a partir de
la idea que las autoras manejan en relación al reconocimiento de los privilegios. ¿Tienes
algún ejemplo o propuesta?
Referencias
COM ISIÓN EUROPEA. 1998. ¿Racista yo? Luxemburgo: Oficina de Publicaciones Oficiales de las Comunidades Europeas.
LADSON-BILLINGS, Gloria y WILLIAM , F. Tate IV (1995). Toward a Critical Race Theory of Education. Teacher College
Record 97,1: 47.68.
MALCOM , X y HALEY, Alex (1992). Malcom X La autobiografía. Barcelona: Ediciones B.
OSUNA, Carmen. 2009. La diversidad negada. Factores de inclusión y exclusión en un aula de Bachillerato. En M. FERNÁNDEZ
MONTES y T. MÜLLAUER-SEICHTER (eds), La integración escolar a debate (218-232). Madrid: Pearson.
RYAN, W. (1976). Blaming the Victim. Nueva York: Random House.
[1] Esta idea también la expresa muy bien la película Crash (2004), cambiando de un contexto en el que los protagonistas
son víctimas a otro contexto en el que se comportan de manera racista hacia otras personas
(https://es.wikipedia.org/wiki/Crash_%28pel%C3%ADcula_de_2004%29).
[2] William Ryan desarrolla este tema con profundidad en su libro «Blaming the Victim» (1976).
[3] Imagen con licencia creative commons: http://www.dreamstime.com/royalty-free-stock-photos-iceberg-floating-blue-
ocean-image35139498
[4] Esta actividad nos la ha cedido amablemente Kate Coder de su programa «Intercultural Competence» del Richland
College y la hemos adecuado al contexto español. La lista original procede del artículo Peggy McIntosh y ha sido adaptada de
«White Privilege and Male Privilege: A Personal Account Coming to See Correspondences Through Work in Women’s
Studies». En: Race, Class, and Gender, an Anthology. Anderson y Collins eds. Wadsworth 2001.
UNIDAD DIDÁCTICA II
TRANSFORMACIÓN SOCIAL
Tema 4
Comunicación y educación
http://aprendiendoconmicho.weebly.com/vintildeetas-
malentendidos-en-la-comunicacioacuten.html
(Último acceso: 17/04/2017)
Información
2. Concepto de Comunicación
Schütz (1970, 1977) hace referencia a las experiencias vividas y cómo estas condicionan
nuestra percepción de la realidad social, siendo esta intersubjetiva.
Por tanto, desde la Sociología Fenomenológica y el Interaccionismo Simbólico, la
comunicación se caracteriza por el intercambio de significados y por la interpretación de la
realidad en función de nuestros códigos y esquemas mentales.
Scott y Powers llegan a afirmar que «ninguno de nosotros vive en la “verdadera
realidad”. Vivimos dentro de los confines de nuestras experiencias y los significados que
damos a estas experiencias a través de nuestra capacidad de comunicarnos» (1985:43).
Como afirman Scott y Powers (1985), la comunicación humana es simbólica en más de una
dimensión Así, además de los símbolos o signos verbales (orales y escritos), hay todo un
conjunto de símbolos no verbales que adquieren gran importancia y suponen un alto porcentaje
de la comunicación (hasta un 60-80%, según diversos autores). Estos comportamientos no
verbales suelen ser inconscientes, aunque también pueden ser intencionales y conscientes, e
incluso controlados.
Hofstadt Román (1999) considera la comunicación como una habilidad social, y hace
referencia a tres tipos de elementos que la componen y que influyen en el modo de
comunicarnos: conductuales, cognitivos y fisiológicos.
Conductuales No verbales Expresión facial, mirada, sonrisas, postura, orientación, distancia/contacto físico, gestos,
apariencia personal, automanipulaciones, movimientos de manos y piernas
Paraverbales Volumen de la voz, entonación, timbre, fluidez verbal, velocidad, claridad, tiempo de habla,
pausas/silencios.
Fisiológicos Frecuencia cardíaca (pulso), presión sanguínea, actividad glándulas sudoríparas, actividad muscular, frecuencia
respiratoria (respiración).
Fuente: Elaboración propia de la tabla a partir de la información recogida en Hofstadt Román (1999: 33-51).
Actividad 1
1. Son numerosos los ejemplos del uso de determinados símbolos e imágenes en distintos
contextos, en los que los significados que se les atribuyen pueden ser muy diferentes,
incluso contrarios; por ejemplo la cruz, en algunos contextos precolombinos representaba la
estructura interna de su cosmología; este hecho tuvo que ser inmediatamente escondido o
reinterpretado por el cristianismo. Otro caso sería el símbolo de la lechuza o el búho; la
idea tradicional, compartida por varias culturas, que asocia a este animal con la sabiduría
viene de la antigua Grecia: la diosa de la Sabiduría, Atenea, quedó impresionada por los
grandes ojos de la lechuza, su majestuosa apariencia, así honró a este ave nocturna
eligiéndola como su favorita. Sin embargo, en algunos contextos de Oriente medio, China y
Japón, la lechuza se considera un mal presagio y también un espíritu maligno. El
cristianismo, por su parte, asociaba a este animal al demonio, los poderes del mal, malas
noticias, o destrucción. En algunos pueblos indígenas de América, la lechuza simboliza
decepción y observación silenciosa; debido a su vuelo silencioso, su visión atemorizaba ya
que se creía que su grito anunciaba la muerte. Lo mismo ocurre con otros animales, como la
serpiente, que puede ser símbolo de sabiduría, de renacimiento, o por el contrario de
traición y maldad. Estos datos ponen de manifiesto la diversidad de la simbología. Enumera
otros ejemplos de animales y signos con distintos significados.
2. Busca en internet y analiza algunas de las imágenes en las que, según la percepción se
aprecia una cosa u otra, por ejemplo las que salen en el siguiente enlace:
https://www.google.es/search?
q=imagenes+de+percepci%C3%B3n&hl=en&rlz=1I7PRFB_esES469&tbm=isch&tbo=u&source=u
zDBcQ7AkIRQ&biw=1516&bih=735#spf=1. Elige algunas de ellas y analízalas en función
de los contenidos del tema.
3. Piensa en cómo te relacionas con otras personas en distintos contextos, y concentrándote de
forma específica en algún momento, identifica los componentes verbales, no verbales y
paraverbales que han aparecido durante el proceso.
4. Pon ejemplos concretos de las barreras en la comunicación, en distintas situaciones.
Observa de nuevo las viñetas del apartado «Empezar a pensar» y recuerda la siguiente
afirmación que aparece en el apartado de Información.
Scott y Powers llegan a afirmar que:
«ninguno de nosotros vive en la “verdadera realidad”. Vivimos dentro de los confines de
nuestras experiencias y los significados que damos a estas experiencias a través de
nuestra capacidad de comunicarnos» (1985:43).
Analiza la afirmación en función de lo estudiado en este y otros temas, en relación a cómo
influyen nuestros esquemas previos, y el contexto que nos rodea.
Medios de comunicación: aunque no hemos abarcado este aspecto en el tema, es
importante tenerlos en cuenta en los procesos de educación. Analiza cómo se produce y
transmite la información a través de estos medios (sin incluir las redes sociales), y hasta qué
punto la ciudadanía es partícipe.
Referencias
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TOFFLER, A. (1980). La Tercera Ola. Plaza & Janés, Editores, S. A. (9.ª ed., traducida del inglés al castellano, 1993).
[1] Corriente psicológica según la cual se puede modificar la conducta en función de unos estímulos (externos) que actúan
como reforzadores o inhibidores de una conducta (refuerzos positivos y negativos).
[2] http://www.uv.mx/blogs/uvi/2009/12/07/aspectos-de-la-comunicacion-intercultural/
Tema 5
Metodologías participativas en la investigación
y la acción socioeducativa
OBJETIVOS
Abejas y comales
Otro de los recurrentes proyectos en la región ha sido el de distribuir las llamadas «estufas
mejoradas». En esencia, son pequeñas cocinas construidas sobre bloques de cemento con
varios fogones metálicos, de hierro. En la lógica de los planificadores, estas estufas suponen
una clara ventaja frente a la tradicional forma de cocinar en el comal, puesto que requieren un
aporte calorífico de madera mucho menor. En una región donde la deforestación del bosque
causada por la explosión demográfica repercute en la baja calidad de los terrenos y la
disminución de las lluvias, las estufas se han mostrado como un «proyecto holístico»: con su
uso se arreglan de golpe todos los problemas. En otro lugar (López García; Mariano Juárez,
2006) hemos hablado de la falta de sensibilidad cultural de proyectos como éste. En las
comunidades más tradicionales, la cocina en el comal confiere a las tortillas de maíz una
estética, un sabor y una emotividad donde se expresan los roles de género y el orden del
contrato de matrimonio (López García, 2000). El poder calorífico de estas estufas no consigue
dotar a la tortilla de todos estos rasgos, de tal forma que han sido convenientemente apartadas.
Doña Paula me cuenta que en Pashapa eso ocurre con la gente más mayor, como su mamá, y
que no tiene que ser así, aunque su estufa es ahora el lugar donde se refugian algunos de los
pollitos que deambulan por el patio y ella cocina en comal tradicional. A pesar que Pashapa
no es una comunidad tradicional, lo cierto es que las estufas tampoco «han pegado» y apenas
dos familias admiten que las usan para poco más que calentar el café de forma esporádica. El
proyecto original vino para 22 mujeres, como cuentan en la comunidad, a veces los proyectos
vienen «así con número», y no todos pueden participar. La institución se llamaba «anco», con
la oficina en San Juan Ermita y fue una donación a cambio de sembrar una manzana de árboles
en un pedazo de tierra que alguien había donado, aunque después de la siembra acabaría
vendiendo, rompiendo el compromiso. Don Ángel admite también que en su casa apenas se
usa, y no tiene intención de cambiar. No ha probado como es el sabor, pero es capaz de
especular y comentar lo que dicen:
Directamente no, la señora mía no tortea en la estufa, sino que solo pone olla. Para tortear tiene un
comal. La tortilla galana solo sale en el comal… Pues mi señora nunca intentó siempre ha usado el comal…
esta señora que vive por aquí dice que tortea en la estufa, pero yo tampoco he visto las tortillas como son.
Dicen que puede notarse el sabor del hierro, el que tenga el olfato bien puede, porque como el hierro tiene
un poquito de óxido… el sabor o la desventaja que tiene el hierro es que apura mucho, apura mucho las
cosas, no les da todo el proceso de cocimiento completo, en cambio el barro es más más lento para cocer,
pero… se coce bien… de tal forma que la tortilla no sale igual… son un poquito diferentes…
Información
Estos principios (epistemológicos como metodológicos, aquí separados por una cuestión
didáctica) deben ser entendidos como un conjunto articulado y coherente que se desprende de
la experiencia y práctica operativa. De alguna manera los siguientes principios metodológicos
hacen referencia a los aportes y beneficios de la IP y su capacidad de generar espacios de
concienciación y transformación social.
• Democracia participativa. La IP puede beneficiar directamente a la comunidad. Es
importante que la población o colectivo aproveche no solo los resultados de la
investigación sino que sea capaz de beneficiarse del proceso mismo. Esto significa que
lo ideal es que los miembros de la comunidad estén involucrados en todo el proceso,
desde la detección del problema hasta la discusión y toma de decisiones para ensayar
posibles soluciones. El proceso de IP se fundamenta en una relación dialógica de
investigación y análisis donde los investigados/as e investigadores/as son parte activa
de un mismo proceso.
• El compromiso con la comunidad. Para la IP es fundamental que el investigador/a
asuma un compromiso político e ideológico con la comunidad con la que trabaja y su
causa. Este posicionamiento se presenta como cuestionamiento crítico y activo frente a
la pretendida neutralidad de una ciencia que favorece los grupos de poder dominantes.
Se trata de cambiar las formas de producción del conocimiento porque estas son la
base de las relaciones materiales que se desean transformar.
• Carácter político e ideológico de la actividad investigativa. Este principio
metodológico nos devuelve al debate sobre la neutralidad, se trata de la necesidad de
reconocer el carácter político e ideológico que posee toda actividad científica y
educativa. No es posible pensar la acción educativa como un dispositivo neutro,
aséptico y despolitizado. Desde esta perspectiva, se entiende que toda práctica social,
la metodología que se utilice para investigar, asesorar o coordinar adopta, consciente o
inconscientemente, una postura ideológica.
• Investigación, educación y acción como parte del mismo proceso transformativo. La
investigación, educación y acción son actividades integradas de un proceso continuo y
dialéctico que se consideran parte de la experiencia educativa. El aprendizaje no se
concreta necesariamente en procesos educativos formales o escolarizados, sino en
conocimientos generados en la práctica concreta.
Aunque la IAP comparte algunos aspectos, sobre todo procedimentales, con la IA, ambas
metodologías parten de contextos y asunciones diferentes. Uno de los principales impulsores
de la IAP es el sociólogo colombiano Orlando Fals Borda, muy cercano a las ideas de Freire
en torno a la educación popular. La IAP se entiende como un proceso político-pedagógico
enmarcado en un enfoque crítico de la investigación. Presta especial atención a las relaciones
de poder en la sociedad y parte del reconocimiento de la capacidad de las personas y
colectivos para analizar, comprender y transformar sus propios contextos.
Tres conceptos resultan fundamentales para comprender el alcance de la IAP (Glassman &
Erden, 2014): vivencia, praxis y concientización:
La vivencia es la experiencia plena de un suceso a través de la propia participación en él;
como tal, la vivencia no puede ser observada, sino únicamente sentida. De ahí que Fals Borda
acuñara el concepto de seres «sentipensantes» desde la combinación de razón y emoción. La
vivencia es la base del conocimiento social: de ahí la necesidad de que las personas que viven
la experiencia o situación concreta participen en la investigación de la misma.
Freire, en el contexto de su pedagogía del oprimido, define la praxis como el proceso que
une reflexión y acción para transformar el mundo (Masi, 2008). La praxis implica elevarse por
encima de las propias condiciones para cambiarlas a través del compromiso, el ejercicio y la
práctica de las ideas. Los oprimidos en un contexto determinado se debaten entre las
estrategias de supervivencia, en las que se combinan la resistencia al cambio y la asunción de
los valores del opresor, y su deseo de tener un mayor control sobre sus propias vidas. La
praxis hace posible cuestionar, problematizar y luchar por mejorar sus condiciones, e
hipotéticamente lograr la transformación de esas condiciones.
La idea de concientización, igualmente original de Freire, se refiere al proceso por el cual
las personas alcanzan una comprensión profunda tanto de la realidad sociocultural que moldea
sus vidas como de su propia capacidad para transformar esa realidad. Implica des-aprendizaje
y des-adoctrinamiento, hasta el punto de reconocer las bases ideológicas y las estrategias que
subyacen al mantenimiento del statu quo social.
Las siguientes premisas están en la base de las características distintivas de la IAP:
► Pretende disolver la asimetría entre sujeto-investigador y objeto-
informante/investigado, sustituyéndola por relaciones horizontales y recíprocas entre
sujetos. Se trata de involucrar como co-investigadores a las personas y grupos del
colectivo o comunidad, promoviendo su empoderamiento como actores sociales.
► La participación de los co-investigadores debe darse en todas las fases de la
investigación, y resulta fundamental en el inicio, es decir, en la identificación del
problema o necesidad.
► La finalidad de la investigación es conocer para transformar, generar un cambio
estructural y profundo en las relaciones sociales como resultado de la introducción de
nuevos esquemas de pensamiento y acción.
Para Óscar Jara, el proceso de sistematización puede llevarse a cabo en cinco tiempos:
Para iniciar una sistematización es necesario contar con una experiencia de la que partir
y con registros de la misma que nos permitan «revisitarla». Es imprescindible que sean
Punto de partida las personas que han participado en la experiencia quienes protagonicen la
sistematización, aunque puede contarse con otras ajenas al mismo como facilitadoras
del proceso.
A través de:
• Procesos de análisis y síntesis de la información
Reflexión e interpretación crítica
• Interpretación de la experiencia, mediante una lectura crítica colectiva de sus
particularidades, tensiones y contradicciones, para acercarnos a los porqués de
lo que ocurrió.
3.2. Videoactivismo
La consideración de los medios de comunicación como mediaciones es una idea tan obvia
como revolucionaria, situando la praxis con ellos como una posibilidad de construir
conocimiento colectivo y facilitar la cohesión de la comunidad, (Sierra, 2016).
Esta perspectiva rompe con esquemas clásicos aplicados a la comunicación que otorgan
una inercia a los roles de emisor y receptor. Del mismo modo que en educación se reclama una
alternativa a la educación bancaria, —pasiva, receptiva, sumisa—, la apropiación de los
medios de comunicación sitúa el protagonismo en los grupos sociales, posibilitando la
visibilización de discursos, voces, imágenes silenciadas en el uso de los medios al servicio de
fines definidos desde las estructuras de poder. En contrapartida, se reclama el uso de los
medios como parte constitutiva de nuestras vidas:
[…] yo parto de la idea de que los medios de comunicación no son un puro fenómeno comercial, no son
un puro fenómeno de manipulación ideológica, son un fenómeno cultural a través del cual la gente, mucha
gente, cada vez más gente, vive la constitución del sentido de su vida (Martín Babero, 1995:183).
Actividades
Título de la experiencia:
Persona que la elabora:
Organismo/institución:
Lugar y fecha de elaboración:
Contexto de la experiencia
Descripción breve del contexto en el que sucedió ese momento educativo significativo: dónde ocurrió, cuándo, quiénes
participaron, por qué y para qué se dio.
Relato de lo ocurrido
Narración ordenada y detallada de lo que sucedió, dando cuenta de su desarrollo y de los roles que jugaron las diversas
personas que participaron en la experiencia.
Aprendizajes
Reflexiones y enseñanzas que extraemos de lo vivido
Recomendaciones y sugerencias de cara a experiencias futuras
Palabras clave
Descriptores que identifiquen los temas de la experiencia
Actividad 2. Cinefórum
Visionar esta película de Sergio Cabrera, (1993), La estrategia del caracol cuya sinopsis
es la siguiente:
Los vecinos de uno de los barrios más pobres de Bogotá luchan para evitar el derribo de
la casa donde viven, que es propiedad de un millonario sin escrúpulos. Aunque su lucha contra
la especulación y la corrupción parece perdida de antemano, ponen en práctica una original
estrategia ideada por don Jacinto, un viejo anarquista español
(http://www.filmaffinity.com/es/film793141.html).
Encontramos diferentes propuestas de cine fórum[9] a partir de esta película, que han sido
de interés para el planteamiento de las siguientes cuestiones que podrán ser compartidas en un
foro de debate:
*Análisis de la situación que desencadena la acción. ¿Qué intereses les mueve a hacer
frente de manera colectiva? ¿Qué experiencia previa tienen en acción participativa?
¿Qué rol tiene cada uno? ¿Cuáles son sus miedos y confianzas? ¿Qué les une y qué les
distancia?
⃰ Análisis del desarrollo de la acción. ¿Surgen conflictos? ¿Tratan de reconocerlos y
darles solución? ¿Cómo se fomenta la participación de todos los miembros? ¿Qué
recursos ponen en marcha? ¿Cómo se respeta la diversidad? ¿Cómo se ejerce el
liderazgo? ¿Con qué personaje te identificas? ¿Qué aprendemos de esta acción como
forma de resistencia? ¿Qué valores son base de esta acción?
⃰ Reflexión final. Identifica un ámbito o situación en tu vida donde pudiera afianzarse el
sentido de comunidad. Indica cómo podría promoverse la participación de los
implicados.
Guías y manuales
ASKUNCE, Carlos; EIZAGUIRRE, Marlen; URRUTIA, Gorka (2004). La sistematización, una nueva
mirada a nuestras prácticas: Guía para la sistematización de experiencias de
transformación social. Bilbao: Hegoa. http://publicaciones.hegoa.ehu.es/publications/165
AA. VV. (2009). Metodologías participativas. Manual. CIMAS-Observatorio Internacional de
Ciudadana y Medio Ambiente Sostenible. http://www.redcimas.org/wordpress/wp-
content/uploads/2012/09/manual_2010.pdf
Vídeos
Sentipensante. https://www.youtube.com/watch?v=LbJWqetRuMo
Orlando Fals Borda explica el origen de las ideas de «cultura anfibia», ser
«sentipensante» y ser «hicotea» (8:39 minutos).
Investigación-Acción participativa. https://www.youtube.com/watch?v=op6qVGOGinU
Estudiosos y prácticos de la IAP, entre otros Orlando Fals Borda, Tomás Villasante y
Alfredo Ghiso, explican los orígenes y evolución de esta metodología y comparten sus
ideas y perspectivas en torno a ella (22:58 minutos).
De dónde venimos. El galpón de Tolosa. https://www.youtube.com/watch?v=3uhH6wLsIiA
Educación popular como pedagogía emergente. Bachillerato popular en la ciudad de La
Plata. (12:24 minutos).
La Batidora, radio en la escuela. https://vimeo.com/60271240
La Batidora es un documental que recorre la experiencia de una radio en una escuela del
conurbano bonaerense. La inercia escolar se ve interrumpida por una energía juvenil que
deja ver sensibilidades, inquietudes y tensiones que con frecuencia son opacadas por el
desencanto de los adultos y el peso de símbolos desvencijados. (39:01 minutos)
Paulo Freire contemporáneo. https://www.youtube.com/watch?v=5s2Fmtr3FN8
Documental que indaga en los orígenes de las primeras experiencias de alfabetización y
educación popular de Paulo Freire. (52:54 minutos)
Páginas web
Referencias
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un modelo de desarrollo comunitario. El caso de San Cristóbal de los Ángeles. Madrid: Editorial Popular.
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SIERRA CABALLERO, F. (2016). «Videoactivismo y nuevas formas de ciudadanía. Una perspectiva crítica de la Comunicación».
En F. SIERRA y D. MONTERO (eds.). Videoactivismo y movimientos sociales. Teoría y praxis de multitudes conectadas
(pp- 19-52). Barcelona.
[1] Algunos de estos acontecimientos fueron el surgimiento de la teoría de la dependencia, de Cardoso, Faletto y otros; la
revolución cubana, el llamado mayo del 68; la sociología de la explotación de González Casanova; vida y muerte de Camilo
Torres y el Che Guevara; desarrollo de la educación popular liberadora de la mano de Paulo Freire y la revolución sandinista en
Nicaragua. (Fals Borda, citado por Gabarrón y Hernandez Landa,1994).
[2] Un ejemplo concreto de desarrollo comunitario lo encontramos en siguiente obra: ALGUACIL, J., BASAGOITI, M., BRU,
P. y CAM ACHO, J. (2011). Experiencia y Desarrollo comunitario: metodología para un modelo de desarrollo
comunitario. El caso de San Cristóbal de los Ángeles. Madrid: Editorial Popular, Los problemas estructurales del barrio junto
con la llegada de nuevos vecinos extranjeros son la plataforma de inicio para plan integral de desarrollo comunitario que
pretende la mejora de las condiciones de vida en el sentido de optimización de la calidad de vida (vivienda, medio ambiente
urbano, sostenibilidad, empleo, salud, educación cultura, tiempo libre, servicios sociales, participación…).
[3] El término DIY vídeo lo utilizó la autora en su artículo Askanius, T. (2012). DIY Dying: Video Activism as Archive,
Commemoration and Evidence, International Journal of E-Politics (IJEP) 3(1). En él hace referencia a los vídeos domésticos
(do it yourself) que son compartidos en redes sociales como testimonio, denuncia y narración de manifestaciones
anticapitalistas en Europa en los últimos años.
[4] https://es.witness.org/
[5] http://www.btselem.org/
[6] http://www.insightshare.org/
[7] http://www.reflect-action.org/
[8] Adaptada de Óscar JARA, La sistematización de experiencias. Práctica y Teoría para otros mundos posibles
(2012:257).
[9] www.edualter.org/material/pau/estrategiae.htm
Tema 6
Redes sociales
Información
1. En-redados
La mayor parte de nosotros ya somos conscientes del efecto directo que tenemos sobre
nuestros amigos y familia; nuestras acciones pueden hacerles felices o desgraciados,
saludables o enfermos, incluso ricos o pobres. No obstante, raramente consideramos que todo
lo que pensamos, sentimos, hacemos, o decimos puede expandirse e influir más allá de la
gente que conocemos. Al mismo tiempo, nuestros amigos y familia son conductos a través de
los que ser influidos por cientos e incluso miles de personas. En una especie de reacción en
cadena podemos ser afectados profundamente por acontecimientos a los que no asistimos, que
suceden a personas que no conocemos y de los que no somos testigos. Como parte de una red
social (y no nos referimos de forma exclusiva a las virtuales) nos trascendemos a nosotros
mismos y nos convertimos en parte de algo mucho más amplio. Estamos conectados
(Christakis y Fowler, 2011) y relacionados, añado.
Nuestra conectividad tiene implicaciones radicales a la hora de comprender la condición
humana. Las redes sociales tienen valor precisamente porque nos ayudan a realizar lo que no
podemos hacer por nosotros mismos. Las redes influyen en la difusión de la alegría, en su
contagio, en la búsqueda de parejas sexuales, la conservación de la salud, el funcionamiento
de los mercados, y la lucha por la democracia. Los efectos de las redes sociales no son
siempre positivos. La depresión, la obesidad, las enfermedades de transmisión sexual, el
pánico financiero, la violencia, e incluso el suicidio se expanden en red. Las redes sociales, a
cambio, tienen a magnificar cualquier cosa con la que se les alimenta. Por esta razón, las redes
sociales son creativas y lo que crean no pertenece a ningún individuo sino que es compartido
por todos en la red. En este sentido las redes sociales son como un bosque comunal: todos
esperan beneficiarse de él, y también deben trabajar juntos para lograr manteniéndolo sano y
productivo. Esto significa que las redes sociales requieren cuidado, por parte de los
individuos, de los grupos y de las instituciones. En tanto que las redes sociales son
fundamentalmente y de forma distintiva humanas, y ubicuas, no deben ser consideradas como
garantizadas de antemano o como gratuitas.
Si tú eres más feliz o más rico o más sano que los otros, puede tener mucho que ver con
dónde estás situado en la red, incluso si tú no puedes discernir cuál es tu situación en la
misma. Y puede tener que ver con la estructura general de la red, incluso si no puedes
controlar dicha estructura como tal. Una persona con muchos amigos puede hacerse rico y
entonces atraer más amigos. Esta dinámica rico-se hace-más rico significa que las redes
pueden reforzar dramáticamente dos clases de desigualdad en nuestra sociedad: la desigualdad
situacional (algunos están mejor socioeconómicamente) y la desigualdad posicional (algunos
están mejor en cuanto a dónde están localizados en la red). Esto implica disponer de un
conocimiento muy significativo a la hora de luchar contra la desigualdad social y de apoyar a
las personas que se encuentran en situaciones de menor poder.
La red de carreteras
Las redes en las que nos movemos y actuamos también dan sentido a nuestro trabajo y
nuestra vida. La red es un espacio cultural cuyos miembros interpretan las conexiones, los
acontecimientos y se genera una complicidad, una conducta compartida sin que exista
necesariamente coordinación o conciencia explícita.
La «Miseria del mundo» es un estudio de Bourdieu et al. (1999) que ilustra muy
ajustadamente este idea. El estudio se aproxima a situaciones de miseria y marginación
aspirando a entenderlas mediante el reconocimiento de la complejidad de la urdimbre de
significados que construyen todos los implicados en ellas. Para ello habla, entrevista a
diferentes personas implicadas en la misma situación y recoge las diversas interpretaciones
que cada una de ellas aporta. El significado de lo que pasa y por qué sucede depende de la
posición y la situación de quien lo vive y lo cuenta. Bourdieu trata de ir en contra del
fatalismo implícito en la interpretación que emana de cada situación, la cual es vista como un
microcosmos, una red o urdimbre. El cambio, nos viene a decir, no es una ilusión sino una
realidad. Si bien este cambio puede tener un sentido diferente al que esperábamos o
necesitábamos.
Cuando proponemos atender a la idea de red para comprender la articulación entre
diversidad humana e igualdad en educación, la teoría actor-red (actor-network o acteur-
research) nos ayuda a analizar estas relaciones y a extraer consecuencias para la reflexión y la
práctica educativa. Esta teoría se propone en torno a dos ideas (Law y Hassard, 1999):
a) Es una aplicación de semióticas. Dice que las entidades toman su forma y adquieren sus
atributos como resultado de su interacción con otras entidades. No tienen propiedades
inherentes. Desde este esquema de pensamiento el dualismo carece de sentido: cierto o
falso, grande o pequeño, acción y estructura, humano y no humano, antes y después,
conocimiento y poder, contexto y contenido, actividad y pasividad, investigación y
cooperación. La teoría asume el interaccionismo y está presente en algunos movimientos,
como son los estudios culturales, la antropología social, la teoría feminista y otras
manifestaciones postestructuralistas. No hay divisiones, las divisiones y fronteras son efecto
o resultados. No están en el orden de las cosas.
b) Las entidades definen su forma como una consecuencia de las relaciones en las que están
situadas. Esto significa que son configuradas en, por y a través de estas relaciones. La
consecuencia es que todo es incierto y reversible, al menos en principio. Cómo las
entidades, las partes, los elementos son configurados y se configuran a sí mismas en las
relaciones que son relativamente estables.
De estas asunciones se deriva la idea de que los actores son efectos de las redes. Adoptan
los atributos de las entidades que les conforman. La teoría actor-red es una máquina semiótica
para cuestionar críticamente las diferencias esencialistas. Se insiste en el carácter
configurador de las relaciones y de los objetos constituidos en estas relaciones. La teoría
desestabiliza el euclideanismo al mostrar que lo que parece natural topográficamente, está de
hecho producido en redes que configuran un tipo de espacialidad diferente. Hemos perdido la
capacidad de aprender la complejidad. Es una de las cuestiones más importantes que debemos
abordar, ¿cómo evitar la simplificación?, ¿cómo hablar de la diversidad, de la complejidad?,
¿cómo poner en práctica esta visión en educación?, ¿qué consecuencias tiene para lo que hago
como educador/a?
De nuevo recurrimos a una idea ya expuesta en el primer capítulo al explicar el enfoque
intercultural. La metáfora que nos ayuda a dar respuesta a esto es la del «fractal» (Abdallah-
Pretceille, 2006). Los objetos que estudiamos son más que uno y menos que varios. No es una
multiplicidad ni una pluralidad. No es individual o colectivo, no es uno o varios. De ahí que
sea interesante recurrir a la metáfora del fractal: un fractal es una línea que ocupa más que una
dimensión y menos que dos. Algo entre medio sin fronteras definidas.
«... pensar la configuración de las formas culturales como fundamentalmente fractales, es decir, como
desprovistas de fronteras, de estructuras o de regularidades euclidianas...» (Appadurai, 1992)
Las fronteras son construcciones culturales que legitiman rupturas y barreras, tanto en los
territorios físicos como en los espacios sociales. El límite no es un hecho de espacio con
efectos sociológicos, sino un hecho sociológico que se forma en el espacio (Simmel, 2000).
Los acontecimientos, las situaciones y contextos educativos son complejos, frágiles,
inestables y reversibles. ¿Cómo influir en ellos si apenas podemos influir en unos cuantos
elementos?
Proponemos desentrañar la arquitectura de las redes complejas para comprender cómo
funcionan, qué características tienen, cuáles son sus efectos. La cartografía que nos revelan las
redes es un elemento esencial en el viaje que emprendemos cuando buscamos un conocimiento
mejor, más responsable y comprensivo con las personas. No es una paradoja plantear que el
reconocimiento de la complejidad, fragilidad y reversibilidad del mundo es condición
necesaria para investigar por un mundo y una sociedad sostenible (Solé, 2009). Es necesario
reconocer la complejidad, diversidad, fragilidad y reversibilidad de las experiencias
educativas para obtener conocimiento que sea beneficioso para todos y no solo para unos
pocos. Es decir, es preciso reconocer que las experiencias educativas que cada uno vive y los
beneficios que de ellas uno obtiene dependen no solo de las características personales sino de
las relaciones sociales en las que se desarrolla su vida. Y es más, dependen de la interacción
entre dichas características personales y las relaciones sociales en las que vive ya que unas y
otras se afectan mutuamente.
Las redes humanas son complejas pues están integradas por seres humanos que piensan,
toman decisiones, sienten, influyen en la red y son afectados por ella. Una forma muy
elemental de red es la cadena que transporta cubos de agua para apagar un incendio o el árbol
telefónico para difundir una información de manera rápida y eficiente. Son redes que nos
importan, son redes para cooperar, generar ayuda mutua, compartir conocimientos, influir en
cómo vivimos, nos educamos, etc. Una comunidad en red se define como un grupo de personas
que están más conectadas entre sí que a otros grupos. La comunidad se define por conexiones
estructurales y no tanto por un rasgo específico compartido. Conexión y contagio son
conceptos importantes en la red de cooperación. La conexión alude a quién está conectado con
quién. El contagio alude a lo que fluye y se transfiere a través de los vínculos o conexiones.
Algunas reglas pueden enunciarse en relación a la vida en las redes (Christakis y Fowler,
2009):
1. Nosotros damos forma a nuestra red. Cuántos la formamos, qué densidad tienen
nuestros contactos, quién está en el centro, quién en la periferia. Una forma de
averiguar nuestra posición en la red es preguntarnos: ¿con quién hablo de temas
importantes?, ¿con quién paso mi tiempo libre? En el ámbito de la investigación
educativa, atendemos a lo que nos hace estar hoy aquí y reconocemos dos tipos de
redes: la de las ideas y la de la cooperación. Las preguntas para reconocerlas son: ¿a
quién citas en tus artículos y trabajos científicos?, ¿con quién colaboras y trabajas?
2. Las redes en las que estamos nos conforman, en parte debido a nuestro lugar en la red y
a los contagios que en ella se producen.
3. Nuestros amigos o las personas con las que estamos en contacto nos influyen y los
amigos de nuestros amigos, los contactos de nuestros contactos, también.
4. La red tiene vida y entidad propia, tienen propiedades que no son percibidas por sus
propios miembros.
Algunos de esos ejemplos pueden entenderse mejor si ignoramos la voluntad y el
conocimiento de los individuos; o si aceptamos, siguiendo la teoría actor-red, que cada
individuo es más que uno y menos que varios. Pensemos en «la ola», iniciada en México en
1986, como un fenómeno colectivo que mantiene la regulación de movimientos de veinte
asientos por minuto, en una misma dirección.
Las redes son creativas y lo que producen no se explica por la contribución de un miembro
sino que es posible gracias al conjunto. La organización en red fomenta el aprendizaje,
representan un mecanismo para alcanzar legitimidad, proporcionan beneficios, facilitan la
gestión de recursos, proporcionan autonomía a los miembros de la misma (Podoly y Page,
1998). Comprender cómo funcionan las redes es bueno para ofrecer estrategias nuevas y
menos obvias que las habituales a la hora de educar de forma beneficiosa para todos y no solo
para una élite.
Resulta decisivo reconocer que nos encontramos participando en un modelo social
derivado de propuestas economicistas donde el comportamiento generado con conexiones y
contagio en red es visto como una aberración. Un ejemplo es la crisis económica de 2008 a
partir de la que se ha generado una crisis internacional. Los economistas (gurús sociales) lo
explican como una aberración y no tienen claves para comprenderlo. Es algo que no debería
haber pasado. También en la reflexión educativa nos movemos con presupuestos derivados de
modelos reduccionistas y economicistas donde la competencia y el individualismo son
comportamientos centrales. Estos enfoques impiden que podamos plantear las cuestiones
adecuadas en relación con las experiencias educativas que queremos comprender y sobre las
que queremos influir. De aquí la necesidad de ser conscientes y persistentes en el
reconocimiento de la capacidad cooperativa generada por las redes, incluso reconociendo las
dificultades y tensiones, los obstáculos y dilemas que esto nos provoca en la tarea cotidiana de
pensar (para acreditarnos individualmente, para cooperar colectivamente; para temas
relevantes en la academia, para influir sobre acontecimientos educativos significativos).
El reto es ser capaces de utilizar el poder de las redes sociales para mejorar la vida de los
pobres tanto y tan rápido como la de los ricos. La cuestión a resolver no es si podemos
hacerlo, sino si lo haremos.
¿Cómo las redes afectan nuestra capacidad para gobernarnos a nosotros mismos y alcanzar
nuestras metas de difundir el bienestar para todos?
La pedagogía es reflexión sobre la educación y es algo que nos compete hacer a todos los
educadores. Lo mejor que podemos hacer en beneficio de algo es comprenderlo para, en su
caso, actuar y transformarlo. Comprender no es una cuestión de simplemente registrar lo que
percibimos; comprender implica razonar, pensar, leer lo que sentimos y lo que vemos,
preguntarnos acerca de lo que esas percepciones indican y cómo podemos tenerlas en cuenta
sin ser superados por ellas (Amartya Sen, 2010).
A lo largo de este texto nos hemos propuesto comprender las complejas interacciones entre
diversidad humana y desigualdad asumiendo un enfoque intercultural que considera la
diversidad como normalidad y comprometidos con el objetivo de lograr equidad y justicia en
educación. En este sentido, reconocemos el carácter político de la pedagogía. La pedagogía es
reflexión sobre la educación y es inherentemente práctica productiva y directiva más que
neutral y objetiva. Esto significa que nuestra comprensión de lo que sucede nos lleva a tomar
decisiones que cambien el estado de desigualdad e injusticia. El riesgo en este momento es
que los educadores en general y los profesores en particular queden reducidos a ser meros
técnicos aplicadores y supervisores de procedimientos y estrategias; que sean reducidos al
estatus de trabajadores a tiempo parcial y temporales, convirtiéndose en una nueva clase de
educados subalternos y desprovistos de poder (Giroux, 2012).
En este contexto, la cooperación en red es necesaria par seguir pensando y haciendo en
educación, para reforzarnos en nuestro trabajo y compromiso. En el ámbito español, algunos
ejemplos de redes para la equidad en la escuela son:
— Comunidades de aprendizaje. Se entiende la comunidad como constituida por todos los
participantes en la vida escolar: familias, estudiantes, profesores, agentes sociales, otros
profesionales, asociaciones. Su objetivo es reconocer su diversidad y transformar las
condiciones de vida de la comunidad.
— Aprendizaje-servicio. El proyecto Tandem es uno de los más conocidos, pero no el único.
El proyecto vincula aprendizaje con acción personal en la comunidad, asociación, pueblo,
barrio, etc. El proyecto debe responder a necesidades identificadas por los propios
participantes.
— Redes de escuelas. La red de escuelas democráticas, la red de escuelas interculturales, la
red de escuelas cooperativas, etc. Las escuelas se enlazan unas con otras en torno a un
modelo o ideal común. Se trata de compartir, fortalecerse y tomar iniciativas conjuntas que
impliquen a todos y contribuyan a la mejora de cada centro.
— Ciudades educadoras. Se reconoce y promueve la importancia de la educación en la
ciudad. Ponen de relieve las vertientes educativas de los proyectos políticos de las
ciudades asociadas (www.edcities.org).
Cada una de estas redes se caracteriza por implicar personas que habitualmente no están
conectadas en una situación educativa dada: familias, participantes, profesores, ayuntamiento,
empresas, sindicatos, profesional de apoyo, etc. Esta diversidad de agentes es lo que hace
posible comprender los hechos educativos en toda su complejidad; imaginar el futuro más allá
de cómo son las situaciones que encontramos actualmente; difundir y compartir los resultados
de nuestra reflexión; y aplicarla en situaciones concretas. Esto es fundamental en educación ya
que los retos que tenemos planteados exigen pensar de forma diferente, imaginar soluciones
nuevas; y hacerlo en un contexto abierto, internacional.
Las propias autoras de este texto de Educación Intercultural hemos desarrollado nuestro
trabajo en un contexto de red, o al menos ha sido una aspiración al desarrollar algunos
proyectos. De forma específica, nos implicamos en constituir la INTER Network. Intercultural
Education. Teacher training and school practice. Nuestro propósito era pensar, investigar y
actuar en relación con la formación de profesores y la práctica escolar desde una perspectiva
intercultural (//interproject.up.pt.)
Para quien esto escribe, al contemplar mi vida en la red se hace evidente que me resulta
fácil pensar en redes, reconocer en cuáles me muevo; pero resultó muy complicado construirla
pues todos nuestros movimientos por inercia respondían a lo que habitualmente hacemos en un
grupo con mayor estructura que funcionalidad. Construir la red, imaginarla y hacerla funcionar
implica un grado de seguridad y confianza difíciles de lograr desde un primer momento.
Estamos acostumbrados a participar y coordinar un equipo, pero hacerlo en red implica
construir un espacio en el que se reconozca y se tenga confianza en el saber, capacidad y
experiencia de todos los miembros; apostar de forma decidida por la cooperación como vía
para el logro de objetivos compartidos; garantizar igualdad de status; producir códigos
compartidos y mantener una jerarquía funcional derivada de los objetivos y tareas a realizar.
La red se caracteriza por los procesos de intercambio y comunicación que genera y no tanto
por la estructura que se establece. Todo esto desafía nuestras ideas sobre el control y el saber
hacer que un coordinador/educador debe poner en marcha desde el principio.
La red incrementa su creatividad no porque todos los miembros se conozcan y mantengan
vínculos similares, sino porque unos se conocen entre sí y éstos conocen a otros. La estructura
de la red debía ir cambiando a medida que se planteaban objetivos diferentes, pero no siempre
se consiguió hacer con flexibilidad y agilidad. Había una tendencia a perpetuar los roles y
funciones ya establecidos; posiblemente alentado por la necesidad de mantener cierto nivel de
control desde la coordinación.
La red se ha mostrado especialmente útil como fórmula de reforma de la escuela a través
de la investigación colaborativa. Entendemos que la investigación la hacemos todos los que
pensamos y practicamos la educación. Investigar es aportar conocimiento en relación a algo
que nos preocupa, queremos mejorar o resolver, sentimos curiosidad por comprender, etc. Una
de las mayores aportaciones del trabajo en red es superar los límites entre investigación e
innovación permitiendo el trabajo conjunto de profesionales diversos que comparten las
mismas preocupaciones: educadores, animadores culturales, profesores de distintos niveles,
agentes educativos, administración, medios de comunicación, investigadores de distintas
disciplinas; superando barreras funcionales, de códigos, institucionales, jerárquicas y
geográficas.
La experiencia acumulada en redes para la innovación y la investigación nos permite
señalar cuatro factores clave para el logro de los objetivos y resultados de la red:
1. Coordinación efectiva, con fuertes habilidades para animar y estimular.
2. Diversidad de experiencias, organizaciones y países.
3. Personas comprometidas y dinámicas a lo largo del tiempo, con oportunidades para
participar.
4. Superación de barreras de comunicación interna, tales como la lengua y la limitada de
ir más allá de los miembros de la red.
La red ha hecho posible el contagio y la conexión entre los participantes. En ocasiones,
una idea nueva que es valorada y aceptada como buena no se aplica ¿por qué? Tiene que ver
con la comunicación, con la posibilidad de hablar sobre ella y llevarla a cabo. Innovar,
aplicar los resultados de investigación, transferir conocimiento implica hablar sobre ellos. Y
esto no viene dado, no forma parte habitual de nuestra profesión de educador e investigador
(Aguado y cols., 2011).
«En un centro en el que trabajé era fundamental el intercambio de experiencias, porque si un profesor
tenía una idea que había sido efectiva y había ido bien, pues se la podía comunicar a los otros y la
aplicábamos y, segundo, que es lo más efectivo para que el niño progrese... para dar respuesta a las
necesidades de estos alumnos, el centro tiene que tomar una serie de decisiones y no son individuales sino
que deben ser a nivel del claustro de profesores. Por ejemplo, los agrupamientos flexibles... los lugares o
espacios a utilizar...» (orientadora de CEIP).
«Cuando más aprendí en relación con atención a la diversidad fue durante mis años de tutor en segunda
etapa de EGB en el plan experimental de la reforma educativa (LOGSE)...allí desarrollamos un currículo
específico, prescindimos del libro de texto, realizábamos tutorías individuales y entre iguales, formábamos
grupos diversos para actividades variadas, adaptábamos el trabajo a las necesidades de los alumnos...
ahora no puedo ni plantearme hacer nada de eso...» (Profesor pedagogía terapéutica en el CEIP).
Un tema interesante para la educación es analizar cómo y por qué las personas adoptamos
nuevas ideas y cómo se difunden de unos a otros. Esto va desde los métodos agrícolas para
mejorar las condiciones de vida de determinados lugares del mundo hasta hábitos de vida
saludable en nuestras sociedades o modelos educativos que se muestran más eficaces con
alumnos de características diversas. Recientemente escuchaba a un responsable de política
educativa decir que la innovación en educación debería responder al modelo de las agencias
del medicamento: generar un medicamento (modelo o práctica educativa), aplicarlo en una
muestra representativa, valorar sus resultados y aplicarlo a nivel general. Estos son los
modelos economicistas que se toman como referencia para las ciencias sociales y contra los
que debemos rebelarnos. Son modelos que no aspiran a desarrollar medicamentos
beneficiosos para todos sino disponer de patentes competitivas en el mercado.
En ciencias sociales, y en educación particularmente, es preciso tener en cuenta los lazos
específicos entre personas. La mayor barrera para la innovación es que no hablamos unos con
otros, no hablamos entre nosotros y tampoco lo hacen los profesores entre sí o con las
familias, otros agentes y responsables educativos. La difusión de la información es crucial en
investigación educativa, tanto para fortalecerla como para aplicarla en la práctica. Los
congresos, revistas científicas, acogen siempre a un determinado perfil de profesionales. Las
redes son unos espacios necesarios para la difusión y la innovación. Frecuentemente, los
modelos de innovación lo han planteado como una gota que «cae en un vaso de agua» y se
expande. La tecnología se difunde despacio al principio, luego rápidamente y después de
forma más lenta. Es preciso generar redes que faciliten el proceso y que lo transmitan más allá
de nuestros propios contactos y límites.
La INTER Network ha mostrado un patrón similar a otras redes en cuanto a la existencia
de un grupo nuclear muy comprometido con los objetivos y tareas; otro grupo intermedio más
activo en momentos y actividades puntuales; y un grupo periférico con escasa participación
activa más allá de la asistencia a reuniones o conferencias. Es preciso reconocer que está
situación es un reflejo de los diferentes intereses, experiencias y conocimiento de los
miembros de la red, y esto es muestra de su diversidad. Los miembros con vínculos fuertes
fortalecen la red, y los que muestran vínculos más débiles contribuyen a vincular la red con
otros grupos y agentes en el medio social más amplio. En nuestra red podemos reconocer a
quien coordina, motiva, coopera, también al que va por libre y al que ejerce cierta función
punitiva. El que coopera conecta con otros en orden a crear más, a conocer mejor, a llevar a
cabo los objetivos de la red; el que va por libre conecta para liberarse de los que crean; y los
que castigan conectan para expulsar a los que van por libre.
Nuestra motivación básica para crear la red se deriva de una crítica al modelo de
estructura economicista en la que habitualmente se desarrolla nuestra actividad investigadora.
Nos interesa y queremos estar conectados a otros y hemos evolucionado hacia formas en las
que no compitamos unos con otros sino que cuidemos unos de otros. Tenemos en cuenta el
bienestar del otro al elegir y tomar decisiones. Queremos lo que otros a los que estamos
conectados quieren y en nuestro caso las cuestiones tenían que ver con cómo y para qué
adoptar un enfoque intercultural en educación.
En la vida de la red es estratégico disponer de un espacio virtual, como la plataforma alf
de la UNED, para mantener una conexión permanente entre los miembros y hacer posible una
cooperación real en el desarrollo de las tareas propuestas. La mayor parte de los miembros de
la red no habían utilizado previamente espacios virtuales en la investigación y ha sido
relevante constatar como se iba generando confianza en los mismos. El espacio es virtual,
pero las conductas son reales.
«[...] en nuestras vidas la intimidad del vecindario se ha roto debido al crecimiento de una intrincada
madeja de contactos más lejanos que nos hacen extrañar a la gente que vive en nuestras propias casas...
disminuyendo nuestra comunicación económica y espiritual con nuestros vecinos» (en relación al teléfono)
(Charles Horton Cooley, 1912, cit. en Christakis y Fowler, 2011).
Las dificultades mayores del trabajo en red han tenido que ver con la imprecisión y falta
de habilidad comunicativa por parte de los participantes; la poca claridad en la definición de
cuestiones y en generar productos a partir del consenso establecido; el debilitamiento del
saber y competencia desarrolladas con riesgo de diluirlas en otros campos. Una resistencia al
trabajo en red es la tendencia a seguir las normas que otros nos ponen, a no tomar la iniciativa,
a conformarnos. Es difícil hacer que lo que hemos aprendido juntos lo pongamos en práctica
en nuestra actividad profesional cotidiana.
La interacción se basa en suposiciones culturales que actúan como pantallas perceptuales
de los mensajes que intercambian. La comunicación es una experiencia compartida. Comunicar
es compartir significados por medio de símbolos y requiere una disposición referida a:
— Conocer los referentes culturales propios, autoconciencia cultural.
— Evitar generalizaciones.
— Relativismo como herramienta de análisis.
— Actitud abierta hacia el cambio.
— Disposición creativa y experimental.
Gudykust (1980) define la comunicación como una actividad transaccional simbólica que
implica hacer predicciones y reducir la incertidumbre.
El crear redes de cooperación es estratégicamente necesario para modificar nuestra visión
de la realidad. Y estas redes deberían plantearse cuestiones como:
— ¿Cómo pensamos que el mundo debería ser en el futuro y qué propuestas prácticas lo
harán posible?
— El mundo está cada vez más conectado y tenemos una mayor conciencia de la aparente
desconexión entre grupos, culturas, generaciones, ¿cuál es el papel de la educación a la
hora de reconectar a las personas?
— ¿Quién medirá los beneficios de la educación y cómo pueden las instituciones
demostrar su valor de la mejor forma posible?
— La educación debe incluir a todos, ser beneficiosa para todos, lo cual implica eliminar
algunas barreras que salvaguardan la propiedad del conocimiento por parte de algunos
y de las instituciones. ¿Quién podría compartir o asumir el papel de las escuelas y
universidades?
Necesitamos financiación para llevar a cabo estudios que nos permitan comprender e
influir en este mundo cambiante y son los organismos públicos quienes habitualmente nos la
ofrecen (UE-FPVII). No es irrelevante atender a la advertencia que Bourdieu nos hace:
«El dinero que es otorgado por los gobiernos tanto derechistas como izquierdistas para financiar
investigaciones desmadradas y desde el punto de vista científico inútiles... son la prueba indiscutible de lo
que esperan de las ciencias sociales: no el descubrimiento de la verdad sobre el mundo social, sino las
herramientas para una demagogia racional... estar atentos al desmontaje de aquellas maniobras y
manipulaciones de los ciudadanos y consumidores que se basan en la utilización perversa de la ciencia»
(Bourdieu, 1997:22).
Relea atentamente los apartados anteriores y el epígrafe «lo intercultural como relación y
comunicación» en el capítulo 1. Enumere las diez ideas más significativas señalando cuáles de
ellas ayudan a comprender mejor las redes sociales en la lucha por la justicia y la equidad en
educación. A continuación analice la dos tablas que se incluyen a continuación y que muestran
la distribución del riesgo de pobreza (porcentajes) en función de los estudios realizados y de
la nacionalidad, respectivamente. Elabore un texto en el que exponga su análisis atendiendo a
las ideas seleccionadas del capítulo.
2015 2014
Reflexiona acerca de cuáles son las redes en las que vives. ¿Cómo son, cómo funcionan?,
¿qué sucede en ellas?, ¿cómo se produce el contacto y contagio en ellas?, ¿qué se contagia?,
¿qué efectos educativos dirías que tienen en ti y en los demás?
Para responder a esto utiliza las respuestas que has dado a las preguntas del comienzo del
capítulo, el «empezar a pensar». Especialmente utiliza las referidas a:
1. ¿Recuerdas alguna ocasión en la que alguien te ayudó de forma que tú pudiste ayudar a
otro? ¿Es esta clase de situación de «ya me pagarás cuando puedas» rara o frecuente?
¿Hasta que punto crees que la amabilidad de las personas puede extenderse a través de
su red?
2. ¿Cuánto has viajado en tu vida? ¿Y tus padres y abuelos? ¿Crees que tienes más amigos
como resultado de haber visto más mundo?
3. ¿La vida virtual es diferente de la real? ¿Crees que los otros te tratarían de forma
diferente si tuvieras una apariencia distinta? ¿Crees que te comportarías de forma
distinta si tuvieras una apariencia diferente?
Elabora un gráfico mostrando las personas con quienes te relacionas y el sentido de dicha
relación. Puedes utilizar el formato habitual de los sociogramas con círculos que representan a
cada persona y flechas que señalan el sentido de la relación. Puedes incorporar otros
elementos que consideres de interés. Elige qué ámbito mostrar, amigos, familia, profesión, etc.
También puede ser una combinación de todos o algunos de los espacios en los que te
relacionas.
Una vez realizado el gráfico, ¿qué conclusiones extraes atendiendo a lo expuesto en el
capítulo sobre redes? Céntrate en las ideas que te parezcan más relevantes para tu propia
experiencia.
Actividad 4. Habla con ellas/os
Localiza un grupo, ya sea formal o informal, de amigos, compañeros, una asociación, una
escuela, una iniciativa popular o ciudadana, etc. Preséntate al responsable o la persona con
quien puedas contactar y solicita poder entrevistarles. Habla con al menos dos de ellos para
conocer qué hacen, por qué y para qué están relacionados, qué consiguen, cómo se organizan.
Si te lo permiten, graba y transcribe las entrevistas. Si no, toma notas y las completas una vez
finalizada para no perder información significativa. Elabora un texto explicando lo que te han
contado.
Recursos
Las novelas, los ensayos, los cuentos y narraciones de todas las épocas y lugares nos
muestran las relaciones que las personas construyen desde su reconocimiento personal y
social. El cine, las series, los documentales son fuente inagotable de miradas hacia la
diversidad y ejemplos de las redes que se generan entre las personas. Los escritos de Albert
Camus, Susan Sontag, Doris Lessing, Goeetze, Cervantes, Rosa Chacel, Pío Baroja,
Kenzanburo Oé, etc., son buenos ejemplos.
De forma muy específica se recomienda el visionado y la discusión en torno a algunas
películas que muestran ejemplos de redes sociales en contextos y situaciones muy diferentes:
«En construcción», película de José Luis Guerín (2010).
https://www.youtube.com/watch?v=qS0PGJ98IwA
«Habana». Disponible en DVD o a través de plataformas oficiales.
La estrategia del caracol. https://www.youtube.com/watch?v=oxXbNcTFoZs
Doctor en Alaska. Serie de la televisión americana que muestra las relaciones cotidianas
entre personas con características muy particulares. Los diálogos son buenos ejemplos de
cómo las personas damos significado y generamos sentido que explique lo que sucede y lo que
nos sucede.
«Redes». Programa TVE. Disponible en la pág. www.rtve.es y en Youtube.
Cuestiones para la reflexión y autoevaluación
1. Retomemos la propuesta con la que hemos iniciado el capítulo. En caso de que no lo hayas
hecho todavía, plantea las preguntas a algunos de tus amigos, conocidos, compañeros y
resume las respuestas que te han dado. ¿Qué conclusiones extraes de ellas? ¿De qué forma
funcionan, cómo se produce el contacto, qué se contagia? ¿Podrías hacer algo para mejorar
los beneficios que obtenéis de la red? ¿Cómo lograr que lo que sucede sea bueno para
todos, también para los que están en los márgenes o peor conectados?
2. ¿En qué consiste la teoría actor-red?, ¿qué implicaciones tiene en términos de comprender
la diversidad y las interacciones entre personas diferentes?, ¿cuáles serían
recomendaciones para un educador atendiendo a lo que la teoría actor-red propone?
3. ¿Cómo utilizar las redes en la investigación educativa?, ¿qué posibilidades y límites
deberíamos tener en cuenta? Redactar un ejemplo de investigación en red.
4. Comentar este fragmento utilizando las ideas expuestas en el apartado Pedagogía y redes
sociales:
«[...] en nuestras vidas la intimidad del vecindario se ha roto debido al crecimiento de una intrincada
madeja de contactos más lejanos que nos hacen extrañar a la gente que vive en nuestras propias casas...
disminuyendo nuestra comunicación económica y espiritual con nuestros vecinos» (en relación al teléfono)
(Charles Horton Cooley, 1912, cit. en Christakis y Fowler, 2011).
Referencias
ABDALLAH-P RETCEILLE, Martine (2006). «El enfoque intercultural como paradigma de la diversidad en educación». En
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SOLÉ, Ricard (2009). Redes complejas. Del genoma a internet. Barcelona: Tusquets editores.
TIANA, Alejandro (coord.) (2010). Libro Blanco de la Educación en Madrid. Madrid: PS.
[1] Cuando hablamos de investigación nos referimos a la que todos pueden realizar, la que nos lleva a reflexión y generar
conocimiento sobre la educación.
UNIDAD DIDÁCTICA III
ESCENARIOS
Tema 7
Escuelas democráticas
En este capítulo nos proponemos reflexionar y aportar ideas en relación con las escuelas
que necesitamos en sociedades que se comprometen con los principios democráticos de
equidad y justicia social. El foco lo ponemos en la escolaridad obligatoria por ser una etapa
en la que todos deben asistir a la escuela. En una sociedad democrática la única justificación
para que la escolaridad sea obligatoria para todos los ciudadanos es que sirva a todos, sea
buena para todos y no sólo para algunos. Los objetivos específicos que proponemos son:
• Tomar conciencia de que las sociedades que aspiran a ser democráticas exigen escuelas
democráticas y esto en todos los niveles académicos, pero especialmente en la
escolaridad obligatoria.
• Comprender qué significa escuela democrática, sus principios y prácticas; y los límites
establecidos en el actual contexto de políticas neoliberales.
• Actuar a partir de los ejemplos de experiencias y prácticas que ponen en valor los
principios de la escuela democrática.
Para empezar a pensar
— Gabriel: No, la escuela era una mujer particular y recogía allí todos los niños que cogían. De vez en cuando, cada
tres días, cuatro días, te tocaba leer. Te ponía en una cartilla que aprendieras unas cuantas de letras. Tenía una vara
de olivo. Si al otro día no te acordabas te pegaba tres o cuatro palos, para que te acordaras. En fin…, esa era la
vida […] Y te decía, «ven acá. Estas tres letras que te dije yo ayer, cuáles son…» Y a lo mejor no te acordabas de
una. Cogía la vara y te pegaba dos o tres crujidos. «Venga, otro».
— Cati (hija de Gabriel y Rosa): ¿Y ya te acordabas?
— Rosa: Algunas veces se acordaba... Ya intentaba
— Sara: Y yo odiaba el campo, coger aceitunas con escarcha, con siete años, fíjate…
— Rosa: Mis padres se fueron de caseros, que les decían y…, claro, nosotros éramos dos hermanos y mi hermano
pues se quedó en el pueblo con mi abuela porque estaba aprendiendo carpintero y como antes las niñas eran las que
tenían que ir con los padres, las niñas no podíamos aprender nada. Las niñas teníamos que ir siempre con las
madres… Pues nada, la niña para adelante y el niño se quedó en el pueblo y aprendió de carpintero.
— Gabriel: Yo fui a una escuela que se pagaban 3 perrillas en la guerra. Y cuando tuve 11 años me echaron al campo.
Mi padre tenía cuatro hijos, y el matrimonio, solo trabajaba él. Ganaba…, no se me olvidará, 8 pesetas y tenía que
mantener a seis personas. Entonces, qué pasaba. Pues cuando podías medio andar te tenían que echar a donde
comieras. Así era la vida. No tuvimos buena herencia, no tuvimos nada.
¿Cómo aprendieron fuera de la escuela?
— Sara: Yo era de las juventudes socialistas, yo pagaba una cuota, salía de dibujar y me iba allí a mecanografía y esas
cosas. Leía mucho, pero estalló la guerra y me destruyó la vida a los 17 años […] Me hubiera gustado mucho
estudiar, pero no pude…he aprendido de la vida y he leído mucho, me ha gustado leer todo lo que podía… Mi hijo sí
estudió.
— Belén: ¿Y cómo iba aprendiendo usted sola las letras y las cosas?
— Rosa: Pues sola…, yo qué sé cómo lo juntaba que yo aprendí a leer los periódicos y los libros y todo eso.
— Cati (hija de Rosa y Gabriel): Mira, tú decías que cómo había aprendido. Encontramos una vez un hatillo de libros
en el pueblo que estaban llenos de su nombre y apellido. Se había dedicado a escribirlo en todos los libros que había
encontrado para ensayar. Y es su firma en realidad. Es la firma que tiene ahora mismo. La fue aprendiendo a
fuerza de escribirlo en todos los papeles que pillaba. Eran libros viejos… Y ahí cuando lo vimos dijimos…
— Teresa: ¿Y por qué firmar? ¿Era porque lo necesitaba para firmar algo o era por escribir su nombre?
— Rosa: Era por escribir el nombre. Entonces no teníamos que firmar mucho. Era por enseñarme a poner yo mi
nombre. En cualquier sitio.
— Gabriel: No, yo aprendí a leer luego trabajando en el campo ya. Había gente que sabía y te iban enseñando algo.
Pero, vaya, no aprendí nada del otro mundo. Aprendí las cuatro reglas y aprendí a defenderme.
— Teresa: Que no es poco.
— Gabriel: Que no es poco.
¿Qué escuela querían para sus hijos?, ¿qué hicieron para conseguir que los hijos fueran a
esa escuela?
— Sara: …Tuve un hijo y yo dije «quiero que mi hijo estudie». Así que me dieron una carta de recomendación…, una
señora que era amiga de una casa a la que yo iba a coser y me dijo que me podía recomendar… Mi hijo estudió y
es aparejador.
— Teresa: ¿Y qué creen, toda esta sabiduría de tanto ir a la escuela y tanta carrera universitaria, para qué les ha
servido?
— Rosa: Para defenderse ellas aquí en Madrid, que es una alegría que vayan por todos sitios y no tenga que ir nadie
con ellas. ¿Qué te parece a ti con eso? Con eso es…, vamos…, yo cuando las veo… Porque yo tengo sobrinas en
el pueblo que son de la edad de mi Cati y de mi Rosa y las sacas de allí y no saben ni andar. Y eso sí que es una
pena. Pero yo mis hijas, vayan a donde vayan, descuida que no se pierden ni les pasa nada. Ellas saben por dónde
andan. Pues para qué quieres más que eso. Lo que yo no he sido.
Gabriel recuerda cuando Cati, bien pequeña, llegó a casa recitando una copla que le
habían enseñado en la escuela. Está orgulloso de ver cómo aprende su hija. Tan orgulloso, que
quiso aprender con Cati lo mismo que ella había aprendido aquel día en la escuela. Han
pasado 45 años y nos la recita ahora sin dudar, mostrándonos emocionado lo que su hija
aprendió y él con ella:
Información
1. La educación como derecho y deber
La educación ha llegado a ser no sólo un derecho sino también, en muchos casos, un deber,
cuyo cumplimiento ha de ser garantizado por los gobiernos y sometido a los principios de
igualdad y libertad. Sin embargo, este derecho-deber se ha alcanzado sólo parcialmente y de
forma desigual. Se supone que el derecho/deber a la educación se realiza a través de la
escolarización obligatoria. La escolarización obligatoria es ya no sólo una práctica
institucional, sino también un «modelo mental» que suele considerarse tan «natural» y
universal como el derecho a la educación en sí. Es un principio democrático el que afirma el
derecho de todos a la educación. Se supone que a través de la educación los estudiantes
desarrollan la racionalidad y el pensamiento crítico. Aún más, se supone que adquieren
conocimientos e interiorizan valores globales. La educación se relaciona con el avance de la
ilustración, de la democracia y la justicia social, así como con la integración y con el
crecimiento económico. En las democracias consolidadas los ciudadanos tienen el derecho y
el deber de educarse; este derecho se manifiesta en forma de una escuela elemental obligatoria
abierta a todos. La escolaridad obligatoria debe garantizar a todos experiencias y logros
valiosos.
El reto es hacer que la escuela sea buena para todos y no sólo para algunos. Para ello es
preciso construir escuelas democráticas, las cuales siempre implican adoptar una mirada
intercultural al comprender la diversidad humana y exigen el compromiso ético del educador
por la equidad y la justicia social. Algunos autores nos alertan acerca de las amenazas
derivadas de enfoques sobre la diversidad humana que contribuyen a legitimar dicha
desigualdad, a justificarla en las escuelas. Así:
«Actualmente las escuelas están desconectadas de cualquier mirada local; pero al mismo tiempo las
escuelas libres proporcionan oportunidades a las comunidades locales de mantener sus propias escuelas.
Vivimos en una sociedad profundamente desigual. Aquí en Reino Unido más que en otros países desarrollados
nuestro parentesco marca nuestro progreso. Para los que creemos en la justicia social esta estratificación es
moralmente inaceptable…Hay un enfoque de la exclusión que se construye sobre la base de enfocar el
problema como una cuestión de la comunidad y las familias y no como un problema económico de
desigualdad estructural. Las familias, las culturas y las circunstancias son penalizadas y el estado debe
intervenir para interrumpir la reproducción del déficit y la desventaja» (Stephen Ball, 2014).
Seguimos a Gribble al señalar las características de las escuelas democráticas, tal y como
son aplicadas por la Red Internacional de Educación Democrática/International Democratic
Education Network (www.idenetwork.org) y la European Democratic Education Community
(EUDEC, www.eudec.org).
«Las escuelas democráticas suponen que las personas son más importantes que las instituciones…los
aprendizajes y los maestros gozan de los mismos derechos, son comunidades pacíficas y seguras donde hay
orden sin poder. Algunas personas que entran en una escuela democrática por primera vez, ya sean
profesores o estudiantes, lo expresan como «siento que he llegado a casa». Uno se siente aceptado por sí
mismo. Son escuelas donde la obediencia no es una virtud; donde los valores importan más que las
apariencias; donde el afecto es más importante que la autoridad; donde cualquier respeto, más allá del que
todos nos debemos mutuamente, debe ganarse, no es una consecuencia automática del estatus. No se trata
sólo de tener oportunidades para aprender, de desarrollar capacidades; sino de utilizarlas con entusiasmo.
Las actividades se eligen libremente, se establece un gobierno democrático por parte de estudiantes y
personal de la escuela, sin referencia a una supuesta guía o sistema de orden superior» (Gribble, 2004:46-51).
Las escuelas en sociedades democráticas deben ser buenas para todos, y no sólo para
algunos, tal y como ya se ha dicho. El compromiso de los educadores con la equidad y la
justicia social es irrenunciable. Es relevante analizar qué significan tanto una como otra. La
equidad se refiere a las elecciones, oportunidades y posibilidades que cada persona tiene; y
está condicionada por la interacción entre las características individuales y las condiciones
sociales. Es decir, las elecciones y oportunidades que tenemos a nuestro alcance no dependen
exclusivamente de nuestras capacidades sino que están condicionadas por nuestra posición
social, por las relaciones de nuestros padres y amigos, por el lugar que ocupamos en el
entramado social en el que vivimos. Esto significa que cualquiera de nosotros podrá o no
hacer uso de sus capacidades o llegar a conocerlas y desarrollarlas dependiendo de si su
familia dispone o no de recursos, de si vive en un pueblo, ciudad o barrio con dotaciones
educativas; de si en su medio social dispone de ejemplos de personas que se han formado, etc.
La igualdad de oportunidades no existe como tal a priori, no viene dada «per se» sino que es
un logro, una aspiración. Es preciso trabajar, ser activos para conseguirla y esto implica
reconocer la desigualdad de posición en la que están los estudiantes en el sistema escolar
(Dubet, 2016).
La justicia social implica reconocimiento personal y social, así como la redistribución de
los recursos socioeconómicos. El reconocimiento personal y social significa poder educarme
y formar parte de la sociedad sin dejar de ser uno mismo, sin renunciar a quién soy en
términos de grupos a los que me siento vinculado, familia, referentes culturales. Es frecuente
que se adopten medidas o se hagan valoraciones en función de visiones estereotipadas de los
«jóvenes», los «niños», los «emigrantes», los... Se requiere ver a cada persona como quien es,
huyendo de imágenes prefijadas que poco o nada nos dicen acerca de la persona en sí misma.
De ahí la importancia que en la escuela democrática tiene dar voz a cada uno y establecer un
aprendizaje autodeterminado en función de nuestras necesidades e intereses. En este sentido la
individualización, el reconocimiento de cada uno es imprescindible. La redistribución de los
recursos significa que los recursos educativos se distribuyan garantizando que llegan a todos y
que están accesibles para todos. No es suficiente con ponerlos a disposición de todos sino
tomar medidas que hagan real el uso de los mismos por parte de los que más dificultades
tienen para utilizarlos. Esos recursos se refieren tanto a acceder a ellos como a garantizar que
son de calidad para todos, que no hay sistema escolar de primer o segundo nivel para
estudiantes considerados de primera o de segunda. La justicia de un sistema escolar no está
tanto en la cantidad de estudiantes pobres que llegan a la élite, sino en la calidad de la
escuela, es decir, de las experiencias escolares de los estudiantes más frágiles y peor
posicionados socialmente (Dubet, 2016). La escolaridad contribuye a la justicia social
reconociendo la diversidad como normalidad, evitando la discriminación en función de
categorías sociales (nacionalidad, lengua, religión, origen, género, etc.), manteniendo altas
expectativas respecto a todos, promoviendo la movilidad social y produciendo políticas y
prácticas transformadoras.
La educación no es un fenómeno epifenoménico en las sociedades en las que vivimos; por
el contrario, es un fenómeno central y decisivo para construir sociedades democráticas. De ahí
la importancia de comprender las tensiones a las que está sometida en este momento a través
de un discurso neoliberal desde el que se están justificando algunas decisiones a nivel europeo
y nacional. El siguiente apartado expone cuáles son los componentes básicos de dicho
discurso y las estrategias a través de las que se lleva a la práctica.
En estos momentos la democracia está amenazada por ideologías neoliberales que utilizan la escolaridad
como herramienta imprescindible al servicio de sus fines: mercantilización, individualismo. Reconocemos
algunas corrientes básicas que están actuando en las escuelas (Luque y Carrera, 2013:43):
4. Reformas financiero-dependientes.
Más de 61 millones de niños de las naciones en desarrollo no reciben ningún tipo de educación, y más de
la mitad de ellos son niñas. En algunos países, hasta la mitad de los estudiantes que ha asistido a la escuela
primaria no puede leer una oración, y un tercio no puede hacer operaciones matemáticas básicas. Los
modelos de educación tradicionales no están proporcionando a estos alumnos el acceso a educación de alta
calidad que necesitan para poder ingresar mejor preparados a la fuerza laboral.
IFC considera que la enseñanza privada puede contribuir de manera significativa en los mercados
emergentes, al complementar los esfuerzos de los Gobiernos por proporcionar educación a los pobres.
El texto pone de manifiesto una estrategia muy común a la hora de colonizar el discurso
educativo: apropiación de los objetivos propios de una educación progresista (reducir
brecha), desvalorización de la situación presente (fracaso de la educación tradicional) y
propuesta de solución (enseñanza privada y, si continuáramos con la lectura del documento,
tecnología como medio de mejora de la educación primaria y vinculación de la educación con
el empleo).
El sentido y búsqueda de identidad de las instituciones económicas, políticas y sociales ha
ido cediendo paso a las directrices de una agenda global que se impone con un autoritarismo
difícil de evitar. Las instituciones educativas no son ajenas a esta tendencia, quedando sujetos
al enfoque marcado por organismos supranacionales que dictan hacia dónde dirigirnos y cómo
orientarnos. Diversos estudios analizan la influencia de estos organismos en la política
educativa nacional. En esta línea Jakobi y Martens (2014) destacan el papel de la OCDE en la
definición de los problemas en materia educativa y en la propuesta de soluciones. Para ello,
establece dos mecanismos claros de actuación: por una parte, la comparación de resultados a
nivel internacional y, por otra, la difusión del objetivo de lifelong learning, asumido en los
discursos oficiales de manera generalizada.
En relación con la comparación internacional de resultados, la OCDE opera a través de
dos conocidos instrumentos: el informe Education at a glance y el estudio PISA. La propia
OCDE (2015: 13) presenta así la oportunidad de este:
Hace solo 25 años, mucha gente consideraba que la educación era demasiado local, demasiado atada a
su contexto específico para ser medida, contraria a la métrica estadística comparativa. Pero el enorme
progreso de las técnicas estadísticas, la recogida de datos y los procedimientos de análisis han permitido a los
responsables políticos, investigadores y público en general ver cómo la educación está implementada en todo
el mundo, evaluar el rendimiento y aprender de otros países.
Ahora que la comunidad global ha definido la meta y objetivos de la educación, necesita desarrollar
indicadores sobre el acceso, la equidad y la calidad que puedan ser medidos y evaluados a través del tiempo.
No vamos a valorar el alcance y utilidad que pueda tener este informe en la práctica, pero
sí al menos poner de manifiesto lo que desde nuestro punto de vista es un argumento débil para
justificar su necesidad y orientación. Como indica la cita, es el énfasis en lo observable, lo
medible, lo que pretende legitimar la praxis educativa, dejando fuera todos aquellos aspectos
sutiles y subjetivos necesarios que intervienen necesariamente en la educación. Por otra parte,
esta posibilidad de fotografiar la educación a través de indicadores pretende ser un medio
para contribuir a unos objetivos globales, sin que se nos explique cómo y quiénes han
participado en la definición de los mismos. Igualmente queda sin justificar cómo se consigue
contribuir al logro de los objetivos a través de los indicadores.
Estos mismos saltos argumentales los encontramos en PISA. Los estudios PISA advierten
desde un principio que lo que miden las pruebas depende de la experiencia acumulada en la
vida del alumno. Por tanto intervienen elementos ajenos a la escolarización obligatoria, que es
su objeto de estudio.
Además, la pretensión de PISA es evaluar la aptitud de los jóvenes para aplicar saberes a
la vida real (literacy), desinteresándose por los saberes específicos. Como indica Carabañas
(2015:62-63) en su libro La inutilidad de PISA para las escuelas, «PISA parece participar de
la idea de que la información es tan fácil de encontrar fuera de la escuela que esta debe
concentrarse en educar para usarla […] Por eso, al examinar la preparación de los jóvenes
para la vida se evalúan también las escuelas, si bien hasta cierto punto». Sin embargo, la
interpretación que circula del informe PISA pone de manifiesto básicamente posiciones entre
países en relación a los logros conseguidos por alumnos de quince años. Encontramos así un
primer desajuste: si PISA no está diseñada para medir conocimientos escolares, ¿qué interés
tiene PISA para las escuelas?, ¿por qué se les hace responsable de los resultados?
Por otra parte, PISA no establece relaciones causales entre los resultados conseguidos y un
amplio rango de factores con los que correlacionan. Sin embargo, eso no le exime de hacer
recomendaciones como, por ejemplo, la importancia de la disciplina, su contribución al
aprendizaje y su consecución a través de profesores muy cualificados. Si los estudios son
únicamente correlacionales, ¿sobre qué base se establecen estas conclusiones que afectan a las
políticas educativas?
PISA no se ocupa de plantear y responder a estas cuestiones. Sin embargo su influencia es
indiscutible. Su éxito, de acuerdo con Carabañas, posiblemente se justifique a partir de la
integración de las dos corrientes ideológicas más poderosas en materia de educación: el
utilitarismo economicista del capital humano (incluye la idea de que antes se pagaba a la gente
por lo que sabía, no por lo que sabía hacer, como por fin ocurrirá en el futuro) y el
progresismo pedagógico (contrapone memorismo a comprensión; suponen que las escuelas
deben dar menos importancia a los contenidos y más a los procedimientos y competencias
generales).
El ejemplo de estos dos organismos, Banco Mundial y OCDE, nos debe llevar a pensar en
la influencia que ejercen en la configuración del pensamiento oficial y su peso en la vida de
los centros. Instalan, con notable éxito, una visión y un lenguaje con la complicidad y apoyo de
los gobiernos que avalan estas instituciones. Visión y lenguaje propios de un enfoque mercantil
aplicado de manera globalizada al ámbito educativo.
LOE LOMCE
Decidir Informar
Fijar Informar
A partir de las lecciones aprendidas en nuestro trabajo con estas escuelas aportamos los
siguientes ejemplos que pueden inspirar líneas de actuación como las que propone Apple
(2006) en su reivindicación por la escuela democrática:
a) Hacer públicos los desafíos que tenemos planteados
Dar a conocer la situación actual de las escuelas en nuestra sociedad, las amenazas a las
que se enfrentan. Es preciso colocar el foco en la justicia y la equidad, en reconocer la
diversidad de los estudiantes, en comprender que toda educación es un proceso de
construcción cultural y en evitar legitimar desigualdades, servilismos e injusticias en base a
supuestas categorías establecidas a priori. Cuanto más decisivos son los diplomas para
acceder al empleo, más intensa es la competencia y las desigualdades escolares. Los mejor
posicionados socialmente están mejor situados para lograrlos; las escuelas trabajan para ellos.
Esto no es justo y es preciso cambiarlo.
Reconocer la diversidad es la premisa básica a partir de la cual podamos construir una
educación que garantice buenas experiencias y resultados para todos. Es preciso rehuir
etiquetas que relacionan diversidad con pertenencia a determinados grupos y los sitúan así
como diferentes, como «otros» a los que hay que dirigir programas específicos. Si no
ofrecemos una educación para todos no cabe pensar en buenos resultados para todos. La
diversidad es la norma presente en nuestras vidas, en nuestras relaciones. La escuela es de
todos y cada uno, reconocidos como únicos; la escuela no selecciona sino que enseña. Así lo
reconoce esta maestra cuando reflexiona sobre su trabajo en la escuela:
«Te puedo decir que la diversidad somos todos (…) En la escuela hay 24 o 25 niños y cada uno tiene una
historia, una vida. Yo tengo la mía, entonces todos somos diversidad, no hace falta buscar a los inmigrantes
ni a gente de otros países, porque podemos estar marginando al vecino de al lado. Lo que debemos hacer es
detectar todo ese tipo de cosas, trabajarlas, porque la diversidad es todo, no sé decirte qué es diversidad,
¿qué es diversidad? Diversidad es la vida, y la vida es que yo aprendo de ti y tu aprendes de mí, depende de
la postura que tú tengas ante la vida» (Historia de vida de Concha).
[…] «Si no nos preocupamos de estas cosas estamos haciendo individuos borregos del sistema, que sirven
para que se mantenga el sistema. Y yo precisamente lo que quiero es dinamitar el sistema. De ahí la pasión
que a veces le ponemos, porque yo creo que sabemos lo que está en juego. De hecho, cualquier gobierno, da
igual como sea, en lo primero que mete mano es en la escuela. El que se hace dueño de la escuela, se hace
dueño del alma de los niños (Historia de vida de Antonio).
Una de las niñas de esta clase de compensatoria al preguntarle por qué estaba en esta clase, nos dijo que
«porque voy a repetir curso el año que viene» (Aguado, 2010).
La escuela debe trabajar para asegurar una comunicación fluida con la comunidad de
pertenencia. Obviamente la comunidad está representada mayoritariamente por familias, pero
también por otras personas. Entre escuela y comunidad debe establecer una relación de
reciprocidad, compartiendo recursos, experiencias, saberes. La escuela es parte de la
comunidad, como la comunidad debe encontrar espacio en la escuela. La alianza entre escuela
y comunidad permite avanzar en el logro de resultados educativos valiosos, favorecidos a
través de esta relación. Actividades, talleres, grupos interactivos, comunidades de
aprendizaje, experiencias de aprendizaje servicio, son algunos ejemplos de trabajo y
reconocimiento recíproco.
La escuela representa las necesidades de la comunidad. Por ejemplo en este barrio hay mucha población
gitana cuyos niños asisten a esta escuela y muchos de sus padres no trabajan. Por eso no nos centramos
exclusivamente en los niños aunque sean nuestra prioridad, sino también en sus padres. Realizamos muchas
actividades extraescolares para toda la familia. El objetivo no es solo ofrecer un programa interesante, sino
que acepten la escuela como una parte integrante de sus vidas (Directora centro educativo en Praga).
Bueno, no tengo ningún secreto para trabajar y colaborar con familias gitanas; todo lo que necesitas es
buena voluntad y confianza, de forma que ellos sientan que su apoyo a la escuela realmente cuenta (Maestra
centro educativo en Praga).
Esto se comenzó a hacer cuando Mar todavía trabajaba en el colegio, hace más de diez años. Todo
empezó con las obras de la carretera de circunvalación. Mari José insiste en que estaban de acuerdo con la
necesidad de esa obra, pero también había que analizar el impacto. Iba a afectar a un pequeño trozo de
marisma que todavía se conserva en el pueblo y que ya no estaba en muy buen estado, pero que
consideraban se debería cuidar.
«Entonces, pues nos pusimos analizar. Hicimos un trabajo y después le escribimos una carta a al alcalde,
pues comentando nuestras preocupaciones y lo que le decíamos que podía mejorar y todo este tipo de cosas.
O lo que veíamos bien, y sobre todo pues eso, lo que tenía que cuidar» (Profesor Comunidad de Aprendizaje de
Ondarroa).
d) Convertir las prácticas educativas críticas en prácticas que suceden en escuelas reales
Son prácticas educativas críticas aquellas que, en palabras de Freire, se orientan hacia una
finalidad liberadora. Para Freire, la educación liberadora tiene como objetivo desarrollar una
conciencia crítica que permita a los que aprenden reconocer las conexiones entre sus
problemas y experiencias individuales y los contextos sociales en los que éstos ocurren. Esta
concienciación («conscientisation») es el primer paso necesario para una «praxis,» que se
configura como una aproximación a una toma de acción progresiva y reflexiva. La praxis
implica involucrarse en un ciclo de teoría, aplicación, evaluación, reflexión y de nuevo a la
teoría. La transformación social debe ser el producto de la praxis a un nivel colectivo.
Los ejemplos que mostramos a continuación dan cuenta de cómo se puede llevar a cabo en
los centros. Desde el punto de vista de la enseñanza-aprendizaje estas experiencias conciben
este proceso como una posibilidad para la producción o construcción de conocimiento,
asumiendo dos principios básicos del aprendizaje: experiencia e interacción. De acuerdo con
Dewey (1938), apuestan por el aprendizaje como construcción colectiva de conocimiento que
debe estar estrechamente unida a las experiencias de los estudiantes y sus respectivos
entornos.
Estas prácticas responden a un enfoque de enseñanza orientada al aprendizaje motivado
(autoaprendizaje), trabajando sin libros de texto, a través de proyectos, rincones y zonas,
utilizando la asamblea como espacio para compartir cuestiones importantes en la vida de los
chicos, valorando las oportunidades de aprendizaje que ofrece la comunidad, trabajando con
metodologías participativas:
Considera este maestro que en Trabenco trabajaban teniendo muy claro el concepto de escuela que
querían para sus alumnos: querían formar a niños libres y críticos. Elaboraban sus propios materiales y
trabajaban por centros de interés. Formaban parte del currículo las salidas anuales de convivencia para
trabajar el medio natural, otros espacios y otras geografías (Murcia, Madrid, Cantabria, Galicia…); la visita
a un poblado gitano para conocer a fondo sus modos de vida; los intercambios escolares con escuelas de
España, Francia, Italia y Alemania; las visitas a museos muy programadas (arqueológico, ciencias naturales),
exposiciones temporales…; las recogidas de folklore tradicional; el uso de la biblioteca de aula con un
tiempo diario, en el inicio del día, la dramatización, la psicomotricidad, la incardinación en el barrio
compartiendo fiestas populares y locales… Todo lo artístico tenía un gran peso en Trabenco[…] Desde los
primeros cursos se hacen propuestas de trabajo con guión y fuentes de búsqueda de datos para que los niños
investiguen en grupo durante un tiempo, asesorados por el maestro, y después expongan sus conclusiones a
la clase. Y la clase, junto al profesor y el propio alumno, evalúen (Historia de vida de Antonio).
¿Por qué la asamblea? (…) Una de las cosas que buscamos es que el chaval tenga la posibilidad de
contarnos, de expresarnos aquello que le está preocupando en el día a día, y de ahí la asamblea, y saber a
qué se enfrenta ese día, por nuestra parte» […] lo que sí pretendemos es que el alumno tome la voz, diga qué
sabe, qué quiere aprender y qué necesita, y no solo sobre el proyecto que estemos trabajando, sino sobre
aspectos o conflictos de su vida cotidiana en el aula (CEIP Carlos Cano).
El trabajo por zonas está principalmente en el primer ciclo de Primaria, para que sirva de continuidad al
trabajo que se hace en Infantil […] También favorece muchísimo más la capacidad de organizar el alumno su
tarea, o le invita a que el alumno organice su tarea: pues ahora me voy a Matemáticas, y mañana me voy a
Lengua, con lo cual el alumno ahí encuentra libertad de movimientos, pero sabe que tiene la responsabilidad
durante la semana —en Primaria estoy hablando— de cumplir las tareas que se han establecido (CEIP Carlos
Cano).
Cuando me planteé volcarme en el trabajo cooperativo y en los proyectos, lo hice porque pensaba que
era la mejor forma de involucrar a los niños y niñas con más problemas de aprendizaje y porque ampliaba
los aprendizajes de todos más allá de lo meramente disciplinar (habilidades sociales, trabajo en equipo,
resolución de conflictos, etc.) ¿Para qué diseñamos actividades inclusivas entonces, si a la hora de la verdad
se saca a los alumnos con dificultades fuera del aula muchas horas a la semana? Así lo único que hacemos
es descolgarles más […] Yo creo que un alumno con dificultades aprende más y mejor cuando se siente parte
del grupo, cuando sus compañeros intentan aclararle las dudas a su manera y cuando él también aporta su
inteligencia en beneficio del equipo. Se trata de hacerles sentir «competentes» y no siempre «a remolque»
(CEIP Carlos Cano).
—Sí —replica el director—, el proceso es muy importante, estoy de acuerdo, pero el resultado también.
—El problema —prosigue la profesora— es que el proceso no se valora, lo que vale es el resultado y eso
pasa en todo, en la evaluación de los niños y en la comparación de centros, y eso luego tiene sus
repercusiones políticas, sociales y económicas (CEIP San José Obrero).
Todas estas prácticas contribuyen a reducir las desigualdades, a construir una escuela
común no selectiva en la etapa obligatoria (6-16 años); a reconocer la distribución espacial de
las desigualdades sociales y superarla provocando la convivencia en clase de estudiantes de
diversos orígenes, barrios, contextos; a favorecer formas diversas de aprender y enseñar que
reconozcan la diversidad de los estudiantes y de sus familias y comunidades.
Las actividades que siguen a continuación pretenden seguir acumulando ejemplos a partir
de nuestras propias experiencias, seguir reflexionando sobre estas prácticas posibles y
necesarias en las escuelas.
Actividades y sugerencias
Actividad 1
Imagina una escuela, cualquier escuela. Por ejemplo, la que conociste como estudiante, o la que conoces
como profesor. ¿Cómo es? Podemos describir el clima, la estructura de la escuela como una metáfora o una
imagen mental y tomar conciencia de que nosotros no trabajamos para sistemas escolares. Nosotros
trabajamos para la idea, la imagen, la percepción que tenemos de la escuela. Esas percepciones son modelos
mentales que influyen en la forma en que la gente actúa en la escuela y en las formas en las que la gente
interpreta lo que ocurre. Nosotros podemos percibir la escuela como una máquina, como un organismo vivo,
un cerebro, un sistema político, una prisión psíquica, un rompecabezas, como algo que fluye y transforma,
como dominación… (Morgan, 1997).
— Redacta un breve texto que describa esa imagen mental de la escuela que conoces, la
que has vivido.
Y ahora piensa en una escuela democrática, ¿cuál es la imagen mental, cuál es la metáfora
en la que pensamos? Para nosotros, una escuela democrática es un organismo vivo que
funciona como un sistema, como un sistema complejo, dirigido por un cerebro, y que se
caracteriza por provocar procesos en los que se cambia, se transforma, se evoluciona. ¿Qué
significa esto? Esto significa que la escuela es un sistema complejo donde diferentes órganos
interactúan para cumplir una función (enseñar, aprender), para mantener la escuela viva. La
escuela es un cerebro, un órgano que piensa, y aprende, que analiza y toma decisiones. La
escuela se encuentra en un estado de cambio y transformación, no es estática, está orientada
hacia el cambio y el aprendizaje.
Esta metáfora de la estructura de la escuela es la que subyace a las llamadas «escuelas
democráticas» o «escuelas inclusivas». En este punto es importante tener en cuenta que la
organización de la escuela está afectada por factores que están fuera de la misma: el marco
legal, la estructura del sistema educativo, los roles de los profesores que aplican esas
regulaciones, el marco de trabajo marcado por la Unión Europea y las iniciativas locales, la
formación continua del profesorado. En otros capítulos de este texto se han abordado estas
cuestiones.
— Redacta unas frases que expongan prácticas específicas a llevar a cabo en una escuela
democrática.
— Compara la imagen de la escuela que conoces con la metáfora de la escuela
democrática.
— Discute las similitudes y discrepancias con tus compañeros a través del foro.
— Elabora una conclusión final.
Divide una hoja de papel en tres columnas. En la primera, escribe tus propias ideas acerca
de la educación: para qué sirve, o para qué debería servir. Recuerda lo que pensabas cuando
decidiste empezar tu carrera docente o lo que pensabas como estudiante, o madre/padre de
estudiante. En la segunda columna, escribe lo que crees que los padres piensan acerca de la
educación: por qué envían a sus hijos al colegio, qué piden a la escuela. En la tercera columna
deberías hacer lo mismo respecto a los estudiantes: para qué creen ellos que sirve la
educación, qué expectativas tienen. Después de escribir tus opiniones, deberías contrastarlas
con las ideas que padres y alumnos expresen realmente sobre la educación. Puedes organizar
una entrevista con algunos padres colaborativos, o sacar el tema en clase y preguntar a tus
alumnos, o puedes preparar un cuestionario para recoger sus opiniones sobre las siguientes
cuestiones:
• ¿Para qué sirve la escuela?
• ¿De qué forma la escuela ayuda a los estudiantes a desarrollar su vida?
• ¿Por qué la escuela es importante y necesaria en nuestra sociedad?
Compara y analiza las ideas que has obtenido de estudiantes y padres con las que
escribiste al principio, las que tú asumías como suyas. Busca las diferencias y
contradicciones, y trata de explicarlas. ¿Has aprendido algo a través de este análisis? ¿Han
cambiado algunas de tus ideas previas? ¿Cuáles? ¿Por qué? ¿Qué tipo de escuela te gustaría
para ti, para tus hijos,…? ¿Cómo debería ser? Redacta un breve documento con tus
conclusiones. Después, redacta un documento alternativo que contenga los objetivos de la
educación, contando con la participación de todos los miembros de la comunidad escolar.
Una vez finalizada la actividad anterior, nos gustaría que intentaras comparar las ideas con
las prácticas. ¿Cuáles de las ideas anteriormente expresadas son puestas en práctica en las
aulas que conoces o recuerdas? ¿Existe algún tipo de práctica educativa que te lleve a alcanzar
tus ideales educativos?¿Cuál? ¿Se dan prácticas contrarias a tus ideas? ¿Hay ideas olvidadas?
¿Por qué? ¿Qué podrías hacer tú para hacer coincidir en mayor medida las ideas con las
prácticas? ¿Hay algún impedimento o barrera para que las ideas guíen las prácticas? ¿Qué
puedes hacer al respecto?
1. Piensa en los objetivos educativos de ese centro: en este tercer paso deberías tener en
mente tu análisis previo sobre las ideas y las prácticas, para compararlas ahora con los
objetivos reales de tu centro. Si éste ha desarrollado un documento reflejando sus
objetivos(Proyecto de Centro) deberías consultarlo, analizarlo y compararlo con tus
conclusiones previas. De nuevo deberías hacerte consciente de en qué se acercan y en qué
se alejan, señalando las razones y estableciendo conclusiones.
2. Comparte tu experiencia con otros compañeros: una buena forma sería elaborar un póster
mostrando el proceso y tus conclusiones sobre las actividades anteriores, discutirlo con tus
compañeros y hacer propuestas de cambio. Si tienes en cuenta los objetivos de la educación
intercultural tu análisis será más rico y estará más centrado en el tema.
3. Organiza un taller de profesores para discutir estas ideas (sería interesante invitar también a
los padres de tus alumnos). Toma nota de las conclusiones del taller y, a modo de
evaluación de este módulo, haz un informe escrito comparando la información recogida con
los objetivos de la educación intercultural (esta actividad debe llevarse a cabo en un aula
real, ya que es importante reflejar el contexto sociocultural y escolar).
Cuando se usan libros de texto, es muy importante que tengamos presente a todos y cada
uno de los individuos con los que los utilizamos sobre cada uno en concreto. Trata de
descubrir si sus experiencias, sus entornos, sus expectativas y sus historias personales se
pueden considerar incluidas o no en los libros de texto que estás utilizando y piensa en qué
tipo de imágenes o valoraciones están adquiriendo los alumnos sobre todo ello. Debes
modificar los libros (proporcionando ejemplos alternativos y cambiando los contenidos
cuando sea necesario), a ser posible con la ayuda de los estudiantes. El área de Ciencias
Sociales es una de las más adecuadas y también de las más peligrosas, porque la Historia se
suele escribir desde una perspectiva única. La Filosofía, la Ética, la Educación para la
ciudadanía, etc., son asignaturas muy adecuadas también para plantearse este tipo de
cuestiones. Sin embargo, no hay que olvidar las Matemáticas, la Física, etc., donde se pueden
emplear ejemplos que reflejen la diversidad del alumnado. El objetivo final debería ser que
cada alumno se sintiera representado, respetado, reconocido y valorado desde el propio
currículo.
En caso de que no puedas acceder a una clase concreta, localiza un libro de texto
cualquiera para hacer la actividad.
Recursos
Páginas web
www.idenetwork.org
Es el portal de la International Democratic Education Network en la que participan
escuelas y grupos de numerosos países de diferentes continentes. Se delimita el sentido
que tiene la educación democrática, se exponen testimonios de participantes y se ofrecen
recursos para compartir y participar en la red. Del mismo modo se ofrece información
sobre las conferencias anuales que se celebran y los artículos que permiten conocer más a
fondo las premisas y prácticas de las escuelas democráticas. La página está administrada
por el profesor Gibble desde el Reino Unido.
www.eudec.org
Se presenta la European Democratic Education Community como espacio de intercambio
entre académicos, profesores y estudiantes participantes en proyectos educativos
democráticos, tanto escuelas como programas sociales. Se ofrecen experiencias
desarrolladas en diferentes lugares del mundo. Se definen los dos principios básicos de la
educación democrática: el aprendizaje auto-determinado y la comunidad de equidad y
respeto mutuo.
Página diseñada por McLaren, profesor de la facultad de Educación en la Universidad de
California en Los Ángeles (UCLA). Escolarización urbana: currículo, enseñanza, liderazgo y
estudios políticos. Diseñada junto con Richard Kahn y Gregory Martin. Esta página empieza
con la siguiente afirmación: «Esta página web ha sido diseñada como un recurso para los
estudiantes de Pedagogía crítica. La Pedagogía crítica que yo apoyo y practico aboga por la
disensión no violenta, el desarrollo de una filosofía de la praxis guiada por un humanismo
marxista, el estudio del pensamiento y los movimientos sociales revolucionarios y la lucha por
una democracia socialista. Se opone a la democracia liberal que sólo sirve para facilitar la
reproducción del capital. Y defiende un movimiento social multirracial y antiimperialista cuyo
objetivo es oponerse al racismo, el capitalismo (tanto la propiedad privada como las formas
estatales de propiedad), el sexismo, el heterosexismo, las jerarquías de clase social, así como
cualquier otra forma de opresión. Se ha inspirado en los filósofos de la praxis revolucionaria,
tales como Paolo Freire, Raya Dunayevskaya y otros filósofos, activistas políticos, y apoya a
todo aquel que aspire a y luche por la libertad. La Pedagogía crítica se opone tanto al
terrorismo de estado como a los actos individuales de terrorismo.
Audiovisuales
Referencias
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selección y competitividad». En Avances de Supervisión Educativa, n.º 18, 1-11.
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[1] Las prácticas están tomadas de los siguientes trabajos:
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http://www2.uned.es/grupointer/diversidad-cultural-logros_mec_2010.pdf
Alonso Suárez,Claudia Diversidad cultural y mejora de la eficacia escolar: descripción y análisis de buenas prácticas
escolares desde el enfoque intercultural. UNED. Tesis doctoral. http://e-spacio.uned.es/fez/view.php?pid=tesisuned:Educacion-
Cmalonso
Ballesteros Velázquez, Belén y Gil Jaurena, Inés (coords.). (2012). Diversidad cultural y eficacia de la escuela. Un
repertorio de buenas prácticas en centros de educación obligatoria. Madrid: Ministerio de Educación. Colección Entre
Manos n.º 3.
http://www2.uned.es/grupointer/diversidad_cultural_eficacia_escolar_buenas_practicas_12.pdf
Keleidoschool https://canal.uned.es/serial/index/hash/3b9be7e15b46c42911f39a4a9e861022
Tema 8
Hacia una Educación Social Intercultural
Héctor S. Melero
UNED. Facultad de Educación
Grupo INTER www.uned.es/grupointer
OBJETIVOS
http://listocomics.com/comic/173-educacio-social-10/[1]
Piensa en esta frase ¿Por qué plantea la usuaria que le han «pillado»? ¿Qué implica que le
hayan pillado? Piensa por tanto en las implicaciones que tiene en nuestra sociedad que a una
persona se la etiquete como «loco», date cuenta además que esa etiqueta no es estable, ha
variado y varia de una sociedad a otra y a lo largo del tiempo. Piensa ahora: ¿quién le ha
pillado?, es decir, ¿quién tiene la capacidad para imponer la categoría de «enfermo mental» en
nuestra sociedad? ¿En qué fundamenta la legitimidad de esta imposición? Esta es una pregunta
de difícil respuesta con muchas implicaciones, pero las más interesantes para una persona
profesional de la educación social es: ¿cuál es la utilidad de etiquetar a alguien cómo
«enfermo mental»? ¿Qué ventajas tiene? ¿Qué problemas genera?
Fíjate también en la viñeta, pertenece a una serie de tiras cómicas donde una persona que
no se dedica a la educación social le hace una serie de preguntas o le lanza una serie de ideas
sobre la educación social a una persona que sí se dedica a esta profesión. Piensa en las ideas
que trasmite la viñeta sobre las personas con las que trabajan las profesionales de la
educación social. ¿No da la sensación que en vez de trabajar junto a personas y sus
necesidades trabajamos con agrupaciones realizadas a partir de caracterizaciones que se
consideran compartidas y definitorias? Vuelve a pensar en la utilidad, las ventajas y los
inconvenientes de categorizar/clasificar a las personas con las que trabajamos. Por otra parte
el autor comenta en la web de esta tira cómica que el texto original incluía la palabra «viejo
abandonado» en vez de «abuelo» y «perdedores» en vez de «personas con conflictos» que
fueron cambiadas a petición de la revista donde se publicaron. Piensa en estos cambios. ¿Es
mejor la categoría «esquizofrénico» o «enfermo mental» que «loco»? ¿Por qué? Trata de
recordar la cantidad de categorías que han ido apareciendo para clasificar a las personas junto
a las que trabajamos y sus modificaciones: delincuentes, conflictivos, inadaptados, des-
adaptados, en situación de riesgo o des-adaptación o viejos, tercera edad, abuelos, mayores o
retrasados, deficientes, discapacitados, diversos funcionales o destinatario, receptor,
población diana, usuario, cliente, participante[2]. ¿Por qué estos cambios? ¿Son unas categorías
mejores que otras? ¿Por qué? ¿Qué tienen en común?
Son muchas preguntas y tanto la frase cómo la tira pueden despertarnos aun más, pensad en
ellas todo lo que queráis. Pero hay dos que he dejado para el final. La frase nos cuestiona
sobre otras dos categorías que aparecen en ella y su relación, estas son «educador/usuario».
La tira, en la última viñeta, nos está cuestionando sobre las razones para dedicarnos a la
educación social, ¿Cuál es el fin último que perseguimos en nuestro trabajo? ¿Por qué hemos
decidido ser educadoras sociales? Quizá estas sean las preguntas que todas deberíamos
hacernos de vez en cuando. Mi intención a lo largo del texto es seguir desarrollando estas
cuestiones desde el enfoque de la educación intercultural. Quizá no consiga dar respuestas
claras y precisas a las mismas, pero es suficiente con que cualquier persona dedicada a la
educación, y especialmente a la educación social, vea la necesidad y pertinencia de hacerse
estas y otras preguntas a lo largo de su ejercicio profesional y de manera constante, para poder
llegar a respuestas situadas que le ayuden para realizar su labor a lo largo de su vida
profesional.
Información
1. Introducción
Lo primero que debo explicitar tiene que ver con el título de este capítulo ya que
inicialmente pensé en utilizar el habitual «intervención socioeducativa», pero el término
«intervención» resulta problemático, ya que si «toda intervención socioeducativa supone la
entrada en la realidad del «otro» con la pretensión de cambiarla a partir de las concepciones
teóricas e ideológicas del interventor» (Ucar, 2005:38), y si, al usar «el término intervención
estamos presuponiendo, al menos, tres cosas. Una, que la parte intervenida lo es a causa de la
situación en la que se encuentra; dos, que la intervención tratará de mejorar la situación o
modificar un curso de acciones con una finalidad optimizadora; y tres, que quien intervenga lo
hará desde su autoridad o competencia para ello» (García Gutiérrez y García Blanco,
2013:70). Entonces, quizá, la intervención socioeducativa no pueda ser intercultural, o al
menos no sin ciertas matizaciones. Además esta perspectiva me resultaba algo limitante, dado
que «la exclusión social es el objetivo prioritario de la intervención social, tanto desde un
punto de vista preventivo cómo rehabilitador o asistencial» (Mondragón y Trigueros,
2004:106) y la Educación Social Intercultural creo que debe tener una perspectiva más
amplia, como expondré más adelante.
Frente al carácter más tecnicista del termino «intervención socioeducativa» podrían usarse
otros que evidencian un carácter ético-moral cómo son «acción socioeducativa» o «praxis
socioeducativa», (García Gutiérrez y García Blanco, 2013). Sin embargo el problematizar
sobre esto nos introduciría en un debate que excede con creces las pretensiones de este
capítulo, y que, francamente, aun no sé si he aclarado con la suficiente precisión y certeza
como para exponerlo en unas pocas líneas. Por todo ello, dejando a las lectoras su crítica y
debate, he preferido hacer explícitas estas reflexiones así como la decisión tomada, que no es
otra que la de utilizar el término «Educación Social», que además de dejar clara la temática
del capitulo, es un término lo suficientemente amplio para que la exploración en sus márgenes
me permita ir concretando y acotando lo que entiendo que debe ser el ejercicio profesional de
la educación social desde el enfoque intercultural.
También me gustaría aclarar otro aspecto en relación a esto: ¿a quién me dirijo cuando
hablo de profesional de la educación social? Ya que, aunque la disciplina paradigmática sería
la educación/pedagogía social[3], existen, tanto a nivel nacional como Europeo, —donde
además las denominaciones varían (Scarpa y Corrente, 2007)[4]—, otras figuras profesionales
relacionadas con esta disciplina y reconocidas dentro de distintos niveles formativos[5]. Por
ello, siendo esta la realidad actual, quiero mantenerme en una postura abierta y amplia también
en este tema. En las siguientes páginas me dirijo a todas esas profesiones, independientemente
de su denominación concreta, dado que todas ellas trabajan en el ámbito socioeducativo, es
decir, todas realizan acciones pedagógicas con un denso sentido «social» (Caride, 2004) y,
por lo tanto, pueden (y quizá deban) realizar su labor desde el enfoque intercultural,
independientemente de con qué población trabajen.
También quiero aclarar a que me refiero con el termino «intercultural», aunque sin
necesidad de profundizar mucho (dado que es una idea que ha ido acompañando a todos los
capítulos de este libro y sobre la que se ha centrado el primero de los mismos), sí que es
interesante recordarla como base de todo lo que se escribirá posteriormente.
Cuando digo «interculturalidad» hablo de un enfoque, una clave para interpretar el mundo
y nuestro trabajo. Un posicionamiento amplio, no limitado a los temas concretos que suelen
encontrarse bajo esta denominación. Por ello no voy a centrarme en la acción socioeducativa
con población inmigrante (Cohen-Emerique, 2013) o en programas de desarrollo de
competencias interculturales entendidas como las que se utilizan en la relación entre
«culturas» (Vilá, 2008), pues aunque pienso que en dichas propuestas hay aspectos
interesantes para la práctica de la educación social (por lo que animo a leerlas), creo que
parten de visiones limitadas y limitantes de la educación intercultural.
Para las personas que escribimos este manual, la educación intercultural nos atañe a todas,
no solo a determinados grupos convenientemente categorizados. Básicamente porque todas las
personas somos diversas, es decir, la diversidad es una característica básica de los seres
humanos, por lo que el foco debe ponerse en el proceso educativo entre personas concretas y
no en los grupos a las que estas supuestamente pertenecen. La educación es un proceso
comunicativo, es aquello que sucede en la interacción entre personas, siendo estas mucho más
complejas que las categorías que tratan de agruparlas y clasificarlas, agrupaciones que,
además, siempre se hacen en beneficio de unos grupos sobre otros.
Y esta es una primera clave que debemos tener en cuenta, para educar hay que ver a la
persona real con la que interaccionamos, hay que conocerla concretamente, y esto no se puede
hacer si la ocultamos bajo características preestablecidas según supuestos (o impuestos)
grupos de pertenencia, ya que dichas características quizá «informan sobre grupos sociales en
los que los individuos son inscritos o adscritos; pero no nos dan información sobre las
personas mismas.» (Aguado, 2009:15). Y para conocer a las personas hay que aprender a
comunicarnos desde el reconocimiento del otro y entender la educación como un proceso de
intercambio, creación y construcción conjunta.
«Aprender a ver, a escuchar, a estar atento al otro, aprender, la vigilancia y la obertura desde una perspectiva de
diversidad y no de diferencias nos devuelven al reconocimiento y a la experiencia de la existencia del otro,
experiencia que se adquiere y se trabaja. No se puede comprender al otro fuera de una comunicación y de un
intercambio» (Abdallah-Pretceille, 2006:4).
A su vez, esto me lleva a la siguiente clave básica: todo proceso educativo intercultural,
puesto que es un proceso de comunicación e intercambio, es una práctica y una hermenéutica
(Abdallah-Pretceille, 2006), que aquí voy a interpretar cómo una praxis, en su acepción
freiriana[6]. La educación intercultural es un hecho práctico entre las personas que participan
del proceso educativo, que se comunican. Es una acción concreta en la que cada persona
intercambia significados propios y a la vez interpreta las acciones de las demás personas
implicadas. La educación es una (re)construcción contante de cultura, y «la cultura no es una
realidad social en sí misma aprehensible de manera objetiva, es una vivencia de la que hay
que reconstruir el sentido» (Abdallah-Pretceille, 2001:40). Es por esto por lo que la
Educación es básicamente una praxis, una acción práctica y reflexiva simultáneamente, y por
lo que, en realidad, está tan alejada de esas propuestas tecnocráticas que pretenden reducirlo a
la aplicación acrítica de técnicas preestablecidas.
Por último hay un aspecto que quiero destacar; a mi entender, la autentica praxis de
educación intercultural esta comprometida con la equidad y con la justicia social, o en
palabras de Paul C. Gorski:
«[...] authentic intercultural practice begins with —indeed cannot exist without the deconstruction of
power, privilege, oppression, and the consciousness, or lack of consciousness, that these conditions engender
in the oppressor and the oppressed» (Gorski, 2009:89).
Estas son por tanto las claves bajo las que escribo este trabajo, la educación intercultural
cómo praxis crítica (edu)comunicativa de co-construcción y transformación socio-cultural
entre personas concretas, diversas, complejas y cambiantes.
Decía Miquel Gómez Serra que «no hay una única acepción de educación social, sino que
éste es un concepto polisémico y sobre el que existen diversas formas de entenderlo»
(2003:234). Por eso son muchas las autoras que han hablado sobre la diversidad de ámbitos y
enfoques de la educación social. Por generalizar (y polarizar) vuelvo a citar a Miquel para
decir que la educación social tiene dos grandes perspectivas «según sean los sujetos
preferentes de la acción: una perceptiva restringida que focaliza la acción a las personas y los
grupos que presentan algún tipo de dificultad social y una perspectiva amplia que dirige la
acción hacia cualquier persona o grupo, independientemente de si éstos presentan o no
necesidades sociopersonales específicas» (Gómez Serra, 2003:234). En los extremos de este
continuo sitúo la educación especializada y a la animación sociocultural respectivamente.
Una vez dicho esto parece que la animación sociocultural entronca mejor con el enfoque
intercultural puesto que tiene una visión amplia en cuanto a las personas a las que se dirige,
mientras que la educación especializada parte ya inicialmente de la clasificación de las
personas susceptibles de su intervención. Sin embargo, creo que el potencial del enfoque
intercultural es evidenciar que la definición de los grupos con los que desarrollar la acción
socioeducativa supone una clasificación y estratificación que puede llegar a resultar
estigmatizante y contraproducente, por lo que obliga a enfocar el proceso educativo con la
persona concreta. Esto significa que puede ser muy útil para la educación especializada, sin
olvidar que la animación sociocultural también utiliza las clasificaciones sociales (la
«juventud» puede que sea aquí la estrella). Además no debemos olvidar que todos estos
ámbitos son en sí mismos categorizaciones que nos permiten entender la realidad pero, en la
práctica, sus límites son difusos y cambiantes, con lo que una buena educación social debe ser
dinámica y versátil para responder a la complejidad y diversidad de la sociedad actual.
Así, en respuesta a la pregunta con la que abría este apartado puedo decir que hablamos
de toda educación social. Solo que con determinados aspectos de la misma la educación
intercultural dialoga de manera consonante, mientras que con otros lo hace de manera
disonante. Creo que en ambos casos este diálogo supone un enriquecimiento de la educación
social en su conjunto y de igual manera puede llevar a prácticas que favorezcan la razón de ser
de la misma.
Entendiendo que su razón de ser, «su finalidad [del trabajo socioeducativo] es la
socialización y la ciudadanía plena para todo el mundo» (AIEJI, 2010:8), y que «el objetivo
de la socialización y la ciudadanía plena para todos también significa que las educadoras y los
educadores sociales están obligados a identificar y a oponerse a los mecanismos de exclusión
de la sociedad y a comunicar el conocimiento de estos mecanismos a las administraciones
competentes» (AIEJI, 2010:9). Por ello quizá el enfoque intercultural sea imprescindible para
que nuestro ejercicio profesional pueda «identificar y oponerse» a determinados mecanismos
de exclusión en vez de fortalecerlos y perpetuarlos, independientemente del ámbito de
intervención.
2. El enfoque intercultural en educación social
«Las convergencias entre el enfoque intercultural y la práctica de la animación sociocultural son identificables en
elementos tan relevantes cómo los principios y los fines en ambos campos. Así, conceptos cómo democracia cultural,
transformación social, equidad o participación son referentes fundamentales y orientan la intervención
sociocomunitaria tanto en la animación sociocultural como en la perspectiva intercultural. Igualmente las metodologías
derivadas del enfoque intercultural se encuentran en total sintonía con la metodología de animación sociocultural,
planteadas desde la participación, la cooperación, etc.» (Gil-Jaurena, 2013:6).
Terminaba el apartado anterior con las definiciones propuestas por las distintas
asociaciones profesionales de educadoras en las que se destacaban dos aspectos relacionados
con las dos funciones de la educación: por un lado, la función reproductora, aquella que
pretende incorporar a las personas a la cultura o sociedad en la que viven y por otra la función
transformadora, aquella que facilita la adquisición de habilidades que permitan el desarrollo
de esa cultura y sociedad por la acción creativa de sus integrantes. Desde esta dicotomización,
usualmente se ha entendido la animación sociocultural relacionada con esta última función
transformadora, mientras que la educación especializada caía del lado de la función
reproductora. Aunque esto es una simplificación y una visión algo antigua que ha ido
cuestionándose y modificándose paulatinamente, en realidad, esta concepción permanece y
sigue estando detrás de muchas de las intervenciones que se realizan (también a nivel
formativo)[7].
Creo que esta visión dicotomizada no solo surge del devenir histórico de la profesión, sino
que también parte de cierta visión «clasificadora» de las personas con las que se trabaja, que
las polariza gracias a ese concepto mil veces cuestionado, pero no por ello desaparecido, de
la «normalidad». De un lado caen aquellas «no integradas» por una falta de capacidad o
disposición, ya sea personal o producto de su contexto, a las que hay que ayudar y facilitar su
incorporación a la sociedad en la que viven («la normalizada»); mientras que de otro caen,
aquellas con las que este paso no es necesario, por que ya lo realizaron («cuando debían») y
ahora se puede tratar de desarrollar su creatividad transformadora.
Por suerte esta polarización lleva años poniéndose en tela de juicio por movimientos como
el de la diversidad funcional (Romañach y Lobato, 2007) o más recientemente el movimiento
«Crip»[8], el de sobrevivientes psiquiátricos y alternativas a la psiquiatría (Lehmann, 2013),
por mencionar solo algunos de los directamente relacionados con nuestra profesión. Y es aquí
donde la perspectiva intercultural nos ayuda a pensar de otra manera y a encontrar otros
caminos en la educación.
La clave está en percibir de una manera dinámica a las personas, los grupos y la misma
sociedad, de forma que «no pueden ser entendidas como entes independientes, al margen de
toda forma de actualización en lo social, lo político y lo comunicativo» (Abdallah-Pretceille
2006:1). Todas estamos en continua construcción, por lo que las clasificaciones fijas ya no son
adecuadas para entender la realidad. No es que haya que entender la diversidad cómo riqueza,
tal y como decía Ander-Egg (2000), sino que la diversidad es una constante humana y no es
aprehensible con categorías estáticas. No hay culturas sino aspectos culturales dinámicos
producidos por personas diversas en espacios intersubjetivos. Y por tanto, si lo cultural esta
en continua construcción, la tarea irrenunciable de la Educación Social es capacitar a personas
y colectivos para que puedan desarrollar su inteligencia y creatividad social (Cembranos,
Montesinos y Bustelo, 1999), es decir su capacidad para analizar y entender críticamente la
realidad de forma que puedan responder a los problemas de un mundo cambiante y generar
nuevas respuestas y nuevas situaciones sociales encaminadas al aumento de la equidad y la
justicia social.
Desde aquí pueden rastrearse todas esas convergencias de las que hablaba Inés Gil-
Jaurena en la cita de más arriba, todos esos puntos en común entre determinadas prácticas de
educación/pedagogía social y el enfoque intercultural en educación. Así, revisando algunos
clásicos de la animación sociocultural nos encontramos con aspectos cómo: el desarrollo de la
inteligencia y la creatividad social, el trabajo en comunidad desde la participación social, la
búsqueda del desarrollo social y colectivo desde la justicia social (Cembranos, Montesinos y
Bustelo, 1999); la pedagogía participativa cómo base para el desarrollo de técnicas que, a
través de la participación activa, el respeto a la diversidad y su contextualización comunitaria,
procuren la mejora de la calidad de vida (Ander-Egg, 2000); la participación colectiva, la
vida asociativa, el protagonismo del individuo/ciudadano, y la mejora de la calidad de vida
(Foufe y Sánchez, 1990).
Es decir, estoy hablando del desarrollo de la capacidad crítica para ejercer una
participación ciudadana en conexión con las comunidades de referencia (entendamos aquí un
posicionamiento «glocal»), que pretenda una transformación social hacia la búsqueda de la
justicia social.
Recordemos que en el primer capítulo se decía que la justicia social implica el
reconocimiento personal y social, así como redistribución de recursos socioeconómicos y
participación política. La defensa de la justicia social significa reducir la injusticia allí donde
se produzca y promover la justicia en situaciones concretas. La educación contribuye
manteniendo altas expectativas, promoviendo la movilidad social y provocando políticas y
prácticas transformadoras.
Pero antes de seguir con una mayor concreción de estos aspectos, creo que debo detenerme
y problematizar sobre la clasificación o categorización social como base del trabajo
socioeducativo.
Esto último nos atañe especialmente cómo educadoras sociales, pues corremos el riesgo
de hacer justo lo contrario de lo que proclamamos, convertirnos en agentes de dicho control
social perpetuando lo que Bellera llama «la periferia social» (2015).
Desde esta toma de conciencia de los peligros de las categorías sociales y los perfiles
poblaciones, y dado que, como educadoras sociales, nuestro código deontológico nos obliga a
denunciar «las condiciones que creen problemas sociales y que pueden llevar a la exclusión
social» y a evitar «el uso de nociones y términos que fácilmente puedan generar etiquetas
devaluadoras y discriminatorias», ¿podemos seguir usando todas estas categorías sociales? La
respuesta, aunque algo paradójica, creo que es «no de manera acrítica», y «sí de manera
crítica».
No debemos usar categorías sociales o perfiles poblacionales para clasificar a las
personas y grupos según los intereses de quienes crean esas categorías, de forma que
invisibilicemos sus complejas, diversas y cambiantes realidades. Ni, una vez hecho esto, usar
esas categorías para justificar el intervencionismo social impuesto (por muy sutil que sea esta
imposición).
Ahora bien, para tratar de comprender el mundo y para comunicarnos eficientemente con
otras personas, ocupen estas la posición que ocupen (profesionales, familias, usuarias, etc.),
necesitamos utilizar categorías en infinidad de ocasiones, lo importante es tener siempre en
cuenta por qué las usamos, para qué y para quién las usamos y cómo las usamos. Sin olvidar
nunca que no deben ser estáticas y siempre responden a ciertos intereses. Es nuestra
responsabilidad buscar que esos intereses (y por tanto las categorías) estén en consonancia
con la finalidad de la acción socioeducativa que, recordemos, no es otra que transformar el
mundo para aumentar la equidad y la justicia social. O bien buscar y usar otras tan pronto
evidenciemos que alguna va en contra de esta finalidad.
Además, en el capítulo 3 sobre racismo de Margarita del Olmo y Carmen Osuna se
apuntaban algunas propuestas actuales que pueden ayudarnos en la difícil tarea de usar
categorías de forma crítica, emancipadora y no esencializadora. Junto al enfoque intercultural,
ya expuesto, que centra la acción educadora en cada persona, creo que es útil el planteamiento
interseccional, pues nos recuerda que sobre cada persona están operando simultáneamente
distintos ejes de diferenciación (categorías sociales) que generan una situación concreta y
única de privilegio/opresión sobre dicha persona, por lo que nuestros análisis no pueden
centrarse en uno solo de estos ejes, ni en la suma de varios, sino en la acción mutuamente
constitutiva de los mismos[9]. Es decir, nuestras evaluaciones, análisis y proyectos deben
contemplar una visión compleja y contextual de cada situación e individuo.
«El conocimiento nace en el espacio de la interacción social, donde busca y comparte sentidos; un conocimiento
orientado por otros valores vinculados a una ética del conocimiento que propone la equidad y justicia como fin y
proceso de investigación. Desde esta perspectiva la investigación no consiste en la búsqueda de una verdad como
única, sino en el diálogo de saberes sobre los problemas sociales que demanda una mirada renovada para lograr otras
respuestas entretejidas con la propia voz de los protagonistas» (Malik y Ballesteros, 2015:19).
Tras todo lo dicho creo que es conveniente, a modo de resumen y de manera esquemática,
concretar los aspectos mencionados y tratar de dar alguna sugerencia práctica. Insisto de todas
formas en su carácter situado y en el hecho de que todos los aspectos están íntimamente
relacionados aunque aquí se esquematicen. Además, creo que cualquier sugerencia o
propuesta educativa debe ser contextualizada en el caso concreto en el que cada una de
nosotras desarrolla su labor.
La educación social intercultural:
• Parte de un diálogo de saberes, como se desprende de la cita con la que empezaba este
epígrafe. El análisis de los problemas sociales sobre los que trabajemos en cada contexto
concreto debe tener en cuanta los distintos saberes implicados para construir alternativas y
propuestas de manera compartida. Lo que supone:
– En el equipo de trabajo ninguna de las distintas disciplinas profesionales debe ser
hegemónica, si la realidad es compleja debemos trabajar en equipos interdisciplinares
que tengan una visión transdisciplinar. Esto es, no trabajamos sobre «partes»
separadas de la realidad que dividimos según nuestros limitados conocimientos
profesionales, disociando así a las personas y generando su dependencia a los recursos
(Castillo, 1997), sino que cada una aporta su limitada capacidad de análisis
disciplinar en un trabajo cooperativo interdisciplinar sobre una realidad a la que solo
nos acercaremos gracias a visiones híbridas y holísticas, transdisciplinares.
– Además, la visión profesional no debe ser la dominante ni imponerse sobre los
conocimientos de las personas y grupos junto a los que trabajamos, estos
conocimientos son igualmente válidos y, en lo que respecta a las decisiones sobre una
misma, en última instancia cada persona tiene el derecho de decidir sobre su propia
vida.
Sugiero actitudes de escucha activa, de humildad sobre las propias capacidades y
conocimientos, de altas expectativas sobre las capacidades y conocimientos de las demás
personas y de respeto hacia la libertad y la autonomía personales.
• Considera la capacidad crítica como un medio y como un fin; nuestro trabajo debe enfocarse
en el desarrollo de la capacidad crítica de las personas para que puedan problematizar la
realidad en la que viven (su propio comportamiento, sus creencias, las de las demás, el
contexto local y global, etc.) de forma que puedan, como diría Freire, leer el mundo en el
que actúa, con sus barreras y dificultades, sus injusticias y desigualdades. Pero para ello
nuestra propia acción debe planificarse, desarrollarse y evaluarse de manera crítica, por
eso debemos cuestionar sinceramente nuestro propio trabajo y el contexto en el que se
desarrolla, y promover un pensamiento crítico también en el equipo.
Sugiero estar siempre preguntándose, de manera sincera, sobre nuestra propia práctica.
Podemos preguntarnos ¿quién decide quién interviene, sobre quién/es y para qué? (Malo y
Ávila, 2011) y ¿en beneficio de quién y a expensas de quién? (Gorski, 2009), además de tener
una postura abierta con los puntos de vista de los demás y algo suspicaz con los propios.
• Promueve la Participación activa y real de todas las personas implicadas; no insistiremos
sobre esto pues ya se trata en otro capítulo, pero entendemos la participación como la
capacidad real de las personas de tomar parte en las decisiones que les influyen y en el
resultado de las mismas. Para ello se necesita de información adecuada para tomar
decisiones, tener capacidad de agencia y estar empoderadas, con todo lo que ello implica.
Tomar decisiones de manera participada supone compartir el poder de decisión que en
algunos ámbitos es acaparado por las profesionales.
Sugiero facilitar el acceso a la información necesaria para la toma de decisiones, construir
espacios seguros en nuestros lugares de trabajo donde se pueda debatir y tomar decisiones
entre todas las personas implicadas, y respetar estas decisiones. Es necesario aprender y
enseñar a comunicarse con sinceridad y respeto por otros puntos de vista, así como saber
llegar a acuerdos a través de la búsqueda de argumentos válidos, sin coacción ni manipulación
(Habermas, 2010[1987]).
• Persigue la transformación social; la finalidad de la educación social es transformar la
realidad, la meta a perseguir no es otra que la equidad y la justicia social. La postura que
debemos tomar como educadoras es un compromiso claro con este objetivo. En el momento
actual donde el capitalismo mundial ha entrado en una nueva fase de voracidad
desmantelando el andamiaje del estado del bienestar (europeo), esto está resultando cada
vez más evidente. Las desigualdades están aumentando de tal manera que se hace imposible
mantener posturas tecnocráticas, supuestamente neutras, en ninguna disciplina social, menos
en educación, y menos en educación social. Toca decidir si las acciones que desarrollemos
ayudan a mantener las desigualdades o buscan desmantelarlas.
Sugiero actitudes militantes ante la realidad social y un compromiso activo con la
búsqueda de la justicia social, para ello hay que ponerse en contacto con las redes de
solidaridad, resistencia y lucha de los distintos colectivos y de los distintos lugares en donde
se trabaje, para coordinar acciones, generar redes de apoyo y presión en la defensa de los
derechos humanos y la dignidad de las personas.
• Trabaja en contextos comunitarios y en red; puesto que la realidad social es compleja y
dinámica, los problemas sociales también lo son, solo se pueden afrontar y enfrentar desde
un trabajo en red entre distintos recursos, organizaciones y personas. Esto supone un reto de
coordinación, salir del espacio de seguridad creado en nuestra propia organización y ser
capaz de comunicarse con distintas formas de entender el mundo y de afrontar los
problemas. Estas redes deben constituirse en un nivel «glocal» es decir, la comunidad local
donde insertamos nuestras acciones cotidianas lleva mucho tiempo siendo el espacio
privilegiado para la acción socioeducativa, estar conectado con esta comunidad es
imprescindible. Pero además, hoy podemos conectarnos con redes mundiales de
comunicación, conocimiento y acción, a través de las cuales podemos incidir a nivel global.
Ambas realidades están conectadas y se influyen mutuamente.
Sugiero conocer el contexto comunitario concreto en el que se realiza la acción así como
los agentes sociales que allí se insertan, entrar en los contextos en los que trabajamos con
humildad y respeto por la cultura de las personas que los habitan (saberes, intereses,
demandas, necesidades, códigos, etc.), participar en espacios de coordinación territorial y
sectorial, aprender a usar las tecnologías de información y comunicación para compartir
información y conocimientos, para conocer otras experiencias y para comunicarnos con ellas y
participar en encuentros relacionados con nuestro trabajo.
• Entiende la educación como un proceso comunicativo entre personas concretas; esto
supone conocer a las personas con las que trabajamos realmente y dejar que nos conozcan,
aceptar y celebrar la diversidad humana por su potencial transformador y educativo, evitar
el uso de categorías para describir a las personas invisibilizando sus peculiaridades
individuales, reconocer que todas nosotras estamos atravesadas por diversos ejes de
opresión y privilegio que complejizan la realidad y su análisis.
Sugiero comunicarnos de forma sincera con las personas y escucharlas sin prejuicios
basados en clasificaciones preestablecidas. Evitar aplicar análisis generalistas de la «realidad
social» a individuos concretos; si hay necesidad de analizar o evaluar la situación de una
persona hacerlo desde la escucha, dándole voz y evitando generalizaciones. Evitar, de igual
manera, generalizaciones en los «diagnósticos» sociales y las acciones estandarizadas que no
tienen sentido para una realidad social compleja y cambiante sin su debida contextualización.
Recordar que no trabajamos con enfermos mentales, ni con toxicómanos, ni con jóvenes en
situación de vulnerabilidad, ni con inmigrantes, ni con mujeres maltratadas, etcétera, etcétera,
etcétera, trabajamos con (o para, junto a, en compañía de) Javier, Mercedes, Aziz, Cho,
Rachel, Pip, Sara, Jonatan, Milagros, Fátima, Aló, Nordin, Rafael y Francisco[10].
3. Para «finalizar»
«Por lo tanto, desde mi punto de vista, la educación intercultural (el enfoque intercultural) cobraría sentido a
través de la reflexión sobre una nueva dimensión: el cuestionamiento del «yo», de mi posición, de mis referentes, de la
situación que esos referentes me dan en un sistema social jerarquizado y de las herramientas de las que dispongo —y
de por qué dispongo de ellas— para hacer frente a contextos y escenarios diversos» (Osuna, 2012:51).
Me gustaría cerrar esta parte (que no finalizar puesto que la educación intercultural, al
tener un planteamiento dinámico de la realidad, no es algo finalizado, sino en continua
construcción) con dos últimas apreciaciones.
La primera es para recordar que la educación es una praxis, es decir, las personas
dedicadas a esto tenemos que reflexionar sobre nuestra propia práctica, debemos ser
profesionales reflexivas que investigan, evalúan y teorizan sobre su acción pedagógica. Esto
supone «cambiar el paso» enfatizando los factores críticos y transformadores frente a los
instrumentales y pragmáticos, abandonando postulados sobre estandarización y la devaluación
de trabajo crítico e intelectual que está estandarización supone (Giroux, 1990). Es decir, a
pesar de los mandatos economicistas que bajo una supuesta calidad y eficacia presuponen la
posibilidad de aplicar técnicas estandarizadas, tanto para educar cómo para evaluar, debemos
recordar que la educación es un proceso de construcción conjunta contextualizada, lo que
imposibilita la estandarización. La educación no es un proceso mecánico reducible a técnicas
y metodologías prediseñadas, sino que requiere de un trabajo intelectual y crítico por parte de
quien se considere educadora. Esto, tal y cómo nos recordaba Carmen Osuna en la cita
anterior, también obliga a cuestionarse sobre una misma y su posición en el mundo; este
«cuestionamiento de yo», a mi entender, también tiene que darse con cierta periodicidad.
La segunda cuestión que quería destacar tiene que ver con la participación, y emana de mi
propia experiencia. La participación, a pesar de ser «la palabra de moda», tiende a ser muy
cuestionada y criticada; creo que esto se debe a su capacidad transformadora y a que implica
un reparto de poder, lo que tiende a ser percibido como una amenaza por quien lo ostenta
(muchas veces las profesionales). El cuestionamiento debería partir de una reflexión critica
sobre la realidad compleja con el objetivo de mejorarla (i.e. justicia social, equidad, etc.),
cuando es un simple mecanismo de defensa tiende a convertirse en cinismo y justificación.
Una de las mejores formas para acabar con la participación es realizar procesos
participativos sin tener en cuanta las barreras que puedan existir para lograrla o no ser claro
con los límites del propio proceso. De esta forma, cuando la experiencia fracase o la gente
abandone defraudada, se reforzaran discursos contrarios a la participación del tipo «no sirve
para nada» o «si les das la oportunidad y pasan». Como educadoras sociales tenemos que
estar prevenidas antes estas realidades.
En el primer caso hay que ser realista con las barreras existentes, si trabajamos con
personas a las que se les ha devaluado sistemáticamente y no se ha tenido en cuenta su
opinión, trabajaremos para que recuperen sus capacidades participativas, sin pretender que en
la primera asamblea se comporten como un grupo del 15M. A participar se aprende
participando, y se olvida cuando te impiden sistemáticamente y durante años participar bajo el
pretexto de tu «incapacidad». Es curioso que se olvide esta barrera y no se trabaje de manera
procesual como cuando se está ayudando a recuperar otras «habilidades deterioradas» como
poner una lavadora, hacer una compra o mantener una conversación.
En el segundo caso simplemente ser sinceras con los límites del proceso y aceptar que
haya personas que prefieran no participar en procesos muy limitados sin una repercusión real.
La participación requiere tiempo y esfuerzo y no querer invertirlos en procesos sin una
vinculación clara con la decisión es algo completamente respetable e, incluso, inteligente.
Actividades y sugerencias
Actividad 2. Auto-reflexión
Piensa en tu trabajo educativo y haz un listado con las prácticas que pueden ser
consideradas coherentes con un enfoque intercultural y cuales no: ¿cómo podrías transformar
las que no lo son para que lo fueran?
Igual que en la actividad anterior, puedes pensar en contextos educativos en los que
participas desde otro rol si no lo haces actualmente cómo educadora.
Piensa en realizar una asamblea de participantes en tu centro de trabajo (si existe piensa en
la existente), analiza las barreras a la participación que existen (individuales, grupales,
institucionales, espaciales, etc.), también detalla claramente la capacidad de decisión de esa
asamblea, los límites de la misma. Ahora describe estrategias que podrías realizar para
superar esas barreras y límites.
Puedes hacer esta actividad pensando en otros contextos donde existan o puedan realizarse
procesos participativos, puedes plantearte también si existen diferencias cuando estos
espacios surgen desde abajo, desde las propias personas que los protagonizan, o desde arriba,
desde las instituciones: ¿qué finalidad tienen?
Lee estas dos noticias referentes a dos actuaciones distintas de un mismo municipio
(Rivas):
— La nueva vida de los refugiados sirios en Rivas
http://ccaa.elpais.com/ccaa/2016/11/13/madrid/1479039911_720480.html
— La incompetencia de la Comunidad de Madrid devolvió a la calle a los menores
tutelados desaparecidos
http://www.publico.es/sociedad/disputas-partidistas-y-burocracia-devolvieron.html
¿Por qué a unas personas se las acoge y a otras se las expulsa? ¿Tiene que ver con que a
unas se las considere «refugiadas» y a las otras «inmigrantes»? Piensa también en que el
argumento de expulsión es que el piso no pertenecía a la red «correcta» y relaciona esto con lo
expuesto sobre el control social de los perfiles poblacionales.
Busca otras noticias que relacionen decisiones de instituciones o grupos que puedan
resultar incoherentes y que se diferencien por el grupo poblacional al que van dirigidas.
Recursos
Páginas web
Audiovisuales
Novela
MIÉVILLE, China, La ciudad y la ciudad, Editorial La Factoría de Ideas, Madrid, 2012 (The
City & the City, 2009).
El autor explora a través de un libro de ciencia ficción policíaco normas culturales de
visibilización e invisibilización de situaciones, lugares y personas.
LE GUIN, Ursula K., La mano izquierda de la Oscuridad, Editorial Minotauro. 2009 (The
Left Hand of Darkness, 1969).
La autora explora mediante la visita a otro planeta, una sociedad donde la categoría sexo
no es estable, sino que cambia con las estaciones.
1. ¿Qué claves del enfoque intercultural se destacan inicialmente para hablar de la educación
social intercultural?
2. ¿De qué educación social se está hablando y por qué? ¿Qué relación tiene con la función
reproductora y transformadora de la educación?
3. ¿Por qué dice el autor que «la tarea irrenunciable de la Educación Social es capacitar a
individuos y colectivos para que puedan desarrollar su inteligencia y creatividad social»?
4. ¿Qué aspectos fundamentales hay que tener en cuenta cuando hablamos de categorías o
perfiles poblacionales? Pon ejemplos de cada uno de ellos.
5. ¿Qué significa que en el análisis interseccional los ejes de diferenciación operan de manera
mutuamente constitutiva?
6. ¿Por qué la educación social intercultural parte de un diálogo de saberes? Pon ejemplos de
esto.
7. ¿Cómo es considerada la capacidad crítica en la educación social intercultural? Pon
ejemplos de esto.
8. ¿Qué tipo de participación promueve la educación social intercultural? Pon ejemplos de
esto.
9. ¿Por qué la educación social intercultural persigue la transformación social? Pon ejemplos
de esto.
10. ¿A qué nos referimos cuando decimos que la educación social intercultural trabaja en
contextos comunitarios y trabaja en red? Pon ejemplos de esto.
11. ¿Cómo se entiende la educación desde la educación social intercultural? Argumenta la
respuesta y pon ejemplos
Nota final
En este texto he pretendido ser lo más inclusivo posible de distintas maneras (utilizando
ejemplos de colectivos más invisibilizados en vez de los «sobre-representados» dentro de
una temática concreta —como la inmigración en la temática intercultural— por ejemplo).
Esto es especialmente relevante en cuanto al género gramatical usado en el texto y su
relación con el género de la persona que lea el texto, puesto que el castellano es un idioma
que tiene marca de género y esta marcación es binaria. La RAE[11], considera la marca de
género masculina cómo la «no marca» que designa a hombres y a mujeres. Podríamos
plantearnos por ello que el castellano, en su construcción actual, es cissexista. Es decir,
normativamente es un idioma que invisibiliza a las mujeres y a las personas con géneros no
binarios. Aún así, puede utilizarse el lenguaje de manera correcta y no sexista[12] de
distintas maneras. En mi caso procuro evitar usar ambos géneros, uno seguido de otro o
separados por barras, porque dificultan la fluidez de la lectura y resulta una solución
tediosa para quien lee; además, aunque se considera inclusivo el uso de sustantivos no
marcados (alumnado, profesional, profesorado, etc.) también los evitaré porque parecen no
designar a nadie en concreto. Utilizaré por tanto el término «PERSONA», como una forma
de visibilización, ya que siendo genérico es femenino; además, cuando esto también se haga
tedioso tomaré una opción más «militante». Utilizaré el femenino de manera genérica, es
decir, para referirme a ambos géneros, porque si el masculino puede ser genérico creo que
el femenino también, aunque a día de hoy la RAE no lo reconozca. Creo que usar el
femenino como genérico visibiliza nuestro androcentrismo «mental», ya que la lectora
probablemente tendrá un sentimiento de extrañeza ante este uso y esa sensación quizá sirva
para reflexionar sobre el asunto. En cualquier caso también debo agradecer que se me
permita tomar esta opción, lo que no siempre es posible.
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[1] Esta serie de tiras cómicas sobre la educación social es obra de Xavier Águeda para la revista del Col·legi
d’Educadores i Educadors Socials de Catalunya.
[2] Estoy utilizando estos términos en masculino porque es como suelen encontrarse.
[3] La nombro así porque en la actualidad persiste esta dicotomización entre teoría y práctica, pero ya hemos defendido en
otra ocasión que en realidad estas deberían ser dos funciones de una única figura profesional (Gil-Jaurena, Ballesteros y
Sánchez-Melero, 2015).
[4] Además del trabajo citado sobre las distintas denominaciones en Europa puede profundizarse en la historia y trayectoria
de la pedagogía social en distintos países en el Monográfico «la Pedagogía Social en el mundo», numero 27 de Pedagogía
Social Revista Interuniversitaria (https://goo.gl/48WF6a)(2017-02-23).
[5] Al respecto puede consultarse el primer capítulo de Ventosa, 1997.
[6] «Praxis que es reflexión y acción de los hombres sobre el mundo para transformarlo» (Freire, 1980 [1970]:32).
[7] Es interesante pensar en ello en relación a la historia de la educación/pedagogía social y a algunas figuras profesionales
cómo son el TASOC y el TISOC (o TIS), Técnico superior en animación sociocultural y Técnico superior en integración social
respectivamente.
[8] El término fue acuñado por Robert McRuer en su libro de 2006 Crip Theory: Cultural Signs of Queerness and
Disability. Puede leerse una entrevista a este autor en Moscoso Pérez & Arnau Ripollés (2016).
[9] Para un acercamiento al uso conjunto del enfoque intercultural y el análisis interseccional ver Sánchez-Melero y Gil-
Jaurena (2015).
[10] Los últimos nombres han salido del articulo de Ruiz-Román, Calderón-Almendros & Juárez (2017) y son las tres
personas que hablan de la estigmatización producida por tres categorías «inmigrante», «down» y «gitano», recomiendo su
lectura.
[11] La Real Academia de la Lengua Española, actualmente cuenta con 46 académicos de los cuales solo 8 tienen nombre
de mujer (desconocemos si son hombres o mujeres, pero dada la probabilidad de que sean cisgénero podríamos construir la
frase «de 46 solo 8 son mujeres»).
[12] La Oficina de Igualdad de la UNED editó una «guía de lenguaje no sexista» que puede descargarse en:
(https://goo.gl/JEl0W8)(2017-02-25) y también en la Red de Unidades de Igualdad de Género para la Excelencia Universitaria
(RUIGEU) en: (https://goo.gl/y1kNdi)(2017-02-25).
Tema 9
Arte y educación. Creatividad y pensamiento
crítico para la transformación social
OBJETIVOS
Me gusta comenzar las sesiones de teatro con todas las personas participantes sentadas
en círculo. Durante esta actividad a modo de bienvenida aprovecho para exponer los
ejercicios que se trabajarán durante el taller u otras cuestiones relevantes que necesitan
ser discutidas. Éste es también el espacio inicial en el que se pueden compartir dudas o
conflictos que el grupo pueda tener. En el curso 2015/2016 durante un proyecto de teatro
escolar en Berlín-Wedding (Alemania), con una clase del curso 7.º (equivalente a 1.º de la
ESO), un joven aprovechó este espacio diciendo: Clara, en nuestro colegio los proyectos
que realizamos tienen perspectiva de futuro… ¡Nadie quiere ser actor! ¿Por qué tenemos
que hacer teatro? No sé. Contesté y le devolví la pregunta: ¿Por qué crees que hacemos
teatro? Él, tras reflexionar unos segundos expresó que haciendo teatro aprendía a trabajar
en grupo. Una chica añadió que haciendo teatro también se aprendía a hablar en público, y
puso como ejemplo la acción de presentar trabajos en el aula, actividad que realizan
regularmente en distintas asignaturas de la escuela. ¿¡Y cuando vamos a hacer teatro de
verdad!? Cuestionó el joven alumno.
¿Cuándo vamos a hacer teatro de verdad? Es una pregunta que frecuentemente escucho
en contextos escolares. Ciertamente, cuando se dice teatro se están diciendo muchas cosas
a la vez, porque es muchas cosas al mismo tiempo: la representación, la ceremonia del
espectáculo colectivo, el arte dramático, el oficio de las actoras, el texto, el conjunto de
signos no verbales que se integran en el espectáculo, la técnica de representación… y
también, el lugar, el ámbito escénico. Igualmente, el teatro en la actualidad no es lo que era
en tiempo de los griegos, en la época de Lope de Vega o en la de Valle-Inclán.
¿Por qué hacemos arte? ¿Para qué sirve el arte? En el contexto educativo actual, en el que
se prioriza la consideración de la educación como herramienta para el crecimiento económico,
el arte está siendo relegado progresivamente del sistema educativo, que se instrumentaliza al
servicio del mercado laboral y productivo. Como señala Martha Nussbaum, las consecuencias
de esta tendencia inciden en la deshumanización de las personas y ponen en riesgo la sociedad
democrática:
Si esta tendencia se prolonga, las naciones de todo el mundo en breve producirán generaciones enteras
de máquinas utilitarias, en lugar de ciudadanos cabales con la capacidad de pensar por sí mismos, poseer
una mirada crítica sobre las tradiciones y comprender la importancia de los logros y sufrimientos ajenos. El
futuro de la democracia a escala mundial pende de un hilo (2010:20).
Información
Hay muchas y muy distintas formas de aproximarse al fenómeno del arte. El arte es tanto
una actividad humana como sus productos. Comprende, por tanto, dimensiones subjetivas,
relacionadas con las personas y procesos de creación artística, y dimensiones objetivas, obras
de arte que, desde diferentes perspectivas y en distintos momentos, se han considerado reflejo
o espejo de la realidad, expresión del ideal de belleza, productos de mercantilización y
consumo, etc. Condensar un fenómeno tan complejo y diverso como el arte en una sola
definición es tarea imposible. Nuestra intención es acercarnos al arte desde una perspectiva
pedagógica, como educadoras comprometidas con procesos de transformación social.
Nuestro foco parte de entender el arte como una experiencia de comprensión, expresión y
creación que surge de la capacidad simbólica de los seres humanos. Responde a la necesidad
humana de trascenderse individual y socialmente, de expresar vivencias, de materializar ideas,
emociones y sensaciones, transformándolas en un discurso narrativo-metafórico (López
Fernández-Cao, 2011a:69; Ojeda y Serrano, 2011). La experiencia artística involucra, además
de la razón, la imaginación humana, una facultad esencial que hace posible la creación, el
pensamiento de «lo posible». De ahí su inmenso potencial educativo y su valor pedagógico
como herramienta de desarrollo personal y transformación social.
Desde esta perspectiva concebimos el arte como una forma de pensar y construir
conocimiento desde el cuestionamiento de lo convencional, la libertad de imaginar y la
exploración sin límites. El pensamiento artístico es esencial para el desarrollo de personas
críticas, creativas y maduras, así como para construir comunidades mejores: el arte es, así,
una potente herramienta para transformar la sociedad.
Al igual que la Filosofía, el valor del arte reside, no en ser útil (entendiendo la utilidad
desde su connotación más estrecha, vinculada al provecho o al interés productivo), sino en ser
necesario en la experiencia humana: la experiencia estética es una parte esencial de la
persona, como lo es la ética.
El arte es, además, una experiencia educativa imprescindible y valiosa. Sirve para
conocer y comprender, ya que nos permite (Marian López Fernández-Cao, 2011a):
► Relacionarnos con la realidad objetiva: nos proporciona conocimiento y comprensión
de la realidad externa. Recrear o interpretar esa realidad (por ejemplo, al dibujarla)
nos permite observarla con profundidad y conocerla.
► Relacionarnos con la realidad subjetiva: nos permite dar forma a una experiencia y
comprendernos a nosotros mismos en ella (los dibujos infantiles constituyen un buen
ejemplo de ello).
► Disfrutar de la ambigüedad, la contradicción y la paradoja. El arte proporciona un
espacio seguro para explorar y ensayar la vida de forma abierta, sin limitaciones.
► Jugar y proyectar desde el cuerpo deseos y necesidades desde un lugar seguro.
2. Arte comunitario
El arte comunitario (también denominado arte colectivo, arte participativo, arte público o
arte político) articula la práctica artística y el desarrollo comunitario desde un enfoque
profundamente pedagógico. Parte de entender la comunidad como una forma de estar en la
vida y lo simbólico como forma de pensarnos y expresarnos. Incide en la función social del
arte, entendiendo que este no tiene como objeto producir un bien cultural sino generar
nuevos imaginarios y paradigmas sociales (Bang, 2013:7).
La propuesta del arte comunitario se basa en la consideración de la creatividad como
capacidad colectiva de las sociedades; así, el proceso creativo se entiende como un proceso
intersubjetivo intrínsecamente vinculado a las condiciones históricas y socioculturales
concretas de una comunidad. La creatividad colectiva facilita a la comunidad un espacio para
abordar sus propios problemas y necesidades, potenciando los vínculos sociales y
desarrollando la capacidad de generar respuestas desde el «nosotros». Desafía así la
tendencia a resolver los problemas sociales desde un abordaje individual y de mercado,
configurando espacios de resistencia en los que es posible imaginar y dar forma a soluciones
creativas y emancipatorias. Para Stolkiner (2001, citado en Bang, 2013) esta resistencia
también se manifiesta, a través del arte, en la posibilidad de rescatar la felicidad en los lazos
sociales, incluso en situaciones de carencia.
Bang y Wajnerman (2010) caracterizan la creación colectiva como un proceso complejo
que integra tres dimensiones: el proceso grupal, el artístico y la circulación de la obra. Cuidar
el proceso del grupo implica conjugar las inquietudes de cada participante con los intereses y
capacidades grupales, consensuar cada paso del proceso y abordar los obstáculos y conflictos
que vayan surgiendo. La libertad de creación que proporciona el arte facilita la inclusión de
las diferencias y semejanzas colectivas, y con ello la construcción de parámetros compartidos.
A menudo, el grupo cuenta con una persona que actúa como facilitadora del proceso, que
deberá actuar como vehículo de temáticas, impulsar consensos y canalizar el abordaje de los
conflictos. El proceso artístico es igualmente importante y como tal es preciso cuidarlo, puesto
que es la dimensión estética la que otorga especificidad al arte comunitario. Es la herramienta
artística la que permite conjugar creativamente dimensiones complejas que incluyen sentidos,
significados, sistemas de valores, creencias, emociones, sentimientos, etc. Por último, la
difusión de la obra en la comunidad es un imprescindible, no solo como parte del proceso de
empoderamiento del grupo sino, sobre todo, por su efecto multiplicador y transformador.
La intervención artística participativa suele utilizar el espacio público, la calle, como
escenario. De esta forma transgrede las normas de uso cotidiano de este espacio común e
invita al «público» a abandonar la indiferencia e implicarse de alguna manera en la propuesta
artística. Denominamos «arte participativo» a la producción de hechos artísticos en los
espacios cotidianos que, a través de múltiples lenguajes (artes plásticas, arquitectura,
teatro…), convoca a la comunidad a participar en su propia transformación (Bang, 2013).
Un ejemplo paradigmático es el de los procesos participativos de regeneración o
transformación del espacio urbano que utilizan la arquitectura y las artes plásticas implicando
a la comunidad en el análisis de sus necesidades, y en el diseño y realización de las obras e
infraestructuras. En muchos casos, estas experiencias incorporan también un compromiso
medioambiental como parte del proceso de regeneración. Y es también frecuente que sean las
niñas y niños quienes protagonicen estos procesos. Podemos encontrar ejemplos
representativos en la actividad de Red Ocara (http://www.redocara.com/), Basurama
(http://basurama.org/basurama/) o Chiquitectos (http://www.chiquitectos.com/).
El teatro social es otra valiosa herramienta de arte participativo que coloca el
protagonismo teatral en «el espectador», es decir, la comunidad, e incorpora un claro sentido
político-pedagógico a la obra teatral. La mayor parte de las técnicas de teatro social se basan
en el Teatro del Oprimido, creado por Augusto Boal en el contexto de las dictaduras
latinoamericanas de los años 50 y 69 como actividad concientizadora sobre las distintas
formas de opresión sufridas por los seres humanos. Una de las técnicas más potentes y
extendidas es el Teatro Foro, una obra que presenta un conflicto e invita a los espectadores a
parar la escena en cualquier momento y sustituir a alguno de los personajes con la intención de
cambiar el curso de la acción, y aportar propuestas y reflexión para mejorar la situación
conflictiva (ver ejemplos en la sección de Recursos).
¿Puede el arte transformar el mundo? ¿Qué tipo de transformación social puede generarse
desde la educación artística y el arte comunitario? Para responder (parcialmente) a esta
pregunta es preciso situar el ámbito de la transformación posible pero también señalar su
enorme capacidad de contagio y expansión, razón por la que estos procesos provocan tan a
menudo una fuerte reacción por parte de los detractores de toda actividad que pueda poner en
cuestión el statu quo.
Las propuestas artísticas colectivas que hemos caracterizado comportan una extraordinaria
capacidad para generar cambios profundos en las personas y grupos que participan en ellas,
así como en sus entornos cercanos. Todas estas experiencias implican una revisión y un
cuestionamiento profundo del mundo que nos rodea y de nuestra posición en él; permiten
imaginar colectivamente otros mundos posibles así como dar (y poner) cuerpo y materialidad
a alternativas y posibilidades de cambio y mejora a través de un «ensayo ficcional» (Bang,
2013). La autenticidad de la experiencia condicionará el desarrollo de aprendizajes profundos
y transformadores que afecten tanto al desarrollo personal como al entorno físico y relacional
de las comunidades.
Debemos considerar, sin embargo, la incertidumbre en la que se plantea todo proyecto de
transformación social. Como señalan Olaechea y Engeli (2011), este tipo de experiencias se
basan en la confianza en la capacidad de las personas para mejorar sus propias vidas; en este
contexto, resulta difícil precisar el qué y el cómo de la transformación, que ha de ir
construyéndose colectivamente en el curso de los procesos. Podemos, eso sí, partir de la
identificación de lo que no se desea, de lo que es preciso cambiar, y esbozar un horizonte, una
«utopía» que oriente nuestros pasos. Y hacer camino al andar…
La transformación de la sociedad pasa primero, de manera necesaria, por la
transformación de sus miembros, lo cual debe hacernos valorar los pequeños cambios como
avances hacia una transformación mayor. Y podemos también reconocer cuándo se ha
producido una transformación: cuando no solamente han cambiado las estructuras, procesos
y prácticas sino, sobre todo, las lógicas subyacentes a ellos. Es decir, se ha producido un
cambio de conciencia (Olaechea y Engeli, 2011:30).
3. Experiencias
La primera actividad con la que nos estrenamos en septiembre del 2015 en el barrio de
Lavapiés tuvo por nombre «Una escena circular» y con ella iniciamos el proyecto de
mediación cultural A la vuelta de la esquina.
Comenzamos diseñando un taller de artista, que llamamos «Una escena circular». La
actividad se llevó a cabo durante tres semanas con tres grupos distintos de niños y niñas del
barrio de Lavapiés. Cada semana, de la mano de la educadora y artista plástica y visual, cada
grupo tenía como objetivo la creación de una instalación artística sobre lo que les gustaría
tener en su barrio y no tienen. Para inspirarnos, visitamos 7 galerías de arte durante los cinco
días que duró cada taller y fuimos creando la instalación a través de talleres guiados por la
artista y la educadora en un aula que nos cedió La Casa Encendida. Como colofón, al final de
la semana cada grupo presentó su instalación artística a sus familiares y a los galeristas que
pudieron asistir. Creamos un vídeo que muestra la experiencia vivida:
https://vimeo.com/149194951.
Partimos de los siguientes objetivos generales para su desarrollo y puesta en marcha:
• Motivar la toma de decisiones y el trabajo en equipo, así como potenciar el desarrollo
material de esas ideas.
• Estimular la lectura, análisis e interpretación de las obras de arte en sus contextos
culturales e históricos comprendiendo de manera crítica su significado y función social
siendo capaz de crear obras de arte nuevas a partir de los conocimientos adquiridos.
• Valorar el arte actual como recurso narrativo y simbólico para la creación colectiva y la
comprensión de la realidad.
• Explorar y participar activamente en las galerías de arte colaboradoras.
• Motivar para que las galerías de arte sean pensadas en su ocio y tiempo libre,
valorándolas como fuentes de entretenimiento y diversión, espacios donde desarrollar
su creatividad, su sensibilidad estética y lugares donde poder conocer y aprender el
arte actual.
Nuestros principios metodológicos iniciales fueron los siguientes:
• Aprendizaje dialógico en las galerías de arte y en los talleres artísticos.
• Prácticas dialógicas basadas principalmente en la colaboración.
• Experimentación artística y plástica a través del juego, orientada al desarrollo de la
creatividad, la imaginación y el pensamiento crítico.
• Reflexión-acción-reflexión: comprender transformando y transformar comprendiendo.
Así como lo declaró Paulo Freire, la educación debe reaccionar a todo lo que admita el
dominio de un grupo de personas sobre otras. El control de los adultos sobre los niños también
debe ser cuestionado.
Criterios educativos de la Ed. Popular (Torres, 2011):
• Construcción colectiva de conocimiento: «Nadie educa a nadie; nadie se educa solo; las
personas se educan entre sí, mediadas por el mundo».
• El diálogo igualitario.
• La concientización.
• Intencionalidad emancipatoria.
• Partir de la realidad y de los saberes de los participantes.
• Transformar las dificultades en posibilidades.
• Compromiso.
• Dimensiones educativas de la Ed. Popular.
• Educar es conocer críticamente la realidad.
• Educar es comprometerse con la utopía de transformar la realidad.
• Educar es formar sujetos de dicho cambio.
• Educar es diálogo.
¿Qué pueden aportarse las galerías de arte y los vecinos y vecinas del barrio?
Las galerías de arte son espacios de ocio, de libre acceso y a pie de calle, que pueden
despertar la curiosidad estética e intelectual que proporciona el arte. En ellas, podemos
conocer de primera mano qué es el arte actual, qué se está creando en este momento y generar
un pensamiento crítico en torno al mercado del arte y sus consecuencias. Son espacios donde
pueden darse aprendizajes individuales y colectivos, escenarios que pueden estimular y
desarrollar la creatividad e imaginación. El vecindario, en su gran diversidad, proporciona el
vínculo con el barrio que habitan las galerías, vínculo que aporta conocimiento sobre las
diferentes realidades presentes en el mismo. Es a través de las y los vecinos como cualquier
galería puede sentirse parte de esas realidades y no meros espectadores pasivos que podrían
estar ahí como en cualquier otro lugar. Compartir un espacio lo entendemos como un todo que
une y genera relaciones de apoyo y confianza que transforman los espacios vitales que
habitamos. La concepción de galería de arte como escenario de venta limita su dimensión y
capacidades. Las galerías de arte pueden y tienen la responsabilidad de hacerlo si quieren
dejar de ser bunkers artísticos destinados exclusivamente a la élite económica e intelectual
para la que llevan años trabajando.
¿Qué se puede hacer para que esas dos realidades se encuentren y colaboren?
Esta cuestión nos acompañará durante años y conforme seamos capaces de crear y llevar a
cabo proyectos de educación artística en y con galerías de arte y vecindarios, iremos
despejando las dudas que actualmente nos acompañan sobre cómo conseguir que estas dos
realidades se encuentren y se tengan en cuenta, a través de la colaboración y el apoyo mutuo.
Nuestro objetivo como mediadoras es que llegue el momento en que nuestro trabajo creando
vínculos entre ellas y ellos desaparezca de manera natural porque ya se tienen en cuenta y han
establecido una relación autónoma basada en la colaboración.
Por lo pronto, nosotras, a través de este proyecto de educación artística, hemos apostado
por trabajar con la población más joven del barrio de Lavapiés y una selección de galerías de
arte que desde el primer momento han querido formar parte del mismo. La población infantil
es un público fundamental para la transformación de esta realidad. Las niñas y niños carecen
de prejuicio alguno respecto a las galerías y se abren al arte contemporáneo con una
naturalidad e interés apasionante. No se trata de ofrecerles cualquier cosa, también son las
personas más exigentes a este respecto, es por ello que diseñamos y desarrollamos las más
interesantes y divertidas opciones de talleres que somos capaces de imaginar y poner en
marcha. Para ello, contamos también con artistas emergentes que comparten y ponen a su
disposición sus procesos creativos así como experiencias laborales. El contacto y trabajo con
artistas actuales es muy rico en ambas direcciones. Para las niñas y niños participantes
desmitificar la imagen que desde instituciones y medios de comunicación se ofrece sobre estas
personas es fundamental, convertirles en simples mortales que desarrollan un trabajo que les
interesa por su capacidad de creación y reflexión. Para las y los artistas, tratar de compartir
con las y los más pequeños su trabajo es una tarea que entraña gran dificultad desde el punto
de vista de la comunicación. La mayoría no tienen sobrada experiencia con menores, por lo
que conocerles a través de un proyecto artístico, colaborar con ellos y ellas para que salga
adelante y ser capaces de trasmitirles sus experiencias, es una gran hazaña, pero sobre todo
reto. Teniendo en cuenta además que estas/os artistas están representados por alguna galería
de arte residente en Madrid, la conexión con estos espacios se consigue de manera natural. Las
niñas y niños participantes quieren conocer los espacios donde exponen las obras de sus
colegas las/os artistas.
Otro objetivo que creemos puede ayudar a que estas realidades se encuentren y colaboren
es apostar por trabajar con un grupo estable de niños y niñas, que haya continuidad y que este
tipo de experiencias artísticas no sean algo esporádico y extraordinario en sus vidas. De ese
modo creemos que es más sencillo despertar el interés y motivación por el desarrollo de
proyectos artísticos a partir del arte contemporáneo que habita sus calles. Insistir en ver
exposiciones para tomar ideas desde lo formal así como conceptual, es otro de los objetivos
que solemos incluir en nuestras actividades con el fin de crear el hábito de visitar las galerías
de arte más cercanas. Darle continuidad al proyecto con un grupo estable supone también que
las y los participantes, con el tiempo, pasen de ser participantes a ser colaboradores/as, es
decir, que sean ellas y ellos quienes decidan qué quieren investigar y cómo, convirtiéndose en
sujetos emancipadores y cumplir con los criterios de la Educación Popular, entre ellos la
construcción colectiva de conocimiento: «Nadie educa a nadie; nadie se educa solo; las
personas se educan entre sí, mediados por el mundo».
Volver con cada actividad a esas galerías, repetir galerías, permite crear vínculos de
confianza con las mismas. Si además sus exposiciones nos interesan, el vínculo está más que
garantizado.
Durante las primeras actividades es fundamental avisar a quienes gestionan las galerías
que las visitaremos para que con su recibimiento, las niñas y niños se sientan completamente
acogidos/as en dichos espacios artísticos. Recibirles significa otorgar gran relevancia a su
visita, esfuerzo e interés, se sienten tenidos/as en cuenta, sentimiento que reconforta a
cualquier persona.
Hay una constante vital con la que me identifico principalmente: El teatro. Empieza en mi
infancia con la pregunta: ¿dónde está Clara? cuya respuesta conducía a mis familiares a
encontrarme encima de algún escenario en fiestas del pueblo bailando o contando historias.
Tras muchas clases de teatro y danza, a las que gustosamente asistía en mi tiempo libre durante
la adolescencia, conseguí una plaza para matricularme en unos estudios profesionales en
interpretación escénica tras terminar la selectividad. Sin embargo, durante esos años, en la
escuela de teatro profesional no descubrí el enfoque teatral sin fórmulas preestablecidas, que
en mi infancia era el que me motivaba para aprender y experimentar. En ese periodo de
formación decidí abandonar la escuela de teatro, al descubrir que ya no quería ser actriz. Al
menos, no el modelo de actriz sumisa que disciplinadamente se limitaría a ejecutar órdenes de
un equipo directivo, como en la escuela proponían. No quería ser una actriz sin derecho a
escoger la obra o el personaje a trabajar.
Sin saber cómo reenfocar mi futuro laboral, a falta de expectativas personales y
profesionales, me dejé aconsejar por mi padre y mi madre para matricularme en la
diplomatura de Educación Social. Empecé así un nuevo proceso de enseñanza-aprendizaje que
reorientó mis conocimientos y experiencias teatrales, estableciendo las bases de lo que sería
mi profesión actual. Oficialmente soy Educadora Social, y el teatro es mi herramienta de
trabajo. No obstante, me gusta decir que soy Pedagoga Teatral, a pesar de la amplitud del
termino y sabiendo que la profesión no está regulada por la ley. Desde que terminé la
universidad, son muchos los capítulos que impregnan mi trayectoria educativa y profesional,
que cristalizó el día que mi amiga y compañera Jenni me colocó entre las manos el repertorio
metodológico[3] diseñado por Maike Plath y me dijo: ¡Mira Clara! Hace como nosotras. Yo
escogí el teatro como parte de mi identidad, pero no lo hice sola. En el camino tuve y me
encontré con muchas personas imprescindibles para poder realizar este sueño vocacional.
Nunca sentí el teatro como un pasatiempo, y acabé descubriendo una herramienta que desde
hace años contiene uno de los potenciales más valiosos para el crecimiento personal y la
transformación social.
La manifestación artística puede ser tanto una expresión ciudadana que aporta recursos y
técnicas específicas de comunicación, como una experiencia estética vinculada al mundo
emocional y al desarrollo personal. Esto es debido a que el teatro permite dialogar sobre el
conflicto humano y las posibilidades de transformarlo. Las personas no somos un conjunto fijo
de sentimientos, ideas y emociones, sino una potencia capaz de resolver las situaciones
conflictivas y los obstáculos que se presentan. En la seguridad del espacio teatral nos
permitimos ser autocríticas de nuestra propia experiencia, a partir de las cuales desarrollamos
las producciones teatrales que nos liberan, gracias a la dialéctica intersubjetiva (Artiles 1989:
9-10) nos recuerda que:
Hace miles y miles de años, alrededor del fuego recién descubierto, un hombre con el rostro pintado con
tierra humedecida y algún extraño atributo en su mano, emitía sonidos guturales y danzaba imitando los
movimientos del animal que necesitaba cazar. El fuego crepitante dibujaba sombras móviles en las húmedas
paredes de la cueva, cubiertas ya por pinturas sencillas que mostraban escenas de la caza: el hombre con sus
armas toscas y el animal derrotado. Con esta danza, observada con atención por el círculo de cazadores,
coreada y luego ejecutada en colectivo, el hombre no aspiraba solamente a llenar el vacío de su larga noche
oscura, sino también, y sobre todo, a llenarse de valor y astucia para cazar la fiera y alimentar a su familia.
La ceremonia, por tanto, era útil y tenía un sentido mágico. Al representar la caza de la fiera, el hombre
estaba seguro de tener éxito cuando la cacería se efectuara en la vida real. Sólo que este hombre, al imitar
con su cuerpo y su voz los movimientos de la fiera, los suyos propios y los ruidos del combate, se convertía en
actor (…).
Actividades
Escoge tres experiencias de arte comunitario, de entre las que se presentan en el tema, que
utilicen distintos lenguajes artísticos: artes plásticas, arquitectura, teatro. Recoge las
características de cada una de ellas en cuanto a:
• Desde dónde y por qué surge la iniciativa.
• Qué objetivos se plantean.
• Quiénes participan y con qué roles.
• Qué sabemos sobre el proceso grupal.
• Qué sabemos sobre el proceso artístico.
• Qué tipo de muestra o devolución se ha hecho a la comunidad.
• Valoración de la experiencia.
Analiza la información recopilada y reflexiona sobre los aspectos comunes y los que las
diferencian, valorando las aportaciones específicas de cada herramienta artística.
Actividad 2
Organiza una sesión de cine foro con la película Noviembre, de Achero Mañas (ver
sinopsis en la sección de Recursos). Te proponemos utilizar las siguientes cuestiones como
guión para el debate:
• ¿Cómo se crea el grupo Noviembre? ¿Cuáles son sus objetivos y quiénes los definen?
¿Qué motivaciones comparten los miembros del grupo? ¿Qué implicación tiene cada
uno de ellos en el proyecto?
• ¿En qué consiste la propuesta del grupo? ¿Responde a necesidades sociales de la
época? ¿A cuáles y cómo?
• ¿Cómo se desarrolla el proceso grupal? ¿Qué obstáculos encuentran y cómo los
afrontan?
• ¿Cómo valoráis el desenlace? ¿Cuál es, en vuestra opinión, la intención del director?
¿Qué mensaje transmite?
• Por último, leed y comentad el siguiente extracto de la película:
Creemos en un arte hecho con la sangre, hecho con el sufrimiento, con la rabia. Un arte lúdico, pero a la
vez profundo. Creemos en un arte que sea capaz de cambiar los corazones de la gente, que les alegre, que les
dé fuerza, que les haga sentirse vivos. Un arte que llegue directamente al espíritu de los hombres, y también
al espíritu de las mujeres. Un arte que nos haga más conscientes, que nos mejore como personas, que nos
dignifique, que nos enseñe, que nos llene de sabiduría. Un arte universal con un lenguaje entendible por
todos y cada uno de nosotros. Un arte sin fronteras, sin nacionalidades, sin razas. [..] Y creemos en él como
en un arma. […] y no un arma de fogueo, no un arma de juguete. El arte tiene que ser un arma de verdad.
Un arma real. Un arma que tiene que hacer mucho ruido.
Recursos
Páginas web
Películas y vídeos
Noviembre (2003). Director: Achero Mañas.
http://www.filmaffinity.com/es/film297580.html
Empujado por su espíritu todavía idealista, Alfredo decide crear «un arte más libre, hecho
con el corazón, capaz de hacer que la gente se sienta viva». Su concepto del teatro va más
allá del escenario, se traslada a la calle, cara a cara con el público esperando que éste se
implique, provocándolo si es necesario. Sus actuaciones cargadas de denuncia social, sin
límites ni censuras, llevan a poner en alerta a las fuerzas del orden público... (Sinopsis de
FILMAFFINITY).
Javier Abad. Arquitecturas efímeras de juego: lugares para la vida en relación.
https://www.youtube.com/watch?v=cJU1dc4kmCc
Conferencia de Javier Abad, profesor Titular de Educación Artística del Centro
Universitario La Salle, Universidad Autónoma de Madrid, en «Educa+ encuentro de
educación y museos», organizado en diciembre de 2014 por el Museo Thyssen-Bornemisza
con la colaboración de Fundación BBVA.
Rhythm is It! You can change your life in a dance class (2004). Directores: Thomas
Grube y Enrique Sánchez Lansch. http://www.youtube.com/watch?v=9M7GHE4l1bw
La película documental «Rhythm is It! You can change your life in a dance class»
acompaña el primer proyecto pedagógico y artístico de la Orquesta Filarmónica de Berlín
en el año 2003. Sir Simon Rattle en su debut como director de la Filarmónica escoge la
pieza de Stravinsky’s Le Sacre du printemps, que bailarán más de 250 escolares de
diferentes edades y nacionalidades de los barrios considerados como más
«desfavorecidos» de la capital alemana, coreografiados por Royston Maldoom y su
equipo. Paralelamente al trabajo en los colegios, los coreógrafos trabajaron con menores
más expertos en el campo de la danza puesto que en su tiempo libre acuden a clases de
danza. A partir de esta película documental, empezó a desarrollarse en Alemania la idea
de que las escuelas tienen que beneficiarse del trabajo con artistas profesionales.
Iniciación al teatro del oprimido. https://www.youtube.com/watch?v=kh_Hr93lFQw
Presentación de Julián Boal en el Festival internacional ZEMOS98.
Teatro Foro. Tres Social (TR3S). https://www.youtube.com/watch?v=TQCDtG1q184
Teatro revolucionario para el empoderamiento social. TR3S (http://www.3social.org/)
está conformada por profesionales de las ciencias sociales y el teatro, con una amplia
experiencia en procesos de formación de formadores e intervención socio-educativa. La
creación de este equipo nace de la voluntad de incidir de manera sustancial en la
investigación, promoción y difusión de herramientas de intervención social que
contribuyan a una transformación de la sociedad, orientada hacia una cultura de
solidaridad, libertad y responsabilidad.
Teatro Foro. La Rueda. https://www.youtube.com/watch?v=PBGybxtsFGE
El Teatro Foro es una herramienta de intervención artística y social, en la que a través de
una obra de teatro se consigue que el público se convierta en el verdadero protagonista.
Este deberá introducirse físicamente en la obra para tratar de cambiar el final de la misma.
De esta manera no solo se compromete con los conflictos de los personajes, también lo
hará con la problemática social que se representa. La Rueda Teatro Social
(http://www.laruedateatrosocial.com/) pone en práctica diferentes técnicas de teatro social
con el objetivo de abordar conflictos de actualidad como lo son la integración de los
inmigrantes, el papel de la mujer en la sociedad, la violencia en las aulas, la juventud
frente al consumo de drogas, el consumismo, etc.
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En el glosario se incluyen términos utilizados a lo largo del texto que no se han definido
explícitamente en los capítulos.
Autonomía: El enfoque político de la autonomía combina elementos de diversas tradiciones
que incluyen el liberalismo y el republicanismo junto al marxismo y el humanismo
libertario. Esta teoría, que sirve de referente a movimientos sociales y redes de activismo
político, comparte el concepto republicano de libertad como no dominación pero
incorporan a la misma el ideal de emancipación, ya que consideran que tal libertad solo
puede lograrse mediante la lucha por la no dominación. Por ello, al igual que el
liberalismo, desconfían del Estado, en la convicción de que la organización social es
posible sin este. Desde su perspectiva la ley es insuficiente para alcanzar la libertad, y es
de hecho utilizada a menudo para organizar formas de dominación: es por ello que la
desobediencia civil se justifica como forma de resistencia al control del Estado. Su
concepción de la democracia es absoluta y sustantiva: la democracia directa, en la que la
ciudadanía participa sin mediación alguna tanto en la identificación de los problemas
como en el diseño, ejecución y evaluación de las soluciones. El conflicto se concibe como
consustancial a la sociedad, por lo que el proceso democrático resulta en una constante
producción y resolución de situaciones conflictivas. La normatividad social deriva del
procedimiento democrático, pero es siempre contextual y pragmática: no precisa ni genera
ningún principio universal, ya que estos principios generales tienden a crear grandes
estructuras de poder, como los Estados, y a articular relaciones de dominación. La norma
debe ser expresión de un poder que es siempre por definición «constituyente», nunca
«constituido». Así, las relaciones sociales se basan en el reconocimiento mutuo y la
interacción participativa para alcanzar soluciones óptimas (aquellas capaces de satisfacer
en mayor grado las necesidades, expectativas e intereses de todas las partes implicadas) y
evitar cualquier forma de dominación, o luchar contra ella allí donde se produzca.
Comunitarismo: El comunitarismo es una tradición de pensamiento político que parte de la
consideración de los vínculos del individuo con la colectividad. La comunidad es el
marco de compromisos e identificaciones en el que se construye la identidad individual, y
tiene, por tanto, un carácter constitutivo y no instrumental, como en el caso del liberalismo.
Defiende la primacía de los fines comunitarios sobre los derechos individuales, así como
la organización de la colectividad en torno a unos valores compartidos y una idea del bien
común.
Cultura: Lo que los diccionarios suelen definir como cultura (las expresiones intelectuales y
artísticas de una élite) representa solo una pequeña parte de lo que los antropólogos
consideran que es cultura, porque incluyen todo los que piensan y hacen todos los seres
humanos en sociedad. Desde que E. B. Tylor definió cultura en el siglo XIX como: «Todo
complejo que incluye el conocimiento, las creencias, el arte, la moral, el derecho, las
costumbres y cualesquiera hábitos y capacidades adquiridos por el hombre en cuanto
miembro de una sociedad», hasta el día de hoy, existen tantas definiciones y redefiniciones
de cultura casi como antropólogos.
Sin embargo, hoy en día los antropólogos se encuentran, a grandes rasgos, divididos en
dos grupos: los que están en contra del uso del concepto porque piensan que tienen la
consecuencia inevitable de formar categorías con las personas y de esta forma cometer tres
grandes errores:
1. Pensar que la gente que pertenece a la misma cultura comparte las mismas creencias y
valores, como si no existieran diferencias relevantes entre ellas.
2. Creer que, por el mismo motivo, las personas de un grupo o cultura deben ser
significativamente diferentes de las personas que pertenecen a otro grupo o cultura, lo
que además nos hace centrarnos más en las diferencias que en lo que tenemos en
común.
3. Asumir que las diferencias tienen significado por si mismas y que este significado es
constante a lo largo del tiempo. Este error se conoce con el nombre de
«esencialización» porque consiste en pensar que lo que vemos como diferente en
función de la comparación y del contexto, tiene un significado propio, en sí mismo, y
por lo tanto que se trata de rasgos o características que tienen el mismo significado en
cualquier lugar o en cualquier momento.
A pesar de todas estas razones en contra, el segundo grupo de antropólogos defiende el uso
del concepto de cultura por las ventajas que tiene el emplearlo, pero advierte que hay que
usarlo con cautela, teniendo en cuenta:
1. Es mejor usar el término en plural que en singular.
2. Las culturas no tienen fronteras claras que puedan reconocerse.
3. Existe tanta diversidad dentro de una cultura como la que se puede observar entre una
cultura y otra.
4. Las culturas no son nunca estáticas, siempre están cambiando
Referencias: FOX, R. (1999). «Culture. A Second Chance?» Current Anthropology. Vol. 40.
Editorial. Tylor, E. B. (1977). Cultura primitiva. Madrid: Ayuso.
Liberalismo: El liberalismo es una doctrina política que sitúa la libertad humana como
principio básico, una libertad entendida en sentido negativo, es decir, como no
interferencia de un actor político sobre otro. Se fundamenta en la defensa del individuo
propietario, que se constituye en el eje de la argumentación política. El mercado se
concibe como instancia reguladora, no solo de la distribución de recursos, sino también de
las relaciones entre los seres humanos, determinadas por el mérito y las capacidades de
cada uno. El Estado se concibe como un mal necesario cuya función es ser garante de un
orden político que permita el libre funcionamiento del mercado y asegure el respeto a las
libertades y derechos individuales, especialmente el derecho a la propiedad privada. La
visión liberal del mundo es pluralista, y reconoce la inevitabilidad del conflicto en la
sociedad; de ahí su interés por los procedimientos democráticos como instrumento para
generar canales institucionales que regulen las situaciones conflictivas. Sin embargo, la
democracia se concibe como un instrumento, un procedimiento cuyo desarrollo está
supeditado a la consecución del proyecto de libertad individual.
El ciudadano liberal es ante todo un individuo soberano y moralmente autónomo, ajeno al
Estado, cuyos únicos deberes hacia la sociedad consisten en respetar los derechos,
similares a los propios, de otros ciudadanos y cumplir con las obligaciones fiscales y
políticas mínimas imprescindibles para el mantenimiento del sistema. Por lo demás, los
individuos se conciben como libres para establecer cualquier tipo de acuerdo entre ellos
sin ninguna exigencia normativa, incluso si este acuerdo interno va en contra de las reglas
establecidas por la democracia liberal. El Estado se percibe en todo caso como una
amenaza para la libertad individual, lo que conlleva el menosprecio del espacio público y
de la política entendida como actividad colectiva.
Referencias: PÉREZ LEDESM A, M. (2000). «Ciudadanos y ciudadanía. Un análisis introductorio».
En M. Pérez Ledesma (comp.), Ciudadanía y democracia (pp. 1-35). Madrid: Editorial
Pablo Iglesias Viejo, et al., 2009.
Currículo oculto: Abarca todos los factores que influyen en el aprendizaje, incluyendo los no
intencionales e inconscientes, ya sean actitudes o prejuicios del profesorado,
comunicación no verbal, comentarios de un/a profesor/a en los recreos, contenidos
aparentemente no relacionados de otras materias, lo que se aprende a través de los
recursos didácticos «no oficiales», y en general, todo aquello que puede influir en el
aprendizaje. Si los profesores son conscientes de los aspectos ocultos del currículo,
pueden utilizarlos bien de forma sinérgica (en casos positivos) o enseñar a los alumnos a
afrontar temas controvertidos y minimizar el impacto de factores negativos en una
sociedad, escuela, o clase determinadas.
La expresión «currículo oculto» fue acuñada inicialmente por Brian Jackson («Life In
Classrooms», 1968-Vida en las Clases) para llamar la atención sobre el hecho de que las
escuelas hacen algo más que simplemente ayudar a la transmisión del conocimiento de una
generación a otra. Jackson argumenta que necesitamos entender la «educación» como un
proceso de socialización. Esto es, un proceso que implica la transmisión de normas y
valores así como de un cuerpo de conocimientos aceptados socialmente (que implica
también concepciones derivadas socialmente sobre lo que constituye el conocimiento
válido, los grados de entendimiento aceptable, etc.). Debemos comprender no solo la
construcción social del conocimiento (la forma en que las culturas definen y producen lo
que consideran formas válidas de conocimiento), sino también la forma en que el proceso
de enseñanza-aprendizaje está construido socialmente. El principal argumento de Jackson
es que los estudiantes, para tener éxito en el sistema educativo, tienen que «aprender cómo
aprender». Es decir, tienen que aprender no solo las reglas formales o explícitas de la
escuela, sino también las normas ocultas o implícitas, las creencias, y las actitudes
reproducidas a través del proceso de socialización.
Por tanto, la idea que subyace al concepto de currículo oculto es que el alumnado aprende
cosas que no se enseñan en el currículo formal, y en este sentido, el concepto de currículo
oculto se refiere a la forma en que el proceso de aprendizaje está organizado:
1. Conscientemente, tal como: a) en términos de la organización física del propio centro
educativo —un lugar separado del hogar, del lugar de trabajo, etc.; b) la organización
de la clase— por ejemplo el profesor de pie delante de la misma, y los estudiantes
sentados en filas;
2. Inconscientemente, como por ejemplo: a) la forma en que los profesores interpretan el
comportamiento de los alumnos; b) las diferentes expectativas que tienen los
profesores de sus alumnos en función de la interpretación de su comportamiento en
clase.
Referencias: JACKSON, Brian (1968). Life In Classrooms,
http://www.sociology.org.uk/tece1tl1.htm
Positivismo: Es un pensamiento filosófico que surge en Europa en la primera mitad del siglo
XIX y que muy pronto se extiende y desarrolla en el resto del continente, sus precursores
son Saint-Simon, Auguste Comte y John Stuart Mill. Esta corriente se basa en el método
experimental y afirma que los conocimientos válidos son aquellos a los que se accede a
través del método científico, esto es, a partir de la experiencia objetiva y el razonamiento
inductivo. Toda explicación científica, que aspire a ser reconocida como tal, debe seguir
el método de estudio sustentado en el modelo de las ciencias físico-naturales. Para esta
corriente la diversidad de hechos, objetos o fenómenos se explican a través de leyes
universales y generales rechazando todo lo que no haya sido previamente objetivado. Es
importante mencionar que a pesar de su hegemonía, la epistemología positivista, recibió
importantes críticas que cuestionaron su método argumentando discrepancias éticas y
técnicas ya que sus objetos, vinculados a los estudios del hombre y la cultura, no podían se
abordados con las mismas herramientas y métodos utilizados en las ciencias naturales.
«Raza»: El concepto de «raza» es una categoría racista para clasificar a los seres humanos
porque se apoya en algunas diferencias físicas y biológicas concretas y agrupa a las
personas en categorías a partir de ellas. La función última del concepto es crear una
jerarquía de grupos o «razas» como si unas fueran mejor que otras.
Por otro lado, la idea de racismo está estrechamente asociada al concepto de «raza»,
aunque en este texto hemos argumentado que el género, el lugar de nacimiento, la religión,
etc. pueden usarse de la misma manera, algunos autores prefieren considerar a los
comportamientos racistas que usan estos últimos argumentos como «nuevo racismo» (otros
proponen el término xenofobia para el lugar de nacimiento) porque la «raza» tal y como ha
sido definida, marca a las personas por el color de su piel o su aspecto físico de una
manera que es imposible de ocultar (como también ocurre con el género).
El concepto de «raza» fue desarrollado por el naturalista Linneo para clasificar a los seres
humanos; el desarrollo de este tipo de clasificaciones ha llevado siempre implícita una
jerarquía de grupos humanos, considerando a unos mejores que otros desde distintos
puntos de vista que no tienen nada que ver con las características que se han usado para
clasificar a unas «razas» y otras (inteligencia, habilidad física, sentido del ritmo, etc.). Sin
embargo, la comunidad científica actual, aunque no de manera unánime, ha desechado la
validez del concepto de «raza» como criterio clasificatorio, concluyendo que todos los
seres humanos pertenecemos a la misma especie, y argumentando que las diferencias
físicas que pueden observarse entre unas personas y otras son tan graduales en espectro
que no permiten establecer categorías, solo distinciones contextuales por comparación, y
además la variedad de color dentro de cada categoría es mayor que la que se establece
entre categorías o «razas». Es imposible establecer una línea que delimite claramente
donde termina la característica de un grupo y empieza la de otro, por ejemplo en el caso
del color de la piel; por este motivo, las clasificaciones «raciales» que se han formulado a
lo largo de la historia son completamente dispares: algunos pensadores se limitaron a
estableces cuatro «razas», mientras que en el extremo opuesto, otros autores establecieron
dieciocho.
El concepto de «raza», sin embargo, tiene un significado social indiscutible y distintas
sociedades siguen empleándolo como un criterio para clasificar a los seres humanos.
(véase por ejemplo el Censo en Estados Unidos o la Seguridad Social en España). Además
algunas personas defienden el uso de los conceptos de «raza» en la base de la educación
antirracista: como una manera de hacerse consciente como una persona es clasificada por
su alrededor y también como una forma de hacer visible la discriminación, tanto histórica
como actual, a la que han sido sometidas las personas adscritas a determinadas «razas».
Republicanismo: El republicanismo es una corriente política que, en su formulación más
actual (a menudo denominada «neorrepublicanismo»), defiende la participación de la
ciudadanía en la vida pública como la máxima virtud cívica. La comunidad y el vínculo
social no se fundamentan en una tradición común sino que se construyen mediante la
implicación y el ejercicio activo respecto a los asuntos comunes. La libertad es también el
eje que articula el papel del Estado en la organización social pero, a diferencia del
liberalismo, no la concibe como «no interferencia» sino como «no dominación», ya que
considera que la ausencia de interferencia no garantiza en modo alguno la libertad si se
dan relaciones de dominación entre los individuos, tales como la explotación económica o
las diferencias patriarcales de género. De ahí que defienda un Estado intervencionista
respecto a las acciones de la sociedad civil que actúe como garante de la ausencia de
dominación. El procedimiento democrático se concibe de forma sustantiva y se basa en la
deliberación y la participación de la ciudadanía, que permitiría identificar y solucionar las
situaciones de dominación.