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la familia desde el

nuevo testamento
La familia en el
Nuevo Testamento

Pedro Barrado Fernández


Teólogo. Especialista en Sagrada Escritura

Recibido: 26 de julio de 2014


Aceptado: 26 de agosto de 2014

RESUMEN: Nadie dudará de la importancia que reviste la familia entre las instituciones
humanas. Pero tampoco se podrá cuestionar que la institución familiar presenta carac-
terísticas y estructuras que varían conforme evoluciona la sociedad objeto de nuestra
atención. En las páginas que siguen nos proponemos presentar brevemente la fisonomía
de la familia en el Nuevo Testamento. Dentro de este corpus literario distinguiremos
entre los evangelios –especialmente los sinópticos– y el resto del Nuevo Testamento. En
realidad, esta distinción obedece a la diferencia con respecto a la familia que se puede
apreciar entre Jesús –y sus inmediatos seguidores galileos– y las comunidades cristianas
que poco a poco fueron extendiéndose por el Imperio romano. Finalmente ofreceremos
un epílogo con una consideración sobre la «familia cristiana».
PALABRAS CLAVE: familia patriarcal, Jesús y la familia, fidelidades en conflicto y
familia cristiana

Pero antes de asomarnos a la fa- tamento 1. Obviamente, entre estas


milia en el Nuevo Testamento será instituciones que aborda el sabio
bueno echar un rápido vistazo a dominico se encuentra la familia,
esa institución en el Antiguo Tes- a la que le dedica la segunda parte
tamento.
de su libro (Instituciones familiares,
pp. 49-101 de la ed. española).
1. La familia en el Antiguo
Testamento 1
  R. de Vaux, Instituciones del Antiguo
Testamento, Herder, Barcelona 19762 (el ori-
ginal francés, en dos volúmenes, es de 1958-
Para el tema de la familia, todavía
1960). También puede ser útil el reciente li-
sigue siendo de mucha utilidad bro de C. Granados, El camino del hombre
consultar la gran obra del P. de por la mujer. El matrimonio en el Antiguo
Vaux, Instituciones del Antiguo Tes- Testamento. Verbo Divino, Estella 2014.

Razón y Fe, 2014, t. 270, nº 1392, pp. 311-320, ISSN 0034-0235 311
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En general, para entender el con- ser significativos dos datos: 1.º La


cepto de familia en el Antiguo Tes- palabra empleada para «marido»
tamento es imprescindible enmar- es precisamente ba’al, «señor, amo,
carlo en su contexto del Próximo dueño»; 2.º  Las genealogías del
Oriente antiguo –especialmente Antiguo Testamento son funda-
en el ámbito semita–, en el que mentalmente patrilineales, igno-
el individuo prácticamente no se rando en general a la madre (aun-
concebía como un yo autónomo y que, paradójicamente, a partir del
en gran parte desligado de los de- siglo ii o iii, la ley rabínica variará
más, como se suele subrayar hoy hacia un concepto de descenden-
en nuestras sociedades modernas, cia matrilineal, asumiendo que
sino más bien como el miembro judío básicamente es el hijo de ma-
de una colectividad. Esto es lo que dre judía, como se recoge en textos
se conoce como «personalidad como la Misná y la Tosefta).
corporativa», que conlleva una
importante dosis de solidaridad. La Biblia presenta al matrimonio
Así, el israelita era y se sentía en israelita –núcleo de la familia–
primer lugar miembro de una fa- como fundamentalmente monó-
milia, la bet ’ab, la «casa del padre», gamo, aunque hay personajes del
entendida además no como fami- Antiguo Testamento a los que ve-
lia nuclear –padre, madre e hijos–, mos casados con varias mujeres;
sino extensa. A su vez, esa familia sin ir más lejos, algunos patriar-
formaba parte de una colectividad cas, como Abrahán y Jacob (tam-
mayor, el clan (mishpahá), que jun- bién Esaú), y algunos reyes, como
to con otros clanes formaban la David y Salomón (de este último
tribu (shébet, término que también se dice que tuvo setecientas es-
significa «vara, cayado, cetro», es posas y trescientas concubinas,
decir, atributo de mando). 1 Re 11,1-3). Así, la poligamia –ya
Aunque las mujeres tienen un pa- sea indiferenciada (mujeres del
pel fundamental en la unidad fa- mismo rango) o diferenciada (una
miliar –sobre todo en lo relativo a esposa principal y otra u otras se-
la intendencia, la logística y el cui- cundarias)– está presente sobre
dado de los hijos, especialmente todo en el antiguo Israel –época
cuando son pequeños–, la familia premosaica– y ligada especial-
es cosa de varones o regida por mente a lo que podríamos llamar
ellos, como se aprecia en el propio «poligamia diplomática», es decir,
nombre hebreo de «casa del pa- matrimonios de Estado que sirven
dre». En este sentido, no dejan de para sellar pactos entre reinos.

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Por último, no conviene dejar de sociología y la antropología cultu-


señalar cómo la familia se concibe ral– han arrojado mucha luz sobre
o se desea –especialmente en la li- el estudio del Nuevo Testamento.
teratura de corte sapiencial– como Para el tema que nos ocupa, esto es
un recinto de piedad (Prov  3,1- lo que dicen dos de los más conspi-
12), educación (Prov  6,20-23; 19,18; cuos representantes de esta aproxi-
23,13-14; Eclo 3,3-7; 30,7-13) y bendi- mación al Nuevo Testamento: «En
ción (Prov 3,33; 14,11). la Antigüedad, la familia extensa
tenía mucha importancia. No sólo
era la fuente del propio estatus
2. La familia en los evangelios comunitario, sino que funcionaba
también como la principal red de
En el Nuevo Testamento, y más relaciones económicas, religiosas,
en concreto en los evangelios si- educativas y sociales. La pérdida
nópticos, el concepto de familia de conexión familiar significaba la
que subyace es fundamentalmen- pérdida de esas redes vitales, así
te equiparable al manejado en el como la pérdida de conexión con
Antiguo Testamento –a pesar de el país» 2.
haber entrado en escena la cultu- La arqueología ha venido a con-
ra greco-romana–, es decir, fami- firmar alguno de estos extremos.
lia extensa y androcéntrica, ligada «Todos los complejos excavados en
más por intereses –sociales y eco- Cafarnaún constan de varias uni-
nómicos– que por lazos afectivos dades adosadas que rodean un pa-
y propia de sociedades agrarias tio común para todos los habitan-
preindustriales. tes del conjunto, que posiblemente
Dividiremos este apartado en dos formarían familias extensas. Las
casas, instalaciones de almacena-
epígrafes, que abordarán sucesi-
miento y muros de cerramiento
vamente el concepto de familia
cercaban la totalidad del patio, al
desde las ciencias sociales –para
que se accedía al parecer por una
ayudarnos a comprender esa rea-
sola entrada. Las pocas ventanas
lidad– y la postura de Jesús ante la
que tenían las casas se situaban
institución familiar.
muy altas, cerca del techo, y servían

a) La familia y las ciencias 2


  B. J. Malina y R. L. Rohrbaugh, Los
sociales evangelios sinópticos y la cultura medi-
terránea del siglo  i. Comentario desde las
En los últimos tiempos, las cien- ciencias sociales, Verbo Divino, Estella
cias sociales –particularmente la 20102, 351-352.

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para proporcionar luz y ventilación nor se concebía en esta sociedad


a las viviendas, no para ver el exte- antigua como un bien limitado,
rior. El acceso restringido al patio y de modo que para aumentar el
las ventanas altas denotan que los honor familiar (mayor estatus so-
habitantes valoraban sobre todo la cial) era necesario que otro grupo
seguridad y una cierta preferencia familiar perdiera parte del suyo.
por la separación de los extraños y Asimismo, el honor no se entien-
de la vida de la calle» 3. de prioritariamente como atributo
personal, sino familiar (del que
Ya se ha convertido en un tópico
dependen y al que contribuyen –o
aludir al esquema del honor y la
vergüenza –junto con el del pa- no– todos los miembros del grupo
tronazgo/clientela– como factor de parentesco).
estructurante de la sociedad me- Según este esquema, tanto los
diterránea antigua, la del Nuevo varones como las mujeres tienen
Testamento. Por honor se entiende que velar por defender el honor
el estatus que alguien reclama en familiar, al tiempo que evitar aca-
la comunidad, mientras que la ver-
rrear vergüenza al grupo. Esto
güenza –entendida negativamen-
se llevará a cabo mediante una
te– sería el estado de pérdida de
diferenciación sexual en los roles
ese honor (Malina/Rohrbaugh)4.
sociales, de modo que el varón se
Es importante señalar que el ho-
proyectará sobre todo en el ámbi-
to público, mientras que el terreno
3
  J. L. Reed, El Jesús de Galilea. Aporta- de la mujer será el espacio priva-
ciones desde la arqueología, Sígueme, Sa- do de la casa, al que solo podían
lamanca 2006, 198. «Las viviendas de Ca-
acceder otras mujeres o los varo-
farnaún están construidas con el basalto de
la zona. Habitualmente, las casas tenían una nes de la familia; de ahí las seve-
sola habitación que daba a un pequeño patio ras restricciones de las mujeres en
que compartían varias unidades familiares» lo tocante a actitudes, comporta-
(J. H. Charlesworth, «La investigación so-
bre Jesús y la arqueología: una perspectiva
miento, relaciones, indumentaria,
nueva», en id. [ed.], Jesús y la arqueología, etc., fuera del recinto familiar. De
Verbo Divino, Estella 2009, 43). esta manera, lo correcto y admiti-
4
  B. J. Malina, El mundo del Nuevo Tes- do socialmente es que el paterfa-
tamento. Perspectivas desde la antropolo-
gía cultural, Verbo Divino, Estella 20092, milias –despotés en griego– ejerza
define el honor como «el sentimiento que e imponga su autoridad sobre
una persona (o grupo) tiene de su propio todos los miembros de la casa: la
valor y el reconocimiento público y social
esposa y los hijos (y los esclavos,
de ese valor». Y la vergüenza (positiva)
como la «sensibilidad hacia la propia repu- si el nivel social y económico de la
tación» (70). familia lo permite).

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b)  Jesús y la familia lo para iluminar las rupturas que


también se produjeron después en-
Este sucinto retrato sociológico y tre muchos de sus discípulos y sus
antropológico que acabamos de es- familias, de ahí el conflicto en el
bozar de la familia es el que hay que que entran las dos fidelidades: a la
tener en cuenta a la hora de abordar familia de la carne y la sangre y a la
la postura de Jesús ante esa insti- familia espiritual.
tución. Afortunadamente no faltan
estudios que ayuden a clarificar el Así, por ejemplo, encontraremos
asunto 5. Uno de ellos resulta espe- que la llamada a seguir a Jesús se
cialmente significativo para nuestro pone por delante del trabajo fami-
tema: Fidelidades en conflicto 6. Como liar y del propio padre (Mc 1,16-20;
indica el subtítulo de esta obra –tesis Mt 4,18-22; Lc 5,10-11), un auténtico
doctoral del autor–, en la tradición «dogma» en aquella estructura so-
evangélica –particularmente en los cial. O que la nueva familia cons-
sinópticos– encontramos notables tituida por los discípulos es pre-
ejemplos de ruptura familiar (por ferible a la de la carne y la sangre
causa del seguimiento) o conside- (Mc 10,28-30; Mt 19,27-29; Lc 18,28-
raciones de Jesús sobre la familia o 30). O que el seguimiento de Jesús
sobre algunos aspectos familiares exige que se releguen obligacio-
que siempre han llamado la aten- nes familiares consideradas real-
ción por su carácter francamente mente como «sagradas» (enterrar
negativo. Esta ruptura de Jesús con al padre: Lc  9,57-62; Mt  8,18-22) y
su familia fue tomada como mode- lleva a enfrentamientos entre los
miembros de la propia familia
5
  Cf., por ejemplo, S. Guijarro, «La fami- (Lc 12,51-53; Mt 10,34-36), hasta el
lia en el movimiento de Jesús», en id., Jesús extremo de que Jesús pide literal-
y sus primeros discípulos, Verbo Divino, Es- mente «odiar» (miseô) a los fami-
tella 2007, 145-168; H. Moxnes, Poner a Je- liares (Lc 14,26; Mt 10,37) (en este
sús en su lugar. Una visión radical del grupo
familiar y el Reino de Dios, Verbo Divino,
último caso, en realidad no se trata
Estella 2005; E. Miquel Pericás, apartado de odio como tal, sino de la forma
c), «La familia patriarcal», en el capítulo semita –ciertamente gráfica– de
«El contexto histórico y sociocultural», en decir que no hay que poner a la
R. Aguirre (ed.), Así empezó el cristianis-
familia terrena por encima del se-
mo, Verbo Divino, Estella 2010, 67-72.
6
  S. Guijarro, Fidelidades en conflic- guimiento de Jesús 7).
to. La ruptura con la familia por causa
del discipulado y de la misión en la tra- 7
  Cfr. M. Zerwick, El griego del Nuevo
dición sinóptica. Salamanca, Universi- Testamento, Verbo Divino, Estella 1997,
dad Pontificia, 1998. n. 445 (181).

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Aunque quizá el texto que sigue re- «El conflicto de Jesús y de sus dis-
sultando más significativo a la hora cípulos con sus familias –concluye
de contemplar las relaciones entre Santiago Guijarro– no se debió a
Jesús y la familia –en este caso ade- que la desintegración de la casa
más la suya– es el de Mc  3,31-35: fuera un objetivo de su programa,
«Llegan su madre y sus hermanos sino que fue una consecuencia del
y, desde fuera, lo mandaron llamar. mensaje que Jesús predicaba y vi-
La gente que tenía sentada alrede- vía, pues dicho mensaje y estilo
dor le dice: “Mira, tu madre y tus de vida suponía un ataque frontal
hermanos y tus hermanas están contra los valores sobre los que
fuera y te buscan”. Él les pregunta: se asentaba el orden de la casa en
“¿Quiénes son mi madre y mis her- aquella sociedad (honor, autoridad
manos?” Y mirando a los que esta- del paterfamilias, etc.)»8.
ban sentados alrededor, dice: “Es-
tos son mi madre y mis hermanos.
El que haga la voluntad de Dios, 3. La familia en el resto
ese es mi hermano y mi hermana del Nuevo Testamento
y mi madre”».
Muchos de los primeros discípulos
Todos estos textos evangélicos dan de Jesús rompieron con sus fami-
testimonio de que, primero en el lias. Otros, sin embargo, permane-
caso de Jesús y después en el de cieron en ellas. Incluso podemos
sus discípulos, efectivamente se pensar que, en muchos casos, la fa-
llevó a cabo una ruptura con la fa- milia se convirtió precisamente en
milia. Ruptura que probablemente el órgano transmisor o socializador
resultaba inevitable, habida cuen- de la fe naciente, como vemos que
ta del mensaje anunciado y vivido: sucede en repetidas ocasiones en el
el reinado de un Dios que es Abbá, libro de los Hechos de los Apóstoles:
que acoge y perdona a sus hijos con el centurión Cornelio (Hch 10)
–especialmente los menos valo- o el carcelero de Pablo y Silas en
rados social y/o religiosamente– Filipos (Hch  16), que reciben el
sin exigirles previamente un cam- bautismo junto con toda su casa, o
bio de actitud (cfr. por ejemplo, la con Crispo, el jefe de la sinagoga de
llamada parábola del «hijo pródi- Corinto, que «creyó en el Señor con
go» o del padre misericordioso), y toda su familia» (Hch 18,8).
en el que tanto varones como mu-
jeres se rigen por los únicos valo- 8
  S. Guijarro, Fidelidades en conflicto,
res del amor y el servicio. op. cit., 418-419.

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De hecho, la familia se va a con- co de la institucionalización del


vertir desde bastante pronto en carisma y lo aplica al corpus pau-
modelo para las comunidades lino (y deuteropaulino) para dar
cristianas. En efecto, en el caso de razón del camino recorrido desde
las comunidades paulinas es claro unas comunidades cristianas más
que el Apóstol se sirvió de la «casa» carismáticas y hasta cierto pun-
(oikos, oikía) –junto con el thyasos o to «contraculturales» –en las que
asociación «gremial» y la ekklesía lo institucional tiene aún relativo
o asamblea ciudadana– como tipo poco peso– a una Iglesia más «ins-
de organización y estructura para tituida» y socialmente aceptada 11.
las comunidades por él fundadas 9.
No obstante, en el tiempo que va Por lo que respecta al tema de la
desde mediados del siglo i (fecha familia, ciertamente puede verse
de composición de las cartas de un desplazamiento desde las car-
Pablo) hasta comienzos del ii, esas tas paulinas auténticas (1 Tes, Gál,
comunidades fueron transforman- 1-2 Cor, Flp, Flm y Rom) a las deu-
do su estructura «doméstica». teropaulinas (especialmente Col y
Ef) y las Pastorales (1-2 Tim y Tit).
Para apreciar ese cambio puede Este desplazamiento consistiría en
servirnos de guía el estudio ya un cada vez mayor afianzamiento
casi clásico de Margaret Y. Mac- del modelo de familia vigente en
donald, Las comunidades paulinas 10 . el Imperio y una progresiva asun-
Esta profesora canadiense parte ción de los valores familiares del
del conocido concepto sociológi- mundo mediterráneo. La razón
sin duda tendría que ver, por una
parte, con hacer de la familia un
 9
  Para este tema puede verse C. Gil Ar-
biol, «La primera generación fuera de Pa- modelo para las relaciones comu-
lestina», en R. Aguirre (ed.), Así empezó nitarias (ad intra) y, por otra, una
el cristianismo, op. cit., 167ss; cfr. también estabilización de las relaciones con
R. Aguirre, «La casa como estructura base
los de fuera (ad extra); como dice
del cristianismo primitivo: las iglesias do-
mésticas», en id., Del movimiento de Jesús a
la Iglesia cristiana. Ensayo de exégesis so-
ciológica del cristianismo primitivo, Verbo 11
  Hablando de 1 Cor 11,17-34, G. Theis-
Divino, Estella 2009, 83-114. sen, Estudios de sociología del cristianismo
10
  M. Y. Macdonald, Las comunidades primitivo, Sígueme, Salamanca 1985, dice
paulinas. Estudio socio-histórico de la ins- que «el compromiso propuesto por Pablo es
titucionalización en los escritos paulinos y realista y practicable. Es un buen ejemplo
deuteropaulinos, Sígueme, Salamanca 1994. del ethos del “patriarcalismo de amor” del
Puede verse también R. Aguirre, «La evo- cristianismo primitivo, que se iba formando
lución de la iglesia primitiva a la luz de los en las comunidades paulinas y que encon-
códigos domésticos: entre la encarnación y la tramos en su forma más pura en las “tablas
mundanización», en id., Del movimiento de domésticas” de las cartas deuteropaulinas
Jesús a la Iglesia cristiana, op. cit., 115-162. (Col 3,18s; Ef 5,22s)» (278).

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la conclusión de las recomenda- 2,11-12: «Que la mujer aprenda so-


ciones sobre el obispo en 1 Tim 3: segadamente y con toda sumisión.
«Conviene además que tenga bue- No consiento que la mujer enseñe
na fama entre los de fuera, para ni que domine sobre el varón, sino
que no caiga en descrédito ni en el que permanezca sosegada», don-
lazo del diablo» (v. 7). de, como se ve, la restricción de lo
que la mujer puede hacer pública-
Por poner solo un ejemplo, en mente es mucho mayor, máxime si
1  Cor 11,3-5 leemos lo siguiente: tenemos en cuenta que «sosegada»
«Quiero que sepáis que la cabeza (hesychía) habría que traducirlo
de todo varón es Cristo y que la más bien como «en silencio».
cabeza de la mujer es el varón y
que la cabeza de Cristo es Dios. Por último, en este recorrido desde
Todo varón que ora o profetiza las cartas paulinas a las deutero-
con algo sobre la cabeza deshonra paulinas y Pastorales hay que hacer
su cabeza; y toda mujer que ora o mención explícita de los llamados
profetiza con la cabeza descubier- «códigos domésticos» que encon-
ta deshonra su cabeza: es lo mis- tramos en Col 3,18-4,1; Ef 5,22-6,9;
mo que quien la lleva rapada». Es 1 Tim 2,8-15; 6,1s; Tit 2,1-10 (y tam-
evidente que el pasaje tiene como bién 1 Pe 2,18-3,7), y que muestran
trasfondo una clara subordina- de forma patente una estructura
ción de la mujer al varón –propia familiar claramente patriarcal y de
de los valores sociales judíos y subordinación de los miembros de
greco-romanos de la época–, pero la casa –esposa, hijos y esclavos– a
no hay que perder de vista que lo la figura del paterfamilias.
que también se está proponiendo
es que tanto el varón como la mu-
jer tienen la misma capacidad de 4. Epílogo: ¿familia cristiana
orar o profetizar públicamente en o cristianos en familia?
la asamblea cristiana. No hay que
olvidar el texto verdaderamente Acabamos con una anécdota que
fundante de Gál 3,27-28: «Cuantos bien se puede elevar a categoría. En
habéis sido bautizados en Cristo, la pasada fiesta de la Sagrada Fa-
os habéis revestido de Cristo. No milia –celebrada el 29 de diciembre
hay judío y griego, esclavo y libre, de 2013–, las lecturas litúrgicas pro-
hombre y mujer, porque todos vo- ponían una serie de textos bíblicos
sotros sois uno en Cristo Jesús». que tenían a la familia como centro:
Eclo 3,2-6.12-14; Sal 127; Col  3,12-21
Ahora bien, este texto de 1 Cor 11 y Mt  2,13-15.19-23. En el evangelio
contrasta con este otro de 1  Tim –con claro protagonismo de José,

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propio del primer evangelio– se primera parte insta a vivir y com-


narraba la huida de la Sagrada Fa- portarse como cristianos («vestirse»
milia a Egipto y su vuelta a Naza- de misericordia, bondad, dulzura,
ret, una vez desaparecido Herodes. etc.), y una segunda presenta uno
Las otras lecturas presentaban un de esos «códigos domésticos» a los
marcado carácter patriarcal o an- que acabamos de aludir, que hablan
drocéntrico. Dicho de otra manera, de las relaciones entre esposas y
se trata de textos que muestran con esposos, hijos y padres, y esclavos
claridad las huellas culturales y y amos. Este código, como hemos
sociales de la época en que fueron visto, está redactado según la men-
compuestos. talidad propia del siglo i judío y gre-
co-romano, que establecía la sumi-
En el caso del libro del Eclesiástico sión de la esposa al esposo («vivid
se pone de relieve la preeminencia bajo la autoridad de vuestros mari-
de los padres sobre los hijos («el dos»), del hijo al padre («obedeced
Señor honra más al padre que a a vuestros padres») y del esclavo
los hijos y afirma el derecho de la al amo («obedeced en todo a vues-
madre sobre ellos», v. 2), y cómo tros amos»). Como contrapunto, se
estos deben cumplir con el manda- exhorta al varón dominante a que
miento del Decálogo de «honrar al tenga una actitud indulgente con
padre y a la madre» hasta el final respecto a sus diferentes clases de
si quieren prosperar («Quien res- subordinados («amad a vuestras
peta a su padre tendrá larga vida, y mujeres…, no exasperéis a vuestros
quien honra a su madre obedece al hijos…, tratad a los esclavos con jus-
Señor», v. 6). Por su parte, el salmo ticia y equidad»).
alaba sapiencialmente el valor de la
familia israelita, en la que la mujer Lo que resulta curioso es que la li-
prácticamente solo es relevante por turgia omitiera en la lectura la refe-
su fecundidad («tu mujer, como pa- rencia a las relaciones entre escla-
rra fecunda, en medio de tu casa; vos y amos. Podemos suponer que
tus hijos, como renuevos de olivo, quizá se encontraran poco «edifi-
alrededor de tu mesa», v. 3). cantes» hoy, ya que la esclavitud es
una institución afortunadamente
Pero, probablemente, el pasaje que caducada (al menos en teoría) en
más llamó la atención fue el de la nuestras sociedades modernas.
carta a los Colosenses (es el que cla-
ramente levantó más polvareda en Sin embargo, la liturgia sí conser-
algunos medios de comunicación). vó las referencias a las relaciones
La lectura litúrgica pertenece a la esponsales y las paterno-filiales,
sección exhortativa del escrito. Una que probablemente resultan tan

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poco válidas en la actualidad cidos. La Palabra de Cristo habite


como las de los amos y los escla- entre vosotros en toda su riqueza;
vos, habida cuenta de su excesiva enseñaos unos a otros con toda
dependencia de aquellas circuns- sabiduría; exhortaos mutuamen-
tancias históricas y sociales que te. Cantad a Dios, dando gracias
vieron nacer la carta a los Colo- de corazón, con salmos, himnos y
senses. Cabe preguntarse si no cánticos inspirados. Y todo lo que
hubiera sido preferible dejar como de palabra o de obra realicéis, sea
lectura litúrgica únicamente las todo en nombre de Jesús, dando
exhortaciones iniciales del pasaje gracias a Dios Padre por medio de
y eliminar –igual que se hace con él» (Col 3,12-17).
la de los esclavos– todas las que se
refieren a las otras relaciones fami- Esto lleva a pensar en el contenido
liares. Probablemente eso habría que hay que darle a la expresión
sido más respetuoso con el propio «familia cristiana», tan de moda de
texto bíblico. Así, nos hubiéramos cuando en cuando. En mi opinión,
encontrado con las siguientes pa- y aunque parezca una perogrulla-
labras, perfectamente válidas para da, solo es familia cristiana aquella
cualquier familia actual: formada por cristianos, es decir,
una familia en la que sus miembros
«Así pues, como elegidos de Dios, –sea cual sea su papel o su lugar en
santos y amados, revestíos de ella– se nutran de los valores del
compasión entrañable, bondad, Evangelio –perfectamente plasma-
humildad, mansedumbre, pacien- dos en el texto de Colosenses que
cia. Sobrellevaos mutuamente y acabamos de citar– y se comporten
perdonaos cuando alguno ten- conforme a ellos. Querer introducir
ga quejas contra otro. El Señor otros valores sociales, por legítimos
os ha perdonado: haced vosotros o importantes que sean o hayan
lo mismo. Y por encima de todo sido en la historia, y hacer ver que
esto, el amor, que es el vínculo de son ellos los que caracterizan ge-
la unidad perfecta. Que la paz de nuinamente a la «familia cristiana»
Cristo reine en vuestro corazón: a me parece que es hacerle un flaco
ella habéis sido convocados en un favor a esa institución que se dice
solo cuerpo. Sed también agrade- defender. n

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