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LA VISIÓN DE LAS 2300 TARDES Y MAÑANAS

“En el año tercero del reinado del rey Belsasar me apareció una visión a mí, Daniel, después de aquella que me
había aparecido antes. Vi en visión; y cuando la vi, yo estaba en Susa, que es la capital del reino en la provincia
de Elam; vi, pues, en visión, estando junto al río Ulai” Daniel 8:1-2.

Aproximadamente en el año 548 antes de Cristo, siendo el tercer año del reinado de Belsasar, Daniel tuvo una
asombrosa visión sobre varios acontecimientos relacionados al tiempo del fin, sin embargo, la parte de la visión
que más lo impresionó, es precisamente la que no comprendió y el profeta menciona este aspecto de la
siguiente manera:

“Entonces oí hablar a un santo; y otro de los santos preguntó a aquel que hablaba: “¿Hasta cuándo
durará la visión del sacrificio continuo, la prevaricación asoladora y la entrega del santuario y el
ejército para ser pisoteados?” Y él dijo: “Hasta dos mil trescientas tardes y mañanas; luego el
santuario será purificado”. Daniel 8:13-14.

El santuario mencionado aquí, no se refiere al templo terrenal de los israelitas, “la visión del continuo” es una
referencia del servicio continuo efectuado en el lugar santo del santuario celestial, el mismo que iba a durar
hasta que se cumpliesen las dos mil trescientas tardes y mañanas proféticas, luego de ello se procedería a
purificar el santuario del cielo, el libro de Hebreos confirma que es necesario purificar “las cosas celestiales”
mediante la intercesión de Cristo en el verdadero santuario celestial, pues así está escrito:

Fue, pues, necesario que las figuras de las cosas celestiales fuesen purificadas así; pero las cosas
celestiales mismas, con mejores sacrificios que estos. Porque no entró Cristo en el santuario hecho
de mano, figura del verdadero, sino en el cielo mismo para presentarse ahora por nosotros ante Dios.
Hebreos 9:23-24.

El ángel Gabriel fue designado para explicar esta revelación y brindó al profeta Daniel una pista inicial sobre el
tiempo de duración literal de esta “visión de las tardes y mañanas”, pues así se registra más adelante en los
versículos 26 y 27:

“La visión de las tardes y mañanas que se ha referido es verdadera; y tú guarda la visión, porque es
para muchos días. Y yo Daniel quedé quebrantado, y estuve enfermo algunos días, y cuando convalecí,
atendí los negocios del rey; pero estaba espantado a causa de la visión, y no la entendía” Daniel 8:26-
27.

La visión de las tardes y mañanas “es para muchos días”, es decir constituye un período de tiempo muy extenso
y esta declaración puede entenderse con más claridad cuando comprobamos que en un contexto de profecía,
los días proféticos en realidad representan años literales, este principio de interpretación está revelado en las
siguientes citas:

“Cumplidos éstos, te acostarás sobre tu lado derecho segunda vez, y llevarás la maldad de la casa de
Judá cuarenta días; día por año, día por año te lo he dado. Al asedio de Jerusalén afirmarás tu rostro,
y descubierto tu brazo, profetizarás contra ella”. Ezequiel 4:6-7.

“Conforme al número de los días, de los cuarenta días en que reconocisteis la tierra, llevaréis vuestras
iniquidades cuarenta años, un año por cada día; y conoceréis mi castigo”. Números 14:34.

Por consiguiente, al aplicar este principio profético del día por año, las 2300 tardes y mañanas proféticas en
realidad representan 2300 años literales, los cuales al expresarse en días literales implican un período extenso
de (2300 x 365) = 839500 días, confirmando así las palabras de Gabriel quien indicó que esta visión era “para
muchos días”.

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Como ya se leyó anteriormente, el profeta Daniel quedó quebrantado, enfermo y hasta espantado a causa de
esta revelación, sin embargo, todavía no entendía plenamente el significado de esta profecía y por ello se
dedicó al estudio y la oración para obtener más luz sobre este asunto y luego el ángel Gabriel nuevamente fue
enviado a Daniel para hacerle entender esta visión, pues así se relata en los siguientes versículos:

“Aún estaba hablando en oración, cuando el varón Gabriel, a quien había visto en la visión al principio,
volando con presteza, vino a mí como a la hora del sacrificio de la tarde. Y me hizo entender, y habló
conmigo, diciendo: Daniel, ahora he salido para darte sabiduría y entendimiento. Al principio de tus
ruegos fue dada la orden, y yo he venido para enseñártela, porque tú eres muy amado. Entiende, pues,
la orden, y entiende la visión” Daniel 9:21-23.

EL PUNTO DE PARTIDA DE LOS 2300 AÑOS LITERALES

El primer elemento que el ángel revela, es que la visión de las tardes y mañanas debe calcularse desde el
tiempo en que entró en vigencia “la orden para restaurar y edificar a Jerusalén”, es decir establece dicha época
como el punto de partida para el cálculo cronológico de los 2300 años literales, pues así lo explica en el
versículo 25:

“Sabe, pues, y entiende, que desde la salida de la orden para restaurar y edificar a Jerusalén hasta el
Mesías Príncipe, habrá siete semanas, y sesenta y dos semanas; se volverá a edificar la plaza y el
muro en tiempos angustiosos”. Daniel 9:25

La orden para restaurar y edificar Jerusalén fue plenamente puesto en vigencia en el séptimo año del reinado
de Artajerjes ya que en dicho año, el sacerdote Esdras junto con muchos israelitas llegaron a Jerusalén para
entregar dicho decreto real, pues así lo describe la siguiente cita:

“Este Esdras subió de Babilonia. Era escriba diligente en la ley de Moisés, que Jehová Dios de Israel
había dado; y le concedió el rey todo lo que pidió, porque la mano de Jehová su Dios estaba sobre
Esdras. Y con él subieron a Jerusalén algunos de los hijos de Israel, y de los sacerdotes, levitas,
cantores, porteros y sirvientes del templo, en el séptimo año del rey Artajerjes” Esdras 7:7.

Gracias a la cronología se ha podido comprobar que el séptimo año del reinado de Artajerjes corresponde al
año 457 antes de Cristo, pues así lo confirma la siguiente fuente teológica:

“Pero, según el capítulo 7 de Esdras, en su 7º año de reinado (457 a.C., de acuerdo con el año civil
judío que comenzaba 6 meses más tarde que el persa) envió al escriba judío Esdras a Jerusalén con
grandes privilegios para reorganizar la estructura administrativa y judicial de Judá como un estado
judío dentro del Imperio Persa, aunque en armonía con las leyes de Moisés. Esdras también recibió un
generoso apoyo financiero del rey y un permiso para llevar a Palestina a todos los judíos que quisieran
retornar a su patria. Miles de exiliados aprovecharon esa oportunidad” – Diccionario Enciclopédico de
Biblia y Teología, 04 de febrero de 2016, https://www.biblia.work/diccionarios/artajerjes/.

EL MES QUE ENTRÓ EN VIGENCIA

Reconocido ya el 457 antes de Cristo como el año en que la orden llegó a Jerusalén, también es indispensable
descubrir desde qué mes entró en vigencia dicha orden y una clave para ello es identificar el mes en que se
celebraba el Día de la Expiación como también los animales que se ofrecían durante dicha ceremonia, estos
datos cruciales son enumerados en el libro de Números 29:

“En el diez de este mes séptimo tendréis santa convocación, y afligiréis vuestras almas; ninguna obra
haréis; y ofreceréis en holocausto a Jehová en olor grato, un becerro de la vacada, un carnero, y siete
corderos de un año; serán sin defecto. Y sus ofrendas, flor de harina amasada con aceite, tres décimas
de efa con cada becerro, dos décimas con cada carnero, y con cada uno de los siete corderos, una

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décima; y un macho cabrío por expiación; además de la ofrenda de las expiaciones por el pecado, y del
holocausto continuo y de sus ofrendas y de sus libaciones” Números 29:7-11.

Teniendo claro ya que el Día de Expiación se celebraba en el mes séptimo y que en dicha convocación se
ofrecía en holocausto el becerro, el carnero, el cordero y el macho cabrío por expiación; ahora sí se puede
preguntar ¿luego de qué ceremonia se entregó a los funcionarios del rey, el decreto para restaurar Jerusalén?

“Los hijos de la cautividad, los que habían venido del cautiverio, ofrecieron holocaustos al Dios de
Israel, doce becerros por todo Israel, noventa y seis carneros, setenta y siete corderos, y doce machos
cabríos por expiación, todo en holocausto a Jehová. Y entregaron los decretos del rey a sus sátrapas
y capitanes del otro lado del río, los cuales ayudaron al pueblo y a la casa de Dios” Esdras 8:35-36.

El relato bíblico afirma que los israelitas ofrecieron en holocaustos becerros, carneros, corderos y machos
cabríos por expiación, lo cual indica que ellos celebraron el Día de la Expiación, convocatoria que se realizaba
en el séptimo mes del calendario hebreo, inmediatamente después se entregó “los decretos del rey”, los
mismos que contenían la orden de restauración de Jerusalén y es a partir de aquel momento que los
funcionarios del rey ya “ayudaron al pueblo y a la casa de Dios”, demostrando así que la orden de restauración
se puso en vigencia en el séptimo mes del calendario hebreo y que según nuestro calendario gregoriano
equivale al mes de octubre del año 457 antes de Cristo.

UNA REGLA CRONOLÓGICA

Para la datación y ordenación de hechos históricos, la cronología utiliza las abreviaturas (a. C.) para mencionar
fechas que corresponden al período “antes de Cristo” y recurre a las siglas (d. C.) para referenciar las fechas
que corresponden al período “después de Cristo”, y en este contexto, cuando se contabilizan años históricos se
debe tomar en consideración la siguiente regla cronológica:

“No existe el año cero ni en el calendario gregoriano ni en el juliano. El año 1 a. C. inmediatamente


precede al año 1 d. C. (podemos ilustrarlo así: después del 31 de diciembre del año 1 a. C. comenzó el 1
de enero del año 1 d. C.)… Los años, como los días o los siglos, no se cuentan con números cardinales,
sino que se ordenan con números ordinales, entre los que no hay cero (por ejemplo, en una lista
ordenada, antes del primero no hay una posición cero). Así pues, no hay año cero del mismo modo que
no hay siglo cero, ni día cero de los meses, ni hay ningún día cero de la semana” (TECNOLOGÍA HECHA
PALABRA, 2013).

http://www.tecnologiahechapalabra.com/salud/eventos/articulo.asp?i=7742

Como lo indica esta cita, en realidad “no existe el año cero”, precisamente porque los años “no se cuentan con
números cardinales, sino que se ordenan con números ordinales, entre los que no hay cero”, por ello, para
cálculos cronológicos se utiliza una línea de tiempo sin el cero, tal y como se representa en el siguiente gráfico:

Línea de Tiempo sin cero, utilizada en cronología:

En la recta numérica se incluye el cero porque utiliza número cardinales:

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Debido a que no existe el año cero en la cronología, cuando se realizan cómputos entre años del antes y el
después de Cristo, el resultado presenta un año menos de desfase en el período que corresponde al después
de Cristo, por esta razón, cada vez que se realiza un cálculo cronológico cuyo resultado cae en un año de la
etapa del después de Cristo, se debe sumar un año a dicho resultado para compensar el desfase ocasionado
por el año cero.

EL CÓMPUTO CRONOLÓGICO

Identificado ya el mes de octubre del año 457 antes de Cristo, como el punto de partida de las 2300 tardes y
mañanas, ya se puede calcular la fecha de uno de los eventos más significativos de la historia y que fue
mencionado por el ángel Gabriel en el versículo ya leído:

“Sabe, pues, y entiende, que desde la salida de la orden para restaurar y edificar a Jerusalén hasta el
Mesías Príncipe, habrá siete semanas, y sesenta y dos semanas; se volverá a edificar la plaza y el
muro en tiempos angustiosos”. Daniel 9:25

La explicación de Gabriel anunciaba la presencia del Mesías en nuestro planeta después de (7 y 62) = 69
semanas a partir del año 457 antes de Cristo; si 1 semana equivale a 7 días, por ende, 69 semanas proféticas
equivalen a (69 x 7) = 483 días proféticos, y al aplicar el principio profético del día por año, dicho tiempo
representan 483 años literales.

Tomando como punto de partida el mes octubre del 457 antes de Cristo, contamos 483 años hacia el futuro
(457 - 483) y llegamos al año 26 de nuestra era, como el resultado cayó en un año del después de Cristo, le
sumamos un año para compensar la desfase del año cero (26 +1), y el cálculo nos lleva a octubre del 27
después de Cristo, año en que efectivamente Jesús ya estaba viviendo en nuestro mundo.

Y precisamente en el año 27 de nuestra era, Jesús fue bautizado y a partir de aquel año dio inicio a su
ministerio público, esto puede comprobarse mediante el testimonio del Apóstol Lucas, quien afirma que “en el
año décimo quinto del imperio de Tiberio César… Jesús fue bautizado”, notemos como detalla este evento:

“En el año decimoquinto del imperio de Tiberio César, siendo gobernador de Judea Poncio Pilato, y
Herodes tetrarca de Galilea, y su hermano Felipe tetrarca de Iturea y de la provincia de Traconite, y
Lisanias tetrarca de Abilinia… Aconteció que cuando todo el pueblo se bautizaba, también Jesús fue
bautizado; y orando, el cielo se abrió” Lucas 3:1,21.

El décimo quinto año de reinado de Tiberio César corresponde al año 27 después de Cristo, esto puede
comprobarse mediante la siguiente fuente histórica, la cual señala que “el año quince de Tiberio, mencionado
por Lucas, va del primero de octubre del año 27 al 30 de septiembre del año 28”, confirmando así que Jesús fue
bautizado en el año 27 de nuestra era:

“Sin embargo, en el Oriente sirio se computaba de otra manera: allí se tenía la costumbre de terminar
el primer año del nuevo soberano con el final del año civil, en el Año Nuevo, que caía el primero de
octubre. Así, el primer año de Tiberio comienza el 19 de agosto del año 14 y dura sólo hasta el 30 de
septiembre, y el segundo comienza el día 1 de octubre del 14. Por tanto, según el cómputo sirio, el año
quince de Tiberio, mencionado por Lucas, va del primero de octubre del año 27 al 30 de septiembre
del año 28”. Jesús y la Historia, página 70, Charles Perrot, Profesor de Exégesis y de Teología del Nuevo
Testamento en el Instituto Católico de París.

Fuente electrónica:

https://books.google.com.ec/books?id=0ySAwmGc1UAC&pg=PA70&lpg=PA70&dq=el+a%C3%B1o+quince+de+Tiberio,+mencion
ado+por+Lucas&source=bl&ots=UgLayG0--
P&sig=ACfU3U1_ii6iNfgvTF19JiZ0MdNVQZSqAw&hl=es&sa=X&ved=2ahUKEwi_pKTMh-
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por%20Lucas&f=false

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Una vez que llegó el otoño del año 27 d. C., Jesús se presentó en el río Jordán para ser bautizado y esto lo hizo
porque sabía que en dicho año se había cumplido las 69 semanas mencionadas en la visión de Daniel y en
concordancia con este cumplimiento, después de su bautismo, Jesús predicaba que este tiempo profético ya se
había cumplido, tal y como lo relata el Apóstol Marcos:

“Después que Juan fue encarcelado, Jesús vino a Galilea predicando el evangelio del reino de Dios,
diciendo: El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el
evangelio” Marcos 1:14-15.

Identificado ya el mes de octubre del año 27 d. C. como el cumplimiento de las (7 y 62) = 69 semanas; el ángel
Gabriel continúa revelando que después de esta fecha se le quitaría “la vida al Mesías” y explica que esto
sucedería “a la mitad” de “otra semana”, evento que haría “cesar el sacrificio y la ofrenda” que se realizaban
en el santuario terrenal, pues así lo puntualizó en los siguiente versículos:

“Y después de las sesenta y dos semanas se quitará la vida al Mesías, mas no por sí; y el pueblo de un
príncipe que ha de venir destruirá la ciudad y el santuario; y su fin será con inundación, y hasta el fin de
la guerra durarán las devastaciones. “Y por otra semana confirmará el pacto con muchos; a la mitad
de la semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda. Después con la muchedumbre de las abominaciones
vendrá el desolador, hasta que venga la consumación, y lo que está determinado se derrame sobre el
desolador” Daniel 9:26-27.

La mitad de una semana profética equivale a 3 años y medio literales, por ende si contabilizamos 3 años y 6
meses desde octubre del 27 d. C., se llega al mes de abril del año 31 d. C., este es el tiempo preciso que según
la profecía habría de morir el Mesías.

El mes de abril de nuestro calendario, en parte equivale o coincide con el primer mes del calendario hebreo, el
llamado mes Nisán, conocido también como el mes de Abib, y en el día catorce de este primer mes, el pueblo
judío celebraba la fiesta de la pascua, día que también se constituía en el primer día de “la fiesta de los panes
sin levadura”, tal y como se describe en los siguientes versículos:

“Estas son las fiestas solemnes de Jehová, las convocaciones santas, a las cuales convocaréis en sus
tiempos: En el mes primero, a los catorce del mes, entre las dos tardes, pascua es de Jehová. Y a los
quince días de este mes es la fiesta solemne de los panes sin levadura a Jehová; siete días comeréis
panes sin levadura. El primer día tendréis santa convocación; ningún trabajo de siervos haréis”
Levítico 23:4-7.

Y en esta misma fecha, el jueves 14 de Abib del año 31 d. C., un día antes de su muerte, Jesús celebró la pascua
con sus discípulos e instituyó el rito que habría de conmemorar su muerte: la Santa Cena, y así lo hizo porque
sabía que en pocas horas se iba a cumplir el tiempo que la visión de Daniel había anunciado para su muerte,
notemos como el Salvador reveló el cumplimiento de este tiempo profético en las siguientes palabras:

“El primer día de la fiesta de los panes sin levadura, vinieron los discípulos a Jesús, diciéndole: ¿Dónde
quieres que preparemos para que comas la pascua? Y él dijo: Id a la ciudad a cierto hombre, y decidle:
El Maestro dice: Mi tiempo está cerca; en tu casa celebraré la pascua con mis discípulos” Mateo
26:17-18.

“El día 14 del primer mes de los judíos, el mismo día y el mismo mes en que quince largos siglos antes
el cordero pascual había sido inmolado, Cristo, después de haber comido la pascua con sus discípulos,
estableció la institución que debía conmemorar su propia muerte como “Cordero de Dios, que quita
el pecado del mundo”. En aquella misma noche fue aprehendido por manos impías, para ser
crucificado e inmolado” El Conflicto de los Siglos, página 396.4.

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Y al día siguiente, el viernes 15 del primer mes judío del año 31 d. C., el Mesías fue muerto, tal y como la
profecía cronológica de Daniel lo había anticipado, fecha que es claramente comprobable mediante las citas
presentadas.

Retomando el análisis de la visión de Daniel, el ángel Gabriel había manifestado que en “otra semana” se
confirmaría “el pacto con muchos”, esta semana profética representan 7 años literales, si sumamos 7 años
desde octubre del 27 d. C., llegamos a octubre del 34 d. C., año en que terminó para la nación judía su tiempo
determinado como pueblo de Dios, pues así se explicó en el siguiente versículo:

“Setenta semanas están determinadas sobre tu pueblo y sobre tu santa ciudad, para terminar la
prevaricación, y poner fin al pecado, y expiar la iniquidad, para traer la justicia perdurable, y sellar la
visión y la profecía, y ungir al Santo de los santos” Daniel 9:24.

Las 70 semanas proféticas equivalen a (70 x 7) = 490 días proféticos, los cuales representan 490 años literales,
si desde octubre del 457 a. C., contamos 490 años hacia el futuro (457 - 490), llegamos al año 33 de nuestra
era, le sumamos un año por la desfase del año cero (33 +1) y el cálculo finalmente nos traslada a octubre del
año 34 d. C., confirmando así que en este año finalizó las 70 semanas determinadas para el pueblo judío.

En el año 34 d. C., terminó el tiempo de gracia para el pueblo judío y justamente en este año, el diácono
Esteban fue condenado y muerto por las autoridades judías y así la nación judía se separó definitivamente de la
verdad, dejó de ser el pueblo de Dios y el evangelio fue encargado a la nueva iglesia cristiana. Inmediatamente
después del martirio de Esteban, Jesús escogió a Saulo de Tarso precisamente para llevar el mensaje de
salvación a los gentiles, tal y como se puntualiza en los siguientes textos:

“El Señor le dijo: Ve, porque instrumento escogido me es éste, para llevar mi nombre en presencia de
los gentiles, y de reyes, y de los hijos de Israel; porque yo le mostraré cuánto le es necesario padecer
por mi nombre. Fue entonces Ananías y entró en la casa, y poniendo sobre él las manos, dijo: Hermano
Saulo, el Señor Jesús, que se te apareció en el camino por donde venías, me ha enviado para que
recibas la vista y seas lleno del Espíritu Santo. Y al momento le cayeron de los ojos como escamas, y
recibió al instante la vista; y levantándose, fue bautizado” Hechos 9:15-18.

Al igual que el resto de seres humanos, de manera individual, los judíos pueden ser salvos si aceptaban a Cristo
como su salvador personal, sin embargo, como nación, desde el año 34 d. C. dejaron de ser el pueblo de Dios,
tal y como la profecía de las 70 semanas lo había anunciado; y cuando el Apóstol Pablo entendió esta realidad,
se apartó de la nación judía y se centró en evangelizar a los gentiles, pues así está escrito:

“Y cuando Silas y Timoteo vinieron de Macedonia, Pablo estaba entregado por entero a la predicación
de la palabra, testificando a los judíos que Jesús era el Cristo. Pero oponiéndose y blasfemando éstos,
les dijo, sacudiéndose los vestidos: Vuestra sangre sea sobre vuestra propia cabeza; yo, limpio; desde
ahora me iré a los gentiles” Hechos 18:5-6.

En base al período de tiempo mencionado en Daniel 8:14 y tomando como punto de partida el mes de octubre
del 457 antes de Cristo, contamos 2300 años hacia el futuro (457 - 2300) y esto nos ubica en el año 1843 de
nuestra era, le sumamos un año para compensar la desfase del año cero (1843 +1) y el cálculo finalmente nos
lleva al mes octubre del año 1844, fecha en la cual comenzó la purificación del Santuario Celestial y cuyo
evento forma parte de la fase final del gran plan de salvación.

“El Santuario que está en el cielo es el mismo centro de la obra de Cristo en favor del hombre.
Concierne a toda alma viviente sobre la Tierra. Abre ante la vista el plan de redención, proyectándonos
hasta el mismo fin del tiempo, y revelando el resultado triunfal del conflicto entre la justicia y el
pecado. Es de la mayor importancia que todos investiguen cuidadosamente estos temas, y así estén
capacitados para dar respuesta a todos los que demanden razón de la esperanza que hay en ellos”.
—The Review and Herald, 9 de noviembre de 1905.

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DIAGRAMA CRONOLÓGICO DE LA VISIÓN DE DANIEL

2300 AÑOS
"HASTA 2300 TARDES Y MAÑANAS, LUEGO EL SANTUARIO SERÁ PURIFICADO" DANIEL 8:14

70 x 7 = 490 AÑOS

70 SEMANAS

69 x 7 = 483 AÑOS 1 SEMANA: (7 DÍAS) = 7 AÑOS


69 SEMANAS 3 1/2 AÑOS 3 1/2 AÑOS

548 a. C. 457 a. C. 27 d. C. 31 d. C. 34 d. C. 1844 d. C.

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