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El Texto Básico dice que el Quinto Paso no es una simple lectura del Cuarto.

Sin embargo,
sabemos que leer el Cuarto Paso a otro ser humano es sin duda parte del Quinto. ¿En qué
consiste entonces el resto, la parte que es más que una simple lectura?

Es la admisión que hacemos ante Dios, nosotros mismos y otro ser humano lo que produce el
crecimiento espiritual relacionado con este paso. Ya tenemos un poco de experiencia en hacer
admisiones. Hemos admitido que tenemos una enfermedad, que necesitamos ayuda; que hay
un Poder que puede ayudarnos. Recurrir a nuestra experiencia con estas admisiones nos
ayudará con el Quinto Paso.

Muchos terminamos el Cuarto Paso con una sensación de alivio, pensando que la parte difícil
de verdad ya había pasado, para darnos cuenta de que aún teníamos que hacer el Quinto. Fue
ahí donde apareció el miedo.

Algunos teníamos miedo de que nuestro padrino nos rechazara o nos juzgara. Otros
dudábamos porque no queríamos molestarlo con tanta cosa. No estábamos seguros de poder
confiar en que guardaría nuestros secretos.

Tal vez nos preocupaba lo que el inventario pudiera revelar. Es posible que tuviéramos algo
escondido que no llegábamos a ver seguramente nada bueno pero que nuestro padrino
advertiría enseguida. A algunos nos asustaba volver a sentir viejas emociones y nos
preguntábamos si de verdad valía la pena remover el pasado. A otros nos parecía que mientras
no leyéramos el inventario en voz alta, el contenido no sería del todo real.

Si consideramos todos los sentimientos que nos produce el Quinto Paso, es posible que
descubramos que el deseo de seguir recuperándonos nos motive a continuar este proceso.
Pensamos en la gente que conocemos y que ha trabajado este pasó. Nos impresiona su
autenticidad y su capacidad de relacionarse con los demás. No están todo el tiempo hablando
de sí mismos. Preguntan por los demás y la respuesta les interesa de verdad. Y si les
preguntamos cómo han hecho para aprender tanto sobre las relaciones con otra gente, es
probable que nos digan que empezaron a hacerlo al trabajar el Quinto Paso.

Muchos de los que ya hemos trabajado el Cuarto y el Quinto Paso sabemos que el resultado de
este proceso siempre es el cambio; en otras palabras, ¡tendríamos que dejar de comportarnos
de la misma manera! A lo mejor no estábamos muy seguros de quererlo; pero, por otro lado,
aunque nos diera miedo no poder cambiar, sabíamos que debíamos hacerlo.

Para trabajar el Quinto Paso necesitamos dos cosas: valor y confianza en el proceso de
recuperación. Si tenemos ambas, podremos superar unos miedos más específicos y llevar a
cabo las admisiones que debemos hacer en este paso.

Enfrentarnos a los miedos

Es posible que tengamos algunos de los miedos que hemos mencionado o que nos atormente
cualquier otro. Lo importante es que sepamos cuales son y sigamos adelante a pesar de ellos
para poder continuar con nuestra recuperación.
¿Qué reservas tengo para trabajar el Quinto Paso?

¿Tengo algún miedo a esta altura? ¿Cuál?

Independientemente del origen de nuestros miedos, la mayoría de los miembros de NA


hacemos lo mismo para tratar con ellos: pedir valor y buena voluntad, leer el capítulo
correspondiente al Quinto Paso del libro Funciona: cómo y por qué e intentar que otros
miembros nos tranquilicen. Muchos asistimos a reuniones de estudio de los pasos para
descubrir que, casualmente, el tema siempre parece ser el Cuarto y el Quinto. Si hacemos el
esfuerzo de compartir lo que estamos a punto de hacer, seguro que otros miembros nos darán
el apoyo que necesitamos. Utilizar los recursos espirituales que hemos desarrollado gracias al
trabajo de los pasos anteriores nos permitirá llevar adelante nuestro Quinto Paso.

¿Qué estoy haciendo para superar el miedo que me da trabajar el Quinto Paso?

¿De qué forma la práctica de los cuatro pasos anteriores me ha preparado para trabajar el
Quinto?

Admitir ante Dios

El capítulo del Quinto Paso del libro Funciona: cómo y por qué responde la pregunta de por
qué debemos admitir la naturaleza exacta de nuestras faltas ante Dios, además de hacerlo
ante nosotros mismos y otro ser humano. En NA experimentamos una forma de vida en que lo
espiritual se encuentra con lo cotidiano, y lo ordinario con lo extraordinario. Cuando
admitimos la naturaleza exacta de nuestras faltas ante Dios, tal como lo concebimos, la
admisión cobra más sentido.

La forma en que lo admitimos ante Dios, depende de cómo lo concibamos concretamente.


Algunos lo admitimos formalmente ante Dios, además de hacerlo ante nosotros y otro ser
humano. Otros reconocemos o solicitamos de alguna manera la presencia de Dios antes de
leerle el inventario a nuestro padrino. Quienes conciben al Poder Superior como los principios
espirituales de recuperación o la fuerza de la Confraternidad de NA, es posible que deban
explorar diferentes métodos para trabajar esta parte del Quinto Paso. Nuestro padrino puede
ayudarnos en el proceso. Cualquier forma que elijamos es buena, siempre y cuando seamos
conscientes de que también lo admitimos ante un Poder Superior.

¿Cómo incluiré a Dios, tal como lo concibo, en mi Quinto Paso?

¿De qué forma se reafirma mi decisión del Tercer Paso cuando trabajo el Quinto?

Ante nosotros mismos

Es probable que cuando consumíamos la gente nos dijera que teníamos un problema con las
drogas y que debíamos buscar ayuda. Eran comentarios que en realidad no nos importaban. Y
si nos importaban, no bastaban para que dejáramos de consumir. No pudimos parar de
consumir hasta que admitimos nuestra adicción ante nosotros mismos y nos rendimos al
programa de NA. Lo mismo sucede con la admisión que hacemos en el Quinto Paso. Todo el
mundo desde nuestra pareja a nuestro jefe, pasando por nuestro padrino, puede decirnos que
lo que hacemos no nos sirve, pero hasta que no admitamos la naturaleza exacta de nuestras
faltas en lo más profundo de nosotros, es probable que no tengamos la buena voluntad ni la
capacidad de elegir otra cosa.

¿Puedo reconocer y aceptar la naturaleza de mis faltas?

¿Cómo cambiará la orientación de mi vida el hecho de llevar a cabo esta admisión?

Y ante otro ser humano

Uno de nuestros mayores problemas como adictos es saber la diferencia entre nuestra
responsabilidad y la de los demás: Nos culpamos de catástrofes sobre las que no tenemos
ningún control. Ya la inversa, solemos negar completamente el daño que nos hemos hecho y
hemos hecho a los demás. Exageramos pequeños problemas y minimizamos problemas
importantes a los que deberíamos prestar atención. Si al empezar el Quinto Paso no estamos
seguros de la naturaleza exacta de nuestras faltas, lo estaremos al acabarlo gracias a hacer la
admisión ante otro ser humano. La persona que nos escucha verá lo que nosotros no podamos
ver y nos ayudará a diferenciar lo que debemos aceptar como responsabilidad propia y lo que
no.

Muchos, antes de empezar a trabajar los pasos formalmente, le pedimos a alguien que fuera
nuestro padrino y a partir de ese momento empezamos a desarrollar una relación con esa
persona. Para la mayoría, nuestro padrino o nuestra madrina será el <<otro ser humano» al
que elegimos para que escuche el Quinto Paso. Nos ayudará a ver qué cosas fueron o no
responsabilidad nuestra. La relación que hemos construido con el padrino nos dará la
confianza que necesitamos tener en esa persona. El valor terapéutico de un adicto que ayuda a
otro muchas veces se queda claramente demostrado cuando nuestro padrino comparte
detalles de su propio inventario mientras nosotros compartimos el nuestro. Esto nos da la gran
tranquilidad de saber que no somos únicos.

La confianza que debemos tener en la persona que va a escuchar nuestro Quinto Paso va más
allá de tener la tranquilidad de que guardará el secreto. Debemos confiar en que será capaz de
reaccionar apropiadamente a lo que compartimos. Una de las razones principales de que
muchos elijamos hacer el Quinto Paso con nuestro padrino es que comprende lo que estamos
haciendo y por lo tanto sabe qué tipo de apoyo necesitamos durante el proceso. Además, que
nuestro padrino sea nuestro oyente dará cierta continuidad al trabajo del resto de los pasos.
No obstante, si por alguna razón elegimos a otra persona para escuchar la admisión del Quinto
Paso, deberá tener las mismas aptitudes que un padrino: capacidad para apoyarnos sin
minimizar nuestra responsabilidad, que pueda tener una influencia tranquilizadora si
empezamos a sentirnos abrumados durante el Quinto Paso; en síntesis, alguien compasivo,
íntegro y agudo.

¿Qué cualidades me resultan atractivas en la persona que me escucha?

¿De qué forma me ayudarán esas cualidades a admitir mejor la naturaleza exacta de mis
faltas?
Para la mayoría de nosotros, desarrollar una relación honesta es algo nuevo. Somos muy
buenos para huir de las relaciones la primera vez que alguien nos dice una verdad dolorosa.
También se nos dan bien las relaciones educadas y distantes, sin ninguna profundidad. El
Quinto Paso nos ayuda a construir relaciones honestas. Decimos de verdad quiénes somos, y
después, lo más difícil, escuchamos la respuesta. A la mayoría nos aterrorizaba una relación de
este tipo. El Quinto Paso nos da la oportunidad única de probar este tipo de relación en un
contexto seguro. Podemos estar bastante tranquilos de que no nos Juzgarán.

¿Estoy dispuesto a confiar en la persona que va a escuchar mi Quinto Paso?

¿Qué espero de esa persona?

¿De qué forma trabajar el Quinto Paso me ayudará a establecer nuevas formas de tener
relaciones?

La naturaleza exacta de nuestras faltas

Otra forma de garantizar que el Quinto Paso «no sea simplemente una lectura del Cuarto> es
centrarse en lo que se supone que admitimos: la naturaleza exacta de nuestras faltas. En
nuestra confraternidad hay experiencias muy diversas sobre lo que es << la naturaleza exacta
de nuestras faltas >>. La mayoría coincidimos en que, al trabajar el Quinto Paso, deberíamos
prestar atención a lo que hay detrás de los patrones de conducta de nuestra adicción y a las
razones por las que actuábamos de la manera en que lo hacíamos. A menudo identificamos la
naturaleza exacta de nuestras faltas mientras compartimos el inventario. A veces, la repetición
del mismo tipo de situación pone de manifiesto la naturaleza exacta de esa situación. Por
ejemplo, ¿por qué siempre acabamos con personas que no son lo mejor para nosotros? ¿Por
qué seguimos planteando cada relación que tenemos como si nuestra vida dependiera de
tener el mando? ¿Por qué nos sentimos amenazados por experiencias nuevas y, por lo tanto,
seguimos evitándolas?

Descubrir el rasgo común de nuestros propios patrones de conducta nos llevara directamente
a la naturaleza exacta de nuestras faltas.

A esta altura del proceso, probablemente llamemos «defectos de carácter>> a algunos


patrones de conducta. Aunque hasta el Sexto Paso no empezaremos a examinar en
profundidad el papel de cada uno de estos defectos en mantenernos enfermos, sin duda no
nos hará daño comenzar a tomar conciencia de ellos.

¿En qué se diferencian mis actos de la naturaleza exacta de mis faltas?

¿Por qué debo admitir la naturaleza exacta de mis faltas y no sólo las faltas en sí?

Principios espirituales

En el Quinto Paso nos centramos en la confianza, el valor, la honestidad con uno mismo y el
compromiso. Si queremos hacerlo con éxito es esencial practicar el principio espiritual de la
confianza. Como ya se ha mencionado, es posible que tengamos cierta experiencia con nuestro
padrino que nos permita tenerle la suficiente confianza para seguir adelante con este paso.
¿Pero qué pasa con las cuestiones más profundas que surgen cuando nos preguntamos si
trabajar este paso nos servirá de algo? Debemos confiar en el proceso tanto como en otra
persona. La relación entre el Quinto Paso y el desarrollo espiritual no siempre resulta clara.
Esto no significa que la relación sea menos real, pero quizás nos haga más difícil confiar en el
proceso.

¿Creo que trabajar el Quinto Paso mejorará en cierto modo mi vida? ¿De qué manera?

La valentía es un principio que tendremos que practicar para poder empezar con este paso. Es
posible que debamos seguir recurriendo al valor periódicamente a lo largo de todo este paso.
Si estamos a punto de llamar a nuestro padrino para fijar una cita para admitir la naturaleza de
nuestras faltas y colgamos el teléfono, es que tenemos miedo y debemos utilizar el valor. Si
compartimos nuestro inventario y vemos un párrafo del que no podemos hablar con nadie,
tenemos que enfrentarnos con valor a ese momento de miedo y seguir adelante compartiendo
todo nuestro inventario. Si acabamos de compartir algo terriblemente doloroso y el
sentimiento de vulnerabilidad es tan abrumador que preferimos cerrarnos a escuchar lo que
nuestro padrino tiene que decir, estamos en un momento decisivo de nuestra recuperación y
tenemos que escoger el camino de la valentía. Hacerlo así influirá en el curso futuro de nuestra
vida. Cada vez que tengamos miedo, deberíamos recordar que entregarnos a éste raramente
ha tenido más que consecuencias negativas en nuestra vida, y esta vez no será diferente. Este
recordatorio tendría que ser motivo suficiente para que reunamos valor.

¿De qué forma puedo encontrar el valor que necesito para trabajar este paso?

¿De qué forma el valor para practicar este paso tiene erectos en toda mi recuperación?

¿He fijado la hora y el lugar para mi Quinto Paso? ¿Cuándo y dónde?

Practicar el principio de honestidad con uno mismo es esencial cuando admitimos ante
nosotros la naturaleza exacta de nuestras faltas. Así como no debemos desvincularnos de
nuestras emociones sólo porque tengamos miedo de la reacción de la persona que nos
escucha, tampoco podemos darnos el lujo de cerrarnos a nuestras propias reacciones.
Debemos permitirnos reaccionar con naturalidad, como seres humanos, al tema que tratamos:
nuestra vida de adictos. Hemos tenido una vida triste. Hemos perdido muchas cosas por
nuestra adicción. Hemos hecho daño a gente que queríamos por nuestra adicción. Es doloroso
darse cuenta de estos hechos. Sin embargo, si prestamos mucha atención, probablemente
reconozcamos otro sentimiento que empieza a formarse tras el paso del dolor: la esperanza.

Por fin hemos dejado de consumir por culpa de nuestros sentimientos, de huir de nuestros
sentimientos y de encerrarnos por nuestros sentimientos. Ahora, por primera vez, tenemos la
oportunidad de revisarlos con valentía, incluso los más dolorosos. Hacerlo, a la larga, nos
permitirá sentirnos mejor con nosotros mismos. Es una de las paradojas que solemos
encontrar en la recuperación: lo que empieza en dolor acaba en alegría y serenidad.

¿De qué forma evité la honestidad conmigo mismo en el pasado? ¿Qué hago hoy en día para
practicarla?

¿De qué forma se relaciona la humildad con una visión más realista de mí mismo?
¿Cómo me ha ayudado a aceptarme el principio de honestidad conmigo mismo?

El principio de compromiso se demuestra con las acciones que llevamos a cabo en este paso.
Muchos establecimos los mal llamados «compromisos» en nuestra vida sin ninguna intención
de cumplirlos en momentos difíciles. Nos «comprometíamos> por conveniencia. Con cada paso
del programa de NA, profundizamos nuestro compromiso práctico y real con el programa.
Buscar un padrino, trabajar los pasos, encontrar un grupo habitual e ir a las reuniones... cada
una de estas acciones demuestra que estamos comprometidos con nuestra recuperación de
una forma práctica y significativa.

¿De qué forma el hecho de compartir el inventario con mi padrino intensifica mi compromiso
con el programa de NA?

Seguir adelante

Uno de los muchos beneficios del trabajo del Quinto Paso es una sensación de autoaceptación.
Hoy en día reconocemos claramente quiénes somos y nos aceptamos sin reservas. Sólo porque
nos falten algunas cosas en determinadas áreas no significa que no valgamos nada.
Empezamos a ver que tenemos defectos y virtudes. Somos capaces de hacer mucho bien, y de
causar mucho daño. Hay aspectos de nuestra personalidad que nos convierten en seres muy
especiales. Nuestras experiencias, incluso las negativas, muchas veces han contribuido a
desarrollar la mejor parte de nosotros. Somos capaces de reconocer por primera vez que, tal
como somos ahora, estamos bien. Pero aceptarnos tal como somos no significa que podemos
relajarnos y dejar de intentar mejorar. La auténtica autoaceptación incluye aceptar lo que nos
falta. Si creyesemos que no tenemos que seguir creciendo, no sería autoaceptacion, sino
negación. Por lo tanto, reconocemos lo que nos falta y nos comprometemos a trabajar en ello,
queremos ser más compasivos, trabajamos en la práctica del principio de compasión. Si
queremos tener mayor educación, nos dedicamos a estudiar. Si queremos tener más amigos,
nos tomamos nuestro tiempo para desarrollar nuestras relaciones.

¿Cómo ha aumentado mi humildad y autoaceptación el trabajo del Quinto Paso?

Al acabar el Quinto Paso es posible que sintamos alivio; nos hemos desahogado compartiendo
lo que antes poníamos tanto esfuerzo en esconder o reprimir. Es verdad que nuestros
«defectos... mueren a la luz del día». Exponerlos a la luz nos brinda una sensación de libertad,
independientemente de cuáles sean las circunstancias externas de nuestra vida.

Todas nuestras relaciones empiezan a cambiar como consecuencia de la práctica de este paso.
Tenemos que reconocer especialmente lo mucho que ha cambiado nuestra relación con
nosotros mismos, con un Poder Superior y con el resto de la gente:

¿Cómo ha cambiado mi relación con un Poder Superior como resultado de trabajar el Quinto
Paso?

¿Cómo ha cambiado mi relación con mi padrino como resultado de trabajar el Quinto Paso?

¿Cómo ha cambiado la visión que tengo de mí como resultado de trabajar este pasó?

¿Hasta qué punto he desarrollado amor y compasión por mí mismo y por los demás?
Junto con una sensación de alivio sentimos que el cansancio que nos produce nuestros
defectos de carácter ha llegado al límite, lo que se traduce fácilmente en estar enteramente
dispuestos...1Precisamente lo que necesitamos para trabajar el Sexto Paso!

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