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LA REVOLUCIÓN AMERICANA

1. Hacia 1606 el rey británico (Jacobo I) estableció la Compañía Virginia de Londres con
la intención de establecer colonias en Norteamérica. En 1607, la compañía estableció
en Jamestown el primer asentamiento, ubicado dentro lo que luego sería la colonia de
Virginia. La compañía operaba bajo una cédula real. De esta manera aseguraban a los
colonos todas las libertades, franquicias e inmunidades como si hubieran nacido y
vivido en Inglaterra.
En 1760, Inglaterra y Escocia se habían unificado en el Reino de Gran Bretaña. Sus
asentamientos en Norteamérica habían prosperado en trece colonias con fuertes lazos
económicos, políticos y culturales con la metrópoli. Cada colonia mantenía cierto nivel
autonomía en sus asuntos de gobierno, pero los lazos entre Gran Bretaña y las colonias
americanas abundaban.
Por su parte, Francia inició un proceso de colonización en Norteamérica en el siglo XVI,
en territorios desde el golfo de San Lorenzo hasta las Montañas Rocosas y hasta el
golfo de México. Este territorio fue conocido como Nueva Francia.
A medida que colonizaban el Nuevo Mundo, los franceses establecieron asentamientos
que posteriormente se convertirían en ciudades como Detroit, St. Louis, Nueva Orleans
Baton Rouge... El problema que enfrentaba a Francia y a Gran Bretaña era que los
límites entre sus territorios no se estaban bien delineados. Los colonos británicos y los
franceses solían reclamar derechos sobre los mismos territorios o territorios
colindantes.
La Guerra de los Siete Años fue un conflicto ocurrido entre 1756 y 1763 y que enfrentó
una coalición de Gran Bretaña y sus aliados contra una coalición de Francia y sus
aliados. El teatro militar de este conflicto en América del Norte se conoce como Guerra
franco-india y comenzó como consecuencia de esos reclamos británicos y franceses
sobre sus territorios.
En América del Norte fue una guerra por la supremacía colonial, mientras que en
Europa, Austria (aliado de los británicos) reclamaba los territorios de Silesia que había
perdido en la Guerra de Sucesión Austriaca.
Llegó a su fin con la firma del Tratado de París de 1763, en el que Gran Bretaña salió
victoriosa tras desocupar a los franceses de Norteamérica y adquirir grandes territorios
bajo control de Francia antes de la guerra.
Después de la guerra, los británicos tuvieron que enfrentar una serie de problemas
financieros y políticos.
El primer problema apareció con la necesidad de gobernar, financiar y proteger los
nuevos territorios adquiridos durante el conflicto. El segundo fue el endeudamiento
masivo como consecuencia de la guerra.
En 1763 ocurrió la Rebelión de Pontiac, un levantamiento de indios de muchas tribus
que se oponían al control colonial británico en el área del valle de Ohio y de los
Grandes Lagos, amenazando los puestos fronterizos. Las milicias coloniales no
respondieron con eficacia y las fuerzas militares inglesas debieron intervenir ante la
continua amenaza de los indios. El rey británico dictó la proclamación real de 1763 en
la que se prohibió a los colonos establecerse al occidente de una línea trazada a lo
largo de los montes Apalaches (frontera natural con la reserva indígena). Esto
pretendía organizar las tierras británicas recientemente adquiridas, prevenir conflictos
y establecer relaciones comerciales con los indios, así como para similar a los colonos
franceses y hacer de Canadá una colonia autónoma.
Esta proclamación trajo descontento entre los colonos americanos, que vieron la
victoria sobre los franceses como una oportunidad para explorar y dar valor a nuevos
territorios al este del Misisipi. Algunos colonos tuvieron que devolver tierras y regresar
al este, mientras que otros estaban convencidos que el rey pretendía confinar a los
colonos en la franja costera.
La época revolucionaria se inició en 1763, cuando llegó a su fin la amenaza militar
francesa sobre las colonias británicas de América del Norte y quedaron frustradas las
expectativas de los colonos más ambiciosos que demostraron liderazgo en la guerra.
Estos no tuvieron que ejercer política o militarmente frente a los procedentes de la
metrópoli, que acaparaban todos los cargos. La suma de los costos de mantenimiento
del imperio originó que el gobierno británico adoptara una política altamente
impopular. El creciente descontento se vio en la creación de grupos opositores que
fueron nombrados como “Hijos de la Libertad” y que llevaban a cabo el congreso de
representantes de nueve legislaturas coloniales en incidentes violentos que se dieron
espontáneamente, así como en movilizaciones populares de protesta.
La estrategia del gobierno británico fue ocupar militarmente Boston, y la del
Parlamento de Londres fue promulgar un conjunto de leyes que recortaban las
competencias de las instituciones autónomas y aumentaban las de los funcionarios y
militares británicos.
La rebelión de las Trece Colonias americanas contra Gran Bretaña se debió entonces a
la defensa de los intereses que fueron dañados por la política colonial del rey (Jorge
III). El gobierno británico, con el triunfo en la guerra de los Siete Años, decidió
obligarles a los colonos nuevas tasas e impuestos para sufragar los gastos ocasionados
por la guerra. Los comerciantes y las personas ilustradas no aceptaron estas leyes, ya
que no tenían representantes en el parlamento de Londres ni habían sido aceptadas
por las asambleas coloniales. En 1765 manifestaron no estar de acuerdo con motines y
negándose a importar productos ingleses, logrando suprimir la Ley del timbre. Luego,
en 1767 el parlamento estableció gravámenes sobre el papel, plomo, vidrio y té. La
burguesía colonial recurrió de nuevo al boicot y todos los impuestos fueron abolidos
menos el que gravaba el té. Los representantes reunidos en el Primer Congreso
Continental propusieron un boicót en contra de los productos exportados de Gran
Bretaña como una represión en contra de las leyes intolerables que había impuesto el
gobierno inglés en respuesta al Motín de Boston.
A su vez, el congreso pidió otro congreso continental en el caso de que su petición no
tuviera éxito parar la ejecución de las leyes intolerables. Su apelación a la corona no
tuvo efecto, por lo que se organizó un Segundo Congreso Continental. En 1776 en la
sesión de la cámara del estado de Pennsylvania, el congreso continental percibió y
escuchó el principio de la resolución de Richard Henry Lee de Virginia.
La guerra de la Independencia comenzó en abril de 1775. Un mes después se reunió en
Filadelfia el segundo congreso continental, donde se autoproclamó el gobierno de las
Colonias Unidas de América y se creó así el ejército continental donde el comandante
en jefe fue George Washington.
Las colonias mantuvieron su lealtad al rey británico; pero solicitando ser obedientes a
las demandas. Jorge III no obedeció a los colonos declarándolos rebeldes y fue William
Howe aquel que fue pasado al frente de las tropas británicas en Norteamérica. El 4 de
julio de 1776, el congreso continental adoptó la Declaración de Independencia
estadounidense, en cuya redacción habían participado personajes tan importantes
como Thomas Jefferson, Benjamin Franklin o John Adams.
Para finalizar el conflicto, negociadores británicos y estadounidenses firmaron en París
términos preliminares de paz y el 3 de septiembre de 1783 Gran Bretaña reconoció
formalmente la independencia de los Estados Unidos en el Tratado de París. Al mismo
tiempo, Gran Bretaña firmó tratados de paz por separado con Francia y España (que
había entrado en el conflicto en 1779), con lo que la revolución americana llegaba a su
fin después de ocho largos años.

2. Entre los años 1714 y 1818 ocupa lugar un movimiento intelectual en las trece
colonias de Gran Bretaña: la Ilustración americana. Esta influyó en la revolución
norteamericana y en la creación de la nueva nación, pues fue influenciada por la
Ilustración europea del siglo XVIII y las propias filosofías americanas (“despotismo
absoluto”, línea 20).
Esto influyó en la aplicación del razonamiento científico en la política, la ciencia, y la
religión, promoviendo la tolerancia y restaurando el estudio de la literatura, la música
y las artes. Entre las ideas ilustradas más influyentes en esta revolución se encuentra el
Contrato Social de John Lock.

3. En mi opinión, la revolución americana ha fomentado la evolución de las ideas de la


Ilustración y ha trascendido hasta las ideas liberales de hoy en día.

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