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Este volumen gestado en diversos encuentros, es un pensamiento en curso

expuesto en general a estudiantes avanzados y jóvenes profesionales aunque


conceptualmente trasciende cualquier corte generacional. Intenta explicar textos
y conceptos complejos, por lo tanto tiene vocación de pedagógico.
¿Es posible efectuar dicha pretensión o desde el vamos es una tarea imposible?
Tampoco busca develar una verdad, su única pretensión es que den algo a
pensar. No pretende la originalidad, su virtud tal vez sea la de ordenar algunas
derivas esquizoanalíticas y dar algunas pistas para entender textos complejos
como «El Antiedipo» y otros…, mas concretamente trata sobre como es posible
sostener una clínica desde su perspectivlsmo crítico. Si bien en los últimos quince
años el autor ha insistido en construir una clínica esquizoanalítica, la concepción
operativa de Pichón Rivière le ha servido de sustrato, y la amistad del maestro
Gregorio Baremblitt, de guía, apoyo y abrigo permanente.
Es un trabajo profundamente clínico, esperamos que aquellos que distraigan su
valioso tiempo en hojear esta entrega coincidan con ello:
«Entiendo la clínica psicológica como una práctica de extrema humanidad, tengo la
convicción plena de que más que científica se trata de una práctica ética, aunque
de ella también se nutre, pero si no deviene en una tarea amorosa de nada sirve.
Solo el amor «cura», de ello no nos quepan dudas. Pero además «la cura» afecta
tanto a pacientes como psicoterapeutas.»

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Alfonso Lans

Esquizoanálisis
Cartografías clínicas

Digitalizado por: spleentercell@gmail.com


10.09.16

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Título original: Esquizoanálisis. Cartografías clínicas
Alfonso Lans, 2008

Editor digital (contacto): spleentercell@gmail.com

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Agradecimientos
Este libro no hubiera devenido sin el aporte inteligente, valiente y amoroso de
los compañeros en formación del Centro Félix Guattari, que generación tras
generación han incidido en mi pensamiento, como en mi didáctica.

No hubiera tomado consistencia, sin el apoyo en el trabajo cotidiano de


Marcello Leggiadro que además se implicó en uno de sus artículos.

Tampoco tendría el rigor y amor que lo envuelve sin el encuentro con los
estudiantes de la Facultad de Psicología de la Universidad de la República en los
cursos y seminarios que año tras año imparto en el Área de Psicología Social y en
Introducción a las Técnicas Psicoterapéuticas.

Por eso merecen toda mi gratitud y reconocimiento los compañeros Joaquín


Rodríguez Nebot, Adriana Molas De La Quintana, Enrico Irrazabal, Nelson De
León y Luis Gonçalvez Boggio, que comparten solidariamente sus saberes y
experiencias en la labor cotidiana de la docencia universitaria, de la que participo
desde hace ya veinte años en forma ininterrumpida.

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Prefacio
Este volumen está gestado por diversos encuentros, aunque plasmado en
letras de molde es un texto oral, sus Iteraciones y reiteraciones, luces y sombras,
ritmos y esperas dan cuenta de ese régimen. Es un pensamiento en curso
expuesto en general a estudiantes avanzados y jóvenes profesionales aunque
conceptualmente trasciende cualquier corte generacional, por ello intenta
explicar otros textos, y conceptos complejos, por lo tanto tiene vocación de
pedagógico.
¿Es posible efectuar dicha pretensión o desde el vamos es una tarea
imposible? Igualmente ya no importa, debo confesar que a diferencia de mis
anteriores incursiones por los dominios de la escritura, ésta no me satisface
totalmente, no porque los anteriores hayan sido textos logrados, sino porque a
este no lo envuelve ninguna ilusión. Tampoco es un texto de autor, sino de un
ávido lector, lo que por otra parte me da cierta tranquilidad. Tampoco busca
develar una verdad, solo son apuntes para mis clases y ponencias, la única
pretensión que abrigo es que den algo a pensar. No pretende la originalidad, su
virtud tal vez sea la de ordenar algunas derivas esquizoanalíticas y dar algunas
pistas para entender textos complejos como «El Antiedipo» y otros…, mas
concretamente trata sobre como es posible sostener una clínica desde su
perspectivismo crítico. Si bien en los últimos quince años he insistido en construir
una clínica esquizoanalítica la concepción operativa de Pichón Rivière me ha
servido de sustrato, y la amistad del maestro Gregorio Baremblitt, de guía, apoyo
y abrigo permanente, si bien quienes conocen mi trabajo lo saben he querido
manifestarlo, le debo mucho.
Aunque doy pocos ejemplos es un trabajo profundamente clínico, espero que
aquellos que distraigan su valioso tiempo en hojear esta entrega coincidan
conmigo.
Entiendo la clínica psicológica como una práctica de extrema humanidad,
tengo la convicción plena de que más que científica se trata de una práctica ética,
aunque de ella también se nutre, pero si no deviene en una tarea amorosa de
nada sirve. Solo el amor «cura», de ello no nos quepan dudas. Pero además «la
cura» afecta tanto a pacientes como psicoterapeutas. Recuerdo a todos y cada
una de las personas que conmigo se han tratado, en general con alegría y a todos
con una profunda gratitud por las horas compartidas de mutuo aprendizaje.
A aquellos que decidan dedicar su esfuerzo al cuidado de otros, si me lo
permiten, les recomiendo humildemente ejercitarse para vivirlo en la
incertidumbre, es bueno recordar aquí que fue en relación a Eros, que Sócrates
nos dejo su máxima: «solo sé que no sé nada».
Una excusa: no desconozco las reglas de la academia, sin embargo
prácticamente no he dejado notas al pie, ni señalado demasiadas referencias

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bibliográficas, en el medio universitario estas proliferan[1], pero aquí necesité
apoyarme en la memoria para tan solo dejar que otros hablaran a través mío y en
especial los creadores del esquizoanálisis. Deje los rastros, en épocas de escasez
de lectores los que aún leen apasionadamente sabrán encontrar las huellas como
seguirlas si lo desean. En tiempos de velocidades inhumanas, tecnificaciones
terroríficas, hambrunas masivas y genocidios horrorosos y reiterados, poco a
poco me he resguardado de toda novedad, en especial si de gobernantes y
administradores se trata.
Los aciertos se los debo a Deleuze y su genio, o a la notable intuición de
Guattari; las confusiones y errores conceptuales solo pueden ser adjudicadas a
mi.
Estas notas quieren mostrar el soporte conceptual que me ha permitido
desplegar la noble labor de clínico y psicoterapeuta, vaya mi mas profundo
reconocimiento a todos aquellos que han abrazado esta tarea y en especial a mis
psicoterapeutas y maestros, de un modo u otro de todos ellos he aprendido
mucho, incluso a pesar de mis cegueras y repeticiones.
Una última puntuación: del alma trate de expurgar todo resentimiento,
espero se refleje en las líneas que siguen.

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La invención Freudiana
Históricamente la noción de transferencia remite al campo de la inversión
económica como «transferencia» monetaria, también en el campo de la
pedagogía se ha utilizado en el sentido de transferir conocimientos, técnicas y
saberes. Incluso en el campo de la psicoterapia, si bien es un concepto que re-
inventa Freud, lo ha tomado de la propia psiquiatría. En los albores de las
prácticas clínicas con el método hipnótico se logra por la sola voluntad del
médico que el paciente desplace o inhiba sus síntomas en la medida en que
suspende todo juicio consciente y lo transfiere al médico. Freud extraerá, de este
período de aprendizaje junto a Charcot en Nancy, ideas y nociones como las de
conversión, transferencia, resistencia, desplazamiento y condensación que luego
servirán de piezas fundamentales para su teoría y para la construcción del
dispositivo psicoanalítico. Pero la noción de transferencia será la piedra
fundamental sobre la que se asiente todo el edificio psicoanalítico.
Cuando decide con la ayuda de Breuer instalar en Viena un consultorio
especializado en enfermedades nerviosas y comenzar a trabajar en psicoterapia,
lo hace apoyándose en el método hipnótico, pero a poco de desarrollar su clínica
adviene en su práctica una importante variación debido a que se le presenta un
obstáculo «embarazoso»: el simple hecho de que muchas de las mujeres que lo
consultaban resistían la hipnosis. El primer desplazamiento en su práctica es de la
hipnosis a la sugestión, aunque aún no se trata de psicoanálisis, indicaba a sus
pacientes que tratasen de fijar aquellos momentos en que los síntomas aparecían
y en relación a que situaciones, imponía así que el paciente se ubicara en un
momento preciso de su pasado. Un problema práctico quedaba planteado: fijar
definitivamente las condiciones de aparición del síntoma, mas adelante hace otro
movimiento en la misma dirección y buscando profundidad se va hacia el origen.
Se pregunta ¿cuáles son las causas profundas que determinan la conformación
del síntoma? En definitiva se interroga por el sentido del mismo. En este mismo
momento en que está produciendo ese movimiento, ya Freud ante la resistencia
que manifestaban sus pacientes al propio método hipnótico, produce una
primera invención al instrumentar el método sugestivo-catártico. Es un
movimiento de suma importancia en tanto desterritorializa la clínica al
abandonar la hipnosis e instituir un nuevo método. ¿Qué es lo que busca? La
hipnosis develaba que cuando había descarga emocional, en función de revivir el
acontecimiento, se producía un alivio del sufrimiento psíquico y el síntoma era
removido o simplemente desaparecía, aunque difícilmente se lograba suprimirlo
definitivamente. En consonancia elige una vía novedosa que consiste en pedir a
sus pacientes que relaten los acontecimientos significativos de su vida pero
manteniendo las funciones conscientes. Se produce así una transferencia desde
el pasado de una carga emotiva —signada por la intensidad— que se ha

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mantenido asociada a un acontecimiento que por alguna razón el paciente no
recuerda y que una vez que rememora y revive produce una descarga emocional
que como efecto posibilita la supresión total o temporal del síntoma.
Ahí el problema se formula cuando se encuentra con la resistencia, que
todavía no está nominada así en su sistema psicoterapéutico, sino que aparece
directamente como resistencia a la hipnosis, o a entrar en el estado hipnótico y
solo luego como resistencia psíquica al comprobar que una vez debilitada la
orden hipnótica el síntoma reaparecía o se desplazaba. Es por ello que empieza a
pedir a sus pacientes que traten de rememorar los momentos significativos de su
vida, es decir aquellos acontecimientos que encuentra tienen una especial
vinculación con los síntomas que actualmente se puedan presentar. La narración
consciente del paciente comienza a constituirse en la vía terapéutica por
excelencia, paulatinamente se compone un campo del discurso psicoanalítico en
el que se manifiestan signos de la actividad psíquica inconciente. Este momento
de su práctica es importantísimo y el reconocimiento de esta experiencia
psicoanalítica llegará a su mas alto nivel de formalización con Lacan cuando se
permite afirmar que el inconsciente se estructura como un lenguaje.
El efecto más notorio y significativo de esta variación técnica es que los
cambios en el paciente se hacen más duraderos y la remisión de sus síntomas
perdura en el tiempo. Este maravilloso avance en la «dirección de la cura» se
produce cuando Freud logra que el paciente conecte el plano de la narración de
lo vivido con la emoción que sintió en aquel peculiar momento de su vida, por lo
tanto hay una rememoración del acontecimiento traumático, hay una
reminiscencia, es decir una actualización de la vivencia que permite que el sujeto
se instale plenamente en la vivencia, para producir experiencia. Nos damos
cuenta que eso acontece porque se manifiesta la emoción, y mas precisamente
el afecto, acompañando plenamente al recuerdo. En la situación analítica se
puede registrar un sentimiento intenso en el analizante o los analizantes, es el
registro de una emoción o una pasión que se actualiza. Es ahí donde nuevamente
aparece la noción de transferencia, es una idea de transferencia asociada a la
repetición que ya implica un movimiento que se inscribe en el tiempo, desde un
acontecimiento pasado a un presente en el que se actualiza. Será necesario
abordar el problema para ver porque los conceptos de cuerpo y de tiempo son
fundamentales. ¿Cómo podrían las nociones de repetición y transferencia ser
pensadas desde sus distintos modos de expresión, sino es en referencia a como
vayan asociándose a los conceptos de tiempo y de cuerpo?
Por último, Freud que ya está con la idea de que sus pacientes digan todo lo
que les parece significativo, va ampliando este pedido, esta consigna, hasta
devenir en la asociación libre y la atención flotante que componen el núcleo del
dispositivo analítico. No podemos olvidar aunque es obvio que todos estos
movimientos que instituye son instrumentados en función de la práctica clínica

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concreta. Vemos que al principio se focaliza en lo que supuestamente compone
al síntoma y trata de elucidar como es que el mismo se ha instalado. Pero en el
transcurso de las sesiones las ocurrencias ‘significativas” empiezan a agotarse,
algo que habitualmente se constata en los procesos psicoterapéuticos.
¿Cómo determinar «lo mas significativo»? Es una pregunta que se impone y
da la impresión de que esta ampliación a la que hacia referencia y que poco a
poco pierde «lo significativo en relación con el síntoma» a partir de que hay un
movimiento natural producido por la propia practica, en todo caso por lo que allí
se está desplegando. En un momento, bueno es recordarlo, en que la clínica se
presenta como un campo singular de investigación componiendo un dispositivo
relativamente sencillo por un paciente que habla y un analista que escucha.
Entonces ya empezamos a discriminar algunos fenómenos a medida que
aparecen en nuestro campo, como por ejemplo la transferencia en el tiempo, del
pasado hacia el presente de una carga emotiva, pasional y que después va a
indicar una carga energética, no en vano Freud antes que psicoterapeuta es
neurólogo. En el «Proyecto de una psicología para neurólogos», están en germen
sus posteriores desarrollos en torno a la transferencia y su concepción
económica y energética del aparato psíquico, hay allí muchas de las ideas que
luego se van a poner en juego tanto en su clínica como en la construcción de la
teoría psicoanalítica.
Es notorio entonces que aparece desde un inicio claramente planteada o
asociada la idea de resistencia a la noción de transferencia, primero al trance
hipnótico, luego a recordar y por último a asociar. Ahora, se puede decir que el
punto de inflexión en la práctica freudiana se relaciona básicamente con este
último fenómeno de resistencia, de hecho el mismo es causa suficiente de que
varíe la propia técnica. La idea de resistencia también es utilizada normalmente y
muy anteriormente en dos campos muy diversos al del Psicoanálisis.
En el campo de la política, hablamos de resistencia a las fuerzas invasoras, o
en el interior de un país de resistencia popular a la tiranía, también hablamos de
resistencia cuando aludimos a resistir el asedio a la ciudad. Y en el campo
científico más precisamente de la física, la mecánica y la química, básicamente la
idea que primaba en ese momento provenía de los avances con el manejo de la
electricidad. Una invención no tan lejana en el tiempo ya que recientemente se
había desarrollado la bombilla llevando luz eléctrica a las casas de familia,
popularizando y naturalizando de este modo el uso de la electricidad en la vida
cotidiana. La cualidad de resistencia en electricidad corresponde al material
resistente a la conducción, en la medida en que será un material que no conduce
la electricidad. Estas son nociones muy importantes, que ya implican el sentido
que los conceptos de resistencia y transferencia tendrán en nuestro campo, el de
la clínica psicológica, constituyendo las dos caras de un mismo proceso.
La resistencia al asedio es uno de sus sentidos más Importante: algo intenta

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imponerse y ocupar el espacio, desplegarse. Otro de sus sentidos será aportado
por ese material que no es un buen conductor. Por último, es interesante ver
como la resistencia como tal produce, o sea, que resistencia no es sinónimo de lo
antiproductivo. Es obstáculo a la vez que solución al problema que a Freud se le
presenta. Todavía no estamos ante la asociación libre, pero ya había un nivel de
exigencia de que el paciente ofreciese un flujo verbal, un flujo de asociaciones.
En sus primeros tratamientos cuando el flujo se detenía, ¿qué hacia Freud? Ponía
la mano en la frente del paciente y le aseguraba que cuando la retirara el flujo de
recuerdos proseguiría; por tanto el flujo verbal sería reestablecido, o sea, su
método en aquel momento era cuasi—«mágico». En este momento llega a la
conclusión de que lo importante es fijar su atención en la detención del flujo. Ese
flujo que se detiene se expresa en sus dos caras, podemos diferenciar un flujo
emocional del flujo verbal y a su vez este último del flujo representacional,
aunque uno se enrolla o implica en el otro y paradojalmente el flujo emocional y
afectivo es conciente o preconciente mientras que la representación a la que el
afecto se asocia cae bajo el peso de la represión.
Esta carga emocional se traduce en la ansiedad o angustia que el paciente
siente y experimenta. Freud se da cuenta que el flujo se detiene y que se
deflexiona en estas dos dimensiones, percibe que hay una resistencia a seguir
hablando, y una imposibilidad a seguir recordando que se hace evidente, por lo
cual deduce que hay algo que pretende emerger, pero que sin embargo no
termina de hacerlo constituyéndose en un obstáculo al flujo ideatorio y este
obstáculo cristaliza porque puja por emerger al campo de la conciencia una
«representación» intolerable para la persona. La idea, la escena, la imagen, la
representación intolerable produce como reacción la movilización de un
quantum intensivo que se registra como un sentimiento doloroso, desagradable o
directamente intolerable. Entonces el Impulso, la pulsión, el deseo, la fantasía,
que allí y entonces se manifiesta es intolerable para la persona. Al ser intolerable
para el yo ese impulso, un deseo o una concreción de deseo que cae bajo la
represión bien puede expresarse como fantasía. Se trasmuta en alguna de las
formaciones del inconsciente, conectándose con los núcleos productores de
inhibición, síntoma o angustia.
Esta es una de las manifestaciones que en la clínica se presentan a la
repetición. A Freud esa repetición también le permite darse cuenta que tiene que
ver con él en el allí y entonces. Esa detención, se hace evidente para Freud pues,
como señala, ésta tiene que ver con la presencia significativa del analista.
Nosotros, cualquiera y todos nosotros, producimos transferencia, generamos
transferencia, somos objeto de transferencia. Y obviamente en el consultorio, no
va a ser de otro modo. Hay algo que suele acontecer allí, es la manifestación de
sentimientos amorosos del paciente que tienen como objeto al analista y que se
expresa comúnmente como ideas y sentimientos más o menos habituales. El

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paciente siempre encuentra algo, en general algún rasgo en la persona del
analista a que enganchar esa transferencia amistosa, erótica o negativa que
posibilita el vínculo psicoterapéutico y el desarrollo del análisis.
En la labor psicoterapéutica cuando enfrentamos esta situación de
resistencia, vemos que el tratamiento es interrumpido por la represión de ideas
inconfesables o intolerables para el paciente y que habitualmente cuando
implican a la persona del psicólogo, lo que encontramos es una transferencia.
Transferencia de situaciones anteriores a la situación actual, de modelos,
esquemas, deseos, impulsos, desde el pasado, en tanto objetos virtuales,
podríamos llamarlos hoy desde otra perspectiva, proyectados o implantados en
la persona del analista. Ya está en Freud esta idea de pasaje que le permite
pensar el plano de la transferencia. La «carga» (catexis) emocional afectiva se
hace presente y se trasmuta en angustia o en ansiedad. Al instalarse en la
resistencia la tendencia se trasmuta en su contrario, porque recordemos que la
resistencia toma la energía para reprimir el propio impulso de su objeto. Como en
el aikido no se utiliza la fuerza propia sino que se incorpora una serie de
movimientos que posibilitan tomar la fuerza del agresor y volverla contra él,
alguien ataca y es su propio impulso el que será utilizado por quien se defiende.
La resistencia en el plano psicológico actúa como un guerrero aikido, la fuerza del
impulso es la que prestara la fuerza que la defensa va a tomar para organizar y
efectuar la resistencia.
Como verán hay una transferencia de un quantum de energía, que transfiere
el afecto de una representación a otra. Hay una transferencia de esas fuerzas
afectivas a distintas representaciones. Es lo que se va a plantear luego cuando en
«la interpretación de los sueños» introduzca los mecanismos de desplazamiento
y condensación. Sin embargo resistencia y transferencia son dos vías de un
mismo proceso, tanto en la construcción del pensamiento de Freud como del
propio desarrollo de la técnica, y del propio método clínico, del tratamiento. Si se
quiere, hay un movimiento continuo producido en el propio proceso de curación,
por decirlo de algún modo, que da como resultado el montaje de los
procedimientos y una peculiar disposición de los mismos. La clave, a mi modo de
ver, está en el concepto de repetición ya que es el que hace funcionar al
dispositivo analítico, conformado por este «complejo» al que se conectan los
conceptos de resistencia y transferencia y que tiene al concepto de repetición
como su eje. Es interesante como en el esquema freudiano a cada transferencia
va a corresponder una transferencia recíproca o una contratransferencia. O sea,
todos transferimos, todos somos objeto de transferencias. Recordemos que en el
trabajo en grupo, la cuestión se va a hacer mas compleja, en el sentido del
manejo del trabajo transferencial y contratransferencial. Las inhibiciones,
síntomas y actuaciones van a ser repetidas en el aquí y ahora, o en el allí y
entonces del proceso psicoterapéutico. Y ese orden de repetición va a permitir

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desplegar las elaboraciones que vendrán con la rememoración. El proceso de
elaboración requiere necesariamente de la repetición y la rememoración. ¿Qué
implica la rememoración en el proceso analítico? La rememoración implica a la
interpretación tanto como al señalamiento, o sea, el acto de señalar como están
aconteciendo determinadas cosas allí y entonces posibilita resonar con algo que
puede ser rememorado o no. Algo está aconteciendo, algo que es casi
prácticamente del orden de lo obvio, pero por obvio, invisible para aquel que está
desplegándose en la situación, en ese momento del proceso, produciéndolo,
produciéndose al construirlo y al efectuarlo, abriéndose a la elaboración del
material y al aprendizaje.
El síntoma se presenta para Freud como una forma específica de
comunicación que el paciente produce inconcientemente y plausible de ser
interpretado; para ello instrumenta un espacio de absoluta intimidad, con una
frecuencia convenida de tiempo limitado para la duración de las sesiones y una
relación contractual que compromete a las partes involucradas para un trabajo
en conjunto.
Como vimos la incapacidad de comunicación del paciente es adjudicada a la
represión que se manifiesta como resistencia cuando aparece una negativa del
paciente a colaborar con el tratamiento.
En definitiva la invención freudiana radica en proponer una terapéutica de
responsabilidad compartida entre el analista y el paciente. Para ello este debe ser
capaz de observarse, así como informar sobre si mismo a su analista, a su vez el
analista ofrece en definitiva su mente y en especial una atención flotante al
paciente.
La función de la interpretación es mas clara en relación con la resonancia y
con la posibilidad de ayudar a que el paciente pueda recordar, también permite
de alguna manera vincular algo del orden de la historia que nos ha relatado de su
vida con lo que en ese momento acontece en la sesión, abriendo definitivamente
a la rememoración. Por último la construcción[2]. Este último tipo de
interpretación permite tomar aspectos bastante amplios e introduce una mayor
claridad en las tendencias y sentidos en distintos planos y niveles de la vida
pasada del paciente como de la visualización plena de su presente, aporta algo
que termina por esclarecer cierto aspecto de la personalidad y de su
padecimiento.
Entonces, nótese que para Freud las propias actuaciones, el propio síntoma,
las inhibiciones, las distintas formaciones del inconsciente, fantasías, escenas,
representaciones inconscientes, deseos, pueden expresarse como resistencias o
como transferencias; en tanto es lo que se transfiere, se transfiere hacia la
persona del analista, y mas precisamente al vínculo que es envuelto en la
situación analítica. Se repite allí y entonces, construyéndose de ese modo un
nuevo vinculo, de la misma naturaleza que los que producimos en la vida

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cotidiana pero inmanente a un nuevo punto de vista. Se pone en juego lo que
Pichón Rivière va a llamar esquemas referenciales, que en la medida que se
rigidizan y empobrecen se presentan como estereotipos de conducta, por otra
parte, la estereotipia se compone de modelos, compuestos por los modos que
constituyen una especie de matriz, estos son los que permanentemente se
repiten en el encuentro con el otro, se reproducen en la nueva situación los viejos
modos vinculares.
Ahora, la repetición, no solo es repetición de lo mismo, por definición,
también es afirmación de una diferencia. Esto es importante porque en la propia
repetición está envuelta la expresión de la variación y por ende del cambio, en
este caso de la cura. Por eso también el síntoma es una situación de compromiso
que conviene tanto a la resistencia como al despliegue de la potencia en tanto
existente, la actualización de aquello que intenta ser efectuado, «tramitado»,
elaborado. Por eso estas formaciones solo aparecen en el nivel de conciencia
como formas fallidas (síntomas, lapsus, etc.), pero que no dejan de informarnos
de aquello que nos aqueja, son indicadores maquínicos, índices de la actividad
deseante y desde la perspectiva del psicoanálisis un intento de resolución de
conflictos inconscientes.
Transferencia recíproca y contratransferencia aparecen de otro modo como
contraresistencia y resistencia recíproca. ¿Por qué? Porque como ambos,
paciente y analista, se suponen que están hechos de lo mismo, es obvio se vean
afectados por estos procesos. Ahora es necesario señalar que estas distinciones,
entre transferencia recíproca y contratransferencia son convencionales. Seria
bueno señalar que en definitiva hablamos simplemente de transferencia y
podemos decir que esta clasificación a la que referíamos responde a los modos
en que nosotros efectuamos naturalmente transferencias con quien se nos ponga
delante ya seamos pacientes, ya analistas y que de su posición y manejo es que
proviene su discriminación. Lo que repetimos, pacientes, analistas, virtuales o
actuales, según el psicoanálisis es parte de nuestra estructura de personalidad,
estructura que entre otros elementos la vendrán a componer nuestros modos de
transferir e identificarnos. No hay diferencia con la contratransferencia que es
una respuesta directa a la transferencia del paciente en la situación analítica.
La manifestación de la transferencia y la resistencia es el momento mas
fermentai y productivo del encuentro clínico. Entonces la contratransferencia,
vuelvo a repetir, es una convención, podría ser justamente, un orden
transferencial que se produce en relación con lo que el paciente transfiere en el
encuentro. Entonces, es un orden de la singularidad del encuentro, como
anotábamos mas arriba es una convención instrumental lo que permite o hace
conveniente su discriminación.
Desde nuestra perspectiva este encuentro produce un campo corporal y
afectivo transversalizado por afectos problemáticos que afecta a ambos actores

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del proceso.
De ahí, la importancia del conocimiento de sí para poder discriminar estos
dos planos. Porque lo que nos va a indicar y guiar para poder generar
interpretaciones, conducción, va a depender también del manejo de esta
discriminación. Porque en el plano de la contratransferencia, como ésta también
se presenta constituyendo dos caras, son también y definitivamente resistencias
al análisis, de parte del analista. Porque el material que el paciente está
desplegando de algún modo nos resulta intolerable o se ve envuelto por nuestra
ignorancia.
Regido por dos principios, el principio de placer y el principio de realidad, en el
plano inconsciente lo que se va a manifestar es la tendencia a la realización del
deseo, es decir que se expresa un modo en que un impulso logra su satisfacción,
es el modo el que va a tender a realizarse nuevamente, una y otra vez. Una y otra
vez. Se efectúa así un automatismo que tiende directamente a la descarga del
impulso, o sea, que la repetición es el intento de resolver la descarga del impulso
por la vía más directa y efectiva.
Se manifiesta como un esquema heredado o aprendido al ser modulado por
el principio de realidad y es que «sabemos» por aprendizajes sucesivos que
indirectamente de tal o cual modo en tal o cual situación el impulso puede ser
efectuado y luego realizado. Es también un orden emergente de la repetición,
donde lo nuevo que juega es el principio de realidad, producto de una síntesis
activa, es lo aprendido en un segundo momento y no efecto de la descarga
directa. Al grado de que lo que se forma se sostiene en esa tendencia que
nominamos compulsión a repetir, pero lo que fuerza a repetir es justamente la
deriva del impulso, modulado por el principio de realidad y la necesidad de la
descarga que activa
el principio de placer. Freud va a discriminar distintos planos, a saber:
energético, dinámico, tópico y estructural.
En el plano energético la idea rectora es la de carga y descarga, y da lugar a la
noción de catexis. Este último es un concepto que va a reaparecer jugando de un
modo fundamental en el «Anti Edipo», en la noción de maquina deseante, indica
las cargas energéticas que serán transferidas y serán definidas como cantidades
discretas de energía. Son cantidades intensivas que indican que hay una cantidad
de afecto concreto que se desplaza. Y dicho sea de paso Freud, Reich y otros
afirmaban que era (o es) plausible de ser medido, aunque nunca lograron
establecer en forma definitiva el método para su registro. Pero ¿Por qué dicen
que es plausible de ser medido, es que tienen una medida? Lo afirman porque es
una cantidad discreta de energía. Por otro lado van a decir que en el plano de la
fuerza, cuando entremos justamente en el registro dinámico, es una cantidad
intensiva, presenta un grado de intensidad. Y la intensidad es registrable, en tanto
algo es más o es menos intenso. Acá ya hay otra idea de transferencia a partir de

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las cargas energéticas llamadas catexis. Y que en el plano de la resistencia y
posterior represión, da lugar a la noción de contracatexis.
El plano dinámico aparece como juego de fuerzas, por lo tanto es donde
aparece o emerge el síntoma. Eso, como las llamo Freud, son las pulsiones. Y las
pulsiones son de dos tipos, de vida y de muerte. La concreción de la descarga rige
el principio de placer. Según nuestros prejuicios mundanos las representaciones
popularmente asociadas a la muerte remiten a lo oscuro. Sin embargo en Freud y
su esquema científico de la psiquis vemos que el principio de placer está regido
por la pulsión de muerte. Tenemos que pensar la pulsión de muerte en un registro
distinto al de la representación de muerte.
En el registro de la pulsión de vida podemos inscribir si se quiere, todo lo que
son deseos. La pulsiones de vida y muerte en el registro freudiano, expresan el
juego dialéctico de fuerzas deseantes y su bloqueo se registra como angustia,
inhibiciones y síntomas y podríamos decir que se efectúa y actualiza en
elecciones de objeto.
En el plano estructural, según Freud, este juego transferencial queda
capturado en la teoría del complejo de Edipo. Son los modos de ordenamiento de
las energías a través de la organización que imprimen los principios de placer y
realidad a partir de la codificación que el complejo edípico impone. De algún
modo la idea en el registro estructural que Freud propone no es mas que esta
serie de elementos que al ser ordenados, codificados por el complejo de Edipo,
van a terminar dándonos esa estructura vincular que compondrá la personalidad.
A lo cual habría que responder que en realidad, por lo menos desde la perspectiva
esquizoanalítica no hay nada que diga que necesariamente ello u eso (como seria
mejor traducir el Ich freudiano) sea forzosamente estructurado así. Justamente,
la estructuración es efecto de la represión de ese proceso productivo deseante,
represión que naturalmente se produce a través de su codificación y
ordenamiento. ¿Por qué? Porque este juego de catexis — contra catexis, que se
expresa como un juego de fuerzas, de impulsos, deseos, se le va a dar un
ordenamiento a través de un proceso asentado en la represión, productor de la
misma represión y mas represión y que lleva por nombre Edipo.
Como veíamos, en función de mantener la vida, en vez de producir instinto o
de desplegar y efectuar, mas que de producir, creo que la idea de efectuación es
la que nos permite una mayor precisión al describir este proceso, mas que
efectuar un instinto el hombre para la sobrevivencia produce instituciones como
subrogados de aquel. El hombre se satisface en instituciones, por lo tanto está
embarcado en un proceso de abandono de la especie. ¿Por qué? Porque es un
proceso de abandono del instinto, no hay efectuación del instinto cuando se
produce institución. De ahí creo yo el enorme esfuerzo de Freud por construir la
idea de pulsión. Debemos reconocer que es una noción bastante oscura y como
veremos puede ser perfectamente sustituible en la medida que construyamos

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conceptos más operativos, más funcionales a los problemas que inventamos o
recreamos. La noción de pulsión le va a permitir articular los procesos
inconscientes con el Edipo, del cual van a surgir las famosas instancias tópicas de
Ello, Yo y Superyo. La segunda tópica va a estar sostenida en esta idea, no así la
primera tópica, que parece más dinámica y menos estructural y da cuenta de los
procesos caóticos e inconscientes de un modo más plástico que la segunda
tópica. Acá hay reproducción a la vez que se juega una profunda modificación.
Evidentemente, la crítica del esquizoanálisis no persigue la negación del
psicoanálisis, sino la búsqueda de su desenmascaramiento como dispositivo de
subjetivación funcional al sistema capitalista. Deleuze y Guattari dicen, no, no, el
problema es que hay Edipo, está por todas partes, pero Edipo no es una
formación del inconsciente sino instancia reprimiente a la vez que resultado del
proceso de represión de las maquinas deseantes. Básicamente ejercido por la
institución familia, y que después se va a prolongar en otras instituciones que
podríamos llamar secundarias, como la educación, el trabajo, la ley. Instituciones
secundarias y ya desterritorializadas porque si bien la ley se reterritorializa en un
territorio concreto, produce el territorio a través del Estado, a su vez se realiza
una desterritorialización, se despega de la tierra al producir territorio. Mientras la
comunidad está apegada a la tierra, la ley la desterritorializa, funciona como un
nuevo estrato que podríamos denominar de forma provisoria, aunque precisa,
como jurídico-simbólico. Esto es lo que le permite decir a Deleuze que es posible
determinar cuando hay tiranía o democracia en función de seguir el grado de
proporcionalidad entre la ley y la institución: a mayor presencia de la ley y menor
número de instituciones nos da que claramente estamos ante una tiranía. Más
institución y menos leyes nos permiten decir que estamos ante un mayor
quantum de democracia. El concepto de democracia que está utilizando Deleuze,
no es el de democracia representativa, ese horroroso adefesio presentado por el
Estado moderno para nuestro consumo y su consumación; sino de la democracia
comunitaria, la del encuentro de la gente y su capacidad de pensar, decidir y
actuar colectivamente. A mayor cantidad de ley se organiza un estrato que nos
sobrevuela; cuando hay mayor ausencia institucional ni siquiera son ya las
instituciones las que se presentan como objeto de la ley sino que directamente
son los hombres los que caen bajo su peso. Estos son polos en que la institución
oscila, bien puede actuar como máquina de guerra o como aparato de Estado.
Entonces, como decía desde el plano estructural ya seria la organización, el
resultado de un ordenamiento y una codificación del deseo que provoca su
registro y posterior captura en las llamadas formaciones del inconsciente, que
vendrán a componer síntomas y determinar «elecciones» de objeto. Recordemos
que el objeto es siempre parcial, se compone en relaciones de objeto y vínculos.
En la primera tópica freudiana el inconsciente es presentado como un caldero
en ebullición, compuesto por elementos heterogéneos, de conexiones reciprocas,

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cambiantes, móviles, de cargas ilocalizables que se transfieren de un lugar a otro.
Lo que Freud va a producir con su teoría del proceso primario es una especial
codificación al enchufarle al ello, conectarle a lo indiscernible representaciones,
a través de su bien conocida idea de energía ligada. Por eso Deleuze y Guattari,
mas adelante van a ir en la búsqueda de un inconsciente no representacional.
Ellos afirman que el inconsciente no es un anfiteatro en el que una obra se
representa como si se tratase de una tragedia griega, no es representativo. Es en
el plano pre-consciente donde la representación rige, y justamente por eso la
representación es lo reprimido, recordemos que el afecto no es reprimible.
¿Cómo pasa la representación al plano inconsciente? Sí pasa al plano del
inconsciente pero en su carácter de cualidad (inconsciente). Porque esa
representación no tiene energía propia sino que es pensada como una especie de
vasija, de continente o conductora de energía y es precisamente por ello que se
posibilita el mecanismo de la represión. La represión como proceso tampoco
tiene energía propia. Es el propio impulso inconsciente en su afán de efectuarse,
de realizarse, de desplegarse, el que presta la energía que de todos modos no va
a ser jamás reprimida, es mediante el desplazamiento del afecto al que se le va a
ligar una representación que difiere de la representación «original» que va a ir a
parar a un plano inconsciente, atraída por un complejo de representaciones ellas
también inconscientes por efecto de la represión primaria.
Ahora, ¿por qué somos analizables según el psicoanálisis? Porque esas
representaciones no son realmente inconscientes, son preconscientes. Por eso
las escenas originarias, las proto fantasías, no son dadas a la observación, sino
que se revelan como una construcción mitológica.
También es interesante ir viendo, mas adelante, como la sustitución del
inconsciente representacional por un inconsciente maquínico, nos va a dar la
posibilidad de repensar estos procesos. Guattari al fundar el análisis institucional
se plantea una desterritorialización del concepto de transferencia para luego
reterritorializar la intervención con el concepto de transversalidad; este proceso
se efectúa en la inmanencia de la clínica, surgiendo de su experimentación
institucional en la clínica creada por los hermanos Oury. Es ahí y entonces que
Guattari inventa el concepto y despliega la transversalidad, pero en definitiva
ésta no reemplaza la transferencia en el trabajo psicoterapéutico, sino que la
desplaza.
Pero además, así como a Freud se dio la posibilidad de desplegar este juego
de la transferencia y la resistencia, de ir construyendo variaciones en la técnica,
al grado de desarrollar una técnica y un procedimiento totalmente nuevo,
llámese Psicoanálisis; a nosotros nos van a dar la posibilidad de reinventar
modalidades de intervención inclusive recuperando la más arcaica de las
técnicas. Por ejemplo la catarsis que es una de las técnicas más productivas. La
tragedia griega es catártica, técnicas como el psicodrama o lo que nosotros

18
llamamos esquizodrama buscan reinventar la dramatización y este último rompe
con la normativa que acompaña al primero para recuperar la presentación
(presencia o aparición) de la potencia en acto, de la dramática en la escena.
Como indica Baremblitt el método esquizoanalítico es dramático, este
movimiento a nosotros también nos ha permitido innovar en la clínica individual y
grupal. Instancias como las clases o seminarios en la cual pensamos, mas
ordenadamente y en función de lo que nos va pasando, nos dan la posibilidad de
derivar al plano de la teoría como otro tramo de la práctica. Esperamos que
nuestra propia práctica clínica y comunitaria nos permita agujerear esas
representaciones que provisoriamente hemos construido.
Por último el plano tópico, va a estar constituido por esta dimensión de
fantasías inconscientes, que se van a componer en escenas — texto (por
llamarlas de algún modo) y afectos. Los procesos afectivos, los regímenes de
afección, tienen un plano inconsciente, pero a nivel preconsciente-consciente se
van a expresar o van a ser registradas como: sentimiento, emoción y pasión al
afectar transversalmente el estrato orgánico y el de significancia para componer
procesos de subjetivación.
Por su misma naturaleza la representación se desliza en el límite entre lo
inconsciente y lo conciente. Y su transformación, o sea, los procesos de
condensación y desplazamiento tienen que ver en esto, con tornar a la
representación en algo más tolerable para aquel que la produce o padece. En el
registro freudiano diríamos: más tolerable para las instancias superiores del
aparato psíquico.
Por lo tanto, entonces, la transferencia se divide por un lado, en una
repetición inconsciente del pasado y en una solución de compromiso con el
presente; constituyendo la representación «inconsciente», una forma peculiar de
aquello que Freud llama formaciones del inconsciente. Es lo que va a retomar
Lacan mas adelante y que luego Deleuze y Guattari criticarán.
Algunas formas complejas son las que constituyen lo que conocemos como
estereotipo, modelos, esquemas. En definitiva, y para terminar este capitulo
podríamos decir que la transferencia no es mas ni menos que una actualización,
su manifestación envuelve en general una representación intolerable y que
implica la figura del analista como objeto de transferencia. Pero, como sabemos,
este afecto que deviene afección, corresponde a una situación del pasado. Por lo
tanto, ese pasado que se actualiza no tiene un claro registro como historia, se
reinscribe en ella cuando adviene como recuerdo.
Como va a señalar Freud cuando logra zafar de la teoría del trauma, ya no
importa si el recuerdo expresa un hecho real o no, sino que lo que realmente
interesa es la construcción de un nuevo ordenamiento en el cual la codificación
de ese pasado, como pasado histórico, sea historiado, al construirlo como algo
que aconteció en el pasado, es lo que evita la actualización del sufrimiento bajo

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la forma de la repetición y en la medida que es elaborado al incorporarlo como
experiencia. De modo que comienza a primar la posibilidad de discriminar
presente y pasado al introducir la cesura. El intento de construcción de la historia
del sujeto es el camino de la cura, pero no es suficiente con ello. Por eso el
proceso de análisis de la transferencia es elaboración de la actualización de un
pasado y tramitación de lo virtual, en tanto un trabajo del inconciente tendido al
futuro; pero además en la dirección del pasado es virtual por ser una memoria
que aun no ha sido historizada, cuando logramos historizarla, ordenar el pasado,
aquello queda en el pasado y liberándose de la imagen que envuelve sus afectos,
para comenzar a registrar el régimen de afecciones del presente. Ergo, se puede
tener una percepción de la realidad concreta y discriminar lo que produce
sufrimiento en el aquí y ahora, que es lo importante, que es lo que da a pensar y
requiere su resolución, de otro modo el sufrimiento pasado viene a montarse y
enraizarse al sufrimiento actual. Sin este movimiento que implica una nueva
síntesis activa de elaboración no cabría la posibilidad de darse cuenta de que es
lo que produce sufrimiento aquí y ahora, y por lo tanto desplazarlo a cualquier
otra nimiedad en un intento por resolver el conflicto del mismo modo a como ya
fue resuelto o como no lo fue en aquel pasado, cualquiera de los dos caminos
sirven en definitiva para instalarse en la repetición-reproducción.
Ahí está el fundamento, a mi modo de ver, del descubrimiento freudiano de la
relación entre las cargas energéticas, el quantum de afecto y la producción de
representación y su posterior represión.
Como vemos lo que se requiere aquí es una crítica al papel que Freud hace
jugar a la representación. Lo que se está afirmando aquí y ahora es que la
representación no es producción inconsciente sino que muy por el contrario
configura una captura del orden de lo inconsciente por un plano institucional, en
la medida en que una de las instituciones mas importantes y a las que ya
podemos hacer referencia es el lenguaje. El lenguaje como institución que
modula y sujeta, que desterritorializa el sujeto y lo «arranca» del mundo al
separarlo de las cosas.

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De la repetición al principio de placer
Intentaremos de forma somera ubicar el problema de la repetición en tanto
función organizadora, afirmaremos aquí que el placer como el dolor son síntesis
de segundo orden en relación con la repetición y que muy por el contrario será a
partir de la repetición que el placer devenga en «principio» y no a la inversa.
Vamos a partir del «principio», Freud lo establece como organizador del
estrato subjetivo o del estrato psíquico. El principio de placer nos propone un
problema insoslayable ¿cómo el placer deviene en principio? Bueno, de algún
modo este proceso es clave a los efectos de discriminar, en función del trabajo
clínico psicoterapéutico, la composición de un campo corporal y afectivo, ya que
este último es sustrato y revés del campo problemático que de ningún modo está
dado.
En relación a ello veíamos que ese campo se conjuga a partir de una serie de
objetos parciales que se constituyen en existentes, se produce con los elementos
que vendrán a componerlo y que luego se constituirán en la medida que el campo
se estría y estratifica como vínculos y relaciones de objeto. Estos elementos
fundamentales, esos objetos tienen dos características que responden a dos tipos
de síntesis. Estos objetos se discriminan en objetos reales y objetos virtuales,
pero que por ser virtuales no serán menos reales. Cuando decimos objetos reales
sería mas preciso al modo de Kant llamarlos objetos presentes. Para comprender
estos procesos debemos retrotraernos a la producción del hábito ya que su
contracción será elemental en la repetición. Ante aquello que se repite, indicaba
Deleuze, nada cambia en el objeto sino que la modificación se expresa en el
sujeto que lo contempla como hábito adquirido. Esa modificación justamente por
contemplación produce una contracción del objeto y esa síntesis que se produce
en el sujeto va a ser el soporte de la percepción a la vez que dividirá al objeto en
real y virtual. El objeto virtual es justamente aquello que el sujeto extrae
mediante la incorporación del objeto real. Lo real y lo virtual son los dos focos
del universo de los objetos y en principio, como veíamos a través de esta
indagación de ese campo intensivo que construye la realidad y que a la vez
constituye el universo subjetivo como una parte de lo real, sin que por ello su
adición totalice lo real.
Es por aumento de la tensión (precisamente por su variación), que se produce
el registro del estímulo, constituyendo una serie de elementos diferenciales,
Baremblitt los llama enementos, debido a que estrictamente son potencias que
aún no devienen existentes, en principio son solo el registro de una
contemplación, en definitiva una síntesis pasiva, entonces sí, lo real deviene
existente aunque desconoce toda referencia a un medio exterior como interior.
Como ha descubierto la neurobiología el cerebro no discrimina la realidad interna
de la externa.

21
En ese proceso de constitución del organismo a partir de su estratificación, y
composición del estrato psíquico, el primer registro será de aquellos estímulos
que pueblan ese campo intensivo, un poco aquí y un poco allá puras diferencias
de intensidades. Cuando hablamos de intensidad estamos hablando de grados
diversos de cantidad que se van a organizar como estímulo en tanto que cuando
decimos que hay un estímulo ya hay un registro de intensidades a partir de su
diferencia; ya la superficie del cuerpo sin órganos empieza a poblarse aquí y allá
de estímulos, aun es una superficie amorfa, no estratificada. Esa tensión va
produciendo una torsión, un plegado y podemos ver como esta síntesis pasiva
que va produciendo estímulos comienza a ordenar una superficie hacia la
organización del sistema. Freud plantea que a nivel del proceso primario en la
medida en que por repetición el placer se constituye en principio tiende a
organizar la actividad, cosa que termina de realizarse justamente a partir del
principio de realidad que lo viene a envolver. El principio de placer se define a
partir de que se da un aumento de la tensión, del estimulo y su registro.
Ya entonces el estimulo incorpora un umbral, requiere de un umbral mínimo a
partir del cual se activa y un umbral máximo. Ambos puntos se ubican en una
curva donde la tensión tiende a aumentar y luego a la descarga. Aquí y allá, en
principio es un espacio no organizado, es por repetición del estimulo y su
descarga que se va a efectuar una ligazón neuronal, entonces la función del
principio de placer es ligar el estimulo a la vía de descarga. De algún modo el
registro de los estímulos aquí y allá van produciendo pequeños yo larvarios que
organizan proto percepciones que pueden en una analogía asemejarse a esas
pequeñas huellas mnémícas pero que aun no tienen que ver con la facultad de la
memoria sino con el registro del estimulo, las vías nerviosas y neuronales por las
cuales el estimulo transita. Esta tensión no proviene solo del interior, no es
solamente desde el medio interno del organismo que se produce, sino que
también el medio externo va produciendo tensión en tanto que el propio
principio de placer encuentra obstáculos para su realización y por lo tanto se
desplaza. En ese desplazamiento va encontrando otras vías que tienen que ver ya
con síntesis activas. El propio principio de placer implica una síntesis activa en
tanto el estímulo cuando llega a un umbral cambia de signo y por ello se activa
una respuesta que busca la descarga; la ligazón, la ligadura de la energía es activa,
e implica la actividad neuronal. Les decía que este sustrato que Freud denomina
ello, implica el proceso primario básicamente y tiene su correlato en el concepto
de estrato y de cuerpo sin órganos, una superficie amorfa que se va modulando y
organizando como estrato orgánico y es sustrato del psíquico. Por eso Freud
hablaba de la pulsión como fenómeno que se manifestaba entre lo orgánico y lo
psíquico. Esas síntesis pasivas que se van conformando devienen en principio en
la medida que hay una repetición de segundo grado porque el estímulo
inmediatamente va a conducirse a través de la ligadura ya establecida y ahí

22
encontramos una repetición de segundo grado.
Las síntesis pasivas producen como efecto una emisión de signo, que como
todo signo es incorporal, es un extra ser. De modo que se conforma un complejo
partícula-signo-energía que será producida en la síntesis activa donde estas
combinaciones de síntesis pasivas se constituyen por contemplaciones. Se
producen duraciones —de ahí la idea de tiempo, de duración—, por la
contracción de aquellos ritmos, retenciones y esperas, imaginaciones,
rememoraciones, intelecciones que son ligadas activamente. Estos signos se
vendrán a desplegar en las síntesis activas que darán lugar a la rememoración, a
la intelección, al aprendizaje o al instinto. La función de la rememoración
obviamente nos dota de una memoria. Los diversos tipos de síntesis constituyen
la base de un orden de la repetición, expresándose en aquello que insiste como
hábito. El tiempo es una contracción de todos los instantes vividos, una síntesis
pasiva de un tiempo vivido que contiene todos los pasados y todos los futuros y
que inaugura la experiencia subjetiva.
El estímulo ya es una repetición, de ello da cuenta la línea de ascenso de la
tensión en una gráfica. El estimulo se repite, es repetición y anticipa una
repetición de segundo orden que tiene que ver con el registro del estímulo y su
descarga, base de la síntesis activa. Esa síntesis activa es justamente sobre la que
va a comenzar a instituirse el principio de realidad que implica la construcción de
la memoria como facultad. Memorias y aprendizajes que se sostienen en síntesis
pasivas pero efecto de otras tantas síntesis activas, su profundización es la que
nos da o lo que extrae el objeto virtual en tanto síntesis activas, como productos
del trabajo psíquico más específico. Entonces estos polos virtual y real en
definitiva son solidarios aunque difieren de naturaleza. Real y virtual en definitiva,
el objeto presente no solo en el aquí y ahora, porque puede corresponder a la
imagen de un antiguo presente, mientras que el objeto virtual responde a un
pasado puro o absoluto, en el cual siempre es un era, se define por un era, el
objeto virtual era aunque no por ello deje de actualizarse, mientras el objeto real
o presente no deja de efectuarse. Evidentemente eso nos habla de una
dimensión temporal diversa que Freud hace corresponder al proceso primario en
donde no existe el tiempo cronológico. Ahora ¿qué tiempo es el que no existe? El
tiempo cronológico, no existe el tiempo histórico que requiere de una fecha, del
registro de un acontecimiento por eso es un era. Sin embargo de todos modos el
objeto virtual es extraído de la serie de los objetos reales. Recordemos que toda
contemplación es una imaginación, es producción de una imagen que justamente
es lo que empieza a poblar ese campo sin imágenes que Guattari y Deleuze
denominan CsO. Es en el encuentro con las máquinas deseantes, por su actividad
y repulsión que se definen las diversas síntesis pasivas, CsO y máquinas deseantes
instituyen síntesis como efectuaciones de sus complejas y a veces conflictivas
conexiones en un registro imaginario y/o simbólico que no termina de plegarse

23
sobre sí porque el objeto real requiere un modo de organización en el cual la
acción se manifiesta, para devenir actual. Y su diferenciación lleva directamente
a la estratificación. Hay un proceso de estratificación y territorialización. Lo
virtual justamente implica esos devenires en los cuales se manifiesta esas fuerzas
intensivas que no son cualificadas, requieren el pasaje a lo real para poder
extraer una imagen. ¿Qué vendría a ser la organización? La organización expresa
las formas modales Y ¿qué es un modo? La linea de organización de ese campo
corporal afectivo del cual surgirán individuaciones, organismos, objetos,
personas, en definitiva es variación continua de un atributo del ser, del atributo
animal por ejemplo. El animal como atributo expresa las modificaciones por las
cuales se ve afectado como modo del ser. Cuando decimos modo del ser implica
una modificación, implica la resolución de la diferencia intensiva una diferencia
de cantidad que se expresa como un modo, una modificación en primer lugar de
esa sustancia única que contiene los mas diversos e infinitos atributos y dentro
de sus atributos está el atributo animal. Pero a su vez el atributo animal se va a
expresar a través de distintas modificaciones, distintos modos que podemos
hacer coincidir con una especie forzando la cosa como la especie humana por
ejemplo, una modificación. Sin embargo el género es una generalidad entonces
también podemos decir que en cada modo vamos a encontrar variaciones
diversas, diversas modificaciones donde cada modo se expresa en su
singularidad. Entonces también nos vamos a encontrar a pesar de la
generalización con distintos modos de ser, como un modo vincular o social, por
ejemplo.
En el estrato orgánico vamos a encontrar que esas modificaciones se
manifiestan como distintas formas de plegamiento, distintas formas de tensión y
estriamientos, aceleraciones y detenciones. Digamos que hacemos coincidir
arbitrariamente el cuerpo sin órganos con la imagen del mito Dogon del huevo
cósmico, o con las teorías de la evolución fetal, este se va a ir estratificando, en
el plano orgánico nos va a ir dando por allí un brazo, por allá la construcción del
sistema nervioso, cada uno de los órganos y así contigua y sucesivamente. En el
plano psicológico el registro es del pensamiento, es de la idea, y de las pasiones.
Los diversos modos son problemáticos en tanto en definitiva se van a manifestar
como el registro de la diferencia a partir de la pregunta ¿en qué difiere esto de
aquello? Preguntas como ¿Qué cosa es? se van a construir a partir de la pregunta
básica que nos indica que en este poblamiento tenemos que decir hay algo, y hay
algo, un algo indiferenciado pero no por ello indiscernible:
• «me pasa algo»
• ¿qué te pasa?
• «no sé, algo».
Hay algo, será a partir de una diferencia que se va a cualificar lo
indiferenciado ¿Cuál es la diferencia entre esto y esto otro? ¿Se produce una

24
distinción? Entonces en principio es una problema que se formula entre el mas y
el menos.
Este campo corporal y afectivo tiene otra cara que expresa un campo
problemático poblado por afectos puros. Ese campo afectivo en el
agenciamiento entre el cuerpo y la idea en el sentido amplio, no me refiero solo a
la representación sino que incluye la imagen, incluso la señal que indica una
sensación de que hay algo. Justamente esa es la base de una cualificación, de una
idea, sea ésta adecuada o inadecuada. Entonces en principio aparece como
pasión en tanto son afecciones, podríamos decir volviendo a un viejo lenguaje
que son afecciones del alma que tiene su correlato con el cuerpo en relación de
contigüidad. ¿Qué quiere decir esto? Lo que plantea Spinoza es que si bien la
mente no es causa de nada de lo que el cuerpo haga o padezca, del mismo modo
que el cuerpo no es causa de los que la mente produzca, entre ellos sin embargo
hay una correlación, porque el estrato mental de lo que se va a poblar es
justamente de objetos virtuales. Esta torsión es la base de la organización del
estrato psíquico y ese estrato se va a organizar en función de dos principios, a
saber los principios de placer y de realidad. Y nos va a dar un punto de
intersección a partir de esa tensión que no es ni mas ni menos que lo que
llamamos la función del yo, el cual va a generar un correlato entre dos series, las
series de lo virtual y de lo actual.
El plano virtual y los elementos que lo componen van a producir un campo
problemático ¿por qué introduzco la idea de lo problemático? Porque si la idea
siempre da cuenta de un problema es porque éste siempre es anterior al siento
que es justamente el registro de esta síntesis pasiva, siento que hay algo hasta
que a partir de esas preguntas problema, afectos y no representaciones o
significantes, se produce una extracción de la serie de los objetos presentes por
contemplación que tiende a organizar una masa ideacional, una masa compuesta
de ideas, prejuicios, certidumbres, creencias y deseos que no hacen ni mas ni
menos que componer nuestra mente. No me refiero estrictamente al registro
imaginario porque Lacan es preciso, pero sin embargo a mi modo de ver lleva el
mismo proceso de composición.
El yo es el punto virtual por naturaleza, es la primera imagen del sí mismo y se
compone, se llena a partir de estos yo larvarios que también tienden a
organizarse a partir del principio de realidad, componiendo una nueva relación
entre los objetos virtuales y los objetos reales. De tal modo M. Klein planteaba
que el niño en relación a la madre lo que registra son objetos parciales que
provienen del cuerpo de la madre pero que no le pertenecen, y que por último
estos devienen en virtuales en tanto los incorpora.
La incorporación es inmanente al modo, y al medio de aproximación, de
contacto del lactante con su madre. Antes de que se produzca una identificación
estamos ante una incorporación, luego hay proyección del objeto virtual de tal

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modo que viene a ser plantado en el cuerpo materno, cuando lo extrae aun no se
organiza en esta serie y por lo tanto es reincorporado al objeto real por
proyección.
El régimen de las máquinas deseantes es un régimen asociativo en la medida
que una máquina siempre va acoplada a otra; el seno funciona como una
máquina productora de flujo a la que se acopla la boca que al conectarse a ella
produce un corte del flujo y opera una extracción:
«El deseo no deja de efectuar el acoplamiento de flujos continuos y de objetos
parciales esencialmente fragmentarios y fragmentados.»(…) «objetos parciales
constantemente cortados por otros objetos parciales, que a su vez producen otros
flujos, cortados por otros objetos parciales. Todo objeto supone la continuidad de
un flujo, todo flujo, la fragmentación del objeto»
Este es el sentido de la producción primaria o de la síntesis conectiva, es decir
la esencia del deseo o producción de producción; se da así una identidad dicen
Deleuze y Guattari del producto-producir. Esta identidad forma un tercer término
en la serie: flujo: objeto parcial: corte. Un objeto no diferenciado, un puro fluir en
estado libre: el cuerpo sin órganos.
Este es lo Improductivo en tanto su superficie resbaladiza se opone a la
actividad de las maquinas deseantes; esta repulsión de las máquinas deseantes
por el cuerpo sin órganos da lugar a una transformación maquínica en que la
proyección no juega mas que de un modo secundario, pues el cuerpo sin órganos
carga un contra-interior o un contra-exterior en tanto produce un órgano
persecutorio o un agente perseguidor.
Ese mecanismo se mantiene durante toda la vida, de modo que lo virtual es lo
que nos permite conocer lo real. Lo real requiere del objeto presente, requiere de
dos cosas: tiene que estar de algún modo presente, pero no puede estar y no
estar. En cambio el objeto virtual tiene como condición no estar allí donde se
hace presente, precisamente por ser virtual.
Una vez definida, aunque muy someramente la diferencia entre el objeto
virtual y el objeto real parcial, que aunque como saben no por ser menos actual
el objeto virtual deja de ser un existente que tiende a efectuarse. El objeto mas
que cosa es un foco, compone una relación entre dos focos que actúan
oscilando. Y ese objeto virtual compone un foco donde el símbolo se abrocha,
por lo tanto el símbolo es un fragmento siempre desplazado, ese desplazamiento
es lo que le da la valencia al objeto parcial como un pasado absoluto, es la
función del desplazamiento la que le da su condición de pasado absoluto, de
alguna manera es un pasado que nunca fue presente por ese desplazamiento que
le es inmanente, por la función del desplazamiento. Como habíamos visto el que
tiene de algún modo la condición particular o está sometido a una ley especial es
la del objeto real, o sea el objeto presente tiene necesariamente la propiedad de
estar en alguna parte mientras que el objeto virtual no está en ninguna parte, sino

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que será el propio desplazamiento lo que le dará la condición de objeto virtual.
De modo que la inclusión de esta perspectiva interpela el juego psicoanalítico con
relación al objeto parcial, como diría Klein; tanto como al juego amoroso que
describe Freud en la noción de transferencia, puesto que ésta queda
definitivamente en tela de juicio a partir de estos desarrollos que Deleuze realiza.
Su deriva en «Diferencia y repetición» tiene que ver justamente con que el objeto
real y el objeto virtual pasan a ser los elementos de agenciamientos colectivos de
enunciación mientras que la operación del psicoanálisis los pone en relación al
significante y el significado. Verán que ya en el propio Freud hay un juego entre la
representación y el impulso, sin embargo la representación para nosotros
también es cuerpo, desde esta perspectiva, no deja de hacer cuerpo, en tanto
compone el estrato organismo. Por otra parte los desarrollos de la lingüística
contemporánea, han desplegado una línea de trabajo que desterritorializa el
signo de la lengua, de tal modo que se nos abre una perspectiva distinta en la cual
nosotros podemos decir que hay una máquina abstracta de la cual el lenguaje
depende y hay una serie de máquinas concretas que van a producir e incorporar,
plegar el lenguaje sobre el cuerpo de un niño por ejemplo. ¿Sino cuál es la
operación que en la máquina escuela se produce? Y siguiendo esa operación, que
ahora describiremos, vamos a encontrar que la unidad básica del lenguaje lejos
de ser el significante es la consigna (Deleuze y Guattari). ¿Qué quiere decir esto?
Que la maestra cuando da una clase mas que informar enseña y enseñar en
primer termino es mostrar, ahora en el mostrar hay un acto ya puesto en juego y
que es intrínseco al lenguaje, esto nos lleva a la idea de los actos del lenguaje que
desarrolla Liotard. Esto es importante porque nos permite distinguir un régimen
de signos, un régimen semiótico que no necesariamente es lingüístico y que en
todo caso se abrocha a la lengua para hacerla funcionar. Enseñar es consignar,
por lo tanto la función del lenguaje no es otra que la de hacerse obedecer, el
lenguaje es una composición de ordenes que va a poner a los cuerpos en
presuposición recíproca y va a generar mezcla de cuerpos y actos enunciativos.
Esta perspectiva nos lleva a componer una pragmática del discurso, de modo
que la propia clínica puede pensarse como una pragmática. Esto es interesante
porque hasta ahora las terapias corporales desde el psicodrama hasta la
bioenergética pasando por la meditación, muchas veces no hacen mas que
contraponerse a las terapias verbales en una posición dualista que en definitiva
reproduce el concepto de cuerpo como cosa organizada, como organismo.
Cuando nosotros hablamos de cuerpo estamos hablando de un concepto mucho
mas potente que no se confunde con los sistemas orgánicos, sino que se
confunde con lo vivo. Hemos trabajado los procesos de estratificación y en otro
momento señalamos que la representación está implicada en la organización del
propio cuerpo, en tanto es inmanente al estrato orgánico.
Entre un padre y un hijo también funciona así, el lenguaje también aquí

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funciona en relación a un régimen de obediencia, que si bien implica
necesariamente componentes de información, esas informaciones son
necesarias a los efectos de poder discriminar que es lo que se ordena. Como
decía Deleuze hay que estar muy bien informado para no confundir «al juego»
con «al fuego», requiere un alto componente de información y fíjense como el
hecho de haber privilegiado la metáfora y la metonimia no hace mas que aplastar
la pragmática del lenguaje, al no percibir con claridad que un significante antes de
ser un marcador sintáctico es un marcador de poder, en ese sentido hay un
descubrimiento de Lacan, pero nosotros no podemos olvidar que toda la teoría
del deseo en Lacan está directamente vinculada a la ley constituyendo su
negativo, de modo que el modelo lacaniano, y esa es su virtud está en relación a
un inconsciente cuyo modelo es la paranoia; mientras Freud partía de la neurosis
Lacan parte de la paranoia. Entonces podríamos decir que la diferencia radical
entre el modelo freudiano, el lacaniano y el esquizoanalítico estaría dada por el
punto de vista, en definitiva por cual es la serie de objetos virtuales y que tipo de
relación y funcionamiento se establece entre ellos, puesto que en definitiva están
definiendo la organización subjetiva del mundo. Mientras que en Freud estamos
en la neurosis y por lo tanto no podemos escapar de una novela que dobla el
mundo, con Lacan quedamos atrapados al modelo de la paranoia y por lo tanto
de su ordenamiento del mundo, mientras que la categoría fundamental del
esquizoanálisis es el concepto de producción, ni la representación freudiana, ni el
mandato y maternas lacanianos, sino la producción deseante como categoría
fundamental, lo cual a mi me parece que permite identificar con claridad inclusive
las tres posiciones con respecto al deseo. Mientras que en Freud el deseo va a
estar vinculado a la descarga de la tensión, vinculado a la realización del deseo
como deseo fantasmático por lo tanto de un teatro que dobla la realidad, en
Lacan va a estar conectado al problema de la falta, y por eso Lacan presenta en
relación al deseo una posición de ambivalencia, en el juego metafórico y
metonímico la falta no es solo aquello de lo cual el objeto carece sino aquello
que deja al sujeto en posición de trasgresión en relación con la ley; Lacan pone el
deseo en relación con la ley, mientras que el deseo en el esquizoanálisis está en
relación a la categoría de producción y en último caso en función de la idea de
expresión y no de la idea de representación que aun mantiene Lacan. Y este
viraje es importantísimo, la categoría de expresión cobra vital importancia para el
esquizoanálisis al trabajarla desde una perspectiva materialista.
Tenemos que tener en cuenta como en definitiva el lenguaje nunca es un
lenguaje directo. Solo desde la perspectiva del lenguaje indirecto es que nosotros
podemos percibir con claridad como funciona el lenguaje por eso en la clínica se
hace necesario correrse de la tradicional lingüística estructural que encierra la
lengua en un objeto en si mismo y no lo pone en relación con un orden social. La
expresión solo cobra sentido en relación a una sociedad determinada, porque los

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significados singulares no pueden ser separados de los significados dominantes o
sea que el ángulo de significancia siempre va a ser un ángulo que va a dar como
existente un real dominante. El orden no deriva de las significaciones sino por el
contrario, la orden dispone significaciones en relación con el cuerpo, o sea que
las significaciones no preexisten al orden sino todo lo contrario. Y esto es
importante porque recordemos que un estrato se compone por efecto de
redundancias y resonancias. Pues las ordenes funcionan por redundancia.
¿Qué quiere decir esto? Que una orden solo remite a otra orden, no remite ni a la
significancia, ni al significado, ni son la consecuencia de informaciones previas, la
orden va a poner en relación, significados y cuerpos, precisamente porque la
orden es una intervención. Me adelante un poco pero vayamos considerando que
el enunciado es la unidad básica del lenguaje y que este puede ser bien una
palabra o bien una frase. De hecho si nos ponemos a pensar las relaciones de
comunicación entre un padre y un hijo requieren básicamente a lo largo del día
enunciados del tipo: levántate, apúrate, cállate, vístete, dale, adelante, para, vení,
anda. Y cuando la maestra va a su clase mas que portar informaciones, vuelvo a
repetir, lo que emite son una serie de ordenes que entran en redundancia con
otra serie de ordenes, por lo tanto va a tener dos instrumentos fundamentales a
través de la lección de cosas y la lección de gramática, de tal modo que la
maquina escuela viene a trabajar sobre la institución familia de tal modo que va a
profundizar lo que aquella ya había horadado en el niño, la resultante es una
nueva síntesis pasiva y es la que va a terminar de componer el estrato de
significancia en el cual el niño ya ha entrado de la mano de la familia. Ninguno de
estos estratos es previo al otro no es a una producto de una sucesión de fases
sino que unas ya están trabajando dentro de las otras. De tal modo que van a
incorporar nuevos puntos de subjetivación, el punto de subjetivación es un foco
en el cual se incrusta la máquina deseante o mas bien transita en el entorno de
las máquinas deseantes de modo que como efecto se produce un sujeto, la
subjetivación produce un sujeto como derivado de un punto de vista. Ya
habíamos visto como el objeto virtual es la incorporación de un elemento, de un
fragmento que el niño incorpora y por el cual se genera un tercero implicado
desde el cual parte el juicio, no debemos perder de vista que el lenguaje que
incorpora el niño también lo hace a través de al mirada de la madre, cuando el
niño se larga a caminar y en su andar vacilante arrastra su objeto transicional
(una mantita, un osito, etc.), o mantiene el chupeteo, lo que está haciendo es un
montaje para desde el objeto virtual poder evaluar la acción que el mismo
realiza, el chico se desdobla al desdoblar el objeto, se actualiza el objeto virtual.
Aparece en escena la multiplicidad de voces que confluyen, estas vienen a
confluir en una sola voz, la voz que adquirimos pero esa vos viene, se conforma
con toda esta serie de elementos parciales, reales o virtuales: la madre que estira
los brazos para que camine, es incorporada virtualmente en el chupeteo, ahí el

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niño está alucinando al objeto en esos brazos que se estiran, ahí si el objeto
parental aparece como un termino de llegada o como intercesores, pero por la
inclusión del objeto virtual, el padre, la madre como objeto virtual están incluidos
en el chupeteo, mediante el cual se alienta el mismo a caminar, nadie aprendió a
caminar de modo endógeno, el niño siempre se dirige a, y eso oficia como un
elemento de sostén a la vez que de evaluación de las acciones.
Por otra parte la maestra lo que compone en el aula es una lección de cosas y
una lección de gramática. El significante antes de ser un marcador sintáctico es
un marcador de poder, y esto es fundamental porque lo que nos va a mostrar es
como en definitiva la maquina de enseñanza impone al niño coordenadas
semióticas, de tal modo que a partir de las bases duales de la gramática se van a
establecer las coordenadas por las cuales el niño va a componer su realidad
psíquica en referencia a un real dominante, entonces va a lograr establecer una
serie de distinciones como masculino, femenino; singular, plural; sustantivo,
verbo; sujeto del enunciado, sujeto de la enunciación. Vemos como el cogito
cartesiano es una imagen ordenadora del mundo, que lejos de estar en las alturas
filosóficas, está jugada en la composición de un real dominante, por supuesto
que ahí la separación entre mente-cuerpo, gobierno-gobernado, está complicada
(complicatio), incorporada en nuestros modos de ser en tanto hay intervenciones
directas, atribuciones a los cuerpos e incorporaciones de los cuerpos por las
trasformaciones incorporales que este aparato va produciendo.
La unidad elemental del lenguaje no es el significante ni mucho menos sino
que es el enunciado porque pone a la palabra en relación a una sociedad
concreta, a un campo social en el cual en definitiva el lenguaje se va a jugar. Esto
es importante porque introduce un problema clínico fundamental donde lo que
hacemos ya no es un análisis del discurso sino un análisis pragmático, de los
actos, efectuaciones y actualizaciones que están jugados e incluidos, ahora si, en
el discurso del paciente. Esto es fundamental porque además lo que importa en
relación al objeto virtual es que el lenguaje tiene como característica que no
tiene necesidad de que se crea en él. Y fíjense que aquí, en esta afirmación, está
plegado el descubrimiento de Freud cuando dice que ya no cree en sus
neuróticas. Lo importante es que el lenguaje está hecho para obedecer y hacer
que se obedezca. Y de algún modo esto fue lo que entendió Freud cuando Ana le
dice yo lo que quiero es que usted me escuche, formula un pedido que implica
indirectamente una orden que al desplegarse produce un nuevo orden. La
interpretación también en definitiva es una orden… De ahí a la transferencia hay
un paso y otro muy pequeño nos separa de la sugestión.
Si bien las palabras no son herramientas sin embargo a los niños se les da
palabras, plumas y cuadernos como si fueran picos y palas de obreros decía
Deleuze. Y esta comparación no es menor porque devela el modo preciso
mediante el cual se produce un ordenamiento social.

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En el plano del lenguaje la información es el mínimo necesario para que se
pueda producir una emisión, una transmisión y una observación de órdenes, por
aquello que se necesita estar informado para que si me pongo a gritar al juego, al
juego, no vayan a buscar baldes de agua. Además hay un elemento fundamental
que nos marca como el propio enunciado está en relación a un campo social que
produce el agenciamiento de enunciación colectivo y el sujeto de enunciación.
¿Cómo lo produce? No es lo mismo que un general diga a la guerra o el
presidente a que me pare en el balcón y lo diga yo, eso seria un acto de
demencia, sin embargo si lo hace el presidente, sin que por ello pruebe no ser un
demente, va a generar acciones, poner en movimiento tropas, armamento y
recursos de todo tipo.
Esto nos muestra como el lenguaje no es la vida sino que la vida lo padece, el
lenguaje da ordenes a la vida, cobra existencia justamente cuando se abrocha a
ella, por eso señalaba como el objeto virtual abrocha el símbolo, o el símbolo se
abrocha al objeto virtual y desde ahí por distinción se emiten ordenes, en tanto el
objeto virtual es una instancia evaluadora de las acciones y ese objeto virtual es
el que transita por el lenguaje desplazándose en los cortes. El objeto se compone
a partir de un flujo y su corte, y a su vez es impensable un flujo sin que se acople a
un código.
¿Cómo logra el lenguaje que obedezcamos o hacer que se obedezca?
La consigna es lo expresado por el enunciado, no deja de ser un veredicto y
por lo tanto implica una sentencia y toda sentencia es en definitiva una pequeña
sentencia de muerte, inclusive las pequeñas amenazas y castigos, por ejemplo
cuando un padre o una madre impone al niño irse a la cama sin comer o no salir a
jugar, es matarlo un poco y no metafóricamente, es una pequeña muerte, o sea
hay algo que fue muerto en tanto un deseo y su realización es aplastado,
expropiado o quitado, no es el deseo el que quita y acá empezamos a ver la
confusión entre el deseo y la ley. Porque la ley funciona socavando u
obstaculizando los procesos deseantes y ahí es donde aparece la falta y la
carencia, ese juego que Lacan conoce tan bien. El complejo de castración es una
forma mas sofisticada que el propio complejo de Edipo porque es mas preciso y
da en la tecla, roza la verdad sin terminar de atraparla, ahora, no es casualidad
puesto que hay una intencionalidad política en tanto toda terapéutica es a la vez
una política, toda clínica es una política de composición de un ángulo de
significancia, proceso de subjetivación y por lo tanto de ordenamiento del campo
de consignas, o sea, la clínica requiere establecer un posicionamiento ético que
indica como va a funcionar el dispositivo, si por mandatos o por fugas deseantes.
Y esto me parece que es el punto en el cual vamos a cerrar pero adelanto que
hace una diferencia muy concreta en el trabajo psicoterapéutico. Lacan por
ejemplo no deja de desplegar una moral, cuando uno lee su ética del
psicoanálisis, ese brillante seminario, uno advierte que en definitiva no es mas

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que la puesta en juego de la moral del psicoanálisis, no está hablando de ética
porque su norte es la ley y no deja de construir una serie de valores
psicoanalíticos que vienen a colocarse allí donde antes habían unos valores
fundados en valores familiares o en valores de la moral escolar que básicamente
es la encrucijada con la que se enfrenta, la función de educar o analizar.
Otra cosa importante es que si la función fundamental es la transmisión de
ordenes uno de los problemas es que el lenguaje no se establece entre algo visto
y algo dicho, o sea no pone en relación lo percibido con lo dicho o pensado sino
que pone en relación algo dicho con algo escuchado. Y eso es lo que pasa en la
clínica, el relato no pone en relación lo percibido sino un campo de consignas en
relación a lo escuchado, relatos sobre relatos, ese tercero que tan genialmente
encuentra Pichón tomando la teoría de la comunicación. Ese tercero que está en
la relación bicorporal no deja de ser otra cosa que el rumor interior, esa
multiplicidad de voces que proviene de diversos focos virtuales y que confluye en
esa voz que uno adquiere cuando a partir de las síntesis activas se va
construyendo un orden yoico en el cual el individuo adquiere su voz, ahora la voz
es lo menos propio que podemos imaginar, no solo la voz en el sentido de las
múltiples voces que ahí hablan, me refiero a las múltiples expresiones como las
propias contradicciones por ejemplo visto en su forma mas patética en el dialogo
interior del neurótico obsesivo y en su forma infinitamente más rica aunque aún
mas dolorosa en las voces que le hablan al esquizofrénico.

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Cuerpo sin Órganos, devenir e intensidad
Antonin Artaud desde una radio parisina comienza una experiencia que se
verá trunca, en ella arremete contra el juicio de dios señalando que es por su
causa que se nos sustrae el cuerpo para dotarnos de un organismo. Declara, que
el cuerpo no quiere saber de nada de órganos y que el organismo es nuestro
enemigo, la reacción no se hará esperar, su audición es interrumpida y su
programa radiofónico prohibido. Deleuze retoma el camino inaugurado por
Artaud y junto a Guattari reintroduce su experimentación contra todo juicio
moral para redescubrir el cuerpo. En el Antiedipo nos contactan con un cuerpo
que escapa a la representación, para ellos el cuerpo sin órganos (CsO) es materia
no formada, es una especie de energía libre, pero no ya en el sentido de ligada o
no-ligada como la planteaba Freud en su momento, sino que es una energía no
vectorizada. O sea, que no tiene direccionalidad, no está definida por una
tendencia. Porque cuando una energía se vectoriza adquiere la cualidad de la
fuerza, mas allá de si está formada o no.
Es energía no formada, es un continum que seria justamente la «esencia»
abstracta del deseo. Decir CsO y decir deseo desde el punto de vista del
esquizoanálisis es decir lo mismo. Decimos que además el CsO no es visible sino
mediante los índices de su estratificación, este último se compone de elementos
moleculares que vendrán a ordenarse y posteriormente organizarse por
redundancia y resonancia. Luego, a nivel del cuerpo sin órganos y mediante su
estratificación se produce un pasaje de un plano molecular a un plano molar,
efecto de la inclusión de un código. El mecanismo por el cual se produce todo
estrato, efecto de la sedimentación resultante de las relaciones de redundancia y
resonancia en que entran los elementos y que como decíamos es el mecanismo
por el que procede el doble bind, o doble vínculo. Redundancia entre elementos
heterogéneos posibilitada por sedimentación en donde aquellos vienen a
ordenarse siguiendo una lógica binaria.
Ese primer ordenamiento entrará en relaciones de resonancia componiendo
nuevas relaciones biunívocas entre objetos parciales reales y objetos parciales
virtuales y que a la vez por efecto de su codificación pasará de un estado a otro,
de un orden molecular a su organización molar, será precisamente entonces
donde encontraremos un orden molar ya conformado que vendrá a componer un
orden cósmico. Este proceso está muy claro, por ejemplo, en todos los estudios
sobre la composición del mapa genético y en especial en las tesis desarrolladas
por Jack Monod en su libro «El azar y la necesidad» Pero este esquema es
aplicable a cualquier otro estrato, me interesa señalar que es definitivamente el
modo en como el CsO se estratifica. Luego y por efecto de su estratificación es
que la materia es formada, en tanto cada estrato adquiere en ese proceso
formas de expresión y formas de contenido.

33
Pero el CsO como afirmábamos solo aparece indicado a partir de sus
inhibiciones, ya que estas son el efecto de los estratos, como decía Deleuze la
función de los mismos no es otra que inhibir al cuerpo sin órganos, que es lo
mismo que decir para inhibir al deseo. ¿Qué lo inhibe? Los propios estratos al
dotarlo de un orden, una organización, en definitiva de una forma.
La intensidad está del lado del CsO, en tanto el CsO es el grado cero de
intensidad y sin embargo nada tiene que ver con el nirvana freudiano, este no es
la representación de la muerte, sino un modelo de la muerte. No representa el
mínimo de intensidad, ya que evidentemente el mínimo estaría por debajo del
cero. El mínimo de intensidad que algo puede poseer se efectúa una sola vez, el
grado más bajo es la muerte. En resumen los tres estratos básicos son: el
organismo, la significancia y la subjetivación. Ya veremos como la significancia y
la subjetivación estaban presentes en la estratificación del organismo, o sea, que
dicha enumeración no indica un orden jerárquico. No es que uno preexiste al
otro, uno es sustrato del otro pero se producen a la vez. Porque el ángulo de
significancia, por ejemplo, lo que viene a darnos es el orden de lo real posible,
mas precisamente de lo real dominante. El ángulo de significancia está ordenado
en el plano molecular, como forma de contenido. Este contiene iconos e
imágenes, por lo tanto ya participa en el organismo en el que la representación es
inmanente. Y la representación de alguna manera ya es articulación, más
precisamente conformación o agenciamiento del organismo y del ángulo de
significancia. Cuando el estrato de significancia pasa del orden a la organización
nos encontramos con los signos como agentes de nuevas conformaciones, son
significantes y significados los que vienen a constituir las dos series que
componen el signo. Y estos a su vez también entran en relaciones biunívocas, ya
que de alguna manera contienen o subsumen el orden molecular de los iconos y
las imágenes. Acá tendríamos, por ejemplo, en la relación del ángulo de
significancia el clásico ejemplo del nene que dibuja una flor, produce imagen y la
maestra le dice que así no se dibuja, enseñándole como hacerlo. Bueno, lo que
pasa que la lección viene a ordenar el campo de lo dominante, ellas son la lección
de cosas y la lección de gramática dice Deleuze. Ya vemos que estos procesos los
podemos identificar, como atributos de la máquina escolar que actúa
directamente sobre este plano constituyendo o reforzando definitivamente dicho
estrato. Decíamos que la significancia implica necesariamente un ángulo de
significancia, y que este ángulo produce lo real dominante. El ensanchamiento de
este ángulo efectúa una subversión o modificación de lo real, a la vez que
expresa una modificación del punto de vista. Será a partir de su des-
estratificación que se modifique el ángulo, en consecuencia se produce una
modificación del estrato y se crean condiciones de posibilidad de composición de
un nuevo ángulo de significancia, a través de la efectuación de los posibles y la
actualización de nuevas virtualidades. El arte es ejemplo de modificación de lo

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real posible a partir de la actualización de virtualidades y la efectuación de
nuevos composibles, como efecto se produce una subversión de lo real
dominante.
A la subjetivación, en cambio, le corresponden diversos puntos de
subjetivación, o puntos de sujeción. Esos puntos de subjetivación nos trazan
centros que entran en resonancia y que van desde el nombre hasta el salario que
recibimos, esa es la función de un punto de subjetivación, dota al sujeto de una
identidad a través de la conformación de un Yo, que se produce a partir de la
síntesis que subjetiva y sujeta a su vez como una función derivada del proceso de
subjetivación. Un ejemplo clásico es cuando el hombre llega del trabajo, trae la
plata, el sueldo, y se lo da a su mujer para que lo administre, se constituye ahí una
relación en que diversos puntos de subjetivación entran en resonancia para
producir un centro que subjetiva a ambos. Y ya ahí podemos observar toda una
serie de gestos que van a corresponderse con la función del sujeto del enunciado
y del sujeto de la enunciación que producen el emplazamiento del sujeto.
Volvamos al CsO, ya habíamos señalado que el mismo no tiene una imagen
que le sea propia, no contiene una representación del cuerpo.
¿Por qué? Porque esto corresponde ya a los estratos. Los estratos indican la
composición de un CsO pero no lo describen, porque fíjense que si tiene estas
características es porque está fuera del orden. Por lo tanto pensar el CsO es
hacerlo sin imágenes, es pura intensidad, micropercepción. Porque la imagen de
la cosa tiene que ver con la percepción y la percepción ya es una afección. Y
vamos a ir entrando poco a poco en la diferencia entre afecto y afección.
Previamente diremos que el CsO es un limite y que su característica es la de
estar recorrido por la intensidad, se presenta como una superficie. De ahí que el
CsO es el grado cero de intensidad. Pero el grado cero de intensidad lo que nos
está diciendo es que la efectuación de la intensidad es el piso justamente del
máximo y el mínimo. Ese grado cero nos está hablando de ese continuo, que es
infinito pero no ¡limitado, está limitado. Y esto parece una contradicción pero en
realidad no lo es. ¿Por qué? Porque el CsO, la única imagen clara a la que
podemos aproximarnos es la del huevo cósmico (mito Dogón) recorrido por
grados de intensidad, por diversos umbrales, del que después derivará un
organismo. Y en el huevo no hay un plan preestablecido mas que por las
relaciones de composición y descomposición de ese grado de materia no
formada, pura intensidad que se viene a organizar en el plano molar, es a partir
de este ordenamiento que comienza a producirse diferencia conformando los
diversos órganos. Y este es un problema muy importante, que articula la
diferencia, los diferentes grados de intensidad y los propios grados de potencia.
Estoy mezclando intensidad y potencia porque intensidad es la cantidad que mide
la potencia. La intensidad es una medida no extensiva, no es mucho o poco sino
que es máximo y mínimo de potencia. Ese máximo y mínimo de potencia escapa

35
a la idea de mucho y poco porque no es extensivo, tiene que ver con lo intensivo,
con la intensidad. Y está registrado en la línea del tiempo, en la duración y no en
la extensión, que va a desplegarse en un devenir que nos posibilita la experiencia
de lo vivido como efectuación de la singularidad. Entonces, la intensidad se
experimenta en la vida por el solo hecho de vivirla.
Recuerdo que Deleuze afirmaba que sí había un libro sobre el CsO: «La ética
de Spinoza». Spinoza introduce una diferencia radical. En la escolástica se
produce una discusión fundamental que tiene que ver con tres posiciones
respecto al ser, por un lado estaban aquellos que planteaban que el ser era
equívoco, porque decían que el ser es de todo lo que se dice que es, pero en
diversos sentidos. Estos son los que plantean la equivocidad del ser. Por otro
aquellos que planteaban que el ser era equívoco decían que sí, que el ser es, pero
no es lo mismo el ser de la mesa que el de la silla, etc. Ya empezamos a
vislumbrar la diferencia entre la idea de inmanencia y trascendencia. Una cosa es
el ser que deviene de lo uno, de la unidad, el ser que emana de lo uno, y no
olvidemos que lo uno es dios, y Dios no es el ser, Dios es la causa trascendente de
todo lo que es, se juega entonces aquí la idea de la creación, de la criatura como
causa.
Por último los que planteaban el principio de la univocidad lo hacían en voz
muy baja, en forma muy escondida. Porque se podrán imaginar que esto no era
un juego de palabras, afectaba el orden establecido, al poder.
La posición que prevalece hasta nuestros días, es la que lleva adelante Santo
Tomás, la que consagra el dogma cristiano que formula el ser como ser de la
analogía, decían que el ser es análogo.
¿Qué quiere decir eso? Porque si uno dice que el ser es univoco, primero
elimina toda cuestión que tenga que ver con la trascendencia, el seres, por lo
tanto no es creado. Vean la implicación que esta afirmación conlleva en el orden
social. Podemos entender entonces porqué los que planteaban la univocidad del
ser no podían decirlo tan fácilmente, podían llegar hasta cierto límite. Pues el
problema que se planteaba traía como consecuencia que el ser de la mesa, el ser
del Papa y el ser de un perro tendrían el mismo valor borrando toda jerarquía.
Entonces, la implicación política de este enunciado es importantísima. En el plano
de la acción se acerca bastante a la que desplegaron los franciscanos en sus
primeros movimientos. Una cantidad de facciones de la iglesia, centraban sus
discusiones en cuestiones de ese orden, diversas órdenes religiosas trabajan estas
diferencias metafísicas, la inquisición será la respuesta de la iglesia, del poder
central. Como ya se dijo quien termina de dirimir la posición dogmática de la
Iglesia romana es Santo Tomas de Aquino al recuperar la tradición aristotélica.
Ahí es donde se entierra esta cuestión de la inmanencia, pero quien la viene a
recuperar no será otro que Spinoza.
¿Qué plantea la univocidad? Que hay una sola sustancia, y en definitiva que

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por lo tanto hay un solo y único ser. El ser es, es lo que es, no es creado y por lo
tanto hay una única y sola sustancia, es a ella que nos referimos cuando
hablamos del CsO, se le llama así a esa materia no formada. Además el ser es ser
del devenir. Entonces, por ejemplo, cualquiera de nosotros ¿qué seria? ¿un ser?
No, no somos un ser. En el sentido aristotélico, o de Santo Tomas, si somos un
ser, porque somos análogos del ser y en función de que hemos sido creados
participamos, en alguna medida de la esencia de Dios en tanto somos. Pero
tenemos distintos grados, hay grados de bondad, etc. Se mezcla así a Platón y
Aristóteles al ser recuperados por el cristianismo siguiendo la tradición
ciceroniana. Entonces desde esta perspectiva tenemos distintos grados de
virtudes, o grados de la esencia que es decir lo mismo. La esencia divina y eterna
por ejemplo de la bondad, o de la justicia, de la belleza, y así sucesivamente. La
consecuencia es que nosotros participamos, como somos los seres más cercanos
a Dios jerárquicamente, en grados mas cercanos a los de la divinidad que
contiene la máxima perfección en cada uno y todos sus atributos que además
son infinitos. Entonces, somos mas o menos buenos, pero en función de un valor.
Se manifiesta allí la idea del ser como efectuación del valor de la esencia en dios.
Pero si decimos que hay una sola sustancia: el CsO, nos vemos obligados a
afirmar que nosotros no somos seres, sino que somos modos de ser. Todo lo que
existe, lo existente, son modos del ser, expresión de los atributos del ser que
contiene infinitos modos.
Este rodeo no puede soslayar otro concepto fundamental que se introduce
en el siglo XII. Una idea, que es la idea de potencia y que no existía hasta ese
momento, idea que va a ser tomada por Spinoza y llevada a su máxima expresión
en La ética. En esta idea está contenida la identidad manifiesta entre el
pensamiento de Spinoza y Nietzsche, quien va a hablar de la voluntad de poder. Y
justo es decirlo, entendemos por lo general muy mal la idea nietzscheana de
voluntad del poder.
Esta idea de potencia en latín es el acople, es un neologismo como indica
Deleuze, producto de la intersección entre dos palabras latinas: posse y est. El
primer término significa poder y est es una conjugación en infinitivo del verbo ser.
Es interesante además porque ser es un verbo. Ser aquí nos indica el plano de
inmanencia. Nos volvemos a encontrar con algunas de estas categorías
fundamentales en el pensamiento revolucionario moderno como por ejemplo la
idea de producción. Pero producción fuera de toda trascendencia. Como afirma
el esquizoanálisis el deseo como producción, justamente es la idea de que la
producción no tiene otro sentido que el de la producción de producción.
Podemos retomar la idea de esencia ya no como una forma, sino como una
potencia, ya no como una idea eterna contenida en el ser sino como la propia
esencia del ser.
Entonces, como sabemos Deleuze y Guattari retomando esta tradición

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filosófica plantean en el Antiedipo la noción o la idea de que toda producción no
es mas que producción de producción.
El CsO como un continuo nos está revelando la existencia de una nueva
dimensión nominada caosmos, mas precisamente es el límite entre caos y
cosmos, el primero es habitado por materia no formada, elementos de pura
intensidad, virtualidad pura que produce el universo.
La segunda dimensión es la del cosmos que nosotros podemos apreciar en
tanto los cuerpos reposan y mueven en el espacio, corresponde al estado de
cosas en tanto han sido ordenadas, pero que sabemos en un eterno devenir. Hay
un eterno retorno en el sentido que lo planteaba Nietzsche, donde lo que retorna
no es lo mismo sino su diferencia. Será en esos pequeños islotes de consistencia
en ese entre que es la tercera dimensión del caosmos donde las mutaciones y las
nuevas composiciones devendrán en posibles, en tanto potencias que se
efectuarán o actualizarán para pasar a componer lo nuevo del cosmos. Esta idea
de potencia, es potencia en acto. Y la diferencia de grado, son de algún modo las
potencias que nos pertenecen en tanto expresión de los modos singulares del ser.
Cada potencia es singular, y en el plano singular la potencia viene a ser expresión
de la esencia. Pero fíjense que como dijimos la potencia es potencia de actuar.
Entonces como comprenderán ya entramos en una categoría totalmente distinta
a la idea de esencia que se venia manejando con Aristóteles y la tradición
filosófica que de él deriva. Es justamente la idea de poder como producción la
que inaugura esta potencia de actuar. De a poco vamos viendo que los grados de
potencia no son otra cosa que las cantidades intensivas que recorren el cuerpo
sin órganos. Y que para comprenderlo tenemos que tener presente que hay una
diferencia fundamental que maneja Spinoza, entre afección y afecto. La idea de
afección es aquello que envuelve la imagen de la cosa y el efecto que la imagen
nos produce. Para empezar cuerpo e imagen aquí ya no están escindidos, sino
agenciados. Entonces para Spinoza la afección no es lo mismo que el afecto.
Porque la afección es la imagen de la cosa más el efecto que la imagen de la cosa
produce en mí. Está en el orden de lo que desde fuera me produce, es expresión
de la pasividad de un cuerpo. Por lo tanto es como me afectan los cuerpos y los
incorporales. Estamos en el dominio de lo pasivo. Las afecciones son algo que
padezco, pero padezco en tanto yo no despliego la potencia que me habita. No
soy yo (en el sentido coloquial del término) el que efectúo, despliego la potencia
en acto sino que la afección es lo que envuelve el afecto. Y ese afecto que está
envuelto, está envuelto por la imagen de la cosa y el efecto que ésta produce en
otro cuerpo o en si mismo.
La afección es un estado, básicamente uno se siente triste o alegre, pero
sentimiento no es afecto. Justamente ya el sentimiento tiene que ver con una
percepción. Porque fíjense que si la imagen de la cosa va a hacer efecto, que
antes es la imagen que la cosa produce en mí, estamos hablando de la percepción

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entre otras cosas en el dominio de una lógica en donde rige la sensación. Ahora,
ese estado, la afección, se da en la instantaneidad, es un instante, que es lo que
se registra justamente por ser un estado. Entonces la esencia en este registro
seria justamente el plano de lo eterno extensión, porque la potencia singular que
nos puede componer, las distintas potencias que nos pueden componer son
eternas por definición pero psicológicamente registradas como cortes de una
duración. Lo cual nos lleva a que participamos inmanentemente en un plano
cosmológico de la eternidad.
Los estados son instantáneos, ahora los instantes tienen que ver con el
espacio, porque son cortes, y los cortes son solo posibles en la extensión. Por
más que nosotros descompongamos ese tiempo este aparecerá subjetivamente
representado como sucesión de trayectos que se distribuyen en el espacio,
porque nuestro cuerpo tiene una impresión extensiva, en el sentido de que todo
cuerpo se presenta en la extensión. Justamente por estar compuesto por líneas,
planos, y simbolismos tienen la capacidad de participar de esas dimensiones. Por
más que nosotros nos esforcemos en descomponer en esa línea como instantes
entre estados, por más que achiquemos y hagamos cortes, y que cada vez las
unidades sean mas pequeñas, y pasemos a un segundo estado de todos modos
siempre va haber un pasaje, un paso, de un estado a otro. El afecto es causa de
ese pasaje, es el paso de un estado a otro. Por eso tiene que ver con la transición,
la mutación y la transformación. Ahora, esto nos lleva a otra dimensión,
efectivamente a la dimensión temporal. La intensidad que no es extensiva tiene
que ver, justamente con la dimensión temporal como imagen del tiempo
vinculada al espacio que nos da el instante. Entonces el afecto se da en la
duración. Y ¿qué es la duración? La duración es la experimentación del tiempo
vivido inaugurando así el plano de la subjetividad. En tanto para Spinoza la
duración es «el atributo mediante el cual concebimos la existencia de las cosas
creadas en tanto que perseveren en su existencia actual»
En definitiva, toda cantidad intensiva ¿de que trata? De afecto: deseo,
tristeza y alegría. La tristeza como afecto es la experimentación de la
disminución de mi potencia, efecto de la descomposición de mis relaciones. La
alegría es el aumento de la potencia de acción, efecto de la disposición entre un
cuerpo cualquiera y «mi cuerpo», que produce un tercer individuo que contiene
un mayor grado de potencia en tanto se suman las diferencias de grado de
potencia que esa relación de composición produce. Por eso el gozo. La alegría
como un aumento de la potencia de acción. Y en el plano del sentimiento, la
emoción es el registro de esa expansión. Porque es lo que se produce a partir de
una composición de una mayor perfección, en el sentido filosófico del término
decimos que hay mayor perfección en tanto aumenta la potencia de actuar.
Indica que se entra en una relación de composición que conviene. Acá, cuando
estamos hablando justamente de ese paso, ese afecto, debemos tener en cuenta

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que no necesariamente es condente. Porque la intensidad no es necesariamente
conciente, precisamente, en general no es conciente y cuando lo es remite a un
«yo siento».
El tema de la disminución y aumento de la potencia se traduce en perdida o
aumento de mi capacidad de actuar, pero aumento y disminución de la potencia
no es pérdida de la potencia. Mantengo mi potencia. La potencia que uno tiene
en tanto dura, porque nosotros si bien vamos cambiando, y del paso de un estado
a otro no somos lo mismo, sin embargo la potencia no es propia, sino que se
despliega en aquello actos y agenciamientos que nos componen y definen.
Obviamente también vamos de un grado mínimo de potencia, que podríamos
llamar nacimiento a un grado mínimo absoluto de potencia que es la muerte. De
un mínimo relativo a un mínimo absoluto que marca un nuevo umbral u horizonte
de sucesos. La potencia no se pierde en un plano en tanto es eterna en el registro
de la esencia. En tanto como demostró Einstein definitivamente nada se pierde
todo se transforma. Y volvemos al principio. ¿Cómo se ordena esta
sedimentación? Somos pura vibración. La física ya descubrió que somos pura
vibración, todas las cosas son pura vibración, campos de intensidad. La diferencia
entre nosotros y la mesa es una diferencia de velocidad entre los elementos que
respectivamente nos componen. Esto lo dice Spinoza en La Ética con una
precisión impresionante. Después los físicos lo redescubren en el dominio
científico. Por ejemplo, entra una persona que odio, me va a afectar, yo voy a
utilizar parte de mi potencia para delimitar la afección, entonces se va a dar algo
parecido, y podemos utilizar exactamente la misma palabra que utilizaba Freud,
voy a investir la imagen de la cosa a los efectos de sustraer el efecto que produce
en mí, para defenderme de eso que me resulta intolerable.
Lo cual es una pérdida de tiempo dirá Spinoza, porque sustrae mi potencia de
actuar.
Hay un orden del determinismo en Spinoza que es interesantísimo porque
nosotros como modos de ser pero que además estamos compuestos por
individuos que a su vez nos componen, y que como individuos componemos otros
individuos y así sucesivamente. Es distinta la historia de las relaciones de
composición y descomposición que producen la alegría o la tristeza en tanto la
potencia de actuar se efectúa o se inhibe. Y esta diferencia entre sí es afección
en tanto un modo de pasión o es otro tipo de afecto el cual no es otro que el
afecto efectuado en la acción. En tanto ahí se produce el despliegue de la
potencia en el sentido más pleno del término, porque la acción es afirmativa, es
decir activa por naturaleza, ya no es solo pasión, sino que hay una afección sobre
uno mismo recuperando el principio activo original. Ahí y entonces es que
podemos indicar el nacimiento de la razón. El hombre no es un ser razonable por
naturaleza sino que deviene razonable. Tampoco es un ser social, en un sentido
del orden social sino que deviene social. Lo cual no quiere decir que no seamos

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sociales en un sentido gregario, somos producidos socialmente. Tenemos esta
diferencia, esa potencia, el poder de devenir social.
Como indica Hobbes y Spinoza luego retoma, lo primero no es lo que
planteaban los filósofos cristianos: el deber. «Yo debo» es lo que padecemos,
todo el padecimiento de la humanidad está contenido en esa formula. Pero el
tema es lo que puedo que es lo que vendrá a ser inhibido brutalmente desde el
punto de vista social en función del principio de utilidad. Y no es desde el punto
de vista de la razón que somos tratados como ganado, como rebaño y que luego
o al mismo tiempo reproducimos, como sociedad generando una brutal violencia
y condicionamiento, afectamos al otro. Esta organización subjetiva nada tiene
que ver con el devenir razonable, porque una cosa es introducir el plano del
pensamiento y otra el temor a perder el amor en el que la obediencia se apoya.
Ese temor a perder el amor siempre se funda en una amenaza de muerte. Porque
la amenaza que sufre el niño cuando el padre o la madre le dice que por haberse
«portado mal» no te doy de comer , y si no comes ¿qué te pasa?, te morís, o
cuando el niño es amenazado con el encierro, o el golpe. Son amenazas de
muerte mas o menos veladas. Toda orden en definitiva está sustentada en una
manifiesta o latente amenaza de muerte. Es por amor, te amo porque sos dueño
de mi vida no solo porque me la diste sino porque me la podes quitar (amor que
sin dudas puede devenir en odio). Reproducción del orden social que ya establece
el Rey déspota, y cuando el amor no basta aparece la represión. Actualmente
este problema se presenta de un modo mucho más complejo y más efectivo a
través del despliegue de una nueva forma de poder que Foucault denominó
biopoder.
Decíamos que la distribución de la potencia no es perdida, son dos umbrales
donde hay un máximo y un mínimo. Y la alegría y la tristeza son justamente esta
diferencia entre la potencia en un máximo y la potencia en un mínimo. Lo que me
entristece es porque disminuye mi potencia y en definitiva es lo que mata. ¿Qué
introduce la tristeza? Lo afirma tanto Spinoza como Nietzsche. Este lo desarrolla
muy en especial con relación al tema de la voluntad de poder ¿a quien denuncia
Nietzsche? Ya lo había hecho Spinoza en La ética: al sacerdote, al rey, al hombre
de estado. El sacerdote, el déspota y el esclavo son los que inyectan las pasiones
tristes como estrategia política. Y la mayoría de nosotros quedamos en la
situación del esclavo. Necesitan producir e introducir la tristeza para
esclavizarnos. Ahora el tema es, lo que planteaba antes, la amenaza de muerte se
introduce concomitantemente con el deber, yo debo. Sustrae lo que puedo,
nuestra potencia de actuar. Y el principio de composición de un organismo, como
veíamos, es la idea de energía útil. Lo que organiza al organismo, el principio que
compone esta codificación es el principio de utilidad, la energía útil es aquella
que produce lo que social y económicamente es intercambiable. Inmediatamente
aparece toda inhibición del orden de lo placentero. Y el placer no es lo mismo

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que el deseo y lo placentero no es lo mismo que placer. Este último queda
asociado en la idea de descarga de la tensión. No hay nada más eufórico y
placentero que la composición de un cuerpo, de una masa que efectúa su
potencia, no hay nada que produzca más euforia que eso. Ahora sí podemos
hablar de rostridad, ésta es un modo de organizar el orden social. Se nos organiza
un cuerpo a partir del rostro. Así como el padre mira al hijo desde arriba, se
percibe la intensidad del poder del padre y de la amenaza que porta. Cuando digo
padre, puede ser la madre, estamos hablando en ese sentido desde la función y
sin olvidar que tanto el padre, la madre y el hijo están sumergidos en un social
histórico que los instituye. Pero desde esta perspectiva urge preguntarnos,
¿entonces qué es la clínica? Que es esta idea que introduce el esquizoanálisis de
demoler el Edipo como tarea destructiva, de ir desestratificando el cuerpo. Es
interesante porque a veces, como lo había intuido Reich, lo importante es
demoler las resistencias, sin esperar que sobrevenga el «material» inconsciente.
¿Para que? Para encontrar nuevas líneas de fuga que no dejan de escapar y
refractar de esos estratos, para encontrar cuales son las máquinas deseantes
funcionando o en estado de inhibición y que al seguir las líneas de fuga se
produzca un nuevo modo de ser. Líneas de fuga y maquinas deseantes son en
definitiva, dos modos de llamar a los atributos del cuerpo sin órganos, en la
misma medida que el cuerpo sin órganos es la sustancia spinoziana, es decir hay
una sola y única sustancia que llamamos cuerpo sin órganos. Paradojalmente las
maquinas deseantes son los órganos que trabajan sobre el cuerpo sin órganos, de
su atracción y repulsión se extrae la existencia de dos polos: el esquizo y el
paranoico.
De la oscilación entre los polos es que se puede esperar el cambio de eso
(estratificación) que inhibe nuestra potencia de actuar, porque todos los estratos
en definitiva componen un sistema de inhibición para asegurar la reproducción.
La operación de raspado edípico ha dejado una brecha, pero el cuerpo padece
nuevamente la estratificación al ser agenciado el deseo. Por ejemplo, la pasión
desplegada en el deporte, la producción en el arte, el carnaval. Hay ciertos
espacios que el socius intenta recapturar porque sino el propio resentimiento que
nos produce tanta tristeza se vuelve en su contra; deriva de la máquina paranoica
en una máquina célibe que trasmuta al cuerpo sin órganos en superficie de
registro. Y ya ahí tenemos todo un sistema de inseguridad que se da por el
resentimiento. Como cuando a alguien le roban doscientos pesos y luego le
pegan un tiro en la cabeza. Y sí, es un modo de ser, un modo de ser de lo que
producimos. Es efecto de la antiproducción. ¿Por qué es antiproducción? Sí,
produce, nos canaliza determinada forma de producción, y nos sustrae la
potencia. Y todavía en este momento estamos en un segundo nivel, a través del
biopoder ya pasamos la etapa de la construcción del cuerpo del consumidor. Y en
vez de ser el problema el de la producción, ya no lo es más. El problema ya no es

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hacernos disciplinados, sino que consumamos. La contradicción está en que se
construye el cuerpo del consumo pero no hay como consumir. La producción de
la carencia es fundamental porque ¿dónde está la ganancia? En lo que se sustrae.
Entonces, desde la estratificación social se distribuyen los diversos flujos
producidos por las maquinas sociales, a algunos les toca un pedazo, a otros un
pedacito, a otros una migaja, y los últimos con un poco de suerte están
escarbando en los tarros de basura.
Otro ejemplo: la violación. Obviamente entra dentro del campo de lo
aberrante, ¿atrás de un violador hay una madre terrible? Es un modo de
contraefectuación de la represión sexual y el violador después lo transgrede del
modo mas violento, resentimiento puro. El goce del resentido estriba en atacar y
someter a la victima. Entonces, el violador ¿lo hizo porque quiso en el sentido de
la voluntad? No, si nosotros sabemos que la voluntad no mueve otra cosa que a
nuestra estupidez. Es una mera creencia, nosotros creemos que gobernamos
algo. Justamente adquirimos la potencia de actuar cuando disolvemos el Yo y con
el a nuestra voluntad, dando paso a una plena voluntad de poder, la voluntad del
Yo por el contrario es la distancia que nos mantiene sujetos a lo real dominante
acrecentado por esa instancia que Freud nomina como superyo que nos
mantiene atornillados al deber ser, a lo que debemos hacer. Y el problema en
referencia a la voluntad de poder es precisamente lo que podemos, y si sufrimos
es por no realizar lo que podemos. Hay un problema instalado en el cual quiero
insistir una vez mas y seguramente, desgraciadamente no será por última vez y
que tiene que ver con la pregunta fundamental de Spinoza: ¿cómo los hombres
luchan por su servidumbre como si se tratase de su libertad? Y la libertad no es ni
más ni menos que la capacidad de efectuar la potencia. Lo cual ¿qué quiere
decir? La alegría que produce el encuentro con el otro, la producción con el otro,
la construcción de comunidad, de regímenes de convivencia puede ser la
efectuación de nuestra libertad en tanto es algo que podemos. Pero las formas
del Estado son regímenes Impuestos, como los que padecemos ya que no los
hemos producido consensuadamente sino por la imposición del déspota y su
corte.
Aún no nos hemos preguntado sinceramente como vivimos, la pregunta
revolucionaria por excelencia es: ¿cómo queremos vivir? Hay un devenir
razonable un devenir social que es inmanente, producto del encuentro, de la
producción de comunidad y no ya imposición del Estado como instancia
trascendente que de alguna manera no es otra cosa que la efectuación de la
imagen trascendente del Estado, o del Estado como trascendencia y sostenida
actualmente en el discurso científico positivista, relevo que se produce luego de
que cae la monarquía y se impone la modernidad.
Es lo mismo que el juicio de Dios, Artaud decía algo así como que el cuerpo no
necesita un organismo, decía que el juicio de Dios nos organiza. El juicio de dios

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mas que permitirnos experimentar la existencia nos empuja a interpretarla
aplastando así la experimentación. Fíjense que el problema a plantear ya está
plegado en el «entre», entre Instantes, entre cuerpos. El entre, el afecto, la
transición, fuente de toda ración y malicia es justamente la línea de fuga, porque
te coloca en una ¡dea de la afección de la cual venís, la afección que estas
experimentando en el momento actual, y de la cual ya estas saliendo. Y son tres
líneas dlferentas, que podemos identificar como pasado, presente y porvenir,
pero que están ya ahí como actual, como posible y como virtual al decir de
Baremblitt.
El planteo esquizoanalítico de los estratos, de la composición de estratos, que
es aquello que va a actuar sobre el cuerpo para que este deje de ser un CsO y
pase a representarse como cuerpo organizado a partir de los tres estratos
básicos. Estos tres estratos son básicos, pero vamos a encontrar la operación de
estratificación de la vida allí donde fijemos nuestra mirada. Previamente además
es necesario decir, que ya Nietzsche Indicaba que el problema de la tristeza y de
la pasividad de los cuerpos, tiene una intima relación con el juicio de Dios, porque
lo que viene a juzgarse por aquellos que portan un discurso sobre el juicio de Dios
o cualquiera de los subrogados contemporáneos es la vida misma, es como que
todo su empeño está dirigido a que la humanidad en vez de vivir la vida, la misma
sea expropiada de su poder mediante el juicio, insuflando de este modo la
tristeza en una sutil descomposición de los cuerpos al despojarlos de su potencia,
la tristeza es madre de todos los padecimientos por los cuales sufrimos. La
mayoría de los psicoterapeutas conocemos íntimamente estos padecimientos
hijos de la tristeza, pero justamente por ello mismo como psicólogos ocupamos
un lugar peligrosísimo, porque históricamente uno de los problemas básicos,
éticos que se nos plantea es la posibilidad de volver a cumplir el rol del sacerdote.
Estos estratos básicamente son los que nos producen un organismo,
codificado a través de la historia con las representaciones que la anatomía por
último nos deja. Como mostró magistralmente Foucault en «el nacimiento de la
clínica», la anatomía termina de construirnos un organismo y si se quiere,
montado sobre esto ya un nuevo modo de organización social, un nuevo
lenguaje, un nuevo modo de codificar el cuerpo, que lo organiza, y tiene que ver
justamente con la producción del cuerpo histérico, del cuerpo significado y por
último del cuerpo disciplinado.
Todo estrato aprisiona de algún modo al cuerpo, pero a su vez no hay cuerpo
que pueda sobrevivir sin estratificarse. Y esto es lo interesante. No se puede vivir
sin organismo. O sea, es necesario deshacer uno a uno los estratos pero no se
puede sobrevivir sino se lo hace con prudencia, y esto lo saben suficientemente
bien los hipocondríacos, los psicóticos, los masoquistas, y por último los drogos
(incluyo especialmente a ese 40% de mujeres de mas de treinta años que
consumen psicofármacos buscando alterar su modo de existencia, en búsqueda

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de algo de alegría).
Habíamos dicho que el segundo estrato vendría a ser aquel que nos organiza
un real dominante, nos da un ángulo de significancia y es básicamente donde
opera el Psicoanálisis y las hermenéuticas, donde se interpreta lo que el cuerpo
puede o no puede, o mejor dicho lo que lo significa. Y por último un estrato de
subjetivación que nos produce básicamente lo que podríamos llamar un yo, este
se produce por efecto de una peculiar organización de las micropercepciones, y
estas se ven organizadas a partir de diversos puntos de subjetivación que nos
organizan un mundo subjetivo.
Cada estrato se organiza en función de algunos principios básicos, me
detendré en el principio que rige el primero de ellos, el del organismo.
El cuerpo padece por ser organizado dice Deleuze parafraseando a Artaud. Es
que el cuerpo está constreñido al organizar las energías en función del principio
de utilidad, aquello que no encuentre utilidad deberá ser desechado, reprimido o
encauzado.
Como vemos ya podemos anticipar que hay otros modos de llamar al cuerpo
y a este CsO que es un cuerpo que aun no tiene imágenes, porque estas imágenes
del cuerpo serán primero ordenadas, luego organizadas, justamente como ya
habíamos señalado por este ángulo de significancia que nos va a producir un real
dominante.
Ahora lo interesante, me parece a mí es los otros modos de llamar al cuerpo.
Porque ¿qué es el cuerpo?, el cuerpo es deseo. Este es un modo que nos aleja
bastante de la posición lacaniana porque como vimos para nosotros el deseo no
es efecto de un objeto perdido o una imagen de aquel, o una tendencia en busca
de algo que carecemos. El cuerpo no carece de nada, al contrario, la carencia es
lo que se viene a organizar a partir de ese real dominante que nos quita el cuerpo
como nuestra matriz de experimentación.
Ahora podemos introducir la idea nietzscheana de cuerpo como campo de
fuerzas, donde podemos decir que hay cuerpo donde dos fuerzas se encuentran.
Entonces, inmediatamente decimos cuerpo es energía. Y ¿qué es lo que viene a
ordenar a este cuerpo-energía? Cuerpo-energía, por lo tanto, ustedes saben que
la fuerza es energía vectorizada, o sea que es una energía con dirección. Y que la
energía o la fuerza (energía vectorizada) son solo en relación. Por lo tanto no hay
fuerza sin cuerpo.
¿Qué es lo que recorre el cuerpo si no son intensidades impulsos y fuerzas?
Intensidades o fuerzas que pueden ser medidas justamente en función de un mas
y un menos, mayor o menor intensidad. Y que justamente lo que está en la base
de la producción de esos iconos, imágenes, que luego se van a organizar, es
justamente la diferencia de cantidad de grados entre esas fuerzas que va a
producir, si se quiere, a partir de su diferencia, una cualidad que nos permitirá
cualificar la fuerza. Y por lo tanto al cualificarlas, producir eso que nos permite

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discriminar, informar, o sea, formar, producir forma. En tanto el propio proceso
productivo auto organizativo del ser, de la naturaleza a través de sus atributos
infinitos y de sus infinitos modos de ser en acto, son los que nos van a llevar
justamente a pensar el cuerpo de otro modo.

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Subjetivación y capitalismo: del código a la
axiomática
El sistema lacaniano genera una cuña en la filosofía de la representación. A
mi modo de ver esa cuña se produce porque lleva a su máxima expresión la
operación que el psicoanálisis ya había comenzado, que en definitiva se trata de
una sustitución, esta sustitución se da en el mismo momento en que Freud se
decepciona y duda de la veracidad del relato de sus pacientes. Me refiero a
aquella anécdota cuando un tanto aturdido confiesa que: «mis histéricas me
mienten». Es ahí donde Freud percibe, cree, tal vez le interesa cambiar eso, cree
que en definitiva todos esos relatos, todas esas historias referidas a una
seducción padecida en la más tierna infancia no son más que una fantasía
inconsciente, piensa que la seducción real no necesariamente aconteció y que en
definitiva lo verdaderamente importante a partir de ahora será la fantasía de
realización del deseo de seducción. La operación de sustitución a la que más
arriba hacíamos referencia estriba en pasar de la escena real de la seducción a la
fantasía inconsciente, esa fantasía en definitiva es constituida por una serie de
representaciones. En esa misma línea Lacan y sus discípulos van a proseguir hasta
llevar las cosas a un plano que se ubica en un mas allá del registro imaginario.
Para ellos la escena edípica de la seducción no sólo se trata de una escena
imaginada, recreada, poblada por imágenes, sino que al propio complejo que la
codificaba lo van a sustituir por un sistema simbólico, por un axioma de funciones
sustituibles e intercambiables, el código quedará contenido en el lugar del gran
Otro. Lugar del código absoluto y en el cual estarían contenidos todos los
significantes.
En relación con el sujeto el significante funciona en espejo, ya que la relación
entre significantes es la que daría sentido al sujeto, sería por ello que el sujeto
escapa constantemente a la significación. El psicoanálisis lacaniano al producir
esta nueva sustitución teórica logra que ya ni siquiera sea necesario el cuerpo del
analista para que en el propio consultorio se actualice la relación edípica. El
analista desde entonces para cumplir con su función exitosamente debe ocupar
el lugar del muerto, lugar fantasmátlco por excelencia si los hay. La transferencia
a partir de entonces cambia de naturaleza, se la va a trabajar distinto y solo se
tendrá en cuenta como objeto de análisis el discurso del analizante, a la
transferencia se la va a interpretar de otro modo a partir de que Edipo deja de ser
un complejo representacional imaginario para ser un complejo simbólico
productor de deseo. Ahora, debemos entender que es una producción del deseo
muy particular, ahí donde ellos señalan que hay producción de deseo nosotros
tendríamos que decir que lo que en definitiva hay es captura y abolición del
deseo. Entonces: ¿qué es lo que se sustituye? Ya no es necesaria la dupla papá-

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mamá, ni siquiera como referencia imaginaria, a partir de la doctrina lacaniana
todo se va a dar en el propio consultorio, todo va a acontecer ahí, ya no hay
mayor velocidad que la que el propio discurso del paciente dirige a ese lugar
vacío, que es el lugar del analista. En definitiva la torsión lacaniana se resume en
haber introducido la idea de analizante, no es el analista el que conduce el
análisis, el analista simplemente sostiene ese lugar simbólico, portador del gran
Otro, del código absoluto (¿y absolutista?) a los efectos que el pequeño otro,
separado de la cadena, pueda conectarse, o pueda señalar el lugar del sujeto, el
sujeto en tanto sujeto del deseo del Otro. A partir de aquí como lo viene a
mostrar Leclaire ya solo alcanza con el deseo del analista de analizar, entonces la
sustitución en la teoría y en la clínica es clara ya no es el deseo de mamá y papá
lo que produce el discurso del inconsciente, sino que es simplemente deseo de
psicoanalizarse. Es una operación muy Interesante porque no sólo genera un
efecto de abstracción sino que lleva el tema de la representación a su verdadero
punto de descomposición por exceso, la operación lacaniana nos Impulsa a un
umbral. El problema pasa a ser el problema de la enunciación, con el psicoanálisis
lacaniano el problema del Cogito Cartesiano se reterritorializa en el diván:
«Pienso, luego existo».
Esto nos muestra algo muy particular, que el psicoanálisis lisa y llanamente es
efecto de la segunda operación que el Capitalismo necesita para poder
desplegarse.
Al principio decía que un individuo, un grupo, lo podemos pensar como lo
hacía Freud, o como lo hacía Lacan, como si eso fuera una esencia. El
movimiento del estructuralismo que sigue Lacan y sostiene su deriva es con el
objeto de desencializar al sujeto, pues el sujeto con Lacan, es un sujeto
estructural, efecto de la producción de una estructura que es la estructura
edípica. Esta es, según el psicoanálisis la que va a producir tanto al sujeto como
modular al deseo. La estructura, de este modo viene a ocupar el lugar de la
esencia, pretende desplazar la esencia para luego trasmutarse en ella. Tema que
ya trabajé bastante a fondo en «Subjetividad y Transformación Social» ahí
afirmaba que la estructura grupal no era ni más ni menos que la reedición de la
esencia bajo las nuevas condiciones políticas del capitalismo mundial integrado.
Reedición de la esencia, del pensamiento occidental, platónica, aristotélica,
cristiana, católica donde la esencia ha reinado, y vuelvo a pensar en las
categorías aristotélicas de género, especie, etc., esto nos llevaba directamente a
la esencialización del grupo y del sujeto.
Esta esencialización, donde la estructura es colocada en lugar de la esencia es
un veneno para el pensamiento; inclusive aún cuando paradojalmente el
movimiento estructuralista pretendiese establecer una desencialización del
pensamiento. El movimiento estructuralista es un movimiento que intentó ser
materialista, para caer nuevamente en un idealismo abstracto cuando

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precisamente eleva la estructura a una categoría esencial. No puede pensar al
sujeto de otro modo que no sea desde una perspectiva trascendente, pensarlo de
un modo radicalmente distinto, pensar de otro modo desde una perspectiva
inmanente nos lleva a disolver la categoría de sujeto, definitivamente el sujeto se
ve desbordado al punto de que para nosotros ya no hay un sujeto dado, por eso
hablamos de subjetividad y de procesos de subjetivación. No es solo una cuestión
de palabras a pesar de que actualmente se habla de subjetividad por parte de
actores u corrientes que nada entienden sobre la formulación del problema
planteado, a mí modo de ver gran parte de los aggiornamientos que se perciben
solo han realizado una burda sustitución de palabras, confundiendo el adjetivo
subjetividad con lo que hemos venido planteando, con efectos confusionantes
que desvirtúan la verdadera naturaleza de los problemas. Hablamos de la
subjetividad como sustantivo y no como adjetivo, en cambio cuando se habla de
objetividad y subjetividad se está adjetivando. ¿Qué nomina la subjetividad?
Nomina los procesos por los cuales se puede producir subjetivación, refleja la
identidad del proceso y del producto. Entonces, un individuo, un grupo, una
institución, una organización, puede ser perfectamente pensada como un sistema
de flujos, como una intersección de flujos, básicamente un flujo que llega, un flujo
que parte, para hacer las cosas simples, o muchos flujos que se conectan
intersecándose. Evidentemente cuando uno empieza a leer «El Anti-Edipo» se
complica porque como bien dicen Deleuze y Guattari, entre los dos tratan la
escritura como un flujo, y ahí hay una producción dramática y surrealista que
ataca a la racionalidad en el pensamiento, sin embargo, la línea de producción
argumentai, de un nuevo sentido, porque la idea de argumento no cabe acá,
podríamos decir que la línea afectiva y productiva que se despliega en esa
escritura es imposible de ser criticada, o sea, se traga toda crítica, no hay cómo
entrarle. Cuando se comienza a leer, y a medida que avanza no se produce un
entendimiento claro y distinto, sino que se empieza a comprender, en la medida
en que el lector es comprendido por el texto, envuelto por el texto, ese es el
efecto que creo firmemente ellos buscan porque nos introduce en un campo de
experimentación, nos produce un cuerpo sin órganos, realmente el «El Anti-
Edipo» funciona componiendo la posibilidad de experimentar el cuerpo sin
órganos. Funciona como un agenciamiento maquínico más concretamente, que
es lo que el Esquizoanálisis va a colocar en lugar de esa mala forma, en lugar de
esa forma, lisa y llanamente que genera repulsión, si de flujos hablamos, que
llamamos Edipo. Porque un flujo no es más ni menos que afecto, un flujo es
aquello que paradojalmente podemos medir, podríamos decir que un flujo es una
intensidad de movimiento, por lo tanto es material, para decirlo en un viejo
lenguaje. Los flujos, decían Deleuze y Guattari muy claramente en la tercera parte
de «El Anti-Edipo», cuando analizan las sociedades salvajes, bárbaras, y
civilizadas, señalan lo más temido por una sociedad. El terror a los flujos

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descodificados, está documentado en los primeros mitos. ¿Qué es lo más terrible
que aconteció luego del pecado original y la expulsión de Adán del paraíso?
¿Cuándo los hombres abandonan los preceptos divinos, cuál fue el castigo
enviado desde el cielo según la Biblia? El diluvio. Dios le dijo a Moisés: Construid
un arca, elegid bien lo que llevarás, formad parejas porque sucumbirá todo ser
viviente bajo las aguas. Moisés de ti depende asegurar que vuelva renacer la
humanidad y el mundo sobre otras bases. Cae el diluvio y mueren todos
ahogados, algo así como que las fuerzas de la naturaleza se desatan y muestran
su cualidad de ser: una caótica composición de flujos heterogéneos e informes,
¿justamente de dónde se sale? De sus formas.
Lo que plantean Deleuze y Guattari es que toda sociedad a lo que más teme
es justamente a los flujos descodificados, porque los flujos son lo innombrable,
son lo indiferenciado, son intensidades de materias no formadas. ¿Cómo algo no
va a tener forma? ¿Nunca les ocurrió pensar de otro modo? Como Deleuze y
Guattari por ejemplo o como Arquímedes, Leibniz o Spinoza que piensan
estrictamente en términos de flujos, de intensidades, de problemas. ¿Qué es lo
que hace Juanito? ¿Qué es lo que hace Schreber? Schreber dice que los rayos del
sol lo están inseminando por el culo, que le crecen senos en la espalda y que está
por dar a luz una nueva raza. Schreber no es un ciudadano cualquiera, él es
presidente del supremo tribunal Alemán, Schreber es el hijo de un señor
pedagogo, que delira un terrible sistema pedagógico, deliraba de la manera más
funcional, como deliran todos los paranoicos funcionales, que en general pueblan
los aparatos de Estado y que los contiene profusamente en su seno. Ese sistema
pedagógico estaba totalmente poblado y compuesto por pequeñas máquinas,
conformadas de cintos, maderas y sillas correctoras. Imagino que cuando un niño
era conectado a cualquiera de estas máquinas quedaba perfectamente tranquilo.
Lograba rápidamente que un niño realmente estuviera tranquilo, este era el gran
objetivo inscripto en sus máquinas pedagógicas ¿Para qué? Para poder rellenarlo
con las representaciones necesarias y funcionar de una predeterminada manera.
Es lo que produce en general ese gran aparato codificador y «formador»[3] que es
la pedagogía, es su principal objetivo y donde aparece por primera vez en acción
de forma manifiesta la función de ese aparato es evidentemente en la máquina
familiar, a la cual ya hemos visto en acción.
Lo que no podemos negar es que nos cuesta pensar sin forma ¿Qué es lo que
hacía Schreber? Cuando Schreber delira, está delirando también la construcción
de una raza superior, y fíjense como toda su actividad sexual, la libidinización que
efectúa sobre el campo sexual, pues su deseo está directamente cargando el
campo social e histórico. Es interesante señalar que con Schreber estamos
fijando nuestra atención en el proceso de construcción de la subjetividad del
Nazi-fascismo, porque el Nazi-fascismo no surge de un día al otro. En este caso
es posible indicar como envuelve a su modo el proceso de subjetivación que

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llevara a Reich a afirmar frente a la ingenuidad de las tesis del Partido comunista
alemán: «Cuidado, las masas no fueron engañadas, las masas desearon el
fascismo». Ahí todo el pensamiento marxista tiembla porque sólo puede ver y
sólo puede pensar a partir de investimientos preconscientes, sólo pueden pensar
en la categoría de interés, no pueden pensar en la categoría de deseo. Lo que
Schreber dice es que experimenta sobre su cuerpo estos flujos que directamente
están conectados con el campo social. El presidente Schreber experimenta en su
polo paranoico/fascista, su proceso de composición y su loco funcionamiento, su
delirio es profundamente político, social e histórico.
Decía que «El Anti-Edipo» es como una especie de cuerpo sin órganos al cual
se enganchan una multiplicidad de máquinas deseantes, es efectivamente un libro
máquina porque o bien genera un agenciamiento, una simpatía o bien genera una
máquina paranoica de repulsión, al grado de hacer aullar a algunos: Uuahh! no lo
soporto.
Una de las premisas básicas a tener en cuenta es que no todo cuerpo ni todo
medio son capaces de soportar cualquier tipo de máquina. Es necesario
determinar un índice maquínico para un medio, para un territorio, para un
individuo, para un grupo es importante, es la diferencia entre William Burroughs,
componiendo
«El almuerzo desnudo» habiendo llegado a los ochenta y pico de años
consumiendo quilos de heroína, opio y cuanta droga se le cruzó, con cualquier
otro ser de naturaleza débil que muere de sobredosis encerrado en un cuarto de
hotel. Inclusive algo bello, estéticamente bello, puede componer con algo o con
alguien una relación totalmente venenosa, no sé, sólo se me ocurren formas de
mujer…
Pero pasa… lo hemos visto en la historia de más de una persona acaudalada
que se arruinó por una «mina», y al revés también, pero es más común la otra
formula porque evidentemente es más común que los hombres se apropien de la
riqueza.
Bueno y malo no son acá categorías morales, sino éticas; estamos hablando
de cómo se puede componer un agenciamiento maquínico, o cómo un cuerpo
lleno, en función de su potencia, puede devenir pensamiento o acción, según el
régimen en el cual entre en función de las relaciones de velocidad y lentitud que
determinan las diversas composiciones materiales en que aquellas derivan.
¿Qué es lo que hace Freud? A esa multiplicidad, a esa heterogeneidad la hace
pasar por la criba de Edipo, que funciona como una representación, como un
aparato codificador, y lo captura en el medio familiar, pasa del medio social al
medio familiar. Eso muestra cómo de algún modo la operación edípica que
evidentemente no la inventa el psicoanálisis, sino que la descubre, no es una
invención, pero confunde el inconsciente, y la necesaria producción de
inconsciente, con este aparato represivo olvidando que justamente su

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funcionamiento y el sentido de su funcionamiento, es plegar el investimento
sexual, libidinal, del campo social sobre la familia. Se nos hace evidente que la
gente consulta por la experiencia familiar, justamente es porque no puede hacer
una afirmación de sí mismo en relación con el campo social histórico, es porque
no pueden ocupar su lugar, un niño no tiene lugar, una mujer tampoco, es más
estamos viendo como la mayoría de las veces que la mujer habla y no me refiero
al género, que no es lo mismo justamente, me refiero al devenir mujer, es más me
animaría a afirmar que para que la mujer pueda hablar o afirme su lugar, es
necesario que o bien niegue su devenir mujer y adquiere una voz mayoritaria, o
de lo contrario asuma posiciones de tipo político feminista que reproduce a la
interna el mismo tipo de organización que critica. Permanentemente se reinstala
la máquina conyugal entre, por ejemplo, lesbianas y homosexuales. También
podemos observar como en el movimiento feminista se reinstala un medio
familiarista, nuevamente se hace familia, lo mismo pasa en un sindicato, o en
otros lugares, o en otras organizaciones. ¿Es efecto de reproducción de Edipo?,
No, no, es que Edipo de algún modo es el pliegue de esa organización social en la
familia, volcando los flujos que van hacia fuera, hacia ese medio, entonces la
figura del banquero, del patrón, del obrero, queda plegada en el medio familiar.
Papá, Mamá y el hijo son las tres figuras que van a soportar todo el
investimento. Freud efectúa una operación reduccionista: «No, no, eso significa
esto otro, eso que tu dices significa esto otro». Así se pliega sobre el cuerpo del
padre y de la madre lo que estaba dirigido a su organización en cualquier otro
lugar del campo social. Schreber no habla del padre y de la madre, cuando dice
que se quiere hacerse sodomizar, que quiere ser violado por un oficial francés, él
deviene una niña Alsaciana. Alsacia y Lorena, punto de subjetivación, de
confrontación y de construcción tanto del nacionalismo alemán como del
francés, eso es la respuesta política de Schreber frente al delirio del padre, se ve
siendo el padre que deviene en joven Alsaciana defendiendo la nación alemana
frente a un oficial francés que luego la violará, y de ese aberrante acto sexual
también se alimenta de esa nueva raza que está por parir, que es parte del reino
de abajo. No olvidemos que el reino de abajo es semita y el de arriba ario, y
además por si esto no bastara para mostrar como la verdad del delirio desborda
el complejo edípico Schreber también delira con Gengis Khan. Hay todo un delirio
político que Schreber manifiesta rico y profusamente y en Freud nada de eso está
registrado, todo lo remite al padre y a la madre.[4]
Esa es la operación del delirio en Schreber, Un trabajo de distinción de
diversas bandas de intensidad que hace corresponder a los nombre de la historia
que están en la base de su pensamiento delirante. La experimentación directa, sin
código (a-significante), de los flujos que componen a ese individuo en el sentido
de que llegan a él como intercesor y desde dónde parten directamente hacia el
campo social extrayendo una escena subjetiva (imagen afección subjetiva).

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Ahora este delirio no es posible sin previamente ver algo que hemos repetido
hasta el cansancio, es necesaria esa operación previa que introduce el
capitalismo de descodificar todos los flujos, de desterritorializar al hombre, y
todo lo que hay sobre la faz de la tierra para luego instituir la axiomática dada
por un equivalente general. De ahí que al desterritorializar el intercambio, el
dinero no deje de producir más que dinero, de modo que ese flujo entra en una
relación diferencial, si bien el dinero es siempre dinero y por lo tanto
inconsumible, componiendo el cuerpo sin órganos del capitalista y del capital;
como flujo se abre en una clara bifurcación, entra en una relación diferencial
entre capital de renta y capital de financiamiento, el capital de financiamiento no
es recuperable, de hecho cuando el capital de financiamiento pretende ser
recuperado se produce una crisis como la que afectó nuestro país y que se
desplegó en todo el cono sur siguiendo las tendencias globales, que son sino las
famosas corridas bancadas, y lo que termina aconteciendo con ellas es que el
dinero no vale nada.
El dinero no tiene absolutamente otro valor que el de fluir de mano en mano
para luego ser retenido bajo la forma del stock, luego volverá a fluir cargando el
cuerpo social, es el signo universal de equivalencia general y constituye el cuerpo
sin órganos del capital, justamente por eso inconsumible. Esto nos muestra cómo
el flujo dinero, en función de las relaciones en que entra, puede o no producir
capacidad de compra. Hay un ejemplo que da Deleuze:
Cuando los Hunos bajan hacia el sur, resulta que es un momento en que ya el
Imperio Romano se está descomponiendo definitivamente, y se está fundando la
feudalidad, entonces empiezan a venir los Hunos y los Vikingos, desde el norte y
comienzan a invadir y deambular por el territorio romano. Los Hunos tenían el
hábito de saquear las tumbas de los poblados por los que pasaban o atacaban en
busca de riquezas, debido a la costumbre de los habitantes del sur del Rhin de
enterrarlas junto a sus muertos. Encontraron que en las tumbas había dinero,
mucho dinero pero de escaso valor. En el bajo imperio romano había pasado
justamente que la estructura de financiamiento se estaba viniendo abajo y al
estar en bancarrota el dinero no valía nada, no tenía valor de compra, de hecho
se había devaluado, era «papel sin valor».
Bueno, justamente no era papel y las monedas se usaban como medallas de
adorno y como adornos funerarios, monedas de plata, de hierro, cobre, etc. En
esta época entonces como vemos es común enterrar a los muertos con dinero en
vez de ponerle cosas que en ese momento realmente valían más, enterraban
dinero que no servía para nada, el dinero estaba tan muerto como el muerto que
acompañaba. Ahora entonces cuando los Hunos empiezan a saquear tumbas y se
encuentran con grandes sumas de dinero, propio del medio que estaban
invadiendo, hablamos de Europa desde el Rhin para abajo. Por ese
acontecimiento cuasi fortuito de encontrarse con el dinero destinado a los ritos

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funerarios los Hunos sin que incorporaran nada nuevo en la producción mas que
su propia presencia, su deambular nómade por el nuevo territorio y el consumo
que ellos mismos producen se convierten en un factor fundamental de
dinamización de la economía. Comienzan a generar de un modo totalmente
fortuito un alto nivel de intercambio, obviamente empiezan a usar el dinero para
comprar y vender, pero aparte ellos mismo son un flujo, es un flujo nómade y
migratorio, y empiezan a generar un efecto de intercambio, de movimiento y de
circulación de mercaderías y de dinero por su propio movimiento, entonces
nuevamente se encuentran dos flujos fundamentales, la producción del trabajo
con el dinero. Es más, los Hunos en determinado momento se dan cuenta que a
partir de la acumulación de dinero que ellos han logrado, el dinero aunque valía
poco, para ellos producto de su acumulación igual valía mucho, porque para
conseguirlo lo recogían de las tumbas como quien cosecha.
Vuelcan nuevamente ese flujo sobre el cuerpo social y al derramarlo ese
dinero empieza a revalorizarse porque la economía empieza a moverse por ese
mismo flujo migratorio que este pueblo nómade produce, ya que en su
deambular roban, intercambian, así generan y acumulan riqueza, que después
vuelcan nuevamente al medio social por el que se desplazan. Necesitan moverla:
si vos tenés la bolsa llena y no movés nada, la bolsa por mas que esté llena no te
sirve de nada. Ellos levantan la economía y en vez de expropiar la tierra empiezan
a comprarla con el dinero que han acumulado, porque algunos nobles y muchos
campesinos en esta época estaban muy arruinados, también éste es un momento
de descodificación, de desterritorialización, efecto de la gran crisis del Imperio y
de este gran flujo migratorio conocido como las invasiones bárbaras, pero ese
momento no es el momento del capitalismo.
¿Por qué ese momento histórico de descodificación del cuerpo social y de
desterritorialización no da como resultado el capitalismo?
Es un momento en que si bien se desterritorializa el dinero, se decodifica, y
adquiere esa característica nueva de ya no estar apegado a una localidad, porque
recordemos que el dinero que hasta ese momento estaba relativamente
circunscrito a un reino, adquiere una tendencia al internacionalismo
acompañando el proyecto político del cristianismo, pues comienza a derramarse
sobre todo el cuerpo de la tierra, al encontrarse con el flujo migratorio masivo
realizado por viquingos y hunos. Quien produce el internacionalismo es el
cristianismo no sólo en el plano de la religión sino también, a nivel de la
organización política y militar que termina por dar legitimidad al nuevo mundo
cristiano en toda su extensión.
Para que surja el capitalismo se va a necesitar que el hombre sea
descodificado y desterritorializado, pero que además se produzca el encuentro
con el capital bajo su forma de capital industrial. Hay tres niveles que nos indican
la preeminencia de la máquina en la producción del mundo en el cual vivimos, de

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nuestro mundo. De ahí que «Matrix» sea una de las películas en las cuales se
devela con más claridad una de las facetas de lo que actualmente somos.
Muestra como el inconsciente es inconsciente maquínico y no representacional.
La primera operación es la desterritorialización del hombre y la construcción
de la clase social.
La invención del concepto de clase social es una construcción de la burguesía.
Es la burguesía la que toma conciencia de clase y asume la Revolución Francesa,
tirando abajo a la aristocracia y la Iglesia e instituyendo los valores de
fraternidad, igualdad, y libertad.
La libertad que se introduce con la Revolución Francesa es la de comprar y
vender la fuerza de trabajo. El hombre es libre de vender su fuerza de trabajo y el
capital es libre de comprarla. El gran problema del capital no ha sido nunca la
migración sino cómo hacer que el flujo migratorio de hombres acompañe la
migración del capital y se adecúe a ella, cómo lograr que el capital se pueda
mover libremente y generar las condiciones para conectarse con este otro flujo
de fuerza de trabajo, cuando se encuentran estos dos flujos es cuando se
produce realmente capitalismo, hasta ese momento no quiere decir que no se
produjera capital, pero no por ello el capitalismo emerge como sistema.
El movimiento migratorio contemporáneo actualiza ese pasado plegado en
nuestra época. El capitalismo requiere de una operación subjetiva por la que la
riqueza deja de ser algo cosificable, Ricardo inventa la economía política, hasta
ese momento lo que existía era análisis de la riqueza. La riqueza estaba
directamente vinculada al stock y al lugar de prestigio, que vinculaban las riquezas
que se poseían en función del lugar social que se ocupaba, respondía bajo el
sistema feudal en función de una codificación previa, en tanto el lugar social
estaba mas o menos preestablecido. La operación de descodificación permite
liberar los flujos y requiere reterritorializar la riqueza en la noción de propiedad
privada, hasta ese momento la propiedad privada como tal no existe, hasta que
la riqueza no sea una operación subjetiva, en el sentido de que la riqueza pasa a
estar condicionada por un vinculo de apropiación, que a partir de la formula que
Ricardo nos lega, pasa a ser apropiación del trabajo acumulado.
La riqueza pasa a ser trabajo acumulado, como efecto sobreviene la
alineación del trabajador en el trabajo abstracto, por eso es subjetiva y como
señaló Marx las nuevas formas de explotación capitalista se resumen en la
plusvalía expropiada por el capitalista. La riqueza será trabajo abstracto que se
reterñtorializa en la propiedad privada y por primera vez surge la idea de que algo
que es propio a la vez es privado y con la revolución burguesa se logrará una
expresión jurídica de la nueva relación subjetiva de la propiedad con la riqueza a
través de nuevas leyes que fundan el derecho a la propiedad privada. A nadie que
no fuera un burgués se le iba a ocurrir creer en la propiedad privada, si la
propiedad para los nobles no era privada, sino divina. Eran relaciones de linaje

55
con la tierra. El linaje vinculaba la sangre con la tierra constituyendo un flujo
continuo, un filum maquínico.
La otra operación es la que hace necesariamente a la construcción de este
hombre libre que tiene que creerse dueño de si mismo; necesariamente porque
sino no puede vender «libremente» su fuerza de trabajo. Pero además tiene que
ver con el problema del gobierno, del nuevo modo de organización social,
decimos nuevo modo porque podemos fijar claramente un corte que permite
señalar el acontecimiento, en realidad es una marca, un signo sobre el cuerpo
lleno, pues hay algunos puntos de subjetivación que son claves y que nos
permiten decir que en un período histórico mas o menos determinable se da esta
transformación que indicábamos y que claramente nos permite señalar un corte
y extraer una diferenciación de un flujo, ya que pensamos también en el socius
como un flujo indiferenciado (cuerpo sin órganos de la sociedad).
Ahora evidentemente la segunda operación simultánea a la subjetivación de
la propiedad privada es ésta especie de doblado, o de plegado del campo social
sobre la familia, más precisamente de los investimentos libidinales del campo
social sobre la estructura familiar, porque eso nos lleva directamente a la
segunda operación fundamental que es la construcción de la idea de vida privada,
no sólo la creación de la noción de vida privada sino la institución de la vida
privada porque hasta ese entonces la vida privada obviamente tampoco existía, a
partir de ahí existe la vida privada, esa es otra cosa fundamental, propiedad
privada y vida privada.

El viejo barrio Peñarol, antes de serlo fue pueblo, cuando la compañía inglesa
dueña del ferrocarril decide instalar sus talleres crea literalmente un pueblo
entorno a los edificios fabriles, este es un ejemplo claro, quien ha ido a Peñarol
donde hace años desarrollamos una clínica social y ha visto el barrio obrero,
habrán podido observar que las casas son todas iguales, están perfectamente
diagramadas, su construcción es una labor de ingeniería social, ahí vemos como
la estructura arquitectónica condiciona la estructura de la familia moderna al
capturar sus flujos, colocar un dique aquí otro allá, en el sentido de dar forma a la
familia nuclear que es producida a imagen y semejanza de la burguesa y
expresamente desarrollada como una estrategia de control de los flujos. La
reproducción humana es fundamental para este proceso productivo. ¿Qué es lo
que nosotros debemos ver como esquizoanalistas? Ahí donde los psicoanalistas
ven a mamá y papá y ven una figura parental lo que nosotros tenemos que ver
además es un intercesor y un agente de transmisión o de generación de un flujo
social y no solo familiar. Cuando el padre de Schreber en su delirio político social
toma como materia a su hijo, no está estableciendo una relación estructural
edípica, no está estableciendo una relación de castración en el sentido simbólico,
no le está dando una estructura edípica, lo que le está dando al mundo al
modular a su hijo es un sistema político y social, y todo el delirio de Schreber se

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puede entender si nosotros no perdemos de vista esa diferencia. El paranoico
rico escapa al asilo porque ocupa lugares de privilegio en el esquema de poder
tanto estatal como económico, mientras que el paranoico que llega al hospital o
bien es pobre, o bien no ha logrado maquinar con el poder.

Los amores en los que uno entra, inconscientemente y a través de las


personas amadas, se tratan a su vez de amores con otros universos, o con otros
medios, políticos, económicos, sociales, jurídicos, y eso es algo imposible de
obviar si nosotros queremos escapar al aplastamiento de la producción deseante
bajo el aparato edípico. Qué espantosa la imagen del deseo que nos brinda el
psicoanálisis ¿Desde Freud a Lacan, qué nos dicen del deseo? Que el deseo es una
tensión insoportable, desagradable, o sea, para Freud el deseo es desagradable
aunque lo vincula al placer, Lacan va a ir un poco más allá y lo va a vincular al
goce. Ahora, no hay forma más efectiva de matar al deseo que vincularlo a la
falta, al placer o al goce, porque entonces como han hecho todos los sistemas
místicos y los sistemas hedonistas también, se opera matando al deseo
vinculándolo justamente a aquello que le falta al sujeto, el deseo entonces qué
es, es aquello que va a mover, a activar, porque perseguirá aquello que falta, así
que toda esta historia, toda esta parafernalia de la falta es muy linda, pero es
más vieja que el agujero del mate. Esa operación que Freud encuentra en el
sujeto dividido es tan vieja como la construcción del logos, y no va mas allá de
Descartes cuando la producción de enunciados queda oculta en el cogito que es
una reedición de lo que ya habían producido Platón y Aristóteles bajo nuevas
condiciones, crea condiciones subjetivas de aparición del sujeto del capitalismo,
cogito que expresa la nueva alianza entre teología y ciencia, es la alianza entre la
iglesia, el estado moderno y la ciencia como nuevo legitimador de los discursos y
la producción de un nuevo modo de pensar subsumido a la razón. Pero no deja de
ser la renovación del viejo logos, lo nuevo es que construye al sujeto a partir de
ordenar que solo obedecerá a si mismo. ¿Qué es sino la operación de Edipo que
termina arrancándose los ojos por obedecerse? Tu eres el jefe pero deberás
obedecer los dictados de la razón. Inmediatamente el sujeto es elevado a la
categoría de legislador, será libre en la medida en que asuma la responsabilidad
del legislador. Esta operación es lo que hace que la enunciación quede capturada
en la máquina representacional bifronte, al grado que el sujeto inmediatamente
se divide en el sujeto de la enunciación y el sujeto del enunciado. En definitiva
como proclamaba Humpty Dunty en relación a las palabras solo se trata de saber
quien manda.

Con la filosofía de la representación el sujeto ya nace partido, nace escindido,


no puede ser de otro modo. El dualismo lo que viene a encubrir es que el
sometimiento de los flujos y de las máquinas deseantes será en nombre de la
razón. La razón queda emplazada en el lugar del logos, es la esencia del logos.

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Estamos nuevamente en el comienzo, en el mismo lugar en que habíamos
empezado la clase de hoy, es el tema del problema de la construcción del
pensamiento racional a partir del principio de la esencia, la forma para los griegos
es equivalente a idea, idea y forma tienen una identidad, son dos modos de decir
lo mismo. La forma tiene una figura exterior y una figura interior, diremos forma
a esa figura interior que de lo que nos habla es de la esencia de las cosas y la
esencia de la cosa es la idea.
La operación reduccionista, codificadora que se expresa en la interpretación
psicoanalítica da al deseo no sólo una forma sino una representación. Porque la
forma es lo que va a permitir decir esto es de tal especie, de tal género, de tal
categoría. Genera un efecto de categorización, y vamos a observar que si
partimos de categorías formales, no sabremos nada sobre las relaciones
afectivas de «eso» que estamos viendo. Si lo capturamos por sus formas y no por
sus relaciones afectivas no podremos captar sus procesos deseantes. El haber
introducido en el campo de trabajo la idea de que este es un campo corporal y
afectivo a mí me parece clave, no podemos seguir pensando un campo corporal y
afectivo como formas y representaciones, desde el punto de vista formal, o
esencial o trascendente.
El primer movimiento como esquizoanalistas es abrir edipo, romper las
ataduras que impiden que el individuo pueda componerse con el campo social e
histórico, recorrer sus flujos, como experimentar los flujos que lo recorren, e
investir directamente el campo social, porque de hecho, para decirlo en términos
bien criollos, el paciente neurótico viene dando vueltas alrededor de la tragedia
familiar sin solución de continuidad, el tema no es que resuelva eso, es que lo
abandone, para ocuparse de cosas mas importantes para su vida. Cuando vienen
mucho con mamá y papá hay qué abrir un poco la ventana y dejar que entre un
poco de sol y de vida. Claro, a veces es más complicado, se está tan prendido a
eso, estamos de acuerdo, pero hasta que no logremos un raspado ni siquiera
estamos cerca de producir un análisis, recién podríamos decir que nos estamos
aproximando a desglosar un camino para llegar a una región donde ya no haya
nada que decir o hacer con mamá y papá, lo que interesa justamente es
determinar cuáles son sus máquinas deseantes, cuáles son las máquinas
productoras de deseo y como funcionan singularmente. Ya al decir máquinas
productoras de deseo tenemos que decir máquinas productoras hasta inclusive
de formas, porque con la máquina deseante lo que tenemos que hacer es
preguntarnos en definitiva cómo funciona, cómo funciona la máquina de hace
pipí de Juanita, en vez de obturarla con una representación: «lo que pasa es que
Juanita en realidad tiene fobia, y la fobia es por el miedo a la castración». Se
detiene todo el proceso productivo al hacer pasar los flujos que Juanita emite y
recibe por un aparato teórico (Edipo) que funciona como la clave o criba que
permite capturar y codificar los flujos. Ni siquiera es estrictamente una

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codificación la que se realiza con Edipo, como bien dicen Deleuze y Guattari, es
una axiomática.
El primer movimiento psicoanalítico es hacer pasar todos los flujos por la
cripta de la castración, a partir del complejo edípico hay tres cosas posibles que
pueden suceder: o bien el nene desea a la mamá y quiere matar al papá, o la
mamá se alía con uno de los dos y aparece como la madre terrible o el papá se
alia con la mamá y vacían al nene y establecen el orden del secreto y como
efecto las escenas primordiales ocuparán el centro del complejo.
Todo se resume a esa estupidez, pero esa estupidez tiene un efecto en la
cultura, y además, es directamente efectuada en la institución familiar:
determinando relaciones de composición y descomposición, y relaciones de
distancia y de velocidad y lentitudes de los cuerpos que habitan una morada…
Estamos en lo más tradicional de la interpretación psicoanalítica, en su
dispositivo el niño puede ser el pequeño déspota o el gran sometido, o
simultánea y alternativamente cualquiera de las dos cosas.
Para nosotros el problema es hacer oscilar el deseo, es el segundo
movimiento, hacer oscilar el deseo desde el polo paranoico hacia el polo esquizo,
jamás hacia el nudo neurótico, pues eso lo envenenaría todo, haría caer el
proceso en el círculo de la posición depresiva,
El gran invento de Klein es deprimirnos, ¿quién quiere estar deprimido? la
depresión como coinciden los psiquiatras del mundo es una verdadera epidemia.
Un loco no te envenena, un neurótico si, no es una metáfora, no es una
provocación de Deleuze y Guattari, es cierto, lo neurotiza todo, es contagioso, es
la peor de las pestes.
Trabajar con los agenciamientos de enunciación colectiva o agenciamientos
maquínicos como los llaman Deleuze y Guattari; lo otro que hay que ver es cómo
esa máquina deseante además de tener un modo de funcionamiento tiene un
modo de investir la máquina social, está en el centro de la máquina social que
está conectada a ella, es el corazón de una máquina social
Un individuo no designa solamente una persona, porque una persona es un
rol; claro que hay padre, madre e hijo, está claro, si esos son los roles familiares,
y la máquina familiar funciona como máquina familiar, no se pretende que
produzca otra cosa que hijos como reproducción de la fuerza de trabajo. El
movimiento Lacaniano genera además otra sustitución, ya no es solamente la de
la seducción real, ni el fantasma, o la fantasía en la escena familiar imaginaria,
no, ya no alcanza. Sustituyen al propio Complejo Edípico por el Complejo de
Castración. Lacan va a decir, pero Edipo no es lo importante, Edipo no, por eso su
construcción del objeto «a» y todos desarrollos teóricos, ¿pero qué es lo que
mantiene Lacan? La escisión entre el sujeto de la enunciación y sujeto del
enunciado a partir de la castración, es lo que la barra de su esquema representa;
a partir de la cual queda separado el significante del significado.

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El esquizoanálisis propone los agenciamientos maquínicos, en lugar de sujetos
del discurso, una máquina de enunciación. La noción de agenciamientos
maquínicos y agenciamientos colectivo de enunciación viene a superar el
concepto de máquina deseante, por ellos circulan, se producen y trasmutan los
afectos, en tanto distinciones de la libido.

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La clínica esquizoanalítica: entre la multiplicidad y los
agenciamientos de enunciación colectiva
En la clínica esquizoanalítica nos interesa desmarcarnos de la operación
cartesiana que se actualiza al emplazar el yo como centro de la enunciación. Yo
que a su vez se desdobla ya que es tanto mas libre en la medida que obedece su
propia voluntad, conformación del yo instancia, en tanto centro emisor de
ordenes que luego el mismo vendrá a obedecer: yo corro, yo camino, yo hablo;
componiendo la ilusión de que todo partiría de un yo, para luego comprobar
nuevamente la existencia del yo en la precisa medida en que pienso luego existo.
Desde la perspectiva del cogito, el pienso es emplazado en el lugar donde el yo es
reterritorializado, lo que se deriva de esta instancia interiorizada, afecta la
existencia y la acción del pensamiento que aparece como una especie de efecto
milagroso que rige lo que el cuerpo realiza en tanto sujeto de enunciado.
¿Se entiende cómo se establece la división entre la mente y el cuerpo a partir
de la operación cartesiana del cogito?
Lacan desplaza la escisión al ubicar la castración simbólica como una
operación constituyente del sujeto.
La operación de castración viene a resolver el complejo de Edipo, desde la
perspectiva lacaniana ya no es importante el padre y la madre real, ni el registro
imaginario que en Freud mantenía central importancia. Ni siquiera importa el
primer movimiento freudiano que coloca la fantasía en el centro de la
experiencia psíquica, componiendo un mundo interno donde la fantasía se realiza
en un teatro imaginario inconsciente, puesto que a partir del viraje lacaniano el
análisis del inconsciente quedará reducido a un análisis del discurso en relación
con la axiomática psicoanalítica. El enunciado lacaniano, la afirmación de que el
inconsciente se estructura como un lenguaje, oficia de soporte para una
operación que Deleuze y Guattari denominan axiomática. A diferencia de la
codificación y descodificación del inconsciente que en determinado momento el
movimiento freudiano intenta con el análisis de los símbolos, Lacan opone un
axioma, establece una serie de invariantes por las cuales todo acontecimiento es
capturado, del mismo modo que todo es interpretado por el axioma de la
castración edípica que opera como si se tratara de una especie de embudo por el
cual los flujos libidinales se ven forzados a pasar, establece relaciones imposibles
de evitar, de algún modo no codifica, sino que sobrecodifica la producción
deseante al establecer nuevos plegados de un código sobre otro código. El viraje
de sustituir primero al padre real por la imagen del padre y luego por la función
del padre, no es ni más ni menos que el propio proceso de construcción de la
axiomática del nuevo dogma psicoanalítico. La función padre que instala el
psicoanálisis difiere con el sentido sociológico del concepto. El psicoanálisis ubica

61
la función padre en relación a la función del lenguaje, desplaza la escisión en el
discurso y relaciona la función padre al complejo de castración introduciendo así
la ley.
Como dicen Deleuze y Guattari en el Antiedipo: «Todo ocurre como si la
cadena llamada significante, formada por elementos en si mismos no
significantes, de una estructura polívoca y de fragmentos separables, fuese el
objeto de un tratamiento especial, de un aplastamiento que sacase su objeto
separado, significante despótico bajo cuya ley toda la cadena parece desde ese
momento suspendida, cada eslabón triangulado.» «…pasamos así de los objetos
parciales separables al objeto completo separado, de donde se derivan las
personas globales por asignación de carencia.»
La función padre deviene función de separación, en definitiva de castración,
son funciones que vienen a ordenar las relaciones posibles entre el significante y
el significado para la composición de un discurso, entonces todo discurso va a
constituirse a partir de la operación de extracción del otro absoluto contenido en
la función madre (como portadora de la lengua materna).
La función paterna va a discriminar el yo y el otro de distintas maneras, de
todas las maneras posibles, entonces ahí lo que va a aparecer como primera
discriminación es la aparición del pequeño otro, de ese resto que viene a
constituir al sujeto que en principio es una nada, ese resto que cae, eso que es
separable de la cadena, Lacan presenta el nombre del padre como el significante
primordial porque desde su perspectiva es el que da lugar a todo el desarrollo de
la cadena y va conectado al deseo del otro en la medida que la madre hace
evidente su deseo ante el niño cuando desvía su mirada y hace patente que hay
otra cosa que ella desea.
«Por ejemplo, en el código capitalista y su formula trinitaria, el dinero como
cadena separable se convierte en capital como objeto separado, que no existe más
que bajo el aspecto fetichista del stock y de la carencia. Lo mismo ocurre con el
código edípico la libido como energía de extracción y de separación es convertida
en falo como objeto separado, no existiendo éste más que bajo la forma
trascendente de stock y de carencia (algo común y ausente, que falta tanto a
hombres como a mujeres). En esta conversión lo que hace es volcar toda la
sexualidad en el marco edípico: esta proyección de todos los cortes-flujos sobre un
mismo lugar mítico, de todos los significantes en un mismo significante mayor».
Lo que oponen Deleuze y Guattari a la reducción lacaniana del significante
primordial, al nombre del padre, son los nombres de la historia, todos los
nombres de la historia, que es lo que la verdad del delirio nos revela.
Ahora esta cuestión del código nos plantea un problema, que es lo que viene
a señalar la máquina esquizoanalítica. En ella se hace referencia permanente a
por lo menos tres autores que son claves ya que van a introducir un desvío en la
lingüística moderna a través de la semiótica. Sus propuestas, coincidente en

62
algunos aspectos importantes con una conjunto de lingüistas no estructuralistas
que introducen nuevas teorías posibilitando concebir un lenguaje vivo y no
abstracto. Me refiero a Bajtin, Helmsev y Peirce, profusamente citados en las
obras que componen el corpus del esquizoanálisis. Este último no viene de la
lingüística, sino directamente del campo de la semiótica, Peirce trabaja
magistralmente el tema de la percepción y la imagen, es un teórico que trabaja la
imagen y que realiza una importante serie de estudios sobre el signo. Por otra
parte Bajtin plantea una concepción radicalmente distinta a la lingüística
estructuralista fundada por De Saussure. Este último es un autor básico para
entender a Lacan, pero hoy por hoy gracias a la psicolingüística y otras disciplinas
asociadas que están trabajando a estos autores nos dejan en condiciones de abrir
los planteos del esquizoanálisis.
Bajtin plantea al abordar la lengua y el lenguaje una disposición que nos
permite conectarla directamente con la idea de multiplicidad de Bergson y que
intensifican Deleuze y Guattari. Lo que Batjin va a afirmar es que en definitiva no
solo la lengua o el habla son algo vivo, sino que inclusive el propio lenguaje lo es.
Entiende que no es la estructuración de las series de significantes y significados
las que dan sentido a los actos de lenguaje, sino que la unidad básica que nos
permite un análisis no abstracto de la lengua y de los hechos del lenguaje serán
los enunciados, ya que el enunciado implica necesariamente una serie de
elementos que tienen directamente que ver con el territorio social en tanto
aquellos solo se producen entre hablantes. Va a sostener incluso que la expresión
es primera y solo luego interiorizada ya que esta interiorización de la expresión
será la base de la construcción psicológica del mundo interno, que también por lo
tanto es un territorio existencial. Coinciden plenamente estas
conceptualizaciones que el esquizoanálisis viene afirmando y sosteniendo desde
hace más de tres décadas con algunos desarrollos conceptuales de la psicología
social local, de carácter mas o menos freudo-marxista y pichoniana. Desarrollos
de la psicología social que han sido potenciados, deformados y otros
simplemente abandonados o aniquilados a partir del fermentai encuentro con los
trabajos de Foucault, Deleuze y Guattari; ellos nos ha permitido —por el
movimiento que retoman—, pensar mas allá del lastre hegeliano.
Volviendo a Batjin, lo interesante a mi modo de ver de esta idea del diálogo
interno, es su implicación no solo en el análisis del discurso, tomando el
enunciado como unidad, sino en la posibilidad de que a partir de su análisis los
procesos clínicos devengan esquizoanalíticos. Cosa que ya había realizado
Nietzsche cuando plantea que tanto la ideología como las palabras no es lo que
realmente interesan, sino que ellas no son mas que el polvo que el choque de los
cuerpos levanta ¿Qué plantea en definitiva Nietzsche? Lo que Importa son las
fuerzas, el campo de fuerzas, nosotros diremos sin apartarnos un ápice de su
propuesta que en la clínica esquizoanalítlca lo que importa analizar será el campo

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corporal y afectivo, sus agenciamientos maquínicos, su plano de organización y
su plano de consistencia.
Intentemos analizar el campo social e histórico en términos de flujo y
retomemos el planteo que ya realizábamos —siguiendo a Deleuze— de que un
enunciado y una enunciación tienen un lugar de emplazamiento, primero que
nada en un espacio concreto, puesto que definitivamente están localizados, se
producen en un territorio localizado, el enunciado no es dicho o silenciado en lo
abstracto; es dicho o enunciado entre hablantes, en un espacio concreto; no es
lo mismo un enunciado desplegado en la Facultad que en la calle, cambia el
sentido de lo dicho aunque se utilice la misma frase. Imaginemos las múltiples
formas de referirse entre por ejemplo un hombre y una mujer y pensemos los
diversos modos de aproximación en estos espacios; pues ya está actuando en el
enunciado otro espacio que llamamos colateral que viene a separarlos en
términos de categoría y de géneros.
Toda institución de alguna manera como decía Foucault tiene dos polos, un
polo que vendría a componer un aparato productor justamente de enunciados
que conforman un conjunto de reglas que son aquellos procedimientos que
determinan la legitimidad o ilegitimidad de los enunciados que han quedado mas
o menos establecidos manteniendo un orden de la repetición y que de algún
modo permiten identificar que esa institución es esa y no otra. Imagínense
encontrándose en un banco con un individuo del sexo opuesto, allí, salvo que
haya una relación de amistad, la relación desde un punto de vista corporal y
afectivo podemos decir que será distante, lo que se puede decir ahí entre los
hablantes tiene directamente que ver con el contexto, con el espacio
institucional. Por ejemplo el propio enunciado será posible de ser enunciado solo
si forma parte del grupo de los enunciados asociados a ese espacio, porque y
aunque se utilicen las mismas frases el sentido dependerá del lugar y
emplazamiento de los hablantes, de modo y en consecuencia que el sujeto y su
emplazamiento vendrán a ser una función derivada del enunciado. Verán que un
enunciado no es una frase, la misma frase dicha en una discoteca o en un aula
tiene sentidos en la comunicación y consecuencias en los actos muy diversos
según sea enunciado en un lugar u otro ¿Por qué no es lo mismo? Porque entre
otros elementos heterogéneos en el enunciado están plegadas las relaciones
sociales y estas últimas van a envolver las diferencias de género, de clase, de
estrato social que cada uno ocupa, en definitiva por las relaciones sociales y
económicas que se establecen entre sí y entre los hablantes.
Un enunciado concreto está relacionado —decía Foucault— a una familia o
grupo de enunciados, entonces un enunciado va a tener un espacio adyacente en
el cual hay un número de enunciado finito que le corresponden por el cual ese
enunciado está conectado y ese grupo de enunciados es perteneciente a ese
espacio, o sea están en un espacio adyacente al espacio local en donde la

64
enunciación se produce, pero son propios de ese espacio aunque
permanentemente pasen de un espacio a otro, además necesariamente se va a
presentar otra dimensión que Deleuze llama espacio correlativo, el enunciado se
da en un espacio pero refiere a un espacio correlacionado, ese espacio
correlacionado al cual el enunciado va a estar directamente relacionado va a
tener que ver con los sujetos, con los objetos y con los afectos que fluyen en ese
espacio. Por último también hay implicada una dimensión institucional que
confluye para darle sentido a eso que se dice. Entonces un enunciado tiene una
composición compleja, heterogénea y no personológica, aunque también pueda
implicar formas y personas.
Este diálogo polifónico se compone de una multiplicidad de fuerzas que se
manifiestan como vías y voces (potencias) que se encuentran y toman distintas
formas de expresión y diversas formas de contendido, las formas de contenido
no solo estarían dadas por el espacio subjetivo, —ya que podríamos pensarlo
desde esta perspectiva— sino porque va a ser intrínseco al propio discurso en el
sentido de que es lo que lo compone, es aquello que contiene, pero a la vez es
aquello que se expresa en la expresión. La expresión se va a dar siempre en un
medio social, pero el diálogo interior a su vez se despliega en función de ese
medio social que ha sido interiorizado.
Imaginémonos en una situación clínica ¿con quien habla el que habla? Y si es
en un grupo ¿con quien hablan cuando están hablando en el grupo? Es dudoso el
hecho de que estén solo hablando con quien tienen enfrente. Realmente no
hablan solamente con ese sujeto, en la medida que el sujeto es adjudicado, y en
este sentido toda la teoría pichoniana se adelanta a estos desarrollos actuales,
aunque sea de una manera muy rudimentaria porque Pichón sigue pensando en
una idea de comunicación que implica una relación receptor-emisor francamente
abstracta, maneja una teoría de la comunicación arcaica para nosotros, pero
vigente en su época. El concepto de esquemas referenciales y de diálogo
inmanente a los vínculos interiorizados que Pichón planteaba permite
aproximarnos a esta remozada noción de dialogo interior. Su grandeza y
genialidad reside en aproximarse del modo más sorprendente e inteligente a
nuevas realidades.
Actualmente los desarrollos de Batjin retomados por el esquizoanálisis nos
permiten conectar directamente con la idea de multiplicidad que a su vez hace
estallar la noción de estructura. Definitivamente ya no hablamos de invariantes,
por el contrario nos interesa la variación continua y la afirmación de la
diferencia (relación diferencial) que construye su sentido en la medida que los
flujos entran en conexiones heterogénicas, ya no hay nada dado fuera de los
devenires y agenciamientos, incluso las estructuras no dejaran de estar pobladas
y trabajadas por ellos. Estos flujos heterogéneos, palabras, palabras-partículas,
imágenes, cosas, cuerpos, objetos parciales, componen a la vez que habitan

65
campos de fuerzas, se efectúan en conjuntos de enunciados que se corresponden
a ese espacio, enunciados que son los que han sido dichos o los que están por
decirse que aparecen en su cualidad de potencia o potencial en un campo
corporal y afectivo. Potencias en la medida que es lo intensivo que puede
recorrer un cuerpo o desplegarse en un campo sin abandonar el plano de
inmanencia, o conformar un plano de consistencia aunque no necesariamente
esté o sea desplegado. Todo el universo de lo local está contenido en el
enunciado. Entonces pasar de la idea de significante y significado a la idea de
enunciado implica directamente vérnoslo con las fuerzas y las relaciones de los
cuerpos y objetos entre sí y pensar en su capacidad de afectar y de ser afectados
pero además presentándose ya no en relaciones biunívocas constituyentes de
estructuras, sino en agenciamientos de relaciones heterogenéticas complejas o
maquínicas. El diálogo al que hacemos referencias expresa la multiplicidad, son
múltiples voces y vías manifestándose al mismo tiempo, coextensiva y
simultáneamente, algunas en contradicción sin que necesariamente entren en
relaciones dialécticas y otras que ni siquiera se contradicen componiendo lo que
Bajtín llama una polifonía. Esta máquina (el dialogo polifónico) es un
agenciamiento de componentes heterogéneos que producen y maquinan
enunciados, afectos y signos, que como función derivada nos producen un yo.
El yo nunca está donde se lo busca, nunca está en el supuesto interior de una
persona, es lo menos interior, si estamos viendo que el yo es ni mas ni menos que
la imagen que las cosas y los sujetos nos devuelven y que como mostraba muy
bien Lacan a través de la teoría del espejo no es mas que una imagen deformada
que opera en el «entre». El yo se revela sin esencia, puro efecto de una estrategia
de poder que tiene como objeto el disciplinamiento del cuerpo y la construcción
del yo instancia como función derivada. El yo y las estructuras psíquicas y/o
vinculares nos revelan su «esencia» con solo pensar en la estrategia de sujeción,
de servidumbre que la formación capitalista del sujeto necesariamente implica,
como ya Nietzsche señalaba.
Las nuevas formas de construcción del capital ya ni siquiera se interesan en
construirnos un yo, cada vez las formas de servidumbre se revelan como
«siervomecanismos». Abre o presiona y/o amplifica la fuerza, entonces lo que
hace es un frenado. Actualmente en la mecánica el ABS a superado al dispositivo
de servomecanismo, por ser un freno inteligente y cada vez mas a lo que nos
acercamos es a que el hombre como pieza de máquina adquiere las capacidades
del ABS. Como piezas de la máquina ya no es necesario la complejidad de
funciones que implicaba un yo, ni siquiera la característica de la coherencia, solo
nos están dejando la capacidad de abrir y cerrar, nada mas. El yo pienso, luego
existo, cada vez interesa menos al sistema. Ahora ello no implica que no
necesitemos mas información, estar cada vez mas formados para decidir si se
deja fluir o se corta el flujo, es una evidencia. Creo que la imagen del piloto de la

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Nave de Morfeo[5], que ya no necesitaba la traducción en imágenes, le bastaba
con leer el flujo codificado que observaba en pantalla sin necesidad de «ver» las
formas, sería el paradigma de la nueva pieza hombre maquinando como parte
componente de las nuevas máquinas robóticas e informáticas, las nuevas
máquinas inteligentes de producción. Nuevas piezas de máquina que componen
inclusive las nuevas máquinas burocráticas y financieras que deciden que pasa y
que se bloquea, inscribiendo su movimiento en la esfera de registro, la
organizaciones actuales requieren uno o varios operadores que estén conectados
a la máquina como su función principal para decidir si el flujo continua o si el flujo
se corta, los nuevos operadores ni siquiera tienen la posibilidad de variar la
calidad o la cualidad o el tipo de flujo sino simplemente decidir si fluye o no fluye
y aunque la función cada vez se paga mas, es claro que hay menos plazas para
esa función que implica la incorporación de nuevos conocimientos.
Guattari cuando introduce la noción de «siervomecanismo» lo hace jugando
con la idea de que afrontamos una servidumbre de nuevo tipo; ya no nos las
vemos con el sujeto de los estructuralistas del sujeto sujetado, ya no interesa que
este sujetado, al contrario, al capital le interesa este otro tipo de servidumbre.
Dice Guattari en «Cartografías del deseo» en una nota al pie donde precisa
este concepto: “El sentido cibernético de servomecanismo: sistema de control
automático, con retroalimentación (feed-back) largamente aplicado en la industria
de mecanismos, como amplificador de energías y cuya especialidad es el control
de los elementos. El término servo marca aquí una servidumbre mecánica. El
servomecanismo, invariablemente, posee como componentes un servo o un
servomotor (eléctrico, hidráulico o de otro tipo) que funciona como elemento de
control final.
Los sistemas reguladores, en la medida en que tienen entradas (input)
constantes por largos períodos, y apuntan a mantener la salida (output) controlada
constantemente, difieren de los ‘siervomecanismos’, en cuanto estos últimos
controlan la salida de acuerdo con la variación de entrada. Son empleados para
man— tener el equilibrio de entrada y de salida, sean cuales fueren las variaciones
y perturbaciones de entrada.
Los ‘siervomecanismos’ son normalmente diagramas de bloques que revelan la
dependencia funcional entre los elementos de un sistema de control.
La entrada y la meta (ideal) del sistema de ‘bajo control’, que recibe órdenes
(entradas) de los ‘operadores humanos’ corresponden a un sistema hombre-
máquina.
En este contexto los hombres son considerados como dispositivos que
procesan (transforman) información para una acción conforme a las necesidades
de un sistema dado. Desde este punto de vista las acciones humanas se limitan a
ser pensadas como adecuadas o no, en cuanto funciones de un sistema global”
Lo que importa es indicar una variación que el esquizoanálisis propone al

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colocar en lugar del yo el análisis de lo que ha sido disociado del ello, rechazar lo
estructurado en un discurso, oponerse activamente a la reducción de los
acontecimientos en función de un código pre-establecido que operaría como un
axioma: rechazar o mejor aún demoler Edipo a los efectos de ya no interpretar
todo lo que acontece en la situación clínica, o política o institucional para
aplastar los procesos bajo su axiomática. Situación clínica que nos obligaría a
abordarla bajo sus tres síntesis: conectivas, disyuntivas e inclusivas, situación
clínica en la que en la que realidad mas que introducir las «o” que afirmarían
disyuntivas excluyentes abría que afirmar las síntesis conectivas que nos
introducen en un medio rizomático, o sea que en vez de indicar “o bien, esto “o
bien, aquello» habría que decir «y, y, y, y además».
El agenciamiento de enunciación colectiva no deja de ser un agenciamiento
maquínico, que puede ir en su proceso de composición desde la fibra muscular
pasando por los humores y las pasiones que se puedan desplegar hasta una
acción componiendo un filum maquínico, de modo que una acción, una
expresión, un enunciado que necesariamente por lo menos implica otro
enunciado que expresa el sentido contrario sea o no dicho, necesariamente
entran en el juego agonístico de las fuerzas para componer el campo corporal y
afectivo.
Podemos apreciar ahora la diferencia clínica y metodológica que implica
empezar a desplegar esta polifonía que habita de forma descentrada nuestra más
íntima experiencia subjetiva, mas que en las unidades abstractas de significante y
significado volcaremos nuestra atención en los gestos o la entonación del
hablante. Batjin planteaba que en la entonación se jugaba, se expresaba la
valoración social.
Hace mas de diez años en «Cuerpo e imagen», escribí un breve capitulo
titulado pomposamente «Clínica y rostridad: Kafka los modos de expresión y los
procesos de subjetivación», utilice de este autor un pequeño extracto de su obra
que expresa claramente la cualidad de los problemas que aquí nos ocupan:
“Oscar M un estudiante de cierta edad. Al mirarlo de cerca lo impactaban a
uno sus ojos. Se detuvo una tarde de invierno en medio de la nieve en una plaza
vacía con sus ropas de invierno, el gabán encima una bufanda entorno al cuello y
una gorra de piel en la cabeza.’’
Evidentemente, se está planteando además de la descripción del personaje la
descripción de un paisaje habitado, que compone al personaje, a la vez que hace
evidente que el paisaje no seria lo que es sin él, sino además muestra al propio
paisaje plegándose en Oscar. Parpadeó al reflexionar dice Kafka, nos hace pensar
que si reflexiono es porque parpadeó, ya que al parpadear simplemente pone en
funcionamiento una operación básica: desconectarse de las imágenes que
provienen del exterior para generar las condiciones necesarias para re-flexionar.
El acto de flexionar la fuerza sobre sí-mismo, cerrar los ojos aunque no sea mas

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que momentáneamente nos permite ubicar la mirada interior y focalizar ese
diálogo interior. El diálogo interior tiene que ver no solamente con la reflexión,
ya que el mismo va mucho mas allá de la reflexión, justamente no deja de
escapar a la reflexión.
“Se había abandonado hasta tal punto a sus pensamientos que de improviso
se quito la gorra y se acaricio la cara con su piel rizada, finalmente pareció llegar a
una conclusión y con un giro de bailarín se volvió para regresar a su casa. Al abrir
la puerta de la sala de estar de su casa paterna vio a su padre un hombre
pulcramente afeitado con un pesado rostro carnoso erigido hacia la puerta estaba
sentado ante una mesa vacía. Al fin dijo este, apenas Oscar había puesto un pie en
la habitación. Quédate te lo ruego junto a la puerta porque estoy tan furioso
contigo que no respondo de mi. Pero padre dijo Oscar. Solo al hablar noto que se
habla cansado corriendo. Silencio grito el padre y se levanto cubriendo la ventana.
Silencio te ordeno y no me vengas con tus peros. Entonces agarro la mesa con
ambas manos y la acerco a un paso de Oscar. No soporto ya por mas tiempo tu
vida de crápula. Soy un anciano pensaba que en ti tendría un consuelo para mi
vejez pero me resultas peor que todas mis enfermedades. Vaya un hijo que con su
pereza, su prodigalidad, su maldad y porque no decirlo francamente con su
estupidez está llevando a la tumba a su propio padre.
Aquí el padre enmudeció pero movía el rostro como si aún continuase
hablando”.
El cuerpo, la entonación, los movimientos, los gestos, las órdenes, ese cúmulo
de elementos que componen y agencian en los enunciados, que si bien es cierto
son del tipo de los que solo pueden darse entre un padre y un hijo, expresan
mucho mas lo que acontece entre padre e hijo que lo que el análisis de la relación
significante podría darnos, la relación edípica aparece desbordada por todos sus
lados ¿lo pueden apreciar? Porque si bien el texto es profundamente edípico,
Kafka lo desborda, lleva la relación edípica casi al término de lo ridículo, al límite
de lo absurdo, pero lo hace desterritorializándolo de la manera más eficaz al
reproducir literariamente una escena cuasi naturalizada, esos gestos, esa mirada
¿como es esto de que el rostro sigue hablando? Y sin embargo cualquiera de
nosotros lo ha podido percibir. Ahora lo que él está poniendo en juego es el
diálogo interior pero para mostrárnoslo privilegia el acento en una de las vías,
acá hay una presencia clara y manifiesta, pero el padre va a tener muchísimas
vías por las cuales hacer oír su voz en el «contexto del mundo interior», pero solo
a costa de desterritorializarse. Es interesante como en la mitología y en todo lo
que es la literatura cristiana, el dialogo interior es representado: la tentación del
demonio que nunca es uno, que siempre tiene muchas caras, muchos rostros, que
siempre cambia de forma. Pero también apela a otras muchas voces como la del
padre, del hijo o del espíritu santo, o sea hay una especie de reconocimiento de
esta multiplicidad pero que sin embargo es aplastada por la trinidad. La trinidad al

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igual que en el psicoanálisis opera justamente sobre lo que hay que evitar, la
emergencia de lo caótico, de los flujos descodificados y de la multiplicidad de
voces. ¿Qué es lo que se viene a evitar con ello? Lo que viene a evitar esta
peculiar excrescencia de la máquina de Estado es una posición de autonomía,
cada uno de nosotros nos vemos sometidos a un yo que nos constriñe a ser una
unidad bajo su mando; nos dota de una aparente coherencia que funciona bajo el
influjo del logos; y por eso mismo ordena nuestras voces a través de los
elementos significantes separables de la cadena, separación que como bien
introduce el psicoanálisis es una amenaza de muerte o castración. El logos se
fundamenta o legitima en la amenaza de muerte que además se implica y
complica la cadena significante. Es en la cualidad del elemento separable o
separado de la cadena significante desde la perspectiva lacaniana que se
actualiza la amenaza de muerte como amenaza de castración. Se presenta como
lo que es propio del inconsciente, y no se señala que es producto de una
operación claramente desarrollada y efectuada en el seno de una relación de
poder ¿Quién efectúa esa operación que instituye Edipo? Como dicen los
psicoanalistas «Edipo está, no lo inventa el psicoanálisis». Si, pero como se indica
claramente en el Antiedipo, éste no es la fantasía de un hijo, sino la proyección
de la paranoia de un padre. Es el padre quien amenaza de muerte y no el hijo.
Incluso antes que el padre quien introduce la amenaza es la madre. Por otra
parte padre, madre e hijo no son mas que intercesores de flujo, es decir que
juntos y a su vez cada uno ya sea como agentes de producción, ya como
producto están sumergidos en un social histórico, viéndose permanentemente
desbordados por los flujos que lo recorren
El complejo funciona como un marcador de poder que viene a aplastar esta
polifonía de voces, cuestión que me parece muy interesante puesto que nos
permite introducir otra dimensión. Tomemos como ejemplo un caso del propio
Freud.
Juanito y su madre:
«Ella pregunta: Pues, ¿por qué miras así?».
Juanito: «Solo para ver si tu también tienes un hace-pipi».
Mama: «Naturalmente, no lo sabías»
Juanito: «No; pensé que como eres tan grande tendrías un hace pipi como el
de un caballo».
¿Es un problema de proporciones? ¿Qué es lo que observa Juanito?
Que las mujeres hacen pipi igual que él, y de ello deduce que realmente tienen
un hace-pipi, es la función a lo que Juanito hace referencia y no a la forma. Freud
no logra percatarse que Juanito está describiendo un nuevo agenciamiento,
incluso organiza en función del agenciamiento hace-pipi un sistema de
clasificación de lo animado y lo inanimado. El episodio de la estación ferroviaria
y la reflexión de Juanito sobre si la locomotora posee o no un hace-pipi es

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absolutamente esclarecedor y sin embargo para Freud no refleja mayor
importancia.
Juanito cree y lo dice que la locomotora hace pipi, entonces ¿donde tiene el
hace-pipi ? Luego prosigue, y las sillas y las mesas ¿no tienen hace-pipi ? No, ergo:
las locomotoras tampoco. Entonces el niño llega a la conclusión de que no tiene
un hace-pipi porque no es un ser vivo. Claro se podría decir que a Juanito lo
impulsa la curiosidad sexual y no le falta razón en eso a Freud. Lo que él no ve es
el régimen de afección en que Juanito se ve envuelto, el agenciamiento deseante
que maquina entre el enunciado y la enunciación y lo que el niño está
produciendo al componer su plan del deseo. El enunciado está referido a un
medio, a un espacio, a sujetos, a objetos a ciertas reglas de composición que
determinan el régimen afectivo que produce. ¿Qué es lo que puede un cuerpo?
hacer pipí entre otras cosas.
En otro momento este problema aparece con mayor claridad, cuando están
bañando a la hermana se da el siguiente diálogo:
— ¿de que te reís Juanito?
— Y de que tiene el hace-pipi muy chiquito.
Efectivamente lo tiene chiquito, comparado con el de él, que de todas formas
no es muy grande. La maquina de comparación comienza a efectuar su operación
y a diseminarse, y ahí si hay referencia a la forma, es uno de los modos en que las
maquinas deseantes (un hace-pipi) se ven constreñidas, capturadas por la
representación, es el modo como las intensidades y afectos son plegados,
primero al ser ordenados (clasificados) y luego informados (organizados)
codificando al órgano en el mismo movimiento en que se nos dota de un
organismo. Se organizan los órganos y se produce una subjetividad rellena de
representaciones, sueños y fantasías por efecto de una operación doble de
sobrecodificación, esta operación deja como resultado la composición de
relaciones binarias, como por ejemplo la que resulta de la oposición hombre-
mujer.
«Ve como bañan a su hermana de tres meses y dice, conmiserativo: “Tiene un
hace-pipi muy, pero muy chico».
Llama la atención como para Freud el sentido del acontecimiento queda
capturado por la representación del órgano, cuando Juanito está describiendo los
afectos y acontecimientos que arrastra en su devenir caballo. Para él es un
acontecimiento el orinar, está totalmente deslumbrado por ese régimen de
afecciones que se agencian en torno al enunciado. El «hace-pipi» es un
enunciado que designa un agenciamiento complejo. Juanito está describiendo un
flujo que lo conecta con otros cuerpos y medios; es por ello que está totalmente
interesado en proseguir su investigación. Y no por ello deja de tener razón Freud
con la relación que establece con la fase del desarrollo de la sexualidad, pero ese
no es el mapa que Juanito traza en sus trayectos. El obstáculo que ahora debe

71
sortear si desea seguir adelante con su plan de consistencia o deseante, es la
interpretación que Freud y su padre le ofrecen en función de demostrar su teoría.
La idea de que el deseo se reduce a la búsqueda de la descarga de la tensión
en definitiva contiene una concepción repulsiva del deseo. Para Freud el deseo es
algo que de inmediato busca ser satisfecho y si no conquistado mediante un
rodeo, el del proceso secundario y por efecto del principio de realidad actuante y
no porque haya interés de mediatizarlo sino porque simplemente es el modo que
puede no solo satisfacerse sino lograr que la tensión regrese al grado cero, que es
el ideal freudiano del nirvana.
Entonces dice Freud:
«Su interés por el hace-pipi no es sin embargo meramente teórico, como
cabría conjeturar su interés lo estimula a tocarse el miembro, a la edad de 3 ½
años, su madre lo encuentra con la mano en el pene, ella lo amenaza: “Si haces
eso»…
Tenemos que pensar que este enunciado se produce entre hablantes, sus
cuerpos están ahí, el niño está ahí con la mano en el pene, cuando la madre dice
«eso» señala el acto y evidentemente este o no el dedo indicándolo es como si
estuviera haciéndolo al decir: «si haces eso llamaré al doctor A.»
Entonces fijemos como se produce un agenciamiento, primero «eso» el
hecho o el acto de masturbarse, e inmediatamente un enunciado: «llamaré al
doctor A», la madre anuncia que algo va a pasar, que alguien va a venir hacia acá,
un doctor, es la representación personológica de un dispositivo de poder, el del
poder médico. Podemos decir que este movimiento represivo que la madre
efectúa es profético porque luego el padre efectivamente llamará al doctor F que
alienta la castración tal cual se ha anunciado, aunque tome un carácter simbólico
al ser primero desplazada y luego abrochada al temor a los caballos mediante la
interpretación.
La madre dice a Juanito llamare al Doctor A «para que te corte el hace-pipí y
entonces ¿con que harías pipí?»,
El agenciamiento es incluido en el enunciado y conectado a un dispositivo de
poder. Hay una incitación a que el niño abandone la actividad censurada por la
madre; pero si insiste en continuar se lo amenaza directamente con la castración.
No es una fantasía de castración, es una amenaza de castración, para nada una
producción inconsciente del niño, sino una amenaza consciente de adulto, Freud
dice que acá es donde se instala la castración y tiene razón, tiene la costumbre de
rozar la verdad para luego enredarnos con fantasías y mitos; pero el niño no solo
no produce una fantasía de castración sino que además no le da mayor
importancia a la amenaza de la madre.
Juanito responde desafiante:
«Con la cola (Popo)» Esto nos anuncia, aunque no quiere decir que no este
logrando placer por tocarse el miembro, que lo que cautiva a Juanito es la salida

72
del flujo de orina que más o menos domina y que es mediante el mismo con lo
que está pudiendo efectuar un plan de experimentación, el plano del deseo está
agenciado a la máquina de hacer pipí, el niño quiere saber todo acerca del hace-
pipí, del propio y del de los demás, está totalmente encantado con ese flujo que
sale y que además le da la oportunidad de mirar y ser mirado y su respuesta ante
la amenaza de bloquear su operación deseante es que inmediatamente puede ser
otro el flujo que lo ocupe, no se hace mayor problema, si me quitas esto tengo
esto otro.
Entonces ¿cuál es el cambio?
Freud, en su introducción dice: «En rigor no proviene de mi observación el
historial clínico y terapéutico que las paginas siguientes se expone, de un paciente
en extremo joven. Es cierto que he orientado el plan de tratamiento en su
conjunto y hasta intervine una vez en una plática con el niño. El tratamiento
mismo fue llevado a cabo por el padre del pequeño a quien debo agradecer
formalmente por haberme confiado sus notas a los fines de la publicación.»
Me parece interesante esta noble confesión porque indica como es que el
anunciado Dr. A viene a ser encarnado por el Dr. Freud. Estas notas fueron
escritas desde un principio para ser exhibidas ante Freud que cuenta con los
padres de Juanito entre sus colaboradores, o por lo menos admiradores como él
mismo manifiesta en el texto. Entonces no podemos obviar el hecho de que la
observación de todo el proceso de producción de la fobia y su posterior cura, el
relato en torno a lo que Juanito hace, lo que se interpreta sobre lo que hace y lo
que se extrae del acontecer está previamente inclinado por el interés del padre
del niño; su deseo está cifrado, ya orientado por el Psicoanálisis, es la obra de un
admirador de Freud, que además recopila dichas notas para él. ¿Qué padre
recopila notas de lo que hace y dice su hijo de un modo tan obsesivo?
También acá estamos ante un nuevo plano que podemos decir que se
conforma en un entre, entre la producción de agenciamiento de enunciación y el
agenciamiento deseante, el deseo de Freud aunque lo ignore (y él no lo ignora) ya
está produciendo estas notas, está produciendo el caso Juanito, abrochándolo a
la máquina abstracta que simplemente actúa maquinando a Juanito. El
dispositivo médico-psicoanalítico actúa como lo hace el Estado contra una
máquina de guerra. Es lo que Juanito efectúa cuando traza sus cartografías a
pesar del aplastamiento permanente a la que ve sometidos sus agenciamientos
maquínicos por la interpretación psicoanalítica, interpretaciones que pesan sobre
sus acciones y que desde el principio resiste:
«Creo que ninguna otra persona habría conseguido del niño tales confesiones,
imposible de sustituir el conocimiento de causa en virtud del cual el padre supo
interpretar las exteriorizaciones de su hijo de cinco años, de otro modo hubiesen
sido insuperables las dificultades técnicas de un psicoanálisis de tan temprana
edad. Solo la reunión en una persona de la autoridad paterna con la médica, la

73
conjunción del interés tierno con el científico, posibilitaron en este único caso
obtener del método una aplicación con el cual de ordinario hubiera sido
inapropiado» (…) «En cuanto al valor particular de esta observación reside en lo
siguiente: el médico que trata psicoanalíticamente a un neurótico adulto llega al
fin en virtud de su trabajo de descubrir estrato por estrato unas formaciones
psíquicas a ciertos supuestos acerca de la sexualidad infantil en cuyos
componentes cree haber hallado la fuerza pulsional de todos los síntomas
neuróticos de la vida cotidiana».

Lo que está planteando Freud es el modelo arqueológico y que en otros


escritos lo hace explícito, en especial cuando habla del modelo egipcio que
consiste en el descubrimiento de las ruinas, la excavación, la recuperación de los
materiales y la traducción de los jeroglíficos, método que consiste en la paciente
actividad de ir desenterrando estrato por estrato, como procede un arqueólogo y
que en el método la profundidad y la clasificación de los estratos es lo
fundamental. Sin embargo y en este mismo caso, hablando de instrumentos,
Freud se ve arrastrado por los movimientos de territorialización y
desterritorialización del propio Juanito a realizar cartografías (ver dibujo:
depósito, rampa de carga Figuras 2 y 3 del caso).
El agenciamiento hace-pipí, permite componer el mapa de intensidades que
Juanito traza en sus trayectos. Decimos que Juanito si bien está preocupado por
el hace-pipi no por ello encuentra allí una representación del pene… dejemos el
esquema freudiano, no lo critiquemos, olvidémoslo por un momento. El
problema que percibe y describe a su modo Juanito es un régimen de
intensidades, un régimen de afecciones, un régimen afectivo.
El deseo es un afecto que cambia según lo consideremos como activo o
pasivo. Juanito dice en relación con sus miedos cuando su padre lo conmina: creo
que es un caballo, y luego dice con mas precisión que es el barullo que hace con
las patas el caballo y luego lo relaciona con el ruido que hace el agua al bajar por
la cisterna.
Que mas dice, primero: hace pipí y cuando hace pipí un caballo hace ruido
¿han visto mear un caballo? Hace tanto ruido como agua cayendo desde la
cisterna.
Pensemos como Juanito, él está viviendo su relación con la calle de un modo
entusiasta, es un descubrimiento, una experimentación de un nuevo medio y por
su calle a principios del siglo XX no pasan autos, sino carros tirados por caballos y
gente montando a caballo, eso es lo que Juanito ve. No es lo mismo desarrollar
una fobia al caballo en pleno siglo XXI que desarrollar una fobia a estos
cuadrúpedos en 1910…
El caballo hace pipí, entre otras cosas, además muerde, se alza, se encabrita,
cae, patea todo un catalogo de afectos incluidos en un devenir caballo.
Frente a su casa se encuentra nada menos que una aduana, por allí circulan

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carros vacíos y cargados. Entonces allí hay un carro enganchado al caballo un
carro ha sido cargado, luego el cochero castiga al caballo para que salga y el
caballo apenas logra moverse porque el carro está cargado hasta la manija. El
caballo al hacer fuerza para partir resbala en la calle, las patas herradas patinan
en los adoquines del empedrado y cae estrepitosamente relinchando, es lo que
ve Juanito.
Luego él hace una lista de los afectos del caballo, no tiene que ver con que
esté identificado con el caballo, sino afectado por un devenir caballo como dice
Deleuze.
Freud interpreta que el chico se siente culpable y tiene miedo porque quiere
acostarse con la madre, y debido a ello siente culpa y piensa que la madre o el
padre lo van a castigar y por eso desplaza su miedo hacia los caballos que
amenazan con morderle el hace pipí. Pienso que hay algo de eso que ya encarnó
en el discurso de Juanito por ser depositario de las proyecciones masivas de la
madre, el padre y Freud, entonces lo primero que vemos es que no hay fantasía
de castración hay amenaza de castración que no es lo mismo.
¿Quién anda en la calle? El caballo.
Juanito está en un régimen extraño e incomprensible para Freud y sus padres,
ha entrado en un devenir caballo. Deleuze y Guattari dicen que Juanito está
entrando en un devenir caballo, ¿qué quiere decir esto? ¿Qué imita el caballo,
que quiere ser un caballo? No, el está ingresando en un devenir animal, en un
devenir caballo que además de conectarlo le permita cruzar la calle, al otro lado
de la calle hay un mundo por experimentar y habitar.
El plano cambió, el modelo ya no es el egipcio ya no hay nada que
desenterrar. Cuando decimos que no nos interesa el significante es porque si
seguimos la lógica significante nos vamos a encontrar con que el hace pipí es un
significante que se repite como un operador que en determinados lugares falta
porque a pesar de que se plantee de que es distinto a la relación o sea a la
imagen al plano imaginario del órgano, de la representación de órgano, que no es
el pene, que el falo es otra cosa y bla, bla, bla. Terminamos en que en definitiva el
falo sigue siendo un sustituto del pene, ya que aquel en última instancia queda
apoyado en la relación corporal y no puede ser de otra manera porque siempre
requiere un plano personal. Porque si no es la persona es la estructura y la
estructura es un plano homogéneo compuesto por elementos mas o menos
homogéneos en relaciones invariantes. A diferencia de ésta, el agenciamiento de
deseo lo que hace es conectar, establecer conexiones entre elementos
heterogéneos. Pero decía que el método cambia porque ya no es mas el
arqueológico sino el cartográfico. ¿Qué es lo que quiere Juanito? Lo que quiere
es explorar un medio, devenir caballo porque allí está la calle para cruzarla.
En otro momento el padre nota que Juanito despliega un juego que va en la
misma dirección. Dice: desde hace un tiempo va al gabinete de leña y juega ha

75
hacer pipi. El caballo estaba adentro de la casa, eran esas casas del 1900 como
las que encontramos en la ciudad vieja, en su mayoría la cuadra es ocupada por
las cocheras donde carros y caballos se resguardan. El niño bajaba y bajaba e iba
a donde estaba la leña, estaba oscuro dice el padre.
El niño allí hacía como que orinaba. Ahora, a mi me da la impresión de que el
niño estaba conquistando el rincón de la casa que mas le atemorizaba: dice el
texto: «un oscuro gabinete».
El único que orina acá soy yo se plantea Juanito, yo creo que el padre puntúa
la escena desde su horror, parece que el que está más preocupado por el hacé
pipi es él y no se da cuenta de los trayectos que Juanito realiza. Dice «mi baño»,
va hasta abajo y se mete en un oscuro gabinete y dice ese es su baño, acá meo
yo. A mi modo de ver conquista otro espacio, un espacio oscuro, notemos que
los niños a esa edad le temen a la oscuridad. Entonces yo me pregunto si una de
las funciones del hacé pipi no está la de marcar el territorio, y acá lo que se anota
es el tema del hacé pipi y no se anota la entrada en el cuarto oscuro que el niño
va realizando sistemáticamente y conectando dos flujos. Acá hay una
descripción, en este modelo que estamos viendo, donde permanentemente hay
trayectos, trayectorias y pasajes de umbral, de limites que son zonas. Nosotros
podemos discriminar zonas, abajo (para ir a dormir con la amiguita), la planta
baja, ya que como manifiesta claramente lo que quiere es bajar las escaleras para
dormir y pasar la noche con ella.
Pero este no es el único problema que enfrenta Juanito, Freud establece que
el deseo de dormir con la madre es uno de los desencadenantes de la fobia;
Juanito por el contrario muy rara vez dice querer dormir con la madre. Parece
mas bien desesperado por ir a dormir con su amiguita de catorce años, en
realidad es la madre quien quiere dormir con él. Por otra parte cuando Juanito
estaba en plena actividad masturbatoria también fue la madre quien introduce la
prohibición. El concepto de agenciamiento nos permite colegir como el deseo es
primero en relación con el dispositivo de poder que emerge del propio
agenciamiento, el dispositivo compone el agenciamiento, pero lo hace para
favorecer o bloquear el deseo, entendiendo aquí al deseo como aquello que
circula por un agenciamiento. Es muy distinta la noción que Freud plantea,
vinculando el deseo directamente a la idea de descarga, a la obtención del placer.
¿Esta fantasía de castración es parte de un complejo edípico que brota desde
el inconsciente o viene a instalarse como parte del aparato edípico que corta el
deseo al plegarlo nuevamente sobre el triángulo familiar? ¿Qué es lo que quiere
Juanito?
Juanito pide para ir a dormir con una amiguita del piso de abajo y quedarse
con ella. La mama le niega tal cosa y le dice si él realmente va a poder dormir
«sin mami». El deseo de Juanito es ir a dormir con la niña, lo que pasa es que la
mama la que no lo permite.

76
Dice Freud: «El responde todavía sin conciencia de culpa, pero es la ocasión en
que adquiere el «complejo de castración»… «El “complejo de castración» ha
dejado notables huellas en los mitos (y por cierto, no solo en los mitos griegos); me
he referido a su papel en un pasaje en La interpretación de los sueños y en otros
textos.».
«También le gusta Mariedl, de unos 14 años, igualmente hija del propietario
que juega con él…».
Es la hija del propietario del inmueble, ello no merece ningún comentario ni
para Freud ni para el padre de Juanito ¿el padre no le paga al propietario? ¿En la
casa no hay ningún comentario cuando llega a fin de mes y hay que pagar la
renta? Imaginemos los mismos problemas que tenemos en la actualidad.

Luego: «una noche cuando lo llevan a acostarse dice: —“Que Mariedl duerma
conmigo» y a la respuesta «No puede ser», torna a decir «Entonces que duerma
con mami o con papi». Se le replica «Tampoco puede ser; Mariedl tiene que
dormir en casa de sus padres», y se desarrolla el siguiente dialogo.
Hans: «Entonces bajo a dormir con Mariedl» Mamá: «¿Quieres realmente
separarte de mami para dormir abajo?»
Hans: «No, mañana temprano volveré a subir para tomar el desayuno y
quedarme por acá», le contesta (los chicos de ahora dirían que Juanito anda
volando)
Mamá: «Si realmente quieres alejarte de papi y mami, toma tu casaca y tu
pantalón y… ¡adiós!».
Hans toma realmente su ropa y se dirige hacia la escalera para irse a dormir
con Mariedl; desde luego es retenido.
Dice Freud: Tras el deseo «Que Mariedl duerma en casa» se esconde
naturalmente, este otro: «Que Mariedl» (con quien tanto le gusta estar) «sea
integrada en nuestra comunidad hogareña». Pero, sin duda, como el padre y la
madre, si bien no con demasiada frecuencia, suelen tener a Hans en su cama, a
raíz de este yacer juntos se han despertado en él sentimientos eróticos, y el
deseo de dormir junto con Mariedl tiene también su sentido erótico. Yacer en la
cama junto al padre y a la madre es para Hans, como para todos los niños, una
fuente de mociones eróticas.)”
Después hay otra niña y Juanito quiere cruzar a la hostería para ver esta otra
enamorada de ocho años.
Aquí hay otro modelo que tiene que ver con un mapa compuesto por
trayectos, devenires, los trayectos nos llevan a territorios, los devenires tienen
que ver con líneas de fuga que se despliegan, son afectos. Y por otro lado con
esos trayectos y en función de estos devenires vamos a encontrar umbrales,
sustancias, medios, pasiones, acciones, intensidades. En todo caso igualmente al
anterior modelo vamos a encontrar objetos y personas, pero es siempre el deseo
el que interconecta y circula por ese agenciamiento. No tiene nada que ver con

77
una estructura. Lo que ni Freud ni el Padre logran ver es que Juanito está diciendo
lo que quiere, lo que hace, lo que va a hacer y lo que pretende hacer. Esa es la
diferencia de tomar el enunciado. Porque al enunciado lo vamos a vincular a
unos medios con unos umbrales, con unas sustancias, con unos afectos, con unos
deseos, con una familia de enunciados en torno a él. Por ejemplo cuando el
agenciamiento deseante que tiene al hace-pipi como elemento constitutivo
fundamental de alguna manera se lo aplasta o se ve forzado a su detención, se lo
vacía o se lo aplasta cuando la madre introduce el dispositivo de poder y dice
«voy a traer al Dr. A» es un dispositivo de poder que viene a producir una
biopolítica. En definitiva el dispositivo de poder viene en un segundo momento al
agenciamiento de deseo, porque ahí si es algo que se ejerce para devolverlo
justamente a la posición de persona. En este devenir, a partir de todo lo que
empieza a conectarse rizomáticamente con la máquina de hacer pipi y esa
máquina de hacer pipi como característica fundamental del devenir caballo
conectado con un medio que los hace pasar de un umbral a otro, eso es lo que en
este modelo aparece y nos posibilita, el enunciado siempre va a hablar. Ahí por
ejemplo la familia de enunciados, en el enunciado de la madre está plegado el
dispositivo del saber médico, todo lo que puede pasar en torno a el, ahí vemos
una familia asociado a un medio que ella utiliza para aplastar otros medios que
es lo que pretende imponer Juanito. Su propio cuerpo es un territorio de
exploración, el cuerpo de la madre es un territorio de exploración, no es una
persona cuando él está observando y está queriendo determinar, por ejemplo,
como funciona el hacé-pipi a partir de ese centro autopoiético. Debemos decir (si
se quiere un punto de donde partir y organizarse) que él, al hacer un mapa, está
organizando de algún modo su subjetividad, está organizando su mente, al
hacerse un mapa va produciendo subjetividad.
Hay un tercer elemento que compone el plano institucional diagramando las
reglas de juego que envuelven el proceso de producción o de subjetivación
mediante el cual el sujeto ingresa en un campo social, para ser producido como
sujeto en un tercer momento: la formación de enunciados sea en la familia, sea a
nivel del disciplinamiento médico, de la escuela, de la religión. Entonces podemos
pensar como el niño lo que desea es devenir, al partir por un trayecto cualquiera
en un medio experimental y que el deseo es lo que está agenciando y
componiendo esas cartografías que no dejan de ser listas de intensidades,
afectos, descripciones de medios, acciones que es lo que permanentemente ha
hecho Juanito. No solo reproducir el diagrama o la maquinaria abstracta que
introduce la madre, el padre y el médico que va a desembocar justamente en la
constitución del aparato edípico y ejerciendo efectivamente la castración,
aunque el niño al verse atemorizado produzca una fobia evidentemente
defensiva ante una realidad persecutoria.

78
Esquizoanálisis: una klínica del acontecimiento
Creado por Gilles Deleuze y Félix Guattari, el esquizoanálisis, es una corriente
de pensamiento en la que convergen diversos saberes y prácticas, filosóficas,
científicas, artísticas y políticas.
Gilles Deleuze es considerado uno de los filósofos más importantes del siglo
pasado y sin dudas de los de mayor influencia en el presente; su filosofía se
proyecta al futuro, baste decir que Foucault vaticinó que el siglo XXI sería
deleuzeano o no sería.
Félix Guattari fue discípulo de Lacan y se destacó como un brillante
psicoanalista, co-creador del Análisis Institucional y uno de los principales
referentes de la Antipsiqulatría así como un activo militante de izquierda.
Juntos escribieron «El Antiedipo», «Mil mesetas», «Kafka, por una literatura
menor» y «¿Qué es la filosofía?», a la que debe agregarse una profusa lista de
volúmenes escritos individualmente o con otros compañeros constituyendo el
cuerpo conceptual del esquizoanálisis, a la que actualmente debemos sumar los
aportes de una ya importantísima cantidad de seguidores en todo el mundo.
La obra de estos autores surge en el entorno del mayo francés a finales de la
década del sesenta, acontecimiento en que la revuelta obrero-estudiantil
interpela a la intelectualidad por sus prácticas, en la misma medida que la
insurrección anticapitalista habilita a la irrupción de la crítica al estructuralismo,
al marxismo y al psicoanálisis, disciplinas absolutamente hegemónicas en la
academia de la época.
Inversamente proporcional a la atmósfera asfixiante en la que el
pensamiento debía atenerse a las buenas formas y siempre referirse a las
coordenadas positivistas que los dominios mencionados imponían; la publicación
del Antiedipo se presentó como una potente e impetuosa corriente de aire fresco
que modificó irreversiblemente el paisaje.
Si bien aparenta ser un libro de difícil lectura, ello no se debe a que sea oscuro
o esté escrito en un estilo «retorcido», sino a la suma de conocimientos que
contiene y pone en relación; por lo que exige, si se pretende entenderlo
cabalmente, dominarlos o por lo menos conocerlos. La dificultad se debe a que,
como señaló Baremblitt, el texto implica “una grandiosa reformulación de las
relaciones existentes entre la naturaleza, la cultura, la sociedad, la economía, la
política, el lenguaje, las relaciones de parentesco, los ritos, los mitos, el
psiquismo, la religión, la familia, el estado, la historia, la tecnología maquínica, el
saber, la verdad, la sexualidad y los valores en general.
El título parece centrarse en una crítica de la concepción edipiana del
inconsciente, y por cierto un cuestionamiento profundísimo de los aciertos y
desaciertos del psicoanálisis…”[6]
Por otra parte el mismo no pretende totalizar la realidad, ofreciendo un

79
nuevo meta-relato, por lo que sólo pide ser usado. Hay otro modo de abordarlo,
un camino posible es no intentar entenderlo todo de un modo claro y distinto y
en vez de ello dejarse afectar por sus propuestas sin preocuparse demasiado, ya
que se percibe mas allá de la crítica un pensamiento alegre y afirmativo que
proclama un auténtico canto a la vida.

El esquizoanálisis ha influenciado profundamente la práctica de importantes


referentes de la psicología social rioplatense, especialmente a los miembros del
grupo plataforma (disidentes de la internacional psicoanalítica) y sus discípulos;
entre los que destaca la figura señera de Gregorio Baremblitt, quien lo introduce
en Latinoamérica, desarrollando una profusa tarea de difusión y aplicándose a la
formación de esquizoanalístas en Brasil, su aporte mas importante es la
invención del esquizodrama como método de aplicación klínica.
Eduardo Pavlovsky y Hernan Kesselman, desarrollan su método de
multiplicación dramática, y reformulan la clínica grupal al adoptar su perspectiva,
«éramos deleuzeanos sin saberlo» afirmaron hace ya mucho tiempo, dando
cuenta de un encuentro por demás conveniente en función de las resonancias
esquizoanalíticas que su método ya portaba.
Sería imposible para nosotros nombrar a todos aquellos que lo han
incorporado en sus prácticas y modo de vida, como presentar en estas escasas
páginas la magnitud de la obra que el esquizoanállsis implica, así como la
multiplicidad de sus derivaciones prácticas en diversos como fundamentales
dominios de la vida humana, por ello nos atendremos a algunas de sus derivas y
aplicaciones en la práctica clínica y en especial aquellas que afectan el ejercicio
de la psicoterapia.

Sobre sus tesis principales


La hipótesis de partida es que hay una gran afinidad y por supuesto similitud
entre la máquina capitalista y la esquizofrenia, en la medida que el
funcionamiento capitalista es un funcionamiento esquizo, pero al mismo tiempo
son diferentes, ya que si bien hay una identidad de naturaleza observamos entre
ellos una clara diferencia de régimen. El esquizo es el hombre que emite y hace
pasar los flujos descodificados del deseo y el capitalismo emerge como sistema
sobre la base de flujos descodificados, este se constituye cuando los flujos

80
descodificados del trabajo y del dinero se conjugan.
Es importante indicar que el esquizoanálisis realiza una distinción significativa
entre la entidad clínica de la esquizofrenia y la esquizofrenia como proceso. Esta
última acepción es a la que se refieren en la medida que constituye el fondo de lo
real.
Deleuze y Guattari plantean que el esquizofrénico vive la naturaleza como
proceso de producción. Desde esta perspectiva Hombre y Naturaleza no se
presentan como dos términos distintivos, sino que componen una misma y única
realidad esencial: «La producción como proceso desborda todas las categorías
ideales y forma un ciclo que remite al deseo en tanto principio inmanente.»
El proceso tiende ha su realización, es decir a producir lo real. No existe una
entidad esquizofrénica, sino que la esquizofrenia es uno de los nombres del
proceso inmanente de la producción de lo real, designa el universo de las
máquinas deseantes productoras y reproductoras, este universo es el de la
producción primaria como realidad esencial del hombre y la naturaleza.
Esta concepción denuncia como el psicoanálisis abandona su principal
descubrimiento, a saber: el de la producción deseante, en definitiva se formula su
crítica para retomar el auténtico descubrimiento de la producción del
inconsciente. Pues con Edipo este descubrimiento fue envuelto por un nuevo
idealismo: «el inconsciente como fábrica fue sustituido por un teatro antiguo; las
unidades de producción del inconsciente fueron sustituidas por la representación;
el inconsciente productivo fue sustituido por un inconsciente que tan solo podía
expresarse (el mito, la tragedia, el sueño…)»[7]
Freud y los primeros psicoanalistas descubren el inconsciente y este se les
revela como un campo de síntesis libres, poblado de objetos parciales y flujos, a
partir de las que todo es posible. Con el psicoanálisis emerge un inconsciente
esquizofrénico o caótico en cuyo fondo zumban todo tipo de máquinas
deseantes: la inyección de Irma, el tic-tac del hombre de los lobos, la máquina de
toser de Ana, pero también las máquinas neurobiológicas que describe Freud.
El descubrimiento del inconsciente debía llevar a dos correlaciones; por una
parte debía llevar a relacionar la producción deseante con la producción social y
las formaciones sintomáticas con las formaciones colectivas; por otra la
represión que la máquina social efectúa sobre las máquinas deseantes y la
relación de esta represión con la represión general, o social[8]. Sin embargo con la
instauración del Edipo estas conexiones quedarán aplastadas bajo su peso y las
asociaciones del paciente encerradas en un callejón sin salida. Es que con el
dogma edípico la producción deseante se ve sometida por las exigencias del
sistema de la representación.
Es como si Freud frente a este universo caótico identificado como proceso
primario hubiese querido a toda costa introducir un poco de orden: el del clásico
teatro griego.

81
En su autoanálisis, que puede leerse en su correspondencia con Fliss,
descubre algo parecido a la tragedia de Sófocles: Edipo rey.
Edipo lo lleva a inscribir su autoanálisis en el registro paranoico de la «novela
familiar», justo cuando el análisis mostraba inequívocamente como el deseo
hace estallar las determinaciones familiares. En principio considera el complejo
como una variante de la novela, pero veinte y tanto años después invertirá la
formula haciendo que la «novela familiar» se vuelva una consecuencia de Edipo,
así cierra el triangulo familiar sobre el inconsciente neurotizándolo. De modo que
la producción deseante, los procesos inconscientes pasan a ser personologizados,
imaginarizados y estructuralizados.
Por el contrario el esquizoanálisis afirma que el campo social está recorrido
directamente por el deseo, en tanto la libido no requiere ninguna mediación, ni
sublimación u otra operación psíquica para cargar las fuerzas productivas, ni las
relaciones sociales, ni las de producción, que trabajan lo social. En definitiva
plantea que solo hay el deseo y lo social. Queda claro que para fundar una
psicología materialista a Freud le faltaría la categoría de producción deseante.
«La aventura del psicoanálisis es realmente curiosa. Debería ser un canto de
vida, so pena de no valer nada. Prácticamente, debería enseñarnos a cantar la
vida. Y hete aquí que de él emana el mas triste canto de muerte.»[9]
Freud, desde el inicio plantea un esquema dualista en que las pulsiones son
capturadas como fuerzas en conflicto, impone un límite arbitrario a su propio
descubrimiento de la esencia subjetiva o vital del deseo como libido. Cuando
teoriza el dualismo como una lucha trágica entre Tánatos y Eros, dejó de ser una
simple limitación, para convertirse en una verdadera liquidación de la libido.
Sin embargo Reich no se engañó, fue el único en afirmar que el análisis debía
dar como producto un hombre libre y alegre, un intercesor de flujos de vida.
Fue el primero en mostrar que Freud había repudiado la posición sexual, tanto
como lo habían hecho Jung y Adler, cuando asigna al instinto de muerte un rol
que priva a la sexualidad de su papel motor. Es una liquidación evidente al menos
en la génesis de la angustia, puesto que para Freud ésta se convierte en causa
autónoma de la represión sexual en lugar de ser su resultado; de ahí se desprende
que la sexualidad como deseo ya no anime una crítica social de la civilización,
sino que por el contrario la civilización sea presentada como la única instancia
capaz de oponerse al instinto de muerte.

La primera tarea positiva constructiva del esquizoanálisis consiste en


descubrir en un sujeto la naturaleza, la formación o el funcionamiento de sus
máquinas deseantes, independientemente de cualquier interpretación.”[10]
Las máquinas deseantes tienen por piezas a los objetos parciales que se
inscriben en lo real, a partir que adquieren consistencia, a su vez los objetos
parciales devienen en funciones moleculares del inconsciente. De ahí el planteo

82
esquizoanalítico de desestimar preguntarse que es una maquina deseante para
formular que el problema consiste en descubrir su funcionamiento.

El deseo como productor de lo real


La concepción esquizoanalítica del deseo difiere radicalmente de la
freudiana, en la medida que para nosotros el deseo no obedece a la carencia, no
es una falta de ser, sino que produce lo real. No se reserva al deseo una realidad
mental o psíquica que se opondría a la realidad material de la producción social,
en tanto las máquinas deseantes no son fantasías que se distinguirían de las
máquinas técnicas y sociales, doblándolas en una realidad psíquica paralela. «Las
fantasías son expresiones secundarias que provienen de la identidad de las dos
clases de máquinas. El fantasma (o fantasía) nunca es individual, es fantasma de
grupo, como supo mostrar el Análisis Institucional. Y si hay dos clases de
fantasmas de grupo es debido a que la identidad puede ser leída en dos sentidos,
según que las máquinas deseantes sean tomadas en las grandes masas gregarias
que forman, o según que las máquinas sociales sean relacionadas con las fuerzas
elementales que las forman.»[11]
Se conforman así dos polos: Por una parte el polo paranoico que vibra y
resuena con las organizaciones molares en las que se gestan los grupos tipo masa
(familia, escuela, fábrica, ejército, etc.); constituye la posición de masa que
siempre es afectada por caracteres paranoicos. El problema fundamental que
envuelve la posición de masa es determinar la segregación y la exclusión,
funciona como un agujero negro, todo es atraído sobre su centro, la máquina
paranoica no deja de ubicar un centro y organizar todas las series en redes
significantes, en función de regular las distancias constituyendo una jerarquía, a la
vez que produce una repulsión generalizada sobre las máquinas deseantes.
Por la otra se compone un polo esquizo que emite signos en direcciones
variables, o bien conforma series que tienden a un límite, o bien produce líneas
de fuga que se despliegan desde el margen. En la posición de manada el polo
esquizo pone en variación continua todas las posiciones que cada sujeto viene a
poblar, de modo que cada quién solo podrá definirse a través de las mutaciones y
distancias entre los miembros mas cercanos. Pueblan un contorno o margen
estableciendo distancias que son constantemente variables a la vez que
indescomponibles. A diferencia de la posición paranoica de masa que instituye

83
líneas duras o molares (organización) que bloquean toda variación de las
distancias entre sus miembros al conformar trayectos segmentados, de donde
resulta que o bien se ocupará la posición de jefe o bien la de seguidor, entrando
en relaciones de identificación, por el contrario las líneas de fuga componen
series divergentes (ordenes) que tienden al límite, cuando se producen
convergencias de las series se conforma una singularidad, un acontecimiento.
Los grupos son cuerpos sin órganos, implican diversos tipos de cuerpos sin
órganos sobre los cuales se inscribe todo agenciamiento de máquina productor
de enunciados.
A su vez los enunciados no son el producto de un sistema de significación,
sino de agenciamientos colectivos de enunciación o de deseo, por lo que se
desprende que no hay enunciados individuales. Los agenciamientos maquínicos o
colectivos de enunciación a su vez no son grupos, ni instituciones, muy por el
contrario es al inconsciente que pertenecen las condiciones de posibilidad de
surgimiento de nuevos enunciados portadores de deseo.
El cuerpo sin órganos se opone a la organización, ya de la masa, ya del
organismo. Supongamos un tipo de agrupamiento de masa no necesariamente
social, sobre su superficie el sujeto entra en variación trazando un movimiento en
espiral de tipo torbellino, efectuando la desorganización del organismo en
provecho de otra instancia. Este proceso forma masas y pululaciones, o bien
sobre el propio cuerpo, o bien sobre el cuerpo social; produciendo la
experimentación de la despersonalización en la que los nombres propios
adquieren su verdadero sentido.
La masa inscripta sobre el cuerpo sin órganos delimita un territorio en donde
los elementos que la componen definen signos. La masa es un sistema territorial
que organiza los signos en redes, organiza un sistema paranoico donde el signo
remite al signo bajo la condición de un significante mayor que se sustrae. Pero los
signos a pesar del sistema paranoico de redes siguen trayectorias de fuga. Son
dos estados del signo que se caracterizan por ser coexistentes: por una parte el
signo paranoico formando red y subsumido por el significante, tal como se
presenta en el delirio paranoico. Por otra el signo partícula reaparece liberado
del significante, es con ellos que el cuerpo sin órganos se puebla singularmente,
ya no se trata de masas sino de manadas, los signos ya no forman redes sino
series divergentes y entrecruzadas que atraviesan el cuerpo sin órganos (función
de límite) portando partículas, vibraciones e intensidades. El sujeto se nos revela
como una especie de cosa extraña que oscila entre la masa y la manada. Por un
lado entra en conexiones con otros sujetos bajo la forma que el sistema
significante de masa le impone y por el otro sus líneas de fuga componen
relaciones diferenciales, con los otros y la naturaleza.
Son dos tipos de regímenes afectivos los que se actualizan en los enunciados
y efectúan en las relaciones corporales.

84
El deseo es proceso productivo, designa un devenir, efectuación de un afecto,
es lo que cuando adquiere consistencia llamamos un acontecimiento; el proceso
es producción de producción, este sentido es el que hace que Deleuze y Guattari
asocien el concepto de máquina a la producción deseante.
¿Qué produce el deseo? Lisa y llanamente lo real. Designa él principio
inmanente del proceso de producción de lo real, de todo aquello que emerge en
un horizonte de acontecimientos: objetos, sujetos, agentes, ideas, pasiones,
sucesos. De modo que todo es acontecimiento.
Este horizonte de sucesos compone el plano de consistencia en donde un
mundo posible se despliega, a la vez que instaura otras dimensiones coexistentes,
a saber, las de lo imposible, lo virtual y lo actual.
Ontológicamente el esquizoanálisis recupera una línea de pensamiento
filosófica que viene desde los presocráticos pasando por los estoicos y
envolviendo a filósofos como Spinoza, Leibniz, Nietzsche y Bergson. Es la
recuperación del devenir, en otras palabras todo lo que es, la realidad, es el
conjunto infinito de los devenires que la componen. Como vimos los devenires no
son entidades, sino procesos. La realidad material, social, psíquica, toda la
realidad se realiza a si misma cómo autoproducción permanente, es su propio
agente de producción, crea sus propios medios y se inscribe en sus propios
productos. Este es el sentido del proceso inmanente, en contraposición a la idea
teológica de causa trascendente, que está en la base de la concepción del deseo
como carencia en tanto habría un objeto (el falo, Dios) que se sustrae al mundo.
En definitiva esta concepción idealista, está plegada en la concepción
psicoanalítica del objeto perdido como causa u objeto de deseo.
El psicoanálisis proclama una concepción circular del deseo en cuya base
siempre se encuentra el postulado de que el deseo es el signo de que se carece
de algo. El pensamiento occidental está capturado por este punto de anclaje que
produce la soldadura, dice Deleuze, deseo-falta, de modo que el deseo sería
deseo de lo que no hay. Es una concepción que va de Platón a Lacan. Es claro que
a partir de semejante soldadura el deseo será definido en función de un campo
de trascendencia: explícitamente Platón nos dice que el deseo está orientado a lo
Otro, abierto a la trascendencia.
¿Qué puede venir a llenarlo? Lo que lo llenará es el objeto hacia el que tiende,
pero el objeto no es más que una apariencia. Lo Otro no podrá colmarlo porque
es lo inalcanzable, es la pura trascendencia, en su lugar lo que viene a satisfacerlo
será el estado de placer, pero este llenado es un señuelo, literalmente una
Ilusión. Solo se trata de calmar momentáneamente al deseo, no podemos dejar
de reconocer aquí la similitud, sino la identidad con la concepción del deseo
como placer-descarga que sostiene Freud.
Cuando Lacan toma el relevo encuentra necesario reafirmar la
irreductibilidad del deseo a los estados de placer que lo han satisfecho sólo en

85
apariencia, para ello requiere de una nueva forma de reafirmar la trascendencia,
es lo que hace al inscribir el deseo en la relación goce imposible-muerte. Con su
teoría de la castración Lacan hace pasar el psicoanálisis del aparato edípico a la
máquina paranoica.

Estas son las tres maldiciones, según Deleuze, hechas al deseo: «carecerás
cada vez que desees. No esperaras más que descargas. Perseguirás el imposible
goce», los tres arcos de la concepción circular del deseo que recorre occidente.
Es un movimiento circular efectuado en tres tiempos y cada arco lleva un nombre
propio: Platón, Freud y Lacan, de cabo a rabo se trata de la misma concepción de
deseo.
El deseo queda encerrado en un círculo de factura semejante al que traza
Descartes para extraer un sujeto de la enunciación. Acordemos aquí que todo
deseo es un enunciado, todo enunciado un acontecimiento.
Provisoriamente indicaremos que en la concepción del sujeto que el
esquizoanálisis sostiene el predicado necesariamente está incluido en el sujeto.
Descartes produce un modelo de subjetivación en las antípodas al inventar un
sistema de enunciados donde el Yo es sujeto del enunciado: Dice «yo respiro, yo
camino, yo imagino, yo veo un unicornio» para luego introducir la duda, se dice:
cuidado, eso es la apariencia, puede no ser verdad, puede ser que yo solo crea y
Dios me engañe, puede que sólo crea que respiro y no respire, que sólo crea ver
un unicornio. Luego dirá, puedo engañarme cuando crea que camino o respiro,
cuando creo ver un unicornio, pero lo que si es verdad es que pienso que respiro,
camino y veo un unicornio. Aleluya, pienso. «Pienso, luego soy» extrae entonces
un sujeto de la enunciación. Así la producción de un enunciado cualquiera, se
efectuará bajo la forma de la fractura del sujeto, en tanto este se desdoblará en
el sujeto del enunciado y el sujeto de la enunciación. El deseo-falta se encuentra
a nivel de esta fractura del sujeto que Lacan representa como sujeto barrado.
Reencontraremos el sistema del deseo-placer al nivel del sujeto del enunciado,
mientras que el sistema del deseo-goce se encuentra al nivel del sujeto de la
enunciación, señala Deleuze que se produce así la mistificación del círculo:
«tanto más mandas cuanto más obedeces».
Esto es lo que la teoría de la castración nos ofrece, solo a través de la
castración se accederá al deseo, lo que es semejante a afirmar que es a través de
la fractura del sujeto que se accede a la producción de enunciados. Este sistema
platónico-cristiano desemboca en el psicoanálisis: crea un territorio artificial en
el que se ofrece al sujeto la ocasión de hablar en su propio nombre: «mandarás
tanto como aceptes la castración y persigas el goce imposible»[12]
La fractura del sujeto posibilita plegar un sujeto sobre otro, resultando de
dicha operación dos modelos posibles de plegado: o bien el sujeto de la
enunciación será doblado sobre el sujeto del enunciado dando lugar a la
efectuación del aparato edípico; o bien el sujeto del enunciado se plegará en el

86
sujeto de la enunciación, emplazándose en el polo paranoico.
Evidentemente Lacan es el último cartesiano, puesto que se hace evidente en
su sistema que el cogito es la máquina que efectúa la castración. Es una
operación que se efectúa en tres tiempos: 1) actualización de la duda en la
máquina paranoica, 2) Emergencia de un Dios que no miente, especie de máquina
milagrosa y 3) efectuación del yo pienso que encarna la máquina célibe.
El pensamiento queda negado en su esencia al quedar capturado en el
dualismo. Es el mismo mecanismo el que engendra la ilusión de que los
enunciados derivan de un sujeto castrado y que se instituye como la fuente de
todos los dualismos al suprimir el pensamiento como proceso, esfumando toda
posición de verdad del deseo. El dualismo le permite contemplar una imagen del
pensamiento a costa de negar la realidad del pensamiento como proceso. Niega
la realidad del pensamiento que como proceso se revela monista, a la vez que se
expresa como pluralismo en las multiplicidades que pueblan el campo de
inmanencia.

Una clínica del acontecimiento


Para el esquizoanálisis el deseo no carece de nada, en tanto el sujeto expresa
la totalidad del mundo. La noción de sujeto contiene todo lo que acontece en el
mundo, y en tanto el mundo acontece es lo que le sucede al sujeto, de modo que
lo que constituye la identidad del yo no es otra cosa que un punto de vista sobre
el mundo. La perspectiva esquizoanalítica cuando guía la tarea psicoterapéutica
ya no actualiza el cogito cartesiano, en lugar de efectuar la castración separando
al sujeto del mundo recupera la diferencia como afirmación de un mundo
posible. Se trata entonces de actualizar el perspectivismo monadológico de cuño
leibnizeano: «cada uno de nosotros expresa la totalidad del mundo, sólo que lo
hace oscura y confusamente.»
Allí, en el emplazamiento psicoterapéutico, se pliega la totalidad del mundo,
pero lo hace bajo la forma de la pequeña percepción, percepciones infinitamente
pequeñas de carácter inconsciente que afirman la diferencia. Las pequeñas
percepciones son diferenciales de consciencia, es decir percepciones sin
consciencia.
La porción del mundo que se expresa en forma clara y distinta es la que
afecta al cuerpo. Lo que percibimos es siempre un efecto y su causa, desde

87
nuestra perspectiva sería mas preciso decir un afecto y su afección; nuestras
percepciones conscientes nadan en un flujo de pequeñas percepciones
inconscientes diferenciales, pero la percepdón no es un elemento, sino una
relación, lo diferencial es la relación.
Leibniz —al igual que Spinoza— nos ofrece una de las primeras teorías del
inconsciente: de ella se desprende que estamos hechos de deseos y
percepciones, en definitiva convergencias de series que se sintetizan en
contemplaciones.
Lo que determina la relación es la relación de los elementos físicos con un
cuerpo, es decir moléculas y vibraciones en relación a un cuerpo. La percepción
deviene consciente cuando la relación diferencial corresponde a una singularidad,
cuando cambia de signo. Cuando la serie entra en una relación de vecindad
encontramos una singularidad: es la molécula mas próxima al cuerpo la que
define el pequeño aumento a través del cual la serie de pequeñas percepciones
que se ordenan en un orden de sucesión de ordinarios[13] deviene en percepción
consciente globalizándose, pero es necesario entender que no es una totalización
por sumatoria de estímulos, sino que expresa un grado de su potencia.
La serie constituye un flujo, pero el flujo es indiferenciado aunque discernible,
de modo que toda diferencia será conceptual, de ahí que no haya dos cosas que
admitan el mismo concepto, el principio de continuidad que ordena las series es
la razón del devenir. Las cosas devienen por continuidad en la medida que el
movimiento deviene reposo y el reposo movimiento, se trata de un movimiento
muy particular, se trata del movimiento del pensamiento.
Se compone así un punto de vista que explica al sujeto, ya que en la medida
que un punto de vista se define por un pequeño número de singularidades
extraídas de la curva que llamamos mundo; por otra parte lo que llamamos una
individualidad, un individuo, es un complejo de singularidades que forman un
punto de vista.
De modo que el punto de vista está en relación con una variación o una serie,
es potencia (acto) de ordenar en serie, por lo que se hace evidente que el caos se
organiza a partir de las potencias que lo ordenan. La potencia capta un devenir, el
del pasaje del caos a la forma.
Decíamos que el universo está afectado por una curvatura, que es lo mismo
que decir que está sometido a pliegues y repliegues que le producen «envolturas»
o implicaciones. Aquello que está plegado necesariamente está incluido en algo,
está envuelto en algo que ocupa un punto de vista, a su vez lo que ocupa o se
emplaza en el punto de vista no es otra cosa que el sujeto. En la medida que el
pliegue está implicado en lo implicante la serie infinita de los estados del mundo
está plegada en el sujeto, es decir que los estados del mundo serán a su vez los
predicados que se atribuyen al sujeto. Vemos como el sujeto surge en el punto de
articulación de lo visible y lo legible, refleja el mundo —dice Deleuze— a la

88
manera de un espejo, pero se envuelve a la manera de un sujeto. Cada sujeto
envuelve la serie infinita del mundo, pero solo expresa una región de la serie, la
que puede leer.
Lo que llamamos predicado no es otra cosa que la relación, es decir el
acontecimiento, de modo que como ya indicamos todo es acontecimiento.
Desde un punto de vista físico toda cosa es una especie de danza de electrones,
variaciones en un campo electromagnético, por lo que estrictamente no hay
cosas sino acontecimientos. Un acontecimiento cualquiera, la silla en la que
estoy sentado por ejemplo, es soporte de una infinidad de procesos de
subjetivación, de individuación, de racionalización, de materialización.
Finalmente en el fondo del acontecimiento solo hay vibraciones, la materia es
vibración, movimiento; a partir de que hay vibración las series infinitas que
componen el caos de la diversidad disyuntiva tienden a ordenarse, y lo hacen por
entrar en resonancia. Las formas del objeto, como las del sujeto derivan del
acontecimiento como componente de la realidad. Lo real está hecho de
acontecimientos y el acontecimiento se compone de enunciados y deseos. El
acontecimiento no es solamente lo que pasa, es el último dato de lo real, de
modo que solo podremos salir del caos produciendo series.
Deleuze nos da una bellísima definición científico-filosófica del
acontecimiento:
«Yo diría que un acontecimiento es una conjunción de series convergentes
tendientes cada una hacia un límite, y cada una de las cuales caracteriza una
vibración, es decir una serie infinita que entra en relaciones de todo y de partes,
bajo la influencia de algo que actúa como criba en relación a una diversidad
disyuntiva inicial»[14]
Nos detendremos para desplegar brevemente esta definición, así como
realizar algunas distinciones conceptuales. La diversidad disyuntiva inicial es lo
que llamamos la dimensión del caos en donde las series infinitas se ordenan
como signos-partículas pero no tienden al límite, sino al infinito, y por ello solo
pueden componer virtualidades pre-individuales, pre-materiales, literalmente
vibraciones puras, es decir síntesis disyuntivas. El límite es condición necesaria
para la inscripción del acontecimiento, reconocemos en él al cuerpo sin órganos,
por otra parte la criba no es otra cosa que un agenciamiento maquínico cuya
función es ordenar las series y su producto son las series convergentes que
consisten en devenires y afectos, es el segundo tipo de síntesis libre del proceso
primario, síntesis conectivas que producen intensidades e intenciones que se
inscriben en el cuerpo sin órganos en tanto estas series tienden al límite, de ellas
se extraen las líneas moleculares. Por último la conjunción de agenciamientos
maquínicos de deseo y el cuerpo sin órganos ponen en relación objetos parciales
virtuales y flujos intensivos, es decir que ponen en relación líneas moleculares
diferenciales creando así relaciones de todo y de partes extensionales y

89
relaciones de grado intensivas que conforman una prehensión o contemplación
que contrae los elementos de los que tiene necesidad. Son los modos en que lo
real deviene, acontecimientos, estas síntesis pasivas están en la base de la
organización molar que conforma estratos, los objetos y sujetos se organizan
formalmente a la vez que componen las singularidades de segundo orden que se
distribuyen en la curva del mundo, reconocemos aquí la dimensión del cosmos, o
realidad habitual o dominante, tanto material como subjetiva que se distingue
como real, posible e imposible.
El acontecimiento se actualiza en el espíritu y se efectúa en un cuerpo, en
definitiva un individuo está compuesto por la serie de acontecimientos en que se
despliega, de modo que un individuo o un grupo son singularidades, aunque de
segundo orden. Los acontecimientos, las afecciones del tipo amar, odiar es
preciso que estén contenidos en el sujeto que padece, a la vez que expresan su
esencia en cada acto que realiza, como en los acontecimientos que promueve.
Un individuo es la condensación de una cantidad limitada de singularidades, está
construido alrededor de un pequeño número de singularidades privilegiadas que
se distribuyen sobre un cuerpo, son sus intensidades, de modo que solo conozco
lo que me afecta, solo puedo conocer por mis afecciones, es el pathos del
conocimiento.
Es necesario recordar que si bien hay individuaciones, no por eso hay
enunciados individuales, vimos que lo que produce enunciados son los
agenciamientos maquínicos, o agentes colectivos de enunciación, estos son
multiplicidades que producen enunciados. Los enunciados a su vez son deseos, o
mas precisamente portan deseo, componen un complejo signo-partícula-energía.
Es al interior de esa producción que se engendra la ilusión del sujeto
separado; a la vez que fracturado o dividido en sujeto de la enunciación y sujeto
del enunciado. Lo que ocurre en el orden del acontecimiento implica
necesariamente la constitución de un cuerpo sin órganos en el que se inscriben
los enunciados y deseos, finalmente el acontecimiento no es otra cosa que la
identidad entre ambos, en tanto el acontecimiento es efectuación de un deseo
como actualización de un enunciado en un plano de experimentación que se
vendrá a registrar sobre la superficie de un cuerpo sin órganos.

Agenciamientos maquínicos y estratos

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Un agenciamiento maquínico, produce en función de su potencia, a su vez la
potencia es deseo, y el deseo agenciado es pensamiento o acción, según el
régimen en el cual entre en función de las relaciones de velocidad y lentitud que
determinan las diversas composiciones materiales en que aquellas derivan. O sea,
si nosotros podemos pensar como pensaba Spinoza, en regímenes de afecciones,
nos permitirá dar cuenta de un mundo distinto al de las formas, es lo que permite
decir a Deleuze, siguiendo a Spinoza, que la distancia que hay entre un buey y un
caballo de tiro es mínima en relación con la distancia que hay entre un caballo de
carrera y un caballo de tiro, ya que lo que los define es el régimen de afecciones
que los compone. Por eso es que Deleuze, y Guattari señalan insistentemente
como Freud no deja de reducir los regímenes de afección y las multiplicidades al
complejo edípico, encorsetando los procesos, debido a que Freud no sólo ve
formas (representaciones), sino que además, realiza la operación subjetiva por la
cual este campo social se verá reducido al escenario familiar, por ejemplo en el
caso de Juanito, la experimentación de las distancias y de la exploración del
territorio del piso de abajo, luego la calle y así sucesivamente, se vera bloqueada.
El bloqueo viene de afuera, el proceso se detiene porque juanito al verse
amenazado se ve envuelto en el temor, que se diagnostica como fobia.
Juanito quiere ir estar con Marield, la nena del piso de abajo, y además quiere
dormir con la nena y no con la mamá. Luego quiere cruzar la calle para
encontrarse con la «chiquilla rica» en la fonda del otro lado de la calle, y es ahí en
donde aparece la historia de la fobia del caballo. Juanito hace unas hermosas
descripciones de las relaciones del caballo y la calle, de lo que implica el caballo
en la calle, entra en un devenir caballo, sabe que los que transitan la calle son los
caballos, entra en un devenir animal que le permitirá generar, agenciar y tramitar
una serie de acontecimientos, a la vez de producir una serie de nuevos afectos.
Juanito pretende y lo dice, cruzar al otro lado de la calle para encontrarse con
otra nena, que es la hija del dueño de la fonda donde sirven almuerzos.
Sus padres bloquearan su devenir, así como su programa deseante. En su devenir
caballo hay una serie de regímenes de afecciones que conformarán un nuevo
agenciamiento maquínico, donde está incluido él hace-pipí y la mordedura del
caballo entre otras singularidades, pero en ningún momento se nos autoriza a
hacer la traslación de la mordedura del dedo al pene y con ello la conclusión del
caso en torno al complejo de castración que Freud hace, porque en el texto que
expone está muy claro el régimen de afección que ahí se está desplegando. No es
Juanito quien incluye la posibilidad de la castración, es la madre quien profiere la
amenaza ejerciendo una función claramente represiva y paranoica frente al
paseo esquizo que Juanito se esfuerza por emprender, aunque luego pueda
inferirse que Juanito incluye este acontecimiento en función del establecimiento
de una red significante.
¿Qué es lo que hace Freud? A esa multiplicidad, a esa heterogeneidad la hace

91
pasar por la criba de Edipo que funciona como una representación reprimente,
como un aparato codificador, y lo captura en el medio familiar, pasa del medio
social al medio familiar. Eso muestra cómo de algún modo la operación edípica
que evidentemente no inventa el psicoanálisis, es cierto que la descubre, pero
confunde el inconsciente, y la necesaria producción de inconsciente, con este
aparato represivo olvidando que justamente su funcionamiento y el sentido de su
funcionamiento, es plegar el investimento sexual, libidinal, del campo social sobre
la familia a través de la representación edípica. Los agenciamientos maquínicos
no tienen nada que ver con formas separables, no son representaciones de algo,
sino transformaciones de afectos, es decir devenires, el propio afecto es un
devenir, lo podemos ver en el devenir caballo de Juanito que implica verdaderos
movimientos de desterritorialización y reterritorialización. Las máquinas no son
representaciones, son afectivas, son dice Deleuze, programas afectivos. La
respuesta que el psicoanálisis da al programa de Juanito es transformarlo en
fantasías, nos preguntamos en función de que malabarismo el afecto «hacer
ruido con los pies» remite a la escena primitiva. A Juanito le reemplazan sus
afectos por fantasías y sus devenires por representaciones.

Se nos hace evidente que la gente consulta por la experiencia familiar,


justamente es porque no puede hacer una afirmación de sí mismo en relación
con el campo social-histórico, porque no pueden ocupar su lugar. En la sociedad
capitalista un niño no tiene lugar, una mujer tampoco. Lo que hace imposible
para el niño y la mujer ocupar un lugar es la dependencia económica, y ésta es
una dependencia política a la vez que libidinal. Esta dependencia es lo que impide
el libre juego de los investimentos libidinales del campo social. No menos que en
el hombre quedan maniatados al campo familiar, pero este no es el origen del
desorden, sino su efecto. No es por azar que los personajes de la novela familiar
se presentan en relación a personajes históricos.
El inconsciente no es imaginario ni simbólico, es maquínico; mientras se
permanezca en lo imaginario, en lo estructural o lo simbólico, el análisis no
logrará alcanzar el inconsciente.
La culpabilidad es una proyección del padre sobre el hijo, solo luego, como se
ve claramente en el caso de Juanito, sobrevendrá el sentimiento interior sentido
por el hijo.
«No hay motivo, entonces, para preguntarse quién es primero, si el padre o el
hijo, ya que tal cuestión no se plantea más que en el marco del familiarismo. Lo
primero es el padre con respecto al hijo, pero tan sólo porque primero es la
catexis social con respecto a la catexis familiar, lo primero es la catexis del
campo social en el que el padre, el niño, la familia como subconjunto, están al
mismo tiempo sumergidos.»[15]
El investimento libidinal inconsciente del campo social aparece a través de la
serie de amores de un grupo o de un individuo, a través de los objetos sexuales,

92
de la serie de sus relaciones sexuales. Esto se observa claramente tanto en el
autoanálisis de Freud como en los casos del hombre de los lobos y del hombre de
las ratas y por supuesto como vimos en el programa deseante que Juanito se
empeña en desplegar, cuando edipo se revela, se lo encuentra en un contexto
donde en forma manifiesta la libido inviste el campo social: es a través de las
criadas que se introduce un corte infantil no familiar como el que distingue rico y
pobre.
La primera deducción es que la libido inviste determinaciones de clase que el
niño aprehende bajo la distinción pobre-rico; mujer pobre, mujer rica. El rico y el
pobre introducen el rol de lo Otro. Es a todas luces evidente que el niño de
carrasco no confunde a su madre con la sirvienta boliviana, ni el niño de borro
desplaza la figura de su madre sobre la señora que le entrega una moneda
cuando detiene su automóvil frente al semáforo.
Se nos hace evidente que uno de los aspectos fundamentales de la represión
en la educación de un niño es inhibir la producción del inconsciente.
En un proceso psicoterapéutico por más lejos que nos remontemos en la
infancia de alguien de todos modos se nos presentará el mismo problema ¿Cómo
producirá el niño inconsciente?
En esta dirección jamás le diremos a alguien que está haciendo una regresión,
dando idea de que haga lo que haga, diga lo que diga ya sabemos al modo del
psicoanálisis cual será el resultado, en un esquizoanálisis nada está dicho sobre
cual será el camino o el resultado[16]. En este caso se hace necesario introducir
una distinción positiva entre bloque de infancia y recuerdo de infancia.
Bergson en su ensayo «Materia y memoria» plantea que el recuerdo es
contemporáneo de aquello de lo que uno se acuerda, a cada momento el
presente se desdobla en pasado y futuro, en el mismo momento que el presente
es vivido se fabrica el recuerdo de ese presente, de modo que bastará una
mínima distorsión de la percepción para que se produzcan fenómenos de déjà vu.
Un mínimo trastorno en la línea de bifurcación posibilita que en vez de percibir la
cosa como presente se la perciba como recuerdo.
El bloque de infancia no es un recuerdo, sino que pertenece auténticamente a
la experiencia de la niñez y nada edípico se expresa en él. Sólo se encontrará un
conjunto de conexiones maquínicas que forman la verdadera actividad
inconsciente, ésta no es figurativa ni simbólica, sino un agenciamiento maquínico.
Cuando en los grupos de niños implementamos dispositivos grupales que les
permiten experimentar a través del juego estamos posibilitando la producción de
bloques de infancia en estado vivo. El recuerdo de infancia se revela edípico
porque cuando el niño extrae del bloque de infancia un recuerdo lo hace
fabricándolo en referencia a las coordenadas edípicas, es decir a nivel del relato
lo hace para contárselo a papá y mamá. Es la conducta del relato la que produce
un aplastamiento del inconsciente y por último se vive persecutoriamente al

93
introducir el juicio moral, la evaluación de las acciones.
Por el contrario en los procesos esquizoanalíticos nos proponemos como
tarea extraer del recuerdo los bloques de infancia, estos son los fragmentos de
experimentación del niño. Del mismo modo con el esquizodrama se implementan
técnicas de recuperación e inyección de bloques de infancia en la experiencia de
la escena del adulto. La combinación de agenciamientos maquínicos y
producción de enunciados se opone al proceso de interpretación que reposa
sobre el recuerdo de infancia. Se lo hace para favorecer todo tipo de devenires:
moleculares, animales, minerales, niño, mujer, guerrero, poeta, negro, indio, etc.
El trabajo con escenas e incluso la instrumentación del encuentro en un
dispositivo de análisis individual busca promover potencias de liberación
autopoiéticas, estas son aquellas que nos afectan de afectos alegres, el
dispositivo funciona produciendo diversos devenires, intensos e imperceptibles
para devenir otro.
Partimos de la idea de que la enfermedad tiene dos caras: el resentimiento y
la mala consciencia que actualizan el odio y el resentimiento respectivamente. Es
el modo en que «el poder» se opone a la potencia. Los poderes a los que
hacemos referencias son fundamentalmente instituciones hechas para
afectarnos de tristeza, estas nos despojan de nuestra potencia de vivir
capturándonos en el polo paranoico y llenándonos de pasiones tristes como la
esperanza, la espera de recompensas y la necesidad de la seguridad, además de la
amenaza de castigo si nos apartamos de las significaciones dominantes. De este
modo las instituciones nos poseen y la pertenencia se asegura deprimiéndonos.
Las instituciones sociales nos suministran modelos, a la vez que nos llenan de
afecciones, son máquinas sociales, máquinas de afectos que instituye un juego de
compensaciones que como resultado nos fijan al subjetivarnos, bloquean la
experimentación nómade del esquizo que nos habita para sedentarizarnos.
El proceso esquizoanalítico, psicoterapéutico o como quieran llamarlo se
produce en función de liberar a las personas ya sean tratadas grupal o
individualmente de sus puntos de subjetivación, modificar su ángulo de
significancia y afectar su estrato orgánico a los efectos de experimentar su vida
de uno modo diverso al que lo ha arrojado el sistema institucional que lo
enferma. Cuando tomo una persona en tratamiento trazo el mapa de sus puntos
de subjetivación, por ejemplo, en un trabajador deprimido que traté poco
después de una reciente gran crisis recesiva de alcance continental, podemos ver
su ángulo de significancia reducido aunque sus puntos de subjetivación sean
numerosos; uno de los vectores del ángulo de significancia lo podemos referir a
la imprenta en que trabaja, con sus conflictos laborales, los patrones, las
máquinas que la pueblan y los grupos sindicales, la amenaza del seguro de paro y
el salario; en el otro vector está su familia con sus hijos escolares y su cónyuge y
un sin número de cuentas que se acumulan. Todo ello forma un real dominante,

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él nos dice que siempre ha sido así que siempre ha habido patrones y máquinas
por todas partes y que está resignado a ello. El pobre hombre se encuentra
envuelto en lo real dominante que envuelve lo que podríamos llamar lo real
encubierto: los tratos de la patronal, la fuerza de los grupos sujeto que actúan en
la empresa y que se proponen subvertir lo real dominante, etc.
El pobre hombre está resignado y en primera instancia se somete al orden
dominante. Esa es la función del punto de subjetivación que se objetiva en el
salario que recibe y que su mujer le exige quincena a quincena y del cual nada le
queda; lo constituye como un sujeto fijo asignado al trabajo, varía la apertura del
ángulo cuando pasa del territorio laboral al familiar. Allí su mujer actúa como
persona global constituyendo un nuevo punto de subjetivación, luego viene el
momento de ir a la cama y como está deprimido se acuesta temprano a mirar
televisión el aparato actúa como otro punto de subjetivación que encubre su
hastío e impotencia, para luego dormirse cuando su mujer cansada de atender los
niños viene a su cama matrimonial. Durante el primer tramo de su análisis todo
gira en torno a estos puntos de subjetivación y su régimen narrativo es la queja,
se queja de todo y de todos en especial de la suerte que le ha tocado.
Desde el punto de vista del esquizoanálisis la «enfermedad mental»,
depresión en este caso no puede definirse por un aspecto único, es necesario
atender a elementos de diverso orden como el personal, conflictos a nivel de la
personalidad, de las relaciones de orden sexual, de las relaciones de pareja, de las
relaciones en el interior de la familia, problemas microsociales que implican
dimensiones institucionales, del trabajo, del barrio y del modo de vida,
componiendo un complejo campo de problemas en el que se puede discernir
atravesamientos y transversalidades como transferencias ilocalizables que se
diagraman en el campo corporal y afectivo. El encuentro produce un campo
corporal y afectivo que implica dimensiones económicas y dimensiones morales,
estéticas e incluso religiosas, aunque la razón por la que consulta aparentemente
se deba sólo a un síntoma de impotencia o un síndrome de depresión. El pasaje
del padecimiento al pensamiento es lo que el esquizoanálisis propone como vía
«psicoterapéutica», es lo que se experimenta en el proceso clínico, en tanto el
primero es efectuación de un campo corporal y afectivo y el segundo
actualización de un campo de problemas.
En este caso la enfermedad mental se agencia en el conjunto de esos niveles
aunque aparezca como síntoma en el estrato orgánico. Solo comprenderemos
porque la persona llega a presentar tal síntoma si tomamos en cuenta el conjunto
de las articulaciones que la llevaron a su padecimiento al formular los problemas
que lo pueblan.
La estrategia a seguir no depende del saber ni de la práctica del terapeuta,
sino del modo en que se agencia la situación. Esto nos lleva a la instrumentación
de un encuadre móvil y a la elección de una caja de herramientas, tanto

95
conceptuales como técnicas.

La clínica es una práctica creativa en la que el diálogo espontáneo es


fundamental, pero no se queda solo en eso en la medida que incesantemente
debe crear lo que sea preciso para que el dispositivo continúe funcionando y el
proceso tienda a su realización. La intuición es su principal herramienta a los
efectos de poder captar toda relación, detectando aquello que como dice
Baremblitt «da a percibir a la percepción, imaginar a la imaginación, a desear al
deseo, a impulsar la voluntad, a pensar al pensamiento»
Ningún paciente soporta un grado de frustración absoluta como el que
presenta el silencio del analista. A veces es necesario decir algo intrascendente,
aunque mas no sea para sostener el dialogo, otras el equívoco cumple un papel
importante, pero siempre se pregunta, se indica, se sugiere, se concuerda y se
difiere el punto de vista, otras se informa. Hay tiempos de espera, otras en que
todo discurre a una velocidad asombrosa, hay líneas que se prosiguen y luego no
arrojan nada y muchas veces un imprevisible destraba un relato repetitivo y
monocorde que gira en el vacío.
Muchas veces por mucho tiempo nada significativo pasa y sin embargo se
puede comprobar una notoria mejoría en el paciente, dando cuenta que
precisamente ese largo contacto con su alternancia de presencia-ausencia,
conexión-desconexión, es lo que «cura», en tanto es el vínculo como planteaba
Pichón, lo relacional, el agente diferencial que posibilita experimentar el juego de
fuerzas que conforma el campo corporal y afectivo, lo que da consistencia a la
irrupción de focos autopoiétlcos que producen líneas de fuga creativas, al
instrumentar la relación psicoterapéutica se produce en el «entre» un diferencial,
un juego de variación continua que se constituye en un singular, es una inflexión
en si misma en la curva de singularidades que componen al sujeto, ampliando de
ese modo el ángulo de significancia al producir un nuevo punto de vista y por
ende nuevos puntos de subjetivación. Nociones como la de holding juegan aquí
un papel muy importante debido a que sostiene no solo el proceso de
subjetivación que el paciente inaugura, también al cuidado analítico que el
analista ensaya.
No hay un modo privilegiado de trabajar los territorios existenciales y
funcionales para todos y cada uno de los pacientes o situaciones. La clínica es la
práctica de un arte, en el que la auto-poiésis se produce. La psicoterapia
esquizoanalítica, aunque sería mas coherente hablar simplemente de clínica, en
tanto dispositivo de producción de subjetividad deviene en desvío de la
producción — reproducción que implica los procesos de subjetivación
sedentarios o de estado, y puede devenir en clínica móvil como le gusta llamarla
a Joaquín Rodríguez o nómade que tienda a producir variaciones problemáticas al
privilegiar sus líneas de fuga.
La clínica nómade responde a la lógica de las ciencias menores propias de la

96
lógica turbulenta de la máquina de guerra, estas ciencias son problemáticas por
naturaleza y tratan con realidades difusas, su método es de variación continua,
de ahí nuestros esfuerzos por componer encuadres móviles que no se separen de
los procesos para entenderlos y abordarlos desde una exterioridad, los encuadres
móviles «ponen las variables de los procesos en estado de variación continua y
acompañan sus variaciones desde dentro» y para su instrumentación requieren
de un paradigma ético-estético.[17] Para ello es necesaria una invención
permanente de recursos conceptuales de intelección e intervención. Es decir que
requieren del diseño y montaje de diversos dispositivos y tantas operaciones de
transformación como sean necesarios. A la vez la clínica requiere realizar un
raspaje de todos los instituidos organizados como edipo, la familia, el capital,
entre otros a los efectos de desbloquear las líneas de fuga, desviaciones e
invenciones deseantes que produzcan nuevos procesos de singularización de la
subjetividad, nuevos devenires. Para tales efectos se hace necesario provocar,
incitar, afirmar, preguntar, responder, dramatizar, como cuidar y acompañar
ayudando a montar defensas protectoras y estrategias de sobrevivencia contra
las fuerzas reactivas.
Antes que interpretar, sostener la experimentación del consultante, esta
estrategia lleva a privilegiar el encuentro en lugar de la transferencia,
promoviendo así el proceso productivo deseante. En todo caso se trata de
componer un campo problemático en donde la formulación de los problemas
indica un pasaje del padecimiento al pensamiento dando consistencia a los
procesos de experimentación intensiva que el encuentro promueve en la
inmanencia del campo.
El paradigma ético-estético es el que mas conviene a los abordaje
esquizoanalíticos que agencian clínicas nómades, en la medida que se revelan
rigurosos a la hora de captar devenires y líneas de fuga, puesto que son los que se
requieren para acceder a un conocimiento de lo difuso en tanto objetos
estéticos, como funcionales al éthos que envuelve toda acción humana. Es así
que la clínica deviene ética, cada encuentro, cada intervención clínica, es un acto
ético en el que se arriesga el cuerpo.
La clínica deviene arte de sanar, y para ello otros de sus requisitos es la
efectuación de un Eclecticismo Superior, como plantea Baremblitt con la
precisión que lo caracteriza.
En último termino se trata de que el sujeto pueda armonizarse para ser digno
de los acontecimientos que la vida le depara, sean estos amores o catástrofes.
Ser dignos de los acontecimientos que en la vida suceden, e ahí la ética del
esquizoanálísis.

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La klínica como pragmática universal
La dinámica del seminario en este nuevo año está clara, será semanal y nos
vamos a reunir durante una hora y media. Sería bueno que en estos días puedan
leer los materiales que vamos a ir recomendando. De esa forma podremos
empezar instalando algún problema, desde el trabajo a terreno.
Esto va a permitir que en vez de repetir aquí lo que dicen los libros, se
planteen diversas problemáticas a ser analizadas, trabajadas, problemas del
campo de la práctica clínica en sentido amplio, vamos a tensar la clínica al grado
devenga en Klínica, retomando así el planteo de Baremblitt.
(Valentín) Kliné significa inclinación es de donde viene la palabra clínica,
donde el sujeto está inclinado. El punto implica pasar al Klinamen.
(Alfonso) Y no es casual que las clínicas sedentarias el sujeto se vea forzado a
inclinarse, así se agacha la cabeza, y es tan fácil cortarla si el sujeto se agacha.
(Valentín ) El término Klinamen viene de la filosofía atomista, el que lo trabajo
mucho fue Lucrecio. En realidad Deleuze lo toma de otro filósofo francés que es
Henri Bergson, quien trabajó muchísimo a Lucrecio. La idea de Lucrecio, como la
de los atomistas, es que todos los átomos caen en paralelo, en realidad ya era lo
que planteaba Demócrito, luego los estoicos pensaron que si los átomos caían en
paralelo ¿cómo se produce el mundo, los distintos mundos posibles? Lucrecio
dice que hay en el átomo una inclinación natural, que el átomo no sigue una línea
recta, por un momento el átomo tiene un desvío natural que se llama klinamen
que es el desvío mínimo que hace que ese átomo choque con el que cae a su lado
y se produzca un torbellino, son encuentros que producen torbellinos, espacios
caóticos que son las formaciones del mundo, hasta que vuelven a caer en
paralelo y eternamente vuelven a desviarse y producir torbellinos. Su concepción
da lugar a las teorías del caos y de la irreversibilidad del tiempo, Prygogine toma
muchísimo en cuenta a Bergson.
(Alfonso) «Entre el tiempo y la eternidad» puede ser una linda lectura para
abordar el la teoría del caos y estudiar el problema de la flecha del tiempo
implicada en los procesos de la naturaleza, en su defecto pueden consultar un
texto de divulgación que escribió junto a Isabel Stengers que se llama «La nueva
alianza».
La nueva alianza. Como surgen o producen las alianzas. ¿Cómo producir
alianzas si no es con desvíos, diferencias, afirmaciones de la diferencia?
(Valentín) Creo que la idea de producir una klínica es poder darle un desvió a
la clínica, desvió necesario para producir una nueva clínica.
(Alfonso) Sí, para ello es necesario que en lo que se repite se trabaje
justamente aquello que se desvía, estar alerta al acontecimiento como desvío.
(Marcello) Justo, no encontramos la película que queríamos pasar en el ciclo
de cine y vamos a pasar «Corre Lola corre» y fue totalmente por azar.

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(Valentín) El azar produce.
(Alfonso) El azar produce la novedad radical, sin el azar ya se conocerían
todas las determinaciones del acontecimiento, así se anticiparía lo que se va a
producir, cayendo en la reproducción. El maldito del azar es Nietzsche, es quien
mejor trabaja el tema, es en el Juego de la tirada de Dados que se expresa el
eterno retorno como afirmación de la diferencia.[18]
Como ven estamos en un plano donde se hace evidente la absoluta necesidad
de estudiar e investigar rigurosamente, porque sino lo único que podemos hacer
es sanatear, y lamentablemente la sanata produce una cosa insoportablemente
mediocre. Es como cuando un paciente te empieza a aburrir.
Un día vienen unos curas a visitar a Winnicott, y le explican: mire nosotros
queremos ayudar a la gente pero necesitamos saber a quienes podemos ayudar y
con quienes ya no podemos ayudar y necesitaríamos derivarlo a un Psiquiatra.
Los curas la tienen clara, no van a mandarlos a la competencia, saben que la
Psiquiatría es su aliada, no lo mandan a un Psicólogo.[19]
De todos modos los curas llevan ventaja, aparentemente muchos de nosotros
parecen intentar hacer lo mismo que ellos: imponer algún tipo de moral.
Estos no se anduvieron con vueltas y fueron directamente a consultar al
Psiquiatra, a un Psicoanalista.
Winnicott que es un genio, les dice: si a ustedes la persona les habla y ustedes
no se aburren seguramente podrán ayudarla, si la persona habla, habla y habla y
ustedes en un determinado momento se aburren ya no podrán ayudarlo.
Y ustedes ¿de qué se aburren?
(Intervención) Uno se da cuenta cuando a veces no tiene nada que hacer,
cuando no hay posibilidades.
(Alfonso) La subjetividad es determinante en la percepción del tiempo. El
tiempo y la subjetividad son inmanentes la una a la otra, se expresan en los
desvíos moleculares de los que habla Prigogine, expresan modos de percepción,
perceptos.
El tiempo actual es un tiempo acelerado, hay un experimentación, una
percepción del tiempo: nadie tiene tiempo, no se tiene laburo pero igual no se
tiene tiempo, la experiencia del tiempo tiende a ser capturada en la subjetividad
capitalística. Sin embargo el desvío nos abre a otra experiencia del tiempo, hay
acontecimientos que producen líneas de fuga a la subjetívación capitalística.

**************

En un callejón de acceso al Parque Posadas muy transitado por los vecinos del
lugar y en especial por los liceales, puede apreciarse un bellísimo mural callejero,
se trata de una «pintada» muy colorida y alegre que contrasta con el motivo que
expresa; en ella se puede leer la siguiente inscripción:

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«Marquitos nunca olvidaremos tu sonrisa»

Recordar a Marcos por su sonrisa expone al observador en tránsito a toda


clase de devenires, produce una aprehensión por hacceidad en la que vivencias y
afectos «paisajean». Emite afectos que circulan entre los pobladores del Parque
que deambulan por el callejón generando turbulencias insospechadas. Esta
pintada puede decirse que en si misma hace klínica. Puede decirse que es
efectuación de una clínica micropolítica, constituye un foco auto-poiético que
libera líneas de fuga que envuelve y arrastran a esa comunidad en devenires
insospechados.
Marcos fue el chico que asesinaron en el Parque Posadas. ¿Conocen el caso?
(Intervención) Lo mato un policía en un lugar privado donde supuestamente
no puede entrar la policía. Fue algo que tuvo que ver con una trasgresión a un
reglamento.
(Alfonso) Hay policías y policías. Lo asesinó un miembro de la brigada de
narcóticos. Marquitos, un pibe, estudiante de dibujo en la carrera de ayudante de
arquitecto, que tenía apenas veinte y pocos años y que se lo podía encontrar en
las inmediaciones del Parque Posadas, cuyo mayor pecado era fumar porro y es
probable que ocasionalmente vendiera a la barrita de jóvenes del Parque alguna
«palanca».
Lo asesinaron en el contexto de un asado organizado para despedir a uno de
los chicos del barrio que emigraba para España. Los pibes estaban tocando el
tambor, se pasaron de la hora reglamentaria y los vecinos llamaron a la guardia
privada.
Lo primero que uno tiene que hacer si quiere analizar un campo es dejarlo
venir para afectarse de todas las maneras posibles, en todo acontecimiento
habría que, antes de empezar a interpretarlo, o apartarnos afectados porque la
víctima podría ser cualquiera de nosotros, dejar que se despliegue. Sería
necesario realizar las cartografías necesarias a los efectos de reconocer las
fuerzas que lo trabajan, las líneas que lo componen y las relaciones de fuerza que
se expresan en sus agenciamientos, así como los problemas que pueblan el
campo y lo transversalizan. Distinguir sus estratos como los agentes que actúan
en el y entran en relaciones o agenciamientos de cuerpos en presuposición
recíproca.
¿Alguien puede creer que lo mataron por transgredir el reglamento?
El acontecimiento fue un punto de inflexión en la vida de la comunidad,
constituyó una verdadera tragedia que afecto la vida de mucha gente y sesgó
entupida y brutalmente la de Marquitos.
El parrillero en que estaban reunidos es comunitario, se alquila y tiene un
reglamento de uso, que como es previsible no contempla a los jóvenes, ni la vida
nocturna, ni pensar en la posibilidad de festejar o reunirse hasta la madrugada.

100
Los muchachos excedieron el tiempo reglamentario, pasando la hora permitida;
pero aquí no solo se expresa un problema referido a reglamentos y horarios.
Coincidentemente los jóvenes estaban organizándose para reclamar un lugar
de reunión en el Parque y al tomar el parrillero azarosamente instituían un nuevo
lugar de reunión, ahí reterritorializan un devenir joven en un espacio estriado en
que no es habitual encontrarlos. Esos jóvenes que estaban siempre en el parque,
se reunían generalmente a la intemperie, nunca en un lugar cerrado y si bien
tocaban los tambores nunca hasta tan tarde. Reclamaban poco a poco
haciéndose oír el derecho a habitar el Parque desplegando sus actividades sin ser
molestados por los guardias o la Policía y pedían les adjudicaran algún lugar
cerrado donde realizar actividades culturales.
El acontecimiento del asesinato de Marcos se produce en este contexto de
lucha de los jóvenes frente a la intolerancia de los adultos y en especial de los
adultos mayores que son los que tienen el poder de decisión en el complejo
habitacional, que además estaba siendo enrejado.
Cuando el vecino que no se bancaba la fiesta efectúa la denuncia, un afecto
es lanzado directo al cuerpo de los jóvenes. Si bien es un impensado, en ella está
plegada como posibilidad el desenlace, el asesinato de Marcos está plegado en la
denuncia del vecino molesto por los tambores, que seguramente nunca lo
imaginó y solo quería dormir, sin dudas era un «amargo» que insistió
vehementemente en que la fiesta terminara amparándose en el reglamento. El
polo paranoico agencia la denuncia con el policía fascista y el arma homicida.
Esta es la sucesión: el vecino llamó a la guardia del parque, ya que el
complejo habitacional cuenta con una guardia de seguridad propia como las hay
en varios lugares. Lo interesante son las derivaciones, el primero que quiere
reprimir a los jóvenes y se ve envuelto en un sentimiento de rabia, de bronca, por
el resentimiento que se expresa en la denuncia, es un vecino, pero él no detenta
autoridad (las armas) porque el Estado no le deja hacer lo que él desea sin mas,
entonces llama a quien tiene que llamar, a la guardia contratada por la
administración para que ponga orden. Cuando el guardia enviado llega al lugar los
muchachos se rieron en su cara. El guardia no es un policía, la única autoridad
que logra ejercer es sobre los extraños al parque en la medida que sean lo
suficientemente pobres y sobre los jóvenes y los niños en tanto los signos que
emite (su uniforme por ejemplo) logran amedrentarlos. Su verdadera función es
servir a los miles de jubilados y los cientos de propietarios de autos que viven en
el Parque.
(Intervención ) El guardia seguramente se sintió humillado.
(Alfonso) No, ni siquiera es ahí donde se humilla, volvemos al principio,
humillarse es inclinar una parte del cuerpo como la cabeza o la rodilla en señal de
acatamiento y sumisión. A este personaje ya le arrebataron toda posibilidad de
sentirse humillado porque funciona bajo un régimen de sometimiento y

101
humillación permanente, de modo que ya no siente que lo humillan, sino que no
respetan su investidura, que no lo obedecen.
La gente está tan desesperada que agarra un trabajo como ese por un
miserable salario, reciben ocho pesos la hora en una jornada que se extiende por
unas doce horas, eso ya es una humillación escandalosa.
El aparato represivo busca humillarnos a los efectos de inhibir cualquier
desvío o manifestación de rebeldía. La sumisión del resignado es su sueño y su
pesadilla la revuelta; ya padecemos todas las humillaciones posibles con el
régimen de miseria en el que vivimos.
Ese hombre ni siquiera está triste, se pasó para el otro lado, la depresión lo
envuelve pero ya no siente tristeza, sino que la tristeza ha devenido en su modo
de vida. Claro que lo que digo es en términos generales, porque siempre hay
átomos que se desvían. Cuando se le rieron en la cara, su reacción fue la de
dirigirse a la guardia donde seguramente se comunicó por radio e informó lo
sucedido. Lo que ahí se produce es un desconocimiento de la «autoridad», y una
reacción de rebeldía frente al sistema de la rostridad, que funciona abatiendo
nuestro orgullo de ser, para someternos.
Entonces el siguiente movimiento es el que realiza su superior, el supervisor
fue los reto y se rieron nuevamente, los muchachos por otra parte estaban con
un dolor inmenso, aunque totalmente negado por la manía de la fiesta, por lo que
además se hizo acreedor de toda clase de injurias e insultos.
Entonces, el dolor que sentían por el desgarro que producía el amigo que se
iba, ese afecto triste se descarga sobre los vigilantes que se retiran tan furiosos
como impotentes.
Como las gestiones de la guardia fracasan, llaman a la seccional 12 que es la
comisaría que está cerca del parque.
Deduzco que en el llamado el encargado de la guardia privada amplificó el
resentimiento hacia los jóvenes, que ya se expresaba en la denuncia del vecino,
describiendo la situación como intolerable, insolente, incontrolable y peligrosa,
envolviéndola con afectos de ira y odio predisponiendo la intervención policial, al
valorar la reacción de los muchachos como desacato a la autoridad, que pasaban
a ser los inadaptados de siempre y por lo tanto objeto de represión.
Cuando alguien dice: ¡ojalá se mueran! ¡los mataría! realmente se expresa un
deseo. Es eso, ojalá se muera, un afecto; pero es otro registro que el del policía
en tanto lo efectúa, pasa al acto.
El «se» es lo impersonal del afecto, no es una proyección de alguien, sino algo
que circula entre los cuerpos, un afecto que pasa por el vecino, pero que no
efectúa en tanto se sujeta a la ley.

Cuando aparecieron los milicos ya venían dispuestos a reprimir a los pibes, ahí
sí que les metieron el peso con amenazas e incluso algún forcejeo, pero ellos
reaccionaron espontáneamente y además de seguir insultando y vociferando,

102
lograron amedrentar a los policías.
Estos al percatarse que los jóvenes no solo pensaban desobedecerlos, sino
que además tenían intensiones de resistir cualquier intento de desalojarlos por la
fuerza, piden apoyo por radio, poco después se bajan de un Fiat blanco unos
sujetos que no usaban uniforme, eran «tiras» o «ratis». Así es como se denomina
en el argot a los agentes que hacen el trabajo sucio, en general usan autos que
cambian cada tanto, con matriculas truchas, son la cara sucia de la represión.
Los muchachos a partir de ahí fueron objeto de golpes, forcejeos y maltratos
que sin embargo resistieron, hasta que un chico paralítico es brutalmente
empujado y cae de su silla de ruedas, al tiempo que uno de los «ratis» del Fiat
blanco saca su arma de reglamento y dispara varias veces.
El desenlace es que Marcos muere asesinado de un balazo a quemarropa.
El policía es sentenciado por la justicia a la ridícula pena de tres meses de
prisión y de la que no se sabe a ciencia cierta que haya efectivamente purgado.

Luego de la muerte de Marcos los jóvenes realizan una llamada de tambores


en su memoria acompañados por adultos y niños. Se leen poesías a modo de
homenaje y se realizan pintadas y murales. También se emite un comunicado
público y se exige justicia.

Poco tiempo después los vecinos crean una comisión de convivencia y


seguridad, que dialoga con ellos y mas tarde incluso integra a alguno de ellos
aunque por poco tiempo, logran que se les adjudique horarios de uso en la
Mansión de Posadas (propiedad del complejo y administrada por la asamblea de
vecinos) donde comienzan a ensayar murgas jóvenes entre otra «conquistas».

Señalemos los hechos que se van desencadenando luego y a partir del


acontecimiento, del asesinato de Marcos. Aparece la indignación de muchos
vecinos por una vida cegada injustamente a manos de un policía fascista,
indignación que no se expresa de la misma manera en la madre que en sus
compañeros.
En el Parque se vive un dolor colectivo y se manifiestan expresiones de odio
con la policía, luego se organizan dos grupos de propietarios con posturas que
repiten lo mismo de siempre:
Un grupo conformado por aquellos que pensaron, piensan y pensarán que la
represión es la vía del poder, que en este caso se encarna en alguien que asume
ser el portavoz de la seguridad, un vecino jubilado de la policía, que supo ser jefe
de inteligencia y enlace antes y durante la dictadura.
Un segundo grupo, liderado por un vecino, ex-preso político, ex-militante del
Partido Comunista y actual integrante del gobierno frenteamplista.
Llegó a acontecer que a raíz de este doloroso acontecimiento ambos grupos
se juntaron en la misma mesa conformando una comisión que en principio iba a

103
ser de seguridad y terminó siendo de convivencia y seguridad. El movimiento de
los jóvenes es primero capturado y luego aplastado por estos grupos masa que se
forman reproduciendo estrategias de estado que se expresa en la dicotomía:
seguridad o convivencia.
Mientras un grupo proponía trabajar la convivencia, el otro proponía que
había que organizar mejor la seguridad.
Los del grupo de la seguridad piensan que hay que apoyar a la policía y
reprimir a los jóvenes aplicando el peso de la ley. Mientras que el otro grupo
sostiene que la estrategia es establecer pautas de convivencia acordadas sobre la
base de la diferencia y la tolerancia y que de ningún modo se debe policiar a los
jóvenes que por otra parte son hijos de propietarios.
Ambos grupos creen que la norma debe ser respetada pero su relación con la
ley difiere, establecen una distancia distinta y se afectan de diversa manera, para
unos convivir es respetar la ley y para otros es producir comunidad. El grupo que
encarna la tolerancia prevalece en las asambleas de vecinos y la comisión pasa a
denominarse de convivencia y seguridad pasando a ser integrada por referentes
de ambos grupos.
Mas tarde se revelarían conexiones económicas, aunque no necesariamente
corruptas entre policías, jubilados de la fuerza y la empresa a cargo de la
seguridad. Como efecto del trabajo de la comisión entre otras derivaciones se
crea una cultura de mayor tolerancia hacia los jóvenes y un cambio de empresa
de seguridad.
Delinean estas posturas con claridad la diferencia entre conservadores y
progresistas entre los grupos. Si se hubiera mantenido la «o» no hubiera habido ni
seguridad ni convivencia. Imaginemos una comisión de seguridad encabezada por
un jubilado aburrido de no hacer nada y que obviamente no puede dejar de hacer
lo que siempre hizo: tareas de inteligencia y vigilancia.
Los vecinos que lideraban a cada grupo y que conforman la comisión junto a
otros miembros vuelven encontrarse frente a frente. En el pasado en las
dependencias de Inteligencia y Enlace los mismos personajes se enfrentaron,
donde en el nombre de la seguridad del estado uno interrogaba al otro en tanto
desviado, revolucionario, subversivo, sometiéndolo en aquel entonces a
interrogatorio con el amparo del Estado.
Es justo señalar que aún no se implementaban masivamente las técnicas de
tortura instrumentadas por los militares.
¿Cuándo empieza la dictadura cuando Bordaberry disuelve las cámaras o
cuando Pacheco empieza a aplicar las medidas prontas de seguridad?
(Intervención) Y ¿cuándo termina?
(Alfonso) Entonces está «y» construye una salida, pienso que habría que
interrogarse si en ese acontecimiento no se expresaba ya la actual política de
seguridad del estado.

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Sino es allí donde empieza a desplegarse ya el modo de resolución del
conflicto que envuelve nuestra sociedad que hoy es política de estado.
En la repetición se expresa como en todo acontecimiento una diferencia, su
singularidad constituye un punto de inflexión, registro de la variación y afirmación
de una diferencia, ¿no habría que indicar en la resolución de esta «o» que
separaba a los que entendían que hay que brindar seguridad; de los que
planteaban la tolerancia como estrategia de convivencia una nueva política de
Estado, en estado naciente?
Al desplazar la relación de la «o” a la “y» se modifica la cultura fascistoide
que encarna en los modos de convivencia como restos vivientes de la dictadura
en el cuerpo social, para dar paso a una cultura democrática, pero no por ello
deja de ser una captura de la línea de fuga del devenir de los jóvenes bajo la
lógica del Estado.
Esta postura por la convivencia no vayamos a creer que es la encarnación del
polo esquizo. En la resolución del conflicto hay una política de amortiguación,
son dos modos de resolución que se implican, una es la expresión de la vía de la
represión directa, es la que afirma que no será tolerada ninguna desviación, su
problema es garantizar la seguridad.
La otra vía es la que sostiene la tolerancia como modo de convivencia, capaz
de decir no a la represión, afirma que la gente hablando se entiende, que lo
importante es profundizar la democracia.
Sin embargo ambas vías tienden a actuar por postas.
Hoy es el propio Ministerio del Interior el que promueve la formación de
comisiones vecinales de convivencia y seguridad.

**************

El cuerpo en el mejor de los casos pertenecerá a la comunidad, seguramente


le pertenezca al Estado que hablará en nombre de la ley y en el peor de los casos
ya le pertenezca a Dios con quien no es posible acordar o realizar la más mínima
modificación, en relación al Estado siempre es posible modificar sus leyes. Claro
que también tenemos los que hablan en nombre de Dios y luego arbitrariamente
dicen ahora si y ahora no, ahora la tierra gira entorno al sol, desde hace un par de
años. ¿Desde cuándo? Desde que el Papa admitió, a 400 años de su condena, que
Galileo tenía razón.
(Intervención) Lo que pasa que con ese cuento mantenían a la gente quieta,
con el cuento de que si iban «para aquellos lados» encontrarían monstruos que
los matarían y devorarían, y así eran ellos los que se iban a conquistar.
(Alfonso) La gente no le tiene miedo al monstruo que está lejos, teme al
monstruo que está al lado y al que tiene dentro, al que encarna en el prójimo, en
el vecino, en el gobernante y el policía.

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(Intervención) Es interesante lo que dice Lacan de que el yo es esencialmente
paranoico.
(Alfonso) Entonces, uno tiene miedo del monstruo que tiene al lado, al que
está entre nosotros.
Estamos viendo como un ciudadano uniformado mata a otro que era un
vecino, un joven y como otros dos se sentaron frente a frente luego de
muchísimos años de confrontar, en la misma mesa a negociar. El asesinato de
Marcos a todas luces indica un campo problemático que excede el tema de
seguridad o la prepotente locura asesina de un policía. Se pliega en el
acontecimiento la historia pasada y reciente del país y muestra las líneas
moleculares que actualizan el fascismo, las líneas moleculares del progresismo,
así como incluso el modo en que ambas líneas se entrecruzan componiendo un
nuevo orden molar bajo las condiciones de la democracia actual.
Podemos ver como se produce un nuevo estriamiento del espacio social,
puesto que el estrato de la seguridad al inhibir sus líneas de fuga se ve
irreversiblemente modificado en sus modos de subjetivación como de
organización y normativización.
También aparecen interesantísimas líneas de fuga, las mujeres madres de
niños y adolescentes fueron determinantes en el cambio cultural, así como
infinitamente más efectivas al encarar las autoridades de la época como las
jerarquías locales, además de establecer una vigilancia permanente sobre los
vigilantes y policías.
La doce decidió que no entraba ningún policía al territorio del parque porque
fueron repudiados y corrían el riesgo de ser atacados por los jóvenes o algún
vecino indignado.
Los jóvenes despidieron a Marquitos con una llamada (de tambores), con
mucha tristeza y dolor, sin embargo luego plasmaron en un mural la alegría de
Marquitos, querían que no se perdiera su sonrisa; y la pintada con muchos
colores todavía resiste al tiempo, está ahí aún en ese muro.
A su lado hay otra pintada que hace referencia a que ni el tiempo es nuestro.
El tiempo está organizado en tiempo de trabajo, en tiempo de ocio, pero el
tiempo de ocio también ha sido capturado en la industria del entretenimiento,
darse el lujo de no hacer nada, o de simplemente vagabundear por ahí como lo
hacía Marcos o simplemente estar de fiesta efectúa líneas de fuga que pueden
ser brutal y mortalmente reprimidas.
Me pregunto ¿si cuando se monta el operativo represivo que deriva en el
asesinato de Marquitos no se expresa un programa psicopolítico?
¿Es posible acompañar y sostener el proceso de duelo de la familia y la
comunidad implicada sin tener en cuenta el campo social histórico? ¿Y en todo
caso ello no implicaría patologizar la desviación? Instrumentar una estrategia
clínica tradicional no solo sería contraindicado, sino un atropello psicológico.

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Incluso una intervención en red podría poner en riesgo el análisis, en la medida,
que podría quedar capturado por el dispositivo técnico, evitando que el proceso
de análisis devenga en acción política, encerrando el acontecimiento en un brete
tecnocrático.
A pesar de recibir una demanda de intervención consideré que lo pertinente
era no instrumentar acción profesional alguna y si alentar a que se prosiguiera
con las estrategias de autoanálisis y autoorganización que familiares y vecinos ya
estaban realizando, poniéndome a disposición si en algún momento lo
consideraban necesario, optando por integrarme a algunas de las actividades que
organizaron.

Una clínica nómade


Una mañana recibo una llamada de un viejo compañero de militancia política,
que conocí por el año ochenta y dos, cuando ambos éramos militantes
clandestinos abocados a la tarea de reorganizar política y sindicalmente a los
trabajadores para enfrentar la dictadura, el tenía como tarea organizar
legalmente (la perversa legalidad que la dictadura se vio obligada a implementar
ante la lucha popular) uno de los sindicatos del transporte y yo era su enlace con
las estructuras clandestinas.
Me alegró recibir noticias suyas luego de casi veinte años sin vernos.
Conversamos un poco sobre nuestras vidas y al rato me dice que el motivo de su
llamada es porque cree que sería conveniente que entreviste a un joven conocido
suyo. Le paso la dirección de mi consultorio y una hora para reunirme con el
joven, además acordamos que él lo acompañaría.
Tal como convenimos el día y a la hora pautada suena el timbre de calle,
atiendo por el portero eléctrico y los hago pasar; cuando abro la puerta del
consultorio me encuentro frente a cuatro personas que no conozco, pregunto
por el motivo de su visita y me dicen que vienen para la reunión y que la persona
que esperaba y otros compañeros están por llegar. Los hago pasar, nos
presentamos por nuestros nombres y luego les ofrezco esperar a sus compañeros
en la sala.
Pasados unos minutos llegan todos y pasamos al consultorio, en total eran
ocho hombres por lo que tuve que traer algunas sillas del salón para grupos. No
se porqué los atendí en mi consultorio en vez de usar la sala grupal, lo que si es

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seguro que no pensé encontrarme trabajando con tanta gente. Apenas cabíamos,
lo primero que pregunto es cual es el problema que los trae y luego que relación
tienen con el supuesto paciente.
Me informan que todos ellos salvo L. (así denominaré al paciente designado)
son integrantes de la comisión directiva del sindicato de la empresa x de
transporte. Plantean que vienen porque el «muchacho» con problemas piensan
que está siendo perjudicado por los psicólogos destinados por la empresa a la
selección de personal, que ya ha dado todas las pruebas adjudicándose la libreta
profesional y que sin embargo no logra pasar la prueba psicológica que la
empresa tiene como requisito para integrar nuevos chóferes. Francamente
rechazan de plano la acción de los psicólogos y piensan que están siendo
manejados por la gerencia en función de digitar quién entra a la empresa y quién
no, siguiendo una política divisionista. Piensan en definitiva que los psicólogos
están solo justificando decisiones tomadas por aquella.
Pregunto cual es el vínculo contractual de los psicólogos con la empresa y me
contestan que es una empresa que la patronal contrata para esos fines.
Esta respuesta me hace pensar no sin ciertas dudas razonables, que
difícilmente fuera manipulable la intervención de los psicólogos y acto seguido
pregunto porque me consultaban a mí. Responden que es por la confianza
«ideológica».
Les planteo que a mi modo de ver como es una práctica relativamente
novedosa y en función de que creían que las pruebas aplicadas desconocían un
saber hacer del conductor-cobrador, una reivindicación podría ser integrarse a las
instancias evaluadoras y promover una investigación asesorada por docentes
universitarios del Área Laboral a los efectos de adecuar las pruebas
psicotécnicas. Ellos desestiman mas rápido que pronto la propuesta, contraataco
preguntando porqué tienen un interés particular en que este joven pase la prueba
y porqué su preocupación ya que aún no reviste en la empresa y por lo tanto no
era miembro del sindicato. Contestan que el padre de L. es uno de los fundadores
del sindicato y que es una persona muy querida por ellos y por todo el personal
aunque desde hace algunos años cambió su condición de empleado a socio.
Dicen que este compañero cumple una tarea política muy importante en la
estrategia del sindicato porque siendo ahora socio de la empresa promueve una
política de alianzas desde su nueva inserción, permitiéndoles desarrollar
estrategias comunes entre la masa de socios menores y trabajadores. Además de
ser amigo de todos es pariente sanguíneo de dos de ellos y político de otro.
Deduzco que el caso envuelve un cambio en la cultura de la empresa y que
esta se objetiva en la nueva modalidad de selección de personal que incluye las
pruebas psicotécnicas. Denota un pasaje de una cultura empresarial familiar
característica en el Uruguay hasta el siglo pasado en que los hijos de los
empleados tenían asegurado ocupar los puestos de sus padres cuando se

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jubilaban y siempre tenían prioridades cuando las empresas requerían aumentar
sus plantillas de personal, a una concepción empresarial gerencial que instituye
otras reglas de juego y que puede observarse en la transformación empresarial
sufrida por todo el transporte.
Coinciden conmigo y agregan que también son concientes de que las políticas
de selección han profesionalizando el oficio y que implican una respuesta a la ola
de accidentes que los perjudica, aportando una mejora de la imagen de la
empresa como de ellos mismos ante la opinión publica, ya que algunos
accidentes habían tenido una gran difusión por los medios masivos de
comunicación, provocando indignación e incluso repudio en la población.
Pero de todos modos tenían sus sospechas.
Le pregunto entonces a L. que piensa y dice que él lo único que quiere es
entrar en la empresa como chofer, que ya ha dado dos veces la prueba y que sólo
le queda una última oportunidad.
Les pido que me dejen a solas con él.
Converso por el término de media hora, me impresiona como un chico
humilde cuya única aspiración como él dice es entrar en la empresa, para ser
chofer al igual que su padre y su abuelo materno, cuenta que juega en el equipo
de fútbol de la empresa desde hace varios años, que está casado y tiene un hijo
de un año y que si entra de chofer su sueldo se vería incrementado. Noto que
presenta una cierta inmadurez afectiva pareciendo tener menos edad de la que
tiene y no ser muy inteligente. Aparece en su relato un padre abandónico y
alcohólico querido por todos pero ausente en su vida: «nunca ni cuando era
chico me fue a ver jugar al fútbol». En cambio su abuelo paterno ya fallecido
ocupaba un rol importante en su niñez, lo recuerda con cariño y ternura, y
además es evidente que lo extraña. Su madre impresiona en su narración como
sobre protectora y cumpliendo exclusivamente el rol de ama de casa, las tareas
de crianza tanto de él como de su hermana han recaído casi exclusivamente
sobre ella.
Hago pasar nuevamente al resto y les propongo por una parte asesorarme en
relación a la empresa de servicios psicológico, ya que si bien me inclinaba a no
poner en cuestión la ética de los colegas, despejar sus dudas con la opinión de los
docentes universitarios del Área en cuestión no estaba de mas y ello podría
darles cierta tranquilidad al respecto. Por otra les hago saber que estaba
dispuesto a sostener un proceso psicoterapéutico con L. aunque ello no
garantizaba que fuese a pasar la prueba. Acordamos que la mitad de mis
honorarios serían pagos por el sindicato y la otra mitad por la familia de L y que
además ponía como condición que en caso de que fuese necesario cualquier
familiar o miembro del sindicato podía ser convocado a los efectos del proceso
de trabajo, en la medida en que el pedido había partido de ellos y no de L.
Acordamos que con L. me reuniría dos veces a la semana, cosa que se

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mantuvo por un período de seis meses y que eventualmente podríamos tener
alguna reunión si lo considerábamos pertinente con la familia, alguno de los
familiares e incluso con la comisión del sindicato.
La razón por la que establezco estos acuerdos parten de la íntima convicción
de que L. era depositario de conflictos que lo ubicaban como intercesor de
diversas líneas problemáticas y afectivas que si bien transversalizaban la situación
se «originaban» en diversos medios y territorios. Con ello me aseguraba
proseguir las líneas de composición del campo de las que emergía la situación
problemática formulada en la consulta. Me proponía evitar reproducir las
depositaciones masivas que ya se me hacían evidentes en la persona de L. para lo
que implementé un encuadre móvil que incluiría distintos dispositivos.
La psicoterapia personal permitió trabajar el problema de la dependencia
afectiva y económica y sus relaciones familiares, así como explorar y analizar
diversos conflictos a nivel de su personalidad. El análisis apuntó a desarrollar un
proyecto personal, para ello analizamos los territorios laborales, familiares y
comunitarios. El proceso psicoterapéutico individual operaba como eje de un
proceso mas complejo, así al analizar su relación contractual con una empresa
tercerizada encargada de la higiene de las unidades de transporte nos dio
elementos para trabajar con el sindicato. Parte de los problemas que se plegaban
en L, en tanto actuaba como depositario, cosa que ya se perfilaba en el contrato
en tanto el sindicato aparecía como fuente de financiamiento del tratamiento,
también pudimos analizar otros aspectos que nos llevaban a la circulación del
capital familiar plegado en el vínculo Padre-Hijo.
Esta estrategia apuntaba a dar cuenta de las múltiples demandas formuladas
a la vez de despejar las depositaciones masivas de las que L. era objeto ya que
anudaba sobre sí depositaciones del sindicato como familiares, estratificando sus
líneas deseantes y sujetándolo a un campo duramente estriado, para ello toda
línea de fuga era vital.
Con acuerdo de L. mantuvimos tres reuniones con él y su padre donde se
pudo trabajar su vínculo con él.
L. lograba posicionarse desde un rol diverso al que arrastraba de niño al
plantear de hombre a hombre el problema del capital familiar (propiedad del
ómnibus) y sus dudas y responsabilidades para mantenerlo si no lograba ocupar el
puesto de chofer, por otra parte el hijo logra enunciar que es un bien heredado
de su abuelo materno, e incluye la preocupación con su hermana. El padre aclara
las perspectivas y tranquiliza al hijo en relación a que el capital no se pierde y que
de todos modos hay otros puestos posibles dentro de la empresa. Sin dudas es un
momento de inflexión en la relación con el padre e importantísimo en tanto les
permitirá ganarse un respeto mutuo, y en especial un sentimiento de autorespeto
de parte de L. El cambio en el vínculo padre-hijo se expresará al comenzar una
nueva relación donde el resentimiento es expurgado, en tanto del reproche L.

110
pasa a escuchar al padre manifestándole un cariño y un amor que antes no había
experimentado, además de pedirle perdón por los años en que dejó solo en
manos de su madre su cuidado y le prestó poca atención, también le explicó
desde su perspectiva que significaba en los años de su mas tierna infancia la
organización de los trabajadores y la lucha sindical antidictatorial.
La reunión con los directivos del sindicato también es en acuerdo con L. y
permite plantear el problema de la organización sindical, allí se plantea
información importante en referencia a la empresa tercerizada en la que L.
trabaja. También ahí se formula el problema que los estatutos plantean debido a
que ofician de por si discriminando trabajadores en garantizados y no
garantizados, de primera y de segunda; además de limitantes en la relación con
los trabajadores de las empresas tercerizadas.
Por otra parte, esta intervención habilita a plantear nuevos problemas como
el que se manifiesta en la relación con las barriadas mas humildes, donde los
ómnibus sufre permanentemente ataques vandálicos, pedreas y rapiñas. Se
diseña una estrategia que permite desarrollar una estrategia que desborda la
habitual política sindical creándose un proyecto cultural y solidario.
Esta estrategia concita el apoyo del directorio de la empresa, de los socios
menores y de los trabajadores. Se forma en su torno una red que concita en su
torno, comedores, merenderos, los cantantes populares que despliegan su arte
en los propios ómnibus, dos programas de radio de gran audiencia de dos
emisoras distintas y algunas comisiones de fomento, incluso agrupaciones de
carnaval, se organizan festivales y distintas acciones.
Termino mi trabajo con L. a poco de que se integra como funcionario del
sindicato realizando tareas de intendencia.
Resumiendo se diseño un dispositivo móvil que permitió desarrollar
estrategias de intervención individuales, familiares, institucionales y de red de
modo simultáneo, cada línea era relativamente autónoma aunque todas ellas se
plegaban en el caso de L.
Es evidente que no siempre es pertinente este tipo de intervención compleja,
incluso en este caso la particular forma de financiamiento lo propiciaba, así
como mi propia implicación, sin embargo en el análisis individual aunque no haya
intervención directa los diversos territorios, vínculos y medios son objeto de
análisis a los efectos de posibilitar el pasaje del padecimiento al pensamiento, a
la formulación de los problemas en tanto ellos tendrán la resolución que su
formulación (adecuada o inadecuada) posibilite. Y como sabemos siempre se
trata de la vida, felicidad y desvelo de una persona que está a nuestro cuidado.

111
El esquizodrama en la clínica grupal[20]
Abandonar el paradigma científico y la compostura cientificista, mas
precisamente psico-tecnicista, para internarnos en un juego que refiere a una
«ética del acto», como decía Pavlovsky, siempre implica el riesgo.
Nos proponemos exponer la práctica del esquizodrama como proceso clínico
a la vez de exponernos jugando con la polisemia del titulo; si lo hacemos es para
formular algunas cuestiones que atañen a la potencia estética de la clínica grupal
que realizaremos a través de una pequeña serie de viñetas de nuestra labor
cotidiana. Es a partir del trabajo esquizoanalítico con algunos grupos que se han
visto inklinados con nosotros que queremos indicar un particular fenómeno. Nos
referimos al peculiar pasaje que los grupos componen al desplegarse
procesualmente por los espacios diversos que autoproducen.
Nuestro trabajo clínico con grupos, que ya sobrepasa una década, nos ha
permitido observar como en los procesos grupales se sucede una serie de
espacio-tiempos que configuran dimensiones diversas, incluso divergentes. Desde
una perspectiva esquizo-dramática hemos podido discriminar tres[21]:
Una dimensión euclidiana, bajo la égida de Apolo, donde se manifiesta una
identidad objetal en el marco de una lógica axiomático-deductiva, que en su
interior inscribe una arquitectura primaria a la vez que elemental, donde se
manifiesta con toda claridad su perfección cristalina, siempre igual a sí misma y
desprovista de todo rastro de ambigüedad o contradicción interna, allí las formas
se presentan claras y distintas.
Una dimensión proyectiva, bajo la égida de Morfeo, en que se manifiestan
formas de identidad modulada, compuesta por perspectivas metamórficas que
afirman el primado de lo imaginario sobre la realidad y el primado de la mirada
sobre la palabra, de la extensión sobre el uso y del proyecto sobre la percepción.
Por último una dimensión topológica y laberíntica, que funciona a título de
lugar existencial, bajo la égida de Dionisio y de acuerdo con una geometría de
envoltura del cuerpo táctil que ya nos remite al registro de los afectos.
Esta cartografía esquizoanalítica señala como el espacio se ve organizado
para volverse un operador concreto, entre otros, del metabolismo entre los
objetos «del afuera» y las intensidades «del adentro». Queremos indicar como la
organización del espacio y el movimiento mediante una técnica de montaje es un
recurso que posibilita el trabajo concreto con la subjetividad para la efectuación
de procesos autopoiéticos.
Es de rigor señalar que lo real es el devenir, y que cuando interpretamos la
situación grupal desde una lógica del trayecto, propia del primer tipo de espacio,
será el concepto de ser y sus derivados (esencia, estructura, etc.) quienes oficien
de criba, para componer un modo preciso de captura y registro del movimiento.
Ello nos hace recordar que las categorías que hemos inventado para tratar de

112
capturar el movimiento en su mayoría no hacen más que introducir un corte
inmóvil en el plano de inmanencia para introyectarle trascendencia. El plano de
inmanencia es el movimiento, es el todo, es lo abierto, un plano que ya no será
regido por el espacio, sino por el tiempo. En él domina el tiempo del
acontecimiento, del devenir; un tiempo intensivo, productivo, que está habitado
por potencialidades actuales o virtuales.
El espacio, en el esquizodrama adquiere su propia consistencia como
dimensión, al organizarse desde una perspectiva etológica. La perspectiva
esquizoanalítica posibilita la enunciación de una territorialización existencial en la
que el trabajo con los diversos espacio-tiempos engendra un procedimiento de
montaje que discrimina lugares y señala los emplazamientos de los cuerpos y sus
relaciones entre sí y con el mundo.
Señalemos en primer lugar que en el espacio euclidiano los pliegues del alma
como dirían los filósofos del barroco y que nosotros ubicamos en el plano de la
subjetividad están lejos, aún a mucha distancia de las resonancias y vibraciones
que el movimiento de los cuerpos producen al conjugarse en función que los
regímenes afectivos son capturados, como ya vimos, por la lógica del trayecto,
lógica que delimita en forma precisa un yo, un tu, un él. Trayectos en que las
distancias se miden y donde tiende a establecerse un muro entre yo y los otros.
Es el momento en que comienza a configurarse un nosotros y donde las fuerzas
comprensivas que tienden a dar cohesión al grupo amenazan las líneas duras de
composición de la subjetividad de los participantes en la experiencia, de modo
que el deseo de fusión deviene o trasmuta para componer por reacción una
atmósfera persecutoria poniendo en movimiento fuerzas reactivas:
«Yo soy Juana, mujer, joven, estudiante, hermana, hija, novia, Somos un
montón de cosas juntas.»
«Soy Mabel, madre hermana, esposa, médica, 35 años». «Fabiana, 30 años,
psicóloga, hija, voy a pasar a ser esposa, a veces hay cosas que se me escapan.»
«Soy Horacio, estoy divorciado, padre de tres hijos».
«Yo soy Rosa con todo lo que para mi representa, después podrán ir
conociéndome Soy psicoterapeuta en dos líneas, mis líneas gestalt y análisis
transicional. Yo soy yo, Rosa, implica todo. Me encanta mostrarme.»
«Siento un choque contigo, sentía que en el grupo había dos fuerzas tratando
de agredirse, me siento en una dicotomía.»
(Aquí se produce un silencio, luego retoman el diálogo)
«El silencio a veces es hermoso y a veces es terrible, no sé cuales son mis
límites. No sé si ser yo o llamarme a silencio, porque este no es mi grupo.»

Este espacio euclidiano, al ser trabajado por la grupalidad comienza a


secretar una nueva dimensión, un nuevo espacio-tiempo dominado por Morfeo,
en el que el anterior parece desrealizarse para dar lugar a una especie de danza
donde los objetos parciales componen nuevas máquinas deseantes que activan

113
las reacciones paranoicas, en este nuevo espacio los fenómenos de proyección e
introyección se manifiestan, dando lugar a los conocidos mecanismos esquizo-
paranoides que efectúan el juego de depositaciones, adjudicaciones y
asunciones. Es un intento por imponer un orden al caos producido por efecto de
la manifestación de las fuerzas elásticas que pliegan y repliegan la materia,
apelando a lo que el maestro Pichón Rivière nominaba como esquemas
referenciales en un esfuerzo por restituir un orden reconocible.
Estos tres espacios que los grupos secretan, no son espacios puros, se
imbrican, yuxtaponen e incluso a veces se afectan de modo que se invaden
mutuamente. En el primero Apolo rige, es la dimensión donde se expresan las
líneas duras por las que las identidades y los estereotipos cristalizan, las
referencias al yo soy son un intento por definirse y definir al otro para establecer
o restablecer las distancias entre ellos. Las líneas duras de subjetivación se
manifiestan claramente y por ello aluden al apellido, la profesión, la edad; es el
momento de menor comunicación, el entremedio se constituye en una promesa
al configurarse un espacio indeterminado, deseado a la vez que profundamente
temido; paradojalmente la ansiedad predominante es la confusional.
Sobre el final de la viñeta vemos como se da lugar a una cisura en el muro,
que marca una inflexión que en si misma es inseparable de una variación infinita
o de una curvatura infinitamente variable; la inflexión producida convierte la
variación en un pliegue, el pliegue es la potencia y la potencia ya es acto. El
objeto entonces adquiere un nuevo estatuto que ya no relaciona a éste con un
molde especial, como puede ser el de la identidad profesional o familiar, ya no se
relaciona con una forma-materia, sino con una modulación temporal. Pero si el
objeto cambia profundamente de estatuto, el sujeto también; el objeto y el
sujeto son arrastrados por el acontecimiento, allí la inflexión ya no remite a la
lógica de los trayectos, más que punto es un lugar, un sitio, un foco lineal que
configura una situación, y que llamamos punto de vista. El punto de vista no
depende de un sujeto, al contrario, en tanto acto es la condición bajo la cual un
sujeto capta una variación.
Desde el punto de vista de la «coordinación» el trabajo con estos
movimientos intensivos exige un afinado arte: el del dominio de las líneas duras,
como de la posibilidad de abandonarlas para dejarse habitar por las líneas
blandas y sostener por último la potencia creativa de las líneas de fuga que los
grupos insisten en producir.
De aquí la necesidad de construir una distancia que nos permita registrar los
afectos, las afectaciones, las intensidades y sus efectuaciones. Esta distancia es
la condición necesaria tanto para construir un punto de vista, como los soportes
para que el proceso se despliegue. Por ello es que insistimos tanto en la
necesidad de dejar venir el campo, que es lo mismo que dejarlo devenir.
Este campo corporal y afectivo es el propio plano de inmanencia que, como

114
veíamos, está compuesto de flujos, fuerzas, intensidades e intencionalidades, en
definitiva por afectos y afectaciones. Este plano no es conceptual, pues en él los
conceptos se revelan como intensidades del propio plano, ellos mismos son
rasgos intensivos. El arte del esquizoanalísta consiste en conceptualizar aquello
que dejamos venir del campo, aquello que me afectó y produjo un entremedio
para componer un plano de consistencia que posibilite la experimentación con
las fuerzas que trabajan la grupalidad. Por ello es necesario desde este «lugar»
discernir que conceptos, instrumentos y técnicas de la caja de herramientas son
las mas pertinentes para generar un proceso esquizoanalítico que permita un
pasaje del padecimiento al pensamiento y cuales nos veremos interpelados a
crear a medida que el proceso se despliega.
Veamos como esto se manifiesta en forma clara en una sesión de grupo, este
viene trabajando desde hace mucho tiempo y está próximo a finalizar su proceso:
Danilo: «Me sigo sintiendo desconectado del grupo».
Alberto: «A mi me pasa algo similar, me planteo si sigo viniendo.»
Adriana: «¿Vos sentís que sacaste algo?»
Alberto: «Sí, siempre sacas algo, siento que han sido cosas buenas.»
Danilo: «Algunas reuniones han sacado cosas malas de mí.»
Alberto: «¿Tenés otro espacio?»
Danilo: «Espacio como este no, es el único, no se que contestarte».
Alicia (dirigiéndose a Danilo): «Siento que tenés un mundo atrás que nunca nos
revelaste, me quedó eso de… yo no les puedo decir, quizá lo que más te dolía no lo
dijiste, como que te fuiste alejando cada vez más.»
Danilo: «Desde que entré me sentí agredido por vos, hay cosas que me
molestan mucho, cuando hicimos un viaje tu dijiste que preferías irte sola.»
Alicia: «Lamento que te hayas sentido agredido».
Danilo: «Me importa un carajo lo que hayas sentido.»

En esta sesión se nota la instalación del grupo en ese segundo espacio que
nominamos proyectivo, donde las identificaciones cruzadas y el juego de las
depositaciones se hace evidente.
Este espacio en el que reina Morfeo nos permite asimilar los procesos
grupales a los procesos del sueño. Para afirmar que así como Guattari plantea
que no hay dominio en que el sueño no pueda tener un papel de bifurcación o
inflexión con respecto a las significaciones y normas que dominan el estado de
vigilia, lo mismo puede afirmarse del proceso grupal; puesto que ya no cabe
oponer dos lógicas, una del proceso primario relativa al contenido latente y otra
de la represión como condición de acceso a lo consciente a partir del momento
en que optamos por un modelo de inconsciente abierto hacia el futuro y
extendido a los componentes semióticos que puedan interferir en él. Las
distorsiones significantes del grupo ya no tienen que ver con una interpretación
de los contenidos profundos sino que se manifiestan maquinándolo en la

115
superficie misma del texto grupal.
En este momento proponemos al grupo intensificar el punto de inflexión,
indicándoles dramatizar la lucha. Este movimiento que introduce la coordinación
busca no mutilar los objetos parciales que trabajan al grupo mediante una
interpretación, con la intensión de dejarlos actuar a titulo de operadores de
subjetivación autonomizados, intensificando así el foco autopoiético de
subjetivación. De este modo el corte, la ruptura de sentido, es concebida como
una manifestación de una subjetivación en estado naciente. Al decir de Guattari
es una fractalización necesaria y suficiente por el hecho de que algo ocurre allí
donde todo estaba cerrado. Se trata de una apertura desterritorilizante en donde
la significancia y la rostridad ceden su lugar a la expresión y a la experimentación
de otras potencias.
El grupo escenifica una lucha de sumo y a tales efectos delimitan un espacio
circular donde van pasando de a dos y lucharán hasta que solo uno quede dentro
del círculo.
Los enfrentamientos se van sucediendo, mientras que el que gana mantiene
su lugar en el centro, algunos se rinden sin casi presentar batalla, en otros casos
se producen verdaderos combates.
Finalmente la pelea de fondo se produce: Alicia y Danilo se miran, están
frente a frente, comienza el match; la lucha es intensa pese a que él es bastante
mas pesado que ella. Finalmente… hay un ganador.
Podemos apreciar aquí en forma clara el pasaje de ese segundo espacio a una
tercera dimensión: la dionisíaca. Es allí donde los cuerpos se conjugan
produciendo un espacio intensivo habitado por afectos pre-personales donde lo
mío ya no es mío donde el acontecimiento ya no es solo personal sino propio de
un social-histórico y donde se dibujan unas líneas problemáticas que ya no dan
cuenta de lo problemas de Alicia o de Danilo, sino que los personajes que los
habitan pasan a develar cuestiones sociales produciendo una fragmentación en la
narrativa de los integrantes que se abre en pliegues.
Señalamos el pasaje a la dramatización cuando el texto grupal se va
deslizando hacia pequeños acontecimientos que dramáticamente lo fragmentan
en pequeñas unidades existenciales de pura intensidad. Ya no hay recorrido en
los personajes, no hay trayecto, pero hay una gran intensidad de movimiento,
aquí el personaje se construye como espacio social, pero la individuación
producida no se deja capturar en la noción de sujeto.
En esta dimensión dionisíaca los afectos se expresan en los acontecimientos
que promueven, pues el afecto es proceso de apropiación existencial a través de
la producción continua de duraciones o modos de ser heterogéneos.
El arte del esqulzoanalísta se manifiesta allí por su habilidad de dejarse
atravesar por las intensidades sin oponer ninguna resistencia, dejando pasar así la
pura intensidad por el cuerpo para posibilitar que el grupo coloque en escena un

116
personaje-cuerpo.
Como decíamos mas arriba, esta práctica tiene sus riesgos, en tanto no es
posible su ejercicio sin arriesgar el propio cuerpo, sin sumergirse en el plano de
inmanencia. Para construir condiciones de seguridad es necesario producir el
cordón que nos conecte con un universo de referencia. Es este cruce con un
universo de referencia, como el que el esquizoanálisis nos brinda con el plano de
inmanencia, problemático por naturaleza. De este modo se produce un plan(o) de
consistencia. Esta operación inmanente al arte del esquizoanalísta posibilita un
proceso constructivista que instituye una nueva perspectiva en el colectivo
permitiéndonos de este modo operar sobre los flujos que habitan el grupo, de
modo de engendrar nuevos territorios existenciales que por su propia generación
viabiliza la autoproducción de novedosos agenciamientos de enunciación
colectiva. Se inicia una nueva forma de jugar donde cada jugada inventa sus
propias reglas a la vez de afirmar todo el azar.
A la siguiente sesión Danilo no asiste.

Jimena: “¿Danilo tomó la decisión de no venir más o avisó?’’.


Adriana: «Me fui pensando, no vale es más grande, tiene más fuerza me va a
sacar».
Jimena: «¿Qué hicieron la semana pasada?»
Adriana: «Hicimos una pelea de sumo, había que sacar al otro del circulo.»
Alicia: “Sentí en forma inmediata lo divino que es cuando te focalizan el objeto
tan rápido, a veces en la vida es muy difícil focalizar el objetivo hacia donde tenés
que llevar tu fuerza.
Alberto: «Yo no pensé tanto, para mi era sacarlo o salir yo.»
Adriana: «No me gustaba mucho la pelea, ni tener que sacar al otro, después
me enganche, me daba miedo también. Vos Martín no pusiste resistencia.»
Martin: «No me gustan los juegos de lucha».
Alicia: «Yo sentí el tema del contacto en la última parte, como que quería
evitar.»

La dimensión dionisíaca solo pertenece a la grupalidad, a la potencia estética


del grupo —entendido este en su más amplio sentido—, es allí donde las
transmutaciones se efectúan. Dejemos que sea el propio grupo quien nos
muestre este proceso:

«Yo sentí el tema del contacto en la última parte, como que quería evitar. No
quería empujar»
«¿Dijiste pujar?»
«A mi siempre me han costado mas las cosas del corazón que las formalidades
que horrible, tener un hijo y que no te nazca.»
«Yo nací por cesárea, me faltaba el oxígeno, a los 7 meses mis padres

117
sufrieron un accidente, una persona se le murió sobre la panza a mi madre. Nací
enredada en el cordón, estaba defecando, me siento con ganas de justificar a mi
madre, si no me pudo tener fue porque estaba grave. Después mi abuela me tuvo
que atender, yo la intoxiqué, al defecarme la intoxiqué.»

La coordinación propone —sin indicar de que se trata— una dinámica con


consignas precisas. Solicitamos a una de las integrantes del grupo que desde el
principio de la sesión había manifestado padecer un intenso dolor de cabeza que
se acostara en el piso con las piernas abiertas sobre un par de sillas quedando así
en la clásica posición de la camilla ginecológica, a los demás integrantes les
consignamos que giren en torno a ella y que cuando se sientan preparados
abandonen el circulo para pasar reptando por debajo de las piernas de Adriana.
Sobre el final de la sesión Adriana manifiesta que su dolor de cabeza ha
desaparecido.
En la siguiente sesión asiste Danilo.
Algunas sesiones después Adriana cuenta:

“Estuve pensando después que hicimos aquello del parto, tenía miedo, empecé
a pensar porqué tenía miedo.
Cuando estaba embarazada mi abuela tuvo un ataque de hemiplejia y se cayó
arriba mío, yo después tuve problemas de presión.
Mi otra abuela se murió estando yo en casa, lo último que dijo antes de morir
fue: «Me duele la cabeza».

Como vemos el trabajo esquizodramático con grupos privilegia la expresión


para posibilitar la experimentación corporal y afectiva de la existencia. La
construcción de este plano de experimentación requiere trazar un mapa que
discrimine las líneas que componen el plano de inmanencia. En conclusión es
necesario discernir cuales son las líneas que componen a los individuos y al grupo
e incluso a la sociedad en su conjunto y que se manifiestan en el proceso, para
ello se requiere prolongar cualquier línea singular hasta la siguiente, como vimos
en las viñetas se establecen zonas de vecindad y se prosiguen los
acontecimientos y sus encadenamientos hasta ubicarnos de un golpe en el
sentido.
¿Cómo es posible pensar adecuadamente la relación entre dos personas en
términos de acción recíproca de un aparato psíquico en relación con otro?
Este es un claro ejemplo de estriaje del campo psicológico por un modelo
clínico que actúa sobre el campo de la locura y de las conductas o de las
manifestaciones más o menos aberrantes que alguien puede poner en juego en
un momento dado de su vida y ante determinadas situaciones.
Otro modo de acercarse a los procesos psicológicos y psi-co-sociales es a
través del encuentro —que implica un entremedio— donde las personas se ven

118
cara a cara. Un encuentro de este tipo, aunque parta de un a priori, requiere un
espacio liso donde lo singular de la experiencia no quede aplastado por una
mirada trascendente. Lo estriado y lo liso son dos imágenes del pensamiento que
Deleuze y Guattari señalan como las que caracterizan el pensamiento sedentario
o de Estado y el pensamiento nómade.
Lo que planteamos es ubicarnos en el espacio liso o rizomático, en el cual no
preexiste una medición, ni preexiste una clasificación de la situación. El modelo
rizomático es un sistema abierto que requiere un modo distinto de ser habitado.
No parte de una centralidad y por eso se constituye en contra de la
trascendencia. Y por lo mismo es que se vuelve indispensable producir su plano
de inmanencia, «dejar venir» el campo sin estriarlo previamente, único modo que
los acontecimientos se desplieguen; esta postura evita que el sentido sea
aplastado por el aparato clasificatorio y los esquemas referenciales del
psicoterapeuta.
Ambos espacios no dejan de confundirse: lo liso engendra lo estriado y lo
estriado no deja de alisarse o producir lo liso.
Pero detengámonos por un momento, el plano de inmanencia preexiste a
cualquier concepto, a las conceptualizaciones y a las intelecciones que nosotros
podamos referir en ese campo.
Desde esta perspectiva y en primera instancia, el plano de consistencia que
posibilita el despliegue de un proceso no existe más que en relación con una
dimensión de referencia y por lo tanto, se construye al producir su cruzamiento.
En la medida en que se autoconstruye, va agenciando («disponiendo») aquellos
conceptos que permiten inteligir la situación y que posibilitan producir y
«entender» esa realidad. Ahora bien, si me conceden que es necesario
construirlo, convengamos que, hasta ahora, no hemos dado mayores indicios de
cuales son los elementos necesarios para su conformación. Pues bien, el plano de
consistencia se construye a partir de su formulación problemática. Es en el pasaje
de la situación que se presenta conflictiva a su problematización, que se delimita
un campo y como tal, se construye en dos caras a la vez. Por una cara, el plano
de inmanencia coincide con el campo corporal y afectivo, habitado por
intensidades, flujos, afectos, devenires; son materias aún no formadas o en un
momento de pasaje o en interfase. En su otra cara, en una dirección diversa
discrimina, agencia y conforma el campo de problemas cuya materialidad está
dada por ese campo corporal y afectivo. La formulación de los problemas
construye el plano y, a la vez que lo construye, agencia con los conceptos que
permiten su intelección u obliga a su creación. La formulación de problemas no
nos separa de la inmanencia del campo, ya que éstos no son abstracciones. Por el
contrario, su efecto es la producción de nuevas formas y están compuestos,
esencialmente, por afectos.
«La dificultad reside aquí en que su delimitación no es discursiva, es decir, no

119
está fundada en sistemas de oposiciones distintivas que se declinan siguiendo
secuencias de inteligibilidad lineal y se capitalizan en memorias informáticas
compatibles entre sí. Asimilable en este aspecto a la duración bergsoniana, el
afecto no tiene que ver con categorías extensionales, susceptibles de numerarse,
sino con categorías intensivas e intencionales, que corresponden a un auto-
posicionamiento existencial.»[22]

En este sentido, los afectos se expresan en los acontecimientos que


promueven, pues el afecto es proceso de apropiadon existencial a través de la
producción continua de duraciones o modos de ser heterogéneos. Los afectos
fluyen y se despliegan en un territorio existencial que le brinda un soporte donde
«hacen» cuerpo. Los afectos se discriminan en afectos sensibles y afectos
problemáticos; paradojalmente son los afectos problemáticos los que están en la
base de los afectos sensibles y no a la inversa, pues los afectos son categorías
esencialmente pre-personales.
Spinoza —como dice Guattari— había detectado perfectamente este
carácter transitivista del afecto:
«Nos resulta imposible representarnos un ser semejante que siente cierta
afección sin sentir nosotros mismos esa afección», de donde sale lo que llamaba:
«una emulación del deseo».
El campo corporal y afectivo es condición necesaria para la emergencia de un
«yo siento» donde el afecto se instaura:

…«antes de la circunscripción de las identidades y que se manifiesta a través


de transferencias ilocalizables, tanto desde el punto de vista de su origen como de
su destinación»[23].

Serán los territorios existenciales los que brinden un soporte donde se


desplieguen complejas composiciones afectivas multipolares: la tristeza que
sentimos a través de la del otro se torna conmiseración, mientras que, como
escribe Spinoza:
…’’es imposible que nos representemos el odio hacia nosotros en nuestro
semejante, sin odiarlo a su vez y este odio no puede existir sin un deseo de
destrucción que se manifiesta mediante la cólera y la crueldad”.[24]

El Otro —como decía Deleuze— es un mundo posible que se nos presenta:


…’’tal como existe en un rostro que lo expresa y se efectúa en un lenguaje que
le confiere realidad. En este sentido, constituye un concepto de tres componentes
inseparables: mundo posible, rostro existente, lenguaje real o palabra’’.[25]
La alteridad adquiere consistencia en la medida que se compongan los
ritornelos que nos hagan posible un mundo sensible; sin la función
territorializante del ritornelo los objetos del entorno dejarían de sernos familiares

120
pasando a producirnos una angustiante extrañeza, como la que desemboca en el
terror que siente un niño cuando en la noche percibe que se le aproxima todo
tipo de seres, y que los objetos que habitan su cuarto mutan en la oscuridad
proyectando toda clase de imágenes que lo «atacan» desde su «familiar»
dormitorio, ese mismo niño que solo se calmara con la cantinela de su mamá:
dulce ritornelo que exorciza lo siniestro y que será repetidamente reclamado en
cada noche para luego sumirse en el «dulce» sueño.
En los ritornelos de Expresión prevalecen los afectos sensibles, en cambio,
con los ritornelos de Contenido o máquinas abstractas, se despliegan los afectos
problemáticos que operan tanto en el sentido de una individuación como de una
señalización social.
…«el concepto de Otro, el mundo posible, no existe al margen del rostro que lo
expresa, aun cuando se diferencia de él como lo expresado y la expresión y el
rostro es, a su vez, la proximidad de las palabras de las que ya constituye el
portavoz»[26].

Los conceptos se definen por sus componentes, pues si bien se trata de


multiplicidades, ninguno abarca la totalidad del campo, ya que eso sería
equivalente a volver al caos de la «sopa primitiva» del plano inmanente como
plantea Guattari y que por lo tanto se requiere una operación de separación y
selección. Los conceptos, entonces, remiten a unos problemas sin los cuales
carecerían de sentido y perderían su consistencia.
El plano de inmanencia, entonces, no es otra cosa que la propia imagen del
pensamiento, la imagen que el pensamiento se da a sí mismo de lo que significa
pensar.
Según Deleuze: «El pensamiento se despliega a una velocidad infinita, necesita
un medio donde moverse en sí mismo infinitamente» y decía además que: «lo que
el pensamiento reivindica en derecho, lo que selecciona, es el movimiento infinito
o el movimiento del infinito.»
Es necesario, en el despliegue del campo corporal y afectivo en que el trabajo
se efectúa —en tanto dispositivo de producción de subjetividad— discriminar lo
que pertenece al pensamiento, de los accidentes que remiten al cerebro o las
opiniones históricas.
Esto nos recuerda, nuevamente, que los problemas son invenciones y que la
regla de lo falso y lo verdadero debe ser aplicada a los propios problemas y cada
uno de ellos tendrá la resolución que se merece en función de como haya sido
formulado.
En este sentido, como insiste Deleuze, pensar y ser son lo mismo, al grado que
el movimiento no es imagen del pensamiento sin ser, a la vez, materia del ser.

121
ALFONSO LANS es docente e investigador de la Facultad de Psicología de la
Universidad de la República. Esquizoanalista y coordinador del Centro Félix
Guattari. Esta Institución se dedica a la producción y difusión del esquizoanálisis
en los Campos de la Salud Mental y los Derechos Humanos, desplegando una
Ecología Social.

122
Notas

123
[1]
No hace tanto, yo mismo eduqué a generaciones enteras de licenciados y
docentes a través de las ediciones de Multiplicidades y con la introducción de
fichas bibliográficas en los cursos de cuarto ciclo de la carrera, así como el
estudio de las reglas de cómo se hace una tesis, al introducir la obra homónima
de Humberto Eco. <<

124
[2]
Tipo de interpretación que construye una hipótesis completa y «bien
fundada». <<

125
[3]
En el sentido que da forma, formatea. <<

126
[4]
Deleuze y Guattari; El Antiedipo, Barcelona, Paidós, 1976. <<

127
[5]
Me refiero a uno de los héroes de la película Matrix. <<

128
[6]
Baremblitt, Gregorio; Introduçâo à esquizoanálise, Belo Horizonte, editorial
Instituto Félix Guattari, 1998. <<

129
[7]
Deleuze y Guattari; El Antiedipo, Barcelona, Paidós, 1976. <<

130
[8]
Idem. <<

131
[9]
Idem. <<

132
[10]
Idem. <<

133
[11]
Idem. <<

134
[12]
Deleuze, Gilles; Derrames, Bs. As., Cactus, 2005. <<

135
[13]
Las series están ordenadas por un principio de continuidad y sucesión, los
puntos ordinarios que se encuentran en una serie difieren de los singulares por
ser a diferencia de estos últimos indiscernibles, la singularidad deviene signo en la
medida que en ella convergen dos series ocupando el vértice de una zona de
vecindad: el punto de intersección de dos rectas es una singularidad que define
un ángulo, así un triángulo implica por definición tres puntos singulares y solo
tres. <<

136
[14]
Deleuze, Gilles; Exasperación de la filosofía, Buenos Aires, Cactus, 2006. <<

137
[15]
Deleuze y Guattari; El Antiedipo, Barcelona, Paldós, 1976. <<

138
[16]
Como sabemos sólo tres vías aparecen como modo de resolución del Edipo.
<<

139
[17]
Baremblitt, Gregorio; Saúde e loucura, Revista, Sao Paulo, 1997. <<

140
[18]
Para un estudio sobre el tema en Nietzsche ver: DELEUZE, G. «Nietzsche y la
Filosofía». <<

141
[19]
El Psicólogo en diversos medios es percibido como un mero ayudante del
Psiquiatra, debido a que aún hay Psicólogos que dejan que tal cosa se produzca.
<<

142
[20]
En colaboración con Marcello Leggiadro. <<

143
[21]
Guattari, F. Cartografías esquizoanalitlcas, Bs. As., Manantial, 2000. <<

144
[22]
Guattari, F. Op. cit. <<

145
[23]
Ibid. <<

146
[24]
Spinoza, B. La ética. México, UNAM, 1977. <<

147
[25]
Deleuze, G. Op. cit. <<

148
[26]
Guattari, F. Op. cit. <<

149

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