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EL SHOCK PANDÉMICO

221 Oscar Mateos


Edita: Cristianisme i Justícia
Roger de Llúria, 13
08010 Barcelona
Tel.: 93 317 23 38
E-mail: info@fespinal.com
www.cristianismoyjusticia.net

Imprime: Ediciones Rondas S.L.


Depósito Legal: B 22584-2020
ISBN: 978-84-9730-478-8
ISSN: 0214-6509 - ISSN (virtual): 2014-6574

Impreso en papel y cartulina ecológicos


Dibujo de la portada: Roger Torres
Edición: Santi Torres Rocaginé
Corrección del texto: Cristina Illamola
Maquetación: Pilar Rubio Tugas
Enero 2021
A Abril, Biel y Laia, por este intenso tiempo pandémico
compartido y por cada día de nuestras vidas.
A todo el personal sanitario que se ha dejado
literalmente la vida durante la pandemia.

Oscar Mateos. Doctor en Relaciones Internacionales. Profesor de la Facultad


de Comunicación y Relaciones Internacionales Blanquerna-Universitat Ramon
Llull. Miembro del Área social de Cristianisme i Justícia. Ha publicado en esta
colección: África, el continente maltratado (nº. 137), Cambio de época. ¿Cambio
de rumbo? (nº. 186) y ¿De la «tragedia» al «milagro»? África subsahariana en el
nuevo contexto multipolar (nº. 193).

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EL SHOCK PANDÉMICO
SUSTRATO, APRENDIZAJES Y HORIZONTES
DE UNA CRISIS GLOBAL
Oscar Mateos

1.  Introducción  ...................................................................................................  3


2.  El sustrato de la pandemia  .........................................................................  8
3.  Aprendizajes de una crisis global  ...........................................................  16
4.  Hacia un nuevo «contrato social»  .........................................................  22
5.  Conclusiones  ....................................................................................................  28
Notas  .........................................................................................................................  29
Preguntas para la reflexión  ............................................................................  31
1. INTRODUCCIÓN1
«Hemos continuado imperturbables,
pensando en mantenernos siempre
sanos en un mundo enfermo».
Papa Francisco2

La pandemia de la COVID-19 ha generado un shock social, político y


económico global de consecuencias todavía imprevisibles. Las imá-
genes tomadas a mediados de marzo de 2020 en numerosas ciuda-
des de todo el mundo de colas de gente en los supermercados, de
estanterías vacías de los productos más básicos y de las caras de
desconcierto y pánico no pertenecían a ninguna saga de zombis ni
a un capítulo de Black Mirror o de la fenomenal Years and Years. El
imaginario distópico del mundo cinematográfico se encarnaba, de ma-
nera cruda, casi repentina, e inesperadamente, en la vida cotidiana de
buena parte del planeta.

La crisis escenificaba así un aconteci- mo tiempo lo desiguales que somos,


miento global, que sincronizaba reali- provoca nuevas desigualdades y pone
dades dispares y distantes, en diversas a prueba nuestro sistema político y
latitudes y lugares, aumentando como económico.4 Y es que el impacto de
nunca, señala el politólogo búlgaro, esta crisis no ha sido el mismo para
Ivan Krastev, evocando La Peste de todos: la mortalidad ha sido enorme-
Albert Camus, «la conciencia de la mente más elevada en los barrios más
propia vulnerabilidad y la impotencia empobrecidos de Nueva York, Dakar,
para planificar el futuro».3 Lima o Barcelona, donde ya la espe-
Sea como fuere, esta sincronía nada ranza de vida era más baja que en los
tiene que ver con el diferente impacto barrios con mayor riqueza. El impacto
que la pandemia ha generado. Se da social no ha sido igual en países como
la paradoja, apunta el filósofo Daniel Perú, Sudáfrica, India o Brasil, donde
Innerarity, de que un riesgo que nos las infraestructuras sanitarias ya eran
iguala a todos pone de relieve al mis- débiles y donde la cobertura sanitaria
3
universal es prácticamente inexistente. mortales (gran parte de ellas en el con-
Los efectos de la crisis incrementarán, tinente africano), hubiera agradecido
sostienen las Naciones Unidas, una también una reacción de este tipo. La
brecha de género que empujará a otros pandemia, por lo tanto, ha vuelto a co-
47 millones de mujeres y niñas a la ex- rroborar la idea de Judith Butler de que
trema pobreza en 2021.5 «solo reconocemos ciertas vidas como
humanas y reales»7 en un mundo que
sigue siendo tremendamente racista,
El mundo pre-COVID-19 clasista y etnocéntrico.
ya era un mundo
tremendamente duro 1.1.  Ante una doble dificultad
y desafiante para
millones de personas. La crisis de la COVID-19, sin embar-
go, no debe entenderse como un punto
de inflexión, sino como un fenómeno
A pesar de la gravedad de la situa- ciertamente extraordinario que profun-
ción, y de los centenares de miles de diza y acelera unas dinámicas y unas
fallecidos que la crisis ha generado transformaciones que ya venían confi-
en tan solo unos meses, y de la enor- gurándose desde los años ochenta con
me dosis de incertidumbre que viene el despegue globalizador en su versión
a añadir a un mundo ya hipercomple- neoliberal, y que, desde la crisis finan-
jo, cabe recordar, no obstante, que el ciera de 2008, se habían manifestado
mundo pre-COVID-19 ya era un mun- con una mayor virulencia.
do tremendamente duro y desafiante La pandemia pone de manifiesto
para millones de personas, de forma una doble dificultad que ya veníamos
cotidiana. Un mundo en el que la ma- experimentando: la dificultad de in-
laria y el sida, por citar solo dos de las terpretar el presente y la dificultad de
principales enfermedades actuales, imaginar un futuro esperanzador. Por
dejaban anualmente casi dos millones un lado, lo que hoy para muchos cabe
de víctimas mortales. Esto pone de entender como un cisne negro (algo
manifiesto lo que señala la antropó- imposible de predecir) se inserta en un
loga y activista Yayo Herrero cuando contexto de «transición paradigmáti-
nos recuerda que «solo cuando las cri- ca», aludiendo a la idea de Boaventura
sis llegan al corazón del privilegio se de Sousa Santos, en la que multitud de
denominan emergencia, se nombran elementos señalaban ya el deceso de un
y se hacen políticamente visibles».6 Y mundo a la espera del alumbramiento
ocurre que en pocos meses el mundo, de otro. En ese tránsito adquiría valor
sobre todo los países más ricos, se ha la frase de Mario Benedetti: «Cuando
puesto en marcha en la búsqueda de creíamos tener todas las respuestas, de
una necesaria vacuna, mientras que pronto cambiaron todas las preguntas».
una enfermedad como el VIH/sida, El problema, seguramente, en ese mun-
que ha dejado en las últimas tres dé- do pre-COVID-19 estaba en que la ma-
cadas más de 35 millones de víctimas yoría de los liderazgos políticos y eco-
4
nómicos seguían insistiendo en ofrecer menos dispuestos a modificar nuestro
respuestas caducas e inservibles, inca- comportamiento cuanto más alejadas
paces de ver o de reconocer que mu- nos parezcan las consecuencias de no
chos interrogantes habían cambiado. hacerlo».8 Instalados en el cortoplacis-
Los interrogantes, en efecto, apun- mo, los liderazgos políticos han aten-
taban a un mundo de enorme rique- dido a lo urgente sin detenerse en las
za y desarrollo tecnocientífico, y a la respuestas que multitud de situaciones
vez obscenamente desigual, precario requerían. Víctimas de la ceguera, se-
e incierto para millones de personas; guíamos insistiendo en utilizar herra-
un mundo sacudido por un creciente mientas, categorías y estrategias para
y compartido malestar global con de- un mundo que se había acabado.
mocracias incapaces de ofrecer cam- Pero en paralelo a esta dificultad
bios reales; y, sobre todo, señalaban de entender o atender el presente y a
la existencia de una crisis ecológica esta sensación de desconcierto social
inexorable, con un cronómetro que ad- y político, ha emergido también una
vertía de la necesidad de adoptar po- ola de nihilismo social y de pesimismo
líticas valientes y ambiciosas antes de propenso a augurar el peor de los des-
que los efectos del cambio climático enlaces para nuestro planeta y para las
fueran del todo irreversibles. Un mun- futuras generaciones. A la incapacidad
do roto, de ganadores y perdedores, y para interpretar el presente se le ha su-
enormemente convulso, por la rapidez mado así la incapacidad para divisar,
y la simultaneidad de múltiples trans- imaginar y construir un futuro juntos.
formaciones globales. Desde la resignación, como la orques-
ta del Titanic, se ha abrazado cualquier
relato distópico, instalándonos en lo
A la incapacidad para que Marina Garcés ha denominado la
interpretar el presente se le «condición póstuma»,9 una sociedad
que aspira solo a sobrevivir y a pregun-
ha sumado la incapacidad tarse cuánto duraremos, en una suerte
para divisar, imaginar y de Game Over, que hace bueno aque-
construir un futuro juntos. llo del filósofo esloveno, Slavoj Žižek,
de que nuestro tiempo se caracteriza
por una humanidad capaz de imaginar
Así, muchos de los fenómenos cómo alcanzar otros planetas y a la
acontecidos en los últimos años (la vez es incapaz de imaginar y construir
llegada de Trump o de Bolsonaro, el modelos y formas de vida que superen
Brexit, el impacto de las protestas en este capitalismo salvaje.
Chile, México, España o Estados Uni-
dos...) se percibían a menudo desde
una cierta estupefacción y perplejidad, 1.2.  El «minuto de lucidez»
pero no desde una necesaria lucidez
para formular nuevos marcos de com- Ante esa doble dificultad, este cuader-
prensión y de respuesta. «Los seres no pretende ordenar algunos debates
humanos –insiste Innerarity– estamos que están tratando de arrojar luz ante
5
este momento de penumbra global. La La pandemia ha puesto de relieve
imagen de estar todos en una gran cue- todas estas contradicciones y el minu-
va, con escasa luz, y pisando una roca to de lucidez nos permite entender que
resbaladiza y peligrosa, nos obliga a la esta constante huida hacia adelante no
necesidad de abordar ese doble objeti- tiene sentido alguno: «Plantarle cara a
vo: el de formular preguntas y elemen- la crisis de civilización exige incidir
tos de análisis que nos permitan atisbar en sus causas y ser conscientes de las
las causas de fondo, pero también el de relaciones y vínculos de ecodependen-
elaborar –siguiendo con la metáfora de cia e interdependencia imprescindibles
la cueva– una suerte de «espeleología para sostener una vida digna», explica
de la esperanza» capaz de alumbrar Yayo Herrero.12 «Las crisis sanitarias
cavidades y vericuetos que permitan del siglo xxi no son solo crisis sani-
avanzar hacia posibles salidas. tarias», advierten Javier Padilla y Pe-
El cuaderno aboga por una idea, dro Gullón en el maravilloso ensayo
quizás ingenua, también sugerida por Epidemiocracia sobre el impacto de
otras voces, como la de Yayo Herre- la pandemia. Estas crisis podríamos
ro, que proponen entender la pandemia concebirlas también como «crisis ma-
como un fenómeno que nos ofrece un trioskas», de modo que, como sostie-
minuto de lucidez: «Que la sociedad nen ambos autores, «la crisis sanitaria
vislumbre, al menos durante un ins- está a su vez cubierta por otra crisis de
tante, la trampa civilizatoria».10 O, tipo económico y ambas están alojadas
dicho de otro modo, la posibilidad de dentro de una crisis mucho mayor, que
que este acontecimiento, simultáneo y es la ecológica».13
global, que estamos viviendo nos lleve La coyuntura, además, pone sobre
a una mayor concienciación social y la mesa una cuestión temporal: el tiem-
política, de que no hay horizonte po- po del que disponemos para abordar el
sible sin una superación del modelo fondo del asunto no es ilimitado. Des-
actual. La incompatibilidad entre ca- de la evidencia científica se insiste en
pital y vida, y la necesidad de superar entender los próximos diez años como
lo que Jason Moore ha llamado el ca- un período crucial para revertir y fre-
pitaloceno (una era caracterizada por nar algunos de los efectos climáticos
la capacidad de las relaciones de acu- que hoy día empezamos ya a experi-
mulación capitalista para generar diná- mentar. La alternativa a un necesario
micas económicas de producción que cambio de rumbo es continuar con este
modifican los ecosistemas) se sitúan, viaje global a ninguna parte.
de este modo, en el centro de cualquier
reflexión.11 Esa difícil coexistencia
capital-vida discurre en paralelo a un 1.3.  La estructura del cuaderno
viejo debate que también contrapone
la existencia de un capitalismo salvaje El presente cuaderno se estructura en
a la subsistencia de cualquier proyecto tres partes. La primera considera que, a
democrático, estableciendo una tríada pesar de la enorme riqueza, sobre todo
capital-vida-democracia, que estas pá- financiera, que la globalización neoli-
ginas aspiran a abordar. beral ha dejado en las últimas tres dé-
6
cadas, y del proceso de redistribución d) no hay proyecto global sin coope-
de la riqueza global que ha supuesto ración ni solidaridad internacional; y,
(generando una nueva realidad planeta- finalmente, e) la aspiración de proteger
ria con el ascenso de las clases medias los bienes públicos y comunes globa-
asiáticas, sobre todo chinas), la realidad les debe ser el principal horizonte de
con que la pandemia se ha topado es ya referencia.
la de un mundo roto y convulso en el El tercer y último apartado analiza
que la incompatibilidad entre la tríada los diferentes escenarios pospandémi-
capital-vida-democracia es fehaciente cos, sin saber cuál de ellos es el más
y en el que la magnitud, la velocidad plausible: el del repliegue y retroceso
y la simultaneidad con la que se produ- democrático; el del cambio estético y
cen los cambios hacen más complejo, lampedusiano, pero a todas luces insu-
si cabe, la gestión de toda esta coyun- ficiente para abordar los retos del pre-
tura. La pandemia, por lo tanto, se sitúa sente y del futuro, o un tercero, el del
sobre un «sustrato» y se incorpora a impulso hacia nuevas formas alterna-
un escenario determinado agudizando tivas de estar en el planeta que hagan
los problemas de un mundo desigual, compatible la economía, la vida y la de-
plutocrático, polarizado políticamente, mocracia. Precisamente, en el proceso
atomizado socialmente y medioam- de construcción de alternativas, se ana-
bientalmente inviable. liza el papel de los principales actores
La segunda parte del cuaderno globales (Naciones Unidas, G20, Foro
ahonda en ese «minuto de lucidez» que Económico de Davos y movimientos
nos puede estar ofreciendo la pandemia altermundialistas), para enfatizar que
o, en palabras de Boaventura de Sousa todos ellos detectan los mismos pro-
Santos, en tomar en consideración el blemas, pero ofrecen, sin embargo,
«potencial pedagógico» que la crisis distintos diagnósticos y, evidentemen-
está teniendo. «¿Seremos capaces de te, diferentes estrategias de abordaje.
entender lo que la pandemia nos está El cuaderno finaliza profundizando en
explicando?», se interroga el sociólogo la idea, por muchos subrayada en este
portugués.14 En este apartado se anali- contexto, de construir un «nuevo con-
zan los que, a mi modo de ver, pueden trato social» global, analizando el po-
ser los principales aprendizajes a tener tencial de algunas propuestas, como la
en cuenta en cualquier debate: a) el tra- del New Green Deal (NGD) o la de los
bajo por el bien común y los cuidados 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible
son los que sostienen la vida; b) la vul- (ODS) de las Naciones Unidas, pero,
nerabilidad, la empatía y la percepción sobre todo, destacando las condiciones
de límites emergen con fuerza como ineludibles que ese contrato necesita
elementos que contraponer a la actual para las próximas generaciones y el
cultura del exceso; c) la securitización papel esencial que la sociedad civil y
y la militarización son estrategias ino- los movimientos sociales deben tener
cuas, interesadas y contraproducentes; en su articulación.

7
2.  EL SUSTRATO DE LA PANDEMIA

La crisis financiera de Lehman Brothers, en septiembre de 2008, inau-


guró una etapa extraordinariamente convulsa, que llega hasta nues-
tros días. El shock significó mucho más que la quiebra de una de las
más importantes compañías globales de servicios financieros, ya que
dejó en carne viva a una globalización con pies de barro, que había
generado el salto más portentoso de riqueza en la historia de la hu-
manidad y, a la vez, configurado un mundo enormemente desigual,
precario y plutocrático.

La convulsión global que ha sucedido 2.1.  Entender el sustrato de la


a este acontecimiento (protestas polí- pandemia
ticas en todo el planeta, hiperlideraz-
gos histriónicos que se hacen con el La pandemia, señala Daniel Innerari-
poder...) ha generado un clima social y ty, nos sitúa no tanto ante un problema
político de estupefacción y perplejidad «epidemiológico», sino esencialmente
ante la sensación de que hay un mun- «epistemológico».15 La realidad global
do, con reminiscencias de la traumática anterior a la crisis de la COVID-19 no
«década de los treinta», que se desmo- adolecía de una falta de análisis. Los en-
rona ante nuestros ojos. Precisamente, sayos, estudios e informes de las princi-
en los últimos años han proliferado pales referencias, think tanks e incluso
un sinfín de voces que han intentado centros de inteligencia asumían la mag-
entender qué «sustrato» –siguiendo la nitud, complejidad y simultaneidad de
idea de Epidemiocracia– caracterizaba las transformaciones que se estaban pro-
a esta realidad disruptiva que se había duciendo. Las advertencias de todo tipo
abierto paso. (ecológicas, epidemiológicas, sociales,
8
políticas...) estaban sobre la mesa. Sin pasaportes, parafraseando al difunto ex
embargo, la inercia cortoplacista de los Secretario General de la ONU, Koffi
principales actores políticos y económi- Annan. El viejo mundo de los Estados
cos arrastraba a todos a una espiral de la nación ha quedado desbordado por
repetición y el olvido, de patada hacia una dinámica transfronteriza donde las
adelante, en la que construir una visión cuestiones teóricamente lejanas tienen
de futuro a generaciones vista, se había un impacto inmediato en nuestras vi-
convertido en toda una quimera para los das. Eso nos hace enormemente inter-
que ostentaban el poder. ¿Qué elemen- dependientes y porosos, ciudadanos de
tos definían entonces toda esa realidad una misma realidad global, por mucha
global? ¿De qué formas la crisis de la resistencia que mostremos. La crisis
COVID-19 ha acelerado, modificado o del ébola en 2014 lo puso de relieve
agudizado las dinámicas subyacentes? como pocas experiencias lo habían
Existen al menos seis elementos que hecho antes: un problema epidemio-
cabe analizar si queremos entender el lógico que acontecía en un olvidado
sustrato de esa transición entre paradig- rincón de África, y al que con miles
mas en la que nos encontramos. Todos de muertos el mundo rico apenas había
ellos son la consecuencia de procesos dado importancia, se convertía en una
de mayor o menor recorrido que se en- emergencia de salud global en el mo-
cuentran, sin embargo, estrechamente mento en que el virus y el pánico via-
interconectados. jaban hasta nuestros países. La crisis
de la COVID-19 cabe entenderla como
la experiencia de transnacionalidad e
Transnacionalidad, complejidad,
interdependencia más intensa experi-
interdependencia y aceleración
mentada hasta ahora. La gripe españo-
La humanidad lleva siglos globalizán- la de 1918, tan evocada en esta coyun-
dose como tal. Sin embargo, la cre- tura, tardó dos años en «globalizarse»,
ciente interconexión e interdependen- mientras que la pandemia actual lo ha
cia de un mundo que se ha convertido hecho en pocas semanas en un mundo
en una pequeña «aldea global», por donde la movilidad se ha disparado.
utilizar la célebre expresión del so-
ciólogo McLuhan, ha experimentado
Transición geopolítica, nuevos
una trepidante fase de aceleración tras
actores globales
la caída del Muro de Berlín y como
consecuencia de los avances en el La aldea global estaba experimentando
plano tecnocientífico. La vida en esta una segunda mutación importante. El
pequeña gran aldea se ha convertido mundo unipolar e interestatal resultan-
desde entonces en una experiencia cre- te del final de la Guerra Fría, en el que
cientemente impregnada de lo digital, Estados Unidos se erigía como prin-
afectando no solo el ámbito de lo eco- cipal actor hegemónico, estaba dando
nómico, sino también de lo social, lo el relevo a una realidad diferente. Por
cultural y lo personal. un lado, paradójicamente, la globali-
Es un lugar común afirmar que los zación había impulsado el crecimiento
problemas actuales no entienden de económico de un grupo de países que
9
iban ganando peso geoeconómico y Poder distribuido, gobernanza
geopolítico en el mundo actual. En- fragmentada
tre todos ellos, China se erigía como
el país llamado a protagonizar el si- Las dos condiciones anteriores influían
glo xxi, configurando poco a poco un directamente en uno de los elementos
mundo esencialmente bipolar (la mul- clave en las relaciones internacionales.
tipolaridad todavía parece lejana), en el «¿Quién tiene hoy el poder?», se han
que Washington y Beijing rivalizaban preguntado numerosos autores en los
por ostentar una hegemonía cada vez últimos años. Y es que, en ese crecien-
menos occidental (y sobre todo menos temente mundo posoccidental y poses-
europea). La pandemia ha sido el esce- tatal, el poder también cambiaba de
nario en el que esa rivalidad, entre acu- forma, haciéndose cada vez más poro-
saciones mutuas, ha podido acelerar el so, descentralizado y distribuido. Una
declive estadounidense y ha ensalzado realidad, sin embargo, muy asimétrica,
el dominio crecientemente asiático. en la que algunos Estados, algunas em-
Por otro lado, el mundo prepandé- presas y algunas élites transnacionales
mico ya no era exclusivamente de los ostentaban una parte sustancial de la
Estados. El papel de actores no estata- capacidad de influir y de decidir a ni-
les (fondos de inversión, agencias de vel global, configurando una realidad
calificación, empresas tecnológicas, preocupantemente plutocrática por la
think tanks, organizaciones filantrópi- preeminencia de unos cuantos actores.
cas como la Fundación Bill & Melin- Esa preeminencia ha llevado in-
da Gates, empresas de seguridad pri- cluso a figuras como la de Zygmunt
vada, ONG, movimientos sociales...) Bauman a plantearse la posibilidad
dibujaba ya una realidad posestatal, de que la globalización haya genera-
muy asimétrica, en la que los Estados do también un divorcio de facto entre
competían con todos estos actores en poder y política.16 La imagen escogida
los procesos de configuración de nor- por el reputado, y ya difunto, sociólogo
mas y decisiones internacionales. El es de una enorme lucidez porque nos
errático Acuerdo de París de 2015 permite ver los diferentes estratos que
sobre el cambio climático, por poner ambos ámbitos han pasado a ocupar. El
solo un ejemplo, no puede entenderse poder ya no reside de forma directa en
sin la implicación de muchos de estos el ámbito de la representación política,
actores en las múltiples discusiones sino que se ha trasladado a una esfera
durante años. La pandemia también no democrática y opaca que acaba in-
ha demostrado el papel significativo fluyendo en decisiones que afectan a la
de algunos de ellos, como la industria gente. Las consecuencias de esta diná-
farmacéutica, si bien también parece mica son funestas. El dibujante El Roto
haber devuelto al Estado un, quizás lo llevaba hasta el paroxismo: «Si go-
efímero, protagonismo en la gestión biernan los mercados, ahorrémonos los
de los efectos sociales y humanos de gobiernos», denunciaba en una de sus
la crisis en un contexto de aparente viñetas. La falta de contrapoderes a lo
«desglobalización» y de «retorno de lo financiero se erige así como uno de los
estatal». principales desafíos contemporáneos.
10
La emergencia de nuevos actores de múltiples ámbitos (financiero, co-
en el escenario global y la creciente mercial, social, cultural...) frente a la
transnacionalidad e interdependencia subglobalización de lo político.
de nuestros problemas no han venido
acompañadas por la articulación de
Incertidumbre social, desafección
instrumentos globales, eficientes y vin-
política
culantes, en lo que el sociólogo Ulrick
Bech ha llamado «irresponsabilidad or- Un cuarto aspecto de ese sustrato glo-
ganizada»: se cuenta con el conocimien- bal en cambio se sitúa en el plano socio-
to científico que informa sobre el riesgo político. La globalización ha facilitado
y la incertidumbre, pero se renuncia a el crecimiento económico de econo-
la gestión o al aseguramiento colectivo mías otrora conocidas como «subde-
frente a esos riesgos con los recursos, sarrolladas», como consecuencia de
políticas e instituciones necesarios.17 procesos de deslocalización industrial
que han hecho que sobre todo los paí-
ses asiáticos (y, por encima de todos
El poder ya no reside de ellos, China) hayan protagonizado un
forma directa en el ámbito crecimiento económico extraordinario.
Las nuevas clases medias asiáticas son
de la representación la expresión de un mundo en el que la
política, sino que se ha brecha Norte-Sur ya no es tan clara. La
trasladado a una esfera «igualación global a la baja» entre so-
no democrática y opaca. ciedades con expectativas en ascenso
(de mejoras salariales o en derechos la-
borales) se contrapone a un mundo, el
Lo que nos encontramos hoy es una de los llamados «países ricos», con so-
«gobernanza fragmentada», en boca ciedades con expectativas en descenso,
del fallecido internacionalista David en el que unas empobrecidas clases
Held.18 Cada problema desata una con- medias han ido constatando paulati-
versación global, a veces estéril, entre namente la pérdida de un estatus fruto
los actores implicados (en el caso de de los procesos de la globalización.19
la COVID-19 entre la OMS, los Es- Este proceso de «desclasamiento» lo
tados, la industria farmacéutica, etc.) aborda de forma brillante el geógrafo
que lleva a soluciones y compromi- francés, Christophe Guilluy, en su en-
sos parciales, la mayoría de las veces sayo No Society. Para Guilluy, la glo-
no vinculantes, cuya implementación balización ha implicado la regresión no
queda a merced de la buena voluntad solo social, sino también cultural, de la
de las partes implicadas. La pandemia tradicional clase media occidental. La
ha puesto como nunca de relieve ese idea de la «no sociedad» habla de una
desajuste entre realidad desafiante y sociedad rota, cuya estructura social y
desbordante, y la falta de unos instru- cultural se ha polarizado, haciendo in-
mentos eficaces y operativos de gober- viable cualquier contrato social.20
nanza global. O, dicho de otra manera, Cabe subrayar, sin embargo, que
ha demostrado la hiperglobalización esta contraposición (ascenso-descen-
11
so) no debe ocultar una misma expe- norama, y no al revés. Dicha desafec-
riencia compartida por ambas realida- ción no solo se nutre de la percepción
des: la de la precariedad laboral y la social de que los sistemas democráti-
incertidumbre vital. Para el profesor cos son hoy día incapaces de mejorar
de la Universidad de Londres (SOAS), las vidas de las personas (divorcio
Guy Standing, el «precariado global» entre poder y política), sino también
es ese nuevo sujeto heterogéneo (inmi- por la constatación de que la vida se
grantes, familias «monomarentales», ha convertido, también en las socieda-
trabajadores infracualificados y sobre- des occidentales, en una experiencia
cualificados...), sin conciencia algu- impregnada de incertidumbre y des-
na de clase, «sino en guerra consigo asosiego. En el contexto de pandemia
mismo», como suele aducir, marcado se ha producido un debate sobre el de-
a fuego por la vulnerabilidad, la «in- venir de las democracias. La aparente
temperie laboral» y la falta de apoyo mejor gestión que algunos regímenes
comunitario en tiempos de necesidad. autoritarios han hecho, tal y como se
Lejos de ser el resultado casi inevitable ha planteado en algunos debates, pue-
de la globalización, Standing insiste en de llevar a algunas personas a plantear-
entenderlo como la victoria política de se si la democracia es necesaria dadas
un proyecto neoliberal que ha ido de- las circunstancias actuales.
construyendo política y culturalmente
los pilares del viejo mundo keyne-
Crisis climática, crisis de civilización
siano.21
La pandemia ha evidenciado esta El confinamiento nos ha situado en un
fractura social, como ya se ha señalado sorprendente debate: ¿Y si el planeta y
con anterioridad. La crisis ha impac- el resto de seres vivos vivían y respira-
tado en sociedades muy precarizadas, ban mejor sin nosotros? ¿Y si la espe-
en las que las estructuras de lo público cie humana es, de hecho, el principal
y el tejido comunitario se encontraban virus? Más allá de las imágenes de cie-
terriblemente mermadas por años de los más claros o de animales recupe-
neoliberalismo. La filósofa e intelec- rando espacios perdidos por la acción
tual feminista Nancy Fraser también humana, entrar en ese debate no nos
nos invita a pensar esa realidad desde lleva a ningún sitio. La Premio Nobel
la existencia de una «crisis de cuida- de Economía, Elinor Ostrom, demos-
dos» subyacente: «El capitalismo fi- tró con su trabajo sobre la gobernanza
nanciarizado ha reducido los salarios de los bienes comunales cómo la his-
reales, aumentando así el número de toria de la humanidad ofrece múltiples
horas de trabajo remunerado que cada ejemplos de una gestión sostenible,
hogar necesita para sostener a la fami- horizontal y democrática de sus recur-
lia y provocando una desesperada pe- sos naturales. La crisis climática no
lea por transferir el trabajo de cuidados tiene que ver con la especie humana
a otros», en un espiral de transferencia ni con una suerte de fatalidad genética,
de cuidados y precarización.22 sino con un modelo de consumo y de
La desafección política ha emergi- producción que no es universalizable.
do como una consecuencia de este pa- «¡Es el modelo, estúpido!», cabría re-
12
cordar parafraseando al que fuera ase- lidad a medio plazo va a ser la de un
sor de Bill Clinton, James Carville. mundo que deberá acostumbrarse a
Dos grandes problemas se ciernen gestionar los efectos inciertos de una
sobre el intento de superar este sistema crisis de civilización.
«perverso», tal y como el papa Fran-
cisco lo calificó en la célebre encíclica
Atomización social, crisis de valores
Laudato si’. Un primer problema es po-
lítico: necesitamos en un tiempo récord El último de los seis elementos anali-
decisiones y cambios políticos que lo- zados que se han ido incubando en las
gren un funcionamiento económico últimas décadas es precisamente el que
respetuoso con los límites del planeta. tiene un carácter más cultural. Nue-
En una realidad caracterizada por el vamente, Bauman sintetiza de forma
cortoplacismo resulta difícil encontrar excelente la mutación que se ha pro-
liderazgos audaces que se atrevan a en- ducido cuando considera que en la glo-
cauzar esa transformación urgente. Un balización actual hemos pasado de ser
segundo problema es cultural: la mino- ciudadanos a consumidores. Ese trán-
ría global, un 15 por ciento del planeta, sito es de una enorme trascendencia.
que ostentamos un modelo de consumo La ciudadanía depende de personas y
que produce el 90 por ciento del im- comunidades políticamente implica-
pacto ecológico, debe deconstruir con das en los asuntos públicos y que mi-
urgencia una cultura del exceso y del ran por el bien común. El consumismo
consumismo que el mismo sistema ne- despolitiza y desmoviliza, y nos con-
cesita para retroalimentarse. vierte en individuos sin conciencia de
comunidad ni de proyecto colectivo.
En ese contexto se ha insertado de for-
El consumismo despolitiza ma acelerada un «hedonismo digital»
y desmoviliza, y nos que refuerza esa dimensión superficial,
huera y atomizada de nuestra sociedad.
convierte en individuos sin La Laudato si’ dibuja una suerte de
conciencia de comunidad «contravalores» gestados en este con-
ni de proyecto colectivo. texto de capitalismo desenfrenado en
el que «la obsesión del crecimiento ili-
mitado, el consumismo, la tecnocracia,
el dominio absoluto de las finanzas y la
El filósofo francés Bruno Latour ha divinización del mercado» son los ele-
advertido, en un escrito que ha logrado mentos centrales.24 Y es que, para Nan-
una gran viralidad, que la pandemia no cy Fraser, «hay algo podrido no solo en
es sino el «ensayo general» de lo que la actual forma financiarizada del capi-
está por venir, una primera consecuen- talismo, sino en la sociedad capitalista
cia de una crisis ecológica que acaba per se».25 Por ello, el papa Francisco
de empezar.23 Si como humanidad no aboga por una «cultura ecológica»,
somos política, social, cultural y eco- «una mirada distinta, un pensamiento,
nómicamente capaces de superar este una política, un programa educativo,
modelo en los próximos años, la rea- un estilo de vida y una espiritualidad
13
que conformen una resistencia» ante el tas variables de forma simultánea, de
avance de la realidad actual.26 una envergadura y una complejidad
Los primeros compases de la crisis tan relevantes, y con una capacidad
por la COVID-19 escenificaron una de aceleración tan significativa. Como
efervescente solidaridad comunitaria señalábamos, los efectos de este ca-
–a veces en forma de catarsis– ante un taclismo global muchas veces se ma-
problema que, aunque de forma muy nifestaron en forma de perplejidad y
desigual, afectaba al conjunto del pla- estupefacción; otras, articulando de-
neta. A nivel estatal, y como sucediera cisiones y cambios insuficientes o in-
tras las movilizaciones del 15-M en adecuados para el tamaño de los pro-
2011, las iniciativas de apoyo mutuo blemas. La crisis de la COVID-19 es
en barrios y pueblos se sucedieron, po- la síntesis de esa situación de cambio
niendo de relieve que hay sectores de y desconcierto, que nos devuelve al
la sociedad que hace tiempo que resis- principio de realidad de forma brusca
ten y se organizan contra una cultura y, para muchos de los que no sufren
del consumo y del egoísmo. de forma directa las consecuencias de
estos problemas globales, inesperada.
En los últimos años, especialmen-
2.2.  Una encrucijada de múltiples te desde las llamadas «primaveras
crisis árabes» que empezaron en diciembre
del 2010, hemos presenciado una ola
¿Qué instrumentos necesitamos para de «malestar global» con pocos pre-
abordar, gobernar y transformar pro- cedentes y que no se ha interrumpido
blemas de naturaleza compleja, trans- desde entonces (España, Brasil, Es-
nacional e interdependiente? ¿Cómo tados Unidos, Sudán, Senegal, Chile,
rebajamos la preponderancia del po- Ecuador, Hong Kong...). Aunque por
der financiero sobre el poder político motivos aparentemente locales (repre-
democrático? ¿Qué es necesario para sión policial, aumento de los precios
ofrecer horizontes de vida estables básicos...), todas estas movilizaciones
y dignos para una mayoría social? convergían en dos aspectos principa-
¿Cómo hacemos compatible un mo- les: la incapacidad de sus instituciones
delo de producción y consumo con la y sistemas por ofrecer respuestas de-
vida del planeta? ¿Cómo contrarresta- mocráticas a sus demandas políticas,
mos la preponderancia de un modelo sociales y vitales, y la denuncia de una
cultural individualista y construimos realidad social cada vez más desigual
un proyecto en común? e injusta. En parte, las protestas eran
Las preguntas resultantes de ese la reacción de ese «precariado global»
escenario pre-COVID-19 ya eran de que, sin ser un sujeto político recono-
una trascendencia y una magnitud cido en sí mismo, manifestaba su pro-
tales que configuraban una «encru- fundo enfado con el rumbo y la deriva
cijada crítica».27 Otros períodos de la de sus respectivos países. Con un dis-
historia han sido largos períodos de curso emancipador y transformador, o,
parto, de tránsito entre épocas, pero por el contrario, con una narrativa xe-
ninguno como este había reunido tan- nófoba, nacionalista y de repliegue, la
14
ola de protestas, a izquierda y derecha, y evidencia la incompatibilidad exis-
eran el síntoma de un mundo con las tente entre esta manera de entender el
costuras rotas. desarrollo económico y la democracia
En medio de ese contexto de múlti- en sí misma. Por otro lado, revela que
ples crisis (de respuestas, ética, institu- el desarrollo que ostenta una parte mi-
cional, de sentido...), subyacen, por lo noritaria del planeta –muchas veces a
tanto, tres grandes crisis: costa de la mayoría– va en contra de
la propia subsistencia humana, con la
• una democrática, evidenciada por consolidación de una manera de pro-
el divorcio poder-política, pero ducir y consumir inviables. Cualquier
también por el repliegue populista contrato social de futuro debe hacer
de tantos movimientos xenófobos posible la coexistencia entre la econo-
y de extrema derecha que han lle- mía (del griego oikos, «administración
gado al poder o que lo influyen di- de la casa»), la democracia y una vida
rectamente, y que ha provocado la digna y con sentido como elementos
regresión democrática más impor- de una tríada que debería ser indiso-
tante de las últimas tres décadas;28 ciable, pero que en la actualidad se ha
• una social, por encontrarnos en el convertido en incompatible.
momento de mayor desigualdad Este diagnóstico estaba ya en la
del planeta, de concentración de base del discurso del altermundialismo
la riqueza en pocas manos (Oxfam de finales de los noventa y principios
asegura que 26 personas ostentan la del nuevo milenio. El «Otro mundo es
misma riqueza que la mitad de la posible» apelaba ya a entender el ac-
población mundial) y de creciente tual modus operandi como un mode-
precarización social y laboral;29 lo social y ecológicamente inviable,
• y una ecológica, fruto de un mo- y articulaba propuestas que aspiraban
delo de consumo y de producción a pensar alternativas en un contexto
inviable e insostenible, y que está en el que el capitalismo no tiene al-
llevando al planeta al colapso de ternativa en sí mismo. El Foro Social
sus ecosistemas. Mundial, espacio en el que este alter-
mundialismo se articuló, se ha ido des-
Un modelo que pone de relieve la vaneciendo fruto de divisiones internas
incompatibilidad entre este «capitalis- y de la pérdida de relevancia mediáti-
mo del desastre», en expresión de la ca. Sea como fuere, la articulación de
politóloga Naomi Klein, y la demo- un movimiento civil de carácter glo-
cracia y la vida. Por un lado, la gene- bal que abandere las diferentes luchas
ración de enormes desigualdades y la por la equidad, la visibilización de los
precarización de la vida de una ma- cuidados o de los derechos sociales y
yoría social pone contra las cuerdas al del planeta es hoy día más urgente que
modelo de democracia representativa nunca.

15
3.  APRENDIZAJES DE UNA CRISIS GLOBAL

Entender los elementos que subyacen en este complejo y enrevesado


escenario global que acabamos de presentar se convierte, como he-
mos señalado, en un objetivo principal. Por otra parte, la pandemia,
como acontecimiento extraordinario, ha supuesto una experiencia in-
tensa que nos interpela y nos invita a tomar conciencia y a pensar lo
esencial y fundamental de esta coyuntura, el «minuto de lucidez» que
señala Yayo Herrero y el «potencial pedagógico» de la crisis que apun-
ta Boaventura de Sousa Santos.

3.1. Una conversación global como «un mensaje de la naturaleza»,31


mientras que el expresidente de Uru-
Krastev, por su parte, señala un hecho guay, Pepe Mujica, hacía lo mismo
relevante en relación a la pandemia y a asegurando que era «una advertencia
la etapa de confinamiento: «Las perso- a los sapiens».32 Por su parte, el papa
nas del mundo entero hemos tenido la Francisco lo consideraba en una de sus
misma conversación y compartido los homilías de aquella Semana Santa de
mismos miedos, hemos experimentado 2020 como «una llamada a la conver-
lo que de verdad significa vivir en el sión» personal y colectiva.
mismo mundo».30 Así, han aparecido Las reflexiones durante ese período
reflexiones que han llamado a inter- han sido de gran calado, configurando
pretar la profundidad de la crisis. Si de forma indirecta, y a veces directa,
Latour llamaba a entender la pandemia una conversación global sobre el es-
como el «ensayo general» o el «prólo- tado actual de nuestro mundo y sobre
go» de la crisis ecológica, Inger An- su rumbo y devenir. ¿Qué nos dice la
dersen, directora general del Programa pandemia sobre nosotros mismos, so-
de las Naciones Unidas para el Medio bre nuestra forma de estar en el plane-
Ambiente (UNEP), lo interpretaba ta, sobre nuestra forma de organizar-
16
nos política y económicamente? ¿Qué do (personal sanitario, trabajadores y
pone en valor y qué deja en evidencia? trabajadoras de servicios, trabajadoras
¿Cómo dialoga con los problemas de domésticas...) son fundamentales para
fondo preexistentes y qué responde a sostener los pilares más importantes de
los interrogantes planteados? Estas nuestras vidas. Los cuidados, que com-
pueden ser algunas de las cuestiones prenden tanto trabajo afectivo como
que subyacen en muchas de las contri- material y a menudo se realizan sin re-
buciones de dicha conversación. muneración o son infrarremunerados,
En ese entender la pandemia como son indispensables para la sociedad,
una interpelación ante la que hay que recuerda Nancy Fraser. Los aplausos
detenerse y pensar, destaca la idea de al final del día en pleno confinamiento
Daniel Innerarity de que «las crisis así lo reconocían.
solo enseñan a quien estaba en disposi- Esto que puede parecer casi una ob-
ción de aprender».33 viedad ha sido enormemente cuestio-
nado, en el caso de sectores públicos
como la sanidad o la educación, o invi-
3.2.  Cinco posibles lecciones sibilizado, en el caso de los cuidados.
La inercia mercantilizadora y privati-
Javier Padilla y Pedro Gullón plantean zadora del proyecto neoliberal ha lo-
de forma lúcida en su ensayo sobre grado, en el caso de las sociedades del
la pandemia que «las epidemias han bienestar, mermar los recursos destina-
acompañado y performado nuestra dos a determinados sectores públicos,
realidad social y política desde hace pilares fundamentales de la cohesión
siglos, constituyendo un lugar privi- social y de cualquier proyecto que ten-
legiado desde el que analizar la inter- ga como horizonte una cierta equidad.
sección entre la medicina, la política y Las mal llamadas políticas de auste-
la economía».34 La particularidad del ridad han erosionado directamente
momento que el planeta atraviesa (ace- ámbitos que afectan la vida y la digni-
leración, simultaneidad de crisis...) dad de las personas. En el caso de los
enfatiza más si cabe la interacción que países latinoamericanos o africanos la
sugieren ambos autores. situación es mucho peor. El Consenso
La crisis de la COVID-19 nos deja al de Washington, impulsado por las ins-
menos cinco aspectos sobre los que hay tituciones financieras internacionales
que prestar una especial atención. Son desde finales de los ochenta y basado
elementos que arrojan luz sobre el hacia en la privatización y la desregulación,
dónde, el qué hacer y cómo hacerlo. ya había condicionado el devenir de
unos estados vaciados de toda posibi-
lidad de construir un sector público ro-
El trabajo por el bien común y por los
busto y que ha dependido a menudo de
cuidados sostienen la vida
la actuación privada o de la coopera-
Un primer aspecto que la pandemia ha ción internacional. La reconstrucción
puesto de relieve desde el primer ins- de cualquier contrato social pasa, por
tante es que el papel de lo público y lo tanto, por fortalecer y poner en valor
los trabajos relacionados con el cuida- estos ámbitos.
17
Para Henry Giroux, pionero de la Vulnerabilidad, empatía y percepción
pedagogía crítica, la conclusión es de límites
evidente: «La primera lección [de la
pandemia] es que un sistema político Existe un segundo aprendizaje o cons-
social construido sobre la codicia, el tatación que interpela de forma pri-
beneficio, la mercantilización y la pri- mordial a las sociedades del Norte glo-
vatización de todo no puede abordar bal. Cuando desde nuestros medios de
una crisis de esta magnitud».35 Para el comunicación o reflexiones académi-
profesor estadounidense es importante cas se afirma que la pandemia ha sido
entender que no estamos bregando solo una experiencia de «vulnerabilidad
ante una crisis sanitaria, sino también compartida», se olvida que millones
ante una crisis política e ideológica, tal de personas viven en la intemperie y
y como señalábamos anteriormente. en una situación de fragilidad y vul-
nerabilidad de forma sistemática. Son
personas y sociedades que, además,
Nuestra vida se ha desarrollan estrategias de afrontamien-
llenado de privilegios y to y cultivan la resiliencia como una
práctica cotidiana.
necesidades creadas que Esta visión que pone nuestra expe-
tienen un coste ecológico riencia en el centro es resultado de una
y humano extraordinario. cultura etnocéntrica y racista que ado-
lece de perspectiva histórica y global.
Nuestro modelo de vida, que es fruto
A este respecto, llama la atención de luchas y conquistas sociales de mu-
la reflexión hecha por el mismísimo chos colectivos (movimiento obrero,
presidente francés, Emmanuel Ma- feminismo, pacifismo...) en cuanto a
cron: «Lo que ha revelado ya esta pan- derechos civiles y humanos se refiere,
demia es que la sanidad universal, in- ostenta también un nivel de vida que no
dependientemente de los ingresos, los sería posible sin la posición subalterna
antecedentes o la profesión y nuestro que otros territorios del Sur global han
estado del bienestar, no son costes o jugado en el «desarrollo económico»
cargas sino bienes preciados, activos del Norte global. El impulso de la Re-
indispensables..., que hay bienes y ser- volución Industrial y de las burguesías
vicios que deben ser puestos fuera de europeas durante el siglo xix no puede
las leyes del mercado. Delegar nues- explicarse sin una dinámica de explo-
tra alimentación, nuestra protección, tación de muchos pueblos y personas.
nuestra capacidad de cuidar nuestras Cuando miramos con condescendencia
condiciones de vida en otros es, en el determinadas realidades de pobreza o
fondo, una locura. Debemos recuperar miseria, deberíamos ser conscientes
el control».36 Desmercantilizar, impul- también de cuál ha sido y es nuestro
sar y proteger los ámbitos esenciales papel y responsabilidad en ese tipo de
para vivir en dignidad y equidad; por situaciones.
lo tanto, se convierte en una lección La cultura del exceso y del consu-
esencial que no debemos olvidar. mismo desenfrenado se ha convertido
18
en una cultura global, pero siguen sien- bién nos ofrece la posibilidad de reco-
do muy pocos los que la ostentan de nectar con nosotros mismos.39 La «re-
forma plena y descarada. La «huella sistencia íntima», aludiendo a la obra
ecológica»37 de África, por ejemplo, magistral del filósofo catalán Josep
sigue siendo diez veces menor que la Maria Esquirol, es esa resistencia que
de Estados Unidos o seis veces menor quiere dar valor a lo pequeño, a lo lento
que la del conjunto de Europa. Para y a lo inapreciable ante una dinámica
establecer un diagnóstico ecuánime, de la aceleración y de la prisa apabu-
necesitamos recordar que nuestra vida llante.40 En palabras de Judith Butler:
se ha llenado de privilegios y necesi- «La pandemia nos da la oportunidad de
dades creadas que tienen un coste eco- entendernos a nosotros mismos como
lógico y humano extraordinario. Para más conectados. Respiramos los unos
Marina Garcés, más que demostrar la con los otros; tocamos las superficies
fragilidad del sistema, la pandemia ha tocadas por otros; nos frotamos con ex-
revelado la desigualdad y la violencia traños. Cantamos juntos; nos dirigimos
social sobre la cual descansa nuestra unos a otros con esta misma voz. Como
«normalidad».38 criaturas encarnadas, los humanos de-
La crisis, sin embargo, ofrece una penden unos de otros; sus cuerpos son
triple oportunidad. Primero, la posi- porosos y comparten un mundo común
bilidad de desarrollar una mayor em- de aire, agua y superficie».41
patía con las realidades castigadas
sistemáticamente por la injusticia y la
La «securitización» como parte
pobreza en un sistema global que sigue
del problema
desposeyendo a muchos para que unos
pocos vivan de forma ostentosa. Pero «Las epidemias infectan de miedo a
también con aquellas realidades dentro la sociedad», nos recuerda Iván Kras-
de nuestros contextos cada vez más tev.42 Sin embargo, el miedo y la inse-
castigadas por la incertidumbre labo- guridad han venido nutriendo los dis-
ral y vital, y por una precariedad que cursos globales en los últimos tiempos,
lo impregna todo. Segundo, debemos especialmente desde el 11 de septiem-
deconstruir y confrontar esta cultura bre de 2001. La respuesta a las «ame-
del exceso que nos lleva a un callejón nazas a la seguridad» han sido crecien-
sin salida. La «civilización de la pobre- temente estrategias de securitización43
za», de la que hablaba Ignacio Ellacu- y militarización. En lugar de entender
ría, nos invita a resignificar la idea de y abordar los elementos de fondo del
«sobriedad compartida» en un planeta terrorismo internacional (pobreza, des-
que necesita, precisamente, que repen- igualdades...) o de fenómenos como el
semos nuestros hábitos de consumo y migratorio, la reacción en muchos paí-
que pongamos límites a nuestros de- ses ha sido la de incrementar el presu-
seos de acumular. puesto armamentístico o bien la cons-
Finalmente, y fruto de esa «crisis trucción de bases militares o de muros
de atención» que la era digital ha com- y la colocación de concertinas.
portado y, de la que habla el ensayista El mundo occidental, sobre todo,
Yoval Noah Harari, la pandemia tam- ha apostado por contener sus amenazas
19
en lugar de transformar las causas de guardacostas turcos los devolvieran a
fondo, pensando que eso podía ser una Turquía, en el enésimo ejemplo de una
posible solución cuando en realidad Europa desnortada.
ha venido a acrecentar el problema. La pandemia ha reforzado ese mie-
La idea de Giorgio Agamben, popula- do colectivo, en manos muchas veces de
rizada durante la pandemia, de que el dirigentes irresponsables que lo han avi-
«estado de excepción» podría conver- vado para mantenerse en el poder, con-
tirse a partir de ahora en el paradigma virtiendo la incertidumbre en una pode-
normal de gobierno (por las normas rosa herramienta de control y dominio.
adoptadas en época de pandemia), no La realidad, sin embargo, se impone, y
es nada nuevo si se tiene en cuenta el desde el sentido común, pero también
repliegue en derechos civiles que mu- desde la evidencia científica se insiste
chos países han sufrido en los últimos en subrayar que la seguridad que nece-
años bajo la coartada de obtener una sitamos no es una «seguridad militar»,
mayor seguridad ante la emergencia de sino una «seguridad humana» basada
nuevos miedos e inseguridades.44 en la equidad, la dignidad y el respeto
de los límites del planeta. La vida digna
y la democracia, apuntábamos antes, no
El mundo occidental, sobre serán posibles sin una forma de organi-
todo, ha apostado por zación social, política y económica que
tenga en cuenta estos elementos.
contener sus amenazas
en lugar de transformar
Cooperación, solidaridad
las causas de fondo. y diversidad para un nuevo proyecto
global
Paradójicamente, en un mundo Voces como la del reputado politólogo
globalizado e hiperconectado, y a la Francis Fukuyama o la del profesor de
vez en pleno repliegue nacional y de Oxford Will Hutton coinciden en seña-
derechos, las fronteras también se han lar que la gran lección de la pandemia
convertido hoy día en una trinchera de es constatar la necesidad de coopera-
guerra. Esa «frontera descarada», utili- ción en un mundo profundamente in-
zando la expresión de la analista Blan- terdependiente. Los grandes problemas
ca Garcés45 ha llevado a los gobiernos que afectan a la humanidad tienen una
occidentales, y a actores como la UE, a naturaleza indiscutiblemente transna-
sacrificar abiertamente el derecho a la cional para los que los Estados u otros
vida y los derechos más fundamentales actores con base nacional no disponen
de las poblaciones migradas y refugia- de los recursos ni de la capacidad ade-
das en los últimos años. A finales de cuada para abordarlos.
julio de 2020, un nuevo escándalo se No obstante, la pandemia ha llega-
filtraba en algunos medios de comu- do, precisamente, en medio de una cri-
nicación: decenas de refugiados eran sis del multilateralismo sin precedentes
abandonados por el gobierno griego en en los últimos ochenta años. De la eu-
tiendas flotantes a la espera de que los foria que supuso en diciembre de 2015
20
la aprobación por parte de Estados porar e integrar en su forma de cons-
Unidos y de China –los dos principales truir y articular soluciones e instru-
contaminadores– de un acuerdo que mentos internacionales.
consolidaba una serie de compromisos
bastante ambiciosos respecto a la crisis
Proteger los bienes públicos
climática, hemos pasado a un cuestio-
y comunes globales
namiento de la cooperación entre Es-
tados y actores, fruto del momento de Inge Kaul y Elinor Ostrom han sido
repliegue político que vivimos, hasta dos de las autoras que más han popu-
el punto que en los primeros compases larizado dos conceptos que se erigen
de la pandemia, Trump decidía retirar- como centrales tras el advenimiento de
se de la Organización Mundial de la la crisis. Kaul impulsó la idea de bienes
Salud (OMS) acusándola de favorecer públicos globales para referirse, más o
los intereses de China. menos, a aquellos bienes que pueden
Comoquiera, el orden liberal inter- considerarse como logros o benefi-
nacional ya venía siendo cuestionado cios que la humanidad ha conseguido,
por esa geopolítica en mutación que como la educación o la erradicación de
hemos analizado. Las organizaciones una enfermedad. Ostrom, por su parte,
internacionales, herederas de un tiem- ha sido esencial en la discusión sobre
po histórico determinado (mitad del los llamados bienes comunes globales,
siglo xx), son todavía el reflejo de la que aluden a aquellos recursos finitos
hegemonía de los países occidentales, o espacios naturales que no pertenecen
cuando el contexto actual se caracte- a ningún Estado o actor en concreto, y
riza justamente por la emergencia de que deben ser disfrutados por el con-
algunos países del Sur y por su aspi- junto de la humanidad y por las ge-
ración a participar más activamente en neraciones venideras, como ahora los
las decisiones globales. bancos de pesca, los océanos o, sim-
En ese proceso de reajuste, sin em- plemente, el aire que respiramos.
bargo, cualquier sistema multilateral La historia de las últimas décadas
deberá también contemplar una mirada confronta el intento de apuntalar la
diferente, que ponga en valor los sa- defensa de todos estos bienes con un
beres y las estrategias habitualmente sistema que precisamente aspira a mer-
invisibilizados o silenciados, como los cantilizar y privatizar muchos de ellos.
movimientos sociales, las comunida- La pandemia pone de manifiesto la im-
des indígenas o cualquier actor que se portancia de visibilizarlos y de conver-
encuentre habitualmente en los márge- tirlos en la piedra angular de cualquier
nes de un sistema que solo acepta las contrato social de futuro. Su protec-
aportaciones de las voces poderosas. ción y su universalización ayudarían
Las «epistemologías del Sur», como a vislumbrar un horizonte en el que la
señala Boaventura de Sousa Santos, vida, los cuidados, la interdependencia
son un lugar ineludible que el nuevo y la idea de bien común, en definitiva,
multilateralismo debe escuchar, incor- se situaran en el centro.

21
4.  HACIA UN NUEVO «CONTRATO SOCIAL»

Cuando pase esta pandemia, la tentación parece evidente: volver a


hacer lo que hacíamos como si nada hubiera pasado. Es verdad que
ya no seremos los mismos y que el impacto no solo socioeconómico y
político, sino también psicológico y sociológico de esta crisis es todavía
difícil de calibrar. Pero la tentación de hacer lo que hacíamos, a pesar
de las múltiples advertencias científicas y a pesar de esta experiencia
en primera persona en el Norte global de lo que ha supuesto vivir a la
intemperie, es enorme. El profesor emérito del Instituto de Ciencias
Políticas en París, Bertrand Badie, afirmaba así: «Restauraremos el
viejo orden porque no disponemos de más soluciones».46

Ese fatalismo trágico lo refleja también de vida o muerte».47 Nada de lo que


Slavoj Žižek en su ensayo Pandemia, dice Žižek parece descabellado, por-
cuando plantea que la encrucijada solo que la propia pandemia ya ha puesto
nos deja una salida: un comunismo in- de relieve muchas de estas dinámicas.
ternacionalista adaptado al siglo xxi o Pero sí llama la atención la gravedad y
la barbarie. Para el filósofo esloveno, el fatalismo con que numerosas voces
el resultado más probable, sin embar- nos invitan a pensar el futuro desde la
go, será que acabará imponiéndose un plasmación más cruda de todas nues-
nuevo capitalismo salvaje: «[...] Mu- tras distopías.
chas personas débiles y ancianas serán Pensar hoy en clave de esperanza
sacrificadas y se las dejará morir; el se ha convertido en una actitud inge-
control digital de nuestras vidas será nua, incluso para aquellos que viven la
ya algo permanente; las distinciones de vida desde una perspectiva profunda-
clase serán cada vez más una cuestión mente religiosa. La «espeleología de la
22
esperanza» a la que aludíamos al inicio la Il Gattopardo de Giuseppe Tomasi
sugiere, precisamente, la voluntad de di Lampedusa de «cambiar todo para
pensar y construir alternativas yendo a que nada cambie». En este escenario
contracorriente en medio de toda una –a mi modo de ver, el más probable de
ola de nihilismo social que niega cual- los tres, sobre todo en Europa–, las au-
quier capacidad humana de contrapo- toridades políticas plantean una estra-
nerse a las dificultades del momento. tegia de cambios profundos, a distintos
niveles, para afrontar los diferentes
retos que tenemos por delante. En
4.1.  Escenarios pospandémicos esta opción, señala el filósofo Amador
Fernández-Savater cuando realiza este
La literatura surgida en medio de la mismo ejercicio prospectivo, se com-
pandemia ha coincidido en establecer binan los derechos sociales y las me-
tres posibles escenarios para el mundo didas sanitarias con un marco que no
pos-COVID-19. El primero es el del se toca, un límite absoluto, lo que en
repliegue y retroceso democrático, al sí mismo es una contradicción, porque
que hacía referencia Žižek. Un esce- para que se produzcan cambios sustan-
nario en el que las diferentes derivas ciales ese marco debe replantearse.48
(creciente desigualdad, autoritarismo, Este segundo escenario plantea una
efectos de la crisis climática...) que gestión de los efectos de una dinámica
estábamos experimentando antes de la inexorable, la del cambio climático o
llegada de la pandemia se agudizarían la de la actual revolución digital en el
hasta el extremo de configurar un esce- plano laboral, pero evita un debate ver-
nario verdaderamente terrible. Esa rea- daderamente transformador.
lidad podemos ya intuirla en la actuali- El tercer escenario es el de la res-
dad, cuando empezamos a observar sus puesta emancipadora y el de construir
primeros síntomas. En la mayoría de alternativas que enfrenten de forma
los estamentos políticos son conscien- directa la magnitud de los retos que
tes de que la perpetuación de esas deri- tenemos por delante. Es un escenario
vas reforzaría la «vía securitaria» como cuasi revolucionario, no solo en lo po-
forma de contención de sus efectos y lítico, sino también en lo social y en
generaría un escenario de enorme ines- lo cultural, que se plantea qué es ne-
tabilidad y tensión en todo el mundo. cesario para emprender, a diversas ge-
Es un mundo invivible, profundamente neraciones vista, un verdadero proceso
darwinista, y totalmente insostenible. de transformación de nuestra organiza-
Hoy disponemos de las evidencias y de ción económica, desde una perspectiva
la experiencia social para evitar que ese que tiene profundamente en cuenta la
sea el camino, si bien nos falta el com- condición de ecodependencia. Es el es-
promiso político para dejar de seguir cenario poscapitalista de una economía
ahondando en la dinámica tan peligro- que respeta los límites y que pone la
sa en la que estamos. vida y los cuidados en el centro.
Un segundo escenario es el que En este interludio en el que nos en-
podríamos denominar lampedusiano, contramos, afectado enormemente por
aludiendo a la famosa frase de la nove- las experiencias de la pandemia, dos
23
elementos se erigen como especial- aproximan más a la idea de «contrato
mente relevantes para avanzar hacia el social» de naturaleza global son, en
tercer escenario, que es el más difícil primer lugar, el llamado New Green
de todos. En primer lugar, abanderar Deal (NGD), que aparece sobre todo
la idea de contrato social, en tanto que en Estados Unidos de la mano de una
nos permite visualizar la ruptura de un voz política de gran relieve como es la
contrato previo (el de la cohesión so- joven congresista demócrata Alexan-
cial), al menos en Europa, y disponer dra Ocasio Cortez, y que en otros lu-
de un marco para pensar y reflexionar gares ha tenido otras acepciones (y
sobre las condiciones que cualquier también sustanciales diferencias en
proyecto de convivencia debería tener su contenido) como la de «transición
en las próximas décadas. Segundo, vi- ecológica», en el caso español. Un se-
sualizar el papel fundamental que el gundo marco es el de la Agenda 2030,
altermundialismo, como movimiento que las Naciones Unidas aprobaron en
social de carácter global, ha tenido, septiembre de 2015 y que unos meses
tiene y puede tener en la configuración después (enero del 2016) lanzaron con
de ese contrato. un total de diecisiete Objetivos de De-
sarrollo Sostenible (ODS) que aspiran
a abordar los principales problemas
4.2.  Condiciones para un nuevo globales. Aunque con diferencias, am-
contrato social bos se establecen hoy como conver-
saciones ya operativas respecto a qué
La idea de alumbrar un «nuevo contra- hacer y cómo realizarlo.
to social» está en boca de todos. Desde El NGD es hoy un campo abierto
el actual secretario general de las Na- de disputa entre dos versiones de esa
ciones Unidas, António Guterres, hasta necesaria transición productiva y eco-
la flamante presidenta de la Comisión lógica en marcha, una más soft y otra
Europea, Ursula von der Leyen, pasan- mucho más ambiciosa y alternativa.
do por diversos académicos críticos, De la mano de reputados autores como
han apelado a la necesidad de repensar el asesor político y ensayista Jeremy
las coordenadas políticas, económicas Rifkin, el NGD es una propuesta ba-
y sociales que como sociedades del si- sada en lo que denomina «capitalis-
glo xxi debemos darnos, reconociendo mo distributivo o social», que aspira
así, al menos en el mundo occidental, a acometer un impulso de las infraes-
el agotamiento de un modelo que está tructuras verdes en el que la propiedad
ahora mismo en llamas. queda sustituida por el acceso y la tran-
Son muy vagas todavía las pro- sacción de bienes, por un flujo cons-
puestas que quieren resignificar y do- tante de servicios. Todo con un coste
tar de contenido a esa idea de contrato, marginal que roza el cero. En una línea
que se asume que debe ser multinivel similar se sitúa el llamado Pacto Verde
(local, estatal, regional, global) y en de la Comisión Europea, que establece
cuya configuración y despliegue deben un plan de acción para impulsar un uso
tener protagonismo diversos actores. eficiente de los recursos mediante el
Seguramente, los dos marcos que se paso a una economía limpia y circular,
24
y restaurar la biodiversidad y reducir la ron mucho más en cuenta las voces de
contaminación. países, ONG, empresas o movimientos
La propuesta más ambiciosa, que sociales de diversos lugares del plane-
viene de la mano de movimientos so- ta. Los ODS contemplan centenares de
ciales y de una izquierda más alternati- medidas e indicadores para evaluar el
va, plantea una transformación econó- avance en los diferentes sectores e in-
mica urgente en torno a una serie de ciden en la mayoría de los problemas
sectores estratégicos como la transi- globales planteados. Su despliegue
ción energética y la descarbonización y sistematización desde su puesta en
de la economía, la reconstrucción de marcha ha sido notable, si bien de-
sistemas alimentarios inspirados en penden enormemente de los recursos
principios agroecológicos, la reorde- disponibles y de la voluntad y compro-
nación de la movilidad y el transpor- miso de los principales actores estata-
te, la renaturalización y los procesos les y no estatales, en un contexto –no
de resalvajización, los cuidados y la olvidemos– de cuenta atrás ecológica.
reproducción social, así como la reor- Estos dos marcos de fondo signi-
ganización del sistema educativo o del fican que el callejón sin salida no es
sistema fiscal.49 tal y que hay propuestas de calado en
marcha, más o menos ambiciosas y con
más o menos capacidad para cambiar
Desigualdad, erosión las cosas en el medio y largo plazo. Sea
democrática y ecocidio son como fuere, en la configuración de ese
contrato social no debemos olvidar que
los pilares de esa realidad los tres problemas principales que se
transnacional problemática nos plantean globalmente tienen que
que hay que transformar. ver con esas tres crisis a las que hacía-
mos referencia: la social, la política y
la ecológica. Así, desigualdad, erosión
Si el NGD hunde sus planteamien- democrática y ecocidio son los pilares
tos en la necesidad de una transición de esa realidad transnacional proble-
productiva y económica, la Agenda mática que hay que transformar, deri-
2030, y sus diecisiete ODS, son el vando, por lo tanto, en tres condiciones
sucedáneo de la Agenda del Milenio que todo contrato social debería con-
(ODM) que estuvo en vigor entre 2000 templar: la del reparto de la riqueza y
y 2015, con una importante diferen- de los cuidados; la del control político y
cia. Mientras que los ODM eran una democrático de los actores financieros,
propuesta casi del Norte para el Sur, y la de determinar unos parámetros que
fundamentalmente basada en la erradi- establezcan una nueva relación con el
cación de la pobreza y con poca parti- planeta. Tanto la versión más ambicio-
cipación de actores sociales y políticos sa del NGD como los ODS nos ofrecen
del Sur global, los ODS reconocen ya ideas relevantes para ir pensando, des-
una serie de problemas transnaciona- de lo local, regional y global, la articu-
les, que afectan por igual cualquier lación de ese horizonte político, social
latitud, y en cuya elaboración se tuvie- y económico hacia el que caminar.
25
4.3. Reconectar en la necesidad de que «Otro mundo es
el altermundialismo posible». El altermundialismo, articu-
lado posteriormente en el Foro Social
Los principales actores globales, desde Mundial, fue un actor fundamental en
el G20, hasta las Naciones Unidas, pa- sus primeros compases, al contrapo-
sando por el Foro Económico Mundial nerse al «sentido común» neoliberal.
que se reúne anualmente en la ciudad Con el paso de los años, las divisiones
suiza de Davos, son plenamente cons- internas por visiones distintas, y en
cientes de los problemas que hemos medio de un contexto desbordante y
analizado. Lo son porque sus propios convulso, el altermundialismo ha ido
informes plantean las mismas inquie- perdiendo fuerza y capacidad de visi-
tudes e incertidumbres, si bien ofrecen bilizarse como ese sujeto político ca-
respuestas sustancialmente divergen- paz de ser un verdadero contrapoder al
tes, en función de sus visiones e intere- sistema hegemónico actual.
ses. Si las Naciones Unidas apelan a un
mayor multilateralismo y cooperación
internacional (hoy en día preocupan- Alumbrar una nueva forma
temente estéril para la envergadura de de organizarnos política
los problemas) o el G20 insiste en el
crecimiento económico como base de y socialmente necesita
toda recuperación social y económica, de un altermundialismo
Davos mantiene su estrategia mercan- que reconecte sus diversas
tilizadora, que pone a las personas y los almas y protestas.
bienes comunes al servicio del merca-
do, en una versión neoliberal sensibi-
lizada –por lo que significa para los No obstante, los movimientos so-
actores de ese mercantilismo global– ciales altermundialistas sí han ayudado
con los problemas y sobre todo con las a despertar una conciencia social mu-
repercusiones de estos (protestas, ines- cho más crítica, que ha ido germinan-
tabilidad política, populismos...), pero do en pequeñas (y no tan pequeñas)
incapaz de percibir su modus operandi iniciativas sociales, en una y otra par-
como parte esencial del problema. te del planeta. Existe hoy un humus,
En esa conversación entre acto- embadurnado de malestar social y de
res globales, los movimientos socia- precariedad, que permite pensar que el
les son fundamentales, como lo han altermundialismo sigue siendo un actor
sido en cualquier proceso de cambio potencialmente significativo en la arti-
y transformación social a lo largo de culación de propuestas. Asimismo, la
la historia. En este sentido, el final de nueva ola de protestas, protagonizada
la década de los noventa vio alumbrar por movimientos feministas, antirra-
un movimiento social de carácter glo- cistas y ecologistas, pone de relieve la
bal que impugnaba directamente los existencia de una generación muy joven
efectos de la globalización neoliberal y que experimenta en carne viva la pre-
abrazaba la idea de que, ante el mantra cariedad, la exclusión y la incertidum-
del «No hay alternativa», cabía insistir bre, y que se está repolitizando y orga-
26
nizando en torno a la coyuntura actual que «para que haya reformistas de éxito
de múltiples crisis. La tensión clásica es necesario que haya revolucionarios
instituciones-movimientos sociales es frustrados». Y es que los movimientos
hoy más importante que nunca. Alum- sociales no son solo fundamentales en
brar una nueva forma de organizarnos la articulación de una agenda determi-
política y socialmente necesita de un nada y en su capacidad de presionar al
altermundialismo que reconecte sus di- ámbito político para tomar decisiones
versas almas y protestas, y que empuje audaces. Su actividad, hoy e histórica-
hacia una versión del cambio ambicio- mente, puede ser crucial en la configu-
sa y verdaderamente transformadora, ración de una cultura de la sobriedad
haciendo bueno aquello del activista y y los cuidados que ponga la idea de lo
político francés Daniel Cohn Bendit de común en el centro.

27
5. CONCLUSIONES

«No queremos volver a la normalidad, porque la normalidad es el pro-


blema», gritaba una pared en una de las principales ciudades españo-
las. O, dicho de otro modo, ¿cuánta desigualdad, precariedad y falta
de horizontes vitales soporta nuestra democracia?, ¿cuánto hipercon-
sumo tolera nuestro planeta?, ¿qué coste político, social o económico
tiene el no hacer nada y qué coste tiene el ponerse manos a la obra?

El principal reto que tenemos por de- do– profundamente interdependiente y


lante es el de empujar decisiones polí- ecodependiente.
ticas audaces que desafortunadamente El shock pandémico pone de relie-
tienden al cortoplacismo como modo ve lo que el filósofo senegalés Felwine
de vida, así como el de convertir el Sarr afirmaba en una entrevista duran-
miedo y el desasosiego en un proyecto te la pandemia: «Soy de los que piensa
colectivo transformador e ilusionante. que las cosas tienen que cambiar. Si
La pandemia ha tenido un shock enor- continuaremos como antes o no, no lo
me, a múltiples niveles, pero ha dejado sé. Pero puedo decir qué deseo y en
un importante valor añadido al que no qué sentido trabajaré. Yo pondré mi
debemos renunciar: la resiliencia, la pequeña energía en mis espacios para
capacidad de adaptarse a lo imprevisto que el mundo cambie. La gente que
partiendo de unas condiciones previas quiere que el mundo cambie no debe
determinadas. La crisis abre la ventana pararse solo a querer quererlo, debe re-
también a ese «minuto de lucidez», a flexionar sobre qué acciones hay que
la toma de conciencia social y política tomar para que esto suceda. Tenemos
para emprender todos los cambios que todos los elementos para hacer una ac-
necesitamos, cambios que también de- ción, y la gran lección a extraer es que
penden de un urgente tránsito del yo al este es un gran momento para actuar
nosotros, en un mundo –hemos insisti- para que el mundo cambie».50
28
NOTAS

1. Este cuaderno se concibió a partir de la in- 12. «Prólogo» de Yayo Herrero, en Padilla, Ja-
vitación a dos sesiones virtuales organizadas vier y Gullón, Pedro (2020). Op. cit., p 8.
en pleno confinamiento por la Pastoral de la 13. Padilla, Javier y Gullón, Pedro (2020). Epi-
Fundació Blanquerna (mayo 2020) y por el demiocracia. Nadie está a salvo si no estamos
Centre Passatge de la Institución Teresiana en todos a salvo. Madrid: Capitán Swing, p. 61.
Barcelona (junio 2020) para analizar el impac- 14. De Sousa Santos, Boaventura (2020). La
to, los desafíos y los elementos de fondo de cruel pedagogía del virus. Buenos Aires: TNI/
la pandemia. Ambos foros fueron de enorme CLACSO.
utilidad para ordenar ideas, compartir desaso- 15. Innerarity, Daniel (2020). Op. cit., p. 42.
siegos y vislumbrar conjuntamente algunas 16. «Estamos en un estado de divorcio entre el po-
esperanzas. der y la política». ElDiario.es, 14 de febrero
2. «El Papa Francisco imparte una bendición de 2014.
‘Urbi et Orbi’ extraordinaria en una plaza de 17. Beck, Ulrick (1991). La irresponsabilidad or-
San Pedro vacía: “Estamos todos en la misma ganizada. Barcelona: Debats.
barca”», El Mundo, 27 de marzo de 2020. 18. Held, David, Hale, Thomas y Young, Kevin
3. Krastev, Ivan (2020). ¿Ya es mañana? Cómo (2013). Gridlock: Why Global Cooperation is
la pandemia cambiará el mundo. Barcelona: Failing when We Need It Most. London: Polity.
Debate, p. 10. 19. Sanahuja, José Antonio (2017). «Posglobali-
4. Innerarity, Daniel (2020). Pandemocracia. zación y ascenso de la extrema derecha: crisis
Una filosofía de la crisis del coronavirus. Bar- de hegemonía y riesgos sistémicos», en Mesa,
celona: Galaxia Gutenberg, p. 25. Manuela (coord.). Seguridad internacional y
5. «La pandemia aumenta la brecha de género democracia: guerras, militarización y fron-
y empujará a 47 millones de mujeres más a teras. Anuario 2016-2017. Madrid: CEIPAZ/
la extrema pobreza en 2021, según la ONU», Fundación Cultura de Paz, pp. 41-78.
Eldiario.es, 2 de septiembre de 2020. 20. Guilluy, Christophe (2019). No Society. El fin
6. Véase «Prólogo» de Yayo Herrero, a Padilla, de la clase media occidental. Madrid: Taurus.
Javier i Gullón, Pedro (2020). Epidemiocra- 21. Standing, Guy (2013). El precariado. Una
cia. Nadie está a salvo si no estamos todos a nueva clase social. Madrid: Pasado y presente.
salvo. Madrid: Capitán Swing, p. 10. 22. Fraser, Nancy (2020). «Las contradicciones
7. Entrevista a Judith Butler: «Sólo reconoce- del capital y de los cuidados», Ctxt. Contexto
mos ciertas vidas como humanas y reales», El y acción.
Mundo, 8 de junio de 2010. 23. Latour, Bruno (2020). «¿Estamos en un ensa-
8. Innerarity, Daniel (2020). Op. cit., p. 118. yo general?». Climaterra.org.
9. Garcés, Marina (2017). Nueva ilustración 24. «Carta encíclica Laudato si’ del Santo Padre
radical. Barcelona: Nuevos Cuadernos Ana- Francisco sobre el cuidado de la casa común»
grama. (nº. 194).
10. «Prólogo» de Yayo Herrero, en Padilla, Ja- 25. Fraser, Nancy (2020). Op. cit.
vier y Gullón, Pedro (2020). Op. cit., p. 11. 26. Carta encíclica Laudato si’ (nº. 111).
11. Moore, Jason W. (2018). «¿Antropoceno? 27. El concepto de encrucijada o coyuntura crí-
Más bien ‘Capitaloceno’». Revista Sin Permi- tica (del inglés, critical juncture) se refiere a
so, 14 de junio de 2018. situaciones de incertidumbre en las que las

29
decisiones de agentes importantes son causal- 40. Esquirol, Josep Maria (2015). La resistencia
mente decisivas para seleccionar un camino de íntima. Ensayo de una filosofía de la proximi-
desarrollo institucional sobre otros caminos dad. Madrid: El Acantilado.
posibles. 41. Entrevista a Judith Butler: «Ninguno de noso-
28. Así lo indican los principales indicadores ela- tros reparará el mundo solo», Diari Ara, 8 de
borados por medios de comunicación y cen- junio de 2020.
tros de investigación como The Economist o 42. Krastev, Ivan (2020). Op. cit., p. 55.
el Freedom House. 43. En términos generales, en relaciones inter-
29. «Las 26 personas más ricas del mundo tienen la nacionales la idea de «securitización» hace
misma riqueza que los 3.800 millones de per- referencia a cómo un fenómeno social o po-
sonas más pobres», ABC, 21 de enero de 2019. lítico (migraciones...), acaba construyéndose
30. Krastev, Ivan. (2020). Op. cit., p. 87. discursivamente como una «amenaza». Esta
31. «Coronavirus: “Nature is sending us a messa- construcción discursiva, a partir del lenguaje,
ge”, says UN environment chief», The Guar- legitima y desencadena la puesta en marcha de
dian, 27 de marzo de 2020. estrategias o de medidas «excepcionales» que
32. Mujica, Pepe (2020). «Una advertencia a los responden a esta «amenaza» con instrumentos
‘sapiens’», El País, mayo. militares o de seguridad tradicional.
33. Innerarity, Daniel (2020). Op. cit., p. 35. 44. Agamben, Giorgio (2020). «La invención de
34. Padilla, Javier y Gullón, Pedro (2020). Op. una epidemia», Quodlibet.
cit., p. 33. 45. Garcés, Blanca (2020). «La frontera descara-
35. Entrevista Henry Giroux: «El virus pone de da», Diari Ara, 21 de agosto de 2020.
manifiesto la quiebra del proyecto ideológico 46. Bassets, Marc (2020). «Un virus sin fronteras
del neoliberalismo», La Marea, 20 de mayo que reactiva el poder del Estado», El País, 22
de 2020. de marzo 2020.
36. «Macron ordena el cierre de guarderías, cole- 47. Žižek, Slavoj (2020). Pandemia. La covid-19
gios y universidades “hasta nueva orden”», El estremece al mundo. Barcelona: Nuevos Cua-
País, 13 de marzo de 2020. dernos de Anagrama, p. 135.
37. La «huella ecológica» mide la superficie ne- 48. Coloquio con Amador Fernández-Savater filó-
cesaria (calculada en hectáreas) para producir sofo y escritor: «Habitar y gobernar la incer-
los recursos consumidos por un ciudadano, tidumbre. Reflexionar en común en tiempos
una actividad, país, ciudad o región, etc., así confusos». Espacio La Atenea. Madrid, 15 de
como la necesaria para absorber los residuos julio de 2020.
que genera, independientemente de donde es- 49. Véase «Green New Deal: solucionar proble-
tén localizadas estas áreas. mas y problematizar soluciones», ElDiario.es,
38. Entrevista a Marina Garcés: «El control social 15 de julio de 2019.
será uno de los grandes ganadores de la pande- 50. Entrevista a Felwine Sarr: «A qui encara no
mia», La Marea, 3 de abril de 2020. havia après a estar amb si mateix, aquesta cri-
39. Harari, Yuval Noah (2016). Homo Deus. Bre- si l’hi ha obligat», Vilaweb.cat, 5 de mayo de
ve historia del mañana. Madrid: Debate. 2020.

30
PREGUNTAS PARA LA REFLEXIÓN

1. ¿Cuáles son, a tu modo de ver, los principales impactos de la pandemia,


a nivel social, político, psicológico...? ¿Qué aspectos de nuestra sociedad
crees que la pandemia ha puesto en valor y cuáles ha dejado al descu-
bierto?

2. ¿Qué aspectos que caracterizan la «transición paradigmática» a la que


alude el autor crees que son más relevantes y cuáles podrían complemen-
tar esa radiografía?

3. ¿Estás de acuerdo con la afirmación del cuaderno de que la pandemia


tiene un «potencial pedagógico» y nos ofrece un «minuto de lucidez» que
podremos y sabremos aprovechar? ¿Por qué?

4. El cuaderno hace referencia a cinco grandes aprendizajes que el «shock


pandémico» nos deja. ¿Cuáles te parecen más significativos? ¿Cuáles
añadirías?

5. La idea de (re)construir un «contrato social» con el papel fundamental del


altermundialismo global se plantea como uno de los elementos centrales
en la superación de la actual coyuntura: ¿crees que es viable en el contex-
to de urgencias que atravesamos? ¿Por qué?

31
www.cristianismoyjusticia.net
Cristianisme i Justícia (Fundació Lluís Espinal) es un centro de estu-
dios creado en Barcelona el año 1981. Agrupa un equipo de voluntariado
intelectual que tiene por objetivo promover la reflexión social y teológica
para contribuir a la transformación de las estructuras sociales y eclesia-
les. Forma parte de la red de centros Fe-Cultura-Justicia de España y de
los Centros Sociales Europeos de la Compañía de Jesús.

Los Cuadernos Cristianisme i Justícia (CJ) presentan reflexiones de los


seminarios del equipo del centro y trabajos de sus miembros y colabora-
dores. Pueden descargarlos en: www.cristianismeijusticia.net/es/cuadernos
Últimos títulos:
214. J. CARRERA , Vivir con menos para vivir mejor; 215. SEMINARIO TEO-
LÓGICO DE CJ, Dios en tiempos líquidos; 216. G. CASASNOVAS (ED.), Mer-
cancías ficticias; 217. G. B ILBAO, I. SÁEZ, Por una (contra)cultura de la
reconciliación; 218. V. CODINA, ¿Ser cristiano en Europa?; 219. J. LAGUNA,
Vulnerables; 220. P. FARRÀS, ¿Por qué Haití?; 221. O. MATEOS, El shock
pandémico

La Colección Virtual está formada por cuadernos que, por su extensión,


formato o estilo, no hemos editado en papel pero que tienen el mismo
rigor, sentido y misión que los Cuadernos Cristianisme i Justícia (CJ).
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Últimos títulos:
17. J. VITORIA, En las víctimas está Dios reconciliando el mundo; 18. J. I.
GONZÁLEZ FAUS, Capital e ideología. Selección de textos; 19. J. CARRERA ,
Covid-19: Más allá de la pandemia; 20. V. CODINA, Mi experiencia del Síno-
do para la Amazonía

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