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CoMecció América, 16

CAMINOS ENCONTRADOS
ITINERARIOS HISTÓRICOS,
CULTURALES Y COMERCIALES
EN AMÉRICA LATINA

Joan Feliu Franch, Vicent Ortells Chabrera,


Javier Soriano Martí (eds.)

m
UNIVERSITÄT
J a u m e *i

2009

U n iv e r s it ä t
J a u m e *I
BIBLIOTECA DE LA UNIVERSITÄT JAUME I. Dades catalogràfiques

Caminos encontrados : itinerarios históricos, culturales y comerciales en América Latina


/ Jo an Feliu Franch, Vicent Orteils Chabrera, Javier Soriano Martí (eds.). — Castellò de la
Plana : Publicacions de la Universität Jaum e I, D.L. 2009
p. ; cm. — (América ; 16)
Bibliografia. — Selecció de ponències presentades al IV Congrès Internacional del CLAL
organitzat pel Centro de Investigaciones de América Latina (CIAL-UJI)
ISBN 978-84-8021-702-6
1. Espanya - Relacions culturáis - América Llatina -- Congressos. 2. América Llatina
- Relacions culturáis - Espanya - Congressos. 3. Espanya - Comerç - América Llatina —
Congressos. 4. América Llatina - Comerç - Espanya - Congressos. I. Feliu Franch, Joan . II.
Orteils Chabrera, Vicent. III. Soriano Martí, Javier. IV. Universität Jaum e I. Publicacions. V.
Universität Jaum e I. Centro de Investigaciones de América Latina. Congrès Internacional (4t.
2006. Castellò de la Plana). VI. Série. América (Universität Jaum e I) ; 16
008(460:8=134X063)
008(8=134:460X063)
339.5(460:8=134X063)
339-5(8=134:460X063)

Dirección de la colección América: Vicent Orteils Chabrera

© De los textos: los autores, 2009

© De la presente edición: Publicacions de la Universität Jaume I, 2009

© Ilustración de la cubierta: A tlantePartenopeo de Paolo Petrini (Nápoles, c.1700). Biblioteca Castalia


Iuris (Fondo Antonio Lleó)

Edita: Publicacions de la Universität Jaume I. Servei de Comunicació i Publicacions


Campus del Riu Sec. Edifìci Rectorat i Serveis Centrals. 12071 Castellò de la Plana
Fax 964 72 88 32
http://www.tenda.uji.es e-mail: publicacions@uji.es

ISBN: 978-84-8021-702-6 FOTOCOPIAR [.LIBRES


NO ÉS LEGAL
Imprime: Guada Impresores

Depósito legal: V-1875-2009


CONTENIDO

PRESENTACIÓN ............................................................................................................ 9

ITINERARIOS HISTÓRICOS.................................................................................... 11

Renée Isabel Mengo


Itin erario y legado jesu ítico en C órdoba (R epública A rgentina) ............. 13

Carmen María Fernández Nadal


C om ercio y diplom acia en la segunda m itad d el siglo xvu:
la am en aza inglesa en las costas d e las In d ia s................................................2 9

Guillermo Pérez Sarrión


Sobre los fran ceses y la crisis fin a n c iera d e la Ilustración
en España. Un esbozo d e interpretación ........................................................... 41

Graciela Bernal Ruiz


En cam in o a Soto la M arina: la apu esta d e la provin cia
d e San Luis P otosíp o r u na salid a a l mar, 1809............................................. 59

Pedro Pérez Herrero


M odernización econ óm ica, com portam iento em presarial, cam bio
so cia l y d in ám icas p olíticas en C hile y M éxico (1970-2006):
un an álisis en perspectiva histórica com p arad a............................................. 87

ITINERARIOS ARTÍSTICOS.................................................................................... 133

Joan Feliu Franch


El concepto d e Itin erario Cultural d e la Unesco en A m érica L atin a....... 135
Inés del Águila Ríos, José Hayakawa Casas y Elena Molina Cerpa
Jirón d e La Unión: derroteros d e un itin erario cultural en L im a ............ 145

Vicent Francesc Zuriaga Senent


El claustro d e la M erced d e C uzco: el p rogram a icon ográfico
d e u na c a n o n iz a ció n ........................................................................................ 157

Francisco Montes González


Sevilla y la Virgen d e G uadalupe. El cam in o d e lo devocion al
y lo artístico.......................................................................................................... 197

Juan Chiva Beltrán


Los m etales perd id os d el Caballito. P roblem as com erciales
en la con fección d e u na ob ra d e a rte............................................................ 213

José María Salvador González


Pintores y dibujantes extran jeros en V enezuela du ran te la hegem on ía
d e los herm an os M onagos (184 7-1858)........................................................ 227

íñigo Sarriugarte Gómez


El descubrim iento d e A m érica p o r A ndré B retón: u n a salid a airosa
p a r a el su rrealism o............................................................................................ 241

Carmen Eugenia Reyes Ruiz


La tau rom aqu ia en España y la Nueva España en los siglos xvi
a l xvm. C on son an cias cu lturales y sociales y d iferen cias interpretativas
d e un m ism o fen óm en o cu ltu ral y artístico.................................................. 255

José Francisco Coello Ugalde


Los tratados sobre tau rom aqu ia 265
ITINERARIOS COMERCIALES Y ECONÓMICOS................................................ 293

José Luis Luzón, Edoardo Bazzaco y Màrcia Cardim de Carvalho


A nálisis com parado socioecon óm ico d e las prov in cias d om in ican as
d e E lias Pina, M onte P lata y Santo D om ingo....................................................... :..............29 5

Pascual Orteils Chabrera y Vicent Orteils Chabrera


C afé con arom a d e equ idad . P oten cial d el com ercio ju sto d e c a fé
en N icaragu a.......................................................................................................... 331

Javier Soriano Martí


In m igración y com ercio latin oam erican o en la P lan a d e C astellón ......3 5 9

Rodrigo Núñez Arancibia


Efectos d e la g lob alización en p aíses d e A m érica Latina: p olíticas
d e em pleo y su im pacto en los m ercados d e tr a b a jo .................................. 377
PRESENTACIÓN •»

El texto que aquí se presenta es una selección de ponencias del IV Congreso


Internacional, titulado «Itinerarios históricos, culturales y económicos», convocado
por el Centro de Investigaciones de América Latina de la Universität Jaume I con
el objetivo de exponer y dar a conocer las últimas y más sólidas investigaciones
en el campo del análisis y la interpretación de las redes comerciales y culturales
con América, desde la época colonial hasta las perspectivas de futuro, así co­
mo atender las propuestas de nuevas líneas de trabajo, como por ejemplo
en aspectos ligados al comercio justo y las acciones de las ong vinculadas, y
de esta forma fomentar la cooperación entre diversos investigadores y grupos
establecidos en España y otros países.
Los debates se centraron en estudios sobre redes comerciales, con especial
énfasis en aspectos como itinerarios culturales vinculados, intercambios de
ideas, y perspectivas de colaboración futura, etc., desarrollados entre el 8 y el
10 de noviembre de 2006 en la Universität Jaume I.
En su día, la realización del IV Congreso Internacional del Centro de
Investigaciones de América Latina de la Universität Jaume I fue una propuesta
adecuada en el momento político y científico que vivimos. En ambos horizontes
resultó muy oportuno reflexionar sobre la historia, presente y futuro de unas
relaciones comerciales y por ende culturales, de total actualidad tras las
últimas tendencias detectadas en el mercado internacional, con la aparición
de nuevos mercados, la estructuración de los existentes en un proceso maduro de
globalización, y la intervención de nuevas y fuertes competencias.
CANINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS, CULTURALES í COMERCIALES

Se dibuja un mundo, en consecuencia, donde se está progresivamente


desdibujando la diversidad de culturas, la pluralidad ideológica y las
características propias de los sujetos históricos (estatales, étnicos, religiosos,
culturales), tanto a nivel nacional, como transnacional. La organización del
IV Congreso Internacional del cial creyó conveniente dedicar esta ocasión de
encuentro y reflexión común al estudio de las convergencias, divergencias,
paralelismos y especificidades que en el desarrollo de los procesos de inter­
cambios económicos y culturales que se han ido afirmando en Europa y
América Latina.
Siguiendo el mismo esquema del IV Congreso Internacional del cial, estas
actas se estructuran igualmente en tres partes, correspondientes a las tres mesas
originales. La primera parte está dedicada a los «Itinerarios históricos», donde se
abordan temas concernientes al funcionamiento del sistema comercial tanto en
la estructura foral como en la centralización borbónica, y tanto en España como
en la proyección americana-, el marco jurídico, la fiscalidad, la composición
social de los actores mercantiles, así como los tumultos derivados de la aplica­
ción de diferentes medidas; también se dedican algunas líneas al estudio de la
evolución en el tiempo y las diferencias entre el comercio interior, el nacional
y el internacional; y todo ello en el marco temporal que va desde la Colonial a
la transición a los Estados-Nación.
La segunda parte está dedicada a los «Itinerarios artísticos y culturales», a las
rutas artístico-comerciales, la circulación de obras de arte y al intercambio de
ideas y artistas.
Por último, la tercera parte se ocupa de los «Itinerarios comerciales», ong
para el desarrollo y el Comercio Justo, con aportaciones que abordan el com­
plejo mundo de los mercados contemporáneos en el proceso de globalización
actual.

J oan F euu
Universität Ja u m e 1

10
ITINERARIOS HISTÓRICOS
ITINERARIO Y LEGADO JESUÍTICO EN CÓRDOBA (REPÚBLICA ARGENTINA)
Renée Isabel Mengo
Escuela de Ciencias de la Información,
Universidad Nacional de Córdoba (Argentina)

Córdoba se encuentra ubicada en el centro de la República Argentina, con


una superficie de 168.864 km2 y una población de 2.915.340 habitantes. En este
territorio confluyen llanuras, sierras y valles. La zona está caracterizada por una
gran abundancia de ríos, arroyos, lagunas y embalses artificiales, que confor­
man junto a las sierras la base del atractivo turístico tradicional de Córdoba. El
clima se caracteriza por inviernos frescos y veranos cálidos, lo cual hace del
lugar un destino durante todo el año para los visitantes.

Ubicación de provincia y ciudad Córdoba en el mapa


de la República Argentina
Fuente: Agencia Córdoba Turismo

13
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS .HISTÓRICOS. CULTURALES V COMERCIALES

La rica historia de esta mediterránea provincia y su privilegiada ubicación


han hecho de la misma un centro cultural desde el período aborigen, pasando
por la rica herencia de la etapa colonial, a la que ha sabido sumar las iniciati­
vas de la etapa independiente y consolidarla en el último siglo, presentándose
como el resguardo del cruce de culturas que por ella transitaron.1
Los testimonios de la acción de la Compañía de Jesús en la provincia ocu­
pan un lugar de privilegio.2 Si bien siempre se consideró a la presencia jesuítica
como parte del acervo de la cultura local, la declaración como Patrimonio Cul­
tural de la Humanidad a partir del 20 de noviembre de 2000 en la 24a Sesión
del Comité de Patrimonio Mundial de la Unesco incorporó a su lista la Manzana
de la Universidad y las Estancias Jesuíticas de Córdoba, conformadas por los
actuales museos nacionales de Jesús María y Alta Gracia, los provinciales de
Caroya y La Candelaria, además de Santa Catalina, ratificando la importancia
de dicho legado.

Anagrama jesuítico
Puerta lateral de la Estancia de Alta Gracia

En 1599 la Compañía es instaló en Córdoba para desarrollar su labor espi­


ritual y educativa, al tiempo que generó su propio mantenimiento a través de
seis estancias ubicadas en las serranías y formadas entre el siglo xvii y principios

1 . G allardo , Rodolfo, Escritos sobre Arquitectura d e Córdoba, Publicación de F.A.U.D.


U.N.C. Córdoba, 1995.
2 . B u sch ia zzo , Mario, «La Arquitectura Colonial Argentina», en Historia G eneral d el Arte
en la Argentina, Tomo 1, Emecé Editores, Buenos Aires, 1961. K r o n f u s , Juan, Arte C olonial
Argentina, Ediciones Raíces Argentinas, Segunda Edición, Buenos Aires, 1980.

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ITINERARIO Y LEGADO JESUÍTICO EN C Ó R D O B A (REPÚBLICA A RG EN T IN A )

del siglo xviii. Las seis estancias fueron Caroya (l6 l6 ), Jesús María (1618), Santa
Catalina (1622), Alta Gracia (1643), La Candelaria (1678) y San Ignacio (1725).3

LA MANZANA JESUÍTICA

En el 1599 los jesuítas se radicaron en Córdoba en los solares cedidos por


el cabildo de la ciudad. Crearon el Colegio Montserrat en 1608 y el Colegio
Máximo4 en 1610, donde se preparaban los seminaristas y con extensión para
otorgar grado en 1613 a otros alumnos que no siguiesen la carrera eclesiástica,
como excepción debido a la ausencia de un centro de preparación superior y
a las grandes distancias. Hoy es la Universidad Nacional de Córdoba. En 1782
se instalan en el actual emplazamiento. La Iglesia y la Capilla Doméstica fueron
construidas en 1644 y 1671.
La ciudad de Córdoba tenía gran importancia por ser la capital de la Gran
Provincia Jesuítica del Paraguay, que incluía territorios de Argentina y países
limítrofes. La manzana jesuítica está ubicada en el área central de la ciudad de
Córdoba, en la manzana delimitada por la Avenida Vélez Sársfield y las calles
Duarte Quirós, Obispo Trejo y Caseros.

Compañía de Jesús en la ciudad de Córdoba. Calle Obispo Trejo esquina


Caseros hacia el siglo x v iii
Dibujo de Juan Kronfuss en A rqu itectu ra C olon ial d e la A rgentina. Reedición de 1980

3. Asensio, Mikel, -Secuenciación del aprendizaje del conocimiento histórico", en Actas del
Congreso Internacional: Jesu ítas 400 añ os en C órdoba, Tomo I, Aula, Universidad Autónoma
de Madrid, 1993.
4. Noviciado jesuítico.

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CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS, CULTURALES 1 COMERCIALES

ESTANCIAS JESUÍTICAS EN LA PROVINCIA DE CÓRDOBA

El mantenimiento del Colegio Máximo obligó a la Orden al establecimiento


de “estancias»5 que por su ubicación y producción llegaron a ser un orgullo de
la Córdoba colonial. Llama la atención la similitud de planos en la construc­
ción de todas ellas y el aprovechamiento de los recursos del lugar tanto como
la introducción de especies vegetales y animales que se desarrollaron en las
mismas.6

ESTANCIA DE CAROYA

«Caso de Cuero» significa Caroya en lengua quechua. Es el primer estableci­


miento rural organizado por la Compañía de Jesús en 1616. En 1661 se vendió
al presbítero del clero secular cordobés, Ignacio Duarte Quirós, fundador del
Colegio Convictorio de Monserrat, quien la donó luego para el sostenimiento
del establecimiento educativo y para ser usada como residencia de vacaciones
para los internos.
Como todo el patrimonio jesuítico, a la expulsión de la Orden sobrevino
el paso de distintas administraciones: Junta de Temporalidades; Orden francis­
cana; particulares. Así, entre 1814 y 1816, Caroya fue utilizada como fábrica
de armas para el Ejército del Norte durante las guerras de la independencia
nacional. En 1878 sirvió de residencia a los primeros inmigrantes friulanos que
fundaron Colonia Caroya. Actualmente la estancia es Monumento Histórico
Nacional y Provincial.
En 1854 pasó a propiedad del Gobierno Nacional y durante la presidencia
de Nicolás Avellaneda se determinó que en esas tierras se creara una colonia de
inmigrantes procedentes de la región del Friuli (norte de Italia). De esta mane­
ra, el establecimiento funcionó como hotel de inmigrantes, hasta que se fundó
el pueblo en las adyacencias.

5. Las estancias son establecimientos latifundistas organizados para producción diversa


según la localización que tuvieran: ganadero con cría de muías en la sierra (Estancia La Can­
delaria); extracción de minerales (Estancia de Nuestra Señora de Alta Gracia); producción vi­
tivinícola (Estancia de Jesús María y Santa Catalina). Las estancias no implicaban la existencia
previa de población autóctona en el lugar, sino que es el establecimiento lo que origina la
nueva estructura social. Es una de las diferencias con los pueblos guaraníticos del litoral, don­
de las reducciones se impusieron sobre los asentamientos autóctonos. En tomo a las estancias
jesuíticas surgieron localidades que llevan el nombre original de las mismas.
6. F u rlo n g , Guillermo, S. J., Historia Social y Cultural d el Río d e la Plata 1536-1810, Edi­
torial Tea, Buenos Aires, 1969-

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ITINERARIO Y LEG A D O JESUÍTICO EN C Ó R D O B A (REPÚ8LICA ARG ENT INA )

La Estancia Caroya comprende la residencia alrededor de un amplio claustro


central, la capilla, el perchel, el tajamar, restos de un molino y de acequias. Re­
presenta un ejemplo de arquitectura residencial en el medio rural, por ser una
casona centrada en un gran patio y su claustro, con dependencias destinadas
a los alumnos del Colegio Convictorio de Monserrat y la pequeña capilla de
piedra, presidida por san Ignacio de Loyola.
Tras años de historia, Caroya resguarda en sus silenciosos y apacibles rinco­
nes el espíritu de las estancias jesuíticas. Está ubicada 44 kilómetros al norte de
la ciudad de Córdoba por la ruta nacional 9.

ESTANCIA DE JESÚS MARÍA

En las Sierras Chicas, el provincial de la Orden de los Jesuítas, Pedro de


Oñate, adquirió tienas de Guanusacate en 1619 para formar la Estancia de Je ­
sús María, con edificación del barroco americano. Fue creada para financiar el
Colegio Máximo. Tenían viñedos, cultivos y ganado. La iglesia de esta estancia,
dedicada a la Inmaculada Concepción, constituye una joya del barroco ame­
ricano. La fachada quedó inconclusa cuando los jesuítas fueron expulsados.
También es sobresaliente la iglesia de san Isidro Labrador.
La Estancia Jesús María fue el segundo núcleo productivo del sistema creado
por la Compañía de Jesús. Se construyó a partir de 1618 y se caracterizó por
su producción vitivinícola. En la vieja bodega jesuítica se elaboraba el vino
«lagrimilla de oro».
La estancia incluye la iglesia, la residencia y la bodega, restos de antiguos
molinos, perchel y tajamar. Desaparecieron la ranchería y los campos de cultivo
y pastoreo.
Construida alrededor de un patio central, cerrado en dos costados por un
claustro de dos niveles, sobresale la edificación de arcos superpuestos.
La iglesia de nave única abovedada está dispuesta en forma de cruz latina.
Frente al presbiterio, se encuentra la cúpula y sobresale en la construcción la
espadaña de piedra junto a la sacristía.
Dentro del complejo, con techo de semicrucería, funciona el Museo Jesuí­
tico Nacional distribuido en 18 salas. En la colección permanente resaltan las
dedicadas al arte sacro colonial de los siglos xvii y xvm y el material de arqueo­
logía y etnografía del noroeste y centro argentino. Del mismo modo, destacan
las muestras de ornamentos sagrados (con exposición de casullas, manípulos,
estolas, alzacuellos, mitras, cubre cálices y otros); de grabados de distintos pe­
ríodos y paisajes; la de numismática y medallística; mobiliario civil y religioso
europeo-americano, como una colección de platos de los siglos xix y xx; una

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CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS, CULTURALES Y COMERCIALES

cocina con fogón y enormes bateas y ollas que sirvieron al Ejército del Norte,
y el fregadero y comedor.
También se encuentran las instalaciones sanitarias, que revelan el carácter
progresista de los jesuítas, que levantaban sus baños en el interior de las de­
pendencias (algo impensado en esos tiempos), con un sistema de cloacas a
través de acequias.
El bucólico paisaje se abre en un magnífico parque dominado por el tajamar
que es custodiado por fantásticos ejemplares de plátanos.

Campanario y espadaña en la Iglesia de san Isidro de Jesús María


Dibujo de Juan Kronfus, en A rqu itectu ra C olon ia l d e la A rgentina. Reedición de 1980

ESTANCIA DE ALTA GRACIA

Fue iniciada en 1618 y finalizada en 1762. El templo es hoy la iglesia pa­


rroquial de la ciudad y en lo que fue la residencia funciona el Museo Nacional
Casa del Virrey Liniers, debido a que dicho virrey vive en el lugar a comienzos
del siglo xdc. Iglesia y casco se encuentran en el corazón de la ciudad de Alta
Gracia, frente a la plaza central, constituyendo la identidad cultural de la locali­
dad. En su herrería llamada -El Obraje» se moldearon la mayor pane de las cam­
panas de los distintos establecimientos jesuíticos. Está ubicada 36 kilómetros al
sudeste de la ciudad de Córdoba por la ruta provincial número 5.

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ITINERARIO Y LEGADO JESUÍTICO EN C Ó R D O B A (REPÚBLICA ARG ENT INA )

Estancia de Nuestra Señora de Alta Gracia


Reconstnicción por el arquitecto Juan Kronfuss en A rqu itectu ra C o lon ia l d e la
A rgen tin a. Reedición de 1980

ESTANCIA DE LA CANDELARIA

Fue construida en 1678. El grabado en la puerta de la habitación del Padre


encargado de la estancia reza: «1683». Es el año en el que finalmente se conso­
lidó la Estancia de la Candelaria en manos jesuítas.
La Estancia de la Candelaria se encuentra enclavada en plena Sien-as Gran­
des, en la región denominada «Los gigantes». Organizada y consolidada a partir
de 1683, constituyó el mejor ejemplo de establecimiento rural serrano produc­
tor de ganadería extensiva, fundamentalmente mular, destinado al tráfico de
bienes desde y hacia el Alto Perú.
La férrea voluntad misionera no sólo tuvo que enfrentarse con las incle­
mencias de la geografía y del clima, sino con el asedio de los malones. Este
entorno marcó la diferencia arquitectónica con las otras estancias jesuíticas, ya
que su situación intermedia entre fortín y residencia con santuario es única en
la provincia. En un páramo donde predomina la piedra solamente, sus murallas
perimetrales y una única puerta de acceso evidencian la resistencia de los abo­
rígenes que enfrentaban a la colonización.
La iglesia, con sus muros rocosos y sus líneas austeras, sobresale por su es­
padaña barroca que acuna tres campanas. Permanece casi intacta, blanca de cal
excepto en el altar, donde se destacan sus colores pasteles y ornamentos sim­
ples, con algunas imágenes y una talla en madera de la virgen de la Candelaria.
Al lado de su entrada, un pequeño recinto con un orificio permitía mantener la
guardia frente a los malones, incluso durante el oficio religioso.

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CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS, CULTURALES V COMERCIALES

Se encuentra ubicada en el departamento de Cmz del Eje, al noroeste del


territorio provincial, aproximadamente a 220 kilómetros de la ciudad de Córdoba
por la ruta nacional número 38 y a 73 kilómetros de la ciudad de Cruz del Eje.

Fachada con espadaña en la Iglesia de La Candelaria


en Los Gigantes, Sierras Grandes
Fotografía de la autora

ESTANCIA DE SANTA CATALINA

Es la más grande de todas las estancias jesuíticas, fue fundada en 1622 y


terminada en 1754. En tierras de Calabalumba la Vieja, la Compañía de Jesús
compra por cuatro mil quinientos pesos la Estancia de Santa Catalina. A causa
de la falta de agua, los jesuítas debieron emprender una considerable obra
hidráulica: realizar conductos subterráneos por los cuales el agua llegaba al
lugar desde Ongamira. La Iglesia de Santa Catalina es muy admirada, como
ejemplo del barroco colonial en Argentina, aunque con notable influencia de la
arquitectura barroca centroeuropea. Es una de las mejor conservadas de todo
el legado jesuítico.

20
ITINERARIO Y LEG A DO JESUÍTICO EN C Ó R D O B A (REPÚBLICA A RG EN T IN A )

Fue el gran centro de producción agropecuaria. En ella se podrán apreciar


una fachada barroca de influencia centroeuropea, la residencia con sus tres
patios, las ruinas del noviciado, la ranchería (las habitaciones para esclavos), el
tajamar, restos de acequias y molinos.
En la iglesia, desde un retablo de madera proveniente del Alto Perú, santa
Catalina de Alejandría preside el altar desde una imagen de madera, tela y yeso,
al igual que la Dolorosa, de riguroso negro, que desde un costado del altar la
escolta. En otros ángulos, un Cristo articulado de 1690; sagrarios con san Pedro
y san Pablo y pinturas cuzqueñas e indígenas completan la escena. El altar mayor
es barroco y los dos restantes, más pequeños, de estilo rococó. Un púlpito
de algarrobo y pequeños balcones desde donde seguían los oficios religiosos
quienes padecían tuberculosis completan el conjunto. En una de las gruesas
paredes una pequeña puerta lleva a un túnel que, según la versión popular, a
través de 15 kilómetros, une el lugar con la estancia de Jesús María. Los des­
moronamientos en la parte exterior de ese viaducto sólo permitieron desandar
cuatro kilómetros. El resto continúa en el misterio.
Atrás del templo, el tajamar sigue funcionando y desde un costado, la ran­
chería revive como restaurante-bar y anexos de artesanías norteñas y pinturas
cuzqueñas.
Tras la expulsión de los jesuitas, en 1767, la Junta de Temporalidades admi­
nistró la estancia hasta que siete años después, en subasta pública, fue adquiri­
da por don Francisco Antonio Díaz. Desde entonces es propiedad privada y fue
declarada Patrimonio de la Humanidad en diciembre de 2000 por la Unesco. El
uso de los claustros por la familia heredera determina que los fines de semana
sólo puedan recorrerse la iglesia y la ranchería (sitio donde vivían los esclavos
negros).
En Santa Catalina moraron célebres sacerdotes jesuitas, como Domingo Zí-
poli, talentoso músico y compositor que murió en 1726 (sus restos descansan
en el cementerio de la propiedad) y el padre Lozano, historiador y escritor. La
suave música que acompaña el recorrido es una de las obras de Zípoli.
Se encuentra en un paraje rural 20 kilómetros al noroeste de la ciudad de Jesús
María, a 70 kilómetros de la ciudad de Córdoba por la ruta nacional número 9
hasta Jesús María y luego por camino provincial secundario.
En 1767, cuando se produjo la expulsión de los jesuitas, esta estancia pasó a
manos privadas, y es la misma familia quien posee el sector de la residencia.

21
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS, CULTURALES í COMERCIALES

Fachada actual de Santa Catalina


Fotografía de la autora

CONSIDERACIONES SOBRE EL LEGADO JESUÍTICO

Los jesuitas fundaron colegios, universidades, organizaron estancias, ense­


ñaron artes y oficios, y sobre todo probaron mediante el modelo de las misio­
nes, creado por ellos, que en cierta forma las utopías son posibles. Su obra, que
excedió lo misional, ha quedado materializada en una multiplicidad de objetos
que son testimonio tangible de su espíritu transformador. Es, en ese sentido, un
deber para los museos conservar, investigar y difundir el rico patrimonio que
nos legaron.
Luego de la expulsión en 1767 por Real Cédula de Carlos III de España
llegaron los días de sosiego y decadencia de sus bienes. Saqueos, abandono,
descuidos cómplices, fueron los tiempos que signaron a una serie de edificios
de los que hoy se conseivan casi todos, excepto la casa de las beatas, de la que
no quedó nada, y la Estancia de San Ignacio y el antiguo Noviciado, de los que sólo
se conservan parte de los complejos edilicios.
Según las investigaciones del arquitecto Carlos Page,7 mientras la mayor pane
de las estancias se encontraba en ruinas, los primeros cambios edilicios en la man­
zana jesuítica de Córdoba aparecieron al crearse la facultad de Medicina en 1877.

7. Arquitecto e investigador de carrera del c o n ic et . Miembro de la Junta Provincial de


Historia de Córdoba. Fue Director de Patrimonio Cultural de la Municipalidad de Córdoba y
del Museo Histórico Provincial Marqués de Sobre Monte. Sus escritos están especializados en
legado jesuítico local.

22
ITINERARIO Y LEG A DO JESUÍTICO EN C Ó R D O B A (REPÚBLICA ARG ENT INA )

durante el rectorado del Dr. Manuel Lucero. El antiguo ámbito donde en la


época jesuítica había funcionado el Colegio Máximo y, en período inmediato
posterior franciscano, la facultad de Derecho, necesitaba de un espacio más
amplio y adecuado. Por tal motivo se encargó al arquitecto Sesmero González
que ampliara el edificio con otro piso para satisfacer las flamantes necesidades.
Las obras quedaron listas para la década del noventa del decimonónico siglo.
Cuando regresaron los jesuítas, primeramente en 1839 y luego en 1852, en­
contraron las cosas no precisamente como las habían dejado. Su casa e iglesia,
además del saqueo, habían sido utilizadas como cárcel de los prisioneros in­
gleses, administración de tabacos, depósitos y almacén. Parecía que había que
comenzar todo de nuevo y no se amilanaron ante el nuevo desafío. Cuando la
empresa prosperó y fue tiempo de celebrar en 1914 el primer siglo de la restau­
ración de la orden al mundo católico, se pensó en renovar la fachada del tem­
plo. Con ello se inició un profundo debate que giró en torno a la posibilidad
de que la fachada estuviera inconclusa. Sin embargo, se encargó el proyecto de
una nueva fachada a Guido Buffo. El artista evocó el portal de san Ignacio Miní
en el ingreso, utilizó un barroco más movido en el segundo nivel y finalizó con
unas renovadas torres donde sustituirá los piramidales capiteles por otros más
allegados a los de la estancia de Santa Catalina. Se llegó a construir los nuevos
capiteles y a revocar el frente de la iglesia para luego proceder a la colocación
de la ornamentación, que sería en piedra sapo. Pero el dinero recolectado sólo
alcanzó para esta primera etapa y el feroz debate de la época se diluyó sin mu­
chas explicaciones al incorporarse el tema económico.
Merece todo un apartado la restauración de la iglesia que efectúa el arqui­
tecto Onetto en la década de los cuarenta. Efectivamente en 1941 el arquitecto
Buschiazzo elevó el presupuesto de las obras. Las mismas constarían de cam­
bio del solado del atrio y de las tres puertas de ingreso, sustitución del solado
existente por ladrillones, restauración total de los techos, extracción de toda la
marmolería interior que sería reemplazada por piedra sapo, restitución del do­
rado del altar mayor, sustitución de las vidrieras de las ventanas y la colocación
de un facsímil del sagrario que se llevó a Tulumba en 1806.
Antes de la restauración, y seguramente compenetrado en esta labor, Onetto
se sumergió en una minuciosa investigación en los inventarios de las Tempora­
lidades, donde se describe el estado, ornamentos y otras cuestiones de los edifi­
cios. A ello se sumaron detallados relevamientos y las cuidadosas observaciones
que le hicieron afirmar, por ejemplo, que la Capilla Doméstica había sido más
larga porque al estudiar las letanías inscritas en el cielorraso faltaba una serie.
De tal forma llegaba a emitir conclusiones como cuando afirmaba que «para
restaurar la iglesia no bastaría con eliminar lo moderno: sería necesario contar
con estos elementos desaparecidos, o por lo menos una parte de ellos, sin los

23
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS, CULTURALES V COMERCIALES

cuales no podría recobrar su aspecto original». De esta manera -continúa escri­


biendo el arquitecto- «cabe sustituir la baranda del comulgatorio de mármol por
la original de madera tallada, de la cual se conserva un fragmento, y cambiar los
pisos por otros de material similar en color y tamaño a los primitivos y eliminar,
en la medida de lo posible, toda cosa de mal gusto». En síntesis todo había que
llevarlo a su estado original sin importar la historia posterior.
En las torres se reformaron nuevamente sus capiteles, de los cuales el del
sur tenía cierta antigüedad, mientras que el otro había sido construido a se­
mejanza, con la pretendida restauración de 1914. La reconstrucción se hizo en
base a fotografías y al demoler el existente se encontró la base cuadrada del
anterior. Surgió entonces la polémica de consexvar el otro capitel barroco que
se creía tan antiguo y original como el primitivo, pero un grabado de 1715 del
presidente de la Real Audiencia de Charcas, José Zipriano de Herrera y Lói-
zaga, que le acercó el padre Furlong,8 mostraba los capiteles piramidales, por
lo que no quedó lugar a dudas de cuál debía conservarse y cuál reemplazar.
No obstante, no fue fácil convencer a la sociedad cordobesa para cambiar los
capiteles. La obra se paralizó y fue Onetto quien relató que él mismo subió a
los andamios y procedió a demoler el chapitel derecho hasta encontrar la base
cuadrada de ladrillos del capitel original.
Con esta restauración el monumento volvió a su estado casi original o, por
lo menos, similar a como lo habían dejado los jesuitas en el momento de la
expulsión. Para su tiempo fue una excelente intervención que desvaneció por
completo la idea de concluir con una imaginaria fachada que era la tendencia
opuesta a las teorías de Buschiazzo y Onetto.
En 1959, por falla del sistema eléctrico, se produjo un principio de incendio
que al no haber ventilación hizo que el interior del templo se ahumara sin lle­
gar a incendio total. La destrucción del particular techo de cedro paraguayo (en
forma de quilla de barco invertido) sufrió gran deterioro, pues el humo cubrió
las magníficas pinturas hechas en base a fibras vegetales y por mano de obra
aborigen. Su restauración ha llevado varias décadas, notándose la intervención
de la mano de obra actual.
Con estas características de recrear un pasado irreal, aunque se pensara por
entonces diferente y se pretendiera con ello jerarquizarlo, se reconstruyeron
las fachadas del rectorado y el Monserrat con el sabor neocolonial en boga.
Para ello se convocaron a dos prestigiosos representantes de esta tendencia
que tenía Córdoba: los arquitectos Juan Kronfuss y Jaime Roca. El primero fue
quien propuso, en 1925, el proyecto de la fachada pretendiendo «darle el estilo

8. F u rlo n g , Guillermo S. J., Arte en el Río d e Im Plata (1530-1810), Editorial tea , Buenos
Aires, 1978.

24
ITINERARIO Y LEGADO JESUITICO EN C Ó R D O B A (REPÚBLICA A RGENTINA)

que tuvo en la época de su construcción original", mientras que para el antiguo


colegio el arquitecto Roca propuso en 1927 un proyecto mucho más audaz para
las dos fachadas del Monserrat, de las cuales una carecía de tratamiento pues
era parte de un tercer patio, demolido al abrirse la calle a fines del siglo xix.
A su vez jerarquiza el ingreso y las aberturas con una profusa ornamentación,
incorporando una torre con reloj que pivotea la esquina.

Fachada actual del Colegio Montserrat en la manzana jesuítica


de la ciudad de Córdoba
Fotografía de la autora

Respecto a las estancias con posterioridad a su declaración como monu­


mentos nacionales en la década de 1940, se emprendió una serie de acciones
tendientes a la restauración de los edificios. La Comisión Nacional de Monu­
mentos, Museos y Lugares Históricos, presidida por el doctor Ricardo Levene,
encomendó al arquitecto Mario J. Buschiazzo que efectuara primeramente un
informe sobre los monumentos de Córdoba.
Buschiazzo viajó a la mediterránea provincia para elaborar en forma indi­
vidual la situación de cada monumento. Sus pavorosos informes traslucieron
una patética realidad, que si bien hubo notables avances, no fueron superados
en forma inmediata. En 1941, y dentro de un amplio Plan de conservación de
monumentos históricos del país, que proponía la Comisión, su presidente le
recomendó al Ministro de Obras Públicas de entonces que se llevara adelante,
entre otras obras, la “restauración de la Iglesia y Convento de san Isidro en
Jesús María”.

25
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS, CULTURALES V COMERCIALES

Paralelamente a las gestiones e incluso a lo largo de la realización de las


obras que se ejecutaban en Jesús María, el arquitecto Buschiazzo informó en
1941 acerca de Caroya: «El estado actual del edificio es sumamente deficiente.
Prácticamente está abandonado, pues sólo lo habitan unos peones, que mal
pueden cuidar tan vasta construcción. Hasta no hace muchos años era residen­
cia veraniega de la señora Rita Achával de Martínez, pero luego fue abandona­
da, cayendo paulatinamente en ruinas».
Hay que destacar el empeño puesto en la recuperación patrimonial de aquel
momento; luego, al ritmo político del país sobrevendrán décadas en que no
se realizó ni restauración ni mantenimiento alguno. Habrá que esperar hasta
fines de la década de los sesenta en que un grupo de profesionales desde la
facultad de Arquitectura de Córdoba inician un destacado camino de recupera­
ción patrimonial, convirtiéndose en línea de investigación académica. En 1969
surge la Dirección de Historia, Letras y Ciencias, a cargo del arquitecto Rodolfo
Gallardo, que continuó con la recuperación de distintos sectores de la Casa de
Caroya. Precisamente en 1980, y previo convenio con la Universidad Nacional
de Córdoba, se estableció en gran parte de sus salas el museo de artesanías
perteneciente a la casa de altos estudios, hoy desaparecido. La etapa de restau­
ración del legado jesuítico llega a la actualidad.

CONCLUSIONES

La presencia jesuítica en Córdoba está viva en la obra que desarrollaron los


jesuítas, excedió lo misional y ha quedado materializada en una multiplicidad
de objetos que son testimonio tangible de su espíritu transformador. Es, en ese
sentido, un deber para los cordobeses conservar, investigar y difundir el rico
patrimonio que nos legaron.
Los edificios jesuíticos de Córdoba sufrieron un acelerado envejecimiento a
raíz de la expulsión, pero sobre todo en el siglo xix y principios del xx cuando
sus propietarios se dispersaron. Esta realidad no fue aplicable para todos los
casos, pero de todos modos los deterioros se hicieron sentir-, hasta que con la
creación de la Comisión Nacional de Monumentos Históricos comenzaron las
declaraciones e intervenciones. A partir de entonces se continuó con las paula­
tinas restauraciones que en aquel tiempo fueron insertas en un verdadero plan
nacional promovido por el arquitecto Buschiazzo y con el pleno apoyo del
Dr. Levene. Más allá de las objetables o no intervenciones de aquella época,
se vislumbra claramente un proyecto integrador de un Estado que comenzaba
a comprometerse con acciones eficaces y concretas. Realizaciones que fueron
posibles también gracias a la idoneidad y respeto a representativas e incuestio­

26
ITINERARIO Y LEG A DO JESUÍTICO EN C Ó R D O B A (REPÚBLICA AR G ENT INA )

nables figuras que levantaban con convicción las banderas de la defensa del
patrimonio.
Tras este verdadero frenesí se produjo una estabilidad en los emprendimien-
tos que vuelven a surgir en la década de los setenta, aunque no con la fuerza
que le había impreso la Comisión en su primera época. Sin embargo, es loable
la participación del Estado provincial en las nuevas intervenciones que llevó
adelante y, sobre todo, la extendida gestión del arquitecto Gallardo.
La declaración como parte del Patrimonio Cultural de la Humanidad por
parte de la Unesco abrió los ojos sobre la importancia de este patrimonio, la
necesidad de mantenerlo y restaurarlo, y atrajo una cantidad regular de turistas
extranjeros.
El panorama que se abre al ingresar al Museo Jesuítico dentro de la manzana
jesuítica en el viejo rectorado sobre Obispo Trejo, y a la colindante Compañía
de Jesús, en el centro de la ciudad de Córdoba, tiene un valor estético, histórico
y espiritual comparable al de varias ciudades europeas. Vale la pena recordar
que los jesuítas desarrollaron su proyecto humanista en este Nuevo Mundo, y
que lo que se ve aquí no se ve en otros lados. Lo mismo ocurre con cada una
de las magníficas estancias del interior provincial: las de Alta Gracia, Colonia
Caroya, Jesús María, La Candelaria y Santa Catalina.9
El legado jesuítico de Córdoba volvió a ubicarse como tema de cultura, por
la declaración de la Unesco. Nuevamente un marcado fervor, pero con la sen­
tida ausencia de la autoridad que impartían aquellos pioneros. El interrogante
queda abierto: ¿por qué eligieron esta provincia de ubicación mediterránea para
tan importante labor desarrollada?

9. Gori, Iris y Sergio B a r bi™ , Im aginería argen tin a d e los siglos xvu a xix, Fundación An­
torchas, Buenos Aires, 1993. S ecretaria d e C ultura d e la N a ció n , Argentina y sus museos, Guía
de la Dirección Nacional de Museos, Buenos Aires, 1986.

27
COMERCIO Y DIPLOMACIA EN LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XVII: LA AMENAZA INGLESA
EN LAS COSTAS DE LAS INDIAS1
Carmen María Fernández Nadal
Universität Jaume I

INTRODUCCIÓN

Durante la segunda mitad del siglo xvii, hay que distinguir al menos dos
fases en las relaciones diplomáticas entre la potencia española y la inglesa. La
primera etapa, hasta llegar a la restauración de los Estuardo en 1660, fue el pe­
ríodo dominado por Cromwell; la década de los cincuenta fue un momento de
máxima enemistad, ejemplificada de forma clara en la conquista de Jamaica. Al
subir al trono Carlos II Estuardo, la situación se normalizó con la firma de varios
tratados entre ambas coronas, aunque a lo largo de esta etapa se produjeron
momentos tensos.
Jamaica, la tercera isla más grande del Caribe, se convirtió en el principal
problema para la defensa de los territorios americanos. La isla, cercana al con­
tinente, tras ser conquistada por los ingleses en 1655 se convirtió en un -nido

1. Esta investigación se ha podido realizar gracias a la concesión de una beca de For­


mación de Personal Investigador de la Generalität Valenciana (2002-2006), a la reciente beca
de Continuidad de la Universität Jaume I (2006-2007), y a las ayudas para estancias de la
Generalität Valenciana (2003 y 2005) y la Universität Jaume I - Fundació Caixa Castelló -
Bancaixa (2004). Y bajo los auspicios de dos proyectos de investigación, uno dirigido por la
profesora Carmen Corona Marzol: Guerra, D iplom acia y M onarquía en la España d e Carlos
II (BHA2000-0887), del Ministerio de Ciencia y Tecnología (2000-2003). Y otro dirigido por el
profesor Guillermo Pérez Sarrión: Absolutismo y M ercado. La Política d el Estado, siglos xvu-
xvin (HUM2004-00537) Ministerio de Educación y Ciencia (2005-2007).

29
CANINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS, CULTURALES Y COMERCIALES

de corsarios»2 para las autoridades españolas. Jamaica era una base de gran
importancia porque, en pleno Mar Caribe, próxima a Cuba, a La Española y al
continente americano, allí se refugiaban piratas y hacían escala los navios que
desde Inglaterra llegaban con el objeto de mercadear, o de explorar los territo­
rios bajo el dominio hispano. Los piratas, corsarios o filibusteros3 mantenían en
jaque a los galeones y al sistema defensivo español y por eso recuperar la isla
fue objetivo prioritario para la Monarquía hispánica.

El Caribe

Pero el caso inglés no era el único, también la Monarquía francesa utilizó


sus posesiones en las Antillas (parte de La Española, Guadalupe, Martinica...)
para hacer llegar al Caribe su comercio y los súbditos de las Provincias
Unidas utilizaron, por ejemplo, la isla de Curaçao (1634), frente a las costas
de Venezuela, para comerciar con las costas españolas en las Indias con los
productos trasladados desde Amsterdam. Curaçao fue para las Provincias Unidas

2. F ernández N adal , Carmen María, Los em bajadores d e Carlos II en Londres. La política


exterior d e la M onarquía hispánica. Tesis doctoral inédita, Universität Jaume I de Castellón.
2007.
3- L ucena S almoral, Manuel, Piratas, bucaneros, filibusteros y corsarios en A mérica. Colec­
ciones Mapfre. Madrid, 1992, pp. 33-40. El corsario actuaba igual que un pirata pero ampara­
do por el derecho de represalia, con patente real, que legalizaba su misión, por tanto, sigue
las instrucciones de su monarca. Los bu can eros aparecieron a partir de 1623 y se localizaron
donde había ganado cimarrón, en la parte deshabitada de la isla La Española; más tarde se
hicieron piratas. Los filibusteros resultaron de la fusión de los bucaneros y los corsarios; el
filibusterismo es un fenómeno exclusivo del Caribe entre 1630-1680. H. Morgan era uno de
ellos (atacó Portobelo, 1668). Las potencias de la Europa occidental, como Inglaterra, se apro­
vecharon de estos filibusteros en su pretensión colonialista, les brindaron refugio y ayuda a
cambio de ayudarles en sus propósitos.

30
C O M E R C IO Y D IPLO M A C IA EN LA SEG U NDA MITAD DEL SIGLO XVII

lo que Jamaica fue para los ingleses, las dos islas habían sido arrebatadas a
España, aproximadamente en la primera mitad del siglo xvii, ambas cercanas al
continente, situadas en el Caribe, suponían una amenaza continua a la defensa
de las costas hispanas al estar ocupadas por otras potencias.4

JAMAICA

La Monarquía hispánica nunca perdió la esperanza de recuperar la isla de Ja­


maica, claro ejemplo de esto fue el artículo séptimo del tratado secreto de 1656
realizado cuando Carlos Estuardo aún se encontraba en el exilio, en busca de
apoyos que le permitieran recuperar el trono de su padre. Pero Carlos II de Ingla­
terra olvidó sus compromisos y no devolvió la isla.5
Pero a pesar de ello durante años se mantuvo el anhelo de conseguirlo y
por eso se debatieron medidas en el Consejo de Estado. Tanto embajadores
como consejeros eran conscientes de la dificultad que suponía reconquistarla.
En un principio se reclamó su devolución y ante la negativa los consejeros se
plantearon su recuperación por la fuerza o a través de una compra. Pero el
poco interés de los ingleses por venderla y las dificultades de la Hacienda Real
lo hicieron imposible.
En julio de 1670, la Monarquía tuvo que ceder ante Inglaterra algo que
hasta el momento se había negado hacer. En el artículo séptimo del tratado
para restablecer la amistad y buena correspondencia en América, se reconoció
al rey inglés y a sus descendientes las posesiones que hubieran ocupado hasta
el momento, lo que incluía Jamaica. De todas formas, el Consejo de Estado no
perdió la esperanza de volver a recuperar la isla en los años sucesivos. La Co­
rona buscaba en las aguas del Caribe una tranquilidad que no tenía, y por eso
optó por encargar a los diplomáticos españoles en Londres que, a pesar de las
dificultades, en sus negociaciones intentaran la compra de la isla.6
La Monarquía necesitaba atajar los incidentes en las Indias, y los consejeros
pensaban que el principal escollo para conseguirlo era Jamaica.

4 . G arc Ia F uen tes , Lutgardo, El com ercio español con América, 1650-1700, Publicaciones
de Excma. Diputación Provincial de Sevilla, Sevilla, 1982, pp. 4 3 - 4 4 .
5. Abreu y B ertodano, Joseph Antonio de, Colección d e los tratados d e p az ... hechos p o r
los pueblos, reyes y principes d e España... hasta e lfe liz reyn ado d el Rey N.S.D. F ern an do VI...
reynado d el S. rey D. Carlos II: p rim era parte. Edición P or Antonio Marín, Ju a n d e Zuñiga,
y la Viuda d e Peralta, Madrid, 1752. Colección Clásicos Tavera Tratados Internacionales de
España 1598-1700. cd -ro m .
6. Archivo General de Simancas, en adelante, AGS. Estado, en adelante, E. Legajo, en
adelante, Leg. 2544. Madrid, 25 junio 1670. Madrid, 6 julio 1670.

31
CANINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS, CULTURALES Y CONERCIALES

TRATADOS COMERCIALES Y DE ALIANZA

Para entender mejor las relaciones entre ambas potencias conviene tener en
cuenta los tratados hispano-ingleses que a lo largo del siglo xvn fueron acor­
dados. La mayoría de estos tenía artículos dedicados al comercio y la cuestión
americana. Pero sólo el tratado de 1670 contemplaba específicamente la cues­
tión de las Indias.
En la primera mitad del siglo hay que destacar el tratado de 1604 sobre la
paz, alianza y comercio, firmado por Felipe III, los archiduques Alberto e Isabel
Clara Eugenia y Jacobo I. En 1630 se acordó el Tratado de Paz, Confederación y
Comercio, entre Felipe IV y Carlos I, renovado posteriormente, en 1660.7
En la segunda mitad, se firmó en Bruselas el Tratado Secreto de 1656 entre
Carlos Estuardo, todavía en el exilio, y Felipe IV. En él se estipuló que llegado
el momento se renovaría el Tratado de Paz, Confederación y Comercio de 1630.
En su artículo segundo el futuro Carlos II Estuardo pactó tener una liga perpe­
tua ofensiva y defensiva con España cuando consiguiera recuperar el trono. Y
en el artículo séptimo, el inglés prometió y se obligó a impedir que sus súbditos
hicieran nuevas plantaciones en las Indias Occidentales y a restituir todo lo que
los ingleses hubieren ocupado desde el año 1630 en adelante, en América, y en
cualquier otra parte del mundo, particularmente en el tiempo que había gober­
nado Oliver Cromwell.8 En base a este compromiso de Carlos II de Inglaterra,
los diplomáticos españoles reclamaron la devolución de Jamaica, cuando éste
llegó al poder, aunque sin resultados.
En 1660, con la restauración de los Estuardo, a través de una Real Cédula
se mandó publicar el tratado de 1630 de Paz, Confederación y Comercio. Re­
novación que se volvió a realizar cinco años más tarde cuando se negoció el
Tratado de Paz y Comercio entre las Coronas de España e Inglaterra (17 de
diciembre de 1665).9
En el artículo segundo del tratado de 1665 se establecía que «las mercancías
de Inglaterra, Escocia, Irlanda y sus dominios pudieran ir libremente a Espa­
ña y a los demás reinos y señoríos del rey de España... pagando los dacios y
derechos... tal y como estaba asentado en el tratado de 1630». En este tratado

7. A breu y B er tod a n o , Joseph Antonio de, Colección de..., op. cit., Reinado de Felipe 111:
primera parte. Tratado de 1604, pp. 243-284. A br eu y B e r t o d a n o , Joseph Antonio de, Colec­
ción de..., op. cit. Reinado de Felipe IV: segunda paite. Tratado de 1630, pp. 204-234.
8. A br eu y B erto d a n o , Joseph Antonio de, Colección de..., op. cit., Reinado de Felipe IV:
sexta parte. Tratado Secreto de 12 de abril de 1656, pp. 305-310.
9 . A b r eu y B erto d a n o , Joseph Antonio de, Colección de..., op. cit., Reinado de Felipe IV:
séptima parte, pp. 413-414, Real Cédula de 1660 y A br eu y B er to d a n o , Joseph Antonio de.
Colección de..., op. cit., Reinado de Carlos II: primera parte. Tratado de 1665, pp. 1-27.

32
C O M E R C IO Y D IPLO M A C IA EN LA SEG U N DA MITAD DEL SIGLO XVII

Inglaterra salía beneficiada pues quedaba en las mismas condiciones que Fran­
cia y las Provincias Unidas, pero sólo con respecto al comercio con España. La
Indias no estaban contempladas en el acuerdo ya que la monarquía hispánica
seguía defendiendo su política de monopolio comercial a pesar de las aspira­
ciones inglesas.10
El Tratado de Paz, Alianza y Comercio de 1667 creó la expectativa, por lo
menos para España, de una paz universal que englobara también las Indias.
Pero en poco tiempo se demostró que las agresiones seguían estando vigentes
al otro lado del Atlántico, y que, por supuesto, Inglaterra y su población iban a
continuar intentando introducir su comercio en aquellas tierras.11
Los ingleses tenían por eso mucho interés en conseguir de la Corona es­
pañola privilegios comerciales en las Indias, pero la Monarquía hispánica no
estaba dispuesta a este tipo de concesiones, y así se lo hizo saber a sus diplo­
máticos en Londres. De ahí que Antonio Mexía, conde de Molina de Herrera, en
una de sus cartas, a finales de 1668, se expresara en los siguientes términos:

Tengo muy presente como los demas mandatos de VMg.d el no ad­


mitir discurso q mire al Comercio de las Indias...12

El conde de Molina, embajador español entre la década de los sesenta y


primeros de los setenta, vivió las negociaciones de los tratados de 1667 y 1670,
el primero desde Londres, en la distancia, ya que éste se ajustó en la corte
madrileña, donde sí se encontraba el diplomático cuando se trató el segundo
tratado.13 Él consideraba que los artículos del tratado de 1667 que más habían
favorecido a los británicos habían sido el quinto, séptimo y noveno; en este
último, por ejemplo, los privilegios e inmunidades concedidas por Felipe IV a
los ingleses que residían en Andalucía en las Cédulas de 1645 se extendían al
resto de los reinos y territorios españoles. En ellas se regulaba sobre los Jueces
Conservadores, sujetos ante los que los ingleses eran juzgados en primera ins­
tancia, en las causas civiles y criminales.14
En el artículo octavo del tratado de 1667, en lo referente al comercio en las
Indias, se daba a los ingleses los mismos privilegios que a los Estados Generales
de las Provincias Unidas, que los tenían desde el Tratado de Münster (1648). Es
decir, la Monarquía hispánica les reconocía el derecho de navegar y comerciar

10. Ibídem.
11. A b r eu y B er to d a n o , Joseph Antonio de, Colección de..., op. cit., reinado de Carlos II,
primera paite, Tratado de 1667, 23 de mayo de 1667, pp. 156-157.
12. AGS. E. Leg. 2542, Londres, 2 noviembre 1668.
13- F ernandez N adal , Carmen María, Los em bajad ores d e..., op. cit., vol. I, pp. 62-69, 199,
219-223; vol. 11, p. 610.
14. F ernández N adal , Carmen María, Los em bajad ores d e ..., op. cit., vol. II, pp. 738-750.

33
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS, CULTURALES Y COMERCIALES

directamente en sus dominios prohibiéndoles al mismo tiempo traficar en los


territorios del rey Católico, donde seguía vigente el régimen de monopolio.
Pero hay que tener en cuenta que el artículo vigésimo tercero de ese mismo
tratado permitía la llegada de navios a puerto por problemas de averías o tem­
pestad, lo que podía facilitar el contrabando.15
De esta forma aunque en el tratado de 1667 se concedían a los ingleses los
mismos derechos que a las Provincias Unidas en aguas hispanoamericanas, el
monopolio comercial seguía siendo intocable para las autoridades españolas.16
Con el tratado de 1670 se pretendía clarificar las confusiones y malas in­
terpretaciones, al establecer una paz universal incluyendo a las Indias. Se ce­
día por parte española la posesión de lugares como Jamaica, como ya se ha
comentado, y se reiteraba la prohibición del comercio en los territorios de la
Monarquía hispánica. En este tratado se renovaban también todos aquellos
artículos de 1667 que no entraran en contradicción con el que se firmaba en
ese momento. Este tratado relativo a Indias, que pretendía terminar con los
conflictos en la zona, estipuló claramente en su artículo octavo la prohibición
del comercio inglés con las Indias españolas.17
El cumplimiento de estos tratados en la práctica era algo más dudoso. La
utilización del contrabando y las repetidas agresiones a los intereses españoles
en América quedan reflejadas en la documentación.18
En el artículo séptimo se estableció la renuncia de Jamaica. Puede que el
conde de Molina estuviera de acuerdo en aceptar esta alianza teniendo en
cuenta la imposibilidad de hacerse con la isla, tanto por la fuerza como a través
de una compra, por la falta de recursos de la Hacienda. Aunque posteriormente
el Consejo de Estado dio instrucciones a los embajadores para intentar conse­
guirla, a pesar de la renuncia hecha ya en este tratado.
Este ajuste firmado en 1670 también fue importante en tanto en cuanto de­
limitaba en qué ocasiones podían entrar a puerto los ingleses, en concreto en
los artículos décimo y doceavo, que se rescataron cuando en la década de los
noventa se produjo la unión de las armadas en la Guerra de los Nueve Años,
junto con el artículo octavo de la paz de 1630 (ejecutada en 1660). De esta
forma se permitía a los navios ingleses la posibilidad de acceder a las costas

15- A G S . E. Leg. 2544. Madrid, 5 julio 1670. A b r eu y B erto d a .n o , Colección de... Reinado
de Carlos II: primera parte. Tratado de 1667, 23 de mayo de 1667, p. 161, H errero S ánchez ,
Manuel, El acercam ien to hispano-neerlandés (1648-1678). Biblioteca de Historia. Consejo
Superior de Investigaciones Científicas. Madrid, 2000.
16. H errero S ánchez , Manuel, El acercam ien to..., op. cit., p. 364.
17. A b r e u y B erto d a n o , Joseph Antonio de. Colección de..., op. cit., Reinado de Carlos II,
primera parte, Tratado de 1670, pp. 498-513-
18. F ernandez N adal , Carmen María, Los em bajad ores d e..., op. cit., vol. II, pp. 600-737.

34
C O M E R C IO Y D IPLO M A C IA EN LA SEG U N DA MITAD DEL SIGLO XVII

hispanoamericanas por problemas climatológicos o de agresión y dejaba una


puerta abierta al contrabando.19
A pesar de que tanto en el tratado de 1667 y como en el de 1670 se hablaba
de paz universal, fue en este último en el que se trató específicamente la situa­
ción de América. Aun así tanto el artículo primero como el segundo del acuerdo
de 1667 recogían claramente la paz y el abandono de las hostilidades en todas
las posesiones de ambos monarcas. Y, sin embargo, más tarde, continuaron las
agresiones sin respetar lo firmado; entre otras razones se aludía a la no publi­
cación del documento en América.
El tratado de 1680 fue el último del siglo, un acuerdo de alianza defensiva
donde se renovaron los tratados de 1667 y 1670. Después de una década difícil
en la relaciones entre ambas potencias, la diplomacia española consiguió atraer
a su órbita al rey inglés. Se estableció en su artículo primero que la paz y perpe­
tua amistad sería tanto dentro como fuera de Europa, por lo tanto en este caso
se incluían las Indias. En lo referente al comercio no se realizaron modificacio­
nes, por tanto continuaron vigentes los artículos de 1667 y 1670.20

EL PROBLEMA DE LAS INDIAS EN LAS RELACIONES HISPANO-INGLESAS

Los ataques de los súbditos ingleses en las Indias fueron una constante a lo
largo de los siglos xvr y xvn. Durante el reinado del último Austria la situación
de debilidad de la Monarquía hispánica y su política de búsqueda de alianzas
con Inglaterra para defenderse y atacar a Francia estuvo acompañada por un
clima de guerra no declarada en el continente americano, que permaneció más
allá del tratado de 1670.21
Las «agresiones” y las infracciones, que los súbditos ingleses realizaban des­
de su base de operaciones en Jamaica, supusieron un problema diplomático
entre ambas coronas. Los españoles sufrían los insultos realizados por piratas a
navios y ciudades en busca de las riquezas americanas, con el beneplácito de

19. F ernández N adal , Carmen María, «La unión de las armadas inglesa y española contra
Francia. La defensa de las Indias en la Guerra de los Nueve Años-, en G arc Ia H ernán , E. y
M a jt i , D. (ed.), Guerra y so cied a d en la M onarquía hispán ica política, estrategia y cultura en
la Europa m odern a (1500-1700), vol. I. Laberinto, CSIC, Fundación Mapfre, Madrid, 2006,
pp. 1025-1042 y pp. 1031-1032.
20. Archivo Histórico Nacional, en adelante, AHN. E. Leg. 2802. Madrid, 22 junio 1680:
Poder a Pedro Ronquillo, embajador español en Londres para tratar Alianza defensiva con
el Señor Emperador, rey de Inglaterra y holandeses. Con la misma fecha Instrucción a Pedro
Ronquillo para el tratado de Alianza defensiva con Inglaterra. A b r eu y B er to d a n o , Joseph An­
tonio de, Colección de..., op. cit. Reinado de Carlos II, segunda parte, pp. 419-434.
21. F ernández N adal , Carmen María, Los em bajad ores d e..., op. cit., vol. II, pp. 632-687.

35
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS, CULTURALES 1 COHERCIALES

las autoridades inglesas, que provocaban las quejas continuas de los embajado­
res del rey Católico en Londres.22
El monarca inglés no reconocía ante los diplomáticos de Carlos II que sus
súbditos fueran con orden suya, y se resistía a dar satisfacción por los actos de
éstos. Además, se producían contravenciones a los tratados cuando los ingle­
ses intentaban comerciar o explorar en los territorios hispanoamericanos. Los
viajes de exploradores a las costas del sur del continente y del Pacífico eran un
problema para las autoridades españolas, que pretendían mantener apartadas
de aquella zona al resto de potencias europeas que de momento no tenían
asentamientos. Estos sujetos tenían el objetivo definido de obtener información
sobre aquellos lugares (mapas, cartas de navegación...) para ayudar a posterio­
res expediciones a llevar su comercio allí.23
Los diplomáticos españoles tuvieron que bregar en la corte londinense con
los problemas existentes en las Indias entre las dos potencias. La necesidad que
había del apoyo inglés en los enfrentamientos bélicos en Europa frente a los
persistentes atentados ingleses en América provocó complicaciones en la labor
de los embajadores, ya que los piratas no eran castigados por las autoridades
inglesas, más bien eran premiados.
El incumplimiento de los tratados y las continuas agresiones que seguían
sin cesar hicieron que parte de los consejeros de Estado y los propios emba­
jadores se plantearan la posibilidad de prohibir a Inglaterra el comercio con
España. Se utilizó esta amenaza para hacer cambiar a Inglaterra de política, se
pretendía que la potencia marítima dejara su alianza con Francia y también que
pusiera fin a la conflictiva situación en las Indias. Pero esta medida era de difícil
cumplimiento puesto que su aplicación hubiera llevado a la Corona española
a una guerra con Inglaterra, a la que requería en esos momentos como aliada
y no como enemiga. El juego diplomático y la necesidad de apoyos que tenía
España le favoreció comercialmente a la potencia marítima.
Y aunque nunca cedieron oficialmente en el monopolio americano, las pro­
pias autoridades españolas eran conscientes de la cantidad de mercancías que
llegaban hasta el Caribe, y que no sólo iban a abastecer las posesiones inglesas.
Era evidente la existencia de contrabando, de comercio ilícito, pero era imposi­
ble de erradicar. Incluso a veces la Corona se vio obligada a claudicar a la hora
de aplicar su castigo a los piratas ingleses, reclamados por los embajadores del rey
británico, con el fin de mantener la amistad con Inglaterra y su apoyo militar
contra Francia.24

22. Ibídem, p. 678.


23. Ibídem, pp. 727-728.
24. F ernández N adal, Carmen María, -La Unión de...*, op. cit., pp. 1027-1029.

36
C O M E R C IO Y D IPLO M A C IA EN LA SEG U N DA MITAD DEL SIGLO XVII

TRES OBJETIVOS INGLESES EN LAS INDIAS ESPAÑOLA: CAMPECHE,


EL DARIÉN Y LOS MARES DEL SUR

Tras analizar la documentación diplomática entre 1665 y 1700, tres fueron


las zonas clave del territorio hispano en las Indias, donde los súbditos ingle­
ses intentaron introducirse. Una de las zonas más castigadas fue la Península
del Yucatán. Allí los ingleses extraían el palo de Campeche. Esta región, dura
climatológicamente hablando, no estaba poblada por los españoles y tampoco
estaba fortificada. Algunas zonas estuvieron ocupadas por ingleses, así por lo
menos lo argumentó el rey británico al reclamar en 1670 que se les reconociera
el artículo séptimo del tratado, como en el caso de Jamaica.25
La zona de Campeche fue una de las más castigadas. El palo de tinta salía en
grandes cantidades, en barcos cargados que finalizaban su trayecto en Inglate-
n-a. Los embajadores de Carlos II en Londres subrayaban que llegaba más palo
de Campeche allí del que sacaban los propios españoles.26

Panamá y el Darién
Fuente: Archivo General de Indias. MP-PANAMA, 23. Siglo x v i i

25. F ernandez N adal, Carmen María, Los em bajadores d e..., op. cit., v o l. II, pp. 671 y 685.
26. Ibídem, pp. 677 y 731.

37
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS. CULTURALES Y COMERCIALES

Aun así, a lo largo del reinado del último Austria se aplicaron medidas por
mar para capturar estos barcos que transportaban el palo de Campeche y a los
piratas que navegaban por la zona. Aunque es indudable que estas disposicio­
nes no pusieron freno a estas incursiones inglesas, sí es cierto que se produje­
ron en más de una ocasión capturas de estos navios.27
Otra de las zonas objetivo inglés fue la región de Panamá y el Darién, pues
por allí se intentó pasar hacia los Mares de Sur. Por un lado, tenemos los ata­
ques históricos a Portobelo (1668) y Panamá (1671), agresiones que llevaron a
un conflicto diplomático entre la Monarquía hispánica y la británica, sobre todo
por ser actos realizados después de la firma de los tratados de 1667 y 1670,
respectivamente. Y además hay que destacar los intentos escoceses de finales
de siglo.28
Desde Panamá salían las flotas cargadas de los metales procedentes del
Perú. El que esta región fuera atacada sistemáticamente suponía por tanto un
riesgo para los galeones y también para el virreinato. Esta zona del Darién fue
un lugar explorado por ingleses con la intención de encontrar una alternativa
para pasar al Pacífico. Buscaban el comercio en aquellas aguas y también mu­
chos piratas realizaron ataques para conseguir la plata y todas aquellas mercan­
cías que los españoles trasladaban del virreinato del Perú a Panamá.
Para llegar al Mar de Sur los exploradores atravesaron el estrecho de Maga­
llanes varias veces durante este período. Los viajes que se realizaron se hicieron
con la intención de comerciar y estudiar aquellas tierras donde los ingleses no
tenían posesiones. Los españoles consideraban que al no ser éstos dueños de
ningún territorio en aquella zona no tenían por qué navegar por aquellas aguas.
Pero las autoridades, conocedoras del paso de piratas y exploradores ingleses
por allí, intentaron poner los medios para que no fuera ocupada ninguna isla
que pudieran utilizar como base de su comercio en el Pacífico.29
El Consejo de Estado estaba preocupado por las islas de Juan Fernández,
frente a las costas de Chile, y por eso se ordenó que estuvieran bien vigiladas y
protegidas. Su ocupación por cualquier nación facilitaría la entrada de comercio
ilícito en el continente perturbando la tranquilidad en el Pacífico. Además, en
caso de conflicto entre las potencias, serviría de base desde donde atacar las
posesiones españolas, ejerciendo de elemento desestabilizador que perjudicaría
a la monarquía hispánica. Desde estos enclaves se pretendía comerciar con las

27. Ibídem.
28. F ernández N adal, Carmen María, Los em bajad ores d e..., op. cit., vol. II, pp. 786-791.
29- AGS. E. Leg. 2546, Madrid, 12 agosto 1671. También en B radley , Peter T., Navegantes
Británicos, Editorial Mafre, Madrid, 1992, pp. 265-266.

38
C O M E R C IO Y D IPLO M A C IA EN LA SEG U N DA MITAD DEL SIGLO XVII

provincias de Chile y Perú. Era la aplicación de lo que hasta la fecha se había


hecho en el Caribe.30

Estrecho de Magallanes y las islas de Juan Fernández

BALANCE

Aunque en los tratados se mantenía el monopolio comercial español en las


Indias, ingleses, franceses y neerlandeses, como ya se ha comentado, intenta­
ron comerciar allí, apoyándose en islas o territorios que tenían ocupados en la
zona y que habían conseguido conquistar a la monarquía hispánica que conti­
nuaba reclamándolos como propios del rey Católico.
En ninguno de los artículos de los tratados realizados durante la segunda
mitad del siglo se permitió el comercio en las Indias españolas. Esto no quiere
decir que en la práctica no sucediera, porque las propias autoridades españolas
eran conscientes de su impotencia a la hora de intentar impedirlo.
A pesar del empeño, sobre todo inglés, por conseguir el libre comercio, y
de la debilidad de la Monarquía española, ésta siempre se resistió a pesar de su
necesidad por mantener su alianza con Inglaterra, cediendo únicamente en lo
relativo al comercio en Europa.

3 0 . F ernández N adal , Carmen María, Los E m bajadores d e . , op. cit., v o l. II, pp. 7 2 5 -7 2 6 .

39
SOBRE LOS FRANCESES Y LA CRISIS FINANCIERA DE LA ILUSTRACIÓN EN ESPAÑA.
UN ESBOZO DE INTERPRETACIÓN1
Guillermo Pérez Sarrión
Universidad de Zaragoza

La pregunta con que quisiera empezar estas palabras es de formulación


simple pero respuesta compleja: ¿cuándo comenzó la revolución liberal
burguesa en España? La respuesta aparentemente es sencilla: en 1808. Los
sucesos de Aranjuez, la rebelión espontánea de las capas populares de Madrid
y la sangrienta represión consiguiente ocultaban, bajo un manto de odio y
xenofobia, el arranque definitivo de un proceso de cambio político y social
que de modo fragmentado, a veces poco claro, oculto tras crisis de coyuntura
y enfrentamientos fratricidas, ponía fin a lo que no por casualidad los mismos
liberales llamaron Antiguo Régimen definiendo así lo que por eso mismo, por
antiguo, moría.
Pero 1808 no se explica sin tener en cuenta que en las dos décadas anteriores,
cuando aún no se había producido la revolución política, ya estaban operando
factores sociales, económicos y culturales que vistos por sí mismos hacían ya
poco viable el sistema político y social existente. Insensiblemente la vuelta atrás
se había hecho imposible. Cuando las tropas de Napoleón ocuparon España,

1. El texto del trabajo que aquí se presenta fue acabado en julio de 2003. Fue realizado en
el marco de los proyectos P020/2000 (2000-2003) y el Grupo de Investigación «Migraciones,
redes sociales y mercado« (2003-2004), financiados por la Diputación General de Aragón,
y del proyecto BHA2003-00778 financiado por la Secretaría de Estado de Política Científica y
Tecnológica del Ministerio de Ciencia y Tecnología (2003-2006). Una versión posterior, con
notas, ha sido publicada en la revista Spagna C ontem poránea (Torino), xiv núm. 27 (2005),
pp. 3-26. Fuentes utilizadas: Archivo del Ministère des Affaires Étrangères, París. Archivo del
Banco de España, Madrid.

41
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS, CULTURALES Y COMERCIALES
»

para nosotros no debería suponer gran esfuerzo comprender que propiamente


sólo en cierto modo -traían» la revolución, porque ésta en realidad estaba ya
ahí. Desde 1789.
En este contexto, intentaré poner de manifiesto que el comienzo del cambio
revolucionario, un cambio que no tenía vuelta atrás, no se produjo en 1808
sino antes, y tuvo mucho que ver con un factor importante, la dependencia
financiera que el Estado había llegado a tener de las activas redes mercantiles
de franceses, que con la llegada de la Revolución francesa en 1789 quedaron
desarticuladas.2
La revolución burguesa española supuso una ruptura capital en la historia
española, pero reconocer esto no debería llevar a negar que la sociedad liberal
siguió mostrando numerosos rasgos de continuidad respecto al siglo xviii, espe­
cialmente en el plano económico y social. Los cambios que se produjeron en la
Ilustración no fueron revolucionarios pero sí importantes, y la aparente lentitud
y falta de continuidad del proceso revolucionario tiene mucho que ver con la
previa y también aparente lentitud y discontinuidad del reformismo ilustrado.
En los planos económico y social no existe tanto salto entre la contradictoria e

2. Citamos la bibliografía consultada. Cruz, Jesús, Los notables d e Madrid. Las bases so cia ­
les d e la revolución liberal españ ola, Alianza, Madrid, 2000; del mismo El libro d e las leyes del
siglo xvrn. Colección d e impresos legales y otros pap eles d el Consejo d e Castilla (1708-1781).
edición de Santos Coronas González, Boletín Oficial del Estado y Centro de Estudios Cons­
titucionales, Madrid, 5 vols., 1996. Jarque Martínez, Encarnación, y Jo sé Antonio Satas Ausens.
■El último exilio de la Edad Moderna: la expulsión de los franceses al final de la Guerra de
Independencia", en A. Mestre y E. Giménez López (eds.), D isidencias y exilios en la España m o­
dern a, Universidad de Alicante, Alicante, pp. 783-799. Novísima recopilación d e las leyes de
España. D ividida en xn libros. En q u e se reform a la R ecopilación p u b lica d a p o r e l Señor Don
Felipe II en el a ñ o d e 1567, reim presa últim am ente en el d e 1755: Y se incorporan las p ra g ­
máticas, cédulas, decretos, órdenes y resoluciones Reales, y otras providen cias no recopiladas,
y expedidas hasta e l d e 1804. M an d ad a fo r m a r p o r el señ or don Carlos IV, s. i., Madrid 1805,
6 tomos. Incluye el Suplemento d e la novísim a recopilación d e leyes d e España, p u b licad a
en 1805- contiene las Reales disposiciones, y otras prov id en cias expedidas en los dos añ os de
1805y 1806, y algu n as d e las anteriores no incorporadas en este Código: y se distribuyen p o r
leyes y notas d e los libros y títulos a q u e corresponden, s. e., Madrid 1807. Segunda edición
facsímil, Boletín Oficial del Estado, Madrid, 1992. P r a d e u s , Jesús, D iplom acia y com ercio. La
expansión con su lar española en el siglo xvrn, Universidad de Alicante e Instituto de Cultura
■Juan Gil-Albert-, Alicante, 1992. Pérez Sarrión, Guillermo, -Política hidráulica y capital finan­
ciero en la España ilustrada, 1766-1792-, en G. Pérez Sarrión y G. R e d o n d o Veintemiuas (eds.),
Los tiempos dorados. Estudios sobre R am ón P ign atelliy la Ilustración, Diputación General de
Aragón, Zaragoza, pp. 225-299, 2001. Pérez S a r r ió n , Guillermo, -Sobre la crisis de la Ilusüa-
ción en España-, en Manuel R e tu e r c e Velasco, Manuel Mottlva A lb e r ic io y Ascensión Bayona
L e ren d eg u i (coords.), La Guerra d e In depen den cia en el Valle M edio del Ebro, Ayuntamiento
de Tudela y Universidad SEK, Tudela, pp. 55-78, 2003- R in g ro s e , David, España, 1700-1900:
el mito d el fra c a so , Alianza, Madrid, 1996.

42
SOBRE LOS FRANCESES Y LA CRISIS FINANCIERA DE LA ILUSTRACIÓN EN ESPAÑA

irregular acción reformista de la segunda mitad de siglo y las transformaciones


revolucionarias que se extendieron de 1808 a 1839 y después.
A lo largo de la centuria hubo un importante aumento de la población,
crecimiento y transformaciones de la producción agrícola y ganadera; se desa­
rrollaron importantes áreas manufactureras rurales al calor del crecimiento del
consumo, se ensancharon las capas superiores del campesinado y aumentó el
número de pobres. El Estado se hizo presente en forma de mayor presión fiscal,
presencia administrativa y exigencia de que los eclesiásticos pagaran impues­
tos. Y se produjo también un ensanchamiento del mercado interior, preludio
del mercado nacional del siglo xrx, que dio lugar a la aparición de regiones
económicas y al desarrollo de redes sociales que estimularon el intercambio
comercial interior, compuestas por diversos grupos de naturaleza familiar, clien-
telar y mercantil.
A partir de hechos como los referidos, mi argumentación se dirigirá a mos­
trar que ciertos grupos, en especial los de franceses conectados al mercado
financiero de Madrid, tuvieron un papel importante, probablemente decisivo,
en el comienzo de la secuencia de cambios que determinó la llegada de la re­
volución liberal burguesa.

LAS REDES DE FRANCESES

En España hubo muchas redes sociales relacionadas con el proceso de en­


sanchamiento del mercado interior. Casi todas ellas tenían presencia en Madrid,
que en el siglo xvn se había convertido definitivamente en sede de la corte y
las mayores oligarquías, y en una gran ciudad y centro de consumo gracias a la
inmigración. Allí habían tenido importancia en el siglo xvn los judíos, y también
entonces se habían formado nutridas comunidades de inmigrantes procedentes
de Galicia, Asturias, las provincias “Cántabras» (término que incluía las pro­
vincias vascas) y Navarra, que ocuparon importantes posiciones en el mundo
laboral y social de la capital. Allí, en el siglo xvm, fueron entrando por primera
vez los catalanes y en ciertos momentos tuvieron fuerza redes clientelares de
riojanos y aragoneses. Allí, en fin, se habían instalado desde el comienzo mis­
mo comunidades de franceses, que son las que ahora interesa destacar por el
protagonismo que tuvieron en la situación posterior a 1789 y el comienzo de la
crisis financiera del Estado.
Los franceses hacía tiempo que estaban en Madrid y en muchas otras partes
de la Monarquía. Todo empezó con una inmigración de mano de obra agrícola
y artesana desde al menos fines del siglo xv, seguida por el desarrollo de redes
mercantiles y establecimientos en Sevilla, Cádiz y Madrid en los siglos xvi y xvii.

43
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS. CULTURALES Y COMERCIALES

En el siglo xvm, tras la Guerra de Sucesión, Francia adquirió un papel prepon­


derante en España, lo que facilitó que su presencia fuera aún mayor. El caso es
que a fines de los ochenta, cuando se desarrollaron los hechos a que más abajo
me refiero, seguía habiendo varias redes diferenciadas de franceses, que encon­
traban protección desigual en un estatus jurídico privilegiado, la gran embajada
francesa en Madrid, y la red de consulados franceses. Resumidamente pueden
distinguirse varios niveles o grupos, cada uno de los cuales podía contener a su
vez otros, unidos por vínculos de afinidad más débil.
- Los grupos comerciales de Cádiz, estables, organizados en compañías, con
vínculos familiares entre sí y con los de los puertos metropolitanos franceses.
Allí estaba un negocio básico de los franceses. Estaban muy conectados en el
plano mercantil y financiero con sus compatriotas de Madrid que menciono
abajo, aunque aún no sabemos bien cómo.
- Las redes de «franceses españoles», ya establecidos, más o menos integra­
dos y casados con españolas, que en diversas ciudades españolas constituían
minorías activas con gran incidencia en ciertos sectores agrícolas, manufacture­
ros y sobre todo mercantiles, ya que encontraban apoyos sociales exteriores en
las redes de franceses no naturalizados.
- Las redes de franceses transeúntes, en parte -franceses pobres». Prove­
nían de distintos lugares de Francia: Béarn-Basse Navarre, Auvergne (Macizo
Central), Midi, e incluso más allá. Llegaban a toda España por distintas rutas
(Béam-Navarra-Aragón-Castilla-Andalucía, Navarra-Aragón-Valencia, Cataluña-
Valencia, Navarra-Aragón-Castilla). A veces formaban compañías, de las que las
más conocidas son las de Auvergne. Se agrupaban por áreas, ciudades, zonas
de procedencia, vínculos familiares; desempeñaban oficios ambulantes (hoja­
latería, arriería, metalurgia); vendían al por menor productos que ellos mismos
importaban en tiendas estables; exportaban lana y moneda, y en muchos casos
seguían ciclos migratorios temporales más o menos complejos.
- Las redes de «franceses ricos» de Madrid, que desempeñaban un papel im­
portante en el mercado financiero madrileño.3 Partiendo de los negocios mer­
cantiles clásicos, habían extendido su actividad a las finanzas, de tal modo que
a fines de siglo parte de las fortunas no nobiliarias de Madrid era de franceses.
Realizaban labores de préstamo bancario al gobierno y de gestión del mercado
de deuda en París y Ámsterdam, como vamos a ver.
La dependencia política de Francia, los pactos de familia, la penetración de
la Ilustración francesa en España, no se explican sólo por la crisis del Estado de
los Austrias, los resultados de la Guerra de Sucesión o la vinculación dinástica

3. B er g er o n , Louis, Banquiers, negotiants es m anufacturiers parisien s du D irectoire a


l ’E mpire, Librairie Honoré Champion, Paris, 1975.

44
SOBRE LOS FRANCESES Y LA CRISIS FINANCIERA DE LA ILUSTRACIÓN EN ESPAÑA

de los Borbones españoles a Francia; tienen que ver también con la presencia de
franceses organizados en redes sociales de composición y amplitud diversa. Y
esta presencia tuvo influencia también en el comienzo de la crisis del Estado
español, una crisis que, en la interpretación que aquí propongo, fue posible por el
desarrollo en la década de los ochenta de acontecimientos potenciados por
el gran peso financiero que los franceses que actuaban en Madrid habían ido
adquiriendo en el Estado. Un peso que no pudo ser sustituido cuando, tras los
hechos revolucionarios de 1789 empezó a desarrollarse la fobia antifrancesa.

E L GIRO NACIONALISTA DE LOS SESENTA. E L ESTADO ILUSTRADO


Y LAS COMPAÑÍAS FRANCESAS DE MADRID

Hasta mediados de siglo la política exterior española estuvo subordinada a


Francia, pero a partir de los años sesenta los ilustrados españoles, que goberna­
ban un Estado que contaba con una administración ya muy renovada respecto
a la de principios de siglo, fueron desarrollando una política más proteccionista
que afectó a sus relaciones con Inglaterra, cuyos intereses comerciales en Espa­
ña eran cada vez menores proporcionalmente, y con Francia, que seguía siendo
el aliado dinástico y socio comercial dominante. El giro tuvo consecuencias
amplias y duraderas.
En la década siguiente, entre 1776 y 1783, en parte ante las necesidades ha­
cendísticas derivadas de la participación en la guerra contra Inglaterra a favor
de las Trece Colonias, se fue poniendo en marcha un plan de modificación del
anquilosado sistema de flotas colonial y de la política exterior. El proceso se
inició tras la muerte del titular de la Secretaría de Indias, Arriaga, y su sustitu­
ción por José Gálvez, un hombre de Esquilache, y se concentró en los Reales
Decretos de 2-II y 29-111-1778 de libre comercio con las colonias de América.
Casi a la vez, en febrero de 1777, se produjo la llegada de José Moñino, conde
de Floridabianca, a la Secretaría de Estado, quien potenció un sistema de de­
cisiones de política exterior no subordinado a Inglaterra ni, lo más importante
(porque había sido lo habitual), a Francia. Esto se concretó en el establecimien­
to de limitaciones de los privilegios de los comerciantes ranceses en el comer­
cio americano a través de los citados decretos de 1778 y los Reales Aranceles
Recopilados de 1782, de claro matiz proteccionista, lo que significaba romper
con lo establecido en el Proyecto de Flotas y Galeones del año 1720 y el Tercer
Pacto de Familia, de 1761.
La entrada de Floridabianca en el Gobierno estuvo acompañada también por
dos decisiones muy importantes, hasta hoy pasadas por alto. Un Real Decreto
de 20- x ii -1776 creó la Superintendencia General de Correos y Postas y un tribu­

45
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS, CULTURALES Y COMERCIALES

nal de apelación para las causas relativas al negocio, la Real Junta de Correos y
Postas; y pocos días después del nombramiento de Floridablanca, una Real Pro­
visión de 10-111-1777 estableció que la superintendencia recién creada se unía al
cargo del recién nombrado primer Secretario de Estado y del Despacho. Esto de
hecho atribuía al Primer Secretario de Estado competencias en la promoción de
caminos públicos, albergues y canales de navegación y riego; es decir, lo que
más tarde se llamaría Fomento y Obras Públicas, lo que a su vez explica por qué
desde entonces la renta de Correos se aplicó a la construcción de caminos y por
qué Floridablanca, como Superintendente de Correos, tuvo un protagonismo
importante en la construcción de caminos, carreteras y canales.
Delgado ha mostrado fehacientemente cómo la política colonial de Florida-
blanca estuvo orientada a explotar América desde el punto de vista financiero
por la necesidad de buscar más recursos financieros para la Real Hacienda
borbónica, derivada de un protagonismo internacional y colonial que la Corona
simplemente no podía pagar. Pero la construcción de obras públicas también
tuvo otro papel a tener en cuenta: detrajo recursos cuantiosos y tuvo repercu­
siones importantes en la articulación del mercado interior.
El giro político de llevar una política menos subordinada a Francia, y em­
pezar a controlar el comercio con América para aumentar los ingresos de la
Real Hacienda afectó a las compañías francesas de Cádiz que tenían grandes
intereses comerciales. La lectura de los informes de la embajada francesa en
Madrid, conservados en París, no deja lugar a dudas de la ira que originaron
estas medidas en el gobierno francés.
A la altura de la década de los ochenta, el Gobierno ilustrado estaba gastan­
do mucho y necesitaba recursos financieros, que se encontraban principalmen­
te en Madrid. La capital era el centro de la vida política e importante centro de
consumo; al calor del crecimiento económico se había convertido en la princi­
pal plaza financiera y de negociación de letras de cambio, y en el negocio fi­
nanciero las compañías comerciales francesas tenían una posición de dominio.
En los ochenta los gobernantes ilustrados españoles estaban desarrollando una
política proteccionista, nacionalista, que no favorecía al capital francés pero a
la vez tenían que recurrir a ese mismo capital para resolver los problemas ha­
cendísticos. A cambio ofrecían dinero, privilegios comerciales en América y una
flota que apoyaba la política francesa contra Inglaterra.
La gestión de recursos financieros para el Estado por parte de una burgue­
sía mercantil y financiera madrileña donde las compañías y redes de franceses
tenían una presencia importante, proporcionaba problemas de gestión a éstas,
pero también oportunidades de obtener grandes beneficios con un riesgo me­
nor que cuando se operaba sin el aval del Estado, siempre que éste asegurara
a las empresas un marco jurídico estable y posiciones de privilegio en el mer­

46
SOBRE LOS FRANCESES Y LA CRISIS FINANCIERA OE LA ILUSTRACIÓN EN ESPAÑA

cado, y que hubiera una coyuntura internacional adecuada para la realización


de expectativas económicas.
La comprobación de hasta qué punto las relaciones financieras entre Flori-
dablanca y las compañías comerciales y financieras francesas de Madrid y Cádiz
eran profundas se ha hecho a través tres casos individuales que se produjeron
básicamente en los años ochenta y que aquí no se detallarán: el enriquecimien­
to ilícito de François Cabarrus y su relación con Le C outeulx et Cié., así como
con Le C outeulx d e la N oraye -compañía comercial y banco: los más impor­
tantes de París-; la actuación del Banco de San Carlos desde 1782, con fuerte
participación del capital francés, y la compleja actividad de apoyo financiero a
la política de Floridablanca de otro comerciante francés madrileño, Jean Bap­
tiste Condom.

LA QUIEBRA DEL CAPITAL COMERCIAL FRANCÉS, 1789-1793

Desde el comienzo mismo de la Revolución francesa en la primavera de


1789, su impacto cultural en España fue inmediato, fuerte y profundo: a prin­
cipios de 1790, provocó la creación de un «cordón sanitario ideológico», es el
llamado «pánico de Floridablanca», que ponía fin al optimismo del reformismo
ilustrado, y siguió con una progresiva desconfianza hacia los franceses. Pero
además tuvo consecuencias financieras hasta ahora poco consideradas. Quie­
nes habían invertido en deuda francesa, como el Banco de San Carlos, perdie­
ron mucho dinero, y en el mercado financiero se produjo también una reacción
nacionalista, cuyos detalles no puedo perfilar con exactitud aún. Para junio de
1790 la desconfianza hacia los comerciantes franceses de Cádiz y Madrid, sos­
pechosos de propagar los principios revolucionarios y objeto de recelo por su
control de las finanzas, había crecido. Una mezcla de nacionalismo, xenofobia
y contrarrevolución se acabó convirtiendo en argumento para que a diversas
compañías francesas (Galatoire y Lafforé, Condom) se les empezaran a retirar
privilegios comerciales otorgados poco tiempo antes en favor de instituciones
de capital indígena como Cinco Gremios Mayores de Madrid, para entonces el
mayor conglomerado comercial, industrial y financiero español, que contribuía
a financiar la política reformista española desde hacía décadas. El grupo estaba
en manos de vascos y navarros en detalle que aún conocemos poco, lo que lle­
va a pensar que hubo una pugna entre estos grupos financieros y el de los fran­
ceses. La revolución decantó la pugna hacia los grupos patriotas, españoles.
Lo que a partir de entonces pasó con los franceses empieza a ser bien co­
nocido. La revolución provocó un proceso de expulsión de los franceses de
España perfectamente comparable a los que siglos atrás habían tenido lugar

47
CANINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS. CULTURALES 1 COMERCIALES

con los judíos y los moriscos. Aunque ya pueden detectarse ciertas actitudes
antifrancesas en la política reformista desde los años sesenta y setenta, en rea­
lidad la expulsión se produjo entre 1791 y 1813.
Pocos meses después de iniciada la revolución, una Real Orden de 21-xi-1789,
hecha pública por bando de 26-xi-1789 y reiterada en nuevo bando de 24-
xii-1789 ordenaba que se fueran de la corte todos los forasteros y extranjeros
sin oficio ni residencia en el plazo de 15 días; se exceptuaban los que podían
demostrar domicilio al menos durante diez años, extranjeros o no, pero no los
transeúntes, y un nuevo bando de 16-iii-1790 volvía a obligar a los extranjeros a
mantenerse a más de 12 leguas de la Corte. De entrada esta medida bloqueó la
entrada en Madrid de los vendedores ambulantes y debió quebrar la conexión
entre las compañías comerciales francesas de la capital y los buhoneros que re­
distribuían mercancías suyas por las ferias del entorno madrileño. Y poco des­
pués, una Real Cédula de 20-vn-1791 mandó hacer un censo de extranjeros.
Estas disposiciones iban dirigidas sobre todo contra los franceses, que se
veían obligados a jurar fidelidad al catolicismo y al rey de España y a renunciar
al fuero de extranjería, con lo que perdían la situación de privilegio comercial
reconocida en los tratados y la posibilidad de recurrir a los tribunales militares.
El aludido decreto de 1791 puso fin al régimen jurídico privilegiado que tenían
los comerciantes franceses respecto a las compañías españolas y probablemen­
te determinó el comienzo de su desbandada en España.
El censo dio una cifra de unos 27.502 cabezas de familia extranjeros de los
que 13-332 eran franceses, o sea unas 50.000-60.000 personas, aproximadamen­
te las mismas que a principios de siglo. No obstante, en realidad debían ser más
porque no creo que se censara a todos los inmigrantes temporales, los «fran­
ceses pobres». Fuentes diplomáticas de Madrid atestiguan que los inmigrantes,
comerciantes y buhoneros de Auvergne y Limousin fueron precisamente los
primeros arruinados porque no pudieron acreditar residencia estable alguna y
fueron expulsados.
El lO-viii-1792 caía la monarquía francesa, la revolución entró en su fase más
radical, y la quiebra del comercio francés en España se aceleró. Los datos dispo­
nibles ofrecen pocas dudas. Con referencia a 11-111-1793 la Caja de Descuentos
de Cádiz, que estaba a cargo del Banco de San Carlos, poseía efectos de france­
ses deudores, que debían ser expulsados, por importe de 13-569.828 reales de
vellón 20 maravedís, y efectos de que eran acreedores por 5.129.893 reales
de vellón 33 maravedís, lo que muestra que el giro de letras del comercio fran­
cés se había ralentizado o interrumpido. Incluso sabemos que el Banco de San
Carlos había intentado que las compañías que tenían deudas con la institución
se quedaran en el país, como era el caso de Galatoire y Lafforé de Cádiz.

48
SOBRE LOS FRANCESES Y LA CRISIS FINANCIERA DE LA ILUSTRACIÓN EN ESPAÑA

Inglaterra y la República francesa estaban en guerra desde enero de 1793.


Dos meses después, en marzo, España entró en guerra contra la República
francesa, lo que tuvo efectos devastadores en el comercio francés. El preludio
fue un Real Decreto de 15-111-1793 que expulsaba a todos los extranjeros con
o sin juramento de fidelidad prestado, menos los casados con española con
residencia continuada de al menos seis años; al menos de Aragón. Pasados
ocho días, y sólo tres después de que Francia declarara la guerra al empera­
dor de Austria (como “rey de Bohemia y Hungría”) España entraba en guerra
contra Francia. La misma declaración de guerra contenida en un Real Decreto
de 23-ni-1793 ordenó la emigración precipitada de comerciantes franceses de
Madrid, que hubieron de abandonar la ciudad en sólo 48 horas. Sólo siete días
después una Real Cédula del Consejo de Hacienda de l-rv-1793 prohibió el
comercio con Francia, y a los dos meses una Real Cédula de 6-vi-1793 creaba
una Real Junta de Represalias para administrar los bienes confiscados de los
franceses, con un tribunal en ella que ese mismo año dictaba instrucciones esta­
bleciendo el secuestro de bienes de los franceses expulsados y cómo proceder.
No tengo elementos para cuantificar las pérdidas, pero debieron de ser muy
importantes. Tres días después del decreto de expulsión y antes de la declara­
ción de guerra de España, el 18-m-1793, el Gobierno, en proceso verbal y ful­
minante, embargó los bienes del agente de la República francesa Jean Baptiste
Poussou, ocupándole títulos de créditos y deudas de compañías francesas por
importe de 6,2 millones de reales de vellón, el archivo consular, y dos colec­
ciones de pintura con más de 300 cuadros más diversos efectos personales por
valor de 284.437 libras tornesas (al cambio unos 800.000 reales de vellón). El
embargo duró tres años y acabó, tras la paz de Basilea (1795), con el artículo x
del tratado de alianza de San Ildefonso de fines de 1796.
En 1793, casi simultáneamente, la República francesa creaba en Bayona y
Perpignan dos comités revolucionarios con el nombre de Comités de Instrucción
Pública para introducir el pensamiento revolucionario en España, y un decreto
de la Convención Nacional de l6-vni-1793 ordenaba el secuestro de los bienes
de vasallos españoles en Francia, creando fondos aplicables a indemnizar a los
franceses expulsados de España o perjudicados por estas expulsiones.
Los embargos mencionados eran exactamente los habituales en las relacio­
nes internacionales de entonces, y habían sido practicados en España contra los
ingleses en otras ocasiones. Pero cuando los dos Estados, el absolutista español
y el revolucionario francés, se los aplicaron recíprocamente, llevaban aliados
unos ochenta años y no habían estado en guerra entre sí desde las paces de
Westfalia y los Pirineos, hacía casi 150 años. Las redes sociales y comerciales
tejidas entre los dos países durante dos siglos eran muy sólidas, y los daños
causados en ellas fueron catastróficos. En la cadena de controles, desconfianzas

49
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS, CULTURALES Y COMERCIALES

y quiebras en España y de expulsiones recíprocas los franceses, cuyas compa­


ñías tenían mucho más capital invertido, intereses y beneficios en España que
a la inversa, quedaron muy perjudicados. Por otro lado, la Corona española,
aunque por este sistema brutal cortó o redujo mucho el flujo de salida de di­
nero que realizaban estas redes, encaró el proceso de la revolución liberal con
una importante merma de capitales invertidos, compañías emprendedoras y
trabajadores cualificados en numerosos oficios.
Sin embargo, ese no fue el único perjuicio: también había inversores espa­
ñoles que habían ido refugiando sus ganancias y capitales en bancos y compa­
ñías financieras francesas. Eran muchos los que en los años anteriores habían
comprado títulos y valores extranjeros a través de bancos franceses, y participa­
ban en actividades especulativas como las que ya he detallado que realizaban
los socios de Cabarrús, el Banco de San Carlos y otros.
Muchos inversores, desde compañías de comercio privilegiadas como la
Compañía de Filipinas (a quien le gestionaba el capital un banco de Cabarrús
en París) hasta exportadores de lana española y miembros de la alta nobleza y
la burguesía de Madrid y Cádiz, habían dirigido inversiones a Francia. Los ca­
pitales estimados en 1793 eran unos 2.500.000 libras tornesas; los reales podían
ser muy superiores. Todos ellos o se perdieron o quedaron bloqueados hasta
que pasaron los vientos revolucionarios.

LA QUIEBRA DE LAS COMPAÑÍAS FRANCESAS EN ÁMSTERDAM, 1793-1794

Las noticias de los hechos revolucionarios no sólo tuvieron efecto en las


compañías francesas en Madrid: también afectaron a su negocio exterior y
al de las oficinas principales de París al desarticular el mercado de crédito
de Ámsterdam, el más importante de Europa, donde los gobiernos acudían a
buscar financiación para su deuda. Después de 1789, y sobre todo en 1792, las
dificultades de las compañías financieras aumentaron y las inversiones de los
bancos franceses de París en Ámsterdam, el canal financiero por donde el Esta­
do español buscaba su crédito con Floridablanca, empezaron a quebrarse.
La correspondencia del cónsul de España en Ámsterdam, José Mas y Font,
sustituto de Ignacio de Asso desde el verano de 1786, atestigua que en enero de
1793, cuando empezó la intervención militar de la República francesa en las Pro­
vincias Unidas, el éxodo de comerciantes y financieros holandeses en busca de
refugio hacia Londres y Hamburgo se aceleró; el 1-1-1793 uno de los banqueros
más importantes, Hoppe (el que había financiado el Canal Imperial de Aragón
e intermediado las operaciones de Le C outeulx con Cabarrús), marchó a Lon­

50
SOBRE IOS FRANCESES Y LA CRISIS FINANCIERA DE LA ILUSTRACIÓN EN ESPAÑA

dres, y en pocos días, entre el 28-11 y el 8-III-1793 se produjeron seis quiebras


importantes de compañías en Ámsterdam.
En enero de 1793 la República francesa entró en guerra contra Gran Bretaña.
A partir de febrero de 1793, formada ya la Primera Coalición anturevolucionaria
que invadió el norte de Francia, la intervención de España en la guerra contra
la convención francesa permitió que tropas españolas cruzaran los Pirineos y
tomaran precisamente Bayona, el centro de distribución de las mercancías que
entraban en España a través de Pamplona y Navarra y punto clave en la mta
que comunicaba las redes financieras francesas entre Madrid y París. Y unos
días antes de la batalla de Weerminden (18-111-1793), que determinó la ocupa­
ción de Bélgica y la invasión de territorio francés por la coalición antirrepubli­
cana, el cónsul español en Ámsterdam informaba a Godoy de que la importante
red de intermediación francesa prácticamente había desaparecido y sólo pudo
reconstruirse, de modo que desconozco, después de que tras el contraataque
de otoño de 1793 las tropas francesas republicanas reconquistaron Bélgica y
las Provincias Unidas y establecieron la llamada República Bátava, satélite de
Francia, que duraría hasta el tratado de Viena en 1815.
El crédito en Ámsterdam, esencial para el Estado español y uno de los ob­
jetivos del cesado Floridablanca, osciló según los vaivenes de la complicada
coyuntura política. El 13- iii -1794 José Mas Font informaba de que las obliga­
ciones de un reciente empréstito de España habían llegado a negociarse con
una depreciación del 20%, y en ese momento, por los progresos del ejército
prusiano, se negociaban al 8% por debajo de su valor nominal. Adicionalmen­
te, la guerra contra la Convención provocó la huida masiva de capitales de
Ámsterdam, la falta de dinero, y la caída del valor nominal de las obligaciones
que los distintos reinos y estados nacionales europeos tenían emitidos en ese
mercado de deuda.
Sin embargo, aunque la coyuntura del crédito no era buena, el Estado es­
pañol siguió realizando operaciones de crédito en circunstancias que seguían
entrañando riesgo considerable. En noviembre de 1794, en plena recuperación
bélica francesa, el ministro de Hacienda, José Gardoqui, se dirigía a Godoy di-
ciéndole que los Estados Generales de las Provincias Unidas, que por su gran
crédito y solvencia solían emitir títulos de deuda al 2,5% anual, como tenían
gran necesidad de dinero y había poco habían abierto un crédito ofreciendo
pagar el 5% anual, con lo cual España, que por su escasa solvencia en la plaza
sólo lograba colocar títulos ofreciendo el 4 , 5% , se iba a ver perjudicada porque
los poseedores venderían los títulos españoles para comprar los holandeses. El
testimonio evidencia hasta qué punto en el mercado del crédito de Ámsterdam
las nuevas necesidades financieras bélicas de un Estado como las Provincias
Unidas, que por su gran crédito internacional obtenía empréstitos a interés

51
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS, CULTURALES Y COMERCIALES

bajo, influían en la deuda que tenían países como España, que sólo podía ob­
tener dinero pagando casi el doble.
La información del cónsul también muestra que en la coyuntura económica
de esos años el Estado español podía jugar con las devaluaciones de facto de
su deuda para negociar nuevos créditos, sin que quepa entrar aquí en la cues­
tión de qué operaciones hizo, cuál fue el resultado, y cómo se produjo el im­
parable aumento de la deuda pública desde 1789. Pero también tuvieron gran
influencia en la evolución de la deuda española en Ámsterdam las medidas de
política interior tomadas en España; como prueba baste citar el hecho de que
en agosto de 1799 el cónsul, Mas Font, constataba que la desamortización de
bienes eclesiásticos (dictada por los decretos de septiembre de 1798: la lla­
mada desamortización de Godoy), por sí misma había producido el efecto de
aumentar notablemente el aprecio de la moneda española valorada en plata en
Ámsterdam.
En resumen, entre 1789 y 1793 las compañías francesas que estaban finan­
ciando la política reformista española y sus miembros pasaron a estar mal vis­
tas, como el resto de los franceses. La reacción antifrancesa llevó a la quiebra,
embargo y confiscación de bienes de muchos de estos comerciantes y a la
desarticulación del capital mercantil y financiero francés, si no en toda España
-ya que los «franceses pobres» eran otra cosa- sí en Madrid (desde marzo de
1793) y por lo menos en parte también en Cádiz. La simultánea desarticulación
del mercado de la deuda en Ámsterdam a principios de 1793 provocó la quie­
bra de más compañías holandesas y francesas, y rompió el canal financiero de
París a través del cual España había conseguido financiación. La función del
capital mercantil francés fue reeemplazada por capital de procedencia nacional
(Cinco Gremios, el Banco de San Carlos pero ya sin franceses) pero con menos
capacidad de acción, en condiciones comerciales y financieras mucho más di­
fíciles. Todo esto empeoró aún más las cuentas de la Real Hacienda y provocó
el primer movimiento desamortizador en 1798. Amiens y Trafalgar continuaron
la labor de demolición de la Real Hacienda de los Borbones.

LA FASE FINAL. DE 1796 A 1813

No tengo datos sobre lo que pasó tras el Tratado de San Ildefonso de 1796
y la nueva alianza con Francia; en cualquier caso no había vuelta posible a la
situación anterior. El capital financiero francés en Madrid simplemente había
desaparecido y en conjunto ya no volvió. Un número indeterminado de fran­
ceses pudo volver. También lo hicieron algunas compañías, pero no la mayoría

52
SOBRE LOS FRANCESES Y LA CRISIS FINANCIERA DE LA ILUSTRACIÓN EN ESPAÑA

de las que habían quebrado o se habían ido, muchas de las cuales finalmente
desaparecieron con la Monarquía francesa.
En mayo de 1808 Napoleón, que había hecho penetrar sus ejércitos en Es­
paña y además pretendía que la Real Hacienda pagara su estancia, recibió del
ministro español, Miguel Azanza, una detallada estimación de los residentes en
Madrid con dinero para afrontar un préstamo patriótico que da idea del dinero
que había en la capital y quién lo tenía; lo que nos permite conocer qué cam­
bios se habían producido en el mundo financiero madrileño como consecuen­
cia de los turbulentos años revolucionarios.
La relación muestra que las rentas de la nobleza seguían siendo grandes: 162
personas con título percibían en total 193 millones de reales de vellón de renta
anual, de los cuales sólo 26 personas, todos grandes de España, ingresaban al
año 91,4 millones de reales de vellón, casi la mitad. Sigue a continuación una
relación de los llamados «bancos públicos», demás bancos y las mayores casas
de comercio, que se estimaba podían prestar unos 74,5 millones de reales de
vellón, y la de banqueros y casas de comercio, de los que se estimaba que
podían prestar un capital de 143,9 y 169,0 millones de reales de vellón respec­
tivamente. A estas fortunas había que añadir las de unos 600 establecimientos
artesanales o no y tiendas de mercaderes minoristas, de las que algunos eran
considerablemente ricos, incluidos miembros de los gremios que constituían
el conglomerado Cinco Gremios Mayores (pero no ni cada gremio en sí ni
Cinco Gremios, que eran instituciones distintas). Además en este cálculo no se
incluyeron ni las fortunas de los cuerpos eclesiásticos ni las de diversos parti­
culares, que representaban un capital estimado también muy importante. Las
referencias al carácter rentista y parasitario del capitalismo madrileño son evi­
dentes: Madrid había acumulado en los dos siglos anteriores un gran depósito
de capitales, pero casi todos habían sido generados a partir de rentas o bien de
la agricultura y la ganadería -alta nobleza, iglesia, especuladores de granos- o
bien de la actividad comercial y bancaria, y casi nada de la actividad manufac­
turera. La débil conexión entre capital comercial y financiero madrileño y las
manufacturas era posiblemente el rasgo diferencial más relevante respecto al
que ese mismo capital tenía en ciudades como Londres o París, donde la co­
nexión acumulación comercial-manufacturas era mucho más fuerte y evidente.
Una parte demasiado importante del capital disponible en Madrid era poco
propicio al riesgo o las aventuras empresariales.
Sin embargo, lo que aquí más interesa resaltar, en relación al tema que nos
ocupa, es que el capital mercantil y financiero francés había vuelto a Madrid
pero estaba mucho más debilitado, mencionándose las compañías de Aguirre,
Daudinot, Dendout, Drouillet, Dutaris, Joyes, Balet. Entre los bancos públicos
el cuerpo dominante con gran diferencia era Cinco Gremios Mayores, seguido a

53
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS. CULTURALES Y COMERCIALES

gran distancia por el Banco de San Carlos. En cuanto al medio centenar de fir­
mas de banca privada y «casas de comercio» con función bancaria, los apellidos
e importes que predominaban eran ya de origen castellano (de procedencias
distintas) y sobre todo vasco y navarro. Con un detalle significativo: sólo hay
un apellido catalán, Nadal, lo que sugiere la escasa relación que existía todavía
entre el desarrollo de Cataluña en el siglo x v i i i y el proceso de formación de
capital en Madrid.
En cualquier caso parece que la Guerra de Independencia acabó la tarea de
expulsión de los franceses que podían haber quedado, los de más arraigo, los
más españolizados. Sin duda se produjeron situaciones distintas según las zo­
nas y momentos, pero si hacemos caso a lo que pasó en un lugar representativo
y estudiado, Zaragoza, donde la guerra contra los franceses alcanzó la máxima
ferocidad, la tendencia parece que debió ser esa. El censo de extranjeros de
1791 en la ciudad daba 1.100 vecinos franceses (sobre 1.600 en todo Aragón;
unas 6.000 personas, el 13% de los 45.847 habitantes de la ciudad en 1787) y
además en 1791-1792 habían llegado más de 500 sacerdotes refractarios, de los
que unos 300 se quedaron. Durante los dos sitios, el de mayo-junio de 1808 y el
de noviembre de 1808 a febrero de 1809, fueron encarcelados y luego expulsa­
dos a la frontera más de 1.000 franceses. Con la entrada de las tropas francesas
en Zaragoza muchos volvieron. Pero cuatro años después, cuando a principios
de julio de 1813 la ciudad fue retomada por tropas españolas, muchos se fueron
de nuevo voluntariamente. Además tres meses antes se había dictado en Espa­
ña un nuevo decreto de expulsión, el R. D. de 8-iv-1813, que se hizo público a
partir del ll-x-1813; y entonces, en medio de un fuerte sentimiento antifrancés,
fueron expulsados nuevamente muchos calificados de franceses, incluso los
casados con española y con residencia de más de 10 años, éstos últimos según
se dijo por miedo a las represalias que podían producirse contra inocentes.
Los datos biográficos de estos expulsados de 1813 muestran sus característi­
cas sociales. Eran los que tenían raíces más profundas, la inmigración más anti­
gua. Habían llegado casi todos varones y jóvenes, llevaban en Zaragoza como
promedio de estancia más de 25 años, y ocupaban todos los tipos y escalas
de oficios, incluidos los artesanales, la labranza y el trabajo a jornal, con pre­
dominio de ciertos oficios (sastres, tenderos, horneros, labradores, jornaleros,
quizás también albañiles), y residencias por todo el casco urbano, lo que prue­
ba que no formaban comunidades de barrio separadas y que eran personas
socialmente integradas. La expulsión era quizás la más dura, la peor de todas:
la de los inmigrantes que a fines del siglo x v i i i , antes del censo de 1791, antes
de la revolución, seguían llegando a Zaragoza para reemplazar personas en los
negocios familiares franceses (panaderías, hornos) o simplemente en busca de
una nueva vida, y allí la habían encontrado.

54
SOBRE LOS FRANCESES V LA CRISIS FINANCIERA DE LA ILUSTRACIÓN EN ESPAÑA

El proceso de expulsión en conjunto (1791-1813) desarticuló las redes de


migración, comercio y sociabilidad que los franceses habían tejido en España
desde hacía tres siglos. Después de las guerras napoleónicas algunas redes
como las que habían tejido los migrantes de Auvergne, pudieron ser recons­
truidas aunque más debilitadas, como ha demostrado Duroux; otras en cambio
no.
En el siglo xix, continuando una triste tradición, en España se siguieron
buscando nuevos enemigos que combatir, que ya no podían ser minorías de
extranjeros. En cuatro siglos habían sido expulsados los judíos, los moriscos,
los franceses, y se había impedido la entrada a los ingleses y a los protestantes.
Pasados los tiempos de la revolución, los españoles siguieron encontrando
nuevos adversarios en los liberales y los conservadores. Es decir, esta vez en
ellos mismos.

RECAPITULACIÓN FINAL. LOS FRANCESES Y LA FINANCIACIÓN


DEL DESPOTISMO ILUSTRADO ESPAÑOL

Muchas de las compañías mercantiles francesas con función bancaria que


crecieron al calor del desarrollo económico del siglo, del comercio con Amé­
rica, del consumo de Madrid, del trafico interior y con Francia, en los ochenta
estuvieron impulsadas por la acción del Estado, y también implicadas en sus
necesidades de crédito. Es difícil determinar con exactitud la evolución y el
peso financiero real que tuvieron en la economía española, pero es seguro que
su aportación fue importante, imprescindible.
Las vías del Estado para remunerar su pasivo, es decir, el crédito y la gestión
financiera que pedía a estas compañías eran básicamente tres: dinero, el comer­
cio con América, y privilegios jurídicos. Floridablanca, principal representante
y ejecutor en los ochenta, estuvo interesado en conseguir su colaboración, y las
firmas y grupos que se movían en el comercio mayorista de mercancías y ca­
pitales le prestaron dinero con gusto, porque los créditos y la gestión política
les ofrecían oportunidades de obtener beneficios rápidos y elevados con la ga­
rantía del Estado. Tener ganancias rápidas con poco riesgo era una expectativa
realmente interesante. La cesión de un monopolio de exportación a América,
de privilegios fiscales en una determinada actividad industrial, y sobre todo -en
lo que aquí más interesa señalar- la gestión privada de créditos a corto o largo
plazo (letras, bonos, vales) para empresas promovidas o apoyadas por la Real
Junta General de Comercio o simplemente con el aval del Estado, eran buenas
oportunidades que el capital privado no podía desaprovechar. La colaboración
acabó arruinando a muchas compañías, pero esto fue sobre todo después de

55
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS, CULTURALES Y COMERCIALES

1789; antes había permitido amasar grandes fortunas, y hacerlo a una velocidad
sorprendente incluso para entonces.
Hubo oportunidades para obtener grandes beneficios, pero la cuestión es
que éstas no surgían propiamente dentro del mercado, por el puro juego de la
oferta y la demanda, sino que lo hacían al calor del desarrollo del Estado y en
parte eran generadas por él, se sustentaban en él. Y precisamente en esos años
éste empezó a recurrir a la deuda exterior en el mercado de Amsterdam a través
de algunas de estas mismas compañías, con lo que todo el sistema de funciona­
miento se apoyaba en dos pilares fundamentales: la solvencia internacional del
Estado y el comercio con América, que fue objeto de una auténtica explotación
financiera por la Corona. Y el problema es que el primer pilar a su vez depen­
día del segundo. A título de muestra puede señalarse que sólo el virreinato de
Nueva España aportó a la metrópoli el 15% de los ingresos ordinarios del Esta­
do en 1765-1785, el 25% en 1790-1800 y más del 50% en 1808-1811, y además
de las remesas a España el virreinato pagó cantidades dos veces superiores en
situados o remesas intracoloniales a otras zonas del Imperio colonial español.
Si alguno de estos dos pilares: el crédito internacional y América, cualquiera
de ellos, se caía, todo podía venirse abajo: los gastos financieros aumentaban,
los retrasos en el pago de los créditos interiores aumentaban y las compañías
habían de recurrir al fondo de reserva o a vender activos para cubrir las deudas
que vencían a corto plazo. Aumentaban su posición acreedora respecto al Es­
tado pero se quedaban sin fondo de maniobra, podían quebrar. Así la política
exterior condicionaba la economía doméstica y la de las empresas por lo menos
tanto como era condicionada por ellas.
Pero a fines de la década de los ochenta la capacidad del Estado para afron­
tar sus obligaciones financieras con el sector comercial era menor que diez
años antes, de tal modo que desde 1789 los hechos revolucionarios provocaron
pérdidas importantes en los mercados de deuda y además pusieron a prueba el
sistema financiero interior donde las redes comerciales de franceses desempe­
ñaban un papel esencial. Todo esto tuvo efectos también dentro de las propias
empresas. La creciente renegociación de la deuda del Estado con estas compa­
ñías mercantiles y bancarias podía complicar sus balances contables hasta tal
punto que en un momento determinado se quebraba la buena fe comercial,
imprescindible en el mundo de los negocios. Las compañías, al operar con un
cliente, el Estado, que empezaba a verse como poco solvente perdían también
crédito comercial y liquidez, los créditos se les hacían más caros y sus letras no
eran aceptadas tan fácilmente.
El desequilibrio financiero y político del Estado español a fines de siglo
impulsó el crecimiento de la deuda y el comienzo de la desamortización, y
además llevó a la quiebra a las compañías comerciales que le daban crédito.

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SOBRE LOS FRANCESES V LA CRISIS FINANCIERA DE LA ILUSTRACIÓN EN ESPAÑA

Desde 1789 se desató una creciente ola antifrancesa; como las compañías do­
minantes eran francesas, y otras francesas asociadas a holandesas eran las que
a través de París y Ámsterdam realizaban las tareas de intermediación funda­
mentales en el mercado de la deuda, es lógico concluir que entre 1789 y 1795
la red financiera madrileña debió quedar muy desorganizada y que esto afectó
por fuerza también al mercado de letras de cambio. Era el sector del capital
madrileño más emprendedor, más acostumbrado al riesgo. Los casos del Banco
de San Carlos, Juan Bautista Condom o Cinco Gremios, son ilustrativos de un
fenómeno cuya importancia no puede ignorarse, y cuyo alcance exacto aún no
es posible precisar bien.
A partir de 1777 casi toda la capacidad para llevar a cabo una política hi­
dráulica y gestionar un recurso financiero fundamental, la deuda, había que­
dado precisamente en manos de Floridablanca, quien para financiar la política
del Estado buscó asesores de confianza en miembros de esa misma burguesía
que prestaba apoyo financiero al Estado y a la vez hacía negocio. Definía ob­
jetivos, los colaboradores le gestionaban los recursos, y él les proporcionaba el
aval del Estado, privilegios jurídicos, creaba figuras impositivas, o comprometía
impuestos y recursos públicos. Y todo esto tenía lugar con la intermediación de
colaboradores como Cabarrús que al ser también empresarios privados, querían
seguir haciendo negocios a la vez con el propio Estado y en el mercado. Con
la persecución y expulsiones de franceses, la retirada de privilegios comercia­
les a compañías francesas, los procesos a Cabarrús, Floridablanca y Condom
y la alteración del mercado internacional de la deuda, el mercado financiero
de Madrid quedó muy afectado. Muchas compañías francesas de Madrid se
marcharon o quebraron, y el lugar que los franceses dejaban libre en Madrid,
la red financiera donde el Estado buscaba recursos, sólo de modo general
sabemos que fue sustituido por compañías españolas, con una importante pre­
sencia de navarras y vascongadas y mínima de catalanas. A partir del Tratado
de San Ildefonso de 1796 la política española quedó nuevamente subordinada
a la de Francia, pero con una novedad importante: el capital mercantil francés
en España había desaparecido o estaba muy debilitado. La nueva alianza con
Francia no tuvo ni siquiera la contrapartida de los recursos financieros que estas
compañías facilitaban.
Puede concluirse por tanto que los acontecimientos de 1789 tuvieron
realmente mucha influencia en la desarticulación financiera del absolutismo
ilustrado español, en su base de sustentación: el sistema empezaba a hacerse
inviable. Esto a su vez lleva a preguntarse cómo debe interpretarse el reformis-
mo ilustrado de esos años, el giro nacionalista y proteccionista del gobierno a
partir de los sesenta y los setenta. Que la política a la vez reformista y naciona­
lista se apoyara en el plano financiero en el capital francés ¿fue una estrategia

57
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS, CULTURALES V COMERCIALES

correcta o lo único que se podía hacer? ¿Fue una opción entre otras posibles? Y
lo más importante, ¿no es posible que fuera una opción correcta simplemente
porque nadie podía imaginarse que fuera a haber una revolución? Quizás haya
que admitir que esta interpretación es bastante plausible. En cualquier caso hoy
sabemos que la revolución llegó ya en 1789, que vino de fuera. Ningún ilus­
trado contemplaba la posibilidad de que sucediera una cosa así, pero sucedió.
Y si tuvo una repercusión tan grande en España, no sólo política sino también
económica, fue porque la Monarquía ilustrada había acabado apoyándose en
las redes comerciales de franceses.
Deberíamos intentar comprender el sentido de la política de los ilustrados
también desde ellos mismos, no sólo desde nosotros. Hoy es fácil afirmar que
todo llevaba a la revolución, pero nuestra forma de analizar el sentido de los
hechos, sabiendo lo que pasó realmente, no es la misma que la de los contem­
poráneos. Nosotros interpretamos su época sabiendo lo que vino a continua­
ción, un tiempo que para ellos era el futuro, su propio futuro, algo que desde
su presente difícilmente podían predecir. Sin embargo, también nosotros hoy.
en términos generales, seguimos siendo incapaces de predecir con exactitud
nuestro propio futuro, como ellos. Pero probablemente resultaría inadecuado,
e incluso ya un poco impertinente y fuera de lugar, explicar aquí y ahora por
qué esto es así.

58
EN CAMINO A SOTO LA MARINA: LA APUESTA DE LA PROVINCIA DE SAN LUIS POTOSÍ
POR UNA SALIDA AL MAR, 1809'
Graciela Bernal Ruiz
Universität Jaume I

PRESENTACIÓN

La habilitación de puertos comerciales fue una pretensión constante de las


provincias hispanoamericanas que tenían salida al mar; en ello, los grupos loca­
les veían una manera de incentivar sus intereses y las economías de sus lugares
de residencia, al mismo tiempo que significaba una opción para desligarse de
grupos que mantenían preeminencia política y económica en los centros virrei­
nales, que como sabemos, casi nunca se ubicaron en las costas.
Sin embargo, esas pretensiones fueron truncadas casi con la misma cons­
tancia que se presentaban; la Corona española se cuidó de autorizar estos
establecimientos debido a que podía dar a los americanos una peligrosa
injerencia en la actividad comercial y, sobre todo, el inicio - o en algunos
casos, consolidación- de un comercio intercolonial sin la mediación de las
instituciones peninsulares ocupadas del ramo. Es por ello que se mantuvo
una restricción del comercio directo con la península a unos cuantos puertos
americanos, y a éstos se aplicaron reglamentos que limitaban el movimiento
comercial.

1. Agradezco los comentarios que a este trabajo hicieron las doctoras Ma Isabel Monroy
y Patricia Osante. No está de más decir que todo lo escrito en el mismo es responsabilidad
mía.

59
CAHINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS, CULTURALES Y COMERCIALES

Por lo tanto, no es de extrañar que cuando la Junta Central -e n el contexto


de la crisis monárquica iniciada en 1808- solicitó a los americanos elaborar
instrucciones que contribuyeran al desarrollo de sus provincias, éstos vieran
una posibilidad real de que sus aspiraciones fueran atendidas, y que una de
las constantes fuera la solicitud de habilitación de puertos, planteada inclu­
so por provincias que no tenían salida al mar, como fue el caso de San Luis
Potosí.
En este texto se analiza la solicitud que en el marco de la crisis política
iniciada en 1808 hizo la provincia de San Luis Potosí para conseguir una sali­
da al mar. En sus argumentos encontramos información que nos habla de un
proyecto elaborado al margen de los grupos residentes en el Nuevo Santander,
provincia donde se ubicaba el puerto que solicitaban, y que estaba compren­
dida dentro de los límites de la intendencia de San Luis Potosí. Pero también
veremos que no se trataba de la primera solicitud con este propósito pues, por
lo menos desde la segunda mitad del siglo x v j i i , hubo varios intentos de otros
individuos para conseguir la habilitación de un puerto en las costas del Seno
Mexicano.
Por otra parte, encontramos información que nos permitirá «reconstruir» el
escenario; es decir, el camino comercial que proponía el ayuntamiento de San
Luis Potosí. Esto nos permite concluir que la intención era que la provincia,
pero sobre todo su capital, se convirtiera en un centro económico distribuidor
hacia las provincias internas de la Nueva España, al mismo tiempo que el cami­
no obligado por el cual varias provincias de la Nueva España debían dar salida
al mar a sus productos, sin la injerencia de los grupos del Nuevo Santander, a
quienes omiten en todo momento.

LA POLÍTICA PORTUARIA

La historiografía ha abordado el tema portuario de una manera más o menos


constante en el marco de la temática económica. En este contexto, es referencia
obligada para tratar el tema de las ferias, de la entrada y salida de productos
de las colonias americanas, así como de la política comercial, sobre todo lo
tocante a la libertad de comercio, temática que tomó un mayor auge durante
el siglo xvin.2

2. R eal D ía z , José Joaquín, Las fe r ia s d e Ja la p a , Sevilla, Escuela de Estudios Hispano­


americanos, 1959; G arcía B a q u er o , Antonio, C ádiz y el Atlántico (1771-1778). El com ercio
español bajo el m onopolio gaditan o, Sevilla, Escuela de Estudios Hispanoamericanos de Sevi­
lla, 1976; S uárez , Margarita, D esafíos transatlánticos. M ercaderes, ban qu eros y el estado en el
Perú virreinal, 1600-1700, Lima, Pontifica Universidad Católica del Perú, Fondo de Cultura

60
EN C A M IN O A SOTO LA MARINA

Es de sobra conocido que en el mundo hispánico este siglo fue el más


importante en materia de reformas al aplicarse medidas que abarcaron varios
ámbitos de la administración colonial. El campo económico fue uno de los más
abordados en tanto uno de los principales objetivos era aumentar y hacer más
efectiva la recaudación fiscal,3 por ello no extraña que se haya dado un mayor
énfasis en el aspecto comercial, lo que afectaba de manera directa la política
portuaria, tanto en la Península como en las colonias americanas.
Debían hacerse cambios de fondo para adecuar el comercio a nuevas cir­
cunstancias e intentar solucionar los problemas que generaba el contrabando;
también se pretendían eliminar los monopolios locales, al mismo tiempo que
se tenía que luchar contra las inconformidades de diversos grupos de comer­
ciantes; situación a la que había llegado la práctica comercial en las colonias
americanas, propiciada básicamente por dos características generales.
La primera de ellas es que, durante mucho tiempo, la Corona basó su co­
mercio trasatlántico en la política de un puerto único en la Península y unos
cuantos en América (Veracruz para la Nueva España, Cartagena para la Nueva
Granada, El Callao para Perú). Esta práctica, que había permitido un control
en materia fiscal,4 perdió su eficacia durante el siglo xvm ante el aumento del
contrabando y la inconformidad de comerciantes que buscaban una salida más
cercana al mar.
La segunda característica fue la política del sistema de flotas, que se estable­
ció en 1561 y se suprimió en 1778.5 Este sistema obligaba a las embarcaciones
a llegar en «grupo» a un puerto -Nueva España, Perú, Nueva Granada-, que si

Económica, Instituto Francés de Estudios Andinos, 2001. En el tema específico de los puertos
podemos mencionar: M atías M a rtín ez , José, Puertos y fortificacion es en A m érica y Filipinas,
(Exposición), Madrid, Comisión de Estudios Históricos de Obras Públicas y Urbanismos, 1985;
G onzález T a scó n , Ignacio, Ingeniería españ ola en Ultramar (Siglos xvt-xix), Madrid, Colegio de
Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos, 1992; C h ic o t , José Manuel, et al. Vías d e navega­
ción y puertos históricos en A m érica. Madrid, Instituto de Ingeniería de España Doce Calles,
1998; laño, Mervyn, Las flo ta s d e la Nueva ISspaña (1630-1710): despacho, azogue, com ercio,
Sevilla, Bogotá, Muñoz Moya, editor, 1998.
3. Véase el libro coordinado por Vá z q u ez , Josefina, Interpretaciones d el siglo xvm m exi­
can o: el im pacto d e las R eform as Borbónicas, México, Nueva Imagen, 1992, en especial el
capítulo de marichal, Carlos, -La bancarrota del virreinato; finanzas, guerra y política en la
Nueva España, 1770-1808».
4. Este era manejado como el principal objetivo de su política, pero como bien apunta
García Baquero, en el fondo existían otras razones para restringir el comercio en los puertos
peninsulares y americanos, »había que vigilar con todo rigor el acceso a las colonias a per­
sonas indeseables política y religiosamente, de armas, libros subversivos, etc., en suma de
cuanto pudiese alterar la seguridad del imperio colonial. G arcía b a q u e r o , Antonio, C ádiz y el
A tlántico..., op. cit., 100.
5. C arrera S tampa, Manuel, «Las ferias novohispanas», en Historia M exicana, II: 3 (7), ene-
ro-marzo, 1953, pp. 321.

61
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS, CULTURALES V COMERCIALES

bien se hacía por medidas de seguridad, también es cierto que este sistema de
navegación marcaba las pautas de distribución de las mercancías hacia el inte­
rior de las colonias, pues era común que se establecieran ferias a las que tenían
que acudir los comerciantes para adquirir los productos, cuyos precios eran
regulados por los consulados. En el caso de la Nueva España, hasta principios
del siglo xvin la feria más importante se encontraba un tanto distante del puerto,
en la ciudad de México y, como es lógico suponer, el consulado de esta ciudad
-que fue el único hasta finales de ese siglo- tenía el monopolio comercial. Fue
en los albores de la segunda década de este siglo cuando la feria de Jalapa,
mucho más cercana al puerto de Veracruz, comenzó sus funciones.
Pero esto no eliminó los inconvenientes que encontraban los comerciantes
del interior, sobre todo porque el consulado de la ciudad de México mantuvo el
control de la actividad comercial, y porque la capital novohispana continuaba
siendo, en muchos casos, un paso obligado hacia el interior de la Nueva Espa­
ña. También existían otros problemas, como la falta de caminos adecuados que
complicaba el traslado de mercancías, los peligros de robo y el aumento de los
costos por el pago de alcabalas, por mencionar sólo algunos. Por si fuera poco,
a esto se sumaba la desorganización en la salida de las flotas, que no siempre
cumplían los plazos establecidos para marchar a América.6
Los comerciantes de «tierra adentro» tenían motivos de sobra para quejarse,
pero también los que habitaban cerca de puertos que no estaban autorizados
para dar salida a sus productos a un comercio extensivo más allá del puerto
de Veracruz, como sucedió con el Nuevo Santander, en el golfo de México, o
algunos otros en la costa del Pacífico.
Quizá lo que retrasó un poco las protestas -más latentes a partir de la se­
gunda mitad del siglo xviii- fue el sistema de registros sueltos, que funcionaba
de manera reglamentaria desde 1642, llegando a alternarse, incluso a aplicarse
a la par, con el de flotas. En su momento, esto benefició a algunos puertos lla­
mados menores, como Campeche y Tabasco en la Nueva España, en tanto este
sistema permitía que algunas embarcaciones se dirigieran a ellos revitalizando
«el ritmo de las relaciones comerciales con las colonias infundiendo al tráfico
un dinamismo del que había carecido hasta entonces».7 Pero no fue suficiente
para eliminar las protestas.
Ante estas circunstancias, y con toda seguridad también por las presiones
externas de un estado de guerra que se suscitó durante la segunda mitad del

6 . Las tres flotas que entre 1720 y 1725 se dirigieron a l n e , en lugar de partir el 1 de junio,
conforme estaba establecido, lo hicieron respectivamente en 7 de agosto de 1720, 9 de julio
de 1723 y 15 de julio de 1725, ocurriendo otro tanto con las dos que fueron a tierra firme.
Véase G arc Ia B a q u ek o , Antonio, C ád iz y el A tlántico..., op. cit., p. 156.
7. G arc Ia B a q u er o , Antonio, C ád iz y el Atlántico..., op cit., pp. 166 y 174.

62
EN C A M IN O A SOTO LA MA RINA

siglo X VIII, el Gobierno de los Borbones implemento un plan de reformas que


tocaban el tema comercial. Las medidas más importantes tuvieron dos momen­
tos. El primero de ellos fue en 1756, con el decreto de 18 de mayo; por medio
del cual se eliminaba el privilegio de puerto único al habilitarse, junto con el
puerto gaditano, un total de ocho puertos para comerciar con los americanos.8
La otra medida fue la declaración de libre comercio a través del reglamento de
12 de octubre de 1778, con las notables excepciones de Nueva España y Vene­
zuela, que no gozarían de este derecho sino hasta el 28 de febrero de 1789.9
Estas disposiciones fueron acompañadas de otras medidas, y quizá una de
las más importantes fue la creación de nuevos consulados; en Nueva España,
se autorizaron los de Veracruz y Guadalajara, ambos en 1795.10 Sin duda, esta
situación reajustó los intereses y los grupos económicos y políticos de varias
zonas de la Nueva España, no sólo porque se daba un protagonismo mayor a
los comerciantes de los lugares beneficiados, sino porque alentaría las aspira­
ciones de otros grupos que también habían solicitado derechos, o empezarían a
hacerlo a partir de estas medidas, entre los que se encontraba la habilitación de
puertos para un comercio más activo y con mayor participación de los grupos
locales.
A continuación analizaremos el rumbo que tomó el caso de Soto la Marina,
objetivo de este texto.

SOLICITUD DE UN PUERTO EN NUEVO SANTANDER

El interés por la apertura de puertos en el golfo de México se manifestó en


diferentes momentos en tanto representaba una salida al Atlántico. Era ahí don­
de se ubicaba el puerto de Veracruz, el más importante de la Nueva España y
uno de los pocos privilegiados en América para el comercio con la Península.
Sin embargo, como vimos en el apartado anterior, en diferentes momentos se
habían habilitado otros dos puertos considerados menores, que si bien tenían
un comercio de salida limitado al de Veracruz, en ellos pudieron desembarcar
productos algunas embarcaciones provenientes de la península (Mapa 1).

8. Ibídem, pp. 85 y 104.


9. Evidentemente esta postergación obedeció a diversos hechos que, por no ser el obje­
tivo de esta ponencia, no se tratarán en este texto.
10. Un poco antes, en 1793, se había autorizado la creación de los consulados de Guate­
mala y Caracas, y se prometía crear otros, como sucedió al año siguiente con los de Buenos
Aires y La Habana, véase O rtiz d e la T a b la D uchase , Javier, M em orias políticas y econ óm i­
cas d el C onsulado d e Veracruz, 1796-1822, Sevilla, Escuela de Estudios Hispanoamericanos,
Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1985, pp. 20 y 21.

63
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS, CULTURALES Y COMERCIALES

No eran los únicos puertos en el golfo de México con posibilidad de comer­


ciar; en ese territorio existían otros pequeños por medio de los cuales también
podía accederse a Veracruz, y en muchos casos -sobre todo si se procedía de
tierra adentro- acortaba el tiempo de transporte si se realizaba por tierra; es por
ello que se presentaron solicitudes para que alguno de ellos fuese habilitado
para el comercio directo con Cuba, incluso con la Península.

Mapa 1: Puertos de Nueva España, 1809

La habilitación de un puerto fue aspecto de vital importancia desde la co­


lonización del Nuevo Santander en tanto el intercambio comercial fue uno de
sus objetivos inmediatos, pero no fueron los primeros intentos.11 Patricia Osan­

11. O sante, Patricia, Orígenes d el Nuevo S an tan der (1748-1772), México, Universidad
Nacional Autónoma de México, Universidad de Tamaulipas, 1997, p. 191. La fundación del
Nuevo Santander ha sido abordada por varios estudios, consideramos que el de Osante es

64
EN C A M IN O A SOTO LA MA RINA

te menciona que durante el siglo x v i i comerciantes de los territorios del norte


de la Nueva España promovieron la habilitación de una ruta comercial de
Coahuila y Nuevo Reino de León a la costa del Seno mexicano;12 no obstante,
tuvieron que desistir ante la inseguridad de un camino que era «atravesado» en
varios tramos por grupos belicosos, además de las disposiciones de la Corona
en política comercial y la oposición que encontraron entre comerciantes de la
ciudad de México, principales abastecedores de esos territorios.
El primer proyecto aparentemente viable para la habilitación de un puerto
fue presentado por José de Escandón a mediados del siglo xvm. Al promover
la colonización del Nuevo Santander, Escandón intentó establecer una comu­
nicación con fines comerciales entre Soto la Marina y Veracruz; sus esfuerzos
rindieron algunos frutos pues, a través del río de la Marina o Purificación -que
cruzaba una parte importante de la colonia- sus pobladores llegaron a trans­
portar productos al puerto, desde el cual tuvieron una salida, sólo con destino
a Veracruz. Es así como esta embarcación se convirtió en «el primer buque que
con alguna regularidad estableció su navegación entre los puertos y las costas
de Tamaulipas».13
El territorio del Nuevo Santander parecía brindar las condiciones apropiadas
para un intercambio comercial constante, pues contaba con ríos que podrían
facilitar el traslado de mercancías, y con una extensa costa donde se creía que
podían habilitarse algunos puertos.14 Pero si bien Escandón señaló sobrema-

uno de los más completos. Otros estudios son: De Santa María, Vicente, R elación histórica d e
la colon ia d el Nuevo Santander, México, unam , IIB, 1973; S ánchez G arcIa , José Hermenegildo.
C rónica d el Nuevo Santander, Prólogo de Candelario Reyes Flores, México, Consejo Nacional
para la Cultura y las Artes, 1990; C avazos, Israel, -Nuevo León y la colonización del Nuevo
Santander-, en Cincuenta añ os d e historia en México, México, El Colegio de México, 1991,
pp. 161-180.
12. O sa n te , Patricia, Orígenes d el Nuevo Santander..., op. cit., p. 193.
13. P r ie t o , Alejandro, Historia, geog rafía y estadística d el estado d e Tam aulipas, México,
Porrúa, 1976. Facsimilar de la edición de 1873, p- 183. El autor también menciona que esta
embarcación era de la propiedad del Intendente Escandón y que además de géneros, condu­
cía herramientas y armas al puerto de la Marina cada vez que era necesario en las operaciones
emprendidas por Escandón en la conquista de Tamaulipas. En 1795 esta embarcación seguía
siendo la única que hacía la travesía entre la colonia del Nuevo Santander y el puerto de
Veracruz con fines comerciales, como lo señalaría en ese año Félix Calleja; sin embargo, no
se logró mantener una comunicación constante durante todo ese tiempo.
14. A finales del siglo xix Alejandro Prieto señalaba que existían poco más de 50 ríos y
arroyos más o menos caudalosos, pero señala al menos cuatro de importancia que podían
usarse con este fin, y eran a los que hacían referencia quienes en diferentes momentos soli­
citaron la habilitación de un puerto: Guayalejo o del Jaumave, Purificación o Soto la Marina,
Conchas y Bravo o grande del Norte. P r ie t o , Alejandro, Historia, geog rafía y estadística. ..,
op. cit., pp. 235 y 236.

65
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS, CULTURALES T COMERCIALES

ñera las ventajas que tenía el lugar señalado para la habilitación del puerto de
Santander, por ejemplo, una embocadura que podría albergar sin problemas
embarcaciones de mediano porte y ayudadas con la industria, [y] no dejarían
de hacer fondo en ellas buques de algún más porte», tocó fibras sensibles en la
política comercial intercolonial.
A pesar de que en un principio contó con la aprobación de su proyecto
colonizador, las circunstancias cambiaron muy pronto; siete años después de
ponerlo en práctica, el punto referente a la apertura del puerto fue descalifi­
cado por el comisionado encargado del caso, José Tienda de Cuervo, quien
determinó de manera categórica que el puerto de Santander no podía ser
habilitado para el tráfico ultramarino, y que sólo podía serlo «a unas sumas
expensas.15
Tienda de Cuervo únicamente reconocía la existencia de unas 16 leguas na­
vegables; era el tramo del río de Soto la Marina o Purificación que se enriquecía
por la unión de los ríos San Antonio, Chichimecos, San Pedro, Santa Engracia,
Caballeros, San Felipe, Boca de la Iglesia, Pilón y Palmas (en la entrada del
Nuevo Santander); aunque los verdaderos inconvenientes parecían encontrarse
en la zona destinada al puerto, pues:

hay veces que ni una lancha puede entrar por encima de su arenal
y esta entrada aun con estas dificultades no tiene estabilidad pues
hace varias mutaciones que hasta por tres partes se verifican con las
mismas dificultades.16

Es evidente que las condiciones geográficas influyeron en el dictamen, pero


en el fondo se estaban defendiendo otros intereses. El comisionado caía en
contradicciones que nos permiten llegar a esa conclusión; por una parte, ase­
guraba que los frutos producidos en esta zona eran de poca importancia (lanas,

15. T ienda d e C u erv o , José, Estado g en eral d e las fu n d a c io n es h ech as p o r D. Jo s é Escandan


en la colon ia d el Nuevo Santander, México, Talleres gráficos de la Nación, 1929, II: 378-379.
Las diligencias fueron encargadas por el virrey Marqués de Amarillas al autor de la obra en
la que nos basamos: José Tienda de Cuervo. Este individuo era caballero de la Orden de
Santiago, capitán de Dragones de la Nueva Ciudad de Veracruz y Juez inspector de la colonia
del Seno mexicano, y basó su análisis y valoración en los testimonios de varios individuos
que habían navegado en esa costa y en los ríos que se internan en el Nuevo Santander, los
cuales se insertan en la obra mencionada, quizá el más importante fue Agustín López de la
Cámara Alta. Patricia Osante hace una valoración de ambos trabajos en el Estudio preliminar
de la obra de este último, L ó p e z d e la C ámara A lta, Agustín, Descripción g en eral d e la colonia
d el Nuevo S antander, Estudio preliminar, trascripción y notas Patricia Osante, México, Univer­
sidad Nacional Autónoma de México, 2006.
16. T ienda d e C uerv o , José, Estado gen eral d e ¡as fu n d a c io n es. .., op. cit., II: 312 y 314.

66
EN C A M IN O A SOTO LA MARINA

cebos, pieles, quesos y sal), lo cual no compensaba con los gastos que pudieran
generarse por la habilitación y conservación del puerto, opinión que contras­
taba con el reconocimiento de la viabilidad del proyecto, que facilitaría y abre­
viaría los viajes a La Habana.
Por otra parte, decía que «aún cuando se creyese accesible» no debía ha­
bilitarse, este puerto porque perjudicaría al comercio de México; es claro que
no se refería a los productos de poca importancia de la zona. La apertura
de un puerto en este sitio para un comercio más allá de Veracruz implicaba
que:

no acudirían a aviarse en esta capital los [comerciantes] que proveen


las provincias de Nuevo Reino de León, Coahuila, Tejas, Nueva Galicia,
Guadalcázar, Potosí, Huasteca y tal vez otras, y es consecuente que fal­
tándoles este ramo a sus comerciantes, descaeciesen sus caudales.17

Es evidente que el comisionado, enviado por comerciantes del Consulado


de México para dictaminar el proyecto de Escandón, era partidario de que
en la capital del virreinato se conservara «el principal nervio del comercio», y
que la navegación y tráfico debía limitarse al puerto de Veracruz, y para ello
debía evitarse que se obedecieran intereses personales, como aseguraba, era
el proyecto de Escandón, o cualquiera otros que a título personal o de grupo
pudiesen perjudicar al Consulado de comerciantes.
Tienda de Cuervo reforzaba su dictamen enumerando los perjuicios que po­
dría acarrear al comercio de España la habilitación del puerto. Uno de los más
importantes, por cierto, era que al dirigir la flota a otro puerto, se presentarían
inconvenientes para la celebración de la feria.18 Se refería a la de Jalapa, y no
extraña que defendiera los intereses de quienes estaban al frente de ella, recor­
demos su vínculo con integrantes del Consulado de México y que era capitán de
Dragones de la ciudad de Veracruz, donde se ubicaba el puerto más importante
de Nueva España.
El comisionado expresaba otros temores que no debemos pasar por alto: la
entrada de extranjeros con intereses comerciales y la consiguiente difusión del
contrabando -que fue una de las preocupaciones más constantes del Gobier­
n o - eran una realidad; también se pensaba que podía sufrirse alguna invasión
inglesa o francesa. Estos temores daban más elementos a Tienda de Cuervo
para justificar su partidismo del puerto único. Como resultado, la solicitud de
Escandón fue rechazada y pasarían algunas décadas antes de que volviera a
insistirse en la habilitación de un puerto en esta zona.

17. Ibidem, II: 21.


18. Ibidem, II: 21.

67
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS. CULTURALES Y COMERCIALES

Esto sucedió en 1795, cuando Félix María Calleja fue comisionado para ins­
peccionar las compañías veteranas de las colonias del Nuevo Santander y Nue­
vo Reino de León, pero sus funciones fueron más allá; visitó pueblos y misiones
y examinó puertos, ríos y la costa. De la información obtenida, formó su Plan
p a r a el m ejoram iento d e la Colonia del Nuevo Santander, en el cual señalaba
como una de las medidas más importantes la habilitación de un puerto para «el
comercio franco con Veracruz y La Habana».19
Con esta información, elaboró mapas (Mapa 2 y 3) en los que señalaba las
ventajas de habilitar un puerto, y uno de los que consideraba más viables era
el de Santander o Soto la Marina.
La propuesta de Calleja no tuvo mayor éxito que la de Escandón, pues a
pesar de presentar un estudio detallado y varios planos anexos que reforza­
ban los argumentos de la necesidad de habilitar un puerto en esta zona, la
petición fue denegada una vez más; en 1797 la fiscalía de la Real Hacienda
dictaminaba:

La habilitación de un puerto para la extracción de efectos por mar,


es punto de suma gravedad, pues aunque lograrían sin duda aquellas
provincias las utilidades y ventajas que el comisionado [Calleja], ex­
presa, podrían resultar en perjuicio de la Real hacienda si esto diese
ocasión para el contrabando introduciéndose por aquel puerto efec­
tos de ilícito comercio.20

19. Las otras medidas eran la apertura de un nuevo camino a la ciudad de México y a
Veracruz, crear nuevas misiones y establecer una ciudad capital de la provincia sobre los
márgenes del río que forman el puerto de Santander. Archivo General de Indias (en adelante
agí), México, 1445. Plan para el mejoramiento de la Provincia de Nuevo Santander, formado
por el coronel Félix Calleja, 25.07.1775.
20. agí, México 1445, Resolución de la fiscalía de la Real Hacienda sobre la habilitación
de un puerto en la Colonia de Nuevo Santander, 03.07.1797.

68
EN C A M IN O A SOTO LA MARINA

Mapa 2: Colonia del Nuevo Santander, 179521

Una vez más, razones de inseguridad producidas por el contrabando pa­


recen influir en las negativas para habilitar puertos comerciales; sin embargo,
el contexto contaba con una circunstancia agregada; el mismo año en que
Calleja fue comisionado para inspeccionar las compañías veteranas del Nuevo
Santander, se había autorizado la creación de dos consulados más que, como
era de esperarse, estaban reajustando grupos económicos y habían generado
fricciones con el consulado de la ciudad de México, todo lo cual debió ser

21. a g í, MP-México 463, Mapa de la colonia del Nuevo Santander y Nuevo Reino de León
(golfo de México), elaborado por el teniente coronel Félix Calleja, 25.07.1795.

69
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS, CULTURALES í COMERCIALES

una presión para las autoridades peninsulares. Si éstas ya habían autorizado la


creación de nuevos consulados, seguramente los comerciantes de la capital no
estarían dispuestos a permitir que se habilitaran más puertos que disminuirían
aún más el papel distribuidor que todavía mantenían en otras provincias de la
Nueva España. Sobra decir que esta oposición también beneficiaba al puerto de
Veracruz y al recién creado consulado de Veracruz.
Calleja no parece haber hecho réplica a esta decisión, quizá porque su prin­
cipal misión había sido la inspección de las compañías veteranas de la zona,
pero sobre todo porque cuando se dio la resolución, él ya se encontraba en San
Luis Potosí con la comisión de crear los regimientos de San Luis y San Carlos. Es
aquí cuando este personaje toma relevancia para nuestro estudio, pues creemos
que los conocimientos adquiridos en el Nuevo Santander no debieron haber
pasado por alto a los individuos del ayuntamiento de San Luis Potosí al solicitar
la apertura del puerto en 1809.22
Pero antes de ocuparnos de ello, mencionaremos algunos intentos más para
habilitar un puerto en las costas del Seno mexicano.
Casi a la par del informe de Calleja, en 1794 el arrendador de diezmos
de Yahualica, Huejutla, Pánuco y Tampico, José Argumedo, solicitó que se le
permitiera comerciar con frutos y producciones de ese territorio de manera
directa con La Habana, sin escala en Veracruz, algo que, mencionaba, ya se
había realizado en la época del virrey Bucareli (1771-1779). Las razones que
anteponía eran conocidas: los riesgos del transporte al carecer de caminos ade­
cuados y los elevados costos del traslado de mercancías al puerto de Veracruz
por la inseguridad de los caminos. Pero quizá también lo hizo alentado por el
restablecimiento de Campeche como puerto menor, y la asignación del mismo
rango al de Tabasco, ambos en 1792.23

22. Su experiencia no se limitaba a estas zonas ni a la actividad militar, como se ha men­


cionado. Calleja había llegado a Nueva España con el virrey segundo conde de Revillagigedo,
y tuvo varias comisiones antes de llegar a Nuevo Santander. Como resultado levantó planos
de Colotlán y Nayarit, además de hacer descripciones históricas, geográficas y políticas, a g í ,
México, 1445, Servicios prestados a la Corona por el teniente coronel de infantería Félix Ca­
lleja, 27.03.1797. Por otra parte, debemos mencionar que junto con la comisión de crear los
regimientos en San Luis Potosí, a Calleja se le dio la subinspección interina de las tropas que
guarnecían el Nuevo Reino de León y la colonia del Nuevo Santander, lugares que en dife­
rentes momentos intentaron buscar una salida comercial al golfo de México. En este sentido,
queda como tema pendiente la posible vinculación de Calleja con individuos de esas zonas
en tanto el militar había hecho un estudio con ese mismo fin, estudio que no debió haber
pasado desapercibido a los comerciantes que también intentaron que se habilitara un puerto,
sobre todo habitantes del Nuevo Santander, en donde, de igual manera, se libró una batalla
por la apertura del puerto, los más insistentes fueron los comerciantes de Altamira.
23. Ambas resoluciones se dieron a conocer por decreto de 22 de noviembre de 1792.
Aunque en otro documento Argumedo señala que la declaración de Villahermosa como puer­

70
EN C A M IN O A SOTO LA MA RINA

Mapa 3: Puerto de Santander, 17952'1

Argumedo pedía que habilitara el puerto del Tampico fundado a me­


diados del siglo xvni al sur del río Pánuco ,25 pero su solicitud también fue

to menor se hizo por real decreto de 25 de febrero de 1793- a g í , Indiferente General 1831,
Cobranza de derechos y habilitación de puertos.
24. a g í, MP-México 464, Plano del Puerto de Santander en 24 grados, 30' del seno mexica­
no por el teniente coronel Félix Calleja, 25.01.1795.
25. La primera población con este nombre, que sería la que nuevamente cobraría auge
a partir de la segunda década del siglo xix, durante el siglo xvm se encontraba en franca de­
cadencia, y Blas Rodríguez va más allá al decir que había desaparecido. Este autor atribuye
la dispersión de los «tampiqueños- a los ataques piratas de 1683, lo que los llevó a refugiarse
en Altamira y Pueblo Viejo. Cuando Escandón promovió la fundación de varios poblados,
destinó un espacio para el nuevo Tampico al sur de Pánuco, no sin las protestas de algunos
pobladores, que suponemos eran los descendientes de aquellos -primeros pobladores* de

71
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS, CULTURALES í COMERCIALES

denegada por las autoridades; éstas decían que entre el Pánuco y el puerto
habilitado únicamente existían dos poblaciones, Papantla y Antigua, y el
transporte de las mercancías sólo significaba un día y medio de camino.
Además, se consideraba que la producción de esa zona era muy pobre
como para incentivar un comercio a gran escala, argumento que ya mane­
jaba Tienda de Cuervo en su informe algunas décadas atrás para el puerto
de Soto la Marina.
Esa producción se reducía, según el dictamen, a «poco maíz, algún ganado
mayor, escasa pesca de robalo, lisa y camarón [...] cera silvestre y miel en
poca cantidad»,26 y aunque quizá la actividad ganadera se subestimaba, tam­
poco parecía ser el tema cjue más preocupara; en el dictamen se reconocía la
existencia de «inmediatos y abundantes minerales de plata». Es evidente que
se pensaba en el significado que tendría el puerto para la salida de minerales
provenientes no de esta zona, donde la producción minera era escasa o muy
pobre, sino de centros mineros ubicados en San Luis Potosí, Zacatecas o
Guanajuato, y aun cuando se expresaban temores de que también pudieran
introducirse «gentes sospechosas», es notorio que el tema minero cobraba
especial relevancia.
Este hecho, que Argumedo fuese administrador de diezmos de las jurisdic­
ciones de Yahualica, Huejutla, Pánuco y Tampico, y que una de las razones de
su solicitud se centrará en la preocupación por la disminución en el cobro de
diezmos de los últimos años, eran elementos suficientes para que las autorida­
des pensaran que se trataba de un proyecto personal, y en ello basaron parte
de sus argumentos para negar la solicitud.27
Pero si bien hasta este momento se mantenía la misma línea trazada por los
intereses comerciales de la capital novohispana y del puerto de Veracruz, las
solicitudes que se habían hecho llevaron a las autoridades españolas a reflexio­

Tampico; estas protestas se debían en gran parte, a los privilegios que había gozado como
villa, además de que a la nueva población también se trasladó la misión religiosa. En las líneas
siguientes cuando se mencione Tampico se hará referencia al Nuevo Tampico, situado al sur
del Pánuco, salvo cuando se señale lo contrario. Véase R o d r íg u e z , Blas E., Tampico, Datos
p a r a la historia d e la Huasteca, México, Editorial Cultura, 1932, pp. 90-92.
26. a g í , Indiferente General 1831, Cobranza de derechos y habilitación de puertos.
27. Estos argumentos tenían validez por las circunstancias que rodeaban a Argumedo,
pero no era éste el único personaje interesado en abrir un puerto comercial, como tampoco
lo fueron Calleja o Escandón, personajes por demás, ajenos a la zona. Los diversos grupos
económicos que habitaban en ella también vivieron -y seguramente a la par de aquellos- un
complejo proceso con miras a ese objetivo: ejercer el control económico de un espacio pri­
vilegiado en tanto tenía salida al mar; pensemos sólo en Altamira o Pueblo Viejo que, por su
situación geográfica, rivalizaban con otras poblaciones del propio Santander o de Tampico.
Si bien son circunstancias que consideramos importantes, creemos que merecen un estudio
aparte.

72
EN C A M IN O A SOTO LA MARINA

nar en el problema y plantear posibles soluciones; desde Madrid se pensaba


lo siguiente:

El verdadero fomento del comercio de aquellas costas está cifrado en


declarar a sus puertos por menores, y eximir de todos derechos, sean
reales, municipales o de otra especie al que se haga recíprocamente
de los unos a los otros de ella, Habana, Campeche, etc., sin otra res­
tricción que la de abrir registro en Veracruz cuando naveguen a puertos
fuera del distrito del virreinato, con obligación de regresar a él antes
que otra parte, pena de decomiso del barco y de la carga.28

Con esta declaración, los fiscales del Consejo pensaban en un camino di­
ferente; expresaban su rechazo a la política del puerto único como la mejor
opción para la prosperidad del comercio, sobre todo en un lugar como la
Nueva España cuyas costas tenían «una basta extensión».29 A cambio, optaban
por la habilitación de más puertos a los que podía aplicarse el decreto de 28
de febrero de 1789 por medio del cual los puertos menores se declararon libres
de tarifas -incluso la de alcabalas; sin duda esta medida recordaba a la que se
aplicó en la península en 1765 para eliminar el monopolio portuario que man­
tenía Cádiz.
Es de esperar que si esto sucedía, los intereses del nuevo consulado y puer­
to de Veracruz se verían seriamente afectados al surgir competidores en la costa
del Nuevo Santander. Pero, contrario a lo que pudiera parecer, esos puertos
menores tampoco salían favorecidos en la medida en que una de las princi­
pales intenciones de declararlos libres de la tarifa era eliminar las «aduanillas
[que subsisten] para el cobro de unos derechos excesivos» que estaban bajo el
control de grupos locales; es decir, eran medidas encaminadas a desarticular
intereses comerciales de unos individuos que pretendían controlar esa actividad
en las costas del Seno mexicano.
Pero los comerciantes novohispanos no eran los únicos interesados en ex­
tender su comercio a otras colonias americanas. En 1797, el Consulado de La
Habana, apoyado por su gobernador, solicitó permiso para comerciar de ma­
nera directa algunos productos con Tampico; los productos que se solicitaban
eran carnes saladas o tasajo, indispensables para alimentar a esclavos y gente
pobre. Según se establecía en la solicitud, se trataba de una medida de -ur­
gencia y necesidad» pues el traslado de estos productos, que eran conducidos
desde Buenos Aires, fue interrumpido «por el estado de guerra» prevaleciente.

28. a g í, Indiferente General 1831, Dictamen a la solicitud de Argumedo sobre el comercio


directo con la isla de Cuba sin escala en Veracruz, 12.02.1795-
29. Op. CU.

73
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS, CULTURALES T COMERCIALES

Sin embargo, después aprovecharon el momento para solicitar que se abriera


-para siempre el comercio directo y recíproco, no sólo entre ambos puertos (La
Habana y Tampico), sino con los restantes menores de estas costas, sin obliga­
ción de tocar en Veracruz por registro».
Esta solicitud tuvo mejor suerte, incluso contó con el apoyo del marqués
de Branciforte; pero no pudo librarse del registro de manera total. Se autorizó
el »comercio en derechura» de Tampico a La Habana, pero con la condición de
que las embarcaciones que salieran de ésta con dirección a Tampico, es decir,
el trayecto de vuelta, fuesen a Veracruz a tomar registro,30 y la decisión se man­
tuvo a pesar de las réplicas que presentó el consulado de La Habana.
El argumento manejado por las autoridades recaía, una vez más, en las es­
casas medidas de seguridad, pues era de sobra conocido que ese territorio era
propicio para el desarrollo del contrabando y para el ataque de enemigos, pero
era precisamente a motivos de esa índole a los que recurría el gobernador y
capitán general de Cuba para protestar ante la obligación de tener que pasar
registro en Veracruz: «será sumamente perjudicial a esta colonia en las actua­
les circunstancias en que los enemigos tienen inmensidad de corsarios que
intercepten nuestros buques, y cuanto más dilatado sea el viaje, estarán más
expuestos, a más de hallarse esta isla amenazada».31 Sin embargo, estas razones
no tuvieron suficiente peso para contrarrestar a un nuevo opositor; el recién
creado Consulado de Veracruz, que centraba sus intereses en el comercio de
este puerto, se sumaba ahora a los obstáculos con los que tuvieron que en­
frentarse quienes pretendían promover o apoyar la habilitación de puertos a lo
largo de la costa del golfo de México.
Esta situación prevaleció durante algunos años, pero la crisis monárquica
iniciada en 1808 generó nuevas expectativas en esos individuos debido a las
concesiones que empezaron a dar las instituciones que asumieron la dirección
del Gobierno en la Península. Veamos el rumbo que siguieron las aspiraciones
portuarias en la costa del Seno Mexicano.

30. a g í , Estado 26, no, 73, Branciforte sobre extracción de carnes saladas de Tampico,
19.07.1797
31. a g í, Estado 26, no, 73, Solicitud del conde de Santa Clara, gobernador y capitán ge­
neral de la ciudad e isla, para establecer el comercio directo entre la Isla de Cuba y Nuevo
Santander, 29-05-1797.

74
EN C A M IN O A SOTO LA MARINA

1809: UN ESCENARIO CON NUEVAS POSIBILIDADES

Los reajustes propiciados por el inicio de la crisis de la Monarquía española


involucraron a los americanos en la definición del rumbo político que siguie­
ron las Cortes.32 En primera instancia se les convocó a elegir diputados para
participar en ellas; en segunda, se les pidió que presentaran propuestas para el
mejoramiento de sus provincias. Ambas disposiciones fueron aprovechadas por
los ayuntamientos de las provincias para intentar ganar prerrogativas en ámbi­
tos tanto políticos como económicos, en la medida en que esas instituciones
fueron las encargadas de elaborar las Instrucciones que los diputados presenta­
rían en Cortes. En esos documentos una de las solicitudes más recurrentes fue
la habilitación de puertos.
En la Nueva España tenemos noticia de que lo solicitaron, al menos, Sonora
y Sinaloa, Nuevo México, Oaxaca, Guadalajara, Querétaro, Nuevo Santander y
San Luis Potosí; además de Yucatán, que pedía la ampliación de derechos de
los que tenía en funcionamiento y que se habilitase uno más en sus costas. Los
motivos eran los mismos, y ya conocidos: tener un comercio directo con otras
colonias y/o con la Península para agilizar el comercio de sus provincias, es
decir, "desvincularse" de los puertos mayores.
El hecho de que la provincia de San Luis Potosí no tuviese salida al mar no
representó problema alguno para el ayuntamiento, pues el puerto que solicita­
ba estaba ubicado dentro de los límites de la Intendencia del mismo nombre;
Soto la Marina fue la opción elegida, una opción que, por la manera como
fue presentada, parecían haber reflexionado bien pues presentaron un estudio

32. Como sabemos, la crisis política se inició con la inminente ocupación francesa; esto
provocó que en marzo de 1808 Carlos IV abdicara a favor de su hijo Fernando VII quien, ya
en manos del monarca francés, en mayo regresó el trono a su padre y éste abdicó nuevamen­
te, ahora a favor de Napoleón Bonaparte en Bayona. Ante esta situación, las diferentes Juntas
españolas delegaron su soberanía en la Junta Central Gubernativa del Reino en septiembre,
la cual tomó una de las decisiones más trascendentales para los americanos: darles voz y voto
en las Cortes, que si bien no los colocó en el mismo plano de participación que los diputados
peninsulares, les brindó una oportunidad inigualable para sus aspiraciones políticas. Para el
tema de la crisis monárquica véase A r t o la, Miguel, Los orígenes d e la España con tem porán ea,
Instituto de Estudios Políticos, Madrid, 1959; G u erra , Fran^ois-Xavier, M odernidad e in de­
p en d en cia. Ensayo sobre las revoluciones hispánicas, México, Fondo de Cultura Económica,
2000; H o c qu ellet , Richard, «Los reinos en orfandad: la formación de las Juntas Supremas en
España en 1808-, en T erán , Marta y serran o , José Antonio (eds.), Las guerras d e in depen den cia
en la A m érica española, México, El Colegio de Michoacán, Instituto Nacional de Antropo­
logía e Historia, Universidad Michoacana de San Nicolás Hidalgo 2002; para el proceso que
siguieron las Cortes véase C h u s t, Manuel, La cuestión n acio n a l am erica n a en las Cortes d e
Cádiz, Valencia, Centro Francisco Tomás y Valiente, Instituto de Investigaciones Históricas de la
Universidad Nacional Autónoma de México, 1999-

75
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS, CULTURALES V COMERCIALES

detallado de su conexión con San Luis Potosí y a otras zonas hacia el interior
de la Nueva España. De igual manera, pero en un proyecto diferente, Nuevo
Santander consideraba a Soto la Marina como una opción en su solicitud.
Nuestros interrogantes se centran en que, si formaban parte de la misma Inten­
dencia, ¿por qué no solicitaron de manera conjunta la apertura de un puerto que
las dos mencionaban? ¿Por qué ninguna habló de la opción de la otra o la presen­
taron como una sola petición que contara con más fuerza? ¿Por qué se optaba por
el puerto de Soto la Marina si Tampico también representaba una opción?
En función de lo que hemos señalado en las anteriores líneas, parece lógico
que las respuestas se encuentren en algo muy concreto: la diversidad de inte­
reses de los grupos que buscaban la apertura del puerto y que querían tener
el control del mismo, pero creemos necesario enfatizar en esas respuestas y
ampliarlas con más elementos.
Para responder al primer punto, debemos referirnos a las funciones de la
Intendencia; no es nuestra intención remitirnos al momento de su estableci­
miento, sino señalar que esta división político-administrativa de ninguna ma­
nera articuló los intereses de quienes las conformaban, y menos aún en la de
San Luis Potosí, la más extensa de las que se establecieron en la Nueva España,
donde ni siquiera en la propia provincia podemos encontrar una homogenei­
dad de intereses.
Nuevo Santander pasó a formar parte de la de San Luis Potosí, aunque su
dependencia de ella era en materia de Hacienda -y compartida con la Junta
Superior de México- y en ciertas funciones militares. Si excluimos esta relación,
sólo podemos encontrar algunos vínculos con los que llamaremos «grupos fron­
terizos», sobre todo en materia militar y de comercio .33
Es decir, los vínculos se habían reducido a la colaboración de algunos indi­
viduos de Villa de Valles, Rioverde y Valle del Maíz que participaron de manera
activa en la formación de milicias durante la segunda mitad del siglo x v i i i para
combatir la inseguridad de la zona (propiciada por grupos indígenas que no
habían sido pacificados), individuos que parecían compartir pocos intereses de
los hombres de la capital, y que tenían poca presencia en ella. Sus intereses
comerciales estaban vinculados con el Nuevo Santander y con la ciudad de
México.

33. Al hablar de estos .grupos fronterizos» nos referimos a los individuos que controlaban
el comercio y la actividad política y militar de poblaciones importantes de la provincia de San
Luis Potosí colindantes con la colonia del Nuevo Santander, es decir, Villa de Valles, Valle del
Maíz y Rioverde. Hombres como los Barragán, Ortiz de Zárate, Moctezuma, se encuentran en­
tre ellos. Un estudio detallado de estos individuos se encuentra en R angel S ilva, José Alfredo,
Capitanes a guerra, linajes d e fron tera. Estrategias d e dom in ación entre las elites fa m iliares
en el oriente d e San Luis Potosí, 1617-1823, [tesis Doctorado en Historia] México, El Colegio
de México, 2006.

76
EN C A M IN O A SOTO LA MARINA

Mapa 4: Intendencia de San Luis Potosí y posibles puertos, 1809

En contraparte, el Nuevo Santander parecía tener una relación más cercana


con las provincias de Coahuila, Nuevo Reino de León y Tejas, y así lo expresa­
ba el diputado por Coahuila a las Cortes en 1811, Miguel Ramos Arizpe, quien
decía representar a las Provincias Internas de Oriente. Ramos Arizpe recibió las
instrucciones de estas provincias debido a la imposibilidad de que sus dipu­
tados llegasen a la Península, y elaboró una representación en conjunto para
la sesión del 7 de noviembre de 1811,34 en la cual hablaba de las ventajas de
habilitar un puerto en Nuevo Santander.
Es evidente que debido a la extensión de sus costas, su posibilidad de
tener salida al Atlántico a través del golfo de México, así como su relativa
cercanía con las provincias de los límites norteños de Nueva España, el in­
terés era competir con el puerto de Veracruz y convertirse en la puerta de
entrada a las Provincias Internas. Su posición geográfica era indiscutible; sin

34. Miguel Ramos Arizpe, diputado por Coahuila, se denominó también diputado de las
provincias mencionadas debido a la ausencia de diputados que las representaran. Memoria
presentada a las Cortes por d. Miguel Ramos Arizpe, diputado por Coahuila. sobre la situación
de las Provincias Internas de Oriente en la sesión del 7 de noviembre 1811, en F lorescan o ,
Enrique y G il , Isabel (comps.), Descripciones econ óm icas regionales d e Nueva España. Pro­
vincias d el norte, 1790-1814, México, INAH, SEP, 1976, pp. 152-200.

77
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS, CULTURALES í COMERCIALES

embargo, su presencia política no lo era tanto si consideramos que había


quedado sujeta a otras administraciones en materia fiscal, militar o religiosa,
y esto, de alguna manera, disminuía su fuerza y/o capacidad de negociación.
En ese sentido su vecina, la provincia de San Luis Potosí, parecía tener una
ventaja sobre ella.
Las pretensiones de esta provincia también eran convertirse en un centro de
comercio que tuviese entrada y salida de territorio novohispano por el puerto
de Soto la Marina, ubicado a 116 leguas de distancia, que implicaban 23 días
de camino, según sus propios cálculos. Estos datos, comparados con los que
implicaban un traslado de mercancías desde el puerto de Veracaiz significaban,
por lo menos, un ahorro de la mitad de tiempo y distancia. Los beneficios no
terminaban ahí, se extendían a «la construcción de Puentes, apertura de cami­
nos y canales-.
Y para demostrarlo, el ayuntamiento mostraba cifras y gastos de fletes
comparativos de Veracruz y de Soto la Marina hacia San Luis Potosí, Zacate­
cas, Saltillo y Guanajuato -incluso consideraba también a Guadalajara35 (Cua­
dro 1).
Como observamos, a excepción de la distancia con Guanajuato, las dife­
rencias eran claramente ventajosas para la propuesta del ayuntamiento de San
Luis Potosí, en tanto la cercanía del nuevo puerto reduciría costos y días de
traslado; pero es otro punto el que nos interesa resaltar. Este cuadro es signi­
ficativo cuando localizamos en el mapa los lugares que pretende beneficiar el
ayuntamiento de San Luis Potosí (Mapa 5).
En Saltillo se celebraba una feria comercial cada año36 a donde acudían
comerciantes de diversos puntos de la Nueva España -incluidos de San Luis
Potosí y del centro- por tratarse de una importante zona ganadera. Además,
Saltillo era una zona geográfica y comercialmente bien situada al ser una puerta
de entrada a los territorios del Norte, por eso se convertía en centro de interés
para las aspiraciones del ayuntamiento de San Luis Potosí, que pretendía va­
lerse de ello para ejercer el control del comercio hacia el interior de la Nueva
España, pues a pesar de su importancia en la zona, esta feria no tenía grandes
beneficios como las de Jalapa o Acapulco por su lejanía de los puertos abaste­
cedores -además de que tampoco gozaba de las concesiones de éstas, y no se
le exoneraría de derechos y privilegios sino hasta 1814.

35. Si bien la distancia es extensa, en sus Instrucciones el ayuntamiento de San Luis Po­
tosí aseguraba que uno de sus integrantes tenía noticia de una representación hecha por el
Consulado de Guadalajara sobre la necesidad del Puerto en Soto la Marina, sin embargo, no
hemos localizado este documento o algún otro que haga referencia a él.
36. Esta feria tenía lugar entre septiembre y los primeros días de octubre de cada año.
C arrera S tampa , Manuel, -Las ferias novohispanas*..., op. cit., p. 335.

78
EN C A M IN O A SOTO LA MARINA

Cuadro 1: Resumen de las ventajas del nuevo puerto Soto la Marina57

Leguas desde el Jornadas desde el


Fletes desde el origen
origen origen
Destino
Vera­ Sotola- Vera- Sotola- Sotolama-
Veracruz
cruz marina cruz marina riña

Al Saltillo 300 123 60 días 25 días 33 pesos 8 pesos

A1 Real de
250 96 50 días 19 días 27 pesos 7 pesos
Catorce

A
250 154 50 días 31 días 27 pesos 10 pesos
Zacatecas
A Guana­
180 160 36 días 32 días 21 pesos 10 pesos
juato

22 pesos
A SLP 200 116 40 días 23 días 8 pesos
4r

Por otro lado, en el cuadro también se señalan las distancias a Real de


Catorce, Guanajuato y Zacatecas, tres de los centros mineros más importantes
de la Nueva España; en este sentido, habilitar el puerto de la manera como lo
deseaba el ayuntamiento de San Luis Potosí, traía como consecuencia evitar
registro en la ciudad de México y en el puerto de Veracruz. En otras palabras,
establecer el comercio sin la injerencia de las autoridades de estos lugares,
situación que con toda seguridad no permitirían los comerciantes de uno y
otro consulado.
Es de imaginar que entre los integrantes del ayuntamiento y sus asesores
había comerciantes y mineros que se beneficiaban con estas propuestas,
pero evidentemente apoyaban sus argumentos en otros factores; por ejem­
plo, que con la apertura del puerto se -franquearía» la comunicación maríti­
ma y ello eliminaría - o disminuiría- el comercio ilícito (contrabando) que se

37. Cuadro que presentó el ayuntamiento de San Luis Potosí en la parte correspondiente
a la solicitud de un puerto, Archivo Histórico del Estado de San Luis Potosí (en adelante
aheslp ) , Ayuntamiento, Actas de Cabildo, 24.10.1809, Instrucción que en cumplimiento de la

Real Orden de 22 de enero del presente año de 1809, librada por la Suprema Junta Central
depositaría de la autoridad Soberana, presenta el Ayuntamiento de slp al F.xmo. Sr. D. Miguel
de Lardizaval, diputado representante por la Nueva España y vocal de dicha Suprema Junta.

79
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS. CULTURALES Y COHERCIALES

realizaba en estas zonas, algo difícil de conseguir pues antes debían diseñar
un aparato de seguridad que no planteaban en su proyecto. Aunque quizá
consideraban que sería suficiente la colonización de los territorios del Nor­
te, concretamente San Antonio Texas ,38 pues decían que esto mejoraría las
comunicaciones y revitalizaría el comercio interno y externo, condiciones
que atraerían a los colonos y ayudaría a la conservación de los territorios
fronterizos.
Proyecto que, como era lógico, pretendían encabezar ellos solos pues
no hacían referencia alguna a una posible colaboración con individuos
de las zonas que querían beneficiar, como tampoco mencionaban las pre­
tensiones del Nuevo Santander en esta materia, cuando era palpable que
tenían un amplio conocimiento tanto de la actividad económica como de
su geografía.
En este punto, el ayuntamiento recurrió a las descripciones de Escandón y
quizá contó con la asesoría del comandante Félix María Calleja, o creemos que
al menos se apoyó en su plan para el fomento de esta colonia, pues las descrip­
ciones geográficas y políticas de la zona que presentó el ayuntamiento de San
Luis Potosí tienen mucha similitud con el informe de Calleja.39
En este sentido, pareciera que los hombres del ayuntamiento de San Luis
Potosí pensaban en la prosperidad del Nuevo Santander, pues hablaban del
fomento de su agricultura y ganadería, además de la posibilidad de aumentar
las poblaciones y mejorar las ya existentes, pero estas buenas intenciones se
reducían a las poblaciones que se encontraban en el camino de Soto la Marina a
la provincia de San Luis Potosí, y estaban pensadas en función de un comercio
liderado por los hombres de la capital de San Luis Potosí.
Miguel Ramos Arizpe, por su paite, pretendía el beneficio de las cuatro pro­
vincias que representaba, excluyendo a la capital de la intendencia a la que és­
tas pertenecían. Es posible que desconociera las propuestas de San Luis Potosí,
porque esta provincia no tuvo representante que las expusiera en las sesiones

38. El ayuntamiento menciona un proyecto que ya estaba aprobado por Su Majestad de


•conducir españoles pobladores, artistas oficios, tropas de todas clases, artillería-, lo cual tam­
bién ayudaría a conservar los límites de Nueva España con los Estados Unidos, ahesu», Ayun­
tamiento, Actas de Cabildo, 24-10-1809, Instrucción que en cumplimiento de la Real Orden
de 22 de enero del presente año de 1809, librada por la Suprema Junta Central depositaría de
la autoridad Soberana, presenta el Ayuntamiento de slp al Exmo. Sr. D. Miguel de Lardizábal,
diputado representante por la Nueva España y vocal de dicha Suprema Junta.
39- Estas similitudes las encontramos en los rubros de producción, poblaciones, distancias
entre ellas y ríos navegables. En cuanto a la obra del conde de Sierra Gorda, el ayuntamien­
to expresa de manera clara que se apoyó en -la obra tan útil que proyectó el conquistador
Escandón».

80
EN C A M IN O A SOTO LA MARINA

de las Cortes, pero apelamos a la idea de que era imposible ignorar una infor­
mación de esa magnitud, sobre todo cuando se buscaba el mismo fin.

Mapa 5: Zonas económicas

El hecho de que Ramos Arizpe no hubiese incluido en su exposición las


Instrucciones de San Luis Potosí -ya fuese porque el ayuntamiento no se lo
pidiese o porque las ignorase- confirma la idea de que no existía un proyecto
económico en común, como tampoco pareció haberlo en décadas anteriores, y
esto se refuerza aún más con el hecho de que en 1795, Calleja, al hablar de la
habilitación de un puerto, vaticinaba que «sería el canal de la abundancia, po­
blación y prosperidad de las cuatro provincias de Tejas, Coahuila, Nuevo Reino
y Colonia del Nuevo Santander».40
Analicemos ahora la insistencia del ayuntamiento de San Luis Potosí de que
el puerto habilitado fuese el de Soto la Marina. Si observamos el mapa vemos
que Tampico también era una opción pero, independientemente de las condi­
ciones de la geografía, que consideramos importantes, debemos resaltar otros

40. a g í , México 1445. Plan para el mejoramiento de la Provincia de Nuevo Santander,

formado por el coronel Félix Calleja, 25-07-1775.

81
CANINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS. CULTURALES V COMERCIALES

aspectos (Mapa 6 ). Tampico estaba más cercana a las zonas Villa de Valles,
Valle del Maíz y Rioverde, donde residían importantes comerciantes que al
mismo tiempo habían ganado cierto prestigio en materia militar -aunque quizá
no reconocido en esos momentos- y lo más peligroso, que ese prestigio lo
habían ganado con la creación de milicias fronterizas con individuos del Nuevo
Santander, con quienes habían colaborado para detener las incursiones de los
grupos indígenas que amenazaban las poblaciones establecidas por españoles
en esa zona.
Estas circunstancias hacían a los llamados «hombres de frontera» más cer­
canos a Nuevo Santander que a San Luis Potosí.41 Tan pronto como las pobla­
ciones establecidas en la nueva colonia empezaron a prosperar en la actividad
ganadera y en el comercio con el puerto de Veracruz, individuos de Valles,
Rioverde y Valle del Maíz acudían a esas zonas para comerciar con ganado y
con seguridad con otros productos que podían adquirir o dar salida al principal
puerto novohispano, pero también establecieron fuertes vínculos con comer­
ciantes de la capital del virreinato. No es de extrañar, entonces, que figuraran
poco en la capital de la provincia, y que los grupos políticos radicados en ella
intentaran excluirlos de su proyecto, aunque no fuera posible hacerlo de mane­
ra total -se les asignaba la tarea de comerciar con madera.42
Por otra parte, Tampico estaba cerca de Altamira, una importante zona co­
mercial del Nuevo Santander cuyos comerciantes, que ya habían buscado la
habilitación de un puerto, seguramente tratarían de impedir que se concretara
el proyecto de San Luis Potosí. Un elemento más, este puerto quedaba fuera de
los límites de la Intendencia, lo cual generaba problemas a los promotores del
proyecto para su manejo.
Finalmente, Tampico estaba más lejos que Soto la Marina para controlar y
beneficiar el comercio del norte; esto nos indica que al momento de pensar en
la habilitación de un puerto, fue más importante reparar en los lugares con los
cuales conectaba hacia adentro, porque hacia fuera el destino parecía ser único:
la salida al Pacífico para abrir el comercio intercolonial y con la Península.

41. Véase R angel S ilva, José Alfredo. Capitanes a G uerra..., op. cit.
42. Si observamos el mapa, podemos ver que Tampico conectaba por un río que se
desviaba a varias poblaciones tanto de la Huasteca como de Querétaro, lo que daría mayor
participación comercial a ios individuos de Valles, Rioverde y Valle del Maíz, quienes tenían
importantes intereses comerciales ligados a la capital del virreinato, y aun cuando tomarse en
cuenta la extensión de estos ríos, eran propicios para el traslado de mercancías menores.

82
EN C A M IN O A SOTO LA MA RINA

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Mapa 6 : Puerto Soto la Marina


Fuente: José Tienda de Cuervo, Estado general de las fundaciones..., op. cit., vol. I

83
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS. CULTURALES Y COMERCIALES

LAS RESPUESTAS

El proyecto del ayuntamiento de San Luis Potosí no pudo concretarse, la


razón más importante fue que los diferentes diputados electos por esta provin­
cia para ir a las Cortes no llegaron a la Península, a excepción de José Vivero,
diputado electo en 1813; sin embargo, Vivero llegó en el contexto del regreso
de Fernando vii que, como sabemos, disolvió las Cortes. En este sentido, ni las
Cortes ni el rey concedieron la habilitación del puerto que pedía la provincia
de San Luis Potosí, pero tampoco el que solicitó Nuevo Santander.
En el caso de San Luis Potosí, puede argumentarse la ausencia de un di­
putado que expusiera las peticiones -éstas sólo fueron expuestas de manera
escrita al rey en 1814. Pero la del Nuevo Santander sí fue expuesta y no tuvo
una solución favorable a pesar de que se atendieron otras solicitudes.
Por ejemplo, en el período de 1810 a 1821 se habilitaron puertos en Guay-
mas, Chiapas y Oaxaca, pero ninguno en las costas del Seno mexicano, situa­
ción que seguramente se debió a las oposiciones del puerto y consulado de
comerciantes de Veracruz, incluso de México, que también se veían perjudica­
dos si se habilitaba un puerto más en esta zona. En este sentido, observamos la
reacción de diferentes actores.
Por un lado, vemos que las solicitudes encontraron en los comerciantes de
los consulados sus mayores opositores, quienes se amparaban en el problema
de la inseguridad que esto pudiera causar; baste sólo como ejemplo la exposi­
ción de José María Quirós, secretario del consulado de Veracruz en su primera
Junta de Gobierno, celebrada el 10 de enero de 1812, en la cual afirmaba que la
libertad absoluta de comercio, y en ese sentido la habilitación de puertos para
el comercio con la península y otras naciones:

Originaría consecuencias terribles y ruinosas. Las nuevas relaciones


que sus vecinos estrecharían con los negociantes de otras potencias,
debilitarían y al cabo de poco tiempo disolverían completamente los
fuertes y preciosos vínculos de religión, sangre y sociedad nacional,
con que hace cerca de tres siglos se hallan unidas a la matriz, de cuyo
suave y paternal gobierno han recibido el grande esplendor y magni­
ficencia que disfrutan; viéndose comprometidas sin su respecto [sic]
y protección a atraer a su seno el teatro de unas continuas y desola­
doras guerras, para tener que sufrir el duro yugo que les impusiese la
nación mas afortunada o la mas fuerte.43

43. «Memoria del Instituto en que se trata del comercio particular de algunos puertos de
América, y del general, libre y directo por los extranjeros, refutándose los cargos que se le
hacen al autor en una cana publicada en el Diario Mercantil de la Habana el 6 de abril del

84
EN C A M IN O A SOTO LA MARINA

O también mencionar que entre quienes dictaminaron las solicitudes pre­


sentadas en la segunda mitad del siglo x v i h se encontraban individuos vincula­
dos a los consulados.
Por otro lado, están los individuos de la capital de San Luis Potosí que presen­
taron la propuesta, y que es de quienes contamos con mayor información. Todos
ellos giraban en torno al ayuntamiento y sus intereses se movían entre la capital y
las zonas mineras de la provincia. Y la habilitación del puerto sólo era uno de los
12 puntos que solicitaban; esta solicitud iba acompañada de otras relacionadas
con la alcabala, la supresión del tributo, el establecimiento de una fábrica de pu­
ros y cigarros, la creación de un obispado, los repartimientos, fábricas de efectos
de materias primas, colonización de tien-as del norte de la intendencia, etc.
Pero si bien en 1809 parecían representar sólo los intereses de los individuos
de la capital, poco a poco tendrían una cercanía con los llamados grupos de
frontera, un grupo emergente gracias a la guerra insurgente pues su experiencia
militar hizo que varios de ellos combatieran a los insurgentes y contribuyeran a
la pacificación de la provincia. En estos momentos no podemos asegurar hasta
qué punto hubo una cercanía de intereses, y cuántos beneficios lograron los
grupos de frontera, pero unas décadas más tarde se convertiría en un importan­
te centro comercial que rivalizaba con la capital.
Sólo nos resta decir que la solicitud de un puerto en las costas del Nuevo
Santander tenía, desde el principio, dos desventajas insalvables: competir con
el puerto más importante de la Nueva España, y estar ubicado en una zona
de contrabando, lo cual dio argumentos a sus detractores para no atender
la solicitud. La habilitación de un puerto en las costas del llamado Nuevo
Santander se conseguiría en 1824, en el ya estado de Tamaulipas, y no fue Soto
la Marina, sino el Antiguo Tampico.44

año anterior [18111«, leída en la primea Junta de Gobierno del Real Consulado de Veracruz,
celebrada el 10 de enero de 1812. Por su secretario don José María Quirós, en J a v ie r O rto
d e la T a b la D u c h a s e , M emorias políticas y econ óm icas d el C onsulado d e Veracruz..., op. cit.,
p. 220.
44. En 1823 las autoridades de Altamira promovieron que se repoblara el Antiguo Tam-
pico así como la habilitación de un puerto. El acta de fundación del pueblo está fechada el
12 de abril de 1823, el puerto fue autorizado a finales de este año aunque se señala 1824,
quizá el año de la fundación. Véase R o d r íg u e z , Blas E., Tampico, datos p a r a la historia d e la
H uasteca, México, Editorial Cultura, 1932, pp. 90-93-

85
MODERNIZACIÓN ECONÓMICA, COMPORTAMIENTO EMPRESARIAL, CAMBIO SOCIAL
Y DINÁMICAS POLÍTICAS EN CHILE Y MÉXICO (1970-2006): UN ANÁLISIS
EN PERSPECTIVA HISTÓRICA COMPARADA1

Pedro Pérez Herrero


Universidad de Alcalá

INTRODUCCIÓN

Las consecuencias que la apertura comercial y la desregulación económica


tuvieron en las distintas regiones de América Latina tras la implementación del
paquete de reformas económicas conocidas como del Consenso de Washington a
partir de la década de los noventa del siglo pasado fueron interpretadas de forma
diferente por distintos autores. Algunos analistas culparon a la apertura comercial
y, por extensión, al neoliberalismo económico de muchos de los males de fina­
les del siglo xx y de comienzos del siglo xxi que aparecieron en América Latina
(pobreza, mala distribución del ingreso, desconfianza). Dichos académicos acos­
tumbraron establecer una relación mecánica y automática entre apertura externa,
malestar social y deterioro político. Por lo general, transmitieron la idea (explícita
o implícita) de que la reducción de los niveles de apertura externa, y en conse­

1. Una primera versión de este texto fue presentado en el ÍV Congreso Internacional de


CIA!, Itinerarios Históricos, Culturales y Comerciales, Universität Jaume I, Castellón (España)
(8-10, noviembre, 2006). Agradezco la invitación a dicho congreso y de forma particular el
apoyo que recibí de Manuel Chust, Joan Feliu, Ivana Frasquet y Javier Soriano. Los comenta­
rios de los participantes fueron esenciales para rehacer la versión final del presente documen­
to. Gracias a todos ellos. Una primera versión muy sintética de algunas de las conclusiones
de esta investigación apareció en la revista Quorum, vol. 16 (invierno 2006), pp. 169-180.
Parte de los datos estadísticos históricos utilizados proceden de P érez H errero , Pedro, Historia
con tem porán ea d e A m érica Latina (1950-1980), Síntesis, Madrid, 2007.

87
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS, CULTURALES V COMERCIALES

cuencia el regreso a las formas autárquicas de las políticas de Industrialización por


Sustitución de Importaciones ( isi) de mediados del siglo xx, deberían ocasionar de
forma casi inmediata la solución de las disfunciones de las sociedades de América
Latina. Otros historiadores no dejaron de subrayar que la apertura y la desregula­
ción aportaron beneficios objetivos al desarrollo económico. Para ello argumen­
taron que las economías de la región crecieron a tasas elevadas permanentes a
partir de 1990, que se alcanzó una mejor vinculación con los mercados interna­
cionales y se elevó la productividad de los factores, que aparecieron empresas
competitivas, y que se generó un importante número de puestos de trabajo. Este
grupo de autores defendió la tesis clásica de que el crecimiento económico ( cd)
genera desarrollo económico ( de), el cual se traduce en desarrollo social ( ds) y
éste a su vez, en un impulso del desarrollo político ( dp). En consecuencia, sostu­
vieron que si no se había llegado al adecuado DP a comienzos del siglo xxj -ge­
nerando un deterioro político, una desconfianza en el sistema de partidos, y un
regreso (Venezuela, Bolivia, Ecuador, Nicaragua) a las formas populistas-demagó-
gicas del pasado basadas en la relación directa del líder carismático con la pobla­
ción en una relación directa con una escasa intermediación de las instituciones-,
ello se debía a que no se habían alcanzado todavía los niveles de desregulación
económica y apertura comercial deseables y no se habían desmontado tampoco
convenientemente las herencias de las políticas isi. Para estos autores la causa de
la mayoría de los males de la región se encontraba en la falta de una economía de
mercado suficientemente competitiva, la ausencia de suficientes empresarios em­
prendedores, el escaso ahorro interno y la presencia de mercados internos poco
dinámicos. Por lo general, se ha partido además de una imagen homogénea para
todo el conjunto del continente que no se corresponde con la realidad.2
La presente investigación analiza comparativamente las experiencias de los
casos de Chile y México entre 1970 y 2006 con la finalidad de evaluar de qué

2. L ó p ez-alv es, Fernando y E. J o h n s o n , Diane (eds.), G lobalizatíon a n d Uncertainty in La­


tín A m erica, Palgrave, MacMillan, Nueva York, 2007. Morales V e g a , Gustavo (ed.), Incentivos
y dificultades p a r a la integración en el siglo xxi. Región an din a, Unión Europea y A cuerdos d e
Libre Comercio, Pontificia Universidad Javeriana, Santiago de Cali, 2006. Ríos M é n d e z , Norma
de los; S á n c h e z Ramos, Irene (coords.), A m érica Latina: historia, realidades y desafíos, unam,
México, 2006, pp. 515-540. S mith, Peter, D em ocracy in Latin A m erica, Oxford University Press,
Oxford, 2005. Carnero Rabat, Teresa (ed.), M odernización, desarrollo político y cam b io social,
Alianza Universidad, Madrid, 1992. H u e r ta , Arturo, Riesgos d el m odelo n eoliberal m exicano.
Tratado d e Libre Cambio, tipo d e cam bio, bolsa d e valores, Diana, México, 1992. Martínez,
Ifigenia (com p.), Econom ía y dem ocracia. Una propuesta alternativa, Grijalbo, México, 1995.
Peter, «El impacto político del libre com ercio en México-, en Gustavo Vega Canovas
S m ith ,
(coord.), Liberación econ óm ica y libre com ercio en A m érica d el Norte, El Colegio de México,
México, 1993, pp. 371-393- P érez Herrero, Pedro, Historia con tem porán ea d e A m érica Latina
(1950-1980), Síntesis, Madrid, 2007.

88
M O D E R N I Z A C I Ó N E C O N Ó M IC A . C O M P O R T A M I E N T O EMPRESARIAL

forma los procesos de apertura comercial y de desregulación económica influye­


ron en el desarrollo económico de cada país; subrayar qué papel tuvieron las
instituciones en el desempeño económico; distinguir los problemas coyunturales de
corto plazo de los estructurales de largo plazo; e identificar cuáles son los retos
actuales políticos, sociales, económicos y empresariales en ambos países desde
la perspectiva de largo plazo de sus trayectorias históricas. Los casos de análisis
(Chile y México) fueron seleccionados tras comprobar que en ambas regiones
se habían introducido medidas de apertura comercial y de desregulación eco­
nómica en momentos históricos similares y con intensidades semejantes, y sin
embargo se habían obtenido efectos sociales y políticos parcialmente distintos.
La investigación se concentró en los períodos de los Gobiernos mexicanos de
Luis Echeverría Álvarez (1970-1976), José López Portillo (1976-1982), Miguel
de la Madrid Hurtado (1982-1988), Carlos Salinas de Gortari (1988-1994), Ernesto
Zedillo Ponce de León (1994-2000), Vicente Fox Quesada (2000-2006), y Felipe
Calderón Hinojosa (2006-actualidad); y en las etapas de los Gobiernos chilenos
de Salvador Allende Gossens (1970-1973), Augusto Pinoehet Ugarte (1973-1990)
Patricio Aylwin Azocar (1990-1994), Eduardo Frei Ruiz-Tagle (1994-2000), Ricardo
Lagos (2000-2006) y Michelle Bachelet (2006-actualidad). Hasta la fecha se han
realizado algunos estudios comparativos interesantes de los procesos históricos
de Chile y México, destacando entre ellos el estudio realizado sobre el com­
portamiento de los grupos de poder y el papel que jugaron las instituciones en
los procesos de independencia a comienzos del siglo x k ;3 y sobre la transición
política en Chile y México, así como sobre el comportamiento de sus economías,
se ha generado en los últimos años una amplia historiografía de calidad. No se
ha pretendido en estas líneas hacer un resumen de dichas contribuciones, sino
simplemente subrayar la importancia del funcionamiento de ciertas variables.
Dado que para realizar esta investigación se recopiló una cantidad conside­
rable de datos estadísticos (económicos, sociales, electorales, políticos, cultura­
les) referidos a los casos de Chile y México para el período 1970-2006, se optó
en esta ocasión por presentar sólo unos cuadros sintéticos de estos materiales.
Para la construcción de la base de datos estadística se utilizó, entre otras, la in­
formación de instituciones públicas nacionales (mexicanas y chilenas), interna­
cionales ( f m í, Banco Mundial, BID, Latinobarómetro, DataGob, c e p a l ) y privadas
(cuentas de resultados de empresas).

3. M énd ez R e y e s , Salvador, Las élites criollas d e M éxico y Chile an te la In depen den cia, Cen­
tro de Estudios sobre la Independencia de México, Guanajuato, 2004.

89
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS, CULTURALES V COMERCIALES

LA EXPERIENCIA CHILENA (1970-2006): DEL SOCIALISMO


A LA CONCERTACIÓN, PASANDO POR LA DICTADURA

En los comicios generales de 1970, salió electo por un reducido margen


de votos a su favor (36,2%), Salvador Allende Gossens (1970-1973) en repre­
sentación del Partido Socialista ( ps) y con el apoyo de la Unidad Popular ( up)
(seis partidos de izquierda). Salieron derrotados Jorge Alessandri del pc (con
34,9% de los votos) y Radomiro Tomic del pdc (con el 27,8% de los votos). El
porcentaje de los votos obtenidos por Salvador Allende en las elecciones de
1970 (era la cuarta vez que se presentaba con 62 años de edad) fue menor que
el de 1964 (38,6%). La competencia electoral entre una pluralidad de partidos
y el hecho de que la Constitución no permitiera la reelección de Eduardo Frei
(el Partido Conservador presentó a un desgastado Jorge Alessandri incapaz de
aglutinar a los votantes de dentro-derecha del Partido Demócrata-Cristiano) po­
sibilitó que el ps y la up llegaran a la Presidencia. Salvador Allende sin duda fue
el ganador, pero se tuvo que enfrentar a un electorado que se fue polarizando,
dificultándose en consecuencia cada día más el consenso y la gobernabilidad.
El asesinato del general Schneider (22 de octubre de 1970) por miembros de la
ultraderecha pretendió precipitar un golpe militar para evitar la toma de pose­
sión de Salvador Allende, pero finalmente la situación se calmó y el Presidente
electo asumió el poder el 4 de noviembre de 1970. Comenzó la primera expe­
riencia de transición hacia el socialismo en América Latina por la vía pacífica
democrática.
Nada más acceder al poder, Salvador Allende emprendió una política favo­
recedora de los sectores sociales de menos ingresos, defensora de los intereses
nacionales, e impulsora de la Industrialización por Sustitución de Importacio­
nes (isi), en consonancia con lo que había prometido en su campaña electoral
y con lo que llevaba defendiendo desde la primera vez que se presentó como
candidato a la Presidencia en 1958 contra Jorge Alessandri. El programa de
acción que se diseñó era antiimperialista, antioligárquico y antimonopólico.
Se congelaron los precios y el tipo de cambio; se subieron los salarios de menor
cuantía; se rebajaron las tarifas de los servicios públicos; y se procedió a la na­
cionalización de los bancos y de las compañías extranjeras productoras de co-

4. San Francisco, Alejandro y Soto, Ángel (eds.), C am ino a la M oneda, la s eleccion es p resi­
den ciales en la historia d e Chile, 1920-2000 , Centro de estudios Bicentenario, Santiago, 2005.
Urzúa V a le n z u e la , Germán, Historia p olítica d e Chile y su evolución electoral (desde 1810 a
1992), Editorial Jurídica de Chile, Santiago, 1992. G aruetón, Manuel, El proceso político chile­
no, Flacso, Santiago de Chile, 1983. Auxjnante, Adolfo; F usfish, Angel; Mouuan, Tomás, Estu­
dios sobre el sistem a d e partidos en Chile, Flacso, Santiago de Chile, 1985. D f. V y id e r, Stephen,
A llen de’s Chile: T hepolitical Econom y o f the Rise a n d Fall o f the Unidad Popular, Cambridge,
Cambridge University Press, 1976.

90
M O D E R N I Z A C I Ó N E C O N Ó M I C A . C O M P O R T A M IE N T O EMPRESARIAL

bre, acero y carbón advirtiendo de forma explícita que sus titulares no podrían
acceder a programas de indemnización como en el pasado durante el Gobierno
de Eduardo Frei (1954-1970). De forma inmediata, los grupos empresariales y
los círculos de poder conectados con los partidos de la derecha (conservador,
liberal) y del centro-derecha (demócrata-cristiano) iniciaron protestas formales
e impulsaron movilizaciones para tratar de frenar lo que interpretaban que era
el comienzo de un régimen comunista. El Gobierno de Richard M. Nixon de los
eeuu (1969-1974) ordenó el bloqueo crediticio contra Chile en represalia por la
nacionalización de las compañías itt y Ford en suelo chileno .5
Paralelamente, el nuevo Gobierno de Salvador Allende inició una reforma
a fin de elevar la productividad del sector, mejorar el nivel de vida de los tra­
bajadores del campo y alcanzar la autosuficiencia alimentaria reduciendo en
consecuencia las importaciones de ciertos productos de la canasta básica que
lesionaban la balanza de pagos. Obviamente, el plan de reformas fue dura­
mente contestado por los grandes propietarios y latifundistas (algunos de ellos
utilizaron incluso las armas) por negarse a aceptar las expropiaciones forzosas
decretadas por el Gobierno. Para hacer frente a las reformas, el Gobierno
de Salvador Allende redujo las -inversiones no residenciales» y amplió com­
parativamente las -inversiones residenciales”. Al mismo tiempo, respaldó el
crecimiento industrial y agrícola a través de programas de apoyo; se crearon
instituciones crediticias; se fomentó la aparición de Institutos Tecnológicos;
y las Universidades recibieron subsidios para avanzar en los proyectos de
I+D. Como resultado, el pib creció a buen ritmo en 1971 (5,9%), pero hay
que subrayar que este impulso se fue desinflando en los años subsiguientes
(1972 = -1,84%; 1973 = -5,18%) como consecuencia, entre otras cuestiones, del
deterioro de los términos del intercambio, los cuellos de botella que se fueron
generando y el corte de flujos de capital públicos y privados procedentes del
exterior. El desempleó disminuyó; la distribución del ingreso mejoró; la infla­
ción fue controlada el primer año de Gobierno (aunque la hiperinflación de
1973, del 361 %, arruinó lo éxitos alcanzados en pocos meses); el sector público
creció (la up llegó a controlar en 1973 el 85% de la banca y la minería, el 70%
de los transportes y las comunicaciones y el 40% de la industria); y la estructura
productiva se modificó. Hay que aclarar que el Gobierno de Salvador Allende

5. B itar , Sergio, Transición, socialism o y dem ocracia: la experien cia chilena, Siglo xx i,
.México, 1979. Morgan-webb, Charles, La fo r ja d e ilusiones: el sistema d e partidos, 1932-1972,
Universidad Artes y Ciencias Sociales - Flacso, Santiago, 1993- B a r a n , Paul A., The Political
Econom y o f Growth, Monthly Review Press, Nueva York, 1967. S t a u jn g s , Barbara, Class Con­
flic t a n d Econom ic Development in Chile, 1958-1973, Stanford University Press, Stanford,
1978.

91
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS, CULTURALES Y COMERCIALES

no debe caracterizarse de “populista», ya que fueron las instituciones, en vez de


la figura carismàtica del líder, las protagonistas del cambio. Se propuso sustituir
los principios de acción del capitalismo por los del socialismo. A ello se añadió
que el gasto público se ejerció de forma transparente una vez que fue revisado
y aprobado en los presupuestos generales de cada año por el Congreso. No
obstante, hay que aclarar que si bien los principios socialistas fueron los que
marcaron la primera fase del Gobierno de Salvador Allende, en su segunda
etapa se fueron adoptando medidas de corte populista (ampliación del gasto
público y de los subsidios en una coyuntura de reducción de los ingresos) para
tratar de revertir la situación de malestar social y de confrontación política a la
que se había llegado.6
Las tensiones sociales fueron creciendo y los problemas políticos se fueron
ampliando en los meses subsiguientes. El Gobierno de Salvador Allende, sin te­
ner la mayoría absoluta en un Congreso conformado por un arco parlamentario
integrado por una pluralidad de partidos con los que se hacía difícil lograr los
consensos, planteó la estrategia de impulsar una enmienda constitucional por
la que se creara una Asamblea Popular en sustitución de la Cámara de Dipu­
tados, a fin de poder seguir con su plan de reformas. Evidentemente, cuando
se llevó la propuesta al Congreso los grupos de oposición rechazaron frontal­
mente tal iniciativa, ya que ello suponía su muerte política. Una vez más, se
puso de manifiesto que las instituciones marcaban el ritmo del cambio político.
A su vez, hay que recordar que la Confederación Única de Trabajadores ( cut)
no tuvo en Chile la posibilidad de imponer la disciplina dentro de sus filas, ya
que la multitud de sindicatos siguieron manteniendo una elevada autonomía,
resistiéndose en consecuencia a cualquier intervención que consideraran cen­
tralista. Asimismo, hay que subrayar que la up no tuvo tampoco el control de
las poblaciones de los barrios marginales urbanos y de los sectores de menores
ingresos rurales debido a la falta de suficiente organización partidista. El tiempo
demostraría que el propio término de «Unidad Popular» fue más la declaración de
un deseo que una realidad.7

6. Mesa-Lago, Carmelo, B u scan do un m odelo econ óm ico en Am érica Latina ¿Mercado


socialista o mixto? Chile, Cuba o Costa Rica, Nueva Sociedad y Universidad Internacional de
la Florida, Caracas, 2002. Frencii-D avis, Ricardo, Entre el neoliberalism o y el crecim iento con
equidad, J. S. Sáez, Santiago, 2005. D e Vyider, Stephen, op. cit. D ornbusch, Rudiger y E dwards,
Sebastian (eds.), M acroeconom ía del populism o en la América Latina, Fondo de Cultura Eco­
nómica, México, 1992.
7. Angeu., Alan, «Chile 1958-1990*, en Leslie B ethell (ed.), Historia d e A m érica Latina, vol.
15, Cambridge University Press, Crítica, Barcelona, 2002, pp. 255-312. Falcoff, Mark, M odem
Chile1970-1989. A Critical History, Transaction Books, New Brunswick, 1989- F riedmann, Re-
inhard, Ixi política Chilena d e la A a ¡a Z (1964-1988), Melquíades, Santiago de Chile, 1988.

92
M O D E R N I Z A C I Ó N E C O N Ó M I C A . C O M P O R T A M I E N T O EMPRESARIAL

Al cabo del tiempo la situación se siguió complicando, ya que los bajos pre­
cios del cobre en los mercados internacionales redujeron los ingresos del Es­
tado aumentando en consecuencia el déficit público y deteriorando la balanza
de pagos. La evasión fiscal fue un problema que no pudo ser corregido por el
Gobierno de Salvador Allende. La inflación desatada a partir de 1972 comenzó
a deteriorar la capacidad adquisitiva de los trabajadores, por lo que las huelgas
y las movilizaciones populares se hicieron habituales. A su vez, las nacionaliza­
ciones y la falta de confianza en el proyecto político que estaba impulsando el
nuevo Gobierno hicieron que el sector privado comenzara a optar por exportar
sus capitales a otras regiones «más seguras» en vez de invertirlos en Chile. La
incertidumbre respecto a los derechos de propiedad asustó peligrosamente a
los propietarios de los medios de producción. La gestión pública de las em­
presas nacionalizadas no fue precisamente modélica. La baja tasa de formación
de capital retrasó el desarrollo integral y autosostenido de la economía de
Chile. En este contexto, se produjeron escisiones dentro de la Unión Popular.
El Movimiento de la Izquierda Revolucionaria exigió una radicalización de las
medidas tratando de obligar al Gobierno para que se deslizara de las posicio­
nes socialdemócratas pacíficas a las comunistas más agresivas defensoras de la
necesidad de aplicar la vía revolucionaria armada. Por su parte, el ala moderada
de la Unión Popular defendió la aplicación suave de las reformas para evitar los
enfrentamientos. La visita de Fidel Castro a Chile en 1971 no ayudó a apaciguar
la situación, sino a polarizarla aún más.8
La gota que comenzó a rebosar el vaso fueron las elecciones para la reno­
vación del Congreso celebradas en 1973 y la crisis internacional del petróleo de
aquel mismo año. Al salir fortalecida la Unión Popular, los grupos conservado­
res y democristianos temieron un desplazamiento mayor del Gobierno hacia la
izquierda con el apoyo de los sectores más radicales. El pluripartidismo, garan­
te de los consensos en el pasado, se fue convirtiendo en bipartidismo dando
paso a una peligrosa polarización ideológica. Los latifundistas y los empresarios
habían mostrado ya claramente su oposición al Gobierno de Allende; y las
amplias capas medias urbanas veían con temor la política de nacionalización
y el posible giro hacia posiciones comunistas. La estructura social de Chile se
diferenciaba de los casos de Cuba, Perú, Nicaragua o Bolivia. Las clases popu­
lares y campesinas chilenas eran numerosas, pero se había ido generando una
considerable clase media. A ello se añadió que el movimiento obrero no fue
capaz de establecer las conexiones y compromisos políticos con el resto de los
sectores sociales, por lo que su capacidad de movilización política se vio limi­
tada. Las relaciones de clase todavía no eran universales en 1973 en la sociedad

8. Angeli, Alan, op. cit.

93
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS, CULTURALES Y COMERCIALES

chilena, comprobándose que las relaciones de poder clientelares verticales he­


rederas del pasado seguían estando bastante más presentes de lo que muchos
imaginaban. En este escenario, la “revolución socialista» fue vista con temor pol­
las capas más altas de la sociedad y en especial por los militares, pero lo más
problemático es que tampoco gozó del apoyo unánime de las capas medias.
En un clima social y político enrarecido por la dualización de las posiciones,
el 11 de septiembre de 1973 el general Augusto Pinochet dio un violento (el cál­
culo sobre las cifras de muertos oscilan entre 3-000 y 30 .000 ) golpe de estado
con el apoyo de los e e u u , finalizando de forma abrupta no sólo el experimento
de transición al socialismo por la vía pacífica-democrática, sino con la enraizada
tradición liberal chilena. El presidente Salvador Allende prefirió suicidarse tras
el bombardeo del Palacio de la Moneda antes que ser asesinado o verse humi­
llado por los golpistas. La resistencia social a la llegada de los militares al poder
fue reducida, pero la represión ejercida por Augusto Pinochet fue brutal.
En 1973 se conformó una Junta Militar constituida por el propio Augusto
Pinochet, José Toribio Merino Castro, Gustavo Leigh Guzmán y César Mendoza
Durán. Se disolvió el Congreso, se suspendió la Constitución, se declararon ile­
gales los partidos, se controlaron los medios de comunicación, se ocuparon las
universidades y se estableció el toque de queda. El Ejército invadió las calles y
ocupó las instituciones. Todo quedó bajo control militar. El Estado de derecho
y las instituciones quedaron en suspenso. El acatamiento al principio de la je­
rarquía, la defensa de la disciplina y el respeto al orden se convirtieron en los
principales pilares ideológicos del régimen militar que comenzaba.
En 1974 Augusto Pinochet se convirtió en el Jefe Máximo del Estado.
Sus primeras acciones se dirigieron a desmontar los logros obtenidos du­
rante el Gobierno constitucional y democrático de Salvador Allende; y a im­
pulsar el programa de «reconstrucción nacional» en cuyo diseño participaron
los economistas neoliberales estadounidenses (C hicago’s boys) enviados por el
Gobierno de Gerald Ford (1974-1977). Se eliminaron los controles de precios,
se permitió la libre entrada de las importaciones, se liberalizó el mercado finan­
ciero, se redujo el tamaño del sector público, se disminuyó el gasto público,
se devolvieron las tierras y las empresas expropiadas a sus antiguos dueños, se
privatizaron las grandes empresas públicas, se suprimieron la mayoría de los
derechos sindicales y una reforma fiscal redujo la progresividad en el pago de
impuestos permitiendo a las rentas mayores reducir sus contribuciones. El sec­
tor productivo quedó controlado por un reducido grupo de familias. Para los
nuevos tecnócratas la lógica del mercado era la única vía válida para organizar
la economía y la sociedad. El mejor Estado -según sus más fieles seguido­
res- era el menos intervencionista. Lo irónico fue que se defendiera esta tesis

94
M O D E R N I Z A C I Ó N E C O N Ó M I C A . C O M P O R T A M I E N T O EMPRES ARI AL

sin el menor rubor en el marco de una dictadura en la que el »general» disponía


de todo y de todos.9
Nada más introducir los programas económicos de choque ortodoxo
se obtuvieron resultados positivos. La inflación se redujo (1974 = 504,7%;
1975 = 374,7%; 1976 = 211,8%; 1977 = 91,9%; 1978 = 40,1%; 1979 = 33,4%;
1980 = 35,1%; 1981 = 19,7%; 1982 = 9,9%); la apertura comercial y la reducción
de aranceles trajo consigo una revitalización del sector externo haciendo que la
balanza comercial se convirtiera en positiva; el p ib creció a tasas elevadas
(1975 = -12,9%; 1976 = 3,5%; 1977 = 9,9%; 1978 = 8 , 2 %; 1979 = 8,3%;
1980 = 7,9%; 1981 = 5,4%) hasta llegar a la crisis de la deuda de 1982; el pib
per cápita mejoró (1975 = -14,3%; 1976 = 1,79%; 1977 = 6,9%; 1978 = 6 ,6 %;
1979 = 6,7%; 1980 = 6,3%); la deuda externa medida en su porcentaje con el
pib se redujo considerablemente (1975 = 76,4%; 1976 = 57,0%; 1977 = 44,0%;

1978 = 47,9%; 1979 = 45,2%; 1980 = 43,8%); las inversiones extranjeras directas
aumentaron (pasaron de representar el 0,4% de la deuda externa en 1977 al
2,5% en 1981); y el balance de las cuentas públicas pasó del déficit al superávit
en un solo año (1974 = -375.000 pesos chilenos de déficit; 1975 = 300.000 pesos
chilenos de superávit). Obviamente, todo ello no se hizo a coste cero, ya que
no sólo se conculcaron las libertades y los derechos civiles, políticos y sociales,
sino que los salarios cayeron, el paro aumentó (subió del 5,7% en 1970 al 30%
en 1982 ), muchas empresas nacionales fueron barridas por la competencia, la
productividad no se elevó todo lo que se esperaba, el sector industrial dismi­
nuyó, la distribución del ingreso no mejoró sino que siguió empeorando, la
demanda interna se redujo, y las «inversiones residenciales» se recoitaron re­
duciendo en consecuencia la distribución de beneficios sociales entre amplias
capas de la sociedad. La Dirección de Inteligencia Nacional, dina (posterior­
mente convertida en Central Nacional de Inteligencia) en la mano derecha del
dictador10 (véanse gráficas 1 a 3 ).
A partir de 1976, la situación social y económica se complicó. El asesinato
por un coche-bomba de Orlando Letelier en Washington (antiguo embajador de
Allende en e e ü u ) tensó las relaciones con e e u u . Para combatir el clima de disenso,

9. N unn , Fredrick M., The Military in Chilean History: Essays on Civil-Military Relations,
1810-1973, University of N e w Mexico Press, Albuquerque, 1976. J o x e , Alain, Las fu e rz a s a r­
m ad as en el sistema politico chileno, Editorial Universitaria, Santiago de Chile, 1970.
10. F rench - D avis, Ricardo, Entre e l n eoliberalism oy el crecim iento con equ idad, J. S . Saez,
Santiago, 2005. F rknch - D avis , Ricardo y S tallings, Barbara (eds.), Reformas, crecim iento y p o ­
liticos sociales en Chile desde 1973, cepal , Santiago, 2001. F a lco ff , Mark, M odern Chile 1970-
1989■ A Critical History, Transaction Books, New Brunswick, 1989. M eller , P., Un siglo d e
econ om ia poh'tica chilen a (1890-1990), Editorial Andres Bello, Santiago, 1996. M amalakis,
Markos J., The Growth a n d Structure o f the Chilean Economy: fr o m In depen den ce to Allende,
Yale University Press, New Haven, 1976.

95
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS, CULTURALES í COMERCIALES

Pinochet convocó en 1978 un plebiscito que con el justificante de defender la


«dignidad de Chile» tuvo la misión de recibir el apoyo y legitimación a un Gobier­
no que no había sido elegido por las urnas. En 1980 en la nueva Constitución
se abrió una importante puerta a la esperanza del regreso de las formas demo­
cráticas al establecerse que Augusto Pinochet seguirá en el cargo hasta 1990. Al
poco tiempo, la crisis de la deuda de 1982 (en 1982 el p i b de Chile tuvo un creci­
miento negativo del -15,5%; y en 1983 fue del -2,4%) ayudó a seguir socavando
el desprestigio de la dictadura. La coyuntura de contracción económica disparó
el desempleo (alcanzó un tercio de la Población Económicamente Activa) y con
ello el descontento popular; las reclamaciones de la oposición por el regreso de
las formas democráticas aumentaron (Pinochet sufrió un atentado en 1986 del
cual salió ileso); y desde el exterior se fue haciendo cada día más difícil seguir
justificando y respaldando el régimen dictatorial chileno. La situación de dete­
rioro, llegó a tal punto que a partir de 1982 se optó por una política económica
más pragmática que se alejó de los principios neoliberales de la década de los
setenta; y en 1988 el propio Augusto Pinochet optó por convocar un plebiscito
en el que preguntó al pueblo chileno si estaba de acuerdo con seguir con su Go­
bierno dictatorial o prefería regresar a las formas democráticas constitucionales.
El resultado fue ajustado. El -No» a la dictadura ganó con un 55% frente al 43%
de los votos que la apoyaron, pero lo más importante fue que el propio Augusto
Pinochet aceptó el resultado comprometiéndose a dejar el cargo en 1990, tras
la realización de las elecciones en 1989 (se le garantizó su permanencia en el
puesto de Comandante en Jefe del Ejército hasta 1998). El funcionamiento de las
instituciones en el marco del Estado de derecho democrático acabó triunfando
de nuevo sobre la dictadura. La estrategia de la Concertación de Partidos por
la Democracia (Partido Demócrata Cristiano, Partido Radical, Partido Socialista,
Partido por la Democracia, Partido la Alianza de Centro y Partido Social-De-
mócrata) entre los partidos de centro-izquierda no sólo permitió de nuevo el
restablecimiento del pluripartidismo del pasado, sino también el despeje del
corrosivo escenario de polarización que había dado origen al peligroso enfren­
tamiento de Chile en dos mitades. No hay que olvidar tampoco que la coalición
de derecha Democracia y Progreso (después se transformó en Alianza para el
Progreso y en Alianza por Chile) no sólo aceptó las reglas democráticas, sino
que acató los resultados electorales salidos de las urnas."

11. A ylwin O yarzun , Mariana; C arlos B ascuñán , Edward, el al., Chile en el siglo xx, Planeta
(12a ed.), Santiago, 2005. V alenzuela , Arturo, El q u iebre d e la dem ocracia en Chile, Flacso,
Santiago de Chile, 1988. A lcántara, Manuel; L u d o lfo P aram io , Flavio Freidenberg y D én iz ,
José, R eform as econ óm icas y con solidación d em ocrática ( lS>80-2006), Síntesis, Madrid, 2006.
U rzúa V alenzuela , Germán, Historia p olítica d e Chile y su evolución electoral (desde 1810 a
1992), Editorial Jurídica de Chile, Santiago, 1992.

96
M O D E R N I Z A C I Ó N E C O N Ó M I C A , C O M P O R T A M I E N T O E M PRES ARI AL

Los gobiernos democráticos chilenos apostaron a partir de 1990 por la aper­


tura externa (se realizó de forma transparente) como el medio para mejorar la
competitividad de su economía y potenciar el desarrollo. Patricio Aylwin (1990-
1994), Eduardo Frei (1994-2000) y Ricardo Lagos (2000-2006), aún después de
haber sostenido en la década de los setenta que la solución de Chile pasaba por
la abolición de la propiedad privada, apostaron durante sus Gobiernos de forma
clara por impulsar por una economía de mercado, la firma de acuerdos de libre
comercio internacionales y asegurar un marco legal y político adecuado que faci­
litara la colaboración entre el Gobierno, los empresarios y los sindicatos (Lagos,
1973; San Francisco-Soto, 2005). Chile suscribió acuerdos preferenciales comer­
ciales bilaterales con México (1992, 1998), Venezuela (1993), Bolivia (1993), Co­
lombia (1994), Ecuador (1995), Mercosur (1996), Canadá (1997), Perú (1998), n c
(1999), mcca (2001) y la ue (2002). Con una población total de unos 15 millones de
habitantes en 2000 y 16 millones en 2005, junto con una desigual distribución del
ingreso, se puso en evidencia que la potenciación del desarrollo económico debía
apoyarse en el impulso ofrecido por los mercados externos, pero a diferencia de
otros países de América Latina el sector externo no fue visto únicamente como un
medio para obtener beneficios arancelarios (fiscales) con los que alimentar des­
pués privilegios, favores, proteccionismos y exenciones, sino esencialmente como
un mercado donde colocar competitivamente sus productos y una estrategia para
aumentar la competitividad de la economía. El sector externo pasó de ocupar el
15% del pib en 1975 al 30% en 2001; las exportaciones se diversificaron (el cobre
dejó de ser el producto principal de exportación); los aranceles se redujeron (pa­
saron de representar el 15% en 1991 al 2% en 2005); con la firma de importantes
acuerdos y tratados de libre comercio Chile tuvo acceso a un mercado potencial
de 1.000 millones de consumidores, pasando de exportar de 50 países a 174; el
número de productos exportados pasó de 200 en 1975 a 3749 en 2001 ; y el nú­
mero de empresas exportadoras subió de 200 en 1975 a 6.009 en 2001. A todo ello
se añadió que el buen funcionamiento del sistema de partidos en Chile permitió
reducir las «inversiones residenciales» (reduciéndose con ello la alimentación de
las cadenas políticas clientelares) y en consecuencia seguir aumentando las «in­
versiones no residenciales» y en «maquinaria» constructoras de las infraestructuras
productivas y de comunicaciones necesarias que requería el país.12
Como resultado de las políticas aperturistas en un momento de expansión
de la demanda internacional, combinado con el correcto funcionamiento de
las instituciones y la confianza en el sistema político garante del diálogo y
los consensos, a partir de 1990 la economía chilena mostró claros signos de

12. P érez Herrero, Pedro, -Nacionalismo, fiscalidad y Estado en América Latina (1930-1980)»,
Circunstancia, (Año III, núm. 9, enero de 2006a).

97
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS. CULTURALES Y COMERCIALES

recuperación. El pib total y per cápita aumentaron a un ritmo elevado mostran­


do pocas turbulencias (salvo el bache de la crisis de 1999-2002 ocasionado
primero por la crisis brasileña, asiática y argentina, la caída del precio del
cobre en los mercados internacionales y los efectos de la contracción en la
demanda de los eeuu como consecuencia de los atentados del 11 de septiem­
bre de 2001 ); la inflación fue disminuyendo de forma continua y constante
hasta alcanzar el 3 , 1% en 2006; la capacidad adquisitiva de los salarios me­
joró; la llegada de la ied a Chile se multiplicó por diez entre 1993 y 2005; el
índice de riesgo país se dividió por 2 ,67 % entre 2001-2006 situando a dicho
país como la economía más sólida de toda América Latina; la calificación de
grado de inversión de deuda soberana de largo plazo mejoró a partir del año
2000 (salvo el pequeño retroceso de 2002 ), poniendo de relieve la confianza
de los inversores extranjeros en la marcha del país y en el funcionamiento de
las instituciones; la deuda externa bruta total (medida en su relación con el
total de las exportaciones de bienes y servicios) se redujo casi a la mitad entre
1993 y 2005; y la productividad de los factores de producción mejoró. En 2005
el pib per cápita de Chile fue de los más altos de toda América Latina (5.729,2
dólares, medido a precios constantes de 2000 ), sólo un poco inferior al de
Argentina, México y Uruguay. El bajo nivel de riesgo implica que el costo
de financiamiento crediticio para las empresas y el Gobierno chilenos en los
mercados nacionales se redujo. De acuerdo a la medición de J. P. Morgan, el
riesgo soberano es la diferencia entre las cotizaciones de los instmmentos de
deuda emitidos por el país y los bonos del Tesoro estadounidense, que son
considerados libres de riesgo crediticio. El indicador se calcula por el índice
embi + de J. P. Morgan, que muestra la evolución de los bonos emitidos en los

mercados internacionales por 19 países emergentes. Esta medición considera


una serie de factores, como el manejo de la deuda pública y privada, las cuen­
tas externas, el estado de las finanzas públicas, el control sobre la inflación y
la disciplina fiscal (véanse cuadros adjuntos y gráficas 1 a 3 ).
El repudio a la dictadura pinochetista y el rechazo al enfrentamiento irra­
cional entre los dos chiles de la década de los setenta fue la base para el
perfeccionamiento del Estado de Derecho. La concertación de partidos por la
democracia ayudó de forma indiscutible a crear un clima de seguridad jurídica
y de confianza en las instituciones. La reforma de la izquierda (abandono de los
principios de revolución violenta y abandono de los principios de la moviliza­
ción social) pennitió y favoreció a su vez la consolidación del Estado de Dere­
cho. Primero se dio (a diferencia del resto de América Latina) una revolución
hacia al socialismo a través de las urnas durante el Gobierno de Salvador Allen­
de. No obstante, durante este período el fuerte disenso contra el Gobierno de la
Unidad Popular generó tensiones que impidieron llegar a ningún acuerdo entre
las distintas fuerzas políticas. Lo mismo pasó durante la dictadura de Augusto

98
M O D E R N I Z A C I Ó N E C O N Ó M I C A , C O M P O R T A M I E N T O E M PRES ARI AL

Pinochet. Posteriormente, la izquierda optó por la estrategia de la moderación


y de las alianzas políticas (en Concertación por el NO en 1988 quedó excluido
el Partido Comunista) a fin de asegurar el triunfo en las elecciones primero de
1989 y posteriormente en los sucesivos comicios de 1990, 1994, 2000 y 2006. Al
mismo tiempo, la izquierda adoptó los principios de la socialdemocracia (termi­
nar con los abusos de poder, lograr respetar los derechos humanos y luchar por
mejorar la distribución del ingreso), aceptó la economía de mercado y la aper­
tura externa como bases del desempeño económico, alejándose en consecuen­
cia de los principios más radicales revolucionarios basados en la utilización de
la violencia de la década de los sesenta como base del cambio sociopolítico y
de socialización de los medios de producción, y estableció una relación con los
empresarios que dejó de estar basada en el enfrentamiento para pasar a estar
regido por el consenso y el diálogo con la participación de los sindicatos.13
Todos los datos analizados coinciden en señalar que Chile combinó exi­
tosamente entre 1990-2006 democracia electoral, reforma política, credibilidad ins­
titucional, profesionalización de la administración pública, sistema judicial
independiente, apertura económica internacional, competitividad económica,
diálogo entre empresarios y sindicatos, seguridad jurídica y consenso entre
los partidos existentes. Las asignaturas pendientes siguen siendo mejorar la
cohesión social (se ha reducido el número total de pobres, pero no se ha me­
jorado la distribución del ingreso), ampliar los servicios sociales (el sistema de
pensiones chileno no ha ofrecido en el largo plazo los resultados prometidos,
y la salud y la educación públicas siguen siendo precarias), avanzar al mis­
mo tiempo en la implementación de verdaderas reformas fiscales integrales,
y asegurar una extensión de los procesos de descentralización en la gestión
de lo público. La solución de esos retos no es tarea sencilla, ya que con un
porcentaje de pobres elevado y con otro porcentaje de trabajadores atrapados
en la economía informal es complicado ampliar los ingresos tributarios del
Estado que posibiliten una relación más sana entre la ciudadanía y Estado y
un aumento del gasto público que no se convierta en inflacionario. A todo
ello hay que añadir que en el contexto de un sistema político tan centrali­
zado (aunque en el marco de un sistema multipartidista) todos los intentos
de fortalecer el papel de los municipios resultarán complicados y difíciles.
Evidentemente, como en cualquier país, no todo está asegurado. Los datos de
crecimiento del PIB de 2006 y las previsiones para el 2007 reflejan también
que la economía chilena reducirá parcialmente de forma coyuntural el ritmo

13. T ironi et al., La experien cia chilena. Consensos p a r a el desarrollo. C a ba l , Santiago,


2005, pp. 151-178. S an F rancisco , Alejandro y S o t o , Ángel (eds.), op. cit. F lo res A ndrade , Asel-
mo, -Una inevitable (y exitosa) convivencia política: empresarios y Gobiernos socialistas de
Chile y España*, Foro Internacional, XLVI, 4, 2006, pp. 720-740.

99
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS, CULTURALES 1 COMERCIALES

de su crecimiento de los últimos años debido tanto a cuestiones internacio­


nales (cortes en el suministro de gas procedente de Argentina, alza del precio
del petróleo, reducción parcial de la IED) como a la interferencia de algunos
problemas internos (reducción del gasto público, paros en la producción de
la minería del cobre, huelgas reclamando mejores servicios sociales entre los
que destaca las reivindicaciones educativas, enfrentamientos entre los partidos
políticos existentes). No obstante, no existe ningún dato que ponga en duda
que los conflictos existentes no se seguirán resolviendo de forma pacífica por
los cauces institucionales (ya se ha puesto en activo el plan «Chile Invierte»
para seguir fortaleciendo la llegada de ahorro externo; a plantear las reformas
fiscales y educativas que necesita el país; a idear reformas electorales para
fortalecer el sistema de partidos; y a relanzar el espíritu de diálogo político)
ayudando con ello a seguir perfeccionando el Estado de derecho.

LA EXPERIENCIA MEXICANA (1970-2006): DEL PARTIDO


HEGEMÓNICO A LA ALTERNANCIA POLÍTICA

Cuando accedió al Gobierno Gustavo Díaz Ordaz (1964-1970), antiguo se­


cretario de gobernación en la administración de Adolfo López Mateos (1958-
1964), y tras comprobar que durante el anterior sexenio se había conseguido
descomprimir las demandas sociales como resultado de la aplicación de políti­
cas de gasto público centradas en el aumento de las «inversiones residenciales»,
se consideró que era el momento de favorecer de nuevo a los empresarios
ampliando los subsidios y elevando las «inversiones no residenciales» a fin de
crear las infraestructuras que necesitaba el país. Fueron los años del desarrollo
estabilizador en los que el presidente gobernó con mano de hierro. Cuando
Carlos Madrazo fue elegido presidente del Comité Ejecutivo Nacional del pri
y pretendió celebrar elecciones primarias internas a nivel local fue destituido
fulminantemente en 1966 por Gustavo Díaz Ordaz (posteriormente murió en
un extraño accidente de aviación en 1969). En dicho período, el píb total y per
cápita crecieron a las mayores tasas de todo el siglo xx, las inversiones públicas
y privadas se elevaron, el sector secundario generó el 2 1 ,9 % del p íb , la participa­
ción del sector primario se redujo, la importancia del sector externo en cuanto
a la creación de riqueza disminuyó hasta alcanzar los valores mínimos de todo
el siglo xx, la esperanza de vida se elevó y el analfabetismo disminuyó. Nada
más llegar al poder, Gustavo Díaz Ordaz se propuso impulsar una reforma
política con la intención de garantizar a los partidos de oposición un mínimo
de escaños en las Cámaras, pero la influencia de los políticos duros del Partido

100
M O D E R N I Z A C I Ó N E C O N Ó M I C A . C O M P O R T A M I E N T O EM PR ES AR IA L

Revolucionario Institucional ( pri) hizo que el presidente tuviera que renunciar


a estos propósitos. Prueba de ello es que el Gobierno federal anuló las eleccio­
nes municipales en dos ciudades del estado de Baja California Norte en las que
habían ganado candidatos del Partido Acción Nacional ( pan).
En octubre de 1968 estalló la crisis social aparentemente cuando menos se
lo esperaba el Gobierno. El aumento del gasto público había ampliado el dé­
ficit en las cuentas nacionales y aumentado la deuda externa como resultado
una vez más del rechazo a la reforma fiscal. La inflación había deteriorado la
capacidad adquisitiva de los asalariados y la distribución del ingreso no había
mejorado. El desequilibrio en las relaciones comerciales externas, claramen­
te dependientes de la importación de bienes de equipo, había aumentado el
signo deficitario de la balanza comercial. Los sindicatos obreros y campesinos
habían recibido favores y privilegios por lo que el clima de crispación se había
apaciguado bastante, pero la población urbana había crecido de forma descon­
trolada como consecuencia de las migraciones internas dando lugar a la exten­
sión de la informalidad laboral y a la ampliación de los sectores de población
desfavorecidos que no recibían los seivicios sociales ofrecidos por el Gobierno.
El rebrote de la inflación, el clima de protesta internacional, junto con el dis­
curso revolucionario cubano, prendieron la mecha entre los estudiantes de la
Universidad Nacional Autónoma de México ( unam). El hecho de que en 1968
se celebraran las Olimpiadas en la ciudad de México fue aprovechado estraté­
gicamente como altavoz para difundir internacionalmente el grito de protesta
de los desfavorecidos. Los hechos son ampliamente conocidos. El 2 de octubre
de 1968, diez días antes del inicio de los Juegos Olímpicos, el Gobierno de
Gustavo Díaz Ordaz liquidó a sangre y fuego la revuelta estudiantil. No existe
consenso hasta el día de la fecha en el número de muertos, pero por lo general
se acepta que al parecer entre 300 y 500 jóvenes murieron masacrados por dis­
paros del Ejército en la Plaza de Tlatelolco, también conocida como Plaza de las
Tres Culturas, y que más de 6.000 estudiantes fueron detenidos (oficialmente
el Gobierno reconoció sólo 49 muertos y 2.000 detenidos). Unos analistas in­
terpretan que el inicio de las agresiones no las realizó el Ejército sino gatilleros
anónimos contratados al efecto para provocar los incidentes (Batallón Olimpia).
Otros culpan directamente al Ejército y a los políticos que estaban detrás por
su responsabilidad de dar la orden de fuego y de provocar un delito flagrante
contra los derechos humanos.
Lo importante es que este suceso representó una grieta importante en el sis­
tema político. Al parecer, el pri quiso dejar claro quién mandaba en el país, pero
el resultado fue el contrario, puesto que mostró al mundo entero las debilida­
des de un sistema que presumía de democrático y de revolucionario. El rápido

101
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS, CULTURALES Y COMERCIALES

crecimiento de la población y el tipo de desarrollo económico habían hecho


que miles de individuos se quedaran sin acceso a los puestos de trabajo dig­
nos, teniendo que optar en consecuencia por la emigración, el desarraigo o la
explotación. Los cinturones de miseria de las grandes urbes aumentaron rápida­
mente, y provocaron una línea de fractura en los mecanismos de reciprocidad
políticos manejados hasta la fecha, dado que la población marginal-informal
no se fue incorporando adecuadamente a los sindicatos obreros y campesinos.
En consecuencia, los nuevos grupos de desfavorecidos no sólo no gozaban
de salarios dignos en condiciones laborales justas, sino que tampoco recibían
los servicios públicos mínimos, ni tenían acceso a los mecanismos de presión
política tradicionales. El orden interno derivado del pacto de dominación mos­
tró fisuras. Los estudiantes sólo representaban la parte superior del iceberg. El
descontento y la preocupante tensión social no fueron aireados en la prensa,
pero su señal llegó sin sordina a los responsables políticos. Grupos terroristas
como la Liga 23 de Septiembre comenzaron a actuar en distintas regiones. Los
antiguos intelectuales orgánicos rompieron con el Gobierno para simbolizar su
distanciamiento con los sucesos de Tlatelolco. El orden y la paz se quebraban
por momentos ante los ojos atónitos de millones de mexicanos. Una población
en rápido crecimiento (27 millones en 1950; 50 millones en 1970) complicaba
cualquier política asistencialista y laboral (un millón de personas adicionales se
incorporaban cada año al mercado de trabajo). Estados Unidos comenzó a ser
visto por muchos como la solución de sus problemas, pasando el país vecino
de simbolizar el mal a constituirse en la esperanza de cambio para millones de
individuos.14
El pri actuó rápidamente utilizando los mecanismos de control político que
hasta la fecha le habían ofrecido importantes réditos. En 1970 designó a Luis
Echeverría Álvarez para ocupar la presidencia. Nadie mejor que él conocía las
interioridades políticas y sociales del país por haber ocupado la Secretaría de
Gobernación en 1968 y haber sido oficial mayor del pri. Siguiendo la lógica
priísta, al responsable de los sucesos de Tlatelolco se le encargó la dirección de
los destinos de México. Las elecciones fueron complicadas. Fue votado por 2/3
del electorado, lo cual podría significar un triunfo incuestionable para cualquier
sistema democrático, pero en México representó un signo de inquietud puesto
que se alejaba del modelo de votación cerrada (carro completo) basada en el
voto duro del pacto de dominación. El año de 1970 fue complicado en bas­
tantes frentes. Los electricistas convocaron un paro, los estudiantes de la unam
se movilizaron, el sindicato de los ferrocarrileros protestó, las huelgas se suce­

14. Brachet-márquez, Viviane, El p a c to d e dom in ación . Estado, clase y reform a social en


México (1910-1995), El Colegio de México, México, 1996.

102
M O D E R N I Z A C I Ó N E C O N Ó M I C A , C O M P O R T A M IE N T O EMPRESARIAL

dieron, los precios subieron, el clima de insatisfacción se extendió y el sórdido


recuerdo del sonido de las balas de la matanza de Tlatelolco siguió flotando
en el aire. En 1971, el movimiento guerrillero se hizo presente en el estado de
Guerrero de la mano de Lucio Cabañas.
Nada más ocupar la presidencia, Luis Echeverría comenzó a actuar con
mano firme. Con el pragmatismo del p r i , varió la política económica de Gustavo
Díaz Ordaz como si se tratara de un partido con una ideología no sólo diferente
sino contraria. Expandió las «inversiones residenciales para engrasar de nuevo
las correas clientelares y recortó las no residenciales», creó el Instituto del Fon­
do Nacional de Vivienda para Trabajadores (Infonavit) para frenar el descon­
tento popular (puso a Jesús Silva-Herzog al frente para impedir que la c t m lo
controlara), duplicó el número de educadores, concedió la semana de 40 horas
a los empleados públicos, distribuyó millones de víveres (despensas) a través
de la Compañía Nacional de Subsistencias Populares (Conasupo), y trazó un
ambicioso plan para lograr que México fuera autosuficiente en la producción
de los alimentos básicos, evitando con ello la compra de maíz en los mercados
extranjeros con la consabida fuga de divisas. A su vez, el Gobierno se compro­
metió a crear empleo ampliando el sector paraestatal, concedió subsidios a los
agricultores, otorgó incentivos a la producción, impuso barreras a la entrada de
capitales extranjeros, potenció el sistema de crédito oficial (Nacional Financie­
ra), y se permitió la entrada en escena de nuevos partidos políticos y sindicatos
para lanzar la señal de que también llegaba la competencia a la arena política.
El hecho de que fueran minoritarios y de que no presentaran un frente de lucha
unido capaz de construir una alternativa política viable y creíble al p r i , no debe
hacer olvidar de que supusieran una fisura en las articulaciones clientelares de
la c t m liderada por Fidel Velázquez.
La mano de Luis Echeverría no tembló cuando mandó aniquilar la guerri­
lla del estado de Guerrero. En este caso, tuvo la precaución de evitar que las
cámaras fotográficas retrataran la acción de los 10.000 soldados enviados en
1974-1975 a pacificar la región. De forma paralela, realizó una serie de actos en la
arena internacional para demostrar su posición política. Viajó a China; estrechó
la mano de Salvador Allende y abrió las fronteras de México a los exilados
políticos chilenos; se presentó como líder de los países del Tercer Mundo una
vez que e e u u perdió la guerra de Vietnam; denunció al sionismo como forma
de racismo; y defendió los deberes y derechos económicos de los Estados en la
o n u . Una vez más, se comprobaba que la política exterior se diseñaba en función

de las necesidades internas. La defensa de los derechos humanos en el exterior


escondía la mano dura empleada en el interior.
Con el paso del tiempo y el aumento del gasto público, el déficit (se multi­
plicó por cinco entre 1971 y 1975) y la inflación crecieron golpeando a los que

103
CANINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS. CULTURALES T COMERCIALES

menos tenían, la balanza de pagos se deterioró, la deuda externa creció expo­


nencialmente, la productividad de los sectores se redujo y el nivel adquisitivo
de los asalariados se contrajo de forma notable y junto con ello su nivel de vida.
La fuga de capitales se aceleró ante la falta de confianza, disminuyó el ahorro
interno y la capacidad de inversión. Para frenar el proceso, Luís Echeverría de-
valuó el peso en septiembre de 1976 (pasó de tener una relación 12,5 pesos por
dólar en 1970, a 20,6 pesos por dólar en 1976), justo antes de realizar el cambio
presidencial, y expropió a los ricos terratenientes del norte de la República para
repartir sus tierras a los campesinos pobres, siguiendo la tradicional política
priísta de que el mandatario saliente hiciera las acciones impopulares que faci­
litaran la labor de Gobierno del presidente entrante. El clima se enrareció. Las
esposas de Luís Echeverría y José López Portillo, además de Margarita López
Portillo (hermana del presidente) sufrieron atentados de los que escaparon con
vida por casualidad. Por primera vez desde el pacto político de 1929, se volvie­
ron a escuchar preocupantes ruidos de sables en los cuarteles.15
En 1976 el pri eligió a José López Portillo para ocupar la presidencia. Hom­
bre moderado, fue secretario de Economía y Hacienda con Echeverría y parecía
conocer bien los entresijos de las finanzas públicas. Las elecciones en este caso
se produjeron sin problemas, pues el pan no llegó a presentar candidato. En
consecuencia, José López Portillo se presentó en solitario y obtuvo el 94% de
los votos (carro completo) con una participación del 69% del electorado. Dado
que la situación social parecía estar controlada, el ágil sistema político priísta
volvió a cambiar de nimbo para de nuevo a ampliar las «inversiones no residen­
ciales» promotoras de la creación de las infraestructuras a costa evidentemente
de disminuir las «inversiones residenciales». Tras el período de las concesiones
populistas de Luís Echevema, José López Portillo se propuso recuperar la con­
fianza de los empresarios nacionales e internacionales. Paralelamente, a fin de
dar más credibilidad del sistema político, emprendió una reforma electoral. Era
evidente, que al haberse presentado sólo y al haber obtenido el pri una mayoría
absoluta en la composición de las Cámaras (Congreso y Senado), parecía pru­
dente ofrecer un mayor espacio a la oposición. La reforma política emprendida
(Ley Federal de Organizaciones Políticas y Procesos Electorales) en 1977 por
el entonces secretario de Gobernación, Jesús Reyes Heroles, supuso la intro­
ducción de las modificaciones oportunas en los mecanismos electorales y en
la composición de las Cámaras (300 diputados de mayoría relativa y 100 de re­

15. C á rdenas , Enrique, Im política econ óm ica en México, 1950-1994, Fondo de Cultura
Económica, México, 1996. C o r d e r a , Rolando y T e l l o , Carlos (coords.), La desigu aldad en Méxi­
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cas y nivel d e vida entre México y España, Servicio de Información Económica Especializada
(ie d e x ), México, 2006.

104
M O D E R N I Z A C I Ó N E C O N Ó M IC A . C O M P O R T A M IE N T O EMPRESARIAL

presentación proporcional) a fin de garantizar una proporción respetable de las


voces de oposición en el arco parlamentario que ayudara a legitimar el sistema
sin ponerlo en entredicho. La institucionalización de la oposición de izquierda
quedó simbolizada con la participación del Partido Comunista Mexicano ( pcm)
en las elecciones intermedias de renovación de la Cámara de Diputados de
1979 (había quedado excluido de los comicios desde 1946) y con la creación
del Partido Socialista Unificado de México ( psum) en 1981. Para fortalecer el
papel de los sindicatos oficiales se acrecentó su poder, se creó el Banco Obrero
(controlado por la ctm), y se entregó la gestión de Infonavit (creado por Luís
Echeverría) a Fidel Velázquez. Sin embargo, los conflictos sindicales siguieron
radicalizándose como resultado del aumento en el deterioro de la capacidad
adquisitiva de los salarios (las subidas salariales otorgadas estuvieron por de­
bajo de la inflación). En concreto, el conflicto con el poderoso sindicato de los
maestros no pudo ser controlado.16
El sexenio liderado por José López Portillo se enfrentó a numerosos proble­
mas. En un primer momento (1977-1979) se impulsó el crecimiento en un clima
de austeridad fiscal. Fue el período de la «Alianza para la producción». Nada
más llegar a la presidencia, López Portillo planteó la necesidad de aumentar la
productividad y realizar recortes en el gasto, pero al no querer intranquilizar
a los marginados-informales siguió aumentando los problemas estructurales
heredados del pasado. Al otorgar un aumento del 263% al isste se generó un
desequilibrio inmediato en las cuentas del Estado, que acabó golpeando a los
sectores de menores recursos cuando posteriormente se tuvo que proceder a
la devaluación del peso. En un segundo momento (1980-1982,) el aumento
del gasto público como consecuencia de la excesiva confianza depositada en
la subida del precio del petróleo acabó impulsando un déficit incontrolado
(15% del pib ). El aumento del gasto público y el rechazo a la realización de una
reforma fiscal capaz de ampliar los ingresos derivados de la renta y el capital
por comprender que ello habría quebrado el pacto de dominación y por tanto
desequilibrado el sistema político priísta, acabaron aumentando de forma es­
pectacular la deuda externa. La aparición de nuevos yacimientos petrolíferos
en 1973 dieron un respiro al Gobierno, pero acabó petrolizando la fiscalidad
y creando una peligrosa dependencia. Cuando los precios del crudo cayeron
en 1981 y las tasas de interés del dinero en los mercados internacionales se
elevaron, México se tuvo que enfrentar a una deuda externa descomunal que

16. B iz b e r g , Ilán y M e y er , Lorenzo (coords.), Una historia con tem porán ea d e México,
Océano, México, 2003- B iz b e r g , Ilán, -Los efectos de la apertura comercial sobre el mercado
laboral y las relaciones industriales en México», en Gustavo V ega C ánovas (coord.), Liberación
econ óm ica y libre com ercio en A m érica d el Norte, El Colegio de México, México, 1993, pp.
151-186.

105
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS, CULTURALES Y COMERCIALES

acabó en la suspensión de pagos de 1982. La nacionalización de la banca (1 de


septiembre de 1982 ) para evitar la fuga de capitales masiva creó aún mayores
problemas. En 1980 se creó la Coordinadora Nacional del Movimiento Urbano
Popular (1980) con la finalidad de reducir la pobreza, pero todo indicó que era
una medida que llegaba tarde y que se trataba más de una patada de ahogado
que de una acción madurada basada en un programa creíble. El Gobierno de
José López Portillo al final no fue capaz de contentar a los empresarios, ni de
garantizar el apoyo de los sectores de menores rentas. Acabó siendo un sexenio
perdido que puso de manifiesto que el sistema político priísta tenía profundos
problemas estructurales. Todas las señales indicaban que se requería del paso
de un modelo de Estado prebenditario hacia otro centrado en el funcionamien­
to transparente de las instituciones.17
Durante los sexenios de Miguel de la Madrid Hurtado (1982-1988), Carlos
Salinas de Gortari (1988-1994), Ernesto Zedillo Ponce de León (1994-2000) y
Vicente Fox (2000-2006), se impulsaron reformas económicas encaminadas
a abrir los mercados al exterior para hacerlos más competitivos, privatizar
las empresas paraestatales para ampliar la eficiencia productiva, recortar el
gasto publico para controlar la inflación, y reducir las injerencias de la po­
lítica en las actividades económicas, dejando que la relación entre oferta y
demanda discurriera más libre con las menores intervenciones posibles, a
fin de lograr un desempeño económico más adecuado. La misión explícita
fue acabar con las políticas intervencionistas de mediados del siglo xx, los
regímenes proteccionistas y en especial con el modelo autárquico de Indus­
trialización por Sustitución de Importaciones del pasado (véanse cuadros
adjuntos).
El comportamiento macroeconómico no deja lugar a dudas de que se cose­
charon algunos importantes éxitos, pero también que estos se fueron reduciendo
al no estar acompañados de la introducción de las necesarias reformas políticas
que se requerían. Prueba de ello fueron las contestadas elecciones de 1988 en la
que salió elegido Carlos Salinas (con el 50,7% de los votos) tras la celebración de
unos comicios poco transparentes (con una abstención del 49,7% de los ciuda­
danos con derecho a votar) en los que salieron denotado Cuauhtémoc Cárdenas
(el Frente Democrático Nacional después se convirtió en el Partido de la Revo­
lución Democrática) y Manuel Clouthier (Partido Acción Nacional); y en las que

17. S m ith , Peter «F.I impacto politico del libre comercio en México-, en Gustavo vega ca n o -
vas(coord.), Liberación econ òm ica y libre com ercio en A m érica d el Norie, E1 Colegio de Méxi­
co, México, 1993, pp. 371-393. S m ith , Peter, D em ocracy in Latin A m erica, Oxford University
Press, Oxford, 2005. C àrdenas, Knrique, l.a p olitica econ òm ica en México, 1950-1994, Fondo
de Cultura Econòmica, México, 1996. D o r n bu sc h , Rudiger y E dw ards, Sebastian (eds.), Macro-
econom ia del populismo en la América ÌMina, Fondo de Cultura Econòmica, México, 1992.

106
M O D E R N I Z A C I Ó N E C O N Ó M I C A . C O M P O R T A M IE N T O EMPRESARIAL

el pri dejó de ostentar la mayoría calificada en el Congreso lo cual se tradujo en


una reducción de la capacidad de acción del Presidente (el pri pasó de cosechar
el 86,3% de los votos en 1964 al 51% en 1988).18 Hay que subrayar que la con­
tracción económica internacional de la década de los ochenta se tradujo en un
claro parón del crecimiento. La crisis de la deuda de 1982 supuso un retroceso
en los ritmos de crecimiento económico y un claro deterioro en el pib per cápita,
un empeoramiento de la distribución del ingreso, un aumento de la pobreza y un
empeoramiento en los índices de convergencia regional.19
A partir de 1994 comenzaron a cosecharse los resultados esperados de las
intensas gestiones diplomáticas y comerciales en las que se había venido tra­
bajando durante el sexenio de Carlos Salinas. El 1 de enero de 1994 entró en
vigor el tlcan con eeuu y Canadá; en 1995 le tocó el turno al G-3 (firmado con
Venezuela y Colombia), en 1995 se establecieron tratados de libre comercio con
Bolivia y Costa Rica; en 1998 con Chile y Nicaragua, y en 2000 con El Salvador,
Guatemala, Honduras, Unión Europea e Israel. El potencial consumo interno en
México era sin duda más elevado que en el caso de Chile (en 1970 la población
total de México era de 50 millones de habitantes y en 2000 llegó a 95 millones),
pero la extensión de la pobreza y la pervivencia de la mala distribución del
ingreso hicieron que la demanda interna no creciera con la fuerza necesaria
teniéndose que apoyar una vez más el crecimiento también en este caso en los
mercados externos. No casualmente, el sector externo pasó de representar el
4% del pib en 1975 al 30% del pib en 2001 20 (véanse cuadros adjuntos y gráficas
1 a 3).
La apertura comercial, la desregulación económica, la expansión de la de­
manda internacional y la llegada de ahorro externo del exterior favorecieron
sin lugar a dudas entre 1994 y 2006 el crecimiento económico en México.21 No
obstante, en este caso, a diferencia del caso chileno, el ritmo de crecimien­

18. A lcántara et al., op. cit.


19. B oltv in ik , Julio y H ernández La o s , Enrique, Pobreza, distribución d el ingreso en México,
Siglo xx i, México, 1999- G a rduñ o , S er g io O . y G on zález , Gabriel, Los in dicadores d e bienestar
en M éxico, 1940-1995, Instituto de Investigación Económica y social Lucas Alamán, México,
1998, p. 47. S o t o R e y e s , Ernesto; A lejandro C arrillo , María y R evueltas, Andrea (coords.), Glo-
balización , econ om ía y proyecto n eoliberal en México, Universidad Autónoma Metropolitana,
México, 1995.
20. S errano , Mónica y B ulmer- th o m a s , Víctor (eds.), Rebuilding the State: M éxico a fter Sali­
nas, Institute of Latin American Studies, Londres, 1995. S heahan , John, Conflict a n d Change
in M exican Econom ic Strategy, Center for US-Mexican Studies, University of Califomia-San
Diego, San Diego, 1991.
21. C h a m bers, Edward J. y H. S m ith , Peter (eds.), NAFTA in the New Millennium, La Jolla
y Edmonton, Center for U.S.-Mexican Studies and University of Alberta Press, 2002. G ó m e z ,
op. cit, 2005.

107
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS, CULTURALES 1 COMERCIALES

to no fue constante ni creciente, sin poderse establecer en consecuencia un


índice de correlación tan claro entre el nivel de apertura comercial externa y
el desempeño económico. Las intensas turbulencias políticas en 1994 (ex­
plosión del movimiento armado del Ejército Zapatista de Liberación Nacional,
asesinatos políticos de alto nivel, celebración de elecciones presidenciales en
un clima de incertidumbre), la crispación transmitida en los medios masivos
de comunicación, la inadecuada respuesta que se dio en los últimos años del
Gobierno de Carlos Salinas a las demandas de cambio político, y sobre todo
el funcionamiento poco transparente de las instituciones fueron creando un
peligroso escenario de incertidumbres y desconfianzas. El Programa Nacional
de Solidaridad (Pronasol), basado en la distribución de recursos entre los co­
lectivos sociales de menores recursos (y potencialmente cercanos al partido
de oposición del p r d ) ofreció resultados positivos en el corto plazo al mejorar
los niveles de vida de las regiones donde se realizaron las inversiones (lo que
posteriormente se tradujo en una aumento del apoyo electoral al p r i ) , pero
no fue capaz de mejorar los índices de cohesión social del país ni menos aún
aumentar la confianza en el funcionamiento transparente de las instituciones.22
Todo ello acabó explotando en la crisis económica, en las tensiones sociales
y en las turbulencias políticas de 1994 (el p i b tuvo un crecimiento negativo de
-6,2% en 1995) favorecida por la subida de las tasas de interés en los mercados
internacionales.23
La transparencia de las elecciones presidenciales celebradas en 1994 en
la que Ernesto Zedillo salió electo con el 48,7% de los votos frente a su rival
inmediato, Diego Fernández de Cevallos en representación del p r d que obtu­
vo el 24,9% de los votos (tras una todavía inexplicada retirada de la campaña
electoral), junto con la acertada incorporación de medidas correctoras por parte
del nuevo Gobierno, hicieron que comenzara a recuperarse con relativa rapi­
dez la confianza en el funcionamiento de las instituciones, regresara el diálogo
político como el elemento esencial de la solución de los problemas, aumentara
la credibilidad en la división de poderes y se elevara el nivel de vida de los
asalariados. Los resultados económicos no se hicieron esperar. El p i b total y per
cápita volvieron a crecer a ritmos elevados entre 1996 y 2000 ; y la inflación
se controló, obviamente a costa de reducir el gasto público. En esta ocasión,
a fin de poder contran-estar el clima de deterioro social, el resquebrajamiento

22. P érez H e rrero , Pedro, -Subcomandante Marcos: ¿Guerrillero del siglo xix o del siglo
xxi?», Tiempos d e A m érica. Revista d e Historia, Cultura y Territorio, 13, 2006b, pp. 3-28. M o re ­
n o T o sc a n o , Alejandra, Turbulencia política. Causas y razon es d el 94, Océano, México, 1996.

S h ea iia n , John, op. cit. D resser , Denisr, Neopopulist Solutions lo Neoliberal problems: México's
N ational Solidarity Program, Centre for US-Mexican Studies, ucsd, 1.a Jolla, 1991.
23. S o t o -C a r r iu o -R evueltas, op. cit.; G ó m e z G arcía , op. cit., 2006.

108
M O D E R N I Z A C I Ó N E C O N Ó M IC A . C O M P O R T A M I E N T O EMPRESARIAL

del sistema de partidos políticos y sobre todo la confianza en que la ciudada­


nía concedía a los políticos como actores capaces de resolver los conflictos,
se decidió ampliar las «inversiones residenciales- para seguir alimentando las
relaciones clientelares. Evidentemente, todo ello se hizo a costa de dejar de
invertir en la adecuada mejora de la estructura productiva que necesitaba el
país («inversiones no residenciales» y en «maquinaria».24 La derrota del pri ( s u s
diputados dejaron de ostentar la mayoría en el Congreso) en las elecciones in­
termedias de 1997 para la composición de la Cámara de Diputados indicó que
se recuperaba la dinámica de la división de poderes, pero que el costo político,
social y económico que se tuvo que pagar fue alto, pues a partir de entonces
las continuas discusiones en la Cámara impidieron introducir las medidas que
hubieran sido necesarias para mejorar el desempeño económico al despejar las
incertidumbres permanentes en las que se vivía25 (véanse gráficas 1 a 3 ).
El clima de confianza político se deterioró de nuevo con la llegada de Vi­
cente Fox a la Presidencia (ganó con el 42,5% de lo votos) cuando todos los
indicadores parecían demostrar que iba a suceder lo contrario. Las elecciones
se realizaron con limpieza (vigiladas por el excelente funcionamiento del Insti­
tuto Federal Electoral), y los resultados fueron aceptados por la oposición (en
este caso del pri y del prd) con elegancia democrática. La alternancia política
se logró sin excesivos traumas políticos después de un período en el que el
partido hegemónico ( pnr- priM-pri entre 1929 -2000 ) había gobernado con mano
firme, celebrado elecciones cada seis años para legitimarse en el poder, ga­
rantizado el orden interno, alejado la participación en política de los militares
y asegurado un cierto reparto de beneficios sociales entre grandes masas de
población que crecían a tasas exponenciales. No obstante, tras una «transición
de terciopelo» modélica, el nuevo gabinete a los pocos meses de Gobierno no
supo ganarse la confianza de buena parte de la población, la falta del liderazgo
fue ocasionando inquietudes, y el escaso diálogo político entre Vicente Fox,
su propio partido ( pan) y los grupos de la oposición ( pri y prd) hicieron que
se fuera generando una distancia creciente entre el Congresos de la Unión
(Cámara de Diputados y Senado) y la Presidencia haciendo difícil cualquier
acuerdo que posibilitara avanzar en los consensos necesarios para acometer las
reformas estructurales que demandaba urgentemente el país (energía, laboral,
administración pública, fiscalidad, justicia, descentralización, participación ciu­
dadana, seguridad pública, sistema de partidos, etc .).26 A su vez, el papel que

24. P érez H e rrero , op. cit., 2006a.


25. Dussel Peters, Enrique, *El Cambio Estructural del Sector Manufacturero Mexicano,
1988-1994-, C om ercio Exterior, 45: 6, 1995, pp. 460-469. GÓMEZ, op. cit., 2006.
26. V argas , Pablo (coord.), A genda y propuestas p a r a la reform a política en México, Uni­
versidad Autónoma del Estado de Hidalgo, Pachuca, 2005.

109
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS, CULTURALES Y COMERCIALES

desempeñaron los empresarios en la dinámica política a través del -cabildeo» en


el Congreso no fue modélica; y los partidos de oposición (pri y prd) entendie­
ron que el juego democrático se basaba esencialmente en la oposición frontal
a cualquier propuesta del Presidente de la República en tanto en que líder del
Ejecutivo interpretando erróneamente que con ello se potenciaba la división
de poderes. Según palabras de Héctor Aguilar Camín, los mexicanos vivieron
a finales del siglo xx y comienzos del siglo xxi en un «Estado de ilegalidad con­
sentida» en vez de en un verdadero Estado de Derecho .27 Por si fuera poco, este
clima de escaso diálogo político interno se tuvo que inscribir en un clima de
coyuntural contracción en los mercados internacionales como resultado de los
atentados en Nueva York del 11 de septiembre de 2001 y la guerra de Iraq. En
este complicado escenario de la política interna e internacional, el desempeño
económico se tradujo en un descenso grave de las tasas de crecimiento econó­
mico hasta 2004 (total y per cápita, por debajo incluso a la media de América
Latina) que comenzó una leve recuperación; y el partido del Gobierno fue
castigado en las elecciones legislativas intermedias de 2003 (el pri aumentó 15
diputados, el pan perdió 54 y el prd ganó 43 ).28
Resulta llamativo que, a diferencia de Chile, en México las remuneraciones
medias de los asalariados descendieron a partir de 1995.29 En cuanto a la con­
fianza que los inversores externos mostraron en el desempeño económico y
en el buen funcionamiento de las instituciones mexicanas, se constata que la
ied subió de forma elevada y creciente durante el Gobierno de Ernesto Zedillo
(1994-2000), pero que este proceso no sólo se detuvo, sino que comenzó a
mostrar una tendencia de desaceleración durante el Gobierno de Vicente Fox,
justo cuando precisamente cabía esperar que la alternancia política se convir­
tiera en un mayor nivel de confianza. Prueba de que los inversores extranjeros
no concedieron la suficiente confianza en el desempeño económico y político
del país lo representa el hecho de que el índice del riesgo país se elevó en 2002
y de que hasta 2006 se mantuvo alto (2,7 veces superior al de Chile). La cali­
ficación de grado de inversión de deuda soberana de largo plazo en moneda
extranjera (según medidas realizadas por Standard & Poors’s) empeoró en los
años 2002-2004, mejoró tímidamente en 2005 y se redujo de forma clara como
consecuencia de las turbulencias de las elecciones del verano de 2006 y sobre
todo de la falta de claridad en la aceptación de los resultados electorales, de­

27. Aguilar CamIn, Héctor, México. La sem illa y la cen iz a, Cal y Arena, México, 2000.
28. A lba V eg a , Carlos, -Los empresarios y la democracia en México», Foro Internacional,
xlvi : l, 2006, pp. 122-149. D elg ad o W ise , Raúl et al., M éxico en el prim er a ñ o d e G obierno de

Vicente Fox, Porrúa, México, 2002. P érez H e rrero , op. cit., 2001. A lcántara, op. cit, 2006. Gó­
mez García, op. cit., 2006.
29. G ómez G arcIa, op. cit., 2005.

110
M O D E R N I Z A C I Ó N E C O N Ó M I C A . C O M P O R T A M I E N T O EMPRESARIAL

mostrándose con ello la importancia del buen funcionamiento de las instituciones


para el desempeño económico. La deuda externa fue uno de los indicadores
que mejor comportamiento tuvo en el período al reducirse desde 1995. Medida
como porcentaje de las exportaciones de bienes y servicios, se compaieba que
la deuda externa pasó de representar el 213% en 1993 al 58% en 2005 (muy por
debajo de la media de América Latina) (véanse cuadros adjuntos).
Los mismos datos de la base estadística construida para esta investigación
demuestran que en México el impulso económico que se generó a partir de
1994 y en especial desde 2004 se realizó además como resultado de incremen­
tos extensivos en la producción, en vez de esencialmente en un aumento
adecuado de la productividad de los factores, la creación de los puestos de
trabajo necesarios requeridos por la sociedad mexicana, y las mejoras gene­
ralizadas en la capacidad adquisitiva de los salarios. En el período 1993-2005
la población económicamente activa aumentó en 10,2 millones de personas
(pasó de 33,7 a 43,9 millones) y sólo se crearon 3,4 millones de empleos
formales, generándose en consecuencia un déficit de 6,7 millones de puestos
de trabajo. La base de datos muestra sin lugar a dudas que tras la firma de
12 tratados de libre comercio con 42 países, las exportaciones aumentaron,
pero al mismo tiempo se dio una concentración de las ventas, convirtiéndose
el mercado de los Estados Unidos en el casi único cliente con las consabidas
consecuencias negativas que una dependencia de este tipo puede generar
(efecto de desviación de comercio en vez de creación de comercio). Además,
las exportaciones siguieron concentradas en las grandes empresas transna­
cionales (maquila) productoras de vehículos, electrodomésticos y maquinaria
electrónica, sin haberse logrado estimular los spillover (efecto de incorpora­
ción de nuevas tecnologías en las empresas mexicanas como resultados de
la llegada de nuevas empresas extranjeras) sobre las pequeñas y medianas
empresas nacionales. A todo ello se añadió que los incrementos en los volú­
menes de exportación se realizaron sobre la base del aumento de la impor­
tación de bienes de equipo (con el consiguiente desequilibrio en la balanza
de pagos) y sin el respaldo de eficientes políticas de promoción del comercio
externo .30
Teniendo en cuenta que buena parte del valor agregado de los productos
exportados por México se basó en esta época en la incorporación de mano
de obra barata en vez de en la utilización de mano obra cualificada y empleo
de alta tecnología (a lo que hay que sumar el precio que hay que pagar por
la existencia de administración poco eficiente que se tradujo en una elevación

30. G óm ez G arc Ia , op. cit., 2006. S o t o R ey es , Ernesto; A lejandro C arrillo , María y R evueltas,
Andrea (coords.), G lobalización, econ om ía y proyecto n eoliberal en México, Universidad Au­
tónoma Metropolitana, México, 1995.

III
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS. CULTURALES Y COMERCIALES

de los gastos administrativos y una ampliación de los tiempos de gestión),


varios autores subrayaron que durante la década 1994-2004 la productividad
de la mano de obra mexicana decreció con el consabido descenso de su
capacidad adquisitiva y competitividad internacional generándose en conse­
cuencia un peligroso proceso de aceptación de la explotación de la mano de
obra hasta niveles inimaginables en las plantas productivas de la «maquilas-
sin generar los eslabonamientos internos necesarios que requiere un desarro­
llo económico integral y autosostenido. Muchos de estos autores defendieron
que la apertura comercial externa y las privatizaciones no se hicieron con la
debida transparencia por lo que sus resultados no se tradujeron en el aumen­
to de la productividad, que no se dio una mejoría de la competitividad en los
niveles esperados, que no se produjo un crecimiento sustancial ni extensivo
de los spillovers y que los efectos de los flujos de capital en la inversión domés­
tica tendió a desaparecer, debido a una reducción en la correlación del tipo
de cambio real y el índice de precios de las acciones con los flujos de capital.31
El hecho de que los precios del petróleo siguieran subiendo a comienzos
del siglo xxi en los mercados internacionales y que los ingresos fiscales del
Gobierno se beneficiaran de este proceso se tradujo en la práctica en la pos­
tergación sine die de las reformas laborales, hacendaría, energética y de la
administración pública.
Sin embargo, esta imagen poco positiva del sector de las maquilas ha sido
puesta en entredicho por otros autores que han sostenido -utilizando el mé­
todo de análisis de Malmquist- que precisamente la apertura comercial y la
desregulación económica supuso en el período 1994-2000 una mejoría en la pro­
ductividad de la industria manufacturera mexicana en comparación al período

31. D u s s e i , op. cit., H ernández L a o s , -Convergencias y divergencias entre las economías


de México y eeuu en el siglo xx-, Investigación E con óm ica, txiu: 250, 2004, pp. 87-130. Fujn
O ie c h k o , Dmitri -Inversión extranjera y productividad en México», Investigación Económ ica
( unam) , l x iii : 248, 2004, pp. 147-173- I barra , Carlos A., «Capital flows, Exchange Rate Regime,
and Macroeconomic Performance in México-, Investigación E con óm ica, lx iii: 250, 2004, pp.
15-46. A itek en , B. J., G. H . H anson y A . E. H arrison , -Spillovers, Foreing Investment and Ex­
port Behaviour-, Jo u r n a l o f International Econom ics, 43, 1997, pp. 103-132. blo .m stró m , M.,
y ¡»ersson , H ., -Foreingn investment and spillovers efficiency in an underveloped economy:
evidence from the mexican manufacturing industry«, World Development, 11:6, 1983, pp. 493-
501. g r eter , J. M., -Determináis at Technological Diffusion in Mexican Manufacturing: a Plant-
level Analysis», World Development, 27: 7, 1999, pp. 1287-1298. g ü em ez , Guillermo «México.
Productividad, tecnología, reformas estructurales y desarrollo económico- (Conferencia en el
evento Foro Tecnológico de la Construcción, México DF 18-19 de julio de 2002). r o m o , D.,
•Derramas tecnológicas de la inversión extranjera en la industria mexicana-, C om ercio Exte­
rior, 53: 3, 2003.
M O D E R N I Z A C I Ó N E C O N Ó M I C A . C O M P O R T A M IE N T O EMPRESARIAL

1984-1993 en el que todavía se dieron excesivas regulaciones y proteccionis­


mos gubernamentales32 (véase gráfica 3).
Finalmente, hay que subrayar que el no reconocimiento del triunfo de Fe­
lipe Calderón Hinojosa (obtuvo oficialmente el 35,89% de lo votos) por parte
de Andrés Manuel López Obrador ( amlo, en representación de la Alianza por el
Bien de Todos que incorporaba al prd , que obtuvo el 35,31% del apoyo electo­
ral) en las turbulentas elecciones del 2 de julio de 2006 reflejó bien la situación
del sistema político mexicano, el deterioro del adecuado funcionamiento de las
instituciones, y el retroceso en la confianza que la ciudadanía depositaba en
la política y los políticos. Sin duda, el clientelismo siguió siendo el alma de su
cultura política. La izquierda latinoamericana, y en especial la mexicana, no fue
debidamente reformada con la intensidad deseable,53 siguiendo en consecuen­
cia siendo bastante habitual escuchar a muchos de sus dirigentes que el exterior
era el causante de buena parte de los males de América Latina. ami.o debe ser
considerado más un cacique que basa su poder en las relaciones el ¡entelares y
en el reparto discrecional de favores que un líder de un partido de izquierda.
Prueba de ello es su famosa declaración en el zócalo de la ciudad de México
en el verano de 2006 de «al diablo con las instituciones».
Con ello demostró que cuando aquellas no funcionaban de acuerdo a sus
deseos y esperanzas no servían, afirmando para justificar su discurso que las
actuales no son ni representan al «pueblo» por ser heredaras de la corrupción
del pri. En conclusión, todos los datos parecen coincidir que si bien se han co­
sechado triunfos innegables en la eficiencia económica en México como resul­
tado de la introducción de reformas comerciales y económicas, estas no han te­
nido el calado deseable quizás a que el funcionamiento del sistema de partidos
en México fue todavía deficiente, las instituciones no merecieron la confianza
necesaria, y los consensos, los pactos y las alianzas fueron interpretados como
una traición o cuando menos como un regalo entregado a la oposición y por lo
tanto una demostración de debilidad.34

32. B row n G rossman , Flor y D o m ín g uez V illalobo s , Lilia, «Evolución de la productividad en


la industria mexicana: una aplicación del método de Malmquist», Investigación Económ ica,
l x jii : 249, 2004, pp. 75-100.

33. P érez H errero (ed.), op.cit., 2006. B a rón , Atilio, «La izquierda latinoamericana a co­
mienzos del siglo x xi: promesas y desafíos, en N orma d e los R ío s M énd ez e I rene S ánchez R amos
(coords.), A m érica Latina: historia, realidades y desafíos, unam , México, 2006, pp. 515-540.
B a rtra , Roger, -Fango sobre la democracia», Letras ¡Abres, septiembre, 2006.
34. V a rgas, op. cit.

113
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS, CULTURALES V COMERCIALES

LAS EXPERIENCIAS HISTÓRICAS CHILENA Y MEXICANA


EN TÉRMINOS COMPARATIVOS

Tas la comparación de la información recolectada en la base de datos cons­


truida para la realización de la presente investigación, se pueden extraer algu­
nas conclusiones. Obviamente habría que introducir las oportunas diferencias
regionales, sociales y sectoriales en cada uno de los países analizados, pero por
falta de espacio se optó por ofrecer sólo los resultados generales siendo cons­
cientes de las diferencias que dichos datos agregados esconden. Algunos de los
indicadores existentes subrayan que en los últimos años se han alcanzado más
mejorías sociales en Chile que en México. Según los datos ofrecidos por algu­
nas prestigiosas instituciones (distinguidos por su credibilidad internacional por
los métodos utilizados para realizar sus cálculos), el consumo de kilovatio, per
cápita se multiplicó por tres en Chile entre 1980-2005, mientras que en México
lo hizo sólo por dos en las mismas fechas; el número de teléfonos móviles y or­
denadores personales por cada 1.000 habitantes fue del doble en Chile que en
México en 2005; la utilización de Internet fue tres veces superior en Chile que
en México en el mismo año de 2005; el número de camas de hospital por cada
1.000 habitantes fue tres veces superiores en Chile que en México en 2006; la
pobreza (medida como el porcentaje de la población con menos de 2 $ diarios)
disminuyó en 2005 con más intensidad en Chile (2,5%) que en México (10,9%);
y la media del crecimiento del p ib per cápita fue superior en Chile entre 1990-
2005 que en México.35
Los datos específicos sobre educación indican que la población analfabeta
fue en 2005 bastante superior en México (7,4%) que en Chile (3,5%); que el
promedio de alumnos por maestro en el primer nivel de enseñanza fue similar
en los dos países en 2004 (27 en Chile, 28 en México); que el promedio de
alumnos por maestro en el segundo nivel de enseñanza fue en 2004 más alta
en México (18) que en Chile (25); que el porcentaje de gasto público destina­
do a educación como porcentaje del pib total fue en el período 2 0 0 2 - 2 0 0 3 casi
idéntico en ambos países (México, 4,1%; Chile, 4,0%); que la asistencia escolar
por quintiles de ingreso fue superior en 2003 en Chile (67,8% del 20% más rico)
que en México (48,7% del 20% más rico); que el total de años de instrucción
en 2003 de la población de 13 años y más fue más elevado en Chile (18,4%)
que en México (16,7%); que la población económicamente activa de 15 años
de edad y más en 2003 recibió más años de instrucción en Chile (28,5%) que
en México (22,8%); y que el total de años de estudio en promedio de la po­

35. Corporación Latinobarómetro, 1995 - 2 0 0 5 D iez Años d e Opinión Pública, Santia­


go Chile, 2005. DataGob, B ase d e datos d e in dicadores d e gobern abilid ad , d¡id, iadb, 2007
(http://www.iadb.org/datagob/home_esp.html).

114
M O D E R N I Z A C I Ó N E C O N Ó M I C A . C O M P O R T A M IE N T O EMPRESARIAL

blación económicamente activa de 25-59 años de edad en 2003 fue mayor en


Chile (11,3) que México (9,5 ).36 Existen numerosos trabajos sobre la relación
entre los cambios en la inversión en educación y el comportamiento econó­
mico, pero hasta el momento no existen datos concluyentes compartidos por
la mayoría de los investigadores sobre los índices de correlación entre ambas
variables. Queda claro que la educación debe ser entendida como una variable
necesaria, pero no suficiente para el desarrollo económico, social y político,
al comprobarse que no se puede establecer la relación automática y mecánica
entre un aumento en inversión educativa de alto nivel (estudios universitarios)
y una elevación en la misma proporción en la productividad de los factores. Se
ha demostrado que los trabajadores mejor cualificados no encuentran de forma
asegurada y mecánica mejores trabajos y salarios en consonancia con su nivel
de preparación; que la oferta educativa de comienzos del siglo xxi no se adapta
correctamente a la demanda laboral actual y menos aún al contexto internacio­
nal, por lo que acaba siendo escasamente competitiva; y que en bastantes oca­
siones un porcentaje elevado de profesionales latinoamericanos con una alta
capacitación educativa acaban trabajando en puestos de trabajo que requieren
de menos cualificación, reciben salarios por debajo de lo que deberían debido
a la existencia de una sobreoferta, o directamente optan por emigrar, impulsan­
do de esta fonna un aumento de la »sangría de cerebros» hacia universidades y
centros de investigación de países desarrollados con mejores niveles de salario
y calidad de servicios, comprobándose en consecuencia con ello que parte de
los esfuerzos realizados en la educación superior por los Gobiernos de América
Latina pueden acabar siendo aprovechados en cierta proporción por los países
más desarrollados.37
La misma base de datos construida para esta investigación muestra que la
confianza en el funcionamiento de las instituciones ha mejorado con más in­
tensidad en Chile que en México. Las certidumbres depositadas en las formas
democráticas ha pasado de recibir un apoyo en Chile del 54% de la población
en 1996 al 6 l% en 2006, mientras que en México para las mismas fechas se pasó
del 53% al 58% respectivamente; el sentimiento de que la corrupción contamina
la toma de decisiones políticas y económicas no sólo demostró ser superior
en México (70%) que en Chile (20% según datos de 2006), sino que lo más
preocupante fue comprobar que en el primer caso las cifras mejoraron entre
1996 y 2005, mientras que en el segundo empeoraron en el mismo período;

36 . CEPAL, 2006;CEPAL, 2007.

37. V illanueva, Ernesto, "Problemas persistentes y desafíos sin resolver-, Revista Quorum,
15, 2006, pp. 27-37. G onzález , Luis Eduardo y E spinoza , Óscar, 'Perspectivas de desarrollo de la
educación superior en América Latina en un mundo global izado-, Revista Quorum, 15, 2006,
pp. 63-76.

115
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS, CULTURALES í COHERCIALES

la población mexicana crece en mayor proporción (35%) que la chilena (14%)


que los puestos se asignan en función de las relaciones clientelares; resulta lla­
mativo comprobar que la democracia fuera identificada en Chile en 2005-2006
con el desempeño de los derechos civiles (46%) y en menor medida con las
elecciones (16%), mientras que en México la proporción fuera precisamente la
contraria (elecciones 39 % y derechos civiles 22 %); el crédito que la ciudadanía
deposita en la gestión del Gobierno fue mayor en Chile ( 6 l%) que en México
(46%) en 2006; la confianza en la policía fue tres veces superior en Chile (pasó
de tener el respaldo del 46% de la población en 1996 al 63% en 2005) que en
México (donde se obtuvo sólo una escasa mejoría al pasar del 11% en 1996 al
22 % en 2005); la aceptación del soborno como uno de los mecanismos para
arreglar los conflictos diarios fue 55 veces superior en México que en Chile en
2005; y la visión que la ciudadanía tiene de la transparencia de la gestión de
la administración pública y del funcionamiento de las instituciones públicas es
mejor en Chile que en México (lo cual no es una casualidad dado que en el
primer caso se hicieron reformas importantes a partir de 1994).
La percepción sobre el Estado de derecho (este indicador combina infor­
mación sobre derechos de propiedad, aplicación de contratos, independencia
del poder judicial, etc.) es alta (superior a uno, además de haberse mantenido
en igual proporción desde 1996 hasta 2005) en Chile y baja en México (por
debajo de cero, observándose un declive en 2005). Cuando se pregunta a los
encuestados si estarían de acuerdo con un golpe miliar en el hipotético caso de
que la situación se «complicara», un 31,4% de la población mexicana declaró en
, 2005 que lo apoyaría, mientras que sólo lo hizo un 19,5% de la chilena. Como
resultado de todos estos procesos y percepciones, no por casualidad, la llegada
de ied a Chile no dejó de crecer entre 2000-2004, mientras que en México retro­
cedió en el mismo período.38
La mismas fuentes indican que la participación ciudadana en los comicios
celebrados en 2006 fue elevada en ambos países (Chile, 71%; México, 78%),
pero se comprueba también que la percepción sobre la transparencia en el
sistema electoral se deterioró notablemente en México como resultado de la
campaña electoral (descalificaciones duras entre todos los contendientes) y del
todavía no cerrado conflicto postelectoral (Felipe Calderón Hinojosa realizó la
«protesta» de su cargo de presidente de la República en una clima extremada­
mente crispado en el Congreso de la Unión; y Andrés Manuel López Obrador,
del prd , no aceptó nunca el triunfo obtenido oficialmente por un estrecho
margen de votos por Felipe Calderón Hinojosa, del pan, y se autoproclamó

38. Corporación Latinobarómetro, 2003, 2004, 2005, 2006; DataGob, 2007; cepal , 2007,
cepal ,2007.
M O D E R N I Z A C I Ó N E C O N Ó M I C A . C O M P O R T A M I E N T O EMPRESARIAL

Presidente del pueblo mexicano en el zócalo de la Ciudad de México en una


ceremonia -no oficial» procediendo incluso a nombrar un gabinete de Gobier­
no alternativo). La percepción sobre el desarrollo de las libertades civiles y los
derechos políticos es alta en Chile desde 1990, comprobándose que en México
se generó una ligera mejoría a partir de 2002 ; y el sentimiento de progreso eco­
nómico es de casi el doble en Chile (62%) que en México (32 %).39
No obstante, los mismos indicadores muestran que no todos los datos fue­
ron siempre positivos para Chile y negativos para México. La confianza en el
sistema judicial ha empeorado en Chile (pasó de tener el apoyo del 35% de la
población en 1996 al 26% en 2005) y mejorado en México (pasó del 18% en
196 al 27% en 2005); la percepción sobre la libertad de prensa es francamente
superior en México que en Chile, aunque se observa que en ambos casos ha
habido un claro deterioro en los últimos años; el número de días medio esti­
mado para abrir un negocio ha mejorado sustancialmente en México en 2006
hasta equipararse al patrón de comportamiento de Chile; la percepción sobre
la honestidad financiera de los partidos políticos ha mejorado en México y
empeorado en Chile a partir de 2005; y el porcentaje que representa la deuda
externa sobre el p i b total ha descendido de forma clara en México (20,8% en
2004) en comparación al caso chileno (47,9% en 2004).40
En lo que coinciden todos los datos es en señalar que en Chile se realizó
una transición política exitosa al pasar de un régimen dictatorial militar violen­
to y excluyeme a un sistema democrático pacífico, participativo (1990) en el
que la concertación entre partidos (socialdemócrata y democratacristiano), el
diálogo y los consensos fueron aceptados por todas las fuerzas sociales, polí­
ticas y económicas como los mecanismos propicios para tratar de arreglar los
problemas existentes. Existe un extendido consenso entre los especialistas en
interpretar que la sólida tradición institucionalista iniciada durante el siglo xix
influyó de forma positiva en el proceso de retorno a la normalidad democrática
tras el final de la dictadura pinochetista, aunque no hay que dejar de olvidar
que algunos historiadores críticos trataron últimamente de combatir lo que con­
sideran el mito del buen funcionamiento de las instituciones en la historia de
los siglos xix y xx en Chile.41 En el caso de México, los mismos datos confirman
que se alcanzó una alternancia política de forma pacífica (en el año 2000 el pain
desplazó al p r i en la Presidencia de la República sin crearse estridencias, ni las
turbulencias políticas que algunos habían vaticinado) como resultado del fun­
cionamiento de un proceso electoral modélico vigilado por el Instituto Federal

39. Corporación Latinobarómetro, 2003, 2004, 2005, 2006; DataGob, 2007.


40. Corporación Latinobarómetro, 2003, 2004, 2005, 2006; DataGob, 2007.
41. J ocelyn -H o l t Le t e u e r , Alfredo, El p eso d e la noche. «Nuestra fr á g il fo rta lez a histórica
Planeta, Santiago, 1999-
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS. CULTURALES Y COMERCIALES

Electoral ( iff.) que ayudó a garantizar la absoluta credibilidad en los resultados.


No obstante, seis años después el clima de crispación política se enrareció peli­
grosamente, la confianza en el funcionamiento transparente de las instituciones
por parte de la ciudadanía se deterioró, y el diálogo y los consensos políticos
se convirtieron para muchos en quimeras inalcanzables. Lo que hay que subra­
yar ahora es que si bien en ambos países el cambio político estuvo precedido
y acompañado de procesos de modernización económica (apertura externa,
desregulación económica, privatizaciones, ampliación de la llegada de inversio­
nes extranjeras) de similares intensidades, los resultados finales (económicos,
sociales, políticos, culturales) de todo el proceso fueron diferentes, poniendo
de relieve que la sola interrelación entre las variables del cambio económico
y la modernización política no era suficiente para comprender la complejidad
de las transformaqciones, haciendo que la importancia del funcionamiento de
algunas variables quedara escondida o al menos no suficientemente explicitada
a ojos de los investigadores.
Los índices de correlación establecidos con la información de la base datos
construida para esta investigación coinciden en señalar que no es posible seguir
sosteniendo que el éxito político, económico y empresarial de Chile de finales
del siglo xx y comienzos del siglo xxi se pueda basar únicamente y de forma
automática en la incorporación del modelo económico «neoliberal, o neocon»
por los C hicagos’s Boys durante la dictadura de Augusto Pinochet;42 que los
desajustes sufridos en la economía de México en los últimos años (1994-2003)
se deban explicar únicamente por una mala gestión de la economía (reformas
comercial y desregulación económicas insuficientes y poco transparentes, de­
valuación tardía) o por las turbulencias en los mercados internacionales de
finales del siglo xx (nadie pone en duda que los desajustes tuvieron la misma
intensidad para México y Chile, pero tampoco se puede poner en entredicho
que afectaron de forma diferente por la diferente estmctura económica, polí­
tica y social de cada uno de los dos países); y que las diferencias en el ritmo
de crecimiento económico entre Chile y México se puedan entender como el
resultado del diferencial en el volumen de sus economías (algunos economis­
tas han defendido que las economías más pequeñas no sólo se adaptan mejor
a los cambios, sino que reflejan más rápidamente los efectos positivos de las
medidas innovadoras introducidas). A su vez, hay que recordar que los esfuer­
zos realizados en mejorar la extensión y calidad de la educación no pueden
seguir interpretándose como el único mecanismo capaz de garantizar efectos
positivos duraderos por sí solo en el desempeño económico, constatándose en

42. S anhueza , Raúl y S o t o , Ángel, «Un proyecto para América Latina: el Consenso de Chile«,
en Eugenio T iro k i et al., La experien cia chilena. Consensos p a r a e l desarrollo, C adal , Santiago,
2005, pp. 151-178.
M O D E R N I Z A C I Ó N E C O N Ó M IC A . C O M P O R T A M IE N T O EMPRESARIAL

consecuencia que hay que incorporar además otras variables para entender con
mayor amplitud y complejidad la relación entre formación y desarrollo.43
La información estadística y cualitativa recopilada permite afirmar que el
crecimiento económico es una variable necesaria, pero no suficiente para im­
pulsar el desarrollo económico; y la historia comparada permite subrayar que la
simple apertura comercial y la desregulación económica, si bien son variables
importantes, no son suficientes para asegurar en todos los casos por sí mismas
un aumento de la productividad y la eficiencia económicas. Todos los datos
manejados en esta investigación coinciden en señalar que el consenso político
y el diálogo democrático en el contexto del transparente funcionamiento de
las instituciones sin duda representaron el escenario adecuado que ayudó a
impulsar, asegurar y mantener el buen desempeño de la economía en el caso
de Chile. La aplicación clara de unas reglas seguras (seguridad jurídica) no sólo
garantizó la necesaria confianza entre los empresarios para la realización de
inversiones productivas, sino que sirvió al mismo tiempo para establecer un
marco de negociación adecuado compartido por todos los actores sociales y
políticos involucrados (partidos políticos, patronal, sindicatos, Gobierno) no
sólo para dirimir democráticamente sus conflictos, sino además para asegurar
posteriormente la aceptación y mantenimiento de los resultados alcanzados en
las conversaciones.
La comparación entre el desempeño de las economías de Chile y México
en el periodo 1970-2006 muestra que se obtuvieron mejores resultados en las
épocas en los que el Estado dejó de ser intervencionista y se dedicó a través de
políticas públicas a crear y facilitar las condiciones necesarias requeridas para
impulsar el desarrollo económico (transparencia y confianza institucionales,
garantizar los derechos de propiedad, establecer reglas claras iguales para todos,
ofrecer seguridades jurídicas, además de construir las infraestructuras necesarias
a través de las «inversiones no residenciales-) y a aumentar la productividad,
en vez de concentrar sus esfuerzos en seguir repartiendo discrecionalmente
favores y privilegios para mantener el status quo. No obstante, ello no debe
hacer olvidar que en sociedades con diferencias en la distribución del ingreso,
educación y acceso a la justicia tan notables como en Chile y México, la labor
del Estado no sea sólo importante, sino capital. Con todo ello, se constata
que el transparente funcionamiento de las instituciones tiene efectos positivos
indudables en el adecuado desempeño económico y en el logro de mejoras
sociales indudablemente en países desarrollados, pero sobre todo en países en

43. Machinea, José Luis, -Idas para una agenda de desarrollo*, Pensam iento Iberoam erica­
n o, 2 Época, Número 0 (2007/1), pp. 39-72.
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS, CULTURALES í COMERCIALES

expansión-,44 y, lo que es más importante, que los efectos del funcionamiento


de estas instituciones se potencia de forma exponencial si existe además un
clima de dialogo y de consensos.45 No se trata por tanto de importar mecá­
nicamente experiencias institucionales exitosas de fuera de la región y de
recordar únicamente que la «política importa», sino de ser consciente de que los
consensos y el diálogo son importantes, ofreciendo la señal a los observadores
nacionales e internacionales que los pactos se respetan en el tiempo, y que en
cada cambio de Gobierno no se tratará de «reinventar» el país desde cero en un
acto refundacional basado en la descalificación de las experiencias del pasado,
como se convirtió en una costumbre extendida en la historia de América Latina.
Sólo así se crearán certidumbres.
El comportamiento de las dinámicas de gasto público en el largo plazo en
términos comparativos pone en evidencia que en la historia de las últimas dé­
cadas de Chile el funcionamiento de un sistema pluripartidista permitió reducir
las «inversiones residenciales» dejando un margen considerable de recursos para
financiar las «inversiones no residenciales» a partir de 1990 , base de la creación
del desarrollo en el largo plazo. Comparativamente se constata que en México,
aún partiendo de la presencia de un sistema de partido hegemónico ( p r i ) , se
garantizó al menos hasta 1982-1994 el orden social, la colaboración del sector
empresarial y el apoyo de las más importantes centrales sindicales a través de
una política de oscilación sexenal entre las inversiones públicas destinadas a
generar mejoras sociales y las dirigidas a proteger los intereses empresariales.
Fue a partir de 1982, cuando la economía entró en una fase coyuntural de con­
tracción, los ingresos públicos se redujeron, las demandas sociales aumentaron
como resultado de un crecimiento exponencial de la población y los puestos
de trabajo no crecieron al ritmo necesario ni lo hicieron con la calidad requeri­
da (el trabajo de la maquila se basó en la explotación de mano de obra barata
escasamente cualificada) cuando se tuvo que proceder a recortar drásticamente
las «inversiones no residenciales» y aumentar las «inversiones residenciales» para
tratar de asegurar el orden social interno y seguir alimentando conveniente­

44. H u n tin g to n , Samuel, Policial Orden in Changing Societies, Yale University Press, New
Haven, 1968. S tein m o , S., K. Thelen y Lo n g st r e th , F. (eds.), Structuring Politics: Historical In ­
stitutionalism in Comparative Analysis, Cambridge University Press, Cambridge, 1992. N o r t h ,
Douglass C ., Instituciones, cam bio institucional y desem peño económ ico, Fondo de Cultura
Económica, México, 1993. C am po G arcía , Esther del, «Democracia y desarrollo en Chile: el
aprendizaje de las reformas», Pensam iento iberoam erican o, 2 Época, número 0, (2007/1),
pp. 235-261.
45. P ayne , J. Mark; Z ovatto G., Daniel, y M a teo D I a z , Mercedes, La p olítica importa. De­
m ocracia y desarrollo en A m érica Latina, BID, Washington, 2006. P aram io , Ludolfo y R evilla ,
Marisa (comps.), Una nueva a g en d a d e reform as políticas en A m érica Latina, Fundación
Carolina, Siglo x xi, Madrid, 2006. M achinea , op.cit.

120
M O D E R N I Z A C I Ó N E C O N Ó M IC A . C O M P O R T A M I E N T O EMPRESARIAL

mente las cadenas clientelares. Los resultados que se cosecharon en el corto


plazo fueron adecuados, pero a costa de disminuir en el largo plazo la produc­
tividad de los factores, hacer crecer peligrosamente y de forma descontrolada
una enorme bolsa de pobreza, aumentar las frustraciones políticas, y reducir
la confianza en el funcionamiento transparente de las instituciones en tanto
que mecanismos capaces de resolver los conflictos a través del diálogo y los
pactos. A partir de la llegada al poder primero de Miguel de la Madrid, y pos­
teriormente de Carlos Salinas de Gortari y de Ernesto Zedillo Ponce de León,
se confió en que la apertura comercial y la desregulación económica ofrecerían
la competitividad y eficiencia económicas que necesitaba el país, pero pasados
unos años se comprobó que el deterioro social no se corrigió con la intensidad
que hubiera sido necesaria, generándose en consecuencia un clima en el que se
extendió con rapidez el discurso mesiánico lanzado por Andrés Manuel López
Obrador que prometía resolver de forma casi mágica y sin esfuerzos casi todos
los males de México. Dado que su diagnóstico se centró en que los males del
país procedían de la corrupción y mala gestión heredada de sus políticos, la
solución a la que se llegó fue que era urgente y necesario realizar un cambio ra­
dical en la composición y actitudes de los responsables políticos. Obviamente,
su propio éxito dependía en alimentar la confrontación política y en excitar los
sentimientos de agravio. Su discurso político de «vencedor» ofreció beneficios
claros en el corto plazo, pero después se comprobó que acabó desinflándose
tras cometerse algunos errores en la campaña y utilizarse incorrectamente los
tiempos electorales (la campaña de a m l o comenzó en la práctica en el año 2 0 0 0 ,
dificultándose con ello mantener vivos durante seis años los niveles de apoyo
popular a su causa, teniendo que acudir de forma continua a estrategias que
le permitían seguir apareciendo como la «víctima» del sistema) (véanse cuadros
13 y 14).
El triunfo de la concertación liderada por Michelle Bachelet el 11 de di­
ciembre de 2005 y el reconocimiento público inmediato de su triunfo electo­
ral por el opositor Joaquín Lavín representaron un excelente broche de oro
del proceso electoral en Chile. En dicho país se llegó al consenso de que las
violaciones a los derechos humanos no debían ser un tema que pudiera ser
ideologizado y utilizado por un partido para deslegitimar al opositor. La frase
de Ricardo Lagos «para nunca más vivirlo, nunca más negarlo» (discurso 28 de
noviembre 2004) es representativa de este espíritu. De forma comparativa, se
constata que en el caso de México en la campaña de las elecciones de 2006
no sólo se estableció un discurso basado en el descrédito del contrario y en la
excitación de la crispación política (lo cual cerraba cualquier posible acuerdo
postelectoral), sino que incluso no se dudó en emplear como estrategia elec­
toral la judicialización de la política, la politización de la justicia e incluso la

121
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS. CULTURALES V COMERCIALES

deslegitimación de la política como mecanismo de resolución de los conflic­


tos. Unos partidos recordaron la matanza de Tlatelolco de 1968 para tratar de
deslegitimar al p r i y reducir su potencial apoyo electoral; otros se dedicaron a
dudar de la legitimidad legal de Andrés Manuel López Obrador para presen­
tarse a las elecciones (desafuero); y otros no dudaron en poner en entredicho
incluso las instituciones para presentarse como los únicos posibles garantes
de las soluciones de México.
En suma, la información histórica comparativa manejada para los casos de
Chile y México entre 1970-2006 coincide en señalar que la credibilidad insti­
tucional democrática, unido al funcionamiento eficiente y competitivo de una
economía de mercado, una integración internacional adecuada, y la libre ac­
ción de un sistema de partidos y de los distintos actores sociales y políticos
en el contexto de un clima de moderación y concertación política (en el que
la presencia de medios de comunicación no sólo plurales sino que supieron
evitar los lenguajes fundamentalistas excitadores de la confrontación), sirvieron
de base para asegurar no sólo una transición política exitosa en Chile, sino
también un desarrollo económico autosostenido. Todo ello se apoyó en la exis­
tencia del Estado de derecho y en la separación de los poderes. Lo importante
es constatar que el propio proceso acabó fortaleciendo el mismo Estado de
derecho. Ello no significa que no existan problemas en Chile o que no queden
retos por resolver. Mejorar la distribución del ingreso, impulsar una reforma
fiscal integral, introducir cambios en el sistema educativo y extender la calidad
de los derechos sociales son sólo algunos de ellos. No obstante, lo importante
es subrayar que la solución de estas mejoras seguramente ayudará en el futuro
a seguir consolidando el Estado de derecho en vez de a retroalimentar las ca­
denas clientelares.
Una vez más, se comprueba que los problemas estructurales de América
Latina no radican como se ha repetido obsesivamente por numerosos analistas
en la dependencia externa, los modelos autárquicos, la herencia colonial,
la presencia de políticos corruptos-populistas, la aparición de Gobiernos
autoritarios militares, la herencia del catolicismo frente al calvinismo, la
injerencia negativa externa ( e e u u , Europa), o la aplicación mecánica y acrítica
de modelos y paradigmas llegados del exterior. Tampoco parece válido seguir
sosteniendo que el desarrollo se logra únicamente de forma mecánica con
la apertura externa, la desregulación, las privatizaciones, la transparencia
electoral y la alternancia política. América Latina necesita Estados fuertes y
sólidos que garanticen el imperio de la ley, pero hay que recordar que para
ello es necesaria la existencia de una ciudadanía madura. Lo que nos enseña
el estudio del pasado es que esta no se inventa de la noche a la mañana, ni
se expande intercambiando derechos sociales por votos en unas elecciones

122
M O D E R N I Z A C I Ó N E C O N Ó M I C A . C O M P O R T A M I E N T O EMPRES ARI AL

(aún siendo limpias). Los historiadores sabemos cómo se construyeron o,


mejor dicho, no se expandieron, los derechos civiles a comienzos del siglo
xix en América Latina. El estudio de la historia nos enseña que el reparto de
favores y privilegios puede en el corto plazo ayudar a conseguir el orden
interno rebajando la tensión social, pero a cambio consolida en el largo
plazo las relaciones de vasallaje, dificultando el funcionamiento institucional
del Estado de derecho. La solución de los problemas presentes no debe
hipotecar el futuro y la apuesta por los proyectos de largo plazo no tiene
que significar que los primeros queden irresueltos. La clave está en encontrar
una sabia combinación entre las medidas de corto, medio y largo plazo, pero
ello sólo se logrará si se establece un proyecto de futuro consensuado entre
todos los actores sociales y políticos que evite la exclusión o imposición de
cualquiera de las partes sobre los contrarios. De todo ello se desprende que
para avanzar en el desarrollo económico es urgente consolidar el Estado de
Derecho, construir un clima de diálogo en libertad que permita las alianzas
y los pactos, garantizar una correcta participación plural de la ciudadanía
en la vida política, y fomentar una conciencia ciudadana consciente tanto
de sus derechos como de sus obligaciones a fin de evitar caer en posible
reproducción de las dinámicas populistas-demagógicas del pasado .46 Hay
que releer la historia y reescribir una historia menos triunfalista, menos
complaciente y sobre todo menos nacionalista, homogénea y centralista.
La construcción de una sociedad más justa depende de una permanente
relectura crítica del pasado que de cabida a un mundo en que la polifonía
de las múltiples voces sustituya al individualismo de los tenores, por muy
buenos que estos sean.

46. G ranados R oldan , Otto, M éxico ¿una d em ocracia sin dem ócratas? Una ap rox im a­
ción a la cultura política, Documento de Trabajo editado por el Instituto Tecnológico y de
Estudios Superiores de Monterrey, Campus de Aguascalientes, 2006. A y u s o , Anna, -Pobreza,
desigualdad y cohesión social: más allá de los objetivos del milenio-, Pensam iento Iberoam e­
ricano, 2 Época, Número 0 (2007/1), pp. 105-129.

123
ANEXOS

CANINOS
Cuadro 1: Producto interior bruto (1996-2006) (tasas anuales de variación)

ENCONTRADOS.
1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006
Chile 8,0 12,3 6,9 5,0 10,6 7,4 6,6 3,2 -0,8 4,5 3,4 2,2 3,7 6,1 6,0 5,7
México 4,2 3,6 1,8 4,5 -6,2 5,2 6,8 5,0 3,8 6,6 0,0 0,8 1,4 4,2 3,0 3,5
A. Latina 3,8 3,2 3,3 5,2 1,1 3,8 5,5 2,5 0,3 3,9 0,3 -0,9 1,9 5,9 4,3 4,6

ITINERARIOS
Fuente: CEPAL, 2006.

Cuadro 2: Producto interno bruto por habitante (tasas anuales de variación)

HISTÓRICOS,
1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006
Chile 4,2 8,6 5,1 3,8 7,3 5,8 5,1 1,9 -2,0 3,2 2,2 1,0 2,6 4,9 4,9 3,3
México 2,3 1,7 -0,1 2,6 -7,8 3,4 5,0 3,3 2,1 5,0 -1,5 -0,7 0,0 2,8 1,6 3,4
A. Latina 1,8 2,1 1,6 3,4 0-5 2,0 3,8 0,9 -1,3 2,3 -1,3 -2,4 0,4 4,4 2,8 3,8

CULTURALES
Fuente: CEPAL, 2006.

Cuadro 3: Precios al consumidor (en porcentajes, variación de diciembre a diciembre)

Y COMERCIALES
1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006
Chile 12.7 12,2 8,9 8,2 6,6 6,0 4,7 2,3 4,5 2,6 2,8 1,1 2,4 3,6 3,1
México 11,9 8,0 7,1 52,0 27,7 15,7 18,6 12,3 9,0 4,4 5,7 4,0 5,2 2,9 3,6
A. Latina 414,0 872,4 328,7 26,0 18,6 10,7 10,0 9,7 9,0 6,1 12,2 8,5 7,4 6,3 6,8
Fuente: CEPAL, 2006.
Cuadro 4 : Evolución de las remuneraciones medias reales (índices promedios anuales, 1995=100)

1980 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000
Chile 77,2 80,9 84,9 88,7 91,8 96,1 100,0 104,1 106,6 109,5 112,1 113,7
México 113,1 88,1 93,8 100,7 109,7 114,9 100,0 90,1 89,1 91,5 92,4 98,0
Fuente: CEPAL, 2001.

Cuadro 5: Evolución del salario mínimo real urbano (índices promedios anuales, 1995=100)

1980 1990 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000
Chile 87,9 76,9 87,9 92,2 95,6 100,0 104,2 107,9 114,1 124,4 133,2
México 323,9 128,0 116,4 114,5 114,7 . 100,0 91,0 90,5 91,1 94,9 95,6
Fuente: CEPAL, 2001.

Cuadro 6 : Inversión extranjera directa neta (en millones de dólares)

1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005

Chile 600 1.672 2.205 3.681 3.809 3.144 6.203 873 2.590 2.207 2.501 6.660 5.195
México 4.398 10.973 9.526 9.186 12.831 11.897 13-055 16.075 23.331 16.192 10.966 14.420 11.250

A. Latina 10.383 24.231 25.299 40.301 57.599 63-677 79.345 68.876 65.124 43-225 32.600 45.351 47.319
Fuente: CEPAL, 2006.
CAMINOS
Cuadro 7: índice de riesgo país

2001 2002 2003 2004 2005 2006

ENCONTRADOS.
Chile 152 125 84 66 80 57
México 308 323 199 166 126 154
Fuente: JP Morgan. El índice más bajo indica un menor riesgo para la realización de las inversiones.

ITINERARIOS
Cuadro 8 : Calificación de grado de inversión de deuda soberana de largo plazo en moneda extranjera

2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006

HISTÓRICOS.
Chile A A A A A

México BB BB BBB BBB BBB BBB BBB


Fuente: Standard & Poor’s. Calificación en orden de muy buena a muy mala: AAA, AA, A, BBB, BB, B, CCC, CC, C, D, SD.

CULTURALES
Cuadro 9: Deuda externa bruta total (en millones de dólares)

V COMERCIALES
1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005

Chile 19.665 21.768 21.736 26.272 29.034 32.591 34.758 37.177 38.538 40.675 43.359 43.283 44.333

México 130.500 139.800 165.600 157.200 149.028 160.258 166.381 148.652 144.526 134.728 132.021 130.531 131.737

A. Latina 528.037 564.399 619.233 647.390 679-913 742.710 754.647 729.465 734.285 722.201 747.022 748.575 671.755

Fuente: CEPAL, 2006.


Cuadro 10: Relación entre la deuda externa bruta total y las exportaciones de bienes y servicios (en porcentajes)

1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005
Chile 168 151 112 130 133 l6 l 165 160 172 180 164 114 94
México 213 196 185 147 123 124 112 83 84 78 74 65 58

MO D E R N I Z A C I Ó N
A. Latina 272 253 233 216 205 224 217 176 185 181 172 141 118
Fuente: CEPAL, 2006.

Cuadro 11: Evolución de la deuda externa bruta total como % del pus (en porcentajes)

ECONÓMI CA.
1983 1984 1985 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994
Chile 99,7 115,0 141,5 134,0 113,5 88,3 70,6 67,3 54,9 47,9 46,8 45,8
México 66,5 57,3 55,2 82,8 82,0 56,4 43,7 41,1 37,3 31,7 33,3 33,9

C OMP O R T A MI E NT O
1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004
Chile 35,3 41,7 33,8 43,5 49,0 51,1 58,7 63,7 61,8 48,0
México 60,5 49,0 38,0 39,0 35,5 26,5 24,0 22,0 22,6 20,8
Fuente: DataGob, 2007.

E MP RE S ARI AL
CAMINOS
C uadro 12: Confianza en la policía (% de individuos que confían en la gestión de la policía)

1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005

ENCONTRADOS.
Chile 46.96 52.332 55.446 56.573 N/A 50.672 59.7 47.927 59.607 63.681

México 11.992 26.063 26.917 34.023 N/A 15.493 12.058 17.38 19-41 22.004

ITINERARIOS
Fuente: DataGob, 2007.

HISTÓRICOS,
CULTURALES
Y COMERCIALES
M O D E R N I Z A C I Ó N E C O N Ó M I C A . C O M P O R T A M IE N T O EMPRESARIAL

Cuadro 13: Posición política de los Gobiernos de Chile (1927-2006)

129
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS. CULTURALES Y COMERCIALES

Cuadro 14: Posición política de los Gobiernos de México (1934-2006)

130
M O D E R N I Z A C I Ó N E C O N Ó M I C A . C O M P O R T A M I E N T O EMPRESARIAL

fwtüjecrtusMhfc:r*3
¡tta ii ccraaaKt tJTJ)

«CO t » H?3 Ut5 30 « » t » S » »5« « » « í 1Í5S HK' t B H» « t * «5 « » I * 20M «9 i » tt» »18 «8 i « i» « 14« m O» tXO IW vn i » ttt i » («9 WC

Gráfica 1: Crecimiento del p i b Chile y México (1900-2000)


(datos en porcentajes)

P IB p er cápita

OBI «giro
««

Gráfica 2: Crecimiento del pi b per cápita Chile y México (1900-2000)


(datos en porcentajes)

131
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS, CULTURALES Y COMERCIALES

Gráfica 3: Variaciones en la productividad de la pe a Chile y México


(1900-2000) (dólares constantes 1980)

132
ITINERARIOS ARTÍSTICOS
EL CONCEPTO DE ITINERARIO CULTURAL DE LA UNESCO EN AMÉRICA LATINA

Joan Feliu Franch


Universität Jaume I. cial-csic

De todos es sabido que poco a poco la Unesco ha ido ampliando la noción


de monumento en su consideración como obra aislada de su contexto, e
introduciendo la de centros, barrios, poblaciones históricas, y paisaje cultural.
También los tipos de bienes se han ido ampliando, es la más reciente la
consideración patrimonial de los llamados itinerarios culturales.1
En el propio icomos existe una organización específica dedicada al estudio
de los itinerarios culturales, el ene (Comité Científico Internacional de Itinerarios
Culturales), que tiene como objetivos identificar, describir, analizar, conservar y
promocionar itinerarios culturales auténticos. Dicha promoción va encaminada
a las vertientes culmral, económica y social, así como a fomentar el interés y la
solidaridad en torno al patrimonio compartido por distintos pueblos y comuni­
dades culturales.2

1. Véase Getty Conservation. Cultural Heritage Poiicy Documents, en linea.


http://www.geiiy.edu/conservation/resources/charters/charter01.html.
2. Los comentarios y la información sobre los itinerarios culturales que aparecen en la
primera parte del texto se pueden consultar y ampliar en el sitio w eb del ene (www.ico-
mos-ciic.org) que contiene las conclusiones elaboradas en sus reuniones de expertos y la
relativa a sus publicaciones, estudios y proyectos. Hemos seguido a S uarez - I nclán D u cassi,
María Rosa, -Los itinerarios culturales», ponencia presentada el 15 de diciembre de 2003 en
el Encuentro Internacional sobre La Representatividad en la Lista d el P atrim onio M undial.
El Patrim onio Cultural y N atural d e Iberoam érica, Estados Unidos y C a n a d á, celebrado
en Querétaro, México, del 12 al 16 de diciembre del año 2003. También ene, Seminario
Internacional del cnc, Guanajuato, México, octubre de 1999. http://www.icomos-ciic.org/
INDEX_esp.htm.

135
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS, CULTURALES Y COMERCIALES

La forma de llevar a cabo estos propósitos en la práctica ha sido objeto de


estudio y debate en varios encuentros del ene. Finalmente, en junio de 2001,
se celebró en Pamplona el Congreso Internacional del ene de i c o m o s , donde se
definió esta nueva categoría cultural.5
Los itinerarios culturales representan un cambio cualitativo de la noción de
conservación del patrimonio. El nuevo concepto abarcado por los itinerarios
puede dotar a la política de preservación de una amplitud territorial, una inte­
gridad cultural y una armonización de acciones y contenidos que pocas veces
se ha logrado hasta ahora.
La trascendencia de escala de este patrimonio permite, en primera instan­
cia, una vinculación cultural entre pueblos, ciudades, regiones y continentes.
Esta amplitud es importante desde el punto de vista territorial y del tratamiento
integral de los diversos elementos patrimoniales que incluye, pero a su vez se
constituye en una alternativa a un proceso de homogeneización cultural. Desde
esta perspectiva, los itinerarios se erigen en un posible punto de reencuentro
con una historia y una geografía debilitadas en sus contenidos, en una recu­
peración del tiempo y el espacio propios de cada cultura. Ofrecen así mismo
la oportunidad de volver a compartir un espacio cultural común y vincular el
territorio con un patrimonio intangible caro a la vida tradicional de las comuni­
dades implicadas en su trayecto.
El desarrollo humano, tal y como hoy en día lo conocemos, es en gran me­
dida resultado de los itinerarios culturales que tendieron puentes de comuni­
cación, intercambio y entendimiento entre distintos pueblos. A través de ellos,
los seres humanos se entremezclaron dando lugar a una diversidad cultural con
identidades compartidas y diferentes matices y, al mismo tiempo, con perso­
nalidad local propia en el patrimonio construido e intangible. A lo largo de la
historia, esos procesos de intercambio y enriquecimiento mutuo generalmente
han producido, a veces de forma inicial y otras con el paso del tiempo, una
convivencia que, a la postre, se ha traducido en unas connotaciones comunes y
en una esencia, un sabor y unos matices particulares en cada región y país.
En un contexto universal, ya no es válida la idea de seres y países individua­
listas encerrados en una dinámica meramente interna. Especialmente ante los
aspectos negativos de la globalización actual, interesa reconocer que formamos
parte de grupos culturales unidos por factores comunes de cohesión entre nues­
tras respectivas identidades, así como por intereses compartidos. Los itinerarios
culturales nos brindan la oportunidad de revalorizar nuestra propia identidad, y
también nuestros principios como individuos y como grupo cultural.

3. ene. Meeting o f Experts on Cultural Routes, Madrid, 30-31 de mayo de 2003, en línea.
http://www.icomos-ciic.org/INDEX_esp.htm.

136
EL C ONCEPTO DE ITINERARIO CULTURAL DE LA UNESCO EN AMÉRICA LATINA

La definición científica de los itinerarios culturales no ha supuesto rupturas


ni contradicciones en su desarrollo, aunque sí ha experimentado una enrique-
cedora evolución en los últimos años. Sus antecedentes, desde el punto de
vista de la realidad como materia de estudio, se encuentran en la inscripción
del Camino de Santiago como Patrimonio Mundial en 1993- Y, desde el pun­
to de vista conceptual, en la reunión de expertos sobre «Los Itinerarios como
parte de nuestro Patrimonio Cultural» que, con motivo del interés despertado
por dicha inscripción, se celebró en Madrid en noviembre de 1994. Los trabajos
llevados a cabo por el Comité Científico Internacional de Itinerarios Culturales
( e n e ) de i c o m o s a través de sus numerosos encuentros científicos internaciona­

les, así como mediante la identificación e investigación sistemática de algunos


itinerarios culturales de gran importancia, han desembocado en una definición
precisa y en la concreción de los factores conceptuales y operativos que deter­
minan la existencia de esta nueva categoría.
Los itinerarios culturales, desde el punto de vista científico, nada tienen que
ver con la idea común, y hoy muy extendida, de que un itinerario cultural se
crea con la imaginación y la voluntad de establecer conjuntos asociativos de
bienes culturales que poseen rasgos comunes. Un itinerario cultural no es una
mera asociación de ideas o elementos, como no lo es tampoco una expedición
bélica, un avance militar ni un viaje de exploración, aventuras o descubrimien­
tos, sin mayor continuidad, aunque hayan tenido una gran trascendencia histó­
rica. Tampoco pueden incluirse dentro de la categoría de itinerarios culturales
los movimientos migratorios que no hayan generado un patrimonio derivado
de intercambios culturales mantenidos durante un período apreciable de la his­
toria. Los itinerarios culturales, en sentido científico, son realidades históricas y
culturales de profundos y evidentes contenidos patrimoniales surgidos en torno
a su propia y sustantiva dinámica.
La definición que hoy manejamos se materializó finalmente en la segunda
reunión de expertos, celebrada también en Madrid en mayo de 2003. La direc­
tiva internacional del ene fue informada de que en la Sexta Reunión Extraordi­
naria del Comité de Patrimonio Mundial, celebrada los días 17 y 22 de marzo
de 2003, a raíz de las intervenciones hechas por la delegación oficial de México
y de otros países, se solicitó a i c o m o s la preparación de una propuesta dirigida
a considerar la posible inclusión de los itinerarios culturales como un nuevo
concepto específico entre los diferentes bienes culturales contemplados en las
Directrices de la Convención del Patrimonio Mundial, y se redactó la definición
en los siguientes términos:
Debe entenderse por itinerario cultural toda vía de comunicación terrestre,
acuática o de otro tipo, físicamente determinada y caracterizada por poseer su
propia y específica dinámica y funcionalidad histórica que reúna las siguientes

137
CANINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS. CULTURALES 1 COMERCIALES

características: a ) ser resultado y reflejo de movimientos interactivos de perso­


nas, así como de intercambios multidimensionaies, continuos y recíprocos de
bienes, ideas, conocimientos y valores dentro de un país o entre varios países
y regiones, a lo largo de considerables períodos de tiempo; b) haber generado
una fecundación múltiple y recíproca de las culturas en el espacio y en el tiem­
po que se manifiesta tanto en su patrimonio tangible como intangible.4
Por lo que se refiere a las diferentes categorías de los itinerarios culturales,
se determinaron las siguientes:

• Atendiendo a su dimensión territorial actual: nacional o internacional.


• De acuerdo con su dimensión cultural: dentro de una región cultural
determinada o a lo largo de diversas áreas culturales que compartan un
proceso de influencias recíprocas en la formación o evolución de sus
valores culturales.
• Por su objetivo inicial o aún existente: social, económico, comercial,
administrativo, cultural y espiritual. Estas características pueden tener una
naturaleza compartida dentro de un contexto multidimensional.
• Por lo que se refiere a su duración temporal se distinguen: los que ya no
se utilizan pero proporcionan una evidencia arqueológica del pasado,
o los que siguen siendo utilizados y que, por su genuina naturaleza,
se han desarrollado y continuarán desarrollándose bajo las influencias de
intercambios socioeconómicos, administrativos, espirituales y culturales.
• En cuanto a su marco histórico-geográfico, pueden ser terrestres, acuáticos,
mixtos o de otra naturaleza física.

Respecto a la Inclusión de Itinerarios Culturales en la Lista del Patrimonio


Mundial, se propuso que la identificación de un itinerario cultural debe basarse
necesariamente en un conjunto de evidencias y elementos tangibles, testimonio
del significado del itinerario propiamente dicho. El itinerario se determinará
teniendo también en cuenta su contexto natural, su configuración estructural
ya sea ésta lineal, en forma de cinturón, cruciforme o en red, y su dimensión
simbólica y espiritual, la cual contribuirá a identificar y explicar su significado.
La prueba de autenticidad y la valoración de las condiciones de integridad
deberán aplicarse en cada caso (región, país, etc.) a los aspectos materiales, así
como al significado histórico y mensaje del itinerario cultural, y a los elementos
espirituales que lo definen. Su importancia en cuanto a su duración y el uso de

4. De nuevo seguimos a S uárez-I nclán, María Rosa, «Los itinerarios culturales-, Congreso Inter­
nacional del cncdeicoMos, Pamplona, junio de 2001 en línea: http://www.icomos-ciic.org.

138
EL CONCEPTO DE ITINERARIO CULTURAL DE LA UN ESCO EN AMÉRICA LATINA

cada sección serán tenidos en cuenta, al igual que las legítimas aspiraciones de
desarrollo de las poblaciones involucradas.
Aunque algunos tramos materiales del itinerario cultural no parezcan clara­
mente conservados, la existencia y el valor del mismo en su conjunto puede ser
evidente a través de los aspectos inmateriales existentes.
La protección, conservación, preservación y promoción de un itinerario
cultural requiere tanto de la conciencia social como de la participación de
los habitantes de las áreas concernidas, y del establecimiento de instrumentos
adaptados a la protección contra todo tipo de riesgos, especialmente contra los
efectos negativos del turismo, así como de un adecuado desarrollo de políticas
de aprovechamiento del suelo que, en armonía con los planes nacionales,
regionales o internacionales, se encaminen hacia un desarrollo sostenible.
Además de una realidad de carácter material, los itinerarios culturales
entrañan un elemento dinamizador que actúa como un hilo conductor o cauce
a través del cual han fluido los vasos comunicantes del proceso civilizador.
En su seno, y a lo largo de la historia, se han producido múltiples flujos y
reflujos con aportaciones enriquecedoras para el conjunto, emanadas desde
los diversos puntos de su recorrido. Ese fluido vital de la cultura se manifiesta
en el espíritu y las tradiciones que constituyen el patrimonio intangible de los
itinerarios culturales.
En América, el estado del patrimonio cultural de muchos itinerarios culturales
es preocupante. Su integridad cultural se halla destruida, su patrimonio común
está fragmentado en sistemas nacionales cerrados y, en la mayoría de los
casos, es poco conocido en el mundo. No existen políticas coordinadas para
la protección y promoción del patrimonio. Las crisis económicas, la legislación
obsoleta de los países en transición, los conflictos, tanto militares como étnicos,
y las catástrofes naturales no sólo afectan negativamente sino que ponen en
serio peligro al patrimonio cultural que resulta muy vulnerable. La identificación,
el estudio y la promoción de los itinerarios culturales deben ayudar a poner fin
a este estado de cosas, lanzando y divulgando la idea de este nuevo papel que
corresponde al patrimonio cultural y definir, por vez primera, la macroestructura
del patrimonio dentro de los itinerarios culturales regionales e internacionales. El
patrimonio debe ser identificado como un sistema, una comunidad unida que
cuenta con sus propias infraestructuras, redes de células, zonas y centros, y
no solamente como una mera suma de sistemas nacionales aislados. Solventar
estos problemas es lo que pretende el proyecto del Q hapaq Ñan, el itinerario
cultural más extenso y ambicioso de Sudamérica.
El origen del interés por recuperar el Q hapaq Ñan hay que buscarlo en las
investigaciones que Jhon Hyslop realizó entre 1978 y 1981, materializadas en el
libro The In ca Roat System publicado en 1984 por Academic Press, y traducido

139
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS, CULTURALES Y COMERCIALES

parcialmente ai castellano en 1992. Estos trabajos completaban los primeros


acercamientos al camino Inca que ya habían realizado Alberto Regal5 (Los c a ­
minos del inca, 1936 ); Víctor Von Hagen6 (Los cam in os del Sol, 1958); o León
Strube Erdmann (con sus clases en la Universidad de Córdoba, Argentina, en
1963), y despertaron el interés sobre todo en Chile, Argentina, Bolivia, Perú y
Ecuador.
No se trata de caminos hechos al andar, ni caminos locales entre poblacio­
nes vecinas, sino el resultado de un ambicioso proyecto vial para mejorar la
comunicación comercial y política de un vastísimo territorio. Gracias a estos ca­
minos, productos, gentes e ideas circularon a lo largo de cientos de kilómetros
uniformando el territorio del Tahuantinsuyu inca.
En la actualidad su importancia cobra vigencia al convertirse en un ele­
mento ordenador del irregular espacio internacional andino. Hay que tener
en cuenta que el Tahuantisuyu fue probablemente el más grande y antiguo
imperio desarrollado en el continente americano. Tuvo como sede a la ciudad
de Cuzco y data del año 1200 d.C. La palabra Tahuantinsuyu proviene de un
nombre compuesto por dos vocablos quechuas: Tawa, que significa cuatro, y
Suyo, que quiere decir Estado.
El área territorial del imperio fue vastísima. Ocupó una superficie de más de
3-000.000 de km2 que incluía casi 5.000 km de costa sobre el océano Pacífico, lo
que representa hoy poco menos del doble de la costa del territorio peruano.
El mismo nombre, Tahuantinsuyu, nos indica la división del territorio,
basada en relaciones de dualidad, tripartición y cuarta-partición, característicos
de la mentalidad inca.
Los cuatro suyos o naciones tenían como centro geográfico y político a Cuzco.
Al noroeste se ubicaba el Chinchaysuyu, que iba hasta el río Ancashmayo, en
Pasto, Colombia; al noreste el Antisuyu, en los valles subtropicales, ocupando
parte de la selva baja amazónica; al sudoeste el Contisuyu ocupaba parte de la
costa peruana hasta el río Maulé, en Chile; y al sudeste el Collasuyu, que ocupó
gran parte del actual territorio boliviano, llegando hasta Tucumán, en el norte
de Argentina.
Con la llegada de la colonia estos caminos fueron sustituidos por los de
herradura allá donde se pudo, y muchas zonas fueron olvidadas. Esto hace que
en algunos lugares el abandono haya mantenido vivos muchos valores nativos
que ahora pueden ser conocidos. Pero no es menos cierto que en otros, los
tiempos de la colonia se mezclaron con los incas, dando al Q hapaq Ñan un
valor añadido.

5. R ecaí., Alberto, Los cam in os d el inca, Lima, San Martí y Cía, 1936.
6. V on H a c en , Víctor, Los cam in os d el Sol, Buenos Aires, Hermes, 1958.

140
EL CONCEPTO DE ITINERARIO CULTURAL DE LA UN ESCO EN AMÉRICA LATINA

Sin embargo, las campañas desarrolladas bajo la coordinación de Guada­


lupe Martínez Martínez, realizadas con gran profesionalidad, han obviado el
contenido colonial del camino inca, sin duda secundario, pero nada desprecia­
ble desde el punto de vista del i c o m o s y de la propia definición de la categoría
itinerario cultural.
En los últimos años, de forma individualizada, y desde febrero de 2006, de
forma conjunta y específica, un equipo de profesionales de las universidades
de Alicante, Jaume I de Castellón y Politécnica de Valencia ha venido analizando
mediante intensas reuniones con los agentes locales, tanto municipalidades,
Instituto Nacional de Cultura del Perú, universidades como la San Antonio
Abad de Cuzco o la Universidad Nacional de Ingeniería de Lima, así como con
responsables de a e c i en Perú o la propia embajada española, las demandas
surgidas por los problemas que se detectan en el conocimiento, estudio y
gestión del patrimonio del Q hapaqÑ an, con el fin último de, no sólo recuperar
estos bienes, sino contribuir a la lucha contra la pobreza a través de una correcta
gestión y la generación de empleo cualificado, tal y como está reconocido, y
específicamente recogido en el Programa de Patrimonio de la e e c i , Patrimonio
para el Desarrollo, donde se especifica que el patrimonio, en su sentido más
amplio, es uno de los principales recursos para el desarrollo.
Desde la ciudad de Cuzco hasta el Machu Picchu, ambas consideradas co­
mo patrimonio de la Humanidad, se extiende el valle sagrado de los Incas,
con poblaciones unidas por la red de caminos que estos realizaron y que se
integran, como parte fundamental, en el proyecto Q hapaq Ñan que tiene dos
subprogramas, uno estrictamente ligado a la región de Cuzco y otro que cubre
el resto del país. Todo ello se integra en el espacio natural de la cordillera de
los Andes, formando un conjunto que representa el bien de interés cultural más
importante del Peni, necesitado de actuaciones destinadas a su preservación y
puesta en valor.
El Valle Sagrado de los Incas o del Urubamba está ubicado a 27 km al n e de
Cuzco. Este valle se extiende a lo largo del río Vilcanota, que aguas más abajo
toma el nombre de Urubamba. Es posible acceder a él través de dos carreteras
asfaltadas: la primera y más utilizada es la que va de Cuzco hacia el norte vía
Chinchero (28 km), hasta el poblado de Urubamba (57 km). Una segunda
vía parte de Cuzco con rumbo noreste hacia Písac (32 km) y sigue luego el
curso del río Vilcanota hasta la localidad de Calca (50 km) en pleno corazón
del valle. La primera ruta es la más transitada debido a que se encuentra en
mejores condiciones.
En el Valle existe una sucesión de pintorescos pueblos (algunos con es­
pléndidas iglesias coloniales), andenes y otros restos arqueológicos. Se puede
apreciar toda la espectacularidad de los nevados. Además su clima excepcional

141
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS, CULTURALES V COMERCIALES

y fértiles suelos con cultivos de maíz convierten a este valle en una zona de
gran interés.
Cuzco tiene un plan específico desarrollado por el in c y la municipalidad,
que deberá ser desarrollado en los próximos años. Lo mismo ocurre con el
Santuario Histórico de Machu Picchu ( s h m ) , cuyo plan maestro, realizado por el
i n c , prevé actuaciones e inversiones para los próximos 10 años. Igualmente la

red de caminos incas Q hapaq Ñan tiene un proyecto avalado por la Unesco.
Únicamente queda el Valle Sagrado como espacio necesitado de un estudio
en profundidad en el que se basen las propuestas de actuación y protección,
aunque figura en el plan maestro del s h m como área de desarrollo compartido,
dividido en tres tramos. Hasta ahora no se ha trabajado la red patrimonial
cultural del Valle, no existe una jerarquización ni catalogación actualizada, de
acuerdo a las normas internacionales. No hay claridad de roles y funciones de los
centros poblados y la infraestructura vial está desarticulada.
Ante esta situación y en el contexto de futuras intervenciones en alguno de
los ámbitos del Valle Sagrado, se plantearon diversas demandas de colaboración.
Desde a e c i C u z c o , la arquitecta María Luz Olivera indicó que la a e c i y la
Municipalidad de Cuzco tenían prevista una intervención en el eje de la calle
San Pedro-Hospital de esta ciudad, en los años 2006-2007, que desarrollaría
estudios de tratamiento del pavimento en el sector, tratamiento de fachadas de
inmuebles, y la rehabilitación de un inmueble concreto por definir.
La Municipalidad de Cuzco, y en concreto la Oficina del Centro Histórico,
a través de su director, el arquitecto Carlos Aguilar, confirmó los trabajos de
colaboración con af.c i , y expuso los proyectos que se encuentran en vías de desa­
rrollo, dedicados a la catalogación de inmuebles como complemento a un
trámite de Certificados de Parámetros Urbanísticos, así como la catalogación
singular de ambientes urbanos.
En consecuencia, se solicitó colaboración en el estudio del ámbito del sector
de la ciudad denominado Antisuyo, parte de la red vial inca conformante del
Q apaq Ñan y que parte desde la actual Plaza Mayor del Cuzco atravesando el
eje donde está la calle de la Piedra de los 12 ángulos para extenderse por zonas
donde existe patrimonio inca, colonial y contemporáneo, hasta llegar al sitio
Arqueológico de HuchuyQosqo (Pequeño Cuzco). Las intervenciones que se
precisan englobaría el registro del patrimonio inmueble de diferentes épocas,
integrado en proyectos de turismo sostenible.
Junto con la solicitud de un proyecto integral se ha contemplado la
posibilidad de realizar tareas de capacitación en la Universidad de San Antonio
Abad de Cuzco, que se mostró muy interesada en complementar sus estudios de
postgrado con las aportaciones de los integrantes del proyecto que hemos
denominado K aypacha.

142
EL CONCEPTO DE ITINERARIO CULTURAL D£ LA UNESCO EN AMÉRICA LATINA

Este proyecto, en fase inicial, está dirigido a realizar una catalogación,


descripción y análisis de todos los elementos arquitectónicos (incas, coloniales
y Repúblicanos) situados en el eje de comunicación Cuzco-Machu Picchu,
así como de las propias vías de comunicación y los elementos naturales.
Recordemos que Cuzco, la capital arqueológica de América, fue la ciudad
principal del imperio del Tahuantinsuyu, la metrópoli más grande e importante
del continente. La ciudad del Cuzco estaba dividida en dos grandes grupos
por los caminos que llevan hacia el Antisuyo y Contisuyo, es decir, las calles
actuales de Triunfo, Hatun Rumiyoq y Cuesta San Blas y, al otro extremo, las
calles de Marqués, Santa Clara y Hospital. En el plan urbano, hacia el norte,
el H an an Qosqo, forma modificada de H aw an Qosqo (Cuzco Superior), fue
habitado por la dinastía desde el sexto Inca gobernante Inca Roqa; hacia el sur
el Urin Qosqo que es una modificación de Uran Qosqo (Cuzco Inferior); lugar
preferido desde el fundador del Tabantinsuyu, M anko Qhapaq, hasta el quinto
gobernante Q hapaq Yupanqui. Tuvo doce barrios que resultaron de dividir
cada sector en tres. A su vez, cada barrio se subdividía igualmente en tres:
Collana, Payan y Cayao.
Considerada por los incas como el «ombligo del mundo», hoy es el primer
centro turístico del Perú y ha sido proclamada por la Unesco como Patrimonio
Cultural de la Humanidad en 1983- Más de 3-000 años de antigüedad la respaldan
para ser considerada como 4a ciudad vigente más antigua de América». Por la
gran magnificencia cultural e histórica, Cuzco ha recibido innumerables muestras
de reconocimiento mundial, como la dada en 1978 por la 7a Convención de
Alcaldes de las Grandes Ciudades Mundiales, realizada en Milán (Italia), que
declaró Cuzco como la Herencia Cultural del Mundo. El 22 de diciembre de
1983, el Gobierno peiuano reconoció a Cuzco con una ley que declaraba a la
ciudad como Patrimonio Cultural de la Nación y Capital Turística del Perú.
El proyecto Kaypacha responde a la búsqueda de mejoras en políticas de
promoción del empleo, formación profesional y acceso al mercado laboral, así
como la promoción de la sociedad del conocimiento en países en desarrollo:
políticas de ciencia y tecnología (I+D+i), con el objetivo general marcado en
el Programa del Patrimonio a e c i de buscar el desarrollo humano y social que
posibilite la mejora de las condiciones de vida de los habitantes (especialmente
aquellos con menos recursos) a través de la puesta en valor y gestión sostenible
del patrimonio cultural, favoreciendo el desarrollo de las capacidades cultura­
les, la preservación de las identidades y la diversidad cultural, bajo el marco
condicionante de ayudar en la medida de nuestras posibilidades en la lucha
contra la pobreza.
De esta manera se alcanzaría el objetivo específico de ayudar a alcanzar una
serie de estrategias por medio de modelos que incidan en un mejor desarrollo

143
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS. CULTURALES V COMERCIALES

del patrimonio a través de la sistematización turística integrada, armonizando la


conservación y la dinamización socioeconómica y cultural de un área declarada
Patrimonio de la Humanidad, tal y como es la ciudad de Cuzco, y la posterior
exportación de la experiencia a otras zonas.
Con ello se abordaría la planificación del proceso de puesta en valor, la
identificación y documentación del patrimonio, la capacitación y creación de
estructuras de gestión y participación, y la gestión sostenible, en la línea marca­
da por la Red Iberoamericana para la Revitalización de los Centros Históricos, y
completaría el conocimiento de este importante itinerario cultural.
No obstante, tanto en América Latina como en los países de América del
Norte existen numerosas rutas culturales cuyo estudio se estima de la mayor
importancia. En el ene se reconocen determinadas rutas argentinas o algunas
que atraviesan Nicaragua o Canadá. Pero sin duda, queda por concretar un
itinerario todavía más extenso que enlaza América y Europa: son evidentes los
grandes cambios en la economía y en las formas de vida europeas generados
por los productos, tanto materiales como inmateriales, que fueron introduci­
dos tras la llegada de Colón a tierras americanas. A su vez, las innovaciones y
aportaciones de otras culturas, así como los cruces e intercambios producidos
a partir de ese momento, también han dado lugar en el conjunto de América
Latina a un inmenso y rico sincretismo, tanto material como espiritual, y a las
más variadas manifestaciones de una cultura mestiza con propia personalidad.
Los itinerarios culturales fueron una de las vías generadoras de dichos cam­
bios, y a lo largo de su recorrido pueden apreciarse los múltiples testimonios
patrimoniales, físicos e intangibles, que atestiguan su existencia y su función
de trasvase intercultural recíproco. Teniendo en cuenta esta realidad, el ene
reconoce la importancia de El Camino Real Intercontinental que constituye un
itinerario cultural de gran coherencia histórica y destacada riqueza patrimonial,
entre Europa, América y también Filipinas.
Los itinerarios culturales pueden conducirnos a conocer, comprender y vi­
vir la experiencia humana en muy distintos aspectos con una dimensión más
reflexiva, más vasta y profunda, en definitiva más enriquecedora. Esto supone
igualmente que los itinerarios culturales pueden servir para atraer al público en
general hacia una mejor comprensión de una historia y un patrimonio comunes
que reflejan el resultado de la fructífera colaboración entre pueblos diversos.
De esta forma, el desarrollo turístico puede avanzar a través de la promoción
de los itinerarios culturales. Ello significa también que, merced a éstos, pueden
establecerse mtas de desarrollo sostenible que se beneficien del turismo cul­
tural, lo cual puede contribuir a paliar numerosos problemas económicos, de
abandono y de pobreza de muchas comunidades.

144
JIRÓN DE LA UNIÓN: DERROTEROS DE UN ITINERARIO CULTURAL EN LIMA

Inés del Águila Ríos


Museo de Arqueología Josefina Ramos de Cox-pucp, Lima-Perú
José Hayakawa Casas
Universidad Nacional de Ingeniería, Lima-Perú
Elena Molina Cerpa
Universidad Nacional de Ingeniería, Lima-Perú

El Jirón de La Unión es el eje principal del centro histórico de Lima y ori­


gen de las calles que van a Barrios Altos y el Callao. Su actual denominación
surgió (1861) al tomar las calles de Lima los nombres de departamentos y
provincias según los puntos cardinales. Sus cuadras 2, 3, 4, 5, y 10 han sido de­
claradas Ambientes Urbanos Monumentales por Resolución Suprema N° 2900-
72-ED. Hoy expresa distintas épocas, y los monumentos más representativos
son la Casa Aliaga, el Club de la Unión, la Casa Welsh, la Casa Courret, la Casa
O’Higgins, la Iglesia y Convento de La Merced, el Banco Internacional, el Club
Nacional, etc.
Como parte de la actualización del Plan Maestro del Centro Histórico de
Lima y la estrategia de su recuperación se definieron tres ámbitos a corto, me­
diano y largo plazo con un alcance de 30 años y 20 líneas de acción programá­
tica que integran los proyectos de inversión para el centro histórico de Lima,
con una inversión proyectada de 963 millones de dólares. En el corto plazo, el
ámbito de intervención corresponde al Circuito Monumental (alrededor del Ji­
rón de La Unión), que integra el 100% de los Ambientes Urbano-Monumentales
de Primer Orden del centro histórico de Lima, hitos urbanos significativos de su
historia desde el siglo xvi al xx. Este espacio de 25 km de longitud comprende
46 ambientes urbano-monumentales, 387 Monumentos, 16 edificios pro-revita-
lización, 300 departamentos de vivienda y 38 áreas identificadas para nuevos

145
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS, CULTURALES Y COMERCIALES

proyectos, con una inversión proyectada de 198 millones de dólares, el 80%


proviene de la inversión privada concertada estratégicamente con la Municipa­
lidad de Lima.
El ámbito de acción a mediano plazo corresponde al área inscrita en la lista
del Patrimonio Cultural de la Humanidad (400 ha) con una inversión proyecta­
da de 229 millones de dólares y el largo plazo correspondería al resto del centro
histórico (500 ha) con una inversión de 536 millones de dólares.

JIRÓN DE LA UNIÓN. RASTROS Y ROSTROS DE SU DEVENIR


HISTÓRICO. EL JIRÓN DE LA UNIÓN EN LIMA Y LIMA
EN EL JIRÓN DE LA UNIÓN

Ciertamente el centro histórico de Lima es el Jirón de La Unión. Su ubicación


geográfica con respecto al río Rímac y sus asentamientos humanos surgidos
desde la época prehispánica así lo prueban. Fue un corredor natural utilizado
ancestralmente como parte de las redes viales de interrelación. Las evidencias
señalan que las calles Belén, Quilca y Miró Quesada corresponden a antiguos
caminos prehispánicos, y que en este entorno se ubicaba el tambo de Lima.
Desde él se dirigen hacia el norte, sur y sierra los caminos primeros de Lima.

LIMA PREHISPÁNICA: CURACAS, APUS, RUNAS ENTRE TAMBOS


Y CAMINOS

Lima, capital del Perú, se extiende entre los valles de los ríos Chillón, Rímac y
Lurín. Allí señoreaban prehispánicamente los Colli y los Ichma. Antes fueron los
Maranga los primeros constructores de un imponente complejo ceremonial en el
valle bajo del Rímac, de pirámides de gran volumen construidas con adobitos de
barro y de canalizaciones del río Rímac al construir un canal para regar la parte
baja del valle abasteciendo así al Callao, Bellavista, La Punta, San Miguel, La Le­
gua y Magdalena hasta la altura de la avenida Brasil.
Posteriormente, los antiguos limeños construyeron más canales en ambas
márgenes del río para garantizar su desarrollo agrícola y organizar administra­
tivamente sus lerrilorios en curacazgos. La trama prehispánica se completó con
las redes viales que unían los pueblos de la costa y de la sierra, instalándose
sobre los derroteros naturales.
Los curacas de Lima, aliados con los Incas, establecieron unidades adminis­
trativas denominadas Hunos (grupos de diez mil familias). Lima fue dividida en
el Huno de Pachacámac, Sulco, Collique y Maranga. Los curacas detentaban el

146
JIRÓN DE LA UNIÓN: DERROTEROS DE UN ITINERARIO CULTURAL EN LIMA

poder político y administrativo y, como señala Waldemar Espinoza, rivalizaban


con los sacerdotes por el poder religioso. Estos curacas condujeron sus pue­
blos al amparo de sus apus y sus dioses, desarrollando sociedades estables y
desarrolladas. Ésta es la escena a la llegada de los españoles, siendo el espacio
de encuentro el curacazgo de Lima con Taulichusco como el último de sus
gobernantes prehispánicos.

LIMA VIRREINAL: VIRREYES, VECINOS, COMERCIANTES,


ENTRE CALLES Y MURALLAS

El 18 de enero de 1535 se fundó la ciudad de Lima. Los españoles encontra­


ron un amplio valle verde y fértil, bañado por un cristalino y caudaloso río que
a su vez se subdividía en numerosas acequias... Era el lugar ideal para asentarse
y dirigir desde aquí el reino más grande y poderoso de esta parte del mundo.
Este trazado urbano renacentista surgía sobre la trama del poblado indígena,
aunque los antiguos habitantes eran desplazados fuera hacia las reducciones
indígenas (Santiago del Cercado, Magdalena, etc.), las cuales alojaban discipli­
nadamente la mano de obra imprescindible para la ciudad. Este ordenamiento
obedeció a fines políticos, sociales, económicos y administrativos. La ciudad,
según señalan los estudiosos, comprendió 13 manzanas (de oriente a poniente)
por nueve (de Norte a Sur), con un total de 117 unidades cada una de las cuales
tenía 400 pies de lado (125,37 m) y cada calle 40 pies de ancho (11,144 m). Estas
manzanas se dividían en cuatro parcelas o solares cuadrados de 3-929,41 m2,
lotes para vivienda y huerta —dada su gran extensión—que en orden de impor­
tancia iban otorgándose a instituciones, autoridades y vecinos.
En 1687 se construyó la muralla que rodeaba la ciudad con el fin de defen­
derse de los ataques de piratas y corsarios y de los levantamientos indígenas;
asimismo, la muralla representaba un hito que marcaba el interior y los arraba­
les urbanos. Un terremoto importante para Lima fue el de 1746, especialmente
para los diseños de las viviendas, que por órdenes reales debían tender a un
solo nivel. Las reformas borbónicas implicarán normas urbanas. Así, los tiem­
pos del virrey Amat implican la división urbana en barrios, el establecimiento
del alumbrado público y la presencia de construcciones públicas notables: la
plaza de toros de Acho, el paseo de Aguas y el convento de las Nazarenas. Con
el virrey Fernando de Abascal Souza culmina una etapa en la que los rostros de
españoles y mestizos, la expansión urbana, la aparición de casas de campo y
hermosos palacios constituirán sus recuerdos.

147
CANINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS, CULTURALES Y COMERCIALES

HERENCIAS PATRIMONIALES Y DERROTERO REPÚBLICANO


DE LIMA

Entre 1825 y 1859, post-proclamación de la independencia, Lima vive una


incertidumbre generalizada. Los efectos de la lucha independentista resultan ob­
vios: destrucción de la infraestructura virreinal y liderazgo político de los caudillos
militares. En esta etapa se gestó la ruralización de la ciudad, iniciada con la pre­
sencia de los soldados del interior y luego con poblaciones de la sierra en busca
de una mejor calidad de vida. En este tiempo se mantenía el amurallamiento,
aunque justo en 1872 se destruye para dar paso a la construcción de las grandes
avenidas. Otro acontecimiento esencial en esta etapa Repúblicana de Lima fue
el debate sobre la nomenclatura de sus calles. Antes cada cuadra tenía nombres
relacionados con personajes, actividades singulares y leyendas. En la república
se propone la regularización de la nomenclatura. Como señala Ramón Joffré, en
su afán por apropiarse de Lima, la elite modernizante no quiso obviar detalle
interviniendo en el debate sobre los nombres de las calles; para el racionalismo
criollo resultaron intolerables nombres como Yaparió, Sietejeringas, Comesebo,
etc. Entre las propuestas ganó la del ciudadano Mariano Bolognesi, quien pro­
ponía nombres geográficos de departamentos y provincias del país. Por lo tanto
Lima quedó entonces formalmente dividida en calles designadas con nombres
de provincias (sentido norte-sur) y departamentos y ríos (este-oeste), incluyendo
además del estratégico Jirón de La Unión como eje central.
Así, si el trazado en cuadrícula era eficiente para peatones, caballos y carrua­
jes, la ciudad necesitaba adaptarse a las exigencias del tren, automóvil y tranvía,
según anota Ramón Joffré. Durante el Gobierno de Balta se realizaron otras
importantes obras urbanas, como la construcción de nuevas vías para conectar
las áreas de crecimiento urbano. La República continuó con la modernización
y con ello también la transformación del perfil urbano por los cambios en su
infraestructura, los abandonos de los espacios primigenios -com o el centro
histórico de Lima- y la fuerte presencia de inmigrantes que ha consolidado la
ruralización de la ciudad. En el siglo xxi asistimos a una ciudad pujante camino
a consolidarse en los nuevos términos del diálogo entre pobladores y gober­
nantes, entre propios y ajenos.

MUSEO JOSEFINA RAMOS DE COX: EL JIRÓN DE LA UNIÓN


Y SU GENTE. ENTENDIMIENTOS Y RECIPROCIDADES COMPARTIDAS

Este museo está ubicado en la quinta cuadra del Jirón de La Unión de la


antigua calle Espaderos. Lo ya referido permite entenderlo como un espacio

148
JIRÓN OE LA UNIÓN: DERROTEROS DE UN ITINERARIO CULTURAL EN LIMA

público diverso, que congrega a las grandes mayorías de la megalopolis de


Lima. El museo vive esta realidad al observar a sus visitantes dialogar frente a
sus vitrinas. También es testigo del surgimiento de las nuevas urbanizaciones
—antiguos asentamientos de huacas—, que constituyen espacios que requieren
ser valorados como referentes de la historia de Lima. Así, el museo viene rea­
lizando tareas para difundir el conocimiento cultural producto de las investiga­
ciones bajo el marco de la arqueología aplicada a la educación social. En el Jirón
de La Unión el museo promueve un diálogo permanente con la Asociación de
Comerciantes orientándolos hacia la recuperación y apropiación del espacio en
el cual laboran, configurándolo como un hito en el reconocimiento del pasado
y el presente de Lima.

E L JIRÓN DE LA UNIÓN COMO AMBIENTE URBANO MONUMENTAL.


ESPACIO PÚBLICO Y PATRIMONIO

Sarabia define los espacios públicos como »componentes estructurantes...


de las ciudades, por su carácter definitorio y ordenador de la distribución de
los usos del suelo, de las actividades urbanas y, en suma, de la presencia ciu­
dadana y de las dinámicas sociales".1 Por ende, el Jirón de La Unión resulta
un espacio público en tanto se ha consolidado a través del tiempo como eje
estructurador, generando a su vez una dinámica donde los límites entre público
y privado no son lineales, construyéndose bordes en continuo movimiento. Si
bien el espacio público está definido por un aspecto legal, su naturaleza está
definida por su uso social y no por su status jurídico. La gente, con su com­
portamiento colectivo, puede crear espacios públicos y recrearlos en el tiempo,
como en el caso del Jirón de La Unión.
La calle como espacio público tiene además un carácter efímero que lo
diferencia de la plaza, que concentra personas y usos. En la calle la población
es más diversa y dispersa, y por ello el proceso de apropiación tiene que ver
en primer lugar con la identificación del espacio público como un símbolo,
sobre todo por parte de la población flotante. Para Engwicht la calle es el tipo
de espacio público abierto más importante, en tanto ha sido concebida como
parte del territorio del hogar (hom e territory). La calle ubicada enfrente a la

1. S arabia , Mario: -Notas sobre los espacios públicos y la normativa vigente-, separatas de
la exposición presentada en el Curso Nacional Mejoramiento del Hábitat Popular «F.l espacio
público en la ciudad popular», organizado por d e sc o , la Facultad de Arquitectura, Urbanismo
y Artes de la u n í, y la Lund University, en agosto de 2001, en el auditorio de la spg se de la
faua — u m , Lima, p. 2.

149
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS. CULTURALES Y COMERCIALES

casa era una parte muy especial dentro de este sentido extendido de hogar.2
Las calles dejan de ser sólo elementos que llevan a lugares para constituirse
en lugares en sí. Las calles materializan esta transformación humana; el andar
humano impone límites en movimiento que van definiendo zonas que aportan
a la consolidación de una ciudad.3
La multidimensionalidad del espacio público puede simplificarse básicamen­
te en un modelo bidimensional que, por un lado, involucre su condición física
(incluyendo elementos naturales y culturales, y aún al mismo ser humano en su
calidad material) y, por otro lado, su condición social (factores sociales, políti­
cos y económicos). Según Rapoport hay tres posiciones que exploran la fuerza
de cada una de estas condiciones en la transformación del espacio público:

• Teoría determinista: propone que la dimensión física es determinante para


la conducta humana o dimensión social.
• Teoría posibilista: plantea que la dimensión física «contiene limitaciones y
promueve posibilidades» y que es a partir de éstas que los seres humanos
optan, de acuerdo a criterios culturales.
• Teoría probabilista: según la cual la dimensión física del espacio público
«no afecta esencialmente el comportamiento». Los factores sociales son los
más importantes.

Resulta claro que la dimensión física es capaz de facilitar o inhibir comporta­


mientos, sin generarlos o determinarlos. Sin embargo, estos efectos del espacio
físico sobre el social están mediatizados por filtros (connotaciones simbólicas,
valoraciones, motivaciones, etc.). En el Jirón de La Unión las influencias de
cada aspecto han sido variables. A su vez, la dinámica social ha transformado
el modus vivendi público y su imagen en el tiempo.

DIMENSIÓN FÍSICA DEL ESPACIO PÚBLICO

La dimensión física del Jirón de La Unión está representada en su forma


longitudinal. Según el modelo propuesto por Kevin Lynch se puede afirmar que
sus límites están marcadamente definidos, se identifican sectores de acuerdo
a alguna presencia representativa (iglesia de La Merced, Museo Arqueológico

2. E n g w ich t , David, Street Reclaim ing. Creating Livable Streets a n d Vibrant Communities,
Canadá, New Society Publishers, 1999, p. 13
3. T iber g h ien , Gilíes A., -La Ciudad nómada-, introducción al libro de Francesco Careri,
Walkscapes. El a n d a r com o p rá ctica estética, Barcelona, Editorial Gustavo Gilí S. A., 2002,
pp. 10-16.

150
JIRÓN DE LA UNIÓN: DERROTERO S DE UN ITINERARIO CULTURAL EN LIMA

etc.), edificios o elementos que se constituyen en referentes; el Jirón es una


jr c ,

conexión entre las dos plazas más importantes del centro histórico, las que se
constituyen en hitos, y el mismo Jirón es una amplia senda. Según Lynch, con
estos elementos se puede construir un espacio público agradable que facilite la
lectura de la ciudad al peatón.

DIMENSIÓN SOCIAL DEL ESPACIO PÚBLICO

La relación de los grupos humanos con el medio físico en el cual habitan


radica en la percepción que tienen de él. A su vez, el espacio percibido no es
el espacio real, pues en la percepción intervienen filtros sociales e individuales
determinantes. Por ende, existen tres aspectos claves en la »percepción am­
biental»:

• Evaluación ambiental o preferencia ambiental: la percepción es utilizada


para determinar la calidad del espacio público.
• Cognición ambiental: la percepción es utilizada para describir cómo las
personas estructuran, aprehenden o conocen su medio.
• Percepción ambiental: la percepción está referida a la captación sensorial,
siendo este el proceso menos abstracto.

Sin embargo, la percepción que los seres humanos tienen del medio en el
cual se desenvuelven, si bien es parte de la dimensión social del espacio pú­
blico, no expresa la integridad y complejidad de su significado. La dimensión
social del espacio público está referida a las formas de uso que en él ocurren.

UTILIZACIÓN DEL ESPACIO PÚBLICO

Según la clasificación propuesta por Jahn Gehl,4 el Jirón de La Unión por


su condición de calle, conector y columna vertebral del centro histórico de
Lima alberga una gran cantidad de actividades funcionales lo cual aporta a su
dinámica particular y permanente, sin importar demasiado el aspecto físico del

4. Actividades necesarias (o funcionales) son las más o menos obligatorias, y por lo tanto,
sus actores siempre van a participar del espacio público, pues no tienen otra opción. Acti­
vidades opcionales (o recreacionales) son producto de un deseo y que suceden cuando el
tiempo y el lugar las hacen posible. Por ello necesitan de condiciones exteriores óptimas para
llevarse a cabo. Actividades sociales o -resultantes- son las que surgen a partir de las activida­
des anteriores, y son dependientes de la presencia de otras personas.

151
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS, CULTURALES K COMERCIALES

espacio público. Sin embargo, debido a su carácter comercial especializado,


reforzado por la presencia de usos que convocan población flotante, también
alberga una gran cantidad de actividades opcionales, las cuales podrían ser re­
orientadas y potenciadas con intervenciones en el aspecto material del espacio
público. Las actividades sociales existen por la suma de probabilidades que
generan las actividades funcionales como las opcionales.

CALIDAD DEL ESPACIO PÚBLICO

Según el esquema de Engwicht,5 la calidad del espacio público radica en la


recuperación de la calle como espacio propio de una comunidad a través de
un proceso en el que se identifican básicamente dos momentos: primero, la re­
ducción de los niveles de volumen y velocidad del tráfico, que han convertido a
las calles en lugares de desencuentro en lugar de ser espacios de congregación.
Segundo, la apropiación o reapropiación de las calles (a nivel físico y psicoló­
gico) como espacios de actividad social y recreativa.
Este proceso de apropiación de la calle gesta ventajas pro-calidad de vida de
las personas, manifiestas en la recuperación de espacios de intercambio, recrea­
ción, económicos y de ejercicio democrático. El Jirón de La Unión, espacio de
gran volumen y velocidad peatonal, no genera desintegración. Sin embargo, su
carácter dificulta la apropiación de la población flotante, aunque la población
permanente viene participando en el reconocimiento de sus valores. Asimismo,
hay otros valores que determinan la calidad del espacio público. Según Carr
y otros,6 la capacidad de respuesta a las necesidades de los usuarios es deter­
minante. El Jirón de La Unión aún no responde a las necesidades de calidad
de vida de sus usuarios, y sobre todo, no amplía su oferta para involucrar a
mayor diversidad de población flotante. Sin embargo, es un espacio democrá­
tico, al proteger los derechos de los usuarios y es accesible a todos los grupos,
proveyéndoles libertad de acción. Asimismo, es un espacio inteligible, pues
permite a la gente establecer conexiones entre el lugar, sus vidas personales
y el mundo. Deben relacionar su contexto físico y social. Según Gehl,7 para la
calidad del espacio público se deben estimular las actividades opcionales y no
las funcionales.

5. David, op. cit.


E n g w ic h t ,
6 . C arr , S .; M a rk ,F.; R iv u x , L.; y S t o n e , A., op. cit., p. 22.
7. G ehl , Ian, Life bettveen Buildings: Using Public Space, Copenhague, Arkitektens Forlag,
1996.

152
JIRÓN DE LA UNIÓN: DERROTERO S DE UN ITINERARIO CULTURAL EN LIMA

PATRIMONIO MONUMENTAL

Para este concepto se ha aproximado una definición muy pertinente y a la vez


esencial:«... patrimonio viene del latín; es aquello que proviene de los padres. Se­
gún el diccionario, patrimonio son los bienes que poseemos, o los bienes que
hemos heredado de nuestros ascendientes. Lógicamente patrimonio es también
todo lo que traspasamos en herencia».8 Estas entidades estimables y transmisi­
bles por herencia afirman el recuerdo y la noción de propiedad común. Dicho
patrimonio posee una lógica conceptual constituida por la relación entre -... la his­
toria continuada ligada a las actitudes creativas en cada secuencia histórica [...]
p ero qu e nos conducen inevitablem ente a la realid ad actual...»? El patrimonio
cultural es el conjunto de manifestaciones que evidencia la creatividad de cada
colectivo como transformador de su realidad.

El patrimonio cultural de la nación puede ser:

• Inmaterial: «... las creaciones de una comunidad fundadas en las tradi­


ciones, expresadas por individuos de manera unitaria o grupal, y que
reconocidamente responden a las expectativas de la comunidad, como
expresión de la identidad cultural y social, además de los valores transmi­
tidos oralmente...».10
• Material: constituido por los bienes muebles e inmuebles. Los bienes mue­
bles son elementos testimoniales, desplazables. Los bienes inmuebles son
elementos testimoniales no desplazables (monumentos, ambientes urba­
no-monumentales y centros históricos).

En el Perú, las Zonas Monumentales son conjuntos urbanos de valor his­


tórico que no reúnen las características de un centro histórico. El Ambiente
Urbano Monumental es una categoría patrimonial asignada por la institución
tutelar del patrimonio en el Perú ( in c ) y otorgada a «... espacios urbanos (plazas,
plazuelas, calles, etc.) cuya fisonomía y elementos por poseer valor urbanístico
de conjunto, deben conservarse total o parcialmente».11 El Jirón de La Unión se
rige por lincamientos de intervención en el centro histórico de Lima, orientados

8. B a liart , Josep y J uan - T resserras , Jordi, Gestión d el patrim on io cultural, Barcelona, Edi­
torial Ariel S. A., 2001, p. 11.
9. R io b ó o , Francisco, Una fo r m a d e en ten der la p roblem ática patrim onial, Córdoba, Pro­
grama de Patrimonio Histórico de la Diputación de Córdoba, 2002, p. 9-
10. Art. I o de la Ley General de! Patrimonio Cultural de la Nación N° 28296, publicada en
el D iario Oficial El P eruano el 22 de julio de 2004.
11. Municipalidad Metropolitana de Lima, Tríptico -Ambientes urbano monumentales en
el Centro Histórico de Lima», 2004.

153
CAHINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS, CULTURALES í COMERCIALES

a la preservación de escalas, colores, proporciones, delimitaciones y mobiliario


urbano existente.

PATRIMONIO CULTURAL Y ESPACIO PÚBLICO: EL JIRÓN


DE LA UNIÓN COMO AMBIENTE URBANO MONUMENTAL

Se reconocen dos roles básicos del espacio público:

• El espacio público como patrimonio cultural. Cuando un espacio público


forma parte del patrimonio cultural de una comunidad, su valor estará
esencialmente referido al conjunto que lo conforma. En este sentido, el
espacio público se concibe como un espacio físico a ser preservado en
sus valores de conjunto expresado por su arquitectura y equipamiento
urbano, y cuya protección se encuentra definida por instrumentos legales
de alcance nacional. En el caso peruano, la denominación es de ambien­
tes urbano-monumentales, los cuales pueden ser plazuelas, plazas, par­
ques, calles, alamedas o avenidas, y se encuentran protegidos por la Ley
N° 28296 .12 Su definición está incluida en la categoría de bienes materiales
inmuebles, y su protección comprende el «suelo y subsuelo en el que se
encuentran o asientan, los aires y el marco circundante, en la extensión
técnicamente necesaria para cada caso».13
• Espacio público para la apropiación social del patrimonio. Aquí, el valor
del espacio público radica en su dimensión social y en sus potencialidades
para la afirmación de identidades. Su rol integrador facilita la identificación
de bienes comunes a partir de la interacción social y el fortalecimiento del
sentido de pertenencia colectiva. Así, el espacio público se constituye en
herramienta para la apropiación social del patrimonio ampliando sus usos
colectivos, utilizándose para expresiones permanentes y efímeras.14 Estos
roles identificados no se auto-excluyen, en tanto que todo bien patrimo­
nial es la expresión de saberes y valores colectivos. El Jirón de La Unión es
un espacio potencial para la apropiación del espacio público en sí mismo,
para la apropiación del ambiente urbano-monumental que representa y
del centro histórico de Lima al ser su eje esencial.

12. Ley General del Patrimonio Cultural de la Nación N" 28296, publicada en el Diario
Oficial F.l P eru an o el 22 de julio del 2004, páginas 272.925 a la 272.932.
13. Título I, Capítulo 1, Art. Io de la Ley Genera! del Patrimonio Cultural de la Nación
N° 28296.
14. La elaboración de alfombras florales para la Procesión del Señor de los Milagros en
el Jr. Ancash, Lima, se convierte en una fiesta participativa e integradora que contribuye al
desarrollo de valores a favor del patrimonio inmaterial.

154
JIRÓN DE LA UNIÓN: DERROTEROS DE UN ITINERARIO CULTURAL EN LIMA

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PIANO D a CENTRO
HISTÓRICO DE LIMA
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ÁREA DECIA RftUA PATRIMONIO CULTURAL


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P la n o d e l c en tro histórico d e L im a y Jir ó n D e La Unión, vista a é r e a d e l Jiró n


d e La Unión, fo t o s a n tig u a y recien te
Fuente: Planoteca personal José Hayakawa Casas, Google Earth, Archivo Courret,
WebSite Caretas, 2006

155
EL CLAUSTRO DE LA MERCED DE CUZCO: EL PROGRAMA ICONOGRÁFICO
DE UNA CANONIZACIÓN

Vicent Francese Zuriaga Senent


Universität Jaume I

INTRODUCCIÓN

La canonización de san Pedro Nolasco en 1628 supuso la difusión de su


imagen devocional. Para este fin los mercedarios establecen todo un programa
icnogràfico para definir la devoción a sus santos. Dentro de este programa cabe
enmarcar ei trabajo encargado al pintor y grabador aragonés Jusepe Martínez,
quien en 1627 plasmará en planchas una serie de 22 grabados con escenas de
la vida del santo mercedario. Estos grabados sirvieron de inspiración a pinto­
res y escultores a la hora de concretar la didáctica devocional. En la presente
comunicación explico la influencia de estas planchas en pinturas del convento
de la Merced de Cuzco, que pueblan los lunetos del claustro. Estas pinturas
son de una importancia capital pues de los 22 grabados de Jusepe Martínez en
la actualidad sólo se conservan 10 , todos ellos reproducidos con asombrosa
fidelidad en el claustro de Cuzco. La importancia de las imágenes de Cuzco nos
permite completar la serie de escenas y concretar la influencia de los grabados
de la canonización en la construcción de la imagen devocional mercedaria en
América. He de agradecer al Dr. Joan Feliu las imágenes del claustro de la Mer­
ced de Cuzco tomadas por él en una reciente visita.

EL ORIGEN DE LAS IMÁGENES DE CUZCO

Los mercedarios fundan el convento de la Merced de Cuzco en 1535 en un


solar donado por Francisco Pizarra al mercedario Sebastián de Castañeda, pro­

157
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS, CULTURALES 1 COMERCIALES

motor de la iglesia. Tanto el templo como el convento fueron destruidos por el


terremoto de 1650 , pero entre 1651-1659 se construyó el nuevo convento por
los maestros Martín de Torres y Sebastián Martínez.
Las pinturas del claustro merecen nuestra atención. No son obra de un solo
autor y están atribuidas a Basilio Santa Cruz, pintor del último cuarto del siglo xvn
que realizó numerosos encargos para el obispo Mollinedo.1 La atribución se
debe a la presencia del retrato del obispo en la escena de la muerte de san
Pedro Nolasco, a quien se le atribuye el impulso en las obras de reconstrucción
del templo y la propia ciudad de Cuzco. Algunos autores refieren trabajos en
la serie a fray Gerónimo de Málaga, y muchas de las guías turísticas de Cuzco
refieren a Ignacio Chacón, pintor de la escuela cusqueña del siglo xvin como
autor de los lienzos del claustro.
La fuente principal y directa y de las que se sirvieron los pintores que ejecu­
taron los lunetos del claustro de la Merced de Cuzco fueron algunos de los gra­
bados de Jusepe Martínez, presentados en 1627 en el proceso de canonización
de san Pedro Nolasco. Estos grabados formaban parte de la documentación
presentada que acompañaba al libro de postulación, tras el «dilata Vaticano» que
experimentó el proceso en 1624.
Conocido como M emorial, en él se recogía una biografía del santo y se
describía el reconocimiento de haber vivido, san Pedro Nolasco, las virtudes
en grado heroico. El octavo cuadernillo del memorial describía a modo de em­
blemas2 un conjunto de 24 escenas que coinciden con los grabados de Jusepe
Martínez presentados para la canonización; estos grabados representaban en
imagen una serie de pasajes sobre su vida en la que se describían los hechos
prodigiosos de su vida: la predilección por la divina providencia, su entrega y
sufrimientos, sus milagros y la santidad de su doctrina. Todo ello, relatado en
el memorial describiendo en escenas estos acontecimientos.
De todas formas el estudio de los cuadros de Cuzco nos permite intuir otras
fuentes en alguno de los temas que no recogen los textos del memorial en el

1. F.n lo que todos los textos que hacen referencia a las pinturas coinciden es en la in­
tervención del obispo Manuel de Mollinedo. Llegó de España en 1673 cuando la ciudad se
hallaba en reconstrucción tras el terremoto de 1650, que la había dejado prácticamente en
ruinas, http://www.qosqo.com/qosqoes/merced.html, http://www.cusco-peru.org/cus-
co-peru/cusco-cultural-iglesias-cusco-convento-m erced.shtm l, http://guiadelcusco.
perucultural.org.peAodocus3.htm, http://www.fcm.aeci.es, http://www.inkascusco.com/
es/peru/restos.coloniales/cusco/convento.merced.php. Harold E. Wethey, «La Merced in
Cuzco, Perú«, Jo u r n a l o f the Sociely o f A rchitectural Historians, Latín A m erican A rchi-
tecture, 1945-46 pp. 35-38. Wuffaden, Luis Eduardo, «Las Escuelas Pictóricas Virreinales*,
http://anomimateuser.tripod.com/.
2. Podemos definir así estas estampas pues se presentan con los tres elementos del em ­
blem a triplex (Pictura, moto y suscripcío).

158
EL C LA U S TRO DE LA MERCED DE C U Z C O

que se basan los grabados de Martínez y las copias de estos de Cornelio Co­
brador. Esto mismo ocurre con la serie ejecutada por Zurbarán para la Merced
Calzada de Sevilla. Zurbarán en su encargo sin duda tomó referencia los graba­
dos de Martínez pero hizo en ellos una interpretación libre e introdujo algunos
temas que posiblemente le sugirieron los frailes de la Merced.
En la Merced de Cuzco resulta curioso en el ciclo de la infancia y juventud
donde los autores cuzqueños presentan hasta tres escenas: nacimiento de Nolasco,
prodigio de las abejas y la limosna y caridad de Nolasco Niño. Y es la escena de la
Limosna de Nolasco la primera que aparece en los grabados del memorial.

E L CICLO DE LA VIDA DE SAN PEDRO NOLASCO: LOS GRABADOS


DE JUSEPE MARTÍNEZ

El Capítulo General de la Orden de 1622 acordó iniciar los trabajos de


postulación de la causa de canonización de san Pedro Nolasco. Fruto de ese
capítulo, el maestro general Gaspar Prieto dispuso que se siguiera la vía del
culto inmemorial para alcanzar la canonización, para ello se redactaron unos
cuadernillos que componían el libro de postulación o Memorial.3 Mandó así
mismo, siguiendo el ejemplo de benedictinos, jesuítas, carmelitas, oratorianos,
etc., incluir estampas acompañando el texto.
El padre Alfonso de Molina, posible autor del texto de postulación o memo­
rial del proceso -al menos del octavo cuadernillo, cuyo nihil reperio data de
1623-,’ hizo el encargo de grabar las imágenes a Jusepe Martínez en el mes de
junio de 1622. Alfonso de Molina, procurador del proceso, posiblemente facilitó
los textos descritos en el octavo cuadernillo que debía contener los 25 dibujos
presentados en la primera fase .5
Los grabados fueron estampados en Roma en 1627 por el grabador Federico
Greuter para la segunda fase del proceso. Las planchas de cobre fueron utilizadas
para una segunda impresión, obra de Cornelio Cobrador que firma otra serie que
copia al trasluz, la de Jusepe Martínez, esta vez con los textos en castellano.
Del total de 25 grabados en la actualidad sólo conocemos diez; los siete que
se conservan en la Biblioteca Nacional, sección b b a a , procedentes del legado Car-

3- D V arela , J . M ., -La canonización de San Pedro Nolasco*, Estudios, año xu, 1 9 5 6 ,


elg ad o

n° mayo-diciembre.
3 5 -3 6 ,
4. Un ejemplar, el estudiado por Delgado Varela, se encuentra en la Universidad de
Sevilla. Atendiendo a las dos fases del proceso ( 1 6 2 2 - 1 6 2 7 y 1 6 2 7 - 1 6 2 8 ) . En la primera se
presentaron únicamente los dibujos mientras que en la segunda se imprimieron los grabados.
La firma del nihil obstat del maestro general la firma fray Damián Fonseca.
5 . M anrique A ra , M. E., «La Historia di San Pietro Nolasco del pintor Jusepe Martínez»,
A nalecta M ercedaria, Roma, 1 9 % , pp. 7 3 - 1 1 5 .

159
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS. CULTURALES V COMERCIALES

derera,6 que pertenecen a la edición romana de Greuter. Delgado Varela7 presentó


en su trabajo sobre las planchas de Martínez los cuatro grabados que se conservan
de la edición en castellano de Cornelio Cobrador.8 Fruto del presente estudio ha
sido el hallazgo, en el Archivo Iconográfico del Monasterio de El Puig recopilado
por el padre Juan Devesa, de la copia de tres grabados inéditos: uno de la serie
romana de Jusepe Martínez, que se corresponde con la estampa xiv del Memorial,
san Pedro Nolasco ante la Jerusalén celeste; otro grabado de las copias de Come-
lio Cobrador, en concreto la estampa xvm que representa el hallazgo de la Virgen
de El Puig por san Pedro Nolasco y procedente de la Biblioteca Nacional de Roma;
y un grabado de una serie tributaria de la de Jusepe Martínez que se corresponde
con la estampa vi, que representa a la Virgen de la Merced entregando el hábito
a san Pedro Nolasco. Con estos grabados son por tanto diez las estampas que
han llegado hasta nosotros, pues las cuatro de la colección de Amerio Sancho, de
Cornelio Cobrador, con excepción de la xvui, hallazgo de la Virgen de El Puig por
san Pedro Nolasco, coinciden con las de la Biblioteca Nacional.

Jusepe Martínez, 1627. S an P ed ro N olasco y la visión d e la Je ru sa lén Celeste

6. op. cit., p. 97.


M a n rique A ra ,
7. J. M., -La canonización de San Pedro Nolasco-, Estudios, año x ii , 1959.
D elg ad o V a r eia ,
8. Estampas que pertenecían al padre Amerio Sancho Blanco, Cfr. D elg ad o V arela, J. M .,
op. cit.

160
EL C LAU STRO DE LA MERCED DE CUZ CO

La coincidencia de las descripciones sugeridas en el texto del octavo cuader­


nillo con las imágenes dibujadas permite afirmar que la serie dibujada por Juse-
pe Martínez influyó de manera clara en las series encargadas en los conventos
mercedarios, como a continuación podremos comprobar.

Jusepe Martínez, 1627. H a lla zg o d e la Virgen d e El Puig p o r sa n P ed ro N olasco


y Virgen d e la M erced en treg a n d o e l h á b ito a sa n P ed ro N olasco.
Estampas del memorial de canonización

El ejemplo más claro lo tenemos en Zurbarán. El 29 de agosto de 1228, un


mes antes de la canonización de san Pedro Nolasco, fray Juan de Herrera firma
el contrato con Zurbarán9 para que pinte 22 cuadros con escenas de la vida
de san Pedro Nolasco. Alguno de estos cuadros se han perdido pero la mayor
parte de los que se conservan siguen como modelo los dibujos de Jusepe
Martínez.10

9. A a w , Zurbarán, Catálogo Exposición de Granada. Comisario Pareja López Enrique.


1999, Granada, p. 33-
10. S eba stián , S . «Zurbarán se inspiró en los grabados del aragonés jusepe Martínez«, Goya,
1975, Madrid, p. 73.

161
CANINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS. CULTURALES Y COMERCIALES

LAS FUENTES LITERARIAS

Las primeras referencias biográficas al fundador de la Orden de la Merced


las hallamos en los textos del siglo xv de Nadar Gaver” y Pedro Cijar.12 En
estos escritos, coetáneos en el tiempo (1445 y 1446), encontramos los primeros
relatos históricos que materializan en escrito la tradición de los orígenes de
la Orden de la Merced. El Speculum fratu m , como indica el autor al inicio
de su libro, recoge los fundamentos, carismas, reglas y constituciones de la
orden. Han pasado, cuando Gaver recopila de nuevo las constituciones, más
de 125 años desde que Albert redactara las constituciones de 1327, 173 desde
las constituciones de Pedro Amer de 1272 y 227 desde la fundación de la
orden.
Gaspar de Torres, en 1565, retoma estos relatos del siglo xv para recuperar
la historia y tradición de la orden, a la vez que intenta una reforma con la pro­
puesta de nuevas constituciones. En Gaspar de Torres encontramos las claves
de la adecuación de la orden a las directrices tridentinas. Gaspar de Torres será
el primer instrumentista de la reforma y, entre otras cosas, el artífice de la ex­
pansión de la Merced en América.
A partir de 1588 se sucede una serie de escritos que irán definiendo los
tipos iconográficos: unos desde la propia orden, con los textos de Zumel
Vitis Patrum (1588) y de fray Felipe de Guimerán La Breve H istoria d e la
O rden d e N uestra S eñora d e la M erced (1591), que influirán en libros ascé­
ticos como la A gricultura d el A lm a[i del obispo Melchor Rodríguez; otros
en forma de comedias, como la obra de teatro de 1591 de Francisco Agus­
tín de Tárrega La Fundación de la Orden de la Merced por el don Jaime.
La canonización de san Pedro Nolasco impulsó la edición de las Crónicas
Históricas de Alonso Remón (1618-1622) y Bernardo Vargas (1619-1622), así
como el texto de postulación o Memorial.
Las grandes crónicas mercedarias de la primera mitad del siglo xvn de
Remón,14 Vargas15 retoman por tanto a los autores del siglo xvi, Torres, Zumel y

11. N adal G aver , Speculum fratu m , 1445, (ed. manuscrita) (primera edición impresa 1533,
Conocida como la de Zurita).
12. C ijar Pedro, Opusculum tantum quinqué, 1446, (manuscrito llevado a la imprenta en
Barcelona en 1491).
13- Citado en los grabados del Memorial de canonización de san Pedro Nolasco.
14. R emón , A., Historia G eneral d e la Orden d e la Merced, Tomo I, Madrid, 1618; del mis­
mo autor, Historia G eneral d e la Orden d e la Merced, Tomo II, Madrid, 1620.
15. V argas, B., C hronica Sacriet Militia O rdinisB. M ariae d e M ercede Redemptionis Cap-
tivotum, Tomo I., Palermo, 1619. V a rg a s , B., C hronica Sacriet Militia Ordinis B. M ariae d e
M ercede Redemptionis Captivotum, Tomo II, Palermo, 1622.

162
EL CLAUSTRO DE LA MERCED DE C U Z C O

Guimerán, como fuentes históricas que a su vez fundamentan las narraciones


fundacionales en los escritos de Gaver y Cijar.
Entre las fuentes literarias posteriores a la canonización de Nolasco destacan
las obras de Francisco Boíl N. S. del Puche, C ám ara an gelical d e M aría Santísima
p atron a d e la insigne ciu d ad d el Reino d e Valencia, Valencia (1631); Tirso de
Molina Historia G eneral de la Orden d e la M erced (1639), y Lope de Vega16 y su
comedia La vida d e san Pedro Nolasco, por lo que no es descabellado pensar
en la influencia de estas obras en la temática pictórica de la segunda mitad del
siglo XVII.

LOS PASAJES DEL CICLO DE LA INFANCIA Y JUVENTUD

Los pasajes de la infancia se sitúan en la Provenza. El origen provenzal se re­


monta a los textos de Nadal Gaver, con posterioridad con Zumel y Vargas se
introducen pasajes que conformaran los relatos de los que también participaran
los textos de Remón tanto en la Crónica d e la Orden como en el libro de em­
presas publicadas una año antes de la canonización en 1627.
Los escritos de Remón, sobre la genealogía de san Pedro Nolasco, son de
tanta fantasía que ruborizan al mismo Tirso,17 hasta tal punto que en la intro­
ducción a su Historia General pone en entredicho la obra de Remón que sitúa
los orígenes de la genealogía de Nolasco en el héroe griego Héctor. Tirso, ci­
tando como fuente a un canónigo sardo, sitúa la genealogía de Nolasco con la
nobleza francesa y citando un escrito apócrifo de Esteban de Corbera lo vincula
con la casa de Aragón.

16. Ver la edición de las obras de Lope de Vega, publicadas por la Real Academia Espa­
ñola, Tomo V, C om edias d e vidas d e Santos, Madrid, 1895. En las observaciones preliminares
de Marcelino Menéndez Pelayo del V volumen sobre las obras de Lope, editadas en el año
1895 por la Real Academia Española, encontramos algunas pistas sobre el origen de esta co­
media. Menéndez Pelayo la sitúa cronológicamente entre 1621 y 1635.
17. T ir s o d e M olina , Historia g en eral d e ¡a Orden d e Nuestra Señora d e tas M ercedes,
Madrid, 1639, (Ed. de Penedo Rey, 1975. Volumen I (1218-1567); Volumen 2 (1567-1639),
Madrid, pp. 2 y 22).

163
CANINOS ENCONTRADOS. I TIN E R A RIO S HISTÓRICOS. CULTURALES V COMERCIALES

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Rkmón, A. Discursos elogíeos y apologéticos Empresas y divisas sobre la triunfante


vida de san Pedro Nolasco, Madrid, 1627

Claustro de la Merced de Cuzco, Nacimiento de san Pedro Nolasco, siglos xvn-xviii

164
EL C LAU STRO OE LA MERC ED DE C U Z C O

Dentro del ciclo de infancia y juventud resulta curiosa, por ser escasa, la
representación en imágenes del nacimiento de Pedro Nolasco. Sin embargo, no
es única. En el museo de b b a a de Córdoba se puede contemplar una obra de
José Cobo de Guzmán con esta misma temática. De este pasaje encontramos en
América otro lienzo en la Merced de Quito, obra de Francisco Albán.
El hecho de que en la primera imagen descrita en el octavo cuadernillo del
memorial de canonización se presente bajo el título Figura 2 hace pensar que
en el conjunto de estampas que presentó Jusepe Martínez la primera repre­
sentara o bien el nacimiento o bien el prodigio de las abejas, que aparece en
el segundo lienzo del ciclo de la infancia y que con una escena parecida nos
presenta Zurbarán para la Merced de Sevilla.
La tradición de los cronistas incorporará pasajes a la vida de Nolasco proce­
dentes de la tradición cristiana. Ejemplo significativo es el prodigio del panal de
miel en las manos del santo cuando era niño. La leyenda del panal de miel en
las manos de Nolasco niño, prodigio atribuido anteriormente a san Ambrosio y
a san Isidoro, que en la tradición pagana lo encontramos en Píndaro y Platón.18
Será Vargas19 quien narre el primer suceso prodigioso en la vida de san Pedro
Nolasco, tras el nacimiento del Niño. Suceso que narrará Remón20 en la primera
de las empresas publicadas en 1627, y reafirmará Tirso:21

... Crian las auexas en sus palmas vn panal de miel. Apenas pues re­
cien nacido gozaba la usura de esta vida, cuando en la mesma cuna,
colmena prodigiosa la mano diestra, fabrico en ella un enxambre de
avexas misteriosas un panal de deleitoso y sazonado almíbar con que
atraxo a la iglesia numerosas almas.

El primer cuadro que trata el prodigio de las abejas hay que encontrarlo en
la serie de Zurbarán para la Merced Calzada de Sevilla. El cuadro titulado Na­
cim iento d e san Pedro Nolasco, en la actualidad se conserva en Francia, en el
Museo de b b a a de Burdeos. La escena del panal concretará las representaciones
de san Pedro Nolasco en un tipo, portando como atributo el panal de miel en
las manos, como nos lo presenta Pablo Pontons en el cuadro del Museo de
b b a a de Valencia.

18. H ervella V á z q u ez , J., «Empresas sobre la vida de San Pedro Nolasco-, Estudios Madrid,
2001, n" 212, p. 71.
19- V argas, B., Vida d e san P edro Nolasco, Salamanca, 1623.
20. R em ó n , A ., Discursos elogíeos y apologéticos Empresas y divisas sobre la triunfante vida
d e san Pedro Nolasco, Madrid, 1627.
21. T irso de M olina , op. cit., p. 24.

165
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS, CULTURALES Y COMERCIALES

Claustro de la Merced de Cuzco, Prodigio d e las abejas, siglo xvin

La escena, estilísticamente próxima al cuadro de Zurbarán, repite el pro­


digio del panal ante al mirada atónita de los personajes que contemplan el
prodigio. El primer dibujo que se conserva de la serie de Jusepe Martínez para
del cuadernillo de la postulación, dentro del ciclo de la infancia, es: San Pedro
niño d a lim osna a los pobres. El grabado, siguiendo la descripción del octavo
cuadernillo, representa a Nolasco niño, a los cinco años, dando limosnas a los
pobres en la puerta de su casa, tomando de la nodriza pan y dinero que da a
los pobres. El mismo grabado lo encontramos en la serie de Cornelio Cobrador,
con la diferencia de la supresión del lema de la parte superior y simplificación
de algunos motivos del paisaje arquitectónico. En el epigrama o subscriptio nos
presenta la traducción al castellano del texto latino de Zumel que aparece en
el grabado de Greuter: «No hubo en este Santo Varón cosa más antigua que la
misericordia. Pues aun siendo niño repartía entre los pobres, todo cuanto le
daban sus amas». Por la disposición del lienzo de la Merced de Cuzco la copia
de Cornelio Cobrador fue la que sirvió de referente a los pintores cuzqueños.

166
EL C LA U S TR O DE LA MERC ED DE C U Z C O

S an P ed ro N olasco n iñ o d a lim o sn a a los p o b res. Estampa de Ju sepe Martínez (1627)


y copia de la estampa de Cornelio Cobrador. Cuadernillo del memorial de postulación

Formalmente el dibujo nos presenta una composición en aspa en cuyo cen­


tro está el Nolasco niño, a quien el texto del lema de la parte superior lo com­
para en generosidad a Job: »Desde mi infancia creció conmigo la conmiseración
y del vientre de mi madre salió conmigo» (J°b, 31,18-19).

Basilio Santa Cruz (atr.), P ed ro N olasco n iñ o d a lim osn a a los p obres,


Convento de la Merced de Cuzco, siglo x v t ii

167
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS, CULTURALES V COMERCIALES

El segundo dibujo de Jusepe Martínez, san Pedro Nolasco huye de la herejía


albigense, del que también se conserva el grabado por Cobrador, representa a
Nolasco con quince años de edad abandonando a sus parientes y amigos que
habían abrazado la herejía albigense, y huye a Barcelona. El cuadernillo descri­
be de la siguiente manera cómo debe ser la escena: «El santo deja el ferreruelo
(la capa) en manos de ciertos hombres jóvenes a la puerta de la ciudad y se
marcha a la edad de quince años».
Manrique Ara22 ve la ciudad provenzal de Carcasona representada en el pai­
saje del fondo y comenta que siguiendo lo indicado en el decreto conciliar De
Imaginibus, con una cita de Gutiérrez Ceballos que «... el Concilio pretendía
disipar el subjetivismo imaginativo y la alegoría idealizante propias del manie­
rismo...». El texto De Im aginibus pretendía circunscribir cada escena evangélica
lo más rigurosamente a la realidad histórica, geográfica y topográfica.
En el lienzo de la Merced de Cuzco vemos una interpretación del tema del
grabado un tanto libre si la comparamos con otros cuadros inspirados en la
serie.

Jusepe Martínez, 1627. S an P ed ro N olasco h u y e d e la h erejía a lb ig en se

22. M a n r iq u e A r a ; M . E., op. cit., p.125.

168
EL CLA U STRO DE LA MERCED DE C UZ CO

Zurbarán, en el cuadro que en la actualidad se conserva en el Museo Franz


Meyer de México23 procedente del claustro de los Bojes de la Merced de Sevilla,
seguirá tanto el texto del cuadernillo como el dibujo de Jusepe Martínez. La
fuente literaria del cuadernillo y el grabado es la Historia G eneral de Alonso
Remón: «Sin bastar los ruegos y persuasiones de muchos caballeros mozos ami­
gos suyos, a quien el demonio traía ciegos con aquel engaño».2'
Más adelante habla Remón de cómo Nolasco combatió la herejía albigense
y, como indican tanto el texto latino como la traducción de la estampa de Co­
brador, se traslada a Barcelona, cita que recoge el grabado.

cqxWr»nxMmvtTA.j;„v
»CV»*

C. Cobrador. Copia del grabado de Jusepe Martínez de 1627.


S an P ed ro N olasco h u y e d e la h er ejía A lbigense, Zurbarán.
S an P ed ro N olasco h u y e d e la h er ejía albigen se, 1628, procedente
del claustro de los Bojes del convento de la Merced de Sevilla
en la actualidad en el Museo Franz Meyer de México

23- Referencia: 005462.


24. R em ó n , A., Historia G eneral d e la Orden d e la M erced, Tomo I, Madrid, 1618, libro 11,
Cap. 1, Fol. 39.

169
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS. CULTURALES Y COMERCIALES

La tercera estampa que se conserva en la Biblioteca Nacional, cuarta de la


serie de Jusepe Martínez, es El joven san Pedro Nolasco p id e lim osna p a r a re­
dim ir cautivos. Representa según la descripción de Alfonso de Molina: «Llegan
los santos de una cofradía y el santo pidiendo limosna a la puerta de una iglesia
con cautivo próximo a él».
Este grabado no tuvo continuidad en pinturas o al menos en las pinturas
que haya podido localizar para el presente trabajo. La fuente literaria la toma
de Vargas de manera literal.25
Con esta estampa, el autor del cuadernillo, siguiendo a Vargas, que se apo­
ya en lo escrito por Zumel, relata el inicio de la labor caritativa de Nolasco en
Barcelona, en 1203.26 El lema utiliza un texto de Tobías, apropiada analogía de
quien cuidó de los suyos durante el cautiverio en Asiría a manos de Salmansar,
quien «... a pesar del cautiverio no abandonó la senda de la Verdad, y todo lo
que podía haber daba a sus hermanos cautivos» (Tob. 1, 1) «Tobías iba a visitar
a los cautivos» (Tob, 1, 15).

Jusepe Martínez, 1627, N olasco r e c a u d a lim osn as p a r a los cau tivos

25. V a rgas , B., C hronica Sacriet Militia Ordinis D. M ariae d e M ercede Redemptionis Cap-
tivotum, Palermo, 1619-1622, tomo I, cap. 13, p. 32.
26. Fecha que ha supuesto durante el 2003 la celebración en Barcelona del año de la
Merced, a propósito del aniversario del octavo centenario del inicio de la labor redentora de
Nolasco.

170
EL CLAUSTRO DE LA MERCED DE C UZ CO

La cuarta estampa de la Biblioteca Nacional, La visión d e la Oliva, que se


corresponde con la quinta del Storia di San Pietro, no viene firmada por Jusepe
Martínez, pero sí por el grabador M. (Matías) Greuter, padre de Federico.27 Lo
más interesante de este grabado es que aparece la fecha en que fue realizado
(1627), que coincide con la segunda fase del proceso de canonización. La
fuente literaria se toma de Zumel aunque no de manera literal. La descripción
de la estampa anota: «A la puerta de un palacio regio, un olivo con una gran
rama en el centro y algunas otras cortas y de la misma poda salen otras ramas
más pequeñas, dos hombres están cortándolas, dos en el fondo se marchan, el
santo, bajo el olivo al que defiende». La composición es fiel al texto, el lema de
la parte superior es una cita del Eclesiástico, que compara al sumo sacerdote
Simón, hijo de Onías y restaurador del templo, con un olivo que retoña (Ecl.
50, 11). Quizá por esta analogía, Vargas toma el olivo como la Orden de la
Merced mientras que Zumel y Remón están más próximos en la interpretación
del sueño. El propio Zumel28 refiere la explicación del sueño: el olivo son los
cristianos, hijos de la iglesia, mientras que los que pretenden destruirlo son
los enemigos de la Fe. Remón concreta que el olivo es la Iglesia que es defen­
dida por los que la aman, las órdenes religiosas que la defienden contra los
enemigos de la fe.
Tirso de Molina29 concreta la escena con las siguientes palabras:

En estos celestiales exercicios desenerbaba nuestro joben santo aco­


metimientos; poderosos de sus robustos años, antes que estos lle-
gassen a los, quando casi enagenado de sí mismo, en vn ferboroso
éxtasis, vio esta aparición maravillosa.
Representósele a los ojos de el espíritu vna frondossa y fecunda oliua,
de cuya estendida y dilatada copa pendían a racimos, los proue-
chossos partos que sazonan los manxares, deleytan los combites y
alumbran las tinieblas. Recreábale, en estremo, lo pomposso de su

27. D elg ad o V arela, 1956, op. cit., p. 284.


28. A a w , La Orden d e la M erced - Espíritu y Vida, Roma, 1996, pp. 147-148. Traducción
del texto de Zumel de Vilis Patrum. Cierta noche, fue como de costumbre, a la iglesia a
orar, después del primer descanso nocturno. Terminadas sus preces, cuando ya se acercaba
la aurora, volvió a casa, donde, dormitando un poco sobre un banquillo, fue sorprendido
por el sueño siguiente. En un gran atrio observó un olivo de grandiosas dimensiones, bajo
el que le parecía encontrarse. Unos hombres de porte digno y bondadoso se acercaban a
el como enviados por un gran rey para ayudarle en caso de que alguien intentase dañar el
árbol. Otros, provistos de hachas y otras herramientas para cortar, trataban de talar y arrancar
a toda prisa el hermoso árbol. Pero, cuanto mas se esforzaban por conseguirlo, más crecían
en el árbol nuevas y fuertes raíces. Y más brotaban y crecían hermosas e innumerables ramas,
que iban llenando el atrio*.
29. T ir s o d e M o u n a , op. cit., p. 3 0 .

171
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS, CULTURALES Y COMERCIALES

sombra y lo colmado de su fruto, quando le asustaron estos gozos


vnos rústicos frenéticos que, con hachas y segures a su tronco, inten­
taban arruinar con su destrozo sus esquilmos. Siguióse a este villano
atreuimiento, mientras el congojado Pedro se fatigaba en impedir a
los barbaros la execucion tirana vna voz -aunque del cielo- lastimos-
sa, que imploraba en nuestro santo la deffensa del árbol perseguido.
Voluiole en si la compasiba angustia y, deseoso de su inteligencia,
solicitaban oraciones y ayunos la declaración de este misterio, que
le dilato Dios no pocos dias, asta que en el primero de el mes de
agosto, consagrado, como aduertimos, a las Cadenas de Sant Pedro,
iluminaron las tinieblas de su media noche. El resplandor de la que
siendo Aurora Virgen y fecunda madre de Dios hombre, vestida de
nuestro hábito, le construyo la dificultad de tanto enigma, manifes­
tándole significarse por la frondosa oliua, la militante fabrica, por los
que procuraban habatirla los bestiales sarracenos y por el mismo No-
lasco, a quien el cielo encargaba su deffensa, su redemptora caridad
y la de vna milicia religiossa en que, por orden de su omnipotente
Criador y Hijo, a instancias de sus maternal suplicas, auia de ser
piedra fundamental y zanja, como su patrón apostol lo auia sido de
la Yglessia, en beneficio de los catolicos esclauos, en poder de los
tiranos sarracenos.
Mandóle, en fin, comunicar estos decretos celestiales al rey jouen y al
confesor d entre ambos san Raymundo.

La estampa y la escena marcaran de manera definitiva la iconografía de


Nolasco, que incorporará el olivo como atributo del santo; de hecho la rama
de olivo es el atributo que sugiere Interián de Ayala en el Pictor Christianus,
para la representación del santo Patriarca. Ejemplos los tenemos en un cuadro
del Museo del Prado de Gaspar de Crayer o Francisco Rizi del convento de las
mercedarias de D. Juan de Alarcón.
El tema del sueño de la oliva, siguiendo el texto de Tirso, será repesentado
en dos composiciones de Vergara, una para los lunetos de la Merced de Valencia
y otra para el convento de El Puig.

172
EL C LAU STRO DE LA MERCED DE C UZ CO

Claustro de la Merced de Cuzco. Visión d e la Oliva


Jusepe Martínez, 1627. Visión d e la Oliva

E L CICLO DE LA FUNDACIÓN

Sin eluda, en la iconografía mercedaria la escena más representada es la de


la visión de la noche del primero de agosto de 1218. Tanto en el ciclo de Nolas-
co como en el de la Virgen de la Merced, ya que marca el origen de la Orden.
Como hemos visto en los capítulos dos y tres, todas las fuentes literarias nos
hablan de este pasaje desde Nadal Gaver, Pedro Cijar, Gaspar de Torres, Zumel,
Guimerá y los cronistas del siglo xvn, Remón, Vargas, Boíl, Tirso, etc. Incluso y,
como es lógico, a fin de exaltar a san Raimundo de Peñafort, dominicos como
Diago confirman aunque en fechas distintas cómo ocurrió la revelación de la
Virgen de la Merced para la fundación de la Orden.
Alfonso de Molina también relató el pasaje en el Memorial del proceso de cano­
nización, concretando la sexta estampa, a día de hoy perdida, encargada a Jusepe
Martínez, como hemos referido anteriormente. Fruto de este trabajo ha sido el ha­
llazgo entre unas fotografías de grabados en el Archivo Iconográfico del Monasterio
de El Puig, recogidos por el padre Juan Devesa, de un grabado procedente de la Bi­
blioteca Nacional de Roma copia del grabado de la serie de Jusepe Martínez aunque
éste no lleva la firma del artista aragonés, sigue fielmente el texto del cuadernillo:
san Pedro Nolasco recibe el hábito de manos de la Virgen de la siguiente manera:
Estampa vi.
Lema: «Suadeo tibi emere a me aurum probatum et vestimentas albis indua-
ris.30 Apoc. 3».

30. >... te aconsejo que compres el oro probado y te vistas con vestiduras blancas...*
(Apc. 3, 18).
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS. CULTURALES Y COHERCIALES

Epigrama o suscriptio: -Sacrato die Vinculis Sancti Petri anno domini 1218
virum dei iubet per visum Beata virgo ut Ordinem Redemptoris Captivorum
Instituía; idem etiam ipsa noce Sancto Raymundo (de Peñaforte) et Jacobo Regi
Aragón Monstratum est. Cemens (in Bullis Canonizationis31 Sancti Raimundi)-.
Descripción de la imagen: “La beata Virgen se aparece al santo y le da el
hábito de la Orden, y él mismo lo recibe arrodillado. A lo lejos un rey en el lecho
y san Raymundo, de la Orden de Santo Domingo, en oración, y ambos ven la
misma revelación».
La representación de esta escena tiene como variante la visón colectiva con
los tres cofundadores, que seguirá el texto de las estampas de la canonización,
o la representación individual de la visión de Nolasco.

Espinosa de los Monteros (atr.). Visión d e l 7 d e ag osto o L a Virgen en treg a


e l escap u lario. Convento de la Merced de Cuzco.
Sigue con fidelidad la estampa de Biblioteca de Roma procedente
del grabado de la postulación

31. No es inocente la cita, Alfonso de Molina podía haber citado la escena siguiendo
los escritos mercedarios, pero cita la escena de la bula de canonización de san Raimundo,
por que entre otras cosas fue canonizado por fundar la Orden de la Merced. Era lógico, en
un escrito para la canonización de Nolasco que se argumentara en contrario que, si a San
Raimundo de Peñafort, la bula papal lo canoniza por haber fundado la Orden de la Merced,
cuanto más motivo que por esto mismo se canonice a san Pedro Nolasco.

174
EL C LAU STRO DE LA MERCED DE C UZ CO

La estampa tuvo su continuidad e influencia en la sene que, sobre la vida de


san Pedro Nolasco, se pintó en los conventos peruanos de Lima Cuzco y Chu-
quisaca (actual Sucre). José de Mesa32 en su artículo »El arte mercedario en la
región andina» presentó sin analizar una fotografía tomada por él de un cuadro
que atribuye a Espinosa de los Monteros, que sigue con fidelidad la estampa
encontrada por Devesa procedente de la Biblioteca Nacional de Roma.
El cuadro de Zurbarán para el claustro de los Bojes, dentro de la serie en­
cargada para el convento de la Merced Calzada de Sevilla, es sin duda uno de
los referentes iconográficos de la representación del tema. La escena se nos
presenta con formato de visión mística, con la Virgen ataviada con el hábito de
la Merced rodeada de ángeles músicos.

Zurbarán (1630). La Virgen d e la M erced en treg a el esca p u la rio a P ed ro N olasco.


Claustro de los Bojes, en la actualidad en París, Col. Part. Zurbarán (¿autor?). La Virgen
d e la M erced en treg a e l esca p u la rio a P ed ro N olasco. Coi. del Duque de Dalmacia

Siguiendo la cronología marcada por el texto del Memorial y las fuentes


literarias que siguen de manera literal el texto de 1445 de Nadal Gaver, la fun­
dación de la Orden ocurre el diez de agosto de 1218. Además cita como fuente
el texto de Felipe Guimerá, sin duda el obispo de Jaca a quien hace referencia.

32. M esa , J., «El arte mercedario en la región andina-, A n alecta M ercedaria, Roma, 1991,
p. 321.

175
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS, CULTURALES T COMERCIALES

El texto del M emorial para las estampas de Jusepe Martínez se concreta con los
siguientes textos.
Estampa vn.
Lema: «Homo Quem rex honorarie voluerit debet indui vestibus regis» (Ester 6,
7-8).
Epigrama o subscriptio: «S. Raymundus barcinonensibus divinam revelatio-
nem exponit. Rex Iacobus , slemni ritu militan, Ordinem redemptions instituit,
ac S. Petram Nolascum, primum eius Magistmm, Regium, Regio Aragonum
insigni, addita ad Episcopo cruce suae Ecclesiae, cohonestat. Natalis Gaver, in
I list. Ord. Et ep de Jaca)».
La descripción de la imagen: «San Raimundo sobre el pulpito predicando. El
rey da al Santo las armas de Aragón. El Obispo le da la Cruz, que lleva sobre
las armas. El santo con algunos compañeros vestidos de gentilhombres, son
recibidos cantando Te Deum laudamus».

L a Virgen d e la M erced en treg a el esca p u la rio a P ed ro N olasco,


Claustro de la merced de Cuzco

La representación de esta escena del Memorial, a pesar de la pérdida de la


estampa de Jusepe Martínez y Greuter, la encontramos recogida en pinturas,
grabados y esculturas.

176
EL CLAUSTRO DE LA MERC ED DE C U Z C O

Basilio Santa Cruz (atr.). C on sag ración


d e la O rden d e la M erced y p ro fesió n d e sa n P ed ro N olasco
e n la ca te d ra l d e B a rcelo n a . Merced de Cuzco

De la octava estampa del cuadernillo, de la que no tenemos el grabado, la


narración del texto habla de la entrega de la regla de san Agustín y la aproba­
ción de la Orden, por parte de Gregorio IX. El lema de cuadernillo toma un
texto del salmo 110, que en su versículo 9 hace referencia a la redención de
Dios a su pueblo:
«Redemptionem misit dóminus populo suo mandavit in aeternum Testamen-
tum suuni” (Ps. 110, 9). (Envió redención a su pueblo estableció para siempre
su pacto).
El epigrama o subscriptio: -S. Raimundus Ordinis Predicatorum Viro Seto
Habitum Ordinis (adic. «Regularem») suis manibus imponit. Regulam Sancti
Agustini consignât. Constituciones Ordinis congrue edit. Et confirmationem eius
a Gregorio 9. Romano Pontífice obtinet. Bulla canoniza Sti. Raimundi».
El texto procede de la bula de canonización de san Raimundo de Peñafort
en el que afirma la obtención por parte de san Raimundo de la bula aprobatoria
por parte de Gregorio IX.
La descripción de la estampa es la siguiente: «San Raimundo en un sitial da
al Santo el Hábito regular monástico y un libro con la regla. El santo, con sus
compañeros de rodillas, lo recibe».

1 77
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS, CULTURALES T COMERCIALES

Basilio Santa Cruz (atr.). Confirmación canónica de la Orden de la orden.


San Raimundo consigue del papa Gregorio IX, la regla de san Agustín para la Orden
de la Merced. Merced de Cuzco (el mismo tema lo encontramos en Valencia obra
de Evaristo Jim énez)

No se ha conservado el grabado de Jusepe Martínez pero no debía diferir mucho


de la escena pintada en Cuzco ya que sigue el relato del memorial. No es un tema
frecuente en la iconografía mercedaria. Un antecedente de esta fuente iconográfica
lo tenemos en la toldilla de la Navis Institoris, grabado de 1610 encargado por fray
Isidro de Valcázar a Pedro Perret, que aparece presidida por el papa Gregorio IX, el
rey Jaime I, san Agustín, san Raimundo de Peñafort y san Pedro Nolasco.

Pedro Perret. L a N avis Institoris d e la O rden d e la M erced, 1610 (Detalle de la toldilla)

178
EL CLAUSTRO OE LA MERC ED DE C U Z C O

CICLO APOSTÓLICO Y MILAGROS

Otra de las escenas, poco representadas y de la que tampoco se conserva


el grabado es la novena, el cuadernillo del Memorial la describe así: «Muchos
hermanos ante el altar de la Virgen Santísima cantando. El Santo en éxtasis, del
cielo desciende esta voz: *Nolite tim ere pusillus rex-. El lema de la estampa to­
mado del libro de la S abidu ría «in Paucis vexati in multis bene disponetur Deus
invenit eos dignos se. Sap. 3»-
El epigrama o suscríptio está tomado del texto de Alonso Remón: «Deum in
die sabathi salve regina cum fratribus cantat paucitatem ipsorum dolensvox de
coelo facta est: Nolite timere pusillus rex qua complacuit Patre vestro daré vovis
regnum. Remón In Hist Gen. Ordinis lib 2 cap. 11».
Una de las escasas representaciones de este tema la encontramos en el con­
vento de la Merced de Quito. En la representación de la Merced de Cuzco el
artista presenta el tema con más osadía ya que nos presenta un éxtasis lácteo
con el tipo de advocación mariana de la Virgen de la leche.

Francisco Albán. Convento de la Merced de Quito. Éxtasis d e s a n P ed ro N olasco


Convento de la Merced de Cuzco. É xtasis d e sa n P ed ro N olasco

Las estampas x y xi del cuadernillo resultan interesantes en la iconografía; re­


presentan una tradición mercedaria apuntada en los escritos de Zumel y repre­
sentada con anterioridad a las estampas del M em orial en el cuadro de Francisco
Pacheco y que popularizará Remón en su H istoria G eneral; relatan la tradición
de la visita al santuario de Montserrat con la cuerda de rescatados y el origen de
la tradición en la devoción por la Virgen de Montserrat de san Pedro Nolasco.
Los textos de las dos estampas con sus descripciones y epigramas son:

179
CANINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS, CULTURALES Y CONERCIALES

Estampa x: San Pedro Nolasco peregrina a Montserrat. (A día de hoy per­


dida.)
Lema: «Operiantur saccis homines et clement ad Deum in fortitudine quis
scit si convertatur. Ioane 3 ».
Epigrama o subscriptio: «Cilicio inductus publicis Barcinonis aris poeniten-
tiam clamans incedit quo Deum peccatis Fredericum Imper irritatum ad mise-
ricordiam flecteret montis Serrati aram nudus pedes visitat. Hist. gen. ord. Iib.
2 . cap. 6 et 10 ».
Descripción de la escena: El santo, vestido todo de cilicio y con el hábito
por encima, predicando penitencia. Muchos hombres y mujeres que hacen
demostración de penitencia. A lo lejos, Montserrat, y el santo que va en pere­
grinación con los pies descalzos.
Estampa xi: San Pedro Nolasco y los cautivos rescatados peregrinan a Mont­
serrat. (A día de hoy perdida.)
Lema: «Captivam duxit captivitatem dedit done hominibus. Ad Eph. 4».
Epigrama o subscriptio: -Primus a general capitulo Redemptor nominatus
Granatam Valentiam et Argeliam Africae urbem contendit únele multos chris-
tianorum omnis aetatis conditiones et sexus redemit ac propriae patriae restituit.
loannes Bpta. Grottis Román, in lib. de apparitionis virg. cap. P».
Descripción de la escena: Salen de las galeras muchos cautivos en proce­
sión, todos con el escapulario y la enseña de la orden, y entran en una ciudad.
El santo va ante ellos con el estandarte de la Virgen.
Tanto las escenas descritas como los lienzos encargados trazan una descripción
de la costumbre de las procesiones de cautivos, que servían como reclamo en la
caridad. La peregrinación más frecuente era a Montserrat en recuerdo de la
peregrinación de Nolasco, narrada por la tradición mercedaria.
Una fuente en este caso iconográfica proveniente de la primera represen­
tación del tema de una procesión de cautivos que sigue a san Pedro Nolasco
la encontramos en el cuadro de Francisco Pacheco procedente de la Merced
Calzada de Sevilla, en la actualidad en Barcelona en el Museu Nacional dArt de Ca­
talunya. En la escena de la paite superior se ve un mercedario que encabeza
la procesión de cautivos. Teniendo presente que la imagen representada por
Pacheco es anterior en más de 25 años a los grabados del M em orial no sería
descartable la influencia del cuadro en la composición de las estampas de la
vida del santo presentadas para la canonización. Sobre todo porque el apócrifo
que cita el texto de la estampa lo que describe es la escena que nos muestra
Pacheco, que sin duda siguió dictado del padre Juan Bernal.
El número doce del M em orial narra una de las escenas más representadas
de la vida de san Pedro Nolasco, la aparición de la Virgen de la Merced en el

180
EL C LAU STRO DE LA MERCED DE C U Z C O

coro. Las fuentes literarias son la representación en imagen de Jusepe Martínez,


que a día de hoy se encuentra en paradero desconocido.
Estampa xn:
Lema: "Quid videtis in sunamite nisi coros castrorum?».33
Epigrama o suscriptio: “Nocte quadam e somno solito tardius consurgens
chorum entrat et fratrum negligentiae angelos precurrisse cernit; quibus Bea-
tam Virginem presidere dum laudes concinnunt obstupescit. Episc. Rossen. in
Agricult. Spir. 2. cap. 10,4».
Descripción de la escena: El coro del monasterio lleno de ángeles y la Virgen
en la silla principal. El santo entra por la puerta del coro y queda estupefacto.
Muchos son los lienzos que representan este tema. Encontramos uno en la
Merced de Toluca (México). Entre los más conocidos figuran los de Espinosa
para la Merced de Valencia, en la actualidad en el Museo de b b a a de Valencia; y
el de Francisco Reyna que se conserva en la catedral de Sevilla.
En ocasiones esta representación aparece precedida de una escena que
representa asan Pedro transportado en brazos por dos ángeles al coro, a la
oración de maitines con el santo dormido. Este tema se popularizó en un
grabado de Romeo y Frenza:

Nuestra cassa real de Barcelona, como la matriz de toda nuestra Or­


den, siempre lo fue en el exemplo, puntualidad y obseruancia rigu­
rosa de nuestras leyes y instituto. Alli se halló siempre indispensable
la asistencia al coro, de noche y dia, las contemplaciones y espiri­
tuales exercicios, sin que por inclemencias de los tiempos, estorbos
de las ocurrencias o enfermedades contagiosas, se ayan dejado los
maitines a las medias noches. Vna, pues, que, aunque el maestro Boil
nos señala auer sido en el año de 1231, no nos manifiesta ni el mes
ni el dia. porque tampoco debió hallarle, despues de recogidos los
religiosos, que entre nosotros es delicto ponderable el no retirarse
entonces a sus celdas, se vio por los dormitorios y tránsitos de ellas
nuestra vigilantissima Patrona, mientras ellos reposaban, desudarse
en la seguridad de su sosiego, hechar la bendición a cada puertecilla
de d hospcio. Vna noche dije y todos nuestros historiadores affirman
fueron muchas. Con tal escolta poco preualecerian ardides de el per­
seguidor prescito. En vna, pues, de ellas y de este año, el descuido
soñoliento de el hermano a cuyo cargo estaban las campanas y el
recordar a los frayles para los maitines, faltó a la puntualidad de la
hora; hecharonlo de ver algunos, que no todos dejan al descanso las
horas permitidas, totalmente, porque vnos estudian y otros, asta que
el sol les da los buenos dias, gastan las noches enteras en soliloquios
diuinos, contemplaciones misteriosas y desuelos suspensibos. Aduir-

33. Texto tomado del Cantar d e los Cantares, 7, Cfr. Manrique A r a , M. E ., op. cit., p. 92.

181
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS, CULTURALES Y COMERCIALES

tiendo, pues, algunos de estos la falta, acudieron vnos a las campanas


y al coro otrofsl, plaza de armas de la milicia religiossa, y hallaron las
sillas ocupadas no menos que de celestiales paranimphos y en la de el
prelado, presidiendo, nuestra sacratssima Señora, que haciendo señal,
como lo acotumbram nuestros superiores, comenzo vno de aquellos
angélicos ministros, al parecer mas venerable, el Domine, labia mea
apenes y prosiguieron los demas con tan suaue melodia, que con
verdad no encarecida podremos afirmar cantaron como vnos angeles
de el cielo. Despertaron a las canotras voces todos quantos moraban
aquel ya paraisso y suspensos, al passo que gozosos, escarmentaron
de manera los descuidos de sus officiales, que desde entonces corno
este ministerio por quenta de vno de los mas antiguos y estimados de
el faborecido monasterio.

Es de esta manera como se nos muestra en el convento de la Merced de Cuzco:

Romero y Frenza. S an P ed ro tran sp ortad o en b ra z o s p o r d o s án g eles


Convento de la Merced de Cuzco. San P ed ro tran sp ortad o en b ra z o s p o r d o s á n g eles

Las escenas xin y xiv son sin duda las más conocidas de la vida de san Pedro
Nolasco por las representaciones que Zurbarán pintó para la Merced Calzada
de Sevilla y que se conservan en el Museo del Prado.
En los cuadros de Zurbarán resulta evidente la influencia del texto del Me­
morial y alguna de las estampas. En la visión del apóstol San Pedro crucificado

182
EL CLA U STRO DE LA MERCED DE C UZ CO

las diferencias con el grabado de Jusepe Martínez y la copia con textos en


castellano de la misma estampa obra de Cobrador son pocas. En cuanto a com­
posición, sitúa la escena invertida como en la de Cobrador (coincidencia que
abre una hipótesis interpretativa respecto de qué grabados tuvo Zurbarán ante
sí: ¿Los de Martínez o los de Cobrador?) y al santo mercedario con las manos
abiertas, dejando una imagen próxima a la visión en éxtasis ya que no presenta
la arquitectura que aparece en el grabado.

Visión d e sa n P ed ro A póstol C ru cificad o.


Jusepe Martínez y el tema en el claustro de la Merced de Cuzco

Los textos del memorial que aparecen en la estampa se concretan de la


siguiente manera:
Estampa xm:
Lema: -Ecce quod concupiui iam tenec quod speravi iam video. S. Agnetis,
ex hist».
Epigrama o suscriptio: Desiderati limina apostolorum invirse et vestigia pas-
sionis Sancti Petri reverenter deosculari Apostolos ipse eo modo quo cruce
versa passus fuit divinitus monstratus est. Natal Gaver.
Descripción de la escena: El santo arrodillado ante el altar de la Virgen, y en
una nube se le aparece san Pedro crucificado con la cabeza hacia abajo.

183
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS, CULTURALES 1 COMERCIALES

En la estampa de Cobrador aparece traducido el epigrama: “Deseoso de ver


la límina de los apóstoles y besar con recurrencia los pasos de San Pedro se le
aparece milagrosamente en la forma como havia padecido. Natal Gaver».
En este grabado, fray Alfonso de Molina introduce el lema con un texto
tomado del oficio de Santa Inés, texto de la parte superior. El epígrafe cita como
autor del texto a Nadal Gaver, cuando en realidad es de Alonso Remón. Resulta
clara la intención del narrador de la estampa en poner en escrito de Nadal
Gaver un escrito del siglo xv que justifique el culto inmemorial.
Si en la visión de san Pedro Apóstol el parecido con la imagen del grabado
de Jusepe Martínez es evidente, el grabado de la Visión de la Jerusalén Celeste
que no citan en sus trabajos ni Delgado Várela ni Manrique Ara, presenta una
composición distinta a la de Zurbarán del Museo del Prado. Zurbarán nos pre­
senta a un San Pedro dormido y en un sueño su Ángel de la guarda le hace ver
la Jerusalén celeste.
El texto de Memorial concreta la escena de la siguiente manera:
Estampa xrv:
Lema: -Notas mihi Ficisti vias vital adimplevis me laetitia cum vultu tuo. Ps.
15».
Epigrama o subscriptio: Ex Sancti Hilarionis vita eremi amore concepto ex-
trase rapitur et caelestem urbem non una sed varis portis et itineribus distintam
videt quo nimirum cognosceret non omnes per eremum illim ascendere. Hist
Gen. Lib 2, cap. 12.
Descripción de la escena: «El santo con un libro en la mano mira al cielo
abierto, y en el cielo, una ciudad con muchas puertas y varias calles por las que
va gente diversa».
La fuente literaria vuelve a ser Remón, en su H istoria G eneral en el capítulo xii,
del segundo volumen. El tema lo encontramos en otras composiciones referi­
das a la visión de la Jerusalén celeste. Destacan por su calidad dos cuadros del
monasterio de El Puig, uno del taller de Espinosa y el otro atribuido a Vergara.
También representa el tema de la Jerusalén celeste un cuadro de la Iglesia de
los santos Justo y Pastor de Granada, en este caso combinado el tema del ha­
llazgo de la Virgen de El Puig.
Las estampas xv y xvi, en lo que ha llegado hasta nosotros, no han sido tra­
ducidas en lienzos, a pesar de que la estampa xvi es una de las que se conserva
en la Biblioteca Nacional.
La estampa xv es descrita por el texto del Memorial-
Lema: -Dissipât cogitationes malignorum ne possint implere quod caperant.
Iob. 5».
Epigrama o suscriptio: -Agnoscit divinitus pracdones duos non dévotion
conversionis allectos sed ut commodius interficerent habitum petiisse re autem

184
EL CLAUSTRO OE LA MERCED DE C U Z C O

comperta ipsos fraterne compescit et vítam Anacoreticam in Monte serrato am-


plecti facit. Praesent. Remón. lib. 2. cap. 15.
Descripción cié la escena: Dos peregrinos arrodillados que bajo las vesti­
duras llevaban espadas, como estupefactos, y el santo les predica, y manda
a Montserrat un fraile con el santo que tenía en la mano unos hábitos de la
orden.
La estampa xvi, que se conserva entre los grabados de la Biblioteca Nacional
de Madrid, Sección de Bellas Artes,34 representa a san Pedro Nolasco exorcizan­
do a Guillermo Flisco, relato tomado del texto de Remón en la H istoria G eneral
en el libro segundo, capítulo 15. El texto del memorial dice así:
Lema: «Stultitia colligata est in corde pueri et virga disciplinae fugavit eam.
Prov. 22».
Epigrama o suscriptio: Guillelmum Fliscum parmensem qui habitum ordinis
petierat sed malo agitatus spiritu accipere renuebat viri Dei fugato demone sanat
et induit ac moriturum infra annum approbationis denuntiat. Hist. gen. Iib. 2.
cap. 15.
Descripción de la imagen: El santo con su báculo golpea a un joven y al
punto sale el demonio que lo tenía poseído. Esta de pie un fraile con algunos
hábitos en la mano.

Jusepe Martínez, 1627, San P ed ro N olasco ex o r c iz a a G u illerm o Flisco

34. Signatura n.° 22691.

185
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS, CULTURALES í COMERCIALES

Dentro del ciclo apostólico, tres estampas del Memorial narran la estancia de
Pedro Nolasco en Valencia. La primera es la estampa xvii: san Pedro Nolasco y
la conquista de Valencia, en la actualidad en paradero desconocido.
Lema: -Cum levaret Moyses menus vincebat Israel. Exod. 17”.
Epigrama o suscriptio: «lacobo Aragonum Regi Valentiae obsidenti et quin-
tum iam annum in obsidione agent victoriam pollicetur quam cum Sancto Ber­
nardo vicense episcopo precibus a Deo impetrat. Vita eiusdem Sancti Bernardi.
Mag. Bernardus de Vargas lib. p. cap. 22».
Descripción de la escena: Un ejército de soldados conquistando una ciudad.
Uno de los soldados es el rey. El santo y un monje de San Bernardo, obispo
puesto en oración hacia la ciudad, las manos elevadas al cielo y un gran res­
plandor sobre él.
El cuadro del monasterio de Cuzco es de gran importancia para la iconogra­
fía de Nolasco pues recoge fielmente la descripción, podemos imaginar el
grabado en dicho cuadro.

Merced de Cuzco. N olasco p r o fe tiz a la co n q u ista d e V alencia

Únicamente he encontrado un cuadro que recoge esta escena relacionada


con la conquista de Valencia. El cuadro pintado por el taller de Espinosa, o
como recientemente ha afirmado Pérez Sánchez, atribuible a Pablo Pontons.
San Pedro Nolasco profetiza la conquista de Valencia presenta el tema, pero no
la descripción de la escena que concreta el memorial.

186
EL C LAU STRO OE LA MERCED DE C U Z C O

C. Cobrador, H alla z g o d e la Virgen d e El Puig p o r s a n P ed ro N o/asco,


Estampa xvm del Memorial, 1627. Basilio Santa Cruz, H allaz g o d e la Virgen d e El Puig
p o r sa n P ed ro N olasco, Iglesia de la Merced de Cuzco, siglo xvm

Sí que sirvieron como fuente iconográfica las otras dos estampas del me­
morial alusivas a la presencia de Nolasco en Valencia; así la invención de la
Virgen de El Puig, estampa inédita hasta el presente trabajo, sí que sirvió como
referente en el cuadro de la Merced de Cuzco, obra de Basilio Santa Cruz, lo
que demuestra que las estampas del memorial calzaron el Atlántico.
El texto del Memorial concreta la escena de la siguiente manera:
Lema: «Stellae vocatae sunt et dixerunt adsumus et luxerunt cum iucunditate.
Baruch. 3-.
Epigrama o suscriptio: Septem de coelo stellas descendere et terram saepius
penetrare videns prope castellum del Puch terram ipsam fodere iuvet reperta-
que sub aerea campana Sacra Virginis imagini regus stipendiis monasterium
ibimet edificat. Mag. Vargas. Iib. p. Chronica cap. 22. et ep. de Jaca. 2.
Descripción de la escena: Siete estrellas descienden del cielo sobre una
gruta donde está una Virgen y una campana en tierra. El santo, con un campa­
nero, lo ve y va con herramientas a cavar la tierra.

187
CANINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS. CULTURALES 1 COMERCIALES

Alusiva al milagro de la barca es la escena x x i i . Muestra la llegada milagrosa


del santo al puerto de Valencia, después de que los moros lo dejaran a la deriva
en un batel sin remos. De nuevo encontramos en la tradición cristiana el origen
de esta leyenda y el mismo milagro le ocurre a María Magdalena y sus hermanos
Marta y Lázaro, que junto con santa Marcela y san Maximino fueron dejados a
la deriva por los judíos y arribaron milagrosamente al puerto de Marsella.35 La
fuente literaria procede del libro de 1603 del mercedario, que fue Obispo de Ro­
sas,36 Melchor Rodríguez de Torres, Agricultura d el Alma, autor que es seguido
por Remón en su Historia General, y el relato queda descrito en el Memorial:
Estampa xxi: «Per contemptibile lignum iustum gubernat. Sap. 10».
Epigrama o suscriptio: Relicto in vinculis comité fructibus maris in navícula
remis ac velis destitute a barbaris committitur sed pallio pro vela usus prospere
Valentiam appulit. Epus. Rossensis ubi S.a».
Descripción de la escena: El santo en una nave sin remos ni velas hace con
su capa y báculo una vela y algunos moros lo miran estupefactos. (El texto
original lleva al margen la anotación -facto».)

Jusepe Martínez. M ilagro d e la b a r c a . C. Cobrador. M ilagro d e ¡a b a r c a

35. V o r a c íi n e , J. de la, l a leyenda dorada, Madrid, Vol. 1, 1984, p . 384.


36. M a n r i q u e A r a , M . E., -1.a Historia di San Pietro Nolasco del pintor Jusepe Martínez»,
A nalecta M ercedaria, Roma, 1996, p. 107.

188
EL CLAUSTRO DE LA MERCED DE C U Z C O

De esta escena se conservan dos grabados, uno de la serie de Jusepe


Martínez y otro de la serie de Cornelio Cobrador. El grabado de Cobrador
presenta una curiosidad, la de anotar en el margen inferior derecho el número
23, siguiendo la numeración del M em orial, la escena se corresponde con la 22.
Además, como en el resto de grabados, la serie de Cobrador traduce el texto
de Greuter.
Epigrama o suscriptio: »Detenido en prisión su compañero ponen los bár­
baros al santo Varón en una nave sin remos y sin velas mas haciéndola de su
capa llega prósperamente a Valencia. Epus. Rossen ubis“-.
Uno de los primeros cuadros que recoge este tema es el de Francisco Reyna,
de la catedral de Sevilla, procedente de la Merced de Sevilla, que reproduce la
escena pero con la diferencia respecto del grabado de que no aparecen los mo­
ros contemplando el prodigio. En la iconografía de Nolasco encontramos una
imagen curiosa que podría estar en la base de esta representación en la escena
del desembarco de Nolasco del cuadro de Francisco Pacheco del m n a c .
Siguiendo fielmente la descripción del cuadernillo y la imagen del grabado
encontramos el tema representado en las paredes del convento de Cuzco.

Basilio Santa Cruz (atr.). S an P ed ro N olasco a n i b a a l p u erto d e V alencia,


Merced de Cuzco

189
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS. CULTURALES V COMERCIALES

Las estampas xix, x x y xxi, a día de hoy, se encuentran en paradero descono­


cido. Son estampas poco representadas en cuadros, la de la Merced de Cuzco es
una de las raras excepciones (xxi), que refiere la estancia de san Pedro Nolasco
en prisión y sufriendo tormento; aparece representada en algunos cuadros, todos
ellos del siglo x v i i i , entre los que destacan los representados por José Vergara para
la Merced de Valencia, que se encentran en el monasterio de El Puig.

Tormentos de Nolasco en prisión, Convento de la Merced de Cuzco.


Anónimo, Convento de El Puig

Convento de la Merced de Cuzco,


San Pedro Nolasco redime cautivos

Esta estampa puede tener su origen en algunas representaciones anteriores


que ya tratan el tema de la estancia de Nolasco en prisión como liberador de

190
EL CLAUSTRO DE LA MERC ED DE C U Z C O

cautivos. La fuente literaria de la estancia de Nolasco en prisión aparece como


ejemplo de fortaleza cristiana en el texto de Rodríguez de Torres.37 La posible
influencia iconográfica estaría en la primera serie de Pacheco y Vázquez que se
inspiran de manera fundamental en Zumel y Guimerán.
En los escritos de Zumel se concreta la estancia de Nolasco en tierras de mo­
ros como rescatador de cautivos, tipo más común, que abunda en representa­
ciones pictóricas. Las más representativas tienen su origen el cuadro de Alonso
Vázquez. El cuadro presenta al santo en las mazmorras berberiscas, negociando
el rescate de los cautivos. Coetáneo de esta pintura es el relieve de Pedro de la
Cuadra, en la actualidad en el Museo de Escultura de Valladolid, que representa
en relieve el mismo tema.

Pedro de la Cuadra, 1599, N olasco re d im e cautivos, Valladolid,


Museo Nacional de Escultura

Pese a que no se han conservado los grabados de las estampas xix, xx y xxi
podríamos intuir su composición siguiendo el texto de las descripciones del
Memorial.
Estampa xix:
Lema: «Potestas et terror apud eum est qui facit concordiam in sublimibus.
Iob. 25».

37. R o d r í g u e z d e T o r r e s , M., Agricultura d el Alma y ejercicios d e la vida religiosa con va­

rias cosas p a s a el pulpito y espíritu, Burgos, 1603, pp. 299-300.

191
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS, CULTURALES Y COMERCIALES

Epigrama o suscriptio: Reges Castellae et Aragonum inter se de finibus Mur-


ciae et Valentiae dissidentes in concordiam reducit. Hist. Gen. Lib. 2. Cap. 15.
Descripción de la escena: El santo que toma de las manos a dos reyes, uno
que tenía las armas de Castilla y otro las de Aragón.
En la escena xx encontramos de nuevo una de las pocas representaciones de
una de las escenas del octavo cuadernillo representadas en el arte del convento
de la Merced de Cuzco, que es única en la iconografía Nolasquiana.
Estampa xx:
Lema: «Dum discernit caelestis reges nive dealbabuntur. Ps. 67».
Epigrama o suscriptio: Sanctium Aragonis infantem Iacobi Regis filium et
Muley Abdala Regis de Niebla consanguineum qui charitatem Redemptionis
admiratus ad fidem venerat habitu ordinis induit. Matr. Zumel et Natalis Gaver
in hiss. Ordinis.
Descripción de la escena: El santo da el hábito a dos niños, uno cristiano y
otro moro.

P ed ro N olasco im p o n e e l h á b ito a d o s jóv en es, a l h ijo d e l rey J a i m e y a un converso,


M uley A b d a la Rey d e N iebla

192
£L CLAUSTRO DE LA MERCED DE C U Z C O

Estampa xxi:38
Lema: «Ludibria et verbera expertus insuper et vincula et carceres.
Hebr.l.l».
Epigrama o suscriptio: Quod per Illustris Domina Teresia Gil de Vidaure
clam a captivitate aufugerat quam tamen vir Dei redimere parabat apud Arge-
lium duris vinculis mancipatur. Episc.Rossen. t. 3- cap. 14. 5.
Descripción de la escena: El santo preso en una torre con su compañero y
a lo lejos una galera con una mujer y un joven.

ÚLTIMOS AÑOS Y MUERTE DE SAN PEDRO NOLASCO

No se han conservado las estampas del último ciclo de la vida de san Pedro
Nolasco, y además no abundan las representaciones que, de estos temas, han
llegado a nosotros. De la escena xxin del M em orial, se conserva un cuadro, en
el convento de las Mercedarias de D. Juan de Alarcón, atribuido a Vicente Car-
ducho, titulado San P edro N olasco entrega la regla a los F railes d e la M erced. En
él se muestra a san Pedro Nolasco ya anciano entregando un libro a unos frailes
postrados de rodillas, pero a diferencia del texto del memorial no aparece san
Raimundo de Peñafort.
De todas formas las filacterias del cuadro no coinciden con los textos de
las escenas del Memorial: IMITADORES HUIUS FACTIESTIS // S. P. NOLASCO
FUNDA(DOR) PROVOCAT FILIOS AD (VO)LANDUNET SU RED. (VOL)LITAT.
Otro cuadro, de Juan de Toledo, de tema similar en el mismo convento,
lleva por título San P edro N olasco en tregan do la regla a las m ercedarias.
Estampa x x i i i :
Lema: -Cum nudaveris patrem veste sue indues filium eius. Aaron colligetur
et morietur ibi. Num. 20”.
Epigrama o suscriptio: Praedicit mortem suam et ordinis magisterium re-
nuntiat et quod Sancto Raymundo de Pegnafort reverentiam exhibeant fratribus
commendat. Vargas in Cron. ad annum 1249.
Descripción de la escena: El santo da a un fraile un báculo y un libro ante
algunos otros frailes y san Raimundo de Peñafort.

38. El texto en latín que narra la liberación de D3 Teresa Gil de Vidaurre lo recoge Alonso
Remón, por lo que el escrito combina la idea expresada por Melchor d e T o r r e s en Agricultura
d el alm a con el pasaje en el que Remón narra el rescate de la dama. La cita se firma bajo el
seudónimo de Torres, Obispo d e Rosas

193
CANINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS, CULTURALES V COMERCIALES

La escena xxiv del Memorial describe la muerte de San Pedro Nolasco. Inspi­
rado en este pasaje narrado se conservan varios cuadros posiblemente inspira­
dos en un grabado común, por su similitud compositiva, el de las estampas de
Jusepe Martínez pese a no mostrar al obispo descrito en la escena. Atribuido al
taller de Zurbarán encontramos el tema representado en la Merced de Quito. Es
evidente la relación del cuadro de la Merced de Cuzco con la temática expre­
sada en los cuadros de Quito y Sevilla.

Zurbarán (¿autor?), Muerte de san Pedro Nolasco. Francisco Reina o J. L. Zambrano S.


(1630-1640), Muerte de san Pedro Nolasco, Catedral de Sevilla

Basilio Santa Cruz (atr.). Muerte de san Pedro Nolasco, Convento de la Merced
de Cuzco (junto al santo, el retrato del obispo Manuel de Mollinedo)

194
EL CLAUSTRO DE LA MERC ED DE C U Z C O

Estampa xxiv:
Lema: «In obitu suo non est contristatus reliquit enim defensorem domus
contra inimicos. Eccl. 30».
Epigrama o suscriptio: Sacramentis Ecclesiae et Benedictione episcopi per-
cepta vultu hilari ac coelitius radiante ob dormivit in domino cum gubernasset
ordinem 31 annos et redemisset 3773 christianos. Natalis Gaver in gener. Mau-
rolicus in Mari magno Relig.
Descripción de la escena: El santo rinde el espíritu ante un obispo y algunos
frailes y el alma va al cielo, le salen resplandores del rostro.
De la escena xxv no he encontrado ninguna representación. Resulta más que
evidente el sentido de la descripción de la escena, afirmado que el cuerpo del
santo permaneció incorrupto, señal de predilección y beatitud. Lo cierto es que
respecto del sepulcro y cuerpo del santo fundador no se tiene noticia, y el do­
cumento de los sellos que como he comentado con anterioridad indicaba que
el sepulcro estaba en Barcelona, la falsedad del documento que influyó en la
tradición mercedaria que al igual tenía como uno de sus fines la pronta canoni­
zación. De hecho, en el monasterio de El Puig se conserva un libro manuscrito
sobre todos los intentos infructuosos que se llevaron a cabo en, el siglo xvnt,
para hallar el cuerpo del santo Fundador.
Estampa xxv:
Lema: -Custodito legum consummatio incorruptionis est in corruptio facit
esse proximum Deum. Sap. 6 ».
Epigrama o suscriptio: Post 87 annos a sepoltura inventum est Corpus Sancti
Fundatoris incorruptum et coelesti fragrans odore. his. gen. Iib. 2. cap. 19-
Descripción de la escena: Algunos frailes abren el sepulcro del santo, el cual
esta entero. Tenía exvotos y luces en torno al sepulcro.

195
SEVILLA Y LA VIRGEN DE GUADALUPE. EL CAMINO DE LO DEVOCIONAL Y LO ARTÍSTICO

Francisco Montes González


Universidad de Sevilla

La existencia de numerosos lienzos de la Virgen de Guadalupe mexicana


en iglesias y conventos de Sevilla testimonia el estrecho vínculo que existió
entre la capital andaluza y el territorio de la Nueva España. Desgraciadamente,
la extensa historiografía artística sevillana que han engrandecido prestigiosos
investigadores no se ha hecho eco de este fenómeno tan llamativo.1 Quizás el
argumento de que el icono presente siempre las mismas características de »fiel
al sagrado original» ha motivado que no se indague más sobre otros aspectos
particulares del mismo. Uno de los pocos estudiosos que se dedicó al análisis
de esta presencia mariana en la ciudad fue Joaquín González Moreno. Con sus
dos tomos de la Iconografía Guadalupana suplió con creces las faltas documen­
tales existentes, manifestando al mismo tiempo la admiración que sentía hacia
la patrona de México.2 Los datos que el autor recopiló a lo largo de su carrera

1. La proliferación de este icono mariano en el resto del territorio peninsular ha sido ob­
jeto de amplios capítulos insertos en algunos trabajos sobre el tránsito artístico ultramarino.
Véanse entre otros: w a a , -Tesoros de México en España», Artes d e M éxico, núm. 22, México,
1993-1994; B a r e a A z c ó n , Patricia, «Los legados de pintura novohispana a instituciones religio­
sas españolas», Tiempos d e A m érica, núm. 13, ciAL-Universitat Jaume 1, Castellón, 2006, pp.
29-41. Uno de los estudios más específicos en C u a d r ie u jO , Jame, -La propagación de las devo­
ciones novohispanas: las guadalupanas y otras imágenes preferentes», en M éxico en el m undo
d e las coleccion es d e arte, Nueva España II, Azabache, México, 1994, pp. 257-289.
2. Dichos volúmenes ofrecen un exhaustivo inventario de la multitud de estas piezas repar­
tidas por Sevilla y otras localidades andaluzas, así como algunos estudios monográficos sobre
esta vinculación transatlántica. G o n z á l e z M o r e n o , Joaquín, Iconografía gu ad alu p an a, tomo I,
Jus, México, 1959; tomo II, 1974. Existe una edición actualizada que compendia ambos volúme­
nes: G o n z á l e z M o r e n o , Joaquín, Iconografía g u adalu p an a en Andalucía, Consejería de Cultura,
Junta de Andalucía, Sevilla, 1991- Además de estos volúmenes debe señalarse que el autor
publicó una veintena de artículos sobre este tema en la prensa local sevillana.

197
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS, CULTURALES Y COMERCIALES

han permitido sentar las bases para un mayor acercamiento a la difusión local
de esta devoción americana durante los siglos xvn y xvm.
El comercio artístico trasatlántico fue muy intenso a lo largo de los tres siglos
de presencia española en América y Filipinas. Sevilla, como puerto monopoli-
zador de las mercancías indianas hasta comienzos del siglo xvin, desempeñó el
papel de difusora de las novedades culturales provenientes del continente ame­
ricano. Una de estas trataría de la veneración que profesaba el pueblo mexicano
hacia una imagen milagrosa de la Virgen, encarnada en la figura de una mujer
indígena. La población sevillana, mariana por excelencia, acogió rápidamente
este culto, viendo en esta representación foránea la respuesta necesaria a sus
plegarias. En cuanto a las razones de este intercambio pueden señalarse dos.
Una de ellas corresponde a su consideración de «amuleto» protector durante la
travesía marítima, mientras que el otro se relaciona con su condición de objeto
piadoso donado por un patrono. García Sáiz apunta que «la mayoría de estas
obras -religiosas- son enviadas desde y no reclamadas por», y los remitentes de
las mismas son tanto ilustres personajes españoles que ocupaban algún cargo de
relevancia en las esferas del poder como indianos particulares que querían dejar
un testimonio de su estancia americana en sus lugares de origen.3 Estos serían
casi siempre alguna iglesia o convento donde el cuadro quedaba como muestra
de agradecimiento a Dios por el éxito alcanzado, contribuyendo de este modo a
difundir el culto guadalupano entre los feligreses peninsulares.

EL OBJETO ARTÍSTICO EN EL PANORAMA SEVILLANO

La iconografía de la Virgen de Guadalupe de México no debió resultar extra­


ña a los ojos de los fieles sevillanos. Su esquema figurativo respondía al carac­
terístico de las vírgenes apocalípticas recogidas en la multitud de Inmaculadas
proliferantes por toda la ciudad.4 En algunos ejemplos que abarcan esta tipolo­
gía desde finales del siglo xvi se pueden encontrar modelos pictóricos, copiados
a su vez de grabados medievales europeos, que ofrecen claras similitudes con
la imagen pintada sobre la tilma del indio Juan Diego. Del mismo modo, en sus

3. G a r c í a SAiz, Ma Concepción, -Arte colonial mexicano en España-, Aries d e México, núm.


22, México, 1993-1994, p. 26.
4. Trens señala que se trata de una trascripción moderna de la Virgen apocalíptica. Trens,
Manuel, María. Icon ografía d e la Virgen en el arte español, Plus-Ultra, Madrid, 1974, p. 68-71.
Por otro lado, Phake-Potter se refiere a una imagen -sintética (o combinacional)- en la que se
unen los prototipos asuncionista y regina coeli, entre otros. P h a k e - P o i t e r , H. M. S., "Nuestra
Señora de Guadalupe: la pintura, la leyenda y la realidad. Una investigación arte-histórica
e iconológica», C uadernos d e Arte e Iconografía, tomo xn, núm. 24, Fundación Universitaria
Española, Madrid, 2003, p. 348.

198
SEVILLA Y LA VIRGEN DE GUADALUPE

múltiples reproducciones, tanto en solitario como rodeada de ángeles o de los


símbolos lauretanos a modo de Tota P u lcra, la disposición de la Virgen mexi­
cana seguía el reflejo de las interpretaciones marianas de la época .5
A primera vista, el gremio sevillano de pintores respetó el icono mariano ori­
ginal proveniente de América. Hasta el momento no se ha documentado ninguna
Virgen de Guadalupe firmada por algún autor de la ciudad, ya que el valor de la
«verdadera imagen» no sólo recaía en venir calcada del sagrado original, sino en
que además el nuevo lienzo fuese “tocado» con la tilma, para que así le transfi­
riese las propiedades taumatúrgicas tan preciadas por los devotos. Sin embargo,
González Moreno aportó en uno de sus artículos periodísticos una sorprendente
noticia que, a la espera de ser contrastada documentalmente, podría cambiar el
curso de muchas atribuciones. En su estudio se refiere a varios talleres de la ciu­
dad donde se realizaban copias de la guadalupana.6 En concreto cita uno en el
Barrio del Arenal, otro en el compás del convento de San Francisco y un tercero
frente a las gradas de la catedral, en la calle Alemanes, donde se vendían réplicas
de la Virgen en papel aceitado de tres tamaños distintos y tres valoraciones eco­
nómicas diferentes. De confirmarse la noticia se presentaría el dilema de verificar
cuáles fueron las que originalmente se enviaron desde Nueva España, pues se
entendería que incluso los lemas de certificación que presentaban los cuadros
fueron manipulados por los pintores locales.
La única noticia que podemos asociar a este tipo de atribuciones trata de
la intervención del artista sevillano Lorenzo Montero (1656-1701) en el exorno
de un altar dedicado a la Virgen mexicana en el convento de San Francisco el
Grande de Madrid a fines del siglo xvn. El informante de este dato fue Antonio
Palomino quien en su repaso biográfico de artistas españoles señala de Montero:
«Y también (pintó) todas las tarjetas, que están repartidas en diferentes sitios del
cuarto de Indias de este Real Convento de Nuestro Seráfico Padre San Francisco,
junto con el ornato de la imagen de Nuestra Señora Guadalupe de Méjico; donde
se conoce bien su eminente habilidad en esta materia, y el superior gusto en los
adornos y flores».7 Este encargo debió derivarse de la fama obtenida por el pintor
en la Corte madrileña gracias a sus realizaciones de trampantojos y arquitecturas

5. Algunos de estos ejemplos se pueden consultar en V a r g a s L u g o , Elisa, -Iconología guadalu-


pana-, en Catálogo d e la exposición Imágenes Guadalupanas, Cuatro Siglos, Centro Cultural Arte
Contemporáneo, México, 1987, pp. 57-65; P i i a k f .- P o t t e r , H. M. S., op. cit., 336-343.
6. El autor se refiere en el artículo periodístico a una -escuela sevillana de reproducciones
guadalupana-. Este dato no ha podido ser contrastado objetivamente al no aportar la fuente
documental de donde lo extrajo. También recoge la noticia en G o n z á l e z M o r e n o , Joaquín,
■Presencia cuatrisecular de México en España-, en C atálogo d e la exposición Im ágenes G ua­
dalupanas;, Cuatro Siglos, op. cit., p. 11.
7. P a l o m i n o , Antonio, Vidas, edición de Nina Ayala Mallori, Alianza Forma, Madrid, 1986,
p. 379.

199
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS, CULTURALES V COMERCIALES

fingidas. De ello se hizo eco Ceán Bermúdez al decir que »adquirió un manejo
extraordinario en pintar al temple adornos de arquitectura, fmtas, flores y paí­
ses».8 De hallarse esta pintura y verificar la intervención, podría confirmarse que
fuesen algunos maestros peninsulares quienes completaran el icono proveniente
de la Nueva España añadiendo el repertorio decorativo.
Durante el último tercio del siglo xvii fueron llegando a Sevilla las primeras
representaciones guadalupanas. Sobre este fenómeno es de sobra conocido el
testimonio del padre jesuíta Francisco Florencia, quien tras su periplo por tie­
rras europeas desde la Nueva España afirmaría que “en Cádiz, en Sevilla y en
todas partes de católicos, que tiene comercio la Nueva España, es tan conocida,
tan venerada y aplaudida esta santa imagen, que apenas hay casa, en que no
la tenga».9 Los primeros modelos que arribaron a la ciudad recogían la imagen
mariana copiada del original según el modelo canónico que se veneraba en el
santuario. En alguna de éstas se dispondrán conformando cuatro episodios en
los ángulos del lienzo las escenas aparicionistas, siguiendo por lo general la lec­
tura de los hechos de izquierda a derecha. Esta representación tenía una doble
función. Por un lado, se ivía para catequizar a los fieles y por otro, legitimaba el
origen milagroso de la misma dando a conocer los acontecimientos protagoni­
zados por el indio Juan Diego. En este sentido, y ante la probabilidad de que la
distancia hiciera que la verdadera historia fuese desconocida, debe entenderse
por qué la mayoría de las obras que llegaban a suelo peninsular presentaban
insertas dichas mariofanías.
Más allá de la explicación objetiva de estos pasajes, la tipología de los cua­
dros narrativos donde se insertaban permitirá estudiar las obras en función a la
época en que fueron realizadas. En un primer momento, las escenas aparecían
dentro de unos marcos geométricos de sencillas proporciones con molduras do­
radas y perfil negro, que con el tiempo y las tendencias del momento fueron de­
rivando en una profusión de volutas de estiló rococó desprendidas de un perfil
mixtilíneo. Además, las intersecciones entre la Virgen y las tarjas se cubrirán de
una legión de querubines y ángeles conformando una gloria celestial dentro de
un equilibrado escenario decorativo. Este hecho ha sido señalado por algunos
investigadores como la principal influencia adoptada por los artistas novohispa-
nos de las tendencias metropolitanas.
El barroquismo imperante a mediados del siglo xvm dotará al lienzo de
multitud de detalles y formas que culminarán en la aparición de un jardín ce­

8. C e á n B e r m ú d e z , Juan Agustín, D iccion ario histórico d e los m ás ilustres profesores d e las


Bellas Arles en España, edición facsimilar de 1800, tomo Tercero, Istmo, Madrid, ed. 2001,
pp. 175-176.
9. F lorencia, Francisco de, La estrella del Norte d e Mexico, a p a recid a a l rayar el d ia d e la
lu z evangelica en este Nuevo-Mundo [...], en México, por Doña María de Benavides, viuda de
Juan de Ribera, 1688, p. 181.

200
SEVILLA Y LA VIRGEN DE GUADALUPE

lestial en tomo a la guadalupana.10 De esta evolución estilística se harán eco los


principales artistas novohispanos, como Correa, Villalpando, Cabrera y Vallejo,
entre otros, de los que se conservan pinturas tanto en colecciones particulares
como en recintos religiosos sevillanos. La variedad iconográfica que presenta­
ban estos modelos fue sacada a luz por González Moreno en las cerca de cua­
trocientas piezas que llegó a inventariar en sus trabajos." Sorprendentemente
en esta relación no sólo iban a figurar los característicos iconos, sino que apa­
recerían otros casos de extraordinaria factura.
Bajo el título A legoría d e la Virgen d e G u adalu pe, la familia Vallejo poseyó
un lienzo que representaba a Juan Diego desplegando la tilma milagrosa en un
segundo nivel, los retratos de los personajes que intervinieron en lograr en 1754
la Jura del Patronato de la Guadalupana sobre la Nueva España: Benedicto XIV
y el padre Juan Francisco López por parte de la Iglesia y el rey Fernando VI,
junto al virrey Revillagigedo como representantes del estamento civil.12 El otro
ejemplo que perteneció a un coleccionista particular representaba la Aparición
de Jesucristo y de la Virgen de Guadalupe a San Francisco Javier.15 En la ima­
gen el santo se encuentra evangelizando a los nativos de una isla de Oriente,
mientras sobrecogido mira al cielo observando en un rompimiento de gloria a
ambos personajes rodeados de ángeles.14
Pero no todas las muestras pertenecerán al género pictórico, sino que tam­
bién la imprenta sevillana se encargará de aportar al repertorio guadalupano
uno de los materiales más valiosos e influyentes en la trayectoria de la icono­
grafía novohispana. En el año 1685 Matías de Arteaga, consolidado como el
mejor grabador del momento, recibió el encargo de ilustrar las escenas apari-
cionistas de una nueva edición del libro Felicidad de México de Luis Becerra
Tanco .15 Para ello optó por respetar el esquema compositivo proveniente de los

10. Las flores son un elemento fundamental en la imprimación de la imagen en la tilma,


es por ello que la profusión de éstas sirva para vincular directamente a la imagen con su
origen milagroso.
11. Desgraciadamente se ha perdido la pista de muchas de estas piezas. Véase la relación
completa que hace el autor en la edición de 1991 de su Icon ografía g u a d a lu p a n a en A n da­
lu cía, op. cit., pp. 71-135.
12. G o n z á l e z M o r k n o , Joaquín, op. cit., 1959, p. 61. Esta obra debió tener las mismas
características que la que se encontraba en la basílica y que José Mariano Dávila describió
en el tomo iv del D iccion ario Universal d e Historia y G eografía: “Se colocó en el santuario
del Tepeyac un cuadro en el que se miraba de un lado a Benedicto XIV dando por su mano
al padre López el oficio y del otro el acto del juramento del patronato otorgado ante el ar­
zobispo por el virrey- w a a , D iccion ario Universal d e Historia y G eografía, tomo iv, México,
1854, p. 783.
13. G o n z á l e z M o r e n o , Joaquín, op. cit., 1959, p. 64.
14. Actualmente ambas pinturas se encuentran en paradero desconocido.
15. La edición impresa por Tomas López de Haro fue la tercera que se hizo tras las dos
ediciones mexicanas de 1666 y 1675. El primer investigador que se percata de la existencia

201
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS. CULTURALES í COMERCIALES

cuadrantes que acompañaban a la Virgen mexicana incorporando la impronta


barroca de su quehacer artístico.16 El primer aspecto donde se apreciará esta
influencia será en la profusión de ángeles músicos y queaibines que se dis­
tribuyen en el plano celestial de los pasajes. Por otro lado, los rostros de los
personajes, dramáticos y naturalistas, responden perfectamente al modelo figu­
rativo creado por el autor en algunos de sus conjuntos pictóricos, tales como el
dedicado a la Vida de José .17
Finalmente, destacarán las soluciones empleadas en la composición de los
escenarios, donde vuelve a relucir el dominio de la perspectiva arquitectónica,
ya comprobada en algunas de sus estampas anteriores. Los grabados de Arteaga
tuvieron una gran trascendencia en la escuela novohispana. Allí repercutieron
en la composición de una nueva tipología de cuadrantes dentro de las numero­
sas copias que se realizaban, pero sobre todo fueron el modelo exacto a seguir
para otras dos composiciones de mayor envergadura: los relieves de las porta­
das del nuevo santuario (1709) y los tableros de la sillería colegial (1754).18

Matías de Arteaga. Grabado del libro F elic id a d d e M éxico de Luis Becerra

de dichas estampas será Jaime Cuadriello en su M aravilla A m ericana. Variantes d e la icon o­


g ra fía gu ad alu p an a. Siglos xvn-xix, Patrimonio cultural de Occidente, México, 1989. Para un
estudio más detallado de las mismas véase C uadriello , Jaime, -Visiones de Guadalupe*, Artes
d e México, núm. 29, México, 1995, p. 27.
16. En la ciudad ya existían lienzos de los que pudo haber tomado el modelo. También
en 1672 se documenta el paso por Sevilla de un ciclo aparicionista, firmado por Correa, que
tenía como destino la iglesia de San Ildefonso de Roma.
17. En alguno de estos ejemplos el rostro del santo refleja la misma tipología que el del
indio Juan Diego. V vaa, Catálogo d e la exposición Matías d e Arteaga: pin tu ras eucarísticas
p a r a la H erm an d ad Sacram ental d el Sagrario d e la C atedral d e SetHlla, Caja San Fernando,
Sevilla, 2003, pp- 25.
18. C uadriello , Jaime, 1995, op. cit.

202
SEVILLA Y LA VIRGEN DE GUADALUPE

Al mismo tiempo que desde la península este ciclo de estampas supondría


un apunte más en el tráfico transatlántico de influencias artísticas, otros mode­
los grabados, esta vez completamente novohispanos, iban a llegar a la capital
hispalense insertos en las publicaciones apologéticas destinadas a difundir el
culto entre las clases ilustradas y los círculos religiosos. El Fondo Antiguo de la
Biblioteca de la Universidad de Sevilla custodia varios de estos ejemplares que
ponen de relieve lo que debió ser aquel mercado de devocionarios. De la obra
del padre Francisco Florencia Estrella del Norte de México aparecida en México
en 1688 se conservan dos copias. En una de ellas se puede leer un ex libris
manuscrito en la portadilla con la cita «de la librería del Carmen, casa mayor
de Sevilla“.19 Ambos contienen el mismo grabado donde aparece la Virgen de
Guadalupe enmarcada por cuatro rosas y en la parte inferior la leyenda: -Suspi-
ce coelum et numera stellas».20 El otro testimonio de gran valor documental lo
compone un volumen de la segunda edición publicada en México en 1675 de
Felicidad de México de Luis Becerra Tanco .21
En esta ocasión el grabado que presenta ha sido objeto de estudio por parte
de numerosos investigadores, ya que se trata de una obra en la que se explica
concisamente la teoría del autor sobre la estampación milagrosa del icono en el
ayate. En la misma se refiere que fueron los rayos del sol los que atravesando la
aureola de la Virgen e interactuado con las rosas imprimaron la efigie mariana
en la tela. Este dibujo fue rápidamente retirado por las autoridades pertinen­
tes ante el temor de que su clara objetividad fuese confundida. En su Álbum
H istórico, el padre Cuevas opinó ligeramente sobre la posibilidad de que fuese
una obra sevillana, al relacionar el paisaje que se acompaña con la ciudad del
Guadalquivir.22 Finalmente, Cuadriello cierra la historiografía de la pieza afir­
mando que el grabado conecta con otra imprimación portentosa como fue
la estigmatización de San Francisco de Asís, reproducida numerosas veces en la
imprenta mexicana del siglo xvi.23

19. El otro volumen presenta la misma inscripción ya que la portadilla fue restaurada en
base al original del convento del Carmen de Sevilla.
20. F lorencia , Francisco de, La estrella d el Norte d e México, a p a recid a a l rayar el d ía d e
la luz evangélica en este Nuevo-Mundo [...], en México, por Doña María de Benavides, viuda
de Juan de Ribera, 1688.
21. B ecerra T anco , Luis, F elicidad d e M éxico en el principio, y m ilagroso origen, qu e tubo
el Santuario d e la Virgen M aría N. Señora d e G u adalu pe [...), en México, por la viuda de
Bernardo Calderón, 1675.
22. Además opina que el tipo racial de Juan Diego es -netamente español peninsular con su
nariz aguileña, su entrecejo castellano y su occipucio saliente característico de los de la penín­
sula-. C u e v a s , Mariano, Álbum histórico guaclalupano d el IV Centenario, México, 1930, p. 48.
23- Junto a esta idea aporta otros datos como la posibilidad de que su autor fuese el
grabador Antonio de Castro. C l i a u r i e u .o , El Divino Pintor, Museo d e la B asílica d e G uadalupe,
México, 2001, pp. 182-184.

203
CAHINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS, CULTURALES í COMERCIALES

DONANTES Y DEVOTOS DE LA ESTAMPA GUADALUPANA

La noticia más temprana que existe sobre la presencia devocional de la gua-


dalupana en Sevilla la protagoniza don Femando Enríquez de Ribera, II duque
de Alcalá de los Gazules. Durante una visita a Roma en 1645 como embajador de
Felipe IV ante el papa Urbano VIII recibió numerosas prebendas eclesiásticas por
parte del pontífice. Una de ellas fue la expedición de un breve para fundar un
hospital bajo la advocación de la Virgen de Guadalupe de México.2'' Esta noticia,
fruto de la labor investigadora de González Moreno en el archivo de la Casa Ducal
de Medinaceli, salió a la luz en el segundo tomo de su Iconografía Guadalupana,
publicándose junto a las reglas de dicha institución.25 En su estudio ubicó el recinto
hospitalario en el entorno de la Casa de Pilatos, palacio familiar de los Enríquez de
Ribera en Sevilla, describiendo el espacio en dos plantas con sus correspondientes
enfermerías, capillas y otras dependencias. Del mismo modo, y para que quedara
constancia de dicha noticia, acordó con el dueño de la casa, el Duque de Medina­
celi, colocar un azulejo con el icono de la Virgen en el mismo lugar de la funda­
ción. En relación con dicho hospital se ha tratado de obtener más datos tanto de
fuentes documentales como bibliográficas, pero no ha sido posible.26 A la espera
de nuevas aportaciones, suponemos que dicho hospital no debió tener continuidad
o que quizás quedara en un mero proyecto, ya que al fallecer su patrono, el linaje
de los Enríquez de Ribera entroncó con el de los Medinaceli.27
Éste y otros acontecimientos influirían en que un hijo natural de don Fer­
nando Enríquez, el virrey-arzobispo fray Payo de Ribera, continuase la tradición
familiar y fuese uno de los principales impulsores de este culto mariano en la
Nueva España.28 Tanto su llegada como su partida del territorio mexicano estu­

24. Uno de los factores que pudo haber influido en este nombramiento fue la vinculación
sanguínea de los Enríquez de Ribera con los descendientes de Hernán Cortés. La noticia y
las reglas de este hospital aparecen publicadas en G o n z á l e z M o r e n o , Joaquín, Icon ografía
g u a d a lu p a n a, tomo II, Jus, México, 1974, pp. 19-31-
25. En éstas se especifica que -el Excmo. Sr. Duque fue muy devoto de esta advocación», G o n ­
zález M oren o , op. cit., p. 20. Además, por la misma fecha, el autor publicaría un artículo periodísti­

co sacando a la luz más datos sobre esta fundación, entre ellas que pasó al patronato de la familia
Bucareli y finalmente a los Medinaceli o que Eugenia de Montijo rezó en una de sus capillas.
26. Ha sido revisada la documentación del Archivo de la Casa Ducal de Medinaceli para
después estudiar el acervo bibliográfico que trata de la historia de las instituciones hospitala­
rias y eclesiásticas de Sevilla en los siglos xvi y xvii.
27. La noticia debe ser tomada con cautela, ya que algunos argumentos de su descubridor
ofrecen ciertas contradicciones. Habría que esperar a que aparezca algún documento que
pueda confirmarlo.
28. El padre Florencia se hace eco de este mecenazgo y dice de él que debe contarse
entre -los muy insignes bienhechores de Santuario» por su interés en promover y adelantar el
culto de la Señora. F l o r e n c i a , Francisco de, op. cit., p. 188.

204
SEVILLA Y LA VIRGEN OE GUADALUPE

vieron marcadas por diversas anécdotas relacionadas con la imagen guadalupa-


na. Al hacer su entrada en la capital acudió, saltándose el protocolario saludo
al gobernante, a visitar la tilma sagrada, reconociendo la milagrosa impresión y
prestando el juramento canónico correspondiente. Por otro lado, al final de su
trayectoria política, cuando recibió la notificación de su regreso a la metrópoli,
legó todas sus posesiones a distintas instituciones de México, excepto un lienzo
de la Virgen de Guadalupe que lo acompañaría durante su retiro en el abulense
monasterio de Santa María del Risco hasta el final de sus días.29
Fray Payo de Ribera patrocinó directamente distintas obras que irían desti­
nadas a enraizar este culto en un momento espléndido de auge intelectual crio­
llo. En primer lugar, el prelado fomentó la difusión de la leyenda aparicionista
tanto con la construcción de nuevas ermitas, como la de Querétaro (1670), o
concediendo licencia para la segunda edición del exitoso volumen apologético
de Becerra Tanco (1675), el cual recoge en la portadilla la dedicatoria expresa
al ilustre gobernante.30 También se preocupó de acondicionar los lugares sa­
grados de la historia, donde desde mediados del siglo xvii el número de pere­
grinos había aumentado considerablemente. Así pues, ordenó recomponer con
piedra la calzada que unía la ciudad de México con el santuario, colocando
en el camino una serie de monumentos pétreos que contenían sendos relieves
alegóricos de los misterios del Rosario y de la imagen mariana. Otra actuación
que benefició sobremanera a la misma villa de Guadalupe fue la construcción
de un acueducto que llevaría agua salubre hasta la misma plaza del recinto.
Siguiendo el orden de otros frailes de origen sevillano que ocuparon mitras
mexicanas hubo dos personajes que en el siglo xvm asumieron los Gobiernos
eclesiásticos de Guadalajara y Yucatán. El primero de ellos será fray Pedro
de los Reyes Ríos de la Madrid. De noble linaje andaluz, comenzó a estudiar
Derecho, aunque definitivamente se decidió por la vida religiosa al tomar los
hábitos de la Orden de San Benito. Antes de embarcase para América llevó a
cabo una prodigiosa carrera en la que fue maestro predicador general, doctor,
teólogo, definidor y abad, entre otros, del monasterio de San Benito el Real en
Sevilla. Su fama llegó hasta la Corte, donde Carlos II lo nombró orador en la

29. Sobre la vida de fray Payo de Ribera véase entre otros S osa , Francisco, El episcopado
m exican o (ed. facs.), México, 1978, pp. 141-149- En cuanto a su actividad política y apostólica
consúltese C astañeda D elg a d o , Paulino, -Fray Payo de Rivera, arzobispo de México y virrey de
Nueva España-, en A n dalu cía y A m érica en el siglo xvn, t. 2, Escuela de Estudios Hispanoame­
ricanos, Sevilla, 1985, pp. 251-295.
30. Cita textualmente: «Al Ilustrísimo, y Excelentísimo Señor M. D. Fr. Payo Enríquez de
Ribera, Arzobispo de México, del Consejo de Su Majestad, Virrey, Governador, y Capitán Ge­
neral de esta Nueva España, y Presidente de la Real Audiencia della». La segunda impresión
de F elicid ad d e M éxico [...] es una reedición completada de la primera, que corrió a cargo del
doctor Antonio Gama, ya que su autor había muerto tres años antes.

205
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS. CULTURALES Y COMERCIALES

Real Capilla y poco después obispo de Honduras, cargo que nunca ocupó al
ser promovido para la sede de Yucatán el 11 de marzo de 1700.31 La única re­
ferencia que se tiene sobre su fervor guadalupano es la sospecha de que fuese
el promotor del envío de algunas copias de la Virgen que llegaron a la capital
hispalense durante el período de su mandato. Una de éstas será la firmada por
Juan Correa, que actualmente se venera en la iglesia de San Nicolás de Bari.32 La
copia presenta numerosas particularidades en su género, no sólo por la maravi­
llosa factura del autor sino por la llamativa disposición horizontal del conjunto.
Además, destacará el recargado exorno floral que rodea a la Virgen, entre el
que sobresalen diez angelillos atlantes portando las cartelas.33
El otro de los religiosos destacados fue fray Francisco de Buenaventura Martí­
nez de Tejada. Al igual que el anterior, nació en el seno de una destacada familia
sevillana, ingresando en la Orden de los Hermanos de la Regular Observancia
de San Francisco en la Casa Grande de Sevilla.34 Posteriormente, fue destinado al
monasterio de Nra. Sra. de Loreto en Espartinas (Sevilla), donde ejerció de lec­
tor de Filosofía y Sagrada Teología y de guardián por dos ocasiones. Su primer
destino en las Indias sería ocupando la prelatura auxiliar de Cuba desde la que
partió en 1745 para asumir el poder de la diócesis yucateca. Seis años más tarde,
Fernando VI lo promovió al obispado de Guadalajara, en el que adquirió «fama
y común opinión de santidad-.35 Allí permaneció hasta su muerte, acaecida en el
año 1762. La vinculación de este personaje con su institución de origen se man­
tendría aún en su estancia americana. De este modo obsequió a la comunidad
franciscana de Espartinas con un magnífico lienzo de la guadalupana ejecutado
por el afamado José Rodríguez Camero, al que acompañaría con toda probabi­
lidad el retrato del prelado que hoy se expone en el interior del cenobio sevilla­
no .36 Esta obra destaca principalmente por el tamaño de las cartelas, que de una

31. C a r r i l l o y A n c o n a , Crescendo, El obispado d e Yucatán: historia d e su fu n d a c ió n y d e sus


obispos, desde el siglo xw hasta el xix [...], R. Caballero, Mérida de Yucatán, 1892-1895.
32. G o n z á l e z M o r e n o apunta esta hipótesis en «Presencia cuatrisecular de México en Espa­
ña», en C atálogo d e la exposición Im ágenes gu ad alu p an a, Cuatro Siglos, op. cit., p. 22.
33- Véase la ficha catalográfica del cuadro en Catálogo de la exposición Los Siglos d e Oro
en los Virreinatos d e Am érica: 1550-1700. Sociedad Estatal para la conmemoración de los
centenarios de Felipe II y Carlos V, Madrid, 1999, pp. 306-309-
34. D A v ila G a b i r i , José Ignacio, Serie cronológica d e los p relad os q u e a través d e cuatro
siglos h a tenido la antigua diócesis, hoy arquidiócesis d e G u ad alaja ra, 1548-1948, Cultura,
México, 1948, p. 51.
35. Ibídem.
36. En la parte inferior del cuadro devocional aparece la inscripción «Carnero fecit-, G o n ­
z á l e z M o r e n o , Joaquín, op. cit., pp. 75-76. En cuanto al retrato, el prelado aparece vestido de

pontifical y arrodillado, mientras al fondo sobresale un rompimiento de gloria con la imagen


de Nuestra Señora de Loreto sostenida por ángeles. Al frente destaca una cartela rematada
con la heráldica del fraile y una cita donde se certifica que es su verdadera figura, señalando
que en ese instante es obispo de Guadalajara.
206
SEVILLA Y LA VIRGEN DE GUADALUPE

forma sencilla recogen las cuatro escenas aparicionistas. Además de la pintura


donó al mismo monasterio un juego de pontifical compuesto por dos atriles, tres
sacras, cáliz, patena, vinajeras, platillo y campanilla.37
Dejando atrás el caso de los obispos mexicanos, también aparecen cir­
culando estas imágenes en manos de religiosos particulares. En el año 1719
la madre Isabel Moreno Caballero fundaba en unas casas extramuros de la
ciudad el Beaterio de la Santísima Trinidad.38 La principal misión de esta
institución era la recogida y educación de niñas huérfanas. Pronto aparecie­
ron las necesidades de ampliar el edificio por lo que solicitaron al convento
lindante la cesión de unos solares para proceder a la expansión. El 8 de
diciembre de 1728 las beatas y sus alumnas se trasladaron al nuevo recin­
to .39 Sin embargo, las necesidades económicas aumentaron y la madre Isabel
decidió pasar al virreinato de la Nueva España a recoger limosna. El periplo
de la sevillana (1747-1750) fue bastante accidentado ya que, desprovista de
la ayuda que le podía prestar su conocido pero recién fallecido arzobispo
Vizarrón, tuvo que volver a la península para obtener la correspondiente
cédula que le permitiese realizar su labor de caridad. De esta primera es­
tancia de tres años regresó con la cantidad de 6.000 pesos, que debieron
ser la herencia de un tío suyo afincado en México, y con una escultura del
Niño Jesús y un lienzo de la Virgen de Guadalupe.40 Hasta aquí la noticia
que interesa, ya que posteriormente se volvió a embarcar hacia México en
1754 regresando cuatro años después con el objetivo propuesto y permane­
ciendo en el Beaterio hasta el año de su muerte en 1778. De la originalidad
del icono guadalupano dan fe las inscripciones que posee en su anverso
sobre la autoría del mismo: «FR. MIGUEL HERRERA DEL ORDEN DE N.P.S.
AGUSTIN FECIT. MExiCO.1748»; y en el dorso acerca de la autenticidad:

37. Actualmente sólo faltan la patena y la salvilla. Algunos de estos objetos traían graba­
dos el escudo de armas del obispo y la marca de la ciudad de Guadalajara. Encontramos un
estudio detallado de este lote en P a l o m e r o P a r a m o , Jesús, ‘Donaciones artísticas de obispos
franciscanos de América a instituciones españolas: el legado del P . S. Buenaventura y Tejada»,
en Acias d el I Congreso In tern acion al sobre los fra n cisca n o s en e l Nuevo M undo, ¡Madrid,
1987, pp. 983-996. También pueden consultarse las fichas catalográficas tanto del ajuar litúr­
gico como de los lienzos en V vaa, Los fran ciscan os y e l Nuevo Mundo, Guadalquivir, Sevilla,
1992, pp. 64, 100-101 y 129.
38. Sobre la biografía de la religiosa véase: Ros, Carlos, M adre Isabel, fu n d a d o r a d el B ea ­
terio d e la Trinidad d e Sevilla, Sevilla, 1982.
39. Todas las noticias referidas a la construcción del recinto religioso proceden del Archi­
vo del Beaterio de la Trinidad de Sevilla. Éstas aparecen publicadas en G o n z á l e z G ó m e z , Juan
Miguel y M o r i l l a s A l c á z a r , José, El B eaterio d e la Trinidad. Estudio d e su p atrim on io histórico-
artístico, Universidad de Sevilla, 1994.
40. G o n z á l e z G ó m e z , Juan Miguel, -El Beaterio de la Trinidad. Un legado americano», La­
boratorio d e Arte, núm. 3, Universidad de Sevilla, 1990, pp. 97-108.

207
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS. CULTURALES V COMERCIALES

«ESTA TOCADA ESTA SANTA YMAGEN A LA ORIGINAL QUE SE VENERA


EN LA CIUDAD DF. MEXCO POR EL M° DEL Br. D. XPTO VELASCO, VICA­
RIO DEL SANTU° DIA 2 DE MAYO AÑO D 1749.» Por lo tanto estos datos
dan a entender que la pintura fue realizada en tiempos de la estancia de la
beata, sin poder asegurar que se pintase ex profeso para la casa sevillana.
En este caso sería lógico pensar que apareciera el correspondiente texto en
el que figura el encargo particular. La obra de fray Miguel Herrera represen­
ta únicamente a la efigie mariana tal y como está dibujada en el verdadero
original. Además se encuentra en una sala recibidor del beaterio otro lienzo
de la Virgen de Guadalupe que presenta el icono recortado en tres cuartos
del que pudo haber sido otro de mayor tamaño .41 En este sentido, no sabe­
mos hasta qué punto sería osado pensar que al regreso del segundo periplo
la religiosa trajese una nueva copia para algún devoto y que ésta sufriera
algún tipo de daño.
El último de los casos expuestos y quizás el más sobresaliente de los señala­
dos alude a la figura del virrey don Antonio Ma Bucareli y Ursúa, descendiente
del linaje formado tras la unión entre un caballero florentino y una dama de la
nobleza sevillana del siglo xvi.42 Tras una juventud empleada en batallar al fren­
te de las tropas españolas en las guerras de expansión borbónicas, pasó a ocu­
par diversos cargos militares, como el de mariscal de Logis, antes de ser elevado
al rango de Gobernador de Cuba. Su gestión centrada en la consolidación de
las defensas de la isla y el saneamiento de la Hacienda le hizo ganar los méritos
suficientes para ser nombrado sucesor del marqués de Croix en el virreinato de
la Nueva España en el año 1771. Aunque aquí se trata de hablar exclusivamente
sobre la devoción guadalupana del gobernante no se debe obviar que estuvo al
frente de unas de las etapas más brillantes de la administración mexicana.

41. Da la casualidad que se encuentra reentelado y con un bastidor nuevo, por lo que la
transformación debió proceder de algún daño causado en el mismo. En el inventario señala­
do no se hacen más alusiones a la misma. G o n z á l e z M o r e n o , op. cit., pp. 143-144.
42. Los datos biográficos ofrecidos provienen de C a l d e r ó n Q u i ja n o , José Antonio (dir.), Los
virreyes d e Nueva España en tiempos d e Carlos III, Escuela de Estudios Hispanoamericanos,
Sevilla, 1967, pp. 386-657.

208
SEVILLA Y LA VIRGEN DE GUADALUPE

Francisco Antonio Vallejo. Virgen de Guadalupe. 1777

La piedad de este virrey propició que se alzara como uno de los prin­
cipales difusores del culto mariano. Sus biógrafos se refieren a las visitas
diarias al santuario e incluso a los largos ratos de oración que allí pasaba.
González Moreno halló en el Archivo de Indias un documento que demos­
traba el fervor de Bucareli. Se trataba de una carta que le dirigía el almiran­
te Ulloa donde le hablaba de una conversación que tuvo con el hermano
de éste, el gobernador de Cádiz, en la que sale a relucir un devocionario,
probablemente escrito por el mandatario, y una laminita de cobre con la
imagen de la Virgen que le envió el virrey y que estaba colocada en el ca­
becero de su sobrina .43
También en su testamento dejó claro el fervor que sentía hacia la señora
del Tepeyac. La primera de las cláusulas expresaba su deseo de ser sepul­
tado en la Colegiata de Guadalupe, junto a la puerta donde solía entrar, y
que «su entierro sea según estilo y costumbre de los virreyes que mueren
en el cargo».44 Además de los donativos que en vida dio a la institución
religiosa, en otra de las mandas ordena hacer seis estatuillas de plata que

43. González Moreno transcribe el párrafo completo de la cana fechada en 17-07-1778


que se halla en el Archivo de Indias. G o n z á l e z M o r e n o , Joaquín, op. cit., p. 69.
44. Testamento del virrey D. Antonio Bucareli y Ursúa. a g í . México, 1282.

209
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS, CULTURALES Y COMERCIALES

completarían las doce que había prometido regalar para la barandilla del
presbiterio .'15 Pero sin duda alguna el mayor de los tesoros guadalupanos
que legaría este virrey al acervo sevillano sería la magistral imagen que le
pintara al óleo sobre cobre su protegido, el renombrado artista Francisco
Antonio Vallejo, en 1777.46
El autor, que ya había realizado el retrato oficial del virrey, fue el pintor
guadalupano más prolijo de su generación.47 La bella efigie mariana aparece
acompañada por una serie de angelitos que en la gloria celestial sostienen
cuatro cartelas de estilo rococó con las escenas aparicionistas. Este conjunto
presenta distintos matices que lo hacen cercano a la escuela murillesca, hecho
que sin duda alguna debió agradar al mandatario. A los pies de la Virgen se
inscribió el 21 de agosto de 1777 como fecha en que «se tocó a su sagrado
original» y una cartela en la que se recogía la cita que certificaba el patrocinio
regio de la obra.48 El cuadro, que debió lucir en el palacio virreinal, pasó con
los bienes del difunto a la península, permaneciendo en la actualidad en una
colección particular.49
Otras anécdotas referentes a la devoción de personajes sevillanos las recogió
González Moreno intentando localizar el icono que protagonizaba cada una.
Así se sabe que el padre jesuíta Manuel de la Peña «erigió en 1735 dos nuevos
altares, en la Capilla de la Anunciación de la Casa Profesa de la Compañía de Je ­
sús en Sevilla, uno a Nuestra Señora de Guadalupe y otro a San Juan Francisco
Regis-.50 Ambos desparecieron del lugar original, donde posteriormente serían
colocados los sepulcros de los Ribera, no quedando rastro alguno de estas pin­
turas. Otro dato hallado en el Archivo General del Palacio Arzobispal de Sevilla
y que podrá ser ampliado con las referencias a casos similares informa de la
presencia en el oratorio de don Tomás Céspedes y Sandoval de «un altar mazizo

45. Desgraciadamente hoy en día no se conservan ninguna, quedando para el recuerdo el


testimonio de las fuentes grabadas que ilustran el interior del viejo santuario.
46. G o n z á l e z M o r e n o , Joaquín, op. cit., 1959, pp. 96-97.
47. T o u s s a i n t , Manuel, La pin tu ra colon ial en México, mee, u n a m , 1965, México, pp. 168-
169.
48. Se lee: -A devoción del Excmo. Señor Baylio Fr. D. Antonio María Bucareli y Ursua He-
nestro/sa, Lasso de la Vega, Villasís y Córdova, Caballero Gran/Cruz, Comendador de la Bóveda
de Toro en el Orden de San Juan;/Gentil Hombre de Cámara de S. M. con entrada/ Teniente
General de los Reales Exércitos Virrey/Gobernador y Capitán Gen. de esta nueva España/
Presidente de su Real Au/diencia, Superintendente General de Real Hacienda, Presidente de
la Junta de/Tabacos, Juez Conservador de este Ramo, Subdelegado General del nuevo esta­
blecimiento de Correos en este Reyno*.
49. A finales del siglo pasado se registra como propiedad de don Carlos Serra Pablo
Moreno.
50. S o l í s , Antonio de, Los dos espejos, Sevilla, 1755, p. 423- Dato proveniente de G o n z á l e z
M o r e n o , Joaquín, op. cit., 1959, p. 68.

210
SEVILLA Y LA VIRGEN DE GUADALUPE

hecho de material con una Imagen de Pintura de Nuestra Sra. de Guadalupe de


México colocada en un arco con primor y aseo-.51
Sin duda alguna, quien auspició la devoción guadalupana en la ciudad
fue la feligresía popular. Acerca de algún tipo de festividades o celebraciones
litúrgicas dedicadas a la imagen mexicana no se han encontrado pruebas docu­
mentales, sin embargo sí que aparece en los inventarios de bienes de difuntos
la constancia de que ésta formó parte indiscutible de la imaginería doméstica.
Gracias a un estudio de Sanz y Dabrio, en el que publicaron una serie testamentos
de distintos personajes de la Sevilla de principios del setecientos (1700-1702), po­
demos destacar las particularidades de algunas de estas iconografías.52 Así aparece
en la relación de D. Domingo de Urbizu, caballero de la orden de Calatrava,
miembro del Consejo Real de Hacienda, Alguacil mayor de la Casa de la Con­
tratación «un lienzo de Nuestra Señora de Guadalupe de Méjico con sus apa­
riciones, sin molduras»; de Alejandro Carlos de Litch «una laminita de Nuestra
Señora de Guadalupe, de una tercia de alto, con moldura de carey y los perfiles
de marfil-; de don Juan de Soto Nogueras «una lámina de Nuestra Señora de
Guadalupe de México sobre cobre, con moldura dorada, de tres cuartas de
alto y siete cuartas de ancho»; y de doña Raphaela de la Vega Celis «un lienzo
de Nuestra Señora de Guadalupe de Indias de a más de dos varas con marco
grande dorado y azul, bien tratado-.53 Esta mínima relación deja ver la variedad
de diseños existentes no sólo desde el mismo soporte, en el que se mencionaría
el lienzo para hablar de cuadro y en lámina o laminita para hablar de cobre o
estampas, sino en la forma particular en que se encontraban enmarcados.
Un último caso en este repaso a la devoción popular hacia la imagen mexi­
cana se referirá a los gremios de la ciudad. En la capilla de San José, que per­
teneció al colectivo de carpinteros, existe un hermoso lienzo de la Virgen de
Guadalupe acompañada a cada lado por San José y San Cristóbal.54 Con toda
probabilidad las imágenes de los santos fueron añadidas posteriormente para
completar el sentido espiritual del icono dentro del contexto en el que iba a
ser venerado. Los modelos de los santos varones debieron ser tomados de
unas esculturas existentes en el interior del templo o incluso la del titular que

51. El cierre por obras del archivo catedralicio ha impedido que se pueda ampliar esta in­
formación sobre la presencia de la Virgen mexicana en otros oratorios particulares sevillanos.
La citada la ofrece Joaquín González Moreno proveniente del Archivo General del Palacio Ar­
zobispal de Sevilla, Salón de documentos de la Curia, legajo núm. 30, oratorios, número 5.
52. S a n z S e r r a n o , Ma Jesús y D a b r i o , Teresa, -Inventarios artísticos sevillanos del siglo xvu.
Relación de obras artísticas», Archivo hispalense, núm. 176, Diputación de Sevilla, 1974, pp.
89-150.
53. En los inventarios no son las guadalupanas las únicas piezas de origen americano,
pues se habla de otras de diversa índole como «muebles de mechoacan» o Cristos de caña.
54. G o n z á l e z M o r e n o , Joaquín, op. cit., 1959, p. 63-
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS. CULTURALES Y COMERCIALES

preside la portada exterior. El principal problema que ha impedido que esta


pintura pueda ser estudiada a fondo ha sido el incendio que en el siglo pasado
destruyó parte de la capilla y todo el archivo de los feligreses. Esta composición
responde a lo que Cuadriello llama «triangulaciones simbólicas», las cuales esta­
ban arraigadas a las tradiciones locales o devociones particulares.55

55. En lo referente a la simbología de estos conjuntos véase C u a d r io lo , Jaime, op. cit.,


1994, pp. 288-289.
LOS METALES PERDIDOS DEL CABALLITO.
PROBLEMAS COMERCIALES EN LA CONFECCIÓN DE UNA OBRA DE ARTE
Juan Chiva Beltrán
Universität Jaume I

Nos situamos en el año 1793, en la Península Ibérica, cuando es nombrado


virrey de la Nueva España don Miguel José de la Grúa Talamanca, marqués de
Brancifone. Siciliano de nacimiento e hijo de los Príncipes de Carini, Miguel
llegó a España para formar pane del séquito del rey Borbón Carlos III, anterior­
mente rey siciliano. Ya en su nueva Corte se casó con María Antonia Godoy,
hermana del valido del rey y gran personaje de la política hispana de su época.
Estos vínculos familiares le harán ascender rápidamente de capitán general a
gobernador de las Islas Canarias y posteriormente a virrey novohispano, cargo
en el que se pondrá el énfasis en este texto. En una época en que las celebra­
ciones virreinales eran cada vez más escasas, sobre todo con el ejemplo de su
antecesor el ilustrado e ilustrísimo II Conde de Revillagigedo, Branciforte no
dudará en rodearse de los mayores lujos en todo su tránsito desde Veracruz,
donde ya llega el año de 1794, hasta la Ciudad de México. Este era el itinerario
clásico de cada nuevo virrey novohispano,1 con grandes entradas triunfales y
agasajamientos en las diferentes ciudades del tránsito desde la costa hacia la
capital, era notable su recibimiento en la importante ciudad de Puebla de los
Ángeles donde se le erigirá un arco en el que se le llega a comparar con Julio
César.2

1 . G a r c í a P a n e s , Diego, D iario p articu lar del cam in o qu e sigue un virrey desde su llegada
a Veracruz h asia su en trad a p ú b lica en la Capital, Biblioteca Nacional, Madrid, 1775
2. D e L a M a z a , Francisco, Mitología clásica en el arte colon ial d e México, iie, u n a m , México,
1968 .

213
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS, CULTURALES Y COMERCIALES

El día once de julio de 1794 el marqués llega a la Villa de Guadalupe, donde


su antecesor le va a hacer entrega del bastón de mando y donde ambos serán
obsequiados por el Consulado, Real Audiencia, Arzobispo, ministros, Tribunal
de Cuentas, Ayuntamiento de la capital, etcétera. Quedará para el doce de julio
su gran entrada en la metrópoli novohispana, como se relata en la prensa de
la época3, y en un ejemplo claro de entrada virreinal en esta época de crisis
que empieza con el final de la etapa reformista de Revillagigedo y acaba con la
independencia, en 1821.4
La historiografía tanto europea como americana suele tratar este Gobierno
del Marqués de Branciforte muy duramente:5 se le tacha de corrupto, de apro­
vecharse del favoritismo familiar, de llenarse los bolsillos de metales preciosos,
de buscar siempre el favor de Godoy y con él el de su majestad Carlos IV e
incluso de la malignidad e insospechada avaricia de su esposa María Antonia
Godoy. Los hechos más relevantes de su gobierno serán los embargos y con­
fiscaciones a franceses no residentes o ilegalmente establecidos en México, en
un claro ejemplo de política antifrancesa, cuño de la Corte tras la Revolución
de 1789- Esto traerá como resultado las consiguientes revueltas de franceses.
Otros puntos relevantes son el intento de recomponer el sistema defensivo
novohispano o la grave crisis económica derivada de la falta de azogue y de
papel para tabacos. Este hecho es realmente importante para este trabajo, ya
que con ello se evidencia que las minas novohispanas no estaban pasando por
sus mejores momentos, y será por tanto una de las etapas de mayor importa­
ción de metales.
Sin embargo, si la época de este virrey es recordada en términos artísticos
por alguna razón es sin duda por su empeño en levantar una estatua ecuestre
para el rey Carlos IV, obra que acabará por convertirse en el máximo exponente
del arte neoclásico mexicano y de final de la colonia. Ya desde 1795 en diversos
correos a la Corte;6 más en concreto a su cuñado Godoy, demanda permiso
para la construcción de este gran monumento, aludiendo a la falta de consuelo
de los vasallos que no pueden ver a su rey en persona:

3. Cíazeta d e M éxico del lunes 21 de julio de 1794.


4. Desde mediados del siglo xvm veremos cómo las entradas triunfales virreinales van
perdiendo poco a poco su pasado esplendor, y la mayoría de los virreyes se dirigirá directa­
mente a Ciudad de México desde su llegada a Vcracruz. Además empezaran su trabajo desde
la llegada a la capital, esperando en Palacio Virreinal su entrada, no como en los siglos an­
teriores cuando los virreyes esperaban en Guadalupe o en el Castillo de Chapultepec a que
todo estuviese listo.
5. Especialmente en el caso de los antiguos autores mexicanos, entre los que destacarían
los textos historiográficos de B u s t a m a n t e , Carlos María y d e P a u l a A r r a n g o i z , Francisco.
6. Carta de 30 de noviembre de 1795. a g í ; e s t a d o , 23, N63 /l.

214
LOS METALES PERDIDOS DEL CABA LL ITO

Una estatua ecuestre de nuestro católico soberano el señor Don Car­


los Cuarto fijada en la Plaza Mayor de esta Ciudad Metrópoli de Nue­
va España, llenaría los indicados objetos, y haría las delicias de estos
fieles vasallos.7

Retrato de Miguel de la Grúa Talamanca, marqués de Branciforte


Fuente: m nh, Castillo de Chapultepec, México DF

Así, la propuesta de Branciforte es costear una estatua ecuestre para el rey


Carlos IV en la Plaza Mayor, sin costo alguno para las reales arcas ya que sería
pagada mayoritariannente por los vasallos que voluntariamente accediesen a
ello. De este modo presupuesta la obra entre 18.000 y 20.000 pesos, y dice que
incluso la pagará entera si ningún otro novohispano está dispuesto a contribuir.
Concluye de la siguiente manera:

Sírvase Vuestra Excelencia manifestar a Su Majestad estos sentimien­


tos del corazón más tierno y agradecido, interponga su influjo pode­
roso para que se dignen conceder a mi rendida súplica...8

7. Carta de 30 de noviembre de 1795. a g í, e s ta d o , 23, N63 / l.

8 . Carta de 30 de noviembre de 1795. a g í, e sta d o , 23, N63 / l.

215
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS, CULTURALES Y COMERCIALES

Además se anejó a la carta un interesante presupuesto para la obra entera


que dividía los gastos entre la piedra, medallones, enrejado, la estatua provisio­
nal y efímera de madera y la definitiva de bronce... La respuesta no tardaría en
llegar. Ya en marzo de 1796 el virrey recibe el permiso para empezar los traba­
jos, pero con la condición de que en los medallones no se aludiese al príncipe,
a sus padre ni a su esposa, simplemente a la figura del monarca Carlos IV.
La alegría del virrey no podía ser más grande, había conseguido uno de sus
más ansiados proyectos, y así lo hacía saber en la Corte:

La Real Orden que se sirve Vuestra Excelencia, comunicarme [...] de


haberse dignado el Rey a concederme permiso de colocar su Estatua
Ecuestre en la Plaza Mayor de esta Capital [...], me ha llenado de
consuelo, como a todos estos vasallos, a quienes les he comunicado
por bando [...] y a porfía han solicitado tener parte [...] contribuyendo
a sus gastos.9

Esto será comunicado al pueblo mediante el consiguiente bando que dicta


Branciforte participando a la población de la buena nueva.10 Con la concesión
de este permiso se iniciaba un largo proceso para la confección de una obra
de arte, que va a sufrir problemas de índole muy diferente que harán que se
retrase en diversas ocasiones su fundición. Pero aún podríamos hacernos otra
pregunta, historiográficamente muy polémica: ¿qué movió al marqués de Bran­
ciforte a embarcarse en tan magno proyecto?
Diversas teorías se han lanzado al efecto, pero parece claro que el efecto
adulador de una iniciativa así era perfecto para las intenciones de Branciforte,
siempre queriendo ganarse el favor real, como ya lo había conseguido con el
nombramiento virreinal a través de Manuel Godoy. Así al menos parecen de­
mostrarlo las palabras que dedica a la real persona y su familia en las diversas
cartas entre la corte madrileña y la mexicana. Por otra parte, un aspecto positi­
vo se encuentra en la realidad de que con sus planes continuaba la limpieza y
adecuación de la Plaza Mayor de México iniciada por su antecesor el II Conde
de Revillagigedo, culminando además en una de las más notables obras de
arte novohispanas. Sin embargo, la mayoría de autores no lo juzga de manera
positiva, e incluso le acusan de que la construcción de esta escultura no fue
ni más ni menos que un gran negocio para el virrey. De este modo, con las
recolecciones de limosnas para la obra habría recaudado una cantidad mucho
mayor a los veinte mil pesos del presupuesto, con lo que él y sus secuaces se

9. Carta del Arzobispo de México de 29 de diciembre de 1976. Estado, 41, N. 27.


10. Se incluye el bando del virrey Marqués de Branciforte a! pueblo mexicano en la Carta
del Virrey sobre Colocación de la Estatua Ecuestre en la Plaza Mayor. Estado, 25, N .ll.

216
LOS METALES PERDIDOS DEL CAB AL LI T O

habrían enriquecido de manera sobresaliente, además de conseguir ese efecto


adulador con el monarca.11
El 29 de julio de 1796 se informa a la Corte de la colocación de la primera
piedra del pedestal,12 y el mismo 9 de diciembre se colocó en la Plaza Mayor
una estatua de madera, provisional hasta que se acabase la de bronce, con
grandes festejos.13 De la misma se van a enviar varias estampas y vistas de la
Plaza, entre ellas la magnífica de Rafael Ximeno i Planes y algunas estampas del
C aballito con un personaje al lado que nos daba idea del tamaño colosal de la
magnífica obra. Asimismo se arrojó a la multitud una serie de medallas conme­
morativas de este acto. Empezaba con ello la cuenta atrás hacia la colocación
de la permanente estatua ecuestre de bronce de Carlos IV.
Además de esta breve introducción histórica se debe dar una serie de líneas
generales sobre los artistas y las obras de arte que envolverán al C aballito,
como se va a conocer popularmente a esta magna obra. Tratándose de una
estatua ecuestre la vamos a ver enmarcada en una larga tradición, que arranca
de la única muestra de arte antiguo al respecto, la Estatua ecu estre d e M arco
A urelio, enraíza con el G attam elatta y el C olleoni renacentistas, obras de Dona­
tello y Verrocchio respectivamente, y con una tradición plástica tanto pictórica
como escultórica de la Monarquía hispánica, como el Retrato d e Carlos V en la
B atalla d e M illbberg de Tiziano, los Retratos Ecuestres d e Felipe IV de Velázquez
o las Estatuas Ecuestres d e Felipe III o de Felipe IV, obra del italiano Pietro Tacca.
Sin embargo, también habrá antecedentes en la propia Nueva España. Se trata de
una serie de estatuas provisionales que se realizaron en el Gobierno del II Conde
de Revillagigedo, tanto para Carlos III como para su sucesor Carlos IV. La autoría
de ambas es atribuible a Santiago Sandoval, cacique indígena del barrio de Tlate-
lolco.MSin embargo, para 1793 ya estaban ambas retiradas dado su mal estado,
y por tanto el marqués de Branciforte no las encontraría en la Plaza Mayor.
Una vez aprobado el permiso para la confección de la esperada obra de
arte, se va a contratar a los siguientes artistas: José Antonio González Velázquez,
para efectuar los planos del alzado de la plaza, balaustrada, enrejado y adornos
correspondientes; Cosme de Mier y Trespalacios, para la fábrica del monumento
efímero, Antonio Basoco levantaría el pedestal; Francisco Pérez de Sonares, para
la fábrica de los hornos y Salvador de la Vega se haría cargo del vaciado.

11. De ello nos hablan los historiadores antes enunciados, como Carlos María B u s t a m a n t e
y Francisco d e P a u l a A r r a n g o i z y otros contemporáneos como Enrique S a l a z a r H I ja r y H a r o .
12. Carta informando de la colocación de la primera piedra de las obras en la Plaza Mayor.
E s t a d o , 25, N. 20.

13- Carta sobre la estatua efímera de madera de Carlos IV. E s t a d o , 25, N. 89A.
14. S a l a z a r H i ja r y H a r o , Enrique, Los trotes d el Caballito. Una historia p a r a la historia,

Dinana, Ciudad de México, 1999.

217
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS. CULTURALES Y COMERCIALES

Pero la persona más importante, la que va a dirigir en los trabajos a todos los
demás y va a encargarse de modelar la estatua ecuestre, diseñar el pedestal y dirigir
la fundición sera el gran arquitecto y escultor valenciano Manuel Tolsá, que según
la historiografía del arte es el introductor del Neoclasicismo en la Nueva España.
Nacido el 4 de mayo de 1757 en Enguera forma parte de la generación de artistas
valencianos que va a triunfar en México, en el seno de la Real Academia de Bellas
Artes de San Carlos, y que van a introducir el Neoclasicismo en América: Tolsá,
Ximeno i Planes, Fabregat, etcétera. Tras pasar por la Academia valenciana y por la
de San Femando, en Madrid, va a solicitar la vacante plaza de director de escultura
de la Academia mexicana, puesto que le fue concedido el 16 de septiembre de
1790 con un sueldo de 1.800 pesos anuales. El 22 de julio de 1791 llegará finalmen­
te a la Ciudad de México para tomar posesión de su cargo. Su actividad en Nueva
España será frenética, establecerá nuevas cátedras, introducirá las enseñanzas del
dorado y de diferentes tipos de barnices y mármoles e inventará aparatos para
manipular grandes estatuas y bloques de piedra. Sus obras más significativas son el
retablo para la Iglesia de la Conversión de San Pedro (Cádiz), diferentes yesos lle­
vados a Nueva España, el retablo mayor de la Iglesia de Santo Domingo (México),
varios retablos de La Profesa (México), el retablo mayor de Las Capuchinas (Méxi­
co), el Ciprés de la catedral de Puebla, varias esculturas para La Profesa, un busto
de Hernán Cortés, los Cristos de la Catedral de Morelia, el Convento de Teresas de
Querétaro, el Convento de Propaganda Fide (Orizaba) y sobre todo el Hospicio
Cabañas en Guadalajara y la terminación de la Catedral Metropolitana (1793-1810),
así como el grandioso Palacio de Minería capitalino.

Rafael Ximeno i Planes: Vista de la Plaza Mayor de México (1976)

218
LOS METALES PERDIOOS DEL C ABALL ITO

Pero si por algo es realmente popular es por fundar una verdadera escuela
de escultura propiamente mexicana, en la que se desenvolverán alumnos como
Pedro Patiño Ixtolinque, Mariano Arce, Zacarías Cora o Agustín Paz. Así, Tolsá
trabajará durante veinticinco años en suelo mexicano, hasta su muerte el 14 de
diciembre de 1816, a los 59 años de edad, sepultado en la Parroquia de la Santa
Veracruz. Sin embargo, lo que aquí nos interesa de Manuel Tolsa es su trabajo
en el Caballito, que le trajo muchos quebraderos de cabeza e incluso probable­
mente la muerte, ya que para la fundición del bronce se utilizó arsénico líquido,
que respirado acababa por ser mortal.
Los trabajos de tallado en madera de la escultura definitiva, que se iba a
fundir en bronce y para la cual se tomó como modelo un caballo percherón
poblano llamado Tambor, se iniciaron en la Academia de San Carlos. Luego se
prepararon los moldes de yeso, con la ayuda de Baltazar Pombo, y se traslada­
ron al ex-colegio jesuita de San Pedro y San Pablo, que se iba a acondicionar
como taller de fundición. Los trabajos iban muy adelantados, sin embargo aún
no se reunía el metal suficiente para efectuar la fundición, y por tanto se dio
inicio a un compás de espera que se iba a alargar mucho más de lo que los
autores y promotores tenían previsto.
Ya habían pasado dos años desde el inicio de los trámites para la creación
del Caballito, y en 1798 Miguel José de Azanza se convirtió en el nuevo virrey
novohispano, de este modo Branciforte no pudo ver acabado su gran deseo, la
colocación de la estatua de bronce de Carlos IV en la Plaza Mayor. Este mismo
virrey da parte de los hechos que ocurren el 2 de septiembre de 179915 a las
10:30 horas de la mañana, cuando se cae la cabeza del caballo de la estatua
provisional de madera realizada tres años antes. El virrey informa de las órde­
nes dadas, de cubrir todo con tablas de madera hasta que se pueda reparar.
Para ello previene al director de escultura de la Academia de San Carlos y en­
cargado de las obras de la estatua ecuestre, Manuel Tolsá, quien contesta:

No me es posible complacer a Vuestra Excelencia en componerla


para que resista hasta que se coloque la de bronce, porque las ma­
deras están ya sin fuerza por la dura intemperie de soles, vientos
y lluvias que han resistido y sería tan fácil hacerla de nuevo como
componerla.16

15. Y lo hace en la Carta de 26 de septiembre de 1799. a g í , e s t a d o , 18, N. 53.


16. Carta de Tolsá al virrey Azanza, de 26 de septiembre de 1799. a g í , e s t a d o , 28, N. 53.

219
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS, CULTURALES Y COMERCIALES

A lo que agrega:

Para hacerla nuevamente hallo los inconvenientes que aumentar gas­


tos a una obra, que por si es tan costosa, aún manejándola con la
mayor economía.
Lo otro es que estando ya los moldes y demás maniobras de fundi­
ción, como Vuestra Excelencia ha visto, tan adelantadas, que solo se
espera la buena estación del año y la llegada del latón que estoy es­
perando de un día a otro para verificar la fundición, y si esta sale bien
podrá colocarse antes que la que se hiciese de madera a más que si
yo me ocupare de ésta podría atrasarme en la principal.17

Rafael Ximeno y Planes, Retrato d e M an u el Tolsá,


m u n a i., Museo Nacional de México

Así se lo comunica el virrey Azanza a la corte, con lo que todo parecía


estar listo para la fundición y colocación de la gran obra de arte en su lugar,
tanto que incluso se dejó la anterior con la cubierta de madera, que ya se ha­
bía terminado completamente. No podía Tolsá saber que ese latón que estaba
esperando de un día a otro se iba a convertir en un verdadero problema no

17. Carta de Tolsá al virrey Azanza, de 26 de septiembre de 1799. agí, estado, 28, N. 53.

220
LOS METALES PERDID OS DEL C ABA LL ITO

sólo para la confección de la obra de arte, sino para la política novohispana del
momento en general.
El 30 de abril de 1800, apenas seis meses después del suceso de la cabeza
del caballo, llegaba a Nueva España un nuevo virrey: Félix Berenguer de Mar-
quina, el mismo que tendría que lidiar con un problema de primer orden del
cual la Corte en Madrid va a estar enterada en todo momento.18 En la fragata
mercante La A sturiana viajaban noventa quintales de latón destinados a la
fundición de la estatua ecuestre de Carlos IV. Es preciso aclarar que hoy en día
conocemos como latón a una aleación de cobre y zinc, pero antiguamente se
denominaba así a cualquier aleación realizada con cobre y sobre todo si era
con estaño. Además, en los correos entre México y la Corte se utiliza indis­
tintamente la palabra latón o la palabra calamina para referirse a los metales
perdidos. Con la confusión de términos la realidad es que se están refiriendo
a calamina tal y como la conocemos hoy: óxido de zinc. Ésta, en aleación con
el cobre y el estaño, produce un color pajizo, utilizado para eliminar parte del
subido rojo típico del bronce.
Esta calamina se esperaba en pocos días proveniente de la Península Ibéri­
ca, sin embargo, La A sturiana es apresada por los ingleses en las cercanías de
Veracruz, con lo cual ya volvía a estar sembrado el conflicto de intereses entre
españoles y británicos. El problema pasa a primer orden desde un principio,
ya que el material perdido iba a ser utilizado nada más y nada menos que en
una efigie del rey y su robo por parte de los ingleses significaba no sólo una
ilegalidad, sino también una humillación. Lo demuestra la gran cantidad de
correos que en el Archivo General de Indias en Sevilla se encuentran sobre el
tema, en este caso ya con el valido don Mariano Luís de Urquijo. Así, Marquina
dice tener:

Noticias de los apoderados de esta ciudad del nominado Marqués de


Branciforte [...] y que este buque había sido apresado por los ingleses
en las cercanías de Veracruz...19

18. Como muestran toda esta serie de cartas que aquí se analizan, en posesión del Archivo
General de la Nación en Sevilla, con lo que podemos deducir que la corte estaba enterada en
todo momento y conservaba las noticias para elevárselas al rey. No hay que olvidar que se
trataba de una efigie del monarca.
19. Carta de 27 de octubre de 1800. a g í , e sta d o , 28, N. 101.

221
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS, CULTURALES Y COMERCIALES

Las acciones para su recuperación van a empezar de inmediato:

Se pasaron oficios a los jefes de la Isla de Cuba para que proporciona­


sen el rescate de este metal con cualquiera de las colonias enemigas
adonde hubiese sido llevada la presa.20

Como podemos ver con esta carta el virrey novohispano de inmediato man­
da a las autoridades cubanas que empiecen la búsqueda de los metales, ya que
si hay algo claro es que deben estar en alguna de las islas que dependen del
dominio colonial inglés, a las que llama «colonias enemigas». Éstas se reducirían
a las islas de Jamaica, las Caimán y las pequeñas islas caribeñas al sureste de La
Española. La acción que se demanda a los jefes cubanos es buscar los metales
y proporcionar a los enemigos el rescate oportuno. Ya para marzo de 1800, el
intendente de La Habana había informado del envío de un parlamentario a la
capital jamaicana, Kingston, con lo que parece que más o menos ya se tenía
claro el destino de la mercancía robada. Sin embargo, no se recibían noticias
de los avances del intendente, que no conseguía información acerca de la ca­
lamina perdida.
Asimismo el virrey cuenta el episodio del comerciante José Fernández Pérez,
capitán de la goleta M aría que había hecho un viaje de Jamaica a Veracruz con
azogue. Éste se ofrecía a hacer trabajos para el rescate, verificando la situación
de los 90 quintales de metal llevando a cambio a Jamaica algunos prisioneros
de los existentes en Veracruz. Esta oferta fue rehusada:«... deseando alejar todo
permiso de esta clase, por los inconvenientes que trae ...».2l
Poco tiempo después, se sabrá en Nueva España que la Casa Real ha deci­
dido conceder a la Casa de Comercio Torre y Hermanos la gracia de rescatar
La A sturiana. Así, el encargo se pone al cuidado de don José Ignacio de la
Torre, residente en Veracruz y componente de esa misma empresa. También le
informa que Torre ya se ha puesto en contacto con él y que va a poner todas
las facilidades posibles a su tarea. Sin embargo, el tiempo pasaba, y los ánimos
se disipaban:

Hace mucho tiempo que se está tratando de recobrar los noventa


quintales de calamina [...] sin que hayan surgido hasta ahora efecto
alguno quantas providencias se han tomado para conseguir este me­
tal

20. Ibídem.
21. Carta de 27 de octubre de 1800. a g í, e s ta d o , 28, N. 101.
22. Ibídem.

222
LOS METALES PERDIOOS DEL CABA LL ITO

En siguientes cartas, el embrollo monumental a propósito de los quintales


de calamina sigue adelante, con el nombramiento de don José Ángel de Imaz
como comisionado para el rescate del buque por parte de Torre, el encargado
real. Sin embargo, según se informa:

No obstante las eficaces diligencias que hizo d. José Ángel de Imaz


comisionado para el rescate del cargamento de dicho buque no ha
sido posible averiguar el paradero del latón ,..23

Como se ha visto a través de todos estos correos el tema de la calamina per­


dida se conviene en un problema diplomático y político de primer orden y en
todo un quebradero de cabeza para las autoridades coloniales novohispanas.
Algo que pudiera parecer un simple detalle, una curiosidad o casualidad
histórica, se enmarca en un momento en el que el comercio de la metrópoli con
los territorios americanos se va a ver especialmente amenazado. Desde los años
sesenta del mismo siglo xvm se están aplicando en la Nueva España las medi­
das reformistas de los nuevos Gobiernos borbónicos, entre ellas las dedicadas
a mejorar el comercio como la salida de manos privadas de las aduanas y las
amplias medidas liberalizadoras de puertos: rebaja en los impuestos, licencias
a nuevos puertos insulares y del Yucatán, permiso de comercio entre los dife­
rentes virreinatos, etcétera.
De este modo las reformas aplicadas al sistema comercial van a suponer una
transformación radical que afectó de gran manera a los intereses del poderoso
monopolio de Cádiz y de sus contrapartes en América, entre ellas Veracruz.
El comercio intercontinental iba a entrar en una nueva fase, acabando con el
poderoso monopolio andaluz y liberando las trabas comerciales a los novohis-
panos.
Sin embargo, a la llegada del Marqués de Branciforte en 1794 el ciclo refor­
mista habrá finalizado y en pocos años se va a desmoronar y se va a ver como
las reformas fueron realmente frustradas. Uno de los elementos que más va a
afectar al normal desarrollo del comercio va a ser la creciente inseguridad de
las aguas atlánticas, debido a una escalada en la tensión con la corona británica,
que llevará al apresamiento de multitud de buques durante el período final del
siglo xvm y los inicios del siglo xix. Los noventa quintales de calamina perdida
por el buque mercante La A sturiana no son más que un ejemplo en particular
de una realidad que tiene atemorizados a los comerciantes de las costas no­
vohispanas, los veracruzanos sobre todo. Sin ir más lejos, Félix Berenguer de
Marquina, virrey que sufre este episodio, fue también secuestrado a su llegada
a la Nueva España, cuando atravesaba la sonda de Campeche. Junto a sus alle­

23. Carta del 27 de julio de 1801. a g í, e s t a d o , 29, N. 26.

223
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS, CULTURALES 1 COMERCIALES

gados fue llevado a Kingston y allí tuvo que ocultar su cargo a las autoridades
coloniales inglesas y negociar con ellas su salida del dominio británico, cosa
que hizo en un paquebote hacia el puerto de Veracruz. Estos dos casos ilustran
como la inseguridad marítima va creciendo y el dominio de los mares se escapa
a la monarquía española, ya que los piratas ingleses campan a sus anchas por
el Caribe haciendo sufrir muchas pérdidas a los comerciantes.

■— . — mmrnmmm m i i "
■ . ••

MIGUEL LA GRUA TALAMANCA


, Y B R A N C IF O R T £,d e Jos Principes de Carini, Marqués de Branci-
forte, Grande de España de primera dase, Caballero de ia Insigne Or­
den del Toyson de Oro, Gran Crvi dtf ja Real y Distinguida de Cirios
Tercero, Comendador de Bienvenida en la .de Santiago, y de Torresy
Caocoa.cn la de Calatrava, Caballero de la de Sao Juan, Gentil Hombre
.* dcCiraarade S.WL con ejercicio, Consejero del Supremo Consejodo
Guerra de continua asistencia, Capiwn..de la Real Compaftia Italiana de
’ ' * Gnardias de Corps, Teniente general do ^los Reales. Exdrcitos, VírrcjS
;• Gobernador y Capitan general de N .R Prcúdentc de su Real Audien.
día. Superintendente general Subdelegado de Real Hacienda, Minas,
*•”* Azogues y R am odd Tabaco, Juez Conservador de ¿ato, Presidente de
su Real Junta, y Subdelegado general de Correos en el mismo Reyno.

■A T*T NIENDO mis vivosjícscos & los de todos los amados y aroaiv- _
teTVaolfos' Je ! Rey"'"nuestro Señor J a ^ ^ T ^ c r ^ s t « ^ o i n í n ] ¿ ? ^ r^
Nueva Espaáa, solirité de 4u Real demencia d permiso de erigir su
Estatua Equtstre en la Plaza mayor de esta Capital sin.cl menor gra-
. _ j.'A - vintén de j u Real Hadeoda.
• . Se ha dignado S. M . acceder i mí súplica; y para que ct Público
-. sepa y tome parte en e s » común satisfacción, que lo.llenará de consue-
V ; I® por ser un nuevo testimonio de la benignidad y amor con que S. M.
* ■; «nos mira, mando se publique'p^ Bi^do en los porag» acostumbrados.
¿i** M ít ic o 1 7 d e Ju n io de 17 9 6 .
S •3 _
JE1MarquésdeBranváforlt.
Si i?
cmt^ ** u.« ú¿\
Por mandado de S. E x i

; ’.

Bando del Marqués de Branciforte al pueblo mexicano,


sobre la estatua ecuestre de Carlos IV
a g í, Estado, 2 5 , N. 11 (Sevilla)

Otro punto de gran importancia a tratar será la decadencia que las minas
estaban viviendo por la enorme falta de azogue, que impulsa a la importación
de metales y a la aplicación de reformas en el sistema minero, del cual es un

224
LOS METALES PERD ID OS DEL CABALLITO

buen ejemplo la creación del Colegio de Minería cuyo edificio, el Palacio de


Minería, es obra también del ilustre Manuel Tolsá.
La conclusión a todo este problema en el que se había visto envuelto El
Caballito llegó en 1802, en las postrimerías del Gobierno de Félix Berenguer de
Marquina. En carta de 27 de agosto de 1802 se informa:

En la barca Brújula que llegó a Veracruz en Junio último vinieron otros


noventa quintales del referido metal [...] esperamos pueda trasladarlo
a la soberana noticia del Rey nuestro señor que se ha verificado con
felicidad la fundición ,..24

Parece que la solución final quedó en que el Marqués de Branciforte enviase


otros noventa quintales de calamina, esta vez sin impuestos dada la situación
que se había vivido anteriormente. En esta misma carta se anexa otra de los
apoderados del antiguo virrey en México, que verifican que el metal ha llegado
al taller del escultor y se ha verificado con éxito la fundición. Hicieron falta siete
años desde que Branciforte tuvo la idea de crear esta obra de arte, y más de tres
para resolver la reunión de todos los metales necesarios para la fundición. De
nuevo nos habla de las dos conclusiones que se pueden sacar de este hecho: la
decadencia de algunas de las minas novohispanas, ya que la falta de azogue y
de calamina es evidente, y los grandes problemas de seguridad comercial que
va a tener las costas mexicanas.
El 2 de agosto de 1802 empezó la fundición, y tras cinco días de nerviosismo
todo concluyó sin el menor problema. Sin embargo, aún se necesitarían catorce
meses para cortar el gran número de barretones que sirvieron como ductos y
respiraderos para desalojar la cera y conducir el bronce fundido.
En medio de este período, un nuevo virrey había llegado ya a territorio no-
vohispano, se trataba de José de Iturrigaray y Aróstegui, virrey que por fin verá
el sueño de Branciforte en la Plaza Mayor. El 19 de noviembre de 1803 empe­
zaron los trabajos de conducción del Caballito hasta la Plaza Mayor mexicana,
para lo que Manuel Tolsá necesitó inventar un sistema de traslado mediante
ruedas y planchas de roble deslizantes, así que sólo hacían falta cuatro perso­
nas para llevar la escultura. Incluso pasó un día entero suspendida en el aire,
hasta que el 29 de noviembre se colocó y afianzó.
De nuevo un 9 de diciembre, pero ahora de 1803, fueron los fastos de
inauguración de la Estatua Ecuestre de bronce de Carlos IV, que siguieron el
esquema de los anteriores, pero brillando aún con más fuerza, ya que ahora se
trataba de la escultura definitiva:

24. Carta de 27 de agosto de 1802. a g í, e s t a d o , 29, N. 71.

225
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS, CULTURALES V COMERCIALES

El día 9 de diciembre último en que se celebraron los del cumplea­


ños de la Reina nuestra señora se colocó de firme en la Plaza Mayor
de esta capital la Estatua colosal ecuestre de bronce que costeó mi
antecesor el marqués de Branciforte, y dejó subrogada con una de
estuco que expuso solemnemente a la vista del Público en igual día
del año 1796 ...25

Por fin llegaba el momento de tranquilidad para esta estatua y sus autores y
promotores. Aunque esta tranquilidad durará poco, ya que la estatua empezará
a partir de la Independencia un largo periplo, muy bien explicado en la obra
de Enrique Salazar Híjar y Haro, Los trotes d el C aballito. Una historia p a r a la
historia. Así, con la Independencia se va a criticar la presencia de esta obra
en la Plaza Mayor mexicana, aludiendo a que insultaba a la nueva nación. In­
cluso se van a lanzar panfletos con duras palabras para la escultura, como las
siguientes:

¡México, humilde México! ¿Hasta cuándo conservas en el teatro más


público de tu grandiosa y bella capital, ese insultante y perpetuo
monumento de tu esclavitud, ese mudo pero enfático pregonero de
ti ignominia? [...] ¿Y por qué está tan tieso y tan erguido un Carlos
español a presencia y paciencia de un Agustín Mexicano?26

En breve empezará sus andanzas por la capital mexicana, que lo van a


llevar de un lugar a otro siempre en medio de una gran expectación. Fue Lu­
cas Alamán quien convenció al presidente Guadalupe Victoria para que no se
destruyese la obra de arte, que fue pasando de espacio en espacio. En 1824
es trasladado al claustro de la Universidad antigua, pasará por el cruce entre
el Paseo de la Reforma y el Paseo de Bucareli, donde estará muy presionado
y congestionado por el tráfico, y ya en 1979 se coloca en su actual situación,
en la Plaza Tolsá, frente al Palacio de Minería y de espaldas al palacio que ac­
tualmente alberga el m u n a l (Museo Nacional de Arte), un lugar simbólicamente
idóneo para ella.

25. Carta de 27 de enero de 1804. a g í , e s t a d o , 30, N. 34.


26. Se trata del panfleto /Fuera Carlos Cuarto d e la P laza d e Agustín 1! impresa en México
en 1822. Biblioteca Nacional de México, Fondo Reservado, 1822, n° 625.
PINTORES Y DIBUJANTES EXTRANJEROS EN VENEZUELA DURANTE LA HEGEMONÍA
DE LOS HERMANOS MONAGAS (1847-1858)

José María Salvador González


Universidad Central de Venezuela (Caracas)
y Universidad Complutense de Madrid

Durante el largo decenio de dominio personalista de los hermanos José Tadeo


y José Gregorio Monagas -quienes se alternaron en la presidencia de la Repú­
blica entre 1847 y 1858-, desarrollan en Venezuela su actividad como pintores,
dibujantes o litógrafos el inglés Lewis Brian Adams, los alemanes Wilhelm Stapler,
C. Müller, Friedrich Lessmann, Georg Laue, Adolf Weykopf y Karl Kjerulff, los
franceses Théodore Lacombe, Basilio Constantin y Léon Nouet, los daneses Fritz
Georg Melbye, Torvaldo Aagaard, T. G. Aagaard y Camille Pissarro (por entonces,
súbdito de Dinamarca, antes de obtener, bastante más tarde, la ciudadanía gala),
el holandés Henrique van Lansberge y el estadounidense Alien Vorhees Lesley.
Para mejor delimitar el tema, analizaremos la trayectoria de cada artista en
estricto orden cronológico, comenzando por los pintores, y siguiendo por los
practicantes del dibujo y la litografía.

LA HORA DE LOS PINTORES

Distinguido con una amplia producción retratística en Caracas ya desde el


período de hegemonía del general José Antonio Páez1 (1830-1846), el pintor

1. En primera instancia, el general Páez, respetado procer de la Independencia, controló


el poder en Venezuela durante casi dos décadas (1828-1846), sea por sí mismo, como pre­
sidente de la República, sea por interpuesta persona, con primeros magistrados fieles a sus
órdenes. En un segundo momento, durante la trágica Guerra Federal (1858-1862) tocará al
decrépito Páez -perdidos ya su prestigio militar y su decisivo influjo político- intentar en
vano reverdecer sus laureles, en un fallido intento por volver a controlar la República, fracaso
que culminará con su exilio en Nueva York, al triunfar sus rivales liberal-federalistas.

227
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS. CULTURALES Y COMERCIALES

británico Lewis Brian Adams continuará con éxito sus labores pictóricas en Ve­
nezuela durante el primer mandato de José Tadeo Monagas y buena parte del
de su hermano José Gregorio. Las andanzas y trabajos de este retratista inglés
han quedado recogidos con gran solvencia en la monografía que le consagrara
el acucioso investigador Carlos F. Duarte,2 libro al que remitimos a nuestros lec­
tores. El 26 de mayo de 1853 Adams fallece de hidropesía en Caracas, en cuyo
Cementerio de los Ingleses es enterrado al día siguiente en la tumba número
78, por error del sepulturero.3
El 16 de noviembre de 1850 el francés Léon Noet, establecido desde hacía
tiempo en la capital de Venezuela, se ofrece como pintor-decorador con estas
características: «Su especialidad es imitar con el mayor gusto y perfeccionar el
mármol en las paredes y también toda especie de maderas en las obras en que
esta imitación se necesite. Trabaja igualmente en el género del pais pintando
los edificios con cartulinas”.'* El decorador galo se compromete también a im­
portar de Europa «juegos enteros de decoraciones de papel de toda especie,
aplicable á las paredes, así como adornos de pasta de arroz para cornisas, rosas
y cielos rasos, los cuales hoy dia están generalmente adoptados no solamente
por su belleza sino por el poco costo que causan». Por si fuera poco, tras afir­
mar que ha hecho ya varios trabajos de decoración en Caracas, con satisfacción
de sus clientes, Noet se ofrece en la calle del Comercio, n° 60, entre Reducto
y Glorieta, a «enseñar con exquisita propiedad, y también stores ó cortinas con
paisajes destinadas á resguardar las habitaciones del sol».5
Salvo una anecdótica incursión en la vida cultural caraqueña, gracias a su
participación en las veladas musicales de Kurt de Bohlschwingh,6 el danés Fritz
Georg Melbye -pintor nacido en 1826 en Elsinor, Dinamarca, cuya vida y obra
siguen siendo bastante desconocidas- no deja en nuestros registros documen­
tales ninguna noticia de importancia durante sus aproximadamente cuatro años
de residencia en Venezuela (1850, 1852-1856)7 De él se conservan sólo algunos
cuadros, que Alfredo Boulton identifica en su libro sobre Camille Pissarro,8 entre

2. D u a r t e , Carlos F., Lewis B. Adams. Retratista d el rom anticism o paecista, Caracas, Gale­
ría de Arte Nacional, 1997, pp. 182.
3. Libro d e registros d e enterram ientos en el Cementerio B ritánico (febrero 1833 a 14
agosto 1853, n° de entrada 45, p. 291), Consulado Británico, Caracas. (Agradezco el dato a
Carlos F. Duarte.)
4. »Nuevo Pintor», Diario d e Avisos y Suplemento d e las Provincias, Caracas, 16 noviem­
bre 1850, p. 4, 2a col. En las sucesivas notas citaremos este periódico caraqueño con la sigla
DiAviSeP.
5. Ibídem.
6. S a l v a d o r G o n z á l e z , José María, «Vida cultural en Caracas durante los Monagas* (inédito).
7. B o u l t o n , Alfredo, Camille Pissarro en Venezuela, Caracas, 1966, p. 24.
8. Ibídem.

228
PINTORES Y DIBUJANTES EXTRANJEROS EN VENEZUELA (1847-1858)

ellos Velero fren te a La G uaira, Vista d e La G uaira desde C abo Blanco, C am ino
nuevo d e La G uaira y Vista d e C aracas (los cuatro en la Fundación John Boulton,
Caracas), otra versión de C am ino nuevo d e La G uaira (Col. Gisela de Fahrenberg,
Caracas), Vista d e C aracas desde el Portachuelo (Col. Andrés Boulton, Caracas),
C asa d e la hacien da El P alm ar (Col. Federico Vollmer Boulton, Caracas) y Llane­
ros en un m orichal (Col. Luis José Romero Zuloaga, Caracas), sin olvidar otros
lienzos pertenecientes a las familias venezolanas Behrens, Reverón, Róhl, Rómer,
Stürup y Vollmer, así como varios dibujos de la colección Banco Central de Vene­
zuela, algunos de ellos estudios para los referidos cuadros al óleo.
Acompañando como ayudante a Fritz Georg Melbye, el futuro maestro del
impresionismo, Camille Pissarro (nacido en 1830 en Charlotte Amalie, capital
de la isla de Saint Thomas, entonces colonia danesa) reside en Venezuela desde
el 12 de noviembre de 1852 hasta el 12 de agosto de 1854. Durante ese lapso
de un año y diez meses, Pissarro, quien también asistirá con su colega Melbye
a alguna de las veladas musicales en la caraqueña Posada Europea de Kurt
de Bohlschwingh, plasma en dibujo y acuarela una abundante serie de paisa­
jes y escenas de género de Venezuela, sobre todo de Caracas, La Guaira y sus
alrededores. Tales apuntes en lápiz, tinta o acuarela ofrecen el enorme interés
de constituir un amplio registro, tomado del natural, del paisaje físico y la apa­
riencia urbano-arquitectónica de Caracas y el litoral central, así como de las
costumbres, tipos humanos, modas y ambiente social de la Venezuela de
entonces. Entre las docenas de dibujos y acuarelas subsistentes de Pissarro so­
bre temas de paisajes, escenas de género y personajes venezolanos, merece la
pena destacar las dos vistas del taller de Melbye y Pissarro en Caracas (acuarela
y dibujo a lápiz, respectivamente), pues permiten apreciar el ambiente y hasta
el equipamiento de un taller profesional de pintura en la Caracas monaguista,
que -a falta de galerías y marchantes de arte en la Venezuela de la época- fun­
gía también como centro de exhibición y venta de las obras de los artistas.
Promocionándose como «pintor al óleo y retratista, discípulo de célebres
maestros alemanes», el 23 de febrero de 1853 aparece en Caracas el germano
Karl (Carlos) Kjerulff, recién llegado de las Antillas, donde «ha practicado su
arte por algún tiempo». Se ofrece como pintor y retratista en la casa del señor
Andral, en la calle del Sol, frente al antiguo Coliseo, y manifiesta que «se encar­
ga de retratar, las personas que quieran ocuparle, tanto en su habitación como
en las particulares». Como servicio adicional, precisa que «hace los retratos de
cualquier tamaño y también se encarga de componer antiguas pinturas, como
de santos, altares de iglesias, etc .».9

9. -Carlos Kjerulff, pintor al óleo y retratista», DiAviSeP, 23 febrero 1853, p. 4, 3a col.


(Passim).

229
CAHINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS. CULTURALES » COMERCIALES

Vanas son durante el decenio monaguista las andanzas del funcionario pú­
blico, pintor y fotógrafo francés Théodore Lacombe, activo en Venezuela desde
al menos mediados de 1842, cuando figura en los documentos como secretario
del encargado de negocios de Francia ante el Gobierno de Venezuela.10 Según
Alfredo Boulton, recorre el interior de la República a inicios de 1846, antes de
emprender el año siguiente un viaje a Francia, de donde regresa a Caracas el
20 de noviembre de ese mismo 1847.“
Pasará casi una década antes de que el 5 de julio de 1856 Théodore Lacom­
be reaparezca en la escena pública criolla: para la ocasión se promociona en
el establecimiento fotográfico del venezolano Santiago Brito en Caracas (calle
de Carabobo, frente a la posada del Sr. Bassetti) -en su profesión de Fotógrafo»,
para hacer retratos fotográficos a colores, y, en especial, para plasmar «Retratos
en fotografía con colores (a l’aquarelle y al óleo )».12 Por si fuera poco, Lacombe
anuncia que -se encargará también de reproducir por medio de la Fotografía
los objetos tales como casas, monumentos, máquinas, pinturas, engrabados,
etc .».13
Cuatro días más tarde (9 de julio de 1856) el también fotógrafo francés Ba­
silio Constantin anuncia en su taller caraqueño, entre las esquinas de Pajaritos
y Mercaderes, «que acaba de asociarse con el Sr. Th. Lacombe para la ejecución
de fotografía sobre papel y vidrio; retratos con colores al óleo y miniatura; y
ambrotipos», como complemento a sus habituales retratos en daguerrotipo.14
Ambos fotógrafos galos, sin embargo, parecen haber entrado en conflicto mu­
tuo antes de tres semanas. El 2 de agosto siguiente, en efecto, Théodore Lacom­
be anuncia haber disuelto su sociedad con Basilio Constantin «por motivos
particulares», por lo cual brinda sus servicios independientes como fotógrafo en
el mismo taller de Pajaritos a Mercaderes, donde se compromete a realizar «Fo­
tografías sobre papel, ambrotipos y fotografías en colores á precios tan baratos
como el daguerreotypo-.H Las huellas de este pintor-fotógrafo-funcionario se
esfuman luego, como las de tantos congéneres propios y extraños que trabaja­
ron en Venezuela. Boulton reproduce un cuadro de Lacombe, P aisaje d e Puerto
C abello (Colección Fundación John Boulton, Caracas),16 que, si bien carece de
fecha, podría tal vez ser del período bajo análisis.

10. G aceta d e Venezuela, n° 597, Caracas, 19 junio 1842, p. 3, I a col.


11. B o u l t o n , Historia d e la pin tu ra en Venezuela, Tomo II, Época N acional. De Lovera a
Reverán, Caracas, Arte, 1968, pp. 133-134.
12. -Retratos", DiAviSeP, 5 julio 1856, p. 4, 3a col.
13- Ibidem.
14. «Retratos en fotografía y daguerretipo-, DiAviSeP, 9 julio 1856, p. 1, 2a col. (Passim).
15. «Retratos en fotografía», DiAviSeP, 2 agosto 1856, p. 4, 2a col. (Passim).
16. B o u l t o n , op. cit., p. 135.

230
PINTORES Y DIBUJANTES EXTRANJEROS EN VENEZUELA (1647-1858)

Nada hemos podido documentar en fuentes primarias sobre el médico, po­


lítico y dibujante norteamericano Alien Vorhees Lesley durante su estadía en
Venezuela entre fines de enero y julio de 1857. Según la breve ficha biográfica
publicada por la Galería de Arte Nacional en Caracas,17 Lesley recone el litoral
central, Caracas y sus alrededores, los valles del Tuy y los de Aragua, Mara-
cay, Valencia y Puerto Cabello. Bien conocida nos resulta, en cambio, la obra
plástica que dicho artista produce en lares venezolanos: casi ochenta pequeños
dibujos acuarelados, en los que plasma sus impresiones sobre las ciudades, pai­
sajes semirurales y escenas de género y costumbres del país, los cuales sirven
de base para numerosas estampas litográficas con las que se ilustran distintas
publicaciones sobre Venezuela.
Ante la manifiesta escasez y la precariedad de oficio de los pintores na­
cionales y extranjeros residentes en Venezuela en aquellos dos problemáticos
lustros de la historia local, una vía expedita de aprovisionamiento de cuadros,
grabados, esculturas y otros productos artísticos para uso público y privado es
la importación dilecta de Europa, en especial de París. No puede, en tal senti­
do, sorprender la publicación en prensa de anuncios publicitarios al estilo del
siguiente, aparecido el 30 de noviembre de 1853:

Acaba de llegar á esta ciudad una variada colección de Santos y de


Historia profana pintados al óleo, para el culto privado y público de los
templos, como para el adorno de las casas. Se desean propuestas por
el todo, despachándose mientras tanto al detai en la casa donde vive el
Doctor Narvarte frente á la Posada Europea, calle de Carabobo.18

DIBUJANTES Y LITÓGRAFOS

Desde la implantación de la litografía en Venezuela hacia 1827, casi todos


los litógrafos activos en dicho país durante el medio siglo subsiguiente son
extranjeros y, para ser más exactos, casi siempre alemanes. El primero en el
tiempo, y, con mucho, el más importante, es el germano Wilhelm (Guillermo)
Stapler, cuya actuación se documenta bien en Caracas desde 1842, cuando
monta su taller en sociedad con su compatriota C. Müller en la calle Lindo,
esquina del Puente de San Pablo.19 Útil es precisar que para el 15 de abril de
1844 Stapler y Müller venden su negocio litogràfico a los venezolanos Carmelo

17. Artistas y cronistas extranjeros en Venezuela 1825-1899 (cal. exp.), Caracas, Galería
de Arte Nacional, 1993, pp. 62-63 (Ficha de Axel Stein).
18. "Santos», DiAviSeP, 30 noviembre 1853, p. 1, I a col. (Passim).
19. «Avisos. Litografía-, El Venezolano, Caracas, 10 enero 1843, p. 4, 3a col. (Passim).

231
CANINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS, CULTURALES V COMERCIALES

Fernández, Rafael Meneses, Pedro Correa y Martín Tovar y Tovar, a quienes


previamente han adiestrado en el oficio20. Tras casi un trienio de inactividad
profesional en Venezuela -marcado por un regreso de imprecisa duración a su
país de origen-, en la década bajo escrutinio Stapler vuelve a manifestarse en
Caracas ya desde el 24 de julio de 1847. Recién regresado de Alemania, anuncia
entonces que “acaba de plantear por segunda vez en esta capital un nuevo
establecimiento de litografía en la calle del Comercio, entre la carpintería del
Sr. Juan García y la casa de habitación del Sr. Wolff».21 Aduce que 4a favorable
acogida con que anteriormente ha honrado á Stapler el ilustrado público
venezolano, le ha servido también de estímulo para regresar á Venezuela con la
esperanza de continuar mereciendo la confianza de las personas que le quieran
favorecer con sus encargos y para corresponder mejor á sus relacionados».
Stapler advierte además que ha importado las mejores prensas y las máquinas e
instrumentos más modernos para realizar con rapidez y perfección «los trabajos
sobre piedra, como las más esquisitas obras hechas sobre metal».
Como datos relevantes para la historia de las artes gráficas en Venezuela,
añade que cuenta en su taller con dos ayudantes venezolanos «iniciados ya
en obras litográficas» y que «además espera dentro de poco tiempo un hábil
grabador aleman, que satisfará las necesidades de este ramo en Venezuela
y aclimatará en esta el mui importante y bello arte del grabado en madera,
piedras y metales para dibujos, sellos, tarjetas, billetes, &a» ,22
El 11 de noviembre de 1847 él y sus socios (W. Stapler y compañía), al
reiterar en su taller caraqueño la consabida oferta de servicios de litografía,
anuncian haber recibido de París un «magnífico papel para tarjetas, del que
precisamente usan los elegantes y demas personas á la moda de París, y se
ofrecen á hacer tarjetas (en magníficos caracteres, como siempre) tiradas en
este escelente y lujoso papel A la Join v ille á precios sumamente moderados».23
Dos meses más tarde (8 de enero de 1848) W. Stapler y compañía avisan
de la mudanza de su taller en Caracas a la calle de Leyes Patrias, n° 138, en la
esquina de la Palma, «donde se ofrecen á ejecutar toda clase de obras, como
tarjetas, libranzas, programas, pagarés, retratos, viñetas, con la misma exactitud
y perfección con que hasta ahora han desempeñado los encargos que se les
han confiado».24
El 28 de junio de 1851 Stapler pone en venta en su taller (a doce reales en
papel blanco y a dos pesos en papel chino) la recién estampada «vista muy

20. «Avisos. Litografía*, El Liberal, Caracas, 15 abril 1844, p. 6, 3a col. (Passim).


21. «Litografía*, El Liberal, Caracas, 24 julio 1847, p. 1, 4a col. (Passim).
22. Ibidem.
23- “Avisos. Stapler compañía*, El Liberal, Caracas, 13 noviembre 1847, p. 1, 4a col.
24. -Avisos. Stapler compañía», El Liberal, Caracas, 8 enero 1848, p. 1, 3a col. (Passim).

232
PINTORES Y DIBUJANTES EXTRANJEROS EN VENEZU ELA (1847-1858)

exacta del puerto de la Guaira, litografiada en creyón», tomada desde un punto


frente a la ciudad, advirtiendo que pronto la ofrecería también reducida hasta el
papel de carta. Agrega que en su taller vende de igual modo «la famosa vista de
Caracas reducida hasta en papel de cartas cuyo precio por un pliego es medio
real y por docena cuatro reales».25
El primero de noviembre de 1851 Stapler saca a la venta «al módico precio de
8 reales en papel blanco y 10 en papel de china [...] una excelente vista de este
templo [de San Francisco en Caracas], dibujada en creyón tomada del natural»,
recién estampada en su taller, donde además acaba de recibir de Francia «un
buen surtido de papel para tarjetas del usado hoy en Europa por las gentes
de buen gusto».26
Ya desde inicios de la década de 1840 el danés Torvaldo Aagaard conquista
en Venezuela merecido prestigio como litógrafo, estampando, por ejemplo,
algunos dibujos con que Carmelo Fernández ilustra los actos de repatriación
e inhumación triunfal de las cenizas del Libertador en diciembre de 1842.27 La
actividad profesional de Aagaard bajo el régimen de los Monagas parece, en
cambio, haberse mantenido en los límites de una discreción supina: apenas se
nota su presencia el 10 de abril de 1847 anunciando que en su taller litogràfico
caraqueño «se graba é imprime láminas sobre acero y cobre».28
Desde el 19 de marzo de 1856 T. G. Aagaard se ofrece como grabador y
joyero en la caraqueña calle de las Ciencias, frente a la iglesia de las Monjas
Concepciones,29 año y medio antes de que lo haga también como «grabador
y escultor» en la misma sede, donde «tiene de venta un variado surtido de
mármoles para sepulcros, de todos tamaños, elegantemente adornados».30 Nada
nos permite asegurar a ciencia cierta que el tal T. (¿Torvaldo?) G. Aagaard,
grabador, joyero y escultor, sea el mismo personaje que se distinguiera como
litógrafo unos lustros antes. Sin embargo, el hecho de portar el mismo raro
apellido danés y la similitud de sus oficios (grabador) permiten en buena lógica
suponer que se trata de la misma persona o -con mayor probabilidad aún-,
de dos parientes muy cercanos (¿padre e hijo?, ¿hermanos?), si bien semejantes
disquisiciones quedan en el limbo de la conjetura hasta tanto se hallen pruebas
fehacientes a favor de una u otra hipótesis. No está de más precisar que la saga

25. «Vista de la Guaira», DiAviSeP, 28 junio 1851, p. 4, 2a col.


26. «El Templo de San Francisco en Caracas», DiAviSeP, I o noviembre 1851, p. 6, 2a col.
(Passim).
27. S a l v a d o r , José María, E fím eras efemérides. Fiestas cívicas y arte efím ero en la Venezue­
la d e los siglos xvu-xtx, Caracas, u c a b , 2001, pp. 428.
28. «Grabado», El Liberal, 10 abril 1847, p. 1, 4a col. (Passim).
29. “T. G. Aagaard», DiAviSeP, 19 marzo 1856, p. 4, 2a col. (Passim).
30. «T. G. Aagaard-, DiAviSeP, 11 noviembre 1857, p. 4, 3a col. (Passim).

233
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS. CULTURALES Y COMERCIALES

de los Aagaard en nuestro suelo se prolongará en el tiempo hasta bien entrado


el período de dominación de Antonio Guzmán Blanco (1870-1888).
Desde el 1 de enero de 1853 el alemán Friedrich (Federico) Lessmann,
quien no tardará en distinguirse también como fotógrafo y dibujante, aparece
en el foro caraqueño como litógrafo, asociado con Wilhelm Stapler, tras haberle
comprado su litografía, que en lo sucesivo asumiría la razón social de -Stapler y
Lessmann».31 En su flamante taller Lessmann brinda sus servicios profesionales,
convencido de que «nada falta en esta oficina para igualar sus trabajos con los
de mejor gusto aleman y francés; y que por la circunstancia de estar en comuni­
cación con las litografías de mas nota de la Alemania estará siempre en aptitud
de tener gratos á sus favorecedores».32
Para el 21 de julio de ese año Stapler y Lessmann notifican la mudanza de su
establecimiento a la casa n° 139 de la calle de Leyes Patrias, en la esquina de
La Palma, contigua a la que antes ocupaban.33 El 23 de diciembre de 1854 Sta­
pler y Lessmann anuncian -á los que necesiten las etiquetas para vino, brandi,
coñac, etc.» la reciente adquisición de nuevos papeles de calidad para rótulos
y tarjetas.34
Desde el 1 de enero de 1856, rota ya su alianza con Stapler, Federico Less­
mann se asocia con el también litógrafo alemán Georg (jorge) Laue. Ambos
suscriben un aviso anunciando que -se han asociado desde esta fecha para
seguir en el establecimiento litogràfico que giraba en esta plaza bajo la firma de
Stapler y Lessmann, la cual queda disuelta desde hoy».35 Dos semanas después
Lessmann y Laue, tras afirmar que »este establecimiento [es] conocido por la
pureza y elegancia de sus trabajos, así como por la equidad de sus precios»,
ofrecen sus servicios litografíeos -al respetable público de Caracas y de toda
la República, en todos los ramos de dicho aite», y, en especial, -se ofrece á
los señores comerciantes ó fabricantes de licores del interior, hacer toda clase
de tarjetas ó etiquetas para botellas, sean sencillas ó lujosas».36 Casi un bienio
más tarde (23 de diciembre de 1857) Lessmann y Laue ponen en venta en su
taller litogràfico el retrato («finamente litografiado, con la mayor exactitud y en
magnífico papel») del presbítero Jacinto Madelaine, en venta igualmente en el
comercio de Manuel Guadalajara y en la imprenta de Valentín Espinal.37

31. »Litografía-, DiAviSeP, 5 enero 1853, P- 1, I a col. (Passim).


32. Ibídem.
33. -Avisos», DiAviSeP, 23 julio 1853, P- 1, 2a col.
34. «Litografía», DiAviSeP, 23 diciembre 1854, p. 1, 3a col. (Passim).
35. -Los infrascritos», DiAviSeP, 16 enero 1856, p. 1, 3a col.
36. -La Litografía de Lessmann y Laue», DiAviSeP, 16 enero 1856, p. 1, 3a col.
37. »El retrato del presbítero Jacinto Madelaine», DiAviSeP, 23 diciembre 1857, p. 4, 2a col.
(Passim).

234
PINTORES Y DIBUJANTES EXTRANJEROS EN VENEZU ELA (1847-1858)

Desde 1849 aparece en el mundillo litogràfico de Caracas el también alemán


Adolf Weykopf, quien inicia su actividad en este ramo como empleado en el
taller de su compatriota Wilhelm Stapler. Tras ese iniciático rodaje, el 27 de sep­
tiembre de 1851 Weykopf proclama con júbilo su independización profesional,
al anunciar en la prensa capitalina que -se ha separado de la litografía del pren­
sista Sr. Stapler, y que desde esta fecha presta sus servicios á las personas que
se dignen ocuparle en su arte en la Litografía Venezolana, que está situada en la
calle de Lindo, entre las esquinas de la Gorda y el Puente de San Pablo».38
Como si no fuese suficiente tal proclama, todavía el 1 de enero de 1853 Weykopf
avisa que, tras haberse independizado de Stapler, ha abierto en Caracas su pro­
pio establecimiento de litografía en la calle del Juncal, n° 24, entre las esquinas
de La Palma y San Pablo .39 El flamante empresario litogràfico «cree de más hacer
ninguna recomendación de sus trabajos porque por espacio de cuatro años han
sido ya conocidos en esta ciudad en la litografía del señor Stapler», por cuyo
motivo se compromete a dejar satisfechos a sus clientes, convencido de que
■esta será la mejor recomendación de su nuevo establecimiento, pues en ellos
conocerán el mérito del trabajo, la eficacia en entregarlos y la equidad en los
precios».40
Apenas cuatro meses más tarde, Weykopf —tal vez por ignorancia o por
excesiva ingenuidad- cae víctima de la represión del Gobierno de José
Gregorio Monagas. El 19 de mayo de 1853, en efecto, el presidente Monagas,
por intermedio de su ministro de Interior y Justicia, Simón Planas, ordena al
gobernador de la provincia de Caracas arrestar e interrogar a Weykopf41 bajo el
cargo de haber impreso algunos pasquines y documentos subversivos contra
su Gobierno. Conforme a su propio testimonio en el interrogatorio a que
fue sometido ese mismo 19 de mayo en la Secretaría de Interior y Justicia,42
Weykopf -quien para entonces dice tener su establecimiento litogràfico en la
calle de Mercaderes, junto a la posada de Delfino- afirma haber litografiado
la canción Vox Populi. Canto patriótico d e los libres carabobeñ os (impresa la
semana anterior), y los pasquines ¿Soportaréis venezolanos...? y La h ora d e la
redención se a cerca (impresos la víspera y ese mismo día del interrogatorio), en
los que se insta a la rebelión y al asesinato del presidente de la República y de
sus principales colaboradores en el Gobierno.43 Alega Weykopf que al principio

38. "Adolfo Weykopf, litógrafo», DiAviSeP, 27 septiembre 1851, p. 1, 2a col.


39. »¡Nueva litografía!», DiAviSeP, 26 enero 1853, p. 1 , 2 “ col.
40. Ibídem.
41. A rchivo G en eral d e la N ación , Secretaría de Interior y Justicia, 1853, Tomo cd lxxxv ,

fol. 176.
42. Ibídem, fols. 177-178.
43. Ibídem.

235
CAHINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS. CULTURALES Y COMERCIALES

no se percató del carácter subversivo de semejantes documentos, pero que,


cuando, al darse cuenta de ello, manifestó a Enrique van Lansberg*-1 no estar
dispuesto a imprimir los dos pasquines, éste le tranquilizó eximiéndole de toda
responsabilidad, tras asegurarle que la asumiría él de modo pleno.
Añade el litógrafo en su declaración policial que, luego de poner su firma
en el primer ejemplar de la canción (como solía hacer en todos sus trabajos
litografíeos), Pablo Malpica, autor del encargo de dicho himno, le exigió quitarla,
y que tampoco firmó los pasquines encargados por Enrique van Lansberg,
pues, si bien estaba consciente de su carácter ilícito, van Lansberg le garantizó
que él asumiría su plena responsabilidad por ellos.45 Para colmo de males,
Weykopf señala que Pablo Malpica, tras ofrecerle que le pagaría veinte pesos
por imprimir la canción, se llevó veinte ejemplares de la misma sin cancelarle un
centavo, mientras van Lansberg, quien prometía pagarle cuarenta y cinco pesos
por los 400 pasquines suyos y las 180 canciones restantes de Malpica, terminó
cancelándole sólo veinte pesos. Por último, Weykopf declara tener empleado en
su litografía como único prensista a Juan Steen (probable holandés o alemán),
que conocía sus declaraciones en el interrogatorio.46
Ante semejantes confesiones y frente a tales evidencias (algunos ejemplares
impresos de la canción y de un pasquín, y la piedra litogràfica con la matriz del
segundo pasquín), el secretario de Interior y Justicia, por orden del presidente
José Gregorio Monagas, entrega el 21 de mayo de 1853 al juez de la provincia
de Caracas al reo Weykopf, preso por el delito de conspiración.47 El arresto
del infeliz litógrafo tudesco debe de haberse hecho efectivo sin miramientos,
a juzgar por el oficio remitido cuatro días después (25 de mayo) por el juez
provincial al secretario de Interior y Justicia, acusando recibo de las actuaciones
policiales formuladas contra el incauto impresor.48
Obviando ahora el debate sobre la naturaleza y el alcance de la represión
promovida por el Gobierno de los Monagas, resulta palmaria la ingenuidad de
Weykopf al aceptar imprimir en sus prensas un pasquín tan francamente sedi­
cioso como éste:

La hora de la redención se acerca ciudadanos! Que el cráneo de los


malvados nos sirva para libar su sangre.
Muera Monágas, Herrera, Garcia y sus satélites.

44. Ese nombre aparecerá trascrito en otro contexto como Henrique van Lansberge (o
van Lansberghe).
45. A rchivo G en eral d e la N ación , Secretaría de Interior y Justicia, 1853, Tomo c d l x x x v ,
fols. 177-178.
46. Ibídem.
47. Ibídem, fol. 179.
48. Ibídem, fol. 183.

236
PINTORES Y DIBUJANTES EXTRANJEROS EN V ENEZU ELA (1847-1858)

Viva la libertad!
Pueblo á las armas á combatir el Gobierno traidor é infame que os
vende en playas estrangeras como viles esclavos.
A las armas! á las armas!49

No menor taiculencia destila el segundo pasquín encargado por van


Lansberg, plagado de incendiarias soflamas:

¿Soportareis venezolanos que la nengra (sic) 50 sombra de la anarquía


cubra la antorcha esplendente de la libertad?
¿Sufriréis que los tiranos hoyen (sic) los fueros sagrados que nuestros
padres á fuerza de sacrificios nos han legado? No: Exterminad á los
malvados!! Aguzad vuestros puñales para que los clavéis en los pe­
chos de los viles y traidores. Afilad vuestras espadas para que echéis
por tierra la cabeza de Monágas, Herrera, Garcia y sus secuaces. A
vuestra disposición están las bálas, el puñal únicos medios de salvar
la libertad.51

Harto tremebundas son también las estrofas de la canción patriótica de


los libres carabobeños Vox Populi, impresa por Weykof por encargo de Pablo
Malpica:52

A las armas volad ciudadanos


Y con sangre los campos regad
Inmolemos los viles tiranos
En las aras de la libertad.

Noble pueblo que en lid sanguinosa


Humillaste las huestes de España
Al traidor que tus glorias empaña
Arrancad el ruin corazón.

A la lid al combate marchemos!


A cambiar de la Patria la suerte
Preferible es mil veces la muerte
A entre hierros vivir con baldón.53

49- Ibídem, fol. 180.


50. Por negra.
51. A rchivo G en eral d e la N ación, Secretaría de Interior y Justicia, 1853, Tomo cd lxxxv ,

fol. 181.
52. Ibídem, fol. 182.
53. Ibídem.

237
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS. CULTURALES V COMERCIALES

El »patriótico» canto prosigue, implacable, con estos terroríficos versos:

En su orgullo te mira el tirano


Como débil y manso cordero:
Porque tarda en tu mano el acero?
Tanto ultraje pudieras sufrir?

Los puñales blandid, vengadores,


Y que el déspota vil palidezca,
Que su raza maldita perezca
Y acallad de la patria el gemir!54

Y, por si fuera poco, el escalofriante himno a la vindicta patria concluye,


apocalíptico:

Si es morir de los libres el sino,


Moriremos serenas las frentes:
Alcanzemos la prez de valientes,
Nuestra tumba el laurel cubrirá.

Otros mil volarán denodados,


A vengar nuestra muerte gloriosa
Y en fin en picota horrorosa
El infame traidor morirá.55

No sabemos cuánto tiempo estuvo preso Weykopf por este incidente de sedi­
ción. Es de suponer que, arrestado poco después su instigador Pablo Malpica, el
cándido germano haya obtenido pronto la libertad, tal vez después de ser »ama­
blemente inducido» a no embarcarse de nuevo en otra similar aventura »revolu­
cionaria». En todo caso, el 23 de julio de 1853, dos meses después de tan amarga
experiencia, Weykopf avisa de la mudanza de su taller litogràfico caraqueño a la
calle de Orinoco, n° 108, entre las esquinas de La Gorda y Mercaderes.56
La actividad más representativa de Weykopf como litógrafo durante el de­
cenio monaguista es su intervención como dibujante-ilustrador y litógrafo en
la importante revista cultural caraqueña Mosaico, editada por Luis Delgado
Correa durante el cuatrienio 1854-1857. Entre las escasas imágenes litográfi-
cas de Weykopf que se conservan en dicha revista ilustrada57 podemos destacar

54. Ibídem.
55. Ibídem.
56. -Adolfo Weykopf Litógrafo-, DiAviSeP, 23 julio 1853, p- 1, 2a col. (Passim).
57. El ejemplar microfilmado de El M osaico que se conserva en la Biblioteca Nacional de
Caracas exhibe numerosas mutilaciones y vandalizaciones, sobre todo -com o era de esperar­
s e - en las ilustraciones o estampas fotográficas.

238
PINTORES Y DIBUJANTES EXTRANJEROS EN VENEZUELA (1847-1858)

el frontispicio inicial y el motivo floral que le sigue de inmediato,58 así como


Costumbres de Barullópolis /,59 Costumbres d e Barullópolis II,60 Los anim ales
en Cortes,61 Los impertinentes. Boceto de costumbres teatrales62 El expósito ,63
Costumbres nacionales. Los Nacimientos,64 El carn av al d e los dem onios,65 El
m ecate. Canto socar ron,66 El Panzudo,61 Una fiesta d e Belén en San Mateo,6* La
mamola,® Las vísperas10 G eneral Anzoátegui1' y G eneral B erm ú dezP
Para fines de 1853 reaparece el presunto holandés Henrique van Lansberge,
el mismo personaje que, en el a ffa ire del encarcelamiento de Adolf Weykopf,
aparece en los papeles de la Secretaría de Interior y Justicia con el nombre de
Enrique van Lansberg como autor del encargo de imprimir los dos pasquines
sediciosos. Superado por fin tan enojoso incidente, el 30 noviembre de ese mis­
mo año Henrique van Lansberge anuncia la próxima salida de la publicación
ilustrada Venezuela Pintoresca ó Vista de las Principales Ciudades, Pueblos,
R íos, Lagos y M ontañas d e la República d e Venezuela, que se publicaría por
fascículos de 16 páginas, con cuatro vistas y 12 viñetas. La distribución de dicha
obra se garantizaría en casas comerciales de Caracas y de las ciudades portua­
rias de La Guaira, Puerto Cabello, Maracaibo y Ciudad Bolívar.73
Mediocre en extremo desde todo punto de vista, ese opúsculo se compone
de tres breves fascículos en pequeño formato, en los que van Lansberge trata de
animar su escueto texto con unas paupérrimas ilustraciones de su autoría, de­
latoras de la torpeza de oficio y la carencia de intuición artística de un impro­
visado autodidacto. En esas toscas imágenes aparece su firma como dibujante,
flanqueada (como es costumbre en esos casos) por la de Adolf Weykopf como
litógrafo. La evidente insignificancia de los tres primeros folletos de la ambi­
ciosa obra parece haber sido motivo suficiente para la pronta interrupción de
la serie.

58. El M osaico, Caracas, 1854, Tomo I, p. 1 y 3, respectivamente.


59- lbídem, I, 9-10.
60. lbídem, 1, 48-50.
61. lbídem, I, 55-56.
62. lbídem, I, 71-75.
63. lbídem, I, 95-97.
64. lbídem, I, 112-116.
65. lbídem, I, 136-138.
66. lbídem, I, 142.
67. lbídem, 1, 173-174.
68. lbídem, 1, 199.
69. lbídem, I, 215.
70. lbídem, I, 242.
71. lbídem, II, 24.
72. lbídem, II, 56.
73. "Venezuela Pintoresca-, DiAviSeP, 30 noviembre 1853, p- 1, I a col. (Passim).

239
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS, CULTURALES Y COMERCIALES

CONCLUSIONES

Trasegada de las escasísimas fuentes subsistentes,74 esta nutrida serie de


informaciones sobre la presencia y actividad de una pléyade de pintores, di­
bujantes y litógrafos extranjeros permite suponer cierta relativa fluidez y abun­
dancia en la circulación de obras de arte y artistas foráneos en la Venezuela
bajo el monagato (1847-1858). Todo ello se torna tanto más sorprendente si se
consideran -más que la infausta situación política producida por el represivo
régimen de los Monagas- las nada favorables condiciones socio-económicas de
un país en franco retraso, de escasa población, precaria economía agropecuaria
y nulo desarrollo industrial, país en el que mal podía ejercer un mecenazgo
artístico eficaz la magra y poco floreciente burguesía local. Por fortuna, esta­
bleciéndose como poderosos comerciantes y prestamistas (en ausencia total
de banca pública o privada), no pocos capitalistas extranjeros -en especial,
alemanes, británicos y, en menor medida, franceses- se insertaron desde los
inicios mismos de la República en la tradicional sociedad venezolana, antes
de «asimilarse» paulatinamente a ella como grandes familias «autóctonas». Son
esas plutocráticas familias de procedencia foránea las que explicarían, en gran
medida, el relativo auge de los artistas extranjeros en la Venezuela del período
que acabamos de analizar. Sin embargo, tratar de documentar con fehaciente
solvencia la posible veracidad de tal conjetura excede con mucho los límites
de este breve trabajo.

74. El hasta hace poco escaso interés por preservar la memoria del país, así como el
abandono, la incuria, la falta de buenas condiciones de conservación y, en muchos casos,
el expolio y la vandalización inmisericordes de los documentos primarios en los archivos
públicos venezolanos han provocado insalvables lagunas -cuando no una pérdida absoluta
y definitiva- en las fuentes relativas al decenio analizado, como sucede también en otros
períodos de la historia de Venezuela.

240
EL DESCUBRIMIENTO DE AMÉRICA POR ANDRÉ BRETON:
UNA SALIDA AIROSA PARA EL SURREALISMO
íñigo Sarriugarte Gómez
Universidad del País Vasco

INTRODUCCIÓN

El descontento que generó la anarquía y la desorientación en que había


desembocado el dadaísmo, llevaría a un grupo de escritores, entre los que
se encuentran André Bretón, Louis Aragón y Philippe Soupault, a preparar el
advenimiento del surrealismo mediante la revista Littérature en 1922 en París,
lo que posteriormente daría paso a la creación de esta vanguardia con la pu­
blicación de La révolution surréaliste de André Bretón en 1924, como órgano
oficial del movimiento. En torno a su figura, se agruparán no sólo un nutrido
grupo de pintores, sino escritores como Paul Éluard, René Crevel, Michel Leiris
y Robert Desnos.
El surrealismo será uno de los movimientos más autoconscientes al preocu­
parse por dar un sólido peso a la hora de razonar práctica y teóricamente en sus
propuestas estéticas. En su deseo de afirmar lo negado por la moral y la lógica
convencional y buscar un puente entre lo racional e irracional, descubrirán el
papel liberador del erotismo, la escritura automática y el poder productivo del
subconsciente. Bretón había sugerido que la enfermedad que el mundo mani­
fiesta hoy difiere de la manifestada durante los años veinte. Por entonces, el es­
píritu era amenazado por congelación, mientras que en la actualidad quedaba
amenazado por la disolución. En este sentido, Bretón afirma que el surrealismo

2 41
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS, CULTURALES Y COMERCIALES

rompió con el aspecto de congelación en las relaciones individuales y sociales,


siendo estos flujos más liberatorios.1
El principal mentor del movimiento fue André Bretón (1896-1966), que tra­
bajó durante la Primera Gran Guerra en hospitales psiquiátricos, donde pudo
estudiar las obras de Sigmund Freud y realizar experimentos con la escritura au­
tomática, lo que marcaría la formulación de la teoría surrealista. Aunque Bretón
siempre pensaba en términos de literatura y no de artes visuales, pronto se dio
cuenta que estos principios se podían aplicar sin ningún problema al campo de
las aites plásticas, y que estas ideas podían alcanzar a un extenso número de
artistas, como René Magritte, Yves Tanguy, Max Ernst, Salvador Dalí, Man Ray,
André Masson y Joan Miró, entre otros.
Cuando se habla de las etapas del surrealismo, se debe aclarar que su evo­
lución está estrechamente ligada a su fundador, de hecho, el propio Bretón
definió los diferentes períodos: el primero, el investigador, donde se produce
la ruptura con el dadaísmo y se producen la redacción de los principales tex­
tos doctrinales; el razonador, donde se ponen en práctica las ideas y teorías
surrealistas y la afiliación al Partido Comunista, junto a Éluard y Aragón, y
abandono del mismo cuatro años después; y por último, el período de expan­
sión, cuando las ideas se extienden por Europa y a partir de los años cuarenta
por América.

SITUACIÓN ARTÍSTICA EN AMÉRICA

Antes de la creación del movimiento surrealista y del paso de André Bretón


por tierras americanas, los artistas latinoamericanos, situados en la lejanía,
sentían un cierto complejo de inferioridad respecto a sus homólogos europeos,
ya que ansiaban ser como muchos intelectuales europeos.
Muchos de ellos se vieron influenciados a mediados de los años veinte por
el libro de Guillermo de Torre Literaturas europeas de vanguardia (1925). Otra
de las referencias indiscutibles que llega a América Latina es la Revista d e Oc­
cidente, que durante años, fue un faro y guía, estableciendo un nuevo orden
de relaciones intelectuales entre España y América Latina. De hecho, Ortega y
Gasset impulsó en el mundo hispanohablante una valoración entusiasta de la
vanguardia europea, que se pone de manifiesto en La deshu m anización del
arte (1925), donde aporta una justificación filosófica para el nuevo arte, junto
con una concepción de la cultura que negaba el etnocentrismo.

1. F o ster, Hal, Com pulsive B eauty, The m it Press, London, 1993, p. 210.

242
EL DESC UBRIM IENTO DE A M ÉRICA POR AND RÉ BRETON

La estancia más fructífera para tocios los creadores latinoamericanos se pro­


duce en Francia, al relacionarse directamente con la vanguardia artística. Des­
taca el caso del conocido pintor cubano Wifredo Lam, a modo de ejemplo y
representante de otros muchos artistas latinoamericanos. Como bien afirma
Roberto Cobas Amantes:2 “París significa para Lam un espacio ideal de interre-
laciones culturales en el que reafirma su vocación vanguardista. En esta ciudad,
el artista profundiza en las investigaciones plásticas emprendidas en los últimos
años que pasó en España en particular en Barcelona, incorporando como in­
fluencia decisiva el arte negro africano».
La cultura europea está en los orígenes de los diversos intelectuales latinoame­
ricanos, sin resultar ajena en la manera en que puede serlo para los africanos o los
asiáticos, divididos entre su viejo acervo tradicional y el impuesto por el colonia­
lismo. De hecho, muchos de estos construyeron identidad asumiendo lo diverso
desde lo no occidental, una respuesta fecunda a los problemas crónicos del yo en
América Latina, tan a menudo extraviada entre el mimetismo euronorteamericano,
el repudio a Occidente o el nihilismo de sentirse en medio de un caos.
El deseo de un cambio cultural marca la época de los años cuarenta en
Latinoamérica. La década de los cuarenta asentó un panorama artístico de van­
guardia con mayores asomos de la pintura latinoamericana en exposiciones
fuera del continente. Por lo demás, es un período políticamente complejo, en
particular para el movimiento obrero, con condiciones económicas inciertas
que poco hablan de un posible florecimiento. Durante estos años, se observa
el desarrollo de una conciencia americanista, que desentrañará los orígenes de
la historia y del ser hispanoamericano con la intención de generar una auténtica
literatura, distinta a la europea, consiguiendo esto mediante la fusión de todas
las razas y culturas del continente en una nueva entidad histórica.

LA MARCHA DE ANDRÉ BRETON A MÉXICO

A finales de febrero de 1938, el Ministerio de Asuntos Exteriores, por media­


ción de Saint-John Perse y de Henri Laugier, le propone la posibilidad de impartir
una serie de conferencias en México sobre arte y literatura francesa del siglo xvm
hasta nuestros días. Este hecho le lleva a abandonar la gestión de la galería
Gradiva y la preparación del siguiente número de M inotaure, con el objetivo
de partir posteriormente hacia «la tierra de elección del humor negro».3

2. C o b a s A m a n t e s , Roberto, W ifredo Lam : e l esp íritu d e la tra scen d en cia , Bilbao Bizkaia
Kutxa, Bilbao, 2003, p. 20.
3. w a a , A ndré B retón y e l su rrealism o, Exposición del 1 de octubre a 2 de diciembre de
1991, Musée National d’Art Moderne Centre Georges Pompidou, París, 1991, p. 201.

243
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS. CULTURALES Ï COMERCIALES

El 30 de marzo embarcará con su mujer Jacqueline en Cherbourg en el


barco Orinoco hacia México, pasando por las Bermudas, para llegar el 18 de
abril a Veracruz, donde Bretón y su mujer son recibidos por Diego de Rivera,
que los hospeda durante casi cuatro meses en su casa de San Ángel. Con su
llegada, México sería definido por el propio Bretón como “el lugar surrealista
por excelencia».4
El mentor del surrealismo estaba impresionado con los descubrimientos
de Frida Kahlo, al combinar la iconografía mexicana con otros aspectos de la
pintura europea, lo que a Bretón le pareció un auténtico avance surrealista.
La declaró toda una surrealista y es aquí donde Bretón ve que el surrealismo
puede evolucionar cuando se elaboran trabajos que recaban en fuentes primi­
tivas. Bretón definirá su estancia de la siguiente manera: «Todo es maravilloso,
la vida con Diego y Frida Kahlo es tan fascinante como lo pueda ser».5 Su visita
a México tuvo una gran repercusión mediática, ya que fue llamado a realizar
numerosas entrevistas en los periódicos locales, especialmente centradas en las
cuestiones del surrealismo.
Diego de Rivera le anuncia que León Trotsky deseaba mantener una entre­
vista con él, ya que este se encontraba también en México, gracias a las inter­
mediaciones de Diego de Rivera con el presidente Lázaro Cárdenas, después de
su expulsión de Francia. No obstante, su relación con Trotsky tuvo los recelos
de los estalinistas mexicanos, de hecho, incluso el poeta Aragón manda una
carta a los estalinistas mexicanos, pidiendo que se boicotee sistemáticamente
cualquier trabajo que Bretón pueda desarrollar en México.
En mayo de 1938, se produce el primer encuentro con Trotsky en la Casa
Azul, propiedad de Frida Kahlo en Coyoacán. Recordemos que Bretón, Trotsky
y Rivera no sólo realizarán numerosos viajes conjuntos, sino que todos convi­
ven en la Casa Azul.
Trotsky sentía admiración por el intelectualismo de Bretón, al igual que
éste por la figura del dirigente soviético. Esta entrevista quedaría marcada para
Bretón durante toda la vida, recordando cada momento de ella y la capacidad
de Trotsky de crear organizaciones y enlazar todas las cuestiones sociales y
políticas mundiales. A pesar de esta mutua atracción, nos encontramos con
dos personalidades muy diferentes, lo que también conllevó que los puntos de
vista fueran muy distantes respecto a algunos aspectos; distancia interpretativa
de los hechos, que se acentuó especialmente en la segunda reunión mantenida
entre ambos el 20 de mayo de ese año. En cualquier caso, estos debates fueron
totalmente fructíferos para ambos, en torno a temas como el psicoanálisis, al

4. Pouzzom, Mark, Revolution o f th e M ind. The Life o f A ndré Breton, Farrar, Straus and
Giroux, New York, 1995, p. 454.
5. Ibidem.

244
EL D ESC U B RIM IEN T O DE AMÉRICA POR AND RÉ BRETON

cual Trotsky no mostraba mucha admiración o el amor que sentía Bretón por
Sade, además de diversas cuestiones sociales y políticas.
Durante ese año, Trotsky ya es consciente que la policía secreta soviética
tiene órdenes de matarle a él y a su familia; de hecho, dos meses antes de la
llegada de Bretón, ya habían matado a su hijo León Sedov en una clínica de
París, así que se extremaron las medidas de seguridad en la Casa Azul. Bretón
cuando no estaba con este político lo estaba con Diego Rivera, visitando el país
y a numerosos intelectuales.
Será en junio y julio, cuando Bretón, Trotsky y Diego de Rivera, junto con
el exiliado Bolshevik, exploren las ruinas precolombinas de Toluca, Morelia
y Cuernavaca, junto con las zonas de Tenayuca, Calixtlahuaco y otros lugares
exóticos del paisaje mexicano e indio. También visitarán el volcán Popocatepetl,
delante de las pirámides de Xochicalco, y la isla tarasca de Patzcuaro, en el
estado de Michoacán.
Bretón estudia el arte popular, comprando numerosos objetos. También,
descubre durante sus viajes y visitas las fotografías de Manuel Álvarez Bravo, al­
gunas de las cuales serían publicadas en la revista M inolaure el año siguiente.
Bretón se siente impresionado no sólo por la vegetación del país y sus pai­
sajes, sino por el arte precolombino y la cultura del pueblo indio, llegando este
país a -convertirse en el lugar surrealista por excelencia: transformar el mundo,
ha dicho Marx, cambiar la vida, ha dicho Rimbaud; para nosotros, los surrealistas,
esas dos frases se funden en una».6
Bretón estaba cansado del viejo continente, así que esta oportunidad de
vivir en México le permite ampliar sus perspectivas sobre el surrealismo. Siente
por México un rápido flechazo, y confía en que en sus montañas, su flora, el
dinamismo que le confiere la mezcla de razas, así como sus más altas aspi­
raciones, generarán en el país una transformación como lugar surrealista por
excelencia.
Durante este último período, Bretón ha descubierto las posibilidades estéti­
cas del continente americano, como un recurso inspirador para el subconscien­
te y como medio de salvación para prolongar temporalmente el surrealismo y
no caer en su pronto final, como era lo habitual en las primeras vanguardias
artísticas.
No obstante, la actitud originaria de Bretón hacia América fue muy diferente
en un principio, como bien lo comenta el escritor cubano Alejo Carpentier:7

6. w a a , op. cit., 1991, p. 203.


7. C a r p e n t ie r , Alejo; C h a o , Ramón, C onversaciones con A lejo C arpentier, Alianza Editorial,
Madrid, 1998, pp. 224-225.

245
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS. CULTURALES 1 COMERCIALES

A pesar de su vasta cultura, de su espíritu singularmente equilibrado,


de su extraordinario talento de escritor (que halló su expresión más
acabada, a mi juicio, en su prosa sobre el Teide, escrita durante un
viaje a Canarias), André Bretón no estaba exento de debilidades in­
telectuales y de errores [...] pecó durante demasiado tiempo de una
grave ignorancia en cuanto se refería a lo ibérico [...] Esta tardanza
-muy francesa, además- en admitir la presencia del mundo hispánico
en cualquier actividad moderna se haría extensible a América [...1 Bre­
tón no lograba interesarse por un mundo lejano, cuya existencia no
formaba parte de sus cálculos [...] pero súbitamente, en 1940, al verse
arrancado de la realidad europea, confiaría al cubano Wifredo Lam
las ilustraciones de su Fata Morgana; se asombraría ante la grandiosa
fuerza primitiva de los poemas del martiniqueño Aimé Cesaire, y se
dejaría deslumbrar por la naturaleza de las Antillas.

La estancia en México supuso una nueva manera de ver y de extender el


surrealismo, con nuevas fuentes, pero que esta vez estaban in situ y de manera
directa y tangible, de ahí que en su escrito Alentours describa a este país bajo una
serie de características topográficas y físicas únicas, que se alejaban totalmente de
lo relacionado con Europa. Incluso su relación con personajes del momento le
hace profundizar en el aite local y en trabajos de pintores y fotógrafos, como en
el caso de Manuel Álvarez Bravo, de quien emplea varias instantáneas de 1931
para acompañar su texto Souvenir du Mexique. Especialmente, se deleita con una
fotografía que asume una auténtica carga surrealista, donde se expresa el más allá
y el mundo de las almas. Para ello, Álvarez Bravo inserta en el conjunto composi­
tivo una serie de llamativos ataúdes en miniatura, escaleras de madera y la bocina
de un fonógrafo. En definitiva, una apuesta que armonizaba perfectamente con
el sentir surrealista de Bretón. La fotografía en cuestión no fue obtenida a base de
un montaje predeterminado, sino que el fotógrafo recoge de manera objetiva los
elementos dispuestos en una tienda de venta de féretros para niños.
Su relación con este país es fructífera en todos los sentidos, de hecho, emplea
una fotografía con un paisaje real y habitual de México, conocido como Echelle
d ’echelles, pero que por su prestancia compositiva y formal sirvió como una
obra maestra, de clara raigambre étnica, que formaría parte de exposiciones
retrospectivas y numerosas publicaciones sobre este movimiento.
El comienzo de los intereses más etnográficos los mostraron los surrealis­
tas que se agruparon en torno a Georges Bataille y al periódico Documents,
una preocupación que empieza a extenderse durante los años treinta con las
imágenes de Masson sobre la lucha de toros. En relación a esta obra, el crítico
alemán Cari Einstein comenta en este periódico que es posible retrospectiva­
mente interpretar una buena parte de la producción del artista de la década
pasada a través de los lentes del sacrificio. Einstein afirmaba que las víctimas
246
EL DESC U B RIM IEN T O DE AMÉRICA POR ANDRÉ BRETON

animales de la tortura y la violencia, los pájaros atravesados por flechas deben


ser entendidos como animales totémicos, significando a su vez una especie de
la pérdida de sacrificio de sí mismo.8
El interés etnicista de Bretón viene marcado especialmente por Guillaume Apo-
llinaire, quien a su vez estaba influenciado por el taller de Picasso. Bretón decide
realizar su propia colección de estatuaria primitiva, con fetiches y tótems de todo
tipo. Durante los años treinta, se rodea de una gran cantidad de objetos primitivos.
Igualmente, destaca la subasta realizada por Paul Eluard en el hotel Drouot los
días 2 y 3 de julio de 1931 , con unas 230 piezas, de las que no se sabe cuántas
pertenecían a Bretón. De hecho, anteriormente Paul Eluard había comprado un
lote de objetos africanos de la calle de Provence. Este interés por el primitivismo
artístico se irá ampliando desde lo africano hasta otros lugares como la cultura de
Oceanía, la precolombina y la indígena de Norteamérica. Situación que se verá
finalmente consolidada cuando Bretón se instale en tierras americanas.
Bretón como escritor, coleccionista de arte primitivo y emisor de una pro­
clama revolucionaria para las artes y la cultura, llegará a exportar un modelo
estético y de comportamiento en América Latina, de ahí que siguieran sus pasos
Alejo Carpentier y Octavio Paz, entre otros. Ambos escritores se inician en el
surrealismo en Europa; el primero, en Francia y el segundo, en España. De he­
cho, Octavio Paz se convierte en el crítico principal de los pintores surrealistas
latinoamericanos, influso fue encargado por estos de la redacción de los textos
introductorios de las grandes citas expositivas. De igual manera, Alejo Carpentier
asumirá parcialmente esta tarea, aunque quedará más centrada en Wifredo Lam.
Será en 1939, once años después de su salida de Cuba, cuando Alejo Car­
pentier decide regresar a su país natal, »porque vi claramente que todo lo que
buscaban los surrealistas -sin encontrarlo- lo teníamos al alcance de la mano y
comprendía que si algo tenía que hacer en literatura, si algo tenía que expresar
(nunca concebí que se pudieran escribir libros para contar pequeñeces), sería
sobre ese mundo mal descrito y mal conocido».9
Después de su estancia en México comienza a mantener mayores relaciones
con artistas latinoamericanos, como, por ejemplo, Wifredo Lam, con quien se
reúne a finales de 1939- Durante estos años, André Bretón continúa buscando
nuevas fuentes y alientos en México, las Antillas, Oceanía y las culturas indias
de Norteamérica. Esta nueva orientación viene marcada por las primeras diver­
gencias dentro del grupo surrealista a partir de 1930, de hecho, Bretón se había
revelado contra la dictadura del inconsciente y el nuevo academicismo de los
realizadores de sueños, cuya mediocridad le asfixiaba. Wifredo Lam siempre

8 . L o m a s , David, The H aunted Self. Surrealism , Psychoanalysis, Subjectivity, Yale Univer­

sity Press, London, 1999, p. 39.


9. C a r p e n t ie r , op. cit., 1998, p. 203-

247
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS. CULTURALES Y COMERCIALES

había mantenido una actitud independiente en el grupo, sin adentrarse en sus


diversos dogmatismos, de ahí que Bretón viera en este artista nuevas posibilida­
des para el movimiento surrealista. Para el investigador Charles Merewether,10
Lam y Carpentier difieren del resto de surrealistas en su meditación entre lo
real y lo irreal, -más que sugerir la entrada en un estado alterado de consciencia
o un estado de sueños sus trabajos sugieren la coexistencia y el juego de un
orden diferente de realidad».
Los cuadros de los años cuarenta de Lam son una auténtica lucha por inte­
grar la videncia surrealista y un imaginario cubano, tal y como se puede ver en
La ju n gla y La silla. De hecho, para Sebastiá Gasch," «por la calidad muy parti­
cular de su inspiración, Lam podría ser algo así como la ligazón indispensable
entre las fuerzas nativas de América -donde se sobreponen los recuerdos de las
civilizaciones indias y los ritos frenéticos originarios del continente negro- y
la tradición de la cultura occidental». Este pintor insufló energía a las fórmulas
surrealistas y despojó del sentido folclorista a las interpretaciones estéticas de
los cultos afrocubanos, abriendo un camino inédito, que se apropia de múlti­
ples referentes.
También resulta de interés anotar la evolución del escritor peruano César
Moro, que entra en contacto con este movimiento en 1925, para posteriormente
en 1938 realizar una antología de poemas acompañados con reproducciones
de obras plásticas. Especialmente relevante será su colaboración con Paalen y
Bretón para la organización de la Exposición Surrealista en México en 1940. La
obra de César Moro será redescubierta por Mario Vargas Llosa, alumno de este
en Lima.
El tratamiento del surrealismo se extendió por América Latina y vino espe­
cialmente impulsado por el propio círculo de Bretón, donde se encontraban
Lam, Matta, Paalen, Octavio Paz, César Moro y Leonora Carrington. Este contac­
to con estos nuevos artistas supuso para el surrealismo una nueva etapa, donde
realmente se habían unido a sus filas artistas provenientes de países, donde el
sentido del primitivismo, lo exótico y la superación de las fórmulas más lógicas
y morales podían ser posibles.
Por ejemplo, Alejo Carpentier12 llegará a comentar lo siguiente:

Cuando se hace hoy un balance del surrealismo se llega a conclusio­


nes bastante sorprendentes en lo que se refiere a sus aportaciones
positivas y al monto estético de su legado [...] En lo que concierne a

10. M e r e w e t h e r , Charles, -At the Crossroads of Modernism: a Liminal Terrain-, en W ifredo


Lam : A R etrospective o f Works on P aper, Americas Society, New York, 1992, p. 24.
11. G asch, Sebastia, W ifredo Lam a P aris, Poligrafa, Barcelona, 1976, p. 30.
12. Carpentier, op. cit., 1998, p. 220.

248
EL DESC UBRIM IENTO DE AMÉRICA POR ANDRÉ BRETON

la pintura, en cambio, el surrealismo trajo vientos de libertad que no


han dejado de soplar y soplarán durante mucho tiempo aún [...] Es
indudable que los pintores surrealistas nos enseñaron a mirar la rea­
lidad de manera distinta, revelándonos una serie de magias, de con­
trastes, de fantasmagorías, de asociaciones de formas, que obraban en
torno nuestro sin que las retinas, emperezadas por otros hábitos de
visión, las percibieran de inmediato.

Será en México donde Bretón formula oficialmente su resistencia al totali­


tarismo en Alemania y la Unión Soviética, en un escrito que manda a Trotsky.
Esta misiva será publicada al final por la Fédération Internationale d e l ’Art
Révolutionnaire Indépendant ( f i a r i ) en su revista Cié, donde se aclama un aite
independiente, libre de restricciones políticas y propagandas. De hecho, Bretón
muestra una postura tajante contra el fascismo, lo que fue bienvenido por la
revista neosurrealista Reverberes en noviembre de 1938. Los extractos N ’imitez
p o s Iiitler!, publicado en Cié en febrero de 1939 y Le Nationalisme dan s l ’art,
publicado en mayo de 1939 en el último número de Minotaure, indicaban la
resistencia de los surrealistas al fascismo y su profunda desilusión con el Go­
bierno francés.
Junto a Trotsky, redacta el manifiesto titulado P ara un arte revolucionario
independiente, con fecha de 25 de julio de 1938. El objetivo era encontrar y
formar un grupo común, donde se reunieran todos los escritores y artistas revo­
lucionarios, para servir lo mejor posible a la revolución con su arte y defender
la libertad de su propio arte contra los usurpadores de la revolución.13
Con el manifiesto completado, se produce el momento de partida para
Bretón. El 1 de agosto de 1938, Bretón y Jacqueline embarcan desde Veracruz
hacia Francia. Las maletas de Bretón están repletas de máscaras, cerámica,
ornamentos, muñecas, exvotos, calaveras hechas de azúcar, cajas de madera y
otros muchos objetos del arte popular mexicano, que va encontrando por sus
viajes. También lleva fotografías de desnudos de una tal Madame Vaudeville,
que las encuentra en una tienda de antigüedades de Ciudad de México, retratos
provocativos que empleará posteriormente para ilustrar sus M emorias d e Méxi­
co en el siguiente número del Minotaure.
Posteriormente, entre el 10 y el 15 de marzo de 1939, organiza la exposi­
ción M exique en la galería de Renou y Colle, donde están reunidos todos los
descubrimientos de su reciente viaje, al extender el contenido de la exposición,
en un principio dedicada sólo a las pinturas de Frida Kahlo, a todas las formas
artísticas mexicanas, tanto retablos ingenuos corno cuadros de los siglos xvm y
xix, objetos precolombinos y objetos populares.

13. Pouzzorri, op. cit., 1995, p. 463-

249
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS. CULTURALES V COHERCIALES

En septiembre de 1939 organiza a distancia con Paalen, que está en México,


y César Moro, la Exposición Internacional del Surrealismo, que tendrá lugar en
México en febrero del siguiente año. Estará compuesta por obras provenientes
de Europa, de artistas mexicanos, piezas precolombinas que son prestadas por
Diego de Rivera y cinco obras oceánicas de Paalen, así como dibujos de locos
y objetos surrealistas.
En su estancia en América se dan varios hechos, como son la combinación
con nuevas amistades, la cercanía y conocimiento de la poesía, el arte caribeño
y las tierras no occidentales que Bretón había experimentado con su viaje, lo
que contribuyó a un renovado interés por lo primitivo, el mito y el ocultismo
hasta después de la Segunda Guerra Mundial. De hecho, en 1942 prepara el
Prolegóm eno a l tercer manifiesto surrealista o No, donde habla de Aimé Césai-
re, cuya poesía era la que se necesitaba para esos momentos de guerra. Este
manifiesto mostraba la orientación tomada por los surrealistas como refugiados
políticos. Igualmente, se abrazan aspectos de antropología, sociología y psico­
logía, enfocándose en las culturas indígenas y con un cieno interés en lo oculto,
la alquimia y el mito colectivo.
Son muchos y constantes los llamamientos realizados por gran parte de
todos los surrealistas a la hora de defender la cultura no occidental, desde el
propio Bretón, como Georges Bataille y especialmente Antonin Artaud, con
un mensaje enviado directamente a los creadores mexicanos para que se ale­
jaran de toda influencia occidental, considerada como algo perjudicial y lleno
de connotaciones represivas. La intención es que siguieran su propio camino,
creando un estilo local, que se basara fuertemente en todas las bases del pri­
mitivismo artístico.

ENTRE E L RETORNO DE MÉXICO Y SU MARCHA


A LOS ESTADOS UNIDOS

El 23 de febrero de 1939 forma parte de la Comisión de ayuda a los repa­


triados de la guerra civil española, lo que ya demuestra su compromiso con la
política internacional.
En el momento en que Hitler marcha sobre París, la mayoría de los surrea­
listas habían abandonado la ciudad. André Bretón, que había sido movilizado
por el ejército en el cuerpo médico de Poitiers, estaba en dirección a Martigues,
cerca de Marsella, donde su mujer Jacqueline Lama y su hija Aube estaban con
Pierre Mabille.
Los surrealistas se reagruparon en Marsella y fueron organizados por André
Bretón desde la casa en la que estaba, llamada Air Bel. No obstante, se empieza

250
EL DESC U B RIM IEN T O DE A M ÉRICA POR ANDRÉ BRETON

a dar la dispersión de todos los surrealistas, por lo que quedan repartidos por
diferentes lugares.
Esta casa fue utilizada por el Comité Americano de Rescate, dirigido por Vara-
in Fry y Daniel Benedite, con el propósito de llevar a cabo acciones de rescate de
refugiados alemanes, judíos e intelectuales comunistas, que eran constantemente
perseguidos por los nazis, de esta manera se permitía que más de dos mil refugia­
dos pudieran escapar de la Francia de Petain, como fue el caso de los escritores
Hannah Arendt y Wilhelm Herzog, el teórico cinematográfico Siegfried Kracauer,
el novelista Franz Werfel, el pintor Marc Chagall, el escultor Jacques Lipchitz, el
fotógrafo Hans Namth y el amigo de Bretón, el escritor trotskista Víctor Segre.
Bretón quiso organizar una exposición de trabajos surrealistas en enero de
1941 en Marsella, con la ayuda de Jean Ballard, pero finalmente no se pudo llevar
a cabo este proyecto. En vez de esta exposición, realizó un juego que resultó ser
una especie de exposición portátil a modo de miniatura, denominada Le Jeu de
Marseille / Marseilles Deck o f Cards.1* El proyecto estaba basado en el Tarot de
Marsella, pero con un matiz muy político. Un proyecto que será visto como un
trabajo de exilio. De acuerdo a Bretón, en una entrevista realizada en Nueva York
en el otoño de 1941, este juego de cartas llegaba a significar, entre otras cosas, la
unidad de aspiración entre el surrealismo de los Estados Unidos y el de Francia.15
Bretón organiza propuestas colectivas en tiempos de guerra, demostrando su fe en
el arte como un arma de resistencia contra el nazismo y el Gobierno de Vichy.

NUEVA ESTANCIA EN AMÉRICA

Cuando finalmente la guerra se precipita, André Bretón decide tomar rumbo


hacia Nueva York en el SS Capitaine Paul Lemerle, vía la colonia francesa de
Martinico, en 1941, y embarca junto con 300 intelectuales, entre los que se en­
cuentran Claude Lévi-Strauss y Wifredo Lam, para ser internado posteriormente
en un campo de concentración; no obstante, más adelante queda liberado bajo
fianza y llega a Nueva York. Este viaje de ida sería pagado por Peggy Guggen-
heim.
A pesar de sus iniciales reticencias a viajar a América, pronto se abrieron
las puertas de una nueva oportunidad, teniendo la posibilidad de reunirse con

14. Toman parte en este trabajo Victor Brauner, Óscar Domínguez, Max Ernst, Jacques
I lérold, Wifredo Lam, Jacqueline Lamba, André Masson y el propio André Breton. Veáse «Le
Jeu de Marseille / Marseilles Deck of Cards-, reproducido en VW , New York, números 2-3,
marzo de 1943, p. 88.
15. M a h o n , Alyce, Surrealism a n d the P olitics o f Eros. 1938-1968, Thames and Hudson,
London, 2005, p. 72.

251
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS. CULTURALES í COMERCIALES

Aimé Césaire, el poeta y editor de la revista Tropiques, cuando el barco paró en


el puerto de Fort-de-France, en Martinica, inspirando su posterior publicación
titulada M artinique charm euse d e serpents (1948), que sería a la vez ilustrada
por André Masson.
Posteriormente, a bordo del Presidente Trujillo, Bretón, Lam y Masson par­
ten hacia Nueva York, con escala en la isla de Guadalupe, donde va a recibirlos
Pierre Mabille. También pararán en Santo Domingo, donde Bretón se encuentra
con E. F. Granell.
Su actividad anti-fascista continúa por tierras norteamericanas, de hecho, en
1942 habla a los estudiantes franceses de la Universidad de Yale, impulsando
una campaña en favor de un «puro estado» de libertad para, de este modo, con­
tinuar con las posibilidades liberadoras del surrealismo. Establecerá las bases
de este movimiento en cinco características principales: la exploración del in­
consciente; la unificación de lo supuestamente disparatado (sueño y acción, lo
irracional y lo racional); fe en el cambio, que desvela lo velado en la sociedad;
el humor, que impide que el hombre caiga en la tragedia; y el conocimiento en
uno mismo y en los deseos de uno.16
Los surrealistas realizaron una profunda actividad en el exilio americano, y
fijan su residencia principal en Nueva York, donde también vive André Bretón,
que continúa incansablemente en esta metrópoli con los rituales surrealistas,
comenzados ya anteriormente en París.
El grupo se reúne habitualmente en una cafetería de la calle 57, donde
principalmente sus integrantes estudiaban el arte primitivo y nativo americano.
Por otra parte, nunca se llegan a perder los enlaces con Francia y, por ejemplo,
Bretón era escuchado en Europa gracias a su nuevo puesto como comentarista
radiofónico en La voz d e Am érica. Bretón estuvo trabajando en esta emisora
junto con Lévi-Strauss, Nicolás Calas y Robert Lebel.
Su afán coleccionista continúa en Nueva York, donde frecuenta el almacén
de un anticuario alemán, a quien compra objetos indios, junto con Marx Ernst
y Lévi-Strauss. André Bretón dejó bien claro que tampoco era interesante caer
en ningún arte de tipo nacional, marcado únicamente por su exotismo, ya que
el sentido del surrealismo debía ser visto y entendido como algo claramente
internacional, ya que los recovecos del inconsciente no responden a culturas
nacionales, sino a la propia fuente de la existencia del ser humano, aunque
mediatizado parcialmente por cada lugar y zona geográfica.
La influencia de Bretón se verá claramente en los Estados Unidos, a partir
del primer encuentro con Ashile Gorky en 1944. En agosto de 1945, viaja por
diferentes zonas de los Estados Unidos, llega incluso a las reservas indias Hopi

16. M a iio n , op. cit., 2005, p. 77.

252
El D ESC U B R IM IEN T O DE AM ÉRIC A POR AND RÉ BRETON

y Zuni. En diciembre de 1945 viaja a Haití, donde dará una conferencia sobre
Haití y el surrealismo, ya que Bretón se sentía fascinado por la naturaleza hai­
tiana. Igualmente, Pierre Mabille le lleva a los humpbors o templos vudús para
ver in situ los rituales, que luego evocará en su escrito Puente levadizo en 1962.
Finalmente, será en mayo de 1946 cuando regrese a París.

CONCLUSIONES

La estancia de este pensador en América generaría la extensión de las ideas


surrealistas por el continente, lo que supondría una extensión temporal del mo­
vimiento surrealista, pero ahora en otro continente. En un principio, el surrea­
lismo se mantiene vivo gracias a los propios artistas europeos que se trasladan
a América, para posteriormente en los años cincuenta y sesenta verse el movi­
miento más asentado gracias a los propios artistas latinoamericanos. El papel
de Bretón fue fundamental a la hora de recuperar una inocencia perdida y el
poder ritual del arte del pasado, exactamente las fuentes del arte precolombi­
no, que serían las fundamentales en el surrealismo americano. En este sentido,
los surrealistas encontraron en América Latina la anhelada confirmación de sus
doctrinas, a través del estudio de las cosmogonías indígenas. Por este motivo,
no sólo André Bretón, sino Antonin Artaud, Philippe Soupault y Benjamín Péret
viajaron al nuevo continente, dejando a su vez su huella en las clases intelec­
tuales americanas, entre ellos Julio Cortázar, Octavio Paz, Alejo Carpentier y
numerosos artistas plásticos.
André Bretón encuentra todo un paraíso de nuevos elementos surrealistas
desde que se desplaza a América y en especial a México, de ahí que todos estos
nuevos objetos sean añadidos a su colección de arte africano e indio. Estamos
hablando de fetiches primitivos, insectos raros, máscaras, tótems, así como las
instantáneas de Álvarez Bravo. La estancia mexicana refuerza el sentido y la
orientación de los surrealistas por lo exótico, pero ahora in situ, sin el centris-
mo europeo que había estado marcando constantemente a este movimiento.
El conflicto bélico supuso dejar la tierra madre y buscar horizontes nuevos, lo
que sirvió para el uso y descubrimiento de renovadas fuentes de inspiración y
estudio.
Si es ampliamente conocido el uso de fuentes, imágenes, textos y todo tipo
de motivos que impulsaron el automatismo, la extracción del inconsciente y el
lado desconocido y oculto del ego, igualmente lo primitivo y el carácter étni­
co de los pueblos indígenas permitieron ampliar el repertorio iconográfico y
simbólico del movimiento. En cierta manera, tal y como lo definen los mismos
surrealistas, se trata de buscar el «arte primero», es decir, el arte primitivo, libre

253
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS, CULTURALES V COMERCIALES

de conjeturas, trabas y condicionamientos morales, psicológicos y emocionales,


observando estos nuevos objetos como liberadores y emisores de una amplísi­
ma información.
La faceta etnográfica del surrealismo se vio impulsada con la estancia de
Bretón en América, aunque desde siempre se había observado esta orienta­
ción estilística y simbólica. Bretón hablará constantemente de la importancia
de México para el mundo surrealista, como un centro de exotismo, primitivista,
folklorista y naif incipiente, una visión que posteriormente intentaría ser eli­
minada por numerosos intelectuales mexicanos, ya que se pretendía dar una
imagen más armoniosa y equilibrada entre las funcionalidades culturales de lo
primitivo y lo moderno, pero sin recaer en uno de los lados.
La influencia de Bretón en el desarrollo del surrealismo latinoamericano se
asienta sobre las bases de la cultura popular y en cierta manera sobre lo exótico
y es aquí donde Bretón vio que el surrealismo había podido crecer, evolucionar
y seguir su camino de auto-experimentación. De ahí, el uso de «lo real mara­
villoso» de Alejo Carpentier, pero siempre observado este término como un
recurso que podía alejarse de la lógica, la moral y el buen gusto. Serán muchos
los recursos a emplear y en este caso la terminología relacionada con lo «mara­
villoso» tuvo una clara complacencia con la zona latinoamericana.

254
LA TAUROMAQUIA EN ESPAÑA Y LA NUEVA ESPAÑA EN LOS SIGLOS XVI AL XVIII.
CONSONANCIAS CULTURALES Y SOCIALES Y DIFERENCIAS INTERPRETATIVAS DE UN MISMO
FENÓMENO CULTURAL Y ARTÍSTICO
Carmen Eugenia Reyes Ruiz
Centro de Estudios Taurinos de México, ac
Universidad Nacional Autónoma de México

La caza del toro por el hombre primitivo para aprovechar su carne como
alimento, su piel como vestido y más tarde, con el surgimiento de las sociedades
agrícolas, como instrumento de trabajo, fue probablemente el embrión de la
tauromaquia. Para apoderarse del animal, el hombre debió oponer su habilidad
e inteligencia a la fuerza baita del bóvido, dando origen a ciertas prácticas que
podrían ser consideradas como una lidia primitiva. Más tarde, estas prácticas se
utilizarían como deporte y como ritos religiosos.
Plinio, historiador romano del siglo primero, menciona en sus escritos haber
sido testigo en Tesalia de la costumbre de los habitantes de esta región de per­
seguir a los toros a caballo hasta acorralarlos, para luego bajar de las monturas,
sujetarlos por los cuernos y derribarlos torciéndoles el pescuezo. Él mismo y
otros historiadores romanos mencionan que esta práctica fue llevada por Ju­
lio César a Roma como un espectáculo que cobró enorme popularidad entre
los romanos, que gustaron tanto de esta modalidad tesaliacense como de los
«bestiarios» (tipo de gladiadores cuya actividad consistía en la lucha a pie firme
o desde caballos con toros enfurecidos a los que se cazaba con arco y flechas o
lanzas arrojadizas). Por supuesto, en no pocas ocasiones los toros alcanzaban
a sus presuntos matadores e invertían el resultado de la lucha.
Es muy probable que fueran los romanos quienes llevaran a la península
hispánica los espectáculos de luchas con toros, donde encontrarían eco en las
prácticas llevadas por los moros desde las zonas del Zagreb, consistentes en

255
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS, CULTURALES Y COMERCIALES

perseguir, arrear y cazar ganado desde sus veloces y ágiles caballos árabes.
Crónicas de juegos y torneos llevados a cabo en Córdoba, Medina, Sevilla y
Granada en la época previa a la reconquista hablan del gusto de los caballeros
andaluces por lucir sus habilidades como jinetes y cazadores contra fieros toros
especialmente separados en las dehesas por su brío y ferocidad, lo que habla
de una incipiente selección y cría de toros con el único fin de los festejos tau­
rómacos.
En la España cristiana se asentó la afición a correr y alancear toros en son
de fiesta y como alarde de valor posiblemente como una herencia de las múlti­
ples culturas y pueblos que convergieron en la península. Es importante hacer
notar que el toro, como una encarnación de fuerzas solares masculinas, era un
elemento común a las teologías romana, celta, germánica y visigótica, así como
al cristianismo influenciado por el mitraísmo que fue llevado a Hispania en el
siglo I d.C. Conviene recordar que en las representaciones de la época, el dios
solar Mitra aparece en la figura de un joven montado en un toro furioso y a
quien le clava un cuchillo en el corazón.
Sea por ello o por añejas tradiciones, el hecho es que desde tiempos muy
antiguos se encuentran referencias a los festejos de toros. En textos del siglo xi
se habla de la actividad de correr toros, si bien no se sabe con exactitud en qué
consistía. Es posible que se haya tratado de una reunión a la que acudían mu­
chedumbres que sin mayor orden provocaban a los animales y luego huían para
esquivarlos y finalmente conducirlos a algún lugar designado de antemano
para sacrificarlos, tanto para el consumo de su carne como una remembranza de
antiguos ritos. En la actualidad, las célebres -pamplonadas» se llevan a cabo de esta
forma y es posible que sean los festejos de toros de mayor antigüedad que aún se
realizan sin cambio alguno.
El alancear a los toros, ya sea a pie o a caballo, parece haber sido una forma
más refinada de festejo, más propia de caballeros y nobles que de la muche­
dumbre. En la leyenda popular española y en la versión más antigua que cono­
cemos del C antar d el Mío Cid se dice que el héroe de Vivar (1040-1099) gustaba
de alancear toros. Asimismo, en el C antar d e Fernán González, se menciona
que en las bodas del conde se corrieron toros donde destacó el rey y el conde
mismo. En el C antar d e Los infantes d e Lara el festejo por las bodas del rey con
Doña Urraca, en el que se desataría la tragedia, se encuentran largos párrafos
donde el rey y sus nobles compiten entre sí en el tablado y el correr a los toros,
con la entusiasta presencia de las damas, la corte y el pueblo.
Más allá de leyendas y literatura, en las crónicas de la ceremonia de la coro­
nación de Alfonso VII, celebrada en Logroño en 1135, se menciona que en el
programa de festejos se incluía el «correr toros». La misma referencia se halla en
una Crónica G eneral de Alfonso X, en 1256. En posteriores documentos se en­

256
LA T A U R O M A Q U I A EN ESPAÑA Y LA NUEVA ESPAÑA ENTRE LOS SIGLOS XVI Y XVIII

cuentra esta actividad mencionada como una de las de rigor en la celebración


de bodas, nacimientos, visitas regias, triunfos militares, etc., lo que habla de la
popularidad que alcanzó esta actividad en la sociedad hispana.1
Por lo general, estos festejos se celebraban en la plaza principal de las po­
blaciones (de aquí el nombre de plazas de toros), cuyos accesos eran cerrados
con carretas y vallados, y provistas de gradas y palcos. La alta sociedad se aco­
modaba en los balcones de los edificios principales y al festejo acudía la ciudad
entera. Como queda dicho, al principio la lidia se efectuaba alanceando a los
toros casi exclusivamente desde caballos, hasta el siglo xvi, cuando aparece la
suerte de quebrar rejones, que consistía en acercarse al toro lo suficiente para
clavar directamente en el animal el rejón (especie de azagaya de hoja plana
y larga sujeta a un mástil de madera de la misma longitud que se quebraba al
quedar enterrada la hoja de metal en las carnes del toro). Por supuesto, para
lograr esta suerte el jinete debía ser muy diestro en el manejo de su caballo para li­
brarlo de la embestida del animal.
En esta época, estos ejercicios estaban reservados para nobles e hidalgos
que recibían ayuda de sus pajes y sirvientes y que fueron creando una serie
de reglas y preceptos para el desarrollo de la lidia, que se referían al valor y
al honor del caballero lidiador. Esto llevó a situar a las corridas de toros como
un espectáculo en el que la alta nobleza probaba su valor, su honor y su arrojo
ante los animales que devinieron en representaciones de los hipotéticos ene­
migos de su rey a quienes, en caso de necesidad, combatirían con el mismo
denuedo en el campo de batalla.2
La popularidad de las fiestas de toros en España era tan grande, que en 1565
Felipe II decidió no acatar la bula De an im aru m salute (acerca de la salud del
alma) del papa Pío V, que reprobó estas celebraciones por considerarlas De
dem oniorum rebus sed non bom inum (cosa propia de demonios y no de hom­
bres) ante el riesgo de disturbios populares. Antes bien, gestionó ante la Santa
Sede la derogación de la prohibición sin que se hayan suspendido los festejos
hasta 1575, año en que el papa Gregorio x i i i decidió suspender los efectos de
la bula de su predecesor. Las corridas continuaron celebrándose como siempre
en enormes festejos que tenían tanto de rito como de fiesta, en largas funciones
que solían durar un día entero, según fuera una corrida entera, en la que se
lidiaban y mataban de veinte a veinticinco toros, mitad por la mañana y mitad
por la tarde, con un descanso para comer. También se efectuaban las llamadas

1. Para más datos a este respecto, véase C la r a m u n t , L., Fernando, H istoria d el A rte d el
T oreo, Tutor, Madrid, 2003, pp. 24 a 29.
2. E c h e g a r a y , Lázaro, S ociotau rom aqu ia. T eoría so cia l d el toreo, Egartorre libros, Madrid,
2005, pp. 63 y ss.

257
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS, CULTURALES » COMERCIALES

medias corridas, que ocupaban sólo la mañana o la Larde y en las que se sacri­
ficaba una media de diez a doce animales.
En la Nueva España desembarcaron en el mismo punto y tiempo los espa­
ñoles que llevarían a cabo la empresa de la conquista y las costumbres que
estos hidalgos llevaban consigo, entre ellas la de correr toros. Los aficionados a
la tauromaquia más entusiastas de la actualidad se emocionan con la referencia
que encontramos en la Segunda Carta d e Relación de Hernán Cortés, en la que
se menciona:

siendo llegados embajadores del señor Motecuzoma al real y viendo


nosotros que era llegado el día del señor Santiago, los capitanes e
hidalgos corrieron toros, quebraron algunas lanzas e hizieron gran lu­
cimiento de su gallardía..., los embajadores de Motecuzoma hizieron
grandes muestras de admiración...3

La cita anterior nos lleva a preguntamos, por fuerza, ¿qué pretendía don
Hernán con ese despliegue festivo?, ¿festejar al santo e impresionar a los em­
bajadores vía la exhibición de las habilidades a caballo y con las armas de sus
capitanes? Y, sobre todo, ¿qué toros son los que torearon?
Es claro que la elucubración acerca de las intenciones de un hombre falle­
cido hace cuatro siglos y medio es a todas luces poco propia, pero sí podría­
mos intuir que, más allá de quien quiera ver una maquinación en todo esto,
es cierto que podemos advertir en esta cita la arraigada costumbre que tenían
los españoles a principios del siglo xvi de incluir en sus festejos las corridas
de toros. Respecto al último interrogante, sería excesivo pensar en un provisor
tan previsor que haya pensado incluir en la bastimenta de la expedición algu­
nos animales propios para estos juegos, especialmente en un tiempo del que
sabemos aún no existía tal cosa como la cría de reses bravas especialmente
destinadas al efecto.
Al revisar los documentos de la expedición de Cortés, no encontramos, en
efecto, ninguna mención al embarque de toros «toreables», pero sí sabemos que
estaba incluido en el pertrecho de los barcos ganado mayor, que bajó a tierra
con el contingente y del que es probable se hayan tomado algunos animales
para el juego de Cortés y sus capitanes y, tal vez, pero sólo tal vez, para agasa­
jar, «a la española-, a los embajadores de un rey visitante.
Concluido el proceso de la conquista, la primera corrida que como espectá­
culo se presentó en la Ciudad de México se efectuó el 24 de junio de 1526, día

3. Cortés, Hernán, La s cartas de rela ció n , Porrúa, México, 16a Ed, 1978.

258
LA T A U R O M A Q U I A EN ESPAÑA Y LA NUEVA ESPAÑA ENTRE LOS SIGLOS XVI Y XVIII

de San Juan, fecha en la que se celebró con esta fiesta el regreso a la ciudad de
Hernán Cortés al finalizar su expedición a las Hibueras.4
Si bien se desconoce con exactitud el lugar donde se efectuó esta corrida, es
posible suponer que se adecuó la antigua Plaza del Marqués, que existió en el
espacio que hoy se encuentra entre Monte de Piedad y la catedral. Más adelante
se ubicaron las instalaciones para las corridas en las plazas del Volador (actual
Suprema Corte de Justicia), de la Santísima, la de Guardiola, de San Lucas y
Chapultepec. Todas estas plazas de toros primitivas eran desmontables y no
contaban con instalaciones permanentes.
Al igual que en la sociedad peninsular, se hizo costumbre el organizar co­
rridas de toros en las grandes fiestas del virreinato, lo que contribuyó al arraigo
de esta fiesta en el ánimo y gusto del pueblo novohispano. Por dar una idea de
la magnitud de estos festejos, es posible referirse, por ejemplo, a la fiesta cele­
brada en la capital virreinal para celebrar la toma de Orán por tropas españolas
en 1734, en la cual se dieron seis corridas enteras, en las que se lidiaron cien
toros; o los espectáculos con los que se solemnizaron la entrada en la ciudad
del virrey Conde de Revillagigedo en 1789, en los que se ofrecieron ocho días
de corridas en las que murieron más de ciento cincuenta toros.
Los espacios preferidos para montar la plaza en la capital eran la Plaza Ma­
yor y la del Volador. Armábase la plaza generalmente en forma ochavada y se
colocaban palcos, tendidos, toriles, cuadras y demás dependencias necesarias.
En algunas ocasiones se construyó un pasadizo desde el Palacio Virreinal al
palco destinado al virrey, para que Su Excelencia y sus distinguidos invitados
pudieran llegar con toda comodidad a la localidad que se les destinaba.
Las más altas organizaciones del virreinato apartaban (a veces pagando muy
altos precios) uno o más cuartones, que se adornaban profusamente con da­
mascos, terciopelos y colgaduras con los escudos de armas correspondientes
cuya cantidad, calidad y composición debieron haber sido causa de largas
cavilaciones y exquisito tacto para no herir susceptibilidades en esta pública
exhibición de jerarquías y calidades. A esos lujosos apartados se llevaba lo me­
jor de muebles, lámparas y vajillas para que las eminencias del Arzobispado, el
Ayuntamiento, la Universidad y aun el tribunal de la Santa Inquisición comieran
y bebieran en abundancia y comodidad mientras veían la lidia y, a su vez, eran

4. Cortés, H., op. cit., 5a Carta de Relación: «Otro día (en la ciudad de Medellín), que fue
de San Juan, como despaché este mensajero, llegó otro, estando corriendo ciertos toros y
en regocijos de cañas y otras fiestas*; y L ó p e z d e G ó m a r a , Conquista de México: «Las alegrías
que hicieron en México por Cortés. Luego que Cortés llegó a Medellín (de regreso de las
Hibueras), despachó mensajeros a todos los pueblos y a México principalmente, haciéndoles
saber de su llegada y en todos, cuando se supo, hicieron alegrías. Dos o tres días después,
que fue San Juan, estando corriendo toros en México, le llegó otro mensajero con cartas del
Licenciado Luis Ponce...».
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS, CULTURALES Y COMERCIALES

vistos por el pueblo, que se acomodaba en el graderío de tablas o se encara­


maba enlas vallas que formaban el ruedo. Véase a continuación un fragmento
de la Historia d el Toreo ,5 de Nicolás Rangel (México, 1980) a propósito de la
temporada de 1730:

El Ilustre Claustro de la Real y Pontificia Universidad tomaba ordinaria­


mente seis cuartones en la plaza de toros, habiendo pagado en esta oca­
sión por ellos, cinco mil doscientas cincuenta pesos, por faltarle a uno
algunas gradas. Las «lumbreras- de estos seis cuartones eran ocupados
por los doctores y catedráticos y por los cursantes de estudios mayores,
reservando para los demás estudiantes algunas gradas de preferencia.
Formaban el Claustro Universitario, casi en su totalidad, elevados miem­
bros del alto clero y de las órdenes religiosas; lo que no empece para
que concurrieran diligentes y alborozados a las corridas de toros y se
regalaran durante la temporada con exquisitas frutas cubiertas y delicio­
sos helados y nieve. En esta vez se construyó la repostería detrás de las
«lumbreras- y en ella se sirvieron y fueron consumidos por los venerables
doctores: dos arrobas de piña cubierta, dos de calabaza, dos de camote,
dos de durazno y tuna, dos de frutitas de almendra... agregando a esta
copiosa cantidad de golosinas, veinticuatro botes de nieve y treinta y dos
docenas de helados Boca de Dama. El importe de estos refrescos alcanzó
la respetable suma, para entonces, de cuatrocientos tres pesos, siete rea­
les. Cuanto de más lujoso tenía la Universidad, tanto era llevado a la pla­
za de toros para adornar el tendido que ocupaban Claustro y estudiantes:
Damasco para colgaduras, cortinas finísimas para las «lumbreras» de los
estudiantes, fundas de terciopelo para las bancas, como las que actual­
mente se usan en la Catedral en las fiestas de primera clase, servicio de
plata para los dulces, pastas, mamones y helados; alfombras riquísimas,
etc. Gastos crecidos en armar los cuartones, pagar los cuidadores de día
y de noche, comprar seis docenas de vasos de cristal cortador, seis ori­
nales (que bien los habían menester aquellos buenos ancianos) y otras
menudencias que omitimos...

A propósito del fragmento anterior, no está de más recordar que en el año


en que la Real y Pontificia Universidad gastó tan lindas sumas en «cuartones,
golosinas y menudencias-, un peón de hacienda tenía un ingreso promedio de
ocho pesos al año y que en el siglo xvi una encomienda considerada como rica
daba de renta a su dueño entre 1.800 y 3-500 pesos al año.
Casi todas las autoridades virreinales fueron partidarias del toreo. Entre los
que más se distinguieron en este empeño estuvo el virrey don Luis de Velasco,
reputado como gran caballista y alanceador de toros, o el arzobispo de Méxi­

5 . R ano ¡a , Nicolás, H istoria d el Toreo, Ediciones Espuela de Plata, México, 1980, p. 241.

260
LA T A U R O M A Q U I A EN ESPAÑA Y LA NUEVA ESPAÑA ENTRE LOS SIGLOS XVI Y XVIII

co, fray García Guerra, virrey asimismo en l 6 l l , quien llegó a improvisar un


espacio para corridas dentro del palacio virreinal y que ordenó que se dieran
corridas de toros todos los viernes, sin dejar de lado al conde de Gálvez, quien
se ganó el cariño del pueblo merced a su enorme afición taurina.
Al igual que en España, el toreo en México se desarrolló desde ser una ac­
tividad de nobles e hidalgos a caballo, ayudados por mozos a pie, al concepto
surgido a fines del siglo x v i i en el que el toreo a caballo pasó a segundo térmi­
no y el torero profesional sustituyó al caballero deportista, convirtiendo a las
corridas en un espectáculo de pago. Se construyeron plazas permanentes, fue
la primera de manipostería fue la de San Pablo, la cual abrió sus puertas por
primera vez en los festejos que se organizaron para celebrar la proclamación
de la independencia en 1821.6
Al respecto, cabe preguntarnos por qué la evolución del toreo se efectuó
de manera casi simultánea en España y la Nueva España, ya que encontramos
similares referencias a la forma de torear, quiénes llevaban a cabo esta actividad
y las ocasiones en las que se llevaban a cabo los festejos en ambos lados del
Atlántico.
Así pues, podemos visualizar el toreo del siglo xvi como una actividad pro­
pia de caballeros nobles; en el siglo xvii, de la mano de la decadencia de la
nobleza, la aparición de toreros a pie, primero en los pajes de los mismos hom­
bres de a caballo y luego como profesionales ligados a algunas casas nobles; y
en el xvin, finalmente, como profesionales independientes itinerantes.7
¿Cómo aprendían a torear estos hombres? En España se conocieron y circu­
laron tres obras al menos: la Cartilla d e torear, de autor anónimo y localizada
en la Biblioteca de Osuna, del siglo xvi; el Tratado d e la gineta, editado en
Sevilla en 1678; y el Tratado d e taurom aquia, de José Delgado Guerra, torero
conocido con el sobrenombre de «Pepe-Hillo», de 1796.8

6 . V ilar Á lvarez, Rafael, El Toreo, apu ntes descriptivos, Edición de Publicidad Cabal, Méxi­
co, 1950.
7. Véase obras citadas de Claramunt, Echegaray, Hemánez, Rangel, Viforcos, Viqueira y Vilar.
8. No son los únicos documentos que se han encontrado con este tema; existen otros
que, ya sea como tema principal o como parte del arte de montar a caballo, mencionan el en­
trenamiento de hombres y equinos para enfrentar toros. Entre otros, el del capitán Pedro de
Aguilar, publicado en Madrid en 1572; el de Gonzalo Argote de Molina, Libro d e la m ontería
(Sevilla, 1582), etc. Mención especial merece el T ratado d e la ca b a llería d e la g in eta y brid a,
impreso en Sevilla en 1580 y obra del criollo novohispano Juan Suárez de Peralta, nacido en
la Ciudad de México hacia 1535-1537, emparentado con Hernán Cortés por parte de padre
y quien, por líos ya sea de índole política o inquisitorial, pasó a España hacia 1575, donde
murió en Trujillo en 1596. Además del T ratado d e la ca b a llería ..., fue autor de un T ratado d el
d escu brim ien to d e las Yndias y su con qu ista y de El libro d e la alb eitería, primer tratado de
veterinaria en América, del año 1580.

261
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS, CULTURALES Y COMERCIALES

En estas tres obras se encuentran las instrucciones sobre cómo se debe se­
leccionar, preparar, enseñar y hacer ejecutar suertes a los caballos (en el primer
caso) y sobre las mismas instrucciones, aplicadas a los hombres que pretendían
presentarse con decoro en las plazas (y cobrar por ello).
Estas tres obras se difundieron y fueron conocidas en la Nueva España de
forma casi simultánea a su aparición en las imprentas peninsulares.
En el siglo xvi no es extraño que los festejos protagonizados por los hijo-
dalgos fueran semejantes en ambos reinos, ya que las normas de educación y
los valores sociales eran los mismos para los hijos de casas nobles, ya sea que
estuvieran en la corte real o la virreinal. Asimismo, encontramos diversos rela­
tos en que los mismos virreyes (caballeros españoles de prosapia) hacían gala
de sus habilidades como toreros (Antonio de Mendoza y los Luis de Velasco,
padre e hijo, entre otros).
En el siglo x v i i novohispano las referencias se hacen principalmente a com­
pañías de toreros (casi profesionales ya), ligados la mayoría a casas nobles o
contratados por gremios y cofradías al efecto, la mayoría venidos de España,
que cargaban, entre otras cosas, las formas de torear aprendidas en los tratados
mencionados y que se imitaban por los locales.
Los toreros profesionales del siglo xvm continuaron llegando en su mayoría
de España y las cuadrillas que se organizaban en su entorno siguieron las ense­
ñanzas vertidas en los libros de torear que aquellos utilizaban.
A pesar de la corriente continua de toreros españoles, ello no implicó que
el desarrollo de la tauromaquia novohispana se limitara a una imitación del
quehacer peninsular, ya que en las tierras americanas se reinterpretaba al sentir
local todo lo proveniente de España y además no sólo se ejerció este oficio
en ciudades grandes y en tomo a las estructuras de poder y sociales de mayor
peso económico, sino que se difundió en forma tan amplia y a niveles ple­
namente populares, que se toreaba a la española, pero con muy particulares
localismos prácticamente en todos los reinos novohispanos.9
Asimismo, la revisión efectuada a diversos textos y documentos del Archivo
General de la Nación ( a g n ) de la Ciudad de México, permite asegurar que esta
práctica no sólo se efectuó en la sociedad novohispana española, sino que fue
extensiva a la sociedad indígena y negra. Véase la referencia a continuación
consignada en Bernal Díaz del Castillo:

9- Vg. la práctica del «desjarrete» que menciona Isabel Viforcos en su obra El león barroco:
los regocijos tau rin os, pp. 150 a 155, la encontramos descrita en la misma forma, llevada a
cabo por un torero negro libre vecino de la ciudad de Valladolid en 1628 ( a g n , Ramo Inqui­
sición, N° 189.58).

262
LA T A U R O M A Q U I A EN ESPAÑA Y LA NUEVA ESPAÑA ENTRE LOS SIGLOS XVI Y XVIII

labradores (los indios) de su naturaleza no lo son antes que viniésemos


a la Nueva España y ahora crían ganados de todas suertes y doman
bueyes... Demás desto, todos los caciques tienen caballos... y aún en
algunos pueblos juegan cañas y corren toros y corren sortijas, especial
(mente) si es día de Corpus Christi o de Señor San Juan o Señor Santiago
o Nuestra Señora o la advocación de la iglesia del santo de su pueblo y
hay muchos que aguardan los toros y aunque sean bravos, y muchos de
ellos son jinetes...
También hay cierta diferencia sobre el suelo que ya está bendito, que
nos quieren quitar un pedazo para correr toros y parece cosa indecente,
estando ya bendito, profanarlos; donde muchas veces los toros matan
indios como bestias...10

He aquí que nos encontramos frente a un fenómeno de la cultura hispánica


trasladado/traslapado/implantado y entusiastamente adoptado en los dominios
americanos y que tomó carta de naturalización especialmente en los dos virrei­
natos de mayor riqueza e importancia: Perú y México.
En la Nueva España las corridas de toros pasaron a ser parte importante
de la vida de la ciudad de México, en particular y en general en el virreinato.
Así como la fiesta religiosa del Corpus Christi devino en la más importante
celebración del calendario litúrgico por su carácter de rito de integración y
sacralización del espacio público, las corridas de toros se convirtieron en el
espejo y escaparate que esta sociedad fuertemente estratificada y en la que
el concepto barroco de la acción sobre un escenario público de gran lujo
pedía para hacer pública exhibición del deber ser en cuanto a los estamentos
en que debía moverse cada individuo, así como el lugar que cada uno y las
reglas a seguir en cuanto a obediencia a los poderes superiores de la jerarquía
social.
Juan Pedro Viqueira, en su libro ¿Relajados o reprimidos? se refiere a esta
celebración como la Fiesta Estamentaria (1987: 33):

Así las corridas de toros ejemplificaban, en un principio, la necesaria


unidad jerárquica que debía reinar entre los diversos estamentos que
componían la sociedad. La dominación de los nobles sobre los plebeyos
encontraba ahí su legitimación, al mostrar a los primeros como los pro­
tectores de los segundos.11

10. a g n , Ramo Indios, N° 19678, 1567.


11. Para más información: a g n : C elebracion es p ú blicas, Boletín N° 2, nov-dic., 2003. Cla-
r a m u n t , L., Fernando, H istoria d el Arte d el Toreo, Tutor, Madrid, 2003. C o e l l o U., José Feo.,

R elacion es tau rin as en la N ueva E spaña, u n a m , México, 1988. C o r t é s , Hernán, Las cartas d e
relación , Porrúa, México, 16a Ed., 1978. C r u z d e A m e n á b a r , Isabel, La fiesta, m etam orfosis d e
lo cotid ian o, Universidad Católica de Chile, 2000. D e f o u r n e a u x , Marcelin, La vid a cotid ian a en

263
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS, CULTURALES Y COMERCIALES

Si consideramos a la expresión artística de un pueblo como una fuente de


conocimiento de las relaciones y las dinámicas internas de la misma, basta echar
un vistazo a la pintura novohispana (abundan los cuadros de plazas públicas
o escenas costumbristas principalmente en biombos) o a la literatura y, por
supuesto, las crónicas y aun archivos de la Inquisición, para que encontremos
la presencia de la corrida de toros, bien en su variedad de festejo popular
donde un zagal avienta su capa a la cara de un toro de escasa presencia o al
festejo oficial y de gran pompa como el descrito anteriormente.
A lo largo de la historia de la Nueva España, cuánto festejo público laico
(llegada de un virrey o un arzobispo, ascensión del rey al trono español, el
nacimiento o matrimonio de algún real infante) o el triunfo sobre los eternos
piratas herejes y extranjeros, no quedó completo el programa sin la inclusión
de un festejo de toros.
Es por ello que la propuesta es que, más allá de simpatías o antipatías perso­
nales por esta práctica, retomemos esta expresión de la sociedad novohispana
para acercarnos a ella y conocerla mejor.

E spaña en e l siglo d e oro, Hachette, Buenos Aires, 1964. de L e ó n Cazares, María del Carmen,
La p la z a m ayor d e la C iu dad d e M éxico en la vida co tid ia n a d e sus habitantes, siglos xvi y xvu,
ie d h , 1982. Díaz del C a s t i l l o , Bernal, H istoria verdadera d e la con qu ista d e la N ueva E spaña,

Fernandez Editores, S.A., México, 1961. Echegaray, Lázaro, S ociotau rom aqu ia. T eoría so cia l
deI toreo, Egartorre libros, Madrid, 2005. López C a n t o s , Agustín, Ju egos, fiesta s y diversiones
en la A m érica E spañ ola, M apfre, 1992. Rangel, Nicolás, H istoria d el toreo en M éxico, Cosmos,
México, 1980. Rey, Agapito, Cultura y costum bres d el siglo xvi en la P enínsula Ibérica y en la
N ueva E spaña, Ed. Mensaje, México, 1944. Rodríguez d e la Flor, Fernando y Gaundo Blasco,
Esther, P olítica y fiesta en el barroco, Universidad de Salamanca, 1994. Tapia, Daniel, H istoria
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en E spaña e Iberoam érica, Madrid, 1998. Viforcos Marinas, María Isabel, El León barroco: los
regocijos taurinos, Universidad de León, 1992. Vilar Á lv a r e z , Rafael, E l Toreo, apu n tes des­
criptivos, Edición de Publicidad Cabal, México, 1950. V i q u e i r a Alban, Juan Pedro, ¿R elajados o
reprim idos? D iversiones p ú b licas y vida so cia l en la ciu d ad d e M éxico du ran te e l Siglo d e las
Luces, f c e , México, 1987.

264
LOS TRATADOS SOBRE TAUROMAQUIA
José Francisco Coello Ugalde
Centro de Estudios Taurinos de México, ac
Universidad Nacional Autónoma de México

Fue durante los siglos xvi y xvn cuando salió a la luz un importante número
de tratados o reglas que sirvieron de asidero a diestros ejecutantes del toreo a
caballo en sus dos versiones más conocidas? a la brida y a la jineta. Pero llama
poderosamente la atención un dato que tomaré como antecedente primero: la
presencia de un grupo de caballeros americanos, los cuales realizaron vistosas
evoluciones en Madrid, allá por enero de 1572, mismo año en que también se
publicó un tratado, el del capitán Pedro de Aguilar, impreso salido de la casa
de Hernando Díaz. Otra parte de este trabajo la dedicaré a un personaje, crio­
llo él, y de nombre Juan Suárez de Peralta, a quien conoceremos a su debido
tiempo.
Los tratados son esas primeras piezas literarias, soportadas en el conoci­
miento de una determinada actividad que se realizaba tanto en la plaza como
en el campo, a sabiendas de que la práctica constante los llevaría a tener un
completo control sobre las suertes. Como apunta José María de Cossío, las pre­
ceptivas toreras bien libros de jineta y advertencias de torear, o arte de torear
a pie y a caballo, es decir, de las que regulan el toreo profesional que aún hoy
perdura, tiene, aparte el interés noticioso de toda historia, el de poder graduar a
través de reglas y preceptos la orientación y desarrollo de lances y suertes, con
tan seguro tino como si se utilizaran los datos directos del espectáculo a través
del transcurso del tiempo.1

1. Cossío, José María de, lo s toros. T ratado técn ico e h istórico, Madrid, Espasa-Calpe,
12 v., 1974-1997, p. 3-

265
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS, CULTURALES Y COMERCIALES

Hubo sí, una época en la que los libros de la caballería de la jineta que
ahora denominamos tratados, enunciaban preceptos y recomendaban reglas,
fruto de experiencias anteriores, por lo que fue necesaria la redacción de este
tipo de documentos los cuales reunieron disposiciones y recomendaciones pre­
cisas para su ejecución. Su más inmediato antecedente queda registrado en los
libros de caballería. Para que caballeros de otras épocas terminaran protagoni­
zando en la forma que lo hicieron, es porque forjaron un código de valores y
de honores capaces de imponer un discurso con significados que adquirieron
preponderancia sobre todo durante el Medioevo, que abarca el fin del Imperio
romano, o la constitución del Imperio carolingio y alcanza hasta el año 1453,
con la toma de Constantinopla por los turcos y el Renacimiento, período cuyo
esplendor alcanza los siglos xiv y xvi. Esos códigos a que me refiero estaban
fundados en la formación del caballero cristiano medieval, que recogía los
principios fundamentales y la misión de la Caballería, es decir, la defensa de
la fe cristiana, la conservación de la tierra del señor y el amparo de personas
desvalidas. Por tanto, estos principios fueron comunes en todas las obras me­
dievales sobre esta materia.
La rica forma en el vestir y las complejas evoluciones en la plaza pública
consolidaron estamentos que se convirtieron en elemento de privilegio, en
favoritos de casas reinantes y de nobles. Mientras tanto, los libros de caballería
fueron estandarte y modelo a seguir de todos aquellos que aspiraban colocar­
se en lugar envidiable, incluso cuando eran merecedores de unos atentos y
enamorados ojos de mujer. Pero entre que se desgastaba esa leyenda, hubo
necesidad de nutrir con reglas precisas, ya a la brida, ya a la jineta cuando los
torneos, juegos de cañas, pero sobre todo el alanceo de toros se convirtieron
en el nuevo lenguaje que se potenció fundamentalmente entre los siglos xv y
xvin, tanto en España como en la Nueva España.
De Europa se extendió a estos territorios americanos donde luego ocurrió
toda una serie de procesos como: asimilación, sincretismo o mestizaje, hijos de
aquel difícil encuentro, desencuentro, descubrimiento, encontronazo o inven­
ción que devino, más tarde, conquista.
América hizo suya aquella experiencia en lo general, y la Nueva España en
particular, superando necesariamente el trauma para convivir en un nuevo y
forzoso maridaje con España. Entre múltiples aspectos, la vida cotidiana jugó
un papel muy importante, ya que tuvo que llegar el momento de poner en la
balanza todos los significados de una amalgama que se depositó, entre otros
factores o medios de convivencia, en las diversiones públicas. Torneos, escara­
muzas y otros alardes a caballo, primero; toreo de a pie en sus diversas etapas
de constitución e integración, después, fueron consolidando la tauromaquia a
caballo en México.

266
LOS TRATADOS S08RE T A U RO M A Q U IA

El esplendor de los libros que reunían las reglas precisas para ese toreo o
ejecución desde el caballo alcanzan los siglos xvi al xvm. Una primera denomina­
ción es la que se sustenta en la jineta, término y armazón práctico que explicaba
una manera determinada de cabalgar y regir el caballo. Además, se toma a
la jineta como la silla con un estribo corto y acción de las rodillas y talones del
jinete, sustituido en el siglo xvm por el de aquel que era largo, y que la casa de
los Borbones impuso, lo que significó que se perdiera la exclusividad de esta
manera de cabalgar de los caballeros, nobles en su mayoría, que detentaron
ese protagonismo cercano a los 250 años en los cuales dicha práctica estuvo
en boga.
La plaza pública sirvió como escenario para que los caballeros, acompaña­
dos a distancia por plebeyos, ejecutaran las suertes de la lanzada y el rejoneo.
Si aquella era más primitiva, rústica y breve; ésta se fue enriqueciendo con la in­
corporación de elementos que la hacían más atractiva y, por ende, requería de
otros grados de dificultad como fueron las evoluciones, mejor conocimiento
de los terrenos y una más amplia destreza de sus ejecutantes.
Durante el virreinato fueron muchas las evidencias que ahora nos dan un
panorama mejor sobre el papel que jugaron los nobles, pero también los crio­
llos y los plebeyos, al margen de ciertas medidas restrictivas, así como por el
hecho de no pertenecer a una elite específica, se anteponía una limitación,
que sólo fue notoria en el ámbito urbano. En aquel otro espacio, el rural, las
cosas fueron diferentes y allí pudo ser posible la construcción de otro fuerte
sustento cuyo discurso luego se pudo conocer en las grandes ciudades, por
vía de una silenciosa comunicación que devino riqueza ornamental, bastedad
arquitectónica; elementos ambos que dieron la más importante de las expre­
siones caballeresco-taurinas en aquel período histórico, lleno, como se ve, de
abundantes noticias.
Volviendo a José María de Cossío, este apunta que la lanzada parece la más
vieja suerte caballeresca practicada con los toros, y puede corresponder a la
tradición de la monta a la brida. Para el rejoneo es indispensable la monta a la
jineta.2
Entre los primeros tratados que se ocuparon de dichos ejercicios ecuestres
destaca el de Gonzalo Argote de Molina, titulado Libro d e la montería, pu­
blicado en Sevilla en 1582 a encargo de Alfonso XI. En su capítulo xxxix cita
que la lanzada a los toros también «se hace con toros cimarrones en las Indias
occidentales, o con bisontes y uros en Polonia...», lo que indica lo abonada
que se encontraba dicha práctica no sólo en España, también en otros sitios
distantes, aunque no tanto si para ello tuviese como informante directo al pro-

2. Ibídem, p. 4.

267
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS, CULTURALES 1 COMERCIALES

pió Juan Suárez de Peralta que dos años antes publica su Tratado d e la jin eta y
la brid a..., cuyo basamento es la experiencia que, como criollo novohispano,
tiene entre los años 1560 a 1575. José Álvarez del Villar dice que, como tratado
de equitación, nos revela los métodos y procedimientos que usaron los jinetes
mexicanos (por lo menos en el último tercio del siglo xvi), cuando aquellos
hombres a caballo alcanzaron fama de ser los mejores del mundo (según lo
afirmaba el propio Suárez de Peralta), y si las técnicas han de justificar por sus
resultados, ningún elogio mejor puédese hacer de ellas.3
Lo interesante, hasta aquí, es que un personaje de la talla de Gonzalo Argote
de Molina se haya ocupado de circunstancias que en aquel momento dimen-
sionaban las capacidades no sólo del imperio. También de sus hombres. Sin
embargo, lo que se hace con toros cimarrones en las Indias occidentales es fru­
to y obra de novohispanos que, como Suárez de Peralta y muchos otros, están
desarrollando en un espacio y un ambiente en el que surte efecto un anhelo
de emancipación.

MOCTEZUMA Y ATAHUALPA EN LA CORTE DE LAS ESPAÑAS4

El acontecimiento que reflejo a continuación es, a mi parecer, único. Y lo


sustento tras haber revisado diversas fuentes, sin encontrar siquiera alguna in­
sinuación, por sesgada que esta fuera, de un acontecimiento que se relaciona
con la visita de importantes personajes americanos a la corte de Felipe II en
1572. Revisadas las obras de Nicolás Rangel, José de Jesús Núñez y Domínguez,
José Álvarez del Villar, Heriberto Lanfranchi, Benjamín Flores Hernández, Ángel
López Cantos e incluso la del propio José María de Cossío, entre otras, ninguna
menciona lo siguiente:

Gran alfombra, de Bujara o de Flandes, cubre toda la anchurosa es­


tancia. Entre los bufetillos, los contadores, los sillones, las silletas de
caderas, hay mullidos almadraques de seda en los que se sientan las
damas. Sus basquiñas y sus justillos, rojos, azules, amarillos, violetas,
verdes, tienen un grato resalte en la penumbra, brillan sus guarniciones
de oro, albean sus encajes. Los caballeros van y vienen por la estancia;
están de pie ante las damas, sonríen y dicen cosas agradables. La con­

3 . S u á r e z d e P e r a lta , Juan, T ractado d e la C avaltería jin eta y d e la brid a: en e l e/ual se

con tien e m uchos prim ores, a s í en las señ ales d e los cavallos, com o en las con dicion es: colores
y talles: y com o se h a d e h a z er un hom b re d e á ca b a llo (...] En Sevilla, a ñ o d e 1 580, México,
La Afición, 1950, p. 5.
4. V alle - A r iz p e , Artemio de, Libro d e estam pas, tradicion es, leyen das y su ced idos d el M éxi­
co Vii-reinal, ay//, México, Editorial Patria, S.A., 1959, pp. 45-51.

268
LOS T RATADOS SOBRE T A U RO M A Q U IA

versación tiene un rumor cálido. La tarde unta sus tenues luces en los
cristales de los balcones, y a través de ellos deja ver sus celajes, de
un femenino tornasol de rosa. Entran en la cuerda doncellas y pajes;
presentan ante las damas y los señores, poniendo la rodilla en tierra,
anchas bandejas de plata cincelada, en las que hay frágil repostería
conventual, confituras gloriosas o finas copas, en las que muestran
sus colores la aloja, el rosoli y la clarea. Se ven las manos blancas y
delicadas que, con leve ademán, alzan los sutiles cristales, en los que
se posan con delicia las bocas, o levantan los quebradizos hojaldes,
los encanelados, gaznates y los canutillos de suplicaciones con que
se entretiene el refresco.
Después de hablar de unos brocados, de unos tabíes, de unas capi-
cholas, de unos jametes y de unos terciopelos de tres altos, que le
llegaron en el último galeón al mercader Lesama, se pondera mucho
el sermón que Fray Alonso de Alcalá oró en San Francisco, con gran
despejo y elegancia, y se dice luego de una monja iluminada y extá­
tica, que cuando está en oración dizque se eleva ocho palmos sobre
el suelo. Después pasa gentilmente la plática a comentar la lucida
fiesta, en que los principales señores de la ciudad hicieron escaramu­
zas, jugaron alcancías, pandorgas y estafermos, arrojaron bohordos y
corrieron la sortija en la Plaza Mayor, rigiendo sus corceles con gran
destreza y donaire.
Ya que viene la conversación a este punto, dice el fastuoso minero
don Gil Dorantes de Almanza, he de leeros en esta tarde la carta que
me ha mandado desde Madrid mi primo el conde. Con esta carta yo
me he puesto vano al saber lo bien que lo han hecho mis paisanos
en la Corte de las Españas. Aquí está la carta. Después de la cruz y
del cordial tratamiento que me da mi primo el conde, me dice que
recibió el chocolate que le envié para los padres jerónimos, y que él
se dejó, claro, unos olorosos tablillones; que su hija, doña Sol, ha en­
trado monja en las Descalzas Reales; y que con el padre jesuita Pedro
Sánchez, que manda a estas Indias a fundar colegios el padre Fran­
cisco de Borja, que en el siglo se llamó el marqués de Bombay, que
con ese padre me remite una arqueta con reliquias y un libro famoso
que anda allá de mano en mano, y que se rotula Vida del Lazarillo de
Tormes y de sus fortunas y adversidades, y a seguida me dice que en
Madrid no se habla de otra cosa sino de lo muy jinetes que son los de
México, con motivo de la brillante fiesta con que obsequiaron al rey
nuestro señor don Felipe II el día de su santo, el 23 de enero de este
año de gracia de 1572, varios caballeros mexicanos y peruanos, que
se encuentran en la Corte5 negociando varios asuntos, y que allí todo
el mundo se hace lenguas ponderando su agilidad y maestría, porque

5. Conviene apuntar que en 1561 Felipe II trasladó la Corte de la imperial Toledo a Ma­
drid.

269
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS, CULTURALES V COMERCIALES

son los de esta tierra los mejores hombres de a caballo que han visto.
Oigan lo que a ese respecto dice la carta que me ha mandado mi
primo el conde:
La plaza que está delante de Palacio se atajó con tablados, señalados
a los Consejos y a los grandes y otras personas, dejando un gran cua­
dro para la fiesta, muy bien aderezado el suelo y tenía dos puertas,
la una junto a San Gil y la otra arrimada al muro fronterizo de las
caballerizas, y toda la gente, procuró ir muy temprano, porque se
creía que había de haber gran apretura, por tenerse concedido gran
opinión de que había de ser muy buena fiesta.
Sus Majestades el rey y la reina, nuestro señores, se pusieron en la
reja grande que está sobre la segunda puerta de Palacio, donde estu­
vieron la serenísima princesa de Portugal y los príncipes de Bohemia
y las damas en sus lugares, y todo lo demás de Palacio y de la plaza
lleno de gente esperando los jugadores, los cuales, casi a las cuatro
de la tarde, llegaron con gran música de trompetas y atabales y me­
nestrales, y vinieron hechos dos alas, cada una de veinte caballeros y
cada ala dividida en cuatro cuadrillas. Entraron todos con sus lanzas y
adargas. Los de la una ala eran veinte caballeros de la Nueva España,
y los de la otra eran veinte caballeros del Perú.
Los del Perú venían vestidos a modo de indios de cierta provincia que
hay en aquel reino, con camisetas de terciopelo amarillo y mantas de
raso amarillo con ciertas bordaduras muy anchas de plata, que casi
tomaban todos los campos, y en las cabezas los tocados que suelen
traer aquellos indios, que son como albaneses, de terciopelo negro, y
una media luna y una saeta de chapería de plata muy grandes, sobre
los capeletes y muchas plumas en ellos. Delante de los pechos traían
una plancha de plata bruñida y en los brazos brazaletes de la misma
plata, y sus máscaras, hechas al natural, como de indios, con sus per­
las o piedras en las barbas y gregüescos de terciopelo amarillo y bor­
ceguíes colorados con lazos grandes, todos de una misma hechura.
Los de Nueva España también venían vestidos al modo de aquella
provincia, con camisetas de raso encarnado y mantas de terciope­
lo verde aforrado en raso blanco. Las camisetas venían guarnecidas
con ciertos bastones y follajes romanos, hechos de chapería de plata,
con sus largos de la mesma chapería, que los tomaban todos. Las
mantas también estaban guarnecidas con otra chapería de plata, que
lomaban desde los codos hasta los hombros, donde se ponían muy
grandes plumajes y lo mesmo en las cabezas. Traían todos caballeras
de una mesma manera y máscaras con sus esmeraldas en las barbas,
y gregüescos de terciopelo verde y los borceguíes como los del otro
puesto.
Ninguno de todos cuarenta obo que no llevase cuatro o cinco caba­
llos, con muy buenos jaeces, y los más comprados de nuevo para
la fiesta. En medio destas dos alas de los cuarenta caballeros venían

270
LOS TRATADOS SOBRE T A U R O M A Q U IA

unas andas, en que se traían dos hombres muy ricamente vestidos,


a modo de indios, que representaban a Moctezuma, rey de México
y Nueva España, y Atahualpa, rey del Perú. Traían las andas ciertos
indios y alrededor dellas venían ciento y veinte indios a pie, la mitad
vestidos al modo de México, con flechas y saetas en las manos y la
otra mitad del Perú, con sus máscaras y plumas, tan al natural los
unos y los otros, que quien conoce los que allá viven afirmara ser
estos dellos. Todos venían gritando como suelen hacer los indios en
sus regocijos.
Con esta orden parecieron estos dos reyes ante Su Majestad; dicién­
dose que habían sabido el próspero nacimiento del príncipe don
Fernando, nuestro señor, y que venían de sus tierras con aquellos sus
vasallos a regocijar tan buena nueva. Su Majestad los mandó subir
a un tablado que estaba hecho para aquel efecto, donde estuvieron
con sus sombras de plumaje y sus mascadores grandes, en la forma
que solían andar los que representaban, y habiéndolos puesto en su
tablado, los cuarenta caballeros, habiendo hecho su acatamiento, se
volvieron a salir por la mesma puerta de hacia San Gil, por donde
habían entrado.
Fuéronse los cuarenta caballeros por detrás de los tablados hasta la
otra parte que está junto al muro frontero de las caballerizas, y de allí,
con toda su música delante, hicieron su entrada de juego de cañas,
tan concertadamente y tan como hombres de a caballo, que pocas
se han visto en este reino más dignas de ser vistas, porque todos los
caballos que llevaban eran escogidos y ellos muy usados en aquel
ejercicio.
Después corrieron de dos en dos por toda la plaza, hasta que se les
cansaron los caballos y se tomaron a salir por la mesma puerta y
tomaron otros, y con sus adargas y varas tomaron a entrar, también
corriendo, hasta que vinieron a quedar en los puestos donde habían
de jugar.
Comenzaron, desde luego, el juego, el cual duró tres cuartos de hora,
con grandísimo concierto y orden, porque los cinco que salían cada
vez no volvían a donde salieron, sino al lugar más bajo en aquella hile­
ra, y en partiendo ellos se llegaban otros cinco a ocupar aquel puesto
de donde habían de partir, y los contrarios nunca partían de su puesto
hasta que los que venían habían desembarazado y tenían vueltos los
rostros de los caballos para retirarse, y desta manera nunca obo des­
concierto, ni caballos rezagados, y fue mucho no haber algún caballo
desbocado que no parase hasta meterse por el puesto conuario, y
aunque traían determinación y alientos para jugar una hora entera,
como lo suelen hacer en las Indias, pareciéndole a Su Majestad que los
caballeros andaban muy cansados, mandó que ios menestrales los des­
partiesen, y ansí se salieron todos en buen orden, sin turbar los pues­
tos, ni aun sin dejar los compañeros, y tomando otros caballos frescos,

2 71
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS, CULTURALES Y COMERCIALES

con sus lanzas y adargas, volvieron a entrar al galope por la puerta y


comenzaron entre sí una escaramuza cuan bien ordenada se puede
imaginar y tan semejante a la verdadera, que no faltaba sino alancearse.
En la cual se mostraron todos hombres muy diestros a caballo, porque,
con andar tan mezclados que apenas se conocían, en un punto se tor­
naban a dividir los puestos, saliendo unos de otros como si nunca se
obieran juntado, y desta manera duró buen rato la escaramuza, que a
todos pareció cosa muy nueva y muy señalada.
Sintiendo ya cansados los caballos, se volvieron a salir de la plaza, y
tomando otros con varas en las manos, tornaron a entrar en ella y co­
rrieron muchas carreras de dos en dos y de cinco en cinco, y después
de veinte en veinte, lo cual duró hasta que les faltó la luz y entonces
volvieron a tomar a sus reyes como los habían traído y haciendo aca­
tamiento a Sus Majestades, se salieron de la plaza, y tomando hachas
encendidas anduvieron de la mesma manera por las calles de Madrid,
con gran regocijo y contento de los que no habían visto la fiesta.
A su Majestad don Felipe II le pareció tan bien la fiesta, que les envió
agradecer cuán bien lo habían hecho y la obligación que se quedaba
de hacelles por ello merced; y en un billete que sobre ello escribió
al presidente del Consejo de Indias, decía tres veces que la fiesta
había sido muy buena, y es cosa bien de considerar que de solos
los negociantes de aquellas provincias que aquí se hallaron, se haya
podido ordenar una tan lucida y señalada fiesta, que no hay quien
haya visto en Castilla otra más concertada: que cuanto a la riqueza
bien se entenderá que tal fue pues se cree que les ha costado más de
diez mil ducados».
Aquí da fin a la carta de mi primo el conde, con la data de 12 de fe­
brero de 1572. ¿No es esto para alegrarse y para que esté complacido
nuestro orgullo? Sabemos bien que todo lo que se diga de nuestros
paisanos en lo tocante a vaquear y al manejo del caballo, ninguna
hipérbole es encomio, ninguna exageración arrojo. Así es que a mí
no me extraña que hayan tenido tantos panegiristas como lenguas
hay en la Corte.
Damas y caballeros van a decir ya con alborozo, comentando esa
carta vivaz y colorida, encarecidos loores de los caballeros mexicanos
que llevaron su destreza hípica y el esplendor de su lujo a la villa de
Madrid; damas y caballeros van a decir esas cosas y otras más, cuando
un criado, alzando la gran cortina de la puerta, anuncia solemne:
¡El señor inquisidor mayor!
Lo cual abrió un vasto y anhelante silencio en la tertulia.

272
LOS TRATADOS SOBRE T A U RO M A Q U IA

La presente Tradición, leyenda y sucedido del México Virreinal,6 posee una


serie de matices, entre los que llaman la atención varios aspectos:

1. ¿Quiénes eran los dichos «caballeros mexicanos y peruanos», y qué asun­


tos los llevaron a la Corte en una ocasión tan especial y que coincide al
celebrarse el día del santo del monarca?
2. Es curioso el hecho de que, justo en aquel año se expidió una real cé­
dula, determinando la agrupación de los caballeros en cofradía7 bajo la
advocación de algún santo, para celebrar justas, torneos y otros ejercicios
militares, siendo los caballeros de dicha localidad los primeros que, en
junta de 3 de agosto de 1573, acordaron la creación de la maestranza ron-
deña. ¿Tales señores convinieron o participaron en dicha creación, con el
nombre de Cofradía del Espíritu Santo?
3. ¿Se trata de alguna posición específica de aquellos 40 caballeros para con­
firmarle al monarca su lealtad, pero también su desacuerdo en cuanto a no
intervenir ni aceptar levantamientos como los ocurridos con los hermanos
Ávila y Martín Cortés en 1566 o el muy desagradable de Lope de Aguirre,
luego de sus iniciales declaraciones de rebeldía y/o de independencia, hecho
ocurrido en el momento de realizarse la búsqueda y conquista de El Dorado,
que fue provincia y jurisdicción de la audiencia de Santo Domingo en 1542?
4. ¿Cómo se explica que esa presencia se justificara trayendo dos hombres
muy ricamente vestidos, a modo de indios, que representaban a Moctezu­
ma, rey de México y Nueva España, y Atahualpa, rey del Perú?
5. ¿Cómo entender esta fastuosa puesta en escena, donde además de los
cuarenta nobles o miembros de la elite aquí citados, se sumaron al festejo
otros 120 indios, lo que implica, en términos teatrales, una compañía de
gran calado?
6. No perdamos de vista que justo en aquel año arribó a la Nueva España
la orden de los jesuítas.
7. Algo que no puede escapar a estas obseivaciones es el hecho de que
para fecha tan temprana esos caballeros deben haber tenido algún cono­
cimiento de los primeros tratados de caballería, libros de ejercicios de la
jineta, advertencias o preceptos para el uso del rejón, la lanza y la espada,
entre otros. Esto nos permite suponer que conocieran la literatura que

6. V alle - A r iz p e , op. cít., pp. 45-51.


7. F l o r e s H e r n á n d e z , Benjamín, -La R eal M aestran za d e C ab allería d e M éxico: u n a in s­
titu ción fru stra d a *, Universidad Autónoma de Aguascalientes / Departamento de Historia.
XI Reunión de Historiadores Mexicanos, Estadounidenses y Canadienses. Mesa 2. Institu­
ciones educativas y culturales. 2.5 Educación y cultura, siglos xvm y xix (n° 55). Monterrey,
N. L., 3 de octubre de 2003, p. 8.

273
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS. CULTURALES » COMERCIALES

sobre los «libros de caballería» y Lodo su sentido de épica, misma que


circulaba en diversas ediciones y que los estimulaba a seguir diversos
modelos, como se estilaba en aquel siglo xvi.
8. Y lo que puede ser el planteamiento más importante: este grupo compacto
hace un viaje a España ocho años antes de la publicación del ya conocido
Tratado d e la caballería, jin eta y la brida... de Juan Suárez de Peralta,8
personaje que después de vivir largo tiempo en Nueva España aparece en
la península en 1580 con su obra bajo el brazo, como compendio de sus
experiencias acumuladas en este lado del mar. Es decir, tanto los nobles
novohispanos como los del virreinato del Perú, ya cuentan con una só­
lida experiencia en el dominio del caballo y las dos sillas: jineta y brida,
que ponen en práctica nada menos que frente al monarca en turno. De
lo anterior puede deducirse que los americanos, al margen de conocer o
no las reglas o tratados de caballería, demostraron sus capacidades como
fruto de la acumulación de experiencias por estas tierras.

Por una parte, Miguel Luque Talaván,9 en Análisis bistórico-jurídico d e la


n obleza in dian a d e origen prebispánico, plantea la condición establecida a par­
tir del linaje procedente de dos culturas indígenas, de las que derivaron ramas
de poder como el establecido por Moctezuma y Atahualpa. Por otro, encuentro
en una obra de Juan de Torres los siguientes versos:

Juego de Cañas nocturno en Madrid en 1572

Llegada que fue la noche


ante el palacio venían
numerosos caballeros
con libreas y divisas
y alumbre de muchas hachas
lanzas rompen y corrían
y después de haberlas roto
juegan a las alcancías.
Domingo treinta del mes
grandes torneos se hacían
y luego justa real
en las cuales mantenían
don Rodrigo de Mendoza
caballero de valía,
también don Diego de Acuña

op. cit.
8 . S u á r e z d e P er a lta ,

9 . L u q u e T alaván , Análisis bistórico-jurídico d e la nobleza in dian a d e origen prebispánico, s. d.

274
LOS TRATADOS SOBRE T A U R O M A Q U IA

que en la cámara servían


a su Real Majestad,
los cuales muy bien lo hacían.

Los dos hombres muy ricamente vestidos, a modo de indios, que represen­
taban a Moctezuma, rey de México y Nueva España, y Atahualpa, rey del Perú,
¿no serán acaso, tanto Rodrigo de Mendoza como Diego de Acuña? Tómese en
cuenta que el dicho Ju ego d e C añas ocurrió en otra fecha, pero sí en el mismo
año, lo que indica la enorme posibilidad de que tal contingente de personajes
referidos en este pasaje pudiesen haber protagonizado este otro festejo.
Poco, muy poco se ha encontrado al respecto que no sean insinuaciones
sobre aquella extraña pero colectiva presencia de personajes perfectamente
ubicados en un rango social preeminente de uno y otro virreinato. Los intensos
movimientos con trasfondo político derivaban en circunstancias tan específicas
como la reseñada aquí por Artemio de Valle-Arizpe, por lo que no es muy cla­
ra la fuente de donde toma estos datos y más aún, el motivo que orilló a los
cuarenta personajes que, en acción conjunta, se presentaron ante el monarca
no sólo para realizar las muy armónicas escaramuzas. Sino para enterarnos a
qué fueron en momento tan particular a Madrid, y realizar gestiones, además de
escaramuzas muy en el estilo de lo que establecían los «tratados de caballería»,
como el del capitán Pedro de Aguilar que, casualmente circulaba ya en ese
1572, impreso salido de la casa de Hernando Díaz.10
Formuladas en principio esas preguntas, por ahora sin respuesta concreta,
me parece que es momento de continuar. Pues bien, fue luego de leer ca­
sualmente una obra de José Álvarez del Villar11 como me enteré de la fuen­
te, remitiendo al autor también de forma por demás vaga a las Crónicas de
Amado Ñervo.12
Uno y otro documento, tanto el de Artemio de Valle-Arizpe como el de Ama­
do Ñervo se complementan, lo cual nos permite observar una rica demostra­
ción de aquellos señores de la Nueva España y del virreinato del Perú, quienes,
en compañía de otros tantos naturales de una y otra región, se desplazaron
hasta Madrid para celebrar el onomástico de Su Majestad, el rey Felipe II, así
como «diciéndose que habían sabido el próspero nacimiento del príncipe don

10. Cosslo, op. cit., p. 452.


11. Á lvarez d e l V illa r , José, H istoria d e la ch arrería, México, Imprenta Londres, 1941, p.
104 y 387.
12. Ñ e r v o , Amado, C rónicas. O bras com pletas d e [ ..J Volumen xxv. Texto a l cu id ad o d e
A lfonso Reyes. Ilu stracion es d e M arco, Madrid, imprenta de Juan Pueyo, 1921, pp. 104-111.

275
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS, CULTURALES 1 COMERCIALES

Fernando, nuestro señor, y que venían de sus tierras con aquellos sus vasallos
a regocijar tan buena nueva».13
Puesta en claro aquella cara voluntad de acudir por el sólo pretexto de ce­
lebrar no uno, sino dos acontecimientos, pero sin dejar de apuntarse el hecho
de que también lo hicieron por motivo de que, al encontrarse ya en la Corte,
aprovecharon para negociar varios asuntos, el presente caso va tomando me­
jor claridad, al margen de las diversas circunstancias planteadas bajo los ocho
apartados que quedaron expuestos párrafos atrás.
Considero que con todo lo anterior, y en aras de cubrir las aristas más compli­
cadas del presente caso, es pertinente entonces dar por terminado con el asunto,
no sin antes referir que una vez más, la presencia americana en el desarrollo
de los torneos y demás justas caballerescas, logró enriquecer aquella imponen­
te puesta en escena que, como se descubre, ya no es privativa de los nobles
hispanos. También los novohispanos y del virreinato del Perú tuvieron aquí una
participación y un protagonismo que, a los ojos del monarca en turno, Felipe II,
termina por ser profundamente celebrada. Una noticia poco conocida descubre
que ambas expresiones se complementaron en perfecta armonía y equilibrio.
Debo terminar incluyendo otros aspectos relacionados con tratados, libros
y demás esquemas de carácter técnico que circularon entre los siglos xvi y xvui,
analizando la forma en que entrañaron, pero también los términos del crecido
número con que circularon entre esta clase de personajes, sin olvidar que el
tema se perfilará sobre otro de aquellos tratadistas: Juan Suárez de Peralta.

JUAN SUÁREZ DE PERALTA, PRIMER TRATADISTA


TAURINO NOVOHISPANO

Cuando es preciso ubicar y recordar a un personaje cuyo intenso desarrollo


de vida se dio hace cuatro siglos entramos en un espacio nebuloso e incluso se
mezcla con una misteriosa dosis de fantasmas que van haciendo acto de presencia
conforme se va haciendo menos posible la reconstrucción de su presencia en
este mundo mortal. El que fuera hijo de un tal Juan Xuárez, cuya mayor fama
fue haberse convertido en cuñado del capitán general Hernán Cortés, y de la
navarra Magdalena de Peralta, pasó a la Nueva España mientras se desarrollaba
el episodio de la conquista. Fue más o menos entre 1535 y 1537 en que viene al
mundo un niño que llevó el nombre de Juan Xuárez o Suárez de Peralta, mismo
que tendría que esperar hasta su edad adulta para reprochar de sus padres
toda aquella ambiciosa sed de poder a la que quedaron expuestos infinidad de

13. F errer V a u s, Lasfiestas pú blicas en la m on arquía d e Felipe II y Felipe III, s . 1., s . d .

276
LOS TRATADOS SOBRE TA U RO M A Q U IA

conquistadores sin escrúpulos, como muchos otros que sin serlo directamente,
también manifestaron la misma detestable inclinación. Ese reproche se tradujo
en su abierta y declarada actitud mantenida por la nueva generación de criollos
que se identificó, además, con algunos intentos fallidos de emancipación.
Solange Alberro plantea en su libro Del gachupín a l criollo un aspecto que
considera la aculturación de los españoles, o de cómo los de América dejaron
de serlo, perfil que parece retratar el comportamiento que no sólo corresponde
a españoles, conquistadores, religiosos, autoridades y hasta gente llana, quienes
se afanaron por observar, describir, alabar, censurar o, para ser breve, discurrir
un propósito del indio durante estos tres siglos virreinales.14 También presentan
algunos comportamientos de criollos, mucho más declarados en el siglo x v i i i
que se manifiestan como síntoma original en el xvi respecto a la nueva imagen
que el español americano no es, o dejó de ser, un español europeo. Porque el
español de América no es idéntico al de Europa. Y si bien entre las comunidades
enteras experimentan las necesidad de reforzar los rituales sociales con el fin de
preservar su integridad, con mayor facilidad y rapidez los individuos aislados
son presa de fenómenos aculturadores y, más adelante, sincréticos.15
Si se tuviera que hacer una síntesis de su vida y obra, nos remitiríamos a su
célebre Tratado del descubrim iento d e las Y ndiasysu conquista. Pero eso no es
todo. Juan Suárez de Peralta se convierte en un personaje que debemos abordar
con sumo cuidado, en virtud de que es el primer tratadista taurino novohispano.
En Juan Suárez de Peralta encontramos uno de los primeros criollos convencidos
del significado de la emancipación, aunque su proceder en la conjura de 1566
sigue siendo un misterio. Pues supo mantenerse al margen con la astucia que
supone no ser uno de los protagonistas principales a quienes se castigó con
rigor. Pero llama la atención, independientemente de su exhaustiva función
como cronista que fue de varios hechos importantes, su mucha información en
un caso en el que la justicia de aquel entonces se reservaba datos reveladores,
sobre todo porque allí intervinieron inquisidores de riguroso talante, sometidos
estos a su vez a extremadas disciplinas.16

14. A l ber r o , Solange, D el gachu pín a l criollo. O d e cóm o los españ oles d e M éxico d ejaron
d e serlo, México, Hl Colegio de México, 1992, p. 15.
15. Ibídem, p. 58.
16. S u á r e z d e P e r a lta , Juan, La con ju ración d e M artín Cortés y otros tem as. S elección y
p rólog o d e Agustín Yáñez, 2a edición, México, Universidad Nacional Autónoma de Méxi­
co, Coordinación de Humanidades, xiv, 1994, pp. 12-13: La llamada conjuración de Martín
Cortés, hijo legítimo de don Hernando y segundo marqués del Valle, constituye uno de
los más sensacionales acontecimientos de nuestra historia, bien porque perfila prematura
y muy remotamente la independencia política de México; pero sobre todo por la represión
en gentes distinguidas que fueron víctimas de un complot más de palabras y deseos que de
disposiciones efectivas.

277
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS, CULTURALES II C O M E R C I A L E S

Como vemos, Juan Suárez de Peralta gozó de una cuidada educación en


unos momentos (pues saber leer y escribir en la primera edad novohispana
era un privilegio) en los que se antoja muy complicado el asunto escolar y las
imprentas están sacando obras desde 1539- Es un hecho que los misioneros y
frailes que han llegado a la Nueva España desde 1524 tuvieron muy claro el
objetivo de la evangelización; convenir a los indígenas de su sacrilega creencia
directamente al cristianismo fue propósito más que evidente entre las muchas
y grandes empresas que se fijó la corona.
Y el joven Juan, con 29 años, nos relata en su Tratado del descubrim iento
d e las Yndias las diversas y oscuras jornadas ocurridas en 1566. No era nada
fácil ocuparse ni de los hermanos Ávila, ni tampoco de los vástagos de Hernán
Cortés, todos ellos bajo la misma condición de criollos.
Como tratadista, debemos entenderlo en su amplia dimensión de experto
en ciertas actividades, concretamente la veterinaria y en especial la albeitería, o
cuidado de los caballos, así como de un libro de la jineta y la brida, de las que
deja un par de obras hoy día inaccesibles, si no es por alguna reproducción o
traslado que se tiene de las mismas.
Sobre la segunda es de la que me ocuparé en detalle a continuación. Si bien
publicado en 1580, ese documento recoge la sum m a de años de permanente
contacto con un medio que estaba favorecido por su orden cotidiano. El uso del
caballo desde las jornadas de conquista supuso una de las mejores herramientas
como elemento de trabajo en el ámbito rural, pero también en el urbano, por lo
que la reproducción de la raza ecuestre era representativa.
El caballo fue pieza destacada en múltiples jomadas de celebración, que las
hubo en cantidades importantes desde 1526. Él nos recuerda las memoriosas de
1536, 1552 y 1566 por ser las de mayor renombre. Aunque pudo huir de sospechas
generadas con el levantamiento de 1566, no lo hizo sino hasta 1589 cuando ya está
en España debido a otro asunto donde también quedó expuesto a la justicia.
Juan Suárez de Peralta nace hacia el año de 1537 en la ciudad de México
y muere, según los últimos datos recogidos por algunos de sus biógrafos, en
Trujillo (España), en 1596. Fue hijo de uno de los mejores amigos de Hernán
Cortés. Suárez nos dejó uno de los pocos relatos sobre la Nueva España y sus
antecedentes históricos, escritos bajo su óptica especial de criollo. Su obra,
Tratado del descubrim iento d e las Yndias y su conquista, está dividida en 44
capítulos y nos describe el origen de los indios y el encuentro con el continente
americano para nanar después la llegada de Cortés a México y los hechos
bélicos que llevaron al avasallamiento de las civilizaciones autóctonas. Una
de las paites más trascendentales se refiere a los sucesos mexicanos, de los
cuales el autor fue testigo y actor. Aquí la narración se eleva cuando trata
temas netamente criollos: la vida cotidiana, las costumbres y convivencia con

278
LOS TRATADOS SOBRE TA U RO M A Q U IA

los indios, los acontecimientos políticos que vivió y la formación del carácter
hispano-mexicano. Escribió entre 1575 y 1580 el primer tratado de veterinaria
en América: El libro de la albeitería, qu e trata d e lo qu e es cu rar cavallos, y
todas las bestias d e p a ta entera p o r pulso y orina... El manuscrito original se
encuentra en la Biblioteca Nacional de Madrid, fue paleografiado por el Dr.
Nicanor Almarza, y llegó hasta nuestros días gracias a la edición que realizara
el Dr. Guillermo Quesada Bravo en 1953.17
Durante el siglo xvi criollos, plebeyos y gente del campo enfrentaban o
encaraban ciertas leyes que les impedían montar a caballo.18 Aunque impedi­
dos, se dieron a ejecutar las suertes del toreo ecuestre de modo rebelde, sobre
todo en las haciendas. Federico Gómez de Orozco en las notas preliminares
al Tratado d el descubrim iento d e las Yndias hace un completo análisis sobre
las condiciones que enfrentó Suárez de Peralta durante aquel complicadísmo
proceso en que, si bien, no salió implicado, las sospechas levantadas en torno
a su participación, se entretejieron de otra manera:

Varios otros procesos en donde se reclamaban bienes, fueron los que


enfrentó Suárez de Peralta. Pero, entre las diversas fases que tuvo uno
de esos procesos, la más grave contra los acusados Juan y Luis su her­
mano fue que los Gómez acusaron a su vez a la familia Suárez de Pe­
ralta de ser recién convertidos del Alcorán y secta mahomética, opinión
que por otra parte no era la primera vez que se les imputaba, pues era
de tiempo atrás compartida por muchas personas de Nueva España.
La terminación de todo este lío fue que el Santo Oficio recogió los
papeles, de donde se desprende que no había habido oportunidad de
negociar con ellos, y Luis y Juan, así como Leonardo su primo, fueron
severamente amonestados por su proceder.
Si tanta prisa tenía Juan de irse a España (la denuncia fue hecha el
Io de marzo de 1572 ante el Tribunal de la Inquisición), ya sea por el
proceso u otra causa que nos es desconocida, lo cierto es que demoró
su viaje hasta el año de 1579 en que se ausentó de México. Como he­
mos visto por la información de don Jerónimo Cortés, en 1590 residía
en la ciudad de Trujillo, España, y allá sin duda falleció, pues nunca
más se encuentran noticias suyas en México.19

17. S u á r e z d e P e r a l t a , o p . c i t .
18. Fue así como el rey instruyó a la Primera Audiencia, el 24 de diciembre de 1528, para
que no vendieran o entregaran a los indios, caballos ni yeguas, por el inconveniente que
de ello podría suceder en -hazerse los indios diestros de andar a caballo, so pena de muerte
y perdimiento de bienes... así mesmo provereis, que no haya muías, porque todos tengan
caballos...*. Esta misma orden fue reiterada por la Reina doña Juana a la Segunda Audiencia,
en Cédula del 12 de julio de 1530. De hecho, las disposiciones tuvieron excepción con los
indígenas principales, indios caciques.
19. S u á r e z d e P era lta , op. cit.

279
CAHINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS. CULTURALES Y COMERCIALES

El principal mérito de nuestro ilustre y remoto compatriota consiste en que


no sólo quiso dejarnos amenos relatos de sucedidos e historias, sino también
en su afán de emplear su pluma por consignar el fruto de sus conocimientos y
experiencia en asunto de aplicación práctica y útil, como lo es sin duda el Tra­
tado d e la C aballería d e la Ginela y Brida, impreso en Sevilla el año de 1580,
a raíz de su llegada a España, y dedicado a su pariente el Duque de Medina
Sidonia.
El motivo por el que escribió este tratado fue, según dice el autor en el
prólogo de su obra, a causa de ser el exercicio della (caballería) tan útil y ne­
cesario a los caballeros y seguirse a Su Majestad muy gran servicio y fortaleza
en sus reinos, especialmente en las Indias, razones que le moverían también a
escribir el Libro d e Albeitería, que sin duda merece ser impreso, ya que todavía
permanece inédito y olvidado entre los manuscritos de la Biblioteca Nacional
de Madrid.
Y luego, su pluma y su experiencia dan un despliegue importante de aspec­
tos que entrañan con la práctica y ejercicio de caballeros, pero sobre todo en
el uso de las sillas y las lanzas con que el desempeño de los mismos se encon­
traba listo para celebrar impresionantes puestas en escena en la plaza. Entre
los datos relevantes encontrados en la lectura de dicho trabajo hay anotaciones
como las que siguen:

• Capítulo I. En que se contiene lo que ha de tener un caballo para ser bue­


no de la jineta y faltándole esto no se le puede llamar tal.20
• Segunda parte. Capítulo II. De la manera que se ha de tener para poner­
los pies y el cuerpo, un hombre de a caballo bien puesto, y corriendo lo
que ha de hacer.21
• Capítulo VI. De cómo se ha de correr la carrera con la lanza, y las maneras
de cómo se corre.22

En la parte que corresponde al Tratado... d é l a brida, advierte sobre los m u­


chos prim ores y avisos p a r a h acer un caballo d e la brida, doctrinarle y saberle
en fren ar con otros m uchos docum entos p a r a (un caballero) ser hom bre d e la
brida y con las posturas qu e h a d e tener y otras cosas tocantes a este ejercicio.
Lo mismo hace en el capítulo xu cuando trata de «Cómo se han de correr lanzas

20. Ibídem, p. 23.


21. Ibídem, pp. 43-44.
22. Ibídem, p. 52.

280
LOS TRATADOS SOBRE T A U RO M A Q U IA

en la brida y de las posturas y como se han de sacar y cuales son las mejores, a ley
de hombres de armas».23

Finalmente, apunta Benjamín Flores Hernández:

...la entusiasta forma de estudiar la materia, el fervor patriótico con


que los escritores españoles se lanzaron al análisis de los modos tra­
dicionales de cabalgar propios de su tierra y el particular énfasis que
dentro de sus páginas dieron a los enfrentamientos de los caballeros
con los toros bravos, sí constituyen una particularidad típicamente
hispana de la manera de abordar el asunto.
Primeramente, en Italia y más adelante en Francia, desde los iniciales
años del siglo xvi empezaron a divulgarse los principios de una no­
vedosa escuela de equitación de origen napolitano que postulaba el
triunfo de una caballería ligera, rápida, sobre la típica de los últimos
tiempos de la Edad Media, la propia de los desafíos y de los torneos,
caracterizada por la pesadez de unos equinos abamiados por el fardo
de la armadura que protegía tanto a ellos como a quienes los mon­
taban.24

Se reafirma así cada vez más el papel protagónico que jugó Juan Suárez de
Peralta como un conocedor en las prácticas caballerescas que fueron común de­
nominador desde el siglo xvi y hasta el xvin en la Nueva España. Si bien su Trata­
d o d e la Caballería, la jin eta y la brida. .. se publicó en Sevilla allá por 1580 y aún
no contamos con referencias posteriores de su conocimiento en estas latitudes
americanas, el hecho es que la mencionada teoría, junto con otras, pero sumada
a la experiencia que seguía influyendo en la práctica, permitieron continuidad
entre caballeros hispanos y novohispanos. En España, y para 1568:

Antonio Flores de Benavides tradujo a Grissone,25 bien que para en­


tonces ya debía ser archiconocida la técnica de la brida así en la pe­

23. Ibídem, p. 141-142.


24. F l o r e s H e r n á n d e z , Benjamín, «La jineta indiana en los textos de Juan Suárez de Peralta
y Bernardo de Vargas Machuca», en A nuario d e Estudios A m ericanos, en tom o UV, 2. Sepa­
ratas d et tom o UV-2 (julio-diciembre) d el A nuario d e Estudios A m erican os, Sevilla, 1997, pp.
639-664.
25. G r is s o n , Federico, •R eglas d e la ca b allería d e la brida, y p a ra con ocer la com plesión y
n atu raleza d e los caballos, y doctrin arios p a r a la gu erra, y servicio d e los hom bres. Con diver­
sas suertes d e fren o s. C om puestas p o r e l S. f..J, gen tilhom bre napolitan o, y a h o ra tradu cidas
p o r e l S. A ntonio J-'lorez d e B enavides, B aeza, Ju a n B aptista d e M ontoya, mdlxvm, en 4 o, 145
f 4 h-, S a n / E g a ñ a , «Introducción a la Sociedad de Bibliófilos Taurinos» a la obra: »Tres libros
de jineta de los siglos xvi y x v i i . Intr. de [...), xlv h , (Sociedad de Bibliófilos Españoles, Segunda
época, xxvO, Madrid, 1951, p. 35.

281
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS. CULTURALES Y COMERCIALES

nínsula cuanto en los dominios castellanos de allende la mar, puesto


que daba la continua presencia hispana en Italia no puede suponer­
se otra cosa. Sin embargo, los tratadistas españoles de aquel tiempo
dedicados a estudiar el caballo, su monta, modo de combatir en él
y demás temas afines, no sólo hicieron referencia a dicha caballería,
sino que también trataron, mostrando una clara preferencia hacia ella,
de la de la jineta, que gozaba de gran prestigio en todos los territorios
dependientes del rey católico.
Según parece, el primero de los muchos libros aparecidos sobre la
enseñanza de la caballería en las imprentas de España y de Portu­
gal a partir de la segunda mitad del siglo xvi y hasta bien entrado
el x v i h , fue uno impreso en el año de 1551 en la oficina tipográfica
que Cristóbal Álvarez tenía en la ciudad de Sevilla: el Traclado de la
cavallería de la ginela de don Fernando Chacón, caballero calatravo.
A continuación y por espacio de más de ciento cincuenta años, no
pararon los talleres de todas las ciudades de la península de tirar tex­
tos y más textos con esta temática, varios de los cuales alcanzaron la
segunda y aun la tercera impresión.26

Al finalizar el siglo xv habían desaparecido aquellas formas ya poco apro­


piadas de caballería, lo mismo vestimentas de enormes y pesadas armaduras
como aquellas expresiones que fueron de uso común durante la guerra, pero
también durante los recesos de ésta, considerando el proceso de la de los ocho
siglos entre moros y cristianos en territorio español. Lo bélico se tornó estéti­
co, lo pesado en la ligera movilidad de los combatientes que tenían ante sí los
conceptos de la brida y la jineta como expresión no del campo de batalla. Sí
de la plaza pública.

En realidad, la técnica tradicionalmente española de montar sobre los


corceles era la conocida como de la jin eta, y fue ella, precisamente,
la que al aparecer en los campos napolitanos en las luchas allí em­
prendidas por el rey de Aragón a lo largo del siglo que corre entre
1420 y 1520, trastornó todo el sentido del enfrentamiento caballeril
propio de la Edad Media y del primer Renacimiento. Según Cesáreo
Sanz Egaña, el origen y la peculiaridad de esa forma de cabalgar debe
buscarse, antes que en detalles de longitud de estribos o de formas de
la silla, en la anatomía típica de los equinos peninsulares, de menor
tamaño y mayor nerviosidad que los nativos de otras latitudes del
continente europeo.27

26. F l o r e s H e r n á n d e z , op. cit., pp. 641-642.


27. Ibídem, p. 644.

282
LOS TRATADOS SOBRE T A U RO M A Q U IA

Brida y jineta tienen orígenes y explicaciones totalmente distintas. La prime­


ra de ellas parece estar localizada al sur de Italia, cuando en algún momento
llegaron a la península un grupo de jinetes españoles que se empeñaron en
adaptarse a caballos de mejor alzada, en oposición a aquellos arabigoandalu-
ces, más bien bajos. El nombre más antiguo de este tipo de monta fue el de a
la eslradiola,28 voz derivada de los stradiotti, caballeros mercenarios de nacio­
nalidad albanesa que seivían en el ejército veneciano, los cuales debieron ser
los primeros en tratar de aplicar los principios de la caballería ligera en el uso
de equinos centroeuropeos. En cuanto a la connotación de a la brida, encon­
tramos en el Diccionario de la academia lo siguiente: “freno del caballo con las
riendas y todo el correaje, que sirve para sujetarlo a la cabeza del animal". De la
jineta se entiende como un género de caballería africana, con frenos o bocados
recogidos y estribos anchos y cortas aciones, a éstos llaman jinetes y a esotros
bridones, los cuales llevan los estribos largos y la pierna tendida, propia caba­
llería para hombres de armas. Es el propio Benjamín Flores Hernández quien
apoya lo hasta aquí analizado al apuntar que:

El más hondo sentido que tenía la multitud de obras y opúsculos edi­


tados por aquella época para la explicación de las diversas técnicas
de andar a caballo era el de enseñar cómo, sobre ese animal (el caba­
llo), habrían de continuar los españoles la realización de sus gloriosas
acciones militares a todo lo ancho y largo del mundo. Tal cosa la in­
dicaba claramente, por ejemplo, Juan Suárez de Peralta en su Tracla-
do..., cuando se refería a los valiosos servicios bélicos prestados a los
caudillos de su patria por los corceles puesto que, argumentaba allí:
No hay fiesta cumplida, ni juego valeroso, ni batalla grande donde él
no se halle. Con ellos los reyes, príncipes y grandes señores defien­
den sus tierras y conquistan las ajenas.
Aparte de su utilización en las campañas militares, la principal acti­
vidad en la cual habían de practicarse las reglas y disposiciones de
la caballería expuestas en los tratados fue, en España, durante las
centurias décimoquinta y décimosexta, la de las corridas de toros. El
punto culminante, la acción más emocionante, de más riesgo, belleza
y significación de las realizadas entre los tablados de una plaza públi­
ca en tiempos de la monarquía de los Austrias, resultaba la de liquidar
un bravo bovino con lanza.
El caballo pasó a Indias junto con las primeras empresas conquistado­
ras, en las cuales enseguida mostró su indiscutible utilidad. Son con­
tinuas las referencias de comentaristas e historiadores acerca de los

28. Estradiota: -Un género de caballería, de que usan en la guerra los hombres de armas, ios
cuales llevan los estribos largos, tendidas las piernas, las sillas con borrenes, de encajan los muslos
y los frenos de los caballos con las camas largas; todo lo cual es al revés en la jineta».

283
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS, CULTURALES V COMERCIALES

servicios prestados a los castellanos por este animal en las entradas


expedicionarias en demanda de la expansión de los dominios de su
soberano a través de toda la geografía del nuevo continente. Recuér­
dese cómo, en múltiples sitios, tardaron los indios un buen rato en
salir de su asombrada creencia en que hombre y bestia conjuntaban
una sola unidad.
[...] Entre los indígenas, debido a la obra consumada por él mismo y
por sus compañeros, para el tiempo en que (Bernal Díaz del Castillo)
escribía (principios del último tercio del siglo xvi), todos los más ca­
ciques tienen caballo y son ricos, traen jaeces con buenas sillas y se
pasean por la ciudad y villas y lugares donde se van a holgar y son
naturales, y llevan sus indios y pajes que les acompañan, y aun en
algunos pueblos juegan cañas y corren toros y ponen sortija, especial
es día de Corpus Christi, o de Señor San Juan, o Señor Santiago, o de
Nuestra Señora de Agosto, o la advocación de la iglesia del santo de su
pueblo; y hay muchos que aguardan los toros aunque sean bravos y
muchos de ellos son jinetes, y en especial en un pueblo que se dice
Chiapa de los indios.29

Por otro lado, el papel protagónico que tuvieron los caballeros americanos
no fue una casualidad. Ya lo vimos con los hechos de enero de 1572. Del mis­
mo modo, es el mismo Suárez de Peralta quien acentúa ese orgullo, tal y como
lo vimos al referir en el capítulo x l i de su Tratado. ..:

En toda Italia y España se corre a lo cierto, aunque no tan galán,


como en la Nueva España, a causa de que se han ejercitado muy
mucho los caballeros de allá, añadiendo nuevas maneras de sacar la
lanza, dándole extremadísimo aire. Y es tanta la curiosidad de ellos,
que para perfeccionarse en este arte mancan los caballos en que han
de correr lanzas desjarretándolos de un pie y el que viene a ser man­
co de esparavanes de estiman mucho.

CONCLUSIONES

Tras una exhaustiva revisión, se concluye que los tratados o reglas para
torear a caballo, en tanto elementos que forjaron y desarrollaron una actividad
privativa de nobles y caballeros durante varios siglos, aparecieron de forma ma­
siva entre el xvi y el xvu, mismos que fijaron de manera muy rigurosa los prin­
cipios tanto para la brida como para la jineta y que se respetaron con un rigor

29- F l o r e s H f.rn A .n d fz , o p . c i t ., pp. 648-650.

284
LOS TRATADOS SOBRE T A U R O M A Q U IA

ejemplar que sólo caducó tras el siguiente paso, que sobrevino con la asunción
del reinado de la casa de los borbones al iniciarse el siglo x v i i i .
Sin embargo, era necesario destacar uno de ellos: el que redactó Juan Suárez
de Peralta, quien a pesar de haber nacido en la Nueva España, publicó en Se­
villa en 1580. Superadas varias tribulaciones en que se vio envuelto años atrás,
deja plasmadas una serie de ideas que reflejan el espíritu que vivió durante
años de 1550 a 1575. Es el tiempo en que el toreo a caballo en la Nueva Espa­
ña ha logrado su edad adulta, porque además sigue de cerca los dictados que
provienen desde la España misma. Es imposible no separarse de aquel cordón
umbilical que estableció principios muy rigurosos durante tiempos claves, pero
llegaron también otras etapas en las que sobrevino no sólp la separación. Tam­
bién la independencia para que aquellos personajes ejercieran el desempeño
de una serie de actividades que en ambos espacios siguieron practicándose.
Lo ocurrido en el novohispano deja ver características marcadas por el propio
Suárez de Peralta, en un esfuerzo por trascender que en América era posible
desarrollar estas prácticas que dejan ver el notable protagonismo de personajes
cuyo papel quedó registrado en diversas fuentes.30

30. Para una mejor comprensión se puede consultar: Alberro, Solange, Del gachupín a l criollo.
O d e cóm o los españoles d e M éxico dejaron de setio, México, El Colegio de México, p. 234 (Jomadas,
122), 1992. Ajlvarez del Villar José, Historia d e la charrería, México, Imprenta Londres, 1941, p. 387.
Arroyai, León de, "Pan y toros. Oración apologética en defensa del estado floreciente de la España,
dicha en la plaza de toros por D.N. en el año de 1794-, Lecturas taurinas del siglo xix. Lecturas tau­
rinas d el siglo xix (Antología), México, Socicultur-Instituto Nacional de Bellas Artes, Plaza & Valdés,
Bibliófilos Taurinos de México, (pp. 33-51), 1987, pp. 222 y 33-51,1987. Coeuo Ugalde, José Francis­
co, Novísima gran deza d e ¡a taurom aquia m exicana (D esde e l siglo xv¡ hasta nuestros días), Madrid,
Anex, S.A., España-México, Editorial -Campo Bravo-, 1999, p. 204. Coello Ugalde, Jasé Francisco,
•Bernardo Gaviño y Rueda: español que en México hizo del toreo una expresión mestiza durante el
siglo xk. (Biografía)», México, p. 320, (inédito), 1998. Cuesta Baquero, Carlas, (seud. Roque Solares
Tacubac), «Nuestro nacionalismo taurino Comentarios al margen de un artículo, (trabajos inéditos,
1920-1945. Obra mecanuscrita). Número de Referencia: 7, p. 56. El deporte en el siglo de oro. Anto­
logía (Realizada por José Hesse). Madrid, Tauros Ediciones, S.A., 180 p. (Temas de España, 58), 1967.
Ferrer Vaus, Teresa, «Las fiestas públicas en la monarquía de Felipe II y Felipe 111». Flores Hernández,
Benjamín, -La Real Maestranza de Caballería de México: una institución frustrada», Universidad Autó­
noma de Aguascalientes / Departamento de Historia. XI Reunión de Historiadores Mexicanos, Esta-
dounideases y Canadienses. Mesa 2. Instituciones educativas y culturales. 2.5 Educación y cultura, si­
glos xvm y xix (no. 55). Monterrey, N. L., 3 de octubre de 2003, p. 13. Flores Hernández, Benjamín, «La
jineta indiana en las textas de Juan Suárez de Peralta y Bernardo de Vargas Machuca» en: A nuario
d e Estudios Americanos, T. UV, 2. Separatas del tomo LIV-2 (julio-diciembre) del Anuario de Estudias
Americanas (pp. 639-664), 1997. Gómez de ia Cortina, José Justo (Conde de la Cortina), Poliantea.
Prólogo y selección de Manuel Romero de Terreros. México, Universidad Nacional Autónoma de
México, xxv-182 pp. (Biblioteca del estudiante universitario, 46), 1944. G r isso n , Federico, "Reglas de
la caballería de la brida, y para conocer la complesión y naturaleza de los caballos, y doctrinarios
para la guen-a, y servicio de los hombres. Con diversas suertes de frenos. Compuestas por el S. [...],
gentilhombre napolitano, y ahora traducidas por el S. Antonio Florez de Benavides, Baeza, Juan

285
CANINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS, CULTURALES V COMERCIALES

ANEXO DE IMÁGENES

AXj YiASDSU>r

T r a c t a d o d e la c a u a
netJ^cbopoíclcoroemladoí ¡fcrnSc^acorico
mcitíiadojoc Zì&o un rubarlo» oe Ucodc f caua
Dcriaoc C Jlflirana. » In c id o ni m aim sgnffico
f c ñ o i 'J i u n r a jq o e jo c «ofonfl , f « i « W B í io ,|
Iccretarioocfumagcft«d,£8efoconfefo»

“T r a t a d o d e l a c a v a lle r ia d e l a (fin eta" h e-


Caballero tocado de todos sus
cfto p o r el c o m e n d a d o r F .ern á C h a c ó h implementos militares, así como la
cabalgadura, ricamente enjaezada.
T ratado d e la ca b a llería
Tomado de la revista El m u n do
d e la jin eta de Fernando Chacón, (155D.
m edieval. Un p a sa d o p o r descu brir
Fuente: D íg am e. E x traord in ario d e toros.
Año xviii, jueves 28 de febrero de 1957, p. 21

Baptista de Montoya, mdlxvüi, en 4o, 145 f, 4 h». Ver Sanz Egaña: -Introducción a la Sociedad de Bi­
bliófilos Taurinas» a la obra: -Tres libros de jineta de los siglos xvi y xvu. Intr. de [...), XLVII, 270 p., ils.,
facs. (Sociedad de Bibliófilos Españoles, Segunda época, xxvi), p. xxxv, Madrid, 1951. Inclín, Luis G.,
Esplicación de las suertes de tauromaquia que ejecutan los diestros en las corridas de toros, sacada
del arte de torear escrita por el distinguido maestro Francisco Montes. México, Imprenta de Inclán,
San Jasé el Real Núm. 7.1862. Edición facsimilar presentada por la Unión de Bibliófilos Taurinos de
España. Madrid, 1995. La Lidia. Revista g ráfica taurina, México, D.F., 15 de enero de 1943, Año I., N°
8. De la serie: »Periodistas taurinos mexicanos, Don Pedro González Morúa, «La Monja», (Boceto por
P.P.T. -Carlos Cuesta Baquero). LuqueTalavAn, Miguel, Análisis histórico-jurídico de la nobleza in dia­
n a d e origen prebispánico. Ñ e r v o , Amado, c ró n ica s . Obras com pletas d e [...], Volumen xxv, Texto al
cuidado de Alfonso Reyes. Ilustraciones de Marco. Madrid, imprenta de Juan Pueyo, 1921. SuArez d e
P e r a lt a , Juan, Tractado d e la Cavallería jin eta y d e la brida: en el qu al se contiene m uchos primores,

a sí en las señales d e los cavallos, com o en las condiciones: colores y talles: y com o se ha d e h azer un
hom bre d e á caballo [...I En Sevilla, año de 1580. México, La Afición, p. 149,1950. SuArez d e P e r a l i a ,
Juan, La conjuración d e Martín Cortésy otros temas. Selección y prólogo de Agustín Yáñez. México,
2a edición. Universidad Nacional Autónoma de México, Coordinación de Humanidades, xiv-143
p. Ils. (Biblioteca del estudiante universitario, 53), 1994. SuArez de P e r a l t a , Juan, Libro d e Albeitería
(Primer libro de ciencia veterinaria escrito en América por los años de 1575-1580). Paleografía de
Nicanor Almarza Herranz. Prólogo de Guillermo Quesada Bravo. México, Editorial Albeitería, xxin,
p. 310, 1953- V a lle -A r iz p e , Artemio de, Libro d e estampas. México, Editorial Patria, S.A., p. 231 (Tradi­
ciones, leyendas y sucedidos del México Virreinal, xiu), 1959.

286
LOS TRATADOS SOBRE T A U R O M A Q U IA

Torneo caballeresco con el uso de lanzas


en la época medieval. Tomado
de la revista El m u n d o m ed iev al. ...•■' Ayv*-AfoleitpQ-, ■
Un p a s a d o p o r d escu b rir
-'y*. ÍSMK.
" T r a t a d o d e c a v a lle r ia d e la G in e ta " , p o r el

T ratado d e cab allería d e la G ineta,


por el capitán Pedro de Aguilar.
Fuente: D ígam e. E xtraordin ario d e toros. Año
xvm, jueves 28 de febrero de 1957, p. 24

'j u m PARA A M P L IA C IO N E S
ÜB ESTUDIOS GV¡*S> X
.I N S T I T U T O E S C U E L KM.
B IB L IO T E C A L IT E R A R IA D E L
E S T U D IA N T E XX e *» 3

L I B R O S DE
CABALLERIAS

Portada de uno de los famosos «libros


de caballería», fuentes de inspiración
entre los conquistadores en América.
Fuente: Libros de caballerías. Selección
hecha por Ramón Ma Tenreiro. Madrid,
Instituto Escuela. Junta para ampliación
de estudios, 1924. 259 pp. lis., grabs.
(Biblioteca Literaria del estudiante, xx)

287
CAHINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS, CULTURALES V COMERCIALES

<Wucuo* discursos d e la lím ela de España",


p or Pedro F ernández de Andrada
Juego de cañas, torneo celebrado en
•Nuevos discursos de la Gineta alguna plaza pública con el uso de lanzas o
de España», por Pedro adargas en la época medieval. Tomado de
Fernández de Andrada. la revista E l m u n d o m ed iev al.
Fuente: D ígam e. E x traord in ario Un p a s a d o p o r d escu b rir
d e toros. Año xvin, jueves 28 de
febrero de 1957, p. 24

Ángel y Rafael Peralta en la Plaza


Mayor de Madrid durante la ce­
lebración de las brillantes Fiestas
Medievales organizadas por
el Círculo de Bellas Artes.
Fuente: M u n do h isp á n ico N° 269,
agosto 1970

288
LOS TRATADOS SOBRE TA U RO M A Q U IA

Portada del rarísimo L ibro nu evo d e esca ra ­


m u za, d e g a la , a la jin eta , p o r d on B ru n o
Jo s é d e M oría M elgarejo (Puerto de Santa
María, 1737), demuestra la posición y el
El paladín Sr. Sousa saludando a sus traje usual del caballero, la silla y arreos del
altezas. Imagen del festival Regio caballo, y la manera de sacar el brazo con
celebrado en Valladolid el 28 de la rienda, a que tanta importancia se da en
septiembre de 1907. todas las obras de jineta.
Fuente: L a fie s t a n a cio n a l. Semanario Fuente: Manuel Romero de Terreros, Mar­
taurino ilustrado. Año V. Barcelona 5 qués de San Francisco: Torneos, m ascarad a
de marzo de 1908, N° 196 y fiesta s reales en la N ueva E spañ a. S elección
p rólog o d e D on [...]. México, «Cultura», tomo
EX, N° 4, 1928. pp. 82

Es esta una ñel representación del sabor barroco mexicano de fines del siglo x v ih ,
cuando el virrey Conde de Gálvez, uno de los más entusiastas taurinos de aquella
época pudo admirar esta estampa, reproducida en un biombo.
C orrid a d e toros. Siglo xvm. Col. Pedro Aspe Armella.
Fuente: Artes de México. La ciudad de México I. Enero 1964/49-50

289
CANINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS. CULTURALES Y COMERCIALES

.M f c f íi
ai .la . C-M-í» O jI L

Plano de la plaza de toros del Volador,


proyecto realizado en 1734 con motivo
del Repartimiento de los quartones de
la plaza de toros. Formada en la deel
m R T l^ f Bolador de esta ciudad, en zelebridad
La artesana mano interpreta la deel ascenco al Virreynato de estta
forma de ser del toreo encabezado por Nueva España de el Exmo. Sor. Dor. Don
los estamentos en el inicio del siglo x v i i i Juan Antonio de Vizarrón y Eguiarreta,
mexicano. Digníssimo Arcp. de México. Y la Qventa
Fuente: Archivo General de la Nación, General de Todos los Gastos Erogados, el
[a g n ] Ramo: Tierras, vol. 1783, exp. 1, f. Tiempo de estas Fiestas. Siendo Comissa-
21v. Códice «Chapa de Mota» rios de ellas, Dn. Juan de Baeza, y Bueno,
y Dn. Phelipe Cayetano de Medina, y
Saravia, Regidores de esta Novilís.ma
Ciudad de México. Año de 1734.
Fuente: Archivo Histórico del Distrito
Federal ( a h d f ) . Ramo: Diversiones
Públicas, Leg. 855, exp. 6

Q V fi M A N O O B S C A E Vi f c

"¡Abro i* la ttonterli", jim (hat«To Árfivlt


d> Veltr.t

Libro de la Montería, por Gonzalo


El palco real. Argote de Molina.
Fuente: José María de Cossío: ¿as loros. Fuente: D ígam e. E xtraordinario d e
T ratado técn ico e histórico. Madrid, Espasa- toros. Año xvm, jueves 28 de febrero
Calpe, S.A. 1974-1997. 12 v., T. II, p. 267 de 1957, p. 21

290
LOS TRATADOS SOBRE TA U RO M A Q U IA

T R A C T A D O
D E L A C A V A L L E R I A ,
déla G ineta y Bridar enei qual fe contiene
m uchos prim ores, afsienlas feriales deles
C a n a l l a s , c o m o en la * c o n d ic io n e s : c o lo r e s y
ralles: y c o m o fe h a d e h a z e r v n h o m b r e d e d Ca­
m ilo de arobai (illa», y ti» poflurai que lu d í tener, y
m aneras pat» en frenar, y lo* frenos que encada filia
fon m encfter.pm que vn CanaUo ande bien enfrenado:
y « n o i auifo» muy principale* y primo». to c in tc sy »r*
gem ei i efte ejercicio. C om pu tilo por don
i*i» s»nt^ ¿t r m i n , V erin o
y natural dr M éjico,
enlas Indias.

iD¡r¡¿‘Jo t i m ) txttltatt ftútr Jen J l n f o Ttrtx.


di Onyfltn ti tumo, ¡Duyur dt bftJiitá Sj¿m ii,^cndi
dt Hitbh, Mcrautt di
*11 ytfrité.

Coi» Pr«víJ«gvo R eal


En ScuitU en cafa de Fernando Diatlm preflbn
<nla calle dcla Sierpe.
' * 4ño d i 1 5 8 0 . Los señores de a caballo se
van trotando, trotando hasta
Portada del Tratado de la caballería de la
desaparecer. En medio de una
gineta y brida... de Juan Suárez de Peralta.
nube de polvo el toreo se hace
Fuente: Juan Suárez de Peralta: T ractad o
pueblo.
d e la C ava H ería jin e ta y d e la b rid a : en
Fuente: Archivo General de la
e l q u a l s e co n tien e m u chos p rim ores, a s í
Nación ( agn)
en la s señ a les d e los cav allos, co m o en las
co n d icio n es: co lo res y talles: y co m o se h a
d e h a z e r un h o m b re d e á c a b a llo [...1 En
Sevilla, año de 1580. México, La Afición,
1950, p. 149 lis.

Tomado de la revista S a b er
ver, segunda época número 3,
septiembre-octubre 1999, p. 55,
Anónimo, R etrato d e M octezu m a,
siglo xvii. Ó leo sobre tela 185 x 100
cm. Colección particular

2 91
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS, CULTURALES Y COMERCIALES

Tomado de la revista: S aber


ver, segunda época número 3,
septiembre-octubre 1999, p. 54,
Anónimo, R etrato d e M octezum a,
Ó leo sobre tela 182 x 106.5 cm.
pertenece a la colección del
Museo degli Argenti, Palazzo Pitti,
Florencia, Italia

292
ITINERARIOS COMERCIALES
Y ECONÓMICOS
ANÁLISIS COMPARADO SOCIOECONÓMICO DE LAS PROVINCIAS DOMINICANAS
DE ELÍAS PIÑA, MONTE PLATA Y SANTO DOMINGO
José Luis Luzón, Edoardo Bazzaco
y Márcia Cardim de Carvalho
Universität de Barcelona

INTRODUCCIÓN

El presente estudio es el resultado de un trabajo en equipo. El grupo conso­


lidado m e d a m k r j c a realiza investigaciones geográficas en República Dominicana
desde el año 2005. Los resultados han sido, por el momento, esta ponencia
presentada en el IV Congreso Internacional del Centro de Investigaciones de
América Latina: Itinerarios Históricos, Culturales y Comerciales, de la Universität
Jaume I de Castelló, así como un manual de Geografía de República Dominica­
na actualmente en prensa. El trabajo de campo fue realizado por la licenciada
Márcia Cardim y por el licenciado Edoardo Bazzaco en el año 2006 y tendrá
continuidad en el año 2007.1

1. En la realización del trabajo se han consultado las siguientes fuentes y bibliografía:


Comisión Presidencial sobre los Objetivos del Milenio y el Desarrollo Sostenible (co p d e s) y
Agencias del Sistema de las Naciones Unidas ( u n c t ) Inviniendo en el Desarrollo Sostenible d e la
República D om inicana. Evaluación d e necesidades p a r a cum plir con los objetivos d e desarrollo
d el milenio (odm), Santo Domingo, 2005. Proyecto del Milenio de las Naciones Unidas, 2005.
Invirtiendo en el desarrollo. Un Plan práctico p a ra conseguir los Objetivos d e Desarrollo del
Milenio, Nueva York, 2004. V iai., Joaquín, et al., República D om inicana: estrategia n acion al de
desarrollo y competitividad, Santo Domingo, Fundación Global Democracia y Desarrollo, 2004.
Consejo Nacional de Asuntos Urbanos (c o n a u ) , lin eam ien tos d e políticas d e desarrollo urbano,
Monte Plata, 2002. Consejo Nacional de Asuntos Urbanos (c o n a u ). Lineamientos d e Políticas
d e Desarrollo Urbano. Comendador, 2002. Jo a q u im , Gerónimo, Campo - Ciudad, Artículos y
con feren cias sobre tem as urbanos, Santo Domingo, 1990. L u z ó n B e n e d ic to , José Luis, República
D om inicana, Barcelona, Anaya, 1988.

295
CAMINOS ENCONTRADO!. ITINERARIOS HISTÓRICOS, CULTURALES Y COMERCIALES

República Dominicana es un país que presenca características muy notables


en el ámbito geográfico latinoamericano. En primer lugar, comparte la isla His­
paniola con otro Estado, Haití, el cual figura entre los más pobres y corruptos
de Latinoamérica. Dominicana es asimismo pobre y corrupta, pero su relación
con Haití corresponde al modelo centro-periferia. Los haitianos tratan de emi­
grar hacia República Dominicana para escapar de la pobreza generalizada y
absoluta de su país de origen. Los dominicanos, por su parte, emigran hacia
Europa y Estados Unidos por el mismo motivo.
Los dominicanos son hispano parlantes y los haitianos franco parlantes, con
una lengua propia, el criollo.
En ambos países es perceptible la herencia genética africana, si bien lo es
mucho más en Haití que en Dominicana. Haití es país de negros y el otro, de
mulatos. En Dominicana la mayor claridad de la piel es una condición, no la
única, para formar parte de la minoritaria clase media o alta. El rechazo hacia
los «más negros- es perceptible en un país de mulatos.
Las elites dominicanas se articulan en torno al poder político, a las zonas
francas industriales y a los polos turísticos. No existe, por tanto, una creatividad
de tipo empresarial y apenas ceden su tenitorio a los empresarios europeos o
estadounidenses. La pobreza es consecuencia de factores endógenos más que
exógenos.
La falta de coherencia de las políticas europeas para el desarrollo de Ibe­
roamérica no pueden impulsar el mismo, pues se trata de transferir recursos
hacia las clases altas. Las ayudas para erradicar la pobreza o conseguir otros
objetivos del milenio no sirven para ayudar a las clases bajas, sino simplemente
para comprar las voluntades de las clases políticas que reciben estas ayudas, sin
reciclarlas hacia sus presuntos destinatarios.
La desigualdad entre Haití y Dominicana se aprecia también en una rela­
ción centro-periferia que se produce entre el mundo urbano y el rural. Aun
dentro de las ciudades principales encontramos la dicotomía existente entre
el centro y la periferia. Una pequeña minoría habita en apartamentos lujosos
de 300 y hasta 400 m2, con piscina incorporada. La mayoría pobre vive en
chozas insalubres e inhumanas. Cuando los frecuentes huracanes sacuden
la isla, los ricos se resguardan en sus sólidos apartamentos, mientras que
los pobres intentan sobrevivir en sus chozas inundadas o destruidas por los
vendavales y fuertes precipitaciones. ¿Por qué no encontramos en Domini­
cana ningún fomento de desarrollo? Porque la pobreza generalizada de la
población es condición para el dominio social absoluto de la minoría rica
y poderosa. La falta de formación empresarial y educativa de esta minoría
opulenta no resistiría un marco de libre competencia social. Por tanto los

296
ANÁLISIS C O M PA R A D O S O C IE C O N Ó M IC O DE LAS PROVINCIAS D O M IN IC A N A S

centros de poder: político, judicatura, universitaria, etc. están controlados por


los más «blancos» y más ricos. Todo se mezcla; exclusión social económica y
exclusión étnica.
El objetivo de nuestro trabajo es mostrar las diferencias internas que existen
a nivel regional dentro de Dominicana. Por eso en esta primera aportación
hemos trabajado las provincias de Elias Piña, Monte Plata y Santo Domingo.
La primera es una de las más pobres del país, la segunda está marcada por la
actividad turística y la tercera es la metrópoli capitalina. Si bien hemos trabajado
con datos estadísticos oficiales, el trabajo de campo nos ha permitido poner en
cuestión la validez de estas informaciones, de carácter censal u otras. La propia
Comisión Presidencial para aplicar los Objetivos del Milenio aporta informacio­
nes más que dudosas.

CARACTERÍSTICAS GENERALES DEL PAÍS

República Dominicana es un país caribeño con una superficie de 48.730 Ion2,


una población de 8,6 millones de habitantes y un ingreso nacional bruto
per cápita de US$ 2.320 (2002). Aproximadamente el 77% de la población
vive en la zona urbana. La expectativa de vida al momento de nacer es de
67 años. Alrededor del 29% de la población vive por debajo de la línea de
pobreza. Una de las características más sobresalientes de la población actual
de República Dominicana es su gran número de población joven: según
datos del censo de 2002, el 42% de la población tenía menos de 20 años. El
sector de los servicios representa el 55,5% del p i b , en tanto que la industria
y la agricultura representan el 32,7% y el 11,8%, respectivamente. El sector
de los servicios (que incluye el turismo) es el de más rápido crecimiento de
la economía.
Durante los años noventa, el ritmo de crecimiento económico de República
Dominicana (en adelante r d ) fue muy elevado, con un incremento del p i b pro­
medio anual que alcanzó el 8 % entre 1995-2000, lo cual convirtió a r d en una
de las economías de más rápido crecimiento en América Latina y el Caribe. El
sector de los servicios (comercio, construcción, turismo y telecomunicaciones)
y la industria concentrada en las zonas francas constituyeron los impulsores de
dicho crecimiento, toda vez que representaron el 60% del crecimiento econó­
mico del país en la segunda mitad de la década de los noventa. En particular,
el airismo ha sido uno de los sectores de mayor crecimiento: el número de
visitantes extranjeros se multiplicó por ocho entre 1980 y 2000. En la actualidad
existen 120 grandes hoteles y complejos turísticos, localizados en ocho grandes
zonas turísticas que reciben tres millones de turistas por año.

297
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS. CULTURALES Y COMERCIALES

CARACTERÍSTICAS DE LA POBLACIÓN

La mayor parte de la población dominicana procede de descendientes afri­


canos y europeos, representando este grupo alrededor del 70% de la pobla­
ción. Aproximadamente un 11% de dominicanos es descendiente de africanos,
incluyendo a muchos inmigrantes haitianos y a sus descendientes, así como
los habitantes procedentes de las islas del Caribe inglés (St. Kitts y Nevis, Tór­
tola, de Antigua, etc.), conocidos en Dominicana como «cocolos». Un 16% de
la población es blanca, en su mayoría de ascendencia española o europea al
igual que árabes (libaneses, palestinos, sirios, etc.). Existen también minorías
de origen chino y japonés.
En la tabla 1 se puede apreciar cómo el Distrito Nacional (que coincide
con el área metropolitana de la ciudad capital) y el distrito de Santo Domingo
concentran casi tres millones de personas de una población total de la isla de
aproximadamente 8,5 millones. Por otra parte, casi 5,5 millones de personas
estaban viviendo en 2002 en áreas urbanas, resultado del proceso de urbaniza­
ción que ha caracterizado en las últimas dos décadas la isla.

LA INMIGRACIÓN HAITIANA EN REPÚBLICA DOMINICANA

La República Dominicana, desde siempre, ha sido un país de inmigrantes


de todo tipo de grupos sociales y culturales. Mucha importancia ha tenido
históricamente la inmigración haitiana, profundamente vinculada con el sector
azucarero. Los haitianos han ido llegando a la República Dominicana tratando
de escapar de los problemas sociales que se encuentran en su país natal, la Re­
pública de Haití. La industria del azúcar dominicano empezó su gran expansión
después de la segunda Guerra Mundial y encontró una fuente cercana de mano
de obra en la contratación de haitianos para el corte de caña durante las zafras.
La mano de obra haitiana resultaba muy barata debido a las condiciones de
pobreza de los trabajadores y al abuso que originaba la falta de alternativas.
A pesar de que a lo largo de la frontera con República Dominicana siempre
han vivido miles de haitianos, fue sólo en 1919 cuando éstos comenzaron a
cruzar para trabajar como braceros en las plantaciones de azúcar.
Desde hace más de un siglo los haitianos han estado penetrando pacífica­
mente en el país asentándose en tierras agrícolas abandonadas por los domini­
canos en tiempos de la Primera República.

298
ANALISIS C O M P A R A D O S o C IEC o N ÓM I C o DE LAS PROVINCIAS D O M IN IC A N A S

Tabla 1: República Dominicana, población urbana, rural


y total por provincia ( 2002 )

TOTAL PAÍS 5.446.704 3.115.837 8.562.541


DISTRITO NACIONAL 913.540 - 913.540
1 SANTO DOMINGO 1.234.721 583.033 1.817.754
2 PERA VIA 90.901 78.964 169.865
3 SAN CRISTOBAL 273.018 259.862 532.880
4 MONTE PLATA 76.987 103.389 180.376
5 SAN JOSÉ DE OCOA 32.920 29.448 62.368
6 EL SEIBO 33.738 55.523 89.261
7 LA ALTAGRACIA 119.733 62.287 182.020
8 LA ROMANA 197.050 22.762 219.812
9 SAN PEDRO DE MACORIS 244.571 57.173 301.744
10 HATO MAYOR 58.769 28.862 87.631
11 DUARTE 165.477 118.328 283.805
12 MARIA TRINIDAD SANCHEZ 61.238 74.489 135.727
13 SALCEDO 23.126 73.230 96.356
14 SAMANA 29.046 62.829 91.875
15 LA VEGA 171.947 213.154 385.101
16 SANCHEZ RAMIREZ 69.218 81.961 151.179
17 MONSEÑOR NOUEL 101.725 65.893 167.618
18 ESPAILLAT 84.970 140.121 225.091
19 PUERTO PLATA 157.282 155.424 312.706
20 SANTIAGO 602.721 305.529 908.250
21 DAJABON 29.218 32.828 62.046
22 MONTE CRISTI 52.909 58.105 111.014
23 SANTIAGO RODRIGUEZ 25.979 33.650 59.629
24 VALVERDE 114.153 44.140 158.293
25 AZUA 113.988 94.869 208.857
26 ELIAS PINA 23.203 40.676 63.879
27 SAN JUAN 114.133 126.972 241.105
28 BAORUCO 49.530 41.950 91.480
29 BARAHONA 134.714 44.525 179.239
30 INDEPENDENCIA 31.729 19.104 50.833

Fuente: Elaboración propia a partir de datos del censo de 2002.

299
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS, CULTURALES V COMERCIALES

ESTRUCTURA Y ACTIVIDADES ECONÓMICAS EN REPÚBLICA


DOMINICANA

La economía dominicana, como la de todos los países latinoamericanos,


presenta dos perfiles claramente diferenciados. Por un lado, existe la economía
vinculada principalmente al exterior y cuyos principales factores de crecimiento
han sido el turismo, las zonas francas industriales y las remesas de los emigrantes.
Por otro lado existe la economía doméstica, cuyos sectores dinámicos de
crecimiento son las comunicaciones, la construcción, electricidad, comercio y
transporte. A estos dos elementos básicos podemos añadir la economía infor­
mal, practicada por las clases sociales más pobres. Las zonas francas y el turismo
se han desarrollado de forma aislada con respecto al entorno general del país.
La legislación ha protegido los derechos de los inversores extranjeros. Una
estmctura tributaria particular ha proporcionado un escenario equitativo para
los nuevos participantes locales y extranjeros en la industria, mientras que un
ambiente competitivo estimula la innovación.
La vulnerabilidad de la economía exterior radica en la excesiva dependencia
con respecto a los Estados Unidos, de tal manera que una alteración a la baja
del dólar estadounidense o una crisis económica en Estados Unidos tendría
una inmediata repercusión en la República Dominicana. Estos riesgos no son
apenas una hipótesis, sino que se hicieron patentes en el año 2001 cuando las
exportaciones cayeron un 7% y el sector turístico y el de las zonas francas de­
crecieron en torno a un 4 %. No obstante, las medidas en política económica
adoptadas por el Gobierno, promoviendo una reducción de las cargas impo­
sitivas locales, incentivaron el crecimiento económico a pesar de las adversas
condiciones externas, de tal manera que el p i b creció aquel año un 2,7%.
La economía dominicana ha descansado históricamente sobre la producción
de bienes primarios, agrícolas y mineros, con destino los mercados exteriores.
La trilogía antillana de azúcar, café y tabaco ha tenido su plasmación real en el
país. Los primeros campos de caña fueron plantados en los años que siguieron
a la llegada de los españoles. El abandono de la isla en el siglo xvi motivó la
desaparición de muchos cañaverales e ingenios. Sería a mediados del siglo xix
cuando la producción azucarera en gran escala se implantó en la isla y vino
de la mano de los cubanos que escapaban de la guerra de 1868 contra España.
También hubo participación italiana, los Vicini, y estadounidense. En la época
de Trujillo el complejo agroindustrial ya estaba en pleno apogeo: el propio
dictador intervino en la compra e ingenios.
La experiencia reciente de desarrollo del país reside en una clasificación
fácil y que ciertamente no se ajusta a moldes preconcebidos: el crecimiento
ha sido impulsado principalmente por las exportaciones, pero República Do­

300
ANÁLISIS C O M P A R A D O S O C IEC O N Ó M IC O DE LAS PROVINCIAS D O M IN IC A N A S

minicana es una de las economías más protegidas del hemisferio. El turismo


y la industria muestran un gran dinamismo en el período, pero la agricultura
concentra los mayores volúmenes de empleo. Las zonas francas y los incentivos
tributarios a sectores seleccionados abundan, pero el apartado estatal evidencia
serias deficiencias para integrar algunos servicios públicos, que en otros países
de desarrollo similar son normales. El capital internacional fluye con facilidad
hacia las nuevas inversiones en los sectores más dinámicos, mientras que el
sistema financiero local se encuentra severamente reprimido.2
La tabla 2 nos muestra cómo la principal actividad económica para el año
2005, en cuanto al número de trabajadores en el país, sigue siendo el comercio al
por mayor y menor, la agricultura y las industrias manufactureras. Estos datos son
reflejo de una población poco preparada, sin acceso a los estudios y los servicios
básicos, manteniendo todavía una importante actividad económica agrícola, que
en muchos casos es poco mecanizada, cuya principal mano de obra es haitiana.
Actualmente el azúcar se cultiva en la totalidad de la llanura de la región sur
oriental: el máximo exponente ha sido históricamente el complejo de La Ro­
m ana, donde la central azucarera se complementó con fábricas químicas y con
manufacturas en una zona franca industrial. San Pedro de Macorís es otra de las
ciudades del azúcar, con centrales y puertos exportadores. El azúcar es el culti­
vo de mayor relevancia dentro de los productos tradicionales de exportación. El
mismo aportó ingresos al país durante los últimos 10 años equivalentes a 126,8
millones de dólares en promedio anual. Al analizar la producción azucarera a lo
largo de los últimos diez años se manifiestan fluctuaciones significativas, finali­
zando el período con una tasa media de crecimiento anual negativa de 4,2%.
El segundo producto agrícola en orden de importancia es el café. Cultivado
en el Cibao, la República Dominicana supera los 1.000 quintales3 de produc­
ción al año; una buena parte de esta cosecha se exporta. Se trata de una pro­
ducción de buena calidad, que todavía tienen un gran potencial de penetración
entre los consumidores, pues está lejos de haberse logrado adecuada introduc­
ción en países europeos. Al analizar el comportamiento de la producción de
café en la última década se registran aumentos y disminuciones, pues finaliza
la década con una tasa media de crecimiento de 6,7%.
El tabaco es otro producto tradicional de gran importancia en el dinamismo
que presenta la economía del país. Durante el período 1993-2002 el aporte
en divisas del tabaco representó un montante promedio de US$ 20,9 millones
anuales, registrando los volúmenes cosechados un crecimiento de US$ 3,8%, en
término promedio anual.

2. V ial, Joaquín, ¿Cuán competitiva es la República Dominicana?, República Dominicana,


Estrategia Nacional de Desarrollo y Competitividad, 2004.
3. Unidad de medida para pesar cosechas que equivale a 100 kg.

301
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS, CULTURALES Y COMERCIALES

La producción del tabaco en el período 1993-2002 destaca un desempe­


ño favorable continuo hasta el año 1998 , pues alcanzó ese año un máximo
crecimiento de 47,9%. Este aumento en la producción del rubro se sustentó
principalmente en el incremento que experimentaron los precios del producto
a nivel internacional.
Las tablas 3 y 4 reflejan la importancia en producción, tanto en volumen
como en precio, de los cultivos de caña de azúcar, tabaco y café. Como pode­
mos apreciar, el café tiene un máximo valor en cuanto a producción, pero el
volumen mayor es para el azúcar.

Tabla 2: Población de 10 años y más económicamente activa, según rama


de actividad económica, 2001-2005
Población de 10 años y más económicamente activa
2001 2002 2003 2004 2005
Total 3,557,988 3,701,798 3,731,676 3,933,660 3,992,210
Agricultura y ganadería 461,509 511,612 440,851 487,282 489,381
Explotación de minas y canteras 7,15 8,002 7,639 6,661 6,982
Industrias manufactureras 545,91 525,289 556,18 577,766 578,517
Electricidad, gas y agua 32,021 28,707 28,681 30,09 30,83
Construcción 220,048 206,682 247,996 235,754 239,367
Comercio al por mayor y menor 717,703 721,534 717,151 719,905 775,649
Hoteles, bares y restaurantes 195,764 202,362 205,58 216,024 229,86
Transportes y comunicaciones 244,109 243,863 255,414 249,564 251,284
Intermediación financiera y seguros 59,461 71,435 73,041 64,998 72,533
Administración pública y defensa 160,027 172,242 148,486 160,382 168,081
Otros servicios 714,403 776,574 812,458 852,578 849,004
Población sin rama de actividad* 199,886 233,499 238,199 332,658 300,725

* Incluye la población desocupada que busca trabajo por primera vez.


Fuente: Encuesta Mercado de Trabajo, Banco Central de la República Dominicana.

Tabla 3: Valor de la producción de algunos productos agrícolas por año, según


producto, 2001-2005

Producción agrícola. Valor a precios corrientes


Productos (En miles de RD$)
__________________ 2001 2002 2003 ~2004 2005
Caña de azúcar 2.007.459 2.030.852 1.977.938 3.494.706 3.494.706
Tabaco en rama 91.430 250.438 230.218 376.633 388.544
Café en cerezos 1.106.472 1.548.007 1.964.076 5235.686 3.890.120
Café en grano 760.128 1.798.064 2.094.099 2.302.756 2.302.732
Fuente: República Dominicana en cifras, 2006. Gerencia de Estadísticas Continuas. o n e .

302
ANÁLISIS C O M P A R A D O S O C IEC O N Ó M IC O DE LAS PROVINCIAS D O M IN IC A N A S

Tabla 4: Volumen de producción de algunos productos agrícolas por año,


según producto, 2001-2005

Volumen producción agrícola (unidad medida T.M)


Productos
____________________2001 2002 2003 2004 200T
Caña de azúcar 4.830.731 5-153.499 5.019.224 5-547.153 4.848.079
Tabaco en rama 5-696 6.311 8.0107 7.969 10.422
Café en cerezos 83.593 87.710 74.377 77.529 87.051
Café en grano 83.728 85.486 82.455 82.455 50.817

Fuente: República Dominicana en cifras, 2006. Gerencia de Estadísticas Continuas, one.

El arroz es el cereal de mayor incidencia en la dieta de los dominicanos.


Su producción es de vital importancia por la gran demanda de los diferentes
estratos sociales de la población dominicana. Su producción y distribución con­
tribuyen a generar una gran cantidad de empleos directos e indirectos, de los
cuales se benefician cientos de familias.
El turismo representa hoy una de las industrias principales de la economía
mundial, en general, y dominicana, en particular. El desarrollo del sector no es
novedad de los últimos años, sino el resultado de un proceso de largo perí,odo
que ha contribuido profundamente a la transformación de la economía nacio­
nal desde finales de la década sesenta, cuando se creó el primer importante
proyecto de turismo, el de Puerto Plata.
En 1967 el Gobierno estableció la Secretaría de Turismo, organismo res­
ponsable de la regulación y promoción del sector. El interés público hacia el
desarrollo del sector turístico no se limitó a la creación de la Secretaría, ya que
a inicios de los setenta fue creada dentro del Banco Central dominicano una
agencia para la supervisión, la promoción y la inversión en infraestructuras
relacionadas con el turismo. En total, a lo largo de los años setenta hasta co­
mienzos de los ochenta el Gobierno invirtió más de 76 millones de dólares en
el desarrollo turístico de la región de Puerto Plata.
A lo largo de la década de los ochenta el turismo vivió una época de im­
portante crecimiento debido, en primer lugar, al proceso de devaluación de la
moneda, que constituyó una ventaja competitiva para el país en el mercado
turístico caribeño y mundial; la devaluación del peso permitió ofrecer un des­
tino más barato y le dio más poder aquisitivo a la inversión en divisas, lo que
disparó el ritmo de inversión en constmcción de plazas hoteleras. La cantidad
de plazas anuales nuevas aumentó todos los años hasta un máximo en 1988
de casi cuatro mil nuevas. El crecimiento en el número de plazas disponibles

303
CANINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS. CULTURALES Y COMERCIALES

determinó un salto de las 5-300 que había en 1980 a las casi 18.000 de 1990 ,
hasta las más de 50.000 en el año 2000 .
Hoy en día el turismo es el sector principal de la economía nacional en
generación de divisas, además de una importante fuente de trabajo: en 2001
el sector empleaba directamente a 130.000 personas (en hoteles, restaurantes,
bares), mientras que los empleos generados indirectamente por el sector alcan­
zaron la cifra de 340.000.
El sector turístico contribuye directamente con el 4% del p i b nacional e in­
directamente genera el 19% del valor de la producción nacional. Anualmente
República Dominicana atrae alrededor del 2,5 millones de visitantes, proceden­
tes principalmente de Estados Unidos (27%), Alemania (19%), Canadá (10%),
Francia (7%), España (6 a 7%) e Italia (5 a 6%).
La confirmación de República Dominicana como meta turística internacional
es relativamente reciente; a pesar de ello, el país se convirtió a lo largo de los
años noventa en el segundo destino por llegadas turísticas de la región caribe­
ña después de Puerto Rico, pero tiene una ventaja significativa en la duración
promedio de la estancia de los turistas en relación a otros destinos.
Los principales factores determinantes del desarrollo turístico de la Repúbli­
ca Dominicana son la belleza natural del país y del clima. Según una encuesta
realizada en 2001 por el Banco Central de la República, el 70% de los turistas
viajan, a Dominicana por la calidad de las playas y del clima. Los recursos na­
turales de República Dominicana incluyen:

• Una costa de 1.288 kilómetros de longitud, con ecosistemas diferentes


(cocoteros, manglares, etc.).
• Selvas tropicales en zonas montañosas.
• Pantanos de manglares.
• Más de 218 especies de pájaros.
• Manatíes, ballenas y más de ocho especies de tortuga marina.
• La agrupación de las ballenas jorobadas en la Bahía de Samaná.

El rápido crecimiento que ha caracterizado a la economía dominicana a


lo largo del último tercio de siglo ha estado fuertemente vinculado con el
dinamismo de los sectores exportadores. Las exportaciones dominicanas se han
mantenido dinámicas y capaces de generar importantes ingresos monetarios
gracias a los nuevos sectores vinculados con el turismo y con las industrias
localizadas en las zonas francas.
Las primeras empresas de zonas francas se instalaron en el país a finales
de la década de los sesenta mediante la implementación de la Ley 299 de
Incentivo Industrial, que las definía como «espacio económico especial» por

304
ANÁLISIS C O M P A R A D O S O C IE C O N Ó M IC O DE LAS PROVINCIAS D O M IN IC A N A S

disponer de exención arancelaria y fiscal. Fue a inicios de los ochenta cuando


el sector de zonas francas adquirió mayor dinamismo, convirtiéndose en uno
de los puntales de la economía nacional. A partir de 1983 las exportaciones
de zonas francas se expandieron constantemente, tanto que en una década su
valor económico se cuadruplicó. El número de empleados directos de zonas
francas pasó de representar el 1,2% en 1983 al 6 % en 1991 sobre el total de la
población ocupada.4
En 2003 estaban operando 531 empresas en zonas francas, de las cuales
la principal concentración estaba establecida en la ciudad de Santiago de
los Caballeros (46% del total) y el resto estaba repartido por el país. Las
exportaciones de las zonas francas tienen como destino principal a Estados
Unidos (77,5%) y Puerto Rico (15,8%). Y también es mayoritariamente norte­
americano (61%) el capital invertido en las empresas. Entre 1997 y 2003 los
ingresos de divisas de las zonas francas representaron el 41% de los ingresos
de la cuenta corriente de la balanza de pagos frente al 26 % de los ingresos
por turismo y al 16 % de las remesas familiares, aunque también las zonas
francas son responsables del 26% de los egresos. En 2003 las exportaciones
de divisas de zonas francas alcanzaron un monto total de US$ 4,3 mil millo­
nes, que descontadas las importaciones arrojan un saldo neto de US$ 1,8 mil
millones.
El principal producto de exportación es el textil, representando más de
la mitad de la producción con un 51%, seguido por servicios ( 16 %) y tabaco
(5%). En 2003 el sector textil representaba el 50% de las empresas de zonas
francas, el 56% de las exportaciones, por un total de más del 70% de los em­
pleos.

ESTRUCTURA DEL SISTEMA EDUCATIVO DE REPÚBLICA


DOMINICANA

El sistema educativo dominicano está dividido en tres niveles fundamenta­


les. El nivel Inicial, dirigido a la población infantil hasta los 6 años. De acuerdo
a la Ley vigente, el último año es obligatorio y se inicia a los 5 años (art. 33, Ley
N° 66-97). El nivel Básico se inicia a los 6 años de edad y tiene una duración
de 8 años; atiende a la población de 6 a 13 años de edad y se ofrece en forma
gratuita. El nivel Medio, posterior al nivel básico, incluye a la población entre
14 y 17 años, y tiene una duración de 4 años.

4. Datos del World Trade Analyzer.

305
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS, CULTURALES V COMERCIALES

Esta ley establece la educación inicial como primer nivel del sistema educa­
tivo, dirigida a la población menor de 6 años. Para la población infantil menor
de 5 años el Estado desplegará esfuerzos que faciliten la generación del nivel,
para lo cual fomentará de manera especial la participación de la familia, la co­
munidad y la población civil. Los principales objetivos del nivel preescolar de
educación (de 0 a 6 años de edad) son contribuir al desarrollo físico, motriz,
psíquico, cognitivo, afectivo, social, ético, estético y espiritual de los educan­
dos, promoviendo el desarrollo de las potencialidades y capacidades de los
educandos, mediante la exposición en un ambiente rico en estímulos y la parti­
cipación en diversidad de experiencias formativas, estimulando las actividades
lúdicas propias de la edad de ese nivel. De este nivel educativo es obligatorio
solamente el último año (de 5 a 6 años de edad).

Tabla 5: Demanda educativa para República Dominicana, 2002

Niveles Edad Hombres Mujeres Total

Obligatorio 5 años 94.787 91.351 186.138

Básico 6 a 13 años 757.732 729.624 1.487.356

Medio «nos 378.828 362.957 741.785

Total - 1.231.347 1.183-932 2.415.279

Fuente: Secretaría de Estado de Educación. Departamento de Estadísticas.

El nivel Básico es la etapa del proceso educativo considerado como el míni­


mo de educación a que tiene derecho todo habitante del país. La matriculación
es obligatoria y el Estado se comprometió con la Ley 66/96 a ofrecerlo de forma
gratuita. Este nivel tiene una duración de ocho años, divididos en dos ciclos:

• Primer ciclo, con una duración de cuatro años, que incluye de primero
a cuarto grados. Dicho ciclo se inicia ordinariamente a los seis años de
edad, nunca antes de los cinco años.
• Segundo ciclo, con una duración de cuatro años que incluye quinto a
octavo grados.

El nivel Básico tiene como principales funciones la promoción del desarrollo


integral del educando en las distintas dimensiones, intelectuales, socioafectivas

306
ANÁLISIS C O M P A R A D O S O C IEC O N Ó M IC O DE LAS PROVINCIAS D O M IN IC A N A S

y motrices. Busca una educación comprometida en la formación de sujetos con


identidad personal y social, que construyen sus conocimientos en las diferentes
áreas de la ciencia, el arte y la tecnología. E intenta propiciar la creación de una
cultura democrática, en la que los estudiantes compartan un estilo de ejercicio
participativo.
El nivel Medio tiene una duración de cuatro años dividido en dos ciclos, de
dos años cada uno. Ofrece una formación general y opciones para responder a
las aptitudes, intereses, vocaciones y necesidades de los estudiantes para inser­
tarse de manera eficiente en el mundo laboral y/o estudios posteriores. El nivel
Medio se caracteriza por las siguientes funciones:

a ) una función social en el sentido de promover que los estudiantes se con­


viertan en sujetos activos, reflexivos y comprometidos con la construcción
y desarrollo de una sociedad basada en conceptos como la solidaridad,
justicia, equidad, democracia, libertad, trabajo y el bien común.
tí) una función formativa, propiciando en los educandos abordar el co­
nocimiento con mayor grado de profundidad, por lo que favorece el
desarrollo de experiencias tendentes al razonamiento, a la solución de
problemas, al juicio critico y a la toma de decisiones.
c) una función orientadora que contribuye a desarrollar en el estudiante sus
potencialidades y autoestima, promoviendo su autorrealización personal
en función de sus expectativas de vida, intereses, aptitudes y preferencias
vocacionales.

También el nivel Medio de educación se compone de dos ciclos: un


primer ciclo común para todos los estudiantes y un segundo ciclo o ci­
clo especializado que ofrece tres diferentes modalidades optativas: general,
técnico-profesional y artes. Dicho ciclo otorgará a los estudiantes que lo
finalicen el titulo de bachiller en la modalidad correspondiente. La modali­
dad G eneral intenta proporcionar al estudiante una formación integral con
el objetivo de que se pueda preparar para ingresar en el nivel Superior de
la educación. La Técnico-Profesional permite a los estudiantes obtener una
formación profesional, ofreciendo diferentes menciones y especialidades de
acuerdo a las características y necesidades locales y regionales del país. La
modalidad en Artes contribuye a la formación para el ejercicio de profesiones
y ocupaciones en el campo del arte o para proseguir estudios especializados
en el mismo.

307
CANINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS, CULTURALES Y COMERCIALES

ACCESO A LA EDUCACIÓN POR NIVEL DE ESTUDIOS

El acceso a la educación hace referencia al ingreso de la población en


la edad adecuada al sistema educativo mediante la asistencia a un centro
educativo. Este se evalúa a través del análisis de la cobertura. La cobertura
ha seguido un ritmo de crecimiento continuo. Entre la matrícula del año
escolar de 1996-1997 y la de 2001-2002 existe una diferencia positiva de
prácticamente 400.000 alumnos más en el sistema. La oferta por nivel indica
que para el año 2001-2002 el sector público participa con un 66,70% de la
matrícula del nivel Inicial; en el nivel Básico, con el 84,99% y el 74,88% en
el nivel Medio.

Tabla 6 : Matrícula por niveles del año 1996-97 al 2001-2002

NIVEL 1996-97 1997-98 1998-99 1999-2000 2000-2001 2001-2002


Inicial 189.085 190.541 195.346 207.994 219-553 194.256
Básico 1.360.044 1.492.772 1.548.573 1.608.640 1.643-941 1.687.572
Medio 313.840 329-994 346.001 370.952 398.924 444.035
TOTAL 1.862.969 2.013.307 2.089.920 2.187.586 2.262.418 2.325.863

Fuente: Secretaría de Estado de Educación. Departamento de Estadísticas.

Tabla 7: Matrícula 2001-2002 por nivel y por sector (%)

NIVEL PÚBLICO SEMIOFICIAL PRIVADO TOTALES


Inicial 66,70 2,33 35,95 100
Básica 84,99 1,27 13,72 100
Media 74,88 1,97 23,13 100

Fuente: Secretaría de Estado de Educación. Departamento de Estadísticas.

308
ANÁLISIS C O M P A R A D O S O C IE C O N Ó M IC O DE LAS PROVINCIAS D O M IN IC A N A S

Tabla 8: Población, matrícula, tasa neta y bruta por niveles para el 2000-2001

__ , _ Matrícula Matrícula _ Tasa


Edades Poblacion Tasa Neta
Total Legal Bruta
Inicial (tercer ciclo) 184.769 146.300 124.750 67,5 79,2
3 a 5 años 558.880 219.553 191.470 34,3 39,3
6 a 13 años 1.495.360 1.644.601 1.404.377 93,9 110,0
14 a 17 años 742.315 398.924 204.611 27,6 53,7
Fuente: Secretaría de Estado de Educación. Departamento de Estadísticas.

Nivel inicial

Las tasas, tanto la bruta como la neta, varían según nivel. Para el nivel inicial,
en el año escolar 2000-2001 y calculada sobre la población de 3 a 5 años, la tasa
bruta es de 39,3%. El ritmo de crecimiento es considerable, pues en el curso
1998-1999 la tasa bruta era de 33,8%. La cobertura de la población de 3 a 4 años
se incrementa con la apertura de unas 2.000 Casas Infantiles Comunitarias que
atienden en términos aproximados a 100.000 niños y niñas en esa edad. Para
los niños y niñas con edad de 5 años la tasa bruta es de 7,2%.

Nivel básico

La tasa bruta del nivel es de 110% y la neta es de 93,9%. Estos indicadores


demuestran que en la actualidad el sistema educativo tiene capacidad para
atender la demanda de este nivel. Sin embargo, también se manifiesta uno
de sus problemas, la sobre-edad de un importante número de alumnos (cer­
ca del 16% de la población matriculada). Una vez se compara la matrícula
por grados con la población por edades se evidencia con más claridad este
problema.
La tasa neta del nivel Básico es superior a la prevaleciente hace diez años.
No obstante, aunque los datos evidencian mejoría en la cobertura, alrededor
de 91-000 niños con la edad adecuada no están asistiendo a la escuela. La tasa de
ingreso en el primer grado del nivel es de 140%; es decir, de 100 niños y
niñas que ingresan en este grado 40 tienen una edad inferior o superior a la
estipulada

309
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS, CULTURALES Y COMERCIALES

Nivel medio

En el nivel Medio (Modalidad General), la tasa neta es 27,6% y la bruta de


53,3%. Ambas son bajas en términos significativos. La tasa neta está indicando
además que una gran parte de la población, con la edad correspondiente, no
está en las aulas. Para ponderar esta situación es necesario tener en cuenta la
baja productividad del nivel Básico. Si se compara la matrícula de primero con
la de octavo se aprecia que la del grado final del nivel Básico sólo llega al 40%
del primero. Esto indica que un porcentaje significativo no completa la educa­
ción básica. Sólo 4 de cada 10 niños y niñas que ingresan en el primer grado
llegan al octavo grado. Por otra parte, un 46,7% de la matrícula del nivel medio
está compuesta por alumnos con más de 17 años. La cantidad de estudiantes
con menos de 14 es del 3%.

E L ACCESO POR GÉNERO

En los últimos años las políticas de género se han fortalecido en el país. El


desarrollo ha sido avalado por diversos mecanismos legales que han consoli­
dado la cultura de género. No existen diferencias de sexo en la matrícula más
allá de las diferencias poblacionales. Sin embargo, al analizar la matrícula por
niveles se verifica que en los niveles Inicial y Básico existe una ligera diferencia
a favor de la matrícula masculina. En el nivel Medio existe una diferencia mar­
cada a favor de la matrícula femenina.

□ 83.02% hasta 88.54%

□ 88.80% hasta 90.31%

□ 90.67% hasta 91.66%

m 91.84 hasta 92.35%

■ 92.81% hasta 95.60%

Mapa 1: Tasa neta de matriculación en la escuela básica (por provincia), 2005


Fuente: o n e , h e n o g a r , 2005

310
AN Á LISIS C O M P A R A D O S O C IE C O N Ó M IC O DE LAS PRO V IN CIA S D O M IN IC A N A S

Tabla 9: Matrícula 2000-2001 del nivel Medio por grados


y población por edad

Grados Matrícula Edad Población Diferencia


Primero 132.209 14 187.378 55.169
Segundo 105.414 15 186.420 81.006
Tercero 84.974 16 185.598 100.624
Cuarto 76.327 17 182.919 106.592
Totales 398.924 -742.315 343.391

Fuente: Secretaría de Estado de Educación. Departamento de Estadísticas.

Al analizar la matrícula de cada grado se comprueba que en el nivel Básico


la del sexo masculino es superior a la del femenino hasta el sexto grado. De
sexto a octavo la matrícula femenina es superior a la masculina. Esto es posible
porque los estudiantes al llegar a este grado abandonan la escuela para dedi­
carse al trabajo y las estudiantes permanecen en el sistema. La misma razón es
valida para el nivel Medio.

Tabla 10: Población total y por sexo. Matrícula total y por sexo
para 2000-2001

Edades Población Matrícula


Masculina Femenina Masculina Femenino
(años) total total

3a5 558.880 284.538 274.342 219.553 110.442 109.111


6 a 13 1.495.360 761.664 733.696 1.643.941 836.883 807.058
14 a 17 742.315 379.258 363.057 398.924 178.945 219.979
Totales 2.796.555 1.425.460 1.371.095 2.262.418 1.126.270 1.136.148

Fuente: Secretaría de Estado de Educación. Departamento de Estadísticas.

ACCESO POR ZONA URBANA Y RURAL

La matrícula de la zona urbana es superior en todos los niveles a la prevale­


ciente en la zona rural. Esta última representa el 39,8% de la matrícula total. En
el nivel escolar Inicial, la matrícula rural alcanza un 29,9%. En el nivel Básico
el porcentaje de la matrícula rural es de 37,7% y en el nivel Medio sólo llega
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS, CULTURALES Y COMERCIALES

al 13,3%, porcentaje muy bajo explicable por la falta de escuelas que ofrezcan
este nivel en esa zona.

Tabla 11: Matrícula por nivel/zona del sector público

NIVEL/
Urbano % Rural % Totales
ZONA
INICIAL 155.679 70,90 63.874 29,09 219.553
BÁSICA 1.024.200 62,30 619.741 37,69 1.643.941
MEDIA 345.970 86,72 52.954 13,27 398.924
TOTALES 1.525.49 67,44 736.569 32,55 2.262.418

Fuente: Secretaría de Estado de Educación. Departamento de Estadísticas.

En República Dominicana la deserción escolar se debe tanto a factores extraes-


colares, como por ejemplo la necesidad de trabajar o la falta de interés, así como
intraescolares, es decir, la falta de establecimientos educativos y problemas de des­
empeño escolar. Ambos constituyen razones suficientes en jóvenes de 15 a 19 años
de zonas rurales y urbanas para desertar del sistema educacional. Es un motivo de
mucha preocupación que más del 45% de hombres y mujeres de zonas aírales y
urbanas señalen como causa de deserción la falta de interés para estudiar.

□ 34.38% hasta 46.38%

□ 48.88% hasta 56.16%

□ 57.19% hasta 81.38%

□ 62.31 hasta 66.57%

■ 69.52% hasta 75.32%

Mapa 2: Población que empieza y termina la escuela primaria


por provincia, 2005
Fuente: o n e, h en o g ar, 2005

312
AN ÁLISIS C O M P A R A D O S O C IE C O N Ó M IC O DE LAS PRO V IN C IA S D O M IN IC A N A S

La deserción en los niveles de Básica y Media puede ser considerada signifi­


cativa. En el primero los mayores porcentajes de deserción los tienen los grados
tercero, sexto y séptimo. En Media los grados primero y segundo son los que
presentan mayores porcentajes de deserción. Esta situación puede estar relacio­
nada con la cantidad y calidad de los establecimientos educativos, en especial
en el caso del sector rural, donde no siempre se cuenta con oferta de nivel Me­
dio, así como también puede deberse a la baja concentración de la población.
Gran parte de las escuelas agmpa en un aula a alumnas/os de diferentes grados
con un solo maestra/o. Además la pobreza podría estar constituyéndose en un
factor importante para el caso del nivel Medio, ya que obligaría a algunas/os
estudiantes a abandonar la escuela para buscar trabajo.

LOS OBJETIVOS DE DESARROLLO DEL MILENIO


Y REPÚBLICA DOMINICANA

En el año 2000 se celebró en la sede de las Naciones Unidas la Cumbre del


Milenio, en la que 147 Jefes de Estado y de Gobierno se reunieron y aprobaron
la Declaración del Milenio, que es un emblema de un nuevo siglo y como tal
aborda las necesidades reales de los pueblos, se compromete con el desarro­
llo equitativo y sustentable, defiende los principios de la dignidad humana y
propone como valores fundamentales del siglo xxi la libertad, la igualdad, la
solidaridad, la tolerancia, el respeto a la naturaleza y la responsabilidad común.
La Declaración del Milenio dio pie a los Objetivos del Desarrollo del Milenio
( odm), que constituyen un nivel mínimo de condiciones de vida para todos los
habitantes de nuestro planeta. El plazo dado fue hasta el año 2015 para que
todos los países cumplieran con los siguientes objetivos.-5

1. Erradicar la pobreza extrema reduciendo a la mitad el porcentaje de per­


sonas cuyos ingresos sean inferiores a un dólar estadounidense por día y
las que padecen hambre.
2. Lograr la enseñanza primaria universal, consiguiendo que todos los niños
y niñas puedan terminar un ciclo completo de enseñanza primaria.
3. Promover la igualdad entre los sexos y la autonomía de la mujer, elimi­
nando las desigualdades entre los géneros en la enseñanza primaria y
secundaria, preferiblemente para el año 2005 y en todos los niveles de
enseñanza para 2015-

5. Proyecto del Milenio de las Naciones Unidas, 2005. Inviniendo en el desarrollo. Un


plan practico para conseguir los Objetivos de Desarrollo del Milenio. Nueva York.

313
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS, CULTURALES i COMERCIALES

4. Reducir la mortalidad de los niños y niñas menores de 5 años, reduciendo


en dos terceras partes la mortalidad de todos los niños menores de cinco
años.
5. Mejorar la salud materna, reduciendo la tasa de mortalidad materna en
tres cuartas partes.
6 . Combatir el v i h / s i d a , paludismo y otras enfermedades, deteniendo la difu­

sión del v h s / s i d a y deteniendo o comenzando a reducir la incidencia del


paludismo y otras enfermedades graves.
7. Garantizar la sostenibilidad del medio ambiente, incorporando los princi­
pios del desarrollo sostenible en las políticas y en los programas naciona­
les. Reducir a la mitad el porcentaje de personas que carecen de acceso
al agua potable y reducir considerablemente el número de personas que
habitan en tugurios.
8 . Fomentar una asociación mundial para el desarrollo, potenciando la for­
mación de un sistema comercial y financiero abierto que incluya una
buena gestión de los asuntos públicos, el desarrollo y la reducción de la
pobreza.

La República Dominicana demostró sensibilidad ante los Objetivos del Mi­


lenio, al crear la Comisión Presidencial sobre los Objetivos del Milenio y el
Desarrollo Sostenible ( c o p d e s ) , encabezada por el Excmo. Sr. Presidente de la
República Dr. Leonel Fernández. Esta comisión abarca los distintos sectores gu­
bernamentales, el sector empresarial, la sociedad civil y las agencias de la o n u ,
que tienen como objetivo, entre otros, elaborar una Estrategia de Reducción de
la Pobreza ( e r p ) y una Estrategia Nacional sobre el Desarrollo Sostenible ( e n d s )
basadas en los Objetivos del Milenio. Esta institución realiza informes periódi­
cos sobre el proceso de resultados y necesidades y elabora propuestas tanto a
nivel sectorial como regional.
Según el informe realizado el año 2005 por las Naciones Unidas y por la Co­
misión Presidencial, para el cumplimiento de los Objetivos del Milenio existen
una serie de factores negativos, como:

• La ausencia de capital humano debidamente entrenado y motivado para


asumir las labores de desarrollo, en vivo contraste con el número siempre
creciente del personal en nómina.
• La mala calidad del gasto y la ausencia de prioridades nacionales, tanto
como la abundancia de recursos malgastados y dilapidados.
• La desigual distribución de los recursos y el desigual acceso de la pobla­
ción a los bienes y servicios disponibles.

314
AN ÁLISIS C O M P A R A D O S O C IE C O N Ó MIC O DE LAS PRO VIN CIAS D O M IN IC A N A S

• La carencia de servicios de calidad, independientemente de si se trata de


las áreas de salud y de educación, como de las de infraestructura, asenta­
mientos urbanos, sanidad o nutrición.
• Las limitaciones laborales y prácticas discriminatorias contra la autonomía
de la mujer, no obstante el positivo acceso de ésta al sistema educativo.
• La inexistencia de políticas estatales y la falta de continuidad guberna­
mental, debido al clientelismo, derroche financiero, alta rotación y pér­
dida de recursos humanos capacitados en un Estado de derecho en cier­
nes.
• La acrecentada deuda social, la confusión de inversión social con obras
de infraestructura y las continuas improvisaciones por falta de liderazgo
para combatir la pobreza y sus secuelas principales.
• Las escasas intervenciones intersectoriales por defecto conceptual en la
percepción de temáticas transversales, como la de género, y poca sinergia
entre uno y otro sector.
• Las notables deficiencias en las bases de datos y sus secuencias tempora­
les.
• Los limitados sistemas de monitoreo disponibles, así como de ejecución
por objetivos y de rendimiento de cuentas, a falta de continuidad de las
políticas institucionales y de suficiente capacidad de seguimiento por par­
te de la sociedad civil.

Tabla 12: Indicadores de pobreza extrema

Indicadores de pobreza extrema


Área % personas bajo línea de Período
Geográfica pobreza (2 US$ PPA) 2000 2001 2002
País 12,16 10,05 13,96

Fuente: Objetivos de Desarrollo del Milenio - República Dominicana. Procesado con


Redatam + SP Cepal/Celade 2007.

Un caso paradigmático del nivel de pobreza que se vive en Dominicana es


el de la región fronteriza. Según datos recientes,6 en Pedernales un 73% de la
población es pobre y en Elias Piña un 92%. Casi la mitad de sus habitantes ca­

6. Datos del Centro de Investigación Económica para el Caribe, en 2004.

315
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS, CULTURALES Y COMERCIALES

recen de acceso al agua potable y una cuarta parte de los mayores de 15 años
son analfabetos, frente a un 15% en el conjunto dominicano.
Si el desarrollo sostenible debe tener en cuenta la participación coordinada
entre las instituciones públicas y la sociedad civil, se debe aplicar el principio
de subsidiariedad, esto es, que el diálogo se establezca a niveles lo más próxi­
mos posibles a la población. En República Dominicana la estructura político-
administrativa incluye provincias y municipios, pero también pueden aplicarse
criterios intermedios entre la totalidad del país y esta división; este criterio es el
de las provincias y regiones.

Indicadores de Pobreza Extrema

I % personas bajo linea de pobreza (2 US? PPA) 2000


I % personas bajo friea de pobreza (2 US$ PPA) 2001
l^^sona^aJoKne^^obrez^^JSSPPA^OO^

Gráfica 1: Círculo indicadores de pobreza extrema


Fuente: Objetivos de Desarrollo del Milenio - República Dominicana. Procesado
con Redatam + SP Cepal/Celade 2007

316
AN Á LISIS C O M P A R A D O S OC I EC O N Ó MIC O DE LAS PRO VIN CIAS D O M IN IC A N A S

Desem pleo, alta


L concentración del
ingreso, b ajo s
salarlos nom inales
y reales

Problem ática f \
s o c J i,: I n A n n r ^ A \ Baja dem anda y
desnutrición, POBREZA adquisición d e loa
Insalubridad, \ ' b ienes y servicios
analfabetism o,
¡Deficiencias d e los
servicios púbBcos

B aja satisfacción de
tas n ecesidades d e:
alim entación,
educación,
desnudez,
hacinam iento

Gráfica 2: Círculo vicioso de la pobreza en República Dominicana


Fuente: Estrategia para la reducción de la pobreza en la República Dominicana, 2003

COMPARACIÓN ENTRE TRES PROVINCIAS DOMINICANAS

Para elegir tres provincias representativas de las diferentes condiciones de


calidad de vida y nivel económico del país hemos tomado como base los ma­
pas del índice de calidad de vida por provincia y el porcentaje de hogares en
pobreza extrema por provincia,7 ambos con información referente al año 2002 .
Las provincias seleccionadas y sus datos pueden consultarse en la tabla 13-

Tabla 13: Provincias elegidas para realizar la comparación según índice


de calidad de vida y porcentaje de pobreza extrema

T, • •
Provincia »r - \r promedio
ICV j- % Hogares
6 en pobreza
r
_____________ 1 extrema
Elias Piña 0-40 40 - 100
Monte Plata 55 —60 5 - 10
Santo Domingo 60 - 100 0 -5

Fuente: Atlas de la pobreza en República Dominicana 2005.

7. El Atlas d e la P obreza en República D om in ican a 2 0 0 5 ha sido elaborado con el apoyo


del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo ( p n u d ) , el Raneo Mundial y la Oficina
Nacional de Estadística ( o n e ) , en coordinación con el Secretariado Técnico de la Presidencia
( s t p ) y la Oficina Nacional de Planificación ( o n a p i a n ) .

317
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS. CULTURALES Y COMERCIALES

PROVINCIA DE ELÍAS PIÑA

La provincia de Elias Piña tiene una superficie de 1.426 km2, está enclavada en­
tre la Cordillera Central, al norte; la Sierra de Neiba, al sur; y la parte occidental del
Valle de San Juan. Esta provincia tiene como límites, por el noite, las provincias de
Dajabón y Santiago Rodríguez; al este, la provincia San Juan; al sur, la provincia
de Independencia; y al oeste la República de Haití.8 Conforma la región suroeste
juntamente con las provincias de Azua, San Juan y la subregión Enriquilo.
La provincia de Elias Piña está formada por los municipios de Comendador,
Río Limpio, Pedro Santana, Banica, El Llano, Hondo Valle y Juan Santiago.
La capital provincial es Comendador, localizada en el municipio de igual
nombre. Las zonas más importantes dentro de Comendador son Guayabo, Los
Rinconcitos, Potro Blanco, Ringostura y Hato Viejo.9
Se trata de una de las provincias menos pobladas del país, su índice de
calidad de vida es uno de los más bajos y el porcentaje de hogares en pobreza
extrema el más elevado. Más del 64% de su población es rural y un 36% es
urbana. Como se puede observar en las tablas que vienen a continuación, entre
las personas económicamente activas predomina el trabajo informal no decla­
rado, seguido de la actividad agrícola y el comercio.

iMapa 3: índice de calidad de vida por provincia, 2002


Fuente: A tlas d e la P o b rez a en R ep ú blica D o m in ica n a , 2005

Rafael, Comendador, Apuntes p ara su historia, Santo Domingo, R. D.,


8 . C aamaño C astdjjo, 199 6 .
9. Consejo Nacional de Asuntos Urbanos ( conau ) , 2 0 0 0 .

318
AN ÁLISIS C O M P A R A D O S O C IEC O N ÓMIC O DE LAS PRO VIN CIAS D O M IN IC A N A S

xMapa 4: Porcentaje de hogares en pobreza extrema por provincia, 2002


Fuente: Atlas d e la P o b rez a en R ep ú blica D om in ica n a , 2005-

Tabla 14: Población por grupos de edad para la provincia de Elias Piña, 2002
Ambas zonas Urbana Rural
PROVINCIA
Total Hombres M ujeres Total Hombres Mujeres Total Hom bres Mujeres
ELlAS PIÑA
63.879 32.986 30.893 23.203: 11.185; 12.018 40.676 21.801 18.875
Menos de 1 1.771 827 944 708j 288| 420 1.0631 539 524
1- 4 6.849 3.455 3.394 2.298! i .09 i f 1.207 4.551 2.364 2.187
S- 9 9.129 4.687 4.442 2.992 1.433] 1.559 6.137! 3.254 2.883
10- 14 9.041 4.814 4 .2 2 7 3.088 1.492 i . 596 5.953 3.322 2.631
1 5 - 19 7.082 3.848 3.234 2.904 1.396 1.508 4.178 2.452 1.726
2 0 -2 4 4.419 2 .2 6 4 2.155 1.808 877 931 2 .6 1 1] 1.387 1.224
2 5 -2 9 3.172 1.557 1.615 l .279! 627 652 1.893 930 963
3 0 -3 4 2.908 1.433 1.475 1.1191 530¡ 589 1.789 903 886
3 5 -3 9 3.200 1.537 1.663 1.122¡ Slffl 612 2.078 1.027 1.051
4 0 -4 4 2.918 1.468 1.450 1.140 523: 617 1.778 945 833
4 5 -4 9 2.651 1.327 1.324 977 497 480 1.6741 830 844
5 0 -5 4 2.587 1.359 1.228, 91 7 [ 468 449 1.670 891 779
5 5 -5 9 2.024 1.067 957 71« 372 344 1.308 695 613
6 0 -6 4 2.010 1.086 924 699 370: 329 1.311 716 595
6 5 -6 9 1.514 812 702 508 247Í 261 1.006! 565 441
7 0 -7 4 1.262 720 542 424! 2311 193 838! 489 349
7 5 -7 9 544 326 218 188 99 89 356] 227 129
8 0 -8 4 390 199 191 148! 57 91 2421 142 100
85 y más 407 199 208 167Í 76i 91 24o: 123 117
' .......
No declarada 1 1 - il 1 -I -

Fuente: Elaboración propia a partir del cen so de 2002, O ficina N acional de Estadística
d e R epública Dom inicana.

319
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS, CULTURALES Y COMERCIALES

Según podemos apreciar en las tablas, la principal actividad económica es


la agropecuaria. La agricultura en Elias Piña es de secano, ya que hay serias
dificultades en cuanto a la escasez de agua y de tecnologías adecuadas de riego
y de preparación de la tierra. Entre los principales cultivos destacamos la piña,
el café, el cacao, el bosque seco o grandes extensiones de pasto natural. Mu­
chas de las explotaciones son para exportación, como el aguacate, el cacao y
el café. La mayoría de las propiedades es de tipo minifundio y la propiedad es
mayormente del Estado. Parte de lo que se comercializa en Elias Piña proviene
de la provincia de San Juan, en especial del municipio de las Matas de Farfán,
debido a una mayor diversificación en producción agropecuaria.
Es importante entender las relaciones que existen entre los municipios de
San Juan de la Maguada y Elias Piña. Las fuertes relaciones tanto comerciales
como de migraciones pendulares crean una subregión San Juan de la Magua­
da - Elias Piña. La actividad terciaria tiene poca importancia en la provincia,
mayoritariamente son actividades comerciales de productos de provisiones y
mercado de intercambio los días de feria.

Tabla 15: Población de 10 años y más económicamente activa,


Provincia de Elias Piña, 2002

PROVINCIA ELÍAS PIÑA Total %

No declarado 11.767 61
Agricultura, ganadería, caza y silvicultura 1.974 10
Comercio al por mayor y al por menor 1.194 6
Administración pública y defensa 999 5
Otras actividades de servicios comunitarios 822 4
Enseñanza 624 3
Hogares privados con servicio doméstico 607 3
Transporte almacenamiento y comunicaciones 344 2
Construcción 281 1
Industrias manufactureras 251 1
Servicios sociales y de salud 211 1
Hoteles y restaurantes 50 0
Suministro de electricidad, gas y agua 48 0
Actividades inmobiliarias empresariales 41 0
Intermediación financiera 40 0
Explotación de minas y canteras 1 0
Pesca - -

Organizaciones y órganos extraterritoriales - -


Total 19.254 100
Fuente: E laboración propia a partir del cen so de 2002, O ficina Nacional de Estadística
de República D om inicana.

320
ANÁLISIS C O M P A R A D O SO C IEC O N Ó M IC O DE LAS PROVINCIAS D O M IN IC A N A S

Otro hecho a considerar es la posición estratégica de la provincia, que hace


frontera con la República de Haití. A través de la frontera pasan muchos y di­
versos tipos de mercancías que posteriormente se venden en República Domi­
nicana, saltándose los pertinentes controles e impuestos.
La provincia de Elias Piña, en suma, es una de las más complejas y con gra­
ves problemas estructurales del país. No contribuye en su progreso el elevado
índice de personas en el paro, es decir, sin trabajo. Y tampoco la baja tasa de
escolaridad o alfabetización de su población. Las carencias son reales y se refle­
jan en las condiciones de vida de sus habitantes, que hacen de ésta la provincia
con más elevado índice de pobreza del país.

Mapa 5: Provincia de Elias Piña en el contexto subregional


Fuente: Lincamientos de Políticas de Desarrollo Urbano para la ciudad de Comendador, 2000.

Como se puede apreciar por lo que acabamos de describir, se trata de una


provincia que tiene un equilibrio tanto económico como social vulnerable. La agri­
cultura se puede ver claramente afectada por la falta de planes que apoyen el cre­
cimiento del sector y eviten la consecuente degradación del medio ambiente por la
contaminación de los recursos naturales. La población emigra a ciudades próximas
buscando mejorar sus condiciones de vida, ya que la situación en el campo es de
total desamparo económico. Así nos encontramos con un aumento progresivo

321
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS, CULTURALES í COMERCIALES

de las poblaciones urbanas y un consecuente incremento de la pobreza urbana,


ya que las ciudades no tienen tanto dinamismo económico para ocupar a toda la
población inmigrante. Consideramos que sería necesario, para mejorar la situación
de la provincia, la implementación de políticas que refuercen la economía local,
programas de capacitación, mejorar la cobertura en servicios básicos, entre otros.

PROVINCIA DE MONTE PLATA

La provincia de Monte Planta se encuentra en la Región de Valdesia, en su


extremo este. Está conformada por cuatro municipios, que son: Monte Plata,
Bayaguana, Sabana Grande de Boyá y Yamasá. Tiene una extensión total de
2.382,74 km2. En cuanto a su población, entre los años 1981 y 1993 se ha
apreciado una disminución en el número de habitantes. Ese hecho puede es­
tar relacionado con que sea Monte Plata la provincia numero cuatro del país
en cuanto a niveles altos de pobreza, con un 20 % a 30 % de los hogares con
pobreza extrema. Los niveles mas elevados de pobreza se concentran en los
municipios situados al norte y noroeste de la provincia.

Tabla 16: Población por grupos de edad para la provincia de Monte Plata, 2002

PROVINCIA Ambas zonas Urbana Rural


MONTE Total Hombres Mujeres Total Hombres Mujeres Total Hombres! Mujeres
PLATA 180.376 93.134 87.242 76.987 38.118 38.869 103.389 55.016 48.373
Menos de 1 4.474 2.210 2.264 1.795 893 902 2.679 1.317 1.362
1- 4 17.495 8.934 8.561 7.240 3.699 3.541 10.2551 5.235 5.020
5- 9 23.402 11.980 11.422 9.581 4.807 4.774 13.821 7.1731 6.648
10- 14 22.386 11.727 10.659 9.488 4.878 4.610 12.8981 6.849 6.049
15-19 18.602 9.488 9.114 8.322 4.052 4.270 10.280! 5.4361 4.844
2 0 -2 4 14.499 7.389 7.110 6.607 3.196 3.411 7.892; 4.193 3.699
2 5 -2 9 11.677 5.814 5.863 5.475 2.643 2.832 6.2021 3.171 3.031
3 0 -3 4 10.833 5.426 5.407 5.025 2.373 2.652 5.808! 3.053; 2.755
3 5 -3 9 10.733 5.320 5.413 4.988 2.419 2.569 5.745! 2.901 2.844
4 0 -4 4 9.206 4.934 4.272 4.115 2.128 1.987 5.0911 2.806 2.285
4 5 -4 9 7.252 3.744 3.508 3.130 1.508 1.622 4.122: 2.236 1.886
50 -5 4 6.970 3.623 3.347 2.617 1.250 1.367 4.353 2.373 1.980
55 -5 9 5.404 2.760 2.644 2.131 966 1.165 3.273 I.794 : 1.479
6 0 -6 4 5.361 2.956 2.405 1.918 969 949 3.443Í 1.987! 1.456
6 5 -6 9 3.903 2.217 1.686 1.384 716 668 2.519 1.501 1.018
70 -7 4 3.799 2.161 1.638 1.542 801 741 2.257: 1.360! 897
7 5 -7 9 1.809 1.0421 767 646 335 311 1.163¡ 707! 456
8 0 -8 4 1.372 779j 593 502 243 259 870; 536Í 334
85 v más 1.197 629: 568 481 24? 239 716! 387! 329
No declarada 11 1 _ _ . 2! li 1

Fuente: Elaboración propia a partir del censo del 2002, Oficina Nacional de Estadística
de República Dominicana.

322
ANALISIS C O M P A R A D O S O C IE C O N Ó M IC O DE LAS PROVINCIAS D O M IN IC A N A S

Como se puede apreciar en la tabla que viene a continuación, la actividad


ya que predomina la agricultura y el comercio al por mayor, pero seguimos con
una mayoría de la población con trabajos no declarados, que mayoritariamente
se tratan de vendedores ambulantes, que comercializan alimentos. En Monte
Plata encontramos algunos asentamientos de los Bateyes.10 Concentran una
población, aproximada, superior a las 27.000 personas. Más del 80% vive en
condiciones infrahumanas, sin agua potable, educación, salud, vivienda digna
o transporte. Además hay que sumar el problema de la legalidad, ya que no
tienen reconocida la nacionalidad Dominicana, ni los inmigrantes ni sus hijos
nacidos en el país.

Tabla 17: Población de 10 años y más económicamente activa. Provincia de


Monte Plata, 2002

PROVINCIA MONTE PLATA Total %


No declarado 29.723 43
Agricultura, ganadería, caza y silvicultura 9.261 14
Comercio al por mayor y al por menor 8.109 12
Hogares privados con servicio doméstico 3.930 6
Construcción 2.973 4
Industrias manufactureras 2.678 4
Enseñanza 2.524 4
Administración pública y defensa 2.492 4
Otras actividades de servicios comunitarios 2.467 4
Transporte almacenamiento y comunicaciones 2.304 3
Actividades inmobiliarias empresariales 543 1
Servicios sociales y de salud 508 1
Hoteles y restaurantes 492 1
Intermediación financiera 197 0
Suministro de electricidad, gas y agua 181 0
Pesca 29 0
Explotación de minas y canteras 8 0
Organizaciones y órganos extraterritoriales - -

Total 68.419 100

Fuente: Elaboración propia a partir del censo del 2002, Oficina Nacional de Estadística
de República Dominicana.

10. Los Bateyes son comunidades rurales diferentes de las demás por su economía, sepa­
ración social, racial (proceden de la República de HaitO y cultural. La mayoría de sus habitan­
tes vive de la siembra, cuidado y corte de la caña de azúcar.

323
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS. CULTURALES T COMERCIALES

Esa situación cíclica lleva a una reproducción del modo de vida, que pasa de
generación en generación, sin ningún tipo de alteración, lo que conduce a que
las comunidades bateyes estén por debajo de la línea de pobreza crítica, con gra­
ves problemas de desnutrición, analfabetismo, infravivienda, integración...
Entre los cultivos de la región destacamos el arroz, la caña de azúcar, el pasto
y los árboles maderables. Un elemento natural especialmente destacado en el área
de la provincia es la región de los haitises, que se localiza debajo de la Península
de Samaná, al sur de la comunidad de Sábana Grande. Esta región está situada en
la parte nororiental del país y presenta sus costas occidentales a la Bahía de Sama­
ná y sus costas orientales al Océano Atlántico. Está limitada al oeste por la región
de Los Haitises y al sur por la Cordillera Oriental. La llanura se extiende en una
faja irregular desde la Bahía de San Lorenzo, en su extremo occidental, hasta Pun­
ta Macao, en su extremo oriental, y es intemimpida por las abruptas elevaciones
de la Cordillera Oriental, que se prolongan hasta el mar y que son más frecuentes
en su porción occidental. Ocupa unos 1.500 km2 de extensión.

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Mapa 6: Provincia de Monte Plata


Fuente: L in eam ien tos d e p o lítica s d e d esarro llo u rb a n o p a r a la c iu d a d
d e C om en d ad or, 2000.

324
ANÁLISIS C O M P A R A D O S O C IE C O N Ó M IC O DE LAS PROVINCIAS D O M IN IC A N A S

PROVINCIA DE SANTO DOMINGO

En la provincia de Santo Domingo se encuentra ubicada la capital del país,


con el mismo nombre. Aquí se concentra el poder político, económico y social.
Es y ha sido tradicionalmente el principal centro urbano del país, por lo que se
originan fuertes migraciones desde las demás provincias hacia la capital.
Como se puede apreciar, la población es mayoritariamente urbana, y tam­
bién joven. Eso se debe al efecto llamada que tiene la provincia por su dinamis­
mo económico, factores que atraen a personas procedentes de otras provincias,
que buscan mejores oportunidades de trabajo y calidad de vida. Así tenemos
en la actualidad una población con unas características comunes, como que la
mayoría es población migrante, exceptuando en el campo, donde aún predo­
mina la población femenina y oriunda de la provincia.
La ciudad de Santo Domingo se ha consolidado a lo largo de los años como
el principal polo de concentración de la población, consumo y oferta de em­
pleo, centro de servicios y actividades comerciales del país. Como consecuen­
cia de ello, tenemos el crecimiento en el número de población y un aumento
del territorio urbanizado.

Tabla 18: Población por grupos de edad para la provincia


de Santo Domingo, 2002
PROVINCIA Ambas zonas Urbana Rural
SANTO Total Hombres Mujeres Total Hombres Mujeres Total Hombres Mujeres
DOMINGO
1.817.754 887.437 930.317 1.234.721 599.785 634.936 583.033 287.652 295.381
Menos de 1 50 321 25.491 24 830 32.708 16.626 16.082 17613 8865 8.748
1- 4 170.217 86.761 83.456 111.036 56.434 54.602 59.181 30.327 28.854
5- 9 201.354 101.012 100.342 131.302 66.012 65.290 70.052 35.000 35.052
10- 14 196.246 96693 99 553 129 992 63.850 66.142 66254 32 843 33411
15-19 177.766 84.609 93.157 120.568 57.452 63.116 57.198 27.157 30.041
20-24 179.290 85.402 93.888 125.534 59.754 65.780 53.756 25.648 28.108
25-29 161.017 76.235 84 782 112.357 53.357 59.000 48660 22.878 25 782
30-34 147.907 72.202 75.705 101.097 49.284 51.813 46.810 22.918 23.892
35-39 132.341 63.648 68.693 89.562 43.027 46.535 42.779 20.621 22.158
40-44 103.356 50.961 52.395 69.963 34.039 35.924 33.393 16.922 16.471
45-49 82.794 40.369 42.425 57.655 27 523 30.132 25.139 12.846 12.293
50-54 66.730 33.353 33.377 46.825 22.974 23.851 19.905 10.379 9.526
55-59 43.967 21.148 22.819 30.698 14.667 16.031 13.269 6481 6.788
60-64 35.254 17.568 17686 25 202 12 222 12 980 10.052 5346 4.706
65-69 24.419 11.517 12.902 17.823 8.194 9.629 6.596 3.323 3.273
70-74 19.607 9.280 10.327 14.157 6.608 7549 5.450 2.672 2.778
75-79 10.761 4852 5.909 7.843 3.386 4.457 2.918 1.466 1452
80-84 7.181 3.311 3.870 5.247 2.336 2.911 1.934 975 959
85 v niás 7 119 2 968 4.151 5.076 1.999 3 077 2043 969 1074
No declarada 107 57 50 76 41 35 31 16 15

Fuente: Elaboración propia a partir del censo del 2002, Oficina Nacional de Estadística
de República Dominicana.

325
CAHINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS. CULTURALES Ï COMERCIALES

Tabla 19: Población de la ciudad de Santo Domingo según


los distintos censos nacionales"

Crecimiento intercensal
Población Período Promedio Promedio
absoluto anual (%)
1920 30.943 - - -
1935 71.091 1920 - 1935 40.148 5,99
1950 181.553 1935 - 1950 110.462 6,35
1960 369.980 1950 - I 960 188.427 7,38
1970 668.507 I960 - 1970 298.527 6,48
1981 1.297.892 1970 - 1981 629.38 5,72
1993 1.555.851 1981 - 1993 257.959 1.55

Fuente: one . Datos de los censos de 1920-1981 y datos del censo 1993.

Tabla 20: Población de 10 años y más, económicamente activa. Provincia


de Santo Domingo, 2002
PROVINCIA SANTO DOMINGO Total %
No declarado 308.334 41
Comercio al por mayor y al por menor 118.804 16
Industrias manufactureras 68.043 9
Administración pública y defensa 35.497 5
Construcción 34.212 5
Otras actividades de servicios comunitarios 33.580 4
Transporte almacenamiento y comunicaciones 33.177 4
Hogares privados con servicio doméstico 28.263 4
Actividades inmobiliarias empresariales 23.747 3
Enseñanza 22.582 3
Hoteles y restaurantes 16.253 2
Servicios sociales y de salud 14.135 2
Intermediación financiera 9.141 1
Agricultura, ganadería, caza y silvicultura 5.935 1
Suministro de electricidad, gas y agua 3.662 0
Pesca 218 0
Explotación de minas y canteras 209 0
Organizaciones y órganos extraterritoriales - -

Total 755792 100

Fuente: Elaboración propia a partir del censo del 2002, Oficina Nacional de Estadística
de República Dominicana.

11. a n d - c e s d e m , El censo d e 1993y la evolución d e la p ob la ció n d e Santo Domingo. A nálisis


d e u n a re a lid ad u rban a, Santo Domingo, 1997.

326
ANÁLISIS C O M P A R A D O S O C IE C O N Ó M IC O DE LAS PROVINCIAS D O M IN IC A N A S

Las mayores y mejores universidades del país se concentran en la capital. La


oferta en actividad económica es la misma que en otras importantes capitales del
Mundo. Igualmente encontramos los mejores servicios en salud, transportes y abas­
tecimiento de infraestructuras básicas (agua, alumbrado público, pavimentación).
A diferencia de las otras dos provincias, Santo Domingo es la de mejor icv
y menor porcentaje de hogares en condiciones de pobreza extrema. Con todo,
no se puede decir que no existe pobreza en esta provincia. Existen algunos ba­
rrios periféricos donde las condiciones de vivienda son todavía muy precarias.

Tabla 21: Inversión en la construcción del sector privado por año, según
provincia, 2000-2004

Valor de la Construcción del Sector Privado (En RDS)


Provincia
2000 2001 2002 2003 2004
Total 6.162.686.768 9.036.542.587 6.503.884.243 10.687.443.833 7.300.672.840
Distrito Nacional' 4.625.542.801 6.686.426.838 5.068.846.528 8.137.097.133 4.222.359.386
Santiago 1.024.322.591 1.073.190.619 1.040.905.454 1.717.095.923 1.368.916.841
La Altagracia 28.763.000 659.607.495 127.501.485 346.965.283 854.009.350
Samaná 87.574.900 48.762.458 68.133.666 6.527.472 168.707.703
San Pedro de Macoris 94.718.280 239.529.266 49.967.954 63.970.855 205.025.797
San Cristóbal 57.227.800 49.162.341 46.758.245 54.216.595 60.746.251
La Romana 31.813.400 39.585.974 44.304.897 55.403.238 38.562.841
Espaillat 10.419.700 25.732.959 12.752.993 129.324.523 62.044.771
Puerto Piala 115.254.157 103.881.201 10.675.026 65.462.950 90.116.899
Peravia' 39.874.200 34.620.552 10.344.249 4.220.462 3.375.726
Hato Mayor 0 1.518.000 9.758.000 7.565.526 13.640.522
Azua 4.142.300 1.526.600 4.260.256 0 1.391.460
Valverde 970.400 4.916.328 4.082.781 8.291.314 7.442.726
Barahona 0 859.500 3.151.925 0 0
Monseñor Nouel 10.122.200 9.845.761 1.316.630 40.192.866 9.065.885
San Juan 5.839.328 4.862.550 757.600 431.550 28.842.350
La Vega 6.901.900 50.535.701 366.554 44.822.002 53.629.733
Duarte 5.324.615 694.844 0 2.153.723 0
Salcedo 1.728.396 0 0 0 950.229
El Seibo 0 495.600 0 0 2.202.746
Maria Trinidad Sánchez 612.850 0 0 0 616.200
Monte Cristi 1.569.400 620.000 0 2.470.643 913.259
Dajabón 8.225.750 0 0 0 0
Baoruco 349.600 0 0 344.400 1.586.450
Santiago Rodríguez 0¡ 0 0 0! 20.228.504
Sánchez Ramírez 172.500 168.000 0 887.3751 0
Monte Plata 1.216.700 0 0 0 1.244.841
Elias Pina 0 0 0 01 85.052.370

(1): Incluye la Provincia de Santo Domingo.


(2): Incluye la Provincia de San Jo sé de Ocoa.
Fuente: Secretaría de Estado de Obras Públicas y Comunicaciones, seo pc .

327
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS, CULTURALES Y COMERCIALES

Según al tabla 14, podemos apreciar la importancia que tiene la capital, si la


comparamos con las demás provincias del país. Es donde más se invierte en la
construcción, lo que nos hace pensar que también coincide con la provincia de
mayor dinamismo económico, por ello atrae a altas inversiones, como lo son
las del sector de la construcción.

CONCLUSIONES

En este trabajo hemos tratado de realizar un análisis socioeconómico de tres


provincias de República Dominicana (Elias Piña, Monte Plata y Santo Domingo)
que reflejan las profundas diversidades existentes en el país. A pesar de esas
diferencias, es posible delinear algunas características comunes de la actual
realidad socioeconómica del país. A modo de conclusión vale la pena resaltar
que la mayoría de la población se concentra en las áreas urbanas, tratándose
principalmente de población joven (menores de 20 años).
En cuanto al flujo migratorio procedente del país vecino, Haití, las fuentes
de información son poco fiables, ya sea por escasez o por total inexistencia.
Para ello nos ha servido mucho el trabajo de campo realizado, que nos ha per­
mitido documentar la situación laboral de muchos haitianos que trabajan como
braceros en los ingenios azucareros del suroeste del país, y también en otros
campos de cultivo. La población de origen haitiano se emplea principalmente
en la realización de los trabajos más duros y peor remunerados. Muchos de
ellos no hablan castellano y trabajan bajo condiciones extremas (un sol abrasa­
dor, largas jornadas laborales y malas condiciones de alimentación). Los actua­
les acuerdos existentes entre los dos países no conciben dotar de los derechos
básicos a los inmigrantes procedentes de Haití y, por tanto, no tienen acceso a
la educación pública ni a la sanidad pública; y tampoco sus hijos, nacidos en
tierras dominicanas, obtienen la nacionalidad dominicana. Lo que se consigue
así es reproducir, generación tras generación, una situación de exclusión social
y pobreza que beneficia a unos pocos, y limita a muchos.
La economía de República Dominicana, como hemos mostrado, genera
grandes ingresos; su principal deficiencia es la repartición de esas ganancias.
Tanto la agricultura, las zonas francas como el sector turístico (con matices),
generan un número importante de empleos; pero se trata de empleos que no
requieren ningún tipo de formación y que, a la vez, no ofrecen al trabajador
ningún valor añadido de capacitación que le permita mejorar sus conocimien­
tos y progresar. La mayoría de los empleos generado en los tres sectores ante­
riormente indicados tienen que ver con la reproducción mecánica de tareas, no
utilizan las capacidades personales ni ofrecen al trabajador una dimensión de

328
ANÁLISIS C O M P A R A D O SO C IEC O N Ó M IC O DE LAS PROVINCIAS D O M IN IC A N A S

libertad individual en la realización de su trabajo. F.1 resultado de esta tendencia


es la descalificación profesional presente en la economía dominicana, que se
refleja en el porcentaje de personas que vive bajo la línea de pobreza extrema,
lo que supone que República Dominicana se esta alejando de las metas de lo­
grar lo convenido en los Objetivos de Desarrollo del Milenio.
La falta de demanda de trabajo cualificado y la escasa preparación de la
mayoría de la población dominicana tiene que ver con la estructura del siste­
ma educativo del país y con los problemas relativos a la equidad del acceso
a la educación. La igualdad en el acceso a la educación asegura, en términos
generales, la posibilidad de obtener resultados o rendimientos similares sin
tomar en cuenta la procedencia socioeconómica o la zona de la que provienen los
estudiantes y el lugar donde está situada la escuela. El logro de este nivel de
equidad no depende sólo del sistema educativo y está vinculado con factores
externos a la escuela. Variables relacionadas con las características del hogar,
como el ambiente educacional, expresado por el nivel educativo de los adultos,
el nivel de ingresos, la infraestructura física de la vivienda y el nivel de orga­
nización familiar son factores necesarios para apreciar la equidad educativa.
Como se dijo en este trabajo, las diferencias educativas por zonas son muy
significativas en República Dominicana. El 25% más rico de la población reside
en áreas urbanas y tiene un promedio de 10,4 años de educación, mientras que
el 25% más pobre de la zona rural sólo llega a los 3,3 años en promedio. La
diferencia en años de educación entre el 25 % de población más pobre de la
zona urbana y el 25% más rico de la zona rural es insignificante.
En la zona rural muchas comunidades no tienen la población escolar su­
ficiente para contar con una escuela completa con todos los niveles, incluso
por grados separados. Esta situación genera «ciclos incompletos» en una triple
dimensión: las escuelas que no ofrecen todos los niveles, las que ofrecen sólo al­
gunos grados de un determinado nivel y las escuelas que agrupan en una sola aula
a estudiantes de varios grados (multigrado). En la zona rural la mayoría de las
escuelas sólo ofrecen el nivel Básico y los estudiantes que lo terminan deben
acudir a centros fuera de su comunidad si desean proseguir su formación.
Las familias que viven bajo los niveles de pobreza no están en condiciones
de aportar a sus hijos ambientes de estudio adecuados o expectativas importan­
tes de logros. Por otra parte, los padres sin estudios o con estudios incompletos
tienen menor interés por la educación de sus hijos, por su escolarización y por
su rendimiento educativo. Dentro de este sector con menores posibilidades
económicas los niños asisten con menos regularidad a la escuela y dedican
menos tiempo al estudio. En muchos casos, los niños procedentes de hogares
que viven en niveles severos de pobreza llegan a la escuela sin las condiciones
adecuadas para realizar el trabajo que exige el proceso educativo, como desa-

329
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS, CULTURALES V COMERCIALES

Las diversas modalidades de certificación de la calidad del café se refieren


a las características del producto final, o taza, o bien a las condiciones del pro­
ceso productivo con énfasis en los aspectos ecológicos, sociales y gerenciales,
según cada sello: comercio justo, orgánico, iso. Los aspectos sociales son el
criterio medular en el Comercio Justo, normado por la F air Trade Labelling
Organisation International, f i o .
La realidad nicaragüense y la experiencia de la Central de Cooperativas Ca­
fetaleras del Norte, c e c o c a f e n , analizadas en este artículo, permiten vislumbrar
el potencial de la producción de café de calidad para el desarrollo de países
pequeños en los que el café constituye uno de los principales rubros de ex­
portación.

CONCEPTO Y ANTECEDENTES DEL COMERCIO JUSTO

El Comercio Justo (F air Trade) es un movimiento internacional que tiene el


propósito de garantizar un trato comercial equitativo para los pequeños pro­
ductores de países en desarrollo. Hasta ahora la abanderada del Comercio Justo
es la Fair Trade Labelling Organisation In tern acional ( f l o ) , responsable de la
definición y de la certificación de los estándares del Comercio Justo. Constitui­
da en 1997, f l o tiene presencia en más de 20 países de Asia, Europa y Norte
América. Su sede está en Bonn, Alemania.
Los antecedentes del Comercio Justo se remontan a la guerra fría, con la
primera Conferencia de la Asamblea de la o n u sobre Comercio y Desarrollo
( u n c t a d , 1964), celebrada en Ginebra, en la que un conjunto de países del Ter­

cer Mundo, cuyos dirigentes estrenaban nuevos Gobiernos nacionales como


resultado de la descolonización, presionaron bajo el lema “Comercio, No Ayu­
da», exigiendo a los países ricos de las metrópolis que abrieran sus fronteras a
sus productos agrícolas.

N icaragua. Estrategia p a r a reconversión y la diversificación competitiva d e la caftcultura en


N icaragua, Managua, 2005, p . 48. pn ijd. Inform e d e desarrollo h u m an o 2005. I.as regiones
autón om as d e la Costa Caribe. ¿Nicaragua asu m e su diversidad? Program a d e las Naciones
Unidas p a r a el Desarrollo, I a edición, Managua, 2005. p. 365 R o o z e n , Nico y H o f f , Frans van
der, C om ercio Justo. La historia detrás d el c a fé m ax Havelaar, los b an an os Oké y los téjanos
Kuyichi, Ámsterdam, Uitgerij Van Gennep. VG. Traducido al español por Michel Janssen,
2003, p. 293. Si,ñ us. Biofach. Nuremberg, A lem ania, l a Feria d e Productos Orgánicos m ás
g ran d e del Mundo. Managua, 2006, d v b .

332
CAFÉ C O N A RO MA DE E Q U I D A D . P O T E N C I A L DE L C O M E R C I O J US TO DE C A F É E N N I C A R A G U A

HONDURAS
Waspem

'Bonanza
•R osita
'Siuna
SALVADOR
S o m ritó l- 0 «'

C o lto tir f .
■ - v m tt a r f*

.C íip a n d e g a

o SO M,ll»>

0 SO K iló m e tro ,
M ar
C a rib e
O CÉANO
P A C ÍFIC O
RICA

Mapa 1: Principales zonas cafetaleras de Nicaragua

La ayuda al desarrollo había tenido una clara intención anticomunista. «La


ayuda extranjera es un método mediante el cual los e e u u mantienen una po­
sición de influencia y de control sobre el mundo entero y sostiene a un gran
número de países que sin ella se hundirían definitivamente o pasarían al bloque
comunista».2
En este contexto, se abre la primera tienda de solidaridad en Holanda (Brenke-
len) en 1969 y dos años más tarde en este país ya existen 120 tiendas de solidari­
dad. Estas tiendas se consideran la primera generación de Comercio Justo.
Las relaciones comerciales entre Norte y Sur que siguen la premisa del co­
mercio justo exigen como criterio para los intercambios económicos:3

• Que los procesos de cultivo y de producción sean respetuosos con el


medio ambiente.
• Participación de pequeños productores agrupados en cooperativas u otras
asociaciones alternativas, en las que se garanticen unas condiciones dig­
nas de trabajo.

2. John F. K e n n e d y , Discurso an te el Econom ic Club d e Nueva York, 1962. Citado por


José y otros, P ara en ten der el com ercio ju sto, espanica, http://www.nodo50.
T o r r es P érez,

org/espanica.
3. Véase www.oneworld.net, 01/07.

333
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS, CULTURALES í COMERCIALES

• Operaciones comerciales directas con las contrapartes, evitando los inter­


mediarios y especuladores del mercado.
• El precio de compra tiene que superar siempre al de los circuitos tradicio­
nales y debe proporcionar los beneficios necesarios para el sostenimiento
de la actividad.
• Se garantiza una cooperación a largo plazo con los productores y un ade­
lanto de los pagos, a fin de eliminar o al menos reducir la financiación de
los productores en la banca comercial y la llamada «venta de futuro».
• Parte de los beneficios deben invertirse en programas de desarrollo social
y comunitario.
• Por último, los precios deben ser transparentes tanto para los productores
como para los consumidores.

La relación directa con los productores constituye, tal vez, el elemento más
novedoso y su principal potencial para asentarse como alternativa a los circui­
tos comerciales tradicionales. En definitiva, con el Comercio Justo se intenta
conseguir una nueva cultura de la producción y del consumo, sacando del
anonimato y el desconocimiento mutuo a consumidores y productores.4 El acto
de comprar un producto se convierte así en un hecho cultural en el que se
reconocen el origen, la calidad y las repercusiones de la compra, más allá del
mero acto de pagar el precio más bajo, sin sentir ninguna responsabilidad sobre
la calidad del producto, su impacto en el medio ambiente y las condiciones
sociales de su producción.

E L COMERCIO JUSTO EN E L ESTADO ESPAÑOL

El movimiento de Comercio Justo llega a España a fines de la década de los


ochenta; un referente es el I Encuentro Estatal de Economía Alternativa, Justa y
Solidaria, celebrado en Córdoba en mayo de 1993 y la creación de la Coordina­
dora Estatal de Organizaciones de Comercio Justo en 1996.
La Asociación del Sello de Productos de Comercio Justo en España ofrece
diferentes productos, entre ellos café de varios países, a través de una red de
tiendas y cafeterías extendida por todo el territorio nacional. Las principales
empresas y organizaciones españolas que ofrecen café con el sello de Comercio

4. «El consumidor, al tomar su tacita de café, a duras penas tiene idea del trabajo que un
campesino en un país lejano ha tenido que realizar. El campesino, a su vez no tiene ninguna
noción del destino de los sacos de café que ha entregado. Habiéndose acabado el anonimato
entre productor y consumidor, ambos pueden sentarse a la mesa para llegar a acuerdos-,
R o o z k .n , N. y Hoff, Frans van der, op. cit., p 55.

334
CAFÉ CON AROMA DE E Q U I D A D . POTENCIAL DEL C O M E R C I O J US TO DE C A F É EN NICARAGUA

Justo son: Alternativa 3, Autobar-España, Azkoyen Hostelería, Cafés Batalla, Cafés


Castel, Cafés c iv r r , Cafés Novell, Cafés r o v i , Cafés Saula, Café Vitoria, La Casa del
Café, Gematrade, Góngora Representaciones, id e a s , Intermon-Oxfam, Serventa,
Supracafé, Tupinamba, Unión Tostadora y Vendin.
La organización de comercio justo e s p a n ic a vende café cultivado por coo­
perativas de pequeños productores nicaragüenses (de los departamentos de
Matagalpa y Nueva Segovia) que poseen una parte de las tierras estatales (Área
Propiedad del Pueblo) durante la revolución sandinista. Ya en 2005 se podía
adquirir café nicaragüense de Comercio Justo en 30 capitales y 98 tiendas con la
colaboración de asociaciones y o n g : Caritas, Movimiento Scout, Sindicato Comi­
siones Obreras, Sindicato Agrario c o a g , Estibadores de los puertos de Barcelona
y de Las Palmas de Gran Canaria, Trabajadores de Fujitsu, Asesores y Consultores
Sproa de Madrid; A a w de Getafe, Ingenieros sin Fronteras, Farmacéuticos en
Acción y Consejos de Estudiantes de diversas universidades. Entre los estable­
cimientos podemos destacar las cafeterías universitarias de Cantabria, Granada,
Deusto, Alcalá de Henares, Murcia, Valladolid, Juan Carlos I, Carlos III, Autóno­
ma, Politécnica y Complutense, de Madrid. También en instituciones como el
Ministerio de Medio Ambiente y el Instituto Geográfico Nacional.

E L CAFÉ EN NICARAGUA

Nicaragua participa en el Comercio Justo como país productor de café y, en


menor medida, con cacao ,5 miel, ajonjolí (sésamo) y marañón (anacardo o -en
portugués- cajú). Organizaciones como Del Campo, c i p r é s , c e c o c a f e n , p r o d e c o -
o p , u c p c o exportan por los circuitos de Comercio Justo a los Estados Unidos,

Japón, Alemania, Bélgica y México.


El peso de la actividad cafetalera en la economía nicaragüense es significa­
tivo. En el período 1995-2000, el café representó anualmente, en promedio el
29,1% del p i b del sector agrícola y el 5,9% del p i b global.6
Según datos oficiales la cosecha cafetalera nicaragüense en el ciclo 2005-
2006 fue de 2.074.571,40 quintales, una cosecha récord. La cosecha para ex­

5. Cacaonica exporta cacao orgánico producido en Waslala por pequeños productores


con el apoyo de la o n g alemán Promundo Humano. Citado por p n u d , Inform e d e Desarrollo
H um ano 2005, p. 189.
6 . M a g f o r (Ministerio Agropecuario Forestal), P rogram a p a r a el sector agropecu ario y

econ om ía rural en N icaragua. Estrategia p a r a reconversión y la diversificación competitiva


d e la caficultura en N icaragua, Nicaragua, 2002.

335
CANINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS. CULTURALES V COMERCIALES

portación en el mismo ciclo fue de 1.8 millones de quintales, que generaron


ingresos cercanos a los 200 millones de dólares.7

Cuadro 1: Nicaragua. Área de siembra de café

Tamaño de finca N ° de Fincas Sumatoria 0/ A,


,. n/ % M anzanas
Mz # % m a nzan as

1,01 a 2,5 9.925 43,68 18.502 10,76

2,51 a 5,00 7.349 32,34 27.257 15,85

5,01 a 10,00 3-031 13,34 22.594 13,14

10,01 a 20 1.161 5,11 17.195 10,00

> 20 1.258 5,54 86.372 50,24


Total 22.724 100 171.920 100,00

Fuente: cen agro , 2002.

El rendimiento promedio de la producción cafetalera nicaragüense es muy


bajo, de 8 a 12 quintales por manzana en los mejores años. En Brasil obtienen
40 quintales por manzana. En Costa Rica sacan 45 quintales, con costos de pro­
ducción un poco más bajos que Nicaragua.
El Cuadro 3 evidencia la crisis cafetalera con una fuerte caída del precio
en el año 2000 y 2001 , la caída de la producción y el rendimiento en el 2001
y la débil recuperación en los años siguientes, paralela al repunte del precio
internacional.
Es significativo señalar que incluso en los años de crisis los precios recibidos
por los productores nicaragüenses en los circuitos de Comercio Justo, como
veremos más adelante, fueron mayores que los convencionales.

7.Declaraciones de funcionarios del m a g f o r al periódico nicaragüense F.l Nuevo D iario


( El quintal son 100 libras, equivale a 45 kilogramos, los sacos de café son de un quintal.
en d ).

La equivalencia en área es 1 hectárea =1, 4 manzanas.

336
CAFÉ CON AROMA DE E Q U I D A D . P O T E N C I A L D E L C O M E R C I O | U S TO DE C A F É EN N I C A R A G U A

Cuadro 2: Nicaragua. Área, producción, rendimiento, exportaciones


y consumo interno de café

Volumen de Con­
Ciclo Área Produc­
Rendimiento0 exportacio­ sumo
agrícola cultivada“ ción11
nes1' interno15

1965-1966 128,80 697,30 5,40 612,90 84,40


1975-1976 120,00 1.068,20 8,90 879,60 188,60
1985-1986 121,30 769,00 6,30 739,70 29,30
1995-1996 133,00 1.304,40 9,80 1.158,70 145,70
Notas: a) En miles de manzanas, b) En miles de quintales, c) Quintales por manzana.
Fuente: u n ic a f e , 2000.

Cuadro 3: Nicaragua. Producción y exportación de café. 2000-2006

Produc­ Rendi­ Exportacio­


Area Valor
ción miento nes Precio
Años (Miles (Miles
(Miles (qq Por (Miles (US$)
Mz) US$)
qq) mz) qq/oro)

2000 154,7 1.808,5 11,7 1.855,4 109.133,6 58,2


2001 154,7 1.185,0 7,7 1.098,1 65.596,2 59,7
2002 165,2 1.272,0 6,4 1.163,6 80.616,7 69,3
2003 165,2 1.292,0 6,4 1.000,0 80.616,7 69,3
2004 165,2 1.795,0 6,1 1.758,9 126.773,5 72,1
2005 165,2 1.100,0 12,5 1.227,6 125.769,9 101,1
2006 182,0 2.074,0 12,5 1.800,2 210.333,6 120,0

Fuente: Banco Central de Nicaragua. Publicado por La P ren sa, 6 febrero 2007.

Nicaragua es el país más extenso de América Central, con 131.812 km2, de


los que 10.384 km2 pertenecen a los lagos principales de Managua y Nicaragua
y a lagunas menores interiores y costeras.8 Su extensión es similar a la de la
Comunidad Valenciana (España) y mayor que el Principado de Monaco o que
Andorra. La forma trapezoidal del país se puede dividir en tres regiones mor-

8. I.NCER, Jaime, G eografía d in ám ica d e N icaragua, Editorial Hispamer, Managua, 1998.

337
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS, CULTURALES 1 COMERCIALES

foestructurales: la llanura caribeña, surcada por caudalosos ríos que descienden


hacia una costa baja salpicada de lagunas y manglares. Es la tierra caliente, hú­
meda y lluviosa. Altiplanos y sierras de la Región Central, con altitudes medias
por encima de 600 metros,9 con la meseta segoviana y la cordillera Dariense
como principales ejecutores del paisaje. Estamos en la tierra templada, con
temperaturas medias anuales inferiores a 20° C y dominio clímax del bosque
tropical seco. Finalmente, la depresión lacustre, volcanes y llanuras del Pacífi­
co, región joven salpicada de formaciones volcánicas y basculada suavemente
hacia el océano Pacífico.
La región central es la más apta para el cultivo del café, especialmente los
departamentos de Jinotega y Matagalpa, donde el cultivo encuentra las mejores
condiciones ambientales, por altura, suelos y bonanza del clima.10
La inserción de Nicaragua al mercado mundial se produjo a través del café.
Hasta mediados del siglo xix la producción agrícola descansó en la hacienda
colonial ganadera junto con la producción de granos básicos para el consumo
interno y algunas exportaciones de añil.
La llegada del café se da a partir de 1840; es el último país de Centroamé-
rica que se inicia en esta actividad. Su impacto en las estructuras económicas
y sociales fue enorme, sentando las bases del modelo agroexportador en Ni­
caragua."
Como parte de las transformaciones de adecuación al mercado mundial
hubo incentivos a la inmigración, sobre todo alemana, mediante estímulos
fiscales y crédito para los grandes productores de café, acompañados de un
violento proceso de expropiación de tierras indígenas. Estas políticas fueron
ejecutadas tanto por Gobiernos conservadores como liberales; la revolución
liberal del general José Santos Zelaya (1893-1909) reprimió la rebelión indígena
(1881) y promulgó la Ley de las Comunidades (1906). Así, el “progreso» llegó
a Matagalpa y Jinotega en hombros de los indios -que abrieron caminos para
sacar el café en condiciones de trabajo cercanas a la esclavitud- y se estableció
contra los indios.
En los años cincuenta y siguientes, los buenos precios del café consolidan
la dictadura militar de la dinastía Somoza. El fundador de la dinastía, Anastasio
Somoza García, para entonces ya se había convertido en el principal cafetalero

9. Aguirre, Francisco Xavier, op. cit.


10. G uharay, F, et al., op. cit.
11. La revista Envío -publicación mensual de la Universidad Centroamericana, u c a ,
de Managua- ha dedicado diversos artículos a la producción cafetalera nicaragüense. Se
difunde en español, inglés e italiano. Sus artículos pueden consultarse en la página w eb:
www.envio.org.ni.

338
CAFÉ CON AROMA DE E Q U I D A D . P O T E N C I A L DEL C O M E R C I O (UST O DE C A F É EN N I C A R A G U A

del país, después de declararte la guerra a Hitler y confiscar las fincas de mu­
chas familias alemanas.
La inserción al mercado mundial con el café como principal producto de
exportación -y a gran distancia de otros rubros- generó una gran desigualdad
en la distribución de las riquezas y extrema vulnerabilidad en la economía de
Nicaragua. Un fenómeno similar se produjo en el resto de países centroameri­
canos, salvo Costa Rica.

Transplante de plantita del cafeto »Las Delicias*, cafetal con sombra de


(Foto, Pascal Chapul) Cecocafen
(Foto, Pascal Chaput)

El precio internacional del café ha presentado grandes fluctuaciones y caí­


das dramáticas en la historia con efectos nefastos para los países productores.
Galeano 12 compara la curva de los precios del café al encefalograma de la epi­
lepsia. Entre 1962 y 1989 se logró una relativa estabilidad, basada en el Acuerdo
Internacional del Café ( a ic ) que preservaba el equilibrio del mercado gracias
a un sistema de contingentes de exportación y precios mínimos y máximos
concertados. Pero en 1989 los países consumidores y los países productores no
lograron mantener el acuerdo y el sistema se desplomó.

12. -Las gráficas de los precios del café, como las de todos los productos tropicales, se
han parecido siempre a los cuadros clínicos de la epilepsia...*, G aleano , Eduardo, Las venas
abiertas d e A m érica Latina, Cuadragésima edición, Siglo xxi Editores, España, 1985, p. 158.

339
CANINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS, CULTURALES Y COMERCIALES

Un nuevo intento de estabilizar los precios se dio por pocos años, entre
1993 y 2000, esta vez por pane de la Asociación de Países Productores de Café
( a p p c ) , que acogió a catorce países miembros y fue diseñada de manera similar

a la o p e p con respecto al petróleo; sin embargo, entró en crisis en el 2000 , al


aprobar una resolución que exigía a sus miembros retener el equivalente al 20 %
del volumen de sus exportaciones. Cuando el plan de retención fracasó y la so-
breoferta global superó el 10%, la a c p c resolvió, en septiembre 2001 , suspender
el plan y dejó de funcionar.
La crisis mundial del café en 2001 desencadenó el hambre en Nicaragua.
En julio del año 2001, después de pasar meses en el municipio de El Turna,
decenas de familias se instalaron en la ciudad de Matagalpa, cabecera del de­
partamento del mismo nombre, y permanecieron casi un mes en el parque Los
Monos, viviendo de la caridad, a la espera de una respuesta del Gobierno. Eran
obreros agrícolas, acompañados de sus familias numerosas, expulsados de los
lugares donde habían vivido durante años y donde ya no les daban empleo.
Después marcharon hacia Managua con sus familias para protestar por la pér­
dida de sus fuentes de trabajo y exigir al Gobierno la búsqueda de salidas a la
crisis. Fueron varias las causas de la hambruna 2001: caída del precio interna­
cional del café, la falta de financiamiento, recesión cafetalera y embargos ban-
carios de las fincas al quedar en mora; la suma de todos estos factores llevaron
a la quiebra a productores cafetaleros grandes, medianos y pequeños.
Se calcula que existen en el país 30 mil productores de café que generan
empleo a 175 mil trabajadores permanentes y a más de 300 mil en la época de
corte. El 96% de las fincas cafetaleras está en manos de pequeños productores.
Son fincas de menos de 20 manzanas, pero que juntas suman el 50% del total
del área cultivada de café. Los pequeños productores cafetaleros tienen costos de
producción más bajos: 45 dólares, por debajo de los costos en las medianas y
grandes haciendas cafetaleras; pero sólo producen de 3 a 6 quintales por man­
zana, por debajo del rendimiento promedio nacional.
La distribución actual de la propiedad agraria en Nicaragua proporciona
unas condiciones adecuadas para facilitar el Comercio Justo. Con la revolución
sandinista la reforma agraria15 redujo al 10% la gran propiedad y dejó en manos
de pequeños propietarios el 78% de la tierra cultivable. En los noventa, el 65%
del área agrícola está en manos de pequeños productores, apenas el 8 % a la
gran producción y ha aumentado hasta un 25% la mediana producción.14 Las

13. I n i e s , N icaragua. Apuntes sobre las transform aciones d e un p aís en revolución, Mana­
gua, 1987, p. 88.
14. Datos de 1994, elaborados por la organización no gubernamental c i p r é s , Managua,
en base a fuentes oficiales ( c i e r a , i n r a , c o r n a p ) . El c i p r é s fue dirigido por Orlando Núftez. El
programa H am bre Cero, lo dirige actualmente Daniel Ortega.

340
CAFÉ CON AROMA DE E Q U I D A D , P O T E N C I A L DE L C O M E R C I O |U S T O DE C A F É EN N I C A R A G U A

cooperativas y los pequeños productores son un sujeto económico nuevo, que


mueve la economía popular con tecnología intensiva en trabajo; se trata de
los pequeños productores cafetaleros, junto con otros pequeños productores
agrícolas, industriales y comerciantes por cuenta propia, además de un millón
de mujeres que trabajan en su propio hogar y en producción de patio.15 A pe­
sar del potencial económico de la pequeña producción, en Nicaragua, a partir
de 1990 la banca privada dio la espalda a la pequeña producción, mientras la
banca estatal se sumió en una profunda crisis.
A diferencia de las políticas de la revolución sandinista, que se caracteriza­
ron por el crédito fácil y las condonaciones de deudas al sector rural -dando
lugar a la que se denominó -cultura del no pago»-, las políticas neoliberales
de los Gobiernos siguientes se caracterizaron por -apretar las tuercas» al sector
rural, cerrando la ventanilla de crédito público y dejando que la banca privada
redujera las habilitaciones o créditos de corto plazo, que las casas comercializa-
doras del café otorgaban a los productores, eso sí con intereses leoninos.
Además, la falta de títulos de propiedad constituye un grave problema para
la pequeña producción cafetalera. Esta situación radica en que la reforma agra­
ria sandinista y la reinserción de las fuerzas de la Resistencia y del Ejército pu­
sieron muchas fincas cafetaleras en manos de pequeños productores, pero no
les dieron títulos de propiedad. El saldo de una estrategia que buscaba salidas
de corto plazo a una crisis político-militar fue que más de quince años después
el 35% de los productores cafetaleros de Matagalpa y Jinotega no tienen títulos
de propiedad legales. Este es otro factor que influye en la reducción de las ha­
bilitaciones, debido a la inseguridad en la tenencia de la tierra.

COMERCIO JUSTO Y MERCADOS ESPECIALES DE CAFÉ

En el ciclo 2005-2006, según la Organización Internacional de Café (oic), la


producción mundial fue de 119 millones de sacos o quintales. Los países nór­
dicos son los mayores bebedores de café en el mundo entero con un consumo
per cápita de 10,5 kg al año. Les siguen Holanda con 9 kg, Suiza y Alemania
con 8 kg. En términos de volumen la Unión Europea y los Estados Unidos son
los mayores compradores de café. Juntos importan el 80% del café que se ven­
de en el mercado mundial.
El Comercio Justo forma parte de los nichos de mercado en los que Centro-
américa viene explorando y abriendo caminos desde hace algunos años. Son
mercados basados sobre todo en la calidad y es precisamente en los mercados

15. Ñ o ñ ez, O., Im otra estrategia, Managua, c ip r é s , 2003, p. 21.

341
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS, CULTURALES V COMERCIALES

de esta naturaleza donde se desarrollan las experiencias de Comercio Justo y de


venta de productos orgánicos o ecológicos. La producción agrícola sin químicos
tiene un reconocimiento cada vez mayor por parte de los consumidores, en es­
pecial en los países europeos, así como en e e u u y Canadá. El mercado del café
es significativo para analizar los mercados especiales o diferenciados, siendo la
exportación de café en los canales de Comercio Justo un tipo de comercio que
ha crecido en años recientes.16 Para competir en los mercados diferenciados de
café se requiere capacitación e inversiones. Un reto importante es conseguir un
sello nacional que identifique estos productos en el mercado mundial.
Si bien el mercado de café diferenciado es sólo el 1% del volumen a nivel mundial,
la demanda de cafés diferenciados de alta calidad crece con fuerza. Se entiende
por cafés diferenciados los que han logrado establecer nichos de mercado por
la tecnología limpia empleada (cafés amigables con los pájaros, ecológicos y
orgánicos), por la condición de quienes lo producen y su compromiso con te­
mas sociales (cafés bajo el régimen de Comercio Justo, cafés sin mano de obra
infantil), por el destino de los ingresos (inversiones sociales) y por las carac­
terísticas organolépticas intrínsecas (cafés finos con tazas excepcionales). Hay
otras formas de diferenciación como son las variedades (Maragogype, bourbon
y otras), el tamaño del grano y la preparación del café oro (cero defectos).
La calidad del café depende de determinadas condiciones agroecológicas:
altura (900 a 1200 m), temperatura (17° a 23°), lluvias, suelos. Nicaragua tiene
estas condiciones. También depende de la variedad de café; así para los mer­
cados diferenciados son relevantes las diferentes variedades de café. Las dos
principales son el arábiga (café suave) y el robusta (café fuerte). Tres cuartas
partes de la producción mundial de café es arábiga -C o ffea arabica. En Amé­
rica Latina el 99% del café es arábiga, muy apreciado por su calidad, exige
condiciones agroecológicas óptimas, propias de zonas altas y sus costos de
producción son elevados, aunque los pequeños productores los reducen con
fuerza de trabajo familiar.
El café robusta -C o ffea can ep h ora- crece en áreas tropicales a menores alti­
tudes, principalmente en el centro y oeste del África ecuatorial -representa más
del 60% de su producción-, sureste de Asia y en menor cantidad en algunos
países latinoamericanos: Brasil, México y Ecuador. El robusta es utilizado pol­
las empresas tostadoras para producir mezclas y es la materia prima del café
«instantáneo». La productividad del café robusta es más alta y es más resistente

16. En 2002 se realizó en La Habana, Cuba, el taller de comparación de Comercio Justo


y café orgánico, en la búsqueda de circuitos comerciales entre los países latinoamericanos y
con la premisa que el comercio de carácter ético-social es -inseparable de una agricultura eco­
lógica», entendiendo como sinónimos los términos ecológico, biológico y orgánico. Hemos
incluido en las fuentes de referencia la memoria de este taller.

342
CAFÉ CO N AROMA D E E Q U I D A D . P O T E N C I A L D E L C O M E R C I O | U S T O DE C A F É E N N I C A R A G U A

a las plagas y variaciones climáticas. Por estas razones sus costos de producción
son más bajos.

Rama de cafeto con fruta Canasto con café recién cortado


(Foto, Pascal Chaput) (Foto, Pascal Chaput)

Para Nicaragua y los países centroamericanos los mercados diferenciados de


café representan una oportunidad con ventajas comparativas, siempre que se
logre mantener la calidad y se invierta en el mercadeo. Según la cepal, el 80%
del café nicaragüense es elegible para ser comercializado en los mercados de
café especiales o diferenciados. El Comercio Justo del café, el café orgánico
y la subasta on line, conocida como la Taza de la Excelencia, son iniciativas
promisorias.
Desde mediados de los años noventa, Nicaragua se ha situado entre los
principales exportadores de café orgánico, junto a México y Guatemala. En
África los principales exportadores de café orgánico son Kenya y Tanzania. Los
importadores principales son Alemania, los Países Bajos y los e e u u (25%). Año
con año ha ido aumentando el número de medianos y pequeños productores
nicaragüenses, devotos del café orgánico-, ya que la fuerza de trabajo familiar

343
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS, CULTURALES Y COMERCIALES

es el recurso del que disponen en abundancia y el dinero para agroquímicos es


el que tienen más escaso .17
La participación en el concurso denominado la Taza de la Excelencia es un
esfuerzo para dar rostro al café nicaragüense. El concurso anual Taza de la Ex­
celencia culmina con una certificación de la calidad y una subasta electrónica en
la que se obtienen precios acordes con la clasificación del café. Tres rondas de
catación garantizan la calidad del café seleccionado. En la última ronda participan
los mejores catadores internacionales. Brasil y Guatemala fueron pioneros en esta
experiencia, a la que Nicaragua se sumó en 2002. Los mejores cafés provenían de
Nueva Segovia, Madriz. En 2003 los ganadores cultivaban en Jinotega y Nueva Se-
govia (altura promedio de 1.185 metros sobre el nivel del mar), donde disponen
de despulpadoras en buen estado y fermentan su café en 24-36 horas.
Una forma de mejorar la producción cafetalera es la diversificación productiva
de la finca. Los cultivos que persiguen armonía entre la producción cafetalera y el
medio ambiente proponen cafetales diseñados como sistemas forestales de cinco
pisos que apuestan por la diversidad. En el primer piso, un estrato alto poblado de
especies maderables que brinden sombra a los cafetos y cuyo manejo sea rentable
y beneficie al ecosistema. El segundo piso se compone con especies que propor­
cionan sombra, leña y frutas. El tercer piso es el resultado de intercalar surcos con
musáceas, aguacate y cítricos para alimentación e ingresos de coito plazo de la fa­
milia productora. En el cuarto piso están los cafetos. Y en el quinto, las plantas que
dan cobertura inmediata al suelo, lo protegen, evitan su erosión y aportan materia
orgánica. Esta forma de caficultura incluye manejo integrado de plagas, asociación
agroforestal en consonancia con las diferentes zonas cafetaleras, mejoramiento de la
biodiversidad tropical, manejo del bosque natural, recuperación de las fuentes de
agua y tratamiento de las aguas residuales del beneficiado. Además del cultivo, las
restantes fases del proceso de producción, es decir, el beneficio y secado, se reali­
zan también en sintonía con el medio natural, lo que aporta calidad al fruto final.
Otra forma de mejorar los resultados es aprovechar los subproductos del café,
tales como el mucílago, la pulpa y la cascarilla. El mucílago es una sustancia viscosa
rica en pectina, que recubre la semilla de las bayas de café; después del corte el
mucílago se lava y forma parte de las llamadas aguas mieles, muy contaminantes
de los ríos, aunque con la tecnología adecuada sirve para generar biogás. Otro
subproducto del café puede obtenerse de la pulpa -que es la carne de la baya o
uva- y se separa en los beneficios húmedos. La pulpa se puede convertir en ferti­

17. Varias agencias de cooperación promueven la producción orgánica, como parte de la


diversificación productiva. Así, el Banco Interamericano de Desarrollo (bid) a través del Pro­
grama de Cooperación Técnica financiado con recursos del Fondo Francés de Cooperación
Técnica ejecuta desde el 2004 el Prototipo del Sistema de Información sobre Alternativas de
Diversificación de Cafetales ( s i a d ) producto de un estudio del g i r a d y el c a t i e .

344
CAFÉ CO N AROMA DE E Q U I D A D . P O T E N C I A L D E L C O M E R C I O J U S T O DE C A F É EN NICARAGUA

lizantes orgánicos por la vía de descomposición directa o por medio de la lombri-


cultura. También es posible aprovechar la pulpa en la alimentación animal (cerdos,
tilapias y otras especies). Finalmente, la cascarilla que recubre el grano -llamado
café en pergamino- se separa en los trillos de los beneficios secos. La cascarilla se
puede utilizar como fuente de energía, dilectamente o en la forma de pellets.

CERTIFICACIÓN DE LA CALIDAD

Los mercados diferenciados de café ofrecen a Nicaragua la posibilidad de


reducir su dependencia de las caídas del precio internacional causante de pe­
riódicas crisis. La formación de catadores propios es un paso de gran importan­
cia para las asociaciones de pequeños productores cafetaleros.
La certificación de la calidad del café comprende diferentes aspectos: carac­
terísticas del producto final, o taza de café; características del proceso produc­
tivo con énfasis en los aspectos ecológicos; o características de las condiciones
sociales del proceso productivo, por ejemplo café sin trabajo infantil.
Los aspectos sociales son el tema central en el Comercio Justo, que no
descuida la calidad del producto ni la producción amigable con el medio am­
biente. Los organismos especializados en el comercio equitativo son coopera­
tivas o asociaciones de productores, importadores y tostadores, distribuidores
y consumidores individuales y grupos de consumidores. La certificación del
Comercio Justo con sellos de garantía es heredera de las tiendas de solidaridad
y constituye la llamada segunda generación del Comercio Justo. En el 2004,
había en todo el mundo 200 uniones de cooperativas de café integradas por
675.000 productores y 350 compañías cafetaleras que producían de acuerdo a
los estándares de calidad normados por la Organización Internacional de Sello
de Garantía de Comercio Justo, f l o (F air Trade Labelling Organisation Interna­
cional). Para controlar y brindar al consumidor un producto que cumpla con
los estándares de calidad se han diseñado diferentes etiquetas, marcas o sellos
de comercio justo: ¿Max Havelaar, Transfair, Comercio Justo México, Fairtrade
Mark, Reilu Kauppa, Vai Kuttava, Valinta y Rattvisenmárk.
En el café orgánico las normas las establece la i f o a m (International Federa­
tion f o r Organic Agriculture Movement) y son aplicadas por instituciones acre­
ditadas por la misma i f o a m . Las principales son o c i a ( Organic Crop International
Agricultura) y Naturland. Por su parte, las transnacionales de la alimentación
ya han caído en la cuenta que el comercio de productos orgánicos es atractivo:
Nestlé ya vende masivamente café soluble orgánico en el Reino Unido.

345
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS. CULTURALES Y COMERCIALES

Despuipadora manual Tolva despuipadora


(Foto, Pascal Chapul) (Foto, Pascal Chaput)

Lavado del grano en reguero Oreado del café en la finca


(Foto, Pascal Chaput) (Foto, Pascal Chaput)

En cuanto a las normas iso, éstas se refieren a los sistemas de gestión, dos
son relevantes para el café: la iso 9001 (empresarial) y la iso 14001 (ambien­
tal).
En el caso de Nicaragua, falta un sello nacional que identifique su café;
también este proceso requiere capacitación, formación profesional, inversiones.
En este sentido cabe mencionar que, según noticias publicadas en Nicaragua

346
CAFÉ CON AROMA DE E Q U I D A D . P O T E N C I A L DEL C O M E R C I O J U S T O DE C A F é EN N I C A R A G U A

a fines de 2006, España se propone promover la denominación de origen del


café nicaragüense como uno de los primeros pasos para mejorar la calidad del café
y darle mayor valor añadido.

E L COMERCIO JUSTO EN LA PRODUCCIÓN CAFETALERA


DE NICARAGUA

Nicaragua ocupa el quinto lugar de América Latina en el Comercio Justo. En


el ciclo 2002-2003 exportó por las cadenas de Comercio Justo 85-334 quintales
de café, aproximadamente la décima parte de su producción. La participación
nicaragüense en el Comercio Justo constituye el 6 % de América Latina y el 3%
del total mundial.
Para comerciar con equidad son necesarias unas contrapartes responsables
y con voluntad de mantener en el tiempo la relación económica. Para que la
actividad sea sostenible debe ser rentable para ambas partes: productor y com­
prador, oferta y demanda. Las empresas más representativas, que exportan café
nicaragüense en las redes de Comercio Justo son:

- P rodecoop, Promotora de Desarrollo Cooperativo de Las Segovias. Es


una de las experiencias más exitosas de las cooperativas cafetaleras insertas
en los mercados de comercio justo. Fue constituida en 1993 y agrupa a más
de 2.000 pequeños productores miembros de 40 cooperativas.
- Soppexcca, Sociedad de Pequeños Productores y Exportadores de Café.
Fundada en 1993, esta unión de 12 cooperativas es una experiencia singular
de comercio justo, ya que las mujeres tienen un lugar muy relevante en ella:
la mitad de sus socios son socias. Viven y cultivan café en las montañas de
Jinotega, donde se producen algunos de los mejores cafés de Nicaragua.
- C ecocafen, Central de Cooperativas Cafetaleras del Norte. Fundada en
1997 con 500 productores de cooperativas de los departamentos de Matagal-
pa y Jinotega, ha experimentado un significativo crecimiento en número de
socios, volumen de exportaciones, acceso a créditos y credibilidad basada
en su eficiencia y en el cumplimiento de sus compromisos. «Buscamos ca­
lidad de vida, ofrecemos café de calidad» es el lema de cecocafen, una frase
que resume no sólo sus políticas sino también la filosofía del Comercio
Justo. Esto significa que toman en cuenta la manera de manejar el café, el
cuidado del medio ambiente y el ser justos con los trabajadores.
Esta organización ha resistido con éxito a las políticas neoliberales, contra­
rias a la organización de cooperativas, que han negado el apoyo a pequeña
y mediana producción y caracterizaron los sucesivos Gobiernos por más de
quince años.

347
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS. CULTURALES Y COMERCIALES

A pesar de condiciones adversas, la infraestructura productiva de c e c o c a f e n


ha crecido. A finales del 2005 contaba con 44 beneficios húmedos ecológicos,
32 despulpadoras, una planta seleccionadora, una bodega -llamada Solca-
fé - en la ciudad de Matagalpa y un laboratorio de catación. El laboratorio
significa un valioso avance en la capacidad de colocar su producto en el mer­
cado mundial, ya que los puntajes de sus catadores locales, aunque son per­
sonas que se han formado en los últimos años, coinciden en los encuentros
internacionales con los de veteranos catadores europeos y norteamericanos
que representan a las empresas compradoras del grano de oro. En el informe
de su Novena Asamblea18 la Central de Cooperativas Cafetaleras del Norte
presentó estos datos:

• En 1997 inicia con 500 productores que exportaron 7.000 quintales de


café. En el 2005 su membresía llegaba a 2.000 socios.
• La certificación alcanza a 1.153 productores y 4.582 manzanas de tierras cul­
tivadas, distribuidas en café orgánico (3.046 mzs), café Practices (1.200 mzs),
de calidad especial, Utz Kapeh (280 mzs) específico para una cadena de
supermercados holandeses y 56 manzanas bajo sombra (Rainforest Allian­
ce), que es café orgánico con énfasis en el entorno forestal.

Beneficio cafetalero en el campo Selección del grano en el campo


(Foto, Pascal Chaput) (Foto, Pascal Chaput)

18. Inform e de la Novena Asam blea d e Socios de c e c o ca fe n , 2005.

348
CAFÉ CON AROMA DE E Q U I D A D . P O T E N C I A L DEL C O M E R C I O |USTO DE C A F É EN N I C A R A G U A

Salida del café a lomo de muías Café Oro


(Foto, Pascal Chaput) (Foto, Pascal Chaput)

Otro avance significativo de c e c o c a f e n se refiere al crédito. En los primeros


años ninguna entidad financiera estaba dispuesta a otorgarles crédito; sin em­
bargo, ya en 2005, 13 organismos financieros les concedieron créditos por valor
de 6.600.000 dólares. Un 31% de este crédito se destinó a mantenimiento de
cafetales y el 69 % restante para actividades de acopio.
c e c o c a f e n exportó l 66 contenedores en el ciclo 2005-2006, con un total de

70.214 quintales de café (unos 3-160.000 kg), el 90% producido por las coopera­
tivas socias. Los destinos principales de las exportaciones fueron Europa (42%)
y Norte América (58%). En cuanto a la composición de las exportaciones: un
31% fue colocada en circuitos de Comercio Justo, otro 31% en café orgánico,
22 % en circuitos de cafés especiales y sólo el 16% en los canales de comer­
cio convencional, c e c o c a f e n vende su producción a distintas empresas de
Comercio Justo en distintos países: Peace Coffee, Café Nica Organic, Caffé del
Nicaragua, Café San Ramón Organic, Alternative Grounds (Fair Trade Coffee),
Café Wuppertal, Café Direct y Nicaragua Kaffe Max Havelaar.
Para valorar el potencial económico de estas nuevas asociaciones de pro­
ductores es pertinente considerar que las cuatro exportadoras convencionales
más fuertes concentran el 67% del café que exporta Nicaragua, unos siete de
cada diez quintales exportados. Por su parte, c e c o c a f e n y p r o d e c o o p son res­
ponsables del 3% y el 2,4% respectivamente de las exportaciones cafetaleras de
Nicaragua, ocupando los lugares séptimo y noveno entre las casas exportadoras
de café.

349
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS. CULTURALES V COMERCIALES

Con relación al precio, el del Comercio Justo es más alto que el de la


bolsa de Nueva York. El café de Nicaragua se cotiza en la bolsa de Nueva
York en la categoría «Otros suaves» con los nombres: Nicaragua y Matagal-
pa-Jinotega .19 En 2005-2006 el precio del café en el mercado nacional estu­
vo a 110 dólares el quintal y c e c o c a f e n liquidó la cosecha a 134 dólares el
quintal. En el ciclo 2002-2003, con un precio promedio en el país de 68,93
dólares por quintal, las asociaciones de cooperativas ligadas al Comercio
Justo c e c o c a f e n y p r o d e c o o p pagaron 110,00 y 104,76 dólares por quintal.
Los precios promedio de las casas comerciales c i s a y Atlantic fueron 71,15
y 64,94 dólares por quintal. Incluso en la crisis del 2001, con un precio
promedio en el país de 60,22 dólares por quintal y cuando c i s a y Atlantic no
daban por un quintal de café más que 56 dólares, p r o d e c o o p pagó 80,25 dó­
lares, c e c o c a f e n promedió 99,61 y c o s a t i n -una cooperativa de B o aco - llegó
hasta más de 104.
Lo mismo sucede con el café orgánico. En plena crisis la Unión de Coopera­
tivas Productoras de Café Orgánico ( u c p c o ) pagó 144,51 dólares.
En cuanto al café de la Taza de la Excelencia, que se subasta en Internet,
para sorpresa de muchos, ocupó el primero lugar en 2002 , batió un récord
cuando fue comprado a 1.175 dólares el quintal. Los dos primeros lugares fue­
ron reconocidos a Eliseo Lumbí y Arturo González, dos pequeños productores
de Jinotega. En 2003 el precio máximo concedido en la subasta llegó a 705
dólares el quintal, menos de la mitad del año anterior.

CECOCAFEN: BENEFICIOS SOCIALES Y RETOS DE FUTURO

Uno de los objetivos y requisitos para entrar en las redes de Comercio Justo
es la existencia de actividades paralelas, beneficios sociales que aumenten la
calidad de vida de los asociados. La participación democrática se traduce, por
ejemplo, en la discusión de la nueva Ley Cooperativa y su reglamento.
Otro aspecto digno de resaltar es el enfoque de género, que en c e c o c a f e n
se concreta en que 652 mujeres participen en 26 grupos de ahorro solidario.
El monto de ahorro son 100.000 dólares; el volumen del crédito es de 113-000
dólares, concedido a esposas, compañeras e hijas de los socios, bajo la mo­
dalidad de ahorro solidario con el fin de obtener ingresos complementarios
al cultivo del café, contribuyendo además a la diversificación productiva de

19. El café robusta se cotiza en la bolsa de Londres, mientras que la principal referencia
para el arábiga es Nueva York, en concreto el mercado C o c s c r (Bolsa para Café, Azúcar y
Cacao, por su siglas en inglés). B u i t r a g o , J., Guía p rá ctica p a r a la venta d e c a fé , Managua,
2a edición, 1998, p. 21.

350
CAFÉ CO N AROMA DE E Q U I D A D . P O T E N C I A L D EL CO MERCIO JUSTO DE C A F É EN N I C A R A G U A

la finca cafetalera. Este es un programa que nació después del huracán Mitch,
en 1997, cuando la pobreza se recrudeció. Las mujeres además, de resolver
una paite de sus necesidades y las de su familia, participan en las decisiones
de la finca.
La educación es otro de los pilares que sostienen la filosofía del Comercio
Justo. En c e c o c a f e n se traduce así: 480 jóvenes participan en el programa de
educación y se preparan los nuevos gestores de las cooperativas. Los jóvenes
reciben becas para estudiar carreras relacionadas con la producción cafetalera
y agrícola, aportando además 100 horas de trabajo como retribución. En 2005,
32 jóvenes alfabetizaron a 375 personas, apoyaron la educación de adultos, la
actualización de libros de contabilidad, actas y documentos de las juntas direc­
tivas, prepararon jornadas de salud y colaboraron en la reparación de escuelas
y caminos.
c e c o c a f e n tiene lazos con distintas organizaciones europeas y norteame­

ricanas, tales como: Alterfin, Exquale Exchange, c c c - c a , Oikocredit, Café Di-


rect, e i c o . Está afiliada a Red de café / c l a c y c a f e n i c a y mantiene relaciones
de cooperación con Lutheran World Relief, i n t e r m o n (España), Ayuda Obrera
Suiza ( a o s ) y Centro Cooperativo Sueco. Los retos de futuro expresados en el
informe de la Asamblea 2005 fueron los siguientes:

- Capacitación e inversión (trabajo familiar y financiación) para mejorar la


producción con insumos orgánicos, diversificación de la finca, renovación
de cafetales.
- Formulación de proyectos de beneficio social y productivo.
- Mejorar los rendimientos productivos de cada plantación de café.
- Bajar costos de acopio y transporte.
- Mantener la calidad del café.
- Mantener el compromiso social de una vida digna para todos y todas.

E L COMERCIO JUSTO COMO ESTRATEGIA DE DESARROLLO

Para valorar el potencial del Comercio Justo de cara al desarrollo humano


sostenible es pertinente preguntarnos acerca de su posibilidad y viabilidad, no
tanto desde el punto de vista teórico, sino desde el punto de vista práctico. Des­
de una perspectiva teórica baste mencionar, en breve, que muchos defensores
del neoliberalismo sostienen que la ética no entra en la dinámica del mercado,
que la justicia es un elemento extraeconómico y que los planteamientos éticos
o morales están fuera de lugar en el comercio. Sin embargo, Adam Smith no

351
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS, CULTURALES T COMERCIALES

sólo habló de la “mano invisible», sino también de la »mano que ayuda»,20 y si


la economía continúa alejándose de la ética, la sociedad del siglo xxi no podrá
sostenerse. Desde una perspectiva opuesta, la del marxismo clásico, la plusvalía
hace que todo intercambio comercial sea injusto.
Ahora bien, sin entrar en un debate teórico es un hecho que la propuesta
del Comercio Justo se ha extendido por el mundo y cuenta con partidarios
tanto en los países productores como en los consumidores. Mientras tanto,
también es un hecho que el principal interés de la mayor parte de los agentes
presentes en el mercado es obtener mayores ganancias, ya sea aumentando
los volúmenes de venta, si los precios son bajos, o bien, elevando los precios
cuando se trata de un producto escaso.
Una anécdota ayuda a entrever los mecanismos de la competencia del mer­
cado. Cuando estaban iniciando en Castellón los hipermercados, el represen­
tante de una empresa ofreció latas de atún a 50 pesetas con la condición de
que le compraran un camión como mínimo. El precio al consumidor era 100
pesetas la lata de atún, con lo cual el vendedor consideraba su oferta muy
atractiva; puesto que ofrecía un precio bajo, a cambio de un volumen grande.
Pero la contrapropuesta del gerente del hipermercado fue la siguiente: un pro­
ducto no tóxico, que parezca atún (aunque no lo sea), a 25 pesetas la lata y le
aseguraban la compra no de uno sino de cinco camiones. El vendedor envió
su informe a la fábrica sin muchas esperanzas; aunque su sorpresa fue grande
cuando recibió comunicación de la oficina central: ■•Trato hecho».

Selección del café, Cecocafén Bodega Solcafé,


(Foto, Pascal Chaput) (Foto, Pascal Chaput)

20. Así lo señaló en diciembre 2004, el entonces ministro de Hacienda británico, Gordon
Brown, en un discurso en el Memorial Pablo VI, que organiza anualmente c a f o » , la agencia
católica de cooperación al desarrollo. El ministro afirmaba que combatir la pobreza mundial
tiene un sentido ético y práctico a la vez. Citado por la revista Envío.

352
CAFÉ C O N AROMA DE E Q U I D A D POTENCIAL DEL C O M E R C I O | U S T O DE C A F É EN N I C A R A G U A

Cata en Cecocafén IX Asamblea de Socios en Cecocafén


(Foto, Pascal Chaput) (Foto, Pascal Chaput)

La competencia por volumen es la que rige el mercado mundial del café,


aunque vaya en muchos casos en detrimento de la calidad. Sus actores -bolsa,
las empresas transnacionales y la misma cooperación internacional- ninguna
o muy escasa preocupación sienten por el comercio "justo». Sin embargo, en la
medida que el Comercio Justo es exitoso, su lenguaje y sus símbolos corren el
riesgo de ser cooptados por las empresas convencionales importadoras, tosta­
doras y distribuidoras del café en los países más ricos.
El Comercio Justo es más un propósito que un logro ya alcanzado. Se ha
logrado aumentar el precio al productor, gracias a que el consumidor paga un
precio más alto -casi un dólar más por cada 100 gramos-, dado que las condi­
ciones sociales en que es cultivado son parte de la calidad del producto. Otro
logro ha sido la organización de la exportación sin intermediarios en el país de
origen. No obstante, todavía casi el 100% del café que pasa por las cadenas de
Comercio Justo sale de los países productores como grano verde, y es insigni­
ficante la parte procesada por los productores y exportadores. Las compañías
de los países compradores concentran en sus manos buena parte del proceso
comercializador: compra de café verde, relación con las navieras, tostado, em­
paquetado, etiquetado, publicidad y distribución a los minoristas hasta llevar la
taza a la mesa del consumidor.
Por estas razones los caficultores reciben un bajo por ciento del precio final.
Si en la cadena convencional el productor recibe un 8% del precio final, algu-

353
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS, CULTURALES Y COMERCIALES

ñas empresas del Comercio Justo le ofrecen apenas un 8,4%. No hay señales
de que esta situación vaya a cambiar a corto plazo; más bien, como señala
René Mendoza: «el valor agregado del café se va moviendo hacia el Norte".21
Además, la escala de sus operaciones mantiene más altos los costos unitarios
del Comercio Justo, lo cual le resta competitividad; mientras Nestlé controla el
87% de las ventas de café instantáneo en el Reino Unido, Cafedirect apenas
vende el 1,5%.
Uno de los responsables de esta situación -n o sólo de la inestabilidad de
los precios- es el mercado financiero internacional. También juegan un papel
decisivo las corporaciones transnacionales que dominan la industria mundial
del café: Procter & Gamble, Philip Morris, Sara Lee y Nestlé. La expansión del
uso de granos de café genéticamente modificados (café transgénico) por par­
te de las corporaciones transnacionales amenaza con reducir más todavía los
precios del café y socavar las bases económicas de los pequeños productores.
Finalmente, en los últimos años han afectado al sector diversos aspectos coyun-
turales, como fue el caso de la presión internacional para imponer a Vietnam
el modelo agro-exportador.
En el caso de Centroamérica, la pobreza, la falta de empleo, junto a otras
condiciones sociales, políticas y económicas llevó a sus Gobiernos a adoptar
estrategias de crecimiento económico basadas en la exportación de un solo
cultivo -o de un número reducido de productos agrícolas- que es lo que carac­
teriza al modelo agroexportador y hace vulnerables sus economías nacionales,
impidiendo la formación de un mercado interno próspero.
Para salir del círculo vicioso de las exportaciones de materias primas y
dependencia de las importaciones de productos industriales y alimentos, se
requiere contar con políticas de fomento del mercado interno y con institu­
ciones económicas y políticas fuertes en cada país. Con estas condiciones, los
nichos de mercado de café diferenciado puede ser una estrategia para reducir
la dependencia de las fluctuaciones del precio internacional del café, sobre
todo para países pequeños que dependen en gran medida de la producción
cafetalera; siempre y cuando este esfuerzo vaya acompañado de políticas orien­
tadas a la diversificación productiva y de la apertura de mercados para nuevos
productos, tanto agrícolas como agroindustriales, a fin de apartarse del modelo
de monocultivo agroexportador.

21. M endoza V ., René, La p a ra d o ja d el café: el gran negocio m u n dial y la p eo r crisis c a m ­


pesin a, Managua, 2002, p. 105 y añade: *en 1941 los productores obtuvieron la tercera parte
del precio final, mientras que en 2002/2001 consiguieron menos de la décima parte».

354
CAFÉ CO N AROMA DE E Q U I D A D P O T E N C I A L DEL C O M E R C I O J US TO DE C A F É EN N I C A R A G U A

Marcas de café orgánico y de Comercio Justo


(Foto, Pascal Chaput)

En resumen, el fomento del Comercio Justo debe ir acompañado de otras


políticas: la diversificación productiva, el mercado nacional interno, la seguri­
dad alimentaria y el fortalecimiento de las instituciones económicas y políticas
del país.
Dado que en Nicaragua el hambre es crónica y hereditaria, la soberanía
alimentaria es un requisito del desarrollo humano sostenible, que necesaria­
mente tiene que acompañar al fomento de las exportaciones. La producción de
alimentos en Nicaragua entró en crisis en las últimas décadas, al tiempo que la
clase política trataba de «vender» el país a la inversión extranjera y aumentar el
volumen de las exportaciones. De tal modo que en la actualidad la sociedad ni­
caragüense ya no produce todos los alimentos que consume. Para revertir esta
situación es necesario industrializar la plataforma productiva de la rama de ali­
mentos y fortalecer las relaciones campo-ciudad. Nicaragua importa 30 millones
de dólares al año en hortalizas, que pueden ser producidas en el país, lo que
implicaría una redistribución interna de ese dinero que sale al exterior. Ade­
más, el 80% de los alimentos -tanto los destinados al mercado interno como
a la exportación- es producido por pequeños y medianos productores; por lo
que con una serie de medidas y políticas dirigidas a la pequeña producción
agropecuaria, mejoraría la seguridad alimentaria del país y a la vez contribuiría
al desarrollo humano sostenible.
La pequeña producción se ha convertido en un sujeto económico emer­
gente, a pesar de la falta de apoyo de los sucesivos Gobiernos neoliberales e
incluso de políticas adversas. La pequeña producción ahorra divisas, porque no
necesita importar maquinaria agrícola, ni combustible, ni agroquímicos -en el
caso de la producción orgánica.

355
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS, CULTURALES Y COMERCIALES

Ahora bien, las políticas económicas, sociales y políticas sólo pueden conso­
lidarse si se resuelve la cuestión de la institucionalidad. Según Alejandro Serrano
Caldera, -la cultura política nuestra percibe la ley y las instituciones como instru­
mentos en manos del poder y no como causa y cauce del poder, como un siste­
ma de límites al poder».22 Por esta razón la sociedad nicaragüense se encuentra
ante la encrucijada de continuar con la debilidad de sus instituciones políticas,
generando inestabilidad y corrupción, o entrar por la vía del respeto a las institu­
ciones y las leyes. La corrupción, resultado de tener instituciones débiles, causa
estragos en la economía, en el tejido social, en las instituciones y representa uno
de los mayores lastres que frenan el despegue hacia el desarrollo.
El «desmoche» -o juego de naipes- ilustra la situación de las instituciones en el
país; ya que en el póquer el único indicio de institucionalidad son los propios juga­
dores, que cuidan muy bien de impedir que el adversario haga trampas, mientras
intenta cada uno hacerle trampas al otro. Es lo que expresa la frase de Max Aub en
su novela Campo Cerrado: -como todos son fulleros juegan honradamente”.
Uno de los puntos para sanear la institucionalidad consiste en el respeto a
la Constitución -dado que las permanentes reformas de la Cana Magna no han
conseguido fortalecer las instituciones ni han sacado al país de la pobreza. La
transparencia en la gestión pública y civil con participación ciudadana es otro
requisito del desarrollo sostenible, así como la renegociación de la deuda inter­
na con la banca privada nacional -o la internacional radicada en el país. Otra
condición tiene que ver con el sistema de administración de Justicia, a recu­
perar la confianza en el Estado de derecho por parte de la ciudadanía y de los
inversionistas internacionales medianos -n o sólo las grandes transnacionales
con capacidad de presionar e imponerse a la clase política. Revertir el carácter
regresivo de la tributación y lograr la equidad en el régimen tributado es otra de
las condiciones necesarias para fortalecer la institucionalidad del país; debido a
que con la situación actual quienes reciben mayores ingresos son los primeros
en evadir los impuestos o conseguir exoneraciones.
Finalmente, tanto por la experiencia relativamente reciente de Nicaragua,
como por los más de treinta años de esta nueva práctica comercial, es posible
vislumbrar un futuro esperanzador para el Comercio Justo, siempre y cuando
-además de los factores ya mencionados- se mantenga la diferencia entre los
circuitos convencionales y los alternativos.

22. S errano C aldera , A., «La Nicaragua Posible*, La Prensa, 11 de febrero 2007. Con este
título Caldera promovió un proceso de diálogo sobre la institucionalidad y el proyecto de
Nación entre 1990 y 1992, que fue reavivado a mediados del 2006 en el curso de verano, ce­
lebrado en España con este mismo título, coordinado por la Universidad de Alcalá de Henares
y la UNAN-León de Nicaragua. Las fotografías han sido realizadas por Pascal Chaput.

356
CAFÉ C O N AROMA DE E Q U I D A D . P O T E N C I A L DEL C O M E R C I O J U S T O DE C A F É EN NICARAGUA

Café «Nica- Pulpa con lombrices, utilizada Compost con pulpa


de consumo interno para compost, alimento del (Foto, Pascal Chaput)
(Foto, Pascal Chaput) ganado o biocombustible
(Foto, Pascal Chaput)

El Comercio Justo desde sus orígenes ha caminado unido al trabajo de o n g


en los países compradores y, en los países exportadores, ha estado cercano a
la vida de pequeños productores, cooperativas y otras empresas asociativas. Si
estos cauces se consolidan y crecen, el comercio equitativo será sostenible en el
tiempo y podrá generalizarse con nuevos productores y nuevos mercados. A esto
apostaron y siguen apostando, entre otros protagonistas del Comercio Justo, los
fundadores de la marca Max Havelaar -que es también el título de una famosa
novela holandesa sobre las subastas de café y significa una apasionada defensa
de los nativos de las llamadas Indias Orientales. Para ellos el Comercio Justo
constituye una toma de posición contra la protesta impotente y una apuesta por
la globalización, aunque no la del capital sino la de “Otro Mundo Posible».23

23. Relacionamos enlaces electrónicos de interés: aúna. Cuba: auna@ceniai.inf.cu. Bio La­
tina. Nicaragua (Latinoamérica): biolatin@ibw.com.ni. cedkco . Costa Rica: amadore@racsa.co.cr.
o m s (Centro de Inteligencia sobre Mercados Sostenibles) Alajuela, Costa Rica: www.cims-la.com,

Email: info@cims-la.com. Comercio Justo. México: comjustomex@laneta.apc.org. espanica :


www.nodo50.org/espanica, Email: espanica@nodo 50.ix.apc.org. r o Internacional: www.fairtrade.
net. Email: coordination@fairtrade.net. International Federation for Organic Agriculture Movement
( ifoam ) : www.ifoam.org. Naturland: www.nacurland.de. maela. Movimiento Agroecológico de
América Latina y el Caribe. Chile: maa@ctcreuna.cl. Max Havelaar Holanda: www.maxhavelaar.
ni, Email: maxhavelaar@maxhavelaar.nl. ocia : www.ocia.net. oxfam : www.oxfam.org. San Ramón.
Nicaragua: www.durham-sanramon.org. simas. Nicaragua: www.simas.org.ni. Solidaridad Holanda:
www.solidaridad.nl, email: solidaridad@solidaridad.nl. Specialty Coffee Association of F.urope
( scae ) : www.scae.com. ransfair International: www.fairtradecertifiedcoffee.com.

357
INMIGRACIÓN Y COMERCIO LATINOAMERICANO EN LA PLANA DE CASTELLÓN
Javier Soriano Martí
Centro de Investigaciones de América Latina, Universität Jaume I

INTRODUCCIÓN: E L SUEÑO AMERICANO SE CONVIERTE


EN SUEÑO EUROPEO

Las relaciones de la Plana de Castellón con América Latina en términos de


movimientos migratorios nunca han sido importantes a efectos estadísticos,
aunque esa realidad empieza a corregirse ahora con la creciente llegada de
inmigrantes latinoamericanos a esta comarca urbana mediterránea. Ese colectivo
-sobre todo los sudamericanos- es el segundo en orden de importancia en
ciudades como Castellón por detrás de los ciudadanos de Europa del Este y,
sobre todo, de los Rímanos.
Los intercambios culturales mantenidos con América, tanto por los escasos
emigrantes castellonenses como a través de las fluidas relaciones comerciales,
lideradas ahora por la versátil y exportadora industria cerámica, empiezan
a retroalimentarse con el asentamiento de esos nuevos contingentes de
inmigrantes, que además de integrarse en la sociedad están demostrando un
dinamismo extraordinario en el sector empresarial con la apertura de comercios.
La Plana, en definitiva, se une a ese movimiento de gran escala que parece
americanizar Europa con la presencia cada vez mayor de inmigrantes latinos,
situación que supone una contraposición a la tendencia histórica, caracterizada
por la europeización de América, proceso que se remonta a la conquista y que
perdura hasta mediados del siglo xx por la emigración de españoles y europeos
al Nuevo Continente. Los flujos migratorios se han invertido con un margen
temporal inferior a los cincuenta años, provocando un auténtico intercambio

359
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS, CULTURALES Y COMERCIALES

social, económico y cultural. El sueño americano, en suma, ha sido suplantado


de forma drástica por el sueño europeo de los miles de latinoamericanos que
cruzan el Atlántico buscando una mayor calidad de vida.
España juega un papel primordial en el proceso, ya que actúa como terri-
torio-puente o zona fronteriza entre América y Europa como consecuencia de
su situación periférica en el Viejo Continente y por los intensos lazos históricos
mantenidos con el Nuevo Continente. La tendencia se ha visto incrementada en
las dos últimas décadas por el crecimiento económico del país y su capacidad
para generar empleo (pleno empleo en el caso de la provincia de Castellón),
con lo que la atracción de población americana se ha multiplicado extraordi­
nariamente.

PLURALIDAD DE FUENTES Y DEL TRABAJO METODOLÓGICO

La amplitud de este trabajo, que trata cuestiones urbanas, económicas, so­


ciales y demográficas, ha obligado a combinar fuentes de investigación tradicio­
nales con otras menos conocidas, completando la información con los trabajos
de campo. Los datos demográficos básicos proceden del Instituto Nacional de
Estadística, mientras que el estudio de la distribución de la población por áreas
urbanas se ha realizado recurriendo al Padrón de Habitantes, que permite lo­
calizar con exactitud el número de inmigrantes existente en cada distrito y sec­
ción. Esa información ha sido tratada para adaptarla a los anillos de crecimiento
que dibuja la ciudad con el paso de los siglos (Castellón medieval, Castellón
decimonónico, Castellón hasta el plan Traver de 1925, Castellón contemporá­
neo).
La investigación también pretende analizar los perfiles de los inmigrantes
(sexo y edad) según su lugar de procedencia para encontrar pautas en su dis­
tribución urbana, explicar los factores desencadenantes de la migración y, por
supuesto, valorar los niveles de integración social de cada colectivo. En esta
parte del estudio se vuelve a recurrir a los datos que suministra el Instituto Nacional
de Estadística, combinados con la información obtenida del Padrón.
Los trabajos de campo han resultado igualmente vitales para elaborar el
censo de los comercios tutelados por inmigrantes o que son propiedad de in­
migrantes, que trazan una línea claramente alcista en los últimos años. Se ha
elaborado un material cartográfico que permite comprobar la directa relación
entre las áreas con mayor número de inmigrantes y las zonas de concentración
de esos comercios, pero sobre todo resalta la elevada centralidad de los comer­
cios de inmigrantes.

360
IN M IG R A C IÓ N Y CO M ER C IO L A T IN O A M ER IC A N O EN LA PLANA DE C A ST ELL Ó N

UN PERFIL MARCADO POR CUESTIONES ECONÓMICO-LABORALES

La inmigración en la Comunidad Valenciana presenta dos grupos bien


diferenciados en función de los motivos que originan la aventura migratoria
(Cuadro 1). Los inmigrantes más numerosos obedecen a un perfil puramente
residencial y no siempre adquieren el rango de permanentes, ya que pueden
ser estacionales. Se trata de población de la Tercera Edad -también muchos
prejubilados menores de 65 años- procedente de países de la Unión Europea
situados a pocas horas de vuelo de Valencia-Manises y Alicante-El Altet, que
buscan sol y temperaturas suaves en invierno. Los ciudadanos del Reino Unido
son los inmigrantes más numerosos (87.103, un 15% del total), aunque los
alemanes ocupan el sexto puesto (33.686, 5,79%) y también es notable la
presencia de belgas (9-467, 1,63%), noruegos (7.223, 1,24%) o suecos (4.770,
0,82%).

Cuadro 1: Grupos de inmigrantes en la Comunidad


Valenciana por procedencia

Comunidad Valenciana Año 2005


Procedencia Inmigrantes % sobre el total
Europa 322.872 55,48%
África 73.682 12,66%
América del Norte 2.501 0,43%
América Latina 164.158 28,21%
Asia 18.466 3,17%
Oceanía 254 0,04%
Apátridas 52 0,01%
Total inmigrantes 581.985
UE27 279-710 48,06%
UE25 197.998 34,02%

Fuente: Instituto Nacional de Estadística, 2007.

El segundo grupo tiene un perfil económico-laboral, es decir, son


inmigrantes que recalan en nuestro país movidos por el afán de mejorar su

361
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS, CULTURALES Y COMERCIALES

situación económica, así como la calidad de vida propia y de sus familias. En


esté caso se trata de población joven y adulta-joven, que sí fija su residencia
permanentemente en ciudades de la Comunidad Valenciana -preferentemente
litorales, aunque existe una tendencia a ir conquistando tierras del interior- y
que agrupada, con independencia de sus nacionalidades, representa la mayor
relevancia estadística. En este colectivo encontramos cuatro orígenes bien
definidos:

• Ciudadanos del Este de Europa. Rumania es el segundo país de procedencia


de los inmigrantes a escala autonómica, con 60.608 efectivos y un 10,41%
del total, aunque en las estadísticas de 2005 también destacan Bulgaria y
Ucrania.
• Ciudadanos de América Latina, que han desplazado a los africanos del
segundo puesto porque suponen el 28,21% de la inmigración con sus
166.659 efectivos en 2005.
• Ciudadanos africanos, destaca el papel de los magrebíes (Argelia y
Marruecos fundamentalmente). Este colectivo supone casi el 13% de los
inmigrantes totales.
• Un creciente número de ciudadanos asiáticos, liderados por los chinos.

Cuadro 2: Grupos de inmigrantes en la provincia


de Castellón por procedencia

Castellón (provincia) Año 2005


Procedencia Inmigrantes % sobre el total
Europa 39.654 60,41%
África 13.354 20,34%
América del Norte 143 0,22%
América Latina 11.257 17,15%
Asia 1.204 1,83%
Oceanía 24 0,04%
Apátridas 2 0%
Total inmigrantes 65.638
UE27 37.334 56,88%
UE25 7.666 11,68%

Fuente: Instituto N acional de F.stadística, 2007.

362
IN M IG R ACIÓ N Y CO M ER C IO L A T IN O A M E R IC A N O EN LA PLANA DE C A ST ELL Ó N

La provincia de Castellón se muestra especialmente dinámica porque ha


pasado de acoger a un modesto 2,49% de los inmigrantes de la Comunidad
Valenciana a un 11,25% en menos de una década. El número de inmigrantes se
ha multiplicado por 60 entre 1986 y 2006 (por 10 entre 1996 y 2006), mientras
que en España se multiplica por 11 (1986-2006) y en la Comunidad Valenciana
por 13 (1986-2006). Se trata de un fenómeno más tardío que en los ámbitos
autonómico y nacional, circunstancia que explicaría ese rápido incremento. La
provincia también marca una tendencia diferencial respecto a la realidad au­
tonómica según el origen de la inmigración, ya que los africanos están mucho
más presentes y, en contraste, el colectivo latinoamericano todavía tiene una
repercusión inferior (Cuadro 2).
Si analizamos en exclusiva la ciudad de Castellón aparecen nuevos rasgos
de exclusividad porque el predominio de rumanos no tiene parangón y los
latinoamericanos han llegado a desplazar del segundo puesto a la población
de países africanos (Cuadro 4). Además, los inmigrantes más numerosos del
Primer Mundo, en nuestro caso de la Unión Europea, no son ingleses, alemanes
o franceses como ocurre a escala autonómica o provincial, son italianos.1 Y no
son, obviamente, ciudadanos de la Tercera Edad, sino población trabajadora
relacionada fundamentalmente con la industria azulejera y de los pavimentos
cerámicos -España e Italia rivalizan por el liderazgo mundial- y, de forma se­
cundaria, con la restauración.
En el aspecto cuantitativo, la cifra de foráneos se ha duplicado sólo entre
2001 y 2006: de 14.329 inmigrantes (9% de la población total) se pasa a 30.898
(17,72%). Esta inmigración ha impulsado el proceso de transformación de pe­
queña ciudad (93-968 habitantes en 1970) a ciudad media (174.388 en 2006),
aunque probablemente el boom inmobiliario que tuvo lugar recientemente se
hubiera desarrollado de igual forma porque las generaciones del baby boom han
llegado en la última década a su momento de emancipación y compra de vi­
vienda.

1. En un futuro habría que investigar si una parte sustancial de estos inmigrantes son
realmente italianos o, en cambio, se trata de ciudadanos que tienen doble nacionalidad -por
ejemplo ítalo-argentinos- y que aprovechan su pasaporte de la u e para afincarse aquí con
mayor facilidad.

363
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS, CULTURALES Y COHERCIALES

Cuadro 3: Los principales países que aportan inmigrantes en la provincia


de Castellón y la Comunidad Valenciana (2005)

Inmigrantes % sobre
total
el Inmigrantes % sobre
total
el

Castellón Comunitat
(provincia) 65.638 Valenciana 581.985

Rumania 29.021 44,21% Reino Unido 87.103 14,97%


Marruecos 10.344 15,76% Rumania 60.608 10,41%
Colombia 3-849 5,86% Ecuador 58.114 9,99%
Ecuador 2.187 3,33% Marruecos 45.111 7,75%
Argelia 1.811 2,76% Colombia 40.446 6,95%
Francia 1.403 2,14% Alemania 33.686 5,79%
Alemania 1.330 2,03% Argentina 21.259 3,65%
Argentina 1.307 1,99% Bulgaria 21.104 3,63%
Italia 1.230 1,87% Francia 14.625 2,51%
Reino Unido 1.159 1,77% Argelia 14.461 2,48%
Brasil 1.076 1,64% Ucrania 13.298 2,28%
Ucrania 895 1,36% Italia 13.110 2,25%
China 839 1,28% Países Bajos 12.488 2,15%
Nigeria 703 1,07% Bolivia 11.832 2,03%
Bulgaria 647 0,99% China 10.603 1,82%

Fuente: Instituto Nacional de Estadística, 2007.

Este vertiginoso incremento del número de inmigrantes se explica por el


crecimiento económico español y el diferencial de renta, es decir, el contraste
riqueza-pobreza en cuanto a nivel de vida. En referencia a los colectivos más
numerosos en Castellón, por ejemplo, la renta p er cápila española supone
multiplicar por siete la de Perú o Colombia, triplica la de Brasil o duplica la de
Argentina. Los contrastes con otros países como Ecuador, Honduras o Nicaragua
todavía son más flagrantes, mientras que algo similar ocurre si se utilizan en el
análisis indicadores como las calorías ingeridas por persona y día, los índices de
fecundidad o los valores del i d h (índice de Desarrollo Humano) (Cuadro 5).2

2. La comparación es más significativa si incluimos en el análisis las cifras de Níger, con­


siderado hoy en día el país más pobre del mundo.

364
IN M IG R ACIÓ N Y CO M ERCIO L A T IN O A M E R IC A N O EN LA PLAN A DE C A S T E LL Ó N

Cuadro 4: Origen de los principales inmigrantes


en la ciudad de Castellón (2006)

Año 2006 Inmigrantes % del total


Rumania 18.688 60,90%
Marruecos 1.975 6,44%
Colombia 1.669 5,44%
Argelia 772 2,52%
Nigeria 723 2,36%
Perú 627 2,04%
China 579 1,89%
Brasil 541 1,76%
Italia 480 1,56%
Argentina 421 1,37%

Fuente: Padrón Municipal de Habitantes, 2006 (Ayuntamiento de Castellón). Elaboración


propia.

Los latinoamericanos suponen en Castellón de la Plana un 15,6% de los


inmigrantes empadronados -cifras próximas al 40% en España-3 y se han
convertido en el colectivo con mayor crecimiento, ya que duplican su cifra en
los últimos cinco años, pasando de 2.651 a 4.793 efectivos (2002 a 2006). La
posibilidad de conseguir una integración más rápida por la afinidad cultural e
idiomática, así como el resultado del efecto llamada pueden ser las claves para
entender esa línea ascendente. Un 68% de estos inmigrantes procedentes de
América Latina tiene pasaporte de Colombia, Perú, Brasil o Argentina, aunque
los contingentes de Venezuela, Ecuador o Cuba también son relevantes a efectos
estadísticos. A escala estatal, en contraste, los ciudadanos más numerosos son
los ecuatorianos (segundo país que aporta inmigrantes por detrás de Marruecos
y por delante de Rumania), que tienen un menor peso en Castellón.

3. L ora - T amayo D ’o c ó n , Gloria, “La inmigración de Iberoamérica en la España actual. El


ejemplo de Madrid-, E iras R o e l , A. y G onzález Lo p o , D . L., La inm igración en E spaña, Santiago
de Compostela: Universidad de Santiago de Compostela, 2004, p. 298 (173-206).

365
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS, CULTURALES Y COMERCIALES

Cuadro 5: Principales indicadores socioeconómicos de los países


latinoamericanos
índice de desarrollo
humano
Países RPC ISF PU A Calorías Posición Valor
Argentina 7.550 2,5 89,9 3,1 3.144 34 0,842
Bolivia 990 3,8 62,4 14,4 2.214 104 0,648
Brasil 4.350 2,3 81,2 14,7 2.926 69 0,75
Chile 4.630 2,2 85,7 4,3 2.844 39 0,825
Colombia 2.170 2,7 73,9 8,2 2.559 62 0,765
Costa Rica 3.570 2,6 47,8 4,4 2.781 41 0,821
Cuba 1.700 1,6 75,3 3,3 2.473 0,791
R. Dominicana 1.910 2,8 65 16,2 2.277 86 0,722
Ecuador 1.360 2,6 65,3 8,7 2.724 84 0,726
El Salvador 1.920 3,4 46,6 21,2 2.522 95 0,701
Guatemala 1.680 4,7 39,7 31,2 2.159 108 0,626
Honduras 760 4 52,7 25,4 2.343 107 0,634
México 4.440 2,8 74,4 8,7 2.944 51 0,79
Nicaragua 410 3,6 56,1 31,4 2.208 106 0,635
Panamá 3.080 2,5 56,3 8,1 2.476 52 0,784
Paraguay 1.560 4 56 6,7 2.577 80 0,738
Perú 2.130 3,2 72,8 10,1 2.420 73 0,743
Uruguay 6.220 2,3 91,3 2,2 2.866 37 0,828
Venezuela 3.680 2,9 86,9 7,4 2.358 61 0,765
España 14.800 1,2 77,6 2,3 3.348 21 0,908
Niger 190 7,3 20,6 84,1 1.966 161 0,274
RPC: Renta per cápita ($). ISF: índice Sintético de Fecundidad (hijos/as por mujer en
edad fértil). PU: Población Urbana (%). A: Analfabetismo (%). Calorías: calorías por día
y persona.
Fuente: Calendario Atlante de Agostini, 2003.

Los hispanoamericanos, junto a los asiáticos, se han convertido en el último


colectivo en protagonizar llegadas masivas a la provincia porque la inmigración
extranjera original en el Levante español desde los años ochenta del siglo xx
ha sido mayoritariamente africana y, en concreto, procedente del Magreb. La
dedicación a actividades como la agricultura y la pesca sirven para explicar
los flujos históricos. Esa tendencia cambia a mediados de los 90, primero con
las llegadas de ciudadanos del Este de Europa y, a continuación, con escaso
margen temporal, las entradas de latinoamericanos y asiáticos.

366
IN M IG R ACIÓ N Y CO M ER C IO L A T IN O A M E R IC A N O EN LA PLANA DE C A S T E LL Ó N

Esta inmigración está provocando una severa transformación social que


agudiza la necesidad de una urgente integración de los nuevos vecinos,
integración que hasta la fecha viene realizándose de forma natural en la faceta
social y residencial, aunque en el aspecto económico los inmigrantes suelen
refugiarse en ocupaciones precarizadas laboralmente y desvalorizadas so­
cialmente.4
El perfil tipo del inmigrante corresponde a varones jóvenes, pero la inmi­
gración latinoamericana en Castellón introduce un signo distintivo -común a
la situación española- como consecuencia del predominio de las mujeres so­
bre los hombres. La situación extrema viene dada por Brasil y Venezuela: un
70,85% de los inmigrantes brasileños son mujeres, mientras que el 60,43% de
los venezolanos también tiene sexo femenino. Esto supone que el índice de
masculinidad es del 41,1% para Brasil y del 65,4% para Venezuela. En Chile ese
indicador alcanza un 96,92%, dado que los inmigrantes chilenos prácticamente
alcanzan la paridad por sexos (65 mujeres y 63 hombres) (Cuadro 6).

Cuadro 6: Estructura por sexo de los inmigrantes latinoamericanos


en la ciudad de Castellón (año 2006)

Países Mujeres % Hombres % Totales


Brasil 384 70,85% 158 29,15% 542
Venezuela 226 60,43% 148 39,57% 374
República Dominicana 79 57,25% 59 42,75% 138
Colombia 932 55,84% 737 44,16% 1.669
México 56 54,90% 46 45,10% 102
Ecuador 202 54,01% 172 45,99% 374
Cuba 129 53,09% 114 46,91% 243
Argentina 220 52,26% 201 47,74% 421
Perú 324 51,67% 303 48,33% 627
Chile 65 50,78% 63 49,22% 128

Fuente: Padrón Municipal de Habitantes, 2006 (Ayuntamiento de Castellón). Elaboración


propia.

4. G arcía B o r r e g o , I. y P ed reñ o C ánovas , A., -La inserción de España en las redes mi­
gratorias internacionales: configuración social y mercado laboral-, en P iq uera s , A. (coord.),
M editerrania migrant. Les m igracions a l País Valencia, Castellón, Universitat Jaume I, 2005,
pp. 63-102.

367
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS. CULTURALES 1 COMERCIALES

La comparación con los ciudadanos de otras nacionalidades afincados en


Castellón depara significativos contrastes: el 53,18% de los inmigrantes de Ru­
mania son hombres (46,82% son mujeres). Y si analizamos a los magrebíes, las
cifras se disparan: un 74,6% de los argelinos son varones (sólo un 25,3% son
mujeres). Algo similar ocurre con Marruecos (66,58% para los hombres) o con
Nigeria (64% de inmigrantes masculinos). El índice de masculinidad para esos
países refleja claramente el desequilibrio: un 293,8% para Argelia, seguido por
el 199,2% de Marruecos, el 178% de Nigeria o el 113,5% de Rumania.
En cuanto a la distribución por edades, los inmigrantes siguen un patrón
típico caracterizado por el predominio de la juventud (Cuadro 7). La pobla­
ción adulta, especialmente la adulta joven, supone el grupo más numeroso; el
porcentaje de jubilados es ínfimo, mientras que los jóvenes representan una
cifra creciente como consecuencia del número cada vez mayor de nacimientos
registrados de madre extranjera, los procesos de agrupación familiar y por la
inminente consolidación en el tejido urbano de inmigrantes de segunda gene­
ración.

Cuadro 7: Estructura por edad de la población española e inmigrante


en la ciudad de Castellón (año 2006)

Grupos de edad Españoles/as % Grupos de edad Inmigrantes %

< 19 años 28.393 19,79% <19 años 6.090 19,86%

19 a 65 91.318 63,64% 19 a 65 24.153 78,77%

>65 23.789 16,58% >65 421 1,37%

143.500 100% 30.664 100%

Fuente: Padrón Municipal de Habitantes (enero de 2006). Elaboración propia.

La pirámide de población de la inmigración, por tanto, mostraría claramente


el dominio de las cohortes adultas sobre una base recortada y justo por debajo
de una insignificante cúspide, reflejándose las diferencias por sexos de forma
evidente en el caso de los hispanos por la mayor longitud de los segmentos de
las mujeres.

368
IN M IGR ACIÓ N Y CO M ER C IO L A T IN O A M E R IC A N O EN LA PLANA DE C A ST ELL Ó N

LOS LATINOAMERICANOS IMITAN LAS PAUTAS RESIDENCIALES


DE LA POBLACIÓN LOCAL

El análisis del Padrón Municipal de Habitantes nos permite estudiar la localización


residencial de los inmigrantes, establecer pautas por nacionalidades y efectuar
comparaciones respecto a la selectiva conducta de la población autóctona a la
hora de elegir un lugar para vivir. Los resultados del estudio aplicado a Castellón,
ciudad que aglutina el 59,1% de los extranjeros de la provincia, permiten destacar
que rumanos y africanos buscan zonas con el parque de viviendas más antiguo
(núcleo medieval y el ensanche decimonónico), mientras que los latinoamericanos
y los ciudadanos procedentes de países desarrollados tienden a la ubicuidad o la
dispersión urbana, penetrando incluso en los barrios de nueva creación.

Mapa 1: Distribución de los inmigrantes y de los inmigrantes latinoamericanos


en la ciudad de Castellón (año 2006)
Fuente: Padrón Municipal de Habitantes, 2006 (Ayuntamiento de Castellón).
Elaboración propia.

La distribución de la colonia foránea empieza a cobrar una importancia


creciente porque en apenas cinco años, entre 2001 y 2006, el número de extranjeros
empadronados se ha duplicado en la ciudad de Castellón y su presión social
-presencia física en determinados sectores urbanos- empieza a ser percibida con
fuerza. Los inmigrantes suponen en la ciudad decimonónica un 26% del total de
habitantes, donde acceden a la vivienda en propiedad o alquiler sin excesiva

369
CAHINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS, CULTURALES Y COHERCIALES

competencia porque la población local está envejecida y el parque de viviendas


va vaciándose ante el desinterés de los españoles por residir en esas zonas donde
afloran problemas como la falta de aparcamiento, estrechez de las calles y escasas
perspectivas visuales, ausencia de nuevas dotaciones (instalaciones deportivas y
jardines de uso privado) y, en ocasiones, hasta resulta reducida la oferta de
comercios con artículos de primera necesidad (alimentación).
No existe, en cambio, una tendencia clara de agrupamiento por orígenes,
circunstancia que estaría en la génesis de la segregación residencial y la
aparición de guetos.5 F.1 riesgo de formación de barrios con marcado carácter
racial parece mínimo a corto plazo, aunque es probable que el casco histórico
se convierta en una zona de dominio inmigrante multiétnico en un futuro. La
formación de esas áreas, no obstante, parece desmarcarse de fenómenos de
degradación urbana -por el momento la gentrificación convive con la realidad
de la inmigración- y de los habituales problemas de inseguridad ciudadana.

Cuadro 8: Localización de los inmigrantes en la ciudad


de Castellón (año 2006)

Edad Posterior a Posterior


Países Siglo xix 1925
Media 1925 1990
Argelia 3,89% 23,32% 81,31% 18,69% 10,10%
Argentina 4,51% 16,98% 52,26% 47,74% 19%
Brasil 2,31% 16,82% 45,84% 54,16% 19,59%
Colombia 3,89% 17,56% 51,83% 48,17% 12,22%
Italia 6,80% 16,29% 46,90% 53,10% 20,21%
Marruecos 3,77% 27,72% 58,67% 41,33% 10,79%
Perú 3,03% 19,30% 50,72% 49,28% 15,39%
Rumania 3,76% 24,15% 59,20% 40,80% 9,69%
España 4,46% 14,51% 42,60% 57,40% 16,62%
Nota: Los porcentajes indican la cifra de habitantes de cada nacionalidad sobre el total
de habitantes de dicha nacionalidad en la ciudad.6
Fuente: Padrón Municipal de Habitantes, 2006 (Ayuntamiento de Castellón). Elaboración
propia.

5. J o h n s t o n , R. J., City a n d Society. An Outline f o r Urban Geography, London, Penguin


Books, 1980, p. 20.
6. La tercera columna (año 1925) agrega los datos de las dos primeras y, a su vez, la se­
gunda (Siglo xix) incorpora los de la primera (Edad Media). Sumadas las columnas tercera y
cuarta obtenemos el total de los inmigrantes empadronados de cada país.

370
IN M IG R ACIÓ N Y CO M ERCIO L A T IN O A M E R IC A N O EN LA PLAN A DE C A S T E LL Ó N

Los latinoamericanos tienen una conducta residencial diferente respecto a la


población foránea en su conjunto. La concentración en el Castellón medieval
o decimonónico no es relevante para los cuatro países con mayor número de
inmigrantes (Cuadro 8), ya que en el casco medieval apenas residen un 4,51%
de los argentinos o un 2,31% de los brasileños, mientras que en el Castellón del
siglo xix las cifras también son modestas. En la ciudad decimonónica, en cam­
bio, es importante la concentración de marroquíes y rumanos. Si ampliamos el
radio de acción a la ciudad previa a 1925 -en ese año se aplica un novedoso
plan urbanístico, el Plan Traver- encontramos residiendo a más de la mitad de
los ciudadanos de Colombia, Perú y Argentina (Mapa 1), pero la nota discor­
dante aparece cuando se analiza el resto de la ciudad, es decir, las barriadas
de construcción más reciente donde, por ejemplo, se concentra el 53% de la
inmigración procedente de Italia y el 57% de los españoles. Los argelinos, ma­
rroquíes y rumanos representan aquí porcentajes minoritarios, mientras que al­
gunos inmigrantes latinos, como los brasileños, adquieren relevancia especial.

Argentina
100 %
Rumania 80% Argelia

Perú Brasil

Marruecos Colombia

Italia España

♦ Antes de 1925 —K— Posterior a 1925

Gráfica 1: Localización de la población en la ciudad de Castellón por barrios (I)


Fuente: Padrón Municipal de Habitantes, Ayuntamiento de Castellón (2006).
Elaboración propia.

371
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS, CULTURALES Y COMERCIALES

Analizando los barrios surgidos con posterioridad a 1990 en el marco del


actual boom inmobiliario, los p a i (Plan de Actuación Integrada) han forzado
una auténtica migración intraurbana de la población local desde el centro de la
ciudad hacia la periferia. Casi el 17% de los castellonenses reside en esas zonas
donde conviven el modelo de ciudad vertical (bloques con espacios comunes
como piscinas, jardines y áreas deportivas) y ciudad horizontal (unifamiliares
adosados). Los inmigrantes empadronados en estas elitistas zonas son escasos
(el 10% de los argelinos o los rumanos), excepción hecha de los italianos, los
brasileños y los argentinos (superan o rozan el 20%), mientras que los peruanos
también aportan cifras nada desdeñables (15%).
Esta tendencia se explica porque los latinoamericanos tienen un acceso más fácil
a la vivienda y, sobre todo, a viviendas de mayor calidad y más modernas que otros
grupos sociales. Otro factor que puede justificar la ubicuidad residencial de estos
colectivos es la búsqueda de residencia en las proximidades del lugar de trabajo
(servicio doméstico), argumento que ayuda a entender igualmente el predominio
de mujeres en los flujos inmigratorios latinoamericanos. También debe destacarse
que una paite nada despreciable de esta inmigración corresponde a profesionales
cualificados (médicos, ingenieros, abogados...) que tienen capacidad suficiente
para imitar en sus pautas de elección residencial a la población autóctona.

Argentina
100%

—♦ —Antes de 1990 —»— Posteriora 1990

Gráfica 2. Localización de la población en la ciudad de Castellón por barrios (II)


Fuente: Padrón Municipal de Habitantes, Ayuntamiento de Castellón (2006).
Elaboración propia.

372
IN M IG R ACIÓ N Y CO M ERCIO L A T IN O A M ER IC A N O EN LA PLANA OE C A S T E LL Ó N

En definitiva, la inmigración procedente de Centroamérica y Sudamérica


supone una inmejorable muestra de integración, ya que los latinos empiezan a
rivalizar estadísticamente hablando con la población europea por su ubicuidad
en el entramado urbano, consiguiendo porcentajes elevados de inserción en
barrios de estatus social medio-alto y, en cualquier caso, logran cierta paridad
entre ubicaciones en el Castellón viejo (barrios anteriores a 1925) y el Castellón
nuevo.

E L COMERCIO DE INMIGRANTES, UN INDICADOR


DE INTEGRACIÓN

La apertura de comercios por parte de los inmigrantes es un fenómeno


relativamente nuevo en Castellón si exceptuamos la densa red de restaurantes
chinos, que inicia tímidamente su expansión desde los años ochenta del siglo
xx. El éxito de estas iniciativas empresariales puede considerarse como un
indicador añadido de integración económica y social, ya que los titulares de
los comercios se inscriben como autónomos en el régimen de la Seguridad
Social y en múltiples ocasiones empiezan a generar puestos de trabajo. Los
establecimientos se convierten igualmente en catalizadores de multiculturalidad,
ya que crean itinerarios para el acercamiento entre culturas a través del
consumo de productos típicos de países lejanos, la trasmisión de costumbres y
el conocimiento de otras realidades gastronómicas, patrimoniales o culturales.
En la actualidad, la diversidad comercial es la tónica imperante y, de
hecho, en el sector de la restauración los ciudadanos orientales empiezan a
ver aumentada la competencia con centros de comida rápida con trasfondo
musulmán -los populares kebabs son regentados por pakistaníes, marroquíes y
argelinos- o restaurantes latinos (México, Perú, Ecuador, Colombia...).
Los locutorios telefónicos y los locales para enviar remesas suelen pertenecer
a grandes cadenas multinacionales o, en cambio, son pequeños establecimientos
tutelados por inmigrantes de diferente procedencia. Las tiendas de alimentación
también están regentadas por empresarios de diversas nacionalidades: abundan
las carnicerías rumanas y musulmanas -muy pronto podrían superar la decena-
; el sector de los tradicionales ultramarinos o coloniales, maltratado por la
apertura de las grandes superficies y por los cambios de hábitos de la sociedad,
empieza a resultar atractivo para ciudadanos latinos y africanos, que regentan
fruterías y comercios de alimentación en general. En cuanto a lugares de ocio,
como discotecas, academias y/o salas de baile, el predominio latino es evidente como
consecuencia del creciente interés social por el baile de salón y la capacidad
de atracción de los ritmos latinos. Por otra parte, los bazares textiles, donde

373
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS. CULTURAIES Y COMERCIALES

pueden adquirirse todo tipo de complementos (alfombras, mantas, sábanas...)


y ropa de vestir, suelen ser propiedad de magrebíes.

Mapa 2: Localización del com ercio tutelado por inmigrantes en la ciudad


de Castellón (año 2006)
Nota: No se representan, por su gran número y ubicuidad, los bazares y los
restaurantes orientales, negocios habitualmente regentados por ciudadanos chinos.
Fuente: Trabajo de campo (enero 2007). Elaboración propia.

Los africanos y, en menor medida los ciudadanos rumanos, copan el sector


de las peluquerías, mientras que los chinos monopolizan los populares bazares
(los antiguos todo a 100). El último formato comercial en sumarse a la diversidad
empresarial de los inmigrantes son las gestorías, donde se agilizan trámites como

374
IN M IG R ACIÓ N Y CO M ER C IO L A T IN O A M E R IC A N O EN LA PLAN A DE C A S T E LL Ó N

los empadronamientos, la obtención de permisos de residencia, la consecución


de la apostilla de La Haya, documentación para obtener el permiso de trabajo,
etc. Actualmente ya funcionan tres de estos centros en Castellón y la mayoría
regentada por ciudadanos rumanos o del Este de Europa. La iniciativa pionera
ha surgido de la Asociación de Inmigrantes de Países del Este, que ha fundado
una agencia inmobiliaria que también funciona como gestoría.
Todos los establecimientos con inmigrantes americanos como titulares (tien­
das de comestibles, bares-tienda, lugares de ocio), así como los restantes nego­
cios relacionados con la inmigración (locutorios, empresas de diversos ramos,
etc.) apuestan por una localización central, imitando las tradicionales tendencias
del comercio y obviando la reciente búsqueda de emplazamientos periféricos en
ciudades de ocio o parques comerciales. Las gestorías cumplen especialmente
este requisito, ubicándose en las proximidades de los centros oficiales o, en su
defecto, en áreas de fácil acceso (Sant Félix, Padre Vela y Puerta del Sol). La
excepción a esta búsqueda de máxima centralidad viene dada por los omnipre­
sentes bazares y los restaurantes chinos, que buscan la dispersión en la ciudad
e incluso emplazamientos periféricos cerca de los grandes centros comerciales
del extrarradio (Ciudad del Transporte, La Salera, eje de la carretera de l’Alcora,
polígonos industriales...).
Los efectos multiplicadores también están presentes en el comercio tutelado
por inmigrantes, ya que los diferentes establecimientos responden en su selec­
ción de emplazamiento a dos normas básicas: prima la búsqueda de lugares
centrales y, sobre todo, ligados a barrios con altas tasas de concentración de
inmigrantes, que suponen uno de sus principales segmentos de demanda; pero
también se busca la proximidad con otros comercios, afines o no, que permi­
ta extraer beneficios -atracción de consumidores- por la concentración de la
oferta.
En algunos sectores urbanos se forman auténticas aglomeraciones de estos
comercios, como ocurre en la Ronda Magdalena (hasta tres locutorios en 25
metros), la calle Navarra (hasta tres restaurantes o kebabs y un locutorio en
100 metros), la calle Arrufat Alonso (dos locutorios, dos kebabs y una carnicería
musulmana en sólo 25 metros) y otros muchos casos. En el casco urbano, no
obstante, hay auténticas calles VIP donde se concentra la mayor densidad de
comercios y la mayoría de las franquicias o tiendas de cadena (las firmas de Inditex
como máximo exponente), en las que el comercio inmigrante no ha penetrado.
Los precios de los alquileres o la saturación comercial pueden servir como
justificación, aunque en viales secundarios muy próximos a la zona privilegiada
(calles Enmedio, Mayor, Colón y alrededores) sí hay locutorios, tiendas de
alimentación y bares de comida rápida (kebab) regentados por inmigrantes.

375
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS, CULTURALES Y COMERCIALES

La globalización económica también deja su impronta particular en el nuevo


centro comercial La Salera, de ubicación periférica, que sigue las tendencias
de los grandes espacios de ocio de otras ciudades. La apertura de un kebab y
un asador argentino en sus instalaciones, donde se concentran gran número
de bares y restaurantes de diferentes cadenas, demuestra que el modelo de las
populares hamburgueserías m ude in u sa empieza a imitarse con éxito y nos
depara un nuevo ejemplo de integración comercial y económica.7

7. Para una mejor comprensión véase: G ómez G il, C., «Multiculturalidad, cambios sociales
e inmigración en la Comunidad Valenciana" P iqueras, A. (coord.) op. cit., pp. 129-151. G onzá­
lez, M. J. y P érez, M. E., Atlas social d e la ciu d a d d e León, León, Universidad de León, 2000,
p. 247. G ozálvez P érez, Vicente, “La inmigración femenina (africana y latinoamericana en la
España mediterránea. Un primer avance» en Eiras Roei., A. y G onzález Lopo, D. L. op. cit.,
pp. 207-224. Knox, Paul, Urban S ocial Geography, an introduction, Nueva York, Longman
Scientific and Technical, 1990, p. 403. López, B. y B erriane, M., Atlas 2004 d e la inm igración
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Autónoma de Madrid, 2004, p. 527. O rtells, V.; Q uerol, A.; Sorlano, J. y Pons, R., Atlas d e
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T ercf.ro Herreros, F. B. (en prensa), -Cambios urbanos en Castelló a tenor de la inmigración
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Nacional de Estadística). Calendario Atlante de Agostini 2003. Instituto Geográfico de Agos-
tini, Novara (Italia).

376
EFECTOS DE LA GLOBALIZACIÓN EN PAÍSES DE AMÉRICA LATINA: POLÍTICAS DE EMPLEO
Y SU IMPACTO EN LOS MERCADOS DE TRABAJO_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _
Rodrigo Núñez Arancibia
Cuerpo Académico de Historia de México
Facultad de Historia, umsnh

INTRODUCCIÓN

La g en era liz a ció n d e los sistem as cap italistas d e p ro d u cció n ha llevad o a


p e n sa r q u e es la ló g ica d el m e rca d o la q u e c o n d u c e al d esarrollo. La o la pri-
vatizad ora ha atrav esad o to d o s lo s c o n tin e n te s, d eja n d o atrás los reg ím en es de
e c o n o m ía p lan ificad a o m ixta. La co n sig n a lib eralizad o ra term in ó c o n los siste­
m as c o m p le jo s d e p ro te c ció n a las industrias n a cio n a les d e m u ch o s p aíses lati­
n o a m erica n o s. A su vez, las reform as in stitu cion ales alteraron los m e ca n ism o s
d e asig n a c ió n d e recu rso s, d ism in u y en d o se n sib le m e n te las p re sio n e s co rp o ra -
tivistas so b re el Estado. La n u ev a d iscip lina m a cro e co n ó m ic a fo rz ó un ca m b io
e n los co m p o rta m ien to s d e los a g en tes e c o n ó m ic o s, e n el sen tid o d e red u cir el
rol in terven cio n ista estatal y d e forzar un p ro c e s o d e re co n v ersió n em p resarial
e n fu n ció n d el au m en to d e la com petitivid ad. El aju ste m a c ro e c o n ó m ic o c o n ­
tribu yó a m ejo rar la e fic ie n c ia e c o n ó m ica , e n la m edida en q u e el cre cim ie n to
p a só a a p o y a rse e n la e x p lo ta c ió n d e las v e n ta ja s co m p arativas y e n el u so m ás
e fica z del capital y d e o tro s facto res d e la p ro d u c c ió n .1
Nada d e e sto e s so rp ren d en te, ni siq u iera o b je to d e d iscu sión m ás a cab ad a.
Las realid ad es d el m e rca d o fo rm a n parte d el n u ev o sen tid o co m ú n . La vasta

1. French-D avis, R., Reform as p a r a A m érica Latina: después d el fu n d am en talism o neoli­


beral, Siglo Veintiuno, Comisión Económica para América latina y el Caribe, 2005, pp. 125-
136.

377
CAHI NOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS, CULTURALES Y COMERCIALES

literatura acumulada en los últimos 15 años acerca de las reformas macroeconó-


micas -políticas de ajuste estructural, programas de apertura comercial, planes
de modernización del Estado- favorece la idea de una cierta convergencia de
los procesos históricos. Esta imagen ha sido bien sintetizada por Francis Fuku­
yama2 al plantear que el mundo se ha movido hacia regímenes democráticos
con economías de mercado. Esto no significa que haya aumentado el bienes­
tar general; no todas las economías industrializadas logran mantener niveles
altos de productividad. A su vez, se mantiene o aumenta la distancia entre las
economías en desarrollo y las de los países desarrollados. Las cifras sobre el
desempleo, la pobreza y la corrupción recuerdan que la perspectiva neoliberal
de una macroeconomía equilibrada como factor de crecimiento es insuficiente.
Resurge el tema del desarrollo y sus condiciones. Se abren interrogantes acerca
de las relaciones que se establecen entre economía y política, entre el Estado
y la sociedad, y, en particular, cómo los patrones de distribución del ingreso
en los países del m e r c o s u r y Chile, y sus tendencias de polarización creciente
-lo cual rebasa los confines de discusión de la «pobreza relativa» o la »pobreza
extrema»- han ido instalándose en las condiciones de creciente vulnerabilidad
(y pauperización) de los sectores medios y pobres en estos países, generando
un clima de «desencanto» o «malestar» general en el conjunto de la población
que se ha manifestado en diferentes frentes.
P o r otro lado, y d esd e la p ersp ectiv a d e la fo rm u lació n d e p o líticas de
e m p le o , un e x a m e n d e los ca so s n a cio n a les a an alizar arroja a sim p le vista un
pan o ram a g en era l d e d ese sta b iliz a ció n d e las form as d e trab ajo asalariad o, el
in cre m en to d e la d eso cu p a ció n y el au m en to d el e m p le o p recario. La in ten si­
dad y las fo rm as q u e a d op tan lo s p ro b lem a s d e e m p le o e n cad a país n o p u ed en
en te n d e rse e n form a aislada sin referirlos a las características del p ro c e s o de
re co n v ersió n e x p o rta d o ra y a su c o n d u cc ió n p o lítica .3 A la hora d e form u lar
p o líticas d e e m p le o e s im portante revelar la ca p a cid a d d e resisten cia d e los
a cto res so cia le s fren te a las m ed id as g u b ern am en tales.'1
Así, nu estro in terés p o r e l tem a d e las p o líticas d e e m p le o se in scrib e en
un a p re o cu p a ció n m ay or a ce rca d e cu á le s so n las c o n d icio n e s del d esarrollo.
La in v estig ación a realizar n o s lleva a form u lar alg u n as re flex io n e s s o b re las
co n d icio n e s p o líticas y las b a se s s o c ia le s d el esta b lecim ien to d e una e co n o m ía
d e m ercad o e n los p aíses m e n cio n a d o s, cu y o d esa rro llo estu v o m arcad o h istó ­

2. El fin d e la historia y el último hom bre, Planeta, 1992, pp. 345-358. F u ku ­


F u k u y a m a , F .,

ha gran ruptura, AtlánLida, 1999, pp. 338-366.


yam a, F .,

3. Ramos, Joseph Q., Políticas d e em pleo e im titu cion alidad la b oral p a r a el siglo xxt, San­
tiago, Chile, Editorial Universitaria, 2003.
4. H o u t a r t , F. y P o l e t , F ., El otro Davos: glob alización d e resistencias y luchas, Plaza y
Valdés, 2000, pp. 129-156.

378
EFECTOS DE LA G L O B A L IZ A C IÓ N EN PAÍSES DE AM ÉRICA LATINA

ricamente por el voluntarismo estatal y la dependencia de los actores sociales


con respecto al sistema político.5
En especial, el conjunto formado por actividades económicas con bajos
grados de productividad, autoempleo de miembros de la familia, empleos con
bajas remuneraciones, empleo ocasional, pobreza urbana, cinturones de mise­
ria en los márgenes de las principales ciudades de América Latina, existencias
de trabajo a domicilio, producción de servicios menores, viviendas precarias,
formas tradicionales de ejercer la participación política y social, delimitan una
colección de fenómenos de antiguo origen en los países de Latinoamérica. Sin
embargo, éstos sólo han sido elevados al rango de problema social en la dé­
cada de los sesenta del pasado siglo, período significado por el «Bogotazo» y
por la revolución cubana. Por otra parte, es uno de los temas de moda en las
ciencias sociales de América Latina en una época en que la región está convul­
sionada por una larga y profunda crisis económica y social.6

E L CONTEXTO DE APERTURA

Pasada la «década perdida» los países de América Latina entran en una fase
de inserción en el mercado mundial, cada uno a su manera y con resultados
muy distintos. Para enfrentar los desafíos de la globalización los Gobiernos de
la región recurrieron, entre otras medidas, a las políticas de ajuste, a la apertu­
ra externa y a los acuerdos de comercio exterior. En este artículo se pretende
analizar la repercusión de dichas políticas en los mercados laborales y en las
políticas de empleo que el nuevo escenario requería en los casos de Argentina,
Brasil, Uruguay -que forman el m e r c o s u r — y Chile. ¿Qué impacto tuvieron las
políticas de ajuste y la política comercial en los mercados de trabajo?; ¿cómo
reaccionaron los Gobiernos frente a dichas impactos: políticas activas y/o polí­
ticas pasivas?; y, ¿qué nuevas realidades institucionales están emergiendo como
consecuencia de las nuevas políticas de empleo?
La comparación de las políticas de empleo y sus resultados en estos cuatro
países toma como punto de partida dos hechos mayores que definen la coyun­
tura de los noventa y la actual. Se trata por una parte de economías abiertas,

5 . O cami’o , J. A. y T h o r p , R . (compiladores), Industrialización y Estado en la Am érica


Latina: la leyenda negra d e la posguerra, Fondo de Cultura Económica, 2003, pp. 23-58.
R osanvallon , P., The New Social Question: Rethinking the Welfare State, Princeton University,
2000, pp. 93-105.
6 . C o r t é s , F ., -La metamorfosis de los marginales: discusión sobre el sector informal en

América Latina» en B r a c h k t , Viviane (coordinadora), Entre polis y m ercado: el análisis socio­


lógico d e las gran des transform aciones políticas y laborales en A m érica Latina, El Colegio de
México, 2001, pp. 117-148.

379
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS, CULTURALES V COMERCIALES

que intentan reducir el papel del Estado en las regulaciones económicas y la­
borales. Por otra parte, estamos frente a Gobiernos progresistas que enfrentan
la inserción global en una fase de restauración de las instituciones del régimen
democrático, lo que implicó hacerse cargo de las demandas de sectores sociales
postergados con diversos grados de organización. Estos dos factores definen en
cierto modo los límites y alcances que pudieron lograr las políticas de empleo
adoptadas en la década de los noventa.7
La apertura externa y la globalización configuran un nuevo escenario para
las políticas de empleo, lo que se aprecia al observar la relación que se estable­
ce entre crecimiento económico y empleo. De manera general, las caídas en la
tasa de crecimiento provocaron un aumento significativo de la desocupación
abierta y del subempleo. En los casos en que ha habido una recuperación del
crecimiento, ésta no conlleva una reacción proporcional en el empleo. Esto
quiere decir que hemos de revisar la idea ampliamente aceptada hasta una
fecha reciente de que mientras hubiera un crecimiento no habría que preocu­
parse del empleo. La relación entre crecimiento y empleo no puede darse por
descontada, ya que los tejidos productivos están en reconversión y, en todo
caso, no tienen gran capacidad de generación de nuevos empleos.8 Por ello el
análisis debe considerar el débil comportamiento de la inversión privada, el he­
cho que las empresas consiguen aumentos de productividad, la introducción de
nuevas tecnologías y también la forma en que los empresarios han reaccionado
frente a la ílexibilización del mercado laboral.9
El margen de acción de los Gobiernos es más limitado y requiere de un
manejo político refinado tanto de los actores empresariales como laborales. No
cabe duda que en economías abiertas a la globalización ya no se pueden aplicar
las políticas tradicionales que daban respuesta a los temas de empleo observa­
das en economías mixtas, con una fuerte intervención del Estado. El concepto
mismo de políticas de empleo cambia de sentido en las economías que buscan
liberalizarse mediante la desregulación. Los programas tradicionales (subsidios,
incentivos) ya no resultan eficaces para lograr la generación de más empleos.
Surgen nuevos arreglos institucionales para enfrentar el problema del empleo
en los cuales hay una variedad de de nuevos empleos y se remultiplican los

7. G ó i.c ii h r , F.rika, Transiciones desde un G obierno autoritario: las d em ocracias delegati-


vas en Am érica la tin a , Universidad de Costa Rica, 2004, pp. 20-26.
8. R o m e r o , J. y F e r n a n d e z , Ó., «Crecimiento, comercio y movimientos de capital en econo­
mías con oferta ilimitada de trabajo-, Fondo de Cultura Económica, en El trimestre econ óm ico,
v. 69, n° 275 (jul-sept 2002), pp. 281-323.
9. D e w G a r z a E. y P r i e s , «Trabajo y trabajadores de América latina en el cambio social», en
B r a c h e t , Viviane (coordinadora), Entre polis y m ercado: el an álisis sociológico d e las grandes

transform aciones políticas y laborales en A m érica Latina, El Colegio de México, 2001, pp.
77-210.

380
EFECTOS DE LA G LO BA LIZ A C IÓ N EN PAfSES DE AMÉRICA LATINA

programas sociales de ayuda a los desocupados. Surgen nuevos arreglos institu­


cionales para enfrentar el problema del empleo en los cuales hay una variedad
de soluciones respecto de quién asume la responsabilidad de definir políticas y
estrategias, quién ejecuta las acciones, y quién las financia.10
Las diversas experiencias se suelen agrupar en políticas activas y pasivas. El
concepto de políticas activas de mercado de trabajo se refiere a medidas adop­
tadas por los Estados nacionales para contribuir a facilitar el ajuste a través de la
eliminación de las barreras arancelarias a la movilidad laboral y fortalecer la ca­
pacidad de respuesta del mercado de trabajo. Este concepto permite diferenciar
desde políticas de mercado de trabajo reactivas o pasivas, que corresponden
a un conjunto de programas dirigidos a aminorar el impacto de la transición o
compensaciones frente a éste por la vía de subsidios o beneficios en ayuda de
los pobres, como por ejemplo la asistencia directa al desempleado a través de la
red de seguridad social.
La distinción entre políticas de mercado pro-activas y reactivas es importante
también en relación con la financiación. Las políticas reactivas son fundamen­
talmente políticas sociales, financiadas por el presupuesto público, mientras
que las políticas pro-activas favorecen la participación del sector privado y la
aplicación de criterios de recuperación de costos. Es el caso por ejemplo de los
programas de capacitación laboral, los cuales obedecen a modificar la oferta
de mano de obra según la demanda empresarial, para facilitar así los aumentos de
productividad requeridos.11
El estudio se inicia con una breve caracterización del nuevo contexto de las
políticas de empleo y del rol del Estado. Luego se presentan los casos naciona­
les siguiendo un esquema de análisis comparativo con un conjunto de variables
comunes:

• El escenario de la transición a la democracia: la situación inicial que he­


redaron los Gobiernos democráticos de parte de los regímenes militares
parece importante para entender las dificultades de la fase de apertura
externa.
• Las políticas económicas de los noventa: el tipo de políticas aplicadas, el
momento que se decide el ajuste, la capacidad política de llevarlo a cabo
y sus principales resultados.

10. Z a r e m b e r g , G., A lpargatas y libros: estilos d e gestión y política so cia l en Argentina y


Chile, c e p a l, 2004, pp. 30-45.
11. C a l v o , G. y P a g é s , C ., Se buscan buenos empleos: los m ercados laborales en A m érica
Latina, Banco Interamericano de Desarrollo, Alfaomega: Temas, 2003, pp. 36-58.

381
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS, CULTURALES Y COMERCIALES

• La evolución del mercado de trabajo: la regulación de ciertas variables crí­


ticas de cada mercado de trabajo frente a políticas económicas aplicadas
(participación laboral, desocupación, subocupación).
• El Estado y las relaciones laborales: las modalidades de intervención de
los Gobiernos democráticos en el sistema de relaciones laborales, la le­
gislación laboral.
• Las políticas de empleo: el tipo de políticas tanto activas como pasivas
implementadas desde que se iniciara la apertura y la flexibilización del
mercado de trabajo.

L ÍM IT E S Y A L C A N C ES D E LAS P O L ÍT IC A S D E E M P L E O

Las políticas de empleo surgen en economías cerradas con un importante


sector público, en las cuales se aspiraba al pleno empleo. Los Gobiernos recu­
rrían a instrumentos macroeconómicos para incidir en el mercado de trabajo
mientras el sector privado estaba en cierta medida subordinado a las políticas
económicas estatales (salario mínimo, regulación de precios, etc.). La forma­
ción de mano de obra barata estaba, en general, a cargo del Estado. Después
del ajuste y de la apertura económica, el contexto cambia completamente.12 Se
abandona el objetivo del pleno empleo a favor de una inflación controlada, se
favorece la movilidad laboral y se modifican las instituciones para lograr la fle­
xibilidad empresarial. El sector privado pasa a ser la principal fuente de empleo
al tiempo que se constata que las economías funcionan con un margen relativo
de desempleo estructural, con subempleo y con un amplio sector informal.13
Los Gobiernos recurren a un conjunto de instrumentos mixtos: programas so­
ciales, apoyo a la pequeña y mediana empresa y programas orientados a las
actividades informales. Entretanto se transfiere la formación y capacitación de
la mano de obra al sector privado manteniendo su financiación con recursos
públicos.14
En poco más de una década se pasó de políticas intervencionistas que su­
ponían la estabilidad en el empleo a políticas de regulación que buscaban la
flexibilidad, y luego, a las actuales políticas de corte asistencial que ofrecen una
protección social limitada a los desocupados. La escena social es similar a la de

12. A r e ix a n o , el al., ¿Sólo innovación gerencial?: la nueva gestión pública, cuasi-m ercados

y esquem a principal-agente, c id f ., 2004, p p . 10-20.


13- G o u s e r t , L ., La protección a l desem pleado: u n a cuestión pendiente, Centro de Estudios
para el Cambio Estructural, 1997, pp. 30-37.
14. C o h én , E., el al., Los desafíos d e la reform a de! Estado en los program as sociales: tres
estudios d e casos, Naciones Unidas-Cepal, 2001, pp. 60-71.

382
EFECTOS DE LA G l O 3 A l IZ A C I Ó N EN PAISES DE AMÉRICA LATINA

los años que dieron origen a la formulación de políticas de empleo (1930-1940),


sólo que ahora se da un mercado globalizado.15
El examen de los casos nacionales arroja un panorama general de desestabi­
lización de las formas de trabajo asalariado, el incremento de la desocupación
y el aumento del empleo precario. La intensidad y las formas que adoptan los
problemas de empleo en cada país no pueden entenderse en forma aislada sin
referirlos a las características del proceso de reconversión exportadora y a su
conducción política. Lo que ocurrió en Argentina es ya un caso paradigmático
de cómo no hay soluciones económicas sin un régimen político solvente. A
la hora de formular políticas de empleo es importante relevar la capacidad de
resistencia de los actores sociales frente a las medidas gubernamentales.16
A pesar de la diversidad de las tendencias observadas en los mercados la­
borales y en las políticas de empleo llama la atención las dificultades que han
tenido los Gobiernos progresistas del mercosur en resolver positivamente el im­
pacto de la globalización en el empleo. En los períodos iniciales del ajuste los
Gobiernos aparecen sacrificando el empleo en aras de los equilibrios fiscales
y de la inserción externa. A medida que la situación se estabiliza tampoco se
puede profundizar en las medidas pro empleo debido a la resistencia de los
actores, en particular de las cámaras empresariales y a la necesidad de contener
los desbordes sociales.17 No es de extrañar entonces que las políticas de empleo
se presenten como un conjunto de programas aislados con escasa innovación
institucional.
Parece estar acercándose el momento en que los Gobiernos de la región
deberán abandonar el leit m otifd e la desregulación, lo cual puede tener efectos
contraproducentes en el largo plazo. La mejora de la competitividad de las em­
presas no pasa por una disminución de los costos laborales sino por asegurar
la inversión productiva. Tampoco se puede enfrentar el desempleo masivo y la
movilidad laboral propia de economías globalizadas desde la antigua institucio-
nalidad. Las categorías laborales salidas del derecho del trabajo y las estadísticas
correspondientes (asalariado, desocupado, trabajador de temporada, etc.) ya no
dan cuenta de la diversidad de experiencias de trabajo concretas, por lo que
se requiere un importante esfuerzo de innovación institucional. La inversión en
capital humano, la creación de una red de protección que cubra una fuerza de

15. Núnez, R., Las transform aciones del em presariado chileno: em presarios y desarrollo,
tesis doctoral inédita, 2004, pp. 323-356.
16. C im a d a m o r e , A., e t a l , Trabajo y p rod u cción d e la p ob rez a en L atinoam érica y el Cari­
be: estructuras, discursos y actores, 2005, pp. 235-280.
17. D e S i e r r a , G. y A i.v a r a o o , M„ D em ocracia, g o b e m a n z a y desarrollo en el mmcosur: h a ­
cia un proyecto p rop io en el Siglo xxt, Unesco-Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales,
2004, pp. 155-185.

383
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS, CULTURALES Y COMERCIALES

trabajo cada vez más móvil, la conveniencia de descentralizar los sistemas de


relaciones laborales y la evaluación de la eficacia de la inversión pública en ca­
pacitación, son algunos de los temas que ocupan las agendas desde principios
de la década.

EL CASO DE ARGENTINA

El primer Gobierno democrático en Argentina tras el derrumbe del régimen


militar en 1983 heredó una situación económica muy delicada, con una deuda
externa sin precedentes y una tasa de inflación superior al 900%. Los desequi­
librios macroeconómicos se ocultaron inicialmente a través del control de pre­
cios y, más tarde mediante el financiamiento inflacionario y el endeudamiento.
Sin embargo, el sistema se derrumbó hacia fines de 1986.
En 1988 el Gobierno de Alfonsín convoca elecciones anticipadas, debido al
escenario de crisis predominante. Menem, ganador en los comicios, aplica un
programa de estabilización monetaria y reformas estructurales que comprende
la apertura de los mercados a la competencia internacional, la privatización
de las empresas públicas, el fortalecimiento de políticas impositivas y fiscales de
inversión y el control de la inflación a través de una caja de convertibilidad. El
objetivo era crear una economía competitiva, diversificada y flexible, capaz de
sortear los choques externos después de un período retransición.
Cabe destacar que la crisis del sector externo argentino se vio particular­
mente agudizada como efecto combinado del aumento del -riesgo país» y el
mantenimiento de una balanza comercial negativa. En cuanto al mercado inter­
no, se mantuvo su contracción como efecto de la pérdida de capacidad adqui­
sitiva de los sectores medios, la elevada desocupación, las altas de interés, el
deterioro de las pequeñas y medianas empresas y la aplicación sistemática por
parte del Estado de medidas de ajuste que afectan aún más la demanda interna
y que fueron paralizando las inversiones en infraestructura.18
Las políticas de los noventa generaron un crecimiento vertiginoso del des­
empleo asociado fundamentalmente a un cambio tanto en las estrategias de las
firmas como de los hogares. Si se realiza un balance, se destaca claramente el
deterioro del mercado laboral a lo largo de la década de los noventa como un
rasgo característico tanto de las fases de crecimiento (1991-1994 y 1996-1989)
como de crisis (1995-1996 y 1999-2000).

18. A c u ñ a , C ., G a u a n i , S . , y T o m á is , M . , Understanding the Political Econom y o f Structural

Reform: the Case o f Argentina, Universidad de San Andrés, pp. 75-93.

384
EFECTOS DE LA G L O BA LIZA C IÓ N EN PAISES DE AMÉRICA LATINA

En primer lugar, se observa un incremento sistemático de la oferta laboral,


como elemento central del todo el período. La tasa de actividad creció un 9,5%
entre 1990 y 2000, estimándose en 13,9 millones de personas la población eco­
nómicamente activa a nivel urbano.
En segundo lugar, hay una importante caída de los puestos de trabajo de
más de 35 horas semanales. Este proceso dejó como saldo una disminución
-entre 190 y 2000- del 10% en la tasa de empleo pleno, lo cual señala un stock
de 9,7 millones de ocupados y un déficit de al menos 1 millón de puestos de
trabajo de estas características.
Dado este déficit, tuvo lugar un aumento en la misma magnitud del subem-
pleo visible, llevando el número subocupados horarios a 2 millones de traba­
jadores. A la vez, la desocupación abierta creció entre 1990 y 2000 un 200%,
alcanzó al final del período y a otros 2 millones de personas.
Por último, los problemas de empleo, medidos en estos términos, alcanza­
ron a principios de esta década al 30% de la población económicamente activa
urbana (4 millones de personas). Si a ello se suma el conjunto del empleo in­
formal -incluida la subocupación horaria (85,8 millones)-, el déficit de empleo
pleno y formal urbano ascendió a 7,8 millones de puestos (57% de la población
económicamente activa).19
Las tendencias seguidas por el mercado de trabajo argentino contuvieron
diversas evidencias acerca del deterioro de la calidad del empleo durante el
período. Por una parte, la subocupación horaria superó rápidamente los dos dí­
gitos, afectando en forma directa a más del 14% de la fuerza de trabajo y a casi
el 20% del empleo. En el mismo sentido, el trabajo asalariado ha experimenta­
do una avanzada precarización en la medida que el trabajo no registrado o en
•■negro» se incrementó en un 130%, pasando a constituir un 38% de la fuerza de
trabajo en relación de dependencia.
Por la misma razón, el empleo privado y formal ha pasado a abarcar sólo
el 25% del empleo total, conformándose como el segmento más instruido, ca­
lificado, joven y feminizado de la fuerza de trabajo. Sólo para este sector la
estabilidad laboral y la legalidad contractual sigue siendo parte de la norma.
En cambio, en el sector informal o no estructurado, la estabilidad laboral ha
seguido perdiendo fuerza legal, lo cual significa un aumento de la precariedad
contractual y de la rotación laboral.
Finalmente, si bien en promedio las remuneraciones se mantuvieron esta­
bles en términos reales, tuvo lugar una fuerte diferenciación de las mismas. El
ingreso laboral mensual cayó en forma sistemática para los puestos de baja

19. F e r r e r e s , O. J., Dos siglos d e econ om ía argentina, 1810-2004: historia argentina en

cifras, Buenos Aires, Editorial El Ateneo: Fundación Norte y Sur, 2005, pp. 76-94.

385
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS, CULTURALES Y COMERCIALES

calificación y de sectores no estructurados (de casi USD550 por mes en 1993


hasta USD 4.000 en el año 2000). Por el contrario, las remuneraciones reales en
los sectores formales, si bien cayeron durante la recesión de hace unos años,
se incrementaron en un 105 entre 1992 y 2000 (de USD 660 hasta USD 730 en
el año 2000).20

E L R O L D E L E ST A D O F R E N T E A LAS R E L A C IO N E S LABORA LES

La intervención del Gobierno de Menem en materia de política laboral pro­


curó en todo momento mantener un diagnóstico coherente con la estrategia
seguida por el programa económico. La flexibilización de los contratos y los
despidos, la descentralización de los convenios colectivos y la neutralización de
las resistencias se constituyeron en medidas necesarias para el éxito del progra­
ma. El éxito inicial del plan de estabilización permitió instalar este argumento
con relativo consenso e la opinión pública.
Por su parte, el desempleo, considerado un efecto natural del proceso de mo­
dernización, fue atendido a través de acciones de reconversión laboral y, de
manera más focalizada, por medio de programas sociales de empleo transitorio.
En ambos casos, procurando evitar toda medida que aumentara costos produc­
tivos o afectara a los mercados. Las reformas institucionales más significativas
en materia de empleo y relaciones laborales apuntaron a reducir las contri­
buciones patronales, flexibilizar los contratos laborales e introducir el capital
privado en el ámbito de seguridad social y la atención de la salud. En el mismo
sentido, se tomaron decisiones tendientes a desregular la intervención sindical
sobre las relaciones laborales.
El deterioro que experimentó el mercado de trabajo urbano fue explicado a
principios de los años noventa como uno de los efectos esperables de un proceso
de saneamiento económico y de incremento de la productividad global. El pro­
grama económico auguraba una pronta recuperación del nivel de empleo en la
medida que avanzara el proceso de reformas. Sin embargo, frente a la temprana
generalización del desempleo, el Gobierno debió poner especial énfasis en el apro­
vechamiento de los diferentes mecanismos para atender en forma directa a la des­
ocupación y sus efectos de conflictividad social. En este sentido, destaca el Sistema
Integrado de Prestaciones por Desempleo (Seguro de Desempleo) y los Programas
de Empleo Directo (Programa de Empleo Transitorio o de Empleo Social).21

20. C a p e l l o , M., Ciclos m acroecon óm icos y fiscales en la Argentina d e la convertibilidad:


principales hechos estilizados, Universidad Nacional de Córdoba, 2003, pp. 21-24.
21. H e l l e r , A. y G r a n a , R., Trabajo asala ria d o y desocu pación estructural, Centro Editor
de América Latina, 1996, pp. 95-99.

386
EFECTOS DE LA G L O BA LIZA C IÓ N EN PAÍSES DE AMÉRICA LATINA

Las prestaciones brindadas por ambas instituciones se concentraban en:


prestación monetaria, pago de asignaciones, cobertura médica asistencial, re­
conocimiento de la antigüedad a efectos previsionales, y posibilidad de contar
con orientación laboral o apoyo en la búsqueda de empleo por parte de ofici­
nas públicas.
La gravedad de la situación del desempleo y la inestabilidad laboral brin­
daron condiciones sociales para la introducción recambios importantes en el
terreno laboral y de las políticas de empleo. Las políticas de empleo del período
1989-2000 se centraron, por una parte, en abordar el problema de las reformas
estructurales y, por otra parte, en atender la reconversión de los desocupados
y atenuar los impactos negativos -política y socialmente conflictivos- que ge­
neraban los procesos macroeconómicos. Con respecto a las políticas activas, el
hito principal lo constituye la ley Nacional de Empleo N° 24.013, promulgada a
fines de 1991, que introdujo una serie de nuevas instituciones.

C O N C L U S IÓ N

Uno de los efectos más notorios de las dinámicas económicas que han
afectado a Argentina en los últimos años es el notorio aumento de los empleos
precarios y del sector informal. Durante la primera mitad de los noventa, el
mercado de trabajo de este país se vio afectado por un proceso de destrucción
de empleo público que redundó en un empobrecimiento de vastos sectores de
la clase media. Fue, sin embargo, en la segunda mitad de la década cuando
se produce un proceso generalizado de pérdida de empleos formales, como
correlato de la crisis recesiva internacional y de la aplicación de una política
económica de convertibilidad cambiaría entre el peso y el dólar. La precariedad
laboral, el subempleo y los empleos informales aparecen hoy en día como
mecanismos de supervivencia que no son objeto de las políticas públicas del
Gobierno argentino.
Ante esta preocupante panorama social, se crearon instituciones y políticas
orientadas a enfrentar las nuevas problemáticas del empleo, aunque pensadas
básicamente como una suerte de -institucionalidad colchón», cuya principal
misión es contener los desbordes sociales. Pero dichas instituciones no cuentan
con mecanismos de financiamiento garantizado y de hecho se debió de recurrir
al endeudamiento externo por la disminución de los aportes de los trabajadores
y empresarios al Fondo Nacional de Empleo.22

22. F ig u e r a s , A., Análisis d e la presen cia d e qu iebras estructurales en e l m ercad o lab oral

d e las regiones econ óm icas argentinas, 1986-1997, Universidad Nacional de Córdoba, 2005,
pp. 66-73.

387
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS, CULTURALES V COMERCIALES

EL CASO DE CHILE

Chile constituye un caso pionero de aplicación de políticas de ajuste, refor­


mas estructurales y apertura comercial. A mediados de los setenta, antes que el
resto de los países de América Latina, un Gobierno militar procedió a aplicar
el ajuste, a liberalizar los mercados, preparando el camino para la inserción en
los mercados externos. Se reduce el tamaño del Estado y se da comienzo a las
privatizaciones. El proceso de reestructuración económica lleva a un aumento
de la tasa de crecimiento del p i b y de las exportaciones, aunque todo ello ocurre
con un alto costo social. En 1989 se recupera la democracia y se inicia un largo
período de Gobiernos de centro-izquierda, la Concertación de Partidos por la
Democracia. El desafío de los gobiernos de la concertación, junto con mantener
las altas tasas de crecimiento, era mejorar la equidad en la distribución de los
resultados del modelo. En el campo laboral esto ha significado asegurar bajas
tasas de desempleo, mejorar los mecanismos de protección social, mejorar el
nivel de formación de la mano de obra y fortalecer el cumplimiento de los de­
rechos laborales, colectivos e individuales.23
Si entre 1989 y 1997 el crecimiento promedio de la economía chilena fue
del 7,5% anual, en 1998 alcanzó sólo un 3,9% y en 1999 se contrajo un 1,1%. El
año 2000 mostró un crecimiento de un 5,4%. Dichas tasas son superiores al pro­
medio de crecimiento de la economía mundial, pero no dejan contentos a los
chilenos porque conducen a un panorama social inquietante: existe una fuerza
de trabajo desocupada de unas 600.000 personas, con lo cual la tasa de desocu­
pación superó los dos dígitos. Y la pobreza extrema, si bien no ha aumentado
con la crisis, afecta todavía a cerca de tres millones de personas de una pobla­
ción total de 16 millones. Con la crisis se produce un cambio de eje. Si bien fue
posible retomar tasas de crecimiento razonables de acuerdo a los estándares
internacionales, y más altas que las de otros países de América Latina, un cre­
cimiento del 7% promedio por una década parece una meta difícil en el corto
plazo sin mediar algunos cambios en la orientación productiva y exportadora
de la economía chilena. Junto con ello, hoy en día un punto de crecimiento ya
no es capaz degenerar la misma cantidad de empleos que antaño.24
Entre 1986 y 1994, el número de personas integradas a la fuerza de tra­
bajo pasó de 4.312.000 a 5.553-000, con un ritmo de incremento superior al
crecimiento vegetativo de la población, lo que se explica por la amplia incor­
poración de la mujer a la fuerza de trabajo. En 1994 se produce un punto de
inflexión en la tasa de participación: aunque las personas integradas a la fuerza

23. NCñez, op. cit., pp. 298-320.


24. S il v a , V., Estrategia y ag en d a com ercial chilen a en los añ os noventa, cepal, 2001, p.
52.

388
EFECTOS DE LA G LO BA LIZA C IÓ N EN PAÍSES OE AMÉRICA LATINA

de trabajo siguen aumentando hasta llegar a 5.870.000 en el año 2000, su ritmo


de crecimiento es menor al de la población mayor de 15 años. La reducción del
ritmo de integración a la fuerza de trabajo ocurre especialmente entre los hom­
bres, en tanto las mujeres siguen aumentando o estabilizan su tasa de participa­
ción en torno al 35%, superior al 30% que se observaba a fines de los ochenta,
cifra inferior a los países del m e r c o s u r .
Junto con ello, hasta 1997 las tasas de desempleo disminuyen notablemente,
desde cifras de dos dígitos a un nivel cercano al 6%. Tras la crisis económica,
la desocupación se dispara, superando nuevamente los dos dígitos, y afectando
con especial fuerza a los jóvenes -en el año 2000 casi un 30% de parados en
las personas entre 15 y 19 años de edad y un 20% entre los 20 y los 29-, a las
mujeres -desempleo cercano al 13%- y a las personas de menores ingresos
-casi un 28% entre las personas del quintil más pobre, según la encuesta c a s e n
de 1998. De todos modos, los salarios reales crecieron entre 1990 y 1999 en un
41,6%.
Para analizar en detalle la tendencia a la destrucción o a la más lenta gene­
ración de nuevos puestos de trabajo, es interesante observar cuáles han sido los
sectores productivos que durante los noventa mostraron mayor dinamismo en
la creación del empleo, y en qué medida ello está o no asociado a variaciones
en la productividad laboral. Los sectores económicos primario-exportadores
fueron los que presentaron hasta 1997 las más elevadas tasas de crecimiento en
productividad por ocupado, acompañadas sin embargo por relativamente bajas
tasas de generación de empleo. Los sectores secundarios combinaron elevadas tasas
de crecimiento del empleo con bajas tasas de crecimiento de su productividad,
mientras que el sector terciario exhibe elevadas tasas de crecimiento económi­
co, tanto del empleo como de la productividad.25
En suma, se asiste a una terciarización del empleo. Las actividades econó­
micas de crecimiento más dinámico en los últimos años presentan niveles de
productividad tan elevados que no es necesario demandar más trabajadores,
mientras que muchos otros sectores rezagados o de baja productividad están
generando empleos. En el medio están las actividades secundarias, en las que
la demanda de personal altamente cualificado se ha elevado, pero sin llegar a
niveles masivos de creación de empleo. Esto abre interrogantes acerca de la
inestabilidad que está enfrentando un sector poco atendido por las políticas
públicas: los sectores medios. Dichos sectores experimentaron un proceso de
movilidad social ascendente gracias al acceso a la educación. En época de rece­

25. Mauro, A. y Y A n e z , S., Trayectorias laborales y previsión socia l en Chile en un contexto


d e flex ibilid ad : resultados d e u n a investigación longitudinal, c e p , 2004, p . 95.

389
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS. CULTURALES Y COHERCIALES

sión y de pérdida del empleo el costo de mantener dicho nivel de vida se hace
insostenible por la ausencia de una red de protección social.26
Pero el desempleo abierto no es la única manifestación del problema del
empleo. El subempleo -empleos con salarios inferiores al mínimo o con jorna­
das laborales por debajo de 35 horas semanales- afectaba al 14% de la fuerza
de trabajo en 1987, y aumenta hasta un 17% en 1996, lo que implica que el
volumen de las personas afectadas por el problema del empleo se mantiene en
torno al 22%. Aunque hay información estimada sobre subempleo hacia 2000,
es de suponer que éste se fue manteniendo dentro de los mismos rangos, pues­
to que el desempleo afecta con particular fuerza a los segmentos más vulnera­
bles de la fuerza de trabajo. Esto estaría mostrando una situación de exclusión
de un segmento de la población en edad de trabajar.
Las reformas privatizadoras redujeron marcadamente la proporción de em­
pleados públicos en el empleo total, mientras que la apertura hacia el exterior
hizo disminuir la proporción del empleo asalariado en el empleo total. Antiguos
empleados públicos se transforman en trabajadores por cuenta propia, en mi-
croempresarios o trabajadores asalariados desprotegidos. Algo similar ocurrió
con los trabajadores cesantes del sector bajo reestructuración, que se transfor­
maron en subcontratistas de sus antiguos empleadores, trabajadores por cuenta
propia o asalariados en puestos de trabajo precarios y sin protección. Destaca
el crecimiento de los trabajadores por cuenta propia.
Sin embargo, si se agrega al sector informal, la franja de establecimientos de
6 a 10 trabajadores, en consideración a lo precario de sus empleos, la informa­
lidad emerge como un fenómeno en pleno crecimiento. A través de los años se
fue produciendo una mayor polarización de las ocupaciones concentrándose
los trabajadores más cualificados, de mayores ingresos, imprescindibles para
la empresa, mientras que los trabajadores menos cualificados se han visto des­
protegidos de diversas maneras, incrementando la desregulación ya existente
en el sector informal. A mediados de los noventa se podían apreciar profundas
diferencias en cuanto a la capacitación, a la organización sindical, a la previsión
social y a un nivel adecuado de remuneraciones, entre los trabajadores asalaria­
dos estables protegidos y los trabajadores de formas más inestables y de menor
protección social.27
Pero además de la polarización, la movilidad e inestabilidad de los empleos
son altas, lo que se refleja en la magnitud de la fuerza de trabajo eventual, es
decir, de trabajadores que a lo largo de un año entran y salen de las empresas.
La tasa de rotación es cercana al 50% de los trabajadores y cerca de la mitad

26. R a m o s , J. Q., Políticas d e em pleo e instítucionalidad lab oral p a r a el siglo xxi, Editorial
Universitaria, 2003, pp. 135-148.
27. N ú ñ e z , op. cit., pp. 311-319.

390
EFECTOS DE LA G L O 8 A L IZ A C I Ó N EN PAÍSES DE AMÉRICA LATINA

de los contratos indefinidos tiene menos de 5 años de antigüedad. Estos datos


son señales de alerta por las tasas crecientes de desprotección social de los
trabajadores eventuales y por las bajas tasas de capacitación en los empleos
más inestables. Otro efecto importante es sobre las formas de empleo y contra­
tación. Las empresas han generado formas atípicas de empleo, que se expresan
especialmente en las nuevas modalidades de contratación y de organización del
tiempo de trabajo. Según encuestas de fines de los noventa, los contratos inde­
finidos representaban el 82,8% del total de contratos, en tanto que los empleos
atípicos (contratos a plazo fijo, por obra, por faena o a honorarios) alcanzan a
un 17,4%. Las ramas de actividad de la agricultura y la construcción presentan un
alto porcentaje de formas atípicas (no indefinidas) de contratación (35% y 62%
respectivamente). Esto significa que en Chile hay una alta tasa de salarización,
sólo que los empleos atípicos se concentran en sectores donde la contratación
de mano de obra tiene un carácter más temporal.

E L R O L D E L ESTA D O F R E N T E A LAS R E L A C IO N E S LABORA LES

El mercado de trabajo chileno ha experimentado profundas mutaciones en


las últimas décadas, asociadas a la entrada del país en la globalización con una
oferta exportadora basada principalmente en recursos naturales. Estos cambios
tienen como trasfondo las distintas fases de desarrollo del modelo económico,
caracterizadas por un notable éxito durante casi una década. La globalización
aparece como un proceso que favoreció un gran crecimiento basado en las
ventajas comparativas de los recursos naturales del país, pero que pone mayo­
res dificultades cuando hay que innovar y re-orientar la economía hacia pro­
ductos de mayor valor agregado. El mercado de trabajo se puede caracterizar
como altamente sensible a los ciclos económicos, lo que genera efectos positi­
vos cuando hay alto crecimiento, pero no garantiza mecanismos adecuados de
protección para los momentos de crisis.
Por otra parte, se presentan cambios de carácter estructural. La sensibilidad
del empleo ante los momentos expansivos ha disminuido. Hoy un punto de
crecimiento genera menos empleo que hace una década. Todos estos cam­
bios ocurren en un contexto de debilitamiento de los derechos colectivos y
de organización sindical y negociación colectiva, fenómeno que refuerza la
polarización de los empleos de los sectores productivos más dinámicos y más
rezagados. Frente a ello, las políticas laborales durante los noventa apuntaron
en diversas direcciones, en algunas con más éxito que en otras. En el ámbito de
la protección social, ante la privatización de los sistemas de salud y previsión,
se mejoraron ciertos aspectos. Redefensa de los derechos de los usuarios o be­

391
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS, CULTURALES Y COMERCIALES

neficiarios, pero se mantienen las inequidades propias de sistemas mercantiles


y no solidarios donde el acceso al derecho depende de la capacidad individual
de pago.
Con respecto a las políticas de empleo, se busca tanto dinamizar el mercado
de trabajo como aumentar las protecciones hacia los trabajadores más vulnera­
bles. Se trata de convertir la flexibilidad laboral radicalmente desreglada propia
de las políticas neoliberales en una oportunidad para la movilidad laboral, vía
programas recapacitación o de inserción laboral. Asimismo, se trata de establecer
mecanismos de protección frente al desempleo, como el seguro de desempleo.
En el corto plazo también se han aplicado programas especiales de empleo
para hacer frente a los momentos de crisis.28
Los desafíos de fondo consisten en identificar los sectores productivos más
dinámicos y aumentar la empleabilidad de la mano de obra de los sectores
en declive. También es clave hacer coincidir el aumento del empleo con el
aumento de productividad. Frente a estas diversas tendencias que se han ido
consolidando en el mercado de trabajo, los Gobiernos implementaron en la
pasada década diversas políticas, de corte más bien reactivo que se orientaron
principalmente a responder a los nuevos problemas creados por la flexibilidad
del mercado laboral. Esto implica mayor movilidad entre puestos de trabajo a
lo largo de la vida laboral, pero genera también mayor vulnerabilidad social de
las personas frente a situaciones de mayor inestabilidad. Como el empleo es al­
tamente sensible a los ciclos económicos, adquiere una importancia estratégica
la protección de personas que quedan en situaciones de desempleo.29
En términos generales, la política laboral buscó contribuir a cuatro grandes
objetivos: promover los aumentos de productividad en las empresas, fomen­
tar la participación de los trabajadores, fortalecer la capacidad de negociación
colectiva de los trabajadores y reforzar el vínculo entre remuneraciones y pro­
ductividad. En un plano más específico, las políticas de empleo consideraron
tanto componentes proactivos como reactivos. En Chile, durante los noventa,
se dio una combinación de políticas activas, especialmente en el plano de la
capacitación, fortalecimiento de derechos colectivos, reconversión productiva
en zonas de actividad económica en declive, programas de reinserción laboral,
con políticas pasivas como el seguro de desempleo y la protección a los grupos
más vulnerables (jóvenes, mujeres, grupos pobres).
Como principal política pasiva, es muy importante destacar la aprobación
del seguro de desempleo en el año 2001, constituyéndose en un mecanismo
de protección a los trabajadores que quedaban cesantes, otorgándoles un

28. R a m o s, op. cit., pp. 170-178.


29. A m aro y Y á n e z , op. cit., pp. 123-140.

392
EFECTOS DE LA G l O BA L IZ A C I Ó N EN PAISES DE AMÉRICA LATINA

ingreso durante seis meses que varía según su promedio de remuneraciones


en su último empleo. El financiamiento del seguro proviene de un porcentaje
bajo cotizado mensualmente por los propios trabajadores, y un porcentaje ma­
yor cubierto por la empresa. Por su parte, el Estado contribuye con un fondo
especial que cubre aquellos casos donde las cotizaciones sean muy bajas.

C O N C L U S IÓ N

Aún manteniendo las tendencias generales de la región en el sentido de un


mayor desempleo, Chile presenta tendencias diferentes no sólo porque su eco­
nomía ha mantenido un promedio de crecimiento elevado sino también porque
ha mantenido comparativamente un alto nivel de asalarización de su fuerza de
trabajo, lo que refleja que el sector formal no ha sido fuertemente afectado por
diferentes crisis.
Históricamente la particularidad del caso chileno es que las reformas
económicas y el ajuste estructural fueron implementados a mediados de
los setenta por una alianza de militares y empresarios en el marco de un
Gobierno dictatorial, sin diálogo ni negociación colectiva. Dichas reformas
tuvieron un altísimo costo, reflejado en un alto desempleo y una elevada
proporción de la población en condición de extrema pobreza. En los noven­
ta, con la llegada de los Gobiernos democráticos, se abren espacios de diálogo y
participación de los actores sociales con respecto al código de trabajo, pero no
en cuanto a las políticas de empleo, tema ausente durante la mayor parte de
la década debido a que se asumió que las altas tasas de crecimiento garan­
tizaban bajas tasas de desempleo. De hecho, uno de los grandes vacíos del
caso chileno es la ausencia de una institucionalidad pública expresamente
orientada a enfrentar las nuevas problemáticas del empleo. Sin embargo, las
crisis económicas como la de 1998 se manifiestan en tasas de desempleo
que se disparan por encima de los dos dígitos. Se abre la discusión sobre si
el desempleo es estructural o se trata más bien de un «efecto-rezago» propio
de todos los procesos reactivadores. Sea cual sea la respuesta, de todos
modos las políticas actuales parecen estar más orientadas a asegurar la flexi-
bilización laboral que a incrementar efectivamente la protección social, más
allá de la aprobación del seguro del desempleo y las reforma al Código del
Trabajo, cuyas prestaciones en el primer caso, son de bajo monto y escasa
cobertura.

393
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS. CULTURALES Y COMERCIALES

E L CASO DE BRASIL

Desde mediados de la década de los setenta la economía brasileña comien­


za a reflejar señales de agotamiento del modelo económico de inspiración
keynesiana centrado en la intervención estatal. Los sucesivos Gobiernos mili­
tares desde fines de los sesenta aplicaron políticas monetaristas, cuyos efectos
negativos se pusieron de manifiesto a principios de los ochenta (Gobierno de
Figuereido). Brasil se endeudó y a comienzos de la década de los ochenta ha­
bía pasado de ser país importador a convertirse en país exportador de ahorro,
vertido al exterior para el pago de intereses sobre una deuda externa calculada
en 100 millones de dólares. Ese contexto explosivo llevaría al término del ré­
gimen militar. José Sarney, primer presidente democrático, intentó desde 1985
controlar la altísima inflación heredada del régimen anterior a través de diversos
planes económicos, siendo el principal el Plan Cruzado, consistente en medidas
de congelación de precios y fijación de salarios. El plan fue lanzado junto con
la moratoria del pago de la deuda externa en 1986. Los resultados a corto plazo
fueron positivos, provocando un auge del consumo y del crecimiento econó­
mico. Sin embargo, el Plan Cruzado no pudo sostenerse en el tiempo debido a
las presiones del sector financiero que llevaron a poner fin a la congelación de
precios. Al final del mandato de Sarney la inflación volvió a disparase a cifras
de dos dígitos mensuales.30
A finales de 1989 triunfó en las elecciones Fernando Collor de Mello, un po­
lítico joven que hizo su carrera a la sombra del régimen militar, quien al asumir
el cargo de presidente de la República anunció el Plan Brasil nuevo, que en
líneas generales adoptó el modelo neoliberal de apertura de la economía, con
la privatización de empresas estatales a través del Programa Nacional de Deses-
tatización, en el marco del cual fueron vendidas 33 empresas del sector público
por un monto total de 8,6 billones de dólares. Las empresas privatizadas per­
tenecían en su mayoría a las ramas siderúrgica, petroquímica y de fertilizantes.
Sin embargo, el Gobierno fracasó en sus principales objetivos: control de la
inflación, fin de la recesión y disminución del desempleo. Las medidas de com­
bate a la inflación (reducción de liquidez de la deuda pública interna, fijación
de salarios y congelación de precios) no lograron un resultado duradero.
En un contexto de inflación crónica, nivel de actividad deprimido e incer-
tidumbre económica, la tasa de inversión para ese año cayó por debajo del 14%
del p ib . A ello se sumó la incertidumbre política, puesto que Collor de Mello
debió renunciar a la Presidencia de la República en 1992 tras una serie de de­
nuncias de corrupción en su contra. En 1992 asumió interinamente como nuevo

30. G u e d e s , T., B razil in the netv decad e: sea rch in g fo r a fu tu re, Center for Strategical and

International Studies, 2000, pp. 123-140.

394
EFECTOS DE LA G LO 6 A LIZ A C IÓ N EN PAISES DE AMÉRICA LATINA

presidente Itamar Franco, quien intentó imprimir a su gestión una imagen de


austeridad y ética en el manejo de las finanzas públicas. A finales de 1993 el
ministro de Economía (Fernando Henríquez Cardoso) presentó el Plan Real de
Estabilización, que terminó con los ajustes monetarios automáticos del gasto e
implemento una nueva unidad, llamada Real, en julio de 1994.
El Plan tuvo éxito antiinflacionario notable y eso llevó a Cardoso a triunfar
en las elecciones de 1995. En su Gobierno se inició un proceso de privatización
de empresas estatales, incluyendo parte de las actividades de Petrobrás y de las
Telecomunicaciones. Junto con ello, se adoptaron nuevas medidas de control
del gasto fiscal. Los resultados de esta política muestran una bajada significativa
de la tasa de inflación y un aumento de los salarios de los funcionarios públicos.
Pero por otro lado, se inicia un aumento muy importante del desempleo.31
El desempleo es un fenómeno más reciente en Brasil. Durante el período
de industrialización de la economía brasileña, entre 1930 y 1980, el país sufrió
diversos problemas, como bajos salarios, ausencia de políticas sociales univer­
sales y extrema concentración de la riqueza. Sin embargo, el desempleo era
una realidad visible. Esto empieza a cambiar en los años ochenta, la tasa de
desempleo se vuelve a reducir, aunque situándose en niveles más elevados que
en los setenta. Pero entre 1989 y 1999, la tasa de desempleo a nivel nacional
más que se triplicó, pasando de un 3% a un 9,6%, afectando especialmente a
las mujeres y jóvenes.32
Con todo el dramatismo que encierra, este aumento del desempleo no per­
mite dimensionar en su totalidad los problemas que hubo de afrontar el mer­
cado de trabajo, ya que los datos se refieren solamente al desempleo abierto,
es decir, aquellas personas que estuvieron efectivamente buscando un empleo
remunerado sin encontrarlo. Pero son muchos los trabajadores que ocultan su
situación de desempleo realizando actividades de carácter irregular o disconti­
nuo, conformando el llamado desempleo oculto. La industria de transformación
continuó siendo el sector con relaciones de trabajo más formalizadas. En los
demás sectores -especialmente en la agricultura, la construcción, el comercio y
los servicios- la informalidad en los empleos es lo que predomina. Una de las
expresiones más visibles de la informalidad es el bajo grado de cobertura de la
previsión social, que alcanzó a finales de los noventa un 60% de los trabajado­
res del sector privado -casi 40 millones de personas no accedieron a ella.33

3 1 . Sáinz, P., La econ om ía brasileña an te el P lan Real y su crisis, c e p a l , pp. 65-80.


32. W o l t e r m a n , S., Transitions in Segmented L abor Markets: the Case o f Brazil, P. Lang,
2004, pp. 135-180.
3 3 . C ovarrubias , V., A., M ercados d e trabajo y subsistemas d e em pleo en M éxico y Brasil,
Colegio de Sonora, 2000, pp. 56-88.

395
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS, CULTURALES Y COMERCIALES

Históricamente, las políticas de empleo fueron implementadas en Brasil de


manera puntual y descoordinada, hasta que en 1975 se creó el Sistema Nacional
de Empleo ( s i n e ) , de acuerdo con la convención N° 88 de la orr (Organización
Internacional del Trabajo) sobre Sistema Público de Empleo. El s i n e pasó a rea­
lizar labores de intermediación de mano de obra, es decir, de conexión entre
las plazas disponibles en el sector privado y la disponibilidad de trabajadores
en busca de empleo. De este modo, el s i n e pasó a asumir una posición estra­
tégica dada la ausencia de otras iniciativas de protección frente al desempleo,
funcionando en gran medida como una agencia de empleo de tipo clientelista.
En 1986 fue implementado el Programa de seguro de desempleo. Para finan­
ciar este programa se creó una fuente fija de financiación llamada Fondo de
Amparo al Trabajador ( fa t ) , destinada a cubrir también los gastos de las demás
políticas de empleo.
El f a t es administrado por un consejo de gestión tripartito, el Consejo Delibe­
rativo del Fondo de Amparo al Trabajador ( c o d e f a t ) , que cuenta con participación
de empresarios, trabajadores y representantes del Gobierno, que es responsable
por definición de los gastos y el seguimiento de los programas que cuentan con
su apoyo financiero. A partir de 1995, además del Seguro del Desempleo y de la
intermediación de la mano de obra, el f a t empezó a conceder {mandamiento a
pequeños productores rurales y microempresarios urbanos ( p r o g e r ) y a invertir
en planes de educación profesional. También a partir de este año se instalaron
las comisiones municipales y estatales de empleo, de carácter tripartito, cuyo
papel es acompañar de manera más descentralizada la ejecución de las políticas
de empleo y salariales. Sin embargo, a pesar de las innovaciones implementadas
por el s im e , no puede hablarse en Brasil de la existencia de un Sistema Público de
Empleo ( s p e ) . 34 Esto se debe, entre otros factores, a los siguientes:

a) La construcción del s p e no aparece como una prioridad del ejecutivo fe­


deral ni de los diferentes estados. El ejecutivo federal, por el contrario ha
ido promoviendo de modo sistemático el desvío de recursos desde las po­
líticas de empleo, salarios y formación profesional hasta el financiamiento
de los crecientes compromisos derivados de la alta deuda pública.
b) Las políticas de empleo ejecutada a los niveles estatales son, en la gran
mayoría de los casos, estáticas. El trabajador que recibe su seguro de
desempleo generalmente es enviado a los programas de recalificación
profesional, pero muchas veces sin tener acceso a los financiamientos de

34. B a r b o s a , A., Políticas d e em prego e p r o t e fá o social, Associajao Brasileira de Estudos

do Trabalho, 1998, pp. 102-120.

396
EFECTOS DE LA G LO BA LI2 A C IÓ N EN PAÍSES DE AMÉRICA LATINA

sin acceder al servicio de intermediación de mano de obra ges­


p ro cer, y

tionado por e! s i n e de su estado.

En síntesis, la construcción del Sistema Público de Empleo está limitada


por los dilemas macroeconómicos de Brasil y por las fuertes resistencias que
se oponen a los avances institucionales para la constitución de dicho Sistema,
que hasta ahora se ha revelado sólo como muy heterogéneo, desorganizado
y desprovisto de orientaciones generales. Es importante observar que las ini­
ciativas gubernamentales para la aplicación de medidas de «flexibilización de
relaciones de trabajo», que originalmente fueron planteadas como un camino
para la ampliación de la oferta de empleos, ha terminado jugando a favor del
deterioro de los indicadores de eficacia de las políticas de empleo, por medio
de la substitución de empleos de calidad por un menor número de puestos
de trabajo que, en la mayoría de los casos, están desprovistos de los derechos
sociales consagrados por la Constitución Federal.35
Los países que, como Argentina adoptaron el mismo camino, llegaron a
conclusiones muy pesimistas sobre los impactos de la flexibilización laboral.
Los estudios, por ejemplo, sobre las medidas que se tomaron en Francia de
reducción de la jornada de trabajo a 36 horas pueden producir efectos más de­
seables, vinculados a otras iniciativas más amplias de generación de empleos.
El Gobierno brasileño, sin embargo, no aceptó discutir medidas de reducción
de la jornada laboral para todos los trabajadores. Por último, se debe resaltar
que la construcción del Sistema Público de Empleo depende del desempeño
más general del mercado de trabajo. Tasas de desempleo elevadas y creciente
precarización del mercado de trabajo no pueden ser revertidas apenas con po­
líticas de empleo locales y regionales.

C O N C L U S IÓ N

Brasil se fue enfrentando a finales de la década de los noventa a ciclos


sucesivos de hiperinflación, bajo crecimiento del productivo, altos niveles de
endeudamiento y tasas de desempleo crecientes. Todo ello ha profundizado
las brechas históricas que hacen del país uno de los que presenta mayor des­
igualdad en la distribución del ingreso en América Latina. En este contexto, el
sistema nacional de empleo brasileño ( s i n e ) presenta la particularidad de estruc­
turarse partiendo de las demandas del sector privado hacia los requerimientos
de políticas públicas, jugando un importante rol los gremios empresariales en el
fomento a la creación de redes y eslabonamientos productivos.

35. W olterm an, op. cit., pp. 181-200.

397
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS, CULTURALES » COMERCIALES

El sistema de empleo está fuertemente centrado en el entrenamiento profe­


sional y la intermediación laboral, aplicando para ello un esquema institucional
descentralizado. Ello otorga al s i n e una gran flexibilidad para adaptarse a los
nuevos paradigmas en la educación profesional y competencias requeridas por
los sistemas productivos regionales. Al hacer un análisis histórico, se aprecia
que durante los años setenta el boom exportador de la economía brasileña
hizo elevar las exigencias de calidad y requisitos técnicos de las empresas, lo
que implicó reformular el sistema tradicional de políticas de empleo. Un hito
importante fue la construcción de centros tecnológicos. Sin embargo, tras con­
solidarse la apertura económica en los ochenta y noventa, se crearon incentivos
para que muchos empresarios se acercaran al sistema, aumentando la disputa
por el acceso a cupos en los programas existentes.
De ahí que uno de los grandes desafíos actuales del sistema siga siendo el
aumento de la cobertura, particularmente en un contexto en que el desempleo
se fue triplicando y cerca del 50% de la fuerza de trabajo presenta algún proble­
ma ele empleo. Para ello, aparecen como preocupantes algunas de las debilida­
des, en especial la alta heterogeneidad de la situación de los distintos estados
federales y la falta de articulación de las políticas y programas a nivel central.

E L CASO DE URUGUAY

Uruguay recuperó en 1985 su institucionalidad democrática. El Gobierno


heredó del régimen militar un país con varios años de recesión económica,
elevada inflación y déficit fiscal y una desocupación de casi el 12%, sumado
a un salario real 50% inferior al de 1972. Su primer objetivo fue lograr la reac­
tivación de la economía sobre la base del crecimiento de las exportaciones y
mejorar los equilibrios macroeconómicos en el marco de una alta conflictividad
laboral y una fuerte inestabilidad política.36 En el plano de las relaciones labo­
rales, frente a la demanda planteada por el movimiento sindical respecto a la
recuperación de los niveles históricos de los salarios reales, el primer Gobierno
democrático buscó institucionalizar los reclamos y lograr un cierto crecimien­
to de los salarios, particularmente en el sector privado, sin que ello implicara
mayor desequilibrio macroeconómico. Para ello se restauró inicialmente el mo­
delo de negociación histórico en el Uruguay, constituido por los Consejos de
Salarios, instituciones tripartitas para negociar salarios y condiciones de trabajo
a nivel de ramas de actividad económica, aunque luego, desde principios de

36. F i n c h , M. H. J., Martin y H en ry , J., La econ om ía política d el Uruguay con tem porán eo,
Banda Oriental, 2004, pp. 273-296.

398
EFECTOS DE LA G LO BA LIZ A C IÓ N EN PAÍSES DE AMÉRICA LATINA

los noventa, fue dejado de lado por procedimientos de negociación colectiva


descentralizados a nivel de empresas.37
En los Gobiernos siguientes (1990-1994 y 1995-1999) hubo importantes pun­
tos de inflexión en los objetivos propuestos. El primer Gobierno de la década
tuvo como meta principal profundizar la apertura de la economía iniciada des­
de mediados de la década de los setenta, para lo cual un hito fundamental fue
la ñrma del Tratado de Asunción, que da nacimiento al m e r c o s u r , en marzo de
1991. Junto con la apertura económica, se buscó reducir el papel del Estado
en las regulaciones económicas y laborales e implementar un nuevo programa
anti-inflacionario, similar al establecido en Argentina, aunque más gradual, pues
el dólar crece menos que los precios, pero no hay pandad entre las monedas.
También se quiso iniciar un plan de privatización de empresas públicas, pero
fue detenido por los resultados adversos de un plebiscito popular.38
Producto de las políticas económicas implantadas, y en directa relación con
los impactos de las crisis externas que afectaron al Uruguay durante la déca­
da de los noventa, el funcionamiento del mercado de trabajo sufrió cambios
importantes. En primer lugar, hubo un aumento de la oferta de mano de obra
reflejado en el crecimiento constante de la tasa de actividad (participación labo­
ral), tanto en Montevideo como en el interior del país. La principal explicación
de este hecho es la mayor integración de la mujer en el mercado de trabajo, al
pasar entre 1990 y 1998 de una participación de un 43,7% a un 49,3%, mientras
que los hombres reducen su tasa de participación del 58% al 56%.39
Una segunda tendencia relevante es que mientras la tasa de desempleo se
mantuvo estable hasta mediados de la década (entre el 8% y 9%), en los años
siguientes dio un gran salto y supera el 12% en 1996, descendiendo luego hasta
un 10,3% en 1998, y volviendo a elevarse tras la devaluación brasileña a un
14% en 2000 y un 16% en 2001. El aumento vertiginoso del desempleo en los
últimos años hasta tasas históricamente altas para Uruguay se explica tanto por
factores internos (cambios climáticos que afectaron a la actividad agropecuaria,
cierre de los mercados europeos y norteamericanos de la carne por fiebre año­
sa) como externos (políticas arancelarias proteccionistas de países del m e r c o s u r
ante la crisis brasileña, débiles medidas anti-cíclicas del propio Uruguay).40

37. P a d r ó n , Á . , -El foro consultivo económico y social de las Comisiones tripartitas: nuevo
escenario para las relaciones laborales- en F a l c h e t t i , Roberto, et al., R elaciones laborales e
integración regional, Universidad Católica Dámaso A. Larrañaga, 1998, pp. 27-50.
38. E l í a s , A., El p a ís d e ¡os cam bios econ óm icos graduales: Uruguay, 1985-1998: un en fo­
q u e neoinstitucionalisla, Trilce, 2000, pp. 20-74.
39. A c u i r r e , R . y B a t t h y á n y , K ., Trabajo, g én ero y ciu d a d a n ía en los p aíses d el con o Sur,
o i t , 2001, pp. 123-124.

40. N o t a r o , El problem a d el em pleo en el Uruguay: diagnóstico y propuestas, Ediciones


de Banda Oriental, 2005, pp. 156-173.

399
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS. CULTURALES V COMERCIALES

Si se amplia la mirada hacia los trabajadores que tienen problemas de em­


pleo, más allá de la alta desocupación, en Uruguay la década de los noventa
también registra tendencias negativas para la fuerza de trabajo, considerando
a los trabajadores en empleos precarios (sin cobertura de seguridad social o
en puestos inestables), informales (trabajadores por cuenta propia o en mi-
croempresas) o subocupados (que trabajan menos de 40 horas y desean traba­
jar más). Las variaciones del desempleo y el subempleo están correlacionadas
directamente con la tasa de crecimiento de la economía, aumentando en los
períodos recesivos, en tanto que los trabajadores precarios y los informales no
tienen relación con el ciclo económico, lo que parecería indicar su carácter
estructural.41
La estructura del empleo tuvo en estos años también cambios importantes.
Las actividades primarias (minería y agricultura) mantuvieron su participación
en la población ocupada y creció la participación de las actividades de comer­
cio y servicios entre 1991 y 2000, del 53,3% al 76,6% (en Montevideo). La in­
dustria manufacturera, en cambio, redujo su participación en el mismo período
del 21,1% al 15, 5%- La crisis de la industria se explica por la política anti-infla-
cionaria, que redujo la competitividad externa del sector, junto con el cambio
tecnológico, que también destruyó puestos de trabajo. Otro cambio relevante
fue el aumento del empleo privado, que pasó de un 52,2% del total de la po­
blación ocupada en el año 1991 a un 56% en 2000, mientras que en los mismos
años los empleados públicos pasan del 22,7% al 16,6%. La reducción de los
funcionarios públicos se explica por la existencia de una política de no reponer
vacantes, a lo que se agregan diversos programas de retiros incentivados en la
administración central y las empresas públicas, durante la década.

E L R O L D E L E STA D O F R E N T E A LAS R E L A C IO N E S LABORA LES

En los primeros años de la década de los noventa Uruguay inició un proceso


de transformación de las relaciones laborales con efectos muy trascendentes en
cuanto a la negociación colectiva, las condiciones de trabajo y la legislación
laboral. Con la vuelta de la democracia (1985) el Gobierno decidió que los
Consejos de Salarios -instituciones tripartitas de negociación salarial por ramas
de actividad, creadas en la década del cuarenta- funcionaran nuevamente con
el objetivo de canalizar las demandas salariales de las organizaciones sindicales.
Sin embargo, en 1991 el Gobierno resuelve dejar de tener una participación
activa en la negociación colectiva. A partir de este momento la negociación

41. N o t a r o , J., op. cit., pp. 180-201.

400
EFECTOS DE LA G L O BA LIZ A C IÓ N EN PAISES DE AMÉRICA LATINA

sectorial tradicional se reduce año tras año hasta casi desaparecer. En forma
paralela se desarrolla una negociación colectiva con las empresas, cuyos conve­
nios tienen vigencia sólo para los trabajadores de las mismas, cuyos contenidos
incluyen además de los salarios diversas formas de flexibilidad salarial, horaria
y de organización del trabajo.42
Junto con la retirada del Estado del ámbito de la negociación de las con­
diciones de trabajo, la legislación laboral sufre diversas modificaciones. La le­
gislación protectora del trabajador individual tiene un desarrollo permanente
hasta 1989, y desde ese año en adelante no se aprueban nuevos derechos.
Las disposiciones legales de la década del noventa tienen dos preocupaciones
centrales: la creación de ámbitos institucionales de participación de los actores
sociales, y la adopción de medidas orientadas a reducir costos laborales. Con
este objetivo se acentúan las medidas orientadas a la flexibilidad salarial y se
han iniciado recientemente iniciativas para reducir costos laborales. Se impul­
san medidas orientadas a la flexibilidad salarial y se inician iniciativas tendentes
a reducir la rigidez en cuanto al ordenamiento del tiempo de trabajo (jornada
laboral, licencias, descansos y vacaciones).

C O N C L U S IÓ N

Uruguay, tras la crisis mexicana de 1995, experimentó un gran aumento de


la tasa de desempleo, alcanzando cerca de un 15% que casi duplica los niveles
históricos, situados en torno al 8%. Las cifras disponibles hablan de la emergen­
cia de un desempleo de corte estructural, que se expresa en el hecho de que
los desempleados tarden cerca de 36 meses en recuperar su empleo perdido. La
principal explicación para este fenómeno es la implementación de procesos de
racionalización que han incrementado la productividad, pero no los puestos de
trabajo. A ello se debe sumar el que los empresarios uruguayos hayan asumido
una política de ajuste pasivo, sin mostrar preocupación por la generación de
nuevos empleos. Esto es una muestra de su desconcierto frente a una reconver­
sión productiva cuyos resultados finales son aún inciertos.
En el plano de las relaciones laborales, Uruguay introdujo en los años no­
venta una fuerte desregulación, cuya mayor expresión se dio en el plano de
la negociación colectiva hacia el bipartismo, con la retirada del Gobierno, su
descentralización al nivel de empresas —lo que de paso redujo su cobertura del
90% al 25%-, y la ampliación de las temáticas negociadas, trascendiendo los
acuerdos salariales (Notaro, 2005: 273-295).

42. E l ía s , op. cit., pp. 55-60 y 93-110.

401
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS. CULTURALES Y COMERCIALES

Con respecto a las políticas de empleo, se hizo durante los años noventa un
esfuerzo importante, en comparación de los otros países del MERCOSUR, para
instalar una nueva institucionalidad para el empleo ( d i n a e y j u n a e ) , pero ha teni­
do un escaso impacto en la empleabilidad de los trabajadores. Este problema se
vio agravado por los liderazgos erráticos de la nueva institucionalidad, que en
un principio tuvieron una actitud pasiva y restringida a la recaudación de fon­
dos entre el 92 y el 95 para luego adoptar una actitud más proactiva pero caren­
te de orientación estratégica entre 1995 y 1999- Uruguay, economía y mercado
laboral de dimensiones pequeñas, se ha visto enfrentado a las problemáticas de
una inserción en los mercados externos sin definir bien su vocación productiva,
elemento esencial para fijar un nuevo modelo de desarrollo.

SÍNTESIS COMPARATIVA DE LAS POLÍTICAS DE EMPLEO


EN LOS PAÍSES ESTUDIADOS

Las nuevas problemáticas del empleo que afrontan Argentina, Brasil, Uru­
guay, Chile y Argentina tienen como denominador común un alto desempleo.
El impacto de los procesos de ajuste estructural se ha traducido en un aumento
de las tasas de desempleo y en una mayor presencia de los empleos informales
y precarios, tendencias frente a las cuales se han ideado diferentes arreglos
institucionales y de políticas públicas para aumentar la protección social de los
trabajadores. Sin embargo, un factor común a los países estudiados es la todavía
baja cobertura real de las redes de protección social y de los sistemas de seguro
de desempleo, a pesar de los avances logrados en la década de los noventa.
Chile fue el primer país en experimentar que las políticas de ajuste y apertu­
ra generan desempleo. Desde mediados de la década de los setenta militares y
grandes empresarios impulsaron las reformas estructurales, luego vino la priva­
tización de las empresas públicas y la desregulación de las relaciones laborales,
entre otros aspectos. Todo ello ocurrió con un alto costo social (disminución de
salarios reales y alto desempleo), pero sentó las bases para que desde 1984 se
alcanzaran elevadas tasas de crecimiento. Los Gobiernos democráticos en los
noventa mantuvieron las políticas económicas, centrando además sus esfuerzos
en la reducción del desempleo y en una política social de reducción de la po­
breza, modelo que ha sido medianamente exitoso, pasando por crisis como la
de 1998, en la que se disparó el desempleo. Distinta es la situación de Argen­
tina, Brasil y Uruguay, donde la primera labor de los Gobiernos democráticos
fue realizar el ajuste estmctural que permitiera un buen desempeño económico
en el largo plazo. La situación que dichos países heredan de los Gobiernos
militares se caracteriza, con matices, por una combinación de estancamiento

402
EFECTOS DE LA G L O 8 A L I 7. A C I Ó N EN PAISES DE AM ÉRICA LATINA

productivo, altísimas tasas de inflación y muy elevados niveles de endeuda­


miento interno y externo.
Ante este delicado panorama, los Gobiernos democráticos deben promover
simultáneamente la reactivación económica -mediante la expansión de la de­
manda a través de aumentos de salarios o fijación de precios y el control del
gasto mediante la reducción del aparato público-, ecuación que no es siempre
fácil de lograr porque muchas veces lleva a sucesivos ciclos de reactivación
y crisis inflacionaria, como lo muestra el fracaso de los sucesivos programas
de estabilización tanto en Argentina como en Brasil. Uruguay ha sido un caso
ligeramente distinto, porque el ajuste se llevó a cabo con mayor lentitud, dada
la fuerza sindical y la oposición popular expresada en un plebiscito antipri­
vatizaciones. Si bien en Argentina el sindicalismo es un actor muy fuerte, éste
negoció su apoyo al programa de ajuste aplicado a principios de los noventa.
El caso brasileño está muy marcado por las heterogeneidades de las realidades
de los distintos estados federales.
El resultado de la evolución de los mercados de trabajo de la región fue
en grandes líneas el mismo -aumento del desempleo-, pero este fenómeno
responde a distintas fases de desarrollo de las respectivas economías. Particu­
larmente en los casos de Brasil y Argentina, el mayor desempleo va acompa­
ñado por un aumento de la precariedad y del empleo informal, ya que ante
la gran caída de los salarios reales, los hogares desarrollan diversas estrategias
para aumentar sus ingresos, lo que explica el aumento creciente de las tasas
de participación laboral femenina. En el caso de Uruguay, el empleo precario
no fue aumentando tan rápidamente porque, pese a que al igual que en los
casos anteriores se ha implementado una política de contención de los salarios
reales, éstos se han mantenido estables, además de existir una red de protec­
ción social y un seguro de desempleo de mayor cobertura, apoyado por una
institucionalidad estatal expresamente diseñada para enfrentar la problemática
del empleo ( d i n a e ) .
Chile, por su parte, enfrentó al igual que el resto de los países un alto nivel
de desempleo, cercano al 10%, pero el nivel de subempleo es menor compa­
rativamente que en los demás casos.43 Además, los salarios reales se elevaron
durante la década de los noventa, y la fuerza de trabajo mantiene, en relación
con otras, altos niveles de asalarización. Se trata, por tanto, de un mercado de
trabajo comparativamente más formalizado aunque enfrentado igualmente a
la problemática del desempleo. El aumento de la tasa de desocupación por
encima de los dos dígitos es algo que parece ser una realidad estructural más

43. Aunque no se dispuso de mediciones exactas se estima el subempleo en un 14%, lo


que sumado a la subocupación se traduciría en un cuarto de fuerza de trabajo con problemas
de empleo.

403
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS. CULTURALES Y COMERCIALES

que coyuntural debido a que los sectores con mayor crecimiento no son gene­
radores de empleo. El Gobierno se encuentra abocado a enfrentar esta fase de
-crecimiento sin empleo» mediante políticas activas de nuevo cuño como son
la atracción de inversiones (Programa Todo Chile de c o r f o ) y el programa de
aprendizaje continuo Chile Aprende Más.

G O B IE R N O S R E SP O N S A B L E S D E CRISIS

El Estado ha asumido distintos roles de acuerdo a las prioridades definidas


por cada Gobierno (ver cuadro comparativo de las políticas de empleo). En Ar­
gentina y Brasil se buscó inicialmente aplicar medidas de ajuste fiscal al mismo
tiempo que ampliar el poder de compra de los trabajadores, pero ello derivó
a finales de la década de los noventa en una hiperinflación descontrolada. En
Uruguay, las primeras medidas fueron orientadas a la contención de las deman­
das salariales. Chile marca la diferencia con un esquema en el que los Gobier­
nos de la Concertación promueven instituciones de diálogo social, con énfasis
en alcanzar una mayor equidad social y en fomentar el desarrollo productivo,
diálogo que se rompe en período de crisis.
En el caso argentino, aparece como clave la relación entre el Estado y las
centrales sindicales. El Gobierno peronista de iMenem mantuvo y profundizó
las medidas de ajuste iniciadas por el Gobierno del radical Alfonsín, pero esta
vez acompañadas de una fuerte contención de los salarios y medidas de flexi-
bilización laboral. Para que ello no derivara en protesta social generalizada, se
negoció directamente con una central sindical del mismo partido del presidente
(justicialista) la aplicación de las medidas. El Gobierno radical a finales de los
noventa se ve enfrentado a los desastrosos efectos de la paridad cambiaría (so­
bre-evaluación de la moneda nacional) además de un altísimo nivel de endeu­
damiento interno y externo, pero ya no cuenta con el apoyo de los sindicatos,
lo que le produce además problemas de gobernabilidad política. La salida a
esta situación ha sido lenta.
En el caso brasileño, por su parte, es fundamental considerar el nivel de des­
articulación entre el nivel federal y los niveles de acción del Estado-, si bien hay
regiones donde las políticas económicas y de empleo han tenido mayor éxito,
han surgido con frecuencia estallidos sociales que tienen un fuerte componente
de territorialidad. Otro factor que interviene con fuerza es la relación con los
grupos empresariales y particularmente con el sector financiero, que obstaculi­
zó algunas políticas del Gobierno de Sarney, llevó en cierta medida a la caída del
Gobierno de Collor (acusado de corrupción) y afectó severamente la gestión
del Gobierno de Cardoso por el problema del endeudamiento.

404
EFECTOS DE LA G L O BA LIZ A C I ÓN EN PAISES DE A M É RI CA LATINA

En Uruguay, el papel del Estado durante los años noventa fue desestruc­
turar el sistema antiguo de relaciones cuya institución emblemática fueron los
Consejos de Salarios, y crear uno nuevo, de carácter bipartito, más orientado a
favorecer la empleabilidad y el desarrollo de competencias de los trabajadores.
La creación de la Dirección Nacional del Empleo y del Observatorio Laboral es
una experiencia pionera, que se mostró como ejemplo a seguir para los demás
países, aunque la puesta en práctica no fue del todo eficiente. En gran medida
fue este esfuerzo de institucionalización de las políticas de empleo y de diálogo
entre los actores laborales lo que permitió en un momento realizar el ajuste sin
los niveles de conflictividad y crisis laboral de sus países vecinos. La lentitud de
la reconversión exportadora se explica por un cierto desconcierto empresarial
ante el riesgo y a la falta de oportunidades de negocio.
Por último, en Chile durante los años noventa el Estado cumplió un papel
en el plano del incentivo al diálogo social, del fomento productivo y de la po­
lítica social. Esquema que con altibajos (como la crisis de 1998) se ha mostrado
insuficiente para recuperar niveles altos de crecimiento con bajo desempleo.
Tras la coyuntura de la crisis, el Estado ha intervenido más directamente en la
creación de empleos en el sector público, en el subsidio a la contratación de la
mano de obra por parte del sector privado y en el fomento a la capacitación,
pero comparativamente aparece rezagado con respecto al caso de Uruguay, en
cuanto a desarrollar una institucionalidad diseñada expresamente para resolver
los problemas de empleo.

PO L ÍT IC A S D E E M P L E O IN S U F IC IE N T E S

Durante la década de los noventa todos los países implementaron como po­
lítica pasiva los sistemas de seguro de desempleo (el caso mas tardío fue el de
Chile, que lo instauró en 2001). En general, aunque están en vigor desde hace
algunos años, tratando de hacer una evaluación más de fondo puede señalarse
que los distintos seguros tienden a tener una baja cobertura, particularmente
en los casos de Brasil y Argentina, lo que se explica por los altos niveles de
precarización e informalidad en el empleo. En todo caso, el sistema de seguro
es altamente insuficiente dada la magnitud de los problemas de empleo. En
cuanto a las políticas activas éstas no se incluyeron en forma integrada a las po­
líticas económicas globales, lo que les fue restando impacto. Los Gobiernos han
implementado programas que persiguen objetivos múltiples: reducir los costos
de contratación, facilitar la inserción laboral, promover la recalificación laboral,
mejorar el capital humano, etc. La variedad de programas no debe conducir a
error: las políticas activas de empleo no parecen haber facilitado la creación

405
CAMINOS ENCONTRADOS. ITINERARIOS HISTÓRICOS, CULTURALES Y COMERCIALES

de nuevos empleos ni tampoco han mejorado la empleabilidad de los trabaja-


dores. Sí está claro que los Estados, a través de las políticas de empleo, están
socializando el costo social del desempleo y están operando para contener los
desbordes sociales. La paradoja está en que el proceso de liberalización lleva a
que la economía siga el curso decidido por los agentes privados mientras que
el estado se hace cargo del costo social de las estrategias empresariales.
En materia institucional, el caso que mostró durante la década de los no­
venta un mayor nivel de estructuración es el de Uruguay, con la experiencia
de la d i n a e . Brasil cuenta con el Sistema Nacional de Empleo ( s i n e ) , que realiza
fundamentalmente labores de intermediación de mano de obra, aunque contó
con bajos recursos y su actuación es muy heterogénea y desarticulada a nivel
de los diversos estados federales y municipales. Argentina contó con un Fondo
Nacional de Empleo destinado a financiar las prestaciones del seguro de des­
empleo y los programas de emergencia ocupacional. En estos tres casos, las
políticas de promoción del empleo aparecen directamente ligadas a las políticas
de capacitación y formación de capital humano.
Chile es el único caso en que no hay una instancia centralizada a cargo del
empleo. En el Ministerio del Trabajo hay una oficina a cargo de la capacitación
( s e n c e ) de acuerdo a los esquemas de «recursos públicos-operaciones privadas»

y también en dicho ministerio se administra el seguro de desempleo (operado


por privados). Las políticas de empleo transitorias se han ido implementando
descentralizadamente. Además están las políticas de fomento productivo, ges­
tionadas desde el Ministerio de Economía y la c o r f o . Sin duda, la ausencia de
una institucionalidad central para el empleo sigue siendo uno de los desafíos
que este país debe asumir.

406
Cuadro comparativo del mercado laboral y políticas de empleo en Argentina, Brasil, Chile y Uruguay

Argentina Brasil Chile Uruguay

- Crecimiento de 8%, 1991-1994


-Crecimiento negativo, 1990 y - Crecimiento de 7,5 %, - Crecimiento de 3,8%, 1985-1990
- Crecimiento de 3%, 1995
Ciclas 1992, ajuste fiscal 1989-1997 - Crecimiento de 4,6%, 1990-1994
- Crecimiento de 6%, 1996-
económicos - Crecimiento de 1,8%, 1990-1999 - Crecimiento de 2,8%, - Crecimiento de 2%, 1995-1999
1998
(0,8% en industria) 1998-2000 - Crecimiento de -1,3%, 2000
- Decrecimiento en 1999-2000

- Entre 1989 y 1999 se triplica la - Disminución tasas de


-Privatizaciones, reducción de
tasa de desempleo de un 3,0 5 a desempleo, 1989-1998,
empleos en el sector público - Tasa de desempleo estable en torno
un 9,6 % de 12% a 6%
- Destrucción de empleos asa­ al 8% entre 1990 y 1995
- Mayor nivel de desempleo - Aumento del desem­
lariados - Luego se eleva a un 11,3% en 1999
Evolución oculto pleo, 1999-2000 (cerca
- Aumento de la desocupación y a un 15, 6% en el 2001
del empleo - Aumento del empleo informal del 10%)
- Aumento de la subocupación - En 1999, 19, 8% de la p e a en em­
- Aumentos de la ocupación en - Subempleo en torno al
- Aumento del empleo informal, pleos precarios, 3,6 % subempleados
el sector servicios 14%
en sectores de baja productivi­ y 19,2% trabajadores informales
- Aumentos de productividad en - Empleo asalariado rela­
dad y alta inestabilidad
la industria tivamente estable

- Aumentos de produc­
tividad y salarios reales
- Caída de los ingresos medios
- Aumentos de productividad y en sectores exportadores - Aumento leve negociado de los sa­
en puestos de baja calificación
Evolución disminución de salarios reales primarios larios reales entre 1985 y 1990
- Incremento de remuneracio­
de los (Industria) - Ingreso mínimo en cre­ - Década de 1990, contención de los
nes reales en el sector formal
ingresos - Altísima desigualdad en la dis­ cimiento real constante aumentos salariales (descentraliza­
- Mayor desigualdad distribu­
tribución del ingreso - Distribución del ingreso ción de la negociación salarial)
tiva
muy desigual, sin varia­
ciones
Cuadro comparativo del mercado laboral y políticas de empleo en Argentina, Brasil, Chile y Uruguay (continuación)

CAMINOS
Argentina Brasil Chile Uruguay
- Tasa de participación
laboral en aumento,

ENCONTRADOS.
-Aumento participación - Aumento de la participa­
especialmente entre
Partid- laboral ción laboral
las mujeres (hasta
pación - Frente a la crisis de - Aumento participación laboral - Incorporación masiva de
1999)
laboral 1998, estrategias familiares la mujer al mercado de
- Leve disminución
de reemplazo trabajo
de la participación

ITINERARIOS
laboral en 2000
- Flexibilización de las
relaciones laborales (con­
- Incentivos a la pro­
tratos flexibles, regulación
ductividad
tripartita del conflicto)

HISTÓRICOS,
- Alza del salario
-Descentralización de - Red de protección social muy débil
mínimo
negociaciones colecti­ - Seguro de desempleo de bajo alcan­
- Diálogo social
vas (alianza Gobierno ce
- Fomento productivo,
/ central sindical más - Baja cobertura de previsión social - Dirección Nacional de
recursos públicos-ope-

CULTURALES
poderosa) (60% de los trabajadores del sector empleo ( d i n a k )
ración privada
Políticas - Privatización de los sis- privado no acceden) - Observatorio laboral
- Políticas sociales
de em- temas de seguridad social - Sistema Nacional de em pleo ( s i n e ) , - Políticas de recalificación
focalizadas a inserción
pleo - Fondo Nacional de que realizaba labores de intermedia­ laboral, desarrollos de
laboral de grupos

1 COMERCIALES
empleo ción de mano de obras, pero con re­ competencias
vulnerables (jóvenes,
- Seguro de desempleo cursos escasos y desarticulación entre - Seguro de desempleo
mujeres, etc.)
que cubre sólo al 10% de el nivel federal central y los niveles
- Política de capacita­
los desempleados estatales
ción; recursos públi-
- Programas activos de - Seguro de desempleo
cos-ejecución privada
Empleo (contención de
- Seguro de desem­
desbordes sociales)
pleo
- Programas de capacita­
ción

Fuente: Elaboración propia en base a los resultados de la investigación.

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